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Revista Informativa de Las Grandes Culturas
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Una cultura avanzada para su época, adoradoradores del sol
Rasgos Socioeconómicos y culturales
SIGLO XV:
La civilización maya
habitó una gran parte de la región
denominada Mesoamérica, en los
territorios actuales de Guatemala,
Belice, Honduras, El Salvador y
en el comprendido por cinco
estados del sureste de México:
Campeche, Chiapas, Quintana
Roo, Tabasco y Yucatán, con una
historia de aproximadamente
3000 años.
Durante ese largo
tiempo, en ese territorio se
hablaron cientos de dialectos que
generan hoy cerca de 44 lenguas
mayas diferentes. Hablar de los
"antiguos mayas" es referirse a la
historia de una de las culturas
mesoamericanas precolombinas
más importantes, pues su legado
científico y astronómico es
mundial. Contrariamente a una
creencia muy generalizada, la
civilización maya nunca
"desapareció". Por lo menos, no
por completo, pues sus
descendientes aún viven en la
región y muchos de ellos hablan
alguno de los idiomas de la familia
mayense.
La literatura
maya ilustra la vida de
esta cultura. Obras
como el Rabinal Achí, el
Popol Vuh, los diversos
libros del Chilam Balam,
son muestra de ello. Lo
que sí fue destruido con
la conquista es el
modelo de civilización
que hasta la llegada de
los primeros españoles,
había generado tres
milenios de historia.
La conquista española
de los pueblos mayas
no se consumó hasta
1697, con la toma de
Tayasal, capital de los
mayas Itzá, y Zacpetén,
capital de los mayas
Ko'woj, en el Petén
(actual Guatemala). El
último estado maya
desapareció cuando el
gobierno mexicano de
Porfirio Díaz ocupó en
1901 su capital, Chan
Santa Cruz, dando así
fin a la denominada
Guerra de Castas.
Los mayas hicieron grandes e impresionantes construcciones
desde el Preclásico medio y grandes ciudades como Nakbé,
El Mirador, San Bartolo, Cival, localizadas en la Cuenca del
Mirador, en el norte del Petén, y durante el preclásico, las
conocidas ciudades de Tikal, Quiriguá (ambas las primeras en
ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en
1979 y 1981 respectivamente), Palenque, Copán, Río Azul,
Calakmul, Comalcalco (construida de ladrillo cocido), así
como Ceibal, Cancuén, Machaquilá, Dos Pilas, Uaxactún,
Altún Ha, Piedras Negras y muchos otros sitios en el área. Se
puede clasificar como un imperio, pero no se sabe si al
momento de colonizar impusieron su cultura o si fue un fruto
de su organización en ciudades-estado independientes cuya
base eran la agricultura y el comercio. Los monumentos más
notables son las pirámides que construyeron en sus centros
religiosos, junto a los palacios de sus gobernantes (lugares
de gobierno y residencia de los nobles), siendo el mayor
encontrado hasta ahora el de Cancuén, en el sur del Petén,
muchas de cuyas estructuras estaban decoradas con pinturas
murales y adornos de estuco. Otros restos arqueológicos
importantes incluyen las losas de piedra tallada usualmente
llamadas estelas (los mayas las llamaban tetún, ‘tres
piedras’), que muestran efigies de los gobernantes junto a
textos logográficos que describen sus genealogías,
entronizaciones, victorias militares, y otros logros. La
cerámica maya está catalogada como una de las más
variadas, finas y elaboradas del mundo antiguo.
Preclásico maya
También llamado Período Agrícola, existe un debate sobre los
años de inicio y fin de este intervalo de tiempo, el más aceptado
en este caso, para el área maya, inicia aproximadamente en el
año 1000 a. C. y terminaría alrededor del 320. Durante este
periodo se desarrolla el idioma maya y el pueblo maya
adquiere experiencia y construye algunas grandes ciudades.
Una teoría, basada en estudios de cerámica, motiva a deducir
que en el periodo Preclásico la costa del Océano Pacífico, desde
el este de Oaxaca hasta El Salvador estuvo poblada por los
ancestros de los mixe y popolucas actuales, de uno de estos es el
grupo de los mayas que, hacia el 1200 a. C., emigraron hacia el
Golfo de México y desarrollaron la civilización olmeca
arqueológica. De hecho, la cerámica más antigua de esta región
es de un estilo inconfundible llamado Ocós, originaria del
Pacífico de Guatemala, pero unos 600 años más antigua que la
olmeca. Según otra teoría, complementaria a la anterior, los
descendientes de los olmecas emigraron a la zona del Petén
guatemalteco, donde posteriormente se mezclaron con la gente
del lugar originando a los "protomayas". Existen algunos
fragmentos donde se afirma que estos provenían de una
migración que se produjo en el núcleo original maya, que ciertos
arqueólogos han encontrado en la zona maya de Guatemala
conocida como El Petén, cuando en el Preclásico medio se
comenzaron a desarrollar ciudades monumentales en la Cuenca
del Mirador como Nakbé, El Mirador y Cival, con sus ahora
famosos murales del Preclásico, los más finos y antiguos del área
maya. Estas grandes ciudades ya contaban con todas las
características que hicieron famosos a los mayas del periodo
Clásico, y dando lugar a la duda de que si los olmecas y mayas
fueron, efectivamente, culturas que se desarrollaron
independientemente.
