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Revista de cultura, filosofía, economía, historia y Ciencia a la luz de fe cristiana. Editado en Barcelona.
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El Pensador revista de cultura, filosofía, economía, historia y ciencia a la luz de la fe cristiana
Número 1. Año I.
Enero-febrero 2013. Edición PDF. Editado en Barcelona DIGNITAS © Asociación Cultural Círculos de Santo Tomás http://dignitad.blogspot.com.es
A VECES puede parecer que
el mensaje cristiano es una
rémora del pasado, algo que
pertenece —al reducto infan-
til que todos llevamos dentro.
Eso no es así. Cristo ha entra-
do en la Historia de la Huma-
nidad, pero no es “historia”.
Es presente y seguirá entre
nosotros hasta el fin de los
tiempos. Pero entonces, ¿por
qué la Modernidad parece
habernos impuesto un paso
distinto?
Cuando se habla de Moderni-
dad comúnmente queda cons-
treñida a los precisos márge-
nes del materialismo reduc-
cionista en que cercaron a
Occidente los pensadores de
la Ilustración. Un naufragio
plagado de crímenes, genoci-
dios, devastaciones nucleares
y sufrimiento. Por supuesto
que la Modernidad ha incre-
mentado también la calidad
de vida de todos nosotros.
Los avances científicos y
tecnológicos han mejorado
las condiciones de cientos de
millones de personas. Tan
justo es afirmar eso como
confirmar que esos mismos
avances no han subido la
calidad moral del mundo.
Basta un somero repaso a la
geopolítica mundial para
enfrentarnos a las mismas
injusticias seculares: hambre,
guerra, persecuciones… Hoy
es tan necesario como siem-
pre (y quizá más que nunca)
el Cristianismo. Para aportar
ética a la ciencia. Para crear
condiciones de auténtica jus-
ticia (no sólo material) en el
mundo. Para defender la dig-
nidad de un ser humano que
no puede ni debe ser sólo un
número. Y aunque parezca a
estas alturas incomprensible,
para garantizar la vida. La
tarea que tenemos por delante
no es la de mirar atrás. Nues-
tra tarea es la de sembrar de
Amor, de Verdad, estos tiem-
pos (llamados) modernos.
∎en este número David Jou científico y poeta que cree ►4
Bono comprometido►8
Entrevista con James Cavie-
zel, protagonista de La Pa-
sión ►6
Carta a las madres de sacer-
dotes y seminaristas, Card.
Piacenza ►21
Las relaciones entre la Pren-
sa y el Vaticano ►22
OPINIÓN Loring. Haught.
La investigación arqueológica del tiempo de
Jesús
CUANDO SER CRISTIANO ES TODAVÍA SIGNO DE MARTIRIO►2-3
►8-19
Malí, Agfanistán, Irán, Irak, Argelia, India, China, Cuba, Sudán, Pakistán, Corea del Norte...
GEORGE ELLIS astrofísico
Científicos que hacen
filosofía disimulada de
ciencia. Medios de
comunicación que bus-
can el escándalo antes
que la verdad. Educa-
dores que adoctrinan
ideológicamente en
lugar de enseñar.
Niños que se sienten
huérfanos no porque
no tengan padres, sino porque tienen
demasiados. Estados que se sirven del
ciudadano en vez de ser un servicio.
La lista de perplejidades puede ser
tan larga como la de las dinastías
faraónicas. O más. ¡Qué maravilloso
reto tenemos frente a nosotros, los
que seguimos y queremos servir a
Cristo!.— DIGNITAS
LITTERA
"No sigas a la muchedumbre para obrar mal, ni el juicio acomodes al parecer del mayor número, si con ello te desvías de la verdad" (San Atanasio)
Editorial
“La verdadera pregunta es por qué existe el universo” “La verdadera pregunta es: ¿por qué
existe el universo y tiene esta forma
específica? ¿Por qué el universo tiene
esta particular forma cuando en princi-
pio podría haber sido diferente? Esta
pregunta sigue siendo una cuestión me-
tafísica fundamental, con independencia
de si tuvo un comienzo o no”, afirma el
profesor George Ellis, calificado por la
prestigiosa American Scientific como el
hombre vivo que más sabe del universo
y premio Templeton. ►8-19
COLABORA Poner en tus manos este
número ha supuesto un con-
siderable esfuerzo.
Por ello, te pedimos que nos
ayudes a divulgarlo y a con-
seguir nuevas suscripciones
para que su difusión crezca.
EL PENSADOR 2 · Enero-Febrero 2013
en primera plana
Cuando ser cristiano
es todavía signo de
martirio
Persecuciones por los nazis. Por los
comunistas. Por los islamistas radi-
calizados. Por los “modernizadores”
de México. Bombardeados en Japón
por Estados Unidos… El siglo XX y
lo que va de este es una auténtica
sangría de cristianos, cuya única
culpa es ser fieles a Cristo. No va-
mos a hablar de cifras. Contaremos
algunas, muy pocas, historias huma-
nas que han ocurrido en 2012.
China
El Gobierno ha amenazado con
expropiar el orfanato fundado por Mons. Julio Jia Zhiguo,
obispo clandestino de Zheng-
ding. Si la expropiación se lleva
a cabo, será un acto de venganza por parte de las autoridades
contra su «tenaz» negativa a
unirse a la Asociación Patriótica
Católica China (CPCA). En diciembre de 2010, los señores
Yin, del Departamento del Fren-
te Unido; Guo, de la Secretaría
Política; An, de la Oficina de Asuntos Religiosos Jinzhou; el
secretario del Partido Comunista
de la localidad de Wu Qiu, y
Chen, de la oficina de seguridad pública de Shijiazhuang, se lle-
varon por la fuerza en tres oca-
siones diferentes a Mons. Jia
para obligarle a firmar un docu-mento de renuncia por el cual
deja a los huérfanos que tiene a
su cargo bajo la custodia del Gobierno, y despide a las treinta
monjas católicas que trabajan en
el orfanato. Estos funcionarios
del partido amenazaron a Mons. Jia con una nueva y prolongada
«sesión política» en el caso de
que no firmara el documento. Le
dijeron que el Gobierno se lle-
varía a los niños tanto si firmaba como si no. El prelado se negó a
firmar y, por el contrario, se
dirigió a la sede central de la
Oficina de Asuntos Religiosos de Pekín, que le respondió que
se trataba de un asunto local
sobre el que no tenía jurisdic-
ción. Mons. Jia, de 75 años, ha pasado
más de 15 años en prisión. Des-
de 1980, cuando se convirtió en
obispo clandestino, ha sido arrestado de forma rutinaria, ha
pasado meses retenido y ha sido
sometido a sesiones políticas de
adoctrinamiento para obligarle a someterse a la CPCA.
Detenido por la policía el 19 de
febrero de 2012, Jiang Tian-
yong, abogado cristiano disiden-
te, fue sometido a dos meses de
vejaciones, amenazas y torturas.
Su «delito» había sido su deci-
sión de defender el derecho de los cristianos a la libertad reli-
giosa, así como los derechos de
los activistas a favor de la demo-
cracia, de las personas que pade-cen sida y de los miembros de
Falung Gong. Contó que, tras
ser arrestado, fue llevado a un lugar desconocido donde le estu-
vieron golpeando dos días segui-
dos. Después, le obligaron a
permanecer de pie durante quin-ce horas mientras era sometido a
un interrogatorio por miembros
de las fuerzas de seguridad.
Cada vez que cometía un «error» o respondía «no sé», le
amenazaban y humillaban. En
tono arrogante, sus torturadores
le decían: «Podemos hacer cosas conformes a la ley, pero también
podemos hacer cosas que no son
conformes a la ley, por que se
nos ha dado permiso para hacer cosas en contra de la ley». Una
noche en que le habían estado
dando patadas y puñetazo, pre-
guntó a su acusador: «Si soy un ser humano, y tú también lo
eres, ¿por qué haces algo tan
inhumano?». Enfurecido, el
hombre tiró a Jiang al suelo y le gritó: «¡Tú no eres un ser huma-
no!». Jiang fue puesto en liber-
tad sesenta días después, tras
firmar ocho compromisos. Le advirtieron de que si incumplía
cualquiera de ellos, volverían a
arrestarle, y también a su esposa.
El P. Zhang Guangjun, de la
diócesis de Xuanhua (Hebei),
fue arrestado el 13 de enero y
permaneció detenido hasta el 29
de marzo. Durante ese tiempo fue torturado por negarse a unir-
se a la Asociación Patriótica
Católica China. El día que se lo
llevaron, el padre Zhang fue conducido por funcionarios
disfrazados de técnicos de la
compañía del gas a un aloja-miento en el condado de Zhoulu,
donde le sometieron a privación
del sueño durante cinco días.
Tras dejarle temporalmente en libertad durante el Año Nuevo
chino, volvió a ser detenido el 8
de marzo, y recibió brutales
palizas y torturas. El 2 de enero de 2012, Pekín
reconoció por primera vez en
veinte meses que un abogado,
Gao Zhisheng, estaba detenido en prisión en la provincia occi-
dental de Xinjiang. Había sido
arrestado en febrero de 2009 y
no se había vuelto a saber de él desde entonces. Gao es un cris-
tiano que desde hace años de-
fiende de forma gratuita a los
miembros de las minorías socia-les y religiosas de China.
Nunca se había producido un
número tan elevado de arrestos
como el de 2012: una larga lista de cristianos (católicos y protes-
tantes), musulmanes y budistas
(tibetanos), además de gran
cantidad de disidentes, abogados defensores de los derechos
humanos, militantes a favor de
la democracia, blogueros, artis-
tas (como Ai Weiwei)…
En el número de mediados de
diciembre de la revista Qiu Shi
(Buscar la verdad), vinculada
con el partido, Zhu Weiqun, vicepresidente del Frente Unido,
lanzó una advertencia. «Si deja-
mos que los miembros del parti-
do crean en la religión», escri-bió, «inevitablemente nos lle-
vará a divisiones internas en el
seno de la organización y en la ideología del partido». Al más
puro estilo maoísta, añadió:
«Todas las religiones, sin excep-
ción, son de naturaleza idealista. En filosofía existe un conflicto
fundamental entre materialismo
e idealismo –no pueden coexis-
tir, ni siquiera a nivel individual o de partido político–».
M de misión. M de millones.
M de martirio. Cuando en Eu-
ropa parece que la fe retrocede
y cuando en Latinoamérica em-
piezan a verse algunos signos
de secularización, nos olvida-
mos de que nuestro planeta es
Mucho más grande. Hoy en
China hay más católicos bauti-
zados que miembros del Partido
Comunista. Y es sólo un ejem-
plo. Sin embargo, en una parte
importante del mundo
ser cristiano, seguir a
Cristo, no es una tarea
sencilla. Es un testimo-
nio de heroísmo que, en
no pocas ocasiones, aca-
ba en martirio. Es la
Iglesia perseguida.
Y es, también, la Iglesia
necesitada.
PARA SABER MÁS
Informes, testimonios, fotografías, vídeos, relacionados con la Iglesia necesitada y la persecución a cristianos en todo el mundo.
WWW.AIN-ES.ORG
Ayuda a la Iglesia Necesitada. Fundación de la Santa Sede
Muchos conocerán al padre Christian
de Chergé (†), gracias a la película De
dioses y hombres, de Xavier Beauvois (2010). Y a que, en su momento, la noti-
cia de esta comunidad del Císter, fiel a
Cristo hasta el martirio, impactó en los
medios de comunicación de todo el mun-do. Cuando “el final” se presentía cerca-
no, el padre Christian, en diciembre de
1993, escribió una carta. Sus presenti-
mientos se cumplieron y tanto él como sus hermanos murieron asesinados en
Argelia. El domingo de Pentecostés, 25 de mayo de 1996 se abrió
la carta. El texto, verdaderamente conmovedor, es el siguiente:
“Si me sucediera un día –y ese día podría ser hoy- ser vícti-
ma del terrorismo que parece querer abarcar en este momen-
to a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera
que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi
vida estaba entregada a Dios y a este país. Que acepten que
el Dueño Único de toda vida no podría permanecer ajeno a
esta partida brutal.
Que recen por mí. ¿Cómo podría yo ser hallado digno del tal
ofrenda? Que sepan asociar esta muerte a tantas otras, tan
violentas y abandonadas en la indiferencia del anonimato.
Mi vida no tiene más valor que otra vida. Tampoco tiene
menos. En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia. He
vivido bastante como para saberme cómplice del mal que
parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo, inclusive
del que podría golpearme ciegamente. Desearía, llegado el
momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir
el perdón de Dios y el de mis hermanos los hombres, y per-
donar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien hubiera
herido. Yo no podría desear una muerte semejante. Me pare-
ce importante proclamarlo. En efecto, no veo cómo podría
alegrarme que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin
distinción, de mi asesinato.
Argelia y el Islam, para mí son un cuerpo y un alma. Lo he
proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de
ellos he recibido, encontrando muy a menudo en ellos el hilo
conductor del Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi
madre, mi primerísima Iglesia, precisamente en Argelia y,
ya desde entonces, en el respeto de los creyentes musulma-
nes.
(…) Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de
ellos, doy gracias a Dios que parece haberla querido entera-
mente para este gozo, contra y a pesar de todo. En éste gra-
cias en el que está todo dicho sobre mi vida, yo os incluyo,
por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a vosotros, amigos
de aquí, junto a mi madre y mi padre, mis hermanas y her-
manos y los suyos.
Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás
sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero éste gracias,
y este ‘A-Dios’ en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea
concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraí-
so, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡Amén!
“¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda?”
Enero-Febrero 2012 · 3 EL PENSADOR
Los cristianos son, en la actualidad,
el grupo religioso que sufre el mayor
número de persecuciones por causa de su fe.
42% es el porcentaje de pobla-ción mundial que vive en países donde ser católico es una aventura maravillo-sa… que puede costar la marginación, la tortura, la cárcel e incluso la muerte
“
∎∎∎ BENEDICTO XVI, Jornada Mundial de la Paz, 2011.
Argelia
Para un argelino, la conversión
al cristianismo supone quedar expuesto a la injusticia y a per-
secución judicial, tal y como
atestigua Mahmud Yahu, bauti-
zado en 1994. «Nuestra vida cotidiana está sometida al acoso
y el desprecio. Te tropiezas con
miradas asesinas, violencia ver-
bal, rumores absurdos respecto a las costumbres de nuestras co-
munidades, por no mencionar la
vigilancia y los controles cons-
tantes que realiza la policía». Las autoridades denegaron a
Yahu la renovación de su pasa-
porte argelino porque «un cris-
tiano es un traidor a la patria». El alcalde de Ath Atteli, cerca
de Tizi-Uzu, donde vive Mah-
mud, ha ordenado a la comuni-
dad cristiana abjurar de su fe. El
12 de diciembre de 2010, tuvo
que presentarse ante los tribuna-
les acusado de haber abierto un
lugar de culto ilegal en el pueblo (una simple vivienda) y de haber
«proporcionado alojamiento a
extranjeros» (que contaban con
los visados necesarios); Yahu fue condenado a tres meses de
prisión. Otros cuatro argelinos
fueron juzgados con él. Desde la segunda mitad de 2010
se han difundido noticias de
muchos otros casos similares
sobre conversos cristianos. En septiembre de 2010 dos trabaja-
dores cristianos, Hocini Hocini y
Salem Fellak, fueron descubier-
tos comiendo en un tren durante el ramadán y fueron juzgados
por el tribunal de Ain el-
Hammam por «atentado y ofen-
sa contra los preceptos del is-lam», aunque fueron puestos en
libertad gracias a la moviliza-
ción de una serie de defensores
de los derechos humanos. En mayo de 2011, Karim Saighi,
convertido en 2007, fue citado
ante los tribunales por «insultar
al Profeta» debido a la acusación
de uno de sus vecinos. Supuesta-
mente, se había negado a rendir
homenaje a Mahoma, tal y como
le exigía dicho vecino, y en su lugar le había entregado un
DVD sobre la vida de Cristo.
Fue condenado a cinco años de
prisión en régimen cerrado. La sentencia hacía hincapié en que
«había negado la acusación,
pero su apostasía supone la
asunción de su culpa».
Nicaragua
En 2011 la violencia ejercida contra la Iglesia católica, provo-
cada probablemente por las críti-
cas expresadas por parte de
miembros del clero por el com-portamiento del Gobierno del
presidente Daniel Ortega, se han
perpetrado una serie de agresio-
nes contra individuos y sacrile-gios contra imágenes sagradas.
El 20 de agosto de 2011 se des-
cubrió el cadáver del padre Mar-
lon Ernesto Pupiro García, falle-cido en circunstancias poco
claras. En octubre del mismo
año se hizo público el hecho de
que varios sacerdotes de la dió-
cesis de Matagalpa, entre ellos su obispo, Mons. José Rolando
Álvarez Lagos, recibieron ame-
nazas y sufrieron agresiones. El
15 de junio se perpetraron un robo y un acto sacrílego contra
el Santísimo Sacramento en la
iglesia de San Agustín, en la
capital.
Egipto
La noche del 31 de diciembre de
2010 y el 1 de enero de 2011, explotaron unas bombas en la
iglesia copta ortodoxa de los
Dos Santos de Alejandría en la
que se acababa de celebrar la misa; 23 personas fueron asesi-
nadas.
En 2011 el número de ataques
contra los coptos ascendió hasta
niveles sin precedentes. Entre el
15 y el 23 de enero, las fuerzas
armadas egipcias atacaron tres
monasterios coptos. En el mo-nasterio de San Bishoy, en Wadi
Natrun, los agresores hirieron a
dos monjes y numerosos obre-
ros, tras lo cual las tropas destru-yeron el muro que los monjes
estaban erigiendo para proteger-
se. En San Pablo, cerca del mar Rojo, los soldados agredieron a
tres monjes y demolieron la
verja que protegía la entrada al
monasterio. El 23 de febrero, un sacerdote
copto ortodoxo, el padre Daud
Butros, fue degollado en su casa
en la localidad de Shutb, cerca de Asiut (Alto Egipto). Le hab-
ían acusado de «proselitismo»
en una página web islámica.
El 9 de marzo, en los distritos de Muqatam y Qalaa, en El Cairo,
13 cristianos fueron asesinados y
120 resultaron heridos en los
pogromos anticristianos organi-zados por 15.000 islamistas
armados de los barrios circun-
dantes. Prendieron fuego a 8
casas, 20 plantas de reciclado de
residuos y 30 camiones de reco-
gida de basuras cuyos propieta-
rios eran coptos.
El 7 y el 8 de mayo, musulma-nes armados atacaron zonas
cristianas del barrio de Imbaba
(y prendieron fuego a las igle-
sias de San Menas y de la Vir-gen María, saqueando las vi-
viendas y tiendas de los cristia-
nos. Estos últimos se defendie-
ron lo que provocó enfrenta-mientos en los que murieron 15
personas y 262 resultaron heri-
das. El ataque fue provocado por
el hecho de que una cristiana casada con un musulmán había
abandonado, supuestamente, su
domicilio para refugiarse en la
iglesia de San Menas. Cuando los musulmanes están
implicados en los ataques contra
los cristianos, el sistema judicial
sigue tratándolos con clemencia. Por ejemplo, el 20 de febrero de
2011, el Tribunal de Apelación
del Estado Egipcio absolvió a
dos de los tres sospechosos de asesinar a los fieles que salían de
la iglesia después de la misa de
la Navidad copta. El 6 de enero
de 2010 en Nag Hamadi
(provincia de Qena, Alto Egip-to), un atentado se cobró seis
víctimas entre los coptos. El 16
de enero, el tercer sospechoso
fue condenado a muerte por haber matado a un viandante,
musulmán como él, no por haber
participado en el ataque contra
los coptos. Mons. Cyril, el obis-po copto ortodoxo, denunció
esta injusticia declarando que
«el tribunal ha impuesto una
pena de muerte porque un mu-sulmán ha sido asesinado. El
sistema judicial egipcio ignora
las vidas perdidas por los seis
coptos asesinados, que no pare-cen tener el menor valor para lo
sociedad. Este veredicto entriste-
ce a los cristianos de todo el
mundo porque demuestra lo que
ocurre cuando un Estado aplica
la ley de la sharía».
Afganistán La Constitución afgana de 2004
declara que «la religión de Esta-
do (…) es la sagrada religión
del islam», y establece la sharía (la ley islámica) como ley del
país.
El Código Penal afgano permite a los jueces remitir a la sharía
cualquier cuestión no regulada
de forma explícita por el propio
código o por la Constitución, como la apostasía y la conver-
sión (a una religión que no sea el
islam). En consecuencia, estos
delitos se pueden castigar con la pena de muerte.
La pequeña y vulnerable comu-
nidad cristiana de Afganistán
(0,1% de la población) tiene que practicar su fe de forma clandes-
tina sin que haya ninguna iglesia
en todo el país. Sus miembros
son objeto de arrestos y violen-cia. Los pocos cristianos afganos
que existen son en su mayoría
conversos del islam, por lo que
se ven obligados a ocultar su fe
para no poner la vida en riesgo.
Como ejemplo de estas persecu-
ciones, se ha considerado
«ejemplar» la brutal ejecución de Abdul Latif, musulmán afga-
no de la zona de Herat que se
había convertido al cristianismo.
Un vídeo difundido en internet muestra cómo cuatro talibanes le
decapitan ante una cámara, en
señal de advertencia para cual-
quier afgano que quiera «seguir la religión de los infieles».
Arabia Saudí
Todos los observadores interna-cionales siguen considerando al
reino wahabí como un «país de
especial preocupación», debido
a las continuas violaciones gra-ves de la libertad religiosa tanto
desde una perspectiva jurídica
como de hecho. Durante el 2012
se han realizado más de cien detenciones de cristianos, algu-
nos de quienes aún siguen en
prisión.
En marzo de 2012 el gran muftí de Arabia Saudí emitió una fetua
afirmando la necesidad de des-
truir todas las iglesias de la
península Arábiga que provocó
fuertes reacciones entre los cris-tianos y la comunidad interna-
cional. El jeque Abd Allah al-
Shayj respondía así a la petición
de aclaración que le presentó una delegación kuwaití de la
Society of the Revival of Islamic
Heritage, en relación con la
propuesta presentada por un parlamentario de Kuwait de
prohibir la construcción de igle-
sias nuevas en el país. La con-
clusión del gran muftí es que la presencia de lugares de culto
cristianos en Arabia «significa
reconocer de hecho la verdad de
sus creencias».
