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PRESENTACIÓN:
Al cerrar este año 2020 con este número de Palabra
y Vida, tenemos que lamentar muchas cosas adversas
por culpa de la pandemia más mortal de todos los
tiempos: el coronavirus. Pero no podemos quedarnos
solo en lamentos.
El Papa Francisco, al celebrar el 50 Día de la Tierra,
22-4-20, nos ha alertado de que, “por nuestra culpa, la
tierra ha sufrido un gran deterioro, la hemos dañado y
saqueado; no la hemos sabido respetar ni cuidar, ni
tampoco a nuestros hermanos y hermanas. La hemos
saqueado, contaminado y depredado hasta poner en
peligro nuestra propia vida. A causa de nuestro egoísmo,
hemos olvidado que somos custodios y
administradores, y hemos ofendido al Padre bueno que
vela sobre todas sus criaturas. Que hemos pecado contra
la tierra, contra nuestro prójimo y, en definitiva, contra el
Creador. La presente pandemia nos está enseñando
que solo si estamos unidos y haciéndonos cargo los
unos de los otros, podremos superar los actuales
desafíos globales y cumplir la voluntad de Dios, que
quiere que todos sus hijos vivan en comunión y
prosperidad”.
Que la cercana Navidad nos ayude a respetar
nuestra casa común. El Dios-con-nosotros, quiso pisar
nuestra tierra y nos redimió en ella. ¡FELIZ
NAVIDAD! Palabra y Vida
P. Juan Javier Iñigo, C.M.
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1. Noviembre. Solemnidad de Todos los Santos
2020
Evangelio según San Mateo 5, 1-12a.
Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se
acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les
enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres en el
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la
tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los
que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos
de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados ustedes cuando los insulten y los
persigan y los calumnien de cualquier modo por mi causa.
Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será
grande en el cielo.
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1. Textos bíblicos: Ap 7, 2-4.9-14; 1Jn 3, 1-3. Mt 5, 1-12a.
Sal. 23 Esta es la generación que busca tu rostro,
Señor.
Reflexión: Las pasadas generaciones, al aprender en
el catecismo los enunciados de este mensaje de Jesús,
sabían enunciarlas con la expresión “bienaventurados”.
De ahí que Las traducciones posteriores -dichosos,
felices- no sonaban en los labios y en el corazón, de igual
manera que antes y ahora: bienaventurados. Por salir de
los labios de Jesús, tienen el sabor de lo divino y
definitivo. Así, la expresión significa: “los que gozan de
la felicidad plena que es concedida por Dios”. No se trata
de cualquier clase de felicidad, sino la que otorga Dios
gratuita y plenamente, porque así son los dones de Dios.
Y como lo ha proclamado un teólogo en su libro: “Dios es
gratuito, pero no supérfluo”. José María Cabodevilla es
autor de un libro sobre las Bienaventuranzas titulado:
“Las formas de felicidad son ocho”. “La novedad básica
de esta obra radica en que las bienaventuranzas son
estudiadas exclusivamente como maneras o modalidades
de amor. La pobreza, la mansedumbre, la misericordia,
etc., todos estos sustantivos representan nada más que
adjetivos del amor, el cual se revela como un amor pobre,
manso, misericordioso. Ocho maneras de amor que
engendran ocho formas de dicha, pues las
bienaventuranzas constituyen, ante todo, un mensaje de
felicidad”. Jesús, dice el autor, es “el primer
bienaventurado”:
ORACIÓN: Enséñame, Señor, a ser bienaventurado.
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2. Noviembre. Lunes 31º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Juan 14, 1-6
Dijo Jesús a sus discípulos: No se turbe su corazón, crean
en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre
hay muchas moradas; si no, se lo habría dicho, porque me
voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare un
lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy
yo estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el
camino. Tomás le dice: Señor, no sabemos adónde vas,
¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: Yo
soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino
por mí.
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2. Textos bíblicos: Lam 3, 17-26; Jn 14, 1-6.
Sal. 129: Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Reflexión: Escribo estas líneas en plena campaña
contra la pandemia del coronavirus que afecta ya a todo el
planeta con su mortal cosecha. Cada día hay más y más
sobresaltos: más contagiados, más muertes, más miedos y,
como mayor número de pobres por las consecuencias que
llevan consigo los confinamientos.
En esta pandemia se ha dado un fenómeno que nos
lleva a pensar y reflexionar con serenidad y esperanza. Es
lo más apropiado este día de la Conmemoración de los
fieles difuntos, como lo llama la Iglesia. Entre las normas
que se multiplicaban se ha dado una que ha herido la
sensibilidad de muchos cristianos. No se han podido
celebrar los ritos funerarios en favor de los familiares más
directos como son los progenitores. Hay mucha gente,
cristiana y no cristiana, más o menos creyente, que se ha
quedado con esa herida de no poder despedir a los
familiares más entrañables con unas unos ritos que, la
mayoría de las veces, traen paz y sosiego a los que sufren
la pérdida de seres tan queridos.
Las palabras de Jesús, “nadie va al Padre sino por mí”
son un bálsamo en medio del dolor, pero son también una
certeza de que no todo queda en el vacío. “La vida no
termina, se transforma”. Hay una separación dolorosa, a la
que sigue un encuentro gozoso. Miremos al Crucificado.
Su muerte, además de salvadora, nos alecciona por este
paso que hemos de dar necesariamente.
ORACIÓN: Ayúdanos a dar el paso y llegar hasta ti.
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3. Noviembre. Martes 31º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 14, 15-24
Uno de los comensales dijo a Jesús: ¡Bienaventurado el
que coma en el reino de Dios! Jesús le contestó: Un
hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente;
a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los
convidados: Vengan, que ya está preparado. Pero todos a
una empezaron a excusarse. El primero le dijo: He
comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame,
por favor. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes
y voy a probarlas. Dispénsame, por favor. Otro dijo: Me
acabo de casar y, por ello, no puedo ir. El criado volvió a
contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa,
indignado, dijo a su criado: Sal aprisa a las plazas y calles
de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los
ciegos y a los cojos. El criado dijo: Señor, se ha hecho lo
que mandaste, y todavía queda sitio. Entonces el señor
dijo al criado: Sal por los caminos y senderos, e insísteles
hasta que entren y se llene mi casa. Y yo os digo que
ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.
Romanos y judíos: “triclinio” para banquetes.
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3. Textos bíblicos: Flp 2, 5-11; Lc 14, 15-24
Sal. 21: El Señor es mi alabanza en la gran
asamblea.
Reflexión: “Los hombres de la parábola, dice el Papa
Francisco, (3-9-15) que son un ejemplo de muchos, ponen
de relieve un interés, la búsqueda de una recompensa. Si
la invitación hubiese sido, por ejemplo: ´Vengan, que
tengo dos o tres amigos de negocios de otro país,
podemos hacer algo juntos´, seguramente ninguno se
hubiese disculpado. En efecto, les asustaba la gratuidad,
el hecho de ser uno como los demás. Es el egoísmo, el
querer estar en el centro de todo. Cuando se vive en esta
dimensión, cuando uno gira alrededor de sí mismo
termina por no tener horizontes, porque el horizonte es él
mismo. Entonces es difícil escuchar la voz de Jesús, la voz
de Dios. Detrás de esta actitud hay otra cosa, aún más
profunda: es el miedo a la gratuidad. La gratuidad de
Dios, en relación con las experiencias de la vida que nos
han hecho sufrir, es tan grande que nos da miedo.
El dueño se enfadó porque había sido despreciado y
mandó a llamar a todos los marginados, necesitados y
enfermos, por las plazas y los caminos de la ciudad; los
pobres, los lisiados, los ciegos, los cojos. También
nosotros tenemos miedo y pensamos que la santidad se
construye con nuestras cosas, y no, la salvación es
gratuita. Tenemos que abrir el corazón, hacer de nuestra
parte todo lo que podamos; pero la fiesta la hará Él”.
ORACIÓN: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
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4. Noviembre. Miércoles 31º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Lucas 14, 25-33.
Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les
dijo: Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su
madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus
hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo
mío. Quien no carga con su cruz y me sigue, no puede ser
discípulo mío. Así, ¿quién de ustedes, si quiere construir
una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver
si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos
y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que
miran, diciendo: Este hombre empezó a construir y no
pudo acabar. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey,
no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres
podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil? Y si
no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para
pedir condiciones de paz. Así pues, todo aquel de entre
ustedes que no renuncia a todos sus bienes no puede ser
discípulo mío.
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4. Textos bíblicos: Flp 2, 12-18; Lc 14, 25-33
Sal. 26: El Señor es mi luz y mi salvación.
Reflexión: Seguir a Jesús no es solamente una opción
entre otras muchas maneras de hacerse discípulo suyo,
para llamarse cristiano. Por eso, no podemos alegrarnos
de que haya mucha gente en torno a Jesús, como leemos
al comienzo de este episodio. El evangelista parece que ha
cuidado mucho qué palabra poner a este fenómeno: dice
que “mucha gente acompañaba a Jesús”, no que le seguía.
Sus palabras son muy actuales para los cristianos de hoy
que medimos el cristianismo por el número y no por la
calidad. Jesús se da cuenta de lo que sucede y exige
condiciones: posponer a los familiares más directos, es la
primera. Jesús no habla de despreciar, rechazar u odiar a
los que nos unen lazos de sangre o de amor. Se trata de
colocar por valores. Y el valor más absoluto que existe es
Dios. Y nada ni nadie puede ponerse antes que él.
Y, cómo seguir a Jesús, el enviado de Dios, su Hijo,
¿modelo del más alto amor? Cargando con la “propia
cruz”, la de cada uno. Jesús aceptó la suya, la que exigía
el Padre para redimir a la humanidad, la de la persecución
de los que lo ignoraron y condenaron y, sobre todo, la del
amor con que amó a todos. El poeta León Felipe pedía al
carpintero: “hazme una cruz: Los brazos en abrazo hacia
la tierra, el astil disparándose a los cielos, gesto de los
dos mandamientos”.
La cruz, así, es el mejor signo del amor. Y, en una
cruz, y por amor, nos redimió Jesús.
ORACIÓN: Señor, concédeme amar tu cruz y la mía.
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5. Noviembre. Jueves 31º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 15, 1-10
Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los
pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas
murmuraban diciendo: Ese acoge a los pecadores y come
con ellos. Jesús les dijo esta parábola: ¿Quién de ustedes
que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada,
hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga
sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne
a los amigos y a los vecinos, y les dice: ¡Alégrense
conmigo!, he encontrado la oveja que se me había
perdido. Os digo que así también habrá más alegría en el
cielo por un solo pecador que se convierta que por
noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O
¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no
enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado,
hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a
las amigas y a las vecinas y les dice: ¡Alégrense
conmigo!, he encontrado la moneda que se me había
perdido. Les digo que la misma alegría tendrán los
ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.
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5. Textos bíblicos: Flp 3, 3-8a.; Lc 15, 1-10
Sal. 104: Que se alegren los que buscan al Señor.
Reflexión: Las parábolas llamadas del perdón, o de la
misericordia, son propias de san Lucas. Aquí meditamos
dos de la tres que componen el capítulo 15. La tercera es
la llamada del Hijo pródigo, aunque hoy muchos prefieren
denominarla del Padre misericordioso. Inigualable para
explicarnos que Dios es siempre y por encima de todo
Misericordioso. Y es que la misericordia del Señor,
rezamos con los salmos, es eterna o, dura por siempre. El
Papa Francisco, en el decurso del Jubileo de la
Misericordia, año 2016, dijo que “el nombre de Dios es
Misericordia”. Dios nos ama más que lo que nosotros nos
amamos. Nos busca donde estemos perdidos, por
desorientación o por maldad. Y siempre nos cargará en
sus hombros. Este es el núcleo de las dos parábolas
propuestas para hoy: la Iglesia, -nosotros- como el mismo
Jesús, no puede contentarse con esperar a los pecadores,
los desanimados, los faltos de esperanza, los falto de
amor, en definitiva, todos aquellos que necesitan
redención, quedarse esperando en su desolación.
“La Iglesia no está en el mundo para condenar, sino
para permitir el encuentro con ese amor visceral que es la
misericordia de Dios. Para que eso suceda, es necesario
salir. Salir de las iglesias y de las parroquias, salir e ir a
buscar a las personas allí donde viven, donde sufren,
donde esperan”. (Papa Francisco)
ORACIÓN: Señor, hazme misericordioso como Tú.
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6. Noviembre. Vienes 31º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 16, 1-8
Decía también a sus discípulos: Un hombre rico tenía
un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar
sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que
estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración,
porque en adelante no podrás seguir administrando. El
administrador se puso a decir para sí: ¿Qué voy a hacer,
pues mi señor me quita la administración? Para cavar no
tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que
voy a hacer para que, cuando me echen de la
administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue
llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al
primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: Cien
barriles de aceite. Él le dijo: Toma tu recibo; aprisa,
siéntate y escribe cincuenta. Luego dijo a otro: Y tú,
¿cuánto debes? Él dijo: Cien fanegas de trigo. Le dice:
Toma tu recibo y escribe ochenta. Y el amo alabó al
administrador injusto, porque había actuado con astucia.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con
su propia gente que los hijos de la luz
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6. Textos bíblicos: Flp 3, 17-4,1; Lc 16, 1-8
Sal. 121: Vamos alegres a la casa del Señor.
Reflexión: A primera vista y por alguien poco avezado
a las palabras del evangelio, puede pensar que Jesús
alienta a los defraudadores, tan numerosos hoy y que
aprovechan toda ocasión para enriquecerse. Nadie más
lejos de ello que el Maestro. Jesús no alaba la actitud del
administrador, sino su astucia, es decir cómo se las
ingenia para no quedarse en la calle y sin trabajo. De ahí
la sentencia que nos ha dejado: “los hijos de este mundo
son más astutos -más espabilados, diríamos hoy- con su
gente que los hijos de la luz”. Jesús condena toda
avaricia, toda injusticia, toda infidelidad. Eso es lo que
hacen los hijos de las tinieblas. Los de la luz, entre los que
nos debemos encontrar los que nos llamamos cristianos,
hemos de defender y practicar los mandamientos siempre
y en todo momento. Y por encima de todo, según
meditábamos ayer, la misericordia. A la vez, condenando
toda corrupción, toda explotación y manipulación para
con los inocentes y con los humildes. En el Antiguo
Testamento leemos, en los profetas, palabras muy duras
de condenación en contra de la explotación de los pobres.
Si discurriéramos para hacer el bien, tanto como otros
se las ingenian para hacer el mal, el mundo caminaría por
caminos de paz y convivencia. Tendríamos unas
relaciones de hermanos y no de enemigos. Mejorarían las
relaciones nacionales e internacionales. Estaríamos más
cerca del Reino de Dios con Jesús, el Príncipe de la Paz,
por guía.
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ORACIÓN: “Señor, que reine la paz en nuestros
días”.
7. Noviembre. Sábado 31º Tiempo ordinario 2020
Evangelio según San Marcos 7, 31-37
Dijo Jesús a sus discípulos: gánense amigos con el dinero
de iniquidad, para que, cuando les falte, los reciban en las
moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también en lo
mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo
mucho es injusto. Pues, si no fueron fieles en la riqueza
injusta, ¿quién les confiará la verdadera? Si no fueron
fieles en lo ajeno, lo suyo, ¿quién se lo dará? Ningún
siervo puede servir a dos señores, porque, o bien
aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al
primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a
Dios y al dinero. Los fariseos, que eran amigos del dinero,
estaban escuchando todo esto y se burlaban de él. Y les
dijo: Ustedes se las dan de justos delante de los hombres,
pero Dios conoce sus corazones, pues lo que es sublime
entre los hombres es abominable ante Dios
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7. Textos bíblicos: Flp 4, 10-19; Lc 16, 9-15.
Sal. 111: Dichoso quien teme al Señor
Reflexión: Aunque no es frase bíblica, sino del genial
escritor Francisco de Quevedo, nos conviene tenerla en
cuenta en lo que de verdad encierran estas palabras:
“Poderoso caballero es don dinero”. Y la primera estrofa
del poema, donde ya se define su atractivo y su poder de
sublimación, dice así: “Madre, yo al oro me humillo, él es
mi amante y mi amado, pues, de puro enamorado anda
continuo amarillo. Que, pues, doblón o sencillo hace todo
cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero”. El
poeta nos ha dicho dos cosas que ya las denunciaba Jesús:
ante él nos humillamos y hacemos lo que queremos. Es,
pues, para los ambiciosos, y los no tan ambiciosos, un
dios, con minúscula, pero que rechaza y suplanta al Dios-
Amor, supremo Hacedor. Y es que, como sentencia Jesús:
“no se puede servir a Dios y al dinero”, como no se
puede servir con la misma fidelidad a dos amos. Jesús no
se limita a condenar al dios, contrincante de Dios.
