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Poesías del viernes Los poetas olvidados
Selección1 y prólogo Luis Fernando González Gil
1 Con la colaboración de Liz K. Sáenz M. quien aportó el texto de Karim Quiroga
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Prólogo………………………………………………………………………………..5
Víctor Gaviria Navidad………………………………………………………………………………..7
La muerte……………………………………………………………………………..7 Cuántas lágrimas……………………………………………………………………7
Miguel Méndez Camacho Recuérdame desnuda………………………………………………………………8
La otra………………………………………………………………………………….8 Juan Felipe Robledo
Comienzo de semana………………………………………………...................8 Nos debemos al alba………………………………………………………………..8
Julio Cortázar Una carta de amor…………………………………………………………………..9
John Galán Casanova Bandera………………………………………………………………………………..9
Solidaridad……………………………………………………………………………9 Al pie de la letra 1,2,3,4,5…………………………………………………………9
Sí ay agujas 1,3,4,6……………………………………………………………….10 Árbol talado…………………………………………………………………………11 Pájaro…………………………………………………………………………………12
Idea Vilariño
Epitafio………………………………………………………………………….......12 Ya no será……………………………………………………………………………12 Te estoy llamado……………………………………………………………………12
Eso…………………………………………………………………………………….13 Tal vez no era pensar……………………………………………………………..13 Lo que siento por ti………………………………………………………………..14
El mar no es más que un pozo………………………………………………….14
Darío Jaramillo Agudelo Elegías………………………………………………………………………………..14
Fernando Denis Swinburne en el infierno…………………………………………………………16
Maríamatilde Rodríguez A vuelo de pájaro…………………………………………………………………..17
Raúl Gómez Jattin Si las nubes no anticipan………………………………………………………..17 De lo que soy………………………………………………………………………..17
Memoria……………………………………………………………………………..18
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Canción del amor sincero………………………………………………………..18
José Manuel Arango Ella……………………………………………………………………………………18
Hay gentes que llegan pisando duro………………………………………….19 Presencia…………….........................................................................19
Viendo dormir al hijo……………………………………………………………..19 Escritura…………………………………………………………………………….20 X……………………………………………………………………………………….20
Cantiga de amigo…………………………………………………………………..20 Regreso……………………………………………………………………………….20 Abril…………………………………………………………………………………..21
Tomás González
Zarzal………………………………………………………………………………...21 Renata Durán
No te gustó encontrarme………………………………………………………..22 Me ocupo inútilmente de mi vida……………………………………………..22
Constantino Cavafis La Ciudad…………………………………………………………………………...22
Que el Dios abandonaba a Antonio……………………………………………23 Cuanto puedas……………………………………………………………………..23 Jura…………………………………………………………………………………..23
Voces………………………………………………………………………………….23 Deseos………………………………………………………………………………..24
Murallas……………………………………………………………………………..24 Rainer María Rilke
Todos cuantos te buscan te tientan…………………………………………..24 Miguel Rash-Isla
Eclipse………………………………………………………………………………..24 Dualidad fatal………………………………………………………………………25
Dedicatoria………………………………………………………………………….25 De bohemia………………………………………………………………………….25
Jorge Luis Borges Jactancia de quietud……………………………………………………………..26
Lo perdido…………………………………………………………………………..26 Los justos…………………………………………………………………………..26 Arte poética……………………………………………………………………......27
El remordimiento………………………………………………………………….27 La lluvia……………………………………………………………………………..27
Orlando Gallo Adiós…………………………………………………………………………………28
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Eduardo Carranza Es melancolía……………………………………………………………………….28 Soneto con una salvedad………………………………………………………..28
María Mercedes Carranza
Sobran las palabras………………………………………………………..........29 Elegía…………………………………………………………………………………29 Babel y usted……………………………………………………………………….29
Juan Manuel Roca Puertas abiertas……………………………………………………………………30
Joaquín Mattos Omar
Lugar de asilo………………………………………………………………………30 Acompañado de la lluvia………………………………………………………..30 La Estafa……………………………………………………………………………30
Francisco Brines Cuando yo aún soy la vida……………………………………………………..30
Fernando González
Poseerse……………………………………………………………………………..31 Karim Quiroga
Los poetas amarillos……………………………………………………………..31
Poesías del viernes Los poetas olvidados
LOS POETAS OLVIDADOS
Tras el cristal ya gris la noche cesa y del alto de libros que una trunca sombra dilata por la vaga mesa alguno habrá que no leeremos nunca Jorge Luis Borges
No hace mucho recorrí las librerías de la ciudad en busca de alguna
publicación de un poeta que considero extraordinario: José Manuel Arango. El resultado fue desilusionante, no había un solo libro del poeta de Carmen de Viboral. Ya antes he tenido infelices desencuentros
con los libros que no están, con los escritores olvidados o reducidos a unos pocos textos en la internet, desplazados por la abundante oferta y
demanda de porno novelas y pseudo literatura (superación personal, relatos de los secuestrados rescatados, historias que supuran sangre desde las portadas, manuales de boberías o, aún peor, textos de los
innobles que mancillaron la historia ahora convertidos en vedettes, etc.) Sin embargo esta vez llamó mi atención, una vez más, otro aspecto de la literatura. Al lado de los poetas más publicados (sobre la calidad cada
uno tendrá su particular visión, pero aún con gran demanda) Neruda, Benedetti, Octavio Paz, Gustavo Adolfo Bécquer, Borges… siempre se
apilonan en minúsculas presentaciones la ópera prima de poesía (y seguramente también la última) de autores ignorados. Llevados al papel por editoriales tan desconocidas como sus autores, conmueven esos
pequeños libros con aspecto casi titubeante al lado de las ediciones de pasta dura destinadas a los autores reconocidos. Imagino a los escritores de aquellos libros, que con esfuerzo realizan selección de sus
mejores escritos, quizá alentados por algún amigo o un familiar a buscar algún editor, el rechazo casi seguro y luego el esfuerzo
económico para imprimir 100, 200 o 500 ediciones que terminarán en los estantes de libros de sus más allegados o en estos rincones olvidados de las librerías, y me pregunto si su esfuerzo tuvo alguna
recompensa. Invento una respuesta: Si se trata del éxito económico o del reconocimiento (las dos grandes ambiciones de los escritores como
bien dijo en algún cuento Roberto Bolaño) de seguro habría que concluir que fueron un fracaso. Pero ello no indaga en el fondo de la literatura, en las motivaciones del que escribe, en lo que Rilke en cartas
a un joven poeta describió como fuente del afán de escribir:
“…Recurra a lo que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo...” O en esta frase más contundente:
Poesías del viernes Los poetas olvidados
“sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera”
Vistos con esta perspectiva yo creo que todo esfuerzo vale, que esos versos o prosas aún incipientes o, -siempre parafraseando a Rilke-
“versos que no tienen aún carácter propio, pero sí unos brotes quedos y recatados que despuntan ya, iniciando algo personal”, fueron gratos para quienes se dieron en crearlos y para los que fueron sus
destinatarios. Sin embargo, no creo que en todos ellos haya sólo llaneza o languidez; ocultas en esa maraña de polvo habrá frases para la
eternidad nunca valoradas, representaciones de sensaciones que puestas en otros escenarios quizá ya hubieran sido encumbradas al lado de otros que sí fueron reconocidos, o cuando menos (que bien visto
es la finalidad del arte) lograron entregar a alguien algún respiro, alguna significancia para continuar en este mar de desasosiegos. Este es un homenaje a esas montañas de polvo que se archivan, a esos
pensamientos que tuvieron su fin anticipado, y que son como flores que murieron en la oscuridad antes de ser develadas por la claridad del sol
o como aquella flor de las ideas fijas que tan bien describió Cioran, que sólo florece para marchitarse.
