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Claudia miró detenidamente desde la puerta del aula. Había salido antes del almuerzo para encontrarse con los miembros de su equipo. ¿Ya estarán aquí?
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Lecturas niveladas
Número de palabras: 804
1505283
ISBN-13:978-0-547-04191-9ISBN-10:0-547-04191-8
1034450
4.2.4
Nivel: Q
EDL: 40
Género: Ficción realista
Estrategia: Preguntar
Destreza: Conclusiones y generalizaciones
Número de palabras: 804
HOUGHTON MIFFLIN
Libritos niveladosen línea
HOUGHTON MIFFLIN
por Joanne Mattern
ilustrado por Kelly Murphy
Pintarelocéano
4_041919_LR2_4BL_PAINTING_CVR_SP1-2 1-2 4/11/08 11:42:55 AM
Pintar el océano
Las hermanas futbolistas
Piensa antes de hablar
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por Joanne Matternilustrado por Kelly Murphy
Pintarelocéano
Copyright © por Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este trabajo puede ser reproducida o transmitida de ninguna forma o medio, electrónica o mecánicamente, incluyendo fotocopia o grabación, ni por ningún sistema de almacenamiento de infor-mación, sin el permiso por escrito del propietario de los derechos del contenido, a menos que dicha copia esté expresamente permitida por las leyes federales de propiedad intelectual. Cualquier solicitud de permiso para copiar cualquier parte de este trabajo debe ser enviada a Houghton Mifflin Harcourt School Publishers, atención Permisos, 6277 Sea Harbor Drive, Orlando, FL. 32887-6777.
Impreso en Chile
ISBN: 978-0-547-04191-9 ISBN Edición Chile: 978-0-547-87306-0
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4500000000 ABCD
La posesión de esta publicación en formato impreso no autoriza a los usuarios a convertir esta publicación, o cualquier parte de ésta, en formato electrónico.
Claudia miró detenidamente desde la puerta
del aula. Había salido antes del almuerzo para
encontrarse con los miembros de su equipo. ¿Ya
estarán aquí?
—Hola, Claudia —gritó un chico desde una mesa.
—Hola, Pedro —dijo Claudia. Caminó hacia
la mesa y se sentó junto a él. —¿Ya estás listo para
trabajar en nuestra bandera para el Día de la Tierra?
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Claudia mira en la habitación para ver si su equipo está ahí.
—Por supuesto que sí —dijo Pedro—. Tengo
muchísimas ideas geniales.
—Yo también —dijo Claudia—. ¿Dónde está
Octavio? Es parte de nuestro equipo. No podemos
empezar sin él.
—¿Por qué no? —dijo Pedro—. Probablemente
se sentará y no hará nada, como hace en clase.
Después de eso, Pedro comenzó extender un
largo rollo de tela. Cada grupo debía decorar la
pancarta con algo relacionado con la protección
del medio ambiente. Luego, marcharían con ella
en el desfile local del Día de la Tierra.
—Tienes razón —asintió Claudia—. ¿Quién
necesita a Octavio? ¡Manos a la obra!
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En ese momento, entró Octavio y se sentó
en la mesa. Claudia observó que tenía los dedos
llenos de pintura. “Qué sucio”, pensó Claudia.
—Hola, Octavio —dijo ella—. Bueno, pensé
que podíamos dibujar animales en peligro de
extinción en una selva. Tengo un libro de la
biblioteca con imágenes.
—¡De ninguna manera! —dijo Pedro
sorprendido—. Quiero pintar un basurero.
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El equipo habla sobre lo que pintarán.
—¿Un basurero? ¡Qué asco! —exclamó Claudia.
—¡Esa es la idea! —insistió Pedro—. Un
basurero no es bueno para el medio ambiente. Es
por eso que deberíamos pintarlo.
—Las personas no van a mirar nuestra pancarta
si muestra un basurero —contestó Claudia.
Claudia y Pedro continuaron discutiendo,
mientras Octavio estaba sentado muy tranquilo
observándolos.
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Claudia y Pedro discuten sobre lo que van a pintar.
—¿Y tú qué piensas, Octavio? —preguntó
Claudia.
Octavio se sobresaltó. —¿Qué? Disculpa
—dijo—. No estaba escuchando.
—¡Qué raro! —dijo Pedro con una risita—.
Octavio, ¿no crees que sería más divertido pintar
un basurero que una selva?
Octavio no contestó. En cambio, se levantó y
tomó algunos pinceles y pinturas del escritorio
donde se guardaban las cosas para pintar.
