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La cultura de Baja California
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Mexicali, Baja California. Vol. 1, 26 de enero del 2007
Héroes reales…¿Y de ficción?
Adiós al creador de la“esmeralda siempre
bañada de sol”
Coronado Ortega:40 años no son nada
70 años del :¿Hay algo qué festejar?
Asalto a las Tierras
De por acá
s
De por acá
De por acá
De por acá
De por
acá
andamos de nuevo. Trece años después de laaparición de este proyecto periodístico, iniciamos unasegunda etapa, aprovechando las ventajas que nos
ofrecen las actuales tecnologías, pero también la asociaciónque hemos establecido con , jovenempresa de jóvenes empresarios mexicalenses, amantes de sutierra e interesadísimos en trabajar por ella.
Esta segunda etapa empieza retomando al igual que laprimera, hace más de una década el tema del
. Cuestión de efeméride, por un lado, y de oportunidad,por el otro: enero, mes propicio para iniciar o reiniciarproyectos, por el ímpetu que otorga el nuevo año, es tambiénel momento en que en Mexicali recordamos uno de losmomentos clave de nuestra historia, gestador en gran parte delo que somos ahora. Además, no podíamos dejar pasar lossetenta años de celebración de ese movimiento agrario.
Sin embargo, la principal pregunta que nos hacemos es:¿hay algo qué festejar? ¿No sería más prudente quedarnos enla mera conmemoración, juiciosa, reflexiva, dado ellamentable estado en que se encuentra nuestro valle en laactualidad? Basándonos en la información amplia y confiableque han proporcionado investigadores de la UniversidadAutónoma de Baja California, cuestionamos en un primerreportaje que el septuagésimo aniversario del
sea una fecha de festejo, o de solo recuento históricode sus causas. Debemos preguntarnos y reflexionar sobre loque pasó después del 27 de enero de 1937 y cuáles han sidolos factores que nos han llevado hasta donde nos encontramoshoy.
De la misma manera, consideramos necesario referirnos altratamiento que comúnmente se les da a los personajesprotagónicos de esos sucesos. ¿Por qué se insiste en considerara doña Felipa Velázquez viuda de Arellano como la principalheroína, cuando ella vivió en Mexicali siete años antes del
, y tras ser liberada de las Islas Marías no regresó alvalle, sino prefirió asentarse en Mazatlán? Recuperamos unaentrevista hecha a la investigadora Yolanda Sánchez Ogás en1991, donde ella explica por qué considera que doña Felipa es
una “heroína sacada de la manga” de los gobiernos priístas. En estereportaje presentamos una revisión de las principales obras dehistoria de Mexicali y Baja California, en las que puede apreciarsecómo los diversos investigadores han desdeñado el papel quejugaron los dirigentes campesinos en 1937, y, por el contrario, enalgunos casos dan mayor importancia a la señora Velázquez, sinaportar información de peso sobre su supuesto papel.
Y ya que hemos hecho referencia a la cronista del valle de
Mexicali Sánchez Ogás, queremos presentarla como nuestra
colaboradora. En esta ocasión publicamos de nuevo, con su
anuencia, dos texto que ya habían aparecido en el primer número
, en enero de 1994: en uno, la investigadora hace un
recorrido histórico sobre el tema del , con su estilo sencillo y
didáctico, y precisamente por ello interesante y aleccionador; y en
otro, retrata de cuerpo entero al dirigente Hipólito Rentería.Otro colaborador que nos acompaña en esta primera aparición de
la segunda etapa , es el artista y periodista Jorge Arturo
Freydig, quien reflexiona (en la sección “El color del cristal”, con
su cuidada y poética prosa) sobre los nombres que la voluntad y la
sabiduría populares fueron poniendo a los distintos lugares del
valle de Mexicali, y sobre la acción correctora de esa misma
voluntad, que en algunos casos los ha ido dejando en el olvido…estaremos actualizando este primer volumen a lo
largo de las próximas cuatro semanas. Nuevos contenidos se
agregarán algunos ya anunciados en nuestra portada , más
colaboradores llegarán, y seguiremos robusteciendo este proyecto
periodístico, que pretende ofrecerte a ti, lector amigo, elementos
para cavilar sobre qué somos los mexicalenses y los
bajacalifornianos, que hemos sido y qué queremos seguir siendo;
qué hacemos, en dónde estamos, cómo nos vemos y cómo nos ven
los otros…Esperamos que este esfuerzo sea de tu agrado. Finalmente, lo que
hacemos es para ti. Gracias por tu lectura, y por los comentarios
que esperamos que nos hagas llegar.Te invitamos ahora a disfrutar de esta primera entrega
.
Mapa de Mexicali.com
—— Asalto a las
Tierras
Asalto a lasTierras
Asalto
Asalto
— —
Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar
Presentacion
Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar (Guerrero Negro, B.C.S., 1965) es
periodista cultural, además de profesor especializado en Literatura y
Lingüística por la Universidad Autónoma de Baja California. Ha sido
reportero y editor de los diarios y
, y del semanario . Fue jefe de redacción de las revistas
(del Instituto de Cultura de Baja California) y
(de la fundación del mismo nombre y
el Centro Regional INAH en el estado). Ha colaborado en diversos me
dios periodísticos, tanto de Baja California como de su natal Baja Cali
fornia Sur: , , , ,
, entre otros. Además, se ha desempeñado como correc
tor de estilo y editor de libros y como asistente en medios en el Partido
Estatal de Baja California (PEBC). En enero de 1994 empezó a publicar (impresa) la revista cultural independiente
, que en su primera etapa sólo llegó al segundo número. En su labor docente, ha prestado sus servicios en varias
instituciones de nivel básico y medio de la ciudad, como el Instituto Valle de Mexicali, el Colegio de Estudios Científicos y
Tecnológicos del Estado de Baja California (CECYTE), el Centro Escolar Inglés, la Escuela Preparatoria del Instituto
Salvatierra y, desde hace ocho años, la Escuela Secundaria Félix de Jesús Rougier. Parte del trabajo que realiza con sus
alumnos puede consultarse en el sitio .
Novedades de Baja California La Cró-
nica Sietedías
Voces y Reflejos Camino
Real Misionero de las Californias
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-
Mayor Bitácora Gaceta Universitaria Peninsular El Peri-
quillo Salado -
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De por
acá
http://tallereando.tripod.com
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70 años despu s del :é Asalto
¿Hay algo qu festejar?é
Explotación de la mano de obra de los jornaleros y susfamilias, con un marcado incremento del número demujeres y niños que deben dedicarse a las labores del
campo; graves problemas de contaminación por pesticidas y losresiduos de la planta geotérmica de Cerro Prieto; agudización dela crisis económica de los pequeños productores; represiónpolítica contra los dirigentes sociales que pretenden organizar alos campesinos para que luchen por sus derechos…
Ése es el panorama general que predomina en el valle deMexicali, siete décadas después de que un grupo de valienteshombres del campo se enfrentaron al gigante llamado ColoradoRiver Land Company, para rescatar para los mexicanos las tie-rras que entonces esta-ban en manos extranje-ras. Y de que un verda-dero hombre de Estado,el presidente LázaroCárdenas, antepuso elbienestar de la nación alos intereses de los em-preparios extranjeros.
Tras el decidido apo-yo que los luchadoresagrarios y sus familiasrecibieron de parte del gobierno cardenista, muchas cosas hancambiado en nuestro valle. A pesar de la etapa de auge algodo-nero, se han vivido crisis sucesivas y cada vez más duras, en lasque el hombre de campo ha visto cómo gobernantes tanto del PRIcomo del PAN le han dado la espalda.
Ahora, en pleno siglo XXI, setenta años después de que se
volvió mexicano, “el valle de Mexicali regresa a las listas de los
valles exportadores y captadores de divisas del país, empero las
condiciones de los jornaleros no se han modificado sustan-
cialmente”, considera el investigador de la Universidad Autó-
noma de Baja California JoséAscención Moreno Mena.
Una vez conformados los ejidos en el valle, gracias a las acciones
inmediatas de la administración cardenista, se dio un gran
crecimiento de la población. Llegaron oleadas de personas de
todas partes del país, además de los braceros que regresaban a
México. Así, en los años cuarenta en el municipio de Mexicali
vivía más de la mitad de los habitantes de Baja California.En ese tiempo se incrementó considerablemente la demanda
de algodón. Según explicó al investigador de la UABC David
Piñera Ramírez el exgerente de la Despepitadora de Mexicali
Rodrigo Valle, debido a problemas climatológicos en regiones
algodoneras se dio una gran escasez del producto, lo que au-
mentó los precios. La situación resultó, pues, por demás benéfica
para los campesinos mexicalenses.Fue la época del auge,cuando en el valle de Mexicali se barría
el dinero, al decir de los residentes. “Mire –contó el señor Valle al
historiador universitario–, a mí me tocó ver de cerca el caso de un
agricultor al que le entregamos una cantidad de dinero muy
elevada al hacerle una liquidación de su cosecha y supimos que
ese mismo día se puso una parranda bárbara. Se comentó mucho
que ofreció barra libre para todos en la cantina en que estaba
tomando y además, a cada una de las meseras del lugar –que eran
como doce– les regaló un reloj muy fino. Al día siguiente se
presentó con nosotros en la despepitadora, con una cruda es-
pantosa, sin un quinto
en la bolsa y pidién-
donos que le adelan-
táramos dinero a
cuenta de su próxima
liquidación.“En tiempos de co-
secha se oía la música
por todas partes y veía
uno a los agricultores
que traían atrás el ma-
riachi y la tambora. También muchos se compraron autos y
del año. A veces veía uno que con un Cadilac último modelo
jalaban un tractor o cargaban leña”.Pero la prosperidad no llegó para todos. De acuerdo con el
investigador Moreno Mena –en la obra
, editada por la UABC–, los ejidatarios y los
agricultores privados siguieron con la costumbre de contratar
mano de obra en el interior del país, además de que pidieron a las
autoridades mexicanas que a los repatriados de Estados Unidos
se les trajera al valle para trabajar las tierras.El también coautor del libro
, anota que, “contra lo que pudiera pensarse por la
riqueza generada, las condiciones de los jornaleros no cam-
biaron mucho, con acceso nulo a la vivienda, sin prestaciones
laborales, sin seguridad social, a pesar de tener mejores salarios
que sus antecesores”.Lo anterior, a pesar de que –según la también investigadora de
la UABC Mercedes Gema López Limón– durante la adminis-
tración del gobernador Braulio Maldonado (1953-1959) se
alentó a los campesinos para que lucharan por contratos co-
lectivos de trabajo. Sin embargo, paralelamente desde el centro
del país se incrementaba el control sobre los trabajadores.
pick-
ups
Baja California: un
presente con historia
Los instrumentos y herramientas
agrícolas en el valle de Mexicali durante la primera mitad del
siglo XXAuge y pobreza
“En tiempos de cosecha se oía la música por todas partesy veía uno a los agricultores que traían atrás el mariachi
y la tambora. También muchos se compraron autos ydel año. A veces veía uno que con un Cadilac
último modelo jalaban un tractor o cargaban leña”.pick-ups
Carlos Alberto Guti rrez Aguilaré
Dos décadas habían pasado del . Lasdiferencias económicas persistían en la región.
La época dorada del algodón en el valle de Mexicali duró poco.
Los años de mayor auge, tal como explicó el señor Valle al
investigador Piñera Ramírez, fueron “de 1950 a 1954, luego
fue disminuyendo, pero todavía hasta 1960 fue bueno. De ahí
en adelante se empezó a poner crítica la situación”.Las causas del deterioro económico posterior las mencionó
el mismo exempleado de la compañía despepitadora, en la en-
trevista publicada en el volumen sexto de la obra
: plagas dañinas muy di
fíciles de combatir; la limitación del número de hectáreas
permitidas para regarse por los usuarios del distrito de riego del
río Colorado, y la salinidad que afectó a las tierras del valle y
que fue causa de un fuerte diferendo con Estados Unidos.Moreno Mena agrega en su texto otras causas: la entrada de
las fibras sintéticas al mercado mundial, que desplazaron al
algodón; la incorporación de China y la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas como nuevos competidores; asimismo,
la crisis de la producción agrícola en nuestro país.La situación afectó no solamente a los hombres del campo,
pues “la industria algodonera también generaba empleos en las
áreas de procesamiento del producto en las plantas despepi-
tadoras, en las extractoras de aceites, molinos, desborradoras,
fábricas de trapeadores, de colchones, etcétera”.
