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Se estudian las formas en que la Generación del 37 pensó la política con el fin de instituir un orden político moderno en el Río de la Plata entre 1830 y 1853, en Buenos Aires y Montevideo, se reconstruyen los problemas fundamentales de una sociabilidad conceptual generacional a partir de las miradas de Echeverría y Alberdi, así como otros miembros de la Gen. del 37. Destacamos cuatro ejes de analisis que estructuran dicho discurso generacional: la conciencia histórica colectiva generacional; el lugar de la escritura como modo de gestión del espacio publico moderno, el paradigma capacitario de la política como episteme estructurador de los conceptos y lenguajes de su discurso político y la Representación como principio racional y dinamizador del orden político moderno.
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Universit Paris VIII- Vincennes- Saint Denis Ecole Doctorale : Pratique et thories du sens
Laboratoire: Logiques Contemporaines de la Philosophie LLCP
Universidad Nacional de Rosario Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales
THESE en cotutelle internationale pour obtenir le grade de DOCTEUR DE LUNIVERSITE PARIS VIII
Discipline PHILOSOPHIE
Et le grade de DOCTOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO
Discipline: SCIENCES POLITIQUES
Mara Mercedes Betria Nassif
PENSER LA POLITIQUE: LA GNERATION DE 1837 ET L'INSTITUTION DE L'ORDRE POLITIQUE MODERNE, 1830-1853. LES REGARDS D'ECHEVERRIA
ET D'ALBERDI
Directeurs de recherche: M. Patrice Vermeren et M. Eduardo Hourcade
Date de soutenance: 20 mars 2013
Jury:
Mme. Gabriela Rodrguez (PR Universidad de Buenos Aires)
Mme. Pilar Gonzlez Bernaldo de Quirs (PR Universit Paris VII)
M. George Navet (PR Universit Paris VIII)
Mme. Beatriz Dvilo (PR Universidad de Rosario)
M. Eduardo Hourcade (PR Universidad de Rosario)
M. Patrice Vermeren (PR Universit Paris VIII)
Resumen Estudiamos las formas en que la Generacin argentina de 1837 pens la poltica con el fin
de instituir un orden poltico moderno en el Ro de la Plata durante los aos 1830- 1853 en
Buenos Aires, cuando se origina el movimiento intelectual y en Montevideo, espacio del
exilio insurreccional donde se busc propiciar una activa oposicin poltica al rosismo.
Reconstruimos los problemas fundamentales de una sociabilidad conceptual generacional a
partir de las miradas de Esteban Echeverra y Juan Bautista Alberdi, sin desconocer, sin
embargo, los aportes de otros miembros de la Generacin del 37 tales como Juan Mara
Gutirrez, Miguel Can padre, y de los espectadores Domingo F. Sarmiento y Jos
Mrmol.
Destacamos cuatro ejes de anlisis que estructuran dicho discurso generacional: la
conciencia histrica colectiva generacional; el lugar de la escritura como modo de gestin
del espacio pblico moderno; el paradigma capacitario de la poltica como episteme
estructuradora de los conceptos y lenguajes de su discurso poltico y la Representacin
como principio racional y dinamizador del orden poltico moderno.
Este trabajo surge de un interrogante: cmo se piensa el orden poltico cuando el Estado
nacional es an una entidad inexistente? y, ms especficamente, cmo pens el orden
poltico la Generacin argentina de 1837? Cules fueron los conceptos que organizaron su
matriz epistemolgica para pensar la poltica durante el perodo 1830- 1853.
Nuestra investigacin intenta contribuir desde la historia conceptual y la filosofa poltica a
la pregunta acerca de los modos de pensar la poltica en el siglo XIX argentino; procura
realizar, en trminos de Pierre Rosanvallon, una historia conceptual de lo poltico en
nuestro siglo XIX que permita comprender los problemas que constituyeron ese trabajo
histrico de las elites letradas que ms tarde se materializara en un orden poltico estable
denominado Repblica Argentina.
Abstract
We study the ways argentinian generation of 1837 thought politics for institute modern
political order in Rio de la Plata between 1830- 1853 in Buenos Aires at the origins of
intellectual movement as well as in Montevideo place of insurrectional exile where they
intended to build a political opposition to rosism.
We reconstruct the fundamental problems of a conceptual and generational sociability
whith Echeverrias and Alberdis works but whithout forgetting the contributions of Juan
Maria Gutirrez, Miguel Can father and the so called spectators of Generation of 37
Domingo F. Sarmiento and Jos Marmol.
We underline four themes that estructurate the generational political discourse: the
historical and collective conscience; the importance of writing as a way of creating a
modern public space; the capacity paradigm of politics as a structure that orders their
political language and the Representation as a rational and dynamic principe in political
order.
These work came up of these first questions: how was that they thouth political orden when
National State didnt exist and, more specifically, which were the concepts that organized
their political discurse to think politics?
Our reserch intents to contribute conceptual history and political philosophy to interpretate
the forms of political thougt in argentinians 19 century. In terms of Rosanvallons works,
we hope to contribute to a conceptual history of politics that can give answers to the ways
that literate lite built a political order called Argentinian Republic.
A Ricardo Falcn, mi maestro en esta batalla
INDICE INTRODUCCION pgs Introduccin terico- metodolgica 1
1. Delimitacin del objeto de estudio, metodologa y corpus 4 2. La Nueva Generacin . Descripcin y tesis principales 11 3. Lecturas sobre la Generacin del 37 32 4. Poltica e historia. Marco terico y categoras de anlisis 35 5. Organizacin de la tesis 48
CAPITULO 1 Invencin y disputa en la Generacin de 1837 55
1. La autoevaluacin: Echeverra o el que suscribe 55 2. Espectadores de la Generacin del 37 73
La mirada de Sarmiento 74 La mirada de Jos Mrmol 86
3. La consagracin de un objeto de estudio 92 Juan Mara Gutirrez y la Edicin de las Obras Completas de Echeverra 92 Jos Manuel Estrada: La poltica liberal bajo la tirania de Rosas 97
4. La disputa entre Alberdi y Sarmiento 103 CAPITULO 2 Una generacin de publicistas 111
1. El tiempo del publicista 117 El siglo XIX: un siglo abierto y moderno 117 La Moda: una filosofa del tiempo 132
2. El lugar del publicista 144 La generacin del 37 hacedora de movimiento intelectual 151
3. La labor del publicista 160 El arte socialista: una epistemologa de lo social 166 De dogmticos, coleccionistas y visionarios. Algunas polmicas 177 CAPITULO 3 Una ciencia de la poltica 194
1. Los aos de Echeverra en Paris: la sociabilidad liberal de Le Globe 206 El hilo de Ariadna: una carta de Echeverra a Frderic Stapfer 211
Entre la silla y el poder: la organizacin de una clase poltica moderna 232
Alberdi: la voluntad filosfica 254 Breve manual para constituir el pas: las Bases 270
CAPITULO 4 Instituir el orden poltico moderno 275
1. El rosismo espacio de experiencia: objeto de estudio y desquicio de lo social 283
Rosas como objeto de estudio. El caso del Fragmento Preliminar 291 Las jvenes capacidades o el momento de la razn 299 Rosas como usurpador del poder legtimo y desquicio de lo social 304
2. El paradigma capacitario de la poltica 309 El mundo liberal de la Generacin del 37: entre Benjamin Constant y Francois Guizot 312
3. El gobierno representativo de los capaces: de la voluntad general a la razn colectiva 319
La crtca a la ley de 1821: del sufragio universal al sufragio capacitario 322 La jerarqua de las capacidades 324 Organizar la democracia y gobernar la herencia de Rosas 333
CAPITULO 5 Construir una oposicin poltica a Rosas 347
1. Una amplia red de sociabilidad: los emigrados mazzinistas y la Generacin del 37 354
La edicin crtica del Dogma Socialista a cargo de Alberto Palcos 354 Gian Battista Cuneo, Organizador mazzinista en el Ro de la Plata 358 Miguel Can: un Iniciador 362 Luigi Rossetti en el Rio Grande do Sul republicano 368 Gutirrez y Alberdi 374
2. El lenguaje insurreccional de la oposicin poltica 379 al rosismo
CONCLUSIONES 388 FUENTES Y BIBLIOGRAFIA 395 ANEXO 428
Abreviaturas
Archivo General de la Nacin Argentina: AGN
Biblioteca Nacional de Francia: BF
Biblioteca del Arsenal Francia: BA
Archivos Nacionales de Francia: ANF
Fondo Gian Battista Cuneo: Fondo GBC
Escritos Pstumos: EP
OC: Obras Completas
1
Introduccin terico- metodolgica
El objetivo de esta tesis es comprender las formas en que la Generacin argentina de
1837 pens la poltica con el fin de instituir un orden poltico moderno en el Ro de la
Plata durante los aos 1830- 1853, fundamentalmente, en Buenos Aires, cuando se
origina el movimiento intelectual y en Montevideo, espacio del exilio
insurreccional donde se busc propiciar una activa oposicin poltica al rosismo. De
esta manera, buscamos reconstruir los problemas y conceptos fundamentales de un
discurso poltico generacional, con sus similitudes y diferencias, a partir de las
miradas de Esteban Echeverra y Juan Bautista Alberdi en sus textos del perodo
mencionado sin desconocer, sin embargo, otras producciones que contribuyen a
interpretarlos, as como los aportes de otros miembros de la Generacin del 37 tales
como Juan Mara Gutirrez y Miguel Can padre, as como de los que llamamos
espectadores, Domingo F. Sarmiento y Jos Mrmol.
Hemos detectado cuatro ejes de anlisis que estructuran dicho discurso generacional
y que permiten organizar la presentacin de nuestra tesis: la conciencia histrica
colectiva generacional; el lugar de la escritura como modo de gestin del espacio
pblico moderno; el paradigma capacitario de la poltica como episteme
estructuradora de los conceptos y lenguajes de su discurso poltico y la
Representacin como principio racional y dinamizador del orden poltico moderno.