Iluminan sus palabras a los hijos de la luz, de los que
hablaba ayer. Podemos sacar provecho del “vil” dinero
que es como decir: utilizar el dinero de iniquidad,
peligroso y que encierra tanta maldad, para compartir con
los que no tienen medios de subsistencia o viven en los
límites de la miseria. El dinero, a pesar de ser tan
peligroso, “se puede redimir”, como propone Jesús. San
Vicente nos decía que “los pobres nos abrirán las puertas
del cielo”.
ORACIÓN: Enriquécenos, Señor, con tu pobreza.
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8. Noviembre. Domingo 32º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Mateo 25, 1-13
Dijo Jesús a sus discípulos: Se parecerá el reino de los
cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron
al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco
eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se
proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron
alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les
entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó
una voz: ¡Que llega el esposo, salgan a su encuentro!
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se
pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a
las prudentes: Dennos de su aceite, que se nos apagan las
lámparas. Pero las prudentes contestaron: Por si acaso no
hay bastante para ustedes y nosotras, mejor es que vayan a
la tienda y lo compren. Mientras iban a comprarlo, llegó
el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al
banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde
llegaron también las otras vírgenes, diciendo: Señor,
señor, ábrenos. Pero él respondió: En verdad les digo que
no las conozco. Por tanto, velen, porque no saben el día ni
la hora.
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8. Textos bíblicos: Sab 6, 12-16; 1Tes 4, 13-14; Mt 25, 1-13
Sal. 62: Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío
Reflexión: Estamos terminando el año litúrgico y la
Iglesia, buena pedagoga, nos propone para meditar los
últimos acontecimientos del ser humano. La certeza más
cierta, valga la redundancia, es que este mundo pasa y
todos estamos de paso. O, hablando sin rodeos, nosotros
hemos de morir. Y aquí no hay morbo, como dice mucha
gente, sino realidad. Y, otra certeza y realidad: ha de
cumplirse el anuncio de Jesús: que llegará a su plenitud el
reino de Dios. Ojalá pudiéramos expresar la aceptación de
nuestra muerte como lo expresa el autor del salmo 62 que
encabeza esta página: “mi alma está sedienta de ti, Señor,
Dios mío”.
La parábola utiliza los usos de la época de Jesús. El
biblista Joachim Jeremías explica: "Después de un día de
bailes y otras diversiones, tiene lugar la cena de la boda
después de la caída de la noche. A la luz de las antorchas
es conducida luego la novia a la casa del esposo.
Finalmente, un mensajero anuncia la llegada del esposo,
que hasta entonces ha tenido que permanecer fuera de la
casa; las mujeres dejan a la novia y van con antorchas al
encuentro del esposo”. Con él se ha hecho presente el
Reino de Dios, él es el Esposo que invita a la fiesta de
bodas y esto exige una respuesta personal antes de que se
cierre la puerta. Las cinco doncellas que se quedaron sin
aceite, o no fueron previsoras, estaban comprometidas. No
vale: “no he hecho nada malo”, en el servicio al reino de
Dios.
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ORACIÓN: Que nunca ponga excusas en mi servicio.
9. Noviembre. Dedicación de S. Juan de Letrán 2020
Evangelio según San Juan 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a
Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de
bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y,
haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del
templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las
monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían
palomas les dijo: Quitad esto de aquí: no convirtáis en un
mercado la casa de mi Padre. Sus discípulos se acordaron
de lo que está escrito: El celo de tu casa me devora.
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: ¿Qué
signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó:
Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los
judíos replicaron: Cuarenta y seis años ha costado
construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando
resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron
de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la
palabra que había dicho Jesús.
Basílica de san Juan de Letrán,
catedral del obispo de Roma, el Papa Francisco. “Madre y cabeza
de todas las iglesias de la ciudad y del
mundo”.
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9. Textos bíblicos: Ez 47, 1-2.8-9.12; Jn 2, 13-22
Sal. 45: Un río y sus canales alegran la ciudad de
Dios, el Altísimo consagra su morada.
Reflexión: Hoy celebra la Iglesia universal la fiesta
que llamamos: la Dedicación de la Basílica de Letrán,
catedral del Papa. San Cesáreo de Arles nos invita, en este
su sermón, a ser verdaderos templos del Señor:
“Celebramos con alegría, por la benignidad de Cristo, la
dedicación de este templo; pero nosotros debemos ser el
templo vivo y verdadero de Dios. Antes del bautismo
fuimos lugar en donde habitaba el demonio; después del
bautismo nos convertimos en templos de Cristo. Nosotros,
carísimos, si queremos celebrar la dedicación del templo,
no debemos destruir en nosotros, con nuestras malas
obras, el templo vivo de Dios. Lo diré de una manera
inteligible para todos: debemos disponer nuestras almas
del mismo modo como deseamos encontrar dispuesta la
iglesia cuando venimos a ella. ¿Deseas encontrarla
limpia? Pues no ensucies tu alma con el pecado. Si deseas
que esté bien iluminada, Dios desea también que tu alma
no esté en tinieblas, sino que sea verdad lo que dice el
Señor: que brille en nosotros la luz de las buenas obras y
sea glorificado aquel que está en los cielos. Del mismo
modo que tú entras en la iglesia, así quiere Dios entrar en
tu alma, como tiene prometido: Habitaré y caminaré con
ellos”. (Sermón 229)
ORACIÓN: Me acercaré al altar de Dios, al Dios que
es mi alegría. (Salmo 43, 4)
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10.Noviembre. Martes 32º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 17, 7-10 Dijo el Señor: Quién de vosotros, si tiene un criado
labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo:
¿Enseguida, ven y ponte a la mesa? ¿No le diréis más
bien: ¿Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras
como y bebo, y después comerás y beberás tú? ¿Acaso
tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo
mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo
lo que se os ha mandado, decid: Somos siervos inútiles,
hemos hecho lo que teníamos que hacer.
“Somos siervos inútiles, hemos hecho
lo que teníamos que hacer”.
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10. Textos bíblicos: Tit 2, 1-8.11-14; Lc 17, 7-10
Sal. 144: El Señor es quien salva a los justos
Reflexión: Más motivos para luchar contra nuestras
negligencias, retrasos y excusas fáciles en una tarea que
nos incumbe a todos los que nos llamamos cristianos.
Podríamos aplicar estas palabras de Jesús a lo que nos
exige trabajar para que el reino de Dios llegue a todos.
Cuando rezamos en la oración que nos enseñó Jesús la
súplica “venga a nosotros tu reino”, estamos
implicándonos todos en el hecho de que ese reino no nos
llueve del cielo, sino que nos corresponde a nosotros
echar una mano y arrimar el hombro a la tarea, por la
sencilla razón de que Dios necesita colaboradores y su
Hijo no puede correr con toda la responsabilidad. Es
cierto que la salvación es gratuita, que no la alcanzamos
con nuestro esfuerzo. Pero al decir que somos cristianos
queremos decir que no somos unos parásitos, esperando
que nos lo den todo hecho. Hablamos muchas veces de
trabajar en la viña del Señor. ¿Cuál es nuestra actitud para
ese trabajo?
El Señor necesita mi colaboración generosa y alegre a
la obra del reino, a la que me ha invitado, sin méritos míos
de ninguna clase. Si entiendo que esta llamada del Señor
es gratuita y que mi colaboración ayuda a que el reino
vaya creciendo en el mundo y así llegue a otros, seré buen
obrero. Si le doy vueltas al por qué me ha llamado a mí y
no a otros, perderé el tiempo y, al final, me encontraré con
las manos vacías. ¿He hecho lo que tenía que hacer?
ORACIÓN: Siervo inútil soy; mándame, Señor.
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11. Noviembre Miércoles 32º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Lucas 17, 11-19.
Una vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre
Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad,
vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se
pararon a lo lejos y a gritos le decían: Jesús, maestro, ten
compasión de nosotros. Al verlos, les dijo: Vayan a
presentarse a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban
de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que
estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos
y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole
gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y
dijo: ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve,
¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a
Dios más que este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete;
tu fe te ha salvado.
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11. Textos bíblicos: Tit 3, 1-7; Lc 17, 11-19
Sal. 150: El Señor es mi pastor, nada me falta.
Reflexión: No hace mucho tiempo el papa Francisco
reformó las palabras de la consagración del vino en la
misa. Se decía antes: “…este es el cáliz de mi sangre…
que será derramada por ustedes y por todos los hombres
para…”. El cambio consistió en decir, “por muchos” y no
“por todos los hombres”. Cuando la misa se decía en latín
la fórmula era “pro multis”, que significa “por muchos”.
Mínima, pero muy significativa fue la reforma. Es cierto
que la muerte de Jesús fue ofrenda como sacrificio por los
pecados de la humanidad, pero no todos creen ni aceptan
ese perdón y, por tanto, no quedan salvados.
Comienzo con esta consideración, porque en el
milagro que llamamos de los diez leprosos, sucede algo
parecido. Son diez los leprosos que salen al encuentro de
Jesús y, parados a lo lejos, porque no se podían acercar a
otras personas, gritaron con fe pidiendo compasión.
Cuando se ven curados sólo se preocupan de una ley que
les recuerda Jesús: presentarse a los sacerdotes, los
encargados de legalizar su curación. Quedaron sanos, pero
no salvados. Se olvidaron de lo demás. Sólo el extranjero
volvió a dar gracias. Lo hace alabando a Dios dando gritos
y humillado ente Jesús. Y Jesús tiene, para aquel
extranjero, el mejor regalo. Sólo él podía sanar y salvar.
Así lo hace, porque la fe del leproso es una fe agradecida.
“La gratitud, decía san Agustín, trae nuevos beneficios”.
ORACIÓN: Es justo y necesario dar gracias a Dios.
25
12. Noviembre. Jueves 32º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 17, 20-25.
Los fariseos le preguntaron: ¿Cuándo va a llegar el reino
de Dios? Él les contestó: El reino de Dios no viene
aparatosamente, ni dirán: Está aquí, o está allí, porque,
miren, el reino de Dios está en medio de ustedes. Dijo a
sus discípulos: Vendrán días en que desearán ver un solo
día del Hijo del hombre, y no lo verán. Entonces se les
dirá: Está aquí, o está allí; no vayan ni corran detrás, pues
como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro
del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero
primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado
por esta generación.
“Tiene que padecer mucho y ser reprobado”
26
12. Textos bíblicos: Fil 7-20; Lc 17, 20-25.
Sal. 145: Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Reflexión: “Sabemos que la historia tiene un centro:
Jesucristo, muerto y resucitado; que está vivo entre
nosotros y que tiene una finalidad: el Reino de Dios,
Reino de paz, de justicia, de libertad en el amor. Y tiene
una fuerza que la mueve hacia aquel fin: el Espíritu
Santo. Todos nosotros tenemos el Espíritu Santo que
hemos recibido en el bautismo. Y él nos empuja a ir hacia
adelante en el camino de la vida cristiana, en el camino
de la historia, hacia el Reino de Dios. Este Espíritu es la
potencia del amor que ha fecundado el seno de la Virgen
María; y es el mismo que anima los proyectos y las obras
de todos los constructores de paz. Donde hay un hombre y
una mujer constructores de paz, es exactamente el
Espíritu Santo quien ayuda y lo empuja a hacer la paz.
Pero, el Reino de Dios es silencioso, crece dentro. Lo
hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad,
en nuestra tierra, que nosotros debemos preparar.
También para el Reino, llegará el momento de la
manifestación de la fuerza, pero será sólo al final de los
tiempos: El día que hará rumor, lo hará como el rayo,
chispeando, que se desliza de un lado al otro del cielo. Así
será el Hijo del hombre en su día, el día que hará rumor.
Pidamos al Señor la gracia de cuidar el Reino de Dios
que está dentro de nosotros con la oración, la adoración y
el servicio de la caridad, silenciosamente.” (Papa
Francisco, 1-1-14.)
ORACIÓN: Enciende, Señor, tu Espíritu en mí.
27
13. Noviembre. Viernes 32º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Lucas 17, 26-37.
Dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días de
Noé, así será también en los días del Hijo del hombre:
comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres
tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca;
entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Asimismo,
como sucedió en los días de Lot: comían, bebían,
compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día
que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y
acabó con todos. Así sucederá el día que se revele el Hijo
del hombre. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus
cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté
en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de
Lot. El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que
la pierda, la recobrará. Les digo que aquella noche estarán
dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán;
estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la
otra la dejarán. Ellos le preguntaron: ¿Dónde, Señor? Él
les dijo: Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres.
28
13. Textos bíblicos; 2 Jn, 4-9; Lc 17, 26-37.
Sal. 118: Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Reflexión: En contadas ocasiones la mayoría de los
cristianos damos importancia a las verdades últimas que la
Iglesia llama postrimerías. Con esa palabra se refiere a los
últimos acontecimientos que señalan el fin de la vida
humana: muerte, juicio y destino eterno. Y siempre lo
hacemos cuando ocurre una catástrofe de la naturaleza,
causada por un fenómeno atmosféricos. Muchos predicen
categóricamente que ha llegado el fin del mundo, como
ocurrió en meses pasados con la pandemia del
coronavirus.
Jesús utilizó tres de esas historias de catástrofes para
advertir a sus contemporáneos que no se puede vivir
desfrenadamente, despreocupados del fin que nos aguarda
a todos. Nunca valió el principio: “comamos y bebamos,
que mañana moriremos”, proclamado por los que sólo
ven la vida como una fiesta continua y dichosa. Muchos
añaden que “después de esto no hay nada”.
Jesús advierte que “así sucederá el día que se revele el
Hijo del hombre”. Su conclusión es una buena lección: la
vida, si no se da en amor, se pierde; entregarla, como lo
hizo Jesús (que no la perdió), es ganarla para siempre.
¿Qué pasará el día del juicio? Nos advierte el apóstol
Santiago: “Hablad y actuad como quienes van a ser
juzgados por una ley de libertad, pues el juicio será sin
misericordia para quien no practicó la misericordia; la
misericordia triunfa sobre el juicio”. (St 2, 12)
ORACIÓN: Defiéndeme, Señor, en el día del juicio.
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14. Noviembre. Sábado 32º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 18, 1-8
Jesús dijo a sus discípulos una parábola para
enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le
importaban los hombres. En aquella ciudad había una
viuda que solía ir a decirle: Hazme justicia frente a mi
adversario. Por algún tiempo se estuvo negando, pero
después se dijo a sí mismo: Aunque ni temo a Dios ni me
importan los hombres, como esta viuda me está
molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga
viniendo a cada momento a importunarme. Y el Señor
añadió: Fíjense en lo que dice el juez injusto; pues Dios,
¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y
noche?; ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia
sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre,
¿encontrará esta fe en la tierra?
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14. Textos bíblicos: 3Jn 5-8; Lc 18, 1-8
Sal. 111: Dichoso quien teme al Señor.
Reflexión: San Vicente de Paúl, fue un hombre de
mucha oración y plasmó en esta frase su experiencia:
“Denme un hombre de oración y será capaz de todo”.
San Lucas, dedica muchas páginas a exhortarnos sobre
la oración, y presenta a Jesús orando en soledad y en los
sitios y lugares más diversos. Sabe, por experiencia, que
sus discípulos necesitan, como él, la fuerza de lo alto. No
bastó enseñarles la mejor oración, el Padre nuestro. Hoy
les enseña que “es necesario orar siempre, sin
desfallecer”.
El juez injusto al que acude la viuda queda muy bien
retratado por Jesús en estas palabras: “no temía a Dios, ni
le importaban los hombres”. Por eso califica de
“molestia” la tenacidad de la mujer que insiste en que le
haga justicia. “Dios no da largas”, como dice Jesús; pero
ha de ser a costa de “clamar día y noche ante el Señor”.
Y ese es el punto donde fallamos los humanos: la
constancia.
Dos citas de escritores cristianos, tomadas del
Catecismo de la Iglesia, para entender lo que es “orar
siempre sin desfallecer”. “No pretendas conseguir
inmediatamente lo que pides, como si lograrlo dependiera
de ti, pues Él quiere concederte sus dones cuando
perseveras en la oración”. (Evagrio Póntico) “Ora
continuamente el que une la oración a las obras y las
obras a la oración. Sólo así podemos cumplir el mandato:
Orad constantemente” (Orígenes). (CIC, nº 2737; nº
2745)
31
ORACIÓN: Cuando te invoco, escúchame enseguida.
