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8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
1/16
.
.
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. .
.
•
.
.
\ .
L POESI
TIENE L
P L BR
REVISTA
CASA
SILVA
No l
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
2/16
Poesía
colombiana:
El
decenio
del 8
J . G.
COBO
BOR
D
E
N 1970 S E PUBL ICARON e n Co l
omb
ia 545
títul
os. En 1985 la cifra
asce ndi ó a 7.670. En 1986
ll
egó a 9.196 títul os con
un
tiraje de 60
mi
ll
o nes de
ejemplare
s y exportaciones, en el mismo año, p
or
41
millones de dólares .
Algo de tod o es
to
debe de haber fa vorecid o a
la
p
oe
s
ía
, pero lo s nuevos
poeta
s
co n t
inúa
n ,
en
tradi
ció
n
milenaria
, pagand o la edición de s u primer libro de
ve r
sos,
a no
se
r
qu
e
se
ga
nen
un
concu
r
so
un
iversi t
ario
de
poesía.
Con
ello
obtienen una e
di ció
n de q
uin
ie
nt
os ejemp
la
res
y
la
gara
nt ía
abso lu t a de q ue el
libro no se dis
tribuirá
en Colombia ni mucho menos en el ex terior . Tal el ca so
d e J
ai
me J a r
amillo
Escobar , antes
X-504,
q u ien obtuvo un
premio de
este tipo
co n s us P
oe
mas
de
t ierra cal i
en
te,
ap a
recidos e n 1985 , los cua les
marcan un
bu e n momento de nu es tra lí rica. Pero
es
to no es
totalmente
ex te ns ibl e a la
poesía joven , ñ ueva , última o reciente . Al fin
y
al cabo , J a ramillo
E
scoba
r nac ió en 1932.
La pr
eg
unta sería e
nt
o nces: si la regla
conti
nú a s ie nd o los qui nie
nt
os, máximo
mil , e
jemplare
s
ca
n
ónicos, ¿có mo
ejemplarizar
la
s
incide
n
cias co
l
ec
ti
vas
de
un a lec
tu
ra? Difícil comet ido . L
ejos
de la teo r
ía
de la
rec
e pción , co
nt
e
nt
ém
o-
nos co n
preci
sar los rumbos d e ésta, cóm o no ,
nu
eva po
esía,
pe n
sand
o en
que toda ella fu e
esc
r ita en lo s últimos
ocho
a ños , tiempo demas iado cort o
para medir la incidencia de c ua l
qu i
er
po
esía.
TR
D
ICION
HI
SP N CA Y
MO
R
POR L
POESIA
Se cuen cialmente las n o tas y características del pueh lo
co
lom
bia
n o en el vasto
conjunt
o
de
las
na cio
nes
americanas
han
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s:
sentid
o c
ri
s tiano
de
La vida,
profundo arraigo
en
la tradi
ción his
páni
c
a,
cul to p or la lengua casLellana y la tradición
human
ís
ti
ca
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la
cu ltura
;
hi
st ó
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cio
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am
or a la
poesía
y las disciplinas clási
ca
s.
le
altad
s
uperi
or a la inteligen cia. p erpetuo
anhel
o de con ci liar la
lih e
rtad
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
3/16
No sé
cuántas de
las notas
que Eduardo Carranza,
en 1966 consideraba
definitorias
del pueblo colombiano, como preámbulo a su caracterización de
nuestra poesía, continúan siendo válidas. En
todo
caso, y
retomando
sólo dos
bien
podría
decirse que
el peso de
la tradición hispánica es
cuando
menos
relativo y que el
amor
por
la
poesía
a
juzgar por
las tres mil
personas que
en
noviembre de 1987 se
reunieron
en el centro de convenciones Gonzalo J iménez
de Quesada
para elegir el
poema más votado por todos
los
colombianos
bajo el
lema de La
poesía tiene la
palabra''
demostraron cómo
ese
amor
por
la
poesía
no había
desfallecido del
todo.
Por el con tra rio: muchos se entusiasmaron con ese p l e i s i t o
un
plebiscito. en
cierto modo, contra la
ola de
violencia que
arrasaba
al país. Pero ¿es la poesía
un
arte
público,
de
recital y no
de lectura?
Dejemos
de lado tan inquietante
pregunta y
conce
ntrémonos
en
el escalafón
poético
que
esta
encuesta ofrecía.
Un escalafón, por cierto que no
mostraba
mayores síntomas de renovación.
Lo s tres
mejores
poemas colombianos,
según
tal referéndum. eran:
l.
Canción de
l
vida profunda de
Porfirio
Barba Jacob.
2
Nocturno
)
de
José
Asunción Silva.
3.
Flores negras de
Julio Flórez .
El cronista del periódico El Tiempo tituló
su
escrito:
A
la poesía le faltó
espacio . Algún malicioso podría haber añadido que
en el
ranking
poético
colombiano
del nada
ísmo
para acá, a la joven
poesía
no sólo le
había
faltado
espacio: simp lemente
no
existía ante el potencial
electorado
nacional.
Su
existencia
habría que ras trearla
en
pequeñas
ediciones
más
o menos clandesti-
nas,
como
las de la Fundación Simón y Lola Guberek los Cuadernos de
Poesía Ul rika, las ediciones
Puesto
de
Combate,
o las Ediciones Embalaj e del
M useo
Rayo,
en Roldanillo,
además de
las mencionadas editoriales universi-
tarias,
como
las
de
la Uni versidad
de Antioquia
y la Un
iversidad
Nacional. O
en
revistas
como
Puesto de Comba te Ulrika Neutro o Gradiva, sin olvidar la
legendaria y también clandestina Golpe de
Dados,
que entre enero de 1973 y
octubre de 19
87
había publicado
LXXX X
números,
único
tributo que
conozco, por parte de
la
nueva
poesía,
y
fuera
de
Cavafis,
a
la
tradición
greco
l
atina:
esos
nú m
eros
romanos
de
sus
sucesivas entregas,
cada
dos meses.
Pero para
no
ser
unilaterales
en
las ci
ta
s cerremos este apartado
abierto por
Carranza con
una referencia de
otro
orden,
pero afín:
Colombia
más que ningún otro país de
América es hechura
de su
clase
media
urbana. De ahí los dos rasgos
más marcado
s del
carácter
nacional
,
en
relación
al orden político: co
n
servadurismo
y legafismo.
Jaime Jaramillo Uribe, El pensamientO co lombiano en
el siglo
XIX Bogotá
Temis, 1964 pág.
14
3.
HUELL S
EN
EL
BOSQUE
A
partir
de
los
treinta
y siete
poetas que
in t
egra
n el
Album
de
la
nueva
poesía
colombiana (Caracas, Fundarte, 1981 224 págs.) con los cuales se
intentaba
dar
un panorama
de la década 1970- 1980 es fact ible prolongar, a vuelo de
pájaro,
algunas
otras caracte
rísticas: el
descubrimiento ta
rdío del s
urr
ealismo
se
ha decantado.
