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Trabajo para la asignatura "Siglo XX (II)" de la Universidad de Murcia sobre las "Tesis de la filosofía de la historia" de Walter Benjamin.
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2015
Universidad de Murcia, Facultad de filosofa
Carlos Lencina Qulez
[SOBRE EL CONCEPTO DE HISTORIA: W. BENJAMIN]
1
1. Introduccin2
2. El papel de la teologa y qu entender por Espritu....3-5
3. De la historia como representacin artstica y otras historias7-13
4. Algunas conclusiones13-14
5. Bibliografa..15
2
La vida humana es un drama, y el historiador aspira a reproducirla. [] No
explica los motivos de las acciones: hace que los mismos personajes nos las
refieran. [] Esculpe a sus hroes predilectos en actitudes picas y sublimes,
y a sus enemigos y mulos los rebaja y los ennegrece. [] La historia clsica
es grande [] por su parcialidad manifiesta; [] comunicando al que lee,
este amor y este odio [] porque es un pual y una tea vengadora; no porque
abarque mucho y pese desinteresadamente la verdad, sino porque abarca
poco y descubre slo algunos aspectos de la vida, encarnizndose en ellos
con fruicin artstica.
De la Historia, Considerada como obra de arte. Menndez y Pelayo
1. Introduccin
Benjamin redact Sobre el concepto de historia, sin la intencin de publicarlo, en
1940, poco antes de su intento de huida de la Francia de Vichy, cuyas autoridades
entregaban a los refugiados alemanes judos o marxistas a la Gestapo -interceptado por
la polica franquista en la frontera espaola, decidi suicidarse. Impuls a su redaccin
el pacto germano-sovitico, el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y la ocupacin
de Europa por las tropas nazis, y, como recoge Lwy, en una carta a Adorno, Benjamin
explica el objetivo del texto: establecer una escisin irremediable entre nuestra manera
de ver y las supervivencias del positivismo que asedian aun las concepciones histricas
de la izquierda: historicismo vulgar, evolucionismo socialdemcrata, marxismo vulgar.1
Esto es, realiza una crtica a la izquierda imperante y derrotada con una reinterpretacin
del materialismo a la luz de la teologa juda, fundando un pensamiento innovador e
inclasificable.
1 Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Michael Lwy, Fondo De Cultura Econmica, 2012, pp. 37-38
3
Este es un trabajo que, ms que riguroso -dadas mis carencias en el alemn, el
judasmo y dems muebles del espritu benjaminiano, me es imposible una exgesis
erudita-, pretende ser una interpretacin infantil y romntica, un juego inspirador e
inspirado, pero, a la benjaminiana, al servicio de la praxis revolucionaria. El texto de
Benjamin a esto se presta, cargado de figuras literarias y smbolos teolgicos de muy
diversa procedencia, ya sea por el esoterismo consciente de la autocensura o un
trabajoso cuidado esttico. Se presenta al nefito el texto como una finalidad sin fin que
llama al libre juego de las facultades, como Kant dijera. El trabajo de Lwy me resulta,
dada mi condicin, insuperable. Con esto, ir comentando las tesis y los comentarios del
francs.
2. El papel de la teologa y qu entender por espritu
Como Lwy seala, Benjamin anuncia en la Tesis I la asociacin entre materialismo
y teologa: el autmata remite al materialismo histrico de la Segunda y la Tercera
Internacional, concepcin maquinal de la historia que promete el triunfo del socialismo,
que, afirma el berlins, no podr ganar la partida, esto es, interpretar correctamente la
historia frente a la visin del opresor y, entonces, vencerlo. Le es necesaria la
consciencia de las huellas teolgicas ocultas en s. La teologa, representada por el
enano, es espritu mesinico y vivificante, amo y siervo del autmata, la lucha del
oprimido, fuente de su fuerza explosiva, mesinica, revolucionaria.2 Cuestin
problemtica es la introduccin, si acierta Lwy en su interpretacin, del concepto de
espritu, en posible conflicto con el materialismo monista marxista. Podra entenderse
en el contexto de la teologa juda o el idealismo alemn, de que Benjamin bebiera en su
juventud. De igual manera, con Gustavo Bueno,
(es errneo el) que, para Hegel, el Ser brotaba de la conciencia y de
sus Ideas [] mientras que para el materialismo eran las ideas y la
conciencia la que brotaba de la materia. [] A la Filosofa del Espritu
de Hegel le corresponde en el sistema un lugar posterior a la Filosofa
de la Naturaleza.3
En este sentido, podramos hablar de mente -con menor carga religiosa-,
considerando sta una propiedad emergente con respecto a propiedades materiales,
2 Ibid., pp. 46-54
3 http://nodulo.org/ec/2008/n076p02.htm Segundo prrafo.