México
En 2011 se perpetraron una serie
de agresiones contra sacerdotes
católicos. Aunque en el actual
clima de violencia podrían con-
siderarse crímenes comunes, han
ejercido un fuerte impacto sobre la libertad de los ministros de la
Iglesia. Entre las víctimas de los
homicidios cometidos en 2011
se encuentran los párrocos San-tos Sánchez y Salvador Ruiz
Enciso, el sacerdote Marco An-
tonio Durán y María Elizabeth Macías Castro, periodista de la
comunidad del Movimiento
Laico Escalabriniano, secuestra-
da y asesinada. Las imágenes religiosas también han sido obje-
to de violencia. Según las cifras
del Centro Católico Multimedia
y del Consejo de Analistas Cató-licos de México dadas a conocer
en enero de 2011, la violencia
contra imágenes sagradas se
elevó del 2 % de 1993 al 12 % actual. Cada semana, 26 lugares
sagrados sufren actos de violen-
cia. La reacción de la Conferen-
cia Episcopal Mexicana fue expresada en la declaración Que
en Cristo, nuestra paz, México
tenga vida digna, en la que pre-
sentan una serie de iniciativas,
por ejemplo, una oración por la
paz que se reza en casi todas las
iglesias del país al final de la
misa, y el rezo del rosario por la paz, necesario para que la nación
recupere la calma.
4 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
LIBROSugerentes
Una visión diferente de la Edad Media
Poco a poco, a partir de la segunda mi-
tad del siglo XX, ha ido corrigiéndose en
la historiografía occidental aquella se-
cuela de la Ilustración según la cual la
Edad Media era una época oscura, las
Dark Ages, en donde la Humanidad ex-
perimentó un retroceso civilizacional.
La obra de Dawson, que fue un destaca-
do filósofo de la cultura, ha de inscribir-
se en esa revisión histórica necesaria.
El lector de este libro hallará en él las
claves de por qué Juan Pablo II insistía
en que el cristianismo era la raíz misma de Europa. Pero, por encima
de cualquier otra cosa, encontrará honestidad intelectual y una erudi-
ción fuera de toda sospecha. DAWSON, CRISTOPHER
LA RELIGIÓN Y EL ORIGEN DE LA CULTURA OCCIDENTAL Editorial Encuentro. 2010. 254 págs.
Reflexiones íntimas (de un filósofo) sobre la fe
Francesc Torralba es doctor en Filosofía y
en Teología y dirige la cátedra “Ethos” de
la Universidad Ramón Llull. No es su pri-
mer libro, pero sí el más sólido de cuantos
he leído suyos.Este no es un libro académi-
co ni filosófico ni, por descontado, teológi-
co. Si las ideas tuvieran vida, sería una bio-
grafía. Él mismo aclara que su pretensión
es no sólo (ni sobre todo) exhibir su fe, sino
fundamentalmente aclararse las ideas del
modo con que vive su relación con Cris-
to. Imprescindible.
TORRALBA ROSELLÓ, F. ESUCRISTO 2.0 PPC. 2012. 298 págs.
Laicidad y multiculturalidad
Charles Taylor no es ningún desconocido
en el mundo académico. Sus trabajos
filosóficos sobre lenguaje, moralidad y
multiculturalismo son bien conocidos en
todo el mundo. Junto con Maclure, profe-
sor de la Universidad de Laval, ha escrito
este libro, que es una buena aproxima-
ción al significado de la libertad (de con-
ciencia y de religión) desde una perspectiva de defensa de la multicul-
turalidad. Aunque centrado en la experiencia canadiense, el libro ofre-
ce algunas ideas interesantes que merecen ser tenidas en cuenta.
TAYLOR, Ch. Y MACLURE, J., LAICIDAD Y LIBERTAD DE CONCIENCIA. Alianza Editorial. 2011. 162 págs.
David Jou (Sitges, 1953) es catedrático de Física
de la Materia Condensada en la Universidad Autó-
noma de Barcelona. Ha publicado unos ciento cin-
cuenta artículos de investigación termodinámica de
procesos irreversibles y mecánica estadística fuera
del equilibrio. Es autor de varios libros sobre su
especialidad y de divulgación científica, así como
una amplia obra literaria en catalán, donde se ha
revelado como un sobresaliente poeta. Por su obra
científica ha obtenido, entre otros, el Premio Rey
Juan Carlos I en 1986.
P. A Evans-Pritchard le molestaba profundamente
la actitud de algunos antropólogos cuando estudia-
ban las religiones primitivas, porque recurrían a
creer que la madurez cognitiva del hombre sólo es
posible en la actualidad. De alguna manera, esa es
una soberbia autocomplaciente, es como cuando
usted dice, en “Mogambo”, el sentirse “grande
como el misterio de una selva”. Pero leyéndole,
uno tiene la grata sorpresa no sólo de que el hom-
bre siempre se ha hecho grandes interrogantes a lo
largo de su vida, sino también de que las respuestas
de ayer y de hoy no son tan abismalmente distintas
como cabía suponer, que hay “analogías sorpren-
dentes”. ¿No cree que a muchos puede chocar eso,
dicho por un físico de su prestigio?
R. Las analogías entre las grandes preguntas de
diversas épocas me impresionan. Las respuestas –
siempre provisionales– son muy diferentes, pero las
preguntas se van transmitiendo de generación en
generación. Admiro mucho el ingenio, la inteligen-
cia, la voluntad, la agudeza de personas de épocas
muy diferentes que con medios de observación muy
precarios y con un aparato teórico deficiente hicie-
ron descubrimientos importantes y nos abrieron
puertas a nuevos conocimientos. Me parece un error
contemplar con conmiseración a nuestros anteceso-
res: tal vez conocieron menos –o conocieron cosas
diferentes a las que conocemos nosotros–, pero
pensaron, se inquietaron, se sorprendieron, admira-
ron, estudiaron, amaron. Esas son las raíces y los
gozos del conocimiento, y me hacen sentir muy
próximo a ellos, muy respetuoso hacia ellos.
P. Es curioso: un físico que es además un reconoci-
do poeta. Lo digo porque en la Modernidad (a par-
tir del famoso aforismo 326 de Leonardo), la pala-
bra parece haberse relegado con respecto a la vi-
sión, a la observación. “El Logos fue el principio”
leemos en San Juan, pero Hawking a partir de la
observación concluye una explicación del universo
(o del meta-universo) que no necesita al Logos, que
se crea a sí mismo a partir de la nada. Es más, lle-
ga a postular que la filosofía ha muerto. ¿Es esta
dicotomía entre ciencia y fe, a su juicio, una con-
tradicción insalvable?
R. Admiro mucho a Hawking y su obra científica,
pero no comparto su menosprecio y desconfianza
hacia la filosofía –que, en mi opinión, desconoce
abismalmente. Pero Hawking también necesita un
Logos: su Logos son las leyes físicas. Sus hipotéti-
cos universos se producen como fluctuaciones de
un vacío cuántico, que es diferente de la nada. El
vacío cuántico fluctúa porque así lo impone el Lo-
gos de la física cuántica. Sin ese Logos, no tendría
por qué fluctuar ni dar lugar a universos. Por mi
parte, no hay contradicción necesaria entre ciencia
y fe. Si Dios es visto como la fuente profunda de la
racionalidad –cósmica, matemática, físicoquímica,
biológica, humana- descubrir más razón en el mun-
do no significa apartar a Dios del mundo, sino des-
cubrir el rastro de su presencia y acción. Por otro
lado, la investigación científica tiene elementos de
fe: se predice una partícula, y se la busca con de-
nuedo durante cuarenta años, hasta encontrarla,
poniendo al servicio de esa búsqueda miles de físi-
cos, invirtiendo grandes sumas de dinero. Ese es-
fuerzo humano y económico enorme no se haría si
no se tuviera fe en la racionalidad de la naturaleza,
en la eficacia de la física matemática, en nuestra
capacidad de conocer el mundo. Me sigue impresio-
nando la frase “El Logos fue el principio”: en ese
Logos multidimensional yo veo también la raciona-
lidad científica, como parte de una lógica más am-
plia.
P. ¿Qué le dice a usted, como persona replegada
en su intimidad, “aquel silencio de los grandes
espacios nocturnos que aterrorizaba a Pascal”?
R. ¡Me dice mucho! Acabo de publicar un libro
sobre ese tema: La poesia de l’infinit. En él exploro
cómo la poesía –los Salmos, Dante, Milton, Poe,
Leopardi, Rilke, Borges, Fray Luis de León, Costa i
Llobera, … – ha tratado nuestra relación con la in-
mensidad cósmica, cómo se ha preguntado por
nuestra posición en el mundo, cómo ha expresado
el vértigo de las profundidades nocturnas. Y como
trata esa cuestión la cosmología actual –que nos
dice que para que un universo pueda contener una
sola bacteria necesita tener un radio mayor de seis
mil millones de años-luz, o para tener una sola es-
pecie inteligente necesita tener un radio mayor de
diez mil millones de años-luz. La cosmología actual
subraya con una fuerza inaudita nuestra dimensión
cósmica, la relación entre la posibilidad de nuestra
existencia y la trama fina de las leyes físicas del
universo.
P. Resulta evidente –y lógico en un poeta- que us-
ted juegue, seduzca y provoque con las palabras. El
subtítulo del libro, “De la gloria de Dios al sabota-
je del universo” tiene el atractivo irresistible de un
pastel expuesto en el escaparate frente a un cole-
gio. El sabotaje. Usted habla, al menos, de tres de
ellos. Me quedo con el que enuncia en primer lu-
gar: “el uso que hemos hecho de la inteligencia, de
la conciencia, de la fuerza: tanto saber sin amor,
tanta riqueza sin solidaridad, tanto poder sin justi-
cia”. ¿Es una protesta, o una propuesta?
R. Es tanto una protesta como una propuesta. Me
preocupa una ciencia sin amor, una economía sin
solidaridad. La ciencia no habla de bien y de mal,
no habla de amor –salvo como hecho biológico. Por
ello, me interesa una ciencia en diálogo profundo
con el humanismo, con los grandes proyectos de la
aventura humana. Los humanos no queremos tan
sólo conocimiento: también queremos amor, senti-
do, felicidad. Los pensadores científicos actuales
sienten curiosidad por lo que la ciencia pueda decir
sobre las grandes cuestiones de la vida humana,
pero tienden a creer que sólo la ciencia aclarará
esas cuestiones. No creo que sea así. La ciencia es
una aventura maravillosa y fructífera, pero no tengo
tanta fe en ella como para afirmar que ella sea la
portadora de todas las respuestas.
© Dignitas.
DAVID JOU un científico
poeta que cree en Dios
BIBLIOGRAFÍA INTELIGENTE DE
DAVID JOU
REESCRIBIENDO EL GÉNESIS
CEREBRO Y UNIVERSO. DOS COSMOLOGÍAS
INTRODUCCIÓN AL MUNDO
CUÁNTICO
EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 5
medida que me acerca-
ba a la conclusión
sentía una resistencia
casi tan fuerte como mi resis-
tencia anterior al teísmo. Tan
fuerte, pero de menor dura-
ción porque lo entendía me-
jor. Cada paso que había
dado, del Absoluto al Espíri-
tu y del Espíritu a Dios, hab-
ía sido un paso hacia algo
más concreto, más inminen-
te, más coactivo. A cada paso
uno tenía menos oportunida-
des de decir “que su alma era
suya”. Aceptar la Encarna-
ción era un paso más en la
misma dirección. Hacía que
Dios estuviese más cerca, o
cerca de una forma nueva. Y
pensaba que esto era algo
que yo no había querido.
Pero reconocer el terreno
para evadirme era, por su-
puesto, reconocer tanto su
vergüenza como su futilidad.
Sé muy bien cuándo, aunque
no cómo, di el último paso.
Me llevaban a Whipsnade
una mañana soleada. Cuando
salimos no creía que Jesu-
cristo fuera Hijo de Dios, y
cuando llegamos al zoológi-
co sí. Sin embargo, no me
había pasado todo el camino
sumido en mis pensamientos,
ni en una gran inquietud.
“Inquietante” quizá sea el
último adjetivo que podamos
aplicar a algunos de los suce-
sos más importantes. Era más
parecido a cuando un hom-
bre, después de dormir mu-
cho, de queda en la cama
inmóvil, dándose cuenta de
que ya está despierto. Y era
ambiguo, como aquel mo-
mento en lo alto del autobús.
¿Libertad o necesidad? ¿O
difieren hasta el extremo? En
este extremo un hombre es lo
que hace, no hay nada de él
que quede por encima o fuera
del acto. En cuanto a lo que
solemos llamar deseo, y lo
que solemos llamar inquie-
tud, adivino que generalmen-
te ambos hablan demasiado
alto, protestan demasiado,
para que se les crea, y noso-
tros tenemos la secreta sospe-
cha de que la pasión o la
férrea decisión son en parte
mera envoltura.
Han estropeado Whipsnade
desde entonces. El bosque de
Wallaby con los pájaros can-
tando sobre tu cabeza, las
campanillas azules a tus pies
y los canguros saltando a tu
alrededor, era como si el
Edén hubiera vuelto.
Pero, concluyendo, ¿qué fue
de la Alegría?, porque, des-
pués de todo, es sobre lo que
ha tratado fundamentalmente
esta historia. Para serte since-
ro, el tema ha perdido para
mí casi todo su interés desde
que me convertí al cristianis-
mo. No puedo quejarme,
como Wordsworth, de que el
destello ilusorio haya pasado.
Creo (si es que vale la pena
recordarlo) que el antiguo
estremecimiento, la antigua
mezcla agridulce, me ha lle-
gado desde mi conversión
con mayor frecuencia y agu-
deza que en ninguna otra
época de mi vida. Pero ahora
sé que la experiencia, consi-
derada como uno de mis es-
tados mentales, nunca había
tenido la importancia que yo
le concedía. Mientras eso
otro quedaba en la duda, el
indicio aparecía inmenso en
mis pensamientos. Cuando
nos perdemos en el bosque,
ver un letrero es un asunto
muy importante.
….....En busca
SIGUE LEYENDO...
C. S. Lewis. Cautivado por la alegría.
Editorial Encuentro. Biografía. 2008
189 páginas.
Por: C. S. LEWIS
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de la alegría A
CINEparaPENSAR
6 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
Se equivocan quienes no creen que exista Basada en hechos reales, El rito no es un film propiamente de terror
(evita el impacto del miedo en las escenas), sino sobre teología. Su
propósito es mostrar una realidad oculta, la existencia del diablo con
sus demonios operando en el mundo actual.
El tema se aborda con seriedad y sin estridencias. Un joven seminaris-
ta, con problemas de fe se enfrenta a una realidad que trata de negar
desde el materialismo. Un viejo exorcista jesuita, interpretado magis-
tralmente por Anthony Hopkins terminará por demostrar lo equivoca-
do que estaba.
Hopkins trata de hacerse explicar desde el principio: igual que un
ladrón que va a robar una casa no se le ocurre encender las luces, así el
diablo trata de que no se le vea, de que se niegue su existencia. El se-
minarista es de los que piensa que es paradójico que la evidencia del
diablo se haga depender de la falta de evidencia del mismo. Pero como
tendrá ocasión de comprobar, “que niegues al diablo no te salvará de
su maldad”.
Título: El rito Dirección: Mikael Håfström País: Estados Unidos Año: 2011
Duración: 114 min. Género: Drama Reparto: Anthony Hopkins, Alice Bra-
ga, Ciarán Hinds, Rutger Hauer, Chris Marquette, Franco Nero, Toby Jones,
Torrey DeVitto, Maria Grazia Cucinotta, Colin O’Donoghue
¿Y después… qué quieres ser? “Sed buenos… ¡si podéis!” se ha convertido en la proverbial expresión
de San Filippo Neri, uno de los santos más queridos de la historia de la
Iglesia. El santo de la alegría, el juglar de Dios, Pippo el Bueno, todas
estas son sólo algunas de las definiciones de este sacerdote que nació
en Florencia en 1515 y vivió más de 60 años en Roma. Mientras tenía
lugar el Concilio de Trento, San Filippo formaba a los más jóvenes
con ternura e ironía acercándoles a la Liturgia y logrando que se divir-
tiesen cantando y jugando en un lugar que más adelante se convertiría
en el Oratorio, proclamada congregación por el Papa Gregorio XIII.
Este es el periodo que aborda una película entrañable pero sincera, en
donde se trasluce el efecto que la fe causa en quienes la poseen.
Título: Prefiero el Paraíso. Dirección: Giacomo Campiotti. País: Italia Año:
2010 Duración: 126 min. Género: Drama. Reparto: Gigi Proietti, Francesco
Salvi, Roberto Citran, Sebastiano Lo Monaco, Francesca Chillemi, Josafat
Vagni, Francesca Antonelli. Guión: Mario Ruggeri.
James
Caviezel “Mel Gibson se reunió conmigo para hablarme
de La Pasión, yo dije: “¿Quieres que yo
represente a Jesús, verdad?”. Y respondió:
“Sí”. Al día siguiente me llamó por teléfono e
intento dejarme fuera. Yo le pregunté “Mel,
¿por qué estás tratando de sacarme de este
proyecto?”. Él me dijo: “Porque esto podría ser
el fin de tu carrera. Este podría ser el fin de
todas nuestras carreras”.
Por: Fausto Gil
Enero-Febrero 2013 · 7 EL PENSADOR
Caviezel
PREGUNTA.— Jim, res-
pecto de tu fe, ¿cómo ha
cambiado esta película tu
experiencia del sufrimiento,
y qué significa ahora el su-
frimiento para ti?
JIM.— Ahora entiendo el
sufrimiento mucho más, co-
mo nunca antes en mi vida.
Durante gran parte de la fil-
mación no estaba seguro de
poder hacerlo, no sabía si la
hipotermia me iba a impedir
lograrlo. Luchar con la hipo-
termia por un día está bien,
aunque es sumamente duro.
Pero intenta sobrellevarla por
cinco semanas seguidas, en
una cruz que sobresale por
encima de los 300 metros, y
cuando además tu hombro
esta dislocado y estás enfer-
mo, con neumonía y vomi-
tando.
Al mismo tiempo, eres alcan-
zado por un rayo. Todas estas
cosas influyen en el momen-
to en que gritas: “¿Dios mío,
Dios mío, por qué me has
abandonado?” Yo dije eso
muchas, muchas veces du-
rante la filmación. Llega un
momento en que te preguntas
si a Dios le importaba que
hiciéramos esta película o no.
Pero ese es mi lado humano,
porque sé que a Él (Jesús) sí
le importó. Y si yo no hubie-
se pasado por todo ese sufri-
miento no hubiera podido
lograr la actuación que pue-
des ver en la pantalla. Esta
experiencia me arrojó a los
brazos de Dios.
P.— Tu fe es algo que ocu-
pa un lugar central en tu
vida. ¿Has encontrado al-
guna contradicción o con-
flicto entre tu vida de fe y
tu carrera de actor? J.— Cuando trabajas en un
banco, trabajas con dinero.
¿Significa eso que no puedes
ser católico y trabajar en un
banco? ¿Acaso no puedes ser
católico y presidente de los
Estados Unidos? Se puede
ser católico y estar compro-
metido con cualquier aspec-
to, por ejemplo del mundo de
las comunicaciones, ya sea
como reportero o como cual-
quier otra cosa. Nosotros
necesitamos [a los católicos]
en toda misión, en todas las
áreas. Necesitamos misione-
ros y buenas personas en
todos los ámbitos de la vida.
P.— ¿Qué papel juega tu fe
a la hora de escoger las
películas en las que traba-
jas?
J.— Mi fe no implica que no
interprete personajes pecado-
res. No significa que no vaya
a hacer películas con califica-
ción R. Evidentemente, esta
película tiene esa califica-
ción. De hecho, si lees la
Biblia le darías una califica-
ción más severa -tal vez has-
ta X-, porque se trata de un
libro muy serio lleno de mu-
chos pecadores y muchos
santos. He interpretado tanto
personajes pecadores como
personajes que fueron perso-
nas santas, pero siempre pro-
curo encontrar algo rescata-
ble en las historias. Pero eso
sí, no blasfemo contra nues-
tro Señor, y hay cosas en las
películas que no haría. Y en
esos casos solo espero. Dios
me permite esperar. Si en-
cuentro un guión que me
gusta, pero que contiene par-
tes inaceptables para mí, les
pido que lo cambien y si real-
mente están interesados en
mi trabajo, lo cambiarán.
P.— ¿Cuán importante es
tu fe en tu vida de casado, y
tu matrimonio en tu fe?
J.— Es fundamental, como la
alimentación. Tienes que
comer todos los días; tienes
que recibir la Eucaristía.
Dios me entregó a mi esposa.
Ella es un regalo. Yo la cui-
do, ella me cuida a mí. Nos
encanta la manera en que
Dios quiere que amemos.
Tratamos de ser un ejemplo
para las demás personas. A
veces nos equivocamos pero
seguimos intentando para
luego levantarnos si caemos.
Permanecemos juntos y nos
amamos tanto como pode-
mos. Mi fe alimenta todo, mi
actuación y todo el resto. Es
el alma de mi vida.
P.— ¿Cuál es tu reacción
ante la cobertura que la
prensa hace de ti? J.— En la prensa, muchas
veces se buscan ángulos para
embarrarte. Por ejemplo,
continuamente se refieren a
mí como “el devoto católico
Jim Caviezel”. Lo hacen ca-
da vez que hablan de mí en la
prensa, y uno piensa: “¿Qué
hay de malo en eso?”. Pero
déjame preguntarte algo,
¿dicen acaso "el devoto cien-
ciologista Tom Cruise” o “el
devoto judío Adam Sandler”
una y otra vez? Ellos saben
lo que están haciendo cuando
intentan mancharte: buscan
mostrarte como un “fanático
religioso” que juzga y conde-
na a los demás. Siempre ha
existido este tipo de persecu-
ción en todos los tiempos.
P.— ¿Y te afecta esto? J.— Cierta prensa no está
muy abierta a cómo vives tu
vida. Yo no voy e impongo
mi fe a los demás. Hablo
sobre ella cuando me lo pre-
guntan y algunas veces ni
siquiera hablo. Pero la vivo.
No se trata de lo que dices; lo
importante es lo que haces.
Pero no puedo andar preocu-
pado de lo que piensan los
demás. Yo tendré que res-
ponderle a Dios. Sólo tengo
miedo de no hacer lo correc-
to, porque tendré que rendirle
cuentas a El algún día.
P.— ¿Cómo explicas el éxi-
to de “La Pasión de Cris-
to”? ¿Sabes de algún fruto
espiritual que la gente haya
recibido luego de ver la
película?
J.— Puedes navegar por las
distintas paginas en Internet
y leer acerca de los frutos
espirituales, están en todos
lados. Pero lo que escuchas
en alguna prensa es sólo la
historia de una señora que
murió a causa de un ataque
cardiaco mientras veía “La
Pasión” en Kansas. Los que
quieren van a encontrar algo
negativo entre los millones y
millones de buenas cosas.
Pero creo que esta película
ayudará a promover la verda-
dera paz en el mundo.
P.— ¿Crees que esta pelí-
cula tiene algún impacto en
la fe de la gente?
