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Poemas de Pier Paolo Pasolini
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A algunos radicales
El espíritu, la dignidad mundana, el arribismo inteligente, la elegancia, el traje a la inglesa y el chiste francés, el juicio tanto más duro cuanto más liberal, la sustitución de la razón por la piedad, la vida como apuesta para perder como señores, os han impedido saber quiénes sois: conciencias siervas de la norma y del capital.
A los críticos católicos
A menudo un poeta se acusa y se calumnia, exagera, por amor, su propio desamor, exagera, para castigarse, su propia ingenuidad, es puritano y tierno, duro y alejandrino. Es incluso demasiado agudo en los análisis de los signos de las herencias, de las supervivencias: tiene también un pudor excesivo en concederles algo a la razón y a la esperanza. Pues bien, ¡ay de él! ¡No hay un instante de vacilación: basta con mencionarlo!
Abro a la mañana de un blanco lunes...
Abro a la mañana de un blanco lunes la ventana, y la calle indiferente roba entre su luz y sus rumores mi presencia infrecuente entre las hojas. Este moverme... en días totalmente fuera del tiempo que parecía consagrado
a mí, sin regresos ni paradas, espacio lleno todo de mi estado, casi prolongación de la existencia mía, de mi calor, del cuerpo mío... y se ha truncado... Estoy en otro tiempo, un tiempo que dispone sus mañanas en esta calle que yo miro, ignoto, en esta gente fruto de otra historia
Al muchacho Codignola
Querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,pero no esperes nada de este encuentro.Si acaso, una nueva desilusión, un nuevovacío: de aquellos que hacen biena la dignidad narcisista, como un dolor.A los cuarenta años yo estoy como a los diecisiete.Frustrados, el de cuarenta y el de diecisietepueden, claro, encontrarse, balbuceandoideas convergentes, sobre problemasentre los que se abren dos décadas, toda una vida,y que, sin embargo, aparentemente son los mismos.Hasta que una palabra, salida de las gargantas inseguras,aridecida de llanto y deseo de estar solos,revela su irremediable diferencia.Y, además, tendré que hacer de poetapadre, y entonces me replegaré sobre la ironía,que te incomodará: al ser el de cuarentamás alegre y joven que el de diecisiete,él, ya dueño de la vida.Más allá de esta apariencia, de este aspecto,no tengo nada que decirte.Soy avaro, lo poco que poseome lo guardo apretado en el corazón diabólico.Y los dos palmos de piel entre pómulo y mentón,bajo la boca torcida a furia de sonrisasde timidez, y los ojos que han perdido
su dulzura, como un higo agrio,te parecerían el retratoprecisamente de esa madurez que te hace daño,madurez no fraterna. ¿De qué puede servirteun coetáneo, simplemente entristecidoen la delgadez que le devora la carne?Cuanto ha dado ya lo ha dado, el restoes árida piedad.
De Poesía en forma de rosa.
Al príncipe
Si regresa el sol, si cae la tarde,si la noche tiene un sabor de noches futuras,si una siesta de lluvia parece regresarde tiempos demasiado amados y jamás poseídos del todo,ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello:ya no siento delante de mí toda la vida...Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:horas y horas de soledad son el único modopara que se forme algo, que es fuerza, abandono,vicio, libertad, para dar estilo al caos.Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerteque se viene encima, en el ocaso de la juventud.Pero por culpa también de este nuestro mundo humanoque quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.
De "La religión de mi tiempo"
Análisis tardío
(Fin de los años sesenta)
Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa; que todo aquello que toco ya lo he tocado; que soy prisionero de un interés indecente; que cada convalecencia es una recaída; que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo; que también el humorismo forma parte del bloque inamovible; que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo; que no intento todavía reconocer quién soy; que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre; que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias; que no saldré nunca de aquí por más que sonría; que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada; que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola; que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura; que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.
Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos...
Cercana a los ojos y a los cabellos sueltossobre la frente, tú, pequeña luz,absorta enrojeces mis papeles.De adolescente ardía hasta el anochecerjunto a tu demacrada claridad, y eran extrañoslos rumores del viento y el canto de los grillos solitarios.Entonces en las estancias sin memoriadormían los parientes, y mi hermano,tras un delgado muro, estaba inmóvil.Ahora tú, luz rojiza, no nos dices en dónde estáy, sin embargo, iluminas y suspirael grillo en los campos desiertos;mi madre se peina ante el espejo,con un gesto tan antiguo como tu luz,y piensa en aquel hijo ya sin vida.
Danza de Narciso
Estoy negro de amor,ni ruiseñor ni muchacho,todo entero como una flordeseando sin deseo.
Me he levantado entre las violetasmientras aclarabacantando un canto olvidadoen la noche serena.Me dije: «¡Narciso!»,y un espíritucon mi rostrooscurecía la hierbaal claro de sus rizos.