4
aunque, para una mayor apertura interpretativa, digamos que no reductibles a cuerpos.
Esto es compatible con la remisin del espritu de que habla a la teologa, a que atribuye
un efecto vivificador y sita en el lxico del profano materialismo histrico.
Sigamos desgranando la cuestin con la interpretacin de Lwy de la segunda tesis.
Segn ste, Benjamin introduce y remite en ella el concepto teolgico de redencin a la
esfera del individuo, cuya felicidad concierne a la redencin de su pasado, realizacin
de lo que pudo ser y no fue. Transita despus al terreno de lo colectivo y lo histrico: no
hay progreso sin atencin a las exigencias de los oprimidos del pasado, a quienes
redimir con la rememoracin y reparacin del sufrimiento mediante el cumplimiento de
sus objetivos de lucha. Introduce adems su mesianismo: identifica al Mesas con la
humanidad oprimida presente, a que es otorgado poder mesinico para la revolucin, la
salvacin. 4
Interesan en la tesis los conceptos, en que Lwy no se detiene, de Bild y
Vorstellung, imagen y representacin, que usa sin distincin. En las imgenes de
la felicidad y el pasado, dice Benjamin, vibra la imagen de la redencin. Es posible
interpretarlos como imitacin o presentacin de algo ausente y/o como estado mental en
sentido laxo. En relacin a la imagen de la felicidad individual, aparece la de un pasado
en que pesa la carencia de lo irrealizado, negatividad construida y re-presentada in
mente no sin efecto emocional: una desolacin que exige reparacin. Retorno de lo
reprimido que como ensueo tensa los nervios. Como recoge Esposito, segn la
antropologa moderna alemana, de que particip la Escuela, nuestra nada constitutiva
torna potencial y, con ella, se ordenan formas para la supervivencia -roles, instituciones
y otras objetivaciones en la exterioridad peligrosa con un control de la fuerza vital.5 En
esta tensin violenta de la opresin podra cifrarse la intuicin benjaminiana, adems de
servir de puente para la consideracin de las representaciones en lo colectivo e histrico.
La del pasado es, como dice, apropiada por la historiografa, pero sirve tambin de
humus, por ejemplo, a las artes. En este caso, la representacin no es ya eminentemente
mental, sino material y de alcance pblico y transgeneracional. El trnsito benjaminiano
es de la antropologa a lo poltico y moral, y de fondo una reflexin esttica y una
secularizacin de lo teolgico, remitido, quiz, a contenidos mentales en sentido
relacional concepcin que explicar despus- o a, digamos, una naturaleza humana.
Las tesis se dirigen precisamente a las nociones de la historia del opresor y la izquierda
4 Ibid., pp. 54-62 5Immunitas: proteccin y negacin de la vida., Roberto Esposito 1 ed., Buenos Aires, Amorrortu, 2005
5
derrotada, que hace de sta una mquina cuya fra imagen, desalmada, en nada sirve a la
revolucin. Han de ser pintadas en lienzo imgenes vivas y vivificantes, los gritos de los
ancestros oprimidos que exigen su rememoracin y llaman a la reparacin del
sufrimiento humano mediante la praxis revolucionaria.