En
quienes decidieronen vez de retornar a sus lugares de origen.
Asalto a las Tierras
Visión histó-
rica de la frontera norte de México -
En esos años sesenta Mexicali disminuyó en importancia agrícolapara el estado de Baja California; sin embargo, todavía la mitad delas tierras cultivables en la entidad se encontraban en Mexicali.
Los años del declive
el valle, muchos campesinos contratados como jornalerosprefirieron cambiar de actividad; otros se incorporaron a la llamadaeconomía informal. Comenzaron a aparecer asentamientos hu-manos irregulares por todos lados, habitados porasentarse en la región
En 1877, Guillermo An-drade recibió del go-
bierno porfirista la concesiónde 305,000 hectáreas del deltadel Colorado, con el compro-miso de poblar y hacer pro-ductiva la región. Sin embargo,pronto esos proyectos decolonización habían fracasadoy la región seguía siendo un de-sierto improductivo.
Mientras tanto, en el ladonorteamericano se habíaformado una compañía quepretendía irrigar las tierras delValle Imperial, trayendo aguadesde el Colorado. El inicio de las obras de irrigación,aprovechando el río Álamo –que corría por territoriomexicano–, hizo pensar a algunos inversionistasnorteamericanos en la posibilidad de adquirir tierrasmexicanas, sobre todo a partir de que se firmó un tratado entreMéxico y Estados Unidos, mediante el cual la mitad de lasaguas que corrían por el canal Álamo serían para nuestro país.
Fue así como en San Francisco,California, se formó la ColoradoRiver Land Company, la cual en1904 compró a Guillermo Andradelos derechos sobre sus tierras deldelta del río.
Desde 1912, la Colorado inició laexplotación agrícola del valle, utili-zando un sistema barato y eficazque le permitió obtener extensasáreas cultivables. Las tierras en-montadas y desniveladas eran ren-tadas a inmigrantes chinos y japo-
neses, quienes tenían la obligación de nivelar y desmontar, así comode abrir canales y caminos; y además, de sembrar algodón. Así secreó "el rancho algodonero más grande del mundo".
La Colorado era dueña del valle y negaba a los mexicanos elderecho a poseer una parcela para evitar que crearan derechos. Nofue hasta muchos años después cuando algunos mexicanos lograronobtener en renta algunas parcelas.
"El rancho algodonero más gran-de del mundo".
Yolanda Sánchez Ogás
Baja
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La investigadora López Limón expone en su obra, que a fines de esa década se
retiró la inversión estadounidense y el gobierno mexicano fi-nanció la siembra de algodón, pero también apoyó otroscultivos, como trigo y forrajes. Éstos, por requerirse altamecanización en su producción, necesitaron menos mano deobra, lo que ocasionó un descenso en la llegada de jornaleros.
Los años setenta marcaron definitivamente la terminación de la
etapa algodonera de la región: a mediados de esa década, el
trigo superó al algo-
dón en hectáreas cul-
tivadas.Esto ocurrió por el
retorno de los em-
presarios de Estados
Unidos. Se interesaron por las hortalizas de exportación, y
gracias a ello los trabajadores pudieron laborar la mayor parte
del año. Llegaron de nuevo también los jornaleros foráneos, y
muchos decidieron quedarse ya aquí.Las empresas estadounidenses, explica López Limón,
empezaron a trabajar la llamada “agricultura por contrato”, en
la que le otorgan al productor todas las facilidades para que
logre su cosecha (créditos, asistencia técnica, insumos y hasta
maquinaria), a cambio de que éste les entregue el producto, a
veces a través de un compromiso escrito. Sin embargo, sola-
mente una pequeñísima parte de los productores del valle (el 3 por
ciento) pudieron trabajar de esta manera.
Entonces fue cuando empezaron a trabajar más y más mujeres en
el campo. Eso llevó, dice López Limón, a “un empeoramiento de la
situación de la mujer campesina”, pues sus condiciones de vida se
deterioraron, al adicio-
narse el trabajo agrícola
a las tareas que debe
cumplir para con su fa-
milia.Cuatro décadas des-
pués del : la mujer
–que con el apoyo cardenista pudo dedicarse por completo a atender
a su esposo y sus hijos– debió empezar a ausentarse del hogar, para
ayudar al sustento de la casa.
El trabajoinfantil: fruto amargo del capital
asalto
Agricultura por contrato
Campesinos inermes
La producci n de hortalizas para exportaci n a trav s de este
sistema cobr fuerza en Mexicali debido a que en California se
hab an encarecido el agua y el suelo agr cola, adem s de que la
horticultura de esa regi n enfrentaba serios problemas laborales.
Resultaba m s barato, pues, producir en este lado de la frontera.
Los años ochenta fueron un duro golpe para el valle de Mexicali. En
1986 nuestro pa s ingres al Acuerdo General de Aranceles y
Comercio (GATT, antecedente de la actual Organizaci n Mundial
del Comercio), que buscaba que se abatieran los aranceles para que
se diera una apertura total de los mercados. “Este ingreso –dice
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Los escasos mexicanos que viv an en el valle s lo pod antrabajar como
í ó ípeones, y aun esta actividad era difícil, porque
los chinos que rentaban parcelas preferían ocupar a susconnacionales que llegaban al valle.
Otra injusticia de la Colorado era la existencia de guardiasblancas: con el pretexto de defender el latifundio de losmagonistas, desde 1911 la compañía había obtenido laautorización para formar sus propios cuerpos de seguridad.Esta guardia, de nefasta memoria para los campesinosmexicanos, se encargaba de proteger los intereses del gran
emporio algodone-ro.
Tal situación ge-neró la inconfor-midad campesina,sobre todo a partirde la formulaciónde las leyes agra-rias de 1915 y1917.
Fue así como ungrupo de hombres,dirigidos por el co-ronel villista Mar-cel ino MagañaMejía, solicitarontierras al gobierno,aduciendo que los
extranjeros no tenían derecho a poseer predios colindantes conEstados Unidos, pues la Constitución señala que a cien kilómetrosde la frontera y a cincuenta de las costas ningún extranjero puedetener propiedades.
Ante la indiferencia del gobierno, los campesinos se pose-sionaron del Rancho Corona, de un italiano llamado Víctor Carusso.
Debido a las proporciones que iba adquiriendo el movimientomagonista, el gobernador Abelardo Rodríguez decidió comprar eseterreno y lo vendió a 230 campesinos mexicanos, a cada uno de loscuales correspondieron 16 hectáreas.
“Según aseguran investigadores y gente de la región,entre el 70 y el 80 por ciento de las parcelas, en ocasiones
ejidos enteros, están rentados”.
Baja
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López Limón– implicó una brusca apertura comercial que haafectado sobre todo a la agricultura”.
A fines de la década esa tendencia se agudizó, durante laadministración salinista. En ese sexenio se modificó el artículo27 constitucional, para que las tierras ejidales pudieran serenajenadas: rentadas, vendidas. “Según aseguran investigadoresy gente de la región, entre el 70 y el 80 por ciento de las parcelas,en ocasiones ejidos enteros, están rentados”, de acuerdo con lainvestigadora de la UABC. “Abundan –agrega– los embargos aejidatarios y las tierras están en el mercado”.
En este tiempo los campesinos ya estaban inermes ante elpoder de las grandes empresas. Era importante otra vez elnúmero de jornaleros; inclu-so, muchos ejidatarios em-pezaron a contratarse comoasalariados, pues carecían derecursos para sembrar. En esecontexto, surgieron algunossindicatos o ,al servicio de los patrones ydesconocidos por los propiostrabajadores.
Ya había llegado a Baja Ca-lifornia el llamado “gobiernodel cambio”. Bajo la adminis-tración ruffista los dirigentesque pretendieron formar sin-dicatos independientes su-
frieron de medidas represivas (ver recuadro de la página siguiente).En el valle de Mexicali prevalece –considera la investigadora– “unapolítica a todas luces ilegal, contraria a cualquier forma de organiza-ción de los jornaleros, a la formación de uniones o sindicatos,respaldada plenamente por el gobierno estatal”.
Seis décadas más tarde, empezaban a reproducirse en el valle deMexicali las condiciones que llevaron a los campesinos a realizar el
.
blancos charros
Asalto a las Tierras
L pez Lim n se refiere tambi n, en su obra citada, a los gravesriesgos a que est n expuestos los pobladores del valle a causa de los
agroqu micos usados a diario.“Los aviones fumigadores –di-ce– contaminan agua, aire ysuelo, y por supuesto seres hu-manos. Hay una casi nula vigi-lancia de las autoridades y esuna pr ctica cotidiana lavar re-cipientes contaminados en dre-nes y canales donde se bañanniñas, niños y adultos y lavansu ropa y utensilios caseros lasfamilias jornaleras”.
Explica que los plaguicidascausan cáncer, alergias y otrasenfermedades: leucemia, de-fectos de nacimiento, altera-
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Contaminaci n y miseriaó
As se formaron, en 1925, las primeras colonias con pro-pietarios mexicanos, n cleo conocido como Progreso y Anexas.Sin embargo, de esta venta no correspondi ninguna parcela a losseguidores de Magaña, raz n por la que stos se desanimaron yel grupo se desintegr .
La idea de la tierra para los mexicanos estaba ya en la mente de
algunos, y a partir de 1926 se inici la formaci n de sindicatos
campesinos; algunos de ellos reclamaban mejoras salariales.Pero otros tambi n iniciaron la lucha por la tierra y sufrieron la
represi n de la Colorado, como fue el caso del Sindicato Enrique
San Mart n de lamo Mocho, cuyos integrantes en 1930 fueron
perseguidos, hasta que algunos resultaron encarcelados. Igual
suerte sufrirían después otros sindicatos.1934 marc un cambio muy importante en el pa s: lleg a la
presidencia de M xico el general L zaro C rdenas, quien desde
su campaña electoral hab a manifestado su inter s por recuperar
para la naci n todo aquello que s lo a M xico pertenec a.En 1936 dio a conocer su
, mediante el cual se cre una comisi n que tratar a deresolver los m ltiples problemas que aquejaban a la lejana BajaCalifornia.
Fue as como, ante la perspectiva de lograr un apoyo delpresidente, algunos campesinos –encabezados por Hip lito
Renter a, los hermanos Guill n, Filiberto Crespo y otros– iniciaron laorganizaci n de comunidades agrarias, las cuales formaron laFederaci n de Comunidades Agrarias, correspondiendo a Hip litoRenter a dirigirla.
El 25 de enero de 1937, reunidos los campesinos en la escuela
“Emiliano Zapata” de la colonia Cerro Prieto, decidieron tomar las
tierras de los ranchos donde trabajaban y que pertenec an a la
Colorado, para de esa manera acelerar la aplicaci n de la reforma
agraria en el valle de Mexicali. Esta acci n la llevaron a cabo el 27 del
mismo mes.La represi n de la Colorado actu sobre los campesinos, y en las
diversas comunidades fueron stos detenidos y llevados a los s tanos
de Palacio y a la c rcel de Mexicali. Ah permanecieron poco tiempo,
debido a que se recibi una orden presidencial para su liberaci n.Pocos d as más tarde sali a la capital del pa s una comisi n de
campesinos, para entrevistarse con el presidente y darle a conocer la
situaci n del valle. Como respuesta, a los pocos d as lleg una
comisi n encabezada por el jefe del Departamento Agrario,
licenciado Gabino V zquez.Tras recibir solicitudes de tierras, se inici el reparto, y s lo tres
meses despu s de esta acci n ya se hab an formado cuarenta ejidos
con cien mil hect reas, con lo que se beneficiaron setecientas
familias. Fue as como la Colorado empez a perder sus tierras
mexicanas del delta del r o.
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La reforma cardenista
Proyecto de Integraci n de losTerritorios
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ción al sistema nervioso central… “El riesgomayor está en la población de escasos recursos quemuchas veces pesca en los canales, en quienesviven en las sin servicios básicos y quepadecen desnutrición y parasitosis”.