Hay
quizá mayor justeza expresiva
y
más
posibilidades
de
86
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
4/16
que la
imagen, de
la
exaltación
a la crítica, se flexibilice con ímpetu: el
caso
,
por ejemplo , de Juan Manuel
Roca
1946) al antologizar en 1983 varios de sus
libros.
En
Colombia,
por otra parte, la
experimentación formal ha
sido escasa, al
igual que la traducción.
Por
ello es útil mencionar las versiones que de poetas
norteamericano s, o
rusos,
desde el inglés, como J ohn
Ash bery
, Denise Lever-
tov
, Elizabeth Bish op, o
lo
s if Brodsky,
han
realizado poetas
colombiano
s
como
J osé Manuel
Arango, Harold
Alvarado
Ten
o ri
o,
Luis Ivá n Bed oya o
Jaime Manrique Ardila . No juzgo sus versiones: señalo el interés de
estos
poetas
colombianos por aquella poesía ,
que bien puede
resumirse en
este
poema
de Marianne
Moore
, en versión de Bedoya:
Poesía
A mí, también, me disgusta.
Sin
embargo, ley
éndola con
desdén total,
se descubre
en
ella, a
pesar
de
todo un
espacio
para
lo
auténtic
o.
A través de otras voces se intenta llegar a un espacio auténtico para lo nuest ro.
La versión es también
recreación
, apoyo para partir de cero.
Conviene añadir,
también
, el papel de la mujer como
autora,
papel cada vez
más reco nocido. A dos veteranas, María Mercedes Carranza 1945) y Anabel
Torres 1948) , que han publicado
tres libros
cada una , a partir de 972 y 1975
respectivamente, se un en Montserrat
Ordóñez 94
),
con Ekdysis
Roldani-
llo,
Ediciones
Em balaje,
Museo
Rayo, 1987), Lucy Fabiola Tello 1943),
con
Canción de las sirenas
Roldanillo
,
Ediciones
Embalaje, M useo Rayo , 987) ,
Renata Durán 1948) con
Oculta
ceremonia Buenos Aires , Emecé, 1985),
Amparo
Yillamizar
1
949)
con
a
retórica
del
llanto
Bogotá, Colcultu
ra,
1986), E ugenia Sánchez
Nieto
1953) co n Que venga el tiempo que nos prenda
Bogotá, Cuadernos de Poesía Ulrika, núm. 3, 1985), Mónica Gontovnik
9
53)
co
n
sus Transparencias
y Orietta Lozano 956) con
El
vampiro
espe-
rado
Bogotá, Ediciones Puesto de
Comba
te, 1987),
para
só lo mencionar
algunas.
Todas ellas le
han dado
un
tono valiente
y
ur
gido a lo que se escribe.
Una
sinceridad más expuesta y desgarrada, exenta de confo rmismos. Como dice
Lucy
Fabiola
Tello
, en su Canción de las sirenas:
Ven Odisea te
dijimos
Regálate con
nuestros
cuerpos
[ ]
Pero
tuviste
miedo
Preferis
te el
calor y l seguridad de/tálamo
Que agostará tu
aventura
y su brillo.
Lo auténtico
como
algo lejano de lo establecido , cuando no su
op
uesto. Di cha
apertura, que habrá que considerar en detalle , carga temas conocidos, como
en
este
caso,
o e n el d e
Mónica Gont
ov nik
, r
ef
re
nd
ando
mito
s
grietes
desde
un
ángulo
con
t
emporáneo. Femeninamente
co n temporáneo. S u va lidez no es eco
sino reclamo q ue se encauza en un molde elástico. Sus lec turas se tornan
corpóreas, en hu
esos,
sangre y piel , a pe
sa
r de cierta
hojarasca
retórica aun
visible. Además, y
en otro orden,
si
en
a lgunos
casos
el pastiche
arcaico puede
87
u i ~ l
ván
l o ya.
{) ¡
-
verswnes
l::m ily D 1nson,
M
ananne M
oln
·c.
Edna
M illay. E
l
.
abcth
8 1shop,
Sylvia Pl
l
llh
). M
ede
ll
ín.
Otras
Palabras,
1985 .
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
5/16
POfSf c
LOMBIANA
Juan
Gusta vo Coho Bo rda. Po
t
sía co lorn h
iana
. Mede ll ín. Um ·er
sidad d i. Ant ioqwa. / 987.
l ( l f
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\ :-.
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\ \ 1 \ \ 1 11 \ ( ( ) \ 11 \
ft
' ' tMttn ' . ¡v
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tL\ C• : ~ I f
r x T\
Gra lh W
r.
r
ev
isla lit eraria dirig ida p or San t iaJ?O
lv ull.l . de r
ecte
m e apanción. 198
7.
Ramón Co t
e.
Poemas para una fo sa comt.in,
Bogo tá. Fu
nd
ación Simón y Lo/a Guhe rek . 1985.
Co lección Literaria:
núm
. 9.
vol ver a la
palabra
mucho más sesgada y oblicua, en su explícito
ana
c
roni
s
mo
,
es más bien el correlato objet ivo del cine, la pintura o la propia literatura, o el
redesc
ubrimient
o de la
natural
eza como referencia insoslay
ab l
e , lo
que
es
factible percibir en
alguno
s de los
má
s legibles libros últimos , descubridores,
de nuevo , de la poe
sí
a latin oamericana , aho
ra
fec
undad
a
por
los aportes
brasileños. El circuito se a mplía y vigoriza, como lo at estigua la Pá gina de
poes ía , que el
po
eta Juan Manuel Roca
mantien
e en el Magazín de El
Esp
ectador , invirtiend o el orden de la secuencia c
ultural
de Carranza. Lo
ame ricano bien
pu
ede llevar a lo hispánico , latino o católico, pe ro
ahora
lo
americ
ano
comienza a asumirse co mo propio , desde el inicio. De allí partimos.
L B T LL INTERMIN BLE
La creación p
oé
tica se inicia en
la
f rontera misteriosa en do
nd
e
la
s
teorías terminan y comienza una vez más
la
batalla interminable
entre el hom bre y el lenguaje - esa abundancia de amor e
imp
os
tura, cólera e insolencia, nos
tal
g
ia
y es
plendor
[
... ].
De este
modo. en una antología de j óvenes poetas donde todos son des
oladorame
nt
e iguales, hasta en el plagio de la imagen descabe
llada, busco
aqu
el que es
dif
erente. En la línea de los que todo
ace
ptan y
co
mpr
enden, busco la
man
o lista a levantar el estan
darte de la inco
mpren
sión o de una
nue
va
y
brillante insolencia.