Sigamos con el esclarecimiento de este trnsito de lo individual a lo colectivo y el ser
del espritu o la mente. Nos dice Lwy que en la tesis III afirma Benjamin que el pasado
exige la redencin de la humanidad, la realizacin del mundo mesinico. Entonces, todo
acontecimiento habr sido salvado del olvido y toda lucha cumplida. La historia
universal nos pertenecer y la humanidad ser restituida, salvada, restablecida, trminos
que remiten al tikkun judo -para Scholem, la tradicin mesinica juda est animada por
el deseo de restablecimiento del estado originario de las cosas y por una visin utpica
del porvenir en iluminacin mutua. Benjamin hace al marxismo heredero y albacea de
siglos de luchas y sueos emancipatorios.6 Lwy realiza la interpretacin del texto
partiendo del supuesto de una verdadera creencia benjaminiana en lo judaico, es decir,
piensa a Benjamin como un judo de fe.7 Mi anlisis, traicione o no al berlins, trata no
despegarse del materialismo monista, no concediendo, pues, al pasado y al futuro
entidad inmaterial, es decir, concibindolos en la inmanencia de lo material. Cmo
interpretar entonces este pasado exigente, activo? No slo remitir el pasado a una
representacin mental interna, imaginaria, sino tambin a roles, normas, instituciones y
dems objetivaciones a que hiciera referencia, adems de libros, pinturas, esculturas,
filmes, etc., productos de seres humanos concretos y finitos a que sobreviven para
preceder a las siguientes generaciones. En esta supervivencia del producto humano, en
su transgeneracionalidad, subsisten pedazos de madera y manchas de tinta que, en
relacin con el ser humano, son potencialmente significativos y multisignificativos.
Ahondando en la concepcin de la mente que delineamos, diremos de sta ser una
propiedad emergente de lo material que no slo reside en el sujeto, en el cuerpo en
conversacin consigo, sino que reside tambin en la relacin entre el ser vivo concreto y
lo circunstante; es decir, la relacin es la propia mente. As, el artificio humano material
condiciona y es parte de los estados mentales de los seres humanos finitos, que a su vez
resignifican tales productos en su relacin con los mismos. La generacin presente no
puede sino observar lo precedente como pasado. En todos los artificios de nuestros
6 Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Lwy, Fondo De Cultura Econmica, 2012, pp. 62-66 7 Ibid., p, 41
6
ancestros habr de hacer ver el materialista histrico, con su literatura y dems
producciones, incluidas las artsticas, la huella de la barbarie y el sacrificio de los
oprimidos para la revolucin y la realizacin plena del comunismo, cargando de
espiritualidad los objetos.
2.2 De la concepcin del tiempo
Como recoge Lwy, en la Tesis XIV, Benjamin enfrenta el kairos al chronos, el
tiempo histrico lleno frente al formal.8 En la Tesis XV, Benjamin realiza una original
disertacin sobre el calendario y el reloj iluminadora: el primero, tpico del tiempo
revolucionario-mesinico, frente segundo -relativo a la industrial-capitalista concepcin
homognea y vaca del tiempo, mecnico, automtico, cuantitativo- expresa un tiempo
histrico, heterogneo, cargado de actualidad y memoria, fijados en s acontecimientos
redentores y en que cada instante habita una posibilidad nica.9 As, opone la visin
cualitativa y discontinua del tiempo, el tiempo de la memoria, al tiempo formal de la
repeticin eterna de lo mismo, que tienen consecuencias para con la situacin presente.
El presente es el nico tiempo realmente existente, mientras que pasado y futuro
estn contenidos en representaciones y en la supervivencia de lo material significado,
que tienen efectos emocionales e impulsan a determinadas conductas. La obsesin
benjaminiana es la representacin por y para la revolucin. En este sentido, el tiempo
cualitativo, constelacin entre una situacin presente y la representacin de un aconteci-
miento del pasado en que brilla la chispa de la esperanza por la felicidad y la
redencin, es inseparable de la lucha por la sociedad sin clases y rompe con el
determinismo de los historicistas y su visin lineal y evolucionista del curso de los