15. Noviembre Domingo 33º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Mateo 25, 14-30 (Extracto)
Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre
que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo
de sus bienes a cada cual según su capacidad. El que
recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y
ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó
otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un
hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo
de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se
pone a ajustar las cuentas con ellos. El que había recibido
cinco talentos le presentó otros cinco, diciendo: cinco
talentos me dejaste; he ganado otros cinco. Su señor le
dijo: Bien, siervo fiel; has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante; entra en el gozo de tu señor. Se acercó
luego el que había recibido dos talentos y dijo: Señor, dos
talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos. Su señor le
dijo: ¡Bien, siervo fiel!; como has sido fiel en lo poco,
entra en el gozo de tu señor. Se acercó también el que
había recibido un talento y dijo: Señor, sabía que eres
exigente, tuve miedo y fui a esconder tu talento. Aquí
tienes lo tuyo. El señor le respondió: Eres un siervo
negligente. Debías haber puesto mi dinero en el banco,
para que pudiera recoger lo mío con los intereses.
Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al
que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le
quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo
fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de
dientes.
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15. Text. bíb: Prov 31, 10-31. 7-9; 1Tes 5, 1-6; Mt, 25, 14-30.
Sal. 127: Dichosos los que temen al Señor.
Reflexión: JORNADA MUNDIAL DE LOS
POBRES.
El Papa Francisco, en su Mensaje, 2020, titulado Tiende
tu mano al pobre, nos dice: “Tender la mano es un signo:
un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la
solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo
entero ha estado como abrumado por un virus que ha
traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas
manos tendidas hemos podido ver! La mano tendida del
médico que se preocupa por cada paciente tratando de
encontrar el remedio adecuado. La mano tendida de la
enfermera y del enfermero que, mucho más allá de sus
horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos.
La mano tendida del que trabaja en la administración y
proporciona los medios para salvar el mayor número
posible de vidas. La mano tendida del farmacéutico, quien
está expuesto a tantas peticiones en un contacto
arriesgado con la gente. La mano tendida del sacerdote
que bendice con el corazón desgarrado. La mano tendida
del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a
los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La
mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para
proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras
manos tendidas que podríamos describir hasta componer
una letanía de buenas obras. Todas estas manos han
desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y
consuelo”.
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ORACIÓN: Hazme, Señor, mano que alivia el dolor.
16. Noviembre. Lunes 33º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 18, 35-43.
Cuando se acercaba a Jericó, había un ciego sentado al
borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba
gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: Pasa
Jesús el Nazareno. Entonces empezó a gritar: ¡Jesús, hijo
de David, ten compasión de mí! Los que iban delante lo
regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se paró y
mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le
preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti? Él dijo: Señor,
que recobre la vista. Jesús le dijo: Recobra la vista, tu fe te
ha salvado. Y enseguida recobró la vista y lo seguía,
glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a
Dios.
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16. Textos bíblicos: Ap 1, 1-4; 2, 1-5a; Lc 18, 35-43
Sal.1: Al vencedor le daré a comer del árbol de la
vida.
Reflexión: Jesús sube a Jerusalén, que no es un lugar
geográfico solamente, sino el lugar donde se van a
cumplir las profecías sobre su muerte y resurrección.
Acaba de anunciárselo a sus discípulos, pero ellos no
acaban de contemplar. Algo los ciega. No ven razonable
ese final para el que ellos consideran el salvador de Israel.
Jesús les dirá más adelante que no creían las Escrituras.
En esta perspectiva se puede considerar la curación del
ciego por Jesús. Están muy cerca de Jericó, y el hijo de
Bartimeo, como lo llama san Marcos, que es ciego y no ve
a Jesús con los ojos de la cara, pero sí sabe quién es el
Nazareno, que pasa rodeado de gentes, lo llama a gritos
por ese nombre que, entre los judíos define a Jesús: “hijo
de David”. Está al borde del camino, como un excluido y
pide limosna porque es pobre, pero enseguida se hace rico
de fe y esperanza: “Ten misericordia de mí”. Le regañan
y piden que se calle, pero él grita más fuerte. Lo que no
hacen ni los discípulos lo hace este pobre ciego: creer en
Jesús.
Le salva la fe. Así dice Jesús a tantos pobres que se
acercan a él y quedan curados y salvados. Lo mejor que
tiene Jesús, su palabra, “hace lo que dice”. Es Dios y
mendiga de nosotros la plena confianza en su poder.
ORACIÓN: “Dame, Señor, la mano, que soy ciego.
Ponme en la senda donde pueda hallarte. Tú eres mi
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Vida, mi Verdad y mi Camino” (Manuel Machado, poeta
español)
17. Noviembre. Martes 33º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 19, 1-10
Entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto,
un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico,
trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa
del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más
adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía
que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los
ojos y le dijo: Zaqueo, date prisa y baja, porque es
necesario que hoy me quede en tu casa. Él se dio prisa en
bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos
murmuraban diciendo: Ha entrado a hospedarse en casa
de un pecador. Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: Mira,
Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si
he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más.
Jesús le dijo: Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues
también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del
hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba
perdido.
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17. Textos bíblicos: Apc 3, 1-6.14-22; Lc 19, 1-10.
Salmo 14: Al vencedor le concederé sentarse
conmigo en mi trono.
Reflexión: Esta conversión tan relevante, ya en Jericó,
tiene una lectura orientada a poner de modelo a este
recaudador, “jefe de publicanos y rico”. Esta conversión
es, como la curación del ciego, un signo del valor de la fe
en Jesús, contra la incredulidad de sus discípulos. San
Lucas presenta unos contrastes que revelan las actitudes
de los protagonistas de ambos milagros. Zaqueo, rico; el
ciego pobre. Zaqueo trepado a un árbol con ganas de ver
a Jesús; El ciego pide que Jesús le devuelve la vista. Al
ciego le regaña la gente; a Zaqueo lo critican. Jesús manda
que le traigan al ciego; Jesús pide a Zaqueo que se dé
prisa y baje. Contrastes y similitudes. Pero lo que busca el
evangelista, en definitiva, es enseñarnos cómo los dos
encontraron lo que buscaban. El ciego recobra la vista;
Zaqueo recibe “muy contento” a Jesús en su casa. Los dos
reconocen a Jesús como “el Señor”. Ambos también son
consecuentes con el encuentro y responden: el ciego
“glorificando a Dios seguía a Jesús”; Zaqueo, dando la
mitad de sus bienes a los pobres y restituyendo lo
defraudado con generosidad.
Necesitamos la conversión, fruto de nuestro encuentro
con Jesús. No imitemos la incredulidad de los apóstoles.
“Obras son amores y no buenas razones”, dice el refrán.
Dejemos que Jesús entre en nuestra casa, que es el
corazón. Encontraremos la salvación, como el recaudador
y el ciego.
37
ORACIÓN: Jesús, amigo; entra en mi casa y que
18. Noviembre Miércoles 33º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Lucas 19, 11-28 (Extractos)
Jesús dijo una parábola: Un hombre noble se marchó a
un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver
después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez
minas de oro, diciéndoles: Negociad mientras vuelvo.
Cuando regresó mandó llamar a su presencia a los siervos
para enterarse de lo que había ganado cada uno. El
primero se presentó y dijo: Señor, tu mina ha producido
diez. Él le dijo: Muy bien; ya que has sido fiel en lo
pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades. El segundo
llegó y dijo: Tu mina, señor, ha rendido cinco. A ese le
dijo: Toma tú el mando de cinco ciudades. El otro llegó y
dijo: Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un
pañuelo, porque tenía miedo. Él le dijo: Por tu boca te
juzgo, siervo malo. Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en
el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los
intereses”. Entonces dijo a los presentes: Quitadle a este la
mina y dádsela al que tiene diez minas. Le dijeron: Señor,
ya tiene diez minas. Os digo: al que tiene se le dará, pero
al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.
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18. Textos bíblicos: Apc 4, 1-11; Lc 19, 11-28.
Sal. Apc: Santo, santo, santo es el Señor Dios, el
todopoderoso.
Reflexión: No perdamos de vista el lugar donde Jesús
quiere adoctrinar a sus discípulos con esta parábola:
“están en Jerusalén y pensaban, los apóstoles, claro, “que
el reino de Dios iba a manifestarse enseguida”. Le rodean
también los enemigos que se preguntan si éste es el
Mesías enviado de Dios. (Hay de fondo una trama para
acabar con Jesús; en la parábola, los súbditos no quieren
al rey). Y Jesús, como en la parábola parecida de los
talentos, nos dice que es hora de trabajar por el Reino de
Dios. Urge entender que no podemos cruzarnos de brazos.
Dios nos encomienda unos “valores” (Jesús los compara
con unas monedas de oro, por valor) con los que hay que
negociar y no “guardarlos en un pañuelo”.
El “negocio” es que el Reino de Dios se implante en el
corazón de cada ser humano. Hemos recibido vida, salud,
inteligencia y capacidades valiosas para trabajar. Somos
administradores, no dueños y el Señor nos pedirá cuentas
de qué hemos hecho en favor de los que necesitan de
Dios. Podemos hacer algo, para que Jesús, Sacerdote
eterno y Rey del universo, ofreciéndose en el altar de la
cruz, entregue al Padre, como la Iglesia dice “un Reino
eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino
de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del
amor y de la paz”. ¿Nos presentaremos ente él con las
manos vacías
ORACIÓN: ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
39
19. Noviembre Ntra. Sra. de la Providencia
2020
Evangelio según San Juan 2, 1-11
A los tres días había una boda en Caná de Galilea, y la
madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban
también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de
Jesús le dice: No tienen vino. Jesús le dice: Mujer, ¿qué
tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dice a los sirvientes: Haced lo que él os diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las
purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice: Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron
hasta arriba. Entonces les dice: Sacad ahora y llevadlo al
mayordomo. Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el
agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los
sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y
entonces llama al esposo y le dice: Todo el mundo pone
primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor;
tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en
Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos
creyeron en él.
40
19. Tex. Bíb.: Cr 15, 3-4.15-16.16, 1-2; Gal 4, 4-7; Lc 2, 1-11
Sal. Lc 1, 49: Se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador.
Reflexión: Himno
Virgen Santa de la Providencia
Madre de Clemencia,
Honor del Caribe.
Protectora, Borinquen te aclama.
Patrona te llama y a tu amparo vive.
Los Boricuas, tus hijos amados,
llegan confiados a buscar los bienes,
que les brinda con todo el cariño,
por tu mano, el niño,
que en tus brazos tienes.
Ese niño que reposa en calma,
despierto en el alma
en Borinquen sueña.
Y se alegra de que hayas querido
por trono escogido, tierra Borinqueña.
Puerto Rico, te tiende su brazo,
solo en tu regazo, descansar añora,
y te pide, que sigas constante,
siendo en cada instante
su fiel protectora.
ORACIÓN: Señora, escucha la oración de los boricuas.
41
20. Noviembre. Viernes 33º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 19, 45-48.
Entró Jesús en el templo y se puso a echar a los
vendedores, diciéndoles: Escrito está: Mi casa será casa de
oración; pero ustedes la han hecho una cueva de bandidos.
Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los
sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo
buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque
todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
42
20. Textos bíblicos: Apc 10, 8-11; Lc 19, 45-48
Sal. 118: ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Reflexión: “El Evangelio de hoy nos presenta el
episodio de la expulsión de los vendedores del templo.
Aparece claramente como un gesto profético, este gesto
de Jesús y su mensaje profético se comprenden
plenamente a la luz de su Pascua.
Cada uno de nosotros puede preguntarse, ¿se siente el
Señor verdaderamente como en su casa en mi vida? ¿Le
permitimos que haga limpieza en nuestro corazón y
expulse a los ídolos, es decir, las actitudes de codicia,
celos, mundanidad, envidia, odio, la costumbre de
murmurar y despellejar a los demás? ¿Le permito que
haga limpieza de todos los comportamientos contra Dios,
contra el prójimo y contra nosotros mismos? Cada uno
puede responder a sí mismo, en silencio, en su corazón.
¿Permito que Jesús haga un poco de limpieza en mi
corazón?
Oh, padre, tengo miedo de que me reprenda. Pero
Jesús no reprende jamás. Jesús hará limpieza con
ternura, con misericordia, con amor. La misericordia es
su modo de hacer limpieza. Dejemos -cada uno de
nosotros-, dejemos que el Señor entre con su misericordia
-no con el látigo, no, sino con su misericordia- para hacer
limpieza en nuestros corazones. El látigo de Jesús para
nosotros es su misericordia. Abrámosle la puerta, para
que haga un poco de limpieza. (Papa Francisco, 8, marzo,
2015)
43
ORACIÓN: “Rocíame y quedaré limpio; lávame,
quedaré más blanco que la nieve” (Salmo 50)
21.Noviembre. Presentación de Sta. María Niña
2020
Evangelio según San Mateo 12, 46-50.
Todavía estaba Jesús hablando a la gente, cuando su
madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de
hablar con él. Uno se lo avisó: Tu madre y tus hermanos
están fuera y quieren hablar contigo. Pero él contestó al
que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos? Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos,
dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la
voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi
hermano y mi hermana y mi madre.
44
21. Textos bíblicos: Zac 2, 14-17; Mt 12, 46-50.
Sal. Lc: Proclama mi alma la grandeza del Señor.
Reflexión: Hay en la historia de la primitiva
comunidad cristiana uno libros llamados apócrifos que,
aunque escritos por personas muy piadosas, no se
consideran revelados por Dios y por eso, no forman parte
del canon -lista- de la Biblia, en este caso del Nuevo
Testamento.
La fiesta de hoy se funda en alguno de ellos que dice
que la Virgen María se educó en el Templo de Jerusalén
con otras niñas. No se dice nada de esto en ninguno de los
libros sagrados. No obstante, la fiesta ya se celebró en los
primeros siglos y sigue celebrándose en toda la
cristiandad.
No confundirla con la Presentación de Jesús en el Templo
como nos cuenta san Lucas y la llamamos la Candelaria.
La Presentación de Nuestra Señora honra a la mujer
que, con toda seguridad, la preparó para hacer más
adelante la entrega de su vida a Dios, como lo hizo en
Nazaret.
Dice la escritora Mary Salas: “Por ser éste el sentido
de la fiesta de la Presentación de Nuestra Señora se
considera especialmente dedicada a las almas
consagradas a Dios en la vida religiosa, y muchas
órdenes renuevan sus votos en este día.
Sin embargo, debe ser también la fiesta de todos los
cristianos, porque ninguno, si quiere serlo de veras,
podrá escaparse a la obligación de presentarse ante Dios
con humildad y ponerse en sus manos para que Él
45
disponga de su vida libremente”. (Mercaba. El santo de cada
día)
ORACIÓN: Proclama mi alma la grandeza del Señor.
22. Noviembre. JESUS REY DEL UNIVERSO
2020 Evangelio según San Mateo 25, 31-46. (Extracto)
Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria
el Hijo del hombre se sentará en el trono de su gloria y
reunirá ante él todas las naciones. Pondrá las ovejas a su
derecha y las cabras a su izquierda. Dirá el rey a los de su
derecha: Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden
el reino preparado para ustedes desde la creación del
mundo. Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y
me dieron de beber, fui forastero y me hospedaron, estuve
desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la
cárcel y vinieron a verme. Los justos contestarán: ¿cuándo
te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te
dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te
hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos
enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá:
Cada vez que lo hicieron con uno de estos, mis hermanos
más pequeños, conmigo lo hicieron. Dirá a los de su
izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego
eterno. Tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y
no me dieron de beber, fui forastero y no me hospedaron,
estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel
y no me visitaron. Entonces también estos contestarán:
Señor ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero
46
o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Él
les replicará: lo que no hicieron con uno de estos, lo más
pequeños, tampoco lo hicieron conmigo. Y estos irán al
castigo eterno y los justos a la vida eterna.
22. Textos bíblicos: Ez 34, 11-17; 1Co 15, 20-28; Mt 25, 31-46
Sal. 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.
Reflexión: Encuentro como el mejor comentario a este
evangelio las palabras de la carta de Santiago, 2, 12-13.
“Hablen y actúen como quienes deben ser juzgados por
una Ley que nos hace libres. Porque el que no tiene
misericordia será juzgado sin misericordia, pero la
misericordia triunfa sobre el juicio”.