A continuación lo usual, mi selección disparatada de poesías rescatadas de la internet o de algún libro que persistió en las librerías, esas voces reconocidas o no, que supieron acompañar, recordar y vislumbrar
muchos instantes durante el año que termina, que dieron lucidez pasajera a una vida simple como la mía. Espero puedan encontrar algo
de lo que quise que encontraran y que yo pude intuir en esos poemas olvidados.
Luis Fernando González Gil
NAVIDAD
En el monte hay caminos que
sólo existen para extraviar. Ramos de flores diminutas, cuevas de bambú
y una vieja biblioteca de bosques.
El diciembre anda por la montaña
quebrando espartillos y ramas enfermas para que vuelen los olores del
campo, que son los perfumes de los
pobres. De pronto el cielo de la noche
está oscuro como el fondo de un baúl, en donde hay alfileres brillantes y
lámparas de plata.
Del año venidero llega la Vía Láctea, cuello blanco y femenino que
vigila sobre el monte. Sobre las hojas y las semillas de
los senderos cruza la caravana de los niños sin nacer,
como las estrellas fugaces.
LA MUERTE
Que el hijo sea anterior al padre, que salir primero que entrar, que al día no siga la noche sino
el resplandor de un cielo más diurno que el alba,
que lo pequeño al acercarse se haga más pequeño,
como el dolor y la sublime tristeza de olvidar, Que en el fondo del cajón esté el
aroma del nacimiento,
que la pared sea más
transparente que la puerta y la madera más vieja que la
piedra, que los objetos perdidos, mi padre y el zumbido
de su respiración den órbitas en el aire de este desorden universal de mi cuarto
encerrado, que lo perdido sea anterior a lo
hallado y el beso anterior al amor.
CUÁNTAS LÁGRIMAS
se desperdician en los cines o en los libros, o aun las
lágrimas espontáneas de los aficionados al fútbol cuando se reúnen por millares.
Porque cuando salen del cine, o
dejan a un lado los libros, o se separan de la multitud, los hombres y mujeres miran las
calles con ojos secos que lo hacen todo transitorio:
¿para dónde van tan de prisa, pensando en otras cosas?
Van hablando con ellos mismos el diálogo del que no pregunta
nada ni nada responde.
Lluvia, agua humilde del cielo, hazme blando como esta tierra.
Víctor Gaviria
RECUÉRDAME, DESNUDA ¿En qué bar estarás
donde tu risa
Poesías del viernes Los poetas olvidados
suene más que la música?
¿Dónde tu pelo sea el rincón más oscuro de la fiesta y tu escote
la ventana mejor iluminada? Alguien sabrá que eres
impredecible de la cintura para abajo, hacia arriba te salva la sonrisa
y esa mirada ausente como si no quisieras compañía. ¿A quién decidiste seducir?
¿Algo tiene de mí tu próxima aventura?
Recuérdame, desnuda y no olvides que nadie sabe más de tu cuerpo
que mis manos.
LA OTRA
De todas las mujeres que te habitan hay una agazapada que me
espera. No la recatada, la escrupulosa,
la puntual, la sutil comprensiva, la translúcida,
la dignísima requetesabida. La otra: la enajenada, la procaz, la
posesiva, la lasciva imprevista,
la insaciable, la cruel, la inoportuna, la única respetable
de esas tantas mujeres que te habitan.
Miguel Méndez Camacho
COMIENZO DE SEMANA
Definitivos en cada acción y cada frase,
incapaces de dar el brazo a torcer,
llenos de furia y alegría hemos de mostrar el sendero de la voluntad
olvidando nuestras pequeñas miserias, nuestras historias de tres al
cuarto, pues ¿a quién le interesan
y a quién cambian? Afásicos, renunciantes, nuestra vocación,
es la plétora en desierto, el camino del cisne en un mar de plomo,
recordando sin términos máxima completa:
"convencer es estéril", y volviéndonos a lanzar, sin consuelo,
desde el tejado, completando el penoso círculo.
NOS DEBEMOS AL ALBA
Traicionar las palabras, canjear su peso, su color,
en el sucio mercado de los días es acto que nos llena de muerte
y ceniza y vago afán. Ha de ser castigado con el hierro, la soledad,
el tedio y la miseria. Nos debemos al alba,
plateros, a la dicha, y al canto y al remo y al ensueño trazado en la
garganta y a mañanas sin prisa en las orillas de un mar que ya
no es. Porque al final todo es olvido
Poesías del viernes Los poetas olvidados
para quien el tráfago su sangre
dona, a la parla chi suona y a conversaciones con tontos
y mercachifles y comete delitos en descampado
con las pequeñas, las terribles y mansas y arteras palabras.
Juan Felipe Robledo
UNA CARTA DE AMOR Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina, esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones, el olor de tu cuerpo, lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía, todo eso que es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero. Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito de tu entrega se estrelle en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad.
Julio Cortázar
BANDERA
El hombre sale y tiende la camisa en la cuerda.
Arrima el taburete
al tronco y se recuesta al fresco de la enramada.
Allí lo asesinan. La camisa ondea,
bandera de una patria vencida.
SOLIDARIDAD
Los pañuelos blancos
agitados al mediodía para la tarde enjugan nuevos lutos.
AL PIE DE LA LETRA, 1
Avanzo conmigo
al margen, me cruzo de costado y de traspiés.
Por todas partes me encuentro,
me topo, recelo. Arrastro los días como un balde
de un lugar a otro. En el escritorio a cuentagotas
los exprimo.
