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ESQUIS- MIRET: BASTONES DUROALÚMINIO
COMPETICION
BOTAS ·ALLAIS
ULTIMOS MODELOS 'EN
SECCION SASTRERIA
ARENAL, 24 --- ---------------- MADRID .. • • • • • . .
~ : .....................................................................................
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HIPEMAR ARTICULOS PARA DEPORTES
PU~RTA -DEL. SOL, 13. :-: MADRID
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PEÑALARA HEVISTA ILUSTHADA DE ALPI~ISMO
AÑO XXV l 9 4 l
OcTUBRE- NovrEl\IBRE- DiciEli!BRE
NúMEHO 271
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¡FRA CO, FRA CO, FRANCO! ¡ARRIBA ESPAÑA!
S. E. el Gen~ralfsimo D. Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de Espana y Jefe del nuevo Estado.
(Dib. P. Muguruza.) PEÑ
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t SOCIOS DE LA S. E. A. PEÑALARA CAlDOS POR DIOS Y 'POR ESPAÑA EN NU·ESTRA
GUERHA DE LIBERACION.
Don Alberto Alvarez Rementería. ,. Alfonso de Ayarra Díez- Vi
llavicencio. ,. Pascual Azanza García. ,. Enrique ·Bailly- Bailliere M u-
n tesa. ,. Federico Balle&ter Asensi. ,. Gonzalo Blanco Caro. ,. Manuél Carballeda Andrade. ,. Miguel Cervera Moya. , Ignacio Corujo y López Vi-
. llamil. , Manuel Dávila Zorraquiain. » Avelino Eguía .. , Francisco F.ernández. » Rafael Fernández Aguilar. » Francisco Galiana Serra. » Salvador Galiana Serra. » Julio Gallego Echenagosia. » Luis Felipe García Sanchiz. , Felipe ·carda. , Manuel' García Santos.
Srta. Concepción Garrudo. Don José Gascón Hernández.
, Tomás Ibáñez Muñoz. , Arquímedes Iza Uria. » Ramón Juncosa y Dálac. » J ulián López Y arto.
Don Antonio Luque García. ,. Arsenio Millán Hernando. ,. Luis Moreno Lázaro. » Juan Moya.
Srta. Sagrario Muro. Don Alonso de Orleáns - Borhón
y S_ajouia Coburgo-Gotha. ,. Sebastián Oyaga de España. ,. Alberto Pereda Gutiérrez. ,. Luis Pereda. , José del Prado O'Neil. » José Prat Torres. ,. Federico Primo de Rivera y
Cobo de Guzmán. » Luis Rico García Diego. ,. Joaquín Roviralía Navarro. ». Tomás Rubio Rodríguez. , Luis Ruiz Ledesma .. » Mariano Ruiz de Alda Val. ,. Alvaro Sáinz de Baranda y
Moya. ,. Anto.nio Ubillos Sánchez. » José M: Ugalde Aguirreben-
goa. » Francisco Varo Reina: » .Emilio Vázquez. » Rafael de la Vega Tudela. » Adolfo Zaldo Muriedas.
¡·P R E S E N T.E S! PEÑ
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Año XXV Octubre- Noviembre- Diciembre 1941 · N~m. 271
ORGANO DE LA . SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ALPINISMO :PEÑALARA
DIRECTOR:
J . Delgado Úbeda.
AVENIDA DE
~OSE ANTONIO - NUME~~ 27, 3.'
~MADRID ·REDACTOR· JEFE:
Enrique G.a Herreros
p R o L o G o 1936-1941
¡Cinco año$ de interrupción en nuestra vida periodística, que desde octu- · bre de 1913 a julio de 1936 fué continuo exponente de las actividades montañeras de nuestra Patria! ...
Hoy, después de este largo interva1o forzoso, vuelve PEFIALARA a la palestra dispuesta a reanudar su actividad y a hacerse digna de su historial brillante, recuperando el puesto que antes d;e la guerra había alcanzado no solamen.te en el solar hispano, sino en el mzindo internacional . . ·N~ somos de los que decimos al re
emprender la tarea: "Aquí no ha pasado nada"; al contrario, en España ha ocurrido mucho, y a no olvidarlo ja-· más·deben tender siempre nuestr:os afa-
nes de reconstrucción nacional en. todos los órdenes, incluso el deportivo. ,
Ha ocurrido· mucho en España, tanto, que ha hecho cambiar por completo algunos de los conceptos de la vida; la amistad, la fr~ternidad montañera ... .¡He ahí concepciones puramente ideológicas que fracasaron en nuestra tragedia! Amigos de siempre, camaradas de las cumbres, se convirtieron e1i viles delatores de íntimos sentires, en irreconciliables antagonistas, enemigos en una lucha cruenta, sin cuartel ni consideraciones humanitarias de ninguna clase ... ·
Nuestras montañas recuperaron el alto . sentido de su importancia nacional, perdido en la indife.rencia de los que al hoUarlas últimamente llevaban h!Jsta
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ellas . el eco de contiendas políticas in· signific{mte6. ante su grandeza, y al sacudirse el lastre de estúpidos letreros con los que gentes de criterio· pobre guisieron mancillarlas, desempeñaron en nuestra cruzada el papel histórico que las correspondía.
