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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA PROFESIONAL DE OBSTETRICIA
CURSO:
Terapéutica Obstétrica
DOCENTE:
María Chu Cayotopa
TEMA:
PRE-ECLAMPSIA Y ECLAMPSIA.
INTEGRANTES:
Namuche Benites Celina.
Guevara Farías Fiorella.
Rodríguez Rojas Carolaine.
Rivera Jara Jennifer.
Mío Ruiz Kendy.
PIURA – PERU.
Pre-eclampsia y eclampsia
Se define como pre eclampsia la aparición a partir del segundo trimestre de la
gestación de hipertensión, proteinuria (que es una alteración en la función renal,
que consiste en la aparición de proteínas en la orina) y de edemas.
La proteinuria se determina en la orina de la gestante. Si analizamos la orina de 24
horas, se requiere la presencia de 300 mg de proteínas, para que este dato sea
considerado como patológico
Los edemas deberán ser generalizados, en los miembros superiores o en la cara.
Los edemas en los miembros inferiores son considerados como fisiológicos.
Se considera Pre-eclampsia leve cuando la tensión arterial está entre 140/ 90
mmHg y 169/ 110 mmhg, o bien una proteinuria inferior a 5 gr en orina de 24 h.
Se considera Pre-eclampsia grave
cuando están presentes las siguientes
características: las cifras tensionales
son superiores o iguales a 160/ 110
mmhg, proteinuria igual o superior a 5
gr en 24 h, volumen de orina menor
de 400 ml en 24 horas, o existen
síntomas clínicos de afectación
cerebral (cefalea, alteraciones
visuales...), sanguínea (destrucción
de hematíes, disminución de plaquetas) o hepática (dolor en costado derecho,
aumento de transaminasas).
Se define como Eclampsia cuando aparecen convulsiones generalizadas en una
gestante con hipertensión y estas no pueden ser explicadas por otra causa. Es
una situación de extrema gravedad que puede llevar a la muerte del feto y de la
madre si no se actúa con urgencia.
Las gestantes con hipertensión crónica tienen un 15-30 % de posibilidades de
desarrollar una pre-eclampsia durante el embarazo.
En relación con los factores de riesgo tenemos:
1. Edad: Se da con mayor frecuencia en los primeros embarazos de las mujeres
menores de 18 años y en las gestantes de más de 35 años.
2. El primer embarazo de una pareja es el que tiene más posibilidad de ser
afectado por la pre-eclampsia.
3. El factor hereditario es importante. Las hijas de las madres que la padecieron la
sufrirán en un 30 % de sus embarazos.
4. La existencia previa de hipertensión.
5. Las situaciones donde está aumentada la masa trofoblástica como las
gestaciones múltiples y molas.
6. La diabetes gestacional también es un factor de riesgo.
Clínica y diagnóstico
La pre-eclampsia en su inicio, como la hipertensión gestacional, es asintomática,
de tal modo, sólo es posible diagnosticarla a través de los controles rutinarios que
se le realizan durante el embarazo, y suelen ser las cifras tensionales elevadas lo
que nos lleva al diagnóstico.
Tradicionalmente se han considerado los edemas
como una parte integrante de la triada de la pre-
eclampsia junto con la hipertensión y la
proteinuria. Recientemente se ha eliminado por su
difícil valoración y la gran subjetividad en la
evaluación de los mismos. Pero un aumento
brusco del peso debido a la acumulación de
líquidos nos puede también poner sobre aviso.
Las alteraciones vasculares de la pre-eclampsia también afectan al feto y es
frecuente que nos encontremos con retraso del crecimiento, líquido amniótico
disminuido, desprendimiento de placenta y registros patológicos.
Prevención
El aporte de suplementos de calcio disminuye la incidencia de pre-eclampsia. Por
este y otros motivos es importante que el aporte de calcio en la dieta de la
gestante sea adecuado. Se requieren unos 1200 mg diarios que se cubren
tomando 1 litro de leche al día. Si el aporte no es suficiente hay que plantearse un
suplemento farmacológico.
