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PLAZAS DE CARTAGENA: ESCENARIOS DE DISTINCIÓN SOCIAL
SUSY BORGE CABALLERO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
BOGOTÁ
2008
PLAZAS DE CARTAGENA: ESCENARIOS DE DISTINCIÓN SOCIAL
SUSY BORGE CABALLERO
Trabajo de grado para optar por el título de Comunicador (a) Social con énfasis en
Producción Radiofónica
DIRECTOR: José Alfonso Duarte
Título
Profesor del Departamento de Comunicación Social
Pontificia Universidad Javeriana
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
BOGOTÁ
2008
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CONTENIDO
Página
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………. 1
CAPITULO 1. UN RECORRIDO POR EL CENTRO HISTORICO
DE CARTAGENA……………………………………………………….... 3
1.1. El recorrido…en punto de partida……………………………….......... 6
1.2. Y sigo con mi travesía………………………………………………… 9
1.3. La búsqueda aún no termina…………………………………………… 11
CAPITULO 2. ELEMENTOS DE DISTINCIÓN SOCIAL………………. 14
2.1. Arquitectura y usos prácticos…………………………………………. 14
2.2. Tipos de usuarios que visitan las plazas……………………………… 23
2.3. ¿Quién visita las plazas?........................................................................ 23
CAPITULO 3. LA DRAMATURGIA DE LAS PLAZAS……………….. 29
3.1. Las buenas maneras…………………………………………………… 31
3.2. Los rituales……………………………………………………………. 36
3.3. Los dramas……………………………………………………………. 40
3.4. Un paseo alrededor de las plazas……………………………………... 43
CAPITULO 4. CONCLUSIONES………………………………………... 45
4.1. Las plazas en acción…………………………………………………... 45
4.2. Los usos: pre – pos…………………………………………………… 51
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………. 55
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INTRODUCCIÓN
Pensar en la ciudad de Cartagena es traer a colación un sin número de culturas que visitan
la ciudad para revivir la historia e interactuar en un ambiente propicio para el
entretenimiento, el ocio y la diversión.
Las plazas de la ciudad de Cartagena son escenarios de representación donde propios y
extraños son actores de la escena y comparten normas sociales para poder ser partícipe del
juego teatral que en ellas se evidencia. Las buenas maneras, los dramas, los rituales, la
interacción, la arquitectura y las prácticas comunicativas son variables que la sociedad ha
construido en torno a éstas como mecanismos de distinción social. Esto hace que algunas
plazas sean más concurridas que otras y que el tipo de persona sea diferente en cada una de
ellas.
El tema de investigación que se abordará a lo largo del trabajo es analizar las prácticas
comunicativas, las relaciones sociales y los usos del espacio público en plazas del centro
histórico de la ciudad de Cartagena como mecanismo de distinción social.
En el primer capítulo se podrá encontrar los conceptos básicos que harán posible la
argumentación de la investigación, es el caso de los estudios sociológicos de José Luis
Lezama en torno al concepto de ciudad y espacio social; las interacciones no focalizadas y
focalizadas de Isaac Joseph a través del libro de Erving Goffman y la Microsociología. Se
tomará el concepto de comunicación de Guillermo Orozco como proceso en la interacción e
interlocución de los habitantes; las prácticas sociales del señor Jesús Martín Barbero y el
concepto de cotidianeidad de los sociólogos Schutz y Luckman como elemento esencial de
las prácticas sociales.
En el segundo capítulo se podrán encontrar 3 aspectos específicos que ayudará a hallar
formas de distinción social en cada una de las plazas. La arquitectura que ayuda a distinguir
el tipo de usuario que visita las plazas; los usos prácticos que permiten analizar la utilidad
que las personas le dan a estos escenarios y el tipo de usuario que hace uso de estos lugares.
Se podrán apreciar diagramas del predio que rodea cada una de las plazas.
En el tercer capítulo se encontrará la dramaturgia de las plazas y con ella los conceptos que
utiliza Isaac Joseph en la Microsociología de Erving Goffman, las buenas maneras, los
rituales, la interacción y los dramas son formas de ver las prácticas comunicativas como
mecanismos de distinción social.
Por último se encontrarán las conclusiones que arrojó el trabajo investigativo a través de los
documentos y autores revisados, los testimonios, planos, fotografías y fuentes fidedignas
especializadas en los estudios de la historia de la ciudad de Cartagena.
CAPÍTULO 1. UN RECORRIDO POR EL CENTRO HISTÓRICO DE
CARTAGENA
Las cortinas de mis ojos aún disfrutaban del viaje de 7 horas que acostumbramos a hacer
aquellas personas que no tenemos más de una responsabilidad, me refiero, a la universidad
o el colegio; el sol se asomaba por el ventanal de mi cuarto que limita, a los lejos, con el
Castillo de San Felipe; el taconeo de mi madre retumbaba en mis oídos; el segundero daba
sus cinco últimos pasos para vibrar de emoción porque la pila le ha durado un día más; el
sueño ha cesado, los últimos segundos de ensueño llegan a su fin. Ring ring ring, el
despertador me llama. Poso mis pies en el tapete de mi cuarto y me estiro para comenzar
un nuevo día, olvidar el estrés y tratar de sobrevivir con la depresión existencial que me
provocó el leer unas palabras que se asomaron en mi correo electrónico justo la noche que
regresé de un excitante viaje a Medellín.
Era mi asesor de tesis, corrigiéndome los dos capítulos, que al parecer, yo veía bien y no,
infortunadamente, tuve que olvidar más de mil y miles de palabras que mis dedos habían
pulsado en el teclado del computador. Eso ya no importaba. Era el momento de comenzar
de cero. Suena cruel, pero así lo hice. Muchas preguntas se me vinieron a la cabeza, entre
ellas, ¿Qué voy a hacer? Lo primero que hice fue ducharme e irme para el centro histórico
de la ciudad, porque yo quería que mi tesis estuviera relacionada con mi ciudad natal, que
apropósito no les he contado, Cartagena de Indias.
Mientras caminaba por el portal de los dulces se me iluminó la cabeza y me acordé de un
viejo amigo de los cartageneros que ayuda a la gente, sobre todo en estos momentos donde
el conocimiento es empañado por la depresión y cientos de conceptos te llegan a la mente
sin saber qué significan; el es Bartolomé Calvo, alias “La biblioteca”. Mientras trataba de
encontrar una silla desocupada, un hombre, a lo lejos, me hacia ojitos; yo no es que crea
mucho en ese tipo de hombre, pero su mirada era tan profunda y a la vez tan curiosa que
decidí acercármele. Se apellidaba Lezama y su nombre era Jose Luis1.
1 Lezamo, Jose L., “Teoría social, espacio y ciudad”, El Colegio de México, 1993.
Entre palabras y palabras, le comenté sobre mi ciudad y lo que quería hacer; a él le llamó la
atención el concepto de ciudad y lo escucho diciéndome: “si la ciudad aparece como la fuente de
todo cambio social es porque allí tienen lugar los procesos de transformación más significativos del mundo
moderno y porque en ella se personifican las relaciones sociales básicas, no solo en la figura del obrero y el
empresario, sino también en la de las clases medias urbanas, en la del ciudadano que aspira a la reivindicación
de sus derechos cívicos y en toda la serie de categorías sociales que conforman el mosaico social urbano”2.
Es allí cuando mi cabeza comienza a producir ideas; ideas que iban y venían con una gran
velocidad; dejavus y pensamientos fueron testigo de un momento apoteósico en el que el
tema de mi tesis fue surgiendo a través de una simple conversación con un gran personaje.
Sin embargo quería seguir conociendo sobre el concepto de ciudad y me tomé el
atrevimiento de preguntarle al señor Lezama si podíamos invitar a algunos personajes a la
mesa donde nos encontrábamos. El joven de al lado, con un perfil de intelectual, unos
anteojos con lentes bifocales, un cabello lacio negro que le llegaba hasta los hombros y
muchos libros junto a él que no permitían que las demás personas de la biblioteca le
miraran el rostro, asomó su cabeza y sutilmente toca mi hombro y me pide que haga
silencio. A Lezama le disgustó un poco el comentario porque estábamos en pleno clímax
del conocimiento.
Yo me dirigí hacia un bibliotecario, para solicitar un cubículo y así poder charlar
amistosamente con el señor Lezama, sin perjudicar a las demás personas que no querían
escuchar voces. Repentinamente vuelvo la mirada hacia donde se encontraba el personaje y
éste, extiende su mano derecha bailoteando sus dedos. ¡Me llamaba!…inmediatamente me
acerqué a él y lo veo charlando con personajes que sentía, había visto en alguno de los
libros que leía a principios de mi carrera, otros que nunca había visto.
¡Ah!, era Henri Lefebvre, Emile Durkheim, un señor de barba con el ceño fruncido…era
Max Weber y unos señores apellidados Simmel y Spengler. Entre ellos discutían el
concepto de ciudad. Alcanzaba a escuchar cuando Spengler les decía que “la ciudad era
propia de la primavera y del verano de una cultura”; Lefrèvre, representaba el concepto como
“búsqueda inevitable de lo urbano, de ese momento de reencuentro con el hombre con su esencia perdida por
2 Lezamo, Jose L., “Teoría social, espacio y ciudad”, El Colegio de México, 1993.
el trabajo enajenado y por la cultura alienante de la ciudad contemporánea”3; con la mano levantada
hacía unos minutos, no me concedían la palabra por estar discutiendo, de pronto el señor
Weber se levanta de la silla y con un golpe de objeción en la mesa que silenció la discusión
entre los personajes, levanta la voz y dice: la ciudad “es el objeto de reflexión analítica, en
la medida en que fue el escenario de surgimiento de una ética de carácter racional e
individual en el ámbito de la economía”; Durkheim con un tono bajo le dice a su amigo
Weber que la ciudad no es mas que “aquella que intensifica el contacto social y que provoca ansiedad
y zozobra por la densificación del orden moral y está, en alguna medida, presente desde las primeras formas
estrictamente urbanas de la que los historiadores dan cuenta”4. Todos quedamos callados con la
reflexión del señor Durkheim. Pasaron 5 segundos y se levanta de la silla y se despide
diciéndonos que se interesa en el concepto de ciudad, “no como factor explicativo, sino como
expresión de ciertos fenómenos sociales, es decir, como morfología social”5.
Por un momento me quedé pensando, no escuchaba a nadie, solo a mi conciencia que me
decía: ¡Claro!, esa es la idea Susy, aquí es donde se encuentra tu tema de investigación.
Caminar por el centro histórico de Cartagena hasta encontrarte con algunas de las plazas
representativas de la ciudad, analizar las prácticas comunicativas que se construyen en
torno a éstas y su dinámica social.
Ese debía ser tu tema y lo relacionas con la comunicación social desde el momento en que
interactúas con las plazas, observando y analizando las diversas formas de expresión, de
comunicación y de relación entre los espacios y los tipos de personas que visitan las
plazas.
Mi conciencia me abandonó y de nuevo comencé a escuchar las voces de los personajes. -
¡No te vayas!, le decía Lezama a Durkheim. Cuando de pronto, dirige su mirada hacia mi y
me dice entre dientes… ¿Y tú qué piensas? Yo en medio de estos personajes, humildemente
me referí al concepto de ciudad, apoyándolos a todos; a mi forma de ver, la ciudad es el
espacio donde las relaciones sociales tienen cabida, donde las personas interactúan y
3 Lezamo, J. “Teoría social, espacio y ciudad”, El colegio de México, 1993, p. 112.
4 Lezamo, J. “Teoría social, espacio y ciudad”, El colegio de México, 1993, p. 115.
5 Lezamo, J. “Teoría social, espacio y ciudad”, El colegio de México, 1993, p. 115.
construyen sus propias relaciones y vínculos con los demás y con los espacios que habitan,
donde confluye la pluralidad de razas y género. Lezama me interrumpe diciendo: Sí
señorita, finalmente, “la ciudad bajo sus distintas expresiones y en sus diversos contextos sociales ha sido
en alguna medida sinónimo de diversidad, de pluralidad y de valores y conductas que han recorrido caminos
similares a aquellos que conducen a la racionalización y que han desembocado en la sociedad moderna. Esta
es una sociedad que ha llevado lo urbano a su máxima expresión, sin embargo la ciudad aparece en algunos
autores como “producto” más que como productora de los procesos mediante los cuales se instaura la
moderna sociedad industrial”6.
Me levanto de la silla con muchas ideas en la cabeza, agradezco a Lezama por su gran
ayuda; igualmente me despido de los personajes.
1.1 EL RECORRIDO… EN PUNTO DE PARTIDA
Salgo de la Biblioteca Bartolomé Calvo, con ideas claras sobre lo que quería hacer. Tenía
algo muy claro en mi cabeza y era que a pesar de ser cartagenera iba a tratar de sentirme
como una viajera o como diría Simmel “como un extranjero, un intruso, un marginal”7.Camino
diez pasos y me tropiezo con la plaza de Bolívar, un buen lugar para analizar, aunque en el
transcurso de su historia fue llamada, Plaza de la Iglesia, Plaza de la Inquisición, Plaza
Mayor, Plaza de la Catedral y desde 1896 la hemos conocido, los cartageneros, como la
Plaza de Bolívar, o bueno, eso es lo que cuenta el archivo histórico de la ciudad. Qué
hermosos recuerdos empañaron mi mente cuando veo ese gran espacio; ¡Claro!... Lo tenía
en mis propias narices y no me daba cuenta. ¡Las plazas, que bonitos espacios para
analizar!..., que mejores espacios para recrear sus ambientes. Me llegó la hora de escoger
algunas plazas porque describir todas, sería una tarea que no terminaría en años. La plaza
de Bolívar me llamó mucho la atención por la institucionalidad que la rodea; instituciones
emblemáticas adornan la plaza y le dan ese aire de importancia, seguramente por eso fue
llamada en algún tiempo La Plaza Mayor, donde rigen las instituciones más importantes de
la ciudad como el Museo del oro, el Palacio de la Inquisición, la Catedral, la Gobernación,
el Reinado Nacional de la Belleza, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi; esa plaza, era
6 Lezamo, Jose L., “Teoría social, espacio y ciudad”, El Colegio de México, 1993.
7 Simmel, G., “O estrangeiro”, en De Moraes Filho, E. (comp), Simmel, San Pablo, Ática, 1983.
la joya más valiosa de nuestro tesoro arquitectónico como dirían los libros del archivo
histórico del palacio de la inquisición.