De "La mejor juventud"
Danza de Narciso II
Yo soy una violeta y un aliso,lo oscuro y lo pálido en la carne.
Espío con mi ojo alegreel aliso de mi pecho amargoy de mis rizos que brillan negligentesen el sol de la orilla.
Yo soy una violeta y un aliso,el negro y el rosa en la carne.
Y miro la violeta que resplandece
grave y tierna en el clarode mi cara de terciopelobajo la sombra de una morera.
Yo soy una violeta y un aliso,lo seco y lo mórbido en la carne.
La violeta retuerce su luzsobre los flancos duros del aliso,y se reflejan en el humo azuldel agua de mi corazón avaro.
Yo soy una violeta y un aliso,lo frío y lo tibio en la carne.
De "La mejor juventud"
David
Apoyado en el pozo, pobre joven,vuelves hacia mí tu cabeza gentil,con una risa grave en los ojos
Tú eres, David, como un toro en un día de abril,que de la mano de un muchacho que ríeva dulce a la muerte.
De "La mejor juventud"
Ladrones
Una vez regresado a tu madre¿sentirás todavíasobre los labioslos besos que te he dado como un ladrón?
¡Ah, ladrones los dos!¿No estaba oscuro en el prado?¿No robábamos a los choposla sombra en tu bolsa?
Los conejos se han quedadosin hierba esta tarde,y tus labios robadosbesan la primera estrella...
De "La mejor juventud"
Muerte
Vuelvo a ti, como vuelveun emigrado a su país y lo redescubre:he hecho fortuna (en el intelecto)y soy feliz, tantocomo hace tiempo lo era, destituido por norma.Una rabia negra de poesía en el pecho.Una loca vejez de jovencito.Antes tu alegría se confundíacon el terror, es verdad, y ahoracasi con otra alegríalívida, árida: mi pasión decepcionada.Ahora me das miedo de verdad,porque estás de verdad cerca, incluidaen mi estado de rabia, de oscurahambre, de ansia casi de criatura nueva.
De "La religione del mio tempo"
EL MOTIVO DE CHARLOT . . Sobre las sábanas calientes, retorcidas abandonado como un borracho o como un crucifijo, muelle, recién quitado
de la cruz, es la ciega inacción de un disgusto sin la pureza que da al pecado luz de expresión,
la renuncia del enfermo que acaricia el viejo mal – que aquí me tiene: y no es noche; ya es mañana, una brisa
cálida jadea en la habitación llena de mí, de mi lecho blanco y fogoso; y, fuera, deslumbra, ya alta, la serena
jornada estival. Que todo sea pecado sensual, bajeza y éxtasis de carne resonando por el olvidado
barrio – es una pobre radio la que da nueva certeza, con loca nostalgia. Esparce alrededor con vehemencia cálidas y descarnadas
músicas de baile; y alegría popular aflige el arrabal, tan vivo, reciente; la abrasada vía
festejante de muchachos y perros, la colada de harapos en la que ondea la miseria... Ah, dichosa la vida ajena, ¡dichosa
la humilde culpa de sus deseos!
VERSOS SUTILES COMA RAYAS DE LLUVIA . . Hay que condenar severamente a quien crea en los buenos sentimientos y en la inocencia.
Hay que condenar igual de severamente a quien ame al subproletariado carente de conciencia de clase.
Hay que condenar con la máxima severidad a quien escuche en sí mismo y exprese los sentimientos oscuros y escandalosos.
Estas palabras de condena han empezado a resonar en el corazón de los Años Cincuenta y han continuado hasta hoy.
Mientras tanto la inocencia, que efectivamente existía, ha empezado a perderse en corrupciones, abjuraciones y neurosis.
Mientras tanto el subproletariado que efectivamente existía, ha acabado por convertirse en una reserva de la pequeña burguesía.
Mientras tanto los sentimientos que eran por su naturaleza oscuros han sido atropellados en la añoranza de las ocasiones perdidas.
Naturalmente, quien condenaba
no se dio cuenta de todo eso: él continúa riéndose de la inocencia, desinteresándose del subproletariado
y declarando los sentimientos reaccionarios. Continúa yendo de casa a la oficina de la oficina a casa, o si no enseñando literatura:
es feliz por el progresismo que le hace parecer sagrado el deber enseñar a los domésticos el alfabeto de las escuelas burguesas.
Es feliz por el laicismo por lo que es más que natural que los pobres tengan casa coche y todo lo demás.
Es feliz por la racionalidad que le hace practicar un antifascismo gratificante y elegido, y sobre todo muy popular.
Que todo esto sea banal ni siquiera se le pasa por la cabeza: en efecto, que sea así o que no sea así, él nada se mete en el bolsillo.