AL PIE DE LA LETRA, 2
Acodado en la mesa, la vista fija sobre las hojas,
pasan las horas. Una mano escribe, la otra masajea la frente
y permanece atenta. Las piernas no se están quietas:
se balancean, se agitan.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Febriles sobre el piso,
los pies modulan un órgano inaudible. Acodado en la mesa,
la vista sobre las hojas, murmurando,
callando y riendo en la más ambigua soledad, a horcajadas
sobre la silla.
AL PIE DE LA LETRA, 3
En medio de la fiesta me da por sacar el cuaderno y escribir.
Si dibujara, si bailara, si cantase o tocase algún instrumento
no desentonaría, pero escribir es otro cuento:
la gente se inquieta, se siente en evidencia ante un escribano suelto.
Yo mismo no sé qué escribo: esos retazos de frases,
electrocardiogramas, taquigrafía que a duras penas
descifro.
AL PIE DE LA LETRA, 4
Palabras tachadas, subrayadas, apiñadas unas encima de otras. Cuadernos numerados,
fechados. Sostén y sombra
día tras día, de mudanza en mudanza. Todos los cuadernos
un mismo renglón. Carta sin tregua
para quien soy después de olvidos.
AL PIE DE LA LETRA, 5
En la mesa, como una taza humeante,
el poema servido. Tomó años a tientas
concluirlo. Será leído en segundos.
Ínfimo en la hoja,
deshielo contra viento y marea, de la sima del silencio
al mar nuestro de la lengua.
SÍ AY AGUJAS, 1
En plena mudanza, a flote entre cartas y canciones,
emerge una antigua grabación.
Lento caracol, el casete rueda y me devuelve en oleadas
tu voz seca y vacía.
SÍ AY AGUJAS, 3
El cielo de este pequeño cuarto
tiene nubes. Vacío de fantasmas,
divorciado incluso del televisor, con el aura enyesada, cojeo.
En la vastedad de mis costillas este vaso de corazón diluido. Corazón naranja,
destello que el aliento aviva,
Poesías del viernes Los poetas olvidados
viejo anfitrión,
avezado huésped. Corazón piedra de río
en la ciudad, pisapapel,
pedrada, salamandra esquiva. El tiempo
es un puerto clausurado, en medio de la herrumbre despunta la hiedra.
Pasan los días sin memoria, la noche los revela.
Junto saliva y arcilla para volverme a inventar.
SÍ AY AGUJAS, 4
No me ofrezcas tanto amor, cariño.
Cultivo una ardiente soledad. Repara en la luz del día: llega, refulge, decae,
espejismo y revelación. La isla del presente,
esta noche que acaba, es aún cercanía. Cada rostro
tarda en dejar huella, deslumbra y nos deja como ciegos,
abandonados al tacto de caricias ínfimas
y abrazos sin eco. SÍ AY AGUJAS, 6
No llegué a escribirte
mientras despertábamos a desplegar las puntas del día
y el mundo era un amplio ventanal que abrías
ante mí de par en par.
Sólo ahora,
justamente ahora, cuando he perdido la clave del vuelo
y los pájaros a duras penas
me hacen levantar la mirada, preciso nombrarte
para arrullar este corazón arrugado y desteñido.
Acomodarte
de algún modo al vaivén de esta red
que en el vacío me sustenta.
ÁRBOL TALADO
Talaron todas sus ramas.
Amputado, continúa atado al negro suelo
que bebe sol. El tronco clavado como una cruz.
Talaron todas las ramas, no tiene semillas ni frutos.
¿Por qué el aserrador hizo a medias la tarea?
Árbol talado, a la deriva, los muñones a cielo abierto.
Tan cerca y tan lejos de la luna
los días la muerte la vida.
PÁJARO El pájaro
pintado en el silencio
Poesías del viernes Los poetas olvidados
del estudio
no canta. El pintor lo halló caído
en la acera, sostuvo en la mano
su peso sin peso, el hilo de la vida suspendido.
Luego retrató la calma,
las alas plegadas, el plumaje sin brillo,
la soportable levedad del ser.
John Galán Casanova
EPITAFIO
No abusar de palabras no prestarle
demasiada atención
Fue simplemente que la cosa se acabó
¿Yo me acabé? Una fuerza
una pasión honesta y unas ganas
unas vulgares ganas de seguir
Fue simplemente eso.
YA NO SERÁ...
Ya no será, ya no viviremos juntos, no criaré
a tu hijo no coseré tu ropa, no te tendré
de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni
cómo, nunca ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.
Ya no soy más que yo para siempre y tú Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro no sabré dónde vives, con quién ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca como
esa noche, nunca. No volveré a tocarte. No te veré morir.
TE ESTOY LLAMANDO Amor
desde la sombra desde el dolor amor
te estoy llamando desde el pozo asfixiante del
recuerdo sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor como al destino como al sueño
a la paz te estoy llamando con la voz
con el cuerpo con la vida
Poesías del viernes Los poetas olvidados
con todo lo que tengo
y que no tengo con desesperación con sed
con llanto como si fueras aire
y yo me ahogara como si fueras luz y me muriera.
Desde una noche ciega desde olvido
desde horas cerradas en lo solo
sin lágrimas ni amor te estoy llamando como a la muerte
amor como a la muerte.
ESO
Mi cansancio mi angustia mi alegría
mi pavor mi humildad
mis noches todas mi nostalgia del año mil novecientos treinta
mi sentido común mi rebeldía.
Mi desdén mi crueldad y mi congoja
mi abandono mi llanto mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento en fin mi pobre vida.
TAL VEZ NO ERA PENSAR
Tal vez no era pensar, la
fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente, tal vez pude elegir, o
necesariamente, tenía que pedir sentido a toda
cosa. Tal vez no fue vivir este estar
silenciosa y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores quietos que podrían llenar mi vida con
un nombre en vez de buscar al evadido del
hombre, despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.
Tal vez no era pensar, la
fórmula, el secreto. sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla y de este estar de estatua con los
ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío en música inefable. O
necesariamente... LO QUE SIENTO POR TI
Lo que siento por ti es tan difícil.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
No es de rosas abriéndose en el
aire, es de rosas abriéndose en el agua.
Lo que siento por ti. Esto que
rueda o se quiebra con tantos gestos tuyos
o que con tus palabras despedazas y que luego incorporas en un
gesto y me invade en las horas
amarillas y me deja una dulce sed doblada.
Lo que siento por ti, tan doloroso como pobre luz de las estrellas
que llega dolorida y fatigada.
Lo que siento por ti, y que sin embargo anda tanto que a veces no te
llega.
EL MAR NO ES MÁS QUE UN POZO
El mar no es más que un pozo de agua oscura, los astros sólo son barro que
brilla, el amor, sueño, glándulas,
locura, la noche no es azul, es amarilla.
Los astros sólo son barro que brilla,
el mar no es más que un pozo de agua amarga, la noche no es azul, es amarilla,
la noche no es profunda, es fría y larga.