J.— Espero que sí. En mu-
chos países alrededor del
mundo, atenuamos nuestra fe
para acomodarla y así llamar
a la “unidad” de las iglesias,
y eso está mal. Yo no estoy
pidiéndole, por ejemplo, a los
Bautistas que acepten la figu-
ra de María y que entiendan
su significado, ese es el tra-
bajo del Espíritu Santo. Al
final, lo que pido es que un
hermano evangélico rece por
mi conversión y yo rezaré
por la suya, pero “aguar”
nuestra fe, para acomodarse
el uno al otro, es solo acomo-
darse a una cosa: el pecado.
P.— ¿Cuál es tu escena
favorita en esta película? J.— En mi escena favorita,
Poncio Pilatos le habla a
Jesús, y Jesús dice:
“Aquellos que me conocen,
conocen la Verdad”. Pilatos
contesta: “¿Qué es la ver-
dad?”. Jesús permanece ca-
llado. Luego, Pilatos se diri-
ge a su esposa, Claudia, y
dice: “¿Qué verdad es esta?”.
A lo cual ella responde: “Si
tú no lo sabes, yo no puedo
decírtelo”.
Muchas veces, la gente pien-
sa que Jesús es un fanático
intolerante; pero no lo es. El
habla en verdad. Habla con la
plena verdad y plena gracia.
P.— ¿Qué deseas para
cualquier persona que no
haya visto la película y lo
haga por primera vez? J.— Quiero que les suceda lo
mismo que ocurrió aquí. Que
las personas se abran, que
estén abiertas a la Verdad.
© Del texto, Dignitas. De la entrevista, Aciprensa
que La Pasión ayuda a promover
la verdadera paz en el mundo”
entre bastidores Si quieres conocer toda la histo-ria de cómo se rodó la película, te interesa el libro
La Pasión por dentro de John Bartunek, L.C. Editorial Voz de Papel, 2006.
e b
“Creo
8 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
MÚSICA MÚSICOS para para SENTIR SOÑAR
Por: P. Llucià Pou Sabaté
El grupo musical U2 está
consiguiendo éxitos sin pa-
ragón. Esteban Linés dice
que “U2 es –con permiso de
los Stones- el último gran
grupo de rock en activo. Y
podría decirse también que
comprometido. Bono, su
líder, ha abanderado en los
últimos años un sinfín de
causas solidarias: la lucha
contra el hambre, contra el
SIDA, Amnistía Internacio-
nal... Y ahora, el perdón de la
deuda externa para los países
del Tercer Mundo…” ha
estado con el Papa, en la casa
Blanca y con las grandes ‘top
models’…
Dentro de una sociedad de
marketing y de consumo, el
líder de U2 “acepta que for-
ma parte de lo que él mismo
define como ‘izquierda
caviar’, pero afirma que se
trata de un cinismo asumido
que da por bueno si sirve
para que sus causas solidarias
tengan mayor eco”. Se con-
fiesa católico, ejerce de ir-
landés comprometido y ha
vendido 120 millones de
discos. De su actuación en
Barcelona la prensa nos ha
dejado un buen rastro de no-
ticias.
Libro de Salmos
Hace pocos años, la editorial
italiana Einaudi publicó una
nueva edición del Libro de
los Salmos y le pidió a ese
cantante, líder de U2, que
escribiera una introducción.
Las palabras de Bono comen-
zaban así: “Explicar la fe
siempre ha sido algo difícil.
¿Cómo se hace para explicar
un amor y una lógica en el
corazón del universo cuando
el mundo está tan lleno de
fracasos? ¿El libre albedrío
nos ha crucificado también a
nosotros?”.
La espiritualidad de esta es-
trella del rock se refleja en la
letra de sus canciones, y tam-
bién en el texto de los co-
mentarios a los salmos, que
nos dan una clave de lectura
de su música. Seguía dicien-
do Paul Hewson (que así se
llama, según la pila bautis-
mal):
“Recuerdo que los Salmos,
más que objeto de canto, eran
objeto de una cantinela en mi
juventud. Los Salmos me han
preparado para comprender
la honestidad de John Len-
non, el lenguaje barroco de
Bob Dylan y Leonard Cohen,
la garganta clara de Al Green
y Stevie Wonder. Cuando
escucho a estos cantantes, me
uno a una parte de mí para la
que no tengo explicaciones...
mi alma, supongo. Palabras y
música han hecho de mí lo
que unas sólidas e incluso
rigurosas argumentaciones
no habían logrado alcanzar,
me han introducido en Dios,
no en la fe en Dios, sino más
bien en un sentido tangible
de Dios”.
Nos está diciendo que la reli-
gión es algo muy serio, que
no es una creencia, sino una
experiencia personal de Dios.
Dejando aparte los gustos
musicales está claro que la
música es un arte expresión
del espíritu humano, y esa
espiritualidad ha sido llevada
por U2 al rock: “El rock es,
en realidad, algo muy senci-
llo y simple, porque no se
trata más que de enviar un
mensaje envuelto con la ética
y la estética de cada uno; no
es más que eso. Somos noso-
tros, público, promotores y
artistas, los que a menudo
creemos que si no lo hace-
mos cada vez más complica-
do ya no es ‘fashion’, ya no
es moderno”.
El Señor es mi pastor
Dicen los expertos que des-
pués de un tiempo de incerti-
dumbre, han vuelto los de U2
a su lugar con “All that you
can’t leave behind”, orden y
música de vuelta a su línea
de “The Joshua tree”,
“Achtung baby”, “The unfor-
gettable fire”, y así lo reco-
nocen ellos: “con este disco
hemos querido regresar a lo
básico después de nuestro
flirteo con todas esas ideas
relacionadas con lo “dance”
y el “tecno”… Sabemos que
todo esto es un negocio y hay
una poderosa industria detrás
de él, a la que a menudo la
palabra arte poco le importa.
Yo soy el primero en saberlo,
veo que el éxito corrompe y a
mí también, inevitablemente,
pero sigo aquí. ¿Sabe por
qué? Porque el rock tiene un
poder enorme. Ya lo he co-
mentado en más de una oca-
sión pero nosotros no somos
como John Lennon, esa his-
toria de paz y amor; estamos
mucho más cerca de esa idea
“punk” según la cual el rock
puede cambiar el mundo
porque los políticos jamás lo
harán. En mi caso personal,
además, tendría que añadir
que soy católico y ejerzo de
irlandés comprometido. Ya
ve, en el fondo todo es un
lío”.
COMPROMETID
EVANGELIZAR con la música
Pop para adolescentes
El grupo Jésed es un clásico entre los grupos
de pop cristiano latinoamericano, compara-
ble al mítico Jairé (por desgracia éste ya
disuelto). Jésed continúa en la batalla de
convertir las oraciones en música pegadiza,
en instrumento para la evangelización.
El último de sus álbumes se titula ¡Viva
Cristo Rey!, toda una declaración desde el
primer momento, que homenajea a los criste-
ros mejicanos.
En él se contienen canciones que ya han al-
canzado muchas de ellas una notable audien-
cia: Lucharemos, Cristo Rey de Paz, Sha-
lom, El Reino de Dios ya llegó, Dónde están
los laicos, Transfórmame, Con Amor eterno,
Seré la Voz que clama en el desierto, Cristo
mi Rey, Viva Cristo Rey, Tu reinarás, Madre
de mi vocación y Pasará el invierno.
Sorprendió cuando se prestó a cantar, junto
a Jaeson Ma, una canción que pone música
nada menos que a la Carta a los Corintios
de San Pablo (What’s love). Pero no debía
haber sorprendido demasiado. Después de
todo, las canciones de Mars Bruno tienen
algo que decir y lo dicen alto y claro. Sus
letras, enraizadas en valores humanos,
hablan de matrimonio (Marry you), de fide-
lidad (Rest of my life), sobre el amor a los
padres (Never say you can’t), sobre la ne-
cesidad de levantarse para hacerse nuevo
(Today my life begins). Toda una novedad
si tenemos en cuenta la zafiedad y superfi-
cialidad que se transmiten en demasiadas
ocasiones a través de la música pop más
pegadiza. Y más novedad aún que su disco-
grafía esté entre los grandes éxitos que
triunfan en medio mundo.
Hespèrion XXI es un grupo internacio-
nal que interpreta música antigua. Diri-
gido por el musicólogo catalán Jordi
Savall, su merecida fama viene prece-
dida por una perfecta ejecutoria así
como por la recuperación y vindicación
de verdaderas joyas musicales de nues-
tra civilización, perdidas u olvidadas
con los siglos.
Para quienes no conozcan el grupo,
proponemos un álbum que es una
auténtica delicia y que, además, ayuda
en la meditación y la oración: la colec-
ción Ostinato, con piezas recopiladas
de Falconiero, Marini, Merula, Ortiz,
Pachelbel, Purcell, Rossi, Valente…
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Bruno Mars
CUADERNOS DIGNITAS
La investigación arqueológica
del tiempo de
Jesús · Los hallazgos
recientes
más importantes ·
FE Y ACONTECIMIENTO
10 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
CUADERNOS DIGNITAS
La opinión según la cual la fe como
tal no conoce absolutamente nada de
los hechos históricos y debe dejar todo eso
a los historiadores, es gnosticismo. Esa
opinión desencarna la fe y la reduce a pura
idea. En cambio, para la fe que se basa en
la Biblia, precisamente el realismo del
acontecimiento es una exigencia constituti-
va.
Un Dios que no puede intervenir en la His-
toria y manifestarse en ella, no es el Dios
de la Biblia. Por eso, la realidad del naci-
miento de Jesús de la Virgen María, la
efectiva institución de la Eucaristía por
parte de Jesús en la Última Cena, su resu-
rrección corporal de entre los muertos –
éste es el significado del sepulcro vacío–,
son elementos de la fe en cuanto tal, que
ésta puede y debe defender contra un pre-
sunto conocimiento histórico mejor.
Que Jesús, en todo lo que es esencial, fue
efectivamente el que nos muestran los
evangelios, no es una conjetura históri-
ca, sino un dato de fe. Las objeciones
que quieran convencernos de lo contra-
rio no son expresión de un conocimiento
científico efectivo, sino una arbitraria
sobrevaloración del método. Con esto llegamos ya al segundo nivel del
problema: no se trata simplemente de
hacer una lista de elementos históricos in-
dispensables para la fe. Se trata de ver qué
puede la razón, y por qué la fe puede ser
razonable y la razón puede estar abierta a
la fe.
Todo ello, naturalmente, vale en una medi-
da sin comparación mucho mayor donde
entra en juego el hombre mismo, o donde
se hace perceptible el misterio de Dios.
Por tanto, fe y ciencia, Magisterio y exé-
gesis no se contraponen ya como mun-
dos cerrados en sí mismos. La fe misma
es un modo de conocer. Quererla margi-
nar no produce la pura objetividad, sino
que constituye la elección de un ángulo
que excluye una perspectiva
determinada y ya no quiere te-
ner en cuenta las condiciones
casuales del ángulo elegido
Joseph Ratzinger
[En el centenario de la Pontificia Comisión Bíblica.
Abril de 2004]
A lo largo de la Historia de los dos últimos siglos, han
sido numerosos los intentos de reducir la fe en Jesu-
cristo a una mera experiencia psicológica y privada,
sin ningún fundamento histórico. Tras ello está la pre-
tensión de negar la misma existencia histórica de Cris-
to. Sin embargo, a pesar de que los cristianos no reci-
ben la fe de las simples pruebas que puedan ofrecer
las distintas ciencias, los avances obtenidos por ellas –
incluida la Arqueología– demuestran que la mejor
aliada de la fe es la Historia .
Con alguna frecuencia aparecen en periódicos o revis-
tas noticias acerca de descubrimientos arqueológicos
en Tierra Santa, que son interpretados de forma muy
diversa por parte de quienes los presentan. Unas ve-
ces, acaso las menos, los hallazgos vienen a confirmar
la veracidad de las narraciones bíblicas, haciendo rea-
lidad la frase que fue también el título de un conocido
libro de hace unos años: Y la Biblia tenía razón.
Otras, los descubrimientos parecen poner en tela de
juicio no sólo la historicidad de los hechos, sino inclu-
so hasta los fundamentos de la fe judía o cristiana.
Después pasa mucho tiempo sin que se vuelva a decir
nada más sobre el asunto.
Semejantes actitudes derivan, en la mayoría de los
casos, no sólo de una escasa información sobre la
índole de los datos arqueológicos, sino, lo que resulta
más frecuentemente, de un gran desconocimiento de
lo que son los estudios modernos sobre la Biblia. Ol-
vidando el variado carácter literario de tan colosal
obra, a veces se toman al pie de la letra narraciones
bíblicas oídas por nosotros durante nuestra infancia y,
por falta de suficiente formación religiosa, pensamos
que constituyen, tal y como se nos contaron, la autén-
tica base de nuestras creencias. Es la interpretación
fundamentalista de la Biblia, que no sólo es frecuente
entre algunos católicos, sino, incluso, más en ciertos
ambientes protestantes.
No hace mucho tiempo, con motivo de la publicación
de un libro, en este caso, dirigido a un público judío
fundamentalista, hemos tenido ocasión de leer algu-
nos artículos de prensa de autores católicos, a quienes,
decepcionados, se les movía poco menos que todo su
mundo religioso. Sin embargo, el hecho es que los
considerados como recientes descubrimientos arque-
ológicos no sólo eran conocidos desde antiguo, sino
que habían sido ya tenidos en cuenta y, en buena me-
dida, aceptados por los biblistas católicos, desde hace
más de un siglo.
La Biblia es un libro, o mejor un conjunto de libros,
con un tema fundamentalmente religioso, aunque tra-
tado con géneros literarios muy distintos. Bien es cier-
to que la Revelación divina tiene una inevitable di-
mensión histórica, pues se transmite en conexión con
la historia del pueblo de Israel y de la propia vida de
Jesús y los apóstoles, pero existe un amplio y legítimo
campo de discusión científica sobre las circunstancias
que acompañan las vicisitudes de Israel o, incluso,
sobre los primeros pasos del cristianismo.
Un Papa del siglo XX fue quien señaló la frecuente
incongruencia de que nuestra formación religiosa si-
guiera sin progresar, con los mismos caracteres infan-
tiles con que nos enseñaron las cosas siendo niños,
mientras que las demás disciplinas de estudio han ido
progresando y profundizando nuestro conocimiento.
A la larga, ello acaba creando una verdadera tensión
dialéctica y anímica.
La disciplina que cultivamos los arqueólogos no está
para confirmar, ni para rebatir creencia alguna. La
arqueología muy rara vez puede aportar pruebas para
esclarecer temas de la historia religiosa como tal. Lo
que ofrece es una reconstrucción del ambiente en que
pudo desarrollarse esa historia, la cual permite com-
prender el propio mensaje religioso contenido en ella.
Que aparezca una inscripción del siglo I con un
«Jacobo, hijo de José y hermano de Jesús» –por citar
un ejemplo reciente–, lo que nos indica, principalmen-
te, una vez más, es que, en esa época, entre los judíos
se repetían con increíble profusión los mismos nom-
bres de persona hasta la saciedad, dato éste que nos
ilustra sobre cómo en el mismo grupo de los doce
apóstoles había dos Jacobos (Santiago el Mayor y el
Menor), dos Judas (Tadeo o Iscariote) y dos Simones
o Simeones (Pedro y el Zelote), aparte de otros perso-
najes evangélicos del mismo nombre, como el anciano
Simeón, Simón el Leproso, Simón Cirineo, etc. Por
otra parte, ya en 1931 había aparecido en Jerusalén un
osario del siglo I con la inscripción: «Jesús, hijo de
José». Pero ir más allá, en un sentido u otro, suele
constituir una transgresión de los límites disciplinares
de la propia arqueología.
∎∎∎
Joaquín González es historiador, arqueólogo y escritor. Ha sido directo del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira (Cantabria).
El “nuevo paradigma” de la ciencia arqueológica en el conocimiento del Jesús histórico
“A pesar de que los cristianos
no reciben la fe de las simples
pruebas que puedan ofrecer
las distintas ciencias, los
avances obtenidos por ellas
–incluida la Arqueología–
demuestran que la mejor aliada
de la fe es la Historia”
“La disciplina que cultivamos
los arqueólogos muy rara vez
puede aportar pruebas para
esclarecer temas de la historia
religiosa como tal. Lo que ofrece
es una reconstrucción del am-
biente en que pudo desarrollarse
esa historia”
Por: Joaquín González
“
.
EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 11
CUADERNOS DIGNITAS
…¿Quién decís que soy?
Un río de tinta ha corrido, desde siempre,
sobre la interpretación de la figura de
Jesús. Un mesías apocalíptico (A. Schweit-
zer); un gran maestro de una ética elevada,
muy alejada de la apocalíptica (liberalismo
teológico del siglo XIX); un rabino o pro-
feta (Bultmann); el profeta-mesías y siervo
-sufriente del Segundo Isaías (W. Manson,
V. Taylor, Dodd, Cullmann, Kümmel); un
esenio (Flusser); Maestro de Justicia al
estilo esenio (Allegro); un zelota o revolu-
cionario político (Reimarus, Brandon, Car-
michael); un zelota para quien en Reino de
Dios sería establecido por intervención
divina (Bartsch); un pacifista (G. Edwards,
A. Trocmé); un personaje alejado de las
corrientes zelotas (F. Halm); un mago
(Morton Smith); un carismático galileo y a
su vez un justo (Vermes); un loco o payaso
H. Cox y A. Holl); alguien que intentó
desmantelar la cultura en que nación y por
eso es un genio (Isa Magli); un provocador
en todos los sentidos (H. Küng).
Pero muy por encima de estas interpreta-
ciones intelectuales, de estas sofisticadas
elaboraciones muchas de ellas materialis-
tas, la respuesta de quién es Jesús, desde la
fe, la hallamos limpia y clara en Pedro:
“...Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventura-
do tú, Simón Bar Jona, porque no es la
carne ni la sangre quien esto te ha revela-
do, sino mi Padre, que está en los cie-
los” (Mt, 16, 16-17).
∎RATZINGER, Joseph. Jesús de Nazaret (2 vols.)
∎GUARDINI, Romano. El Señor.
∎FRAY LUIS DE GRANADA. Vida de Cristo.
∎RICCIOTTI, Giuseppe. Vida de Jesucristo.
∎CHAPA, Juan (ed.). 50 preguntas sobre Jesús.
∎GRANDMAISON, L. de. Jesucristo.
∎MAURIAC, François. Vida de Jesús.
La Biblia no precisa la ubicación del Calvario.
Solamente dice que la Crucifixión de Jesús tuvo
lugar cerca, pero fuera, de Jerusalén (Jn 19,20 y
Heb 13,12), ya que la ley judía impedía realizar
ejecuciones y sepulturas dentro de la ciudad.
Además, señala que se hallaba cerca de un camino
transitado extramuros, pues los que pasaban se
burlaban de él (Mt 27,39 y Mc, 15,21 y 29-30).
Desde hace sesenta años, se han llevado a
cabo excavaciones en, bajo y junto a la igle-
sia del Santo Sepulcro (construida en el siglo
IV) y se han realizado, además, estudios de la
estratigrafía arquitectónica de la iglesia. Se
puede afirmar, entonces, que se trata de un
entorno bien conocido por la ciencia arque-
ológica.
Al oeste de la iglesia del Santo Sepulcro se
ha encontrado un muro que, con bastante
probabilidad, fue construido por Herodes
Agripa. Esto quiere decir que, en el año 30
d.C., pero no después del 44, la roca que se
encuentra dentro de la iglesia estaba situada
fuera de las murallas de la ciudad. Este lugar
recibe el nombre, como sabemos, del Gólgo-
ta. En la actualidad el consenso de los ar-
queólogos está de acuerdo en que hay prue-
bas más que suficientes de que Jesús fue cru-
cificado fuera de los muros de Jerusalén y,
probablemente, encima de esa piedra blanca
que se muestra a los visitantes y peregrinos
dentro (situada a la derecha de la entrada) de
la iglesia del Santo Sepulcro(1).
Dan Baht, un célebre arqueólogo judío, que se ha
mostrado crítico con otros muchos hallazgos, ha
escrito que “no podemos estar absolutamente se-
guros de que el emplazamiento de la iglesia del
Santo Sepulcro sea el de la sepultura de Jesús,
pero, ciertamente, no tenemos ningún otro empla-
zamiento que pueda respaldar esa pretensión con
argumentos de un peso ni remotamente parecido, y
en realidad no tenemos razón alguna para rechazar
la autenticidad del emplazamiento”(2). De esta
misma opinión es James H. Charlesworth: “Mi
estudio personal del lugar, desde finales de los
años setenta hasta el presente, me lleva a coincidir
plenamente con la valoración de Baht”(3).
“Uno de los resultados más seguros –afirma
Charlesworth- es la prueba de que, al otro
lado de la puerta derecha de los cruzados, tras
subir las escaleras y luego ir recto hasta un
afloramiento de piedra blanca, a los peregri-
nos se les mostraba el sitio donde probable-
mente Jesús había sido crucificado por los
soldados romanos. Y cerca, al oeste y dentro
de la iglesia, hay tumbas anteriores al año 70
cortadas en la roca. Todavía resulta visible,
delante de las aberturas bien talladas en la
piedra, la guía cortada horizontalmente para
una piedra que se rodara”, que concordaría
plenamente con lo dicho en el evangelio:
"Arrastró una piedra grande, hasta ponerla delan-
te de la entrada a la tumba y se retiró" (Mt 27,60).
A pocos metros de este lugar fue hallada una enor-
me cisterna del siglo I, así como objetos propios
para el cultivo de la misma época, demostrando
que en este lugar podría haber existido un antiguo
jardín en tiempos de Jesús.
Las excavaciones realizadas en los años setenta
del pasado siglo dentro de la capilla armenia de S.
Vartán sacaron a la luz el dibujo de un bote con
una inscripción que, según P. Benoit, refiere la
versión latina del salmo 122: In domum domini
ibimus (4) (“vamos o estamos yendo a la casa del
Señor”). Si P. Benoit está en lo cierto, y parece
que lo está, los cristianos de finales del I siglo o
principios del II, probablemente procedentes de
Roma, hicieron el signo de una nave (un símbolo
cristiano primitivo) y saludar al llegar a donde
pensaban que Jesús había sido crucificado, sepul-
tado y resucitado.
1. CORBO, V. Il Santo Sepolchro di Gerusalemme: Aspetti archeologi delle origini al periodo crociato (3 vols.) COÜASNON, C., The Church of the Holy Sepulchre in Jerusalem.
2. BAHAT, en Archaeology of the World of Herod, Jesus and Paul, p. 260.
3. CHARLESWORTH, J. H., Jesus within Juda-ism.
4. BROSHI, “Evidence of Earliest Christian Pilgrimage to the Holy Land Comes to Light in Holy Sepulchre Church”, en Archaeology in the World of Herod, Jesus and Paul, pp. 267-270.
