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Peregrinación por las religiones en China y Taiwan a
través de sus templos (2008-2015), 2ª parte: taoísmo,
cristianismo, islam y religiones animistas
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Taoísmo
Las extraordinarias aportaciones culturales del taoísmo fueron concebidas y se
proyectaron fuera del espacio religioso, pero la profunda visión espiritual de sus
textos clásicos, algunos en clave esotérica y adivinatoria (a destacar, el I Ching,
también clásico confuciano, ver introducción en el sitio web Anlari I Ching), y el
efecto reconfortante y sanador de sus prácticas lo enlazaron con la religiosidad
popular ancestral, y lo convirtieron en un hecho religioso, con sus liturgias, símbolos y
deidades.
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Por ea razón, el Tao o camino es, sin duda, uno de los grandes logros intelectuales de
la civilización china. La búsqueda de la armonía mediante una comprensión simple y
profunda de la relación del hombre con (la y su) naturaleza dio como resultado un
conjunto de saberes basados en un entendimiento completo (dinámico, no estático)
de los fenómenos.
La medicina tradicional (la acupuntura, la moxibustíón, los fármacos no químicos...),
el feng shui o disposición armoniosa de los espacios habitados exteriores e interiores
(incluso los cementerios....), la gimnasia básica o "qi gong" y su variante más conocida,
el "tai ji quan", son ejemplos de la aplicación práctica de los principios taoístas.
Estos principios también inspiraron (e inspiran aún) el trabajo de los artistas clásicos.
En la búsqueda de formatos y contenidos simples de profundo impacto espiritual, los
creadores taoístas lograron con muy pocos trazos o palabras o sonidos obras sublimes
como el paisajismo tradicional, la intensa y armoniosa sonoridad del instrumental
musical tradicional (guqin, guzheng, erhu, pipa....), o los inigualables poemas del
período Tang (mención especial para Du Fu, probablemente el más grande de todos
ellos).
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Unidos por las mismas raíces humanitarias y por el sentido práctico y terrenal, el
confucionismo y su notable proyección en lo social (gobierno, educación, civismo y
valores familiares) y el taoísmo y su articulación en el terreno de la creatividad y el
conocimiento individual (salud, sabiduría, arte) fueron configurando en China una
religiosidad no sacralizada, abierta y tolerante.
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El resultado de esta tolerancia fueron dos religiones muy centradas en el ser humano,
pero con un notable espacio para los mitos y las supersticiones populares.
Por esa razón, los templos taoístas, aunque algo más austeros, y menos abundantes,
también ofrecen su propio panteón de deidades en pabellones dispuestos de acuerdo
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con los principios de la arquitectura tradicional (basada, por cierto, en el feng shui
taoísta).
Los logares de culto del taoísmo disponen de similares ornamentos (altares para
ofrendas, incensarios, torres de campana y tambor, estatuas, relieves....), pero sin el
variado colorido y los brillantes dorados o las maderas exóticas de los templos
budistas.
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De alguna manera, este enriquedecedor contraste entre el taoísmo, asociado con la
religiosidad popular tradicional y un cierto sentido de la austeridad y la profundidad
espiritual, y el budismo, llegado en lujosos formatos desde la India, recuerda la
relación existente en Japón entre el sintoísmo y el budismo convencional (con la
notoria excepción del budismo "zen") .
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Los templos taoístas también acogen escuelas doctrinales y congregaciones monásticas
(cuyas túnicas, usualmente blancas y azules, son también bastante más sencillas y
menos vistosas que los vestidos anaranjandos y azafranados de los budistas), en el
limitado marco educativo que permite la legislación religiosa china.
El Templo "Baiyun" o de la Nube Blanca de Beijing es uno de esos centros doctrinales
de referencia, en el que se estudian los clásicos taoístas, particularmente el "Tao Te
King" de Lao Tsé, pensador de referencia de la escuela taoísta, cuya existencia, casi
mítica, es dudosa para algunos (aunque es citado por Confucio, que fue coetáneo
suyo).
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No obstante su austeridad y simplicidad, la profundidad espiritual del taoísmo, que
pretende armonizar la salud de cuerpo, mente y espíritu de cada individuo con lo que
le rodea, mediante prácticas de indudable bienestar (especialmente con el estrés o las
pequeñas dolencias corporales), pueden convertir sus templos en escenarios de gran
devoción popular.Así pudimos comprobarlo durante nuestras visitas del Templo
"Guandi" de Quanzhou (Fujian), en la semana de celebración del Año nuevo lunar
chino, en febrero de 2015, y también, en el pequeño pero encantador, casi "mágico",
templo de "Man Mo" de Hong Kong, en mayo de 2015.