Este trabajo surge de un interrogante: cmo se piensa el orden poltico cuando el
Estado nacional es an una entidad inexistente? y, ms especficamente, cmo pens
el orden poltico la Generacin argentina de 1837? Cules fueron los conceptos que
organizaron su matriz epistemolgica para pensar la poltica durante el perodo 1830-
1853? Nuestra investigacin intenta contribuir desde la historia conceptual y la
filosofa poltica a la pregunta acerca de los modos de pensar la poltica en el siglo
2
XIX argentino; procura realizar, en trminos de Pierre Rosanvallon, una historia
conceptual de lo poltico en nuestro siglo XIX que intente comprender los problemas
que constituyeron ese trabajo histrico de las elites letradas que ms tarde se
materializara en un orden poltico estable denominado Repblica Argentina. Nuestro
punto de vista es recuperar esos conceptos que conforman un discurso poltico a
partir de una sociabilidad generacional, esto es, a partir de la voluntad generacional
reivindicada por los miembros de dicha generacin, en particular, por Esteban
Echeverra y por Juan Bautista Alberdi, ambos exponentes consagrados, usando la
metfora de Paul Bnichou, de la Generacin del 37, a la que contribuyeron a darle
vida y legitimidad poltica.
Devenir y construccin de lo que llamamos un objeto de estudio difcil. Si para los
analistas la Generacin del 37 es un objeto de estudio consagrado del denominado
pensamiento nacional, una entidad historiogrfica fundante o que se encuentra en
los orgenes del pensamiento argentino, nosotros buscamos deconstruir ese objeto
consagrado para repensarlo desde adentro, restituyndolo en su propia historicidad
con sus certezas y sus dificultades.
En este sentido, la constatacin general es que el relato fundacional acerca de la
Generacin del 37, de la que ella misma ha formado parte, la identifica con los
orgenes de una historia liberal antirrosista olvidando el dilogo difcil que
mantuvieron con el rosismo en tanto sistema poltico que se prolong en el Estado
provincial de Buenos Aires durante diecisiete aos. Nosotros intentaremos abordar
este tema a partir de considerar al rosismo como orden poltico existente y no en
trminos de un apoyo personal o ideolgico a Rosas.
Nuestra tesis es que Esteban Echeverra fue el organizador de la Generacin del 37
intentando, desde la Asociacin de la Joven Generacin Argentina, constituirla en
una clase poltica moderna apta por su capacidad poltica para ocupar un rol
predominante en un futuro gobierno representativo. Crtico del sufragio activo y
ampliado de 1821 implementado por los rivadavianos en Buenos Aires, propuso un
sufragio capacitario basado en los mritos personales del publicista, tal como en
3
Francia lo sostenan los liberales doctrinarios y los filsofos eclcticos. Juan Bautista
Alberdi, por su parte, comparti esta visin capacitaria de la poltica. Tempranamente
comenz a escribir libros dogmticos que deban dar cuerpo a lo que llamaron
ciencia de la poltica, es decir, un saber sistematizado sobre el orden poltico. Si
Echeverra se caracteriz por su rol de organizador, sobre todo en 1838 con la
fundacin de la Asociacin y en 1846 cuando intent rearmarla desde Montevideo,
Alberdi lo hizo por lo que llamamos su voluntad filosfica es decir, un lugar de
escritura que pensaba objetos de estudio con un mtodo y una doctrina cientfica
que deban servir al arte de gobernar las sociedades y que, por lo tanto, era una
escritura que mantena una explcita o implcita tensin dialgica con el Poder.
Esta generacin se pens a s misma a partir de su rol de movimiento intelectual, lo
que implicaba una cierta concepcin de la historia y un lugar de escritura colectivo.
Su voluntad fue la de constituirse en publicistas modernos, gestores de un espacio
pblico estructurado en base a temas que definan los locus conceptuales para pensar
la poltica a partir de los cuales, adems, legitimaron su pretensin de ser la futura
clase poltica de la Repblica Argentina. Hijos del siglo XIX, propusieron que el
pensamiento no poda ser individual, a la manera de los Filsofos de la Ilustracin, de
los cuales, sin embargo, seran herederos, sino que deba ser colectivo, generacional,
nuevo y moderno; el producto de una nueva poca abierta en 1789 y que ahora, ms
tranquila, deba terminar la revolucin. De este modo, el tiempo de su escritura no
fue el pasado tampoco el futuro sino lo contemporneo, un estado actual al que el
publicista deba ayudar a comprender. Es en relacin a esa concepcin del tiempo que
analizamos su derrotero en empresas colectivas tales como La Moda y El Iniciador,
la Joven Argentina y, una vez en el exilio en Montevideo, su intento de conformar
una oposicin poltica a Juan Manuel de Rosas, que reconstituyera, desde afuera, el
lazo social para ellos desquiciado por el gobernador de Buenos Aires.
4
Delimitacin del objeto de estudio, metodologa y corpus
Nuestro objeto de estudio es la sociabilidad conceptual generacional promovida por
la Generacin argentina de 1837 para pensar la institucin del orden poltico moderno
entre 1830 y 1853 en Buenos Aires y Montevideo. Nos referimos as a los conceptos
y a la red de sociabilidad que sostuvo un discurso generacional sobre lo poltico en
el Ro de la Plata durante esos aos.
Algunos de los miembros ms representativos de dicha generacin fueron Esteban
Echeverria, Juan Bautista Alberdi, Juan Mara Gutirrez, Miguel Can padre, Vicente
Fidel Lpez, Flix Fras y Jos Manuel Quiroga Rosas reunidos en Buenos Aires en
el Colegio de Ciencias Morales y la Universidad de Buenos Aires y, ms tarde, en el
Saln Literario y la Joven Generacin Argentina. Domingo Faustino Sarmiento y
Jos Mrmol fueron espectadores de dicha generacin, contribuyendo desde afuera
a la constitucin de su discurso generacional.
Ese discurso est configurado por cuatro ejes tericos que guan nuestra
investigacin: la conciencia histrica colectiva generacional; la constitucin del
publicista como gestor del espacio pblico moderno con una ciencia de la poltica;
el paradigma capacitario de la poltica como episteme estructuradora de los conceptos
centrales de ese discurso y, finalmente, la Representacin como principio racional y
dinamizador del orden poltico moderno. El discurso generacional, al mismo
tiempo, se constituye por algunos conceptos polticos claves tales como soberana de
la razn, capacidad poltica, Representacin, Democracia y soberana del
pueblo de los cuales intentamos dar cuenta a lo largo de nuestra investigacin.
Estos conceptos forman un discurso generacional que se constituye gracias a una
red de sociabilidad generacional. En efecto, desde nuestra perspectiva, el discurso
slo puede visualizarse a partir de la reconstruccin de una sociabilidad generacional
simblica y material, es decir que esa sociabilidad es a un mismo tiempo, condicin
de produccin del discurso y del sujeto colectivo que, al enunciarlo, se autoinstituye
como Generacin del 37.
5
Realizamos la reconstruccin de esta sociabilidad conceptual generacional con dos
estrategias, por un lado, la textual a partir de los trabajos escritos de dos exponentes
consagrados por la historiografa sobre el tema: Esteban Echeverra (1805- 1851) y
Juan Bautista Alberdi (1810- 1884) y, la otra, con una perspectiva de las
sociabilidades que intenta reconstruir redes de sociabilidad. En cuanto a la primera
estrategia, debemos sealar que fueron algunos de sus libros y empresas colectivas
las referencias centrales a partir de las cuales se conformara una trama de
sociabilidad conceptual y generacional que contribuira a delimitar una identidad
colectiva y un discurso generacional sobre la poltica, formado por problemas y
expectativas comunes. En efecto, tanto Echeverria desde su lugar de organizador
como Alberdi con su voluntad filosfica coadyuvaron a la existencia de una
Generacin del 37. En este sentido son exponentes consagrados porque ambos
dedicaron gran parte de sus esfuerzos intelectuales, a partir de 1846, a exponer, es
decir, a relatar el sentido del trabajo intelectual que haba tenido esta generacin en el
Plata. Cada uno, a su manera, y con posiciones dismiles respecto a esos problemas
comunes contribuy, en forma convergente, a hacer de la Generacin del 37 un
objeto de estudio, al mismo tiempo que intentaron desde 1837 consagrarla como clase
poltica moderna protagonista de un gobierno representativo estable en el Ro de la
Plata.
La marginalidad poltica fue un signo compartido de su escritura aunque desde ese
lugar de ausencia e incomprensin ellos convocaron y evocaron a la Generacin
del 37. En el caso de Echeverra esa marginalidad tendra una impronta temprana: a
pesar de su formacin en Paris durante 1826- 1830 cerca de los crculos liberales ms
activos de la poca, no lograra insertarse en el aparato estatal ni el espacio pblico
como publicista a su regreso; exiliado aos despus en Montevideo tambin tendra
una escasa exposicin pblica en el diarismo. Esta marginalidad tuvo su marca final
trgica al fallecer en 1851 slo un ao antes de la cada de Rosas en Caseros en
febrero de 1852.
6
En el caso de Alberdi esa marginalidad se hara patente despus de la derrota de
Rosas cuando, a partir de la dcada del 50 y a pesar de ser el padre fundador de la
Constitucin nacional, se alejara polticamente de Bartolom Mitre y Sarmiento
quienes llegaran a la Presidencia. Si bien acept el cargo de Ministro
Plenipotenciario en el gobierno de Justo Jos de Urquiza ante Espaa, Inglaterra y
Francia, renunci al poco tiempo y slo volvera al pas durante una breve estancia a
fines de 1879. Como se calific a s mismo siguiendo una metfora de su amigo
Miguel Can, Alberdi sera un permanente ausente 1 de la Repblica Argentina un
eterno peregrino o miembro de una provincia flotante (Alberdi s/f: 72)2
En suma, Echeverra y Alberdi representan en sus trayectorias de vida personales lo
que terminara siendo un destino generacional: el haber sido publicistas sin Estado.
En efecto, si se presentaron pblicamente en tanto grupo a partir de 1837 reclamando
lo que llamaron consideracin social a su capacidad poltica, su relacin difcil con
el rosismo y su decisin colectiva de exiliarse para conformar una oposicin a dicho
sistema poltico, contribuira a la imposibilidad de consolidarse como clase poltica
moderna en el Plata a pesar que, una vez cado Rosas, algunos lo hicieran en forma
personal, en trminos de su propia carrera poltica.
.