Se aúna a esta contaminación la causada por laplanta geotérmica de Cerro Prieto. En septiembrede 2000, un grupo de pobladores del ejido NuevoLeón, cansados de ver cómo sus tierras son cadavez menos productivas y que sus animales em-pezaron a padecer malformaciones, buscaron elrespaldo del abogado Álvaro Francisco ValdezSalas y conformaron el Consejo Ciudadano delValle de Mexicali.
Con el apoyo del investigador de la UABCJesús Adolfo Román Calleros, documentaron losdaños ocasionados al entorno: cáncer y malforma-ciones. además de alteraciones genéticas en huma-nos y animales, síndrome de Down y un serio de-sequilibrio ambiental, tal como publicó el diario
el 13 de abril de 2005.Y aunque la Procuraduría Federal de Protección
al Ambiente dictaminó, en diciembre del mismoaño, que la planta productora de electricidad sí escontaminante, el gobernador Eugenio Elorduy noha pasado de la declaración de que el problema“será primero analizado para después actuar enconsecuencia”.
Pero las desgracias no terminan ahí. Iniciado elsiglo XXI, por sus deplorables condiciones de vidalos campesinos de la región han tenido que in-corporar al trabajo a sus esposas e hijos. Lo queaños atrás había iniciado en baja escala, hoy alcanza nivelesalarmantes. Según un estudio de la UABC citado por el inves-
tigador Moreno Mena, “ahora, cuatro de cada 10 trabajadores sonmujeres, mientras 5.3% son niños menores de 14 años”.
“En la actualidad –dice– es común encontrar en las zonas hortícolas
del valle de Mexicali a familias completas durante la
cosecha del cebollín, rábano, ajo y melón; lo antes
descrito le imprime mayor dramatismo al trabajo
agrícola, porque condena a la descendencia a un futuro
incierto, reproduciendo el círculo de pobreza”.Y tras detallar la crítica situación en que viven y
trabajan los jornaleros agrícolas y sus familias (con
bajos salarios, sin vivienda ni seguridad social –mu-
chos de ellos viviendo a la intemperie–, carecientes de
servicios educativos, expuestos a climas extremos…),
Moreno Mena menciona que las mejorías que se han
dado se deben no a la organización de los trabajadores
ni a las autoridades estatales, sino a “las presiones del
mercado, de los compradores en particular, para que se
desarrolle la producción bajo condiciones más ópti-
mas, algo así como una certificación”.Y concluye: “Apesar de los cambios ocurridos en el
valle de Mexicali y de los esfuerzos de algunas insti-
tuciones por mejorar sus condiciones de vida, los
jornaleros siguen sumidos en la pobreza extrema”.Son setenta años ya del . ¿Tene
mos algo qué festejar?
choriceras
La Crónica
Asalto a las Tierras -
Víctimas delPRI y del PAN
La alternancia pol tica en elgobierno de Baja California,
la llegada de la “democracia” anuestro estado, de poco ha servi-do para los trabajadores agr co-las del valle de Mexicali.
L pez Lim n registra en su li-bro que, a principios de 1995,“hubo un movimiento de 650 jor-naleros en algunos campos deceboll n, encabezado por donBaudelio Mena y otros jornaleros, en el cual hicieron un paro de labores por48 horas neg ndose a entrar a los campos a recoger la cosecha”. Exig an:aumento al pago de 50 centavos por docena de mazos de ceboll n, pro-visi n de agua potable en el trabajo, aumento del pago de la empresa por latransportaci n de los jornaleros a los campos “y la exigencia de que no hayam s malos tratos ni arrogancia por parte de los capataces y mayordomos”.
El paro de los jornaleros fue vigilado por elementos de la polic a muni-cipal. Gracias al movimiento, los trabajadores consiguieron que la empresa(“Empaque de Chapultepec”, de capital estadounidense) aumentara el pa-go de la docena de mazos a 64 centavos, les pagara a 4.50 pesos el trans-porte y les prometiera mejorar la calidad del agua.
“Se hizo el compromiso de no reprimir a los l deres; sin embargo, en latemporada siguiente a quienes encabezaron el movimiento se les neg eltrabajo y tuvieron que dedicarse a otras actividades”.
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Carlos Alberto Guti rrez Aguilaré
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A pesar de la inexistencia de pruebasescritas, doña Felipa sigue
irgui ndose como la hero na delmovimiento agrario.
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La historia del que ahora se conocepopularmente –sobre todo, gracias a la labor que serealiza en las escuelas de nivel b sico cada mes de
enero–, empez a ser divulgada no hace mucho tiempo. Dehecho, fue a mediados de los años ochenta cuando losinvestigadores Yolanda S nchez Og s y Everardo Garduño(del entonces Museo Hombre, Naturaleza y Cultura, delGobierno del Estado), realizaron visitas al valle de Mexicalipara platicar con los sobrevivientes de la gesta agraria del 37.
Ambos estudiosos publicaron despu s varias obras en las
que, por separado, dieron cuenta del resultado de su trabajo.
Ese material, b sicamente, es el que ha servido como fuente
para maestros, periodistas, el lector com n y no pocos inves-
tigadores. Gracias a esos textos, y a algunos otros, los mexi-
calenses conocemos lo ocurrido en el valle hace siete d cadas.Personajes como Felipa Vel zquez
viuda de Arellano, Hip lito Renter a,
Filiberto Crespo y los hermanos Gui-
ll n, son mencionados aquí y allá.Pero la historia que se cuenta hay
que revisarla con sumo cuidado: suele
considerarse que la m xima dirigente
del movimiento agrario fue doña Feli
pa, sin caer en la cuenta de que los hechos en que presunta-
mente ella particip ocurrieron en mayo de 1930, más de un
lustro antes del llamado . Tampoco se dice
que , despu s de ser libe
rada de las Islas Mar as, no regres al valle, por lo que no tuvo
ninguna relaci n directa con los acontecimientos
Asalto a las Tierras
Asalto a las Tierras
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la señora Vel zquez viuda deArellano -
de la época
cardenista.
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Adem s de este elemental error hist rico surge otro problema: no
existe documento alguno que valide la historia que se cuenta de
doña Felipa. S nchez Og s –hoy cronista del valle de Mexicali, y
quien desde hace muchos años considera que este personaje es “una
hero na sacada de la manga”– asegura que en ningún archivo, du-
rante dos d cadas, ha encontrado alg n documento que certifique
como verdad hist rica lo que se narra.
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óY a pesar de la inexistencia de pruebas escritas, doña Felipa sigue
irgui ndose como la hero na del movimiento agrario, muy porencima de otro precursor: el coronel Marcelino Magaña – l sreconocido hist ricamente–, y del verdadero dirigente del
movimiento del 37: el campesinomichoacano Hip lito Renter a (ver recua-dros en las páginas siguientes).
La historiograf a sobre el tema da prepon-
derancia al presidente C rdenas sobre los
l deres agrarios del valle de Mexicali, al
abordar la lucha campesina de fines de los años treinta.El periodista e investigador Pablo Herrera Carrillo, en su obra
(1958), pasa de
largo las protestas de 1930 y el movimiento de 1937. Ni doña Felipa
Vel zquez, ni Hip lito Renter a, ni ning n otro personaje aparece
en sus p ginas. Tampoco Adalberto Walther Meade, en su libro
(1996), menciona a alguno de ellos.
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Reconquista y colonizaci n del valle de Mexicali
El
valle de Mexicali
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Lideresa de barro
Carros para transportar algodón, en Mexicali, en 1917.
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Por su parte, el historiador Pablo L. Mart nez reproduce, ensu obra (1956), un texto de Este-ban Pelayo G mez Pereyra, quien dice en l lo siguiente sobrelos hechos de 1930: “Es de justicia mencionar que al mes dehaber llegado los reclusos a las Islas Mar as, lleg un enviadoespecial de la Secretar a de Gobernaci n a tomarles decla-raci n, habi ndosele entregado toda la documentaci n relativaa la solicitud de tierras, que la señora Felipa Vel zquez viudadeArellano, en forma h bil y valiente hab a podido ocultar”.
Como pie de p gina, Mart nez anota: “Esta señora viuda deArellano fue llevada a las Islas Mar as con toda su familia, enla que hab a algunos menores de edad”.
Ycuando aborda el , el historiador cita denuevo a G mez Pereyra, quien en ning n momento mencionapor su nombre a los dirigentes de enero del 37. Tampoco lohace en anotaci n alguna el propio Mart nez (sin embargo, almenos en la edici n de la obra martiniana hecha por la UABCen 2003, s se incluye una fotograf a en la que aparecen algu-nos l deres del , entre ellos Hip lito Renter a),
La investigadora estadounidense Dorothy P. Kerig, en sutesis de doctorado en historia –por la Universidad de California, en Irvine, en 1988– titulada
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Historia de Baja California
Asalto a las Tierras
asalto
-Yankee Enclave: The Co-
lorado River Land Company and Mexican Agrarian Reform inBaja California,1902-1944 (publicada como libro por laUABC en 2001, bajo el t tulo de
), no mencionapara nada ni a Felipa Vel zquez ni a los dirigentes de 1937 porsu nombre.
Sobre el primer caso dice: “…algunos de sus l deres (de loscampesinos, en 1930) –entre ellos una mujer y varios hijos
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El valle de Mexicali y laColorado River Land Company, 1902-1946
menores de edad– fueron arrestados y enviados a la coloniapenitenciaria de las Islas Mar as”. Y como pie de p gina, aclara:“No se encontr documentaci n de estos incidentes en los archivosde la CLRC (Colorado River Land Company) ni en los del
, de modo que fue necesario confiar en fuentes secundarias que no coinciden del todo en los detalles”.
En cuanto al a , Kerig lo menciona de esta forma: “Lospeores temores de la corporaci n (la Colorado) se cumplieron en1937, cuando una invasi n espont nea ( ) de tierras desencadenla expropiaci n de casi todas las propiedades cultivadas de la com-pañ a”. No m s.
En su texto incluido en el sexto volumen de la obra(1994), Roselia Bonifaz de
Hern ndez expresa (al hablar sobre las reclamaciones de tierra de1930) que entre el grupo de enviados a las Islas Mar as “figurabauna valiente mujer, Felipa Vel zquez viuda de Arellano, quiensufri el exilio en uni n de todos sus hijos”. Por el contrario, dosp ginas despu s, al relatar el llamado , omitelos nombres de los dirigentes del levantamiento agrario de 1937.
En tanto, la doctora en Ciencia Social Mar a Eugenia AnguianoT llez escribe, en su libro
(publicado por El Colegio de la Frontera Norte en 1995):
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Cale-xico Chronicle -
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Visi nhist rica de la frontera norte de M xico
Asalto a las Tierras
Agricultura y migraci n en el valle deMexicali
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“De los movimientos de los solicitantes de tierras, entre los m sc lebres, se encuentra el dirigido por Felipa V zquez ( ) viuda deArellano, quien –procedente de Mazatl n, Sinaloa– en 1930 seuni al sindicato de jornaleros de la estaci n Sesbania, para des-pu s establecer el Comit Ejecutivo Agrario del grupo lamo Mo-cho. (…) Acusados de disoluci n social, 26 hombres y doña Felipafueron enviados a las Islas Mar as en donde permanecieron durantecuatro meses…”.
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La compuerta Wardlaw, al oeste del canal principal en el valle, en 1918.
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Desde el punto de vista de S nchezOg s, resulta poco cre ble que la
sinaloense haya sido una luchadorasocial: “Si lo hubiera sido no se
hubiera quedado en Sinaloa (al serliberada de las Islas Mar as)”.
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Y sobre el llamado , Anguiano T llez s lo dice: “Elfraccionamiento y reparto masivo de la propiedad de La ( )Colorado comenz en 1937, al formarse 44 ejidos…”. Ning nl der de estos hechos es nombrado por ella.
M s recientemente, la investigadora Catalina Vel squez Mo-rales –en su texto incluido en la obra -
, editado por la UABC en 2002– menciona elcaso de 1930, y cita a los detenidos que fueron llevados a las
Islas Mar as, acusados de ser “comunistas anarquistas”, entreellos a Felipa Vel zquez viuda deArellano.
M s adelante, al tratar el , Vel squezMorales se refiere a los participantes en este movimientosolamente como: “algunos de los grupos organizados en elvalle de Mexicali”.
Puede verse, entonces, c mo en las quiz m s importantespublicaciones sobre la historia de Mexicali y su valle sedesdeña la participaci n de los dirigentes agrarios: se lereconocen cr ditos m s a una masa an nima o al propio
presidente C rdenas que a los hombres con nombre yapellido que llevaron en sus hombros la responsabi-lidad de los miles que esperaban un futuro mejor.