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La armonía con la naturaleza y el cuidado de la salud corporal y espiritual también
facilitaron la conexión entre el taoísmo y algunas religiones animistas de las
comunidades étnicas chinas, con fundamentos espirituales parecidos.
Este fue el caso de la comunidad "naxi" (nakhi) de Yunnan, donde la familia
gobernante Mu erigió un bello templo, hoy restaurado, en la colina situada cerca de
su palacio residencial, en Lijiang.
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Cristianismo
La presencia cristiana en China está documentada desde el siglo VII (la secta
nestoriana, de procedencia siria, erigió un monasterio en la capital imperial,
Chang'an, la actual Xian), tuvo además una base permanente en la colonia
portuguesa de Macao, desde el siglo XVI, y episódicas apariciones en Quanzhou (los
franciscanos estuvieron allí en el S. XIV, según el profesor Bill Brown, de la
Universidad de Xiamen), y en Taiwan, bajo el breve dominio español y, sobre todo,
holandés (primera mitad del siglo XVII).
Hasta el siglo XIX, el episodio más notable del cristianismo en China fue la llegada de
los misioneros jesuitas, principalmente italianos, portugueses y holandeses, liderados
por el extraordinario intelectual, astrónomo y sacerdote Matteo Ricci.
Los jesuitas, de acuerdo con su fama de tolerancia cultural y profunda inteligencia, se
ganaron el favor imperial con sus conocimientos prácticos en matemática,
arquitectura y, sobre todo, astronomía, cuyo instrumental de medición es hoy
reliquia en el Antiguo Observatorio (Gu Guangxiangtai), situado cerca de la puerta
sureste de la Muralla de Beijing
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Por estos servicios y, en general, por su actitud de respeto hacia la cultura china
(defendió, sin éxito, ante el Vaticano, el carácter religioso del confucionismo), Matteo
Ricci, en el contexto de la tradicional tolerancia china hacia todas las religiones,
obtuvo autorización para construir el primer templo cristiano (católico) de Beijing, la
Catedral de la Inmaculada Concepción, que, tras sucesivas reconstrucciones y
rehabilitaciones, sigue siendo lugar de culto, y, también, una atracción turística más
de la ciudad
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No obstante, la expansión del cristianismo en China, donde hoy dispone de dos
organizaciones religiosas autorizadas (la protestante o evangélica y la católica, no
sujeta a la autoridad del Vaticano) fue, sobre todo, el resultado del impulso misionero
evangélico de los siglos XIX y XX, en el controvertido período colonial de los tratados
desiguales y las concesiones extranjeras en China (1842-1949)
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Hasta entonces, China se consideraba, económica y culturalmente, autosuficiente: su
denominación, "Zhong guo", 中国 , o "Reino del Centro", implicaba una visión
idealizada de civilización perfecta de acuerdo con los principios confucianos, y la
correlativa consideración de los extranjeros como "bárbaros", emulando lo sucedido en
la antigua Roma.
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En consecuencia, y hasta que la superioridad militar, marítima, comercial e
industrial de los imperios coloniales no se hizo evidente (siglo XIX), la presencia de los
países occidentales, su cultura y su religión estuvo restringida a la pequeña colonia
comercial de Cantón, abierta sólo durante unos meses, y a la colonia portuguesa
permanente de Macao.
No obstante, las fuentes documentan la presencia aislada de misioneros católicos
(Fujian, siglo XVIII) y protestantes (Wuhan, inicio siglo XIX)
Esta situación cambió radicalmente con las guerras del opio (1841-42, y 1860), la
guerra ruso-japonesa (1895) y la guerra de los bóxers (1900), conflictos en buena
parte forzados por Gran Bretaña, Francia, Rusia, Alemania y Japón, con la
colaboración episódica de Austria-Hungría, Italia, Bélgica, Portugal y Estados Unidos,
mediante los cuales las llamadas "potencias" obtuvieron la apertura comercial y
concesiones territoriales en 80 puertos marítimos y fluviales de China entre 1842 y
1949.
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Esta apertura forzada supuso la llegada de sociedades misioneras, principalmente
evangélicas, pero también católicas, procedentes de Gran Bretaña, Alemania ,
Estados Unidos, Francia y España (Islas Filipinas).
El movimiento misionero fue y, de hecho, aún es, uno de los principales referentes de
las iglesias cristianas en Occidente, desde los orígenes del colonialismo (siglo XVI),
primero en América, luego en África y Asia.