El mar no es más que un pozo de agua amarga,
a pesar de los versos de los
hombres, el mar no es más que un pozo de agua oscura.
La noche no es profunda, es fría
y larga; a pesar de los versos de los hombres,
el amor, sueño, glándulas, locura.
Idea Vilariño
ELEGÍAS
Pasaré mi vida sepultándote porque estás muerto dentro de
mí. Me pasaré lo que me resta de
memoria, my real nowhere man, pagándote la deuda de los
deslumbramientos que me marcan:
todos vivimos en un submarino amarillo y pocos prueban los líquidos
soles de diamante. Te quiero exorcizar, sacarme la parte de cadáver tuyo
que tiene que cargar mi cuerpo, hacerte un funeral con trompeta
y cuerdas y continuo. Me pasaré este resto que me
queda haciéndote elegías
convirtiéndote en versos, versos sin tu vigor ni tu violencia,
poemas para sacarme esa parte mía que murió, primer hermano mío,
Strawberry fields forever.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Qué voy a hacer con las cosas que descubro para ti. Ayer era una pluma estilográfica
que acaban de sacar, una pluma enchapada en plata,
pesada y noble, diseñada sin diseño, el mejor diseño, el diseño
invisible: sé que dirías esto con la pluma en la mano,
sopesándola. Hoy sonó en la radio una
trompeta que no sé quién tocaba. Tocaba ignorante de que tú eres
el dueño de esa música y que esa música existe porque
tú pasaste por este mundo,
un sonido nuevo con ese toque de gran orquesta en el fondo.
Habrías salido enloquecido a comprarlo
y luego lo repetirías todo el día y toda la noche. Qué voy a hacer con las cosas
que descubro para ti. Ignoro si lo que me sucede y quiero contarte
es un truco tuyo para que no te olvide,
una manera de decirme que no estás muerto, que estás por ahí, invisible,
conspirando para que yo no te olvide.
Todavía perduran esas tardes
de sol: nada qué esperar del mañana, todo nos lo daba el día que
vivíamos,
un pan desordenado del que
confía en todo, sueño profundo, sueño quieto, la mínima certeza de la carne
con algo de ternura contra la mala sangre,
una displicente seguridad de que perduraríamos jóvenes, incólumes, sin
mancha ninguna en las entrañas. Todavía existen esas tardes sin
desprecio y sin afecto por nada que no fuera
nuestro goce: el mundo entero cabía en el lecho donde nos
amamos. Vislumbro un jardín entre brumas: sentíamos el olor
de los jazmines
difuminados, aquella niebla tenía los aromas leves de nuestros
cuerpos, ese perfume que llegó a ser otro
perfume, el olor inextinguible: todavía cada bocanada de aire
me mantiene vivo solamente por la esperanza de aspirar ese
olor. Corazón depredador, cloaca,
ruina de un cielo que fue todo lo que yo haya sido: ahora mi palabra sucia ronda
aquellas ruinas de mí mismo:
te amé y eso basta, abrazado a ti fui feliz, ahora lo sé,
ahora cuando le perteneces a la muerte.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Si ahora regresaran llegarían
con su edad intacta, más allá de la muerte, inmortales
con aire de ignorar lo nuevo que hay en el
mundo, sin interés en nada distinto de indagar lo que
ahora soy. ¿Por qué las canas y la panza?
¿Por qué mi trajinado traje mortal que cruje tanto
y mi cojera? ¿Por qué mi apatía con el mundo, mi apatía conmigo,
mi desgano? ¿Por qué mi fastidio con el ruido y sus ruindades?
¿Por qué mi amor al silencio, mi mutismo?
También preguntarían perversos por qué conmigo la muerte es
indolente. Si ahora regresaran, llegarían
dándome un abrazo que todavía extraño.
Darío Jaramillo Agudelo
SWINBURNE EN EL INFIERNO
Ahora que el tiempo me niega el sueño mortal,
El sueño que soñé en el mar de Inglaterra.
Ahora que soy invisible y no me recuerda La luna del espejo, y no
encuentro los libros que escribí, Ni al hosco rey ebrio que prometió beberse
Mis cenizas en una copa de oro; Ahora que mi memoria se
conserva en frescos
Terrones de barro Y sobre mí crecen los álamos y los almendros,
Ahora no temo dispersarme ciegamente y hundirme
En las esferas hasta las mansiones de los muertos. La noche del infierno es más
antigua que la noche de Londres. Aquí el tiempo es un negro
crepúsculo Y no es necesario que nos
volvamos de piedra Y siete idiomas aseguren nuestro epitafio.
Este es el reino misterioso de la lucidez humana, El sueño vertiginoso del fuego
incesante que no quema Las almas de los hombres
impíos Sino que enciende el pensamiento.
Cuando aún la tierra me concedía sus dones secretos
Yo imaginaba que cuando alguien moría Lo enviaban a un mundo
idéntico Para que se fuera acostumbrando a la muerte.
¿Cuántas veces habíamos muerto desde el primer instante
Y no lo supimos? Algunas veces logro escuchar las pisadas de los vivos
Detrás de las paredes, Y me asustan más que las
pisadas de los muertos. Yo sobreviví a las ruinas que inventan los sueños,
A la guerra de las ciudades imaginarias por la luz Y su enferma incertidumbre,
Pero la escena del tiempo duró más que el oro de mis
Poesías del viernes Los poetas olvidados
palabras
Y la hermosura que me diste. Fernando Denis
A VUELO DE PÁJARO
De ser posible no crea en la geografía de este reino aquí hasta los árboles se
asustan No crea nunca en los diarios
Ni en los libros No revise su correo No trate de agarrar las manos de
esta tierra de nostalgias No trate de enmendar el tiempo con cavilaciones matemáticas
No se esconda en esta forma de fe ni castañee los dientes cuando
el alba lo desnude con los huesos cuarteados por el llanto Salga de noche mientras las
iglesias duermen Aguce el oído para sentir como
baja el agua por la memoria de una niñez bajo el trupillo
Escuche los silbidos del totumo El movimiento del reptil sobre la hoja
El sigilo de la mantarraya cuando atraviesa el cielo salado
de sus lágrimas y sobre todo sienta las miradas sobre su lomo
de hombre las que le dicen que tranquilo
que después será, que de pronto en algún lado un país existe sin suspiros.