¡Altos de los Leones de Castilla y de Soinosierra, baluartes inexpugnables de esforzá.dos pe· chos españoles que o pusieron desde· el pri· mer momento el valladar de su firmeza varonil a los empujes de la horda!
¡Sierras de Albarracín, montes de Alcr:,_bierre, Pirineos, grandiosos t€3-tig~s ile tantas hazañas y también de tan dolorosas destrucciones! •..
¡E levadas montañaS de Sierra N evada, montañas y montañaS es· pañolas, cuyos nombres bien amados de los montañeros tanto sonaron en los partes de _guerra triunfales de nuestro . E jér· cito N a e i o· nal! ...
Muchos de nuestros com· pañeros de tra· bajo y de ex· cursión nos de·
¡Alturas' gloriosas del Escudo, donde el frente rojo se escindió para dar paso a la conquista de Cantabria1
·Excmo: Sr. General D. José Moscardó, presidente de la Delegación Nacional de Deportes de F. E. T. y de las J. O. N. S. y del Comité Olímpico Español, actual rector de todas las
j'aron para "siempre, por una eterni· dad... Un os perdieron s u vida por ser españoles sim· plemente. Otros tuvieron · más fortuna y muneron con actividades deportivas españolas. (Fot, Alfonso.)
¡Cumbres del Duranguesado, de Garbea y de Sollube, claves funda,;.~ del país vasco!
¡Puertos de V entaniÍla, de Arcenorio, de Tarna en la divisoria aSturiano-leonesa! ¡Cimas de Asturias, ingentes Picos de Europa, objeto de una segunda recqnquista que ta "Santina" robada no pudo mateTialmente presidir! ...
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las armas en la mano defendi~ndo un ideal. Unos y otros nos contemplan hoy desde los luceros, incitándonos .a que --aun .del).· tro de estas. actividades deportivas- tengamos un sentimiento más austero de la vida. a que la miremos como un acto ·continuo de servicio.
A dar· este sentido de milicia-que y_a PEÑ
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de por st tiene el deporte- al mont"añismo, considerándole no simplemente como un ejercicio banal, sino c~mo una manera dE! educat;ión moral y física del individuo, ha 'de tender especial~ente nuestra Revista, siguiendo en esto las· normas dE? la Delegaoión ·Nacional de Deportes de· F. E. T. y de las }. O. N. S., organismo que hoy rige las actividades deportivas de 1,lUestra 'España bajo la
presidencia del gloriosO general D. José Moscardó.
Sirvan estas líi&eas de respetuoso homenaje a su excelsa figura y de fraternal saludo a todos los montañeros españoles y amigos de todo el mundo que. 'hoy se debate ·en sangrienta contieRda, de la que la de Espaiia fué preludio.
¡Arriba España! J. DELGADO UBEDA.
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D O C u .. M E N T O S t PEPE DEL P.RADO
U NA fecha desconocida se lo llevó para siempre; una tierra profanada e ig
norada aún, lo cobija; tierra santa que nos lo esconderá eternamente, sin que podamos hacer el debido honor a sus restos mortales.