Dos expertos en estudios bíblicos, PP. Colunga y
García Cordero, O.P., escribieron sobre el texto de
Santiago: La acepción de personas es un acto condenado
por el Evangelio y un pecado contra la misericordia, que
será juzgado por Dios. El juicio del que se habla aquí es
principalmente el juicio final. El que piensa que será
juzgado según la ley evangélica tratará a todos con igual
amor y honor, evitando la acepción de personas, porque
sabe que será medido con la misma medida con que midió
a los demás. Santiago tiene presente la doctrina de Cristo
que condena a los que no fueron misericordiosos, y, en
cambio, recibe en su reino a los que practicaron la
misericordia. El autor sagrado declara a continuación
que el juicio será sin misericordia para aquel que no hace
misericordia. Porque, como decía el Señor en el sermón
de la Montaña, "con la medida con que midieren se les
medirá". Los misericordiosos son objeto de una
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bienaventuranza especial. El Padre celestial perdonará a
quien perdone a sus semejantes”.
ORACIÓN: “Perdóname, Señor, como yo perdono”.
23. Noviembre. Lunes 34º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Lucas 21, 1-4
Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban
donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda
pobre que echaba dos monedillas, y dijo: En verdad os
digo que esa pobre viuda ha echado más que todos,
porque todos esos han contribuido a los donativos con lo
que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado
todo lo que tenía para vivir.
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23. Textos bíblicos: Apc 14, 1-3.4b-5; Lc 21, 1-4
Sal. 23: Esta es la generación que busca tu rostro.
Reflexión: Para Jesús no hay héroes como los que crea
y venera el mundo. La vida heroica, “la vida que se
pierde” y que por eso “se gana”, es la vida como la de
esta mujer, viuda y seguramente anciana, a la que hoy
alaba Jesús. Los ricos, como lo comenta Jesús a sus
discípulos, han echado como limosna para el culto de
Dios lo que les sobra; aquella mujer, además de viuda,
pobre, ha dado “todo lo que tenía para vivir”.
San Juan Crisóstomo dice en una de sus homilías: “El
Señor no mira la cantidad que se le ofrece, sino el afecto
con que se le ofrece. No está la limosna en dar poco de lo
mucho que se tiene, sino en hacer lo que aquella viuda,
que dio todo lo que tenía; pero, si tú no puedes ofrecer lo
que la viuda, por lo menos da lo que te sobre”.
Es cierto que este ejemplo se ha imitado, y mucho,
entre los cristianos. Pero hay otros muchos que lo
cuestionan. La base de ese gesto que alaba Jesús es la
generosidad, el desprendimiento en favor de otros más
necesitados.
Y no es eso sólo, dar unas monedas. Hay otras muchas
maneras de dar limosna, como dice la canción que canta:
“Amar es entregarse, olvidándose de sí, buscando lo que
a otro pueda hacer feliz”. Y termina: “qué lindo es vivir
para amar; que grande es tener para dar; dar alegría,
felicidad, darse uno mismo, eso es amar”.
ORACIÓN: Haz, Señor, que yo sepa dar y, sobre todo,
que sepa darme”.
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24. Noviembre Miércoles 34º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Lucas 21, 5-11
Y como algunos hablaban del templo, de lo bellamente
adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos,
Jesús les dijo: que contempláis, llegarán días en que no
quedará piedra sobre piedra que no sea destruida. Ellos le
preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será
la señal de que todo eso está para suceder? Él dijo: Mirad
que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi
nombre diciendo: Yo soy, o bien: Está llegando el tiempo;
no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y
de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario
que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida.
Entonces les decía: Se alzará pueblo contra pueblo y reino
contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos
países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos
espantosos y grandes signos en el cielo.
Plano del Templo de Jerusalén, en tiempos de Jesús.
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24. Textos bíblicos: Apc 14, 14-19; Lc 21, 5-11.
Sal. 95: Llega el Señor a regir la tierra.
Reflexión: “Jesús dijo: “Esto que ven, llegarán días
en que no quedará piedra sobre piedra que no sea
derruida”. Naturalmente le preguntan: ¿cuándo sucederá
esto?, ¿cuáles serán los signos? Pero Jesús dirige la
atención de estos aspectos secundarios -¿cuándo será?,
¿cómo será?- la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son
dos:
Primero: no dejarse engañar por falsos mesías y no
dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo
de la espera como tiempo del testimonio y de la
perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la
espera, de la espera de la venida del Señor.
Esta alocución de Jesús es siempre actual, también
para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. Él nos repite:
“Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos
usurpando mi nombre”.
Es una invitación al discernimiento. Esta virtud
cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor
y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay
falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús:
líderes de este mundo, santones, también brujos,
personajes que quieren atraer a sí las mentes y los
corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone
en guardia: “¡No los sigan!”. (Papa Francisco, Ángelus del
17/11/13)
ORACIÓN: Señor, quiero escuchar solamente tu voz.
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25. Noviembre Miércoles 33º Tiempo Ordinario
2020
Evangelio según San Lucas 21, 12-19.
Dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano, os
perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles,
y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por
causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar
testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no
tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré
palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni
contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros
padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y
matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa
de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza
perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras
almas.
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25.Textos bíblicos: Apc 15, 1-4; Lc 21, 12-19
Sal. 97: Grandes y admirables son tus obras, Señor,
Dios omnipotente.
Reflexión: Con estas palabras del evangelio Jesús da
comienzo a un discurso que llamado escatológico, porque
recoge la enseñanza de Jesús sobre las verdades y
creencias referentes al más allá y al destino final del
mundo y del ser humano.
Para cuando san Lucas escribe este relato ya se habían
cumplido las palabras de Jesús. Los apóstoles sufrieron
persecución y cárceles de parte de los judíos. El primer
mártir fue el diácono Esteban, que murió apedreado,
según lo narra san Lucas en los Hechos. La Historia
posterior da buena cuenta de la crueldad con que fueron
perseguidos por Nerón y otros emperadores romanos, los
cristianos de los primeros siglos. Y en dos mil años de
cristianismo no faltaron cristianos de todas las edades
que murieron dando testimonio de su fe en Cristo. El Papa
Francisco comentó que “hoy tenemos más mártires que en
los primeros siglos” (24/06/13). Mártir significa testigo y
dar testimonio es “la acción de manifestar con obras y
palabras la propia fe en Jesucristo, en la realidad social
donde el creyente vive”.
Nos urge dar testimonio de la fe más que nunca. Se
necesitan testigos. El odio, las traiciones, y hasta la
muerte nos vendrán de quienes menos pensamos: serán,
como dice Jesús, las personas más cercanas. Jesús ha
empeñado una vez más su palabra: “Con su perseverancia
salvarán sus almas”. ¡¡¡Con Él se puede!!!
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ORACIÓN: No permitas, Señor, que me aparte de ti.
26. Noviembre. Jueves. ACCIÓN de GRACIAS.
2020
Evangelio Según San Lucas 17, 11-19
Una vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre
Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad,
vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se
pararon a lo lejos y a gritos le decían: Jesús, maestro, ten
compasión de nosotros. Al verlos, les dijo: Vayan a
presentarse a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban
de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que
estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos
y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole
gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y
dijo: ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve,
¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a
Dios más que este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete;
tu fe te ha salvado.
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26. Textos bíblicos: Apc 18, 1-2.21-23; 19, 1-3; Lc 17, 11-19
Sal. 135: Dad gracias al Señor, porque es eterna su
misericordia.
Reflexión: Lo que vos queráis, Señor. (Hermoso poema del poeta español
Juan Ramón Jiménez,
Premio Nóbel de Literatura,
que, desterrado de España,
eligió vivir y morir en Puerto Rico.)
Lo que Vos queráis, Señor,
sea lo que Vos queráis.
Si queréis que entre las rosas
ría hacia los matinales
resplandores de la aurora,
sea lo que Vos queráis.
Si queréis que, entre los cardos,
sangre hacia las insondables
sombras de la noche eterna,
sea lo que Vos queráis.
Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme;
gracias por todo y por nada,
sea lo que Vos queráis.
Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.
ORACIÓN: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
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27. Noviembre. Virgen de la Medalla Milagrosa
2020
Evangelio según San Lucas 1, 39-45
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en
camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció
que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la
criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y,
levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo
llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha
dicho el Señor se cumplirá.
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27. Textos bíblicos: Apc 20, 1-4. 11-21, 2; Lc 1, 39-45.
Sal. 83: He aquí la morada de Dios entre los
hombres.
Reflexión: Aunque la fiesta en honor de la Virgen
María, que celebramos hoy, se llama popularmente La
Milagrosa, no es ese el nombre oficial que le da la Iglesia.
Hoy es la fiesta de “La Inmaculada Virgen de la Sagrada
Medalla”. En estas palabras se contiene una primera
verdad sobre esta Medalla: la diseñó la santísima Virgen
María. En Paris, Francia, el 27 de noviembre de 1830 la
misma Virgen encargó a una Hija de la Caridad, Catalina
Labouré que se acuñara una Medalla con estos símbolos
que se ven en la página anterior. Todas las imágenes son
signos que podemos encontrar en la Biblia y que nos
ayudan a entender lo que es María, tal como lo reconoce
la Iglesia: desde la imagen de la Virgen con la jaculatoria
en el anverso, hasta las 12 estrellas que figuran en el
reverso. Fue tan grande y piadosa la acogida entre el
pueblo cristiano que, en poco tiempo, se acuñaron dos
millones de medallas. Dios realizó tantos prodigios -
milagros-, que de ahí en adelante todo el mundo la llamó
Milagrosa.
Entre las recomendaciones de la misma Virgen a santa
Catalina, está ésta: “Haz acuñar una medalla según este
modelo; todas las personas que la lleven recibirán
grandes gracias; esas gracias serán abundantes para
quienes la lleven con confianza”. Invoquémosla con su
jaculatoria:
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Oración: “¡Oh María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros, que recurrimos a ti!”
28. Noviembre. Sábado 34º Tiempo Ordinario 2020
Evangelio según San Lucas 21, 34-36
Dijo Jesús a sus discípulos: Tengan cuidado de ustedes,
no sea que se emboten sus corazones con juergas,
borracheras y las inquietudes de la vida, y se les eche
encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo
sobre todos los habitantes de la tierra. Estén, pues,
despiertos en todo tiempo, pidiendo que puedan escapar
de todo lo que está por suceder y manténganse en pie ante
el Hijo del hombre.
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28. Textos bíblicos: Apc 22, 1-7; Lc 21, 34-36.
Sal. 94: Marannatá. ¡Ven, Señor Jesús!
Reflexión: Jesús cierra su discurso escatológico con
unas exhortaciones a la vigilancia y a vivir con fe esos
últimos momentos tan decisivos: -la muerte, el juicio y el
destino de cada uno-, que los evangelios describen con
rasgos apocalípticos, causaron y siguen causando
inquietud y hasta miedo en muchos cristianos.
“Para que podamos escapar de todo lo que está por
suceder” con la llegada del Hijo del hombre, que será
cierta e inesperada, nos vendrá bien la advertencia que
hace a sus discípulos: “tengan cuidado de ustedes, no sea
que se emboten sus corazones”. En palabras más
concretas nos dice Jesús que, con una vida poco correcta y
desenfrenada: “borracheras, juergas e inquietudes de la
vida”, no podremos discurrir, ni pensar con claridad, pues
eso significa la expresión “embotar el corazón” o, la
mente.
El remedio, el más certero y seguro para evitar ese
desastre de una vida sin sentido, la recomendación de
Jesús: la vigilancia. Sólo despiertos y de pie, como los
centinelas o vigilantes que guardan lugares y personas
para evitar asaltos, lograremos estar, como reza la Iglesia:
”libres de pecado y protegidos de toda perturbación
mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro
Salvador Jesucristo”
ORACIÓN: Ven, Señor Jesús; ven a salvarnos.
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29. Noviembre. Primer Domingo de Adviento 2020
Evangelio según san Marcos 13, 33-37.
Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el
momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y
dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea,
encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no
saben cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o
a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea
que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo
que les digo a ustedes lo digo a todos: ¡Velen!
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29. Tex bíb: Is 63, 16-19; 64, 2-7; 1Co 1, 3-9; Mc 13, 33-37.
Sal. 79: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y
nos salve.
Reflexión: El dibujo que completa la página anterior
es ciertamente una reproducción de las palabras de Jesús.
Hay quien cree que esta advertencia se refiere
especialmente a la muerte. No necesariamente, aunque
puede darse esa posibilidad. Pero la advertencia del Señor
no se ciñe solamente a ese cuándo, o al Señor que vendrá
para juzgarnos sobre el amor, como dice san Juan de la
Cruz.
El tiempo de Adviento que hoy comenzamos son
cuatro semanas, no completas la mayoría de los años, en
que la Iglesia nos pone en sintonía con un tiempo y una
virtud. El Adviento es para el cristiano un resumen de lo
que fue la preparación de la venida del Mesías de Dios,
descrito en el Antiguo Testamento. Está relacionado,
particularmente, con la virtud de la esperanza. Esta virtud,
característica solamente de los cristianos, como dice
Benedicto XVI, nos mantiene en tensión a la espera de su
promesa: “Vendrá el Emmanuel, el Dios con nosotros.
Vendrá y nos salvará”. Para tantos desánimos y
decepciones que encontramos en nuestro caminar, la
solución consiste en reafirmar la certeza de que la meta de
nuestra vida es la Vida que él nos ofrece.
Tres personajes bíblicos nos acompañarán en este tiempo
litúrgico: Isaías, que anima nuestra esperanza, Juan
Bautista que nos presenta al Cordero de Dios y María que
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es modelo de cómo recibir al Salvador. ¡Feliz Adviento!
ORACIÓN: Ven, Señor, no tardes en llegar.
30. Noviembre. San Andrés Apóstol. Adviento
2020.
Evangelio según San Mateo 4, 18-22
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos,
a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando
la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: Vengan
tras de mí y los haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y
pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago,
hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la
barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los
llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo
siguieron.
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30. Textos bíblicos: Rom 10, 9-18; Mt 4, 18-22
Sal. 18: A toda la tierra alcanza su pregón.
Reflexión: Hoy la liturgia del Adviento deja paso a la
fiesta de san Andrés, apóstol. El Papa Benedicto XVI, en
una homilía -14-6-06-, compartió este relato antiguo: El
santo, al ser condenado a morir en una cruz en forma de
aspa, oró así: “¡Salve, cruz, inaugurada por medio del
cuerpo de Cristo, que te has convertido en adorno de sus
miembros, como si fueran perlas preciosas! Antes de que
el Señor subiera a ti, provocabas un miedo terreno.
Ahora, en cambio, dotada de un amor celestial, te has
convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría
posees, cuántos regalos tienes preparados. Por tanto,
seguro y lleno de alegría, vengo a ti para que también tú
me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado
de ti. ¡Oh cruz bienaventurada, que recibiste la majestad
y la belleza de los miembros del Señor! Tómame y
llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro
para que a través de ti me reciba quien por medio de ti me
redimió. ¡Salve, oh cruz! Sí, verdaderamente, ¡salve!”
Comentario del Papa: “Como se puede ver, hay aquí
una espiritualidad cristiana muy profunda que, en vez de
considerar la cruz como un instrumento de tortura, la ve
como el medio incomparable para asemejarse plenamente
al Redentor, grano de trigo que cayó en tierra.
Aprendamos la lección: nuestras cruces adquieren valor
si las aceptamos como parte de la cruz de Cristo”.
ORACIÓN: Por tu cruz nos has salvado, Señor.
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FONDO DEL POBRE “SAN VICENTE DE PAÚL”
Amigos del FONDO DEL POBRE: Nos acercamos a
la Navidad: “fiesta de gozo y salvación” y la Iglesia pide
que podamos celebrarla “con alegría desbordante”. En
muchos hogares faltará hasta lo más esencial y necesario.
No habrá posibilidad de alegrar a los niños con algún
juguete.
Como están las cosas con la pandemia, difícil será que
puedan celebrar estas fiestas de Navidad con alegría
desbordante. Hay mucho dolor esparcido por el mundo.
Reflexionemos con san Vicente. Él vivió la vida con la
mente y el corazón queriendo imitar la pobreza de Belén,
tal como nos recuerda esta frase del santo:
“Cristo quiso nacer pobre, llamó a sí a unos
discípulos pobres, se hizo él mismo servidor de los
pobres, y de tal modo se identificó con ellos, que dijo que
consideraría como hecho a él mismo todo el bien o el
mal que se hiciera a los pobres”.
