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SEMIOLOGÍA / SEMIÓTICA
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Umberto Eco distingue dos grandes estadios en que operan los signos: la significación y la
comunicación.
Eco va más allá de los aspectos teóricos peircianos y aborda la perspectiva de la praxis, el signo en uso, la puesta en acto
del proceso de significación.
Para él, la ciencia es una práctica significante que encuentra en la teoría del
signo su límite final.
Desde la propuesta morrisiana, Eco rescata las dimensiones de la
semiosis y señala que para que exista comunicación, emisor y perceptor
deben poseer un sistema de códigos común.
Propone el código general, que se encarga de relacionar los códigos
sintáctico, semántico y pragmático.
La significación se producirá siempre que una cosa, materialmente presenta ante un destinatario, represente a otra
cosa a partir de las reglas subyacentes. Para esto habrá que seguir tres reglas:
1. La cosa representada no tiene por qué existir ni sustituir de hecho en el momento en que el signo sustituto
significante de otra cosa la representa.
2. El acto de significación es autónomo respecto a cualquier acto potencial de
comunicación.
3. Debe existir un código que establezca una correspondencia entre lo que el signo representa y lo representado.
El código debiera contener los elementos de un sistema transmisor (expresión) y un sistema transmitido (contenido), así ambos producen la significación a través de una función
semiótica. Esto lleva a establecer dos premisas:
a) Un signo no es una entidad física.
b) Un signo no es una entidad semiótica fija, sino un lugar de encuentro de dos
elementos independientes que proceden de sistemas diferentes (el de la expresión y el del contenido) y
que se asocian por relación codificada transitoria.
De acuerdo a esto, la idea de establecer una tipología de los signos se dificulta enormemente, ya que el signo solo es
un punto de encuentro entre dos entidades de sistemas diferentes que
ni siquiera es fijo, sino que puede variar según contexto y circunstancia.
Lo que procede, según Eco, no es establecer una tipología de los signos,
sino una tipología de los modos de producción de signos.
Para clasificar los diversos modos de producción o de interpretación de
signos, se deben tener en cuenta cuatro parámetros:
a) Un trabajo físico para producir la expresión.
b) La relación tipo-espécimen.
c) El continuum por formar.
d) El modo y la complejidad de la articulación.
A)Un trabajo físico es aquél que realiza el autor o intérprete para producir o
interpretar la expresión.
Cuatro son los tipos de trabajo físico requerido para producir o interpretar la
expresión: el reconocimiento, la ostensión, la reproducción, y la
invención.
En el reconocimiento se encuentran expresiones tales como las huellas, los
síntomas y los indicios (signos naturales).
La ostensión es el tipo de trabajo físico en que alguien selecciona un objeto o
fenómeno determinado y lo muestra o señala como expresión de la clase de
objeto de que es miembro. Es el caso de los ejemplos, muestras y muestras
ficticias.
En el trabajo de reproducción, alguien selecciona una expresión conocida de
antemano por él y su destinatario, y produce una ‘copia’, sabiendo que será asociada al contenido de la expresión
inicial. Aquí se encuentran expresiones como las unidades combinatorias, las pseudo unidades combinatorias, los
vectores, las estilizaciones y los estímulos programados.
En el caso de la invención, no existe un código previo que relacione a la
expresión y al contenido, sino que este código se establece por primera
vez, como una nueva propuesta.
Es el caso de las congruencias, las proyecciones y los grafos.
B) La relación tipo-espécimen se puede dar en dos modalidades: la ratio facilis y la
ratio difficilis.
La ratio difficilis se da en los casos en que existe una relación previa y reconocida
entre la expresión y el contenido.
Aquí se encuentran signos como los síntomas, los indicios, las unidades combinatorias y las pseudounidades
combinatorias.
La ratio difficilis se da cuando la forma del contenido ha motivado la forma de la
expresión. Es una relación de causalidad, en que las marcas semánticas se
proyectan también en el plano sintáctico.
No hay una convención que asocie previamente a una expresión con su
contenido, y por lo tanto, se establece el código por primera vez.
Es el caso de huellas, vectores, congruencias, proyecciones y grafos.
C) El continuum por formar puede ser homomatérico o heteromatérico.
Un continuum es homomatérico cuando la expresión y el contenido están
formados de la misma materia (física). Es el caso de ejemplos, muestras, muestras ficticias y algunos casos
particulares de vectores.
Un continuum es heteromatérico cuando la materia de que está hecha la
expresión es diferente de la materia de que está conformado su referente.
Se presenta en dos modalidades: motivado y arbitrario.
El continuum es heteromatérico motivado en el caso de las huellas,
síntomas e indicios.
Es heteromatérico arbitrario en el caso de estilizaciones, vectores, unidades
combinatorias, pseudounidades combinatorias, estímulos
programados, congruencias, proyecciones y grafos.
D) El modo y la complejidad de la articulación en los signos presenta dos posibilidades: a)
Las unidades gramaticalizadas, preestablecidas, codificadas e
hipercodificadas con diferentes modalidades de pertinentización. b) Textos propuestos e
hipocodificados. Aquí, por lo general, se instituye código. En ellos se encuentran
signos como los de la invención, los estímulos programados y las
pseudounidades combinatorias.
Después de su Tratado, Eco reconoce que el gran ausente en los estudios de
semiótica ha sido el usuario. Se pregunta si el signo presenta las
mismas significaciones para el autor que para el destinatario. ¿En qué
medida debe el autor presuponer al destinatario en su mensaje?
Eco propone que el lector debe definirse como el marco generativo del propio
texto.
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