En el rebaño de los ortodoxos, mi mirada insiste en localizar el
heterodoxo indeseable. Sé que se esconde siempre, en el un iverso
de
la
s rutinas y aciertos , y brilla com o una estrella,
la
transgresión
que redime".
Ledo lvo ,
"T
odos son caminos , e n
Confissáos de
um
poeta,
Río
de
Janeiro
, 1979.
¿Cuál sería la
tran
sgresión que redime, en el caso colombiano? La realidad
mis
ma.
Ello res
ulta
ap
e
na
s
natural
en su
paí
s
que experimenta
una
crisis
de
crecimiento e irrupción de nuevas
capa
s sociales,
desgarrado entre
la pobreza
absoluta de trece millones de sus habitantes, tal como lo reconoció el
gobierno
an te la Cepa , y un crecimiento anual de su producto
bruto,
en 1987, del5.5
%,
de los más auspiciosos del continente.
88
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
6/16
Esto es así y no conviene eludirlo en cualquier
co
nsideración so bre la
poe
sía.
A
tr
avés de ella vería mos mejor a
Colombia
como u n paí atípico d
on
de
co n
viven desarrollo econó m ico - el país que más ha crecido en la regió n, entre
19
80 y
19
87, con un 24,7 , s in s
ufr
ir descenso del prod ucto bruto en
ningún
año de es te decenio co n
pobreza abso
luta , na rco tráfico
y
gue rrilla (la más
vieja del
co
ntine
nt
e), viole ncia indiscriminada de t
odo
upo
co
n perdurabilidad
democ rática y care ncia,
sa
lvo un o, de gol pes de E tado a lo largo del siglo.
D
esde
allí, en consecuencia , se escribe esta poesía, aunque tod o ello no tenga
po r qué hacerse visible en sus líneas. Pe
ro ta
l e el trasfondo que la
nutre
.
Su rumb
o po
dría
par
ecer in
cierto ,
ante
tantas seña les co
ntr
adic to rias, pero
en
mucho
s casos se meja es ta r llena de vi talidad crí tica. Esto de la vitalidad crí tica
se ap lica en primer té rmi no a la figu
ra
del p
oe
ta , a sus ilus iones perso nales y a
sus m itos consti tuidos. Au tod idactos
algun
os, la mayo ría provenientes del
circuito
universitari o, esta nueva poes ía enfren
ta
así e l caos de un país, en
ebullición diaria
con
res
pu
es tas creativas y busca eludir el mesia nismo o
la
pro tes
ta
simpl
e,
en los m
ejo
res,
tendiend
o hacia la búsq ueda de su prop ia
autonomía . De
un
texto
vá
lid o
por
sí
mi
smo,
y
no por
ex
ud a r buenos senti-
mi
en
tos o co mpasivas so
lidaridades bald
ías. Pero la pregunt a podría ser la
mis
ma
que
se
ha
cen
mu
ch
os
colegas
suyos, en
América
Lati
na
: ¿se
termina
escribiendo só lo para aq uellos que también intent an escri
bir
poesía? Fuera
de
los o
tr
os
poetas,
o aspi
rant
es a poe
tas,
¿
quiéne
s má leen poesía? ¿Los profeso-
res de litera
tura
y sus po bres alumnos?
Si todo poe ma es autorretrato de quien lo escribe , una verd ad fingida , ella
opone al
fracaso,
qu e pa rece ser toda existencia,
no
só lo las
virtude
s com pen-
sat
oria
s de l ca nt o.
No
só lo eso. Ell a se vuelve muc ho más d
espo
j ada , enfre n
tánd ose
di
recta mente a m ue
rt
es cotidianas, a
tr
oces e ina lterab les día
tr
as dí a:
las once mil muer tes violentas ocurr idas en Co lo mbia en 1986 . Ent re las
fuerza
s q ue inc
iden en
el
carácter
de u n
paí
s
la
poe
s
ía
tambié
n tiene
un papel
que cumplir:
permanece
r
viva
. Hacerse
oír.
Convertir el lenguaje
en alg
o
pleno
de se ntido, incluso
en
medio del sinsentido o d e la
mu
erte
co
mo negocio, con
tarifas públicas . Como
decía
Vladímir Holan :
Entonces eras joven ...
No
te dabas cuenta
de lo cruelmente desgascado
qu
e estaba el
pi
capo
ne
del cementeri
o
Edgar O Hara. Agua de Culomhta. Bogo tá, Fun-
da
ción
Si
món
y
Lo/a Guberek.
1988
Co
le
ccíón
Literaria;
núm
. 26 .
l l t , \1{ 1111\M \
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1)1. ( 0 1 0 \ 11\ 1 \
•
H -O '
cm'
''''o' \ LOU
C.\
utau.
IKJC.OII
Avanzado ( 1943-1948).
Dano
Jaramtllo
Agudelo
. Poemas de
A
mor.
Bogo tá. Fundación
Si
món
y .o
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Gubn ek.
1986
Colección Utna rta .
nú
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17
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Bogotá. Fundac tlin Smwn
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na
:
núm
. 22
1 . 1 1 1 : \ 1
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
7/16
Esa edu cación de los poe tas, que se hace a cachetadas, según
Pr
oust, arrojaba
tal sa
ld
o. Pero lo
si
ng
ul
ar de la poes
ía es
su
carácter
concreto.
El
represe
ntar
d
ic
ho
drama
en la desnudez de un sustantivo, con un relampague
ant
e adje
ti
vo
que a la vez hiere y cura.
Co
mo ese L
áz
aro qu e c
ada
tercer d ía resucita de su
tumba
, y
duda
si vo lve r a ella,
para
siempre allí. de seguro, estaría más
tranquilo) la poes ía
in
siste en convocar sus pode
re
s, tan hermo os co mo
terribles: los de todos los día
s.
Los más ancestrales y efímeros: el aso mb ro
co
ti
dian
o de es
tar
vivos. La poesía
qu
e no es s
in
o el poe ma. O el lib ro de
p
oe
mas.
y
el lector que lo escucha.
Un
poema
es
un
objeto verb
al
en el
qu
e s
und
en dos propie
dad
es
contradictorias: la vivacidad de la sensación y la objetividad de
las
cos
a
s
William Carlos Williams
N
TO
LOGIZ N O
ESTE DECENIO
Es ev
id
ente que
dura
nte estos ocho años los poetas co lombianos vivos han
publicad o v
ar
ios y valioso libro de poesía. Sin
pr
etender ser exhaustivo, y
co mo una forma de e nmarca r el conjunto , destacaría:
Fe
rnand
o
Char
ry
La
ra 1920): Pens
ami
e
ntos
del
amant
e 198 1 ,
lama de
am
or viva Bogotá, Procultura, 1986).