Tomé un par de fotos que seguro quedarán registradas no solo en la cámara sino también en
mi memoria; seguí caminando, tratando de encontrarme con más plazas. A mi alrededor
veía tiendas donde comercializaban artículos hechos en mi tierra, como chinchorros,
hamacas, sombreros vueltiao, adornos y esculturas representativas de la ciudad y del país,
como chivas, gordas de botero, las botas viejas, el reloj público y balconcillos con tejas
coloniales, típicas del centro histórico de la ciudad.
Me sentía tan orgullosa de ver a gente extraña llevando estos obsequios a su país de origen.
Al cachaco con su hamaca en hombros, al europeo con su sombrero vueltiao, al paisa con
su poncho cruzado y yo, solo observaba el disfrute de la gente. Pero, ¿Qué es lo que veo
allá? Mucha gente atravesando la calle, se asoman unas sillas en madera y las notas
musicales enrumban el ambiente. Llegué a la plaza de Santo Domingo a tan solo tres
cuadras de la plaza de Bolívar.
Cuando por fin llego a la plaza, me paro frente a la enorme iglesia que limita con ésta. Casi
me tropiezo con una mujer algo gorda y de tez morena que estaba recostada sobre una
especie de pedestal; le escuchaba a la gente decir, que era familiar de un tal Botero.
Escucho susurros a mi alrededor. Debe ser la cantidad de gente que ronda por este lugar.
Observo dos señores sentados en una de las mesas ubicadas en frente mío y veo una cara
conocida; me causa curiosidad y me acerco a tal punto que puedo escuchar lo que dicen;
esa cara era la de un poeta, escritor, compositor e industrial cartagenero; era el señor Daniel
Lemaitre, quien se encontraba acompañado con una persona que hasta el momento no se
me hacía conocido. Me paro frente a ellos, como si fuera turista, para no levantar sospecha
de que escuchaba lo que decían.
Algunas palabras que aún recuerdo, eran unas décimas geniales que le hacía a la plaza de
Santo Domingo el señor Lemaitre o bueno, eso fue lo que alcancé a escuchar en medio de
tantas voces que oía al mismo tiempo:
“En mi soleada pereza
mucho si un can se solaza.
Nadie grita. Nada pasa.
El padre Juan me atraviesa
Inclinada la cabeza,
La nariz entre el breviario,
algo, al fin! Se ha de mover,
pero cuando vengo a ver…
¡se lo tragó el Seminario!
Menos mal que por mi embrujo
Vienen niños a jugar
cuando empiezan a soltar
del colegio de Araújo,
y al loco flujo y reflujo
que alegra mucho mi esplín
con alegre tropelin
quiñan trompos, hacen triques,
o compran los alfeñiques
de Misia Victoria Din”8.
….
¡Oops! Me descubrieron. Lo primero que pensé fue “mejor me voy”. Cuando volteé mi
cuerpo unas palabras graves y fuertes me dijeron: “¿Para dónde vas? ¿No te gustaron mis
décimas? Apenada volví mi cuerpo a ellos y le dije que eran las décimas más hermosas que
mis oídos habían escuchado. Mis palabras sirvieron y me sacaron una silla. Me presentó al
señor que lo acompañaba. Era el señor E. G de Piñeres, me imagino que algún misterio
tendrá su nombre porque esas fueron las palabras que salieron de la boca del señor
Lemaitre; al parecer, hasta en los libros de historia de Cartagena, aparece así su nombre. El
señor Piñeres continúa su conversación felicitando al señor Lemaitre por tan inspiradas
décimas y le dice textualmente que “la plaza de Santo Domingo lleva este nombre desde el
siglo XVI. Es una pena que el horrible edificio, modernamente construido, frente a la
iglesia que ostenta la portada más imponente de Cartagena, estropee el precioso conjunto
urbano de este típico rincón cartagenero”. Levanto el dedo, cual primípara de universidad y
8 Lemaitre, D.,“Corralito de piedra”, tomo II, Cartagena, 1949.
le digo algunas palabras que había recordado de Lezama cuando se refería a la sociedad
como “aquella que ha llevado lo urbano a su máxima expresión, sin embargo la ciudad aparece en algunos
autores como “producto” más que como productora de los procesos mediante los cuales se instaura la
moderna sociedad industrial”. Señor Piñeres hoy día, utilizan los espacios de la ciudad de
acuerdo al usufructo que de ello saquen, y si ese edificio fue construido modernamente, es
porque tiene un uso específico. Son apartamentos donde habitan tanto propios de la ciudad
como extraños que llegan a disfrutar de la buena vida que ofrece el centro al revivir la
historia de la colonia.
Parece que mi comentario les importunó un poco; me levanté de la silla, de despedí y
agradecí la invitación así no hubiera tomado nada. ¡Que más que conocer al ilustre escritor
e historiador cartagenero!
1.2 Y SIGO CON MI TRAVESÍA…
Me voy de la plaza de Santo Domingo y camino por la calle Santo domingo, atravieso la
calle de Santa teresa y paso por una discoteca llamada Bavar, que según mis amigas es una
de las mejores de la ciudad, claro en pleno corralito de piedra; boutiques como la de Silvia
Tscheratzi, Vicky Tscheratzi, Ketty Tinoco y Beatriz Camacho distraen mi mirada que
solo queda en una simple distracción porque al ver una de las etiquetas de los vestidos
espeluznantes y despampanantes de estas grandes diseñadores, mi mirada se desvanece por
el hecho de pensar en ese precio, mi estómago luego de hincharse por imaginarme metida
en ese vestido vuelve a su normalidad dejando un vacío de decepción. Fue como la
experiencia de montarse en una montaña rusa, mientras va subiendo la ansiedad crece y al
tomar la bajada, el vértigo se apodera del cuerpo y los arrepentimientos comienzan.
Pero algo volvió a alegrarme la vida. Que hermoso lugar. Una iglesia en frente.
Característica de las plazas de la ciudad. ¡Sí! Era una plaza, pero no cualquier plaza; era un
“templo elegante, sólido, siendo además el más monumental y de mayor importancia arquitectónica de la
ciudad”9, o bueno así lo dice el archivo histórico de Cartagena.
9 Archivo histórico de Cartagena, Palacio de la Inquisición.
Era la plaza de San Pedro Claver, con sus mesas y sillas y un gran restaurante elegante que
aún conserva el estilo de la colonia. Varias esculturas en hierro rodean esta plaza. Son
muchas las personas que toman fotos en este lugar; la vigilancia solo trata de que la
multitud no le haga daño a las esculturas. Gente de clase pudiente visita la plaza para
deleitarse con alguno de los platos de la mesa colombiana o europea y hasta americana.
Los flashes de las cámaras iluminan la plaza. Los chismosos observan los puestos ocupados
y los observados sólo interactúan con los demás ocupantes de las mesas que escogieron y a
la vez observan a quienes, valga la redundancia, los observaban. Había una interacción así
no se estuviera cara – cara.
Estas situaciones me hacían recordar una cita textual de Erving Goffman en el libro de
Isaac Joseph “Erving Goffman y la Microsociología” donde se refería al concepto de las
interacciones no focalizadas como “esas formas de comunicación interpersonal que resultan de la
simple copresencia”. Al mismo tiempo este personaje me ubicaba dentro del marco que veía
en la plaza de San Pedro, por un ejemplo sencillo y conciso que me relató en su libro “dos
personas que no se conocen y que, desde un ángulo de una pieza al otro, observan las formas en que están
vestidas, sus actitudes y su aspecto general, al mismo tiempo que cada una modifica su postura porque se sabe
observada por la otra”10
. Sin embargo esas personas que, sentadas en las mesas de las plazas,
charlaban tan amistosamente, se miraban fijamente cada vez que una de ellas hablaba,
sonreían y discutían, se construía una interacción más cercana o como diría el señor
Goffman, había una interacción focalizada, es decir, “esa interacción supone que se acepta
efectivamente mantener juntos y por un momento un solo foco de atención visual y cognitiva”11
. Eso fue lo
que puede observar mientras atravesaba la plaza para seguir mi camino y conseguir otro
espacio diferente a estos, para así, buscar analizar las prácticas comunicativas que se
evidencian en algunas plazas de mi ciudad, Cartagena.
10
Joseph, I.,“Erving Goffman y la microsociología”,Gedisa editorial, 1998. 11
Joseph, I.,“Erving Goffman y la microsociología”,Gedisa editorial, 1998.
1.3 LA BUSQUEDA AÚN NO TERMINA
Seguí mi camino. Caminaba y caminaba. Atravesé la plaza de la aduana, el portal de los
dulces donde por cierto, aproveché y compré 4 caballitos y 3 cocadas12
para deleitarme
mientras encontraba otra plaza diferente a las anteriores. Seguí derecho, pasé por tres calles
donde se comercializaba ropa, zapatos y juguetes económicos. Eran las calles de las
Carretas, calle 1era de Badillo y 2da de badillo. Mientras caminaba, observaba en la orilla
de las calles, palenqueras con sus palanganas vendiendo aguacates, frutas, tutti fruti, dulces
típicos de la región y otras que deleitaban a los transeúntes con los sapotes y los nísperos
listos para el jugo del medio día. Las palabras que mi memoria aún recuerda de las
palenqueras eran textualmente: “llevo el banano, la papaya, la patilla, el melón, el
tamarindo, la guayabaaaa”. Siempre se extendiéndose en la última sílaba de la última fruta
que mencionaban. Y yo me pregunto ¿A quién no se le abre el apetito escuchando la
melodía de las negras trabajadoras de la ciudad? Difícil de no llevar consigo alguna fruta.
Seguí caminando media cuadra, a un paso lento, terminándome el mango viche que le había
comprado a la palenquera y deleitándome con los sabores ácidos, picantes y salados que
solo ellas, saben colocarle a un verdadero mango viche. A lo lejos, veo unos árboles que se
mecían con la brisa y me voy acercando ansiosa por saber si era lo que me estaba
imaginando. Era un espacio arborizado, con bancas en madera, con entradas que permitían
el acceso de las personas, con una estatua en medio y con un nombre en el pedestal, Estatua
José Fernández Madrid. Pues sí, era la plaza Fernández Madrid. Un espacio lleno de gente,
personas con características similares a los habitantes de la ciudad, con sandalias tres
puntás, colores alegres y vivos, raza negra y mestiza. Esa era la plaza perfecta para analizar
las distinciones sociales y compararlas con el resto de plazas que había escogido para
estudiar e indagar sobre las prácticas sociales que en ellas se construyen.
Sentada en una de las bancas, saco uno de los documentos que traía en un sobre de manila y
había fotocopiado en la biblioteca Bartolomé Calvo para ir hojeando información que me
12
Dulces típicos de Cartagena. El caballito es un dulce de papaya viche y la cocada es un dulce de coco con
leche.
podría ser útil. Leyendo un artículo de la revista latinoamericana de comunicación Chasqui,
comprendí la forma cómo podría inmiscuir la comunicación en mi tesis, pues la
comunicación va más allá de la mera información de los medios masivos y las tecnologías.
La comunicación trasciende a los espacios de las prácticas sociales, es decir, “como proceso y
producto –no de medios y tecnologías-“13
sino de las diversas interacciones e interlocuciones que
se construyen en los espacios, en este caso, en las plazas a estudiar.
Concentrada en el vaivén de los árboles, recordé a un gran amigo de la universidad, el señor
Jesús Martín Barbero, quien en uno de sus ensayos, mencionaba tres dimensiones o
componentes esenciales de una práctica social. De esas tres dimensiones dos serían
utilizadas en el trabajo investigativo. Fue como estar observándolo porque las frases se
refrescaron en mi cabeza textualmente. “El primero de ellos es lo que él llama la "socialidad" y que
entiende como esa dimensión interpersonal y colectiva que escapa a la racionalidad institucional -incluida la
de los medios y tecnologías de información- y que se inspira y orienta en otras racionalidades, como la de los
afectos, la del poder, la de la lucha y el segundo concepto que tomaré del señor Barbero es la "ritualidad",
que puede entenderse como una permanencia que trasciende lo meramente espontáneo en la comunicación y
que confiere, justamente a la práctica, su dimensión de "práctica"14
. Siguiendo los planteamientos del
señor Barbero, me di cuenta que debía visitar cada una de las plazas escogidas, interactuar
en ellas, ser una observadora y a la vez interlocutora para evidenciar las prácticas y
distinciones sociales y a la vez las formas cómo las personas hacen uso de las plazas que
visitan, sus formas de vestir, hablar, estar y compartir con los demás visitantes de esos
espacios.
Lo que busco identificar en las diferentes plazas es lo siguiente:
La primera dimensión es la socialidad: esa interacción donde los actores sociales, es decir
las personas que juegan un papel determinado en las plazas escogidas, son las protagonistas
de la escena cotidiana donde luchan por relacionarse los unos con los otros, subsistir y
conservar o buscar su identidad. Esta categoría podría evidenciarse en la dramaturgia de las
13
Orozco, G., “Comunicación y prácticas sociales”, Revista Latinoamericana de Comunicación Chasqui,
chasqui 62, junio, 1998. 14
Martín-Barbero, Jesús, "De los medios a las prácticas", en Cuadernos de Comunicación y Prácticas
Sociales, No. 1, PROIICOM, Universidad Iberoamericana, México. 1990.
plazas (III Capítulo) a través de los conceptos, buenas maneras, rituales y dramas utilizados
por Isaac Joseph en la Microsociología de Erving Goffman y abordados en cada una de las
plazas. Las prácticas comunicativas pueden ser entendidas como proceso de construcción
de las buenas maneras, los rituales, dramas, lugares y/u ocasiones que protagonizan los
actores en los escenarios de acción antes mencionados.
Hablando de cotidianeidad creo pertinente conceptualizar el término para trabajarlo más
adelante en el desarrollo de los capítulos. La cotidianeidad o el mundo de la vida cotidiana
“es el ámbito de la realidad en el cual el hombre participa continuamente, en formas que son al mismo tiempo
inevitables y pautadas. El mundo de la vida cotidiana es, por consiguiente, la realidad fundamental y eminente
del hombre”15
.
La segunda dimensión es la ritualidad: esa expresión que juegan los sentidos producidos
por las personas partícipes de la sociabilidad. Me gustaría, para afianzar el término, tomar
prestado el concepto de ritual que Isaac Joseph toma del libro “Les Relations en public,
Pág. 73”, “El ritual es un acto formal y convencionalizado a través del cual un individuo
manifiesta su respeto y su consideración hacia un objeto de valor absoluto o hacia su
representación”, es decir, cómo las personas viven en un orden visible, saludar a las
personas, respetar la conversación de personas que charlan en la calle, no adelantarse en la
fila y situaciones por el estilo que construye un “cierto orden o normas” en la dinámica
social.