Maríamatilde Rodríguez
SI LAS NUBES NO ANTICIPAN
Si las nubes no anticipan en sus formas la
historia de los hombres Si los colores del río no figuran los designios del
Dios de las Aguas Si no remiendas con tus manos de astromelias las
comisuras de mi alma Si mis amigos no son una legión
de ángeles clandestinos Qué será de mí
DE LO QUE SOY
En este cuerpo en el cual la vida ya anochece
vivo yo Vientre blando y cabeza calva Pocos dientes
Y yo adentro como un condenado
Estoy adentro y estoy enamorado y estoy viejo
Descifro mi dolor con la poesía y el resultado es especialmente doloroso
voces que anuncian: ahí vienen tus angustias
Voces quebradas: ya pasaron tus días La poesía es la única compañera
acostúmbrate a sus cuchillos que es la única
Poesías del viernes Los poetas olvidados
MEMORIA
Más allá de la muerte y sus desolaciones
que perviven intactas como la vida misma
hay un sol habitado de palomas y árboles que guarda tu futuro en mitad
de mi infancia Joaquín Pablo mi viejo niño y amable
la edad nos confundió y nos separó dolidos
en mañanas de Mayo esperando la lluvia y en las horas del brillo y las
escaramuzas de los gallos de riña entre los matorrales
Hay un silencio grave parecido al olvido
que me nubla mis ojos y quiebra mi garganta en tus voces que guardo como
una tibio sábana para el frío de los años y la
soledad cansada Eras el último hombre honrado que sobrevivía alegre
Eras aquel sentido sembrador de amorosas pasiones En mitad de la vida se me
escapó tu cuerpo Como un frutal cargado soleado
y cuidadoso que me heredó sus mangos en lo más débil del alma
CANCIÓN DEL AMOR SINCERO Prometo no amarte eternamente,
ni serte fiel hasta la muerte, ni caminar tomados de la mano, ni colmarte de rosas,
ni besarte apasionadamente siempre.
Juro que habrá tristezas,
habrá problemas y discusiones y miraré a otras mujeres vos mirarás a otros hombres
juro que no eres mi todo ni mi cielo, ni mi única razón de
vivir, aunque te extraño a veces. Prometo no desearte siempre
a veces me cansaré de tu sexo vos te cansarás del mío y tu cabello en algunas
ocasiones se hará fastidioso en mi cara
Juro que habrá momentos en que sentiremos un odio mutuo,
desearemos terminar todo y quizás lo terminaremos, mas te digo que nos amaremos
construiremos, compartiremos. ¿Ahora si podrás creerme que te
amo? Raúl Gómez Jattin
ELLA
De qué manera silenciosa trabaja. Sin dejarse oír, como si fuera
-lo mismo que una bailarina- en puntas de pies.
Sin dejarse ver, como si no fuera. Ella,
la que poco a poco lo ensordece, la que imperceptiblemente lo
ciega, la que, delicadamente, le tuerce los huesos.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
HAY GENTES QUE LLEGAN
PISANDO DURO Hay gentes que llegan pisando
duro que gritan y ordenan
que se sienten en este mundo como en su casa
Gentes que todo lo consideran suyo que quiebran y arrancan
que ni siquiera agradecen el aire
Y no les duele un hueso no dudan ni sienten un temor van
erguidos y hasta se tutean con la muerte
Yo no sé francamente cómo hacen
cómo no entienden
PRESENCIA
Cien pasos doy de para atrás pero la muerte los advierte. Rogelio Echavarría I Si estoy, está conmigo.
Si me atareo en mis asuntos, me sigue.
Ojea por sobre mi hombro si leo, atisba por sobre mi hombro si hago.
2 Con un sobresalto,
de un salto, me pongo de pies. ¿Quién era?
Miro en torno mío. Nadie, nada. 3
Acaso, cuando giro sobre mi calcañar,
gira también
con una pirueta, con un esguince silencioso. 4
Y si voy va detrás,
si vengo viene, si me detengo se detiene. Siento sus artejos en mi nuca,
su acezo en mi oreja. 5
Hago, pues, que voy y vengo,
hago que estoy, hago que hago, que me atareo en mis asuntos.
6
Y si también esto que digo, este verso que hago
fuera tan sólo, y de nuevo, la vieja mentira del lobo?
VIENDO DORMIR AL HIJO 1
Qué bello cuando duerme: de costado, una rodilla recogida, indefenso.
La mano palma arriba abierta,
el pelo enmarañado. 2 Pero ahora comienza a agitarse.
La respiración se le ataranta. Es que sueña.
3 Y esa queja en el sueño, desconsolada:
¿en qué sueña? ¿de qué se duele? Yo que soy su padre,
no sé de qué se duele. 4
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Es sobre todo, hermosa
su mano palma arriba: abierta, vacía.
ESCRITURA .
La noche, como animal dejó su vaho en mi ventana .
por entre las agujas del frío miro los árboles
. y en el empañado cristal con el índice, escribo
esta efímera palabra
X .
Como para cruzar un río me desnudo junto a su cuerpo .
riesgoso como un río en la noche
CANTIGA DE AMIGO
Y tras la incertidumbre de un instante
frente al desconocido que luego por virtud del gesto
recordado vuelve a ser el amigo que después de la lluvia
llama a la puerta lo ayudamos a desnudarse
colgamos sus ropas a secar junto al fuego y oímos el relato de su viaje
reconociéndonos en sus maneras de náufrago
REGRESO
Para Gloria 1
Otra vez, esta noche, sentados a la mesa,
a la larga y angosta mesa de pino de la cocina.
En torno, dos lugares vacíos. Afuera, el viento
amontonó las hojas secas contra el umbral.
Y otra vez, hasta el corredor que da al campo,
llegó en la oscuridad el aroma de las flores del limonero. 2
Mientras la sopa servida humea y la conversación, un momento
agotada, no se reinicia, mientras vuelvo a sentir en el
tobillo el hocico helado del perro,
me demoro en las lentas maneras del hermano reconocido con sorpresa en un
gesto. 3 Volver a la casa,
como el que vuelve, ya viejo, a una mujer.
4 También el rostro del hermano es como el de quien vuelve de
algún camino, las hirsutas pestañas
blancas de polvo. Ahora, en su tranquila madurez, un ademán de pronto,
un matiz de la voz, un treno de la risa traicionan en él al padre.
5
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Después es el temor de tenderse
en el lecho en el que aquella noche vimos agonizar a nuestro padre,
el oscuro temor de calzar en la horma
de su muerte. ABRIL
Ocre y verde: montañas y montañas detrás de montañas
detrás de montañas. Es abril. Los rocosos declives
han florecido, la hierba abunda en flores diminutas.
Caminos de azafrán, espigas y espartos. Abril es todo vuelos, todo
gorjeos. En abril la montaña se aduenda,
se aniña, en abril nos sorprende su apariencia ligera.
Una lagartija cruza -rayo, arco iris-
por la base del muro: una lagartija de papada azul y fino dorso rayado.
El gavilán vino de lo alto del cerro, otea desde la copa del noro.