La piedra blanca de la iglesia del Santo Sepulcro
VIDA DE JESÚS
En la actualidad el consenso de los arqueólogos está de acuerdo en que hay pruebas más que suficientes de que
Jesús fue crucificado fuera de los muros de Jerusalén y, probablemente, encima de esa piedra blanca que se
muestra a los visitantes y peregrinos dentro (situada a la derecha de la entrada) de la iglesia del Santo Sepulcro
Las excavaciones
realizadas en los años
setenta del pasado
siglo dentro de la
capilla armenia de
S. Vartán sacaron a la
luz el dibujo de un
bote con una
inscripción que, según
P. Benoit, es la versión
latina del salmo 122
12 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
CUADERNOS DIGNITAS
La piscina de Betesda
En el Evangelio de San Juan (5, 2-9), se pue-
de leer que “Hay en Jerusalén, junto a la
puerta Probática, una piscina llamada en
hebreo Betzata, que tiene cinco pórticos
(…)” donde Jesús realizó un milagro con un
enfermo.
Muchos exegetas del siglo XIX habían pues-
to como ejemplo este relato para cuestionar
la historicidad de los evangelios, dado que
hasta nosotros no había llegado ninguna noti-
cia de una piscina de tamañas dimensiones
en la Jerusalén de tiempos de Herodes. No
obstante, Eusebio de Cesarea, junto a otras
fuentes antiguas, habían descrito la piscina
Probática conformada por dos cuencas geme-
las destinadas a recoger las aguas que fluían
en la estación invernal a través del valle del
Betzeta (modelo expuesto en el museo local).
En 1888, el profesor Conrad Schick organizó
una expedición y desenterró el área total de
la iglesia de Santa Ana en Jerusalén, junto a
la puerta de San Esteban, y sus inmediacio-
nes, hasta el nivel romano. dejando al descu-
bierto dos estanques de gran tamaño con
cinco porticos y numerosos fragmentos de
columnas y capiteles; todo esto en estilo ro-
mano, pero evidentemente un poco más re-
ciente que la época de Cristo. Había escalo-
nes empinados en forma de espiral que con-
ducían a la parte de abajo donde se
encontraban los estanques. En una
pared de uno de los porticos había
un fresco borroso de un ángel agi-
tando el agua. Aquí estaba situada
Betesda, según la tradición de la
Iglesia primitiva.
El descubrimiento sirvió para poner
en evidencia otro dato: los primeros
cristianos conservaron en la memo-
ria los lugares claves de la vida de
Jesús y construyeron, en cuanto las
circunstancias lo permitieron (en
torno al siglo IV), santuarios que
custodiaran aquellos sitios.
La piscina de Betesda o Bethzatha
está situada en la zona norte del monte del
templo. Aunque el hallazgo de la piscina es
ya centenario, descubrimientos recientes
refuerzan enormemente la precisión con que
San Juan la describiera en su Evangelio.
El “Vaso de Besteda”
Por ejemplo, los profesores
Gibson y Charlesworth exami-
naron a la luz de las nuevas
técnicas una gran vasija de
cerámica sobre la cual había
muchas serpientes. La encontró
Clermont-Ganneau a finales del siglo XIX en
una cisterna cercana a Besteda. Este objeto
ofídico, conocido como Vaso de Besteda
incrementa la posibilidad de que en Besteda
existiera un santuario dedicado a Asclepio,
que en sus representaciones aparece habitual-
mente como serpientes. Este rastro, junto a
otros disponibles hoy día, demostrarían que
este emplazamiento fue, antes del período
herodiano y también durante el tiempo de
Jesús, un lugar reservado para la curación.
Con ello gana crédito histórico tanto la afir-
mación de Jesús en Jn 3,14 como la
“histórica” de Jn 5,-18.
BETSAIDA hogar de los apóstoles
Betsaida ocupa un lugar preponderante en la
Galilea de Jesús. Quizá sea el hogar de San-
tiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y, muy
probablemente, el antiguo hogar de Felipe,
Pedro y Andrés (Jn 1, 44; 12, 21).
El yacimiento actualmente identificado co-
mo Betsaida ha sido puesto en tela de juicio
durante algunos lustros, basado en dos
hechos: el primero, por el insuficiente regis-
tro de cerámica del lugar y, en segundo, por-
que Betsaida (que significa “casa de los pes-
cadores”) está situada a dos kilómetros y
medio del mar de Galilea. Hoy día estas
críticas parecen haberse disipado algo(1).
El cambio de parecer de la crítica obedece a
que, en primer lugar, se ha podido demostrar
que Betsaida estaba mucho más cerca en el
siglo I dC de la ribera del río Jordán que en
la actualidad, ya que el río cambió su curso.
Por otra parte, dentro de una casa (la “casa
del pescador”) hay un patio amplio pavimen-
tado con piedras de basalto. Parece que quie-
nes vivían en Betsaida eran más ricos que
los habitantes de Cafarnaún, lo que indica
que en efecto era un pueblo de pesca y no
agrícola.
En la casa del pescador los excavadores en-
contraron pesas para redes de pesca, anclas,
agujas y anzuelos. Un anzuelo todavía esta-
ba sin curvar, lo que probablemente indique
que los anzuelos se fabricaban en ese lugar o
cerca de él. En cuanto a registros, se han
hallado monedas de Poncio Pilato del año 29
dC y de Filipo que datan del año 30 dC, lo
que demuestra la ocupación del lugar duran-
te el tiempo de Jesús o en torno a él(2).
1. NUN, M. “Has Berthsaida Finally Been Found?”,
en Jerusalem Perspective, Julio-agosto 1999. 2. STRICKERT, F. Bethsaida: Home of the Apostles,
1998, en especial las págs 80-146.
LA PISCINA DE SILOÉ Según el cuarto evangelista, Jesús curó a
un ciego de nacimiento en las inmediacio-
nes del Templo. Después de escupir en el
suelo, Jesús hizo barro y ungió con él los
ojos del hombre, y le dijo: “Ve a lavarte
en la piscina de Siloé. Fue y se lavó y
volvió viendo” (Jn, 9, 7).
En Silwan, barrio periférico de Jerusalén
actual, los arqueólogos han descubierto a
finales de 2004 esta piscina del siglo I
revestida de piedra (que tiene unos 45
metros de longitud), una explanada, un
canal que traía agua limpia de la fuente de
Silwan, peldaños que permitían bajar a la
piscina y una calle pavimentada que con-
duce hasta el Templo.
Ahora está mucho más claro que esta pis-
cina se utilizaba para realizar las ceremo-
nias judías de purificación ritual durante
el tiempo de Jesús y hasta la destrucción
del 70 dC.
Una lápida que proviene de la tumba de
“Amós, diácono de la Próbatica.”
EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 13
CUADERNOS DIGNITAS
En junio de 1968, el trabajo de unas exca-
vadoras al norte de Jerusalén dragaron acci-
dentalmente unas tumbas que los arqueólo-
gos han fechado entre el primer y el segun-
do siglo de nuestra Era
Para excavar y documentar el hallazgo el
Departamento de Antigüedades israelí con-
trató al arqueólogo griego Vasilius Tzafe-
ris. Como consecuencia se desenterró uno
de los hallazgos más excitantes en tiempos
recientes: los restos de un esqueleto de un
hombre que había sido crucificado. Hasta
ese momento no se había podido hallar el
resto de ningún crucificado, una carencia en
el ámbito arqueológico que contrastaba con
los testimonios documentales disponibles
por los historiadores.
El elemento más significativo, con todo, es
que fue fechado alrededor del tiempo de
Cristo.
El esqueleto es el de un hombre llamado
Yehohanan hijo de Chaggol, quien había
sido crucificado cuando contaba de 24 a
28 años de edad.
“Al final del primer siglo A.C., los ro-
manos adoptaron la crucifixión como un
castigo oficial para los que no eran ro-
manos por ciertas limitadas transgresio-
nes. Inicialmente, no fue empleado co-
mo un método de ejecución, sino sólo
como castigo. Es más, sólo los esclavos
que eran convictos de ciertos crímenes
eran castigados mediante la crucifixión.
Durante estos primeros períodos, una
viga de madera, conocida como furca o
patíbulo se le colocaba sobre los hom-
bros al esclavo y se le amaraba a sus
brazos. (…) Cuando la procesión llegaba
al lugar de ejecución, una estaca vertical
era fijada en tierra. En ocasiones a la
víctima sólo se le ataba a la cruz con
sogas. En tal caso, el patíbulo o travesa-
ño, donde los brazos de la víctima ya
estaban atados, simplemente se alzaba y
se fijaba a la estaca vertical; los pies de
la víctima entonces eran amarados a la
estaca con unos cuantos giros de una soga.
(…) Si la víctima se iba a fijar con clavos,
entonces se le ponía en el suelo, con sus
hombros en el travesaño. Se le extendían
los brazos y se clavaban a los dos extremos
del travesaño, que se levantaba entonces y
se fijaba sobre la estaca vertical. Los pies
de la víctima se clavaban abajo en la estaca
vertical (…) Para prolongar la agonía, los
ejecutores romanos inventaron dos instru-
mentos que hacía que la víctima se mantu-
viera viva en la cruz por períodos extendi-
dos de tiempo. Uno, conocido como un
sedile, era un pequeño asiento atado, mas o
menos a la mitad de la cruz. Este aparato
proveía un poco de apoyo al cuerpo de la
víctima lo que puede explicar la frase usada
por los romanos de, “sentarse en la cruz”.
Ambos Ireneo y Justino Mártir describen la
cruz de Jesús como que tenía cinco extre-
midades en lugar de cuatro; la quinta proba-
blemente era el sedile.” (1).
En la actualidad, Joe Zias ha puesto de ma-
nifiesto que las marcas de las muñecas de
Jehohanan tal vez no fueran causadas por
clavos. Si los brazos se ataban al travesaño
por lo común, tenemos también una res-
puesta a la pregunta de por qué se han en-
contrado los huesos de tan sólo una persona
crucificada.
Como señala Charlesworth, “Los huesos de
Jehohonan estimulan la reflexión sobre los
diversos métodos de crucifixión y sobre lo
horrible que este suplicio era para la perso-
na crucificada y para quienes estaban rela-
cionados con ella” (2).
1. TZAFERS, Vasilius, en Biblical Archaeology
Review , enero-febrero de 1985, págs. 48-49.
2. CHARLESWORTH, J. H., La investigación sobre Jesús y la arqueología: una perspectiva nueva. 2010. Pág. 64.
el proceso
JUDICIAL
a Jesús
La crucifixión romana: los restos de Jehohanan
LA SÁBANA SANTA
Este libro, publicado por Algaida en 2009,
resume metódicamente todos los elemen-
tos científicos relacionados con el Sudario
de Jesús y nos aproxima a la certeza de
que fue efectivamente la sábana que envol-
vió el cadáver en la tumba. El lenguaje es
ameno, de fácil lectura, pero la aportación
de datos científicos es rigurosa y actualiza-
da, y además, para beneficio de quienes lo
lean, está profusamente ilustrada.
Pierluigi Baima Bollone, médico italiano
de reconocido prestigio. Es profesor titular
de Medicina Legal en la Universidad de
Turín y, entre sus publicaciones científicas
destaca su Manual de Medicina Legal, un
texto académico que se estudia en numero-
sas universidades europeas.
RIBAS ALBA, José María. El proceso a Jesús de Nazaret.
Editorial Comares, colección “Derecho Romano y Ciencia
Jurídica Europea”, 2004. 436 páginas.
VALPUESTA, Macario. Jesús de Nazaret frente al Dere-
cho. Editorial Comares, 2001. 424 páginas.
LEGASSE, Simon. El proceso de Jesús. La historia. Des-
cleé de Brouwer, 1995. 237 páginas.
{
En Jerusalén, hace alrededor de 2000 años, un judío llamado Yehohanan cometió un delito contra la autoridad
romana. La naturaleza de dicho delito se ha perdido en el tiempo, pero su castigo se conoce: fue crucificado
En la actualidad existen numerosos tra-
bajos académicos que han estudiado,
tanto desde el derecho romano como del
mosaico-judío, el proceso judicial segui-
do contra Jesús. Ofrecemos una selec-
ción bibliográfica para quienes estén
interesados en profundizar en este tema.
CUADERNOS DIGNITAS
LA
S S
INA
GO
GA
S
DE JESÚS
Sabemos por los Evangelios que Jesús predicó a
lo largo de Galilea en sinagogas. “Jesús, impulsa-
do por el Espíritu, se volvió a Galilea. Su fama
corrió por toda la región; enseñaba en las sinago-
gas, siendo celebrados por todos” (Lc 4, 14-15).
Según los textos testamentarios la acepción
“sinagoga” no hacía referencia exclusivamente a
una reunión de fieles judíos, concitados para las
lecturas de la Torá, estudiar, rezar y quizás ayu-
nar, sino también la existencia física de un edifico
dedicado a ello. “Vino a Nazaret, donde se había
criado, y, según costumbre, entró el día de sábado
en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura
(…)” (Lc 4, 16-22). “Y se fue a predicar en las
sinagogas de toda Galilea, y echaba los demo-
nios” (Mc 1, 39).
Incógnitas
Durante mucho tiempo, la investigación crítica
consideró que dichas citas de los Evangelios eran
inexactas y que debieron ser incluidas en un tiem-
po posterior, ya que “en la época de Jesús no hab-
ía sinagogas”. Éstas no surgieron, al menos como
edificios religiosos específicos, hasta el siglo III
DC (1). Otra línea de la historiografía, buscando
quizá una mayor condescendencia, sostenía que
tal vez los Evangelios aludieran únicamente a una
reunión de fieles judíos los sábados, sin necesidad
de que éstos se dieran cita en un edificio concreto.
La sinagoga, así, sería en la práctica el equivalen-
te a una asamblea; siendo así que unos siglos más
tarde se convirtió también en un edificio que las
albergara.
La devastación de cualquier vestigio religioso que
siguió al triunfo de las tropas romanas frente a la
sublevación judía, en 66-70 DC, puede ayudarnos
a explicar la dificultad que durante tanto tiempo
han tenido los arqueólogos para descubrir pruebas
concluyentes sobre la existencia de antiguas sina-
gogas.
Hoy día
Sin embargo, recientes investigaciones arqueoló-
gicas han dado nueva luz sobre este asunto, apor-
tando pruebas irrefutables de la existencia de (es
de suponer que numerosas) sinagogas en los tiem-
pos de Jesús.
Entre las sinagogas halladas y documentadas a día
de hoy por la ciencia arqueológica actual cabe
citar las de Gamla, Masada, Herodion y Jericó.
Huelga decir que la importancia de estos hallaz-
gos radica en que nos permiten aceptar como ple-
namente fidedignas las citas evangélicas que hab-
ían sido puestas en duda. En efecto: en los tiem-
pos de Jesús había sinagogas que eran edificios
religiosos destinados a la lectura y la oración de
los judíos. De hecho, en 2001 se celebró un con-
greso de especialistas en la Universidad de Lund,
en cuyas actas, a la luz de los últimos avances
arqueológicos se despeja cualquier duda que que-
dara sobre este asunto(2).
1. GUTMANN, J., “Ancient Synagogues Archaeo-logical Fact and Scholarly Assumption”, Bulletin of the Asia Institute, núm. 9 (1997). Págs. 226-227.
2. The Ancient Synagogue fron Its Origins until 200 C.E.
La sinagoga de Gamla, cuya
construcción ha sido datada
en el I DC, conserva el estilo
característico "Galileo" con
tres columnas, gradas para
sentarse, pilares en las esqui-
nas en forma de corazón y
una alcoba para los rollos de
la Torá en la esquina noroes-
te. Después del descubrimien-
to de la sinagoga apareció,
cerca de ella, un mikvah (baño
de ritual).
La sinagoga de Jericó fue descubierta
por E. Netzer en el 1998. Es del periodo
hasmoneo (entre el 104 y el 31 AC) y
por lo tanto es la sinagoga más antigua
hasta el momento descubierta en Israel.
Estaba dotada de 12 columnas que for-
maban la nave central rodeada de cuatro
pequeñas naves; tenía gradas en los cua-
tro lados, que podían dar cabida a 150
personas. Disponía de una pequeña vasi-
ja para el agua (en hebreo, gurna); y de
un nicho de pequeñas proporciones en el
ángulo noreste, un mikvah y dos baños
en el flanco sur. En el lado oeste se aña-
dió un triclinio para las comidas comu-
nes.
En 1964, durante la primera temporada de la céle-
bre excavación de Yigael Yadin, se descubrió la
sinagoga de Masada. El hecho constituyó una
sorpresa innegable, pues hasta entonces no se
conocían sinagogas del Periodo del Segundo
Templo (anteriores al 70 DC).
El templo cuenta con bancos en mampostería
dispuestos contra las paredes y en la parte trasera,
contigua a él, un cuarto trasero que servía como
geniza. En el ángulo noreste se encontraron frag-
mentos de un pergamino con textos bíblicos, un
ostracón con la inscripción “diezmo sacerdotal” y
numerosas monedas judías pertenecientes a los
rebeldes zelotas.
¿Había sinagogas en Galilea en los tiempos en que Jesús predicaba? Los evangelios no dejan lugar
a dudas. Pero durante mucho tiempo los historiadores creyeron que no hubo sinagogas hasta después
de la segunda destrucción del Templo, varias décadas después de la muerte del Señor. Hoy los arqueólogos
disponen de pruebas suficientes para afirmar que los evangelios no estaban equivocados.
14 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
Los arqueólogos se muestran cada vez más convencidos de que la inscripción de Teodoto que está expuesta en el Museo Rockefeller de Jerusalén, es anterior al año 70 dC y que, por tanto, probaría la existencia en Jerusalén de una sinagoga anterior a Jesús. El profesor Kloppenborg ha seña-lado que la estratigrafía del yaci-miento en el cual se recuperó la inscripción de Teodoto es herodia-na. No existe, pues, ninguna razón para asignar una fecha post-herodiana al objeto y a su inscrip-ción.
CUADERNOS DIGNITAS
EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 15
La Hanuth y el Templo
Por desgracia, en no pocas ocasiones se
le ha denominado “la barca de Jesús”,
una calificación que no puede defenderse
en base a prueba alguna. La barca no
tiene ninguna conexión clara ni con Jesús
ni con ninguno de sus primeros seguido-
res.
La hallaron dos hermanos cerca del Kib-
butz Ginosar en el fango de la ribera no-
roeste del mar de Gallilea.
Sin embargo, esta barca puede ayudarnos
en la investigación sobre Jesús. Nos ayu-
da a imaginar cómo era la navegación en
el mar de Galilea durante su época. A
este respecto, puede consultarse la obra
The Galilee Boat, del profesor Wachs-
mann.
La barca se construyó en el siglo I aC y
se utilizó hasta algún momento en torno
al año 70 dC. Es de factura tosca y, sin
duda, sus poseedores fueron gente co-
rriente. En ella tal vez pudiera apretarse
unos trece hombres, pero, en caso de
haber tantos en la barca resultaría impo-
sible moverse como requieren las manio-
bras de echar las redes.
Tal vez la característica más importante
de la barca de madera sea su poco calado.
La borda se halla muy cerca del agua.
Así los pescadores podían fácilmente
meter a tirones en ellas las redes llenas
de peces, pero también se llenaría rápida-
mente de agua cuando se levantaran olas
debido a una tormenta. Todo ello con-
cuerda muy bien con lo narrado en los
evangelios.
La Hannuth significa en hebreo, literal-
mente, “mercado de la carne”, es decir,
la zona acotada para guardar los anima-
les destinados a los sacrificios religiosos.
Diversos estudios, tanto de eruditos co-
mo de arqueólogos, se han venido pre-
guntando en los últimos decenios: ¿fue
trasladada del monte de los Olivos al
interior del área del Templo tan sólo
unos meses antes del año 30 d.C.? (1).
Eppstein(2) sostiene que en efecto así fue,
basándose en diversos documentos
hebreos de la época que colocarían a
Caifás –y su lucha por reducir el poder
del Sanedrín- como causa de traslado de
la Hannuth, situada en el Monte de los
Olivos, al Templo.
Charlesworth considera probada la exis-
tencia de establos en el Templo y un
túnel que arranca de la doble puerta,
lugar del Pórtico Real, donde estaban los
vendedores, que conducía a esos esta-
blos.
Este cambio de ubicación de la Hannuth
al interior del propio Templo de Jeru-
salén explicaría, según una corriente de
estudio en la que también participa
Evans, que Jesús, en su última peregrina-
ción allí (3), estallara de cólera dentro del
Templo.
Flusser destaca que “Igual que Jesús,
cualquier judío podría haberse sentido
ofendido por la profanación y contami-
nación que acompañaba a los animales
grandes. Por ejemplo, sus emisiones cor-
porales no se podían contener simple-
mente dentro de una jaula, como se hacía
con las palomas”.
Este debate se suscitó a partir del hallaz-
go del corredor que supuestamente con-
duce desde los “establos de Salomón”
hasta la gran escalera situada dentro de
las Puertas de Juldá, se utilizara para
hacer subir y entrar animales grandes en
el Templo. Los expertos aún no han po-
dido aún estudiar en profundidad este
hallazgo debido a las dificultades de
obtener permisos y confirmaciones, dada
la tensión política de los últimos años.
Si la Hannut, como parece indiciaria-
mente, se trasladó al interior del área
situada por debajo del monte del Templo
poco antes de la visita de Jesús a Jeru-
salén, la arqueología tal vez contribuya a
demostrar la historicidad de Jn 2, 15. Es
decir, si los bueyes fueron introducidos
dentro de la zona situada por debajo del
Templo y cerca de la escalinata justo
antes de que Jesús visitara el Templo por
última vez, y si la paja para animales tan
grandes estaba a mano para confeccionar
un látigo, es menos probable que el rela-
to del cuarto evangelio parezca fruto de
fantasías teológicas, como algunos auto-
res han entendido anteriormente.
1. EVANS, C.A. “Opposition to the Temple:
Jesus and the Dead Sea Scrolls”, en Jesus and the Dead Sea Scrolls, pp. 235253.
2. Cfr. PENA, José C., Jesús como historia. Análi-sis histórico de las narrativas evangélicas. 2005, pág. 251 y ss.
3. Sobre las peregrinaciones al Templo de Jerusalén en tiempo de Jesús: SAFRAI, S., Pilgrimage at the Time of the Second Temple, 1965.
“MIRA
MAESTRO...”
“Al salir (Jesús) del Templo, uno de sus
discípulos dijo: ‘Mira, maestro, qué
grandes (o maravillosas) piedras y qué
grandes construcciones”
Mc 13,1.