Alvaro
Muti
s
19
23): Cara v
an
s
ary
México ,
Fondo
de
Cultura
Eco nómica,
1981 ), Los
emi
sari
os
Mé
xi
col Fo
ndo
de
Cultura Económi
ca, 1984) y Cró
ni
ca
regia y alabanza del reino
Madrid
, Ediciones Cátedra, 1985 ), agrupad os
todos ellos en el tomo I de su obra
Obra literaria. p
oes
ía
Bogotá , Procultura ,
1985
).
Fernand
o
Arb
eláez 1924): P
oema
s
de
e
xili
o Bogotá ,
Pro
cultura, 1986).
Jaime J a
ram
illo Escobar 1932):
S om brero de
ah
o
gad
o
Medellín , Colección
de
Aut
ores
Antio
queños, 1984), P
oema
s de
ti
erra caliente Medellín , U
ni
ve r-
sidad de Ant ioqu ia, 1985),
Se
lec ta Bogotá, Tercer
Mund
o Editores, 1987).
Mario Rive ro 1935):
M is as
unt
os
Bogo tá , Uníversidad Nacio naL 1986).
José Manuel Arango 1937): Este
lu
gar
de
la n
oc
he 1983), C
anti
ga Medellín ,
Universidad de Antioqu ia, 1987).
Giov
anni Que
ssep 1939): Muerte
de Merlín
Bogotá, Ins
tituto Caro
y
Cu
ervo, 198
5)
.
Elkín Res
trep
o 1942): Retrato
de
arris
1as
198 3), A
bso
rto escuchando el
cercano canto de sirenas donde se inco
rpora
Retra to de artistas Medellin,
Colecció n de Auto res Ant ioqueños, 1985).
María
Mercedes C
arranza
1945
):
Tengo miedo Bogo
tá
. Editorial Ove
ja
Negra ,
19
83).
Hola
so
le
dad
Bo
gotá,
Editorial Ovej a Negra, 1987).
Ed mund o Perry 1945): Circui to ce
rrad
o
Bogotá
,
Litografía
Helvetia, 1984),
ibr
o del buen
am
or Bogo
tá
, Producciones Gráficas RG R, 1985), a
mi
s
ma
hi
storia Bogotá , Producciones Gráficas RGR , 1986).
90
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
8/16
Darío J aramillo
(1947): Po
ema
s
de am
or
(Bogo tá , Fundació n S1món
y
Lota
G
u
berek. 1986
.
Dent ro de marco ini cial tentativo. tan susce ptible de ampli ar
e . ~
q ue ha
reci bid o la atención crítica
que
merece, incluso en e te m1:,mo Boletín = habrí a
que añad ir los cinco vo lúme nes de Poe tas en
ahnl
. esfo
uad
o y ex hau ti\ o
proyecto edi toria l llevado a cabo por Luz Eugenia ierra . en Medellí n para
cubnr el mapa poé tt
co
colo
mb
iano. por reg10 nc
y
generacione\. el
Pano-
rama
inédu
o
de
la
nue
va
poesía
en Colomh10,
19
70-
19
86.
qu e.
preparado
por
anti
ago
Mut is. fue publlcad o en 1986 por Pr ocu ltura. All í de
Man
o R
i\e
ro
1935) a Ramón Cote ( 196
3
se ag rupan tex tos. en buena parte
o ~ .
de
59
p o e t a ~ . »
Ól
o ci nco de ellos mujeres.
Aunque la cifra de
59
poe tas resultaba de por sí intimidante.
la
puntillosa
crí tica no dejó de ano tar las au sencias. y en una reseña aparecida en el Magazin
de
El
Espectador se anotaban , entre otras, las siguientes: Henry Luque
(
1944
,
Ed mundo Per ry (
1945
), Helí Ramírez ( 1948), A m paro Villami7ar ( 1949).
Samuel
J a ramillo ( 1950), Javier He rnández {1952). Mónica Go ntovnik
1
95
3).
Euge
ni
a
Sá
nche7 ' ieto (
1953),
Ru bén Vélez (
1956),
Fe
rnand
o Linero
1
95
7
.
. . En este caso, co mo en
tant
o otros, cada cual podría
ap
o
rtar
su
pr
opia li
sta .
Lo
que
ant en taba decir es
que
en este material enumerado ha ta aquí, o en
libros
como
El uiJraje
de
los años
( 19
86), de Haro
ld
Alvarado, Fáhrica
de
sombra
s ( 1987}, de Augusto Pinilla, Espa cios y usos del cuerpo ( 1988). de
Rafael Día7. Bor bón, o en tex tos de los más jóvenes, como Ramón Co te ( J963):
P
oema
s
para una fo s
a co
mún (Bogotá. Fund ació n Simón y Lola Guberek.
1985) o J osé
Li
bardo Porras ( 1959): Partes
de
guerra (M ede
lll
n, Biblioteca
Pú blica Pilo to de Medellí n, 1987) es factible percibir el tono de lo que se
e cribía . La moduiació n peculiar de este co rt o plazo de oc ho
años.
Au nque me
he refe rid o a algunos otr
os
jóve
nes, en estas mismas pági
na
1
,
una atención
concre
ta a ciertos libros podría ser úti l: de es tas lec
tu r
as específicas a lo mejor
surgen ideas más ampl ias. Interrelaciones más precisas.
Las que pueden presen
ta r
se, por ejem
pl
o, e
ntr
e los
tr
es
miembro
s supervivien
te de Piedra y Cie lo, J orge Rojas , Gerardo Valencia y Cario Martín . a los
cua les la Universidad Ce ntral rindió homenaje en tre 1985
y
19
86
publ ic
ando
su tres últimos lib ros de poesía: Soledad
es
111
.
de R o j a ~ .
P
oema
s
wrdív
s.
de Valencia, y El
sonid
o del h ombre, de Martín .
O los
46
poe mas
qu
e Ju an Ma nuel R
oca
esc ribió entre
1979 y 1
98
7 y qu
e
agrupó en Pais secreto " La poesía,/ Ri esgosa y vagabunda,/ Territorio libre
del sueñ o, / C ult iva las n ores prohibidas , y el resca te y revalo
ri n
_ción qu e el
propi o Roca ha hecho de Luis Vidales, prologando una an tología de su ·
poemas, e
ditada
por la Universidad de Antio
quia
en
1
982
.
O las que pueden exl lllr entre las
Lu
ces
de
na\ C
K
anón, de Mcdardo rías.
pr
emio nacional de p o c ~ í a Uni ve rsidad de A ntioq uia
1
9g 7. llevú ndonos de
Bu
ena
ve ntura
a Nueva York , a
tr
avés de los
u e r d o
de un ntñ o
que
a ·imiló
el estilo e
u n i d e n
de
vida me
diante
S c l e c c w n c ~
d
el
Rcad cr\ Dige
t
y
el
l u m b r a n t
m o
co n que desde Ccreté. o tra c1udad al margen. Raúl
Góme1
Jattin
vuelve a otorgarle peso, cuerpo
y
sentido a la de >de lo >
w i t m a n i a n
Retra tos de su terruño ( Fun
dación
Sim ón
y
Lola Ciubere
k.
