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Orden en el Taller Para que el taller no parezca una leonera, he aquí un montón de propuestas con las que
mejorar su organización y aprovechamiento. Se trata de soluciones que ayudan a tener
cada cosa en su sitio y a mano.
TUERCAS Y ALCAYATAS EN LATAS DE CARAMELOS.
Las piezas pequeñas como alcayatas, tuercas, arandelas, tacos o clavos deben estar bien
ordenadas y a mano. Las cajas metálicas de caramelos o de gominolas son muy bonitas y
resultan muy prácticas para guardar todos estos elementos. Cada caja debe ser etiquetada
para conocer su contenido a simple vista. En el cajón de una mesa y colocadas de canto
apenas ocuparán espacio.
ESCUADRA METÁLICA COMO SOPORTE.
La puedes encontrar en buenas ferreterías. Se trata de una escuadra metálica, como la
utilizada para proteger esquinas de paredes. Esta vez le hemos dado otra utilidad:
atornillada a unos de los laterales de la mesa de trabajo sirve para colocar todo tipo de
herramientas manuales suspendidas de ganchos como los que se emplean para los cachorros
de cocina o lo utensilios para guisar.
LOS SARGENTOS, BAJO EL BANCO.
A veces no se dispone de un sitio adecuado para guardar los sargentos grandes. Bajo la
mesa de carpintero están a mano y no estorban en el trabajo. En este ejemplo se puede ver
un original sistema de almacenaje: consiste en dos cajas de madera atornilladas bajo la
encimera del banco de trabajo. La parte inferior de cada caja lleva un “dentado” en el que
encajen atravesadas las herramientas. Se ha realizado de la siguiente manera: en una tabla
rectangular se traza una línea que la divida en dos a lo largo. Después se practican los
agujeros del dentado con taladro y sierra de corona. Finalmente, se separan las dos mitades
que componen la parte inferior de las cajas.
EN LA PUERTA DE UN ARMARIO.
Las cestas de alambre, los soportes imantados destinados a sujetar cuchillos, las guías para
suspender cazos y espumaderas de cocina se pueden emplear en esta ocasión para ordenar
las herramientas del taller. Todos estos sistemas se aseguran fácilmente a la parte interior
de la puerta de un armario y quedan guardados de forma muy discreta, ya que cuando el
mueble está cerrado permanecen fuera de la vista.
DESTORNILLADORES SUJETOS CON UN VIEJO CINTURÓN.
Una cinta elástica de cierta anchura o un viejo cinturón son dos soluciones perfectas para
sujetar destornilladores, alicates o punzones a la pared. Unos remaches entre los huecos,
con el tamaño de cada herramienta, sirven para asegurarlos a cualquier superficie de forma
fácil. Marca en el muro la altura a la que irá fijado este sencillo sistema (ayúdate con un
nivel de burbuja)… y ¡listo!
TARROS ATORNILLADOS CON TUERCAS Y ARANDELAS.
Los envases de mermelada o confitura, o cualquier tarro de cristal de pequeño tamaño es
una buena solución de almacenaje en el taller, ya que se ve en contenido al instante. Para
que no estorben, la idea ingeniosa es fijarlos a la parte inferior de un estante, y de esta
manera éste pasará a tener doble uso. La tapa metálica del tarro se atornilla a la balda,
pasando el tornillo desde arriba de la misma. Después se colocará una tuerca en el extremo
del vástago roscado, una vez atravesada la madera y la tapa del bote. Cuando se quiera
acceder al contenido de los tarros, sólo hay que desenroscarlas.
BARREÑOS DE RECICLADO.
Tarros de pintura inservibles, envases de plástico, bricks… Hasta que todos estos
recipientes se lleven a los contenedores correspondientes, se pueden guardar en barreños,
asegurados con tornillos a las puertas de un armario. Importante: si los botes contienen
restos de pintura o disolvente, hay que dejarlas boca arriba y en la zona alta del mueble, así
estarán fuera del alcance de los niños.
LAS BROCHAS, A REMOJO.
Cuando se está pintando una pared o un mueble y se tiene que seguir con el trabajo al día
siguiente, las brochas se pueden dejar a remojo en un bote de cristal con el producto
disolvente. Para que las cerdas del útil no se doblen al meterlo en el mismo, lo mejor es que
no toquen el fondo. Un alambre o un listón fino de madera atravesado en el mango del útil
y apoyado sobre la boca del recipiente permite mantener la herramienta suspendida sin que
las cerdas rocen con las paredes, y guardarlo así en un armario del taller hasta nuevo uso.