Tenemos ocasión para practicar la caridad cristiana
meditando más este año en el pesebre de Belén. Que el
Señor les bendiga y San Vicente les ayude a tener esa
visión de fe. Con afecto,
P. Juan Javier Iñigo, C. M.
FONDO DEL POBRE S. VICENTE DE PAÚL
P. O. Box 19118,
SAN JUAN, P. R. 00910-9118
64
RECUPERAR LA TRADICIÓN DEL BELÉN
El Papa Francisco, 1-12-2019, escribió a toda la
comunidad cristiana una Carta Apostólica -de la que
damos un corto extracto- para “alentar la hermosa
tradición de nuestras familias que en los días previos a la
Navidad preparan el belén, como también la costumbre
de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en
los hospitales, en las cárceles, en las plazas. La
representación del nacimiento de Jesús equivale a
anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios
con sencillez y alegría. El belén es como un Evangelio
vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura.
El origen del pesebre encuentra confirmación ante
todo en algunos detalles evangélicos del nacimiento de
Jesús en Belén. ¿Por qué el belén suscita tanto asombro y
nos conmueve? En primer lugar, porque manifiesta la
ternura de Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a
nuestra pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso
65
para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que
nació de María es la fuente y protección de cada vida.
La preparación del pesebre en nuestras casas nos
ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén.
Naturalmente, los evangelios son siempre la fuente que
permite conocer y meditar aquel acontecimiento; sin
embargo, su representación en el belén nos ayuda a
imaginar las escenas, estimula los afectos, invita a
sentirnos implicados en la historia de la salvación,
contemporáneos del acontecimiento que se hace vivo y
actual en los más diversos contextos históricos y
culturales. ´Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha
sucedido y que el Señor nos ha comunicado´, así dicen los
pastores después del anuncio hecho por los ángeles.
Es una enseñanza muy hermosa que se muestra en la
sencillez de la descripción. Los pastores se convierten en
los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la
salvación que se les ofrece.
Son los más humildes y los más pobres quienes saben
acoger el acontecimiento de la encarnación. A Dios que
viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pastores
responden poniéndose en camino hacia Él, para un
encuentro de amor y de agradable asombro. Este
encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el
que da vida precisamente a nuestra religión y constituye
su singular belleza, y resplandece de una manera
particular en el pesebre.
´La Vida se hizo visible´; así resume el apóstol Juan, el
misterio de la encarnación. El belén nos hace ver, nos
hace tocar este acontecimiento único y extraordinario que
ha cambiado el curso de la historia, y a partir del cual
66
también se ordena la numeración de los años, antes y
después del nacimiento de Cristo. El modo de actuar de
Dios casi aturde, porque parece imposible que Él
renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros.
Qué sorpresa ver a Dios que asume nuestros propios
comportamientos: duerme, toma la leche de su madre,
llora y juega como todos los niños.
Como siempre, Dios desconcierta, es impredecible,
continuamente va más allá de nuestros esquemas. Así,
pues, el pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como
ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida
injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos
si queremos alcanzar el sentido último de la vida.
Dejemos que del asombro nazca una oración humilde:
nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo
con nosotros para no dejarnos nunca solos”.
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1. Diciembre. Martes 1ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Lucas 10, 21-24.
En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo
y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado
por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el
Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar. Y, volviéndose a sus discípulos,
les dijo aparte: ¡Bienaventurados los ojos que ven lo que
ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes
quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo
que ustedes oyen,
y no lo oyeron.
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1. Textos bíblicos: Is 11, 1-10; Lc 10, 21-24.
Sal. 71: En sus días florezca la justicia y la paz
abunde eternamente.
Reflexión: Este texto nos quiere motivar a prepararnos
para celebrar la Navidad, al meditar cómo se alegra Jesús
cuando recibe a los apóstoles que regresan, “con alegría”,
de la misión a la que les envió. Él, también, “lleno de
alegría del espíritu Santo”, da gracias al Padre porque “le
ha parecido bien” revelar los misterios de su amor y lo ha
ocultado a los “sabios y entendidos”.
La Navidad ya cercana nos va a sumergir en las
alegrías de la Buena Noticia del Nacimiento de Jesús y,
más importante, si cabe, sólo los pequeños, los humildes,
van a entender mejor que nadie la Navidad. Sólo María y
José, pobres, pero con fe en las promesas de Dios,
recibieron al Mesías, el enviado de Dios. Fueron después
unos humildes pastores los que reciban la noticia del
nacimiento del Salvador. Y habrá alegría en el cielo y en
la tierra paz.
“¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos
conmueve?”, se pregunta el Papa Francisco en su Carta
Apostólica. Y responde; “Porque manifiesta la ternura de
Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra
pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso para
nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que
nació de María es la fuente y protección de cada vida”.
En definitiva: “Porque así le ha parecido bien a Dios
Padre”.
ORACIÓN: Ven pronto, Señor, ven a salvarnos.
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2. Diciembre. Miércoles 1ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Mateo 15, 29-37.
Desde allí Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al
monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando
tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los
ponían a sus pies y él los curaba. La gente se admiraba al
ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los
tullidos y dar vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de
Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Siento
compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo
y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas,
no sea que desfallezcan en el camino. Los discípulos le
dijeron: ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes
suficientes para saciar a tanta gente? Jesús les dijo:
¿Cuántos panes tienen? Ellos contestaron: Siete y algunos
peces. Él mandó a la gente que se sentara en el suelo.
Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de
gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los
discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y
recogieron las sobras: siete canastos llenos.
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2. Textos bíblicos: Is 25, 6-10a; Mt 15, 29-37
Sal. 22: Habitaré en la casa del Señor, por años sin
término.
Reflexión: Con Jesús llega el reino de los cielos que es
anunciado en el Antiguo Testamento como un banquete
en el que todos quedarán saciados con los bienes del
Señor. Jesús siente compasión ante la multitud de los que
le siguen, y la variedad de situaciones que vive cada uno,
hambrientos de su palabra y sus milagros. Todos
quedaban curados y saciados.
El evangelio pone de manifiesto varias veces que Jesús
no permanece indiferente ante el sufrimiento humano. Por
lo ojos de Jesús, por sus manos y, sobre todo, por su
corazón, desfila esa larga caravana de lisiados, cojos,
ciegos, sordomudos, leprosos y “muchos otros”, que son
el resumen de toda la humanidad doliente. Esa caravana
sigue acudiendo a él, engrosada, además, por los muchos
pecadores, infinitos pecadores, como los que cargamos
con esa dolencia que no puede curarla nada más que
Jesús: el pecado. Y Jesús sigue curando y sanando el
alma.
Para todos, hambrientos de felicidad como estamos, ha
preparado un banquete, prefigurado en este milagro y
que los evangelios narran seis veces. Así lo ha visto la
tradición de la Iglesia: es el banquete de su Cuerpo y de su
Sangre que cura nuestras heridas y restaura nuestras
fuerzas, mientras vamos de camino por la vida. Comiendo
de este banquete tendremos asegurada la VIDA.
71
ORACIÓN: Por tu amor, ten compasión de nosotros.
3. Diciembre. Jueves 1ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Lucas 7, 21.24-27.
Dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice
Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. El que
escucha estas palabras mías y las pone en práctica se
parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre
roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los
vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió,
porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas
palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel
hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la
lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y
rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue
grande.
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3. Textos bíblicos: Is 26, 1-6; Mt 7, 21.24-27.
Sal. 78: Por el honor de tu nombre, sálvanos,
Señor.
Reflexión: En Polonia el Papa Benedicto XVI animó a
los jóvenes a apostar por Cristo. Extractos: “En el
corazón de cada hombre existe el deseo de una casa, una
casa propia, que sea sólida, a la que no sólo se pueda
volver con alegría, sino también en la que se pueda
acoger con alegría a todo huésped que llegue. Es la
nostalgia de una casa en la que el pan de cada día sea el
amor, el perdón, la necesidad de comprensión, en la que
la verdad sea la fuente de la que brota la paz del corazón.
Esta nostalgia no es más que el deseo de una vida plena,
feliz, realizada. No tengan miedo de este deseo. No se
desanimen a la vista de las casas que se han desplomado,
de los deseos que no se han realizado. Se impone una
pregunta: ¿Cómo construir esta casa?; ¿cómo construir
la casa llamada vida? Jesús nos exhorta a construir sobre
roca. Solamente así la casa no se desplomará. Construir
sobre roca quiere decir, ante todo, construir sobre Cristo
y con Cristo. No se trata de palabras vacías, dichas por
un cualquiera, sino por Jesús. No se trata de escuchar a
una persona cualquiera, sino de escuchar a Jesús. No se
trata de cumplir cualquier cosa, sino de cumplir las
palabras de Jesús. No tengan miedo de apostar por
Cristo. Tengan nostalgia de Cristo, como fundamento de
la vida. Enciendan en ustedes el deseo de construir su
vida con él y por él”. (27/06/06)
ORACIÓN: Señor, tú eres mi roca donde me salvo.
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4. Diciembre. Viernes Semana 1ª Adviento 2020
Evangelio según San Lucas 9, 27-31.
Dos ciegos seguían a Jesús gritando: Ten compasión de
nosotros, hijo de David. Al llegar a la casa se le acercaron
los ciegos y Jesús les dijo: ¿Creen que puedo hacerlo?
Contestaron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos,
diciendo: Que suceda conforme a su fe. Y se les abrieron
los ojos. Jesús les ordenó severamente: ¡Cuidado con que
lo sepa alguien! Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda
la comarca.
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4. Textos bíblicos: Is 29, 17-24; Mt 9, 27-31
Sal. 26: El Señor es luz y mi salvador.
Reflexión: El salmo 26 reza así en su primer versículo:
“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El
Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?”
Para un mundo sin esperanza es un toque de atención:
los ciegos nos dicen que hay quién engendra esperanza y
confianza. También a nosotros nos vale: a los que
acudimos continuamente, como estos dos ciegos, al Señor
que es Luz y Salvación. Si la súplica es sincera, nos
sucederá conforme a nuestra fe, como a ellos.
El salmista insiste: “Oigo en mi corazón: ´buscad mi
rostro´. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu
rostro”. Y Carlos G. Vallés, S. J. ora así: “Este es el
deseo de mi vida que recoge todos mis deseos. Palabras
atrevidas que yo no habría podido pronunciar si no me
las hubieras dado tú mismo. En otros tiempos nadie podía
ver tu rostro y permanecer con vida. Ahora te quitas el
velo y descubres tu presencia.
Sé muchas cosas de ti, incluso llegué a creer que
bastaba con lo que sabía, y eso era todo lo que yo podía
dar de mí. Pero ahora sé que puedo aspirar a mucho más,
porque tú me lo dices y me llamas y me invitas. Y yo lo
quiero con toda mi alma. Quiero ver tu rostro. Tengo
ciencia, pero quiero experiencia”.
Y se oye una voz que dice: “Espera en el Señor, sé
valiente, ten ánimo, espera en el Señor”.
ORACIÓN: Una cosa pido al Señor, habitar en su
casa.
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5. Diciembre. Sábado 1ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Mateo 9, 35-10. 1.6-8
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando
en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y
curando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las
muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban
extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen
pastor. Entonces dice a sus discípulos: La mies es
abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen,
pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su
mies. Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para
expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y
toda dolencia. A estos doce los envió Jesús con estas
instrucciones: vayan a las ovejas descarriadas de Israel.
Vayan y proclamen que ha llegado el reino de los cielos.
Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos,
arrojen demonios. Gratis han recibido, den gratis.
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5. Textos bíblicos: Is 30, 19-21. 23-26; Mt 9, 35-10.1.6-8
Sal. 146: Dichosos los que esperan en el Señor.
Reflexión: Aquí tenemos un mensaje de esperanza
cierta al adentrarnos en el Adviento. Jesús recorría los
caminos y enseñaba en las sinagogas proclamando el
reino de Dios y curando “toda enfermedad y dolencia”. Al
ver a las multitudes desorientadas se compadecía de su
abandono. Añade san Mateo que estaban “extenuadas”,
que es lo mismo que decir: “estaban muy cansadas,
débiles, especialmente después de hacer recorrido
caminos en busca de la palabra de Jesús”. Hoy también Cristo se apiada de los que sufren y nos
invita a tener y a repartir esperanza. Muchos hombres y
mujeres de hoy siguen igual, o peor: desorientados, -como
ovejas sin pastor-, desilusionados, hambrientos de verdad.
Si además están hundidos en una situación de pecado,
alcemos la vista en este Adviento y oigamos que Jesús
llega en la Navidad a salvarnos. Con esta confianza que Él
nos da, convirtámonos en anunciadores y comunicadores
de esperanza para los demás Hay una canción para este
tiempo, que anima a los desánimos: “Tiempo de espera, /
tiempo de esperanza; / es el Señor el que llega. / ¡Ven a
salvarnos, Señor”! Dios ya no viene en persona a vendar
las heridas de la humanidad. ÉL nos encarga que nosotros
vendemos heridas a nuestro alrededor. Tenemos que ser
adviento, es decir, tiempo de esperanza, para que nuestro
mundo esté menos triste.
ORACIÓN: Ven, Señor, ¡no tardes en llegar!
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6. Diciembre. Domingo 2º de Adviento 2020
Evangelio según san Marcos 1, 1-8
Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Como está escrito en el profeta Isaías: Yo envío a mi
mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz
del que grita en el desierto: Preparen el camino del Señor,
enderecen sus senderos; se presentó Juan en el desierto
bautizando y predicando un bautismo de conversión para
el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de
Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el
río Jordán y confesaban sus pecados. Juan iba vestido de
piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se
alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no
merezco agacharme para desatarle la correa de sus
sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los
bautizará con Espíritu Santo.
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6. Textos bíblicos: Is 40, 1-5.9-11; 2Pe, 8-14; Mc 1, 1-8
Sal. 84: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos
tu salvación.
Reflexión: Cuando Zacarías recibe en sus brazos al
hijo recién nacido, al que pondrá por nombre Juan, da
gracias bendiciendo a Dios y profetiza: “Y a ti, niño, te
llamarán profeta del altísimo, porque irás delante del
Señor a preparar sus caminos, anunciando la salvación
por el perdón de sus pecados”. Ese día la gente
comentaba al oír las palabras de Zacarías: “¿Qué va a ser
de este niño? Porque la mano de Dios esta con él”.
San Marcos, al comienzo de su evangelio nos va a
revelar quién ese niño que ya llamaba la atención de la
gente. Es el mismo niño, llamado Juan, ya adulto,
dándonos razón de que es él el mensajero que precede al
Hijo de Dios. Está en el desierto, bautizando y anunciando
“un bautismo de conversión para el perdón de los
pecados”. La gente ha tomado en serio esa llamada de
Juan y confiesa sus pecados. Su vida es muy austera,
significada en el vestir y en el comer. Cumple con la
misión que le ha encomendado el Padre, anunciando al
verdadero enviado de Dios, pero con humildad, sin
atribuirse lo que corresponde sólo al que más grande que
él.
El tiempo de adviento es el anuncio de que llega Dios
a nuestra vida. ¿Haremos, como Juan, de mensajeros de
ese Jesús que nace para nosotros y nos llena de su Amor?
ORACIÓN: ¡Ven, Señor, que te esperamos!
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7. Diciembre. Lunes 2ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según san Lucas 5, 17-26
Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos
fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas
de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba
con él para realizar curaciones. En esto, llegaron unos
hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico
y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No
encontrando por donde introducirlo a causa del gentío,
subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través
de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él,
viendo la fe de ellos, dijo: Hombre, tus pecados están
perdonados. Entonces se pusieron a pensar los escribas y
los fariseos: ¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién
puede perdonar pecados sino solo Dios? Pero Jesús,
conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: ¿Qué
están pensando en sus corazones? Qué es más fácil, decir:
Tus pecados te son perdonados, o decir: ¿Levántate y echa
a andar? Pues, para que vean que el Hijo del hombre tiene
poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al
paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y
vete a tu casa. Y, al punto, levantándose a la vista de ellos,
tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a
su casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de
todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían:
Hoy hemos visto maravillas.
El paralítico, perdonado y curado, se fue a su casa dando gloria a Dios.
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7. Textos bíblicos: Is 35, 1-10; Lc 5, 17-26. Sal. 84: He aquí nuestro Dios; viene en persona y
nos salvará.
Reflexión: Esta página del evangelio de san Lucas
tiene hoy unos datos novedosos que no aparecen en otras
narraciones de milagros y que hacen de él un hermoso y
conmovedor relato. En primer, lugar nos presenta a Jesús
enseñando, acompañado por “unos fariseos y maestros de
la ley”, llegados de “todas las aldeas, de Galilea, Judea y
Jerusalén”; están sentados. Además de esos oyentes, hay
una “gentío” que abarrota el lugar y que hace difícil el
acceso a Jesús. Aunque a Jesús habitualmente le
acompaña el poder realizar milagros, como hijo de Dios
que es, el evangelista resalta, como originalidad, que hoy
ese poder de curar está en él de una manera extraordinaria.