Una piedra encontrada in situ en el muro
occidental de contención del Templo, al
norte del “Muro de las Lamentaciones”,
tal vez pese más aún de lo que se creyó en
un primer momento. Podría pesar hasta
600 toneladas, lo que acercaría al tamaño
de la piedra gigante que sobresale en la
cantera de Baalbek(1) .
Estructuras monumentales anteriores al
año 70 dC resultan actualmente visibles al
sur del muro sur de contención del Tem-
plo. Seguramente Jesús vio la doble y la
triple Puerta de Juldá, la amplia explana-
da y las grandes mikvaot justo al sur del
monte del Templo(2). Al oeste se han en-
contrado cimientos con los cuales ha que-
dado demostrado que el Arco de Robin-
son, a diferencia del Arco de Wilson, no
era un corredor que iba de la Ciudad Alta
al Templo, sino un apoyo para una escale-
ra imponente que gira hacia el monte del
Templo al tiempo que asciende. Cerca de
la Puerta de la Basura, recientemente, se
han sacado a la luz grandes cloacas hero-
dianas y una calle elegantemente pavi-
mentada.
1. BELL, W. Rome in the East, 2000. Pág. 46. 2. Ver The Millennium Guide, p. 142.
“Estaba próxima la Pascua de los
judíos, y subió Jesús a Jerusalén. En-
contró en el templo a los vendedores
de bueyes, de ovejas y de palomas, y a
los cambistas sentados; y haciendo de
cuerdas un azote, los arrojó a todos
del templo, con las ovejas y los bue-
yes: derramó el dinero de los cambis-
tas y derribó las mesas; y a los que
vendían palomas les dijo: Quitad de
aquí todo eso y no hagáis de la casa
de mi Padre casa de contratación”
Jn 2, 13-16.
La barca galilea
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¿UNA IGLESIA DOMÉSTICA EN
HERCULANO?
En 1939 las excavaciones en Herculano, la ciudad hermana de Pompeya
(destruida en el 78 D.C. por un volcán)
se halló una casa donde una cruz de madera había sido clavada en la pared
de un cuarto (1) . Debajo de esta cruz
había una alacena con un escalón delan-
te. Ésta circunstancia ha permitido que se especule con que pudiera haberse
usado como un lugar de oración.
Si esta interpretación es correcta (y los
arqueólogos parece que están fuerte-mente a favor de la importancia de los
símbolos y los utensilios cristianos),
entonces nos hallaríamos ante una igle-
sia doméstica de los primeros cristianos.
1. Buried History, Vol. 10, núm. 1, marzo 1974. Pág. 15
Mateo, al narrar la Pasión, dice que “Entonces
se reunieron los jefes de los sacerdores y los
ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, que se llamaba Caifás” (Mt 26, 3).
Lucas en cambio refiere “el pontificado de
Anás y Caifás” (Lc 3, 2), tal vez debido a que
Caifás era yerno de Anás (Jn 18, 13). En la literatura rabínica Caifás no es menciona-
do, aunque tal vez sí su apellido. Así, por ejem-
plo, se habla de “casa de Quayapha”, identifica-
ción plausible de Caifás. Lo mismo podría de-cirse de Quphai o Caiapha. Sea como fuere,
Josefo sí nos proporciona noticia de “José
Caifás”(1).
Caifás
En noviembre de 1990 unos trabajadores del
Bosque de la Paz de Jerusalén descubrieron, por
casualidad, una antigua cueva funeraria en la que se hallaron una docena de osarios, la mitad
de los cuales habían permanecido inalterados
durante dos mil años. En una de las cajas mor-
tuorias intactas aparecen dos leyendas: “Yehoseph bar Qaipha” en un extremo y
“Yehoseph bar Qapha” en uno de sus lados(2).
El osario es uno de los más impresionantes
descubiertos hasta la fecha, debido a su rica y bella ornamentación. Resulta cuanto menos
curioso que la tumba identificada como perte-
neciente a Anás se haya descubierto próxima a
la de Caifás, en concreto en el barranco de Hakeldama. Fuera de toda duda es su pertenen-
cia a la primera mitad del siglo I dC, ya que en
un osario contiguo, con los restos de una mujer, se halló dentro de la boca de la calavera una
moneda acuñada durante el reinado de Herodes
Agripa I (42-43 Dc).
Todos estos datos han servido para corroborar la seriedad de la hipótesis de que, en efecto, sea
la tumba del sumo pontífice. En efecto, especia-
listas como Zvi Greenhut y Ronny Reich entre
otros muchos, no tienen dudas sobre que este osario es el del Caifás del Nuevo Testamento(3).
El osario de Caifás se conserva en la actualidad
en el Museo Nacional de Israel, de Jerusalén.
Los descendientes de Caifás
En 2011 los profesores Yuval Goren, de la
Universidad de Tel Aviv, y su colega Booz
Sissu, de la Universidad Bar Ilan, dieron a ofi-cialmente a conocer en el Israel Exploration
Journal un sorprendente hallazgo arqueológico.
De nuevo se trataba de un osario, requisado por
las autoridades israelíes y puestas a disposición de estos profesores para la comprobación de su
autenticidad (algo que hicieron “sin la menor
duda”).
En el artículo científico(4) presentan las conclu-siones del estudio de un osario anterior al 70 dC
cuya leyenda dice “Miriam hija de Yeshua hijo
de Caiaphus, sacerdote de Beth Imri”. Miriam
sería la nieta de Caifás. “Maaziah” o “"Maaziahu” es el último eslabón del linaje de
los veinticuatro de grandes sacerdotes que sir-
vieron en el Templo de Jerusalén.
Este nuevo dato arqueológico de que dispone-mos permite no sólo apuntalar la historicidad de
Caifás, sino también el origen (¿y destino?) de
esta familia judía, al suroeste de Jerusalén pre-
vio al éxodo. Desde luego no podemos pasar por alto la sor-
prendente cir-
cunstancia de
que, como se habrá advertido
ya, el hijo de
Caifás se llama-ra Jesús
(Yeshua) y su
nieta María
(Miriam). Hechos que, en
cierto sentido,
tendrían el valor
de demostrar la influencia que
habría tenido al menos en los descendientes de
Caifás la vivencia protagonista de este persona-
je en los sucesos de la Pasión y posterior Resu-rrección de Jesús.
1. JOSEFO, Ant 18.2.2 § 35 y 18.4.3 § 95. 2. REICH, R., “Ossuary Inscriptions from
the Caiaphas Tomb”, Jerusalem Perspec-tive núm 4 (1991), pp. 13-21.
3. GREENHUT, Z., “Burial Cave of the Caiaphas Family”, BAR 18, núm 5 (1992), pp. 28-36. REICH, R., “Ossuary Inscriptions from the Caiaphas Tomb”, pp. 13-21. DOMERIS, W.R. y LONG, S. M., “The Recently Excaved Tomb of Jo-seph Bar Caipha and the Biblical Caiphas”, JTSA núm 89 (1994), pp. 50.58. FLUSSER, D., Jesus, Magnes Press, 1997, pp. 195-206.
4. El artículo puede verse en el número 61 del Israel Exploration Journal, junio de 2011.
CAIFÁS Y sus descendientes: ¿cristianos?
LA CUEVA DE SAN JUAN BAUTISTA San Juan Bautista es una de las figuras más im-
portantes del cristianismo y, al igual que Jesús,
también anunció la inminencia de la redención.
Según los Evangelios, vivió durante una época apartado de la gente. En The Cave of John the
Baptist, del profesor Gibson, se aportan pruebas
concluyentes que demuestran su historicidad.
Las numerosas excavaciones que se han llevado a cabo en Ein Karem a lo largo de las últimas
décadas muestran que ya en el siglo V había allí
una pequeña iglesia dedicada al Bautista que en
siglos posteriores padeció las más diversas vici-
situdes. En la Edad Media, cuando los musulma-nes expulsaron a los cruzados, el lugar se utilizó
como caballeriza y como lugar de paso para las
caravanas de camellos. Sin embargo, consta que
numerosos peregrinos cristianos lo visitaron y lo identificaron como un lugar dedicado a San Juan
Bautista.
La cueva cae dentro del territorio del kibutz
Tzuba. Los habitantes del kibutz conocían la existencia de la gruta, que estaba llena de sucie-
dad hasta el techo, pero nunca se habían intere-
sado por ella. Según el profesor británico Shi-
mon Gibson, uno de los arqueólogos actuales más reputados, la cueva, que tiene unos 20 me-
tros de longitud, fue excavada en la roca en la
Edad de Hierro, concretamente entre los años
800 y 500 antes de Cristo, por los israelitas, que probablemente la utilizaron como piscina para
inmersiones rituales.
“Todo indica que la cueva fue utilizada por Juan
Bautista cuando buscaba un lugar al que pudiera llevar a la gente y practicar sus ritos, incluido el
bautismo”, ha escrito Gibson. Toda la zona
próxima a la cueva está marcada por recuerdos
de San Juan Bautista. A poca distancia de la gruta hay una roca que lleva el nombre del pre-
cursor de Jesús, aunque no se ha podido determi-
nar cuál es la memoria por la que se le puso ese
nombre en una época muy antigua.
En las paredes de la cueva se tallaron en una época remota, hacia el siglo IV después de Cris-
to, unos dibujos que, según los arqueólogos,
representan escenas de la vida del Bautista que
coinciden con los detalles que nos han llegado a través de los Evangelios.
En una de las numerosas incisiones que hay en
las paredes aparece un hombre con un báculo y
vestido con una piel. Según el profesor James Tabor, profesor de la Universidad de Carolina
del Norte, se trata de una representación típica
de San Juan Bautista. Los arqueólogos creen que
las incisiones fueron realizadas en la época bi-zantina por monjes que vivían en los monaste-
rios de la zona y que conocían que la gente del
lugar vinculaba la gruta con la vida del Bautista.
Según el jefe del equipo que ha excavado la cueva, el profesor británico Shimon Gibson, el
hecho de que la gruta se halle a tan sólo cuatro
kilómetros a Ein Karem, es una “prueba circuns-
tancial” que refuerza la tesis de los descubrido-res. En la misma línea, sostiene en su estudio el
profesor Gibson, se debe considerar una piedra
que hay junto a la piscina y que, según los ar-
queólogos, servía para lavar los pies de los neó-fitos.
¿Se ha encontrado la casa de Pedro en
Cafarnaún? Esto era lo que afirmaban
V. Corbo y S. Loffreda, dos padres
franciscanos que excavaron Cafar-
naún desde 1968 a 1985(1) , aunque a
algunos, como al profesor Taylor, le
parece tendencioso.
A favor de que ese lugar sea la casa
de Pedro están las siguientes observa-
ciones: a) Está claro que Pedro vivió
en Cafarnaún; b) Ésta es la única casa
de esta zona de Galilea que ha sido
identificada por arqueólogos, peregri-
nos y otras tradiciones primitivas co-
mo casa de Pedro; c) En Tierra Santa,
sobre los lugares sagrados se levantó
una basílica octogonal; sobre esta
casa se levantó una basílica así y, al
menos en el siglo VI, la casa situada
debajo era celebrada como la casa
de Pedro; d) Las habitaciones públi-
cas utilizadas para fines especiales
estaban enlucidas, y la habitación
central de esta casa lo estaba. Muy
probablemente, las paredes recibie-
ron ese enlucido ya en el siglo I; e)
En el enlucido se descubrieron grafi-
tis dejados por cristianos en el siglo
II, y quizás antes: uno de ellos podr-
ía contener, según el análisis de los
profesores Strange y Shanks(2) el
nombre de Pedro; f) Las estrechas
paredes de basalto de esta casa pro-
bablemente no soportaran más que
un tejado de paja, y este elemento
arquitectónico encaja perfectamente
con la casa de Pedro tal la describe Marcos
(2, 1-12).
Recientemente, el acreditado profesor de
arqueología J. Murphy-OConnor ha deduci-
do que: “La suposición más razonable es la
testimoniada por los peregrinos bizantinos, a
saber, que fue la casa de Pedro en la cual tal
vez se hospedara Jesús (Mt, 5,20). Cierta-
mente nada en las excavaciones contradice
esa identificación”(3).
1. CORBO, V. y LOFFREDA, Cafarnato, 1974. 2. STRANGE, J.F. y SHANKS, H., “Has the House
Where Jesus Stayed in Capernaum Been Found?”, en Archaeology in the World of Herod, Jesus, and Paul, págs. 188-199.
3. MURPHY-O’CONNOR, J., The Holy Land, Ox-ford, 1998. Pág. 220.
LA CASA DE PEDRO
CUADERNOS DIGNITAS
16 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
Son numerosos los emplazamientos que se
les enseñan a los turistas como la Caná en la
que Jesús realizó el milagro descrito en Jn 2,
1-22. En el sur del Líbano, al sudeste mismo
de Tiro, existe una Caná que, según afirman
algunos (y entre otros Eusebio y Jerónimo)
es el sitio auténtico donde tuvo lugar el mila-
gro de Jesús.
Después de tres campañas de excavaciones,
los profesores Peter Richardson y Douglas
Edwards han localizado lo que, muy proba-
blemente, sea la auténtica Caná de Josefo y
del Nuevo Testamento (Jn 2, 1-11; 4, 46; 21,
2). Se trata de Khiber Qana, que desde el
siglo VI dC también ha sido venerada como
la Caná del evangelio de San Juan. Se asienta
en una colina en la parte norte del valle de
Berth Netofa, en el Wadi Yodefat, y desde
allí se divisa Nazaret. Los arqueólogos des-
cubrieron dos columbaria anteriores al año
70 dC, desechos de cristal procedentes de
una factoría de soplado y grandes prensas de
aceite de oliva. Las casas del siglo I dC de
Khibet Qana recuerdan las de Cafarnaún y
Yodefat.
Incluso, respaldado por el hallazgo de un
capital con racimos de uva como los encon-
trados en Gamla, es posible que se haya des-
cubierto allí una sinagoga.
Indicios de habitación judía anterior al año
70 en Khibet Qana son unos recipientes de
piedra hechos en torno o fabricados a mano,
una mikveh y casi cien loculi de doce o trece
tumbas bien atestiguadas como pertenecien-
tes al siglo I de nuestra era.
¿Dónde está
la Caná de
las bodas?
Los evangelios citan a Pilato fundamentalmente
en el contexto del juicio a Jesús (Mc, 15, 2; Mt,
27, 11; Lc, 23, 3 y Jn 18, 33). Lucas, además, menciona al funcionario romano en relación a
los galileos (Lc, 13, 1).
La principal fuente literaria sobre el gobernador
Poncio Pilato, al margen de los evangelios, la hallamos en Josefo.
Los evangelios y Josefo discrepan sobre la
personalidad del romano. Mientras para los
cristianos Pilato es un hombre dubitativo, que trata de alguna manera de salvar a Jesús, para el
historiador judío se trata de un administrador
despiadado que odia a los judíos.
Aunque durante bastante tiempo una parte im-portante de los historiadores puso en duda la
existencia misma de Pilato, en base a la falta de
documentos oficiales que lo acreditaran, cierto
es que la arqueología ha dado pruebas contun-dentes sobre su existencia. La historiografía
actual no tiene dudas, por tanto, de la existencia
del prefecto Poncio Pilato cuyo mandato en
Judea coincidió con los años de la vida pública de Jesús.
Historicidad de Pilato
El dato arqueológico más importante es la pie-dra encontrada en 1961 en Cesarea Marítima,
en donde consta claramente su nombre y su
título (ver foto). La datación de la piedra no
ofrece dudas: es contemporánea a los tiempos de Jesús.
En cuanto a la reconstrucción de la inscripción,
realizada por Antonio Frova (1), parece ser la siguiente:
[CAESARIENS]TIBERIEVM
[PON]TIVSPILATVS
[PRAEF]ECTVSIVDA[EA]E [D]E[DIT]
Traducido: “A los cesarienses este
tiberium Poncio Pilato, Prefecto de Judea, de-
dicó”(2).
Personalidad de Pilato
¿Quién tiene razón sobre la personalidad de
Pilato, los evangelios o los textos de Josefo? Esta es una pregunta que la arqueología ya ha
podido responder con bastante fundamentación.
Craig A. Evans (en “Caifás, Pilato y Simón de
Cireneo, de nuevo a la luz”), dice que “la pre-sentación en buena medida negativa que hace
Josefo” de Pilato “se esfuma al someterla a un
examen riguroso. Pilato sólo tuvo dos discre-
pancias serias con el pueblo judío. La primera estuvo relacionada con los estandartes, y en ella
dio marcha atrás. La segunda tuvo que ver con
que echó mano al tesoro del Templo, reservado
para los sacrificios nacionales, con el fin de terminar de pagar el acueducto que estaba cons-
truyendo en Jerusalén”. Pero, como ha demos-
trado Richard Horsley entre otros(3), Pilato
contó con el apoyo de Caifás y probablemente con otros jefes de los sacerdotes, como el jefe
del tesoro. Curiosamente este segundo conflicto
aparece citado en Lc 13, 1: quienes se opusie-
ron al uso del dinero del Templo no fueron los judíos de Jerusalén, sino los peregrinos proce-
dentes de Galilea.
En apoyo de las tesis de Josefo se ha creído
durante mucho tiempo que Pilato acuñó mone-das, a sugerencia de Sejano, que resultaban
ofensivas a los judíos. Sin embargo, el estudio
numismático y arqueológico demuestra que no
es así. La mayoría de las monedas acuñadas durante el mandato de Pilato datan de entre el
29 y el 32 dC. Siguiendo el reciente estudio de
Bond(4) ninguno de los modelos de monedas
hallados resulta ofensivo para la religión judía: los elementos ornamentales que las componen
son tres espigas de cebada; la lituus (vara de
augur); el simpulum (recipiente cultual de vino) y la corona con bayas.
Un dato significativo es que Pilato no acuñó
monedas con la efigie del emperador que afir-
maran, como era costumbre, la condición divina del mismo, lo que sin duda habría entrañado un
conflicto religioso con los judíos. Por tanto,
como concluye Brian McGing, el retrato que
los evangelios hacen de un Pilato cauto y políti-camente correcto es perfectamente creíble; más,
por supuesto, que la versión antijudía que nos
proporciona Josefo(5).
La relación con Caifás
Para ahondar más en la personalidad de Pilato
retratada en los evangelios, los arqueólogos y
los historiadores se han interrogado también sobre la relación que mantenían Pilato y Caifás.
Ya hemos hablado de la predisposición favora-
ble de Caifás para que Pilato utilizara los fon-
dos del Templo de Jerusalén para pagar el acue-ducto de la ciudad (cuyos restos quedan aún
visibles al turista).
Los historiadores han señalado la “coincidencia
asombrosa” de que ambos desarrollaran sus mandatos durante un periodo similar y simultá-
neo. De hecho, poco después de que Pilato
fuera destituido de su cargo, alrededor del 37
d.C., Caifás también fue sustituido. Sobre este asunto han profundizado historiadores como R.
E. Brown, S. McLaren o H. K. Bond, entre
otros muchos.
1. FROVA, A. “L’iscrizione di Ponzio Pilato
a Cesarea”, en Rendiconti dell’Istituto Lombardo núm. 95 (1961), pp. 424-425.
2. Hay lecturas distintas aunque ninguna concierne lógicamente al nombre de Poncio Pilato, claramente presente en la inscripción de la piedra. Así, por ejemplo, E. WEBER recomienda la siguiente reconstrucción: [Kal(endis) Iulii]s Tiberieum [M(arcus) Po]ntius [praef]ectus Iuda[ea]e [dedicavit]; o sea: “El tiberium de primero de julio lo dedicó Marco Poncio Pilato prefecto de Judea”. En “Zur Inschrift des Pon-tius Pilatus”, BJ núm 171 (1971), pp. 194-200.
3. HORSLEY, R.A., “High Priests and the Politics of Roman Palestine”, JSJ núm 17 (1986), pp. 23-55.
4. BOND, H. K., “The Coins of Pontius Pilate: Part of an Attempt to Provoke the People or to Integrate into the Empire?”, JSJ núm 27 (1996), pp. 214-262.
5. MCGING, B. C., “Pontius Pilate and the Sources”, CBQ, núm 53 (1991), pp. 416-438.
PONCIO PILATO el gobernador romano
Marcos nos habla de Simón de Cirene en estos
términos: “por el camino encontraron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, el padre
de Alejandro y Rufo, y le obligaron a llevar la
cruz de Jesús” (Mc 15,21). Aparece citado
también en Mt 27, 32 y Lc 23, 26. En 1941, en el valle del Cedrón, fueron halla-
dos unos osarios del siglo I dC por el arqueólo-
go E. L. Sukenik. Los osarios estaban situados
unos junto a otros, en el mismo emplazamiento. En 1942 se ofreció una breve reseña a las revis-
tas científicas especializadas, pero no fue hasta
20 años después, en concreto en 1962, cuando
se hicieron oficialmente públicas las inscripcio-nes y su descripción detallada(1).
Los osarios numerados con los ordinales 9 y 5
plantean la posibilidad bastante sólida de que se
hayan encontrado los restos de unos hijos de Simón de Cirene, lo que demostraría la histori-
cidad de este personaje evangélico.
El osario nº 9, tiene inscrito en su frente:
“Alejandro [hijo de] Simón”; en la parte tras-era: “Simón Ale Alejandro [hijo de] Simón”; y
en la tapa: “de Alejandro Alejandro QRNYT”.
Como hemos visto, Alejandro es nombrado
específicamente por Marcos. El osario nº 5, aparece el siguiente texto: “Sara
[hija de] Simón, de Tolemaida”.
La línea en hebreo de la tapa del osario 9
(QRNYT) ha sido interpretada como “cireneo” o “cirenita”. Algo que vendría corroborado por
el término Tolemaida, que T. J. Milik y Avigad(2) consideran que está relacionado con Cirene, dada la semejanza y frecuente confusión entre
vaw y yod. De hecho, así sucede en el Nuevo
Testamento en hebrero (v. gr: Mt 27, 32; Hch
2, 10; 11,20 y 13, 1). Reconocidos especialistas, como Martin Hen-
gel y Pieter van der Horst contemplan la posibi-
lidad de que estos osarios contengan, en efecto,
los restos de dos hijos de Simón de Cirene. Van der Horst señala que “existe al menos una posi-
bilidad razonable de que aquí tengamos el osa-
rio del hijo del hombre que llevó la cruz de
Jesús”(3). Al margen de los osarios, los arqueólogos han
comprobado que Cirene fue una de las primeras
comunidades cristianas, en concordancia con
Hch 11,20 y 13,1. Puede verse también Apión
2.44 de Josefo, que da cuenta de una comuni-
dad judía con sinagoga entre los cirenenses.
1. AVIGAD, N. “A Depositary of Inscribed
Ossuaries in the Kidron Valley”, IEJ núm 12 (1962), pp. 1-12.