1
9R8
, uno de los más log rados libros de todo el pc
rí
otJo . en sud ual apertura.
9 1
: 1
n
' ' ' II
I:Ct:
numere•' del
B
okt
n
C u h u r < ~ l
\
Hah ltugr .al u.:o f ll
thlhHcc,
,
1 u¡,. n ~ c l \ r . U l l < ~ . Hol(ut.t l,
R.ant.. l ú ~ : la
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a p . ~ r c t .
l' l l lr
l· I
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~ e · e
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uen trn n
n o r 11aua' r c , c í l a ~ l. e
mcnllllll.tÚ O\. úc .alguno'
u trc .
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,, lo' m.t'
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.
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coro ,amcntc . pcw
:.tn dc,pcgar nunca
(num
1
2. pág
10
5 J l r U h U J
del peruan
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
9/16
O lo que implica.
como
relectura. la antología Una generación desencantada.
que Haro
Id
Alvarado compiló para la Universidad Nacional , en 1985, y
que
agrupa a J osé M anuel A rango.
Giovanni
Quessep, Ju
an
Manuel Roca,
María
Mercedes
Carranza,
Harold Al varado. Daría J ararnillo y J. G.
Co
bo Borda.
O, para terminar, el hermoso libro El viento en el puente con el cual Alvaro
Rodríguez, desde la tradición anglosajona, obtiene
el primer
premio en
el
concurso
de
poesía Octavio Paz, organizado
por el
Festival de Arte de Cali, en
1988, a la vez nos descubre, de
modo
reflexivo y
entrañable, una
sabana de
Bogotá que aun no percibíamos. Sin olvidar, claro está. como lo anunciaba
Golpe
de Dados, en su núm. LXXX V, a los
Nacidos
en los sesentas . entre los
cuales se destaca, en primer lugar, Ramón Cote.
La
poe
sía no cesa. De ahí que el mapa poético
colombiano
sea
cada
vez más
amplio, cada día más difícil su registro exhaustivo. Pero todo ello acaba por
volver más distinguible la ca lid
ad
de los auténticos poetas. Así lo comprobé al
preparar el número 15 de
Equivalencias, revista
internacional
de poesía que se
edita
en Madrid y que ded icó. en 1987 , 16 páginas bilingües, en español e
inglés. a presentar la poesía colombiana a través de once de sus nombres
má
s
destacados.
Ahora
existen mayores
punto
s de comparación, y Colombia nada tiene que
envidiarles a sus
hermano
s ricos . en poesía. de América Latina: México,
Argentina. Chile, Perú o Nicaragua. La poesía co lombiana ya compone un
corpus sólido, en su unidad , y
ri
co , en su variedad. Por eso ya es hora de hablar
de poesía.
H BL R DE
POESI
Si los caracteres centrales del grupo de Piedra y Cielo ya se hallan definidos. tal
como se desprende del come nta
ri
o
de Edgar
O'Hara al respecto , en
su
libro
Agua
de Colombia
Notas
sobre poetas colombianos
(Fundación Simón
y
L
ota Guberek,
1988), al hablar de Rojas y Arturo Camacho Ramírez , valdría
la pena
anotar,
tan sólo, la
apertura
americana que, desde Holanda
y
a través
de
su estudio del surrealismo en América, ha experimentado la poesía de
Carlos Martín, enfrentada a la doble nostalgia del exilio y de la tierra
de
sus
antepasados. Tal desga
rramiento
ha enriquecido sus versos .
Por otra parte, si los tres activos
poetas de
Mito , Charry , Mut is y Arbeláez,
certificaban en
sus
últimos libros el s
abio dominio
de
textos
cada vez más
tersos, notas
per
so nales los diferenciaban uno a uno. Alvaro Mutis , en Cró-
nica regia
se alejaba de su
proverbial álter
ego, Maqroll
el
Gaviero, para
entregarnos una intimidad
personal
mu
cho
más
expuesta:
la
que
lo lleva a
indagar por
sus raíces
gaditanas,
y su entronque
con
lo hispánico-musulmán ,
como
una forma de buscar, y obtener, paz y reconciliación con su
propia
alma
de exiliado
de Colombia,
desde 1959.
Pero
si Mutis se fija en España , en Don Quijote
y
la monarquía, como asideros
para su errancia, Fernando Arbeláez opone,
mediante
su poesía china apó
crifa, un si
gno
leve y
enigmá
ti
co a la
aplastante
mole del
imp
erio n
orteameri
cano, simbolizado en Nueva York ,
donde
la
''jeta
del
esbirro
y el vacío
último
intercambian
sus señales represivas. Im perio al cual, según atestiguan
Jo
s breves poemas de
Arbeláez
, la religiosidad del
hippismo
parecía corroer
pero qu e en realidad
sólo
Vietnam
humilló,
cas ti
ga ndo su ostentación.
Así
el
9
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
10/16
, •••
. . .
'
ULRIKA
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rwhlt.adu tll•.\llt /
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
11/16
del
mutu
o vacío.
La
s sire
na
s qu e oye Res
tr
epo
so
n las de su
rápida
mente,
inve nt ando es pej ismos.
Edmundo
P
erry, por
su p
arte. es uno de
l
os po
e
tas
q ue más ha c r
ec
ido
en
es
te
de
ce nio.
Su mundo, de
difícil lec
tura en
sus
co
mien
zos, di
spara
tad
o y
ab
s
urd
o
en ciertos sesgos vailejianos, se ha v
uelto diáfano
, en lo iró nico de s u se nsi bili-
dad.
T eniendo siempre
detrás
un te l
ón
de
fondo ca mp
esi no, de ce nce rros y
eucaliptos,
y de pueblos
y ve r
edas sa banera
s,
Perr
y
apela
al
hum
o r
brusco
para
narrarnos sus co
nqui
stas. Allí donde el burlador, co n g
ran desparpajv,
sale burlado. y la gale ría de mujeres
seduci
das sólo
dejan
al final la evanescente
so
nri
sa
del
gato des
v
aneciéndose
en el
aire
.
Una
lis
ta de
ama
nt es
es s
iempre
una
lis
ta de vacíos
.
Por
ello
su
Lihro del buen am or
termina de es ta forma:
'' H ay
algo
en ella que siempre / vence, y no hablo de la cegue ra ;/ se adentra en la
ca
ma
seguida
/
por
mí ,/
se
tensa d
ebajo
de mi
abrazo1
y
lentame
n
te
d
esapare
cen /
So l
e
dad
y las
que
la
imitan.
/
Sólo quedan
los
libros
.