Período Clásico
Estela de Copán según un grabado de Frederick Catherwood, 1839.
También llamado Periodo Teocrático, abarca desde los años 320 a 987 d. C.,
aproximadamente. Recibe este nombre porque en un principio se creyó que fue el
grupo sacerdotal el que ejerció el poder político y que toda la vida económica, social
y cultural se desarrolló en torno a la religión.
Se incrementó notablemente la agricultura
como actividad económica básica, la cual era practicada
por grandes contingentes de labradores, propiciando
una compleja división del trabajo y en consecuencia una
fuerte estratificación social.
Los grupos sacerdotales,
tuvieron gran importancia
en el gobierno de los
Estados mayas del Clásico;
a pesar de eso, nunca
fueron dirigentes. Existía
una clase noble y, en todo
caso, eran los guerreros
quienes concentraban el
poder. La imagen de los
mayas como una sociedad
gobernada por sacerdotes
fue derribada cuando se
descubrió que las ciudades
estaban en permanente
guerra unas con otras.
Periodo Posclásico
Abarca los años 1000-1687. Una vez abandonados los centros
ceremoniales mayas del periodo clásico, la fuerza generadora de esta época va a ser
una corriente migratoria identificada étnicamente con los mayas arraigados en la
región, que traía consigo una cultura mestizada de fuerte contenido náhuatl.
Esta corriente, llamada putún o maya-chontal, habitaba en el sur de
Tabasco y tenía estrechas relaciones comerciales con los pueblos del centro de México
y con los grupos nahuas establecidos en la periferia de la región maya, por ejemplo
en Xicalango. Su presencia habría de romper con el precario equilibrio en el que
trataba de mantenerse el mundo teocrático, y fueron los putunes los que
aprovecharon la caída de este orden para introducir una nueva forma de vida y de
dominio sobre la región.
El territorio del que provenían los putunes era el delta de los ríos
Usumacinta y Grijalva, una región de ríos, riachuelos, lagunas y pantanos en donde
predominaba el transporte acuático. Esto hizo de los putunes unos excelentes
navegantes y mercaderes, que controlaban las rutas marítimas comerciales
alrededor de la península de Yucatán, desde la Laguna de Términos en Campeche
hasta el centro de Sula en Honduras.
Los putunes se establecieron al sur del río de la Pasión y llamaron a su
tierra Acalán (‘lugar de canoas’). Fundaron dos poblaciones principales: Potonchan
(Putunchan), situada en la desembocadura del río Grijalva, e Itzamkanac, junto al
actual río Candelaria que desemboca en la laguna de Términos. Itzamkanac era la
capital de Acalán, pero tal vez fuera Potonchán la primera población. En efecto,
esta dominaba el comercio relacionándose con los zoques y con los habitantes de las
tierras altas de Chiapas.
La escritura maya combinó
elementos ideográficos y
fonéticos en un sistema silábico
mixto. Aunque deben haber
existido miles de códices mayas,
sólo han llegado hasta nuestros
días cuatro códices
precolombinos (algunos
llamados según las ciudades
donde se guardan): el de Dresde
contiene un tratado de
adivinación y astronomía; el
Trocortesiano de Madrid
presenta horóscopos y
almanaques; el Peresiano de
París tiene predicciones y
profecías de carácter ritual,
basadas en los ciclos mayas de
52 años, y el de Grolier de Nueva
York muestra varios calendarios.
En el códice de Dresde, por
ejemplo, hay páginas dedicadas
a predicciones exactas de
eclipses, una tabla paraVenus y
un seguimiento a Júpiter, Marte
y Mercurio.
Los mayas desarrollaron dos
calendarios, uno con carácter
religioso y otro para la vida laica.
Sus logros son tan increíbles que su
calendario es aún más exacto que
el que utilizamos actualmente. Por
ejemplo, un año está medido en:
•365,250000 días según el calendario
juliano (hasta 1582 d.C.)
•365,242500 días según el calendario
gregoriano (desde 1582 d.C.)
•365,242129 días según el calendario
maya (desde 756 d.C.)