La propuesta respecto a las redes de sociabilidad generacional es, no tanto describir
con nuevos datos los lugares de sociabilidad tales como el Saln Literario, la Joven
Argentina, los peridicos o la vida en el exilio, sino dar cuenta de esa sociabilidad
generacional en los diferentes mecanismos de produccin simblico- materiales de
subjetividad, tales como el flujo de correspondencia entre los miembros de la
Generacin del 37 y otros que permiten hacer observables redes de amistad por donde
circularon las ideas. Como lo ha sostenido Roger Chartier (1991) las cartas son
verdaderos textos performativos, tan importantes para el siglo XIX como los libros y
1 As se nombra en Palabras de un ausente en que explica a sus amigos del Plata los motivos de su alejamiento (1874), Paris: Dumont. Publicado en el Tomo VII de sus Obras Completas. Seguimos aqu la versin en Tern, 1996: 249. 2 Vase su Autobiografa: Mi vida privada que se pasa toda en la Repblica Argentina, s/f, coleccin a cargo de Alberto Palcos en Jackson editores, pgs. 72, 74 y 75.
7
los peridicos en la circulacin de las ideas. La reconstruccin de ciertas
sociabilidades, como las relaciones interpersonales, no es un dato anecdtico sino un
elemento que proponemos considerar para integrar al nivel conceptual/intelectual del
anlisis de los lenguajes polticos, otro ms profundo que toca una de las
instituciones ms importantes de constitucin de un campo intelectual en el siglo
XIX, la sociabilidad como sinnimo de civilidad (Gonzlez Bernaldo, 2008) es decir,
las redes de amistades personales.
Adems de la correspondencia, otro de los modos de produccin de sociabilidad
generacional fue el uso de elementos intertextuales en su propia escritura, tales como
homenajes, dedicatorias, citas o transcripciones de textos escritos entre ellos.
Finalmente, esa red de sociabilidad debe ser densificada en su calidad de red con la
valoracin de los personajes menores no estudiados por la historia de las ideas, en
general ms atenta a los clsicos de la historia poltica.
Hay dos momentos en esta tesis en donde utilizamos ms consecuentemente esta
perspectiva de las sociabilidades. La reconstruccn del Echeverria de Paris en una red
de sociabilidad que lo acercaba al grupo liberal del peridico Le Globe, a partir de
una carta dirigida por Echeverria a su amigo Frderic Albert Stapfer, fechada en Paris
en 1827 y existente en el Tomo V de sus Obras Completas. A travs de este medio y
no slo por la via de sus lecturas, Echeverria se acerc a conceptos que le permitieron
pensar la poltica a partir de lo que llamamos paradigma capacitario y el rol del
publicista que lo impulsaron a organizar una clase poltica moderna con una ciencia
de la poltica protagonizada por los jvenes estudiantes de la Universidad. El otro
momento, es la reconstruccin de la sociabilidad mazzinista de esta generacin en su
accin insurreccional en Buenos Aires y Montevideo a partir del rol de Miguel Can
en el Iniciador y en la fundacin de la Joven Argentina.
Respecto a la metodologa utilizada en esta investigacin es cualitativa, de anlisis de
textos, peridicos y correspondencias. Los puntos de anclaje de nuestra lectura son
dos libros donde lograron plantear los problemas y las tensiones sobre los cuales
habra de constituirse una identidad generacional en las ideas y que ordenan el resto
8
del corpus estudiado, el Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho (1837) de
Alberdi y la Ojeada Retrospectiva del movimiento intelectual en el Ro de la Plata
(1846) de Echeverria. Entre estos textos se juega la historia y la trayectoria
generacional. En el caso de Alberdi, su intencin manifiesta era sacar de la apata
poltica a sus compaeros y de brindar un programa de trabajos para la inteligencia
argentina interpretando, a la manera de Thodore Jouffroy y sus manifiestos en Le
Globe, dos elementos fundamentales de toda labor generacional en el siglo XIX: la
necesidad de un trabajo intelectual colectivo capaz de interpretar la propia
contemporaneidad. En el de Echeverria, debemos recordar que fue el prlogo con el
que reedit el texto colectivo generacional Cdigo o declaracin de principios que
constituyen la creencia social de la Repblica Argentina (1838). Al hacerlo, se
autoconstitua como el referente de la organizacin de dicha empresa colectiva con un
protocolo de lectura e interpretacin que se volvera hegemnico en los estudios
sobre el tema. Es nuestro propio punto de partida en la investigacin.
Estos textos constituyen dos momentos fuertes del corpus terico generacional a
partir de los cuales hemos estructurado el anlisis del resto del corpus analizado
compuesto de fuentes ditas e inditas. En el primer caso hemos analizado,
fundamentalmente, las obras polticas de Echeverra y Alberdi escritas entre 1830 y
1853. El criterio de definicin de obra poltica lo indica nuestra doble estrategia de
lectura, la textual referida al contenido donde nos interesa destacar la reflexin en
torno a la institucin de un orden poltico moderno, y la performativa que alude al
efecto buscado en el espacio pblico conformado por los lectores y detractores de
dichas obras.
As, sin distincin de gnero de escritura, las obras polticas consideradas para el
corpus de esta investigacin son sus ensayos, panfletos, discursos, manuales y textos
literarios- ficcionales publicados en sus Obras Completas y, en el caso de Alberdi, en
algunos tomos de sus Escritos Pstumos. Asimismo, respecto a las obras ditas,
hemos incorporado las que expresan la labor generacional y colectiva por excelencia.
Nos referimos tanto al Cdigo, redactado por Echeverra, Gutirrez y Alberdi, as
9
como tambin a los peridicos que editaron juntos, centrndonos en el anlisis de La
Moda3 y El Iniciador4 y El Nacional5
Damos, asimismo, un lugar relevante a la correspondencia, tanto dita como indita.
Ella es el soporte complementario necesario de los textos porque materializa, por
medio de la escritura, una red de sociabilidad generacional, conformando un
verdadero espacio pblico de circulacin de ideas. Las cartas nos interesan por este
rol performativo, ms que el textual, aunque ciertamente muchos datos de inters se
encuentran en estos papeles de destinarios privados con efectos pblicos. El anlisis
de los textos junto al de la correspondencia permite hacer observable la relacin que
hemos establecido entre el discurso generacional y la red de sociabilidad que
denominamos sociabilidad conceptual generacional.
, ste ltimo segn lo amerite la exposicin de
los temas. Dedicamos tambin nuestra atencin a los escritos de gnero
autobiogrfico a los que consideramos pertenecientes al mbito pblico ya que, por
su intermedio, se presentan como autores, realizando en ellos una autoreflexin y
legitimacin de su propia labor poltica e intelectual en tanto publicistas y escritores
polticos.
Esa sociabilidad trascendi a los miembros especficos de la Generacin del 37
ubicndolos en una red ms amplia, de dilogo trasatlntico con otras generaciones
coetneas, especialmente, la de los jvenes liberales franceses que participaron en las
revoluciones de 1830 y 1848, as como con los exiliados mazzinistas en el Rio de la
Plata comprometidos con los procesos nacionalistas europeos con quienes
confraternizaron en su oposicin pblica a Rosas durante los aos de exilio en
Montevideo. Nuestro supuesto metodolgico, en este sentido, es que la revolucin
francesa de 1830 es una bisagra histrico- poltica importante en su proceso de
subjetivacin identitaria como miembros de una generacin con la misin de dar
3 Editado por Juan Bautista Alberdi y Rafael Corvaln en Buenos Aires del 18 de noviembre de 1837 al 21 de abril de 1838. 4 Editado por Miguel Can padre y Andrs Lamas en Montevideo entre el 15 de abril de 1838 y el 1 de enero de 1839. 5 Nuestra fuente es el Pstumo nmero XIII editado por la Universidad Nacional de Quilmes en 2002.
10
inteligibilidad a su propia poca. De esta forma, hemos realizado la reconstruccin de
algunas redes de sociabilidad transatlntica a travs del anlisis de correspondencia
indita en repositorios archivsticos de Buenos Aires, Pars y Roma que nos permite
ubicar a la Generacin del 37 en un movimiento generacional ampliado de jvenes
que compartieron muchas de sus motivaciones para pensar y hacer la poltica en el
siglo XIX. Ello nos ha conducido, asimismo, a visibilizar otros miembros de la
generacin a los que les dedicamos menos espacio en esta investigacin pero que
ubicamos, sin embargo, en un lugar de relevancia destacndose, en este sentido, el
editor de El Iniciador Miguel Can padre.
Finalmente, hemos sealado que en la reconstruccin del corpus y en la
problematizacin sobre la Generacin del 37, incluimos a los que denominamos en
sentido kantiano espectadores: Sarmiento y Mrmol. En estos casos, el corpus
seleccionado est conformado por los textos y correspondencias donde puede
observarse una interseccin y una disputa generacional; esto es, los textos que
hacen posible observar los momentos en que desean y pertenecen a un mundo de
ideas generacional as como tambin los momentos cuando se diferencian.
Sin adentrarnos a analizar la obra de Sarmiento pues no participara del ncleo
organizativo de la Generacin del 37 en Buenos Aires y estara exilado en Chile
durante este perodo, algunos textos de polmica con Alberdi as como su obra ms
clsica, el Facundo, nos resultan relevantes para realizar un contrapunto con aquel.
Respecto a Mrmol, su novela sobre la poca de Rosas, Amalia, realiza un homenaje
a esta generacin a la vez que consagra desde la literatura, con fuertes efectos
performativos, el lugar de oposicin antirrosista de la Generacin del 37.
11
La Nueva Generacin. Descripcin y tesis principales
Se ha dicho que 1830 no slo fue una fecha significativa para la historia y la poltica
moderna sino, sobre todo, que constituy una fecha de resonancia moral6
1830 inaugurara la posibilidad de una nueva conciencia histrica entre las
generaciones de jvenes estudiantes a ambos lados del Atlntico haciendo de la
juventud una cualidad del pensamiento, una verdadera capacidad que permita
inaugurar lo nuevo y lo moderno distinto de lo clsico y antiguo que deba morir
bajo los escombros de aquella revolucin popular.