E
sos
li
br
os
de
Perry,
poblado
s de
personas tan
r
eales como
irris
orias:
Esos
libros
suyos, incongruentes y siempre llenos de
certe
ros
golpes bajos, tan
pun
za ntes como di ve rtidos.
D arío aramillo, e n Poem s de am or ( 986),
ha
realizado , por
su
parte , un
libro perfecto, co
n
su sa
b io
eq uilibri
o e
ntr
e la n
osta
l
gia
cristallza
da y
la pasión
de
sa t
ada.
Allí canta la
maravilla
del c
uerp
o y la luz
blanca que
fue su
in fan
cia.
Cuerpos
poseído
s
con
entereza y orgullos. C
ulpa
s asumidas co n
altiva
se reni
dad.
Es
ta poe
sía
celebra
e l
goce
y la se
nsualidad
, la
ex ul tante
risa d e la
dicha
, y
ya
sin
complacencias
morbo
sas
o
apelacione
s a
la sórdi
d a
complicidad,
se
d
esnu
da
de
todo adjeti vo .
Sus
poemas
so
n
también cuerpos
d
es
nudos. P or ello
s u estilo, a la vez vigoroso y
terrenal.
termina
por
despegar hacia un en s
ueño
concreto.
Hac
ia
una
fí si
ca
y
palpable se
n
sac ión:
aquella
que hace
del l
en guaje
se
res
próxim
os y
más aun, palpables,
en su con
turbad ora inmediatez.
La tr adición exis te: Ramón
Co
te,
en
P
oe
m s para
un
fosa
com
ún
rinde
h
omenaje
a Conrad y Vallejo, Alejandra Pi
za
rnik y Aurelio Arturo, pero
ha
y
algo en su s intaxis , en e l
golpe
de sus frases,
que
r
ec
u
er
da in mediatamente a
Muti
s.
Sólo que
a
travé
s de
Muti
s
se
ha
visto
a sí mi s
mo.
A su r
ea
lidad
única
.
La q u
e,
o
mitiendo tiempo
s
y
espacios, va
de
Santa María
la Antigua
del
D
arién
a la carrera 7a.
de
B
ogotá.
El poema re
hace
la
historia
y no s revela, en
cada nu
eva
in s tancia
auté
ntica, q ue el
ca
nt o
comienza
de nuevo, re
petiti
vo y
no
ve
doso
.
En algunos
d e
estos libros se
encie rra
algo
d e lo
má
s
valioso que la
po e
sía
colombiana
ha pr
o
du
cid o en este decenio. Pero la
lectura
no se
inte
rrumpe
aquí. Continúa a tr avés de o tra s vías,
y
nu
evas
opciones.
ALGUN
S
POCOS) LIBROS
C
a111i
g
a
de J
osé Manuel Ar
ango, es
un libro ex acto en
su manera
de
afrontar
t
an
to la naturaleza
corno
al ho mbr
e, la
vejez como el a mor ,
la muerte san
grienta como la
terca vida .
Así se
titula un breve poema que da
la pauta
del
libro
,
esa terri
ble
dialéctica
vida
-m
uert
e
que rige
e l
conjunt
o: Lo s
pichone
s
de
la nu eva nidada
ya
empluman para el
vuelo
/ El muchacho apres
ta la honda .
Este
enf
re
ntamiento
se
repetirá, con
insiste
ncia
, en
la
muchacha albina que
baila so bre
una
tumba
;
en
Jos
gallinazos
,
también
te
rcos, que no
abandonan
un ca
d
áver,
o en las uñas
qu
e cr
ecen hasta co nv
e
rtirse
en
garras. Ante la
calami
tosa
barbarie
que
aq
u
eja
a
Colombia,
Arango ha
reaccionado con
inus ual ent ereza
poética.
94
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
12/16
H
abla
allí ,
por ejemplo, de quien
se
halla en una
lista
de amenazados. del
si muiacro de fusilamiento
por parte
de unos
soldados,
pero lo
hace desde la
poesía. Sin é nfasis, co n
liviandad, y mu
y consciente de
ese tr
emendum
que
allí
se
per
c ibe: U na apariencia mansa / y un fondo de de sasosiego l a ~ co s
as
su
fantasmagoría''.
Inclu
so
las
cosas
se
han
v
uelt
o inquietantes.
cargadas de
ho
rribl
es
presagios,
rec ubiertas
por sinuosas
id
eolog
ías .
Su
tex to ,
por
el lo. n
os
despeja
la
vista para
me
dir
p
eces
y < e ~ . y
g
racias
a
dicha
apertura
-
la de quien
aprende
a
mirar cuanto
lo
r
odea
- n
os
pe
rm
ite
ad
\·
en
ir
mej
or
a
quiene
s
limpian la
sangre de las
calles,
no
sea que
lo s
primeros
tran se únt es
la
piso tee n
.
Sí,
matar
es fatigoso , y lo agrado es necesari o
pr e
servarlo en una dim
ens
ión inmediata
-
de
tact
o, de
piel,
de
c
uerpo ani-
mado por
el de
seo
o es t remecido p
or
el
fr
ío- . P
or
ello la pareja
qu
e
avanza
cerca de cue
rpo
s caídos, no se sabe bien si
mu erto
s o bo rrachos, co nti n úa
cantando una
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entre dientes .
Canción entre dientes la de Arango, breve. entrecortada, de s ilbido
nervio
so
pe ro no
impaciente. Aún
tie
ne
tiempo
, s iguiendo a
Walla
ce
Steve
ns,
para
encontrar
una r
efe
re nci a
quizás
pueril
pero
sin lugar a
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co
mpanibl
e.
como e n
es
tas
Proposicio
ne
s tonTas acerca de los árbo les:
/
L
os
árboles no
ti
e
nen
cara.
L
os
árboles no hablan.
os árboles no van de aquípara allá
desasosegados.
2
Un
árbol
un
arnrno.
El
de
sasos iego de A rango , tan co nt r
olado
, da paso e n Giova nni Quesse p, y su
Muerte de Merlin
a un
dese
ncanto
cada
d ía
má
s pe rce ptible.
Su imaginería
peculiar resulta
cada
vez más débil a
nt
e
la
fragilidad de su propia fe .
Véase esta
r
ápida sec
uencia : .. En nad a crees (pág. 47) , ' 'pisamos la hoja caíd a, no
mira
m
os
al cie l
o (pág. 6 1 ,
lo bello
es
lo
que
pa
sa {pág.
63)
y
quizá
s ,
con
ma yo r é
nfa
s is
romá
n
ti
co: noso
tros
escogim
os
la
roca
de la cu lpa /
de
donde
no
podemos
mirar
cielo ni n
guno (pág. 81
).
¿Q uié n lo
sa
lva rá? ¿C u
ál
redención es posi ble? ¿Po r q ué el rein o
se
ha perdido?
Las p regu n
ta
s de Q uessep so n
ins
istentes y
llega
n a se r te
rrible
s.