acontecimientos, que en el contexto de la temporalidad formal produce pasividad y
conformismo, perpetuando el sufrimiento. Episodios representados de rebelin pasados
producen en la conciencia una interrupcin de la continuidad histrica y llaman a la
revolucin. Se pasa de un tiempo de la necesidad a un tiempo de las posibilidades,
aleatorio y abierto a la irrupcin imprevisible de lo nuevo.10
La revolucin, dada en un
presente abierto y sin mediaciones, es un salto dialctico fuera del continuum del tiempo
formal que salva la herencia de los oprimidos en las representaciones y construcciones
8 Ibid., pp. 138-142
9 Ibid., pp. 142-147
10 Ibid., pp. 160-163
7
supervivientes e, inspirada en ellas, interrumpe el eterno retorno y trae consigo el
cambio profundo. As, las representaciones del pasado contienen material explosivo
para el tiempo-ahora, pero no toda representacin. El materialismo histrico ha de
captar las representaciones bomba en su fugacidad para hacer estallar el continuum de la
historia.11
La rememoracin ha de construir constelaciones, momentos arrancados a la
continuidad histrica vaca que vinculen presente y pasado. Mnadas, que a la
conciencia se presentan como concentrados de la totalidad histrica, llenos,
constituyen una detencin mesinica de los acontecimientos, posibilidad
revolucionaria.12
La prefiguracin de la sociedad sin clases es, por otro lado, en la
representacin en la mnada, una referencia poltica e histrica que sirve de meta al
combate de los oprimidos y de criterio para juzgar los sistemas de opresin del pasado y
el presente.13
La Tesis B, ltima de las tesis, es reveladora a la luz de Lwy: aquel que intenta
predecir el futuro aquel cuya concepcin de la temporalidad y de la historia es lineal,
evolutiva, causal, teleolgica- se condena a la espera de lo inevitable, al conformismo, a
la pasividad. En cambio, se ha de rememorar el pasado en busca su eterna
contemporaneidad. As, el revolucionario, en la accin presente, extrae su inspiracin y
fuerza combatiente de la rememoracin y escapa al encanto del porvenir garantizado.
No se trata de esperar al Mesas, sino de provocar su venida.14
Es clara la influencia en
el pensamiento benjaminiano de la concepcin anarquista de la revolucin espontnea,
ms an en su texto Para una crtica de la violencia. Los efectos de tales imgenes
salvadoras, explosivas para la burguesa, como vengo tratando de defender con la
reduccin de lo pasado y lo futuro a lo representacional mental, interno y relacional,
dependeran del condicionamiento material en sentido marxista-, institucional,
lingstico, cultural en general, y en dependencia de tales condicionamientos, la
ideologa del momento presente, lo nico existente, el tiempo-ahora abierto a la
posibilidad, tanto de la revolucin como de la barbarie.
3. De la historia como representacin artstica y otras historias
11
Ibid., pp. 138-142 12
Ibid., pp. 150-154 13
Ibid., pp. 158-160 14
Ibid., pp. 163-167
8
La interpretacin de Lwy de la tesis XII recoge uno de los ejes centrales de la
intencin benjaminiana a la que vengo apuntando desde un principio: una historiografa
al servicio del presente. En este sentido, contra la concepcin del materialismo histrico
como conocimiento neutral y recogiendo las ideas de Lkacs, el marxismo es una forma
de conocimiento superior en tanto que lo es del proletariado, cuya consciencia, ajena a
la teorizacin del intelectual, resulta de la prctica de la lucha. Su carcter subversivo,
no instrumentalizable por el poder, precisa, sin embargo, del recuerdo colectivo vivo y
concreto de los ancestros martirizados, fuente de energa emocional, moral y espiritual
para la lucha, la accin revolucionaria. La fuerza acumulada de las tentativas de
liberacin pasadas torna materia explosiva para la interrupcin de la opresin.15
Como
es claro, el presente es la piedra angular de las tesis y hay un rechazo a la densa
teorizacin fra de carcter positivista y pretendidamente cientfica, el clculo y la
prediccin. Sin embargo, una defensa del recuerdo como imagen, una fotografa
vivificante, que despierte las pasiones y sirva de gua para la lucha.