Ocre y verde. Montañas
y más allá montañas: una fuga de formas. Y por sobre ellas la luz,
azul y dorada.
José Manuel Arango
ZARZAL
De todo lo que fue la vida en esos días,
de todo lo vivido en aquel valle
al pie de las altas cordilleras sólo quedan las formas generales: lo demás
lo doy por ido. Seguramente allá están las
montañas, el viento puntual y el mismo valle.
Pero todo lo que estaba allí y que era mío se ha deshecho, ha fluido,
como nubes ha sido reemplazado
y ya ni siquiera se puede decir que sea lejano. Por eso hoy,
si el invierno llega otra vez con nieves ciegas, si he bebido, si por algún
motivo me encuentro ensombrecido
llego a sentir que nunca estuve allí, que nada vi, que las garzas, el Cauca y las
acacias no salieron nunca del pantano.
II Sonido del tren sobre los rieles,
íbamos cruzando las sabanas en plena medianoche. Por las ventanas entraba la
frescura del viento, un acre olor a ACPM
y el resplandor de la luna. De no haber tren, de haber estado quieto,
habríamos oído los grillos en el pasto,
los búhos en los árboles, el murmullo del aire en la espesura.
Pero no estábamos quietos. Rápidos. Y entre el vagón, clac, clac,
hace veinte años, venían pasajeros hoy disueltos
Poesías del viernes Los poetas olvidados
(como tales)
soñando por las sabanas del Cesar que se iban veloces bajo el tren,
bajo los rieles, y por el tiempo mismo de sus
cuerpos. Tomás González
NO TE GUSTÓ ENCONTRARME...
No te gustó encontrarme por la calle sonriente,
que tomara un café sin nostalgia de ti, al lado de tu mesa.
Que ya no te dijera que hacías parte de mí.
No te gustó saber que sigo viva, que me río con ganas,
que disfruto las cosas cotidianas
sin esperarte ni desesperarme, que construyo mi vida
libremente. No te gustó saber que no me tienes.
La vanidad ha sido tu enemiga, ella tiene la culpa
de que no compartamos ni siquiera una charla.
ME OCUPO INÚTILMENTE DE MI VIDA...
Me ocupo inútilmente de mi vida mientras espero que
despiertes. Estuviste a punto de
romper el cristal
que nos separa y por fin encontrarnos. Sólo viste tu imagen
reflejada. No miraste al través.
Del otro lado estaba yo, llamándote. Llegaste a mí
sin darte cuenta. Por una puerta entraste, que no me conocía,
y te quedaste aquí, sin saberlo.
Ahora te veo caminar por la ciudad, dueño de ti, sin anclas,
y me sonrío, porque ese tú que anda por ahí,
es el que está soñando. Y aquí dentro de mí
te sueña el verdadero. Renata Durán
LA CIUDAD
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar. Otra ciudad ha de hallarse mejor
que ésta. Todo esfuerzo mío es una
condena escrita; y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire oscuras ruinas de mi vida veo
aquí, donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo y en estas mismas casas
encanecerás. Siempre llegarás a esta ciudad.
Para otro lugar -no esperes- no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí en este rincón pequeño, en toda
tierra la destruiste.
QUE EL DIOS ABANDONABA A ANTONIO
Cuando de repente, a medianoche, se escuche
pasar una comparsa invisible con músicas maravillosas, con
vocerío - tu suerte que ya declina, tus obras
que fracasaron, los planes de tu vida
que resultaron todos ilusiones, no llores inútilmente. Como preparado desde tiempo
atrás, como valiente, di adiós a Alejandría que se aleja.
Sobre todo no te engañes, no digas que fue un
sueño, que se engañó tu oído: no aceptes tales vanas esperanzas.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
como te corresponde a ti que de tal ciudad fuiste digno, acércate resueltamente a la
ventana, y escucha con emoción, mas no con los ruegos y lamentos de los
cobardes, como último placer los sones,
los maravillosos instrumentos
del cortejo misterioso, y dile adiós, a la Alejandría que pierdes.
CUANTO PUEDAS Y si no puedes hacer tu vida
como la quieres, en esto esfuérzate al menos cuanto puedas: no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones. No la envilezcas llevándola,
trayéndola a menudo y exponiéndola a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
hasta que llegue a ser pesada como una extraña.
JURA
Jura cada tanto tiempo comenzar una vida mejor. Mas cuando llega la noche con
sus propios consejos, con sus compromisos, y con sus promesas;
mas cuando llega la noche con su propia fuerza
del cuerpo que necesita y pide, hacia el mismo placer fatal, perdido, va de
nuevo.
VOCES Voces ideales y amadas
de aquellos que murieron, o de aquellos que han desaparecido para nosotros
como los muertos. A veces hablan en nuestros
Poesías del viernes Los poetas olvidados
sueños;
a veces las escucha nuestro espíritu en el pensamiento. Y con su rumor por un instante
retornan ecos de la primera poesía de la
vida nuestra - como una música, en la noche, lejana, que se apaga.
DESEOS
A cuerpos hermosos de muertos
que no envejecieron y los guardaron, con lágrimas, en un bello mausoleo,
con rosas a la cabeza y a los pies jazmines - se asemejan los deseos que
pasaron sin cumplirse; sin merecer una
noche de placer, o una mañana luminosa.
MURALLAS
Sin consideración, sin piedad, sin recato
grandes y altas murallas en torno mío construyeron. Y ahora estoy aquí y me
desespero. Otra cosa no pienso: mi espíritu
devora este destino; porque afuera muchas cosas tenía yo que hacer.
Ah cuando los muros construían cómo no estuve atento.
Pero nunca escuché ruido ni rumor de constructores. Imperceptiblemente fuera del
mundo me encerraron. Constantino Cavafis
TODOS CUANTOS TE BUSCAN TE TIENTAN
Todos cuantos te buscan te tientan.
Y quienes te encuentran te atan al gesto y a la imagen. Yo en cambio quiero
comprenderte como te comprende la tierra; con mi madurar
madura tu reino. No quiero de ti vanidad alguna
que te demuestre. Sé que el tiempo no se llama como tú.
No hagas por mí milagros. Da la razón a tus leyes que de generación en generación
se tornan más visibles.
Rainer María Rilke
ECLIPSE
En medio a mis congojas, en mitad de mi hastío,
tu recuerdo lejano, tu recuerdo clemente, vino, desde las sombras, a
posarse en mi frente y a decirme que aún vive nuestro amor, amor mío.
Perdóname! La culpa del injusto desvío
fue del hombre que sueña, no del hombre que siente. Míra: puede en su rumbo
desviarse la corriente pero la imagen sigue reflejada en
el río. Tu recuerdo en mi alma se nubló como aquella
lumbre de los luceros que en la noche callada
Poesías del viernes Los poetas olvidados
se eclipsa si las nubes se
detienen ante ella. Mi olvido fue una nube que ya va de partida,
y tu amor es la estrella que un momento eclipsada
sigue irradiando inmóvil en lo azul de mi vida.