Ahora sí, me gustaría invitarles a un nuevo capítulo a partir de un comentario hecho por el
señor Guillermo Orozco Gómez, donde apoya las dimensiones del señor Jesús Martín
Barbero y dice que “la comunicación debe ser entendida como proceso y producto de diversas prácticas
sociales cuyos componentes básicos son la socialidad, la ritualidad. Desde una perspectiva democrática, esas
prácticas deben ser fortalecidas, especialmente en uno de sus aspectos esenciales: el diálogo y los escenarios
para ese diálogo"16
.
15
Schutz, A, y Luckmann, T., “Las estructuras del mundo de la vida”, amorrortu editores, 1973, Pág. 25. 16
Orozco, G., “Comunicación y prácticas sociales”, REVISTA LATINOAMERICANA DE
COMUNICACIÓN CHASQUI, chasqui 62, junio, 1998.
2.0 ELEMENTOS DE DISTINCIÓN SOCIAL
En este segundo capítulo se trabajarán 3 aspectos específicos que nos ayudará a encontrar
formas de distinción social en cada una de las plazas estudiadas a través del trabajo
descriptivo, interactivo y de análisis que se realizó durante el trabajo de campo. En primer
lugar la Arquitectura como un elemento esencial para distinguir el tipo de usuarios que
hace uso de estos espacios conociendo desde su historia hasta la descripción y distribución
espacial de cada uno de los elementos que representan esos lugares. Los Usos prácticos
que permiten analizar la utilidad que las personas-visitantes, usuarios y/o clientes le dan a
las plazas y de esta forma encontrar los mecanismos de distinción social que se construyen
en torno a éstas. Por último, el Tipo de usuario, que se distingue por el predio que rodea a
las plazas, es decir, fachadas de restaurantes económicos, el comercio informal, almacenes
de alto costo, restaurantes de la alta cocina, entre otras características que ayuda a
evidenciar el tipo de persona que hace uso de estos espacios.
2.1 ARQUITECTURA Y USOS PRÁCTICOS
Las plazas de la ciudad de Cartagena fueron construidas con distintos fines, relacionado a la
cotidianeidad de la ciudad. “En primer lugar, como espacio para la realización de actividades públicas,
los desfiles militares, la publicación de toda clase de avisos que tenían que ver con la ciudad, entre esos está el
que se le llamaba el rollo que era una especie de cilindro en madera que se instalaba en una de las plazas de la
ciudad, en este caso se supo que estuvo en la plaza de los coches donde estaba la estatua de Pedro de Heredia,
este rollo siempre se ponía en el momento en que se fundaba la ciudad, tenía un significado simbólico que
representaba la soberanía de la ciudad, era donde se publicaban los avisos que interesaban a la misma, por
ejemplo: que los días de mercado son tales, que se buscaba a fulano de tal, normas de conductas y
prohibiciones, etc. los bandos eran publicaciones de medidas o acciones que tenían que tomarse, por ejemplo:
hoy hay que limpiar las calles, entonces salía un oficial militar con un redoble de tambor en la plaza y salían
todos, luego el funcionario explicaba cual era la medida que se iba a tomar. Otro carácter de las plazas era el
de las relaciones entre vecinos al atardecer para reunirse a conversar y esperar la noche…”17
etc.
En fin, “…las plazas tenían una utilización diversa, pero en la concepción de domino público, era de uso
colectivo, es más, todo pueblo nuevo y viejo gira en torno a la plaza, inclusive en los barrios de las ciudades
17
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
más recientes porque es la representación de un modelo que viene de atrás y atañe a nuestra cultura, lo que no
ocurre con la cultura oriental”18
.
Las plazas de la ciudad de Cartagena fueron construidas con usos de carácter público
establecidos por la ley, para las prácticas sociales que los ciudadanos y turistas hacen en
ellas.
Según Moisés Álvarez, Director del Museo y del Archivo Histórico de la ciudad de
Cartagena, “…la plaza juega un papel absolutamente clave, porque es el primer espacio público que se
despeja al momento de hacer el levantamiento de una ciudad. Estas ciudades tenían como modelo esencial, la
llamada cuadrícula que tiene además sus orígenes desde la más remota antigüedad, desde las ciudades
romanas, y en este caso, cuando se escogía el sitio para el establecimiento de la ciudad y que se trazaba a
cordel sus calles, lo primero que se hacía, era dejar abierto los espacios de la plaza”19
.
En el caso de la plaza de Santo Domingo, localizada en el centro histórico de Cartagena de
Indias, entre las calles de Santo Domingo y entre las manzanas catastrales No 78 – 79 y 88
y 89, fue construida porque al momento de establecerse las diferentes ordenes religiosas se
instituyen la mayoría de las que existían en España. Estas órdenes buscan sitios
privilegiados, por lo general, en la mitad de las ciudades y muchas veces tomando una
manzana completa cumpliendo con “el requisito de construir frente a cada una de estas edificaciones,
una plaza. Siempre en frente de las fachadas de las edificaciones religiosas de primer orden se va a dejar este
espacio de la plaza para avisos a la comunidad”20
.
La plaza de Santo Domingo es un espacio donde el predio está conformado básicamente
por restaurantes de la alta cocina y bares de prestigio en la ciudad. La forma de la plaza es
un rectángulo asimétrico, sus ángulos no son iguales. Su suelo está definido en adoquín, lo
que da la apariencia de que es una zona peatonal. La plaza tiene en el fondo seis locales,
algunos adaptados como restaurantes y otro está ambientado como joyería.
18
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 19
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 20
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
Sobre esta plaza, “convergen las calles de Santo Domingo y el callejón de los estribos. Se encuentra
enmarcado espacialmente por las edificaciones de tipologías Especial Religiosa como el convento de Santo
Domingo, contemporáneas, casas Altas y casas Altas con entresuelo. Su integración espacial de la plaza con
el entorno se da a través de las vías mencionadas y espacio superior”21
.
“La Plaza de Santo Domingo presenta una textura de piso en ladrillo, esta tiene un área de 674.06 M2, la vía
interna vehicular tiene un área de 199.68 M2, una jardinera grande la cual tiene un área de 29.25 M2, un
pedestal de 10.92 y una escultura en bronce la cual ocupa un área de 2.97 M2, para un área total de 912.48
M2”22
.
En la actualidad esta plaza es utilizada por todos los establecimientos comerciales que se
encuentran a su alrededor, denominado CAFÉ DE SANTO DOMINGO, MILENO
CAFÉ, CAFÉ RESTAURANTE SAN BERNABÉ, PIZZA MARGARITA, CAFÉ DE
LA PLAZA CAFÉ COLOMBIANO, PACOS CONDE DE LA CRUZ, LA RUTA DE
LAS INDIAS, MAR AZUL Y DALMACIA, el cual presenta una ocupación total del
espacio utilizando mesas con sus sillas, (mobiliario unificado), las cuales permanecen todo
el día colocadas en la plaza. A la vez, existe una actividad turístico-comercial y cultural.
En su frente tiene a la Iglesia de Santo Domingo y su Claustro que hasta el siglo XIX
mantuvo una comunidad de frailes de la Orden de Predicadores o Dominicos. Luego el
21
Bahoque, I., Simancas, E., Bustillo, H., Borge, H., „„Informe plazas de Cartagena‟‟, Marzo 15 de 2007,
Secretaría de Planeación Distrital de Cartagena de Indias. 22
Bahoque, I., Simancas, E., Bustillo, H., Borge, H., „„Informe plazas de Cartagena‟‟, Marzo 15 de 2007,
Secretaría de Planeación Distrital de Cartagena de Indias.
edificio fue expropiado y entregado a la diócesis de Cartagena, sirviendo como seminario,
colegio y luego instituto de bellas artes. Recientemente fue restaurado y es uno de los sitios
turísticos más importantes de la ciudad.
“Es una plaza muy iluminada y con una gran seguridad a cualquier hora del día e inclusive la noche, es
quizás la zona mas importante en cuanto a visitas se habla, con un radio de acción de aproximadamente 500
mts, es la vida del centro histórico nocturno en estos momentos”23
.
La plaza de San Pedro está localizada en el centro histórico de Cartagena frente al
convento de los Padres Jesuitas y la iglesia de San Pedro Claver. “Por el extremo de la plaza de
San Pedro convergen la calle San Juan de Dios (actualmente peatonal) y la calle San Pedro, por el otro
extremo se integra espacial y peatonalmente con la plaza de la Aduana”24
. Esta plaza se presenta en
forma de T y es netamente peatonal, enmarcada por las edificaciones de topología Especial
Religiosa, Especial civil, casas Altas y contemporáneas.
Las Manzanas Catastrales que enmarcan esta plaza son 66-67-68 y 69. La plaza presenta
una textura de piso en adoquín con un área de 1.302,88 M2, esta contiene esculturas en
latas con base de cemento y macetas con palmeras que ocupan un área aproximada de 25
M2.
La plaza de San Pedro tiene un eje definido por esculturas ensambladas en acero y
maceteras que delimitan la circulación peatonal del área de colocación de mesas y silla del
Restaurante Café -San Pedro, lo que hace que se vea ordenado y permita al peatón recorrer
la plaza sin obstáculos, a diferencia de la plaza de Santo Domingo donde su área física, al
ser ocupada por el mobiliario no se encuentra delimitada, permitiendo la expansión de la
ocupación a zonas peatonales y circulares aledañas.
23
Borge, C., (2007, 10 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 24
Bahoque, I., Simancas, E., Bustillo, H., Borge, H., „„Informe plazas de Cartagena‟‟, Marzo 15 de 2007,
Secretaría de Planeación Distrital de Cartagena de Indias.
En la actualidad la plaza de San Pedro es utilizada por un establecimiento comercial
denominado RESTAURANTE - CAFÉ SAN PEDRO, el cual presenta una ocupación del
espacio con 20 mesas con sus sillas, (mobiliario unificado), las cuales se colocan a partir
de las 6:00 p.m.
La plaza de San Pedro también conocida como la plaza San Juan de Dios o plaza de San
Ignacio, que además de tener el suelo en adoquín, un restaurante, una iglesia enfrente, una
catedral y varias mesas organizadas con sus respectivas sillas, es un escenario para el
entretenimiento de estratos medio, medio alto y alto. Es un espacio de consumo para la elite
y para los turistas que visitan la ciudad.
Tiene forma de T y es de uso peatonal como la de Santo Domingo. El diseño de la plaza es
republicano con detalles de la época de la colonia como los balcones con barrotes en
madera y techos en tejas coloniales. La T está formada por la organización de las mesas y
sillas del restaurante de San Pedro y por las esculturas ensambladas en acero y macetas con
palmeras que rodean a la plaza. Las sillas y mesas son en plástico pesado y elaborado con
detalles en paja, como el espaldar de las sillas. El color de los muebles es en vino tinto. El
restaurante San Pedro ocupa toda una esquina de lado y lado así como se montaban las
plazas anteriormente, una manzana completa.
“La plaza de San Pedro Claver ha tenido algunas modificaciones en su entorno, sobretodo en esta manzana
donde se lograron construir algunas otras edificaciones que le quitan la comunicación más amplia que tenia
con la plaza de la Aduana, exactamente donde está el restaurante San Pedro Claver. En la época colonial no
hubo casa, de manera que este espacio era mucho más amplio y la entrada se reduce un poco a finales del
siglo XIX y comienzos del siglo XX, pero igual actualmente sigue siendo uno de los espacios más
maravillosos que tiene Cartagena”25
.
También es utilizada por turistas para la contemplación de esculturas, y del Claustro e
iglesia de San Pedro Claver. Al igual que la plaza de Santo Domingo, existe una actividad
turístico-comercial y cultural que llama la atención, no sólo de propios sino también de
extraños.
La Plaza Fernández Madrid está localizada en el centro histórico de Cartagena diagonal a
la Iglesia de Santo Toribio. Por los extremos de la plaza convergen las calles segunda de
Badillo, calle de la Tablada y la calle del Santísimo. Está enmarcada por edificaciones de
topología Especial Civil, casas Altas y contemporáneas. “Era conocida como la plaza de los
“jagüeyes”26
que eran unos pozos para el aprovechamiento de las aguas porque la ciudad no tenía acueducto
pero sí tiene un nivel freático muy cercano, entonces se construían unos jagüeyes para traer provisionalmente
el agua. Ese fue su primer uso como plaza”27
.
Se relaciona con la plaza de Bolívar por la distribución espacial de sus bancas que le brinda
al visitante la oportunidad de sentarse y conocer más sobre la historia del prócer José
Fernández de Madrid, leyendo una reseña histórica, sellada en un pedestal, de quién fue el
personaje.
25
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 26
Son denominados bordos o estanques de índole rústica, y pueden ser reservorios artificiales de aguas
temporales o permanentes. 27
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
La Plaza Fernández de Madrid, también conocida como plaza de Santo Toribio por su
cercanía a la iglesia de Santo Toribio o plaza de los Jagüeyes por los pozos de
aprovechamiento de agua que allí se encontraban, está concebida de forma rectangular,
compuesta por una rotonda central en la cual permanece el monumento del prócer Doctor
Fernández de Madrid, ornamentado y con bancos para sentarse, esto representa el libre
acceso y la movilidad de quienes quieran reposar en las bancas o esperar que el sol baje un
poco, a diferencia de otras plazas que no ofrecen espacios para sentarse y reposar. La plaza
tiene una serie de caminos que convergen al mismo centro. Una de sus calles es la segunda
de Badillo, una calle estrecha donde el comercio se hace visible y conduce hacia predios
institucionales y comerciales. Es una calle importante por el comercio económico de la
ciudad lo que hace que tenga una circulación constante de peatones y vehículos. Esta plaza
además contiene en sus alrededores, sitios como la iglesia de Santo Toribio, la cual es muy
conocida porque parte de su altar esta hecho de oro.
Esta plaza es un espacio que no mide estratos ni clases sociales. Seis vías de acceso
rodeadas de zona verde y mojones en cemento con granito, sostenidos con bandas de hierro,
dividen la zona peatonal de la zona natural. El piso es en baldosas color ladrillo. La plaza
tiene sillas de cemento con madera, pintadas de color verde que rodean la estatua de
Fernández Madrid y otras sillas, del mismo material, que se ubican por las vías de acceso.