Este impulso misionero tuvo algunos efectos insospechados en la sociedad china en
crisis, como en el caso de la Rebelión "Taiping", un movimiento popular del mediados
del s. XIX con centenares de miles de seguidores, tan fascinante como desconocido,
que logró tomar grandes ciudades como Suzhou y Nanjing, y llegó a amenazar el
poder de la dinastía "qing".
Su líder, Hong Xiuquan, educado durante un tiempo por un misionero baptista
norteamericano, creía ser la encarnación de Jesucristo, una suerte de mesías llegado
para liberar China de la corrupción y los "demonios" que la tiranizaban y elaboró un
ideario mixto de inspiración popular y cristiana para sustentar su rebelión.
En cualquier caso, la actividad de los misioneros no estuvo exenta de controversias.
Algunos de estos misioneros sostenían el conocido dogma de que fuera de la iglesia
cristiana no hay salvación, y que el resto de las creencias son paganas e impías,
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cuando no pecaminosas, lo que ofendía a muchos creyentes de las religiones
tradicionales.
Esta actitud fue denunciada desde posiciones más avanzadas de respeto y tolerancia,
que defendían la consideración de chinos no creyentes y creyentes como iguales, como
la que manifestó la escritora norteamericana y Premio Nobel de Literatura, Pearl S.
Buck (ver post en este mismo blog)
El rechazo hacia las misiones cristianas, con importantes notas de tradicionalismo y
xenofobia, tuvo su punto culminante en la guerra de los bóxers (1899-1900, ver
post es este blog).
Este enfrentamiento vino precedido y acompañado por el asesinato de misioneros y
monjes, la quema de iglesias y la persecución de cristianos chinos, especialmente en la
provincia de Shandong, donde los alemanes, recién llegados, habían adoptado una
actitud agresiva y poco tolerante hacia la población local.
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Sin embargo, los estragos del colonialismo, el saqueo del patrimonio y el racismo de
una parte sustancial de los residentes foráneos (los "diablos extranjeros") no pueden
ocultar el extraordinario legado e intercambio cultural, arquitectónico, artístico,
educativo y científico entre China, los países occidentales y Japón
Este intercambio fue logrado en buena parte bajo los auspicios de iglesias cristianas y
sociedades misioneras, como la Sociedad Misionera de Londres, la Diócesis católica de
Las Filipinas o la Iglesia presbiteriana de los Estados Unidos.
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La música clásica occidental, la educación universitaria moderna, el acceso de la
mujer a la educación y el trabajo, el deporte moderno, la medicina científica más
avanzada, los nuevos formatos literarios no clásicos, y la elaboración de diccionarios
de lenguas chinas y extranjeras, por poner algunos ejemplos, se encuentran entre esos
logros.
La cooperación ehtre chinos y occidentales es uno de los principales activos de la isla
de Gulangyu, en Xiamen, antigua concesión internacional y hoy gran atracción
turística, como explicaremos próximamente.
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De hecho, Gulangyu ha solicitado su reconocimiento como Patrimonio cultural de la
Unesco, basándose principalmente en ese legado
Las iglesias cristianas en China, en su mayoría construidas entre los siglos XIX y XX (y
habitualmente reconstruidas o rehabilitadas), tienen, en general, el toque de elegancia,
austeridad y buen gusto de los templos protestantes, con formatos bastante simples y
algunos detalles neoclásicos.
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Los templos católicos, algo más lujosos, pero sin excesos, utilizan una mayor variedad
de estilos, desde los barrocos de los templos de Macao hasta el neogótico del templo
de Gulangyu o de la iglesia de San Miguel, en el barrio de las legaciones de Beijing,
pasando por diseños más sencillos y modernos de influencia protestante, como la
Iglesia de San Miguel, en Qingdao
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Religión musulmana
El Islam tiene una presencia milenaria en China, donde llegó pacíficamente y sin
controversias o conflictos sociales, con el impulso de comerciantes y navegantes
árabes, a través de la Ruta de la Seda, terrestre (noroeste) y marítima (sudeste).
En el sur, los viajeros árabes impulsaron la construcción de mezquitas en varios
puertos de Guangdong y Fujian, particularmente en Zaytun (actual Quanzhou,
Fujian), el puerto comercial más importante de China durante las dinastías Song y
Yuan (siglos XI-XIV), citado por Marco Polo en su libro de viajes.
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La mayor parte de estas mezquitas han desaparecido, salvo la puerta de entrada y
algunos muros de la Mezquita de "Qing Jing", en Quanzhou, cerca de la actual
mezquita, en activo, y vecina del venerado templo taósita de "Guandi", en uno de los
mejores ejemplos de convivencia y coexistencia religiosa.