•365,242198 días según los cálculos
astronómicos modernos
Azteca o Mexica, miembro de un pueblo que dominó el centro y sur del actual
México, en Mesoamérica, desde el siglo XIV hasta el siglo XVI y que es famoso por haber
establecido un vasto imperio altamente organizado, destruido por los conquistadores
españoles y sus aliados tlaxcaltecas.
Origen
En la zona geográfica que corresponde a la mitad sur del México actual, se
desarrolló una gran actividad cultural desde unos 2000 años a. C. En esta región habitaron
diversos pueblos, algunos de los cuales nos han dejado muestra de su floreciente cultura,
como es el caso de los restos arqueológicos de la ciudad de Teotihuacán, ya deshabitada
cuando llegaron los españoles.
En la meseta central mexicana desde finales del siglo VII hasta mediados del siglo XII, se
desarrolló la cultura tolteca que llegó a fusionarse con la maya en su expansión hasta el
Yucatán. En este marco geográfico, más concretamente en las orillas e islas del lago Texcoco,
se desarrolló la civilización azteca, una de las civilizaciones mejor conocida de la América
precolombina y la unidad política más importante de toda Mesoamérica cuando llegaron los
españoles.
Los aztecas son herederos de la tradición cultural de los toltecas, que sirven de
nexo entre la cultura azteca y la maya.
Los aztecas, que se hacían llamar a sí mismos «mexicas», llegaron del norte y
se asentaron en la cuenca del Texcoco a mediados del siglo XII, fundando su capital,
Tenochtitlán, en 1325. La palabra «azteca» tiene su origen en una legendaria tierra del norte
llamada «Aztlán». Según cuenta la leyenda, los aztecas abandonaron esta mítica Aztlán, por
orden de los dioses y debían instalarse allí donde encontrasen un águila devorando a una
serpiente.
El calpulli era la base de la estructura social azteca. Aglutinaba a linajes de descendencia
patrilineal. El calpulli era propietario de las tierras de linaje, las que se distribuían, anualmente, entre
las diversas familias de acuerdo a los miembros que la componían. La tarea recaía en el jefe del
calpulli, que era el mas anciano, a quien también competía presidir las ceremonias en honor a los
espíritus de sus antepasados. Cada uno de los veinte calpullis poseía su propio templo.
Los linajes se integraban a raíz de la creencia de tener un antepasado común,
generalmente una deidad creadora que, en este caso, era quetzalcóatl, la serpiente emplumada.
Conformaban, pues, un clan. Sin embargo, dentro de él no todos eran iguales. Había diferencias de
posición, riqueza y poder. Por ese motivo se le llamaba clan cónico.
A la cabeza de la jerárquica se hallaba el emperador, descendiente directo de la primera
pareja creada por los dioses. Sólo de esta familia real podían salir el emperador y los máximos jefes
civiles, militares y religiosos. Al fallecer un soberano, se reunía un Gran Consejo, integrado por nobles,
destacados guerreros y supremos sacerdotes, para elegir, entre los hermanos hijos del difunto, quien le
sucedería en el gobierno.
Ubicación geográfica:
La región andina del perú comprende tres regiones: la costa, la
sierra, formada por cordilleras, valles y mesetas de los andes. Y la montaña
que comprende las selvas tropicales del este del país.
En la costa y en los valles fértiles y húmedos de la sierra habitaron
diferentes pueblos que finalmente fueros sometidos por los incas. Esas zonas
son propicias para el cultivo del maíz, la papa, la coca, y la quinua, elementos
que los diferencia de los aztecas.
La tierra y el clima siempre han desempeñado un papel muy importante en
el tipo e vida que llevan los pueblos y en la manera particular de organizar
sus actividades.
Perú, el centro del imperio incaico, es un país en el cual tanto el
clima como el paisaje son completamente diferentes en lo que va de la costa a
las montañas.
Las tierras cercanas a la costa son un desierto seco. En el norte, las
plantas solo florecen por un corto periodo de tiempo. Sin embargo, cruzando
el desierto, muchos pequeños ríos que brotan de la cordillera de los andes
atraviesan los fértiles valles
Origen e Historia
Los incas eran
originalmente una pequeña y belicosa
tribu que habitaba la región al sur de
las tierras altas de la cordillera central
en Perú. En torno a 1100 d. C.
comenzaban a desplazarse hacia el
valle de Cuzco, donde durante casi 300
años llevaron a cabo incursiones, y allí
donde fue posible, impusieron tributos
sobre pueblos vecinos. Hasta
mediados del siglo XV, los Incas no
llevaron a cabo ninguna gran
expansión o consolidación política. Su
avance territorial más importante
antes de esa fecha consistió en una
penetración de 32 Km. Al sur de Cuzco.