Habla, aquí, un mísero e impotente Sócrates que sabe pensar y no filosofar,el cual tiene sin embargo el orgullo no sólo de ser un entendido
(el más expuesto y descuidado) en los cambios históricos, sino también de estar directamente y desesperadamente interesado en ellos.
MANIFESTAR
(APUNTES)
Manifestar significar con palabras no se podría pero con aullidos sí y también con pancartas, o canciones.
Vinieron para rehacer el mundo y, manifestando, se declararon a la altura La fuerza está en la virilidad, como en otros tiempos Pero la amabilidad se ha perdido
Cualquier cosa que se manifieste lo único que se manifiesta es la fuerza aunque sólo sea la fuerza de los destinados a la derrata
Todo lo que no se puede significar con palabras no es más que pura y simple fuerza- ¡Pero cuánta inocencia en no saber esto! ¡Qué jóvenes hay que ser para creerlo!
Ya se que la libertad es incompatible con el hombre y el hombre, en realidad, no la quiere, intuyendo que no es para él, ¡cuántas obligaciones me he inventado envejeciendo para no ser libre! De acuerdo, pero los más ingenuos, los más inexpertos, los más simples, los más jóvenes, aún se inventan más obligaciones de éstas, es más, al venir al mundo lo primero que hacen es adaptarse a ello; triunfalmente; haciendo creer a sí mismos y a los demás que se trata de obligaciones necesarias a una nueva libertad. La realidad es que un muchacho venido aquí de la nada, y totalmente nuevo,se las ingenia enseguida para defenderse de la verdadera libertad
Es, sobre todo, un muchacho que conoce y acepta los deberes;
y manifiesta la fuerza de su aceptación, maravillosa adulación del mundo.
La gracia renace siempre a través de la obediencia y puede que, puede que… ¡Obedecer a los deberes de la revolución! ¡Manifestando!
Por densa que sea la trama de los deberes de un anciano algo en ella se ha desgarrado y yo, en efecto, vislumbro la intolerable faz de la libertad; no teniendo ya ni gracia ni fuerza, intenté entonces defenderme sonriendo, como precisamente los viejos, que se las saben todas - Pero la libertad es más fuerte: aunque sea por un rato quiere ser vivida -
Es un valor que destruye cualquier otro valor pues todo valor no es más que una defensa erigida contra ella;
y los valores, precisamente, son sentidos sobre todo por los simples; por los jóvenes (sólo en ellos, precisamente, la obediencia es gracia)
Es en ellos en quienes los Jefes cuentan para seguir adelante, con sus limpias, inocentes filas - Sencillez y juventud, formas de la naturaleza, en vosotras la libertad es renegada
a través de una serie infinita de deberes, limpios, inocentes deberes, a los que, manifestando se grita con aire amenazador obediencia que los sencillos y los jóvenes son fuertes y aún no saben que no pueden tolerar la libertad.
21 DE JUNIO DE 1962
Trabajo todo el día como un monjey por la noche doy vueltas, como un gato viejoen busca de amor… Voy a proponera la curia que me hagan santo.Al engaño, de hecho, respondocon la mansedumbre. Como miran las imágenesmiro yo a los adictos al linchamiento.Con el sereno valor de un científicome observo a mí mismo masacrado. Parece, a veces,que odio y, sin embargo, escriboversos llenos de amor preciso.Estudio la perfidia como un fenómenofatal, como si careciera de objeto.Tengo piedad de los jóvenes fascistasy para los viejos no dispongode otra cosa que la violencia de la razón.Pasivo como un pájaro que, volando,todo lo ve y en su corazón se llevaal cielo la concienciaque no perdona. (De Poesía en forma de rosa)
Pier Paolo Pasolini
Las cenizas de Gramsci
Canto 1
No es de mayo este impuro aireque el oscuro cementerio extranjerohace aún más oscuro, o lo ilumina
con ciegas claridades...este cielode babas sobre techos amarillentosque en semicírculos inmensos velan
las curvas del Tíber, los turquesasmontes del Lacio...Expande una mortal
paz, desamorada como nuestros destinos
entre las viejas murallas el otoñalmayo. En él está el gris del mundo
el fin del decenio en el que nos aparece
entre las inmundicias concluido el profundoe ingenuo esfuerzo de rehacer la vida,
el silencio, putrefacto e infecundo...
Tú joven, en aquel mayo en que el errorsignificaba aún la vida, en aquel mayo italiano
que a la vida agregaba al menos ardor,
por lo menos despreocupado e impuramente sano denuestros padres-no padre, pero humilde hermano-con tu flaca mano dibujabas el ideal que ilumina
(pero no para nosotros: tú muerto, y nosotrosmuertos igualmente, contigo, en el húmedo
jardín) este silencio. No puedes,
lo ves? que descansar en este lugarextraño, aún confinado. Tediopatricio te rodea. Y desteñido
sólo te llega algún golpe de martillode los talleres del Testaccio aquietado
en el atardecer entre miserables techos, desnudos
montones de lata, hierros viejos, dondecanta inútilmente un muchachón que concluye
su jornada, mientras alrededor la lluvia cesa.