Y puede verse tambi n c mo se le da mayor impor-tancia a doña Felipa, sin que se aporten elementos paraapreciar a la lideresa que se dice que fue. S semenciona que fue apresada, s que realiz algunasacciones, pero nada m s. El , por lotanto –en base a esta informaci n–, le debe muy poco, onada, a este personaje.
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Baja California: un presente con historia
Asalto a las Tierras
Asalto a las Tierras
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En enero de 1991, la investigadora Yolanda S nchez Og sexplic a este reportero sus razones para considerar a doña
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Sacada de la manga
Felipa Vel zquez viuda de Arellano “una hero na sacada de lamanga para avalar un programa como tantos que los gobiernos hanestablecido”. Diecis is años m s tarde ratifica esas considera-ciones: “No he encontrado nada en este tiempo que me hagacambiar de opini n”.
S nchez Og s afirm terminantemente –en aquella entrevistapara el diario – que en los años treinta las mujeres notuvieron participaci n alguna en los movimientos agrarios en el
valle de Mexicali. Y si alguna lo hubierahecho –dijo–, habr a permanecido en lamemoria de los pobladores.
Sin embargo, asegur que en sus pl -ticas sostenidas con sobrevivientes deaquella poca nadie le confirm la partici-paci n de doña Felipa en los aconteci-mientos (con excepci n de los familiaresde la sinaloense). Se refiri al testimoniodel señor Jes s Cibri n Zamudio, quienhab a arribado al valle en 1935 procedentede Santa Rosal a, en el Territorio Sur de laBaja California.
Seg n le cont Cibri n Zamudio,cuando l lleg aqu “nadie hablaba dedoña Felipa. l dice que no es cierto esaversi n que se ha sacado”. Y eso lo con-firm la misma S nchez Og s al conver-sar con residentes del valle que arribaron amediados de los treinta: “Nadie la men-cionaba, nadie la recordaba”.
Algunas hijas de dirigentes de la poca,le aseguraron que “cuando se formaronlas Ligas Femeniles (en la poca deC rdenas), ninguna tuvo jam s noticiaque hab a existido una luchadora agraria;y t sabes que en un pueblo tan pequeño
todo se sabe”.De acuerdo con sus investigaciones, S nchez Og s narró lo que
habría ocurrido realmente: al ser detenidos los dirigentes, entreellos se encontraba un familiar de doña Felipa. sta trat de evitarsu captura y entonces tambi n fue aprehendida.
La hoy cronista del valle de Mexicali refut asimismo, en laentrevista, otros hechos sobre doña Felipa: “Cuando ella se fue deaqu , seg n las versiones, no sab a leer ni escribir; sin embargo,
ahora dicen que fuemaestra por all , y queescribi poemas”. Talescomposiciones se en-cuentran hoy resguarda-das en el Archivo Hist -rico del Estado. S nchezOg s en 1991 hab a di-cho a este reportero queno cre a que esos poemassean leg timos, pues la le-
tra “es perfecta, perfecta… parejita, parejita. Y una gente queaprende a leer mayor (como pudo haber sido el caso de lasinaloense) su letra es temblorosa, ya no aprende igual que unniño”.
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La Cr nicaó
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Fuentes consultadas:Contreras Mora,
Guti rrez Aguilar,
Mart nez,
Montenegro Espinoza,
Mosqueda Loeza,
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elipa Vel zquez naci en La Noria, Sinaloa, el 1 demayo de 1882, en el seno de una humilde familia
campesina. En 1905 contrajo matrimonio con CanutoArellano Tirado, con quien procre ocho hijos (otras ver-siones dicen que fueron solamente cuatro).
En 1929 enviud , y con sus hijos emigr a las tierrasdel valle de Mexicali (en otras fuentes se afirma que suviudez se dio en 1924, mismo año en que emigr a estaregi n). Seg n Francisco Contreras Mora, su llegadaaqu fue a instancias de Francisco J. M jica, “para queayudara al grupo ‘Rojo y Negro’, formado por mexicanosque sesionaba clandestinamente en el campo Naga-zaky del valle de Mexicali”.
En 1930 fund el primer comit ejecutivo agrario alamparo de la ley agraria de 1915. Solicitaron al gobiernoque se les otorgaran tierras en el valle, sin obtenerrespuesta. Entonces, el 1 de mayo organizó la comediatitulada , para criticar a los extran-jeros explotadores y al gobierno que los apoyaba.
Fue aprehendida junto con sus compañeros y encar-celados en la c rcel p blica de Mexicali. Varios díasdespués, amarrados, se les condujo —en camionescustodiados por fuerzas federales al puerto de SanFelipe.Ahí fueron embarcados hacia las Islas Mar as.
El director del penal era M jica, quien los motivó a se-guir luchando cuando quedaran libres.
Ya liberados, se les remiti al puerto de Mazatl n. Al-gunos regresaron a Mexicali, pero doña Felipa prefiriquedarse a radicar allá. No volvi a estas tierras hasta1946, cuando obtuvo su pasaporte en Cal xico.
Dos años m s tarde sufri un ataque de embolia cere-bral, por lo que sus familiares la trasladaron a Mazatl n,donde falleci el 15 de diciembre de 1949.
Tas haberse trasladado sus restos desde Sinaloa aMexicali, el 27 de enero de 1984 la C mara de Diputa-dos del Estado de Baja California les rindi un homenajey los deposit en una urna en el ejido IslasAgrarias.
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El burgu s y el esclavoé
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Francisco,
. Edici n de autor.Carlos Alberto, “Doña Felipa, ‘hero na
sacada de la manga’. En , 27 de enero de 1991.Pablo L.,
. UABC-Instituto Sudcaliforniano de Cultura-XI
Ayuntamiento de La Paz-Administraci n Portuaria Integral
de B.C.S.Martina (comp.),
. XVII Ayuntamiento de Mexicali-ICBC-
UABC.Juana, “La presencia agrarista de la
mujer”. En: -
. Gobierno del Estado de
Baja California, 1988.
El movimiento agrario en el
Territorio Norte de la Baja California
La Cr nicaHistoria de Baja California. Edici n cr tica y
anotada
Mexicali. 100 años y
m s de 100 mujeres
Primer Foro Estatal sobre la Participaci n Feme
nina en la Vida de Baja California
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El pasaporte, expedido 17 años
después de muerta doña Felipa.
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pasaporte felipa
Adem s, consider : “Es muy raro que una persona reci n llegadase interese tanto por los problemas del lugar”. Y desde su punto devista, igualmente, resulta poco cre ble que la sinaloense haya sidouna luchadora social: “Si lo hubiera sido no se hubiera quedado enSinaloa (al ser liberada de las Islas Mar as)”.
Los poemas supuestamente escritos por ella es todo lo que se tienede doña Felipa, adem s de una fotograf a y un pasaporte expedido–seg n asegura la versi n oficial–, en 1946. Pero S nchez Og sadvirti al reportero en 1991 que el documento realmente estfechado en 1966 (17 años despu s de la muerte de doña Felipa,ocurrida el 15 de diciembre de 1949), lo que el autor de estas l neasconfirm personalmente más tarde.
“¿Por qu lo hicie-ron? –se pregunt lainvestigadora–, ¿porqu tratar de compro-bar que ella estuvoaqu , de esa maneratan burda, con un do-cumento que es total-mente falso?”.
¿Pero a qui nes lespudo interesar la in-venci n de la histo-ria de doña Felipa?
sta es la versi n dela actual cronista delvalle de Mexicali:
Durante el sexe-
nio de Miguel de la
Madrid (1982-1988)
se cre el Programa
de Integraci n de la
Mujer al Desarrollo,
y se empezaron a
buscar mujeres ejem-
plares, “a manejarse
la necesidad de tener
hero nas”. Y se recu-
rri a este personaje.“No se hizo investigaci n, no se hizo ning n trabajo; simple-
mente se hizo una ceremonia aqu en el Congreso, donde se dijo
que hab an tra do los restos de doña Felipa (en enero de 1984); pero
as , as , ni en una semana”.Y lament la entonces coordinadora de Museos Comunitarios
del Centro Regional del INAH cargo en el cual coordinó la crea-
ción del Museo Comunitario “Asalto a las Tierras”, en el ejido Mi-
choacán de Ocampo : “Lo nico que se ha logrado con todas estas
acciones que el gobierno hizo fue confundir a la gente”.“La historia de nosotros es nueva, realmente, en el valle
–agreg –; pero est hecha de tantas pequeñas cosas que la enrique-
cen, sin necesidad de recurrir a mentiras. Yo creo que lo que tene-
mos es suficiente, no necesitamos inventar nada”.
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Un documento “totalmente falso”
Yolanda S nchez Og sá á
hablarnos de regresar a Michoa-c n para luchar por la tierra.á
“Unos de los Guill n compraronuna casita en Pueblo Nuevo y ve-n amos seguido a Mexicali. Asnos d bamos cuenta de c mo
trabajaba la Colorado con los chi-nos y japoneses y c mo los mexi-canos casi ni trabajo de peonespod an tener. Por eso, cuando elgeneral C rdenas fue presidenteluego luego el compañero Rente-r a quiso regresar a Michoac n,pero como hab amos ahorradoun dinerito mejor compramos
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unas tierras en el Pac fico y a’i nosquedamos. Y pos a’i empezaronlos Guill n y don Hip lito a juntar lagente para hablar de
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tierras”. (Testimonio oral del señorEmigdio Mora Pantoja)
En 1935 Renter a y los Guill n
se establecieron en la colonia
Pac fico, y cuando el presiden-
te C rdenas (en abril de 1936)
oblig a la Colorado a firmar un
decreto mediante el cual deb a
vender cinco mil hect reas en
un año, el grupo de michoaca-
nos pudo comprar los terrenos
enmontados que ocupaban y
desde ah iniciar la organiza-
ci n del movimiento agrario.En este mismo año los cam-
pesinos tuvieron una reuni n
con el general Francisco J. M -
jica, enviado especial del pre-
sidente para que viniera a co-
nocer la situaci n general de
Baja California. Resultado de
esta entrevista fue, por un lado,
que los campesinos sintieron
el apoyo del gobierno federal
en su lucha para obtener tie-
rras, y, por otro, la creaci n de un
proyecto de expropiaci n y nacio-
nalizaci n de los terrenos que has-
ta entonces pertenec an a la Colo-
rado.Renter a y los Guill n se dieron a
la tarea de organizar en comuni-
dades agrarias a los grupos solici-
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“Eso no es justo”.
Naci en Puru ndiro, Michoa-c n, en 1903. Le toc vivir
parte de la lucha armada durantela revoluci n, situaci n que forj yfortaleci sus convicciones antila-tifundistas, las cuales empezarona manifestarse desde su tierranatal, la hacienda Del Pilar.
A pesar de que hab an sidodecretadas la de1915, el art culo 27 constitu-cional y la
s de 1920, en Michoac nsegu an existiendo los grandes latifundios en poder de ex-tranjeros, y los campesinos se-gu an siendo explotados en latienda de raya y careciendo deuna parcela para cultivar. Fuedebido a esa situaci n que Hi-p lito Renter a inici la forma-ci n de un grupo agrario en lahacienda mencionada.
“Desde all empez esehombre con la lucha agraria;en El Pilar andaba con eso ylos de la ya lo busca-ban. Por eso tuvo que salir hu-yendo, veredeando por a’i, es-condi ndose, hasta que llega-mos a P njamo y a’i nos subi-mos al tren para el norte; cru-zamos por Ciudad Ju rez y llega-mos a California en 1926.
“Despu s nos juntamos con losGuill n; eran: Sacramento, Jos ,Leonardo, Ferm n y Cipriano. Nosvinimos a Hostville [California] yall , despu s del trabajo, Renter ase sub a a un bote y empezaba a
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Ley Agraria
Ley de Tierras Ocio-sa
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acordada
tantes de tierras, y a finales de eseaño lograron la formaci n de laFederaci n de ComunidadesAgrarias. Los campesinos miem-bros de la federaci n, reunidos enla Escuela “Emiliano Zapata” de lacolonia Pac fico, decidieron tomarlas tierras de los ranchos dondetrabajaban y que hasta entoncespertenec an a la compañ a.