La expansión territorial se
inicio realmente con el octavo
monarca, Viracocha Inca, que vivió a
principios del siglo XV y que, en 1437,
amplio el imperio en unos 40 Km. Mas
allá del territorio de Cuzco. Después de
esto, durante un periodo de 30 años,
dos personajes notables ampliaron y
unificaron el territorio.
El primero fue el hijo de Viracocha, Pachacutec Inca
Yupanqui. El segundo fue el igualmente capacitado Tupac Inca
Yupanqui, hijo de Pachacutec. El imperio, alcanzó su mayor
extensión con el hijo de Topa, Huayna capac. Hacia 1525 el territorio
bajo control inca se extendía por la zona más meridional del la
actual Colombia, Ecuador, por Perú y Bolivia y por zonas del norte
de Argentina y Chile, abarcando un área de mas de 3500 Km. de
norte a sur y de 805 Km. de este a oeste.
La muerte de Huayna Capac en 1525, antes de que
pudiera designar a su sucesor, provocó la división del imperio. Sus
dos hijos los hermanastros Huascar y Atahualpa, aspiraban al
trono. La consiguiente y encarnizada lucha de ambos, que finalizo
en 1532, con la captura de Huascar, debilitaron seriamente al
imperio. En este Critico momento el conquistador español Francisco
Pizarro desembarco en la costa con una fuerza de unos 180
hombres dotados de armas de fuego. Pizarro, apoyado por
distintos grupos de indígenas descontentos por la dominación inca,
logro controlar el imperio haciendo prisionero a su jefe, Atahualpa
dio la orden de ejecutar a su antiguo rival, lo que seria una de las
causas de su propia condena en el proceso al que lo sometieron los
Españoles un año después. El 29 de Agosto de 1533, todavía se estaba
acumulando un enorme deposito de ornamentos de oro
procedentes de todos los rincones del imperio Pizarro ejecuto al
garrote vil a Atahualpa.
Ese mismo año los Españoles ocuparon Cuzco y
permitieron a Manco Capac II, un hermano de Huascar, acceder al
trono. Algunos años mas tarde, Manco dirigió una revuelta contra
los Españoles. Fue derrotado, obligado a buscar refugio en las
montañas y asesinado. En aquella época el imperio se desintegraba
muy rápidamente. Él último pretendiente al trono fue Tupac Amaru
I, hijo menor de Manco Capac II y descendiente por línea masculina,
que fue decapitado en 1572 por orden del virrey Francisco de Toledo
El imperio Inca
Los Incas llamaban a su territorio Taw7antinsuyu, lo que en
Quechua, el idioma inca, significa Las Cuatro Partes. Un
territorio de diversos terrenos y climas muy marcados, que
comprendía una larga banda desértica en la costa,
entrecortada por ricos valles irrigados; las altas cumbres y
los profundos valles fértiles de los Andes; y las cumbres
montañosas de la selva tropical al Este. La palabra Inca
designa al propio dirigente, así como al pueblo del valle de
Cuzco, la capital del imperio. A veces es usado para designar
a todos los pueblos incluidos en el Tawantinsuyu, pero esto
no es correcto. La mayoría de las decenas de reinos pequeños
mantenían su identidad, aún cuando estaban ligados
política y económicamente a los Incas. El Quechua fue el
idioma oficial y hablado en la mayoría de las comunidades
hasta la llegada de los Españoles, pero al menos 20 dialectos
locales subsistieron en varias partes del imperio.
La Arquitectura
Los Incas desarrollaron un estilo altamente funcional de
arquitectura pública que se distinguió principalmente por sus
técnicas avanzadas de ingeniería y de trabajo fino de la piedra. El
plano de sus ciudades estaba basado en un sistema de avenidas
principales atravesadas por calles más pequeñas que convergían
en una plaza abierta rodeada de edificios municipales y templos.
Las estructuras eran de un solo piso, con un perfecto ensamblado
de piedras talladas; también se usaban ladrillos de adobe y paja en
las regiones costeras. Para la construcción de grandes
monumentos tales como la gran fortaleza de Sacsayhuamán cerca
de Cuzco, unos bloques masivos poligonales fueron ensamblados
entre sí con una extraordinaria precisión. En las regiones
montañosas, como la espectacular ciudadela andina ubicada en el
Machu Picchu, la arquitectura inca refleja a menudo algunas
adaptaciones ingeniosas del relieve natural.
Integración latinoamericana y las poblaciones
originarias de América
Los pueblos Caribes: una etnia-nación
Más de cuatro siglos han pasado desde que murió
asesinado el jefe guerrero caribe Guaicaipuro, a
manos del soldado español Francisco Infante.