La plaza está rodeada con faroles de hierro, uno en cada esquina, en blanco y negro con luz
amarilla, sin embargo la iluminación no es tan brillante como la de la plaza de Bolívar,
aspecto que trae inseguridad.
Arquitectónicamente la plaza de Fernández Madrid tiene elementos diferentes, es decir,
mientras la plaza de Bolívar tiene un diseño republicano acorde con la época y la creación
de las instituciones aledañas al predio, la plaza Fernández Madrid tiene un diseño más
sencillo al estilo de la arquitectura colonial de la Cartagena antigua.
“…a finales del siglo XIX y comienzos del XX, se introduce una gran trasformación dentro de estos espacios
públicos, en la plaza de Bolívar, por ejemplo, se transforma lo que antes era el espacio abierto de convocatoria
publica y otros efectos, pero en el nuevo concepto de ciudad, se transforma entonces estos espacios públicos y
son intervenidos con nuevos diseños de decoraciones y nuevos elementos, ejemplo: en la plaza de Bolívar, la
estatua de Bolívar, igual pasa con la de Fernández Madrid que al igual que Bolívar son próceres de la
independencia, entonces se trasforma en lo que antes era un terreno abierto en la plaza. Así que lo que eran las
plazas a partir de ese momento se convierten en parques…”28
. Esa es una de las razones por las
cuales estos espacios tienen gran afluencia de personas que utilizan la plaza como
esparcimiento de su tiempo libre y disfrute familiar. “El parque es un nuevo concepto que
introduce un nuevo tipo de vida más recreativo con vegetación, con iluminación, con elementos decorativos,
con inmobiliarios, etc. antes la plaza era un sitio de convocatoria publica ahora los parques son sitios para el
ocio, entretenimiento, para la conversación de los vecinos, ya que el solo hecho de que hay una silla para
sentarse cambia inmediatamente el sentido del uso de la plaza”29
.
Actualmente el uso que se le da a la plaza es de recreación y esparcimiento para quienes
quieran hacer uso de ella. Tiene un uso comercial donde los vendedores ambulantes se
ubican en los alrededores de la plaza sin incomodar ni molestar a las personas que hacen su
estadía en las bancas. Es un espacio público y abierto las 24 horas del día. “…Es un espacio
que indirectamente le abre las pertas a todo el mundo por su diseño arquitectónico, al trabajador, el vendedor,
al indigente, al ladrón, no tiene rejas ni columnas altas que “prohíba” el libre acceso de las personas…”.
También tiene un uso que las mismas personas le han dado, un punto de encuentro o referencia para no
perderse en las citas que se pongan.30
“Es tan conocida que todos saben ubicarse a partir de ella”31
La plaza de Bolívar está localizada en el centro histórico de Cartagena diagonal a la
Catedral. Por los extremos de la plaza convergen las calles de la Inquisición y de los santos
de piedra. Al igual que la plaza Fernández Madrid, esta plaza está enmarcada por
edificaciones de topología Especial Civil, casas altas, contemporáneas y también Especial
Religiosas ya que se encuentra la catedral más vieja de América.
El uso que se le daba a esta plaza, cuando se llamaba plaza de la Inquisición era para
realizar actos de fe. “Los autos de fe eran actos muy solemnes que se realizaban en lugares públicos para
dictar la sentencia de los acusados ya sea su perdón (reconciliación) o la condenación definitiva. A partir de
1890 se celebraron corridas de toros en esta plaza por disposición de la Junta de festividades del 11 de
28
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 29
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 30
Borge, C. (2008, 10 de junio), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 31
Amador, E. (2007, 18 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
Noviembre. Se llamó Plaza de la Inquisición hasta el 11 de noviembre de 1896 cuando fuera adornado el
centro de la plaza con la estatua de El Libertador Simón Bolívar en honor a éste”32
.
Es un espacio que a simple vista revive la historia, no solo por el predio institucional que lo
rodea sino también por su arquitectura. Tiene una forma octagonal. Posee una arquitectura
republicana. Se encuentra cercada con una serie de rejas que dejan ver la sencillez de su
diseño, rodeado de arcadas y seis espacios denominados vías de acceso que no están
enrejados. A diferencia de la plaza Fernández Madrid y Bolívar, las otras plazas no tienen
árboles que ofrezcan espacios con sombra frente al sol que calienta la ciudad
continuamente, esto hace que estas plazas tengan un espacio público más habitado en horas
del día y tarde. Además, esta plaza cuenta con un sistema de fuentes que ofrecen una
melodía parecida a la de una cascada, está integrada a la arquitectura y le permite, a quien
habita o pasa por la plaza, sentir el fresco constante que da este espacio arquitectónico.
Presenta también una gran iluminación, elemento que junto con la cercanía a la plaza de
San Pedro, la plaza de Santo Domingo, la Catedral de Santa María de Alejandría y otros
sitios de interés como el Museo del Oro y la Galería Cano que tienen vigilancia, la hacen
una plaza segura, “…la verdad me gusta pasar la tarde y parte de la noche en la plaza con mi hija
mientras esperamos que mi esposa salga del trabajo, porque tu ves la luz, las lámparas están siempre
prendidas no como otras donde sólo sirven dos de seis lámparas que pone la alcaldía, si se acerca alguna
persona rara tu lo alcanzas a distinguir y te sientes seguro…33
”. Las personas que visitan esta plaza
pertenecen a todos los estratos sociales porque es un sitio que, además de tranquilo, ofrece
entrada libre para todo tipo de personas y además presenta la facilidad de tener acceso a
comidas rápidas como son perros, hamburguesas y sándwiches vendidos ambulantemente
al mismo precio que en sectores que no tienen importancia histórica, a diferencia de la
plaza de Santo Domingo y San Pedro que cuenta con precios muy costosos y solo la clase
media, media alta y alta de la ciudad pueden acceder a ellos.
Actualmente, esta plaza es utilizada como espacio de convocatoria de los pobladores, de
esparcimiento del tiempo libre, para promover la cultura de la ciudad realizando bailes
32
“Plaza de Bolívar” (2008) [en linea], disponible en:
http://www.cartagenacaribe.com/arquitectura/plazasycalles/debolivar.htm, recuperado: 23 de mayo de 2008. 33
Franceschi, S., (2007, 26 de septiembre), entrevistada por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
típicos, como punto de referencia y como un sitio turístico-cultural abierto para todo
público.
A pesar que las plazas de Santo Domingo y San Pedro no tienen una cerca de columnas ni
rejas, son espacios cercados por sus propias sillas y mesas, lo que hace que cualquier
persona que quiera hacer uso del espacio deba pasar primero por una estación que es “el
menú” y luego revisar su billetera para ver si tiene el monto suficiente para sentarse y hacer
uso de un espacio público que ha sido diseñado para las personas.
2.2 TIPOS DE USUARIOS QUE VISITAN LAS PLAZAS
Pensar en el tipo de usuarios que hacen uso de las plazas es traer a colación el concepto de
relación social por la forma cómo las personas comparten e interactúan entre sí. Max
Weber define la relación social como “esa conducta plural donde existe una interacción entre los
sujetos. La relación social determina la existencia de quien realiza una acción y otro, receptor de la misma. A
su vez en esta relación entendamos que ambas partes se componen o de un sujeto (individual) o un grupo de
sujetos (colectivo)”34
. Por ello, en esta parte del capítulo se quiere encontrar el perfil del tipo
de habitante que hace uso de estos espacios a través de la clase social y las formas cómo se
construyen las relaciones sociales a través de las formas de interacción entre los
participantes en la escena con el espacio y con los otros, teniendo en cuenta sus formas de
vestir y la forma de estar en el espacio público.
2.2.1 ¿Quién visita las plazas?
La plaza de Bolívar es un espacio de afluencia pública, sobre todo, por personas que
trabajan en sectores aledaños a la plaza, como la gobernación, la rama judicial, papelerías,
el palacio de la inquisición, la biblioteca Bartolomé Calvo, a la vez por los guías turísticos
que traen a los turistas a conocer parte de la historia de esta ciudad y los que tienen mayor
presencia en el parque son los adultos (trabajadores independientes y desempleados) y
adultos mayores que visitan la plaza para compartir con sus amistades contemporáneas,
34
“Max Weber” (2007), [en linea] disponible en: http://gemamartinezcarayol.blogspot.com/2007/10/max-
weber.html, recuperado: 20 de marzo de 2008, “Datos Biográficos”.
echar cuento y pasar el día en un lugar público como se hacía en los viejos tiempos. El
señor Marcos Hurtado, fiel visitante de la plaza dice: “…me gusta este lugar por lo agradable, lo
tranquilo, en mi casa mi mujer no me quiere allá, siempre con los “peros” y la “vaina” y no me deja en paz,
entonces, yo me vengo pa‟ cá, con mis amigos y la gente de aquí, se me pasa el tiempo rápido…35
”.
La plaza de Bolívar al igual que la plaza Fernández Madrid, son espacios para compartir,
socializar con las personas y con la plaza, de forma gratuita. De igual forma, por la
espacialidad que ellas poseen, por su naturaleza y las personas que la visitan, también es un
lugar de encuentro y de usufructo de su tiempo libre donde se construyen diálogos con
personas que van, desde el que vende tintos y aromáticas hasta el extranjero que se acerca
a la plaza a llenarse de historia, experiencias y conocimientos.
La plaza es visitada por nativos de clases media baja, media y media alta; turistas
nacionales, principalmente, los bogotanos y turistas internacionales, en especial los
franceses y estadounidenses.
A diferencia de otras plazas como la Fernández Madrid, el público al que más atrae es al
nativo clase media baja y media con características afines con la cultura cartagenera,
sandalias tres puntás, tez morena, mochilas, acento “golpeao” propio de la cultura, tono alto
a la hora de hablar. Estas personas hacen uso de la plaza reposando en las bancas bajo la
sombra de un árbol protegiéndose del sol; otros utilizan la plaza como punto de encuentro y
esperan bajo uno de sus árboles a que llegue su compañero(a) para encontrarse. Guarda
similitud con la plaza de Bolívar que gracias a las sombras que hacen los árboles la gente
puede poner a la plaza como punto de encuentro, no hay sol, la brisa sopla los árboles y
éstos dan brisa, lo que recrea a la persona que está sentada en las bancas.
Las plazas Santo Domingo y San Pedro no se usan como punto de encuentro en horas de la
mañana porque las mesas y sillas se organizan en horas de la tarde a excepción de café
Santo Domingo que saca sus mesas y sillas desde las 11:00 A.M. y colocan unas sombrillas
que protegen al cliente de los rayos del sol. Lo que predomina en estas plazas es que son
35
Hurtado, M. (2007, 13 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
espacios para el consumo por lo tanto manejan un horario comercial, es decir, esperan que
los trabajadores de sectores aledaños salgan de sus trabajos o el turista que luego de hacer
su recorrido turístico en horas de la mañana y tarde visita la plaza para tomarse algo o
comer.
El tipo de personas que visitan las plazas de San Pedro y Santo Domingo son de clases
media, media alta y alta, personas que alcanzan a ganar más de un salario mínimo y pueden
sentarse en las plazas y consumir platos que oscilan entre los $14.000 y $40.000 más las
bebidas que se aproximan a los $5.000.
Se evidencia el tipo de usuario que visita las plazas por los predios aledaños a estos
espacios, es decir, si se trabaja de esa manera se podría ver que la plaza Fernández Madrid
es un espacio donde su predio es de comercio económico, restaurantes donde sus platos
están alrededor de los $4.000 y bebidas que oscilan entre los $800 y $ 1500. Esto hace que
el tipo de personas que visite la plaza sea en su mayoría, personas que no alcanzan a ganar
el salario mínimo.
En el caso de la plaza de Bolívar y a diferencia de la plaza Fernández Madrid su predio es,
principalmente, de carácter institucional (la gobernación, el palacio de la inquisisición, el
archivo histórico de Cartagena, el Reinado Nacional de la Belleza, la Biblioteca Bartolomé
Calvo) lo que hace que el tipo de personas que visita la plaza sean trabajadores que laboran
en estos espacios cercanos; también tiene la afluencia de vendedores ambulantes que, a
diferencia de la plaza Fernández Madrid, hacen uso de la plaza atravesándola y ofreciendo
sus servicios a todos los que están sentado en las bancas.
A diferencia de las dos plazas anteriores, en las plazas de Santo Domingo y San Pedro, se
puede evidenciar que el predio que las rodea es, principalmente, de comercio costoso,
prendas de vestir confeccionadas por diseñadores(as) reconocidos(as), marcas extranjeras
en zapatos, lo que hace que su costo sea exorbitante.
La plaza de Santo Domingo está cercada básicamente por un predio gastronómico y
comercial, es decir, restaurantes de la alta cocina que ofrecen platos típicos e
internacionales que giran alrededor de los $18.000 por plato, en el caso del restaurante
Paco‟s. Tiendas de ropa y calzado fabricado y confeccionado por marcas posicionadas en el
mercado como, en el caso de Zapatos, Puma, Nike, Rebook, Adidas; en el caso de la ropa
está Decko, Silvia Tscheratzi, Ketty Tinoco, entre otras.
Por ello, el tipo de personas que visita esta plaza son turistas nacionales como paisas y
bogotanos e internacionales como europeos y norteamericanos, principalmente. Personas
que tengan la facilidad económica para hacer uso de la plaza y los servicios que se ofrecen
en sus alrededores.
Sin embargo esto no quiere decir que las personas que visitan esta plaza sean solo clases
altas, también los estratos medio bajo se pasean por la plaza sin entrar a los almacenes
cercanos a éstas, solo pasan observando y mirando los productos que se venden en el
sector. Probablemente lo hacen porque no tienen el dinero suficiente para tener los artículos
que observan y quieren, como cualquier ciudadano de Cartagena, disfrutar de los espacios
públicos que tiene la ciudad. La joven Anny Pareja de origen cartagenero, dice: “…para qué
entro al almacén si se me antoja algo, no lo puedo comprar porque no tengo cómo…”.36
Respuestas como
éstas, suelen escucharse por parte de personas que como Anny no tienen los recursos
suficientes como para comprarse un blue Jean de $200.000.