2. BAGATTI, B. y MILIK, J.T. Gli Scavi del Dominus Flevit, Francescani, 1958, p. 81.
3. HORST, P. W. van der, Anciens Jewish Epitaphs: An Introductory Survey of a Mil-lennium of Jewish Funerary Epigraphy (300 AC-700 DC), Kok Pharos, 1991, pp. 140-141.
Simón
de Cirene
SANTIAGO APÓSTOL En 1988 los arqueólogos dirigidos por el pro-
fesor Isidoro Millán hallaron en la tumba de
Atanasio, junto al sepulcro de Santiago, una
inscripción en hebreo del siglo I. En 2011 el profesor Enrique Alarcón, de la Universidad
de Navarra, probó mediante la utilización de
nuevas técnicas de lectura que la leyenda des-
cubierta casi trece años atrás refería la palabra “Jacob” (Santiago) entrelazada por el término
griego “mártyr”. La datación del hallazgo no
deja lugar a dudas: en ella aparecen panes
rituales del Shavu’ot, que dejaron de represen-tarse a partir del tercer tercio del primer siglo
de nuestra Era, tras el éxodo que siguió a la
segunda destrucción del Templo de Jerusalén.
El Shavu’ot es la fiesta judía de Pentecostés. Con este descubrimiento se confirma la histo-
ricidad del sepulcro de Santiago Apóstol.
EL EVANGELIO DE MARCOS EN UN
PAPIRO DE QUMRAN
La discusión académica sobre la fecha de ela-boración original de los cuatro evangelios
canónicos no es nueva, pero de alguna manera
ha ido perfilándose también con los aportes de los sucesivos hallazgos arqueológicos, que han
obligado a serias revisiones.
Estas revisiones no han hecho más que acercar
progresivamente la fecha de elaboración de los textos a la crucifixión y resurrección de Jesús.
Un ejemplo notable de hallazgo arqueológico
relacionado con esta problemática histórica lo
podemos hallar en los textos procedentes de Qumrán, descubiertos por casualidad durante
una campaña de 1946-47.
En efecto, el estudio y análisis de los manus-
critos del Mar Muerto está proporcionando un material muy valioso a los historiadores. Son
muchos los documentos, por lo que aún los
investigadores no han alcanzado todas las con-
clusiones posibles. Uno de los hechos más sorprendentes lo cons-
tituye el papiro 7Q5, hallado en la cueva 7 de
Qumrán.
Este papiro, que se reproduce en la fotografía, contiene fragmentos en griego del Evangelio
de Marcos, en concreto el correspondiente a 6,
52-53 (“pues no se habían dado cuenta de lo de
los panes: su corazón estaba embotado. /
Hecha la travesía, llegaron a tierra en Genesa-ret y atracaron”).
La datación del papiro, según los diversos
análisis realizados, no es posterior al año 50
d.C., es decir, apenas dos décadas después de la resurrección.
Enero-Febrero 2013 · 17 EL PENSADOR
OSARIOS DE LOS PRIMEROS
CRISTIANOS
En 1873 un famoso erudito francés, llama-
do Charles Clermant-Ganneau, informó el
descubrimiento de una recámara de una
sepultura o una cueva en el Monte de los
Olivos. Dentro habían unos 30 osarios
rectangulares de piedra. Los restos de es-
queletos eran conservados después que sus
cuerpos se hubieron desintegrado. Un
(osario) tenía el nombre de “Judas” asocia-
do con una cruz con los brazos de igual
longitud.
Además, el nombre “Jesús” surgió en tres
ocasiones, en dos de las ocasiones estaba
asociado con una cruz. Resulta muy im-
probable que se hubiesen enterrado judíos
cristianos en esa área después del año 135.
ya que los romanos prohibieron a los
judíos que entraran en Aelia Capitolina
después de la Segunda Revuelta (año 62).
Ancient Times. Vol. 3, Núm.1 (julio de 1958), pág. 3.
CIENCIAparaCREER
La premisa puritana que
lleva a Dawkins a rechazar
el cristianismo por razones
morales subyace a su creen-
cia de que el Dios cristiano
debe ser rechazado además
por razones científicas.
Según Dawkins, la visión
darwinista de la vida refuta
definitivamente la existencia
del Dios de la Biblia. ¿Por
qué? La ciencia evolucionis-
ta muestra que la naturaleza
no manifiesta indicio alguno
de diseño inteligente. Daw-
kins reclama un universo
que se ajuste a su idea de
elegancia ingenieril y diseño
perfecto, del mismo modo
que quiere un Dios que se
corresponda con su noción
de perfección moral. No
obtiene ni lo uno ni lo otro.
Y en consecuencia, para
Dawkins, Dios sencillamen-
te no puede existir. Un Dios
perfectamente bueno nunca
habría creado un mundo en
el que acontece tanta lucha
evolutiva, tanto despilfarro,
tanta muerte. Si Dios fuera
un ingeniero perfecto, no
habría sitio para las imper-
fecciones que los biólogos
descubren en el mundo orgá-
nico.
La visión puritana de la mo-
ral característica del Nuevo
Ateísmo encuentra aquí,
pues, su equivalente en un
modelo perfeccionista de
creación divina según el cual
Dios debería haber creado el
mundo en un estado termi-
nado y completo desde el
principio. El Dios de la Bi-
blia debe ser un intachable
modelo de rol moral y un
ingeniero perfecto; de lo
contrario, Dawkins no le
permite vivir.
El perfeccionismo moral
Para la fe cristiana, sin em-
bargo, la suerte de perfeccio-
nismo tanto moral como
cósmico que preconiza Daw-
kins constituye un callejón
sin salida. Si el universo
comenzara a existir ya termi-
nado, ¿adónde podría enca-
minarse entonces? Por tanto,
es posible que exista una
buena razón teológica para
que un Dios que quiere que
el universo tenga un futuro
abierto tolere la imperfec-
ción y la ambigüedad. Si no
te gusta un mundo en el que
se permite la existencia de
terroristas suicidas o de
monstruos evolutivos, un
buen experimento mental
consiste en imaginarse cómo
sería existir en el universo
perfectamente diseñado que
tanto idealizan los nuevos
ateos y sus pasados intelec-
tuales, los creacionistas.
Conforme a su literalismo
bíblico, el universo que unos
y otros desean debería haber
quedado intachablemente
finalizado ya el primer día
de la creación. Un acto ini-
cial de divina prestidigita-
ción completado de modo
instantáneo habría garantiza-
do que no existiera sufri-
miento ni mal y habría evita-
do que la creación tuviera
que evolucionar hacia algo
diferente a lo largo de perio-
dos de tiempo inmensamente
prolongados. En sus instruc-
ciones sobre cómo debería
haber actuar un Dios decen-
te, los nuevos ateos exigen
que el mundo sea creado
desde el principio en un es-
tado de definitivo acaba-
miento; por lo demás, no
conciben que Dios pueda
desempeñar ningún otro
papel. Un Dios moralmente
aceptable haría las cosas a la
perfección desde el primer
día. El universo sería un
inmutable reflejo sin tacha
de su divino ingeniero. No
habría dolores de crecimien-
to ni muerte ni terroristas.
Tampoco existiría el proble-
ma de la teodicea, puesto
que no habría mal alguno
que conciliar con la existen-
cia de Dios.
Por supuesto, tampoco habr-
ía vida ni libertad ni futuro
ni aventura ni una gran his-
toria cósmica ni apertura a
horizontes infinitos. Ni la
oportunidad que se nos ofre-
ce a cada uno de nosotros de
desarrollar nuestro carácter y
practicar la virtud. El proble-
ma con el mágico ideal de
creación de los nuevos ateos
–que una vez más parecen
haber tomado en préstamo
de los creacionistas y de los
teístas del diseño inteligente-
es que la creación no tendría
hacia dónde encaminarse.
Atrapada eternamente en
una magnífica perfección, en
el universo no habría sitio
para la indeterminación, el
azar o la libertad. Hasta el
más mínimo detalle estaría
congelado en la posición
destinada para él desde el
principio; los seres huma-
nos, si fuese posible imagi-
nar su existencia, no serían
sino marionetas y estatuas.
Solo un universo inacabado
–tal como el que la geología,
la cosmología y la biología
nos han ido revelando duran-
te los dos últimos siglos-
puede proporcionar el esce-
nario para la libertad y la
creatividad humanas. Por
supuesto, decir que el uni-
verso está “inacabado” im-
plica afirmar que es imper-
fecto y ambiguo y está abier-
to a resultados tanto trágicos
como maravillosos. Incluso
el que las propias religiones
sean tan imperfectas y en
ocasiones incluso terrible-
mente funestas conviene de
todo en todo con el hecho de
que también ellas son parte
de un universo inacabado.
Es importante afrontar los
males asociados con los cre-
dos religiosos; y en este sen-
tido, los nuevos ateos tienen
razón al destacarlos. Con
todo y con eso, resulta difícil
imaginarse a un Creador que
amara verdaderamente la
libertad, la diversidad y la
novedad rematando todo en
el acto en un círculo cerrado
y estático de eterna identi-
dad. Un universo perfecto
desde el inicio sería mortal.
Mucho cuidado
El lado sombrío de cualquier
universo inacabado y, por
ende, imperfecto es la ambi-
güedad y el mal, incluida la
ponzoña de las religiones. Es
comprensible que anhelemos
un mundo sin mal y, por eso,
resulta apropiado esperar en
la eventual consumación de
nuestras vidas y del universo
entero. Los cristianos espe-
ramos un universo en el que
el mal sea derrotado y todas
las lágrimas sean enjugadas.
Tal esperanza, en tanto en
cuanto plantea posibilidad
de un nuevo futuro, constitu-
ye un gran incentivo para la
acción moral. Pero en lo
concerniente al estado pasa-
do y presente del universo,
hemos de tener mucho cui-
dado con qué es lo que pedi-
mos. Un perfecto diseño
inicial, que es lo que pide
Dawkins –de lo contrario no
sería tan cínico respecto al
fracaso de Dios como inge-
niero-, significaría el fin de
la evolución antes incluso de
que empezara. Y el perfec-
cionismo tanto moral como
científico significaría el final
de la esperanza. El perfec-
cionismo es una forma segu-
ra de bloquear el futuro e
impedir que el mundo y
nuestras vidas sean renova-
dos alguna vez.
Como fundamento último de
novedad, libertad y esperan-
za, el Dios cristiano le ofrece
al universo y nos ofrece tam-
bién a nosotros la oportuni-
dad de una continuada libe-
ración de la ausencia de vida
que comporta el diseño per-
fecto. La evolución, por con-
siguiente, debe ser entendi-
da, en un nivel teológico,
como la historia de la apari-
ción gradual del mundo a
partir del caos y la monoton-
ía iniciales, y de su innova-
dora búsqueda de modos
más complejos de ser. El
Dios de la evolución invita
humildemente a las criaturas
a participar en la creación
continua del universo. Esta
gratuita invitación a todos a
tomar parte en la creación
del universo concuerda con
la fundamental creencia cris-
tiana de que el fundamento
último del universo y de
nuestras vidas es la generosi-
dad de Dios, una generosi-
dad amorosa, vulnerable,
indefensa y que se vacía de
sí misma.
∎∎∎
J. F. Haught ha sido catedrá-tico de teología en la Univer-sidad de Georgetown. En 2002 fue galardonado con el Owen Garrigan Award in Science and Religion. Autor de numerosos libros sobre ciencia y fe.
Opinión │La evolución
y la teología cristiana
Por: John F. Haught
MATERIAL DE DIVULGACIÓN
GONZALO, Luis María.
Enigmas en la evolución. Del hombre animal al hombre racional. Biblioteca Nueva. 2007. 174 PÁGS.
El profesor Gonzalo es catedrático de Anatomía
y Embriología en la Universidad de Navarra,
desde 1971.
El libro está dividido en tres partes. En la pri-
mera, el autor realiza una visión crítica de los
conocimientos actuales de la evolución y en
particular de la paleontología. En la segunda
parte desmenuza la aparición del hombre y las
características específicas de la especie. Y en la
última, acaso la más interesante, se centra en
aquellos aspectos complejos que requieren de
un examen más detenido, como el cerebro, el
lenguaje o el cambio de naturaleza en el hom-
bre moderno.
RUSE, Michael. ¿Puede un darwinista ser cristiano? La relación entre Ciencia y Religión. Siglo XXI. 2007. 283 págs.
Ruse no es creyente. Sin embargo, su honesti-
dad intelectual le lleva a escribir un libro en
donde sostiene que una forma de ciencia (el
darwinismo sin etiquetas) y una religión (el
cristianismo , excluyendo a las sectas protestan-
tes creacionistas) no sólo son compatibles entre
sí, como sostenía Gould, sino que además se
reafirman la una a la otra.
Por descontado que el libro no ha sido del agra-
do del Nuevo Ateísmo, que defiende a capa y
espada la incompatibilidad entre el darwinismo
y la fe cristiana. Pero es un libro bien documen-
tado con argumentos sólidamente armados.
RODRÍGUEZ VALLS, J. (Ed.) La inteligencia en la natu-raleza. Del relojero al ajuste fino del universo. Biblioteca Nueva. 2012. 207
págs.
Se trata de una obra colectiva,
en la que participan notables
filósofos de la ciencia espa-
ñoles, encabezados por el
siempre sorprendente Juan
Arana.
La idea central común (fruto
de unas jornadas universita-
rias en la que participaron
los autores) trata de respon-
der a si la naturaleza, en su
misma constitución, o
en su evolución, contie-
ne indicios de inteli-
gencia. En sus
páginas, las ideas
filosóficas ex-
puestas están per-
fectamente a la
altura de los datos
que la ciencia
dispone hoy día.
EL PENSADOR 18 · Enero-Febrero 2013
GEORGE
ELLIS
El que fuera director de la prestigiosa revis-
ta American Scientific, Tony Rothman, que
es también cosmólogo, declaró hace unos
años que George Ellis es “el hombre que
sabe más de cosmología que ninguna otra
persona viva”. No es entonces caprichoso
decir que ha sido para mí un auténtico privi-
legio poder “conversar” con alguien que
sabe tanto de algo tan trascendental para
todos nosotros.
En la década de los sesenta del pasado si-
glo, un puñado de jóvenes físicos y matemá-
ticos que compartían estudios e investigacio-
nes en Cambridge, se afanaron en explorar
las consecuencias teórico-matemáticas del
continuo espacio-tiempo implícito en la teor-
ía de la relatividad general de Einstein. Se
hicieron amigos y comenzaron a publicar
individual y colectivamente diversos traba-
jos que alcanzaron pronto una notoriedad
apabullante. Nombres como Hawking, Pen-
rose, Geroch, Carter y Ellis sobresalen hoy
en cualquier manual de historia contem-
poránea de las ciencias. Todos ellos tienen,
lógicamente, sus propias ideas y en ocasio-
nes posturas incompatibles. Pero todos ellos
comparten una que, desde luego, no es me-
nor: el universo y el tiempo tienen un princi-
pio.
Ellis, ya lo saben los lectores con toda segu-
ridad, es autor de un Principio Antrópico
Cristiano. Hoy, cuando acabamos de saber
que tal vez el acelerador de partículas euro-
peo ha podido dar con lo que algunos deno-
minan confusamente la “partícula de
Dios” (el bosón de Higgs), una partícula
hasta ahora esquiva y que según Lerdeman
es pura pasión: “La próxima vez que miréis
al cielo estrellado deberíais ser conscientes
de que todo el espacio está lleno de ese mis-
terioso influjo del Higgs, responsable, eso
dice la teoría, de la complejidad del mundo
que conocemos y amamos”.
P.— En primer lugar, me gustaría mostrar
mi admiración por su trabajo. No sólo por-
que haya luchado por los derechos humanos
en Sudáfrica sino también porque, siendo un
eminente científico, ha tenido el coraje de
confesarse cristiano, demostrando además
que la ciencia y la fe no son incompatibles,
sino complementarias. ¿Es arriesgado para
la reputación de un científico confesarse hoy
día como un creyente? En otras palabras,
¿nos encontramos hoy en día en el escenario
inverso del “caso Galileo”?
R.— En efecto, existe un prejuicio en contra
del pensamiento religioso en la comunidad
científica. Por desgracia, en algunos casos se
manifiesta como una activa hostilidad, como
un fundamentalismo ateo que tiene un credo,
que la ciencia es el único y verdadero acceso
al conocimiento, y una reliquia, el morbo
que queda del caso Galileo. Sin embargo, el
punto de vista de mi posición filosófica o
religiosa es independiente de la competencia
científica, y creo que la mayoría de mis cole-
gas aceptan esto.
No creo que afecte seriamente a mi trabajo
científico, aunque puede hacerlo en algunos
temas donde la ciencia bordea la filosofía.
La ciencia puede ser realizada por personas
que aprecian las artes, las humanidades, la
ética y por supuesto también la religión.
Además, a pesar de todos los esfuerzos de
los científicos, el conocimiento científico
siempre será parcial e incompleto, y la cien-
cia no puede comprender todo lo que es de
valor para la humanidad. La ciencia es muy
poderosa en su ámbito, pero ese dominio
está estrictamente limitado.
P.—Es curioso lo que dice. Usted mismo ha
dedicado parte de su trabajo intelectual al
estudio del ser humano. Un físico y matemá-
tico que se ha sentido atraído también por
algo tan alejado de esas materias como la
Antropología. El sentimiento de los padres
cuando cogen en brazos por primera vez a
su hijo, el aturdimiento de los sentidos –
como diría Ortega y Gasset- cuando nos
enamoramos, el instante heroico en el que
alguien opta por ponerse literalmente en el
lugar del otro que padece… Todos esos mo-
mentos son irrepetibles y, como tales, no
entran en el ámbito de la ciencia. Sin embar-
go, muchos científicos están convencidos de
que “cualquier cosa” es susceptible de estu-
dio empírico, que no hay nada que se les
escape. A veces pienso que la comunidad
científica carece de humildad Quiero decir,
¿de verdad podemos creer que la ciencia no
tiene límites?
R.—Sí, algunos científicos carecen de la
humildad que deberían tener. Por ejemplo,
los recientes libros de [Lawrence] Krauss y
de Hawking y Mlodinow (The Grand De-
sign), que defienden que el universo se creó
a sí mismo, están profundamente equivoca-
dos. He escrito extensamente sobre los lími-
tes de la ciencia. Hay muchas limitaciones a
lo que podemos saber gracias a las ciencias.
El conocimiento en matemáticas está limita-
do por el teorema de incompletitud de Gödel
y por la sensibilidad a las condiciones inicia-
les (el caos). El conocimiento de la física y
de la cosmología está condicionado por los
límites de la observación. El conocimiento
en biología y las ciencias relacionadas está
limitado por su complejidad…
Reconociendo esto, no niego el poder de la
ciencia dentro de sus ámbitos propios. Sin
embargo este dominio es limitado. Muchos
temas importantes, como la ética, la estética,
la metafísica y su significado, quedan fuera
del dominio de la ciencia. Ahora… cuando
hablo de los límites de la ciencia, algunas
personas inmediatamente dicen: “Ah, esto es
el viejo argumento del ‘Dios de los
agujeros’… La ciencia no puede explicar
esos temas hoy, pero lo puede hacer en el
futuro… Sólo es una brecha en la explica-
ción científica que pronto será rellenada”.
¡Pero no es nada de eso! Se trata de límites.
Límites que no van a ser sobrepasados.
P.—Unas semanas atrás, el CERN presentó
los datos preliminares de lo que parece ser
una nueva partícula “compatible con el
bosón de Higgs”. La prensa de inmediato
comenzó a hablar ampliamente de la conoci-
da como “partícula de Dios”, aunque aún
tardaremos unos meses más en saber si tene-
mos realmente ante nosotros al bosón de
Higgs. Hay mucha confusión al respecto.
Leon Lederman escribió en un libro publica-
do en 1993 que “el bosón de Higgs es una
partícula que finalmente iluminará muchos
de los misterios”… Frish Henry comparte
esa opinión… ¿Qué implica que nos halle-
mos ante el bosón de Higgs?
R.—Bueno, confirmará la teoría estándar de
la física de una manera muy sutil, muy fina.
Sin embargo, no tiene en absoluto un sentido
teológico. Es una cuestión de cómo se formó
el universo, pero que no nos dice nada a
propósito del “por qué” se originó. Por su-
puesto, es muy importante que sepamos el
cómo, pero la cuestión verdaderamente pro-
funda es el por qué.
P.—Sostiene entonces que este hallazgo
científico es irrelevante desde el punto de
vista religioso…
R.—No tiene impacto. Insisto, no nos dice
nada del “por qué”. El director del CERN,
Rolf-Dieter Hener, está en lo cierto en térmi-
nos físicos cuando dijo que el bosón de
Higgs no tiene que ver con cuestiones teoló-
gicas. En el pasado el conflicto se refería a
los orígenes del universo. No hay motivos
para dudar que el universo se expandió a
partir del Big Bang.
A partir de entonces se produjo una secuen-
cia de procesos físicos que conocemos bien:
síntesis nuclear, la disociación de la materia
y la radiación, la formación de las primeras
estrellas y galaxias, explosiones de superno-
vas al final de la vida de las estrellas de pri-
mera generación, segunda generación de
estrellas, planetas y otros objetos, que son
más o menos desconocidos. Pero lo que no
está tan claro es lo que sucedió antes de esa
gran explosión de la época caliente. ¿El uni-
verso tiene un principio, o ha durado desde y
para siempre? Esto es todavía una incógnita.
No va a estar claro hasta que resolvamos
algunas graves cuestiones de cuántica…
Pero las pruebas actuales inducen a pensar
que el universo tuvo, efectivamente, un co-
mienzo. Sin embargo, incluso en tiempos de
San Agustín se sabía que el hecho de que el
universo tuviera o no un comienzo no era
una cuestión religiosa clave. La verdadera
pregunta es: ¿por qué existe el universo y
tiene esta forma específica? ¿Por qué el uni-
verso tiene esta particular forma cuando en
principio podría haber sido diferente? Esta
pregunta sigue siendo una cuestión metafísi-
ca fundamental, con independencia de si
tuvo un comienzo o no. Dios pudo haber
creado el universo de muchas maneras dife-
rentes: podría haber sido ex nihilo, o ex ae-
ternitas, y la manera física por la que Él optó
por crear es una cuestión de interés científi-
co, pero no tiene sustancia teológica real.
P.—Hace algo más de un mes entrevisté a
David Jou, catedrático de Física de la Mate-
ria Condensada de la Universidad Autóno-
ma de Barcelona. Al reflexionar sobre el
versículo de “En el principio era el Logos”,
confesaba que veía a la racionalidad cientí-
fica como parte de una lógica más amplia.
Usted ha trabajado también en el preámbulo
del Evangelio de San Juan, para su Princi-
pio Antrópico Cristiano. ¿Qué significado
tiene para usted el Logos que refiere San
Juan?