Supiste morir con orgullo montañero, alta •la frente y la mirada tranquila hacia tu montafia querida, el pensamiento en tu Dios eterno, a quien ofreciste como último acto de tu yida ejemplar el perdón de tus asesinos. Ninguno te vimqs caer, no podemos hacer la apología de tu muerte, pero no puede haber duda: ¡te estoy viendo ! N o pudo morir de otra manera quien, como tú, sorteara con inigualable serenidad los peligros de las altas montañas, las cruentas heladas de las negras noches junto a las cumbres, las traidoras avalanchas, el vértigo de las escaladas, las feroces ventiscas y las tupidas nieblas del Pirineo, de tu Pirin.eo, del tuyo, sí, más tuyo que de nadie, ya que en él acampaste en todos sus rincones y en todas las épocas, recorriste todos sus caminos, escalaste todas sus cumbres, descansaste en todas sus quebradas y pernoctaste en todas sus alturas, acariciado por todos los vientos, azotado por sus nieves . y ventiscas, únicamente protegido por la- débil tienda de campaña, tu palacio, tu casa, tu hogar. Tú disfrutaste completamente solo del ruidoso silencio. de sus circos, te sbbrecogiste con la grandiosidad sin límites del pa:saje. infernal en la invernada, alegre y acogedor en el estío. Pudiste pensar, reír y . llorar para ti m:smo, sin que nadie ¡;e chanceara ni compadeciera de ti ; en fin, pudiste y llegaste a compenetrarte con el Pirineo, y por . eso éste· te respetó siempre, cuando vió que no te vencía ni con sus hielos, ni con sus vientos, ni con sus
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nieblas, ni con SU& nieves. Cesó en su luchay se dió por vencido y ... sin em~argo, manos criminales de hombres te asesinaron, pero ... ¡tampoco te vencieron!, pues el vencerte hubiera supuesto tu cobarde entrega, y tú, ni. supiste ser cobarde, ni podías entregarte, acostumbrado a luchar y siempre a vencer, en tu constante lucha contra tos ~lementos.
Honda huella dejaste entre nosotros, Pepe del Prado. Para muchos fuiste el iniciador, para otros el guía y para todos el camarada perfecto, prudente y callado, modesto entre los modestos, sacrificado hasta el límite.
Ni una queja, ni una palabra, fuerte. ni un atisbo de orgullo ni superioridad, él, que por linaje y categoría montañera, podría haber capitaneado equipos y excursiones. Era siempre uno más entre todos, cuando sus conocimientos, su experiencia y su "materia prima" le situaban sin discusión en el pi-imerísimo lugar. En excursiones colectivas aceptaba todos los programas, todos los planes,. todas las ideas, y solamente se hacía escuchar para recomendar prudencia al camar;~da inexperto o demas=ado decidido, prudencia que, por rarl!za muy suya, no d~rrochaba cuando él trepaba o descendía.
Su ilusió~ más arraigada eran los campamentos de Alta Montaña, tanto en verano como en invierno; de estos últimos precursor y primer practicante en nuestro país, y también gozaba con prolongadas estancias en las cumbres más altas, · en las que procuraba esperar la lle~ada del crepúsculo, para disfrutar después de la emoción sin igual de ui1 descenso nocturno e~1 esquís, de unos rappeles brindados al negro horizonte, o de un improv;sado campamento en la crestería, a ve-PE
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ces sin saco y sin provtstones y por cobijo tan sólo el tnanto estelar, temeratja imprudencia que él criticaba, pero que le eútusiasmaba improvisar.
·Sus ansias montañeras no tuvieron límite, y qo solamente recorrió y escaló to-
dos. los mac!ZQS españoles,· SÍnQ que, en alas de su entusiasmo, traspasó ·tas fronteras para disfrutar de las mismas emociones en los altivos Alpes, doctorado por excelencia de tddo montañero.
En esquí practicó todas las' especiali-·
José del Prado en Pirineos. (Fot. Herreros.)
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dades, y su calidad y entusiasmo proporcionaron días de triunfo, en concursos, a nuestra Sociedad y nuestra región, cuyos nombres elevó al más alto lugar, conquistando los primeros pue~tos: Guadarrama, Nuria, La Malina, Sierra N evada, quedan como mudos testigos por sus éxitos, y Candanchú, su patria chica esquiadora, le recuerda como su primer maestro y su mejor propagandista.
Romántico escritor y fotógrafo privilegiado, supo trasladar a nuestra Revista las emociones vividas, las experiencias ganadas, la bondad de su arte, enmarcadas ~n s.u prosa sencilla y fácil, francamente sentida.
Quiero te.nninar su añoranz·a. en el declinar apacible de un día montañero. En la bravía Pedriza, incendiadas sus altas peñas por el rojo sol del crepúsculo, en feroz contraste cort el gris profundo de sus .umbrías, me siento sobrecogido y un mucho emocionado, y en esta para mí confidencial hora. de recogimiento, de quietud absoluta, pienso ... pienso en ti, P.epe, que un mal día te perdimos, y una fuerza irresistible me obliga a gritar tu nombre, que hiriendo el sagrado silencio del pétreo circo, se repite in11úmeras veces, acompañando mi angustiosa llamada el coral eco de todos los picachos, retumbando· agonizante ·hasta perderse en la lejanía .