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ter a dec a que lo que se hizo nofue f cil, porque el poder de la Co-lorado era muygrande.
“Cuando sal a-mos por los terre-nos, Poli me se-ñalaba el valle yme dec a: ‘Mira,Petra, todas estastierras tan gran-des son de unacompañ a grin-ga, de la Colora-do. Desde hacem s de treintaaños es dueña decasi todo el valle yeso no es justo.Nom s les rentalas tierras a loschinos y a los ja-poneses; a losmexicanos no,porque tiene miedo de que se lasquiten’.
“Desde que l empez con esonunca volv a estar tranquila. Policasi nunca estaba en la casa ycada vez que se iba yo cre a queera la ltima vez que lo miraba. Ydespu s del sigui el miedo, porque, aunque ten an permiso de traer armas, hab a pleitosseguido con los colonos a los queles quitaron las tierras; ellos lesdec an ‘los agarristas’, y, pues, nohab a seguridad”.
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Diputado federal
La ingratitud humana
Hip lito sigui en la pol tica. A lospocos meses fue elegido diputadofederal
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. Todos los campesinos
acudieron a votar; las mujeres delas ligas femeniles de cada ejidofueron en sus troques con sussimb licas banderas rojas, pararespaldarlo.
Durante tres años Hip lito rea-liz su gesti n de diputado en elDistrito Federal, haciendo viajesa Baja California para seguir auxi-
liando a los campesinos. En eseperiodo le toc tomar parte en losacuerdos de la C mara para laejecuci n de la expropiaci n pe-trolera, y en la gran manifestaci nde apoyo al presidente C rdenasmarch junto con su compañera,doña Petra.
A su regreso a Mexicali, Hip litose dedic al cultivo de la tierra, sindesligarse de las necesidades delos campesinos, en cuya repre-
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sentaci n acud a ante funciona-rios de todos los niveles en buscade soluci n a sus problemas. Afinales de los cincuenta fue electosecretario general de la Liga deComunidades Agrarias, funci nque lo llev a recorrer todo el es-tado buscando solucionar las soli-citudes de tierras, en ocasionesacompañado del gobernador yuna vez del presidente de la rep -blica, Adolfo L pez Mateos.
Mientras Hip lito fue l der cam-pesino, y aun sinserlo –en tantotuvo la energ apara apoyar a losejidatarios–, sucasa fue centrode reuniones losd as 27 de enero;en su cumplea-ños eran ah losgrandes banque-tes, a los queacud an funcio-narios, hasta go-bernadores, y losl deres campe-sinos. Cuandose vio postradopor enfermedad,en 1961, poco apoco se acaba-ron las visitas.Por eso doña
Petra hablaba con amargura de laingratitud humana, que paga conel olvido las mejores acciones.
Sin embargo, muchos campesi-nos del valle lo recuerdan como ell der que fue: honesto y luchador,siempre dispuesto a acudir al lla-mado de los ejidatarios. Y quiznada ilustra mejor lo que aquelloscompañeros de Hip lito piensande l, que las palabras de donEmigdio Mora: “Al compañeroRenter a le debemos los campesi-nos casi todo lo que tenemos”.
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Marcha de campesinos por las calles de Mexicali.
Jornaleros chinos en el valle de Mexicali, en 1913.
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“Veo con tristeza...”
asi dos decenios antesdel ,un personaje ahora casi
olvidado cimbr la estructura in-justa y represiva del gobierno ylos extranjeros que detentabanel poder en el valle de Mexicali.Su acci n tuvo un logro muy im-portante, m s que la sola distri-buci n de tierras para el cultivo:despert conciencias adormeci-das y sembr en los mexicalen-ses explotados de entonces lanecesidad de exigir mejorescondiciones de vida.
Marcelino Magaña Mej a erasu nombre. Con el grado de co-ronel, hab a peleado a las rde-nes de Francisco Villa y, tras di-solverse la Divisi n del Norte,lleg a Mexicali, buscando unpedazo de tierra para dedicarse ala agricultura. Imbuido del ideal re-volucionario, se inconform con laactitud discriminatoria de queeran objeto los mexicanos.
Asalto a las Tierras
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El coronel no se qued con losbrazos cruzados. Conocedor de laley, sab a que el art culo 27constitucional prohib a que cual-quier extranjero poseyera bienesra ces dentro de cien kil metros apartir de las fronteras, y de cin-cuenta desde las costas.
En mayo de 1922, el exvillista—al frente de un grupo de me-xicanos— present doscientassolicitudes de tierra que se encon-traban en manos extranjeras.
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Pero ante la falta de atenci n porparte de las autoridades, decidiinvadir las hect reas concesiona-das a la Signal Mountain Co.,donde levant con sus hombresalgunas chozas e iniciaron la-bores de barbecho. Los terrenoscorrespond an a lo que ahora sonlas colonias Progreso, Centinelay Sonora.
En su libro, scar S nchez
Ram rez —cuyo abuelo recibidel coronel Magaña las tierrasdonde la familia se asentdurante 53 años— dice: “Al coronel Magaña le correspondi ellote No. 18 de la col. ( ) Cen-tinela No. 3, en donde construyuna casa grande de adobe conlas paredes encaladas, por lo que
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Cr nica agr cola delvalle de Mexicali
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se le llamaba la ‘casa blanca’; deah recorr a toda la zona, siemprea caballo y vestido con ropa de ca-qui”.
En enero de 1924, el l der inva-
sor escribi al presidente lvaro
Obreg n: “Veo con tristeza que a
lo largo de los caminos y frente a
los terrenos nacionales, se levan-
tan centenares de carpitas que
dan sombra y abrigo relativo a cen-
tenares de estos compatriotas que
est n llegando del extranjero para
recibir su parcela de tierra...”.No hab a, sin embargo, respues-
ta del gobierno, a n. Los hombres
de Magaña —que llegaron a ser
2,805— invadieron entonces los
ranchos Coats y parte del llamado
Rancho Verde (hoy ejido Orizaba).
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valle de mexicali07
Trabajosdeconstruccióndediquesycanalesenel valledeMexicali, en1918.
Ante tal amenaza, las autoridadesles ofrecieron terrenos aledaños ala laguna Volcano, en las cerca-n as de Cerro Prieto; pero el gruporechaz la oferta, pues sas erantierras improductivas y pantano-sas.
Los campesinos prosiguieron sulucha. Exigieron que se les entre-garan las tierras propiedad del ita-liano V ctor Carusso, en la coloniaProgreso, las cuales estaban ren-tadas a los chinos, en franca vio-laci n a lo estipulado en el con-trato. Magaña escribi entoncesal presidente: “No concibo que losterrenos sean rentados a extran-jeros, mientras haya una inmensacantidad de mexicanos solicit n-dolas”.
La gente del coronel recib a yamuchas presiones: la compañ ade aguas les neg el servicio deriego, carec an de cr ditos pararealizar las labores agr colas y
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Un líder abandonado
sufr an una constante vigilanciapor parte del jefe de la polic amontada, un hombre muy temido.
Harta de la situaci n, la Colo-
rado exigi al presidente Plutarco
El as Calles que atendiera el pro-
blema. El mandatario orden al
gobierno del distrito que recupe-
rara tierras concesionadas. El
gobernador Abelardo L. Rodr -
guez entonces cancel el con-
trato de arrendamiento conveni-
do con Carusso e instal en sus
terrenos a 230 familias. Integr
de esa manera
el sistema de
colonias deno-
minado “Pro-
greso y Ane-
xas”.Sin embargo,
nada tonto, Ro-
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del reparto a los
m a g a ñ i s t a s ,
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quienes, desilusionados, se aleja-
ron de su l der para poder conse-
guir tierras. La fuerza moral del
coronel se redujo notablemente.En 1926, casi ya sin seguidores,
arcelino Magaña contendi para
una diputaci n y perdi las elec-
ciones. Poco despu s,
ese mismo año, se uni a
la rebeli n del general
Enrique Estrada que pre-
tend a invadir Baja Cali-
fornia, y pas a Estados
Unidos. All fue apre-
hendido y encarcelado.Sus padecimientos f si-
cos se recrudecieron en
la prisi n y falleci al poco
tiempo, en Marysville,
California.“Por mucho tiempo”, es-
cribi S nchez Ram rez
en su libro citado, “la par-
te correspondiente a la
secci n segunda de la co-
lonia Sonora y parte de la
secci n 6ta ( ) de la
Centinela, se llamaron
colonia Magaña, pero oficialmente
nunca recibi esa denominaci n y
el nombre muri junto con los vie-
jos compañeros del coronel Mar-
celino Magaña y Mej a”.
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(Carlos
Alberto Guti rrezAguilar)é
Qué vocación de rojos, de pardos y blancos, de verdes ydorados, la de esta tierra; y la vocación es llamamiento.En el delta y sus humedales verdean el tule y la cachanilla,
se doran el trigo gentil y el carrizo, negrean de bagres marinos yde río el estuario y los remansos.
Más acá, donde el valle se despliega en llanuras terrosas, dansu sombra de hojarasca el palo verde que florece amarillo enprimavera y el mezquite que obsequia las sepias vainas de lapéchita; brillan de plata y clorofila los álamos papaloteando alviento, cuelgan pajizas las cortezas del sauce. Bosques fueron,que luego fueron erosiones, que luego se nevaron dealgodonales, verdearon de alfalfa y se doraron de trigo.
En y alrededor del Cerro Prieto relucen las obsidianas yrespiran las porosas piedras pómez.
Más allá, la negra roca y la arena dorada juegan su ajedrez en laSierra de Las Pintas, sombría de murciélagos en los ocasos.
Por los desiertos arenosos se coronan con flores de oro elsaguaro y la visnaga —los persistentes nombres populares quenos hemos ido empeñando en corregir como cardón y biznaga—;y se perpetúa en clonaciones centenarias la gobernadora, lasresinosa larrea que en las lluvias o al rocío de la mañanitas aromaa dulce alquitrán las brechas serpenteantes entre guaridas de lascascabeles.
Y en las faldas de las sierras y en los bordes de la LagunaSalada, se desperezan los troncos marrones del palo fierro,reinando entre las blancas anchuras, al menos hasta que otro rojo,en las fogatas y los hornos de leña, casi acabó con ellos.
Yla savia silvestre y el murmullo de la naturaleza colorean unay otra vez el paisaje; la ciudad, el valle, las sierras, la laguna, eldelta; se blanquean de garzas, espumas vivas de los regadíos ynubes raudas en los cielos de sequía por los que emigran loshalcones blancos; se oscurecen de chanates, henchidos decuervos los follajes de los pinos salados juntos a los canales y loslaureles esmeralda de los bulevares; y emergen en todas lastonalidades de la tierra los perritos de la pradera en los arcillososbaldíos, las codornices bajo los follajes llorones de losmezquitales, las lechuzas en los tocones de los sotos y entre lasvigas de las casas abandonadas, las palomas sobre los cables dela electricidad y los techos de cartón arenado.
El Valle de Mexicali fue sembrado alguna vez de nombresmágicos, en una lengua que se olvida: Sesbania, Hechicera,Pólvora, El Peligro, Batáquez, Tolicheck.
Así escribió el poeta Gerónimo Massiel, ya nostálgico en losmil novecientos noventa.
Algunos nombres persisten. Otros van cayendo en el olvido:
Hechicera, Cuervos, Tecolotes, Pólvora... casi siempre en pugna con
los nombres de la voluntad oficial....Ya muy pocos recuerdan a Sesbania.Sin duda la voluntad popular, la incuestionable autoridad para
nombrar la Historia, transformará otros vocativos. Mexicali tal vez
será Chicali; quién puede decirlo; y nuestro puerto natural, San
Felipe, será San Felo.Y acá en la ciudad serán la Yerbajal, la Dro-grar, Palacoca, San
Narcos...Pero qué pena que en esa misma tendencia auto-denigrante, que
siguiendo el juego mercantil al Imperio, la más antigua California, la
Baja California, termine por ser simplemente “la Baja”, la ruin.
El tren corría de Sesbania a Hechiceray de Batáquez a Paredones,cuando Mexicali era un pueblo fantasma.