Canto 2
Entre los dos mundos, la tregua en la cual noestamos...elecciones, abandonos, otros sonidos no
tienen que éstos del jardín acongojado
y noble, en el que el tenaz engañoalentaba la vida, queda en la muerte.
Los círculos de los sarcófagos no hacen más
que mostrar la sobreviviente suertede gente laica de laicas inscripciones
en estas grises piedras, cortas
e imponentes. Aún de pasionessin freno sin escándalo han ardido
los huesos de los poderosos de naciones
más grandes: silban, casi nunca desaparecidaslas ironías de los príncipes, de los pederastascuyos cuerpos están en las urnas esparcidos
ya cenizas y no aún castos.Aquí el silencio de la muerte es fe
de un civil silencio de hombres permanecidos
hombres, de un tedio que en el tediodel parque, discreto cambia: y la ciudad
que indiferente, lo confina en medio
de tugurios y de iglesias, sacrílego en la piedadallí pierde su esplendor. Su tierra
plena de ortigas y verdores alimenta
esos flacos cipreses, esta negra humedadque mancha los muros alrededor de los flacos
entrelazamiento de los tallos, que el anochecer
apaga serenando desnudosolores de alga...este pasto débil
e inodoro, donde se hunde violeta
la atmósfera, con un temblor de mentao heno podrido, y quietamente anuncia
con diurna melancolía, la apagada
trepidación de la noche. Asperode clima, dulcísimo de historia, estáentre estos muros el suelo que suda
otro suelo; esta humedad querecuerda otra humedad; y resuenan
familiares de latitudes y
horizontes donde inglesas selvas coronanlagos perdidos en el cielo, entre praderas
verdes como billares fosfóricos o como
esmeraldas: "and O ye Fountains..."las piadosasinvocaciones.
Canto 3
Un trapo rojo como aquelenroscado en el cuello de los partisanos
y cerca de la tumba, sobre el terreno calcinado
diferentemente rojos, dos geranios.Allí yaces, señalado con adusta eleganciano católica, en el elenco de los extraños
muertos: Las cenizas de Gramsci...A la esperanza y ala vieja desconfianza te acerco, caminante sin rumbo
en esta flaca tierra, frente
a tu tumba, a tu espíritu apresadoacá entre estos liberados(O existe algo
diferente, quizás de mayor éxtasis
y también de mayor humildad, ebria simbiosisadolescente de sexo y muerte...)
y desde este país en el que no tuvo descanso
tu alerta, percibo qué erroraquí en la quietud de las tumbas- junto
a qué razón -en el inquieto destino
nuestro- tuviste escribiendo las supremaspáginas en los días de tu asesinato.
Aquí para testimoniar el semen
aún no esparcido del antiguo dominio,estos muertos aferrados a una posesiónque ahonda en los siglos su abominación
y su grandeza: y al mismo tiempo obsesiónesa vibración de yunques, sordamente
sofocada y profunda- del humillado
barrio-para verificar el fin.Y heme aquí...pobre, vestido
con ropas que los pobres espían en las vidirieras
de chillón fulgor, y que han perdidola suciedad de perdidas calles
de los bancos de tranvías que vuelven
confuso mi día: mientras siempre más rarasson estas vacaciones, en el tormentode mantenerme vivo; y si me ocurre
de amar el mundo no es más que por un violentoe ingenuo amor sensual
así como, confundido adolescente, en una época
lo odié, si me hería el malburgués a mi burgués: y ahora, dividido
-contigo- objeto parece
de rencor y sí casi de místicodesprecio; la parte que tiene el poder?
sin embargo sin tu rigor, subsisto
porque no elijo. Vivo en la apatíade la eclipsada postguerra: amando el mundo que
odio- su miseria
despreciable y perdida- por un oscuro escándalode la conciencia...
Canto 4
El escándalo de contradecirme, de estarcontigo y contra tí; contigo en el corazóna la luz, contra tí en las oscuras vísceras;
de mi paterno estado traidoren el pensamiento, en una sombra de acción-
me sé a él aferrado en el calor
de los instintos, de la estética pasión;atraído por una vida proletaria
anterior a tí, es para mí una religión
su alegría, no su milenarialucha; su naturaleza, no su
conciencia; es la fuerza originaria
del hombre que en el acto se ha perdidoque da a la ebriedad de la nostalgia
una luz poética; y más
no sé decir. que no seajusto pero no sincero, abstractoamor, no profunda simpatía...