Se relaciona con la plaza de San Pedro por el predio comercial y gastronómico que rodea a
la plaza. Un restaurante reconocido de la ciudad llamado San Pedro es quien pone a la
orden del día los platos típicos, nacionales e internacionales en la zona. Tiendas de artículos
y elementos de cuero son algunos de los escenarios donde los visitantes hacen presencia y
obtienen productos a precios altos, carteras en cuero que oscilan desde los $120.000 en
adelante, billeteras y porta documentos desde $70.000 en adelante. Es un predio visitado
por personas, especialmente extranjeras, en su mayoría europeos. A la vez, es un espacio
concurrido por cartageneros de clase media, media alta y alta.
A diferencia de la plaza de Santo Domingo que tiene un ambiente mucho más dinámico que
la plaza de San Pedro, éste es un espacio donde la gente puede participar de la diversidad
gastronómica que allí se ofrece y hacer uso de un pequeño bar que el restaurante tiene a la
izquierda de su fachada. Estas últimas dos plazas, son lugares propicios para el ocio y el
disfrute de personas que tienen poder adquisitivo para hacer uso de él en escenarios como
éstos.
36
Uribe, A. (2007, 22 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
Se pudo notar cómo el tipo de personas que hace uso de la plaza varía dependiendo de
aspectos diversos como la arquitectura y los usos prácticos que la ciudad ha estipulado para
ellos y que la gente, a través de los años, ha construido en torno a estas plazas, que en un
principio fueron construidas para dar avisos e información a la comunidad, para realizar
celebraciones y que años más tardes se han utilizado para el ocio y el esparcimiento del ser
humano, como escenarios propicios para el disfrute del tiempo libre, las relaciones sociales
y el desarrollo de la cultura, a través de los danzas típicas que se realizan en torno a las
plazas y el comercio de artículos propios de la costa caribe, como accesorios en fique, el
sombrero vueltiao, prendas en shakiras, pepas, caracoles, concha de nácar.
3.0 LA DRAMATURGIA DE LAS PLAZAS
En este tercer capítulo se introducirá el concepto de interacción como la base de la
comunicación y la relación de dos o más personas. De igual manera se trabajará el texto de
La Microsociología de Erving Goffman a través de Isaac Joseph, donde las buenas
maneras, los rituales y los dramas son formas de ver las prácticas comunicativas como
mecanismo de distinción social y cómo las personas se relacionan entre sí y con el espacio
en cada una de las plazas estudiadas. Veremos las prácticas comunicativas a través de la
dramaturgia de las plazas y para eso se utilizarán los conceptos de la microsociología.
Las interacciones son acciones recíprocas. Goffman plantea la interacción comunicativa en
términos de actuación dramática, es decir, se considera a las personas como actores de las
situaciones que se construyen en la cotidianeidad y un público que observa sus acciones.
Eso ocurre en cada una de las plazas, Santo Domingo, San Pedro, Fernández Madrid y
Bolívar, las personas que las visitan cumplen con una normatividad o con reglas que han
sido construidas por la sociedad para la preservación de los espacios y que deben cumplirse
por cada uno de los miembros que hacen uso de estos lugares.
Lo que le da vida a los espacios es la interacción de las personas y para ello se analizarán 4
aspectos de los cinco propuestos por Isaac Joseph que hacen parte de la experiencia
individual en la vida social, relacionándolos con el trabajo de campo que se hizo en cada
una de las plazas estudiadas en la ciudad de Cartagena para evidenciar los diferentes
mecanismos de distinción social.
Antes de comenzar a analizar los aspectos, se podría hacer una agrupación de plazas no
porque sean iguales sino porque presentan características similares entre ellas, arquitectura,
tipos de personas, usos del espacio, etc, para hacer más sencillas las comparaciones; es el
caso de las plazas Fernández Madrid y Bolívar cuyos usos son de esparcimiento del tiempo
libre y entrada gratuita mientras que las plazas de San Pedro y Santo Domingo sus usos son
de tipo comercial, se necesita tener dinero para poder hacer uso de esos espacios.
En la plaza de Fernández Madrid se puede encontrar el cartagenero promedio.
En la plaza de Bolívar además de encontrar al cartagenero promedio se evidencia la
presencia del foráneo.
En la plaza de Santo Domingo se puede encontrar no sólo al cartagenero que gana
más de dos salarios mínimos sino también a extranjeros.
En la plaza de San Pedro se evidencia la presencia de la élite de Cartagena y de
foráneos.
Tendiendo en cuenta la agrupación de las plazas, los aspectos a analizar son:
Las buenas maneras
Los rituales
Los dramas
3.1 LAS BUENAS MANERAS
Las buenas maneras son las formas cómo las personas, dependiendo del contexto, abordan
las interacciones según sus roles o fachadas, entendiéndose fachada como “las características
raciales, el sexo, el vestido, la edad, el tamaño y el aspecto”37
. Las buenas maneras se construyen en
la interacción, son las reglas de acceso y exclusión, esto es lo que nos permite ver las plazas
como mecanismos de distinción social.
En el caso de las plazas de Fernández Madrid y Bolívar las buenas maneras se pueden
evidenciar, según el trabajo de campo, a través de las normas de acceso representadas en
los espacios, desde cumplir con la normatividad de las plazas botando la basura en las
canecas, respetando el acceso por la zona peatonal y no por la zona natural, siguiendo las
instrucciones de cuidar las estatuas de los próceres, conservar los sitios históricos, su
pintura, sus rejas, su suelo y todo aquello que enmarca las plazas, es decir, estos espacios
están a disposición del pueblo y de los turistas, la entrada es libre, por lo tanto deben
preservar los espacios y limitarse a hacer buen uso de ellos. Una norma importante de estos
espacios es que son públicos por lo tanto todo aquel que quiera hacer uso de ellos puede
hacerlo sin ninguna restricción o limitación.
Especialmente en la plaza Fernández Madrid la gente no cumple con ciertas normas, entre
ellas, el de botar la basura en las canecas, dejan las bolsas de comida en las bancas donde se
37
“Psicología social” (2007) [en línea], disponible en:
http://www.altillo.com/examenes/uba/psicologia/psicosoc/psicosoc2007resugoffman.asp, recuperado: 3 de
marzo de 2008.
encuentran o también mientras atraviesan la plaza, botan algún paquete vacío de algún
alimento que comían.
Una característica que cabe resaltar es que en estas plazas las personas respetan el
ambiente, es decir, a las personas que conviven e interactúan en medio de estas plazas. Si se
va a hacer uso de algún servicio se saluda antes de pedirlo, Isaac Joseph dice que “la
visibilidad mutua especifica un orden de la vida pública y, para nuestras sociedades, eso significa que los ritos
positivos o confirmativos más comunes son los saludos y las despedidas”38
. En la plaza de Bolívar las
personas que ingresan: funcionarios públicos, estudiantes, altos mandos del gobierno y
figuras representativas del país, vendedores ambulantes, personas que ejercen su oficio en
el parque (cantantes, pintores, emboladores, tinteros, tuchines, palenqueras y en general el
comercio informal) son personas que guardan ciertos límites con el resto de visitantes al
momento de acercarse a promocionar sus artículos y también éstas respetan el trabajo o las
acciones que realicen las personas en las plazas, es decir, si el embolador está haciendo su
trabajo nadie se lo impide, al igual que el cantante que sentado en una banca evoca versos o
el señor que vende maíz para las palomas. Las personas cumplen con las buenas maneras,
es decir, cada quién tiene formas de control social que son consecuentes con la
normatividad de las plazas. Hay tendencias en los comportamientos de las personas en cada
una de las plazas, sobre todo en las relaciones de amistad, es el caso de las plazas Bolívar y
Fernández Madrid donde las personas manejan niveles de amistad y solidaridad al dejar
pasar a una mujer, al ayudar a alguna señora con las bolsas, a dar la hora, a prestar una
banca si hay un adulto mayor cansado, a defender a los vecinos si alguien llega a
ofenderlos. En las plazas San Pedro y Santo Domingo el nivel de amistad y/ solidaridad se
hace evidente a través del servicio que prestan los meseros y administradores de los cafés
restaurantes y un cliente que consume de estos servicios, por lo tanto los meseros “deben”
literalmente ser solidarios con los clientes si quieren recibir una cuota a cambio, es decir,
una propina considerable. En la plaza de Santo domingo, ocurre algo particular y es que si
el cliente es cartagenero, no recibe el mismo trato solidario que sí recibe un extranjero,
porque este último le va a dar la cuota en dólares y el cartagenero en pesos. Por ello, existe
una lucha entre meseros y meseras por atender a cliente foráneos porque existe un interés
38
Joseph, I.,“Erving Goffman y la microsociología”,Gedisa editorial, 1998, pag 37
de por medio, se le brinda solidaridad y/o amistad a cambio de una retribución monetario,
contrario a lo que pasa en las plazas del pueblo, Bolívar y Fernández Madrid.
Las formas de vestir son acordes con el lugar y con el clima cálido que caracteriza a la
ciudad. Los actores sociales de estos espacios cargan prendas de vestir como camisas en
cuadros y líneas, suéteres manga corta y tipo polo, pantalones driles, jeans, bermudas
debajo de las rodillas, zapatos mocasines en su mayoría, tenis. Los colores representativos
en la vestimenta de los hombres son el beige, azul en sus tonalidades, amarillo, rojo, verde,
blanco, gris, anaranjado.
En cuanto a los accesorios que utilizan las personas, se encuentran mochilas tanto en
hombres como en mujeres, las mujeres utilizan accesorios de bisutería como aretes largos,
collares y pulseras en acrílico y en colores fuertes (rojo, rosado, negro, naranja, amarillo,
azul). Utilizan bolsos de tira larga, otras de tiras cortas. Los hombres, en cambio, utilizan
muchos portafolios, libretas bajo sus brazos, libros de bolsillo, sobres de manila,
periódicos. Esto quiere decir que las relaciones sociales que se construyen en torno a estos
espacios pertenecen en su mayoría a un tipo de persona con características propias de su
cultura, el cartagenero promedio que utiliza accesorios autóctonos de su región, colores
típicos del verano, que se rigen por unas buenas maneras que han sido estipuladas por los
actores de la escena y que se permiten a la hora de interactuar con el espacio y con las
personas.
Cumplen con la normatividad de los espacios, son espacios naturales, el clima es cálido lo
que evoca los colores vivos, alegres, los accesorios acordes con la cultura costeña. Cabe
resaltar que los foráneos, personas de paso, se les conoce si son o no de la ciudad, no sólo
por su aspecto físico, sino también por la ropa informal, fresca y casual que cargan tanto
hombres como mujeres. Bermudas, suéteres, sandalias, tenis y su lenguaje corporal es
despistado, observando cada uno de los rincones de las plazas y fotografiando al prócer que
posa en un pedestal en el centro de las plazas. En este sentido las interacciones de estos
actores en la escena son de tipo introvertido, como no conocen las reglas del lugar sólo
pueden comunicarse con sus semejantes, con sus compañeros de grupo que comparten una
misma experiencia y siguen a un líder que les comparte la historia de los rincones que
visitan.
Las plazas de San Pedro y Santo Domingo son diferentes a comparación con las plazas
anteriores, tanto en su dinámica como en sus buenas maneras. En principio estas plazas a
pesar de ser públicas, según el estado y el sistema de planeación urbana de Cartagena,
tienen unas limitantes de exclusión que es el dinero, es decir, si no se va a consumir en
alguna de estas plazas no se tiene el acceso a ellas.
El manejo del dinero en estas plazas élite es particular, los extranjeros pagan lo que
consumen en efectivo, normalmente intentan pagar con su tarjeta de crédito pero en los
establecimientos de las plazas tienen problemas al momento de recibirlas, por ello,
terminan pagando en efectivo, decisión que alegra a los meseros porque saben que les van a
dar propina. Los turistas de las diferentes regiones del país al igual que el cartagenero
estrato medio-alto pagan en efectivo lo que consumen a excepción de la propina, en
muchos casos. Mientras para el extranjero es innato darle una retribución monetaria a quien
atiende su demanda para el colombiano no es obligatorio, es decir, no hay una cultura
nacional de tener que dar propina a quien atiende, para el colombiano eso hace parte del
trabajo del mesero.
Son lugares de élite donde el cartagenero promedio no tiene derecho a hacer uso de “su
espacio”. Las reglas de acceso van acorde con el target de las plazas, es decir, hay que
ganar más de 3 salarios mínimos para poder hacer jugar un papel en el escenario y poder
estar a la altura de los consumidores del lugar. Un jugo de fruta en agua está alrededor de
los $6.500, una cerveza colombiana está en $7.000, internacional en $9.000, una picada
típica de la costa para dos personas está en $35.000, un paquete de cigarrillos en $7.000, un
cóctel en $8.500, precios altos para un tipo de persona que acostumbre a visitar lugares
donde la élite y la crema y nata de la ciudad participar en los escenarios representando el
papel de la persona que tiene dinero, que puede acceder a estos lugares y otros más.
En estos lugares las buenas maneras se pueden evidenciar, según el trabajo de campo, a
través de las normas de acceso representadas en los espacios, es decir, cuando se organizan
las mesas y sillas, los transeúntes no pueden transitar en medio de estás, a menos que vayan
a hacer uso de la plaza, de lo contrario no pueden atravesar por las mesas y sillas
organizadas. La gente respeta esta norma establecida por el dueño de estos
establecimientos, y se pasean por las plazas pero por los extremos, de tal forma que no
incomodan a las personas sentadas en las mesas de las plazas.
Otra forma de evidenciar el concepto, según el trabajo de campo, es la vestimenta, es decir,
como las plazas organizan sus mesas y sillas al caer la tarde, las personas que la visitan
llevan ropa acorde con lo que la sociedad ha establecido en estos lugares. Como son
espacios visitados principalmente por turistas y la elite cartagenera, sus ropas y accesorios
van acorde a las fachadas de los sitios y a lo que representan las personas que se sientan
allí, es decir, roles y/o fachadas que dependen del contexto al que actúan, entonces, las
buenas maneras de estas plazas es seguir el orden establecido por la sociedad, de llevar la
ropa que amerita el lugar, de respetar el orden de las mesas y sillas y no atravesar por allí,
de tener buenas conductas y de seguir a cabalidad las normas de estos espacios, si se le
acabó la comida y aquello que bebía, paga y se va o sigue consumiendo y se queda. A
diferencia de las plazas anteriores, éstos son espacios de consumo.