. En efecto,
si en 1830 las Tres Gloriosas en Francia seran un momento de eclosin de las
esperanzas de los jvenes liberales, los ecos de la misma en el Ro de la Plata
encontraran tambin una juventud estudiosa dispuesta a sumarse a ese movimiento
desde las ideas en su entramado intelectual y moral. Pero no slo sera en clave de
recepcin que la Nueva Generacin, nombre que pronto adoptara el grupo de
estudiantes reunidos en el Saln Literario de 1837, constituira su identidad
generacional mirando hacia Europa sino que, por el contrario, sera la interpretacin
de que el Ro de la Plata contena elementos nuevos para proseguir una revolucin
en las ideas que esos jvenes se supieron y se pusieron en un verdadero dilogo
transatlntico con las ideas modernas a travs de sus lecturas de libros, revistas,
peridicos y correspondencias.
El pensamiento joven era el pensamiento abierto al futuro, un pensamiento vaco que
se despojaba de sus prejuicios las ruinas del pasado- para ir comprendiendo por
etapas hacia delante, progresivamente; un pensamiento, como dira Sthendhal citado
por los jvenes en El Iniciador, que examina, que ejerce la crtica usando con libertad
la razn y que no se paraliza ante una tradicin o autoridad establecida.
De esta forma, el pensamiento de la Generacin de 1837 estuvo situado en su
presente; el tiempo fuerte de su escritura fue lo contemporneo desde donde pudieron
6 1830 est plus quune date historique dans le XIX sicle, cest une date morale. Les hommes de 1830 sont marqus dun cachet particulier, comme les hommes de 1789 Legouv, Soixante ans de souvenirs, 1886 citado por Gusdorf, 1993: 145.
12
evaluarse a s mismos como partes de un proceso histrico nacional y,
fundamentalmente, transnacional y humanitario. Fue porque tuvieron una
comprensin global de la historia, precisamente, que pudieron sentirse no slo parte
del proceso abierto en 1830, sino legtimos co-constructores de ese nuevo mundo
moderno al cual pertenecan en todo derecho.
La historiografa sobre la Generacin del 37 ha consensuado en denominar de este
modo a un grupo de jvenes, casi todos estudiantes educados en las instituciones
rivadavianas como el Colegio de Ciencias Morales y la Universidad de Buenos Aires
nacidos entre 1805 y 1820. Entre ellos se destacan Esteban Echeverra, Juan Bautista
Alberdi, Juan Mara Gutirrez, Miguel Can padre, Vicente Fidel Lpez, Flix Fras,
Manuel Jos Quiroga Rosas, por nombrar a los ms representativos. Provenientes
algunos de las provincias, confluyeron en Buenos Aires para educarse en las
instituciones del Estado porteo que prevea un sistema de becas para los jvenes
prometedores. En dicha ciudad tuvieron acceso a las nuevas doctrinas que llegaban
del otro lado del Atlntico pudiendo leer a autores romnticos, doctrinarios y
eclcticos, especialmente franceses tales como Vctor Hugo, Lamartine, Lammenais,
Eugne Lerminier, Francois Guizot, Alexis de Tocqueville, Vctor Cousin, Thodore
Jouffroy y Pierre Leroux. Muchas de estas lecturas las hicieron a travs de revistas
que marcaron el campo liberal de las primeras dcadas del siglo XIX francs tales
como Le Globe, Le National, La Revue Encyclopedique, la Revue de deux Mondes, lo
que les provey no slo de contenidos tericos para pensar la poltica, sino de un
modelo de escritor pblico cuyo espacio de escritura se encontraba entre dos
pretensiones intelectuales necesarias para constituir la sociabilidad moderna: el
doctrinarismo como conocimiento sistematizado de la poltica a partir de las ciencias
morales, y la reforma de costumbres como pedagoga social sobre un mundo de
lectores que conformaban el soberano moderno que progresivamente ira asumiendo
un rol ms activo en el ejercicio del gobierno.
Asimismo y bajo el influjo de la Ideologie revolucionaria que an primaba en el
espritu de las Ctedras, los jvenes se identificaran con la joven nacin de 1810. En
13
efecto, relacionando este hecho con sus nacimientos, se supieron e identificaron como
hijos de los hroes de mayo lo que les permiti fundamentar su pretendida
autonoma poltica en un emblema nacional que confiaron suficiente para instalarlos
en un lugar neutral frente a la prolongada lucha de facciones en el Ro de la Plata.
Pero, al mismo tiempo, postularon que esa filosofa del siglo XVIII haba caducado
junto a la Revolucin; as como en materia poltica propusieron la abnegacin de las
simpatas unitarias y federales para conformar una nueva sntesis poltica, esta
epistemologa de lo sinttico propia de su visin romntica de la historia fue
postulada como una necesaria filosofa de la sntesis, un abordaje en la resolucin de
problemas que vena a ser la superacin de la mirada analtica cartesiana consumada
en el siglo XVIII con una Revolucin cuyos efectos nocivos haba que moderar. Si el
siglo XVIII con la potencia de la razn pura y abstracta haba podido destruir lo viejo,
los jvenes confiaban que el siglo XIX con su nueva filosofa de la sntesis deba
propiciar un orden nuevo y moderno.
Diversas tradiciones intelectuales en la primera mitad del siglo XIX se dieron a este
objetivo compartido, tales como el liberalismo, el sansimonismo, el romanticismo, el
eclecticismo filosfico y el mazzinismo. Todas ellas confluyeron en un paradigma
capacitario de la poltica en el que participaba la Generacin del 37, coincidiendo,
por lo menos, en tres postulados. En primer lugar, que la soberana de la razn
deba primar sobre la voluntad general roussauniana separando la fuente del poder
poltico moderno del ejercicio del gobierno; en segundo lugar, que la poltica era un
objeto de saber y un campo de conocimientos que requera sistematicidad y estudio y,
en tercer lugar, que el principio vital de la institucin de lo poltico era la
representacin sustentada en la capacidad poltica y reflexiva. A pesar de sus
diferencias especficas, dichas tradiciones convenan en que haba que terminar la
revolucin evitando los excesos de sus padres y habilitando hacia el futuro, la
posibilidad de que las fuerzas impulsoras de la Recolucin de 1789 - la igualdad, la
libertad y la fraternidad- disearan un orden poltico moderno.
14
De esta forma, la Generacin del 37 participando de estas ideas gracias a la formacin
de Echeverra en Francia durante la Restauracin entre 1826 y 1830 pero, tambin,
directamente, por sus lecturas de los peridicos y de los libros ms representativos de
esas tradiciones, compartieron con ellos un paradigma capacitario de la poltica
proponiendo que deban ser los capaces quienes se ocuparan de pensar la cosa
pblica. En efecto, como destac Tulio Halpern Donghi (1997), uno de los rasgos
permanentes de esta generacin fue el hecho de concebir a la poltica a partir del rol
protagnico del letrado; herencia de los tiempos del Virreinato pero tambin
conviccin compartida con intelectuales contemporneos como Vctor Cousin y
Francois Guizot, respecto a que el orden poltico moderno deba estructurarse en
torno a la soberana de la razn para conjurar viejos y nuevos fantasmas: el
legitimismo monrquico y su reverso, el exceso democrtico de la soberana popular
revolucionaria, la omnipotencia de las mayoras teorizada por Tocqueville y que los
jvenes identificaran con el orden rosista (Echeverria [1838] 1940: 185)7
Como seal Jorge Myers, la poltica del Estado institucionalizador rivadaviano
(Myers, 1998: 386)
.
8
7 Cdigo o Declaracin de principios que constituyen la creencia social de la Repblica Argentina escrito en 1838 y publicado en 1839. Nos referiremos a esta obra como Echeverria [1838] 1940 segn la edicin crtica de Alberto Palcos en la Universidad de la Plata.
contribuy a esta mirada ya que su sistema de becas permiti a
los jvenes talentos de distintas provincias estudiar en instituciones estatales y laicas
tales como el Colegio de Ciencias Morales y en la Universidad de Buenos Aires. Para
quienes no pudieron completar esta formacin, como en el caso de Echeverra, el
viaje a Europa ofici como reemplazo calificado ya que ste se form en los cursos
del Ateneo Real de Paris y en lecturas de peridicos como Le globe que tuvo la
ventaja sobre otros de haber sido el locus de confluencia de las diversas tradiciones
liberales arriba mencionadas y que compartieron una visin capacitaria de la poltica.
Verdadera empresa editorial liberal y espacio de difusin de conocimientos durante la
8 Myers, Jorge La revolucin en las ideas: La generacin de 1837 en la cultura y en la poltica argentinas pp. 383- 445 en Goldman, 1998.
15
Restauracin, llen en gran medida el vaco institucional formal en Paris en una
poca de Ctedras censuradas9
As, es la condicin de estudiantes en una Buenos Aires estable, y no la carrera de las
armas en la Revolucin, a la manera de la generacin anterior, el punto de partida
para comprender el modo en que los jvenes configuraron sus propias aspiraciones
polticas. La legitimidad de su rol poltico fue planteado a partir de su saber
doctrinario y de su prescindencia poltica previa en la lucha de facciones, de all que,
como seal Donghi, se creyeran capaces de proponerse como cercle de pense
(Donghi, 1997: 15) tanto cerca del grupo federal, primero, como del unitario despus.
.
El contexto poltico de la dcada de 1830 pareca favorecer la certeza generacional de
que su misin era organizar y que la poca de la espada haba terminado. En efecto,
en 1835 Rosas haba llegado al gobierno de la provincia de Buenos Aires por segunda
vez, convalidado por las masas con un plebiscito popular y apoyado por la Sala de
Representantes con la Suma del Poder pblico y las Facultades extraordinarias para
gobernar, promoviendo una centralizacin del Poder Ejecutivo provincial que
constitua una verdadera novedad poltica en el Ro de la Plata si se considera la
imposibilidad de organizar gobiernos estables durante las dcadas anteriores. As, el
orden rosista fue una condicin material de posibilidad que coadyuvara a este nuevo
paradigma generacional sobre la poltica si bien, como se sabe, el impulso
hegemnico y plebiscitario del rosismo se mostr impermeable a la sntesis de los
contrarios y agudizara la poltica de facciones en la que, inevitablemente, se vera
sumida la Generacin del 37.