Jorge Arturo Freydigfreydig1@yahoo.com.mx
Laura M. L pez Murilloóenalgunlugarlaura@hotmail.comHttp://enalgunlugarlaura.blogspot.com
En alg n lugar de la desolaci n, entre murmullos y retazosde suspiros, cuando la sombra del olvido cubri todas lasparcelas, las ilusiones se diluyeron en la pobreza, y ahora,
en los ejidos se respira el inminente retorno del pasado…Hoy por hoy, en plena posmodernidad, cuando la globali
zaci n impone nuevos paradigmas, las ficciones de antañoabandonan el mbito literario para transformarse en realidadescotidianas: la ingenier a mecatr nica ha desarrollado los robotsque funcionaban solamente en la imaginaci n de Isaac Asimov;debido a la actual insuficiencia de la industria alimentaria, ya noparece tan descabellada la idea del como el insumob sico propuesta por Harry Harrison en los setenta.
Cuando Juan Rulfo describi el encuentro entre la nostalgiapor Comala y el rencor viviente de la miseria, reflej el olvidoque prevalec a en el campo mexicano hace cincuenta años y los estragos del abandono institucionaldespu s del reparto agrario. Ahora,en retrospectiva, el relato de Rulfoadquiere cualidades prof ticas: elyermo donde deambulaba Pedro Pramo se actualiza en la crisis del agromexicano.
Pero cualquier fantas a literaria ytodas las licencias po ticas ser ntrascendidas por la inminencia delfuturo, que ahora nos alcanza.
La reforma agraria fue la culmina-ci n de la revoluci n mexicana,como movimiento social sustentadoen el sector campesino y la instauraci n oficial de un modelo deproducci n cuya finalidad primordial fue controlar a los traba-jadores del campo.
Fue tambi n el inicio del olvido provocado por el mito de laindustrializaci n como sin nimo de modernidad y progreso. Laineficacia de las pol ticas p blicas para el fomento y el desarrollode las actividades agropecuarias empobrecieron a los ejidatariosy pequeños propietarios.
La desolaci n en el agro mexicano es el panorama id neo parael retorno de los lugartenientes, ahora globalizados. Una de lasevidencias de este fen meno es la privatizaci n paulatina de losejidos.
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Por eso, justamente ahora, cuando se conmemora el sep
tuag simo aniversario del en el ejido Mi
choac n de Ocampo, la cuna del movimiento agrarista en el valle
de Mexicali, en el estado mexicano de Baja California, el 90 por
ciento de las parcelas funcionan mediante arrendamiento y la
mayor a de los ejidos se han transformado en propiedades de
dominio pleno total y parcial, debido a la inminente urbani
zaci n.En 1992, en el r gimen de Carlos Salinas se realizaron, sin
contratiempos ni oposiciones, las modificaciones estrat gicas a
la ley agraria que permiten la privatizaci n y venta de los ejidos.
La delegaci n del RegistroAgrario Nacional en Mexicali reporta
que desde entones se han privatizado totalmente 21 ejidos y 13
en forma parcial, debido al desarro-
llo de proyectos de la iniciativa pri-
vada y a la inminente urbanizaci n.Otra evidencia es el actual
aumento en el precio de la tortilla.
Solamente las cadenas de super-
mercados pueden ofrecer el kilo de
tortilla al precio pactado con la ad-
ministraci n federal, y en ocasiones
por debajo del precio tope.La competitividad y la coopera
ci n como nuevos ideales en la
producci n globalizada se mate
rializan en los y en la eco
nom a regionalizada; en la tica del
mercado, la figura del moderno latifundista ser el palad n que
rescatar al yermo mexicano de la desolaci n, actualizando la
legendaria diferencia entre propietarios y despose dos, agudi
zando la marginaci n.De persistir el enfoque globalizante en las pol ticas p blicas
que beneficia a los monopolios de la industria alimentaria, se
esparcir la desolaci n de Comala, el yermo se extender desde
la Media Luna a todo el territorio… y entre murmullos y retazos
de suspiros, cuando la sombra del olvido cubra todas las parce-
las, las ilusiones se diluir n en la pobreza, y en los ejidos se
respirar el inminente retorno del pasado…
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Asalto a las Tierras -
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valle 149
Gabriel Trujillo Muñoz
alrededor de la sagafronteriza de Miguel
ngel Morgado, sepublican en Alemaniay Suiza (como
, por la editorial Unionsverlag),en Italia (como
, por laeditorial Feltrinelli),en España (como
, porla editorial Bellacq-va) y en M xico (tam-bi n como
por la editorial Norma).
¿Por qu se ha dado esta apertura? Mi respuesta es simple:porque otros lectores, sin prejuicios de por medio sobre laliteratura del norte mexicano o de la frontera, han sido capaces deacercarse a nuestra literatura y leerla por lo que es: un testimoniode c mo vivimos y pensamos en una regi n espec fica delmundo, pero cuyo valor principal no es s lo su tem tica, sino sucapacidad para imaginar situaciones, escenarios y personajes
que viven m sall de un simplereflejo de la rea-lidad, que se sos-tienen por el len-guaje que les davalor y profun-didad, amplitudy trama, presen-cia y prestancia aojos de sus lec-tores.
Ejemplos quehacen v lida estapremisa son loslibros
(Librer a El d a entrel neas, 2006), de LeobardoSarabia Quiroz;
(Cecut, 2006), de Carlos Fabi n Sarabia;(Cecut, 2006), de Omar Pimienta;
(El Umbral-UABC, 2006) y (Black Dog Press,2006), de Heriberto Y pez; (Ediciones ElMilagro-Conaculta-Cecut, 2005), de Hugo Salcedo, y
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Tijua-na blues -
Il ban-chetto dei corvi
Me-xicali city blues
Mexicalicity blues, -
Zona deturbulencia
Las muchachas s lo quieren divertirse (y otrascr nicas) La Libertad:Ciudad de paso Tijuanolog as
Aqu es TijuanaLa ley del ranchero
Nadie
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Los indiciosven an ded o s a ñ o s
atr s, cuando la re-vista española
dio cuenta, enun con tex-tos de escritores ba-jacalifornianos co-mo Humberto F lixBerumen y GabrielTrujillo Muñoz, dela literatura fronte-riza como un aspec-to novedoso, dignode estudios y reseñas, de la literatura del norte mexicano, espe-cialmente de la literatura fronteriza. Poco despu s, con lapresencia de la poes a de Jorge Ortega en la editorial españolaHiperi n, con el impacto internacional de la editorial en l neaLulu del escritor mexicalense Carlos Guti rrez Vidal, con lapresencia de autores locales en editoriales reconocidasnacionalmente (desde la dramaturgia de ngel Norzagaray yHugo Salcedo hasta la narrativa de Esal y Heriberto Y pez), sepuede ver un panorama literario donde lo local se vuelve globalgracias –y parad -jicamente– a undiscurso regionalcon visi n mundialy al d a. Es decir:estamos ante un fe-n meno ,a la vez global y lo-cal en su amalgamafruct fera en t rmi-nos creativos.
Por todo esto espreciso que señalemi propio caso: como escritor bajacaliforniano nacidoen la entidad y que ha realizado su trayectoria literaria enMexicali, no he tenido la necesidad de salir del estado paraconsolidar un de obras que, sin perder de vista los temasregionales, ha apostado por su difusi n nacional einternacionalmente. Si en 2004 logr la atenci n de los editoreseuropeos, este inter s no aparece p blicamente sino hasta dosaños m s tarde. En 2006, mis novelas polic acas que giran
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Qui-mera
dossier
glocalista
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corpus
El poeta mexicalense Jorge Ortega y supoemario , con el quefue finalista en el
.
Estado del tiempoXX Premio de Poesía
Hiperión
El escritor mexicalense Gabriel Tru-jillo Muñoz y su obra Il banchetto deicorvi, traducción italiana de su seriede novelas policiacas del detectiveMiguel Ángel Morgado.
De izq. a der.: , de Carlos Fabián Sarabia;, de Ángel Norzagaray; , de Martha Nélida Ruiz;
, de Mayra Luna, y , de Gabriel Trujillo Muñoz y ÁngelNorzagaray.
Las muchachas sólo quieren divertirse Cartas alpie de un árbol El espejo intoxicado Lo peorde ambos mundos La bajacaliforniada
pinta lunasllenas -
El espejo in-t o x i c a d o :Hiperrealis-mo, hiper-consumo ehiperl gicaen las socie-dades posmodernas
Graffitiy otros textos teatrales
Lo peor de ambos mundos. Relatosanfibios
(Editorial Oasis,2006) , deJos ManuelD i B e l l aMart nez, y
(Octaedro ediciones, Barcelona, 2006), deMartha N lida Ruiz, entre muchas otras obras literariaspublicadas a ltimas fechas.
Y estos lectores no son nicamente extranjeros. Podemos verque muchos escritores bajacalifornianos han logrado que susobras tengan un p blico nacional, que sigue su producci n en lasdistintas editoriales en que publican sus obras y en los diferentesg neros literarios que practican. Pienso en autores comoAgust nMel ndez Eyraud, dramaturgo mexicalense, con su libro
(Escenolog a, 2006); Mayra Luna, autoratijuanense, con su obra
(Fondo editorial Tierra Adentro, 2006); ngel
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Norzagaray y Gabriel Trujillo Muñoz con
(Edit o r i a l P o r r a -UABC); Delia Valdivia y GabrielTrujillo Muñoz conel libro
(Fundaci n Peritus,2006); Ram n Betancourt y su libro de cuentos(ICBC, 2005); Mar a Teresa L pez Avedoy, Mariana Mart nez yAmaranta Caballero, con su poemario compartido
(Cecut, 2004); Patricia Blake, con su poemario(Cecut, 2006); Ra l Fernando Linares y su libro de
poemas (ICBC, 2005); ngel Norzagaray y su obrateatral (ICBC, 2005); Gabriel Trujillo, con sus novelas
(Editorial E n-CUT, 2004) y(UAEM, 2006), sus libros de
ensayos(Cecut, 2005) y
(Editorial Porr a-UABC, 2006) y supoemario (Instituto Sonorense de Cultura, 2006).
Visto lo anterior, la literatura bajacaliforniana no s lo goza de
magn fica salud, sino que muchos de sus autores se encuentran
en su etapa m s productiva. Los libros publicados en los ltimos
dos años demuestran que el global de nuestras letras se
consolida de cara al siglo XXI. Y lo mejor: que ya existe un
p blico que est pendiente de las distintas producciones
editoriales, ya sea porque le interesa la tem tica regional del
norte mexicano o del norte fronterizo, le entusiasma el estilo
literario de algunos de sus autores o le fascinan las b squedas y
investigaciones, los planteamientos y reflexiones de nuestros
literatos.Hoy en d a, la literatura bajacaliforniana es un terreno f rtil
para todo tipo de lecturas, porque es un espacio donde se produce
una enorme diversidad de obras de gran trascendencia y val a. Ya
sean poemarios, novelas, obras dram ticas, libros de cuentos, de
cr nicas o de ensayos, podemos ver que la resonancia de autores
y obras de nuestra entidad llega m s all de lo regional y asume
una importancia nacional y mundial. Decir ahora “literatura
bajacaliforniana” es asumir un conjunto de textos universal-
mente reconocidos por su imaginaci n y pensamiento, por su
visi n y creatividad.De esta manera, las letras mexicanas apuntan hacia el norte. Y
en el norte, Baja California y sus escritores son la l nea de
vanguardia de la literatura nacional. Su rostro m s firme y
productivo, m s reconocido y voluntarioso.