Durante largo tiempo, la mayoría de los
historiadores hispanistas venezolanos, más
interesados en promover una imagen civilizadora
de los conquistadores españoles frente a una
supuesta barbarie aborigen, magnificó la lucha
colonial de los soldados castellanos, reduciendo la
resistencia y el sacrificio indígena que dieron sus
vidas defendiendo lo que consideraban su heredad,
su patrimonio.
Naciones y macrorregiones geohistóricas
La existencia de una Nación se
fundamenta en «la aparición de un
grupo social capaz de establecer su
hegemonía y definir un proyecto político
de autodeterminación que aglutine a
todos los demás sectores
subordinados», es decir, que logre
determinar como lo recomendó
Gramsci- «además de la unidad de los
fines económicos y políticos, la unidad
intelectual y moral», o sea, la unidad
cultural en un sentido nacional; que
asimismo, consiga colocar «todas las
cuestiones en torno a las cuales hierve
la lucha no sobre un plano corporativo
La etnia-nación en el contexto histórico
latinoamericano-caribeño
Más de cuatro siglos han pasado desde el día en que
murió asesinado en su aldea de Suruapai, localizada a
orillas de la quebrada Paragoto (actual Paracotos, Edo.
Miranda), el jefe guerrero caribe Guaicaipuro, de la etnia
Tequej, a manos del soldado español Francisco Infante.
Durante largo tiempo, la mayoría de los historiadores
hispanistas venezolanos, más interesados en promover
una imagen civilizadora de los conquistadores españoles
como enfrentada a una supuesta barbarie aborigen,
magnificó la lucha colonial de los soldados castellanos,
reduciendo a su mínima expresión las de resistencia y el
sacrificio de decenas de millares de indígenas que dieron
sus vidas defendiendo lo que consideraban su heredad, su
patrimonio.
Como expresión simbólica de esa ideología
neocolonizada, hasta hace poco, las oligarquías
gobernantes en Iberoamérica celebraron como fiestas
nacionales el 12 de Octubre de 1492. La conciencia
social ha cambiado y hoy lo recordamos como el día
cuando terminó la vida autónoma de las sociedades
aborígenes americanas y comenzó el doloroso
exterminio, físico y cultural, de millones de hombres y
mujeres de las poblaciones originarias americanas.
Reivindicar y darle un nuevo contenido a la historia indígena
venezolana y en particular a la de sus líderes, como es el caso de Guaicaipuro,
equivale a analizar la coyuntura social, política y cultural que se origina con la fase
inicial del capitalismo, caracterizada por la expansión de lo que es hoy nuestra
patria. Dentro de esta perspectiva, el caso concreto de los pueblos caribes entre los
siglos XVI y XVIII comienza a reflejarse en el presente como un sujeto de estudio
importante para la ciencia social venezolana. Cosificados por el reduccionismo de la
historia hispanista como simples salvajes caníbales y guerreros, las investigaciones
antropológicas e históricas sobre la sociedad caribe que se han venido haciendo y se
están llevando a cabo en la actualidad muestran su complejidad e importancia para
comprender la constitución de la comunidad histórica original del norte de Suramérica
y El Caribe.
Historia de los pueblos caribes y formación del capitalismo mundial
Reivindicar y darle un nuevo contenido a la historia indígena venezolana y en particular a la
de sus líderes, como es el caso de Guaicaipuro, equivale a analizar la coyuntura social, política y
cultural que se origina con la fase inicial del capitalismo, caracterizada por la expansión de lo que
es hoy nuestra patria. Dentro de esta perspectiva, el caso concreto de los pueblos caribes entre
los siglos XVI y XVIII comienza a reflejarse en el presente como un sujeto de estudio importante
para la ciencia social venezolana. Cosificados por el reduccionismo de la historia hispanista como
simples salvajes caníbales y guerreros, las investigaciones antropológicas e históricas sobre la
sociedad caribe que se han venido haciendo y se están llevando a cabo en la actualidad muestran
su complejidad e importancia para comprender la constitución de la comunidad histórica original
del norte de Suramérica y El Caribe.
El armamento de los guerreros caribes
El armamento de los guerreros caribes consistía
principalmente de arcos, flechas, guaykas,
macanas y hachas de piedra. La imagen
transmitida por la historia tradicional ha mostrado
a dichas armas como instrumentos atrasados e
ineficientes, pero en realidad eran tácticamente
superiores a los de los europeos. Los indígenas
utilizaban potentes arcos manufacturados con
maderas duras y flexibles como la «macanilla»
(Bactris Gasipaes H.B.K); la longitud era de
aproximadamente dos metros. Las puntas de
flecha empleadas en la guerra eran
generalmente de madera de macanilla o de
hueso, incluyendo algunas armadas con
aguijones de raya (Rajidae sp. [11]), que
producían heridas muy dolorosas. El ástil de las
flechas, hecho con cañas de fino grosor, podía
llegar a tener un largo de 1.80 m. desde la punta
del proyectil hasta el empenaje.