La labor intelectual y poltica de esta generacin coincidi durante el perodo
trabajado con la hegemona de Juan Manuel de Rosas en la Confederacin Argentina
con quien mantuvieron una relacin intelectual y poltica difcil, una tensin dialgica 9 Fundado, entre otros, por Paul Dubois, Pierre Leroux, Victor Cousin y Francois Guizot, quienes escribieron all largos artculos crticos y fomentaban la popularidad de sus cursos privados. Para una lectura sobre la historia de Le Globe, vase el texto clsico de Goblot (2005). Hemos trabajado con artculos microfilmados de dicho peridico, entre el perodo 1824- 1830, existentes en la Biblioteca Nacional de Francia.
16
y agnica en su intento de comprenderlo en cuanto objeto de estudio de la poltica al
mismo tiempo que de combatirlo como obstculo a lo que deba ser un gobierno
representativo moderno.
Desde un punto de vista conceptual, ese perodo fue caracterizado como un
momento romntico (Palti, 2009) de la historia intelectual argentina, ya que uno de
sus grandes rasgos fue el de haber coincidido con el nacimiento y afirmacin de
una cultura nacional (Mlonio, 2001). Como se sabe, los jvenes del 37 fueron los
primeros en postular la necesidad de constituir una nacionalidad y una nacin
argentina (Herrero, 1996) concebida, no tanto como una entidad folklrica a la
manera del romanticismo alemn clsico sino como una entidad poltica de afinidad
en las ideas que segua la tradicin francesa de 1789 (Chiaramonte, 2004).
En este sentido, teorizaron la adecuacin de la joven nacin argentina a las
tradiciones progresivas de naciones imitables como Francia, verdadero modelo
en el siglo XIX ya que funcionaba como un mito movilizador10 de la Repblica,
combinando 1789 como apertura de nuevas fuerzas de la historia, la igualdad,
libertad y fraternidad con la consagracin del Pueblo como fundamento del poder
poltico moderno en 183011. Esta filiacin en las ideas fue postulada en los Discursos
inaugurales del Saln Literario de 1837 a cargo de Marcos Sastre, Juan Bautista
Alberdi y Juan Mara Gutirrez12
10 El mito movilizador en el sentido de SOREL, George (1972) Rflexions sur la violence, Paris: Marcel Rivire.
quienes subrayaron tres tpicos o lneas
programticas para la consecucin de la nacionalidad: la recuperacin de las
tradiciones progresivas de Mayo, la necesidad de la emancipacin de la lengua
11 Vase ROSANVALLON, Pierre (2002) Le peuple introuvable, Paris: Gallimard. JOKOBOWICZ, Nathalie, (2009) 1830 le peuple de Paris. Rvolution et reprsentations sociales, Presses Universitaires de Rennes. 12 Sobre el Saln Literario de 1837, el nico libro que se conoce es el ya clsico de WEINBERG, Flix (1958) El Saln Literario de 1837, Buenos Aires: Hachette. Los Discursos fueron: Ojeada filosfica sobre el estado presente y la suerte futura de la Nacin Argentina; Doble armona entre el objeto de esta institucin, con una exigencia de nuestro desarrollo social; y de esta exigencia con otra general del espritu humano y Fisonoma del saber espaol: cul deba ser entre nosotros respectivamente. Para estos documentos y otras fuentes estudiadas en esta tesis, salvo mencin expresa, utilizamos ECHEVERRA, Esteban (1940) Dogma Socialista. Edicin Crtica y Documentada, La Plata: Universidad Nacional de la Plata. Vase Echeverria, 1940: 229.
17
argentina adoptando los giros de la lengua francesa y la creacin de una literatura
nacional y original. Con una marcada hispanofobia en lo cultural (Falcn, 2004 y
2011)13
A partir de 1838, en ocasin de la primera intervencin francesa en el puerto de
Buenos Aires con el recrudecimiento del enfrentamiento de su gobernador con los
franceses y la quiebra del consenso federal (Donghi, 1972) les sera difcil a los
jvenes ser consecuentes con su poltica de abnegacin de las identidades
facciosas. De esta manera, la coyuntura poltica los termin de ubicar en una postura
claramente opositora a Rosas que se materializara con su decisin, voluntaria y
colectiva, de exiliarse a Montevideo. Quienes optaron por dicha ciudad, como es el
caso de Alberdi y Echeverra, aceptaron acercarse y convivir con los integrantes del
partido unitario, ex miembros de la elite ministerial rivadaviana que con el
asesinato de Manuel Dorrego ejecutado por Juan Lavalle, se vi forzada al ostracismo
poltico a partir de 1828 en la Banda Oriental.
, en la cuestin poltica, por lo menos hasta fines de 1838, se trataba de
mantener una postura neutral y de acompaar a Rosas en cuanto Gobierno existente
como lo haba solicitado a sus compaeros el propio Alberdi en el Prefacio del
Fragmento Preliminar, un libro destinado a marcar profundamente la historia de la
Generacin del 37.
Al mismo tiempo que los franceses bloqueaban el puerto de Buenos Aires, los
jvenes se reunan en la Asociacin de la Joven Generacin Argentina, una
asociacin secreta que se sumaba a la red de jvenes mazzinistas que en Europa, a
instancias de Giusseppe Mazzini, combatan desde la semiclandestinidad por la
insurreccin armada y por la pluma en diversos peridicos a favor de la unificacin
nacional de Italia y otras naciones europeas subyugadas por el Imperio Austro
Hngaro. En el Ro de la Plata y Brasil, conducidos por los Organizadores 13 La Generacin del 37 rechaz la cultura espaola tanto en materia de lengua como de literatura, a excepcin de autores como Mariano Jos de Larra por ser considerados representantes literarios de una joven Espaa. Sin embargo, esta postura no fue siempre homognea: es el caso de Alberdi quien, a partir de los aos 60, revisara sus concepciones sobre el tema y comenzara a definirse como parte de los espaoles en Amrica.
18
mazzinistas Gian Battista Cuneo y Luigi Rossetti, los italianos buscaron
confraternizar en una joven Amrica, proyecto en el que algunos miembros de la
Generacin de 1837, como Miguel Can, participaron activamente.
Hacia fines de 1838, en consonancia con su sociabilidad compartida con los exilados
italianos, los jvenes decidieron tomar las armas y optaron por una va insurreccional
para construir una oposicin poltica a Rosas. En efecto, si el objetivo original, tal
como lo habra deseado Echeverra a partir del modelo de algunas asociaciones
francesas, era estudiar cuestiones de poltica, historia y economa para formar un
programa de trabajos y propagar sus ideas organizando filiales en todo el territorio de
la Confederacin, la Asociacin decidi finalmente posponer la pluma para tomar las
armas. Desde Montevideo se alent esta opcin. Miguel Can14
A partir de fines de 1838 comienza el exilio de parte de la Generacin del 37 a
Montevideo. Alberdi, a la cabeza de esta inciativa, se reunira all con Can para
, que se encontraba en
dicha ciudad ejerciendo su profesin de abogado en el bufet de su cuado, Florencio
Varela, representante del partido unitario, promovera esta va insurreccional. Can
era amigo del principal representante de Mazzini en el Ro de la Plata, Gian Battista
Cuneo, quien lo haba iniciado en el mazzinismo y sumado como miembro a la
Congregacin Central para el trabajo de la Joven Italia en Amrica del Sur con sede
en Montevideo, es decir, la asociacin representante de la Joven Italia en Amrica del
Sur. No casualmente, Miguel Can alentara la publicacin del quincenario El
Iniciador, de filiacin mazzinista, en cuyo nmero final, el 1 de enero de 1839,
fueron publicadas las quince Palabras Simblicas que en forma colectiva haban
discutido y acordado los jvenes en la Asociacin. Dichas Palabras fueron
encabezadas con el ttulo: Cdigo o Declaracin de principios que constituyen la
creencia social de la Repblica Argentina y slo adquiriran formato de libro en 1846
cuando Echeverra aspirando a reorganizar a sus amigos lo publicara en Montevideo
como Dogma Socialista de la Asociacin de Mayo (1846).
14 En esta Tesis nos referimos al padre del autor de Juvenilla, salvo aclaracin.
19
colaborar en El Nacional, un peridico de activa participacin juvenil sostenido
oficialmente por el gobierno del Presidente de la Repblica de Uruguay, Fructuoso
Rivera. Los contactos de Can permitiran que los jvenes pudieran tener un rol
activo en la prensa en Montevieo como difusores de la nueva alianza poltica entre
unitarios, franceses y orientales. En efecto, a travs de su cuado, Can mantena
estrechas vinculaciones con los unitarios exilados que se reunan en la Comisin
Argentina, as como con el cuerpo diplomtico francs residente en esa ciudad y con
el novel aparato estatal uruguayo a travs de su amigo Andrs Lamas, a la sazn,
secretario de Rivera; cabe agregar como lo ha sealado Alma Novella Marani, que
Miguel Can tuvo un importante rol en la sintona poltica entre Rivera y Bento
Goncalves da Silva, Presidente de la Repblica de los farraphos en Rio Grande do
Sul, Brasil.
Mientras desde Montevideo Alberdi y Can alentaban la alianza con Francia, en la
Confederacin Argentina algunos miembros de la Asociacin combatan a Rosas por
las armas en varios alzamientos como la conspiracin de Maza a principios de 1839,
la insurreccin de los hacendados del sur de Buenos Aires y el movimiento en el
Norte entre algunas provincias coaligadas con Marco Avellaneda como jefe de las
mismas. A la espera de poder sumar fuerzas a la columna de Juan Lavalle, quien no
entrara con sus hombres en Buenos Aires, como se lo haba previsto, estos
movimientos, finalmente, fracasaron15
Fue precisamente despus de la derrota de Lavalle en 1840 que Echeverra decidi
exiliarse a Colonia, Uruguay, para recin despus de diez meses pasar a Montevideo
en 1841. Echeverra era propietario de una estancia de 2500 hectreas en San Andrs
de Giles, Lujn, y no deseaba abandonar esta propiedad hasta que los hechos polticos
se precipitaron con la mencionada derrota de la Campaa de Lavalle.
.
15 Un texto clsico sobre el alzamiento de los hacendados del sur de Buenos Aires es el de CARRANZA, ngel J. (1919) La revolucin del 39. En el Sud de Buenos Aires, Buenos Aires: Vaccaro. Nuevas contribuciones al tema en GELMAN, Jorge (2009) Rosas bajo fuego. Los franceses, Lavalle y la rebelin de los estancieros, Buenos Aires: Sudamericana, donde el autor establece que otro grupo socioeconmico importante en la rebelin fue el de los comerciantes (Gelman, 2009: 75).