--
La baja-californiada. Anto-log a de textos lite-rarios publicadosp o r l a U A B C ,1957-2006 -
-
Ganadoresdel primer certa-
men literario Pedro F. P rez y Ram rezIsla de cedros
Tres tristestigras Amanecerde viaje
ZoofismasChoques
Codicilo Highclowd. Memorias dearena y agua, de roca y viento
La cultura bajacaliforniana y otros ensayos afinesLa gran bonanza. Cr nica del teatro en Baja
California, 1856-2006Colindancias
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El dramaturgo tijuanense Hugo Salcedoy su obra .La ley del ranchero
Di Bella Mart nez
Mel ndez Eyraud
Pimienta
Sarabia Quiroz
Trujillo Muñoz
Valdivia
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, Jos Manuel:(Editorial Oasis)
,Agust n(Escenolog a)
, Omar:(Cecut)
, Leobardo:(Librer a El d a entrel neas)
, Gabriel:(Editorial Unionsverlag, Suiza)
(Editorial Bellacqva, España, yEditorial Norma, M xico)
(UAEM)
(Editorial Porr a-UABC)(Instituto Sonorense de Cultura)
, Delia y Gabriel Trujillo Muñoz:
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Nadie pinta lunas llenas
Graffiti y otros textos teatrales
La Libertad: Ciudad de paso
Zona de turbulencia
Tijuana bluesMexicali city blues
Highclowd. Memorias de arena y agua, de roca y viento
La gran bonanza. Cr nica del teatro en Baja California,1856-2006Colindancias
Ganadores del primer certamen literario Pedro F. P rez
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Heriberto Yépez, escritor tijuanense, y su obra.Aquí es Tijuana
“Una vez me dijo una voz por ah : –¿Cu ndo le haces unacanci n a Mexicali? –Te prometo que ya –respond ”. Yvino la canci n, que se convirti en todo un himno para
esta ciudad y el estado entero.Antonio Valdez Herrera relat de ese modo a la reportera
Beatriz Lim n, del diario , la forma en que sell elcompromiso de rendirle un homenaje a la ciudad que lo recibia sus 18 años de edad, y lo impuls a la cima del xito comocompositor.
Tanto am a Mexicali el cantautor, que estaba decidido adisfrutar en este suelo los d as postreros de su existencia.“Estoy pensando pasar mis ltimos años aqu , sin molestar anadie, sin pedir nada. Vendo mi casa en M xico; con misregal as pienso seguir viviendo, pero aqu , donde est n mimadre y mis hermanos”.
Tales eran sus planes en 2003, cuando brind la entrevista aldiario mexicalense. Pero sus deseos no pudieron ser cumpli-dos. Expir la mañana del viernes 5 de enero pasado, en su do-micilio particular de la Ciudad de M xico.
La tierra que alguna vez lo recibi amorosa y amante, comoha recibido a miles de personas procedentes de todas partes delpa s; la misma que fue calificada por l con una de las m shermosas met foras que se le han dedicado (“una esmeralda
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La Cr nicaó
Carlos Alberto Gutiérrez Aguilardirector@deporaca.com
El valle de Mexicali, homenajeado en la canción “Mitierra es una esmeralda siempre bañada de sol...”.
Puro cachanilla:
Antonio Valdez Herrera (Cócorit, Son.,1922-México, D.F., 2007).
siempre bañada de sol”),ya no volver a tenerloen su seno. Pero siemprelo conservar en su me-moria.
Antonio Valdez Herreranaci el 13 de septiem-bre de 1922 en lapoblaci n de C corit,Sonora. Era hijo de To-m s Valdez y de CarlotaHerrera Esquer.
A pesar de no haberestudiado la composi-ci n de versos, “desdeniño me gustaba haceracr sticos, sextetos, larima solita sal a –conta la reportera Lim n–. Pienso que Dios puso en m facultades parahacer lo que hago”.
Tras el fallecimiento de su padre y ante la dif cil situaci neco-n mica, se vio ante la necesidad de dejar su pueblo ysalir en busca de un mejor futuro. Escuch entonces queMexicali ofrec a muy buenas oportunidades paradesarrollarse: acababan de nacionalizarse las tierras delvalle y el gobierno federal hab a estado incentivando elpoblamiento de la regi n con mexicanos de todas lasregiones.
“Se hablaba de un emporio en aquellos tiempos–record –, miles de paisanos m os se vinieron para ac .Mexicali era una ciudad que albergaba gente de distintaspartes de la rep blica”. Y l fue uno de esos inmigrantes quellegaron llenos de esperanzas.
Corr a el año de 1940. Antonio, apenas llegado a la ma-yoría de edad, le hab a prometido a su madre que regresar apor ella cuando consiguiera trabajo. “Al principio batallmucho, pero me las ingeni para salir adelante”.
En Mexicali –“me maravill , nunca hab a visto unaciudad tan hermosa”– radicaba ya un t o suyo, lo que lefacilit su estancia inicial. Vivi un tiempo en su casa, hastaque logr independizarse.
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“Me enamor de sutierra”.
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“Luego trabaj en una carpa de variedad, ‘Morenof’, dondeand bamos por todo el valle. As conoc Palaco, Estaci nVictoria, Cuervos, Bat quez, Paredones, cantando y haciendocomedia. Entonces me enamor de su gente y de su tierra”.
Otra de las actividades que realiz el joven Valdez Herrerafue la de voceador de los precios en el barrio de La Chinesca,en aquellos años la principal zona comercial de la ciudad.
“Despu s fui a las estacionesde radio XECL, XEAA, dondeganaba el dinero suficiente pa-ra poder sobrevivir. Un d avinieron unas personas de laSecretar a de Comunicaci naudicionando a las personasque quer an ser locutores. Meacerqu a ellos, hice una prue-ba de voz; estaba joven, mi vozera fuerte, pastosa. Inmedia-tamente me aprobaron. Al otrod a empec a trabajar enXEAO.
“Entonces mand por mi madre, mi hermana y dos sobrinas.Nos instalamos por la avenida Lerdo, donde se ubicaba LaJabonera del Pac fico. Mi hermana empez a trabajar, yocontinu con la radio, vendiendo publicidad. No me fue mal, eldestino deAntonio Valdez Herrera result m s tolerante”.
Hab an pasado ya cuatro años de lallegada de Antonio a Mexicali. Susinquietudes para la composici nperviv an en l, y ellas, junto con sutrabajo en la radio, lo motivaron aincursionar en el medio art stico.De ese modo, en 1944 form un tr ocon Ra l Hern ndez Rodarte yJorge lvarez Bustamante.
Pero no fue hasta 1953 (a sus 31de edad) cuando se inici formalmente como compositor, al dar aconocer su canci n ranchera titulada . Lo suyo era la m sica,ya no le quedaba ninguna duda.
“La gente pidi mis canciones.Por ah hubo alguien que me dijo:–¿Por qu no te vas a M xico,tienes con qu hacerla...”. As , en1957 parti , buscando nuevoshorizontes. Hab a residido pocomás de tres lustros en tierras ca-chanillas.
“Cuando llegu a M xico meencontr con una ciudad tremenda,afortunadamente consegu trabajoen Radio 13. Ya ten a trabajo, ya
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-Sin fe
“Las letras me las dictaba Dios”.
ten a un plan para empezar a promover mis canciones. Llevaba unpuñado de ellas: , ,
”.Un año m s tarde se uni a CarolinaArias Navarro para formar el
dueto “Amanecer”, con el que grab m s de treinta de sus propiostemas. “La m sica la traigo adentro –dijo a la reportera Lim n, en2003–. Nunca estudi m sica, soy emp rico o un improvisado. Lam sica la tra a aqu y ac (en el coraz n y en la cabeza) y las letras
Dios me las dictaba. El Señorestuvo conmigo en todo momentoy sigue estando”.
En ese 1958 hizo p blica, melod a que –seg n
un bolet n de la
– era considerada por l“
“Mis canciones son como mis hijas –expres Valdez Herrera en laentrevista citada–, pero mi canci n m s querida es .Es la canci n que m s he gozado, porque la gente la canta conmucho cariño y a trav s de ella me han estimado. Es una canci n
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Esta tristeza m a Con mis propias manos Re-nunciaci n
Re-nunciaci n
Puro cachanilla
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óSociedad de Au-
tores y Compositores de M sica(SACM)su ‘hija mayor’, ya que ha estado
vigente desde 1958, es la que m sse ha vendido, tiene muchas gra-baciones y es la que lo dio a cono-
cer como int rprete, integrante del Dueto Amanecer, y comocompositor”.
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“…que fuera la pura verdad”.
“Mis canciones son como mis hijas, pero micanci n m s querida es Puro cachanilla. Es
la canci n que m s he gozado, porque lagente la canta con mucho cariño y a trav s de
ella me han estimado. Es una canci n quedif cilmente se va a olvidar; ya no es m a,
pertenece al pueblo”.
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Caín Corpus (izq.), el primer intérprete de , haciendo dueto con su compositor,Antonio Valdez Herrera, en el marco de las celebraciones del centenario de Mexicali, en 2003.
El cachanilla
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que dif cilmente se va a olvidar; ya no es m a, pertenece alpueblo”.
Desde hac a un tiempo ten a la espinita clavada de dedicarleuna composici n a Mexicali; ya hab a hecho elcompromiso de rendirle un homenaje. En 1962empez a trabajar en la nueva melod a: “Poco apoco fui puliendo la canci n; la idea eraescribirla y despu s quitarle o ponerle, para queno se escuchara mal. Dur un año haci ndola”.
En ese entonces conoci al joven int rpreteque se encargar a de darle la primera voz a esetema. Ca n Corpus Santill n, del ejido Durangoy con apenas 18 años –la misma edad que ten aAntonio cuando lleg al valle mexicalense yempez a pizcar algod n–, ser a el elegido.
El destino uni a ambos personajes no enMexicali, sino en Los ngeles, California. Ca ny su hermano mayor, Job, se encontraban all ,trabajando. Y lo mismo hac a por esos rumbosValdez Herrera, con su dueto “Amanecer”.
El cantante mexicalense cont a la reporteraAlma Moyr n que el encuentro se dio en unespect culo musical en que a Antonio lopresentar an como solista. Corpus entoncesformaba parte del mariachi de Jes s L pezOchoa, .
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ú óEl Gallo
“Fui a ensayar con el mariachi y l estaba afuerita platicando con
mi hermano –record Ca n–. Y le dice: ‘Oye... canta bien el
chavalo’(yo era un chamaco de 18 años); y le dice: ‘¿No le gustar a
grabar en M xico?’.“Cuando sal del ensayo me pregunt : ‘Oye,
muchacho, ¿no te gustar a grabar en M xico?’. Y
le respond que primero necesitaba pedirle per-
miso a mi pap , porque yo era hijo de familia,
aunque ya hab a grabado un disco en 1957.“Luego me dijo que l iba a volver en diciembre
para hacer una gira por la costa, e iba a llegar a
Mexicali para pedirle permiso a mi pap .
Entonces se lleg el d a 2 de enero de 1963 y fue al
ejido Durango, y para sorpresa m a Antonio
Valdez Herrera y mi pap ya se conoc an, porque
mi pap trabajaba en una orquesta que se llamaba
‘Los Pacos’”.En todos esos meses el himno a Mexicali hab a
seguido puli ndose. “Me gast cinco o seis
cuadernos, hojas sueltas –recordar a despu s su
compositor–. Lo que yo quer a lograr era una
canci n, si no perfecta, cuando menos audible,
que fuera la pura verdad”.Tras el encuentro con los Corpus, Valdez
Herrera regres a la ciudad de M xico llevando
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Nací en los algodonalesajo un sol abra adoris manos se encallecieronme bańé de sudoro soy puro cachanillargulloso y cumplidor.
Mexicali fue mi cunaTecate mi adoración
e mi coqueta Tijuanaraigo prendido un amorpor allá en Ensenadae quedó mi corazón
,b s ;my ;y ,o
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dt ,ys .
El cerro del Centinelaltivo y viejo guardián
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iene un lugar en la historia
e sta mi tierra natal
Yo soy puro cachanilla
o digo sin pretensión
oy de Baja California
orteńo de corazón.
Por su valle tan querido
il veces me fui a pasear
Palaco, stación Victoria
Cuervos y su Mezquital
u gran colonia Carranza
San Felipe y Cucapá
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Mi tierra es una esmeraldaiempre bańada de solesde la alta Rumorosa
es brindo yo mi canciónsu aguna aladaa toda su gran región
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El cerro del Centinelaltivo y viejo guardián
iene un lugar en la historiae sta mi tierra natal
Yo soy puro cachanillao digo sin pretensiónoy de Baja Californiaorteńo de corazón.
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Este tema fue grabado por primera vez por Caín Corpus, en DiscosColumbia, el 26 de febrero de 1963. Posteriormente lo grabarontambién Gilberto Valenzuela y Vicente Fernández, entreotros.
El Sahuaripa
La cantante Lupita Parra y el com-positor Valdez Herrera, en losaños sesenta, cuando grabaronjuntos algunos temas..