La dieta sin sal no previene la pre-eclampsia e incluso en estas pacientes puede
ser perjudicial y en pacientes con muy alto riesgo de pre-eclampsia se
recomiendan dosis bajas de ácido acetilsalicílico durante la gestación.
Tratamiento
En gestantes pre término hay que distinguir entre pre-eclampsia leve y grave.
Si la pre-eclampsia es leve, se puede esperar siempre con una estrecha vigilancia
del estado materno y fetal. La valoración materna consiste en: toma de tensión
arterial, evaluación de proteinuria, función hepática y renal, y el recuento de
plaquetas. Estas pruebas se repetirán semanalmente salvo que la situación clínica
se deteriore. La vigilancia fetal se hace mediante monitorización fetal, ecografía
convencional, doppler, perfil biofísico. La periodicidad
de estas pruebas dependerá de los hallazgos y de
los medios disponibles.
Se recomienda disminución de la actividad física,
pero no se ha demostrado la necesidad de reposo
estricto en cama. No se recomienda una dieta sin sal.
Las cifras tensionales sistólicas se mantendrán entre
140-150 mmHg y 90- 99 mmHg las diastólicas.
Algunos casos necesitarán tratamiento hipotensor.
Para los casos graves de pre-eclampsia el tratamiento es hospitalización donde
puedan estar controlados estrechamente, ella y el feto. Si la gestación es mayor
de 34 semanas se optará por terminar la gestación. En los casos de menos de 34
semanas, la evolución materna, la aparición de signos de deterioro fetal, la
comprobación de existencia de madurez pulmonar, marcarán la pauta para tomar
la decisión de terminar la gestación.
La eclampsia ya se indicó que consiste en la aparición de convulsiones. Es
importante indicar que suelen existir unos signos previos a su aparición como son:
dolor de cabeza, dolor en la boca del estómago (epigastrio), alteraciones visuales
(ver puntos negros). Se trata de una urgencia vital donde es prioritario mantener la
vía aérea permeable, evitar que la paciente se lesione, instaurar tratamiento
anticonvulsivante e hipotensor y una vez estabilizada la paciente proceder a la
extracción fetal.
CONCLUSIONES
El manejo y la conducta obstétrica en embarazos menores de 30 semanas
dependen del criterio médico y los riesgos para la salud materna y fetal. Es
necesario realizar más estudios prospectivos para determinar las causas por las
cuales la mortalidad por debajo de las 30 semanas es tan elevada, con el fin de
realizar las estrategias y acciones necesarias para incrementar la sobrevida
neonatal en estas edades tempranas.
Se sugiere la utilización de manejo expectante en embarazadas de 31 a 33
semanas.
Teniendo en cuenta el bajo control prenatal en adolescentes, se hace necesario
un llamado a los autoridades pertinentes con el fin de que se realicen las acciones
necesarias para fomentar una adecuada prestación de salud en este grupo de
edad. Se sugiere la creación de una unidad de alto riesgo obstétrico con el fin de
garantizar un seguimiento estricto de las pacientes de alto riesgo, como las que se
analizaron en este estudio, teniendo en cuenta la necesidad de monitoreo
hemodinámico continuo y estabilización de cifras tensionales y otras encontradas
en este estudio.
Bibliografía:
Jaime botero. Tratado de obstetricia y ginecología. guía
terapéutica. 2ª Ed. Colombia; 2005.
Saludalia.com, Atención Primaria en la Red [sede
Web].Madrid:saludalia.com; 1990- [actualizada el 3 de enero de
2006; acceso 12 de enero de 2006]. Disponible en:
www.saludalia.com.
Norwitz ER, Funai DF. Expectant management of severe
preeclampsia remote from term: hope for the best, but expect the
worst, Am J Obstet Gynecol 2008:209-212.
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. Estado mundial de
la infancia 2009 [Internet]. Nueva York: UNICEF; diciembre de
2008 [citado 9 mayo 2010]. Disponible en: www.guiainfantil.com.
Organización Mundial de la Salud. 10 datos sobre la salud materna
[Internet]. 2010 [consultado 9 oct 2010]. Disponible
en: http://www.who.int/features/factfiles/maternal_health/index.htm.
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