Este último, manufacturado con plumas de pájaros, era el dispositivo que durante el vuelo
estabilizaba y hacía girar el misil sobre su eje, aumentando su velocidad y alcance, su precisión y
la capacidad de penetración. Seguían, pues, el mismo principio balístico que posteriormente se
aplicaría en la fabricación de los rifles: un fusil de cañón estriado internamente que le imprimía
rotación al proyectil, aumentando su velocidad, alcance y penetración. Las armas de fuego de
ánima lisa, como los arcabuces de los europeos, por el contrario, funcionaban como las actuales
escopetas: tenían capacidad para diseminar los proyectiles en un amplio espacio, pero poco
alcance.
Los arcos y flechas fueron las armas más populares en la infantería europea hasta la
invención de los fusiles de chispa. El long bow, el arco largo, arma temible y mortífera, permitió
que en 1346 los 10.000 arqueros escoceses del ejército de Eduardo III de Inglaterra, devastaran a
los arcabuceros y a la caballería de Felipe VI de Francia
en la Batalla de Crecy, en los inicios de la Guerra de los
Cien Años. El uso táctico de arcos y flechas en una batalla
como la de Crecy, se apoyaba en la presencia de arqueros
organizados en batallones que cubrían los flancos de la
caballería y la infantería, capaces de arrojar millares de
flechas por minuto sobre el enemigo. En el caso de
nuestros indígenas caribes, los arqueros no parecen
haber formado un frente definido para concentrar su poder
de fuego y apoyar a los que guerreaban armados de
macanas o hachas, lo cual limitaba su efectividad en
combates contra una fuerza militar organizada como la de
Losada
Las comunidades caribes del Bajo Orinoco
En el Bajo Orinoco, la resistencia de los pueblos caribes contra los conquistadores
españoles se prolongó hasta mediados del siglo XVIII. Facilitaron esta larga resistencia
diversos factores: 1 la existencia de poblaciones caribes muy numerosas y organizadas y el
reducido número de soldados y frailes comprometidos en la conquista y reducción de las
etnias indígenas. 2 la distancia que mediaba entre los enclaves españoles y sus bases
logísticas y, 3 el apoyo material que brindaron los holandeses e ingleses al esfuerzo de
guerra de los caribes.
Como resultado de la guerra, la organización jerárquica de las comunidades caribes se
intensificó a partir de 1530, como forma de resistencia a la intervención conquistadora y
colonizadora de los españoles. Para lograr dichos fines, algunos jefes caribes firmaron
tratados con los holandeses en 1672 donde éstos prometían a los indios amistad, protección
contra la esclavitud y paga por los servicios prestados. Los indios, a su vez, servían como
canoeros y pilotos, proporcionaban insumos alimenticios y enseres, y mantenían expedita la
ruta comercial y los puestos de comercio de la Compañía de las Indias Occidentales. Como
consecuencia de esta relación, se estimuló la introducción de bienes de consumo suntuario en
aquellas poblaciones caribes por parte de los holandeses, particularmente armas de fuego,
pólvora, balas, espadas, hachas, cuchillos, tijeras, navajas de afeitar, espejos, telas, botellas
de ron, platos de mayólica holandesa, inglesa o francesa, porcelana china y demás, cuya
posesión debe haberse convertido en objeto de prestigio para los guerreros y miembros en
general de dichas comunidades.
Al igual que en la costa centro-oriental de Venezuela, los caribes del Orinoco
mantuvieron desde el siglo 1630 hasta 1740, una larga guerra de resistencia contra la
dominación española para defender y preservar su dominio territorial sobre el Bajo
Orinoco, comandados, entre otros, por los jefes guerreros Quirawera, Taricura y Yaguaría.
En una primera fase, se aliaron con los expedicionarios ingleses enviados por la reina Isabel
I para conquistar las bocas del Orinoco y, luego, con los holandeses y franceses también
enemigos de los españoles que buscaban desestabilizar el enemigo común: la presencia del
imperio español en sus dominios caribeños.
La ayuda que brindaban los holandeses a las etnias caribes orinoquenses en el siglo
XVIII, proporcionándoles armas de fuego y apoyo logístico, tenía también como contraparte
la obtención de esclavos indios que los caribes capturaban en sus razzias, los cuales eran
enviados a trabajar en las plantaciones de azúcar de Suriname.
La llamada Gran Rebelión Caribe de la región Aro-Caura-Cuchivero, comandada por el jefe
caribe Yaguaría, ocurrida en 1730, representó el último esfuerzo de dicha etnia para
conservar con el apoyo de los holandeses y franceses la hegemonía política que habían
podido consolidar en el Orinoco entre los siglos 9 y 14 de la era.