La religión musulmana tiene una implantación social muy relevante, cuando no
mayoritaria, en las provincias noroccidentales de Ningxia, Qinghai, Gansu y Xinjiang,
donde se pueden encontrar ejemplos muy notables de arquitectura religiosa de
alicatados, azulejos y arabescos estilo centroasiático en Turpan o Kashgar.
Como es sabido, el conflicto de raíces culturales y religiosas entra la población
musulmana uigur u la población han en la provincia de Xinjiang durante los últimos
años está siendo bastante agudo, cuando no violento.
La capital, Beijing, también dispone de una notable mezquita, conocida como la Gran
Mezquita de la calle de la Vaca donde reza regularmente su importante comunidad
musulmana.
Este recorrido es, sin duda, uno de los capítulos pendientes de mi libro de viajes, por
lo que siento no poder aportar muchos detalles ni fotografías de mi propia cosecha
personal, como en el resto de las confesiones
Religiones animistas de las minorías étnicas
En el marco de tolerancia e interrelación entre la mayor parte de las confesiones
presentes en China, las religiones animistas de una parte destacada de las minorías
étnicas ocupan un lugar pequeño pero especial, tal y como pudimos comprobar en
sucesivos viajes por las provincias sudoccidentales de Guangxi, Guizhou y Yunnan,
observando, por ejemplo, las tradiciones de los pueblos miao, dong, naxi y dai.
Estas religiones, con notables puntos de conexión con el budismo (la idea de
transformación espiritual), el taoísmo (la armonía entre hombre y naturaleza) y el
confucionismo (culto a los ancestros), se caracterizan por una espiritualidad natural,
casi primigenia, comunitaria, en permanente búsqueda de armonía con la naturaleza,
el hombre, sus interacciones y flujos.
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Es una religiosidad no forzada, ritual pero no formalista, en el que prima la expresión
sin excesos del estado espiritual interior, con la ayuda de símbolos, imágenes y
pequeñas liturgias, como en el entierro "miao" que pudimos observar en Xijiang,
Guizhou, en mayo de 2015.
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Otro ejemplo, la religión "dongba" de los naxi, se fundamenta en el equilibrio entre
mundo interior y exterior, y es profundamente animista (se asienta en la experiencia
interior, no en la liturgia exterior), en el que imágenes e ideogramas son símbolos de
inspiración, junto con la fauna y la flora.
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No obstante, la religiosidad "naxi" es abierta y tolerante y ha aceptado
históricamente las portaciones de la espiritualidad budista (los monasterios de la
región, particularmente, Fuguo, Yufeng y Wenbi, lucen hoy restaurados tras los
estragos de la Revolución Cultural) y las fuentes de equilibrio artístico, medicinal y
filosófico del Tao (taoísmo)
Ritos funerarios
A pesar de las diferencias doctrinales y litúrgicas, y la forma de expresarlas, los ritos
funerarios de las grandes religiones autóctonas chinas (taoísmo, confucionismo y
budismo) comparten algunos fundamentos básicos, probablemente por influencia de
las tradiciones (o supersticiones, según se mire) propias de la religiosidad popular, en
la cual, el culto a los ancestros es uno de sus principales referentes.
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Este es el caso, por ejemplo, del uso del "fengshui", de inspiración taoísta, en la
disposición de los pabellones y túmulos funerarios de la grandes tumbas de nobles o
emperadores chinos, como las célebres Tumbas Ming y Qing situadas al norte de
Beijing
No obstante, los cementerios religiosos o civiles situados normalmente en las afueras
de las ciudades, algunos en lugares de gran belleza natural, han adoptado idénticos
principios, con el objeto de garantizar la tranquilidad de los difuntos.
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La tranquilidad espiritual de los antepasados no es un tema menor en la tradición
religiosa china: así, por ejemplo, la construcción del ferrocarril entre Qingdao y Jinan,
en Shandong, cerca de varios cementerios, hacia finales del siglo XIX, fue uno de los
motivos citados por los rebeldes y la Corte Imperial en la guerra de los bóxers, el año
1900
Estos cementerios son lugares de visita por razones diversas (aniversarios,
celebraciones familiares....), pero sobre todo, durante la festividad del "Qing Ming", en
abril, equivalente de la festividad cristiana de Todos los Santos.
Esta celebración, muy arraigada en la tradición popular, supone el desplazamiento de
buena parte de la población hacia sus lugares de origen, por lo que es fiesta oficial en
China, generalmente en un puente de fin de semana (3/4 días)
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Las ofrendas de flores y alimentos, el encendido de incienso y la quema ritual de
papel con apariencia de dinero, en hornos crematorios, son actos en memoria de los
ancestros, pero también como una expresión simbólica de su preocupación por ellos y
la voluntad de cubrir sus necesidades en el más allá.
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