Volviendo a la relacin entre materia y espritu o mente, que como vimos emerge de
lo material, apunta Lwy sobre la Tesis III que, con ella, una dialctica de lo material y
lo espiritual desborda el modelo mecanicista de la historia: no hay salvacin sin
transformacin revolucionaria de la vida material, pero cruciales son en la lucha las
fuerzas espirituales. Con los vencidos, la historia aparece como una sucesin de
victorias de los poderosos. La visin evolucionista de la historia como acumulacin de
conquistas y progreso, para la que el sol del porvenir ilumina el presente, se le aparece
como justificacin de las victorias del opresor. En cambio, cada combate, desde su
perspectiva, cuestiona la legitimacin de la dominacin presente y las victorias del
pasado. Las fuerzas espirituales de la lucha actual se proyectan en el pasado, y este torna
fuerza presente, que nutre la conciencia de clase. 16
Cual cineasta, Benjamin busca el
plano perfecto, encuadra y enfoca. Ante el progreso como norma histrica, que vendra
a justificar en sus pinturas la opresin en virtud de una promesa de futuro
supuestamente ineluctable, concediendo el perdn al opresor, el cuadro pictrico del
oprimido en lucha pica contra el opresor. Recordar el papel de la teologa, el espritu o
la mente relacional de que hablara: auxilia y determina la batalla por lo material, eje en
torno al que gira el marxismo revolucionario. Lo material es, pues, el objetivo
15
Ibid., 126-135 16
Ibid., pp. 66-71
9
primordial de la revolucin, pero Benjamin rescata del olvido la necesidad de la pasin,
del odio y la venganza por el mundo nuevo, y resulta necesario un enemigo, un opresor
heredero del opresor victorioso del ayer que modifique la visin del continuum de la
historia que la clase dominante difunde, dejando espacio a una ruptura con el mismo. Al
ser humano finito presente individual le duele el tiempo perdido, lo irrealizado, y de
muy diversas formas es capaz de expresar tal dolor. El progresismo llama al
conformismo y la contencin del impulso por la felicidad, manteniendo de tal manera
roles, normas, instituciones y dems objetivaciones, alienaciones, en pie. En cambio, la
imagen de una situacin a los ojos similar en un pasado remoto y el recuerdo de la
esperanza y la lucha del ancestro oprimido, llena de igual manera de esperanza al
humano presente y lo llama a la lucha por s y por los que lo intentaron, a la reparacin
del dao histrico repetido y el an perpetrado, sealando adems al enemigo, las trabas
a la libertad y los objetos causa de nuestra alienacin. El momento revolucionario es
siempre ya. He aqu la dialctica entre presente y pasado recordemos- representado, en
que se cifra el pacto generacional.
De la Tesis V, dice Lwy, Benjamin opone, a la actitud contemplativa, el
compromiso activo del materialismo histrico. ste habr de, como decimos, descubrir
la constelacin crtica que tal fragmento del pasado forma con el presente para la
revolucin. Hay una dialctica entre las representaciones del pasado posibles y el
presente cambiante en que descubrir la imagen salvadora, que supera estas
contradicciones -mejor dicho inadecuaciones- entre pasado y presente para la
revolucin, teora y praxis. La verdad inmvil no corresponde, dice Benjamin, a la de
verdad en materia de historia. Imgenes nicas del pasado, que como vimos contienen la
totalidad de la historia como mnadas, se desvanecen con cada presente que no se da
por aludido por ella. Se ha de salvar el pasado en el presente con la percepcin de una
semejanza que los transforma: inscripto en las lneas de lo actual puede desaparecer en
el olvido. Esto significa la historizacin de la verdad histrica. Mientras la historia no se
detenga, no habr ltima palabra sobre el pasado. 17
Como expresara, la relacin entre la
imagen del pasado y el ser humano concreto determina, junto con las condiciones
materiales, la lucha contra la opresin, la praxis revolucionaria. La dialctica entre
pasado y presente y la imagen salvadora como superacin significara la superacin del
conformismo, perpetuado con la proliferacin y normalizacin de imgenes de cierta
17
Ibid., pp. 71-75
10
manera pintadas del pasado en el presente. Esto es, la imagen que resultara en una
consciencia histrica que delimitara la lnea entre el opresor y el oprimido y llamara a
la revolucin por el presente y todo aquel que yaci en la lucha, imagen en nada
semejante a la verdad fra del hecho ni el clculo econmico. La imagen ha de ser un
apasionado gesto esttico vivificante, un grito de hartazgo. Pero no cualquier imagen
resultar ser la salvadora, dado el carcter histrico de la verdad histrica. Entre las
lneas cambiantes de lo actual, el historiador revolucionario ha de captar la fugaz
imagen salvadora. Adems, hacer notar que no se trata de una narracin histrica lineal
de Atapuerca a Aznar, sino la fotografa de un instante que recoja en s el potencial de
representar, en relacin con el momento presente, toda la historia a los ojos del
oprimido. No es irrelevante aqu su escrito La obra de arte en la poca de su
reproductibilidad tcnica, en que ve un gran potencial revolucionario tambin
contrarrevolucionario- y en que presenta su concepcin de las formas de percepcin
colectivas. Es ms, dira que en el texto es posible encontrar la concrecin de una tctica
para prender la mecha revolucionaria, y en las tesis una gua para el contenido de las
obras a reproducir, acompaada de una crtica a las teorizaciones y la propaganda
generalizada de las izquierdas marxistas de la poca.