R.— Es el principio de orden y también el
principio de finalidad. El principio de orden
es la razón fundamental de las llamadas
ciencias duras. En cambio, el principio de
finalidad es el subyacente de las humanida-
des.
P.—Es también atractiva su idea sobre la
libertad. Dios nos hace libres para que unos
Le descubran y otros no. ¿Qué ha descubier-
to usted en el universo, después de muchos
años de intenso estudio, para que pertenezca
al grupo de quienes han sido capaces de
hallar ahí a Dios?
R.—En primer lugar, la profunda naturaleza
de la moralidad, basada en la Kénosis, sobre
la que he escrito en colaboración con Nan-
cey Murphy [se refiere entre otros textos, a
la obra On the Moral Nature of the Univer-
se]. En segundo lugar, la constatación de la
maravillosa belleza de lo que existe. Y final-
mente, el simple hecho de que hay un signi-
ficado, de que ese significado existe. A este
último respecto, recomiendo la lectura de mi
contribución en el libro The Astronomy Re-
volution
©Dignitas.
“La verdadera pregunta es: ¿por qué
existe el universo y tiene esta forma?”
ASTROFÍSICO Y MATEMÁTICO
Enero-Febrero 2013 · 19 EL PENSADOR
DOCUMENTOS DE LA IGLESIA
20 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
Once niñas y nueve niños, todos neonatos, reci-
bieron el bautismo de manos de Benedicto XVI
el domingo 13 de enero de 2013, por la maña-
na, en la Capilla Sixtina. Hijos de empleados
vaticanos, los pequeños estuvieron acompaña-
dos por sus padres, madrinas y padrinos, y al-
gunos familiares. El Papa celebró la misa en el
antiguo altar. Ofrecemos la traducción de la
homilía que pronunció. bc BAU TIS MO
CRIS TIA NO
La alegría que brota de la celebración de la Santa Navidad
encuentra hoy cumplimiento en la fiesta del Bautismo del
Señor (…) El relato evangélico del bautismo de Jesús, que hoy hemos
escuchado según la redacción de san Lucas, muestra el
camino de abajamiento y de humildad que el Hijo de Dios
eligió libremente para adherirse al proyecto del Padre, para ser obediente a su voluntad de amor por el hombre en
todo, hasta el sacrificio en la cruz. Siendo ya adulto, Jesús
da inicio a su ministerio público acercándose al río Jordán
para recibir de Juan un bautismo de penitencia y conver-sión. Sucede lo que a nuestros ojos podría parecer paradó-
jico. ¿Necesita Jesús penitencia y conversión? Ciertamen-
te no. Con todo, precisamente Aquél que no tiene pecado
se sitúa entre los pecadores para hacerse bautizar, para realizar este gesto de penitencia; el Santo de Dios se une a
cuantos se reconocen necesitados de perdón y piden a
Dios el don de la conversión, o sea, la gracia de volver a
Él con todo el corazón para ser totalmente suyos. Jesús quiere ponerse del lado de los pecadores haciéndose soli-
dario con ellos, expresando la cercanía de Dios. Jesús se
muestra solidario con nosotros, con nuestra dificultad para
convertirnos, para dejar nuestros egoísmos, para despren-dernos de nuestros pecados, para decirnos que si le acepta-
mos en nuestra vida, Él es capaz de levantarnos de nuevo
y conducirnos a la altura de Dios Padre. Y esta solidaridad
de Jesús no es, por así decirlo, un simple ejercicio de la mente y de la voluntad. Jesús se sumergió realmente en
nuestra condición humana, la vivió hasta el fondo, salvo
en el pecado, y es capaz de comprender su debilidad y
fragilidad. Por esto Él se mueve a la compasión, elige "padecer con" los hombres, hacerse penitente con noso-
tros. Esta es la obra de Dios que Jesús quiere realizar; la
misión divina de curar a quien está herido y tratar a quien está enfermo, de cargar sobre sí el pecado del mundo.
¿Qué sucede en el momento en que Jesús se hace bautizar
por Juan? Ante este acto de amor humilde por parte del
Hijo de Dios, se abren los cielos y se manifiesta visible-mente el Espíritu Santo en forma de paloma, mientras una
voz de lo alto expresa la complacencia del Padre, que
reconoce al Hijo unigénito, al Amado. Se trata de una
verdadera manifestación de la Santísima Trinidad, que da testimonio de la divinidad de Jesús, de su ser el Mesías
prometido, Aquél a quien Dios ha enviado para liberar a
su pueblo, para que se salve (cf. Is 40, 2). Se realiza así la
profecía de Isaías que hemos escuchado en la primera Lectura: el Señor Dios viene con poder para destruir las
obras del pecado y su brazo ejerce el dominio para desar-
mar al Maligno; pero tengamos presente que este brazo es
el brazo extendido en la cruz y que el poder de Cristo es el poder de Aquél que sufre por nosotros: este es el poder de
Dios, distinto del poder del mundo; así viene Dios con
poder para destruir el pecado. Verdaderamente Jesús actúa
como el Pastor bueno que apacienta el rebaño y lo reúne para que no esté disperso (cf. Is 40, 10-11), y ofrece su
propia vida para que tenga vida. Por su muerte redentora
libera al hombre del dominio del pecado y le reconcilia
con el Padre; por su resurrección salva al hombre de la muerte eterna y le hace victorioso sobre el Maligno.
Queridos hermanos y hermanas: ¿qué acontece en el Bau-
tismo que en breve administraré a vuestros niños? Sucede
precisamente esto: serán unidos de modo profundo y para siempre con Jesús, sumergidos en el misterio de su poten-
cia, de su poder, o sea, en el misterio de su muerte, que es
fuente de vida, para participar en su resurrección, para
renacer a una vida nueva. He aquí el prodigio que hoy se repite también para vuestros niños: recibiendo el Bautismo
renacen como hijos de Dios, partícipes en la relación filial
que Jesús tiene con el Padre, capaces de dirigirse a Dios
llamándole con plena confianza: "Abba, Padre". También sobre vuestros niños el cielo está abierto y Dios dice: estos
son mis hijos, hijos de mi complacencia. Introducidos en
esta relación y liberados del pecado original, ellos se con-
vierten en miembros vivos del único cuerpo que es la Iglesia y se hacen capaces de vivir en plenitud su vocación
a la santidad, a fin de poder heredar la vida eterna que nos
ha obtenido la resurrección de Jesús.
Queridos padres: al pedir el Bautismo para vuestros hijos manifestáis y testimoniáis vuestra fe, la alegría de ser
cristianos y de pertenecer a la Iglesia. Es la alegría que
brota de la conciencia de haber recibido un gran don de
Dios, precisamente la fe, un don que ninguno de nosotros ha podido merecer, pero que nos ha sido dado gratuita-
mente y al que hemos respondido con nuestro "sí". Es la
alegría de reconocernos hijos de Dios, de descubrirnos
confiados a sus manos, de sentirnos acogidos en un abrazo
de amor, igual que una mamá sostiene y abraza a su niño. Esta alegría, que orienta el camino de cada cristiano, se
funda en una relación personal con Jesús, una relación que
orienta toda la existencia humana. Es Él, en efecto, el
sentido de nuestra vida, Aquél en quien vale la pena tener fija la mirada para ser iluminados por su Verdad y poder
vivir en plenitud. El camino de la fe que hoy empieza para
estos niños se funda por ello en una certeza, en la expe-
riencia de que no hay nada más grande que conocer a Cristo y comunicar a los demás la amistad con Él; sólo en
esta amistad se entreabren realmente las grandes potencia-
lidades de la condición humana y podemos experimentar
lo que es bello y lo que libera (cf. Homilía en la santa misa de inicio
del pontifica-
do, 24 de abril
de 2005). Quien ha teni-
do esta expe-
riencia no está
dispuesto a renunciar a su
fe por nada del
mundo.
A vosotros, queridos pa-
drinos y ma-
drinas, la im-
portante tarea de sostener y
ayudar en la
obra educativa de los padres,
estando a su
lado en la
transmisión de las verdades
de la fe y en el
testimonio de
los valores del Evangelio, en
hacer crecer a estos niños en una amistad cada vez más
profunda con el Señor. Sabed siempre ofrecerles vuestro
buen ejemplo a través del ejercicio de las virtudes cristia-nas. No es fácil manifestar abiertamente y sin componen-
das aquello en lo que se cree, especialmente en el contexto
en que vivimos, frente a una sociedad que considera a
menudo pasados de moda y extemporáneos a quienes viven de la fe en Jesús. En la onda de esta mentalidad
puede haber también entre los cristianos el riesgo de en-
tender la relación con Jesús como limitante, como algo
que mortifica la propia realización personal; "Dios es considerado una y otra vez como el límite de nuestra liber-
tad, un límite que se ha de abatir para que el hombre pue-
da ser totalmente él mismo" (La infancia de Jesús, 92).
¡Pero no es así! Esta visión muestra no haber entendido nada de la relación con Dios, porque a medida que se
procede en el camino de la fe se comprende cómo Jesús
ejerce sobre nosotros la acción liberadora del amor de
Dios, que nos hace salir de nuestro egoísmo, de estar re-plegados sobre nosotros mismos, para conducirnos a una
vida plena, en comunión con Dios y abierta a los demás.
""Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece
en Dios y Dios en él" (1 Jn 4, 16). Estas palabras de la Primera Carta de Juan expresan con claridad meridiana el
corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y
también la consiguiente imagen del hombre y de su cami-
no" (Enc. Deus caritas est, 1). El agua con la que estos niños serán signados en el nom-
bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo les sumergirá
en la "fuente" de vida que es Dios mismo, que les hará sus
verdaderos hijos. Y la semilla de las virtudes teologales, infundidas por Dios, la fe, la esperanza y la caridad, semi-
lla que hoy se pone en su corazón por el poder del Espíritu
Santo, habrá de ser alimentada siempre por la Palabra de
Dios y los Sacramentos, de forma que estas virtudes del cristiano puedan crecer y llegar a plena maduración, hasta
hacer de cada uno de ellos un verdadero testigo del Señor.
Mientras invocamos sobre estos pequeños la efusión del
Espíritu Santo, les encomendamos a la protección de la Virgen Santa; que ella les custodie siempre con su mater-
na presencia y les acompañe en cada momento de su vida.
se funda en una certe-
za, en la experiencia de
que no hay nada más
grande que conocer a
Cristo y comunicar a
los demás la amistad
con Él; sólo en esta
amistad se entreabren
realmente las grandes
potencialidades de la
condición humana y
podemos experimentar
lo que es bello y lo que
libera”
“EL CAMINO DE LA FE
BENEDICTOXVI DURANTE LA EPIFANÍA DE 2013
“Causa nostrae Letitiae –
¡Causa de nuestra Alegría!”
El pueblo cristiano ha venerado
siempre, con profunda gratitud, a la Bienaventurada Virgen María,
contemplando en Ella la Causa
de toda nuestra verdadera
Alegría. En efecto, acogiendo la Palabra
Eterna en su seno inmaculado,
María Santísima dio a luz al
Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo, único Salvador del
mundo. En El, Dios mismo vino
al encuentro del hombre, lo
levantó del pecado y le donó la Vida eterna, es decir Su misma
Vida. Adhiriéndose a la Voluntad
de Dios, Dio, por tanto, María
participó, de modo único e irrepetible, en el misterio de
nuestra redención, convirtiéndose
así en Madre de Dios, Puerta del
Cielo y Causa de nuestra Alegría. De modo análogo, la Iglesia toda
mira, con admiración y profunda
gratitud, a todas las madres de los
sacerdotes y de cuantos, recibida esta altísima vocación, han
emprendido el camino de
formación, y con profunda alegría me dirijo a ellas.
Los hijos, que ellas acogieron y
educaron, fueron elegidos por
Cristo desde la eternidad, para convertirse en sus “amigos
predilectos” y, así, vivo e
indispensable instrumento de su
Presencia en el mundo. Por medio del sacramento del orden,
la vida de los sacerdotes es
definitivamente asumida por
Jesús e inmersa en El, de modo que en ellos, es Jesús mismo el
que pasa y actúa entre los
hombres.
Este misterio es tan grande que el sacerdote es también llamado
“alter Christus” –“otro Cristo”.
Su pobre humanidad, elevada por
la fuerza del Espíritu Santo a una nueva y más alta unión con la
persona de Jesús, es ahora lugar
del Encuentro con el Hijo de
Dios, encarnado, muerto y
resucitado por nosotros. Cuando
cada sacerdote enseña la fe de la
Iglesia, es Cristo el que habla en él, habla al Pueblo; cuando,
prudentemente, guía a los fieles a
el confiados, es Cristo el que
apacienta a las propias ovejas; cuando celebra los sacramentos,
en modo eminente la Santísima
Eucaristía, es Cristo mismo el
que a través de sus ministros, obra la Salvación del hombre y se
hace realmente presente en el
mundo.
La voca c ión sa cer dota l , normalmente, tiene en la familia,
en el amor de los padres y en la
primera educación en la fe, aquél
terreno fértil en el cual la disponibilidad a la voluntad de
Dios puede radicarse y extraer la
indipensable nutrición. Al mismo
tiempo, cada vocación es, incluso para la misma familia en la que
surge, una irreductible novedad,
que huye a los parámetros
humanos y llama a todos, siempre, a la conversión.
En esta novedad, Cristo actúa en
la vida de aquellos que ha elegido y llamado, todos los familiares –y
las personas más cercanas– están
implicadas pero es ciertamente
única y especial la participación que corresponde a la madre del
sacerdote. Únicas y especiales
son los consuelos espirituales que
le afluyen por haber llevado en su seno a quien se ha convertido en
ministro de Cristo. Toda madre
no puede sino alegrarse en ver la
vida del propio hijo, no sólo realizada sino investida de una
especialísima predilección divina
que abraza y transforma para la
eternidad. Si aparentemente, en virtud de la
vocación y la ordenación, se
p r oduce una ines p er a da
“distancia”, respecto a la vida del hijo, misteriosamente más radical
de toda otra separación natural,
en realidad la bimilenaria
experiencia de la Iglesia enseña
que la madre “recibe” al hijo
sacerdote en un modo totalmente
nuevo e inesperado, tanto como para ser llamada a reconocer en
el fruto del propio seno, por
voluntad de Dios, un “padre”,
llamado a generar y acompañar la vida eterna en una multitud de
hermanos. Cada madre de un
sacerdote es misteriosamente
“hija de su hijo”. Hacia él podrá ejercer también una nueva
“maternidad”, en la discreta, pero
eficacísima e inestimablemente
valiosa, cercanía de la oración y en la ofrenda de la propia
existencia por el ministerio del
hijo.
Esta nueva “paternidad”, a la que el seminarista se prepara, que al
sacerdote es donada y de la cual
el Pueblo Santo de Dios se
b e n e f i c i a , n e c e s i t a s e r acompañada por la oración
asidua y por el personal
sacrificio, para que la libertad de
adhesión a la voluntad divina se r e n u e v e y r o b u s t e z c a
continuamente, para que los
sacerdotes no se cansen nunca, en la cotidiana batalla de la fe y
unan, cada vez más totalmente, la
propia vida al sacrificio de Cristo
Señor. Tal obra de auténtico sostén,
siempre necesaria en la vida de la
Iglesia, parace hoy más urgente
que nunca, sobre todo en nuestro Occidente secularizado, que
espera y pide un nuevo y radical
anuncio de Cristo y las madres de
los sacerdotes y de los seminaristas son un verdadero
“ejército” que, desde la tierra
eleva al Cielo oraciones y
ofrendas y, todavía más numeroso, desde el Cielo
intercede para que cada gracia
sea derramada sobre la vida de
los sacros pastores. Por esta razón, deseo con todo el
corazón animar y dirigir un
particularísimo agradecimiento a
todas las madres de los
sacerdotes y seminaristas y –
junto a ellas- a todas las mujeres,
consagradas y laicas, que han acogido, también por la
invitación dirigida a ellas durante
el Año Sacerdotal, el don de la
maternidad espiritual hacia los llamados al ministerio sacerdotal,
ofreciendo la propia vida, la
oración, los propios sufrimientos
y las fatigas, como también las propias alegrías, por la fidelidad
y la santificación de los ministros
de Dios, haciéndose así
partícipes, a título especial, de la maternidad de la Santa Iglesia,
que tiene su modelo y su
cumplimiento en la divina
maternidad de María Santísima. Un especial agradecimiento, por
último, se eleve hasta el Cielo, a
aquellas madres, que, llamadas
ya de esta vida, contemplan ahora plenamente el esplendor del
Sacerdocio de Cristo, del cual sus
hijos se ha convertido en
partícipes, y por ellos interceden, e n m o d o ú n i c o y ,
misteriosamente, mucho más
eficaz. Junto a los más sentidos augurios
por un Año Nuevo de gracia, de
corazón imparto a todas y a cada
una la más afectuosa bendición, implorando para vosotras de
Bienaventurada Virgen María,
Madre de Dios y de los
sacerdotes, el don de una cada vez más radical identificación
con Ella, discípula perfecta e Hija
de su Hijo.
∎∎∎ Card. Piacenza es Prefecto para la Congregación para el Clero
Por: Mauro Card. Piacenza
Carta a las madres de sacerdotes y seminaristas
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Enero-Febrero 2013 · 21 EL PENSADOR
CELEBRAMOS HOY LA fiesta del Bautismo de
Jesús: aquel Niño, hijo de la Virgen, a quien
hemos contemplado en el misterio de su naci-
miento, le vemos hoy adulto entrar en las aguas
del río Jordán y santificar así todas las aguas y el
cosmos entero -como evidencia la tradición orien-
tal. Pero ¿por qué Jesús, en quien no había som-
bra de pecado, fue a que Juan le bautizara? ¿Por
qué quiso realizar ese gesto de penitencia y con-
versión junto a tantas personas que querían de
esta forma prepararse a la venida del Mesías? Ese
gesto -que marca el inicio de la vida pública de
Cristo- se sitúa en la misma línea de la Encarna-
ción, del descendimiento de Dios desde el más
alto de los cielos hasta el abismo de los infiernos.
El sentido de este movimiento de abajamiento
divino se resume en una única palabra: amor, que
es el nombre mismo de Dios. Escribe el apóstol
Juan: "En esto se manifestó el amor que Dios nos
tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito,
para que vivamos por medio de Él", y le envió
"como víctima de propiciación por nuestros peca-
dos" (1 Jn 4, 9-10). He aquí por qué el primer
acto público de Jesús fue recibir el bautismo de
Juan, quien, al verle llegar, dijo: "Este es el Cor-
dero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn
1, 29).
Narra el evangelista Lucas que mientras Jesús,
recibido el bautismo, "oraba, se abrieron los cie-
los, bajó el Espíritu Santo sobre Él con apariencia
corporal semejante a una paloma y vino una voz
del cielo: "Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complaz-
co"" (3, 21-22). Este Jesús es el Hijo de Dios que está
totalmente sumergido en la voluntad de amor del Padre.
Este Jesús es aquél que morirá en la cruz y resucitará
por el poder del mismo Espíritu que ahora se posa sobre
Él y le consagra. Este Jesús es el hombre nuevo que
quiere vivir como hijo de Dios, o sea, en el amor; el
hombre que, frente al mal del mundo, elige el camino
de la humildad y de la responsabilidad, elige no salvar-
se a sí mismo, sino ofrecer la propia vida por la verdad
y la justicia. Ser cristianos significa vivir así, pero este
tipo de vida comporta un renacimiento: renacer de lo
alto, de Dios, de la Gracia, Este renacimiento es el Bau-
tismo, que Cristo ha donado a la Iglesia para regenerar
a los hombres a una vida nueva. Afirma un antiguo tex-
to atribuido a san Hipólito: "Quien entra con fe en este
baño de regeneración, renuncia al diablo y se alinea con
Cristo, reniega del enemigo y reconoce que Cristo es
Dios, se despoja de la esclavitud y se reviste de la adop-
ción filial" (Discurso sobre la Epifanía, 10: PG 10,
862).
Según la tradición, esta mañana he tenido la alegría de
bautizar a un nutrido grupo de niños nacidos en los últi-
mos tres o cuatro meses. En este momento desearía
extender mi oración y mi bendición a todos los neona-
tos; pero sobre todo invitar a todos a hacer memoria del
propio Bautismo, de aquel renacimiento espiritual que
nos abrió el camino de la vida eterna. Que cada cristia-
no, en este Año de la fe, redescubra la belleza de haber
renacido de lo alto, del amor de Dios, y viva como hijo
de Dios.
Amor es el nombre mismo de Dios
BXVI [¿Por qué Jesús, en quien no había sombra de pecado, fue a que Juan le bautizara?]
Con el inicio de la masificación
de la prensa a inicios del siglo
XVIII, la Iglesia, especialmente por medio de sus pastores, asu-
mió el desagradable oficio de
señalar los abusos.
Ya por entonces al papel amo-nestador, comprensible y justifi-
cable en el contexto sociocultu-
ral de la época, se añadió un rol
autodefensivo ante el acoso creciente de que era objeto la
misma Iglesia como institución.
En la encíclica Christianae rei-
publicae salus, del 25 de no-viembre de 1766, el Papa Cle-
mente XII denunciaba la «peste»
de libros contrarios a la fe mien-
tras que otro Papa, Pío VI, llegó incluso a referirse a la libertad
de prensa que defendían algunos
ilustrados como «derecho mons-
truoso». Análogas actitudes quedan reflejadas en al menos
dos textos de Pío VII: la alocu-
ción Diu satis, del 15 de mayo
de 1800, y la Carta Apostólica Post tam diuturnas, del 28 de
mayo de 1814.
Años más tarde, en una encíclica
(Mirari vos, del 15 de agosto de 1832) y en una carta (Inter gra-
vissimas, del 8 de junio de
1845), el Papa Gregorio XVI imputa a la libertad de prensa un
cada vez mayor indiferentismo
de las personas hacia la fe.
Pío IX, en su famosa encíclica del 8 de diciembre de 1864,
Quanta Cura, mejor conocida
como Syllabus, reafirma el estilo
de denuncia especialmente con-tra el pensamiento modernista
cuyas manifestaciones en prensa
consideraba alentadores para la
difusión de libros sin control y un periodismo causa de ruina
moral y espiritual de las almas.
Segundo momento: hacia una
positiva apreciación Con León XIII (1878-1903) se
inicia una etapa que supone un
enfoque distinto; una aprecia-ción de los aspectos positivos.
La denuncia es sustituida por el
aprovechamiento de la misma
prensa e incluso se da una valo-
ración diferente al concepto de
«libertad de expresión».
Es en la encíclica Etsi nos, del 15 de diciembre de 1882, donde
León XIII aborda precisamente
ese punto: ¿por qué los cristia-
nos no ponen en prácticas esas libertades de prensa y expresión
para la causa noble de la fe?