Es muy sorprendente, además, el modo como llega el
paralítico hasta Jesús. Y extraña también que quien le
mueve a Jesús a curar no es la fe del enfermo, sino la de
los amigos que lo ponen delante. No menos sorpresa
causa que Jesús invierta el orden de cosas: perdona los
pecados y, ante la acusación de los escribas y fariseos
escandalizados, demuestra que él lo puede hacer, porque
él cura y sana por su propio poder.
Sigue lo habitual: la reacción de la gente sencilla que se
asombra y alaba a Dios. El curado no es menos
agradecido.
Y nosotros, ¿nos llenamos de gratitud y del temor de
Dios al ver que “hace maravillas” a los creen en él?
ORACIÓN: Por tu poder, Señor Jesús, ¡sálvanos!
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8. Diciembre. La Inmaculada Concepción 2020
Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios
a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María. El ángel,
entrando en su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo. Ella se turbó grandemente ante estas
palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le
dijo: No temas, María, porque has encontrado gracia ante
Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le
pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo
del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: ¿Cómo será
eso, pues no conozco varón? El ángel le contestó: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer
será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha
concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la
que llamaban estéril, porque para Dios nada hay
imposible. María contestó: He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró.
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8. Tex bíbl: Gen 3, 9-15.20; Ef 1, 3-6.11-12. Lc 1, 26-38
Sal. 97: Cantad al Señor un cántico nuevo porque
he hecho maravillas.
Reflexión: Hoy, 8 de diciembre, celebramos, con toda
la Iglesia, la Solemnidad de la Inmaculada Concepción,
una de las fiestas cristianas más importantes de todo el
año. ¿Por qué se celebra hoy? La Iglesia celebra
el nacimiento de la Virgen María el 8 de septiembre.
Por tanto, según el ciclo de la concepción humana, nueve
meses, fue concebida en el seno de su madre el 8 de
diciembre. De ahí la fiesta. No celebramos el hecho de
que nació, sino el privilegio que le concedió Dios, según
el dogma, o creencia que, desde hace muchos siglos
admite la Iglesia. El año 1854, el Papa Pío IX estableció
que, según la fe de la Iglesia, la madre de Jesucristo, en
ningún momento fue tocada por el pecado original. Es
decir, que desde el momento en que fue concebida en el
seno de su madre Ana, hasta su muerte, María estuvo libre
de todo pecado. Dios concede a esta mujer judía, María, el
privilegio de nacer sin pecado por lo que va a ser, la
madre del Hijo del Dios encarnado en sus entrañas. Se la
representa como una mujer joven. Todos los detalles de la
imagen, vestido y manto de blanco y azul, coronada con
doce estrellas y pisando la cabeza de una serpiente, son
símbolos de la pureza que le caracteriza.
Honremos este privilegio mariano y vivamos
protegidos por la que nos trajo al mundo al Salvador.
ORACIÓN: Concédenos, Señor, por intercesión de la
Virgen Inmaculada llegar a ti limpios de todo pecado.
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9. Diciembre. Miércoles 2ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Mateo 11, 28-30
Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que
están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Tomen mi
yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus
almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
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9. Textos bíblicos: Is 40, 25-31; Mt 11, 28-30.
Sal. 102: a Bendice, alma mía al Señor.
Reflexión: Breve, brevísimo, es el texto del evangelio.
Pero denso, densísimo, el contenido. En estas invitadoras
palabras se resume casi toda la vida de Jesús. Podríamos
decir que hasta el mensaje del Antiguo Testamento
resuena en estas frases. El Papa Francisco, al convocar el
Jubileo de la Misericordia, afirmó que “Jesús es el rostro
de Dios misericordioso”. Y ese es el mensaje de los
profetas. Estos lo sentimientos de un Dios que “tanto amó
al mundo que nos entregó a su Hijo”.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tan
arraigado en la vida de los cristianos, tiene como base
estas palabras, promesas que el mismo Jesús hizo a la
vidente, Santa Margarita María Alacoque. Así actuó
durante toda su vida y, especialmente al morir en la cruz.
Presentemos a Jesús cada una de esas necesidades que
él enumera, al calor de estas palabras del Prefacio de la
fiesta del Sagrado Corazón: “El cual, con amor
admirable,
se entregó por nosotros, elevado sobre la cruz hizo que de
la herida de su costado brotaran, con el agua y la sangre,
los sacramentos de la Iglesia, para que así, acercándose
al Corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con
gozo de la fuente de la salvación”.
Desde nuestros cansancios, cargando su yugo suave,
acerquémonos a ese corazón manso y humilde. “Se rebajó
hasta someterse a la muerte de cruz”. Y todo por AMOR.
ORACIÓN: Dame, Señor, un corazón como el tuyo.
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10. Diciembre. Jueves 2ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Mateo 11, 11-15
Jesús dijo al gentío: En verdad les digo que no ha
nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista;
aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más
grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta
ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos
lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta
que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal
que quieran admitirlo. El que tenga oídos, que oiga.
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10. Textos bíblicos: Is 41, 13-20; Mt 11, 11- 15
Sal. 144: El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad.
Reflexión: ¿Tenemos oídos para oír estas palabras de
Jesús, en estos días de Adviento? Y, sobre todo, ¿tenemos
corazón para entender que el reino de los cielos hoy, como
en tiempos de Juan el Bautista, sufre violencia y sólo los
que, como él, arriesgando su vida y defendiendo la
verdad, lo consiguen?
Aquí está el Precursor. El día que nació Juan, según
nos cuenta san Lucas, la gente que acudió a la fiesta
quedaron maravillados al ver que su padre Zacarías había
recobrado el habla pues, por su falta de fe se había
quedado mudo. Y los vecinos, sobrecogidos, se
preguntaban por el futuro de aquel niño, afirma el
evangelista: “La mano de Dios estaba con él”.
Juan Bautista, el profeta “más grande nacido de
mujer”, como dice Jesús, aparece como la voz que llama a
una conversión. Nos prepara a la próxima venida de Jesús,
y nos habla con palabras de fuego y con grandes
exigencias. Es humilde. Niega ser la luz, pero él da
testimonio de la luz. Niega ser el Mesías, pero él es la voz
que grita lo que hay que hacer para recibir al Masías.
Buen ejemplo para prepararnos a la cercana Navidad.
En un mundo que solo busca cosas materiales, hemos de
preparar a nuestros contemporáneos a que encuentren la
Luz que alumbra y da vida; da LA VIDA.
ORACIÓN: Ven, Señor, y sálvanos.
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11. Diciembre. Viernes 2ª Semana de Adviento
2020
Evangelio según San Mateo 11, 16-19
¿A quién compararé esta generación? Se asemeja a
unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:
Hemos tocado la flauta, y no han bailado; hemos entonado
lamentaciones, y no han llorado. Porque vino Juan, que ni
comía ni bebía, y dicen: Tiene un demonio. Vino el Hijo
del hombre, que come y bebe, y dicen: Ahí tienen a un
comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras.
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11. Textos bíblicos: Is 48, 17-19; Mt 11, 16-19.
Sal. 1: El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la
vida.
Reflexión: “Jesús compara la generación de su tiempo
con aquellos muchachos siempre descontentos que no
saben jugar con felicidad, que rechazan siempre la
invitación de los otros: si hay música, no bailan; si se
canta un canto de lamento, no lloran; ninguna cosa les
está bien. Aquella gente no estaba abierta a la Palabra de
Dios. Su rechazo no es al mensaje, es al mensajero.
Preferían refugiarse en una religión más elaborada: en
los preceptos morales, como los fariseos; en el
compromiso político, como los saduceos; en la revolución
social, como los zelotas. Pero al predicador, no. Jesús les
hace recordar: "Sus padres han hecho lo mismo con los
profetas".
El pueblo de Dios tiene una cierta alergia por los
predicadores de la Palabra: a los profetas, los ha
perseguido, los ha asesinado. Estas personas dicen
aceptar la verdad de la revelación, pero al predicador, la
predicación, no. Prefieren una vida enjaulada en sus
preceptos, en sus planes revolucionarios o en su
espiritualidad desencarnada. Son aquellos cristianos
siempre descontentos de lo que dicen los predicadores.
Estos cristianos que son cerrados, que están enjaulados,
estos cristianos tristes no son libres. ¿Por qué? Porque
tienen miedo de la libertad del Espíritu Santo, que viene a
través de la predicación. (Papa Francisco, 13-12-13)
¿Y nuestra generación? ¿Y nosotros? ¿A quién oímos?
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ORACIÓN: Hazme dócil a tu Palabra, Señor.
12. Diciembre. Nuestra Señora de Guadalupe 2020
Evangelio según san Lucas 1, 39-47.
María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la
montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías
y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu
vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi
Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la
que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se
cumplirá. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
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12. Textos bíblicos: Sb 7, 7-11; Hb 4, 12-13; Mc 10, 17-30
Sal. 89: Sácianos de tu misericordia, Señor, y toda
nuestra vida será alegría.
Reflexión: Esta es una de las fiestas marianas que, por
caer en Adviento, ayudan a prepararnos con el corazón
rebosante los sentimientos puestos en la mujer que mejor
se preparó para la Navidad.
Hoy la virgen de Guadalupe es de todos los países,
por ser Patrona de todos los países del continente
sudamericano y parte de Centroamérica y del Caribe, Y, al
ser Patrona, tiene como una encomienda de Dios para
velar por todos sus hijos y devotos.
Ante los desastres, comunes muchos y diferentes
otros que sufren los países ´guadalupanos´, valga la
palabra, todos ellos están amenazados, algunos debstados
por la pandemia de ese invisible y mortal coronavirus.
Como protegidos por tan buena Madre, podemos recordar
las palabras de La Guadalupana a Juan Diego, bascando
consuelo y protección: “Escucha, y ponlo en tu corazón,
hijo mío el menor, que no es nada lo que te asusta y
aflige. Que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas
esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad y angustia.
¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi
sombra y resguardo?, ¿No soy yo la fuente de tu alegría?
¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Tienes necesidad
de alguna otra cosa? Que ninguna otra cosa te aflija, ni
te perturbe”.
ORACIÓN: Porque eres mi Madre y yo el más
pequeño de tus hijos, cumple con la promesa, ¡ayúdame!
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13. Diciembre. Domingo 3º de Adviento
2020
Evangelio según San Juan 1, 6-8.19-28.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba
Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la
luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la
luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y este es el
testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde
Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: ¿Tú
quién eres? Él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el
Mesías. Le preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?
Él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el Profeta? Respondió: No. Y
le dijeron: ¿Quién eres, para que podamos dar una
respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti
mismo? Él contestó: Yo soy la voz que grita en el
desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el
profeta Isaías. Entre los enviados había fariseos y le
preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el
Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan respondió: Yo bautizo
con agua; en medio de ustedes hay uno que no conocen, el
que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la
correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra
orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
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13. Tex bí.: Is 61, 1.2a.10-11; 1Tes 5, 16-24; Jn 1, 6-8.19-28.
Sal. 97: Me alegro con mi Dios.
Reflexión: El evangelista san Juan nos sitúa, con todo
detalle, el acontecimiento y mensaje de este tercer
domingo de Adviento. Estamos en Betania, junto a la otra
orilla del Jordán. Y en este escenario, el otro Juan, el
Precursor del Mesías, que bautiza y da testimonio de la
que es y lo que hace. Da testimonio de la luz, aunque él no
es la luz, pero para otros sean.
Sometido a un interrogatorio por los sacerdotes y
levitas del templo confiesa con claridad lo que es, y niega,
-dice no- a lo que es no. ¡Qué maravillosa lección de
sinceridad y humildad! No es la luz; no es el Mesías, no es
Elías, ni otro profeta. Pero es, confiesa con firmeza, una
voz en el desierto gritando que se allanen los caminos,
para prepararlos al que viene detrás, que es el verdadero
enviado. Él sólo bautiza con agua. La confesión termina
con esa frase: no soy digno de desatar la correa del que le
precede y, en nuestro lenguaje popular podría decirse: no
le llego a la suela del zapato -sandalia-.
La sociedad consumista que nos domina y manipula,
nos ha robado el adviento -tiempo de espera y de
esperanza- y ha proclamado, desde hace meses, que han
llegado “las navidades”. Así, en plural, se hace alusión a
las fiestas que están al margen de Navidad. Esta sí que es
la celebración cristiana que colma nuestros mejores
deseos: ha nacido el Salvador. ¿Cómo nos estamos
preparando?
ORACIÓN: ¡Apresura tu venida, Señor!
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14. Diciembre. Lunes 3ª Semana de Adviento
2020
Evangelio según San Mateo 21, 23-27.
Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le
acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo
para preguntarle: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién
te ha dado semejante autoridad? Jesús les replicó: Les voy
a hacer yo también una pregunta; si me la contestan, les
diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo
de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?
Ellos se pusieron a deliberar: Si decimos del cielo, nos
dirá: ¿Por qué no le han creído? Si le decimos de los
hombres, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan
por profeta Y respondieron a Jesús: No sabemos. Él, por
su parte, les dijo: Pues tampoco yo les digo con qué
autoridad hago esto.
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14. Textos bíblicos: Num 24, 2-7.15-17a.; Mt 21, 23-
27.
Sal. 24: Señor, instrúyeme en tus sendas.
Reflexión: Meditación del Papa Francisco 1-6-13
“¿Con qué autoridad hacéis estas cosas? Quieren tender
"una trampa" al Señor, tratando de llevarlo contra la
pared, hacerle equivocarse. Pero ¿cuál es el problema
que esta gente tenía con Jesús? En realidad, el problema
que escandalizaba a esta gente era el de que los demonios
gritaban a Jesús: ¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el
Santo! Este es el centro, esto escandaliza de Jesús: Él es
Dios que se ha encarnado. También a nosotros nos
tienden trampas en la vida, pero lo que escandaliza de la
Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo. Y esto
no se tolera, esto el demonio no lo tolera. Cuántas veces
se oye decir: Pero, vosotros cristianos, sed un poco más
normales, como las otras personas, ¡razonables! Este es
un discurso de encantadores de serpientes: Pero, sed así
¿no?, un poco más normales, no seáis tan rígidos... Pero,
detrás de esto está: Pero, no vengáis con historias ¡que
Dios se ha hecho hombre! La Encarnación del Verbo,
¡ese es el escándalo que está detrás! Podemos hacer
todas las obras sociales que queramos, y dirán: Pero qué
buena la Iglesia, qué buena la obra social que hace la
Iglesia. Pero, si decimos que hacemos esto porque
aquellas personas son la carne de Cristo, viene el
escándalo. Y esa es la verdad, esa es la revelación de
Jesús: esa presencia de Jesús encarnado”.
ORACIÓN: Creo que Jesús se hizo hombre verdadero.
95
15. Diciembre. Martes 3ª Semana de Adviento
2020
Evangelio según San Mateo 21, 28-32
Dijo Jesús s los sacerdotes y a los ancianos del
pueblo. ¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Se
acercó al primero y le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en la
viña. Él le contestó: No quiero. Pero después se arrepintió
y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le
contestó: Voy, señor. Pero no fue. ¿Quién de los dos
cumplió la voluntad de su padre? Contestaron: El primero.
Jesús les dijo: En verdad les digo que los publicanos y las
prostitutas van por delante de ustedes en el reino de Dios.
Porque vino Juan a ustedes enseñándoles el camino de la
justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y
prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto,
ustedes no se arrepintieron ni le creyeron.
¿Qué les parece? ¿Nos hemos arrepentido nosotros?
96
15. Textos bíblicos: Sof 3, 1-2.9-13; Mt 21, 28-32
Sal. 33: El afligido invoca al Señor, y él lo escucha.
Reflexión: “En Jesús no existe un ‘no’: siempre, ‘sí’,
para la gloria del Padre”. (Papa Francisco)
“El hombre de por sí está tentado de oponerse a la
voluntad de Dios, de tener la intención de seguir su
propia voluntad, de sentirse libre sólo si es autónomo.
Este es todo el drama de la humanidad. Pero en verdad
esta autonomía es errónea y este entrar en la voluntad de
Dios no es una oposición a uno mismo, no es una
esclavitud que violenta mi voluntad, sino que es entrar en
la verdad y en el amor, en el bien.