POBLACIÓN
Las áreas de mayor concentración y densidad
de población se extendían a lo largo de la costa
Caribe, región montañosa de los Andes y noroeste
de Venezuela, lo cual fue un factor muy
importante para el posterior proceso de
colonización. Los españoles encontraron en esas
áreas abundante mano de obra, que fue utilizada
inicialmente como esclava y luego como
encomendada en las actividades agrícolas y
mineras y como fuente subsistencia
La región de Falcón-Lara-Yaracuy, poblada en
gran parte por los grupos de filiación chaquetía,
presenta para la época pre-hispánica el área de
mayor concentración de población con
conglomerados de aldeas de relativa importancia,
los cuales sirvieron de base a los núcleos urbanos
del período colonial.
La región costa-montaña también albergó una
importante población prehispánica, presentando
relativos niveles de concentración hacia los valles y
estribaciones montañosas de la cordillera Caribe.
Esta abundante población especialmente en el
sector central, significó mano de obra segura y
barata, lo cual junto a la riqueza de los suelos,
animó a los colonizadores de occidente a la
“conquista del centro
El comercio La diversificación de la
producción y el aumento
cuantitativo de ella estimularon
relaciones inter y extra
comunidades, las cuales, para el
momento del contacto, se
manifestaban en forma
intensiva. La mayoría de las
comunidades indígenas
producían excedentes que eran
destinados al intercambio para
obtener bienes que ellos
producían. En algunos casos en
el intercambio no habían ni
siquiera contacto personal:
algunos grupos dejaban sus
productos en algún lugar fijo
hasta que el otro grupo a
cambio, dejara los suyos.
Generalmente se fijaban
fechas, las cuales dependían de
la época de recolección de otras
zonas, pero en todo caso, el
intercambio estaba extendido
en todo el territorio y en él
intervenían no sólo comunidades
agrícolas, sino también los
cazadores y pescadores
Guerras.- Esclavitud de prisioneros Las guerras eran causadas principalmente por deseos de
venganza o por defensa de territorios; además les permitía
capturar prisioneros. Entre las comunidades que practicaron el
canibalismo ritual, los prisioneros, generalmente guerreros o
ancianos, podían ser sacrificados en ceremonias religiosas; sin
embargo, la práctica más usual fue la de esclavizarlos o
intercambiarlos por productos requeridos para la
subsistencias. Los esclavos jóvenes eran usados como mano de
obra, pero el producto de su trabajo era destinado al beneficio
de la comunidad y no a alguien en particular. Los “esclavos” no
eran convertidos en una categoría social, ya que su esclavitud
era temporal. Generalmente se incorporaban a la comunidad a
través de matrimonio y adquirían los mismos deberes y
derechos de cualquier otro integrante de ella.
DIFERENCIAS ENTRE LOS PUEBLOS
CARIBES Y ARAWACOS
En cada época hay un punto decisivo, una
nueva forma de ver y asegurar la coherencia
del mundo”, dice Bronowsky en El Ascenso del
Hombre. El poblamiento americano, según las
concepciones científicas hasta ahora conocidas,
se produce desde el Asia, sobre todo por la vía
de Bering. Se habla, asimismo, de aportes
humanos desde el sur del Pacífico. En referencia
a Venezuela, según Rouse y Cruxent, hubo
constantes traslados, tanto de su territorio
como desde fuera, lo que permitió la mezcla de
sus pobladores. Estos investigadores
consideran cuatro grandes períodos fechables
por los restos arqueológicos: “el paleo indio, el
meso indio, el neo indio y el Indo hispano”.
El paleo indio iría desde quince mil años
antes de Cristo hasta aproximadamente cinco
mil años. De éste, hasta más o menos mil años
antes de nuestra era, se habría desarrollado el
conjunto de culturas que ellos clasifican como
meso indio y, posteriormente, el neo indio
llegaría hasta mil quinientos años después de
Cristo. Se produce luego el período indo
hispano, del cual quedan restos mezclados de
cultura indígena y de productos españoles. El
primer período nos muestra restos de hombres
paleolíticos de hace dieciséis mil años, hallados
en Mucao, Estado Falcón. Cazadores de grandes
animales como el mamut y el caballo
americano.