20
De este modo, una generacin que Echeverra esperaba ver sentada en la silla del
poder, termin sumida en la dinmica facciosa. La labor de la Generacin del 37, en
efecto, estuvo tensionada entre la insurreccin y el orden y la formacin de la Joven
Argentina en su doble carcter de asociacin por un lado, y joven mazzinista por
el otro, da cuenta de estas tensiones.
Sin embargo, a pesar del exilio y de la toma de las armas, la va insurreccional fue
tambin un modo de preservar el orden poltico pues lo que estaba en juego en su
oposicin al gobierno de Rosas no era la revolucin por otros medios, sino la
necesidad de conformar una oposicin poltica desde el exilio. Es que el horizonte
poltico de esta generacin, a pesar de sus decisiones de poltica prctica fue
terminar la revolucin y organizar un orden poltico estable con un gobierno
representativo protagonizado por los capaces. La insurreccin apareci como otra va
para lograr ese objetivo.
Es que la dialctica entre insurreccin y orden constituye una marca de los
liberalismos del siglo XIX herederos de las dinmicas contradictorias que dieron vida
a la Revolucin Francesa. La trayectoria poltica e intelectual de la Generacin del
37, deudora lejana de esa experiencia, estara marcada por esta tensin entre el orden
y la insurreccin en el Ro de la Plata. La necesidad de armonizar las pulsiones
transformadoras de las sociedades modernas cuyo principio rector es la igualdad de
condiciones, tal como lo haba advertido Tocqueville, con la necesidad de
construccin y conservacin de un nuevo orden en el cual convivir, se tradujo, en el
liberalismo romntico de la Generacin del 37 (Palti, 1994- 1995), en un pensamiento
modelado y tensionado por distintas frmulas (igualdad- libertad; orden- progreso;
soberana de la razn voluntad general) para las cuales intentara encontrar una
sntesis superadora.
Nacida en la dcada de 1810, reconoca como suya la herencia revolucionaria y
republicana de sus padres los unitarios pero busc completar lo que crea haba
quedado inconcluso: la consolidacin de un orden poltico estable a partir de un
sustratum intelectual moderno.
21
Esta empresa fue concebida como una tarea generacional cuyo sentido era el de poner
coto a los excesos indebidos del siglo XVIII y el de encomendarse a la misin
constructiva a la cual se sentan llamados en tanto hijos del siglo XIX. Uno de los
rasgos de esta frmula general fue el de la crtica a la consagracin de la voluntad
general como componente activo del gobierno ya que a travs de la extensin del
sufragio con la ley electoral de 1821 aquella pas a ser, no slo el fundamento
democrtico reconocido del poder poltico moderno sino, tambin, un modo de
ejercicio del poder, lo cual, a los ojos de esta generacin, constitua una anomala
poltica. La Generacin del 37 reconoca en la legitimidad democrtica como fuente
del poder poltico una de las tradiciones progresivas de Mayo de 1810 pero en
materia de gobierno busc una frmula que combinara la soberana del pueblo con la
limitacin del ejercicio de la ciudadana.
Siguiendo las precauciones de Benjamin Constant y Francois Guizot, para quienes los
excesos democrticos de la teora de Rousseau se haban materializado en el Terror
del 93, los jvenes adoptaron una nueva frmula de moderacin/mediacin de la
soberana: el reemplazo de la voluntad general por la razn colectiva que deba
traducirse en el gobierno de una nueva clase poltica letrada formada por los
estudiantes del Colegio de Ciencias Morales y la Universidad de Buenos Aires.
Lo que sostuvo la adopcin de este concepto soberana de la razn fue una nueva
interpretacin de la poltica como espacio de saber superador de la poltica en tanto
conflicto entre facciones. En efecto, a pesar de su participacin en la lucha
antirrosista, la Generacin del 37 concibi la poltica como el lugar de la razn capaz
de sintetizar, depurndolos, los desequilibrios de la sociedad civil. Su cosmovisin
poltica estuvo fuertemente modulada por los debates del mundo liberal francs de la
primera mitad del siglo XIX en su intento de pensar la sociedad posrevolucionaria
aceptando los cambios sociales que se haban suscitado con la Revolucion de 1789
pero buscando, en la esfera poltica, un orden mediatizado con la razn. En este
sentido, los conceptos del liberalismo doctrinario tuvieron fuerte insidencia. El
gobierno surgido de la revolucin de 1830, al cual el liberalismo doctrinario, en tanto
22
liberalismo de oposicin primero a los Borbones y en tanto liberalismo de
gobierno despus (Roldn, 2007: 336) contribuy a formar, les pareci, en un primer
momento, exitoso ya que combinaba un gobierno fuerte y popular un rey francs
elegido por el pueblo revolucionario- acompaado de la parte ilustrada de la
sociedad, tales como Cousin y Guizot, verdaderos ejemplos del filsofo y publicista
convertidos en funcionarios de Estado. Decimos en un primer momento porque esta
lectura que haba permitido sobre todo a Alberdi hacer una cierta analoga entre Luis
Felipe y Rosas sera reemplazada hacia fines de 1838 por la opcin por la
insurreccin y el desconocimiento de la autoridad de Rosas con el consiguiente exilio
poltico. En materia filosfica, y en consonancia con la crtica que le hacan al
gobierno de Luis Felipe y a sus funcionarios el sector ms reformista del ala liberal
de 1830, la Generacin del 37 tambin legitimara su oposicin pblica al rosismo
con crticas al eclecticismo y al doctrinarismo tal como las formuladas en las Notas
del Fragmento Preliminar. Pero, esas crticas, dirigidas ms a lo que Natalio Botana
ha llamado orleanismo (Botana, 1997: 119)16
El orden poltico democrtico deba ser construido desde arriba en dos sentidos: en
primer lugar, y como punto de partida, lograr un consenso estable de las opiniones
no implicaron un abandono de aquellos
conceptos compartidos, como lo demuestran el Fragmento Preliminar, el Cdigo, la
Carta al Vicepresidente de la Asociacin de Echeverria (1838) y hasta un texto
escrito al calor de las ideas de Leroux como es La Revolucin de Febrero en Francia
(1848) tambin de Echeverria; en todos ellos se defiende la idea de soberana de la
razn y de los capacitados como guas del pueblo. Los conceptos de soberana de la
razn y de capacidad poltica, formulados por el doctrinarismo liberal y compartidos
por otras tradiciones de ideas como el eclecticismo, el sansimonismo y el
mazzinismo, moldearon su concepcin capacitaria de la poltica donde los mejores,
no necesariamente coincidentes con los ms ricos, deban conducir el progreso de la
nacin.
16 Se refiere al rostro poltico de la solucin surgida en 1830 cuyo rostro terico fue el liberalismo doctrinario de autores como Francois Guizot.
23
dentro de la lite y, una vez alcanzado, expandir los derechos polticos al pueblo. De
all que si el segundo trmino de la ecuacin orden democrtico refera al
fundamento del poder poltico consagrado en 1810, la soberana del pueblo, el
primero resida, fundamentalmente, en la calidad de representatividad de ese orden,
es decir, del establecimiento de un sistema de gobierno representativo que canalizara
la voluntad general roussauniana en la razn general, para lo cual era indispensable
una lite devenida en clase poltica estable.
Los jvenes de la Generacin del 37 se sentan capacitados para relevar a sus padres y
constituirse en una nueva clase poltica: vivan en un siglo moderno, hijo de las
revoluciones del siglo XVIII que encontraba en las ideas las herramientas principales
para la tarea constructiva a la que los llamaba la poca. Esas ideas provenientes de
Europa a travs de autores franceses, iban a ser un insumo bsico con el cual
construir deliberada y contradictoriamente una tradicin intelectual propia. A falta de
un pasado moral, intelectual, a falta de densidad histrica - la nacin argentina haba
nacido en el siglo XIX- esta generacin de publicistas busc llenar el vaco con una
filiacin ideolgica a Francia.
El nombre Francia fue una verdadera inspiracin; significaba la revolucin y la idea
de repblica ligada a ella. El contrapunto ideal para oponer a la dupla
Francia/Repblica fue la de Espaa/ Absolutismo (Alberdi [1837] 1955: 80, 81).
Francia era para ellos hija de la revolucin, no de la anarqua, porque haba sido
antecedida por una evolucin previa en el pensamiento que la haba preparado para
los progresos representativos as como tambin le haba sucedido a Inglaterra y a
los Estados Unidos. Si bien haba cado en los excesos del Terror, el proceso abierto
en 1789 haba concluido con el orden de Napolen Bonaparte, reivindicado por
Alberdi en varias ocasiones (Alberdi [1837] 1955: 260)17
17 En la vida de las naciones se han visto desenlaces que tuvieron necesidad de un hombre especial para verificarse. Nadie sabe cmo hubieran podido concluir las revoluciones francesas de 1789 y 1848 sin la intervencin personal de Napolon I y de Napolen III (Alberdi [1852] 1998: 265).
.
24
En este mismo sentido, 1830 fue una revolucin de barricadas que haba encontrado
en un rey elegido por el pueblo la solucin mixta de una monarqua parlamentaria. El
aprendizaje del gobierno parlamentario sera difcil en la propia Francia pero su
prestigio, como ha expresado Daro Roldn, permanecera vivo entre las lites
rioplatenses (Roldn, 1999, 2007). En efecto, si bien aceptaban que en Mayo de 1810
la joven nacin haba entrado, bajo la estela francesa, en el movimiento de progreso
universal, esto mismo implicaba un nuevo trabajo que la obligaba a ponerse a la
altura de la civilizacin que le era ofrecida, un trabajo que concerna a las elites
ilustradas ya que slo ellas podan aportar la razn al progreso y la filosofa que deba
legitimar la revolucin.
La Generacin del 37 estaba convencida que los restos del colonialismo medieval
es decir retardatario del progreso de una Espaa que no participaba del movimiento
universal de la razn, imposibilitaban el desarrollo intelectual necesario para sostener,
en los hechos, los principios de repblica y democracia proclamados en 1810 y
aceptados como puntos de partida incuestionables para pensar la institucin de lo
poltico en la futura Repblica Argentina.