DUALIDAD FATAL
Cuando se daba entera a mi
albedrío, muchas veces salí de entre sus
brazos con mi pobre ilusión hecha pedazos
y con el corazón turbio de estío. Y hoy que, por propio o por fatal
desvío, de otro amor se adormece en los regazos,
como quisiera renovar los lazos de aquel amor que me atedió por mío.
Oh dualidad entre infernal y loca:
padecí taciturno desaliento siempre que un beso desfloré en su boca.
Y cuando ajena a mi ansiedad la siento,
dar la vida y el alma me provoca por besarla otra vez sólo un momento.
DEDICATORIA
En un ejemplar de Para leer en
la tarde Gasté la ilusa juventud primera esperando un amor que nunca
vino, y a la sombra de un árbol del
camino,
me senté a ver morir la
primavera. ¡Qué triste ocaso el que a mi vida espera!
pensaba ante el avance vespertino;
mas repentinamente hubo un divino florecimiento en mi ánima: Ella
era… Eras tú que venías. Y este libro, en el que a todos los anhelos
vibro, es mi ayer; es un parque
abandonado donde duermen en paz viejos amores.
¡Pasa cantando y deshojando flores sobre las hojas secas del pasado!
DE BOHEMIA
Noche invernal. En torno de la mesa
transcurre humildemente la velada;
ella calla y me mira; en su mirada tiembla su corazón hecho
promesa. Callo también y sueño. Me embelesa
la quietud de este cuarto de barriada
en que vivo una hora, sazonada con mieles de pecado y de sorpresa.
Un abandono lánguido me embarga,
pues en la noche embrujadora olvido del diario afán la pequeñez
amarga, y porque en el silencio y a su lado,
gozo un minuto libre, en el
Poesías del viernes Los poetas olvidados
florido
regazo del azar y del pecado. Miguel Rash-Isla
JACTANCIA DE QUIETUD
Escrituras de luz embisten la sombra, más prodigiosas que meteoros.
La alta ciudad inconocible arrecia sobre el campo.
Seguro de mi vida y de mi muerte, miro los ambiciosos y quisiera entenderlos.
Su día es ávido como el lazo en el aire. Su noche es tregua de la ira en
el hierro, pronto en acometer. Hablan de humanidad.
Mi humanidad está en sentir que somos voces de una misma penuria.
Hablan de patria. Mi patria es un latido de
guitarra, unos retratos y una vieja espada, la oración evidente del sauzal en
los atardeceres. El tiempo está viviéndome. Más silencioso que mi sombra,
cruzo el tropel de su levantada codicia.
Ellos son imprescindibles, únicos, merecedores del mañana.
Mi nombre es alguien y cualquiera.
Paso con lentitud, como quien viene de tan lejos que no espera llegar.
LO PERDIDO
¿Dónde estará mi vida, la que pudo
haber sido y no fue, la venturosa
o la de triste horror, esa otra cosa que pudo ser la espada o el
escudo y que no fue? ¿Dónde estará el
perdido antepasado persa o el noruego, dónde el azar de no quedarme
ciego, dónde el ancla y el mar, dónde el olvido
de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura
noche que al rudo labrador confía el iletrado y laborioso día,
según lo quiere la literatura? Pienso también en esa compañera
que me esperaba, y que tal vez me espera.
LOS JUSTOS
Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música. El que descubre con placer una
etimología. Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso
ajedrez. El ceramista que premedita un
color y una forma. Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le
agrada Una mujer y un hombre que leen
los tercetos finales de cierto canto. El que acaricia a un animal
dormido. El que justifica o quiere justificar un mal que le han
hecho. El que agradece que en la tierra
Poesías del viernes Los poetas olvidados
haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón. Esas personas, que se ignoran,
están salvando el mundo.
ARTE POÉTICA Mirar el río hecho de tiempo y
agua y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro
sueño que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un
símbolo de los días del hombre y de sus
años, convertir el ultraje de los años en una música, un rumor y un
símbolo, ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía que es inmortal y pobre. La
poesía vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de
prodigios. También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo y es otro, como el río
interminable.
EL REMORDIMIENTO
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer.
No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan,
despiadados. Mis padres me engendraron para
el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el
fuego. Los defraudé. No fui feliz.
Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
LA LLUVIA
Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado. Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe. La mojada tarde me trae la voz, la voz
deseada, de mi padre que vuelve y que no
ha muerto. Jorge Luis Borges
ADIÓS
Hoy mi hija ha trazado en el aire un incipiente adiós dirigido a mí por sobre el
hombro de su madre
Le hemos celebrado largamente ese primer gesto elaborado aunque vaya acompañado de
una dura comprobación: La vida nos entrena bien
temprano para las despedidas.
Orlando Gallo
ES MELANCOLIA Te llamarás silencio en adelante.
Y el sitio que ocupabas en el aire se llamará melancolía. Escribiré en el vino rojo un
nombre: el tu nombre que estuvo junto a
mi alma
sonriendo entre violetas. Ahora miro largamente, absorto, esta mano que anduvo por tu
rostro, que soñó junto a ti.
Esta mano lejana, de otro mundo que conoció una rosa y otra
rosa, y el tibio, el lento nácar. Un día iré a buscarme, iré a
buscar mi fantasma sediento entre los
pinos y la palabra amor. Te llamarás silencio en adelante.
Lo escribo con la mano que aquel día iba contigo entre los pinos.
SONETO CON UNA SALVEDAD A Pedro Laín
Todo está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante y en el aire la rama dibujante y por la luz arriba la palmera.
Todo está bien: la frente que me espera, el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera. Bien que sea entre sueños el
infante, que sea enero azul y que yo
cante. Bien la rosa en su claro palafrén.
Bien está que se viva y que se muera. El Sol, la Luna, la creación
entera, salvo mi corazón, todo está bien.
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Eduardo Carranza
SOBRAN LAS PALABRAS
Por traidora decidí hoy, martes 24 de junio,
asesinar algunas palabras. Amistad queda condenada a la hoguera, por hereje;
la horca conviene a Amor por ilegible;
no estaría mal el garrote vil, por apóstata, para Solidaridad; la guillotina como el rayo,
debe fulminar a Fraternidad; Libertad morirá lentamente y con dolor;
la tortura es su destino; Igualdad merece la horca
por ser prostituta del peor burdel; Esperanza ha muerto ya;
Fe padecerá la cámara de gas; el suplicio de Tántalo, por
inhumana, se lo dejo a la palabra Dios. Fusilaré sin piedad a Civilización
por su barbarie; cicuta beberá Felicidad. Queda la palabra Yo. Para esa,
por triste, por su atroz soledad, decreto la peor de las penas:
vivirá conmigo hasta el final.