Y Jesús atrae nuestra voluntad, que se opone a la
voluntad de Dios, que busca la autonomía, atrae esta
voluntad nuestra a lo alto, hacia la voluntad de Dios. Este
es el drama de nuestra redención, que Jesús atrae a lo
alto nuestra voluntad, toda nuestra aversión contra la
voluntad de Dios y nuestra aversión contra la muerte y el
pecado, y la une con la voluntad del Padre: "No se haga
mi voluntad sino la tuya”. En esta transformación del
"no" en "sí", en esta inserción de la voluntad de la
criatura en la voluntad del Padre, Él transforma la
humanidad y nos redime. Y nos invita a entrar en este
movimiento suyo: salir de nuestro "no" y entrar en el "sí"
del Hijo. Mi voluntad existe, pero la decisiva es la
voluntad del Padre, porque ésta es la verdad y el
amor. (Benedicto XVI, 20 de abril de 2011).
Como nos enseñó Jesús, digamos siempre de corazón:
97
ORACIÓN: Padre, hágase siempre tu voluntad.
16. Diciembre. Miércoles 3ª Semana. Adviento
2020
Evangelio según San Lucas 11, 47-54
Juan, llamando a dos de sus discípulos, los envió al
Señor diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que
esperar a otro? Los hombres se presentaron ante él y le
dijeron: Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte:
¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?
En aquella hora curó a muchos de enfermedades,
achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó
la vista. Y respondiendo, les dijo: Vayan y anuncien a
Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos
andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los
muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y
¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!
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16. Textos bíblicos: Is 45, 6c-8.18.21b; Lc 7, 19-23
Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo
derramen.
Reflexión: Una de las características de nuestro
mundo es la de comprobarlo todo. Ha proclamado muchas
veces que Dios no existe; que Cristo es un ser
extraordinario, pero no se le reconoce como Dios y
hombre verdaderos, como lo confiesa la Iglesia. Hay
muchos que se llaman cristianos, y rechazan la Iglesia
como obra de Cristo. Otros, aunque no nieguen
abiertamente la existencia de lo revelado por Dios, se
debaten en interrogantes que denotan una fe muy escasa, o
una ignorancia grave. Y este podría ser el conjunto de los
que se preguntan, o preguntan a Cristo: ¿Eres tú el que ha
de venir o tenemos que esperar a otro? La respuesta sigue
dándonosla el mismo Jesús, como lo hizo a los discípulos
de Juan el Bautista.
Ser cristino no es una teoría, ni una filosofía, como lo
dijo el Papa Benedicto XVI. Cristiano es el que sigue a
Jesús. Y el que lo sigue, lo llega a conocer si entiende su
lenguaje. Porque Jesús no está sólo en el templo. Y, por
tanto, no lo encontramos sólo en el templo. Él está en el
pobre, en el marginado, en el que sufre y un largo etcétera
que Jesús presentó a los discípulos de Juan. Y sigue
realizando a través de los que nos llamamos cristianos las
mismas obras de Jesús. Si no lo hacemos, no habrá
manera por la que nos conozca como sus discípulos. Lo
hemos meditado en el domingo 22 de noviembre pasado.
ORACIÓN: Que te encuentre, Señor, en el que sufre.
99
17. Diciembre. Jueves 3ª Semana de Adviento
2020
Evangelio según San Mateo 1, 1-3.5-7.11-17.
Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a
Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá
engendró, de Tamar, a Fares y a Zará. Salmón engendró,
de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed
engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de
la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón
engendró a Roboán. Josías engendró a Jeconías y a sus
hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del
destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel,
Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a
Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a
Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín,
Aquín engendró a Eliud, 15Eliud engendró a Eleazar,
Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual
nació Jesús, llamado Cristo. Las generaciones desde
Abrahán a David fueron en total catorce; desde David
hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la
deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.
100
17. Textos bíblicos: Gen 49, 1-2.8-10.; Mt 1, 1-3.5-7.11.17
Sal. 71: En sus días florezca la justicia y la paz
abunde eternamente.
Reflexión: A partir de hoy comienza la segunda parte
del Adviento en la que Iglesia reza así: “Estás viendo,
Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del
nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad,
fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría
desbordante”.
San Mateo, como leemos hoy, quiere demostrar que
Jesús es de nuestra raza y que se ha encarnado para liberar
al hombre desde donde viven los hombres de toda la
historia, aquí en la tierra. Este evangelio es el de
Jesucristo, el Mesías. Y para Mateo es importante
demostrar que en Jesús se cumplen todas las promesas y
expectativas del Antiguo Testamento. Por eso recoge aquí
la gran promesa mesiánica, hecha a Abraham y fijada en
su estirpe, o descendencia, de David. Abrahán, es el punto
de partida, el padre de la promesa. En su narración, san
Mateo reparte las generaciones anteriores a Jesús en tres
grandes bloques con catorce generaciones cada uno. Es
una forma de decirnos que en estos personajes de nombre
raro descansan las promesas. No todos fueron santos. La
intención del evangelista es afirmar que Jesús entró en
nuestra historia y que, en las páginas que siguen, Jesús va
a cumplir todo lo anunciado en el Antiguo Testamento.
Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador, “no se disfrazó de
hombre”, se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Caminemos a la Navidad.
ORACIÓN: Ven, Señor, ¡no tardes en llegar!
101
18. Diciembre. Viernes 3ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según san Mateo 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera: María,
su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del
Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería
difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas
había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un
ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no temas
acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en
ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo
de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese
lo que había dicho el Señor por medio del profeta: Miren:
la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por
nombre Enmanuel, que significa Dios-con-nosotros.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el
ángel del Señor y acogió a su mujer.
102
18. Textos bíblicos: Jer 23. 5-8; Mt 1, 18-24.
Sal. 71: En sus días florezca la justicia, y la paz
abunde eternamente.
Reflexión: “Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”. Estas
palabras siguen a las escritas y proclamadas en el día 17.
Dios tenía muy bien planeadas las cosas. Lo que había
anunciado y prometido no era la liberación de la
humanidad realizada por un héroe cualquiera. En su
condición de Padre de toda la raza humana, “tanto amó
Dios al mundo que nos entregó a su Hijo”. La aventura
comenzó con la elección de la Madre del Salvador, pero
como era virgen, el Poderoso dispuso las cosas eligiendo
al último eslabón de la descendencia de David, a José, el
varón justo, para que hiciera de padre legal entre los de su
pueblo, como nos presenta esta meditación de hoy. Y José
lo hizo muy bien. Amaba a María, con la que estaba
desposado, pero no convivían y amó mucho a Jesús, que
aprendió tan bien su oficio que lo conocían como “el hijo
del carpintero”. Pero, sobre todo, amaba a Dios que
conocía su corazón, “era justo”, es decir, bueno a
cabalidad. Después de aquel sueño que ciertamente
mejoró algún otro sueño perturbador, lo hizo todo como
se lo había pedido el ángel. “Y la acogió”.
Buen patrón para acompañarnos en este camino, ya
corto, que nos llevará a una felicísima Navidad.
ORACIÓN: “Camina, camina, amante José, y no te
separes de tu amado bien”. (Villancico)
103
19. Diciembre. Sábado 3ª Semana de Adviento
2020
Evangelio según san Lucas 1, 11-20.24
A Zacarías se le apareció el ángel del Señor, de pie a la
derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se
sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le
dijo: No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido
escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás
por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos
se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos
del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu
Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos
de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el
espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de
los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la
sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo
bien dispuesto. Zacarías replicó al ángel: ¿Cómo estaré
seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad
avanzada. Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel,
que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para
hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te
quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto
suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se
cumplirán en su momento oportuno. Días después
concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco
meses, diciendo: Esto es lo que ha hecho por mí el Señor,
cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la
gente.
ORACIÓN: “Nos visitará el sol que nace de lo alto”.
104
(Zacarías: Himno “Bendito sea el Señor”, Lc 1, 78)
19. Textos bíblicos: Jue 13, 2-7-24-25; Lc 1, 11-20.24
Sal. 70; Que se llene mi boca de tu alabanza, y así
cantaré tu gloria.
Reflexión: Como decíamos en páginas anteriores, Dios
hizo bien las cosas, como siempre, y quiso que a su
Enviado le precediera un buen mensajero. El anuncio del
ángel de los mensajes, Gabriel, se ha aparecido, en plena
liturgia al sacerdote del Templo, ya anciano, llamado
Zacarías. La propuesta le extraña, aunque, como le dice el
ángel, Dios ha escuchado su petición: su esposa dará a luz
un hijo. Con una gran encomienda: “Irá delante del Señor
a preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”. Es
interesante analizar cómo Lucas hace una narración
minuciosa del escenario del encuentro y enumera las
consecuencias del nacimiento, incluido el nombre que le
pondrá. Lo que anuncia Gabriel es una buena noticia.
Pero, como le dice el ángel, se quedará mudo porque “no
ha dado fe a sus palabras”.
Es serio el problema de la falta de fe. En hechos en los
que interviene Dios, parece que el Omnipotente cree más
en sus criaturas que ellas en Él. Dios sigue creyendo en el
hombre y le encomienda hermosas tareas. “Dios, cuando
nos ama, nos restituye a su imagen, y para hallar en
nosotros la figura de su bondad, nos concede que
podamos hacer lo que Él hace, iluminando nuestras
inteligencias e inflamando nuestros corazones, de modo
que no sólo le amemos a Él, sino también a todo cuanto
Él ama”. (San León Magno).
105
ORACIÓN: “Creo en Dios Todopoderoso”
20. Diciembre. Domingo 4º de Adviento 2020
Evangelio según San Lucas 1, 26-38
El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de
la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia,
dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella
se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba
qué saludo era aquel. El ángel le dijo: No temas, María,
porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu
vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor
Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y
María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco
varón? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá
sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra;
por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios.
También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su
vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril,
porque para Dios nada hay imposible. María contestó: He
aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
Y el ángel se retiró.
106
20. Text: 2 Sam 7, 1-5.8-12.14; Rom 16, 25-27; Lc 1, 26-38
Sal. 88: Cantaré eternamente tus misericordias,
Señor.
Reflexión: Qué diferente narración la de ayer. El
escenario fue el del Templo esplendoroso de Jerusalén. El
destinatario, un sacerdote del Templo. En esta escena todo
ocurre en el silencio, no se precisa dónde. Y la
destinataria no es ninguna persona de relieve en la
sociedad judía. No es otra que una joven nazarena,
desconocida, en un pueblo del que “no puede salir nada
bueno”, como dijo el apóstol Natanael. Ah, pero la
encomienda es, si cabe, más trascendental. El mismo
arcángel Gabriel es el encargado de la visita. La cultura
cristiana ha embellecido, con verdadera fe, todo el
episodio, al que llamamos con dos frases sublimes, La
Anunciación a María, o, mejor, La Encarnación del Hijo
de Dios. Aquí desembocan los años de años en que el
mundo ha esperado que se cumpla la mayor y mejor
promesa de Dios. ¡Dios viene en persona a salvarnos!
“La muchacha nazarena”, como la llamó el Papa
Francisco, escuchó de labios de su prima Isabel que era
bienaventurada, porque creyó. No dudó cuando Gabriel le
dijo las más hermosas palabras que una criatura puede oír.
Entendió y se turbó. Pero el ángel le sacó de dudas. El
Papa Francisco no exagera cuando dice que “llama la
atención la fuerza del ´sí´ de María joven. ¡María se la
jugó!”
ORACIÓN: Madre de todos los hombres, enséñanos
a decir que sí.
107
21. Diciembre. Lunes 4ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Lucas 1, 39-45
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en
camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció
que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la
criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y,
levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo
llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha
dicho
el Señor lo cumplirá.
108
21. Textos bíblicos: Cant 2, 8-14; Lc 1, 39-45
Sal. 32: Aclamad justos al Señor, cántenle un
cántico nuevo.
Reflexión: María se puso tan contenta cuando Gabriel
le dio, como garantía del encargo de Dios, que su prima
Isabel estaba en cinta, que el evangelista escribe: “se
levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña”.
María no corre por curiosidad, por averiguar la noticia. Es
tan importante lo que le ha comunicado el ángel, que
María no lo puede guardárselo para ella sola, como dice el
himno de la fiesta de la Visitación: “Cuando el ángel se
alejó, María salió al camino. Dios ya estaba entre los
hombres. ¿Cómo tenerle escondido?” Va buscando un
signo y ella es también un signo de Dios para la
humanidad. Además, el viaje a la montaña es una
comunicación de fe con su prima y es un descubrimiento
porque es un viaje de servicio y, a la vez, viaje misionero.
Viaje misionero y evangelizador, ya que María recorre los
mismos caminos que Jesús, al que lleva dentro, un día
recorrerá en misión de anunciar la Buena Noticia de la
salvación. Se convierte así en la primera misionera. María,
como la tradición lo ha mantenido vivo, es la mujer que
va en ayuda de su prima, anciana y estéril, pero convertida
en milagro de fecundidad por el Dios todopoderoso. “Al
desplazarse por caminos incómodos para encontrarse con
su prima, inaugura y muestra el estilo de Dios,
caracterizado por el servicio, el abajamiento y la
solidaridad con los necesitados”. (Hna. María Ko,
Salesiana).
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ORACIÓN: Enséñanos, María, los caminos de
Jesús.
22. Diciembre. Martes 4ª Semana de Adviento 2020
Evangelio según San Lucas 1, 46-56
María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado
la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega
a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas
con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba
del trono a los poderosos enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia -como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su
casa.
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22. Textos bíblicos: 1Sam 1, 22-28; Lc 1, 46-56
Sal. 1 Sam: Mi corazón se regocija en el Señor, mi
Salvador.
Reflexión: Isabel cantó la fe de María con unas
expresiones como no se han hecho a otro ser humano. La
proclamó dichosa, feliz, bienaventurada, a lo que María
respondió cantando la grandeza de Dios porque ha hecho
en ella grandes obras. Así brotó el Magníficat, el canto de
María por el que se hace solidaria con su pueblo y con
toda la humanidad. Los entendidos en Sagradas Escrituras
analizan el canto de María en dos partes. La primera:
Siendo María la pobre, la pequeña esclava del Señor, pone
de relieve el contraste entre su pequeñez y la grandeza de
Dios. La nada que es ella y el todo que es Dios, el vacío
que es la doncella y la plenitud que es su Dios, son la
mayor maravilla. Esa realidad provoca la alegría presente
y la futura felicitación de todas las generaciones. El autor
de todo, el Poderoso, santo, misericordioso con los que le
son fieles. Además, María, en la segunda parte de su
Magníficat, dirige su mirada al mundo, al de entonces, al
de ahora y al de todos los tiempos y que es el escenario de
lo que Dios ha realizado en la humanidad. Ella capta y
expresa en sus palabras, la mentalidad de Dios: “El escoge
a los humildes y a los pobres y, por el contrario, abaja a
los poderosos y soberbios.
Dios se acuerda de su misericordia y sigue haciendo
“obras grandes” porque es el Poderoso.
ORACIÓN: Mi alma proclama siempre tu grandeza.
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23. Diciembre Miércoles 4ª Semana de Adviento
2020
Evangelio según San Lucas 1, 57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz
un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el
Señor le había hecho una gran misericordia, y se
alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar
al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero
la madre intervino diciendo: ¡No! Se va a llamar Juan. Y
le dijeron: Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que
se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: Juan es su
nombre. Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó
a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron
sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por
toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían
reflexionaban diciendo: Pues ¿qué será este niño? Porque
la mano del Señor estaba con él.
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23. Textos bíblicos: Mal 3, 1-4.23-24; Lc 1. 57-66
Sal. 1: Levántense, alcen la cabeza: se acerca su
liberación.
Reflexión: San Lucas establece en su primer capítulo
un paralelismo entre el anuncio y el anuncio de Jesús ye el
de su precursor Juan el Bautista. Un paralelismo que lleva
consigo unas diferencias muy marcadas. Hoy, al meditar
en el nacimiento del Precursor nos sorprende el hecho de
la popularidad que adquiere este acontecimiento. Se trata
de un nacimiento poco común: el padre es sacerdote del
templo de Jerusalén, un matrimonio bendecido por Dios y
que los vecinos y parientes celebran como una bendición
de Dios a una mujer estéril. Por otra parte, se sale de lo
normal lo sucedido al poner el nombre al recién nacido:
Zacarías, mudo, no puede dar razón de por qué no sigue la
tradición, ponerle su nombre; sale al paso Isabel que
señala un nombre extraño, Juan, y al exigirle al padre la
razón y confirmar lo dicho por la madre, se produce la
recuperación del habla. El evangelista señala que todos
quedaron maravillados. No era para menos.