En este desfasaje entre los principios proclamados y una realidad cultural que
observaban inmadura, se ubic la tarea que se dio a s misma esta generacin:
instituir un orden poltico moderno18. Sin embargo, el hiato de esa inadecuacin era
profundizada por el rosismo que rpidamente pas de ser considerado un dato
objetivo de la realidad que deba ser estudiado, a ser menospreciado como un
subproducto de las decisiones polticas errneas de los rivadavianos, convirtindose
as, el rosismo, en un trauma para pensar la poltica19
18 De modo que el progreso representativo es paralelo del progreso inteligente. De modo que la forma de gobierno es una cosa normal, un resultado fatal de la respectiva situacin moral e intelectual de un pueblo, y nada tiene de arbitraria y discrecional: pues que no est en que un pueblo diga- quiero ser Repblica- sino que es menester que sea capaz de serlo (Alberdi [1837] 1955: 57).
.
19 Segn el Breve Diccionario Etimolgico de Corominas, trauma deriva del griego truma que significa herida (Corominas [1961] 1997: 582) El gobierno de Rosas ser considerado una fisura que impedira el cierre sobre s mismo, la racionalidad, del orden poltico moderno.
25
En efecto, es en este espacio de experiencia (Koselleck, 1993: 49) dominado en lo
poltico por la hegemona de Juan Manuel de Rosas en Confederacin Argentina, que
se ubica la labor intelectual y poltica de la Nueva Generacin, especialmente, en el
caso de Alberdi quien tuvo desde sus primeros escritos la voluntad filosfica de
comprender a Rosas como un objeto de estudio de una nueva concepcin del
derecho y de la poltica. Tambin, en el caso de Esteban Echeverra, el rosismo fue un
elemento insoslayable de su pensamiento, no slo como contexto poltico de su labor
intelectual sino como una forma indeseable del universo democrtico: la
omnipotencia de las masas que haba que moderar. As, el rosismo fue un referente
importante, explicito o implcito, de la labor intelectual de la Nueva Generacin, con
el que tuvo tanto momentos dialgicos como agnicos durante todo este perodo20
En la dcada de 1830 los gobiernos de Rosas, el primero en 1829 y el segundo en
1835 parecan brindar, como dato de la realidad, la consolidacin de un poder
gubernativo despus de dcadas de revolucin y de guerra. Como seal Donghi, era
un hecho poltico que crean destinado a durar (Donghi, 1997: 12). En efecto, en 1835
Alberdi y Echeverra tienen frente a s un fenmeno poltico novedoso: la
consolidacin en el estado provincial de Buenos Aires de un Poder Ejecutivo fuerte
concentrado en la persona de Rosas quien haba sido electo por la Sala de
Representantes y ratificado mediante un plebiscito popular. A esto se agregaba, como
deca Alberdi, su grande capacidad de intuicin (Echeverria [1837] 1940: 141) para
ejercer un rol dominante sobre el resto de los gobernadores de la Confederacin con
altos niveles de consenso entre las masas y las clases pudientes.
. Es
que el rosismo, paradjicamente, fue una configuracin poltica nueva de
concentracin de poder en el Ejecutivo provincial que permiti las condiciones
materiales para poder enunciar ciertos conceptos sobre la poltica, a la vez que se
convertira, ante la mirada generacional, como el nico obstculo a combatir para la
formacin del gobierno representativo en la Repblica Argentina.
20 Vase Mouffe, 2005: 36.
26
Es en el espacio de experiencia de ste orden consolidado, entonces, que la tarea de la
joven generacin es autoconcebida y puede expresarse como necesidad de terminar la
revolucin y pensar la institucin de un orden poltico moderno, esto es, de un
gobierno representativo protagonizado por los capaces. Es porque exista esta
concentracin de poder que logr minimizar la lucha de facciones intralite en la
Confederacin, que la Generacin del 37 pudo pensar la poltica, decirla desde la
ctedra y el diarismo y, sobre todo, concebirla como un campo de saberes que deban
estar al servicio de la construccin del poder poltico, tanto en sentido ascendente en
la autoridad poltica (su ejercicio) como en sentido descendente en la formacin del
soberano, esto es, la educacin del pueblo (su fundamento).
Sin embargo, a pesar que Rosas reclamaba para s el nombre de Restaurador de las
leyes y que su gobierno mantuvo las formalidades republicanas de gobierno (Myers,
1995) los jvenes consideraron que esta experiencia poltica si bien era democrtica
no era sin embargo, representativa, es decir, racional; reconocan que Rosas era
un gobernante popular y altamente representativo (Alberdi [1837] 1955: 62) pero
no era considerado, sin embargo, un sistema de gobierno representativo.
Por el contrario Rosas y su estilo que llamaron demagogia implicaba para los
jvenes una aberracin poltica, el producto de una mala decisin de poltica
institucional por parte de la clase dirigente anterior, los rivadavianos. An cuando
Rosas fue catalogado como minotauro, monstruo, dspota, tirano y otros
eptetos que ilustraban, no tanto el rechazo a Rosas per s, sino el rechazo de los
jvenes a su modo de entender la poltica como no mediatizada por una verdadera
Representacin, el rosismo fue un elemento central del campo discursivo de esta
generacin, tanto en sus momentos dialgicos21
21 Podemos denominar momento dialgico al perodo 1830- 1838. Como veremos, en esos aos los jvenes son en general neutrales frente a Rosas pero apoyan el sistema de gobierno, es decir, la constitucin de una autoridad poltica. Se expiden contra las revoluciones de poder y el asesinato poltico y plantean una poltica de abnegacin de las identidades unitaria o federal. En 1846/1847 hay una reconsideracin de Rosas. En un sentido ms general, el dilogo con el Poder fue una
como en sus momentos agnicos
durante el exilio montevideano.
27
El problema que articula el discurso generacional respecto al poder de Rosas entre
1837 y 1839 se refiere a los alcances de la legitimidad de su poder teniendo en cuenta
las diferentes respuestas que Alberdi, primero, y Echeverria, despus, se dieron a la
pregunta de si era un orden poltico legtimo en razn de ser un sistema plebiscitario
con alto consenso entre las masas y la elite econmica, sin divisin de poderes.
A partir de su lectura del primer tomo de la Democracia en Amrica (1835) de
Tocqueville, la Generacin del 37 concibi al rosismo como un gobierno democrtico
pero no como un verdadero gobierno representativo ya que la idea del gobierno de los
hombres primaba por sobre la de mediacin racional de las capacidades en lo que
denominaron, con maysculas, Representacin22
El dilema para los jvenes sera organizar un gobierno representativo abierto al
mrito de los capaces. La solucin que encontraran, en la propuesta de Echeverra,
sera la de organizar una clase poltica que impidiera un nuevo personalismo poltico
. Su rechazo a Rosas a partir de 1839
se solap con su principal crtica a los unitarios: con la implementacin del
sufragio universal en Buenos Aires en 1821 lejos de haber cerrado la brecha entre
principios polticos y realidad cultural, la haban agudizado. Rosas no era ms que el
subproducto de un error poltico que haba permitido con aquella ley los excesos de
la democracia. En otras palabras, la fuerza de la voluntad general que haba sido
necesaria durante la Revolucin de 1810 ya no poda ser un principio poltico
adecuado para instituir un orden poltico estable; en su reemplazo haba que
consagrar a la soberana de la razn. Es que en el centro de la reflexin poltica de
la Generacin del 37, con sus diferentes posturas, se encontraba la cuestin de cmo
organizar un gobierno representativo en una sociedad que, nacida en Mayo de 1810,
deba ser democrtica en lo social pero que estaba sumida en el despotismo rosista
a causa de la democracia poltica que, errneamente, haban habilitado los
rivadavianos.
caracterstica permanente de esta Generacin ya que su ciencia de la poltica deba servir para gobernar. 22 Un gobierno legal y racional como dira Alberdi en sus Bases (Alberdi [1852] 1998: 219).
28
o la demagogia republicana como le llamaron en el Cdigo al sistema de Rosas
(Echeverra [1838] 1940: 223).
La gran anomala del contexto poltico en que se formaron los jvenes estudiantes,
resida, en su evaluacin, en que las instituciones heredadas del rivadavismo en la
provincia de Buenos Aires eran ms perfectas que los hombres que tenan que darle
vida y conducirlas, hombres que a pesar de su ttulo de Doctores o de haber
protagonizado la carrera de las armas durante la Revolucin, no posean una ciencia
social adecuada a las nuevas circunstancias de la paz poltica y que, al contrario, se
haban perdido en abstracciones y en imitaciones ftiles. En el caso del grupo
poltico y de funcionarios de Rosas, tambin los criticaban porque eran unos infames
especuladores imbciles beatos (Echeverra [1846] 1940: 99). Las distintas
polmicas que se suscitaran con el que llamaban escritor oficial de Rosas, Pedro de
ngelis traduca no un odio personal, sino la distinta concepcin acerca del publicista
y su relacin con el saber poltico que tenan los jvenes, su concepcin capacitaria
de la poltica que los llev a postular la necesidad de una ciencia de la poltica
(Alberdi, 1900b: 502).
En la concepcin de la Generacin del 37 la tarea poltica posrevolucionaria deba ser
la conformacin de un gobierno moderno con una clase poltica preparada para
sentarse en la silla del poder. Si en 1810 las elites haban debatido, en pos de lograr
una nueva unidad poltica separada de Espaa, la cuestin de la soberana del
pueblo o la soberana de los pueblos; si en 1820 la cuestin se tradujo en la de los
derechos de los pueblos en una organizacin federal o la de la utilidad pblica en la
constitucin de una unidad Argentina (Dvilo, 2011), en la dcada de 1830 la
Generacin del 37 instalara el problema de la necesidad de constituir una clase
poltica moderna capacitada para el ejercicio de la poltica en tanto soporte de la
autoridad legtima constituida en un gobierno representativo superador de la
solucin confederal as como tambin de la solucin unitaria.
El objetivo generacional, aquello que est en el ncleo de sus reflexiones polticas,
con sus vaivenes, sus contradicciones y con sus diferencias, es la gestin de un
29
espacio pblico moderno que, en el aspecto social, conformara una sociabilidad
moderna, cemento civil adecuado de un gobierno representativo cuya institucin
especfica era el poder legislativo y su principio filosfico autoregulador la capacidad
poltica, la cual, por ser un principio democrtico e igualitario, no aristocrtico, poda
imprimir movimiento, modernidad y progreso al orden poltico articulando la
sociedad y la poltica con la Representacin.