ESTANTERÍAS EN HUECOS INFRAUTILIZADOS.
En los laterales de la puerta de un garaje, como en nuestro ejemplo, en un rincón de una
habitación, en un hueco estrecho de una pared… La siguiente idea está pensada para ocupar
una zona desaprovechada de la casa. Se trata de una estantería para almacenar tarros,
botellas, cajas, herramientas, etc. Las baldas van encajadas en ranuras practicadas en la
tabla trasera. Las ranuras tienen la misma anchura de los estantes y cierta profundidad, para
que las baldas queden bien sujetas. Los cantos posteriores de éstas y las ranuras se encolan
previamente y, para mayor seguridad, se atornillan desde atrás. En la parte delantera, los
estantes se rematan con tope hecho con un listoncillo de madera para evitar que los objetos
se caigan.
SILUETEAR EL CONTORNO.
¿Me falta un llave o un destornillador? De tanto usarlas, las herramientas, sobre todo las
pequeñas, acaban en los lugares más insospechados y, al final, no es posible saber si están
todas. Para evitar pérdidas, o, por lo menos, para poder controlarlas, nuestra sugerencia es
que dibujes la silueta de cada herramienta en la tabla de madera de la que vayan a colgarse.
Así, cuando acabes el trabajo y las devuelvas al panel, sabrás si está el equipo completo o
no. Distribúyelas en distintas posiciones para facilitar de un vistazo su rápida localización.
BROCAS ORDENADAS POR TAMAÑOS.
Un taco macizo de madera con cierto grosor, que puede haber sobrado de un trabajo de
carpintería, es el mejor sistema para tener a mano las brocas más utilizadas con el taladro
eléctrico. El “invento”, además, sale de lo más económico. Sólo se precisa un trozo de
madera y las propias brocas, con las que practica el agujero en el que luego van a estar
alojadas. Conviene que el mencionado alojamiento tenga suficiente profundidad, para evitar
que se caigan. Al lado de cada agujero se indica el diámetro de cada broca.
SISTEMA GIRATORIO.
¡Una magnífica idea de nosotros! ¿Dispone de envases de quesitos blancos o de “petite
suisse”?: no los tire. Te serán muy útiles. Las bandejas con los envases, que llevan dos, tres
o cuatro unidades, se atornillan con una fijación giratoria en uno de sus extremos y a la
parte inferior de la tabla de algún mueble, por ejemplo, una estantería. Cuando se necesiten
clavos, chinchetas o cualquier otra cosa, sólo hay que girar la bandeja de los quesitos… y,
voilá, los tremendos a mano. Un consejo: no se deben sobrecargar demasiado los envases.
PINZAS PARA SUJETAR HOJAS DE SIERRA.
Las hojas flexibles de sierra son engorrosas de guardar debido a su longitud. He aquí una
propuesta que permite tenerlas a mano y sin peligro de accidentes. Las pinzas empleadas
para sujetar papeles y documentos se emplean en esta ocasión para atrapar las sierras, que
cuelgan atravesadas de ellas. A su vez, las pinzas quedan suspendidas de ganchos
colocados en un panel perforado.
SERRUCHOS ATRAPADOS ENTRE ESPIGAS.
Dos espigas de madera fijadas en paralelo sobre una tabla del mismo material y con una
distancia entre las espigas o tubillones equivalente al grosor del canto de un serrucho. Este
es el sistema elegido para ordenar las sierras manulares en el taller. Los serruchos han de
colocarse con el canto pegado a la pared y el dentado hacia afuera, protegido con una funda
de plástico. La empuñadura debe apoyarse sobre una superficie, por ejemplo una mesa, ya
que las herramientas no quedan “atrapadas” entre las espigas: éstas sólo sirven de apoyo.
GUÍAS EN EL TECHO.
Unas guías deslizantes para cajones de gran tamaño, atornilladas al techo del taller, pueden
servir de soporte a cajas o cestas con material que no se va a utilizar de forma habitual:
cables eléctricos, tomas y enchufes, etc. En el número 154 de BRICO, ofrecimos una idea
similar a la descrita. Los soportes deben ser resistentes para evitar riesgos.
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