En estas plazas la vestimenta que caracteriza a las personas es, en el caso de las mujeres,
faldas y pantalones en tonos oscuros como negro, café, jeans azules y negros, faldas de
jeans en azul, negro, beige y café. Vestidos media pierna en tonos pasteles. Las mujeres
utilizan maquillajes brillantes y oscuros. Los hombres, jeans en color azul, driles en color
negro; acompañan estos pantalones con camisas que recogen sus mangas hasta los codos,
en colores claros y estampados, blanco, beige, en líneas horizontales en tonos oscuros como
turquí, café, azul; camisas manga corta en tonos claros como los mencionados
anteriormente y otros con suéteres tipo polo, en tonos claros y oscuros, naranja, rojo, negro,
blanco, beige, azul, turquí.
Los accesorios en prendas de vestir que utilizan las personas que visitan las plazas son, en
las mujeres, en colores dorados y plateados, muchos bolsos de tira corta, aretes plateados y
en acrílicos de tonos fuertes (rojo, fucsia, negro, azul), prendas gruesas de color dorado,
sobre todo, en los escotes. Prendas estilo gargantilla, color plateado. En el caso de los
hombres, algunos utilizan sombreros color beige. En su mayoría utilizan cadenas, otros
simplemente con su cuello descubierto, la mayoría tienen relojes en colores plata y dorado.
En palabras del historiador cartagenero Alfredo José Pérez “las plazas de Cartagena cuyos usos
son de tipo comercial, han pasado del uso frecuente por parte del ciudadano común, para convertirse en lugar
para unos pocos, los clientes. Presenciándose así cómo el concepto político de ciudadano, va perdiendo
validez en ciertos contextos en beneficio del concepto económico de cliente, siendo este ultimo a que van
encaminados todos los esfuerzos para satisfacer sus necesidades”39
.
Si nos regimos por la normatividad de los dueños de las plazas, se estarían cumpliendo las
buenas maneras que ellos mismos han estipulado para estos espacios, que la gente no pase
por el medio de las plazas sino por los extremos de éstas, que el vestido esté acorde con el
sitio, una buena conducta por parte de quienes visitan, etc.
Al igual que en las plazas de Bolívar y Fernández Madrid, los foráneos son fácil de
reconocer, como son personas de paso que no conocen las normas de la plaza, ellos van de
acuerdo a su cultura, es decir, ropa informal, no saben si deben atravesarse en medio de las
mesas y sillas organizadas, no guardan límites con respecto a las meseras y se comportan de
acuerdo a lo que ellos son, extranjeros.
3.2 LOS RITUALES
Uno de los aspectos que componen la fachada personal de un actor (persona) son los
rituales. “Los rituales cotidianos, las pautas de comportamiento normal, las rutinas de relación constituyen
el orden social y son el punto de referencia obligado para infringir ese orden. Nuestros comportamientos más
automáticos y naturales están normalizados, sometidos a reglas impensadas porque son la base de la vida en
39
Caballero, A. J. (2007, 27 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
sociedad”40
. En este punto se tratará el concepto de ritual y cómo éste se ve reflejado en el
trabajo de campo de cada una de las plazas estudiadas.
Los rituales cotidianos son los actos formales por el cual los individuos manifiestan
respeto hacia su representación frente a determinado contexto, lugar u ocasión. Este
concepto se puede ver reflejado, a través del trabajo de campo, en las plazas de Bolívar y
Fernández Madrid en el lenguaje oral y corporal que caracteriza a los visitantes de estas
plazas:
El lenguaje corporal es informal, es decir, se camina rápido pero no al trote, con los brazos
a lado y lado del cuerpo. Las formas de sentarse varían de acuerdo al género, piernas
cruzadas los hombres, otros con las piernas semi-abiertas; las mujeres con las piernas
cerradas, otras con las piernas cruzadas o dejadas en el piso. Las manos al igual que las
formas de sentarse varían, los hombres con las manos ocupadas en los periódicos, otros con
las manos en los portafolios sosteniéndolos, otros con las manos dejadas en los brazos de
las bancas; las mujeres mantienen las manos ocupadas con el celular y otras reposan sus
manos sobre sus piernas. Los pies apoyados sobre el piso (hombres). Las mujeres con las
piernas cruzadas y pies quietos. En cuanto a la disposición del cuerpo los hombres y
mujeres, en su mayoría, recuestan el cuerpo a las bancas. Algunos hombres abrazan la silla
con sus brazos estirados, si se encuentran solos en la banca. Cuando están acompañados las
personas con sus parejas, la forma de comportase es diferente a cuando solo existe amistad;
la mujer le acaricia el cabello al hombre, en algunos casos, los hombres le pasan su brazo
por encima de los hombros de la mujer, y la trae a su cara con un leve movimiento del
antebrazo el cual tiene por encima de los hombros de su pareja. Cuando son solo amigos o
conocidos, mantienen cierta distancia en las bancas, como de unos 30 centímetros, y
conversan sin necesidad de acercarse así como lo hacen algunas parejas que visitan la
plaza.
40
Peña Marín, C., (2008) “Erving Goffman o la trabajosa construcción de la normalidad” [en linea],
disponible en:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/ESTADOS_UNIDOS/Erving/Goffman/trabajosa/construccion/normali
dad/elpepicul/19830128elpepicul_2/Tes/, recuperado: 15 de mayo de 2008.
Por ejemplo, en esta plaza es común observar al hombre abrazando a la mujer por varios
segundos y hasta minutos, darse besos duraderos en la boca, algunas mujeres sentadas
sobre las piernas de los hombres, la mujer rascándole la cabeza al hombre. Como estas
plazas son visitadas en su mayoría por el nativo cartagenero, de costumbres “frescas” y
extrovertidas, de acento “golpiao” y vestimenta cálida y suave, acorde con el clima,
representa consigo y socialmente su cultura, la cultura forjada por su hábitat, lugar de
residencia o mejor aún, la sociedad. Esto representa lo que Renato Ortiz, sociólogo
brasilero, define como cultura: “es, en primer lugar, un todo integrado, una totalidad en la que se
encuentran orgánicamente articuladas diferentes dimensiones de la vida social. La cultura está marcada,
además, por su función integradora que forma a los individuos según las exigencias de la sociedad”41
.
Otro aspecto importante y que cabe resaltar de estas plazas es que la gente es amable y
cordial con las personas que los rodean, dan los buenos días o tardes si se va a solicitar
algún servicio de alguien que esté en la plaza; la gente se observa y lanza miradas si la
joven o el joven que viene es atractivo; si algún objeto que llevaba alguien se le cae,
rápidamente alguien se acerca a ayudarle. Se preguntan la hora de forma amable y luego se
dan las gracias. Las personas que visitan estas plazas utilizan actos formales para acercarse
a los demás visitantes.
Como se pudo apreciar estas son plazas donde la cultura cartagenera se ve palpable a través
de los modales de las personas que hacen uso de los espacios. Cada quien, a pesar de
representar fachadas diferentes, mantienen un mismo sistema de comunicación frente a las
situaciones que se presentan en las plazas. Como son espacios de libre acceso donde hay
bancas que no están reservadas para cierto grupo, estrato, raza o sexo, cada quién hace uso
de su espacio respetando los límites que existen entre cada miembro y la normatividad que
se ha construido en torno a estos lugares.
En las plazas de Santo Domingo y San Pedro el lenguaje corporal es diferente al de las
plazas anteriores. Las formas de sentarse son, en el caso de los hombres, las piernas
abiertas, otros con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda; las mujeres con las piernas
41
Ortiz, R., “Otro territorio”, TM editores, Colombia, Pág. 45.g
cerradas, la mayoría, otras con las piernas cruzadas. La postura en algunos hombres y
mujeres es inclinar un poco el cuerpo hacia delante cuando están sentados, la otra parte
prefiere recostar su espalda al espaldar de las sillas. En cuanto a las formas de sentarse, los
hombres prefieren cruzar las piernas, las mujeres cerradas y juntas, con los pies sobre el
piso y otras prefieren cruzar su pierna izquierda y dejarla reposar sobre la derecha.
La disposición de las manos en los hombres es sobre las piernas o sobre la mesa, en el caso
de las mujeres, algunas con las manos sobre la mesa, otras con las manos ocupadas
marcando números a celular. La disposición de los pies es, en el caso de los hombres,
apoyados sobre el piso; las mujeres, con las piernas cruzadas y pies quietos. En cuanto a la
disposición del cuerpo, los hombres y mujeres, en su mayoría, inclinan un poco el cuerpo
hacia delante cuando están sentados. En cuanto a los límites del cuerpo, los hombres se dan
la mano. Las mujeres por lo general guardan más la distancia que los hombres y prefieren
saludar de lejos, es decir, haciendo señas con la mano derecha o guiños con la cara.
Cuando la relación entre las personas es más cercana, la disposición de las manos de ambos
géneros, era más próxima, es decir, la mano de la mujer reposaba sobre la mano del
hombre. Se hablaban más cerca que aquellas parejas que no tienen una relación
sentimental. Las personas que, al parecer, sólo eran conocidos o amigos, se limitaban con el
lenguaje corporal, sus movimientos eran más lejanos, es decir, no se tomaban de la mano,
se hablaban con cierta lejanía, a diferencia de las parejas, que se hablan casi al oído, al
momento de despedirse y/o saludarse, se daban un beso en la mejilla en el caso de una
relación hombre - mujer y en el caso de una relación de amistad entre hombres, se daban un
apretón de mano.
Por lo general las personas que visitan las plazas tienen un caminar despacio pero no lento,
ya que están observando los alrededores de la plaza, la iglesia, las tiendas aledañas.
A diferencia de las plazas de Bolívar y Fernández Madrid, las plazas de Santo Domingo y
San Pedro tienen rituales diferentes. Por el tipo de habitantes que visita estas plazas, los
actores sociales deben cuidarse en cuanto a modales se refiera porque son espacios donde
las apariencias, estímulos que componen la fachada personal, son importantes al momento
de la representación social, “el qué dirán” causa protagonismo en la escena y por ello las
personas que visitan estos lugares tienen una vestimenta acorde con la fachada del espacio,
con la estructura física de los restaurantes que visitan, cargan accesorios y vestimenta que
los distinguen frente a aquellas personas que visitan las plazas Fernández Madrid y Bolívar.
En estos espacios, Santo Domingo y San Pedro el rol de aquellas personas que hacen uso de
ellas es consecuente con la norma que impuso el predio y la misma sociedad que fue
acostumbrando a la ciudad a que hay ciertos espacios donde para hacer uso de ellos hay que
seguir ciertas reglas que parten de las formas de vestir, estar y hablar.
Aunque gran parte de las personas que visitan estas plazas son extranjeros, se reconocen
porque no siguen las “normas” establecidas que van desde el vestuario hasta las formas de
estar, pero como son personas de paso y según la sociedad cartagenera, sinónimo de dinero
y riquezas, pueden hacer uso de estos lugares sin ninguna limitante de exclusión.
3.3 LOS DRAMAS
Los dramas hacen parte de la cotidianeidad de los seres humanos expuestos a situaciones
y/u ocasiones que se desarrollan en la puesta en escena, en el diálogo, las relaciones
sociales, la interacción. El enfoque dramático para Goffman es un conjunto de actividades
instituidas en el ambiente en el que se desarrollan las personas.
En el trabajo de campo este concepto se evidencia a través de las fachadas, temas de
conversación, formas de hablar y modos de estar que las personas ponen en escena en las
diferentes plazas a las que hacen uso.
Como se mencionó al comienzo del capítulo las plazas estudiadas tienen un uso y tipos de
usuarios específicos. Las plazas Fernández Madrid y Bolívar son escenarios donde la
mayor afluencia de personas son cartageneros promedios, que visitan las plazas como
esparcimiento del tiempo libre (ocio), aunque también son llamadas parques por la
naturaleza que la representa y esto hace que la gente se sienta más a gusto rodeado de
árboles, fuentes, palomas. Como dice Moisés Álvarez “…el parque es un nuevo concepto que
introduce un nuevo tipo de vida más recreativo con vegetación, con iluminación, con elementos decorativos,
con inmobiliarios, etc. antes la plaza era un sitio de convocatoria publica ahora los parques son sitios para el
ocio, entretenimiento, para la conversación de los vecinos, ya que el solo hecho de que hay una silla para
sentarse cambia inmediatamente el sentido del uso de la plaza”42
. Entonces las personas representan
lo que son, cartageneros de estrato 3, algunos desempleados, comercio informal, la
vestimenta acorde al clima y al sitio al que visitan. El ejercicio teatral que desarrollan es
consecuente con la ocasión a la que están siendo partícipes, sentados en una banca leyendo
el periódico, especialmente los clasificados y los periódicos amarillistas, dialogan sobre la
cotidianeidad de sus amigos, vecinos, se toman una aromática, un tinto, un plato de frutas,
un cigarrillo y comparten la mañana y gran parte de la tarde. Eso es lo que la plaza-parque
brinda a sus visitantes, un lugar de entretenimiento y usufructo del tiempo libre.
Los temas que se construyen en estas plazas por lo general son temas que de una u otra
manera afectan a la población, sobre todo a los menos favorecidos, temas de política y
corrupción, comentarios sobre quién será el nuevo alcalde, será que sí los ayudará, otros
temas relacionados con la política y que llamó mi atención, era que muchas personas, por lo
general los hombres, hablaban sobre sus políticos con la esperanza de que si quedaba, les
iban a dar un puesto, un trabajo o una “chambita” como ellos textualmente decían. Otros
temas son los que van ligados a Jehová, hay mujeres, sobre todo de la tercera edad que van
a las plazas con la esperanza de que alguien escuche la palabra de Jehová y se vincule a esta
comunidad. También se habla de lo cotidiano como por ejemplo, los zapatos azules que
están colgados en uno de los locales de la calle de la moneda, cómo le ha ido al joven de los
tintos en el día, los señores de la tercera edad hablaban sobre los chismes de infidelidad del
compañero, sobre la pensión que recibe el amigo, entre otros temas que hacen parte del
diario vivir de las personas.
En cuanto al tono de hablar, en estas plazas algunas personas, sobretodo los hombres,
utilizan un tono alto a la hora de hablar. Las mujeres que están en el centro de la plaza no
hablan alto, a diferencia de aquellas que se hacen en las bancas por las vías de acceso al
parque, sí se les escucha un poco más alto. Los hombres adultos mayores, utilizan un tono
42
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
alto a la hora de hablar, se ponen a echar cuentos y a la hora de reírse de la historia sueltan
la carcajada que se llega a escuchar hasta el otro extremo de la plaza. Las mujeres en
cambio, no suben tanto la voz a excepción de aquellas que venden los minutos a celular,
otras se encuentran hablando con compañeras, por lo general, casi hablándole al oído, el
famoso “chisme”. Algunas mujeres están comiendo frutas, tomando tinto, aromática o agua
y otras están hablando por celular. En la plaza Fernández Madrid ocurre algo particular, las
personas sólo hablan por celular en los extremos de la plaza donde venden los minutos,
quizá sea por inseguridad de la plaza, falta de vigilancia o presencia de indigencia.