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Octavio busca pinceles y pintura.
—Bueno, ¿qué piensas? —Claudia le preguntó
otra vez cuando Octavio se sentó.
Octavio se encogió de hombros. Tomó un pincel
y comenzó a frotarlo con los dedos. Claudia puso
los ojos en blanco. ¡No había caso!
—Vamos, Pedro. Será mucho más divertido
pintar una selva —insistió Claudia—. Piensa en
todos los hermosos colores que podremos utilizar.
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Octavio comienza a jugar con un pincel mientras piensa.
—Un basurero también sería divertido —dijo Pedro—. Incluso podemos mostrar cosas babosas por todas partes.
Pedro no vio el tarro de pintura azul que Octavio había puesto sobre la mesa. Se inclinó sobre la mesa para tomar el libro de la biblioteca de Claudia, mientras decía: —Puedes devolver este libro a la biblioteca.
—¡Cuidado! —gritó Claudia. Pero era demasiado tarde.
Pedro volcó el tarro de pintura azul con el brazo. La pintura se extendió como un río sobre un lado de la pancarta.
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Pedro tumba la lata de pintura cuando trata de alcanzar el libro.
—¡Mira lo que has hecho! —gritó Claudia—.
¡Arruinaste nuestra pancarta!
—Lo siento, pero yo... —Pedro comenzó a
disculparse. Trató de limpiar la pintura.
—¿Qué hacemos? —preguntó Claudia—.
Nuestra pancarta se dañó. —dijo. Estaba colorada
por el enojo y parecía que se iba a poner a llorar.
—No, claro que no —dijo Octavio de repente.
Claudia y Pedro lo miraron sorprendidos.
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Octavio sorprende a Claudia y a Pedro cuando comienzaa pintar.
Octavio había empezado a pintar. —Podemos
pintar toda la pancarta de azul para que parezca
el mar —explicó—. El océano está lleno de
contaminación y muchas especies en peligro
de extinción viven allí.
Claudia y Pedro se miraron. —Creo que
podemos hacerlo —dijo Claudia.
—Claro, ¿por qué no? —asintió Pedro.
El equipo extendió la pintura azul para
cubrir la pancarta.
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El equipo pinta la pancarta de azul.
Cuando se secó la pintura azul, Octavio tomó
pintura verde. Su pincel volaba sobre la tela.
—¿Qué estás pintando? —preguntó Pedro.
—Una tortuga marina —dijo Octavio sin
levantar la vista. Después de unos segundos,
había terminado.
Claudia dio un grito ahogado. —Octavio,
¡es hermosa! —exclamó. Parecía tan real.
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Octavio pinta una tortuga marina.
Claudia buscó en su libro de la biblioteca.
—Yo pintaré un delfín —dijo.
—Está bien —dijo Octavio—. Pedro, ¿qué
quieres dibujar?
—Una ballena, creo —contestó Pedro.
—Me parece bien —dijo Claudia—. Mientras
tanto, escribiré las letras en la parte de arriba de
la pancarta. ¿Qué les parece “Salvemos nuestros
hermosos océanos”?
—Bárbaro —dijo Pedro. Octavio sonrió.
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El equipo pinta animales marinos.
Poco tiempo después, sonó la campana y era
hora de ir a la clase siguiente.
—¡Nuestra pancarta es genial! —dijo Pedro—.
Octavio, ¿dónde aprendiste a dibujar así?
—Me enseña mi tío —dijo Octavio
tímidamente—. Siempre me gustó dibujar.
—Bueno, esta pancarta es una prueba de que
realmente tienes talento —dijo Claudia.
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El grupo está orgulloso de su trabajo.
—Fue bueno que estuvieras en nuestro grupo
—Pedro dijo a Octavio.
—Sí. Pedro y yo no podíamos trabajar juntos
—Claudia asintió riendo.
Octavio sonrió tímidamente. —Solo tomamos
una idea y luego cada uno hizo su parte.
—¡Para mí, eso es un equipo ganador! —dijo
Claudia orgullosa.
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Los tres deciden que hacen un excelente equipo.
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ISBN-13:978-0-547-04191-9ISBN-10:0-547-04191-8
1034450
4.2.4
Nivel: Q
EDL: 40
Género: Ficción realista
Estrategia: Preguntar
Destreza: Conclusiones y generalizaciones
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HOUGHTON MIFFLIN
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HOUGHTON MIFFLIN
por Joanne Mattern
ilustrado por Kelly Murphy
Pintarelocéano
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Pintar el océano
Las hermanas futbolistas
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