Como los pobres, pobre, me aferrocomo ellos a humillantes esperanzas,
como ellos por vivir lucho
cada día. Pero en la desoladacondición mía de desheredadoyo poseo: y es la más exultante
de las posesiones burguesas, el estadomás absoluto. Pero como yo poseo la historia
ésta me posee: me ha iluminado
pero para qué sirve la luz?
Canto 5
No menciono al individuo, al fenómenode ardor sensual y sentimentaly de hábitos, otro es el nombre
y la fatalidad de su pecar.Pero en él mezclados como comunes
vicios uterinos, y como
preciso el pecar! No son inocenteslos internos y extremos actos, que lo hacen
encarnarse a la vida, y por ninguna
de las religiones que en la vida están,hipoteca de muerte, instituidas
para engañar la luz, para dar luz al engaño.
Destinados para ser sepultadossus despojos en el Verano, es católica
su lucha con ellas: jesuíticas
las resistencias con que dispone el corazóny aún más adentro; tiene bíblicas astucias
su conciencia...e irónico ardor
liberal... y torpe luz, entre los disgustosde dandy provincial, de provincialsalud...Hasta los mínimos detalles
con que se desdibujan, en el fondo animalAutoridad y Anarquía...bien protegido
por la impura virtud y por el ebrio pecar,
defendiendo con ingenuidad de fanáticocon mucho entusiasmo !Vive el yo :yo
vivo, eludiendo la vida, teniendo en el pecho
el sentido de una vida que signifique el olvidoprofundo, violento...Ah como
entiendo, mudo en la fraternal caricia
del viento, aquí donde permanece muda Romaentre los cipreses cansadamente sacudidos
cerca de tí, el alma de la que el grafito susurra
Shelley...comprendo ahora el remolinode sentimientos, el capricho (griegoen el corazón del patricio, nórdico
viajero) que lo tragó en el ciegoceleste del Tirreno, la carnal
alegría de la aventura, estética
y pueril, mientras yaciendo Italiacomo dentro del vientre de una enorme
cigarra, abre los blancos laterales
esparcidos en el Lacio con veladas muchedumbresde pinos barrocos, de amarillentos espacios la
radicha donde duerme
con el miembro hinchado entre jirones un sueñogoethiano, el joven pastor romano...
En la Maremma, oscuros, de soberbias cuevas
de hierbas, entre las que se destaca claramenteel almendro, por los senderos que la huella
de su juventud colma ignorando.
Ciegamente perfumadas en las secas
curvas de Versilia, que sobre el marenroscado, ciego, las tersas pinceladas
de los encastres leves de su pascualcampaña enteramente humanaexpone, oscurecida en Cinquale
desovillada bajo la tórrida Apuanalos azules vítreos sobre el rosa...De escollos,
rotos, sacudidos, como por un pánico
de fragancia en la Ribera, blanduraríspida donde el sol lucha con la brisa
para dar suprema suavidad al aceitoso
mar...Y alrededor zumba alegrementeel exterminado instrumento de percusión
del sexo y de la luz: así acostumbrada
está Italia que no tiembla, comomuerta en vida: gritan con ardor
desde cientos de puertos el nombre
del compañero y los jóvenes sudorososen la oscuridad del rostro, entre gente
de la ribera, en los huertos de cardos en sucias playas...
Me pedirás tú, muerto descarnadoabandonar esta desesperadapasión de estar en el mundo?
Canto 6
Me voy, te dejo en el atardecerque aunque triste, tan dulcemente desciende
para nosotros los vivos, con la luz de vela
que al barrio en penumbra descubre.Y lo desordena. Lo hace aún más grande, vacío
más amplio y lejano, lo enciende
de una vida inquieta, y del roncorodar del tranvía, de los gritos humanosdialectales, conjuga un concierto sordo
y absoluto. Y sientes cómo en aquellos lejanosseres que en la vida gritan, ríen,
en aquellos sus vehículos, en aquellos tristes
caseríos donde se consume el infiely expansivo don de la existencia-
esa vida no es más que un temblor,
corpóreo, colectiva presencia;sientes la ausencia de toda religión
verdadera, no vida sino sobrevivencia
-quizás más dulce que la vida- comode un pueblo de animales, en el que el misterioso
orgasmo no tenga otra pasión
que la del actuar cotidiano:humilde fervor a la que da sentido festivo
la humilde corrupción. Cuanto más vano es
en este vacío de la historia, en estaronroneante pausa en la que la vida calla-
todo ideal, mejor se manifiesta
la estupenda, adusta sensualidadcasi alejandrina, que todo lima
e impúdicamente enciende, cuando acá
en el mundo algo se derrumba, y se arrastrael mundo, en la penumbra al volver
a plazas vacías, a talleres sin entusiasmo...