De inspiracin hegeliana a travs de la filosofa eclctica francesa que haca de la
sntesis un valor filosfico como modo de conocimiento superador del anlisis
cartesiano, lo que propusieron fue la necesidad de consolidar en el Rio de la Plata,
una clase poltica conformada por publicistas, verdadero estamento de capaces
destinados, por sus esfuerzos, conocimientos y mritos, a ocupar la silla del poder
que en la ilustrativa metfora echeverriana (Echeverria [1837] 1940: 269) se refera a
la primera magistratura, pero tambin al poder legislativo, poder que, debemos
recordar, se encotraba en proceso de conformacin a partir de las reformas
rivadavianas. Como sealara Alberdi ms tarde:
Por qu no nos educamos para el gobierno propio, en lugar de educarnos como
cuando eramos gobernados por la Metrpoli? Tenemos carrera militar, carrera
eclecistica, carrera de abogado, carrera de mdico, etc. Por qu la magistratura
(poder judicial); por qu la administracin (poder ejecutivo); por qu la materia
del publicista (poder legislativo), no son carrera igualmente? Al examinar qu
ensean nuestras Universidades, no se dira que ha cambiado el rgimen poltico
de Amrica (Alberdi [1896] 1970: 193, 194)23
.
La Generacin del 37 particip de la vida poltica con la aspiracin de convertirse en
publicistas gestores del espacio pblico moderno con una ciencia de la poltica a la
23 En La Monarqua como mejor forma del gobierno en Sud Amrica, Pea Lillo editor, Buenos Aires. Subrayado en el original.
30
manera de los escritores de Le Globe en Francia, que Echeverria haba conocido de
cerca a travs de su amigo Frderic Stapfer.
El publicista, a travs de su escritura pblica, se legitima para aspirar a ser miembro
de la clase poltica dndole con sus mritos y saberes, la racionalidad y
representatividad que necesita el gobierno representativo. Como caras de una
misma moneda, el publicista y la clase poltica, no eran el resultado de una carrera
personal sino que fueron concebidos como una verdadera tarea generacional; slo
desde lo colectivo, valor de preeminencia entre la Generacin de 1837, se poda
pensar y hacer la poltica.
El orden al que aspiraban, en tanto reconoca su herencia en Mayo, era en su forma
republicano, lo llamaban Repblica Argentina, pero lo importante para ellos era la
representatividad de esa repblica, es decir, la capacidad poltica como fuerza
racional instituyente y autorreguladora del orden poltico. Los jvenes, a diferencia
de la generacin de Mayo, no se preocuparon por las formas polticas24, por pensar la
Repblica en oposicin a la Monarqua25
24 El tema de la forma en poltica haba sido para ellos uno de los principales escollos en la organizacin definitiva de la Repblica Argentina. Criticando a los unitarios deca Echeverria: No se puede constituir un gobierno sin declarar de antemano su forma? La forma en todas las cosas producidas por el hombre, la determina la concepcin, el hecho (Echeverrria [1847b] 1940: 412).
; ms an, casi no se referan a la
Repblica sino para referirse a la Repblica Argentina sinnimo de patria y
nacin en tanto orden poltico nacional, sntesis de lo particular, las provincias, y lo
general, la unidad nacional. Adems, tempranamente, como lo demostraron en el
Cdigo, la cuestin de la forma unitaria o federal estaba saldada desde su punto de
vista ya que ambas deban armonizarse como, por otra parte, lo demostraba el
ejemplo norteamericano (Echeverria [1847] 1940: 399). Su inters radicaba en el
principio motorizador del rgimen poltico, es decir, del gobierno representativo
25 El texto pstumo de Alberdi denominado por sus editores La Monarqua como mejor forma del gobierno en Sud Amrica (1896) no es una excepcin a la regla ya que all utiliza el concepto de monarqua como sinnimo de centralizacin del poder poltico en una autoridad estable llamada Gobierno. Es lo que haba propuestoen sus Bases y puntos de partida para la organizacin poltica de la Repblica Argentina (1852).
31
sustentado en la capacidad poltica como garanta de racionalidad y modernidad del
sistema, moderando, de esta forma los excesos posibles de la democracia.
Al mismo tiempo, el gobierno representativo deba ser la expresin de una ciencia de
la poltica. En efecto, antes del advenimiento del positivismo como corriente
consagrada en los modos de estudio de los fenmenos sociales a fines del siglo XIX
que permitira delimitar disciplinas sociales especficas, los publicistas de la
Generacin del 37 aspiraron a una ciencia de la poltica en tanto voluntad racional
de conocimiento de los fenmenos polticos para poder contribuir desde el
pensamiento doctrinario, como le llamaban, a un orden poltico racional.
Esa ciencia de la poltica era un campo difuso, y en eso radicaba su originalidad, que
haca de la historia y, especialmente, de la filosofa moral, las herramientas para
pensar lo poltico. De lo que se trataba para ellos era de abordar los fenmenos
polticos mediante la escritura de libros doctrinarios, es decir, con un mtodo
cientfico y con una doctrina ordenamiento lgico de ideas en torno a un objeto de
estudio- que permitiera comprenderlos. Esta tarea que era la del publicista, no deba
ser, sin embargo, solitaria; el lugar subjetivo del pensamiento no deba ser la razn
individual aislada del filsofo en su gabinete, sino una sociabilidad colectiva; era la
tarea colectiva de pensar, y de pensar escribiendo en tanto miembros de una misma
generacin, lo que constitua el campo de lo poltico como espacio de saber superador
de lo poltico ligado a la revolucin y a la guerra. Las mltiples empresas
periodsticas como La Moda, El Iniciador, El Nacional y la redaccin del Cdigo,
son una muestra elocuente de ello.
No obstante esta voluntad organizativa y filosfica para pensar la poltica, sta fue
una generacin de publicistas sin estado. A diferencia de los doctrinarios franceses
a quienes admiraban, su relacin difcil con el rosismo y la decisin de exiliarse les
impedira, finalmente, ocupar cargos polticos de importancia ni menos actuar
colectivamente como grupo poltico en la Confederacin Argentina. A pesar que
dialogaron en sus escritos con el poder, que ofrecieron programas, ideas y
advertencias, incluso homenajes y biografas, no sera sino hasta despus de la cada
32
de Rosas a partir de 1853 que regresaran al pas. An as, su identidad poltica
generacional se diluira en carreras individuales y ya no se reivindicaran como
miembros de una generacin.
Lecturas sobre la Generacin del 37
Podemos mencionar dos grandes tpicos que han preocupado a las diversas
disciplinas que se han dedicado a estudiar a la Generacin del 37. Desde la crtica
literaria y la historia, las lecturas que se han hecho sobre la Generacin del 37
comparten algunas dificultades metodolgicas y epistemolgicas que son propias del
enfoque llamado historia de las ideas. Dichas dificultades se ubican, por un lado, en
torno al problema de las tradiciones polticas y las consiguientes influencias
tericas sobre los autores y, por otro, en la cuestin de los orgenes y la formacin del
estado- nacin en la Argentina. Esos problemas dieron lugar a diversas claves de
lectura, ms all de las diferencias entre las disciplinas especficas que se han
ocupado de esta generacin. En primer lugar, lo que denominamos el enfoque
hagiogrfico. Este tipo de lectura se interesa por seguir el hilo de la biografa
intelectual y poltica de algn miembro destacado de la Generacin del 37. Los casos
ms recurrentes y considerados clsicos del pensamiento argentino son, como se
sabe, Echeverra (Ingenieros, 1999; Garca Merou, 1947; Estrada, 1942; Chanetn,
1944; Morales, 1950; Palcos, 1940, Palcos, 1960; Weinberg, 1958, Weinberg 2006),
Alberdi (Canal Feijoo, 1961; Mayer, 1963) y Sarmiento (Verdevoye, 1988;
Weinberg, 1988) por mencionar slo algunos trabajos sobre el tema.
Las biografas no se interesan por encontrar los elementos comunes o dismiles del
entramado discursivo colectivo que justifica la aceptacin de la existencia de una
Generacin del 37 a la que, sin embargo, los bigrafos aluden. En consonancia con
este enfoque hagiogrfico, aquellos trabajos que abordan las ideas o
pensamientos de dichos grandes personajes buscan el recorrido coherente y sin
fisuras de esas ideas a lo largo de sus obras y entre diversos momentos de sus vidas.
En este sentido, una clave de lectura arraigada en la gran masa de obras referidas a
33
Esteban Echeverria, por ejemplo, es que introdujo el romanticismo en el Ro de la
Plata (Rojas, 1948: 268, 269) y, en el caso de Alberdi, que sus escritos se ubican en
los orgenes intelectuales del constitucionalismo argentino (Adelman, 2007: 86).
En relacin al problema de las tradiciones intelectuales y de las influencias, se ha
estudiado a esta generacin en relacin al romanticismo (Weinberg, 1958, Weinberg,
2006; Baticuore, 2005), al liberalismo (Donghi, 1997; Myers, 1998), al sansimonismo
(Orgaz, 1934) y al republicanismo (Botana, 1997; Villavicencio, 2008). Todas estas
obras mencionadas aportan datos valiosos sobre la vasta y heterognea grilla
intelectiva de los jvenes del 37 que nos sirven para conceptualizar el paradigma
capacitario de la poltica en los elementos que aquellos sistemas de ideas comparten,
a pesar de sus diferencias.
Asimismo esta generacin ha sido objeto de una vieja disputa entre historiadores
llamados revisionistas (Julio Irazusta, 1952; Fermn Chvez, 1982) y liberales
(Donghi, 1951; Palcos, 1960). El primer grupo ley la trayectoria generacional en
base a ciertas dicotomas que junto con Elas Palti (1996) consideramos
epistemolgicamente errneas tales como liberalismo en oposicin al nacionalismo y
polticamente anacrnicas tales como patria- antipatria; pero tambin en
descripciones valorativas que oscurecen el anlisis terico, tales como las de
antirrosistas, unitarios o francfilos.
En relacin a estas consideraciones debemos destacar como una marca en los estudios
so
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