Su evasión.
hacia Biblos o la s
leja
n
as
is
l
as,
no pa rece
po
s ible.
Curiosamente Que
ssep,
-
como
A ra n
go
- , se
afer
ra
al
á r
bol
q ue ve
po
r su
ventana
: allí se t ra nsfigura
y
co ns idera a
la
mue rt e
como una
historia ca
nt
able .
Sin
sa be r mu y
bi
e n lo que
el de st ino le o torgará,
en
medio de tantas sombras, acepta, por fin, y e n forma
de
preg u
nta
, un
lugar alejad
o
de la
s
fábula
s de
infa
nc
ia
. Se
dice
:
¿No adorarás
ac a
so la co nd ena / de la vida , su ro nda
inútil por
e l patio de l tie
mpo? (pág.
7 1 .
P
oesía
mi tológica
és ta de Quessep,
en e l
se ntido que Aud cn le daba
a la
palabra
,
con
t r
aponié
nd o
la
a p
oesía
ocasionaL Lo exp
li
ca ba así :
mientras
la
p
oesía oc
as
ional
atiende
a las
ex
pe
r
encias
personales,
la
segu
nda
se
fund
a
en
las figura cio nes alegó ricas. Hay en
co
nsecue
ncia.
que
co
mplementar ambas
actitudes
ha
c
iend
o q ue lo ocasional se
cargue
de
uni
ver
sa
lid ad .
Que
lo mit
oló-
gico
se
ll
ene con
un
máxi m o de experiencia perso nal. Así la p
oes
ía
seguirú
sien
do un
pr
oceso
vital del
espí ritu
y no a lgo para mej orar la se ns
ibilidad.
95
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
13/16
Fanand
u
Arlwlác:. Poema
.\
de
e nl io. BoKO ilÍ .
Prunliwr a.
/986 .
Senc Br
eve
A /¡·aro .\1ll l l.\ . Caravansarv, .\1é.
n-
,·o.
Fo ndo
de
( ultura Económ ¡,·a.
JIJR
1
Co ln ·n¡ jn Tierra Firme.
}al/11
(
}aramlf
u Est ohar. :·
x-
tra cto di: P
oe
.
1i
a. Bo¡:otá. Col-
ndtura
.
1981. (
·
uatlern
o.l d e pu l ·
.
1 a: IIÚIII
. f .
Fernando Clwrr Lara. Pen a-
1111< 11 o del am f l /1 . Bof{otá. Co l·
cultura. IWU Cua derno de poi'·
.lÍa . num
1
Renata Durán. Oc
ulta
Cerem o
ma
. Buen
o.
\ A EM ECE.
1985.
M ám ca Gom m ·
nik
. Ofos de Ternera. Ediciones
Alca
raván. 19 79.
Anahel Torrt·s. La hoca
del
am or. Box o tá. Ediciones Ar bo/
de
Papel.
/98
2.
Mar ia M ercedes Carranza. Tengo M1edo. Bo¡:otá. La Oveja Neg ra, 1985.
D
esasos
i
ego
en
Arango
, dese
ncant
o en
Que
ssep,
cuando
cierra su
libro
así:
Entre bosques el re
in
o ha concluido.
No tiene sino puertas con herrumbr
e.
El son ilegio era
fa l
so. los encantado
re
s
ya
ce
n bajo el espino blanco.
Y, sin
embargo
el
canto
continúa.
DE LA PROFECIA A
LA
/RON/A
Del
lenguaje
de la
profecía
hemos
pa
s
ado
, en
otros
autores , al
iró
nico
senti-
mental. Quedan
atrás
la
rebeldía y el rechazo. Lo suceden la apatía y la
indiferencia , lo que Har
old
Alvarado, en sus Proverbios de uno llegado a los
cuarenta,
e
xpre
sa así: Quien
no pudo cambiar su
pa ís
antes
de c
umplir
la
c
uarta década
/ Es
tá condena
do a
pagar
su cobardía
por
el
resto
de sus días .
¿Pero
es fu
nción de
la
poe
sía ,
como
se
intentó
en
el
decenio
de160,
cambiar
un
país? En todo caso, ya no se busca convencer si no seduc ir. La personalidad se
estructura
narcisísticamente. La
convicción cede
paso al humorismo que todo
lo relativiza. Se disuelve lo po lítico:
estalla
lo social.
¿Cómo
a b
ordar
, e
nt
onces, la
poe
sía
colombiana en
el decenio
del80
?
¿A travé
s
de
una idea
gene
ra l?
¿
Reseñando
,
uno por
un o , media
docena
de
libro
s?
¿Sacando
de es te ejercicio
previo
alguna
conclusió
n, como se dice, totaliza-
dora
? Es perceptible, en tod o caso , que e
ll
a
oscila
entre un doble
juego:
no sólo
el de lo
mitológico y
lo
ocasional, sino aquel que
la lleva de lo
explícitamente
poético
a lo e
xacerbadamente pro
s
aico
.
Aclar
e
mos
lo
anterior con un
ejem-
plo: Piel imagina, de H
ernand
o Socarrás (Cartagena , El ca
nto
de la cabuya
e
di t
ores,
9
87).
Al
re
unir
y
seleccionar
su
obra poética,
del 80 en
adelante por
lo menos,
Socarrás
trata
de
convertir todo
el
co njunto en
poesía evidente
por
sí misma.
Desentreve
r,
A cr
ob
al, Empreño, A blanco semeja/, Marinecer, Be/mar, Mise-
ra
ción, Espumar tus párpados. Todo
humanamente
se decliva:
algunos
de
tales
título
s
de poema
s pueden r
esult
ar s
ug
erentes. Unidos,
convocan
el
rechazo del lector. No importa. Más
allá
de c
ualquier
posible reacción, insis-
ten
en
lo
obvio: alguien
se
presenta como poeta
,
desde
un
comienzo, debili-
tando de
algún
modo
el lenguaje al
sobrecargarlo
de
advertencias. Sabemos
que
quizá
más
tarde no
s
enfrentaremos
a
un poeta pero no queremos
que nos
lo diga él mismo ,
y
des
de
el comienzo. Sus pocos pero reales aciertos
quedan
así
sobredeterm
inados de
antemano
por
esa explícita intención
de
querer
ser
96
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
14/16
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8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
15/16
co
nf
un
d iénd ose
co
n la naturaleza, luego la i
nt
ertextualidad - Borges, Pa ves a,
Virginia Wool f, Lewi s Carro - la enfrentará a su propia explo ración fí sica :
cirugía p
ara
extirpar el amor , cánce r y g
an
grena a la vez. Piel
untada
de
ause ncia
qu
e
lam
o a peda ci tos ha sta
qu
e
pu
eda esc
apar
de ella (pág. . Pero
su leng
uaje
, en el
recha
zo , termina por ha ce rse duro , casi minera l Ante el
dol
or
se petrifica. Su image n definit o ria es la de la
R
oc
a vieja:
un útero
"c
oncentrad o mem o
ri
oso / a lerta a su des
tin
o .