Ya se encienden las luces, ribeteandovía Zabaglia, vía Franklin, todo elTeataccio, despojado de su gran
escuálido monte, los caminos a lo largo del Tíber, lanegra profundidad, más allá del río,
que Monteverde amasa o esfuma invisible sobre el cielo.
Diademas de luces que se pierdenbrillantes y frías de tristeza
casi marina...Falta poco para la cena;
brillan los pocos ómnibus del barriocon racimos de obreros en las puertasy grupos de militares van, sin apuro
hacia el monte que cobija en medio de montonessucios y muchos cestos de basura
a la sombra, subrepticias mujerzuelas
que esperan ansiosas sobre la basuraafrodisíaca; y no lejos, entre casillas
abusivas a los costados del monte, o en medio
de las casonas, como mundos, muchachoneslivianos como jirones juegan en el aire
no ya frío, primaveral; ardientes
de desenfado juvenil su romanatarde de mayo, oscuros adolescentes
silban por la calle, en la fiesta
vespertina; y estruenden las persianasde los garages de golpe, alegremente
si la oscuridad vuelve sereno el atardecer,
y en medio de los plátanos de la plaza Testaccioel viento que cae en lenguas de tempestades muy dulce, aunque afeite los sombreros
y los olores del matarife, se odoricecon sangre putrefacta, y por doquiersacuda rechazos y olor de miseria.
Es un murmullo la vida, y estos perdidosen ella, la pierden serenamente
si el corazón tienen colmo de ella: a gozar
he los miserables, el atardecer; y potenteen ellos, inerme para ellos, el mito
renace...Pero yo con el corazón consciente
de quien solamente en la historia tiene vidapodré alguna vez por pura pasión actuarsi sé que nuestra historia ha concluido?
Canto 1
Non è di maggio questa impura ariache il buio giardino straniero
fa ancora più buio o l´abbaglia.
con cieche schiarite...questo ciclodi bave sopra gli attici giallini
che in semicerchi immensi fanno velo
alle curve del Tevere, ai turchinimonti del Lazio...Spande una mortale
pace, disamorata come y nostri destini,
tra le vecchie muraglie l´autunnalemaggio.In esso c´`e il grigiore del mondo,
la fine del decennio in cui ci appare
tra le macerie finito il profondoe ingenuo sforzo di rifare la vita;il silenzio, fradicio e infecondo
Tu giovane, in quel maggio ion cui l´erroreera ancora vita, in quel maggio italiano
che alla vita aggiungeva almeno ardore,
quanto meno sventato e impuramente sanodei nostripadri-non padre, ma umile
fratello-già con la tua magra manodelineavi l´ideale che illumina
(ma non per noi: tu, morto, e noimorti ugualmente, con te, nell´umidogiardino) questo silenzio .Non puoi,
lo vedi?, che riposare in questo sitoestraneo, ancora confinato. Noiapatrizia ti è intorno.E, sbiadito,
solo ti giunge qualche colpo d´incudinedalle officine di Testaccio, sopito
nel vespro: tra misere tettoie, nudi
mucchi di latta, ferrivecchi, dovecantando vizioso un garzone già chiudela sua giornata, mentre intorno spiove.
Canto 2
Tra i due mondi, la tregua, in cui non siamo.Scelte, dedizioni...altro suono non hanno
ormai che questo del giardino gramo
e nobile, in cui caparbio l´ingannoche attutiva la vita resta nella morte.Nei cerchi dei sarcofaghi non fanno
che mostrare la superstite sortedi gente laica le laiche iscrizioni
in queste grige pietre, corte
e imponenti.ancora di passionisfrenate senza scandalo son arse
le ossa dei miliardari di nazioni
più grandi; ronzano, quasi mai scomparse,le ironie dei principi, dei pederasti,
i cui corpi sono nell´urne sparse
inceneriti e non ancora casti.qui il silenzio della moprte è fede
di un civile silenzio di uomini rimasti
uomini, di un tedio che nel tediodel Parco, discreto muta: e la città
che, indifferente, lo confina in mezzo
a tuguri e a chiese, empia nellapietà,vi perde il suo splendore.La sua terra
grassa di ortiche e di legumi dà
questi magri cipressi, questa neraumidità che ciazza y muri iontorno
a smorti ghirigori di bosso, che la sera
rasserenando spegne in disadornisentori d´alga...quest´erbetta stentae inodora, dove violetta si sprofonda
l´atsmofera, con un brivido di menta,o fieno marcio, e quieta vi preludecon diurna malinconia, la spenta
trepidazione della notte. Rudedi clima, dolcissimo di storia,è
tra questi muri il suolo in cui trasuda
altro suolo; questo umido chericorda altro umido; e risuonano
familari da latitudini e
orizzonti dove inglesi selve coronanolaghi spersi nel cielo, tra praterie
verdi come fosforici biliardi o come
smeraldi: "And O ye Fountains..."-le pie invocazioni...