A diferencia de las plazas San Pedro y Santo Domingo que son escenarios de consumo
para turistas y para la élite. Las plazas son espacios que tienen vida nocturna. Son lugares
de representación, donde las personas juegan roles, es decir, representan un papel en la
puesta en escena (plaza). Estas personas que hacen uso de estas plazas puede que en su
ambiente laboral o de estancia con sus amistades jueguen un rol diferente, pero al entrar a
estos lugares deben cumplir con el libreto teatral que estas plazas dan a las personas desde
el momento en que ponen un pie en el espacio. Las personas se cuidan mucho al momento
de hablar o de pedir algo, porque como se mencionó anteriormente, es gente que vive, en su
mayoría, del qué dirán, del cómo estaba vestida, de cómo se comportó en la plaza, quién la
o lo acompañaba. Están pendientes de su fachada, de la apariencia, de no cometer errores,
de portarse como la gente de clase, así éstas no lo sean.
Los temas de conversación son variados: algunos hablan sobre moda, es decir, sobre
vestidos que vieron llegando a la plaza en las boutiques de diseñadoras reconocidas como
Silvia Scheratzi, Ketty Tinoco; otros hablan sobre el estado de la ciudad, utilizan adjetivos
calificativos como “bonito”, “hermoso”, “espectacular” cuando se refieren al centro
histórico; otros hablan sobre el plan que van a hacer luego de estar allí en la placita, como
muchos costeños la llaman; otros hablan con los meseros para conseguir servicios “varios”
con una chica o chico; esta última sólo ocurre en la plaza de Santo Domingo. En la plaza de
San Pedro se tratan temas que enmarcan el devenir de sus vidas, sus trabajo, sus proyectos
y planes de vida; por esto, se podría decir que la plaza de San Pedro es un lugar con un fin
específico, comer en el restaurante, tomarse algo en el bar y hablar de la vida, de los
proyectos que se han construido con el paso del tiempo, de oportunidades que se han
presentado y disfrutar de una interacción sana43
con amistades y familiares
En cuanto al tono al hablar, en general, la plaza no es bulliciosa, es decir, no existe el ruido
exagerado como sí lo hay en la Plaza de Santo Domingo. El tono de ambos géneros es
delicado y sutil, es decir, al pasar por una mesa, no se escucha tan claro lo que se está
hablando, a diferencia de las plazas Bolívar y Fernández Madrid, y la plaza de Santo
Domingo que es acaparada por los ruidos de los celulares, los bailes folclóricos, el transito
de carros y coches y los vendedores ambulantes que levantan su voz vendiendo sus ofertas.
3.4 UN PASEO ALREDEDOR DE LAS PLAZAS
A través del recorrido que se hizo alrededor de las plazas, se conoció un poco más sobre las
dinámicas que se construyen en torno a éstas y las distinciones que se presentan en cada
una de ellas. Es importante recordar que la plaza de Bolívar es un espacio abierto para
todo público, donde además de compartir en el lugar y con las personas, se revive la
historia del libertador Simón Bolívar, donde se recrea la vista observando la arquitectura
colonial, las fuentes de agua, las coreografías folclóricas de nativos cartageneros y la
sensibilidad social de muchos cartageneros que le brindan a la plaza un ambiente propicio
para el ocio y el disfrute de propios y extraños.
La plaza Fernández Madrid tiene similitudes con la plaza de Bolívar. Es un espacio del
pueblo, gratuito, donde las personas no son clientes sino visitantes del lugar, donde
confluyen distintos tipos de personas, especialmente el cartagenero de clase baja-media, es
un espacio abierto para todo tipo de público que no mide estratos ni tiempos de estancia en
el lugar. Es un ambiente propicio para el ocio del estudiante que sale de la universidad, del
desempleado que está aburrido en su casa, del comercio informal, del adulto mayor que
profesa la palabra de Jehová, es un espacio de todos y para todos.
43
Interacción sana es disfrutar del momento con las personas que nos rodean sin participar de los excesos
que se vislumbran en otras plazas, como la prostitución, las drogas, el alcoholismo.
La plaza de Santo Domingo es un espacio para clientes, es decir, se consume para poder
disfrutar de los beneficios que trae consigo esa cuota que se da en la “entrada” de la plaza,
es decir, si se consume se puede charlar con amistades, ser partícipe del lugar, que la gente
que pase lo vea sentado en la plaza de Santo Domingo no como transeúnte sino como un
usuario o cliente del mismo jugando un papel de persona de la élite.
La plaza de San Pedro conserva características similares a la de la plaza de Santo
Domingo. No se es visitante del lugar sino cliente. Se saca dinero del bolsillo para
consumir y si se consume se tiene derecho a quedar hasta que termine con lo que come o
toma, se conversa, se puede pasar al bar del restaurante y garantías por el estilo que le
permite al cliente disfrutar de la plaza. Muchos usuarios hacen uso de este lugar jugando un
rol de persona importante, de persona adinerada.
A pesar de que las plazas son escenarios de usufructo del tiempo libre hace falta inmiscuir a
la cultura cartagenera para no olvidar el uso que se les daba y la historia que afloraron en
esos espacios y así evitar el mal uso que muchas personas han venido dándole a estos
lugares, especialmente a la plaza de Santo Domingo. Como dice Moisés Álvarez, “…la
plaza de Santo Domingo se ha convertido en un factor importante en cuanto a la oferta
turística, son espacios cada día más utilizados, tienen un publico ya casi permanente que les
da vida y actividad permanente y ese es la parte positiva pero la parte negativa, pienso que
la falta de conocimiento histórico de estas cosas no ha permitido formalizar unas normas
que regulen su uso y que ese uso genere unos ingresos que permita revertirlos en su propia
conservación y mantenimiento, si les damos unos usos más culturales vinculando a nuestra
población a esto, se mejoraría la calidad de lo que hay allí, en el sentido en que no solo la
oferta actual gastronómica sino que además se le controlan estos efectos negativos que se
vienen apoderando de cada una de las plazas como los excesos (prostitución, drogas), había
que reemplazar esos usos y producir unas normas que no solamente sirva para promover el
turismo sino que al vincular a los cartageneros que contrarreste estos elementos negativos
que los tenemos a la orden del día”44
.
44
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
“…Si yo tuviera que definir todo esto en un solo concepto yo lo haría en que tenemos que repensar la ciudad,
mirar cuales son los aspectos positivos que hay, tanto en el pasado como en el presente, hacer una nueva
lectura de la ciudad que asegure la conservación de ese patrimonio cultural que esa es nuestra gran riqueza
pero además, que esos usos generen cosas positivas hacia el ser humano porque si lo seguimos así desbordado
como está, terminaremos formando un gran prostíbulo...45
4.0 CONCLUSIONES
El objetivo general que tenía el trabajo era analizar las prácticas comunicativas, las
relaciones sociales y los usos del espacio público en algunas plazas del centro histórico de
la ciudad de Cartagena (Santo Domingo, San Pedro, Bolívar y Fernández Madrid) como
mecanismo de distinción social. Se encontró que en efecto las plazas públicas de Cartagena
son espacios de socialización, de encuentro donde la distinción social se hace palpable a
través del uso que las personas han construido en torno a estos y los tipos de usuarios que
participan en estos espacios. La dinámica de las cuatro plazas, a pesar de tener similitudes
unas con otras, son diferentes en su interacción, lenguaje corporal, lenguaje oral, formas de
vestir y temas de conversación que departen en estos escenarios, esto concluye que la
presentación de la persona en un espacio público es una forma de diferenciación social.
Como aparece en el primer capítulo la comunicación trasciende a los espacios de las
prácticas sociales, es decir, “como proceso y producto –no de medios y tecnologías-“46 sino de las
diversas interacciones e interlocuciones que se construyen en los espacios, es por eso, que
las prácticas comunicativas se evidencian en las plazas a través de las formas de estar y/o
de pasar por los escenarios, los roles o fachadas que utilizan las personas como recurso para
participar en los espacios y la construcción del diálogo o temas de conversación, como se
pudo observar en el capítulo tercero.
4.1 LAS PLAZAS EN ACCIÓN
Se pudo evidenciar a través del trabajo de campo, entrevistas y fotos, los personajes que
interactúan en las diferentes plazas estudiadas y se pudo concluir que no todos los espacios,
45
Alvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 46
Orozco, G., “Comunicación y prácticas sociales”, revista latinoamericana de comunicación chasqui,
chasqui 62, junio, 1998.
a pesar de ser públicos, atraen, valga la redundancia, a un mismo público. Por las dinámicas
sociales y de tiempo que las representan, el predio que las rodea y las normas o reglas que
estipula la sociedad para su interacción, hace que las plazas sean visitadas o utilizadas por
tipos de personas diferentes.
En la plaza de Bolívar los actores que se presentan en el escenario fueron:
El desempleado, que se sienta en las bancas, desde la mañana, con un periódico
popular observando oportunidades de trabajo y a la vez conversando con el vecino
que tiene al lado sobre las situaciones que arraigan a la ciudad, entre ellas la
política. Su caminar es lento y distraído observando a quién puede encontrase en la
plaza. Sus movimientos son despacio y da la apariencia de estar cansado.
El jubilado, que hace uso de la plaza, sentándose en las bancas desde tempranas
horas hasta la tarde, dialogando con sus semejantes sobre problemas familiares de
los amigos, cuentos pasados o chismes que los mismos amigos hacen sobre aquel
que no se reunió con ellos en la plaza. La mayoría de estas personas son adultos
mayores cuya edad oscila entre los 55 y 70 años. Su caminar es lento, quizá por la
edad, sus movimientos corporales son delicados y cuidadosos, es decir, saben dónde
pisar, ubicar sus brazos, por lo general, se cuidan de tener ningún altercado que
pueda causarle un quebranto de salud.
El vendedor ambulante o informal, que se ubica por las entradas a la plaza o se
pasea por ésta ofreciendo sus productos, tinto, aromática, chicles, cigarrillos,
minutos a celular, la palenquera con las frutas, los helados, los raspao‟s, el mango
viche. Sus movimientos corporales son rápidos, están siempre activos esperando
que alguna persona de la plaza los llame para ofrecerles sus servicios, sobre todo
precios bajos. Estas personas dialogan con sus compañeros de trabajo y también lo
hacen con aquel que se sienta en las bancas.
El que hace las diligencias, por lo general son personas que trabajan en sectores
aledaños a la plaza que pasan por el centro de ésta para acortar camino. Su caminar
es rápido, no son observadores, “ellos van a lo que van” y deben hacerlo rápido
porque alguien espera respuesta de la diligencia que están haciendo. Sus
movimientos corporales son rápidos, a tal punto, que la mayoría está pendiente del
piso para no tropezarse con algo. La mayoría pasan hablando por celular.
El turista, es un observador, su caminar es lento y distraído, llevan material
fotográfico para capturar lo que les llame la atención. No interactúan con la gente de
la plaza por el idioma, a excepción del turista colombiano que hace uso de las
ofertas que traen los vendedores ambulantes. En horas de la noche, la plaza tiene
más extranjeros que cartageneros, observan los bailes típicos que representantes de
la cultura cartagenera ofrecen en la plaza a cambio de una retribución monetaria de
forma voluntaria.
El transeúnte, que se pasea por lo alrededores de la plaza, no presta atención a lo
que se vive en medio de ésta. Su caminar es rápido pero no al trote.
Los guardias, que se encargan de hacer cumplir las normas y reglas de convivencia
en la plaza. No entablan conversación con la gente sino con los mismos guardias
que cuidan los alrededores de la plaza.
Como se pudo observar, es un espacio para todo aquel que quiera hacer uso de la plaza,
sentarse en las bancas, escuchar y/u observar el sonido de las fuentes. No existe restricción
para ninguna persona. El blanco, el negro, el amarillo, el mestizo, el pobre, el acomodado,
el rico, el vendedor informal, el formal, el jubilado, el desempleado, el foráneo, el
indigente, TODOS tienen derecho a participar en el mismo escenario, a observar al prócer
Simón Bolívar, a fotografiarlo. Tienen derecho a entrar a la plaza mientras se cumpla con
las normas de comportamiento estipuladas por la sociedad, cuidar la zona verde, no botar
basura en el suelo ni en las fuentes, respetar a las personas y mantener un orden social. Es
un escenario de usufructo del tiempo libre. Es un espacio que a pesar de ser abierto para el
público se distingue socialmente por el tipo de persona que hace uso de él y por los
servicios que éste presta, es decir, bancas al aire libre sin costo alguno. Las personas de
estratos más altos prefieren mesas al aire libre pero con un servicio adicional, meseros que
atiendan a sus pedidos, bebidas y comidas preparadas por chef y no promocionadas por
vendedores ambulantes. Aquellas personas que no poseen esos recursos prefieren visitar
estos espacios donde las bancas son gratis, la comida y/o bebidas tienen un costo al alcance
del bolsillo de quienes participan en ese escenario y no tienen que comprar ofertas
gastronómicas para seguir siendo participe de la obra de teatro.
Al igual que la plaza de Bolívar la plaza Fernández Madrid tiene a los mismos actores en
su escenario a excepción de los turistas. Esta es una plaza, que así como la de Bolívar, es un
espacio abierto para todo público, sin embargo las personas que hacen uso de ella, son en su
mayoría gente del pueblo, el cartagenero promedio que visita la plaza para estar y ver pasar
el tiempo. El cartagenero promedio que no tiene dinero para sentarse en una plaza como la
de Santo Domingo y/o San Pedro, un espacio diseñado para departir con los vecinos, un
punto de encuentro de estudiantes y amigos. Este es un espacio que no atrae a los turistas y
es por varias razones: es una plaza pequeña que, a pesar de tener al prócer Fernández
Madrid, no tiene elementos contemporáneos ni nuevos diseños de decoraciones como sí lo
tiene la plaza de Bolívar, fuentes, vegetación frondosa, iluminación brillante, bancas
modernas, lo que llama la atención de las personas que atraviesan la plaza, el sonido de las
fuentes, el vaivén de los árboles que proporciona brisa para quienes se sientan en las
bancas, la frondosidad y altura de los árboles que hacen sombra y las personas llegan a
sentarse en las bancas a esperar que el sol brillante se oculte un poco. Otra de las razones
por la cual no es visitada por los turistas es porque en horas de la noche, la iluminación de
la plaza no es efectiva, es decir, los bombillos no tienen tanto voltaje lo que causa un
ambiente inseguro. Por los alrededores de la plaza se ubican mujeres con vestimenta ligera
a esperar que alguien pase para ofrecer sus servicios de prostitución. Es un escenario donde
no se hace palpable la cultura institucional, a diferencia de la plaza de Bolívar donde se
realizan actos espontáneos como bailes típicos, cuentería, lo que hace que la gente, de
diferentes culturas, interactúen y sientan agrado de estar y visitar el espacio. Luego de una
tanda de bailes típicos una de las niñas se acerca a los observadores con un sombrero
vueltiao para recibir una retribución voluntaria por parte de quienes disfrutaron el acto.