En la Tesis VI, segn nos dice Lwy, Benjamin seala, como si de un francotirador
buscando el lugar en que su olor no asuste a los animales se tratara, el momento en
que echar la fotografa: el momento de peligro: En ste, el enemigo, que no habra
cesado de triunfar, amenaza con la instrumentalizacin de la historia y del sujeto
histrico actual, el oprimido, surge la imagen salvadora de las derrotas, que disuelve la
visin progresista, sensibiliza a las derrotas anteriores y llama al combate. Arrancar la
tradicin al conformismo del progresista devuelve a la historia su dimensin de
subversin del orden establecido. El materialista histrico habr de hacer brillar en el
pasado la chispa de la esperanza, captar ese momento nico slo identificable y
comprensible desde el presente, oportunidad fugaz y precaria de salvamento que
puede hacer saltar el polvorn de hoy. En este sentido, dice Benjamin, el Mesas -clase
proletaria- no viene slo como redentor, sino como el vencedor del Anticristo -clases
dominantes. 18
El momento es, pues, el instante del peligro. El enemigo, en la fotografa
igual hoy que ayer, trata de hacer suya la historia y, con ello, hacer del oprimido un
conformista amnsico, conformista y dcil. La imagen salvadora habr de hacerlo
18
Ibid., pp. 75-80
11
consciente de la derrota y la vergonzosa traicin a los ancestros por parte el enemigo
que la misma imagen seala y que vincula con los enemigos de las anteriores
generaciones, es decir, cuyo yugo los aplast, nos aplasta y pretende hacernos olvidar.
En tal instante ha de desenfundar su pincel el materialista histrico, instante en que el
precipicio es pronto, y devolver a la historia su dimensin de subversin del orden
establecido y la esperanza de la posibilidad del comunismo, neutralizada por el
progresista. Ha de captar la histrica imagen til al presente por la revolucin, la
redencin y derrota, imprescindible para la revolucin, del Anticristo por el Mesas, de
la clase histrica clase dominante por la histrica clase de los oprimidos por una
sociedad sin clases.
En la Tesis VII, Benjamin arremete contra el historicismo en trminos parecidos. Tal
como explica Lwy, el historicismo empatiza con los vencedores de hoy y siempre dada
su concepcin maquinal de la historia, que despoja de valor a las praxis y lleva al
sometimiento al orden de lo existente. Hay que cepillar la historia a contrapelo
oponiendo a la historia oficial la tradicin de los oprimidos y llamar a la revolucin y la
redencin. La virtud del historiador consiste en oponerse a la tirana de lo real y luchar
contra ella, contra Civilizacin, Progreso y Modernidad, la cultura, de reverso brbaro
en su origen, transmisin y funcin, en manos del opresor y prohibida al oprimido. Se
han de redescubrir los momentos utpicos o subversivos en ella y protegerla del
establishment cultural, la clase dominante y su instrumentalizacin para el
conformismo.19
El historicista es aquel que hace el juego al opresor, aquellos que
escriben la historia de sus hazaas y ensalzan sus obras y legado, que adornan su cortejo
y llaman al conformismo y la sumisin al victorioso hombre de xito. El historiador
materialista, al contrario y luchando contra el historicista y sus mojones materiales por
lo tanto transgeneracionales-, deshacindose de la concepcin maquinal de la historia y
rechazando la limosna, ha de cepillar la historia a contrapelo, oponerse a esa historia
oficial y el orden existente por la revolucin y la redencin con los oprimidos dejando
en lo material su material explosivo. Ha de mostrar el reverso oscuro y brbaro de la alta
cultura, la civilizacin, el progreso y la modernidad, reverso que llama a la subversin y