Canto 3
Uno straccetto rosso, come quelloarrotolato al collo dei partigianie,presto l´urna, sul terreno cereo,
diversamente rossi, due gerani.Lí tu stai, bandito e con dura eleganza
non cattolica, elencato tra estranei
morti: Le ceneri di Gramsci...Tra speranzae vecchia sfiducia, ti accosto, capitato
per caso in questa magra serra, innanzi
alla tua tomba, al tuo spirito restatoquaggiù tra questi liberi(O è qualcosa
di diverso forse, di più estasiato
e anche di più umile, ebbra simbiosid´adolescente di sesso con morte...)
E, da questo paese in cui non ebbe posa
la tua tensione, sento quale tortoqui nella quiete delle tombe- e insieme
quale ragione-nell´inquieta sorte
nostra-tu avessi stilando le supremepagine nei giorni del tuo assassinio.
Ecco qui ad attestare il seme
Non ancora disperso dellántico dominio,questi morti attaccati a un possesso
che affonda nei secoli il suo abominio
e la sua grandezza: e insieme, ossessoquel vibrare d´incudini, in sordina
soffocato e accorante- dal dimesso
rione- ad attestare la fine.Ed ecco qui me stesso...povero, vestito
dei panni che i poveri adocchiano in vetrine
dal rozzo splendore, e che ha smarritola sporcizia delle più sperdute strade,delle panche dei tram, da cui stranito
è il mio giorno:mentre sempre più radeho di queste vacanze, nel tormento
del mantenermi in vita; e se mi accade
di amare il mondo non è che per violentoe ingenuo amore sensuale
così come, confuso adolescente, un tempo
l´odiai. se in esso mi feriva il maleborghese di me borghese: e ora scissocon te-il mondo, oggetto non appare
di rancore e quasi di misticodisprezzo, la parte che ne ha il potere?
Eppure senza il tuo rigore, sussisto
perchè non scelgo.Vivo nel non voleredel tramontato dopoguerra: amandoil mondo che odio- nella sua miseria
sprezzante e perso-per un oscuro scandalo della coscienza...
Canto 4
Lo scandalo del contraddirmi, dell´esserecon te e contro te, con te nel cuore,in luce, contro te nelle buie viscere;
del mio paterno stato traditore-nel pensiero, in un´ombra d´azione-
mi so ad esso attaccato nel calore
degli istinti, dell´estetica pàssione;attratto da una vita proletaria
a te anteriore, è per me una religione
la sua allegria, non la millenariasua lotta: la sua natura, non la sua
coscienza; è la forza originaria
dell´uomo, che nell´atto s´`e perduta,a darle l´ebbrezxza della nostalgia,
una luce poetica: ed altro più
non so dirne, che non siagiusto ma non sincero, astratto
amore, non accorante simpatia...
Come i poveri povero ,mi attaccocome loro a umiliantti speranze,
come loro per vivere mi batto
ogni giorno.Ma nella desolantemia condizione di diseredato,
io possiedo: ed è il più esaltante
dei possessi borghesi, lo statopiù assoluto.Ma come io possiedo la storia,
essa mi possiede; ne sono illuminato:
ma a che serve la luce?
Canto 5
Non dico l´individuo, il fenomeno
dell´ardore sensuale e sentimentale...altri vizi esso ha, altro è il nomee
la fatalità del suo peccare...Ma in esso impastati quali comuni,
prenatali vizi, e quale
oggettivo peccato! Non sono immunigli interni e esterni atti, che lo fanno
incarnato alla vita, da nessuna
delle religioni che nella vita stanno,ipoteca di morte, istituite
a ingannare la luce, a dar luce all´inganno.
Destinate a esser seppellitele sue spoglie al Verano, è cattolicala sua lotta come esse: gesuitiche
le manie con cui dispone il cuoree ancor più dentro: ha bibliche astuzie
la sua coscienza... e ironico ardore
liberale... e rozza luce, tra i disgustidi dandy provinciale, di provinciale
salute...Fino alle infime minuzie
in cui sfumano, nel fondo animale,Autorità e Anarchia...Ben protetto
dall´impura virtù e dall´ebbro peccare,
difedendo una ingenuità di ossesso,e con quale coscienza! vive l´io:io
vivo, eludendo la vita, con nel petto
il senso di una vita che sia oblioaccorante, violento...-Ah come
capisco, muto nel fradicio brusio
del vento, qui dov´è muta Romatra i cipressi stancamente sconvolti,
presso te,l´anima il cui graffito suona
Shelley...Come capisco il vorticedei sentimenti, il capriccio(greco
nel cuore del patrizio, nordico
villeggiante) che lo inghiottì nel ciecoceleste del Tirreno, la carnalegioia dell´avventura, estetica
e puerile: mentre prostrata l´Italiacome dentro il ventre di un´enorme
cicala, spalanca bianchi litorali,
sparsi nel lazio di velate tormedi pini, barocchi, di giallognoleradure di ruchetta, dove dorme
col membro gonfio tra gli stracci un sognogoethiano, il giovincello ciociaro...