Años más tarde, en 1888, el
mismo Pontífice volvería al tema de la «libertad» en la en-
cíclica Libertas praestantissi-
mum donde toca las libertades
de culto, conciencia, enseñanza y prensa. Sobre ésta última, se
hace una reflexión sobre la irre-
nunciable relación entre libertad
de expresión y verdad. Para las primeras dos décadas de
1900 hay un contexto social que
orienta las preocupaciones pas-
torales de la Iglesia hacia otros temas más acuciantes: el marxis-
mo, la Primera Guerra Mundial
y el creciente influjo del cine.
Para este momento, además, ya hay una notable y activa partici-
pación de católicos en prensa y
el ejercicio del periodismo es
tomado ahora como un servicio de pacificación.
Tercer momento: cuando los
Papas comenzaron a usar per-
sonalmente los medios de co-
municación Con Pío XI (1922-1939) se ini-cia una tercera gran etapa cuya
mejor estampa del recuerdo es el
mensaje transmitido por Radio
Vaticana al mundo, el primero en la historia del Papado. Fue él
quien esbozó la primera aproxi-
mación sistemática al campo de
la massmediologia con la «Carta Encíclica Vigilanti Cura».
Se trata de un documento sobre
la importancia, poder, populari-
dad e impacto del cine, además de ofrecer líneas morales sobre
la misma producción cinema-
tográfica. A él se debe también
la declaración de san Francisco de Sales como patrón de los
periodistas católicos.
Ante el creciente impacto del
cine, Pío XII dio continuidad al
tema con la «Exhortación
Apostólica a los representantes
del mundo cinematográfico, La película ideal». La Exhortación
ofrece una aproximación a este
campo subrayando la importan-
cia del arte cinematográfico, qué se entiende como una «película
ideal» y cómo ésta puede llegar
a ser un instrumento eficaz de
elevación, educación y mejora-miento para las personas; pro-
fundiza en el objeto del cine –su
contenido–, en relación al audi-
torio y en la presentación del mal.
Algunos años más tarde el mis-
mo Pío XII volvería al tema pero
no se quedaría sólo en él: la carta encíclica Miranda Prorsus,
del 8 de septiembre de 1957,
extendería las consideraciones a
la radio y la televisión. Las re-flexiones de la encíclica respec-
tan a puntos muy específicos de
la libertad de difusión y los erro-
res que de una mal entendida práctica se derivan. Los enuncia
y después baja a aplicaciones en
las tres realidades estudiadas: el
cine, la radio y la televisión. Un año más tarde, el 21 de agosto
de 1958, Pío XII declaraba a
santa Clara de Asís patrona ce-lestial de la televisión.
Juan XXIII confirmó los docu-
mentos de Pío XII con la Carta
Apostólica-Motu proprio Boni Pastoris, del 22 de febrero de
1959. Finalmente, es del 4 de
diciembre de 1963 el Decreto
Conciliar Inter Mirifica, sobre los medios de comunicación
social, firmado por Pablo VI.
Con apenas dos capítulos, Inter
Mirifica es el primer documento nacido en el seno de uno de los
actos más solemnes de la Iglesia
como lo son los Concilios, evi-
denciando así el protagonismo y la actitud que frente a los medios
de comunicación se asume en
adelante. Hay tres números de
especial relevancia en el Decre-to: en el 18 quedan establecidas
las Jornadas Mundiales para las
Comunicaciones Socia les
(JMCS, en adelante), en el 19 se formula la petición de
extender «los deberes
y competencias» de la
entonces Pontificia Comisión para Cine-
matografía, la Radio y
la Televisión, y en el
23 se manda la publi-cación de una Instruc-
ción Pastoral.
Cuarta etapa: el na-
cimiento y desarrollo
de un dicasterio vati-
cano para las comu-
nicaciones Pablo VI inició la
redacción anual de los
mensajes para las
Jornadas Mundiales para las Comunicacio-
nes Sociales explícita-
mente pedidas por el
Concilio Vaticano II en la Inter Mirifica.
Durante el pontificado
de Pablo VI se publi-
caron doce. Juan Pablo II tomó la
estafeta y firmó veinti-
siete. Benedicto XVI,
hasta 2012, lleva ya siete (con el de 2013
serán ocho). Ha acom-
pañado esta visión eminentemente positi-
va de los medios de
comunicación social el
desarrollo ulterior de lo que hoy se conoce
como Pontificio Con-
sejo para las Comuni-
caciones Sociales.
La historia del actual Pontificio
Consejo para las Comunicacio-
nes Sociales hunde sus raíces en la década de los años cuarenta,
cuando Pío XII instituyó la
«Pontificia Comisión de Consul-
ta y Revisión Eclesiástica de películas sobre religión y mo-
ral». Era el 30 de enero de 1948.
Nueve meses más tarde, el 17 de
septiembre, el mismo Papa apro-baba el Estatuto de esa anterior
oficina de la Santa Sede pero
ahora bajo el nombre de
«Pontificia Comisión para la Cinematografía Didáctica y
Religiosa». El 31 de diciembre
de 1954 cambiaría otra vez la
denominación y, como el título mismo lo dice, el radio de ac-
ción y estudio: «Pontificia Co-
misión para la Cinematografía,
la Radio y la Televisión». Sin esperar al final del Concilio
Vaticano II, Pablo VI trans-
formó la precedente Comisión
Pontificia en «Pontificia Comi-sión para las Comunicaciones
Sociales». El quinto cambio lo
daría, finalmente, Juan Pablo II,
quien le conferiría el rango y denominación actual como Pon-
tificio Consejo para las Comuni-
caciones Sociales, vigente desde el 1 de marzo de 1989.
En cuanto órgano al servicio de
la misión del Papa, no son pocos
los argumentos que este dicaste-rio en particular ha tocado en el
ámbito de la comunicación, de
una manera más prolífica duran-
te el pontificado de Juan Pablo II. En 1989, «Pornografía y
violencia en los medios de co-
municación: una respuesta pas-
toral» (7 de mayo) y «Criterios de colaboración ecuménica e
interreligiosa en el campo de las
comunicaciones» (4 de octubre);
en 1992, la «Instrucción Pastoral Aetatis Novae, sobre las comuni-
caciones sociales, en el XX ani-
versario de la Communio et
Progressio» (22 de febrero); en 1997, «Ética en la publici-
dad» (22 de febrero); en 2000,
«Ética en las comunicaciones
sociales» (2 de junio); en 2002 «Ética en internet» y «La Iglesia
en Internet», ambas del 28 de
febrero. El último documento,
«La Iglesia en internet», tiene sus precedentes inmediatos en
los mensajes de Juan Pablo II
para las JMCS de 1989 («La
religión en los medios de comu-nicación»), 1990 («La nueva
cultura informática»), 2001
(«Proclamar desde los terrados:
el Evangelio en la era de la co-municación global»), y 2002
(«Internet, un nuevo foro para la
proclamación del Evangelio»),
por lo que bien se pueden consi-derar sus fuentes inspiradoras y
ulterior desarrollo más acabado.
Quinta etapa: de la teoría a la
praxis Aunque es la etapa más breve
por cuanto a años se refiere, es
en la que el crecimiento e im-pacto mediático ha tenido su
auge tanto en el mundo como en
la Iglesia. Si Pío XI fue el Papa
iniciador del uso activo de los medios con el radio mensaje
emitido el 12 de febrero de 1931
(Qui arcano Dei) por Radio
Vaticana, los Pontífices sucesi-vos, especialmente Juan Pablo II
y Benedicto XVI, han sido tam-
bién los primeros en usar otras tecnologías de vanguardia.
Es de 1983 la fundación del
Centro Televisivo Vaticano
auspiciada también por Juan Pablo II. Casi dos décadas des-
pués, el 22 de noviembre de
2001, un Papa enviaba un correo
electrónico por vez primera en la historia de la humanidad. El
La Iglesia y los mass media
EL 28 DE JUNIO de 2012 pasó a
la historia no sólo porque fue la
primera vez que un Papa
(Benedicto XVI) usó un iPad y
mandó un mensaje corto vía Twit-
ter («tuit») sino también porque
fue la primera ocasión –en la no
muy longeva historia de internet–
en que un Papa ponía personal-
mente on line un portal web:
news.va.
En los últimos años el sucederse de
iniciativas institucionales y oficia-
les en ámbito digital por parte de
la Iglesia católica ha sido una
constante. Los canales y/o perfiles
del Vaticano en YouTube, Facebo-
ok, Twitter y Flickr son vistos hoy
como algo «natural». Son también
cada vez más los dicasterios de la
curia romana que disponen de por-
tales independientes; la mayoría
de los medios de comunicación
vinculados a la Santa Sede tienen
webs propias con una variada pre-
sencia en redes sociales.
¿Ha sido siempre así la relación
Iglesia-medios de comunicación?
Si se echa una mirada al pasado
podemos distinguir cinco momen-
tos que reflejan otros tantos modos
diversos de relación.
Por: Jorge E. Múgica, L.C.
22 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR
[HISTORIA]
documento enviado fue el texto
de la «Exhortación Apostólica
postsinodal Ecclesiae in Ocea-nia» y los destinatarios eran las
iglesias locales de aquel conti-
nente. Fue también el Papa Woj-
tyla quien dio el «nihil obstat», su «sí», a la propuesta de sor
Judith Zoebelein para lanzar, el
25 de diciembre de 1995, la
primera web católica oficial del mundo, Vatican.va (antes, inclu-
so, que la web del Estado italia-
no, cuando la world wide web
apenas comenzaba a mundiali-zarse). Juan Pablo II fue también
el primer Papa que habló de
internet en un documento oficial
de la Iglesia: lo hizo en el Men-saje para la XXXVI JMCS de
2002, «Internet, un nuevo foro
para la proclamación del Evan-
gelio». Durante el Pontificado de Bene-
dicto XVI la migración a las
redes sociales ha sido una cons-
tante: el 5 de junio de 2008 la Santa Sede abrió un canal insti-
tucional en YouTube (http://
www.youtube.com/vaticanes; en
realidad son cinco canales en cinco diferentes idiomas: inglés,
italiano, francés, alemán y espa-
ñol) para ofrecer la cobertura informativa más reciente sobre
las actividades del Papa y de la
Santa Sede en breves cápsulas
de video. El 12 de abril de 2010 la oficina
de comunicación del Vaticano
anunció el lanzamiento del blog
oficial del Vatican Infomation Service (www.vis.va/); una bitá-
cora en varios idiomas alojada
en el sistema Blogger, empresa
de Google, Inc., el portal del blogs gratuitos más grande del
mundo). Un año más tarde, el 19
de abril de 2011, nace la versión
digital del periódico del país más pequeño del mundo y uno
d e lo s m á s a n t i g uos :
L ´ O s s e r v a t o r e R o m a n o
(www.osservatoreromano.va/ ;
actualmente en siete idiomas).
Unos meses más tarde, en la
víspera del 29 de junio de 2011,
era el mismo Benedicto XVI quien ponía on line la así llama-
da «CNN del Vaticano»: el por-
tal news.va que concentra en un
solo lugar las informaciones de todos los medios informativos
vinculados a la Santa Sede
(desde la Radio Vaticana, pasan-
do por el VIS, L´Osservatore Romano o la agencia FIDES,
hasta el canal de videos de You-
Tube, perfiles en Flickr, fans
page en Facebook o diversas cuentas oficiales en Twitter).
El episodio más reciente (12 de
diciembre de 2012) en este mi-
grar a las plataformas digitales lo ha constituido el también
histórico lanzamiento del perfil
personal del Papa Benedicto
XVI en la red de microblogs Twitter.
Hacía un sexto momento en la
relación de la Iglesia con la
comunicación En el Mensaje para la Jornada
Mundial de las Comunicaciones
Sociales de 2013 el Papa inter-pela a usar internet ya no como
«medio» sino como «ambiente»
de evangelización. Este cambio
de perspectiva supone una redi-mensión en la visión cristiana de
la comunicación. Sobre este
tema nos ocuparemos la próxima quincena para así completar este
estudio.
∎∎∎
Jorge Enrique Múgica LC, es licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apos-tolorum, de Roma. © Zenit.
A Galileo no le condenaron por
su hipótesis científica, pues lo mismo dijo Copérnico cien años
antes y la Iglesia no le condenó.
A Galileo lo condenaron porque
se empeñaba en interpretar la Biblia a su favor, y la Iglesia no
se lo quería permitir.
Galileo, aunque acertó, no de-mostró lo que decía. Por eso
astrónomos contemporáneos
suyos, como Tycho-Brahe, no
pensaban como él, y seguían defendiendo el geocentrismo
como Tolomeo. Aunque la
condenación de Galileo fue
disciplinar y no dogmática, hoy se piensa que fue inoportuna.
Para atacar la infabilidad de la
Iglesia se suele aducir la conde-
nación de Galileo. En primer lugar, conviene tener en cuenta
que todos somos hijos de nues-
tro tiempo: en la Edad Media se
moría la gente por enfermeda-des de las que hoy no se muere
nadie. El Derecho Romano
admitía la esclavitud, y hoy se
rechaza en el mundo entero. La humanidad progresa en sus
conocimientos técnicos y antro-
pológicos. Es ridículo pretender
que la Iglesia de la Edad Media pensara como hoy en temas que
no son dogmáticos: el geocen-
trismo era el modo de pensar de
aquel tiempo. Con todo, convie-ne advertir que la condenación
de Galileo fue obra de una Con-
gregación Romana, no del Papa
en definición ex catehdra, que es la única infalible. Aparte de
esto, la Iglesia en aquel momen-
to, juzgó a Galileo como los
mejores astrónomos de su tiem-
po. Todos los que estudian los
argumentos de Galileo (1564-1642) afirman que él no proba-
ba su hipótesis. Por eso no con-
venció a Tycho-Brahe (1546-
1601), contemporáneo suyo, que siguió siendo geocentrista
como Tolomeo, astrónomo de
Alejandría que, en el siglo II después de Cristo, hizo a la
Tierra el centro del universo.
“Galileo no pasó de probar la
suma probabilidad del sistema de Copérnico sin conseguir
demostrarlo con certeza”, ha
escrito Antonio Romaña, exdi-
rector del Observatorio de As-trofísica del Ebro. “Sus argu-
mentos carecían de fuerza pro-
bativa, no ya ante la ciencia
astronómica de aquel tiempo, sino ante la de hoy, mejor infor-
mada que entonces”, Antonio
Dúe. “El mismo Galileo reco-
nocía la debilidad de su argu-mento”, aduce José María Ria-
za.
Galileo tuvo la intuición de
interpretar los textos bíblicos no literalmente como los teólogos
de su tiempo, sino como hoy los
interpretamos, sin saber él nada
de los géneros literarios. En resumen, que como dice Walter
Brand Muller: “Se dio la extra-
ña paradoja de que los teólogos
de entonces no supieron inter-pretar la Biblia, y Galileo, sin
conocer los géneros literarios de
la Biblia, como los teólogos de
hoy, acertó al afirmar que el heliocentrismo era compatible
con la Biblia; aunque no lo
probó científicamente. Galileo
se equivocó en el campo de la
Ciencia y los eclesiásticos en el
campo de la Teología”. Hemos dicho que, aunque la
condena de la Iglesia a Galileo
fue disciplinar y no dogmática,
hoy se piensa que fue inoportu-na. El Cardenal Paupard, siendo
presidente del Consejo Pontifi-
cio de Cultura, dijo en una en-trevista que le hizo Jesús Coli-
na, entonces director de Zenit,
la agencia de noticias católica:
“Galileo sufrió mucho; pero la verdad histórica es que fue
condenado sólo a formalem
carcerem, una especie de arres-
to domiciliario, varios jueces se negaron a suscribir la sentencia,
y el Papa de entonces no la
firmó. Galileo pudo seguir tra-
bajando en su ciencia y murió el 8 de enero de 1642 en su casa
de Arcetri, cerca de Florencia.
Viviani, que le acompañó du-
rante su enfermedad, testimonia que murió con firmeza filosófi-
ca y cristiana, a los setenta y
siete años de edad. Galileo, el
científico, vivió y murió como un buen creyente”.
Y es que la Biblia nos enseña
cómo se va al cielo, no cómo va
el cielo (Baronio). Dios ha con-fiado el conocimiento de la
estructura del mundo físico a
las investigaciones de los hom-
bres. La asistencia divina en la Biblia no está para resolver
problemas de orden científico.
∎∎∎
Jorge Loring S.I., es sacerdote. Autor del best seller mundial Para Salvarse
El caso
Galileo
Enero-Febrero 2013 · 23 EL PENSADOR
Por: Jorge Loring, S.I.
PARA SABER MÁS
Un magnífico estudio que echa por tierra los argumentos ateos que manipulan el “caso Galileo” para tratar de de-mostrar la incompatibilidad entre Ciencia y Fe.
EL CASO GALILEO. MITO Y REALIDAD.
Mariano Artigas y William R. Shea. Editorial Encuentro.
Por: Guillermo Garrido
McCain era un experimentado sena-
dor republicano de tendencias mo-
deradas. Nieto e hijo de militares,
en su currículum destacaba áurea el
honor de ser un héroe de guerra.
Obama era un desconocido que
unos meses antes de postular a la
Presidencia norteamericana acababa de aterri-
zar en el Capitolio. ¿Qué había hecho antes
Obama? Un misterio. El héroe de guerra, que
había tomado el timón de las negociaciones
entre republicanos y demócratas durante la
campaña electoral para llegar con éxito a un
acuerdo político que permitiera inyectar enor-
mes cantidades de dólares para salvar la eco-
nomía mundial, perdió estrepitosamente las
elecciones. El desconocido Obama, cuya hoja
de servicio estaba impoluta, se convirtió en
presidente de la mayor potencia económica y
militar del mundo.
Muchos auguraron el fin político de Obama en
la segunda contienda. A pesar del fracaso de
su gestión en materia económica, donde se ha
agravado el déficit público norteamericano,
Obama volvió a vencer. A veces frente a un
candidato republicano, Romney, que disponía
de una hoja espectacular de logros empresaria-
les.
El fenómeno Obama posiblemente no termine
en mito como el de los Kennedy. Pero tiene en
común con él que el principal valor de su
atractivo electoral consiste en ser un verdade-
ro showman de la política. No es mucho, pero
a la vista está que no parece necesitarse más.
Ahora bien, detrás de este candidato en blan-
co, se proyecta la sombra de un sectarismo
anticristiano bastante palpable. Su programa
legislativo incluye buena parte de la platafor-
ma ideológica de la izquierda europea: disolu-
ción del concepto tradicional de familia, re-
ducción de las condiciones para el aborto,
lucha por el repliegue de la acción pública de
la religión en aras a una supuesta tolerancia
democrática. ¿No les recuerda a Zapatero?
DRAMATIS PERSONAE∎OBAMATRIX
UN MITO
MEDIÁTICO
{
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Para cristianizar la cultura
Escribía Chesterton que el catolicismo es
«la única religión que libera al hombre de la
degradante esclavitud de ser un hijo de
nuestro tiempo». Quienes acusan a la Iglesia
de no acomodarse a los tiempos no entien-
den que ser católico consiste, precisamente,
en oponerse a la mentalidad dominante, en
conquistar un ámbito de fortaleza y libertad
interior que, impulsado por la fe, permita
nadar a contracorriente. Se repite machaco-
namente que la Iglesia es una enemiga de
las ideas nuevas; machaconamente se la
tilda de «carca», «casposa» y otras lindezas
limítrofes. Un análisis serio de la Historia
nos enseña, sin embargo, que los católicos
se han caracterizado siempre por brindar
ideas nuevas; y que, por sostener tales ideas,
han padecido incomprensiones sin cuento.
Cuando San Pablo, y con él las primeras
comunidades de cristianos, se oponían a la
esclavitud no estaban, precisamente,
«acomodándose a los tiempos». Chesterton
destaca que los católicos siempre han vindi-
cado ideas nuevas «cuando eran realmente
nuevas, demasiado nuevas para hallar apo-
yos entre las gentes de su época». Así, por
ejemplo, el jesuita Francisco Suárez elaboró
una lucida teoría sobre la democracia dos-
cientos años antes de la Declaración de In-
dependencia de los Estados Unidos y de la
Revolución Francesa; pero, desgraciada-
mente, aquella teoría fue formulada con dos
siglos de adelanto, en una época en que los
monarcas fundaban su tiranía sobre un in-
existente Derecho Divino. Los ejemplos
podrían multiplicarse hasta el infinito.
Cuando, en nuestros días, se caricaturiza a
la Iglesia como una enemiga de las ideas
nuevas se quiere decir, en realidad, que es -
cito de nuevo al autor de El hombre que fue
jueves- «enemiga de muchas modas influ-
yentes y gregariamente aceptadas, muchas
de las cuales se pretenden novedosas, aun-
que en su mayoría estén empezando a ser un
pequeño fósil. La Iglesia se opone con fre-
cuencia a las modas perecederas de este
mundo; y lo hace basándose en una expe-
riencia suficiente para saber cuán rápida-
mente perecen. Nueve de cada diez de las
llamadas «nuevas ideas» no son sino viejos
errores. La Iglesia Católica cuenta entre sus
obligaciones principales con la de prevenir a
la gente de incurrir otra vez en esos viejos
errores. No existe ningún otro caso de conti-
nuidad de la inteligencia parangonable al de
la Iglesia, pues su labor ha consistido en
«pensar sobre el pensamiento» durante dos
mil años. De ahí que su experiencia cubra
casi todas las experiencias; y, en especial,
casi todos los errores».
Las palabras de Chesterton resuenan hoy
con una renovada clarividencia. El error
principal de nuestra época se resume en una
forma deshumanizada de hedonismo que
niega la intrínseca dignidad de la vida; así,
se han fomentado prácticas aberrantes, co-
mo el aborto, que hoy son cobardemente
aceptadas, pero que dentro de doscientos
años provocarán el horror y la vergüenza de
las generaciones venideras. La idea de de-
fensa de la vida, que los apacentadores del
rebaño tachan de vieja, es rabiosamente
nueva; vindicarla es un modo -incómodo,
por supuesto, pero por ello más excitante-
de nadar a contracorriente.
Naturalmente, los apacentadores del rebaño
procurarán siempre soslayar el debate de las
ideas, sustituyéndolo por un ofrecimiento
indiscriminado de «modas influyentes» y
perecederas. Frente a polémicas profilácti-
cas con fecha de caducidad que no alcanzan
el rango de verdaderas ideas, la Iglesia pro-
pone una visión humanista del sexo, encau-
zado por la responsabilidad y no reducido a
un mero ejercicio lúdico, trivial y, a la post-
re, autista. Defender esta idea nueva conde-
na a la soledad y el ostracismo; es el precio
-y el premio- que acarrea liberarse de la
«degradante esclavitud de ser hijos de nues-
tro tiempo».
Enero-Febrero 2013 · 24 EL PENSADOR
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Juan Manuel de Prada es articulista. Como escritor tiene en su haber el Premio Planeta.
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