De a llí, s í podrán bro tar sus j ue gos de
palabra
s; su
danza
de so nid os. Afir1es
fec
und
a nd o la des
car
ga ve
rb
a
l
Ella
también,
c
om
o
tant
os
otr
os
p
oe
ta
s
co lombianos de es te tiempo, o po ne la res istenc
ia
a la de predació n, fí s ica o
psíquica . Qu iere afirmarse com o se r pleno , incluso desde la tumba. La expe
riencia
adquirida
se res
umirá
as
í: ba
jo tierra "diminutas cuc
aracha
s
pr
ehistó
ricas le e nse ña
ran
a persistir" (pág. 27). A pesar de
tod o,
y contra todo , quiere
la vida que flu ye , mientras dure .
M a
ría
Mercedes Carranza , por su parte, y e n Hola soledad, parte de allí , de la
patria, es ta casa do nde tod os es ta mos e
nt
errado s v ivos", y luego de
cambiar
de sueño s, cons tata r lo sucio de la luz, y precipitarse , fe
li
, e n ese ..dulce
eng
añ o
al cual el enem i
go,
qu
e es ella mis
ma
,
la co nduce;
re
co bra
, no ese
"en a morad o montó n de carne que nunca se s
acia
, s ino algo aun más pertur-
bad or po r su fuerza, por s u aleaci ón de idea fija y de svarío co ns
entid
o: esa
mezcla a
dmirable
de
am
or y renco r
qu
e ha cri staliza
do
en
uno
de s us mejo res
po
emas:
en
una Maldición
Te pe
rs
eguiré por los siglos de los s iglos.
No dejaré piedra sin rem over
Ni mis ojos hori
zo
nt es sin mirar.
Do
nde qui
e
ra
qu
e
mi
voz hahl
e
Llegará sin p erdón a
tu
oído
Y mis pa
sos
estarán sie
mpr
e
Dentro del laberinto
qu
e tracen los tuy os.
Se sucederán
mill
o
ne
s de amaneceres de
oc
asos.
Resucitarán los muertos y vo lverán a morir
Y alll do
nd
e
tú
estés:
Pol
vo
, luna.
nada
, te he de encontrar [pág
. 29).
He aquí la ir a fría de la au téntica poesía.
Aqu
ella
que
ha e
nard
ecido
la
pro sa , a
veces a ut odes tr ucti va, a veces
autoconmi
se rativa,
con
su
grano
de locura .
HISTORI
EXILIO
Es esto lo
qu
e desde
otro ángul
o s
eñala
Jaime
Jaramillo
Es
cobar
,
presentando
a J
os
é Libardo
Por
ras:
La
concis
ión y
claridad en medio de
tanta
poes
ía
patid ifu sa que a tiborra los diarios y revis tas". Solo
que
la concisión puede
con clu ir en el h a
ikú
fal s
amente
enigmático o
en
la
luz
demasiado nítida como
para
no
de
c
ir nada. aramillo
Es
cobar
insiste en su batalla, hablando del
piedracie
li
sm
o,
esa desgrac iada escue
la
que embobó a la poesía colombiana"
(pág. 1
y
de có
mo
el reproche por lo que
fue
ya
no
es lícito: "Las generaciones
viejas se
quejan por
lo
que
es tá pasando. No debieran quejarse. Es
la
cosecha
que
sembraron" . Una
dura co
s
echa
, a juzgar
por la amargura epigramática
del
libro q ue presenta: Partes de guerra. Pero en
Jo
sé Libardo Porras (1959),
98
8/18/2019 Poesía Colombiana - El Decenio Del 80
16/16
como en tantos otros
poeta
s
colombianos
actuales , lo que
cuenta
es la vid a. no
las
ruina
s
de
la his
toria
.
Humor
rec
hinante
, a veces desaj us tad o, pero
necesa-
rio
para
so
bre
vivir.
En uno
de
sus
p
oe ma
s,
Desertor,
lo planteará
mejo
r:
El comandante dio
la
orden
y
todos,
menos
uno,
acataron sin repr
oc
hes sus desig
ni
os.
¡ Ya nadie
pu
ede amarme desertor
Un ejército,
al
que
falta apenas
un so ldado,
yace en el campo de batalla
[p ág. 47].
El
poeta
-
de
se rt or se salva para narrar la tragedia . El poe
ta
, de sde el exi lio ,
divaga
,
intentando
devo lverle al
mundo
su mis
terio original.
Así,
co
n
gran
lucidez
, habla
Fernando Arb
e
láez
,
en uno
de s
us
t
ex to
s,
preguntándo
se: ¿ He
de responder
colérico /
por
éstos cadáveres? . Y
co
ncluye, así , r
ef
utand o
la
po
br
e
ex perienci
a / d el
tiemp
o :
y el rey
con su traje de conserje
lo esencial arbitrario
una
especie de desesperación
y estos mármoles
y estas este
la
s
que responderán
por
n
oso
tros
dina
st ía
Truman
dina
stí
a Eisenhower
dinastía Kennedy
dinastía Johnson
dinastía Nixon
et caetera
[pág
. 16].
De
sde el
exilio, la
s
dina
stí as
son apenas
sec uencia
cro
n
ológica
,
im p
erios
que
se
derrumban
, polvo y ruinas.
Cayó Egipto
, cayó
Roma
, iz
an
cio y Nap o leó n.
La
poesía
continúa.
Por ello mi smo no es pos ible ex
tr a
er n
inguna
co nclusió n
definitiva.
Só
lo c
itar
,
tran
s
cribir.
Aludir
a lo
qu
e s
ub
yace
y no es del
todo
visible
para aquellos
q ue
aún se niegan
a ver.
Concl
u
yamo
s
co
n lo q ue d ijo
J ean
Paulhan
,
en
1964,
hablando
de Perse (sus palabras son aun
má
s vigentes
r
eferida
s a la
poe
sía
colombiana
de
esta década
de l 80):
¿Es
so
rprendente que el p oeta admire y celebre
la
s cosas del
mundo? Inactual. a lo sumo Sin duda.
nun
ca se había visto a
tantos poetas ocupados en denigrar, rechazar
y
blasfemar com o
l
os
que se encue
ntran
actualme
nt
e: entregad
os
por comp leto a la
repugnancia y a
la
có lera, no sin razo nes. es p osibl
e Si
n embargo,
en todo tie
mp
o, l
os
p
oe
tas
han
cons
id
e
rad
o a la
poesía
como un
elogio: como un recitativo sagrado.
El poe ta ,
aqu
el
por qui
en la le ngua vive. Esa lengua que pe rdura mu c ho
má
s
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