Nella Maremma, scuri, di stupende fogne
d´erbasaetta in cui si stampa chiaroil nocciòlo, pei viottoli che il butterodella sua gioventù ricolma ignaro.
Ciecamente fraganti nelle asciuttecurve della Versilia, che sul mareaggrovigliato, cieco, i tersi stucchi
le tarsie lievi della sua pasqualecampagna, interamente umana,espone, incupita sul Cinquale,
dipanata sotto le torride Apuane,i blu vitrei sul rosa...Di scogli,
frane, sconvolti, come per un panico
di fraganza, nella Riviera, molle,erta, dove il sole lotta con la brezza
a dar suprema soavità agli olii
del mare...E intorno ronza la lietezza
lo sterminato strumento a percussionedel sesso e della luce: così avvezza
ne è l´Italia che non en trema, comemorta nella sua vita: gridano caldi
da centinaia di porti il nome
del compagno i giovinetti madidinel bruno della faccia, tra la gente
rivierasca, presso orti di cardi. in luride spiaggette...
Mi chiederai tu, morto disadorno,d´abbandonare questa disperatapassione di essere nel mondo?
Canto 6
Me ne vado, ti lascio nella serache, benchè triste, così dolce scende
per noi viventi, con la luce cerea
che al quartiere in penombra si rapprende.E lo sommuove.Lo fa più grande,. vuoto,
intorno, e più lontano, lo riaccende
di una vita smaniosa che del rocorotolio dei tram, dei gridi umani,dialettali, fa un concerto fioco
e assoluto.E senti come in quei lontaniesseri che, in vita, gridano,ridono,in quei loro veicoli, in quei grami
caseggiati dove si consuma l´infidoed espansivo dono dell´esistenzaquella vita non è che un brivido;
corporea, collettiva presenza;senti il mancare di ogni religione
vera; non vita; ma sopravvivenza
forse più lieta della vita-comed´un popolo di animali, nel cui arcano
orgasmo non ci sia altra passione
che per l´operare quotidiano:umile fervore cui dà un senso di festal´umile corruzione.Quanto più è vano
-in questo vuoto della storia, in questaronzante pausa in cui la vita tace-ogni ideale, meglio è manifesta
la stupensa, adusta sensualitàquasi alessandrina, che tutto minia
e impuramente accende, quando qua
nel mondo, qualcosa crolla, e si trascinail mondo, nella penombra, rientrandoin vuote piazze, in scorate officine...
Già si accendono i lumi, costellandoVia Zabaglia,Via Franklin, l´intero
Testaccio, disadorno tra il suo grande
lurido monte, i lungoteveri, il nerofondale, oltre il fiume, che Monteverdeammassa o sfuma invisibile sul cielo.
Diademi di lumi che si perdono,smaglianti e freddi di tristezza
quasi marina...Manca poco alla cena;
brillano i rari autobus del quartiere,con grappoli d´operai agli sportelli,
e gruppi di militari vanno, senza fretta,
verso il monte che cela in mezzo a sterrifradici e mucchi secchi d´immondizia
nell´ombra, rintannate zoccolette
che aspettano irose sopra la sporciziaafrodisiaca; e, non lontano, tra casette
abusive ai margini del monte, o in mezzo
a palazzi, quasi a mondi, dei ragazzileggeri come stracci giocano alla brezza
non più fredda, primaverile; ardenti
di sventatezza giovanile la romanescaloro sera di maggio scuri adolescentifischiano pei marciapiedi, nella festa
vespertina; e scrosciano le saracineschedei garages di schianto, gioiosamente
se il buio ha resa serena la sera,
e in mezzo ai platani di Piazza Testaccioil vento che cade in tremiti di bufera,
è ben dolce, benchè radendo i capellacci
e i tufi del Macello vi si imbevadi sangue marcio, e per ogni dove
agiti rifiuti e odore di miseria.
È un brusio la vita, e questi persiin essa, la perdono serenamente,
se il cuore ne hanno pieno; a godersi
eccoli miseri, la sera: e potentein essi, inermi, per essi, il mito
rinasce...Ma io, con il cuore cosciente
di chi soltanto nella storia ha vita,potrò mai più con pura passione, operare
se so che la nostra storia è finita?
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