que el enemigo trata de ocultar. Y no slo del arte musestico y los grandes edificios se
trata, ni de las picas narraciones del victorioso, tambin de cada producto fabricado,
del ms cotidiano a lo ltimo en tecnologa, producido en explotacin. Ante la narracin
19
Ibid., pp. 80-96
12
del continuum de la historia, el materialista histrico ha de vivir y hacer vivir una
experiencia nica con una imagen del pasado. Percibir aquella constelacin crtica que
tal fragmento del pasado forma con tal presente interrumpido y libera las energas de la
Jetztzeit, atadas por el historicismo, que, conformista y seudoobjetivo, neutraliza y
esteriliza las imgenes del pasado.20
Segn la Tesis XIII, leda por Lwy, la optimista visin socialdemcrata de la
historia como lineal, desmentida por el fascismo, confunde el progreso de
conocimientos y aptitudes con el de la humanidad, olvidando la dimensin moral, social
y poltica. Adems, no es ste un proceso de perfeccionamiento gradual e infinito.21
Al
progresista aparece el fascismo como excepcin inexplicable. Desde el punto de vista de
los vencidos, la norma es la opresin, el estado de excepcin permanente -de que el
fascismo es una expresin radical- que el materialista ha de representar. Razn del
triunfo de tales brbaros es la incomprensin del progresista socialdemcrata y
estalinista, que ignora la relacin del fascismo con el progreso tecnocientfico, que ellos
mismos comparten. Para derrotarlo, hay que deshacerse del concepto de progreso y abrir
una lucha por el verdadero estado de excepcin, la abolicin de la dominacin,
prefigurado en rebeliones y levantamientos que interrumpieron el continuum de la
historia.22
Es precisamente el objetivo revolucionario la interrupcin de este continuum
histrico, radicalizado con el progreso tecnocientfico de que nace el fascismo, con la
lucha por el verdadero estado de excepcin. Benjamin trata en Para una crtica de la
violencia, como recoge Esposito, las relaciones de superposicin fuerza-derecho como
modalidades de la violencia, que constituye desde fuera al derecho y lo acompaa desde
dentro de la fuerza al poder y del poder a la fuerza, momento en que mantiene la
violencia amenazante para subsistir en su legitimacin. El caso de excepcin se
reproduce en cada caso al que se refiere la ley, que reconduce con violencia los
momentos del desarrollo histrico a su estadio inicial23
, reproduciendo el continuum de
la historia e impidiendo el advenimiento del reino mesinico, el comunismo. El estado
de excepcin es, pues, violencia estatal fundante de derecho, pero el verdadero estado
de excepcin es, relacionado con la abolicin de la dominacin, la violencia mesinica
de la destruccin de la ley y, as, del Estado y las clases sociales, aquella violencia que
20
Ibid., pp. 147-149 21
Ibid., pp. 135-138 22
Ibid., pp. 96-100 23Immunitas: proteccin y negacin de la vida., Roberto Esposito 1 ed., Buenos Aires, Amorrortu, 2005
13
el materialista histrico ha de despertar con la imagen salvadora.
En cuanto a la Tesis X, en que Benjamin hace referencias, segn Lwy, de
carcter ms directo en trminos polticos, recomienda tomar distancia frente a la actua-
lidad poltica y encontrar sus causas apartados de ilusiones y tentaciones, las doctrinas
del progreso mentadas, para liberar a los hijos del siglo de los polticos -estalinistas
que pactaron con Hitler disociando la realidad sovitica y la idea comunista-, de sus
promesas de efecto paralizante. stas remiten a la fe ciega en el progreso y el partido,
que, fetiche infalible y fin en s, es dirigido por un aparato burocrtico incontrolable.