La Crónica
consigo a Ca n. ya estaba terminadaí Puro cachanilla , su autor
se sent a satisfecho con el tema, e hicieron los arreglos
musicales con el joven cantante y grabaron la melod a (en el
sello Columbia) el 26 de febrero de 1963.Valdez Herrera continu con sus giras con el dueto
“Amanecer”, acompañando tambi n a Miguel Aceves Mej a y
a Lola Beltr n. Corpus, mientras tanto, se encontraba ante lo
que l llama el “ brete s samo de su carrera”.Por los siguientes cinco años, el joven cantante mexicalense
vivi en la casa del compositor en la Ciudad de M xico,
fungiendo como su secretario.
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”Mi cuna est aqu ”.á íPuro cachanilla
El cachanilla
El cachanilla
pronto conquist a los mexicalenses.“Curiosamente –escribi , tras la muerte de su autor, el poeta yperiodista cultural Jorge Arturo Freydig– una canci n rancherapara un tema norteño, lo cual a nadie le molest entonces y menosahora, que es emblem tica”.
Precisamente Freydig recogi estos recuerdos de juventud delabios del historiador Armando Rodr guez: “Y cuando le ped amos
al mariachi, pues no se lo sab an. Entoncesempez bamos a tararearlo: ‘Nac en los algodonales…’. Perotampoco nos sab amos toda la letra –todav a no me la s –… yentonces los mariachis empezaban a preguntarnos: ‘¿As , as ?’, yempezaban a sacar la tonada”.
Rodr guez le cont a Freydig “que la rola gust desde elprincipio; y tal vez no por la tonada, que no es la gran cosa, sino porla pura letra”. El periodista cultural considera, por su parte, que lamelod a “no pod a menos que convertirse en himno mexicalense,cuando el yo ficticio del corrido del sonorense Valdez Herrera narraque su cuna fue Mexicali y luego dedica la mayor parte de la letra adescribir la geograf a de ‘su valle tan querido… Palaco, Estaci nVictoria, Cuervos y mi Mezquital, su gran colonia Carranza, SanFelipe y Cucap ’”.
Era la década de los sesenta. Mexicali contaba apenas con pocom s de medio siglo de existencia y los j venes de entonces estabanvidos “de identidad, de historia, de cultura”. Dice Freydig:
“Cu ntas no ser an las ganas de identidad de aquella juventudcachanilla, que al escuchar sta, o pudiendo haber escuchadocualquier canci n con tal de que dijera o aludiera a ¡Mexicali!, lavolver an parte de s , de aquello tan necesitado de una voz, unaletra, un propio ser… una historia forjada entre verdades y mitos”.
As , de cantarse o al menos tararearse “por necesidad de lacircunstancia”, –como se conoce popularmente a la
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“...San Felipe y Cucapá...”.
Con mis propias manos
Despu s de amarnosEsta tristeza m a
Por si voy a morir Ya me voy
Renunciaci n
Tu camino y el m o
(Javier Sol s, el dueto“Amanecer” yA da Cuevas)
(Javier Sol s)(Javier Sol s, Lola Beltr n,
Vicente Fern ndez, el dueto “Amanecer”, LupilloRivera, Yoshio y Los Tiranos del Norte)
(Chelo, el dueto“Amanecer” y El Coyote y Su Banda)
(Vicente Fern ndez, Javier Sol s y eldueto “Amanecer”)
(Vicente Fern ndez, AntonioAguilar y PepeAguilar)
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Las canciones compuestas por Antonio ValdezHerrera han sido interpretadas por grandes
cantantes. stos son s lo algunos ejemplos de suproducci n creadora, con los artistas que han grabadolas melod as:
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Puro cachanilla
Tecate de mis cariñosTierra generosa
(Ca n Corpus, Gilberto Valenzuelay Vicente Fern ndez)
(Ca n Corpus)(Gilberto Valenzuela
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ElSahuaripa
El Sahuaripa)
Canciones a Baja California:
sanflipelighthouse
melod a– “lleg a popularizarse entre algunos sectores de laciudad, por s misma, por derecho propio, entrando en el gustoy en la memoria, ya mucho antes de que fuera una canci nfamosa.
“Ycantando y tarareando, un d a aquella juventud pionera dela identidad, la primera generaci n nativa, escuch la popularizaci n del himno en voz de Gilberto Valenzuela
(…) y la historia… es historia”.“Desde entonces –resume Freydig– todos la cantamos”: en
Mexicali, en Baja California, enM xico, en Los ngeles, en Par s…
–¿Se la escribi a Mexicali o a todaBaja California? –le pregunt en2003 la reportera de aValdez Herrera.
–A Mexicali nada m s, pero apro-vech para incluir los cuatro muni-cipios de entonces; no alcanc a meter a Rosarito. Pero mi ideaprimera fue hacerle una canci n a Mexicali, porque mi cunaest aqu .
–¿En qu se inspir para escribir la canci n?–En Mexicali, su valle, su gente. La primera sexteta es
important sima: “Nac en los algodonales, bajo un solabrasador, mis manos se encallecieron y me bañ de sudor; yosoy puro cachanilla, orgulloso y cumplidor...”.
“Me dec a don Eduardo Mart nez Palomera, cuando fuepresidente municipal: ‘Ah nos retrataste a todos’. Pero sobre
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Sahuaripa
La Cr nicaó
todo a la gente del campo, que enaquel tiempo, cuando yo llegu ,la agricultura era la principalindustria.
“Ha de haber unas cincuentaversiones de la canci n, pero laque m s quiero es la de Ca nCorpus. Fue el primero que lacant y sufri conmigo tratandode impulsarla, de promoverla, demeterla a la radio, y se cumpli elprop sito”.
Jugador de beisbol y de bas-quetbol, Valdez Herrera tambi ndisfrutaba de ver televisi n y dejugar billar y domin . En cuantoa gustos musicales, sent a espe-cial predilecci n por lo ranchero,los boleros rom nticos y los te-mas cl sicos ligeros.
Defin a as su personalidad:"Mi car cter es fuerte, tal vez porproceder del norte de la rep -blica; sin embargo, me gusta ayu-dar a mis semejantes". Se consi-deraba “un padre amoroso y unesposo responsable”. Dec a tam-
bi n de s mismo: “Soy estrictamente fiel a mis principios yresponsabilidades, y amigo respetuoso y vertical”..
Y en el mundo art stico hizo muchos amigos, pues siguicosechando xitos: Chelo, Javier Sol s, Vicente Fern ndez, A daCuevas, Antonio Aguilar, Pepe Aguilar, Lola Beltr n, LupilloRivera, Yoshio, Los Tiranos del Norte… Todos ellos, y otros m s,quedaron seducidos por su maestr a versificadora y le grabaron sustemas.
Mexicali volvi a su inspiraci n, y
surgi entonces . Y a su
suelo adoptivo tambi n le dedic Valdez
Herrera , que
igualmente fue grabada por el ya famoso
Ca n Corpus.Llegaron los reconocimientos, como:
el (en
Mexicali), el (en Irapuato, Guanajuato), el
(en el Distrito Federal), la
(en Le n, Gto.), el (en Ciudad Obreg n, en su natal
Sonora), el (en P njamo, Gto.), tres
(de Mundo Musical) y la , de la
SACM.Los homenajes se sucedieron, igualmente: en 1969, en Sahuayo,
Michoac n; en 1971 lo homenaje la SACM, por su participaci n
en el , de Televisa; en 1972 recibi el
, por su labor a favor de la m sica
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Tierra generosa
Tecate de mis cariños
Trofeo Domingos Alegres
P pila de Oro Micr fono
de Oro de los Locutores Medalla de Oro
Venado de Oro
Trofeo Joaqu n Pardav Liras
de Oro Medalla Agust n Lara
Primer Festival Ranchero
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“Nac para escribir can-ciones”.
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Diploma Restaurante Denny's
“...d l a L S y ”.esde la alta Rumorosa es brindo yo mi canción su aguna alada a toda su gran región
“Seguramente yo nac para escribircanciones. Despu s de mil
sufrimientos, tratando de acomodaraqu y all logr triunfar”.
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rumorosa-mexicali
mexicana Asimismo, lo premiaron en las ciudades de
Torre n, Guadalajara, Los Mochis y Los ngeles (California,
Estados Unidos), y en otras poblaciones del pa s.Su primera ciudad adoptiva no se qued atr s. En 1982 le
rindi un homenaje (a sus sesenta años de edad), y lo mismoocurri en 2003, en ocasión del centenario cachanilla.
El ltimo reconocimiento que hubiera recibido aqu en vidano fue posible realizarlo, por los problemas de salud delcompositor: la Sociedad de Historia de Mexicali, presidida porEnrique Estrada Barrera, tuvo que posponer en 2006 unhomenaje que pretend atributarle, pues ValdezHerrera no pudo viajar.
Los d as primeros deeste año, el cantautor –yacon 84 años– se mantuvocon su salud estable, te-niendo s lo cierta difi-cultad para respirar. Sinembargo, al amanecer delviernes 5 de enero le so-brevino un infarto al mio-cardio, que lo priv de laexistencia en su propiacasa de Sat lite, en la Ciu-dad de M xico. Se apagas definitivamente una fruct fera vida, que llev alegr a einspiraci n a tantos corazones.
Lo sobreviven su esposa, Teresa Garc a, y sus tres hijos:Jorge Alberto, Carlos y Teresita. Y miles de admiradores quedisfrutan de sus melod as. Y que le seguir n ofreciendohomenajes p stumos. Por lo pronto, la mencionada Sociedadde Historia entregar a sus familiares las llaves de la ciudad, enun reconocimiento que se brindar a su memoria el pr ximo 14de marzo, cuando se celebre un aniversario m s de esta ciudadque lo recibi de joven y a la que l am tanto.
“Seguramente yo nac para escribir canciones –dijo ValdezHerrera en su ya citada entrevista–. Despu s de mil sufri-mientos, tratando de acomodar aqu y all logr triunfar”.
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Fuentes consultadas:
DOM NGUEZ
FREYDIG
LATINASDESIEMPRE ,
LIM N
MILENIO ,
MOYR N
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, Alejandro “Adi s al creador del ”.En: , domingo 7 de enero de 2007
, Jorge Arturo, “La identidad y ”. En:, domingo 14 de enero de 2007.
.com “Antonio Valdez Herrera”.Consultado el 12 de febrero de 2007 en: http://latinasdesiempre.com/bin/musica.cgi?q=bio&id=Antonio%20Valdez%20Herrera
, Beatriz, “ Una canci n que nuncase olvidar ”. , domingo 27 de julio de 2003.
.com “Muere el autor de y”. Consultado el 10 de enero de 2007 en: “http://
www.milenio.com/index.php/2007/01/06/29287/
, Alma, “Ca n Corpus grab ”., domingo 7 de enero de 2007.
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CachanillaLa Cr nica
El CachanillaLa Cr nica
Puro cachanilla.La Cr nica
Renunciación Purocachanilla
Puro cachanilla LaCr nica
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Valdez Herrera, en 2003.
Los mexicalenses hemos dependido tanto del valle, ylo conocemos tan poco... sobre todo quienes vivimos
en la ciudad. Nos falta visitarlo, recorrerlo, saborearlo,sufrirlo, amarlo.
Una de las consecuencias del desinterés porignorancia de muchos de los mexicalenses citadinospor nuestro valle, es el desconocimiento de su historia.Poco, muy poco se ha escrito acerca del pasado de laspoblaciones rurales de nuestro municipio. Así comotambién poco se escribe sobre su presente.
Un interesante sitio que nos permite acercarnos alconocimiento de la región, es el del Comité de Turismo yConvenciones de Mexicali (Cotuco). En él se puedeobtener información sucinta acerca de nuestra ciudad,las principales poblaciones del municipio (Los Algo-dones y San Felipe) y el valle en general.
En la página dedicada al valle (que se muestra arriba),se puede acceder a un mapa donde se muestran lasdelegaciones municipales. Haciendo clic en cada una deellas, pueden leerse algunos datos históricos, así comogeneralidades de la demarcación seleccionada.
Se informa también sobre la actividad cinegética, asícomo los restantes deportes que pueden practicarse enel valle. Asimismo, se orienta sobre cómo llegar a loscentros recreativos que existen en la región.
El sitio web del Cotuco informa, además, de losdistintos eventos deportivos y culturales que se presen-tan en la ciudad y en el municipio, lo que es una im-portante guía para el internauta.
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(http://www.controlservers.com/cotuco/indexValle.php)
La
Cró
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