En el caso de las plazas San Pedro y Santo Domingo los actores que se presentan en el
escenario fueron distintos a los vistos anteriormente. En el caso de la plaza Santo Domingo
los personajes fueron:
El turista, que visita la plaza por referencia de amigos o del hotel el cual visitan.
Además de sentarse a tomar bebidas alcohólicas e ingerir platos de la cocina
internacional, aprovechan, en su mayoría, para pedirle a los meseros servicios
diferentes a los que estos ofrecen, entre ellos, el de chicas o el de sustancias
alucinógenas. Su comportamiento es diferente al de los costeños. Su caminar es
despacio, distraído observando qué restaurante-café se ve mejor o tiene meseras
simpáticas. La mayoría de los turistas son europeos, gringos y otros son del interior
del país.
El cartagenero con solvencia económica, visita la plaza como mecanismo de
representación, de mostrase frente a un grupo de personas, de hacerse sentir, ver y
que a la vez, lo vean. Su caminar es rápido pero no al trote. Sus movimientos
corporales son lentos.
Los meseros, son cartageneros promedio, de raza oscura en su mayoría que tienen
comportamientos diferentes dependiendo de las personas a las que atienden, es
decir, el cartagenero con solvencia no recibe el mismo trato amable, atento que sí se
le da a los foráneos. Esto se debe a que el cartagenero o el turista del interior no le
da la misma cantidad de propina que sí le dan los extranjeros, quienes pagan en
dólares. En este escenario se presentan situaciones particulares, los meseros se
“pelean” en sentido figurado, la atención de los turistas extranjeros. Los extranjeros
tienen tratos especiales con las meseras, “especialmente, el turista italiano, alemán y
gringo”47
. Los meseros (hombres) se acercan a los extranjeros y éstos, algunas veces,
les piden conseguir otos servicios diferentes al restaurante, como por ejemplo:
conseguirle una chica o droga.
El vendedor informal, es el cartagenero promedio que se ubica en los alrededores de
la plaza ofreciendo sus ofertas, chicles, cigarrillos, dulces, rosas, canciones, retratos,
dibujos de la ciudad, artesanías. En palabras de Nelly, mesera de la plaza de Santo
domingo “…cuando el mesero no tiene el servicio que le extranjero le pidió se acerca estas
personas quienes conocen más sobre estos servicios…”48
.
47
Mejía, X. (2007, 5 de octubre), entrevistada por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 48
Nelly, (2007, 5 de octubre), entrevistada por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
La plaza de San Pedro a pesar de tener los mismos actores que la de Santo Domingo, a
excepción de los vendedores ambulantes, las funciones que estas personas cumplen en la
plaza son diferentes en todo sentido:
El turista, visita la plaza por cercanía del hotel o por referencias de amigos
colombianos. Son personas, en su mayoría europea, que se acercan a la plaza a
comer, tomarse algo y luego la dejan, es decir, estas personas van a lo que van, a
diferencia de la plaza de Santo Domingo donde van en plan de conquista, de hacerse
ver y sentir. A pesar de que el restaurante de la plaza tiene a su derecha un bar, las
personas van a degustar los platos de la alta cocina, toman unos coctéles, vinos u
otros aperitivos y luego abandonan la plaza. Su caminar es despacio y distraído,
observando la iglesia de San Pedro y las estatuas en lata que representan los oficios
populares de la ciudad, el lustra botas, el vendedor de raspaos, el jugador de
dominó, el barbero, el zapatero.
El cartagenero con solvencia económica, hace lo mismo que el extranjero, van a
comer o tomarse algo y luego abandonan la plaza para irse a alguna discoteca o a
sus casas. Son personas que tienen un caminar despacio, sus movimientos
corporales son delicados y cumplen con las normas y/o reglas que se han
establecido para poder hacer uso de este espacio, ir de vestido formal, hablar más no
gritar, respetar a las personas del lugar.
Los meseros, son cartageneros promedio que laboran atendiendo a la clientela y se
limitan a su trabajo, no se les permite conversar con los clientes y la “…regla que
tienen es atenderlos lo mejor posible, como si estuvieran en su casa…”, según una mesera de la
plaza49
. Una característica particular que cabe resaltar es que todos los meseros
oscilan entre los 30 y 40 años, a diferencia de la plaza de Santo Domingo donde
sólo hay meseros y meseras que oscilan entre los 18 y 25 años, lo que llama más la
atención de los extranjeros que vienen en busca de pasar un “affaire”50
como lo dijo
Sven Huber, un extranjero suizo que departía en la plaza de Santo Domingo. Esto
significa que la plaza de San Pedro va un tipo de personas de estratos más altos que
49
Blanco, Sindy., (2007, 10 de octubre), entrevistada por Borge, S., Cartagena, Bolívar. 50
Romance casual.
en la plaza de Santo Domingo, lo cual se requiere que haya personas con
experiencia y seriedad para atender a este tipo de clientes.
Ambas plazas son escenarios donde la persona debe pagar una cuota para ser atendido y así
hacer uso de los servicios que estas plazas ofrecen, a diferencia de las dos primeras plazas.
Existen normas y/o reglas para los actores de la escena que restringe el paso para aquellas
personas que no sigan las buenas maneras impuestas por los usuarios-clientes de estas
plazas, entre esas reglas está la vestimenta formal-casual, lenguaje corporal acorde con el
rol que representa, el status social. A los extranjeros que hacen uso de estos espacios, se les
acepta que no cumplan con las buenas maneras por la falta de conocimiento de las reglas
impuestas, por lo tanto, esto hace que se reconozcan en el espacio.
Estas plazas son escenarios de usufructo del tiempo libre, de ocio, de departir con la gente,
de representar roles, incluso son espacios de exclusión porque se construyen limitantes por
la misma sociedad que, a pesar de ser espacios públicos, se encontró que hay unas normas y
reglas, que en el caso de este trabajo, las llamamos buenas maneras, y el incumplimiento de
éstas, hace que algunos actores no puedan participar en el teatro de las plazas.
4.2 LOS USOS: PRE – POS
Las plazas de la ciudad de Cartagena fueron construidas con unos usos específicos
relacionados con la vida cotidiana de la ciudad que hoy día han sido sustituidos por usos
donde las personas participan de los servicios que ofrecen estos espacios.
En un principio, las plazas del centro histórico de la ciudad fueron construidas, como se
menciona en el segundo capítulo, para la realización de actividades públicas y relacionadas
con la ciudad, celebraciones, por ejemplo desfiles militares y todo lo relacionado con los
avisos que incumbían a los habitantes de la ciudad, fue aquí donde se instauró el rollo, una
especie de cilindro en madera que se instalaba en una de las plazas de la ciudad en el
momento en que se fundaba la misma y éste tenia un significado simbólico que
representaba la soberanía de la ciudad. Era en este elemento donde se publicaban los avisos
que interesaban a la ciudad, por ejemplo: los días de mercado, alguna persona que se
buscaba, normas de conductas y prohibiciones, los festejos. Las plazas eran espacios
abiertos y carentes de adornos. También eran utilizadas para anunciar medidas o acciones
que tenían que tomarse en beneficio de la ciudad, por ejemplo: el día en que se debía
limpiar las calles. Uno de los aspectos que hoy día sigue teniendo vigencia en algunas
plazas era el de las relaciones entre los vecinos, que esperaban en la plaza la llegada de la
noche, conversaban entre ellos y luego se iban a sus casas. Esta última es muy común
observarla en la plaza de Bolívar.
Hoy día las plazas se han convertido en escenarios de usufructo del tiempo libre, de ocio,
recreación y representación de las personas en sus vidas cotidianas. Las plazas de Bolívar y
Fernández Madrid son espacios donde el cartagenero promedio, turistas, personas de
alcurnia y en general todas las personas, pueden departir con sus amistades, conocer sobre
los próceres de la independencia, interactuar con la cultura cartagenera a través de sus
habitantes y los bailes típicos que realiza la plaza de Bolívar, hacer uso del espacio sin
ningún costo porque las plazas son públicas y por ende, la misma arquitectura con espacios
abiertos le permite, a los que la observan, hacer una lectura sobre las plazas y pensar que
son aptas para todo público y que no existe restricción alguna en sus vías de acceso. El
negro, el blanco, el rico, el pobre, el indigente, todos y cada uno, tienen el mismo derecho
de hacer uso de estas plazas.
Una de las características que cabe resaltar y que lo menciona el director del archivo
histórico de la ciudad de Cartagena es que estas plazas tienen una semblanza con el nuevo
concepto de ciudad, entonces “…se transforma lo que antes era el espacio abierto de
convocatoria publica y otros efectos, pero en el nuevo concepto de ciudad se transforma
entonces estos espacios públicos y son intervenidos con nuevo diseño de decoraciones y
nuevos elementos. Hay un trazado, una estaba en el centro del inmobiliario que son unas
bancas, hay vegetación y los adornos de la fuente que se instalan a finales del siglo XIX, así
que lo que eran las plazas a partir de ese momento se convierten en parques. El parque es
un nuevo concepto que introduce un nuevo tipo de vida más recreativo con vegetación, con
iluminación, con elementos decorativos, con inmobiliarios, etc. antes la plaza era un sitio
de convocatoria publica ahora los parques son sitios para el ocio, entretenimiento, para la
conversación de los vecinos, ya que el solo hecho de que hay una silla para sentarse cambia
inmediatamente el sentido del uso de la plaza”51
.
A diferencia de las plazas de Santo Domingo y San Pedro que son escenarios que, a pesar
de no tener un cerco en cemento o hierro, la misma organización de las mesas y sillas, hace
pensar a las personas que transitan por los extremos, que son plazas donde para acceder al
espacio hay que pasar por una lista de bebidas y comidas para así poder ser partícipes de
estas plazas. Son espacios para turistas y personas de estratos altos o por lo menos que
ganen más de 3 salarios mínimos que puedan hacer uso de los servicios que ofrecen estas
plazas, entre ellos están, las bebidas alcohólicas, gaseosas, comida de la cocina típica de la
ciudad e internacional. Son espacios donde su dinámica dejó de ser de uso público donde el
rico, el pobre, el negro y el blanco, atendían los avisos que se daban en la plaza para el
beneficio de la comunidad, para convertirse en espacios donde la exclusión se hace
palpable a través de las reglas y/o normas que hay que cumplir para poder ser un
representante de las plazas. Normas tales como, llevar una buena presencia, es decir, ropa
formal, buenas normas de conducta, una compañía (pareja) presentable, buena propina. Son
elementos limitantes para un colectivo. Sólo las personas que puedan seguir estas reglas
tienen su pase de entrada a las plazas, de lo contrario no pueden ser representantes de la
obra de teatro que se presenta cada día en la plaza de Santo Domingo y San Pedro. Estas
son distinciones que se percibieron como resultado de un trabajo de campo y la puesta en
práctica de conceptos relacionados con el objeto de análisis.
En efecto, las plazas son espacios de distinción social, hay unas normas de comportamiento
constituidas en los espacios que hacen que cierto tipo de persona pueda acceder a ellos y
cumplir con esas buenas maneras de estar en el espacio. Los actores se comportan,
dependiendo del lugar, de diferentes maneras. En las plazas Bolívar y Fernández Madrid las
personas que hacen uso de ellas, por lo general, es el cartagenero promedio que utiliza la
vestimenta autóctona de la región, sandalias tres puntás, mochilas, camisetas con tonos
típicos del verano (rojo, amarillo, verde, azul), son personas que viven del día a día, sus
formas de estar son acordes con su clase social, es decir, personas que por no hacer el
51
Álvarez, M. (2007, 25 de septiembre), entrevistado por Borge, S., Cartagena, Bolívar.
bachillero y parte de la primaria tienen un tono fuerte a la hora de hablar, de expresarse, sus
posturas son informales. A diferencia de las personas que transitan o pasan por las plazas
que si llevan una vestimenta acorde con el horario laboral.
Se podría clasificar los tipos de personas que hacen uso del espacio de la siguiente manera:
Los que habitan las plazas: son personas que visitan concurridamente las plazas, que
se sientan, bien sea en las bancas o en las sillas, que participan en los escenarios y
siguen las normas o comportamientos estipulados en cada una de ellas. En este
grupo encontramos a los vendedores ambulantes, a los guardias, los meseros, los
turistas y nativos, el jubilado, el desempleado.
Los que pasan por las plazas: son personas que hacen uso del espacio pero de paso,
no son personas que visitan regularmente las plazas, sino que por algún motivo
tuvieron que atravesarla para acortar camino o para hacer algún trabajo. En este
grupo encontramos a los transeúntes y a los que hacen las diligencias.
En las plazas Santo domingo y San Pedro las personas que hacen uso de ellas, por lo
general, son los turistas (foráneos) y los cartageneros clase media y media-alta, que utilizan
vestimenta formal-elegante haciendo una representación frente a las personas que pasan por
el lugar, cuidan su forma de estar porque desean ser observados, su comportamiento acorde
con el sitio, viven de qué dirán por lo tanto se cuidan al momento de desarrollar el papel
dentro de la escena (plazas).
Se pudo evidenciar que en unas plazas predominan los nativos y en otras los extranjeros.
Cabe resaltar que las plazas “formales” Santo domingo y San pedro en su jornada diurna no
es un lugar diseñado para el turista, a diferencia de las plazas de Bolívar y Fernández
Madrid que tiene abierta sus puertas las 24 horas del día ofreciendo al turista un espacio de
memoria histórica. Cada una de las plazas, como ya lo vimos en el tercer capítulo, tienen
reglas y/o normas de uso de esos espacios que hace que algunos la habiten y otros sólo
pasen. De las normas que caracterizan algunos de estos espacios es el dinero.
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