Ensimismados con la acumulacin cuantitativa en un movimiento de progreso lineal,
irresistible y automtico de progreso, estos polticos fueron derrotados por el
nazismo.24
Es esta una crtica de profundidad y largo alcance histrico, y hasta el
presente resuena. Sealar aqu el carcter anarquista de la misma. El Estado moderno es
una institucin de gran extensin dedicada, y de forma cada vez ms exclusiva dada su
estructura y la presin de los poderes fcticos, sobre todo los medios de comunicacin y
las lites econmicas, el capital transnacional, a la administracin y gestin, con la
inmensa produccin trabas a la accin directa y la progresivamente exponencial
burocratizacin que esto supone. La abstraccin de lo econmico le es de hecho
funcional al establishment, pues de ella se sirven para trazar las lneas rojas en materia
de guerra de posiciones en democracia, sealando el centro y los extremos, que quedan
a los mrgenes. Esta demarcacin seala reas de seguridad y peligro, estabilidad o, en
caso de necesitar apuntalar el sistema, cambio sensato. En este complejo cruce de
caminos, muy superficialmente descrito, se encuentran los nuevos partidos en Espaa,
que, con origen en los movimientos, no tienen otra que limar sus asperezas, recortar en
radicalismo. Benjamin, y su filosofa de la historia en torno a la imagen salvadora, su
constelacin y dilogo entre tiempos, lucha por una salida con respecto al continuum,
cuya corriente, se siga con buena intencin o no, debilita la fuerza revolucionaria, la
posibilidad del advenimiento del reino mesinico, llama a la fuerza mesinica en el
tiempo-ahora, una explosin interruptora y destructora que pase por encima y
destruya leyes y normas all donde impidan la avalancha del ajusticiamiento, la
inundacin violenta de una violencia revolucionaria, mesinica, sorda al opresor y su
moralismo jurdico-liberal, adems de a cualquier promesa ilusoria y paralizante,
tranquilizadora. El momento es ya.
24
Ibid., pp. 110-115
14
3. Algunas conclusiones
La tempestad, el Progreso responsable de la catstrofe sin tregua y la acumulacin de
ruinas, sopla desde el Paraso expulsando del Edn al ser humano. En las antpodas, el
Infierno, modernidad y condena a la eterna repeticin de lo mismo en una sociedad
industrial dominada por la mercanca disfrazada de novedad y moda. El ngel de la
Historia, ante la imagen de las ruinas, es arrastrado sin posibilidad de reparar el dao.
La interrupcin de la tempestad y la redencin vendrn de mano de la revolucin
mesinica, evitadas las trampas de la ideologa progresista. Entonces, se realizar el
comunismo futuro, retorno al primitivo en sentido dialctico: la historia universal,
fundada sobre la rememoracin de toda vctima.25
Esta es, la IX, la tesis ms famosa, y
en ella introduce gran cantidad de figuras literarias a explotar. Como seala Lwy,
resume en gran medida el documento. Mesianismo y revolucin, redencin,
rememoracin y reparacin, progreso y catstrofe, comunismo futuro y originario. Sita
a las filosofas del progreso como partcipes de una coyuntura insalvable de impotencia
y dolor ante la visin, de aquel oprimido que observa la historia en sentido
benjaminiano, de una catstrofe cada vez ms radical, pronta al infierno. El ttulo de la
obra de Lwy, Aviso de incendio, no podra ser mejor para explicitar el intento
desesperado del visionario y desgraciado Walter Benjamin. Interesante es, por otro lado,
el apunte del francs sobre sobre la moda, que a da de hoy invade la vida y multiplica
las formas de vida para reducirlas a la diferencia indiferenciada con la mediocridad
decadente como mxima altura. Remitir aqu a El Imperio de lo efmero de Gilles
Lipovetsky, que trata de recoger, tras un anlisis histrico y sociolgico, las
potencialidades de esta situacin, siendo, en mi opinin, este tema ineludible para la
izquierda occidental, que por lo general lo ha despreciado. Walter Benjamin recogi
precisamente el potencial de la reproductibilidad de la obra de arte, que Adorno,
encerrado en el pensamiento funcionalista, no supo ver. La obra de Lipovetsky, como
hiciera Benjamin, apunta a una apertura de miras que podra ventilar el pestoso zulo en
que los partidos de izquierdas se encuentran, pagados de s.
25
Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Lwy, Fondo De Cultura Econmica, 2012, pp. 100-110
15
Bibliografa
Tesis de filosofa de la historia, W. Benjamin en Discursos Interrumpidos I, Madrid,
Taurus, 1973
Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Lwy, Fondo De Cultura Econmica
Immunitas: proteccin y negacin de la vida., Roberto Esposito 1 ed., Buenos Aires,
Amorrortu, 2005
El Catoplebas, http://nodulo.org/ec/2008/n076p02.htm
Progrs et catastrophe. La conception de lhistoire de Walter Benjamin, de Michael
Lwy en la revista Historein: Vol 4 (2003): Public Histories
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