Señala san Lucas que lo ocurrido corrió de boca en
boca por los habitantes de la montaña. No era un chisme:
era la admiración por aquellos acontecimientos realizados
por Dios, no sólo para la familia, sino para todo el pueblo
de Dios. San Lucas señala que reflexionaban sobre el
futuro de aquel niño y reconocían: “el Señor estaba con
él”. ¿Reconocemos nosotros las obras de Dios en nuestra
vida?
ORACIÓN: Que te descubra, Señor, en tus obras.
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24. Diciembre. Jueves 4ª Semana de Adviento
2020
Evangelio según San Lucas 1, 67-79
Zacarías, padre, de Juan, se llenó de Espíritu Santo y
profetizó diciendo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos
una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo por boca de sus
santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros
enemigos y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza y el juramento que juró a
nuestro padre Abrahán para concedernos que, libres de
temor, arrancados de la mano de los enemigos, le
sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos
nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del
Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus
caminos, anunciando a su pueblo la salvación por el
perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para
iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de
muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
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24. Textos bíblicos: 2Sam 7, 1-5.8-12.14-16; Lc 1, 67-69
Sal. 88: Cantaré eternamente tus misericordias,
Señor.
Reflexión: Zacarías, al escuchar al ángel que sería
padre, aunque él y su esposa eran ancianos, y ella estéril,
contestó con una pregunta: “¿cómo estaré seguro de
eso?”, que denota falta de fe. Queda mudo hasta que nació
el niño anunciado y Zacarías prorrumpe en este hermoso
himno que la Iglesia lo canta todas las mañanas en el rezo
de los Laudes. No es suyo porque, como lo señala san
Lucas, es el Espíritu Santo quien lo mueve.
El himno tiene dos partes, la primera es una bendición: La
bendición de Zacarías no es por el hijo que le ha nacido,
sino porque llega la liberación del Mesías, anunciada por
los profetas, tanto tiempo esperada y que será anunciada
por Juan, el niño de acaba de nacer. Zacarías manifiesta el
anhelo de su pueblo, el Israel fiel, de una tierra nueva, en
la que reinará la paz y podrá rendir a Dios el culto que se
merece, con santidad y justicia, en su presencia todos
nuestros días.
En la segunda parte Zacarías anuncia el futuro de su hijo
Juan: Elegido por Dios como el precursor del Mesías,
preparará para él un pueblo bien dispuesto. Pero lo que
más sobresale es la admiración por la persona y obra de
Jesús Mesías, que vendrá como el sol que nace de lo alto
para iluminar a los que caminan en tinieblas y sombras de
muerte.
ORACIÓN: El Señor está cerca. Nace para nosotros.
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25. Diciembre. NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020
Evangelio según San Juan 1, 1-5.9-14. Media noche.
Sucedió en aquellos días que salió un decreto del
emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo
el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo
Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse,
cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y
familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en
Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en
Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba
encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a
ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito,
lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque
no había sitio para ellos en la posada. En aquella misma
región había unos pastores que pasaban la noche al aire
libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel
del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió
de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:
No teman, les anuncio una buena noticia que será de gran
alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David,
les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí
tienen la señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre. En torno al ángel, apareció una
legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
de buena voluntad.
116
25. Textos bíblicos: Jn 1, 1-5.9-14; Lc 13, 1-9
Sal. 97: Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Reflexión: Del Papa San León Magno, siglo IV, son
estos fragmentos de una homilía suya: "Hoy, ha nacido
nuestro el Salvador; alegrémonos. No puede haber lugar
para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma
que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la
alegría de la eternidad prometida. Nadie tiene por qué
sentirse alejado de semejante gozo, a todos es común la
razón para el júbilo: porque nuestro Señor, destructor del
pecado y de la muerte, como no ha encontrado a nadie
libre de culpa, ha venido para liberarnos a todos. El Hijo
de Dios, al cumplirse la plenitud de los tiempos,
establecidos por los inescrutables y designios divinos,
asumió la naturaleza del género humano para
reconciliarla con su Creador, de modo que el demonio,
autor de la muerte, se viera vencido por la misma
naturaleza gracias a la cual había vencido. Por eso,
cuando nace el Señor, los ángeles cantan
jubilosos: Gloria a Dios en el cielo, y anuncian: y en la
tierra paz a los hombres que ama el Señor. Reconoce,
cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho
partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con
un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa
de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides
que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado
a la luz y al reino de Dios”.
ORACIÓN: Hoy en la tierra nace el Amor, nace Dios.
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26. Diciembre. San Esteban, Primer mártir 2020
Evangelio según san Mateo 10, 17-22
Dijo Jesús a sus discípulos: ¡cuidado con la gente!,
porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las
sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y
reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante
los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo
que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se
os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis
vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro
Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al
hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los
hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por
todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el
final, se salvará.
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26. Textos bíblicos: Hch 6, 8-10; 7, 54-59; Mt 10. 17-22
Sal. 30: A tus manos, Señor, encomiendo tu
espíritu.
Reflexión: “Hoy celebramos la fiesta de san Esteban.
El recuerdo del primer mártir sigue inmediatamente a la
solemnidad de la Navidad. Ayer contemplamos el amor
misericordioso de Dios, que se ha hecho carne por
nosotros; hoy vemos la respuesta coherente del discípulo
de Jesús, que da su vida. Ayer nació en la tierra el
Salvador; hoy nace para el cielo su testigo fiel.
Hay un aspecto particular en el relato de hoy de los
Hechos de los Apóstoles, que acerca a san Esteban al
Señor. Es su perdón antes de morir lapidado. Jesús,
clavado en la cruz, había dicho: Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen; de modo semejante,
Esteban poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz:
Señor, no les tengas en cuenta este pecado. Por tanto,
Esteban es mártir, que significa testigo, porque obra
como Jesús. En efecto, es un verdadero testigo el que se
comporta come Él: quien reza, ama, da, pero, sobre todo,
el que perdona, porque el perdón, como dice la misma
palabra, es la expresión más alta del don. Pero ¿para qué
sirve perdonar? Encontramos una respuesta precisamente
en el martirio de Esteban. Entre aquellos por los cuales él
imploró el perdón había un joven llamado Saulo; este
perseguía a la Iglesia y trataba de destruirla. Poco
después Saulo se convirtió en Pablo, el Apóstol de los
gentiles. Había recibido el perdón de Esteban”. (Papa
Francisco, 26-diciembre-2015)
119
ORACIÓN: Señor, que aprenda a perdonar siempre.
27. Diciembre. LA SAGRADA FAMILIA 2020
Evangelio según San Lucas 2, 22-32 Cuando se cumplieron los días de su purificación,
según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para
presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley
del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al
Señor, y para entregar la oblación, como dice la ley del
Señor: un par de tórtolas o dos pichones. Había entonces
en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y
piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu
Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu
Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del
Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando
entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él
lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y
bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han
visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu
pueblo Israel.
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27. Text. bíblic: Ecl 3, 2-6.12-14; Col 3, 12-21; Lc 2, 22-32
Sal. 67: Nuestro Dios es un Dios que salva.
Reflexión: La presentación de Jesús en el Templo es
una de las fiestas que, nacidas en el Oriente cristiano,
arraigaron en Roma y sus iglesias como una de las fiestas
más populares durante siglos. Hoy se celebra con menos
solemnidad, pero ha calado en la vida cristiana. El nombre
griego “Hipa pante” significa Encuentro. Esta fiesta tiene
un triple contenido. Primero: ante todo, se celebra como
“Presentación del Señor”, como la ofrenda de Jesús a su
Padre. Así lo prescribía la ley de Moisés: “Todo
primogénito será consagrado al Señor”. En segundo lugar,
es fiesta de la Iglesia que sale al encuentro de su Señor, ya
que el Señor, Él mismo, por su divina iniciativa, se digna
salir al encuentro de su Iglesia. Jesús viene a nuestro
encuentro. Por último, el carácter mariano, como lo
expresa San Pablo VI en la exhortación “Marialis cultus”,
de 1974: “La fiesta del 2 de febrero, a la que se ha
restituido la denominación de la Presentación del Señor,
debe ser considerada para poder asimilar su amplísimo
contenido, como memoria conjunta del Hijo y de la
Madre, es decir, celebración de un misterio de la
salvación realizado por Cristo, al cual la Virgen estuvo
íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de
Yahvé, como ejecutora de una misión referida al antiguo
Israel y como modelo del nuevo Pueblo de Dios,
constantemente probado en la fe y en la esperanza del
sufrimiento y por la persecución”.
ORACIÓN: Jesús, tú eres luz y gloria de tu pueblo.
121
28. Diciembre. Fiesta de los Santos Inocentes
2020
Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se
apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al
niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que
yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para
matarlo. José se levantó, tomó al niño y a su madre, de
noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de
Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por
medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Al verse
burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó
matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y
sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había
averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho
por medio del profeta Jeremías: Un grito se oye en Ramá,
llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus
hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.
122
28. Textos bíblicos: 1Jn 1, 5-2,2; Mt 2, 13-18
Sal. 123: Hemos salvado la vida, como un pájaro,
de la trampa del cazador.
Reflexión: El hecho de que este día, en que la Iglesia
Católica celebra el martirio de los niños de Belén y sus
alrededores, según nos cuenta san Mateo, sea costumbre
hacer bromas y, a veces pesadas, no deja de ser extraño
por contradictorio. La costumbre parece proceder de que
Herodes se vio burlado por el rumbo que tomaron los
reyes al regresar a su tierra, sin hacerle la visita. Les había
avisado el cielo. Sea lo que sea, la Iglesia, respetuosa
siempre y ardorosa defensora de la vida, presenta a
nuestra consideración el valor de la vida y las amenazas
que le acechan por las actitudes egoístas de nuestro
tiempo. Parece ser que estorban los hijos, como estorba
también Dios, a este nuestro mundo material y
hedonístico, que se ha olvidado de su origen divino y de
su destino, también divino. El Papa Francisco condena
esas actitudes: “Este texto, el del evangelio, nos pone ante
la tragedia de la matanza de seres humanos indefensos,
del horror del poder que desprecia y destruye la vida. Los
niños de Belén murieron a causa de Jesús”. Y dice la
Iglesia: “dieron gloria a Dios no de palabra, sino con su
muerte”.
Qué hermosas palabras las del Papa san Pablo VI en su
testamento: “Señor, te doy gracias porque me has
llamado a la vida, y más aún todavía, porque haciéndome
cristiano me has regenerado y destinado a la plenitud de
la vida”.
123
ORACIÓN: Dame, Señor, vida y dámela abundante.
29. Diciembre Martes día 5º Octava de Navidad
2020
Evangelio según San Lucas 2, 33-35
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se
decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su
madre: Este ha sido puesto para que muchos en Israel
caigan y se levanten; y será como un signo de
contradicción y a ti misma una espada te traspasará el
alma, para que se pongan de manifiesto los pensamientos
de muchos corazones.
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29. Textos bíblicos: Rm 8, 26-30; Lc 2, 33-35
Sal. 95: Alégrese el cielo, goce la tierra
Reflexión: Entre los sobrenombres, atribuidos a María
por la tradición de los cristianos, que son como apellidos
honrosos y que provienen del ser o del quehacer de María,
está el de llamarle La Candelaria. La representan llevando
en la mano una candela, o vela, a veces muy modernas. Sí,
ya sé que los devotos han querido representar a María
llevando consigo la luz que es Cristo. Lo reza el anciano
Simeón: Tú, Señor, presentas a este niño que lleva en los
brazos, “como luz para alumbrar a las naciones”. María
es, por tanto, la portadora de la Luz. Pero a mí, como a
muchísimos creyentes marianos, nos llaman más la
atención las palabras que, como espada afilada, dichas a
María, le tuvieron que admirar más.
Después de llenar de admiración a los padres de Jesús
por las profecías que hizo de su vida, dirigiéndose a María
le dijo tajante, sin adornos, “y a ti misma una espada te
atravesará en alma”. A María no se le ahorraron dolores
desde casi el mismo comienzo de su maternidad. Siempre
fue fiel. El poeta y sacerdote José Luis Martín Descalzo
escribió unos versos en los que pone de relieve que, por
eso, podemos llamar a María “mujer de fe”. Recuerda las
cosas que le dijo el ángel y ella comenta:
“¡Qué fácil le fue todo / al buen Gabriel! / Dijo que es
Dios y es hombre, / dijo que es hijo y rey... y en lo demás,
Señora, use la fe.”
ORACIÓN: Señora, por tu grande fe, ayúdame a
creer.
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30. Octubre. Jueves día 6º Octava de Navidad 2020
Evangelio según San Lucas 2, 36-40
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la
tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había
vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y
cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con
ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel
momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a
todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y,
cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor,
se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y, cuando
cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por
su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de
sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
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30. Textos bíblicos: 1 Jn 2, 12-17; Lc 2, 36-40
Sal. 95: Alégrese el cielo, goce la tierra
Reflexión: “El Evangelio viene a nuestro encuentro
con una imagen muy bonita, conmovedora y alentadora.
Es la imagen de Simeón y de Ana, de quienes nos habla el
Evangelio de la infancia de Jesús, de san Lucas. Eran
realmente ancianos, el “viejo” Simeón y la “profetisa”
Ana que tenía 84 años. No escondía la edad esta mujer. El
Evangelio dice que esperaban la venida de Dios cada día,
con gran fidelidad, desde hacía muchos años. Querían
verlo precisamente ese día, recoger los signos, intuir el
inicio. Quizá estaban también un poco resignados, ya, a
morir antes: esa larga espera continuaba sin embargo
ocupando su vida, no tenían compromisos más
importantes que este. Esperar al Señor y rezar. Y así,
cuando María y José llegaron al templo para cumplir la
disposición de la Ley, Simeón y Ana se movieron
impulsados, animados por el Espíritu Santo. El peso de la
edad y de la espera desapareció en un momento.
Reconocieron al Niño, y descubrieron una nueva fuerza,
para una nueva tarea: dar gracias y dar testimonio por
este Signo de Dios. Simeón improvisó un bellísimo himno
de júbilo. Ha sido un poeta en ese momento. Y Ana se
convierte en la primera predicadora de Jesús: “hablaba
del niño a quienes esperaban la redención de Jerusalén”. (Audiencia del Papa Francisco, 11 de marzo de 2015).
ORACIÓN: Dame, Señor, la valentía de anunciar,
como Ana, la salvación a los que esperan.
127
31. Diciembre. Jueves 7º día Octava de Navidad
2020
Evangelio según San Juan 1, 1-5.9-16
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba
junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio
junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se
hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la
vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. El Verbo era la luz
verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al
mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio
de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los
suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les
dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su
nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de
carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del
Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de
él y grita diciendo: Este es de quien dije: el que viene
detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía
antes que yo. Pues de su plenitud todos hemos recibido,
gracia tras gracia.
El
Verbo
se
hizo Carne.
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31. Textos bíblicos: 1JN 2, 18-21; Jn 1, 1-5.9-16
Sal. 95: Alégrese el cielo y goce la tierra.
Reflexión: “El prólogo de Juan es ciertamente el
texto clave, en el que la verdad sobre la filiación divina
de Cristo halla expresión plena. Él que “se hizo carne”,
es decir, hombre en el tiempo, es desde la eternidad el
Verbo mismo, es decir, el Hijo unigénito: el Dios “que
está en el seno del Padre”. Es el Hijo “de la misma
naturaleza que el Padre”, es “Dios de Dios”. Del Padre
recibe la plenitud de la gloria. Es el Verbo por
quien “todas las cosas fueron hechas”. Y por ello, todo
cuanto existe, le debe aquel “principio” del que habla el
libro del Génesis, el principio de la obra de la creación.
El mismo Hijo eterno, cuando viene al mundo
como “Verbo que se hizo carne”, trae consigo a la
humanidad la plenitud “de gracia y de verdad”. Trae la
plenitud de la verdad porque instruye acerca del Dios
verdadero a quien “nadie ha visto jamás”. Y trae la
plenitud de la gracia, porque a cuantos le acogen les da
la fuerza para renacer de Dios: para llegar a ser hijos de
Dios. Desgraciadamente, “el mundo no lo conoció”, y,
aunque “vino a los suyos”, muchos “no le recibieron”.
Según el prólogo de Juan, Jesucristo es Dios porque es
Hijo unigénito de Dios Padre. El Verbo. El viene al
mundo como fuente de vida y de santidad.
Nos encontramos aquí en el punto central y decisivo de
nuestra profesión de fe: “El Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros”. (San Juan Pablo II. Catequesis, 3-junio-1987)
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