Usaban puntas de proyectil y seguramente
el propulsor… Hacia las costas, en el
segundo período, se trasladaron los
aborígenes, donde dejaron restos de
concheros. Aparecen numerosas piedras de
moler y restos de cerámicas. Durante el fin
de este período comienza la actividad
agrícola. Sigue la etapa neo india que,
arqueológicamente, incluye instrumentos de
piedra pulida, de hueso, de conchas y
artefactos de metal. Abundan las variedades
de cerámica y restos de construcciones
levantadas para la vida sedentaria. Al llegar
los españoles a las costas de Venezuela,
hallaron profundas diferencias entre los
pueblos Caribes y Arawacos. Los primeros
resistían a los invasores, peleaban, se
negaban a entrar en contacto con ellos, eran
guerreros, defendían el territorio con suma
fiereza. Los Arawacos eran negociadores,
amigos de largos parlamentos y esperas, de
conversaciones e intercambios de todas
clases. De los caribes proceden los Teques,
los Caracas, los Mariches, los Cumanagotos,
los Chaimas, los Palenques. Dentro de este
grupo aparecen los Guarenas o
Chagaragotos que ocupan un vasto
territorio, desde Mampote hasta los valles
de Araira. También figuran los Chuspas o
Trispas.
NIVEL DE CULTURA Y CIVILIZACIÓN
Según el doctor Miguel
Acosta Saignes, tenían métodos curativos
y conocimientos del mundo natural a la
manera de los más viejos curanderos de
las épocas precedentes. El campesino es
tan buen conocedor de la naturaleza de
su medio circundante, como el indígena.
Conoce las virtudes curativas de raíces,
hojas y cortezas. Nuestros indígenas
trabajaron los llamados “Petroglifos”.
Piedras, si se quiere, cinceladas, con
ilustraciones simbólicas, sobre todo, con
representación de los astros. También
grabaron figuras de animales y, otras,
con caracteres geométricos. Estos
vestigios, los cuales ponen de manifiesto
la creatividad del genero humano y, en
especial, de los aborígenes que fueron
nuestros antepasados, nos indican que
los primeros pobladores de esta
localidad habían elevado un tanto, no
despreciable, su nivel de cultura y
civilización. Han sido hallados en sectores
o serranías como La Siria, Las Planadas,
Santa Rosa, El Norte, Zamurito, Araira y
Santo Cristo.
En realidad pertenecemos a
esos pueblos primitivos que han
carecido de una verdadera
documentación escrita. Por ello
asociamos la organización de
nuestros antepasados, basada
en un esquema conductual
(modales, tradiciones,
costumbres, usos, prácticas,
leyes, etc.) que regulan las
relaciones sociales y crean
determinados tipos de familia,
grupo de parentesco y edad,
estratos sociales e instituciones
económicas y políticas,
características universales de la
cultura, aunados al dominio del
mundo sobrenatural (religión y
magia) y cierta cultura material
(habilidades y utensilios),
avanzando hacia lo concerniente
al arte y al juego
En las aldeas antiguas, las mujeres acarreaban el barro, lo amasaban y
modelaban para darle uso, valor y sentido a esa materia, en las que se combinan los
elementos primordiales de la vida: Tierra, Agua, Tierra y Fuego. La naturaleza se
revela como un lenguaje; habla a las alfareras cuando materializan su inventiva en
objetos que hacen la experiencia estética, solidaria de la experiencia sagrada. En
realidad pertenecemos a esos pueblos primitivos, sin que tengamos precisos los
rasgos fenotìpicos y genotípicos de nuestros aborígenes. Por ellos asociamos la
organización de los Guarenas o Chagaragotos, Chuspas o Trispas, Tomusas, Mariches,
Teques y Caracas, basada en un esquema conductual (modales, tradiciones,
costumbres, usos, prácticas, leyes, etc.) que regula las relaciones sociales y crean
determinados tipos de familia, grupos de parentesco y edad, estratos sociales e
instituciones económicas y políticas, características universales de la cultura, aunados
al dominio del mundo sobrenatural (religión, magia) y cierta cultura material
(habilidades y utensilios), avanzando hacia lo concerniente al arte y al juego.
PERTENECEMOS A ESOS PUEBLOS PRIMITIVOS
Por ello nuestros ancestros fueron pueblos primitivos enmarcados dentro de los
valores, tradiciones, modelos de comportamiento, género de vida, que caracterizan
a la Etnia Caribe. Así lo revela el etnólogo e historiador Alfredo Jahn en sus
“Orígenes étnicos de Venezuela”. El “Homo Sapiens”, en su función milenaria de
pastor, agricultor, domador de la selva y civilizador de la naturaleza, deja sus
huellas en todas partes. El hombre se distingue de los demás animales por su
riqueza imaginativa, Planea, inventa, realiza nuevos descubrimientos, armonizando
sus diversas capacidades, En “El ascenso del hombre”, dice Bronowsky, “El animal
deja vestigios de su pasado. El hombre deja vestigios de su creación”.
EL HOMBRE DEJA VESTIGIOS DE SU CREACIÓN
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