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Esperatrtos... y no nos contestas. Pero levanto mi vista y frente a mí, amparan do la entrada del Refugio, está tu nombre, y al "verlo he recordado a los que quisieron, a los que pretendieron acabar contigo, con tu nombre, con tu historia y con tu espíritu : ¡ ¡cómo se equivocaron! l Hoy más que nunca estás entre nosotros, pues te tenemos en nuestra Pedriza y a .tu completo gusto, ¿verdad, Pepe? Sabíamos de tu adoración por ei Pirineo y, sin embargo, te hemos dejado aquí, tan cerca nuestro, ,Para que los que. te conocimos podamos recordarte siempre y para que los que no llegaron a disfrutar de tu mejor amistad aprendan y veneren· tu nombre, adalid de una nueva dinastía de mon-
. tañeros. Rodeado de cumbres, castigado por el
sol, azotado por todos los vientos, ¡ Refugio José del Prado!. .. tú eres su representación viva, su recuerdo perenne; tú, como él, callas siempre, y sólo de cuando en cuando, al rozar en tus muros el viento zumbón, protestas con aullido profundo y penetrante, como si quisieras hacer llegar a los que te asesinaron que un buen día la cólera Divina vengará tu muerte y la de aquellos otros .que también cayeron en aras de un mismo ideal.
JÚAN BAUTISTA MATO PARDO.
(G. f:... ·M. de la S. E. A. PEÑALARA.)
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L O S P 1 e o s
D ESDE Unquera, a orilla~ mismas del mar Cantábrico, s.e divisan perdi
das en el cielo entre nubes y veladas por las nieblas las blancas y afiladas agujas de Picos de Europa. Es un enórme y sal
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con el Deva. Nosotros seguimos el curso del río Deva arriba por un grandioso cañón, extremo oriental de los Picos. Las laderas tapizadas de avellanos se van inclinando; en una profunda poza del río,
· de verdosa transpa-vaje laberinto de roca caliza de suprema belleza. To-' rres altísimas, paredes perpendiculares, profundos tajos, espantables precipicios por los que se despeñan los ríos que bajan desde la~ nieves perpetuas.
r-~------~~-----....., rencia, discurre ve-
J .. , .. .,. "'"' ........
En Unquera el paisaje es suave, de tonalidades verdes ; los prados se recttes· tan cansados contra el río Deva, que ha perdido su bravura y blandamente entra en el mar. Una orilla es asturiana, la otra santanderina. La carretera remonta al río por su margen derecha ; en un prado, una rapacina que no logra crecer, a pesar de sus altas madreñas, bajo un
Ignacio Corujo, del Grupo de Alta Montaña de la S. E. A. PEÑALARA, fusilado por los rojos en Barcelona por su actividad españolista, autor de este articulo, hallado entre. sus papeies y que reproducimos como homenaje a su
loz una trucha ; los montes abiertos se van juntando. En Puente Llés la cordillera se cierra dejando muy reducido espacio al río, que por una grieta imponente de .paredes perpendiculares s e despeña por el estrecho ·cauce. Es el comienzo de la formidable y maravillosa garganta de La Hermida. La carretera, para ·que pueda seguir al río, ha tenido que ser labrada en la misma roca. Desde aquellas murallas verticales el cielo se divisa arriba, muy arriba; el río rápido choca contra Jos grandes peñascos que intentan
gloriosa memoria.
enorme paraguas, con voz suave que el río acompasa, canta una tonada. A los 12 kilómetros está P~nes, desde ·donde se divisan las cumbres lejanas cubiertas de nieve. En Panes empieza la carretera que va a Cangas de Onís bordeando los Picos. A los 24 kilómetros está . Arenas de Cabrales, punto estratégico para las e~cursiones del macizo central. A esta
· carretera la· acompaña desde Cabrales hasta Panes el río Cares, que se une allí
(Dió. Sandford.)
en vano intercéptarle el paso. Cuando la garganta se abre un poco, se ven, contrastando con la austeridad de la roca, pequeñas y rientes praderías colgadas a alturas inverosímiles, sobre las aguas del Deva. Y más · arriba, velada
· por los vapores y cubiertas por jirones de niebla, las ·hurañas cresterías y los afilados 'dientes de la roca. En el centro del desfiladero, las paredes se separan un poco y está el balneario de La H.er-
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