ELEGIA
Caminaba mirando el cielo y me fui de narices.
Ahora echo sangre por todas partes: las rodillas, el aire, los
recuerdos:
mi falda se desgarró
y perdí los aretes, la razón. ¿No hay en el alma una manera otra
de vivir un desamor?
BABEL Y USTED
Si las palabras no se arrugarán, si fuera posible ponérselas cada
mañana, como una blusa o una falda,
previo uso del quitamanchas, el cepillo y la plancha.
Si no se pudieran pronunciar ya más por lo brilladas y rodillonas.
Si, después de un largo viaje, se botaran como la maleta, tan
descosida, tan llena de letreros y de mugre. Si no se
cansaran, si fuera normal y corriente
someterlas a chequeo médico cada año, con diagnósticos y exámenes de
laboratorio, vitaminas y reconstituyentes y hasta
menjurjes para la anemia. Si las palabras hicieran sindicato en
defensa de sus fueros más legítimos y reclamaran
indemnizaciones por abuso de confianza
a aquellos que las tratan como a violín prestado. Si algún día hicieran
huelga, ¿qué opina usted, García?
María Mercedes Carranza
Poesías del viernes Los poetas olvidados
PUERTAS ABIERTAS
Una puerta Abierta a la noche
Y se pueblan los ruidos Las estancias.
Sus rumorosas bisagras Anuncian Alguien llegado de la lluvia
O los pasos de un lento animal Que invade el sueño. Una puerta, una grieta
Abierta en el asombro.
Juan Manuel Roca
LUGAR DE ASILO
La casa, lugar de asilo, República Independiente del
Espíritu, pequeña zona liberada, trinchera, concha de ostra,
invernadero.
Si la ciudad, si el vasto y ruidoso detritus urbano, impide que la vida pase
por tus cauces más secretos como una fuente clara y profunda,
primigenia y feraz, cuyo lento y silencioso curso
deje a su paso la más gozosa plenitud,
la casa, lugar de asilo, retirado jardín de vigas, zócalos
y paredes.
ACOMPAÑADO DE LA LLUVIA La lluvia disputa
lenta y ordenadamente con el tejado.
Es una delicada, menuda música que baja
hasta el pequeño y solitario corazón del hombre,
denso abrazo materno, dulce compañía de un ángel de la guarda
ensimismado y triste. Agua, agua es el surtido de esta
noche.
LA ESTAFA
Lo que era todo tiene que ser nada. Jorge Luis Borges.
Todo el gozo, el dolor todo el saber y la sabiduría, todo el amor y el odio
reunidos a través de los días y los lugares que con tantas
raíces habitamos, concluyen herméticamente encerrados en una caja
que al cabo quedará vacía por un acto de magia, por un grosero escamoteo
que a juicio del público culto rebaja el hechizante espectáculo
de la vida a una triste y despreciable estafa.
Joaquín Mattos Omar
CUANDO YO AÚN SOY LA VIDA
La vida me rodea, como en aquellos años
Poesías del viernes Los poetas olvidados
ya perdidos, con el mismo
esplendor de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces de los huertos, fragor de las
palomas en el aire, la vida en torno a mí, cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos, y un amor fatigado.
¿Cuál será la esperanza? Vivir
aún; y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero. Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno. Y el pecho se consuela, porque
sabe que el mundo pudo ser una bella
verdad. Francisco Brines
POSEERSE
He sentido el premio de un ritmo lento, las ventajas de, la mesura y de la propia posesión. A
medida que practico este ritmo, voy siendo dueño en mí de todas
las cosas buenas; ya soy muy feliz y percibo a diez pasos la suprema felicidad que me
abrasará cuando me posea totalmente. Quizá yo pueda anunciar al
hombre un paso nuevo, una danza novísima. Quizá pueda
suceder que yo sea un
anunciador. A juzgar por las alegrías espirituales que amanecen en
los días de mis 36 años, un niño nuevo y risueño pisará otra vez
la hermosa tierra, esferoide y tibia. «Un ruido alegre de cascos hiere mi oído».
Fernando González
LOS POETAS AMARILLOS He conocido poetas erráticos
Que andan por las calles con una mochila Y huelen a marihuana
Y están como buscando programa
Algún toldo donde escampar o refugiarse. Los vi en los mercados de París
Extranjeros. Inmigrantes. Con el pelo enmarañado
Con la expresión de quien tiene algo atravesado Para decir
No son felices. No están en búsqueda de nada Ni de ellos mismos.
Quizá se sienten una especie de mártires
Quizá piensan que en algún momento sus poemas serán leídos
Pero no escriben de amor ni de sombras
La realidad circundante. La sociedad que critican Las mujeres que los
abandonaron Siempre soñarán con la mujer inasible.
Pero no han tenido suerte en los últimos tiempos
Poesías del viernes Los poetas olvidados
Las mujeres ya no caen rendidas
por un verso Ya no les creen. Ni les importa. Hay cosas más importantes.
Entonces los poetas amarillos Serán la última. La lejana
opción. Aunque ellos insisten Son reticentes a la idea de ser
rechazados Por el mundo editorial O por ellas.
Pertenezco a la clase de poetas que sucumben a la actuación
A menudo, de nominación. Y entonces te disfrazas de persona común y corriente
Camuflas la tapa de Cavafis Con la última edición de Cosmopolitan
Y la pasas bien, simulando. Fungiendo de corresponsal de
prensa. De correctora de libros. O de novia de alguien.
El amor que no haya necesidad de ocultar
Sino de presentar. Con orgullo y regocijo. También están los poetas que
además de ocultarse Dejaron de escribir hace tiempo Enfrentarán a sangre y fuego el
oficio de las letras Cuando alcancen
La feliz jubilación. Entonces luego de la despedida con los compañeros de oficina
Luego de llegar a casa con los objetos personales guardados en
una caja Cosas que no van a ser usadas nunca jamás.
Verán nítidamente el riesgo del inicio de un párrafo. Huirán. Porque el miedo tiende a
ser la posición más segura.
Pero podrían trabajar en esos
días que quedaron vacíos. Y enfrentarse a la página en blanco.
También están los poetas
convertidos en bufones. Invitados a toda celebración o lectura pública.
La poesía como excusa para el carnaval de sí mismos. Se paran en un solo pie. Se
tocan la nariz. Bailan sobre un tambor de hojalata
Ejercen el oficio, con dignidad dicen ellos. Esa palabra les encanta. Y la
repiten hasta agotarla. Está especie se dio por vencida antes de tiempo
Se decidieron, entonces, por la comedia.
Karim Quiroga
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