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Cruzaron el istmo de Panamá y el 21 de septiembre de 1526, desembarcaron en archipiélago antillano, donde supuestamente ellos creyeron haber llegado a las islas una campaña de conquista y sometimiento hacia los pueblos aborígenes de la región; navegar por el Océano Atlántico, durante casi tres meses, arribaron a las islas del presencia de los conquistadores se tornó agresiva como pretexto para hacer y deshacer orientales, hacia donde verdaderamente era su intención.
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TRANSFORMACIÓN POLÍTICA DEL ECUADOR ANTES Y DESPUÉS DEL
10 DE AGOSTO DE 18091
El 12 de octubre del año 1492, por coincidencia, llegaron a las tierras que se dieron en
llamar el Nuevo Mundo, un grupo de aventureros y presidiarios, que según dice la
historia, vinieron acompañados por representantes de la Iglesia Católica, cumpliendo un
mandato de los Reyes de España, que a la sazón, económicamente, se encontraban
débiles sus arcas a consecuencia de los enfrentamientos con los árabes, quienes habían
ocupado el territorio español por más de 700 años. Los conquistadores, dirigidos por el
Almirante genovés Cristóbal Colón, después de partir desde el Puerto de Palos y
navegar por el Océano Atlántico, durante casi tres meses, arribaron a las islas del
archipiélago antillano, donde supuestamente ellos creyeron haber llegado a las islas
orientales, hacia donde verdaderamente era su intención.
Cruzaron el istmo de Panamá y el 21 de septiembre de 1526, desembarcaron en
lo que se llamó la bahía de San Mateo, es decir, al norte de Esmeraldas e iniciando toda
una campaña de conquista y sometimiento hacia los pueblos aborígenes de la región;
obviamente que su actitud, en ningún momento habría sido pacifista y por la misma
razón, los nativos se pudieron comportar hostiles. Desde este punto de vista, la
presencia de los conquistadores se tornó agresiva como pretexto para hacer y deshacer
de los aborígenes, siendo las mujeres las que llevaron la peor parte y por supuesto el
saqueo y abuso con la población.
Según los cronistas de la época, los conquistadores, luego de haber recorrido la
región y tomado posesión de las tierras, de inmediato iniciaron el período de
colonización, matizado con la ampliación de la exploración hacia otros lugares, con
mucha más razón, cuando al descubrir que los nativos utilizaban adornos, vasijas,
ornamentos de oro, etc., surgió en ellos la codicia y la ambición por poseer el preciado
metal y buscar en lo posible, las minas del áureo metal; tal vez, su actuación fue de lo
más inhumana, sin consideraciones de ninguna clase, hasta obligarlos a que divulguen
los posibles lugares donde estaban los yacimientos. Con esto podemos dejar en claro
que los conquistadores tuvieron la oportunidad de apoderarse de muchas riquezas, antes
que la Corona española tomara posesión directa de las tierras descubiertas por Cristóbal
Colón.
Transcurrieron más de 300 años de conquista y sometimiento, varias
generaciones de evolución genética o mestizaje y obviamente que la mezcla de genes,
habría provocado descendencias, unas con raigambre español y otras con los nativos.
Aparecieron los descendientes criollos, es decir, los ciudadanos americanos cuyo
mestizaje procedía de españoles como nativos nacidos en América, aunque debe quedar
en claro que este tipo de mestizos no tuvieron la misma suerte que aquellos que
descendían directamente de españoles y por cierto, gozaban de privilegios, unos por su
origen y otros por su origen y poder económico.
Con estos antecedentes, podemos evidenciar que desde la llegada de los
conquistadores y a través del período de colonización, la usurpación de las riquezas
especialmente auríferas, fueron depredadas por ellos, quienes teniendo características
delictivas y bajo el amparo de la Iglesia Católica, crearon un poder económico
envidiable, pues, luego de que la Corona española tomo posesión de las tierras del
Nuevo Mundo, les fue fácil adquirir derechos y por supuesto el poder político, el mismo
que se iría acrecentando con el paso del tiempo, hasta llegar a implantar decisiones
soterradamente en favor de los Reyes de España, pero la finalidad siempre sería la
explotación al nativo de la manera más inhumana. Como complemento de estas
actitudes, aparecieron las encomiendas, los obrajes, las mitas, etc., formas de
comercialización traídas desde la Península Ibérica, pero con afanes de crear sistemas
de adquisición de derechos.
Esta larga etapa de transición socio-económica, dio como corolario el
aparecimiento de estratos sociales, apoyadas en el poder económico, del cual surgió el
poder político, obviamente ya con apellidos de alta alcurnia, los mismos que adoptaron
una posición respetable, desde el momento en que aparecieron como generadores de
riquezas, pero siempre con el sometimiento al más humilde, al más explotado, como lo
fueron los mestizos y más mezclas genéticas.
La situación social en lo que ahora es el territorio ecuatoriano, se habría
complicado, cuando apareció el gamonalismo, los terratenientes, la oligarquía y por
supuesto los monopolios comerciales, etapa donde además aparecieron las rivalidades
comerciales intestinas, pero siempre bajo la égida de explotar al campesino con la
creación del huasipungo, el latifundio, etc. que fueron una de las maneras de pagar por
los servicios a quienes labraban la tierra, condenándolos hasta de por vida mediante el
trabajo familiar, pero siempre bajo la amenaza de que si no cumplían con “sus
obligaciones”, Diosito castigaría y no se harían acreedores de ganar el cielo después de
muertos. Por otra parte, aquellos que “contribuían” con la Iglesia Católica, tendrían
mayor espacio en el Cielo de acuerdo a la cantidad de dinero o propiedades que regalen
a favor de los religiosos y aunque hubo sacerdotes que realmente se condolieron por los
nativos, como el R. P. de Las Casas, en cambio, otros como el Reverendo Padre
Valverde, que por su actitud cómplice con los conquistadores, fue masacrado por los
indígenas en la Isla Puná.
En nuestro viaje por el tiempo, llegamos a 1747, año en el cual vio la luz
primera el sabio Francisco Eugenio Javier de Santa Cruz y Espejo, cuya biografía al
parecer solamente se trata de una leyenda, pues, revisados analíticamente los pasajes de
su vida, encontramos que existen ciertas incongruencias que de acuerdo a la época no
encajan. En primer lugar con su origen y luego con su trascendencia social, política,
cultural, etc. Al referirnos a su origen, se dicen que fue un mestizo, pero de una
excepcional inteligencia, con ideas claras, del momento en que reinaba la explotación
hacia el indigenado, pero que, por su sumisión les era imposible elevar voces de
protesta, so pena de ser castigados y hasta eliminados. Sin embargo, Eugenio Espejo
tuvo muchas oportunidades para obtener una superación que rivalizaba con los
personajes de esos tiempos, pero con la gran diferencia que pese a ser un “indio”,
recibió ayuda de los aristócratas criollos y es aquí donde entra la duda acerca de su
origen y condición social.
Según su biografía, Eugenio Espejo, tuvo la ventaja de recibir educación en los
mejores colegios de Quito, centros en los cuales solamente tenían derechos los
“blancos” y por supuesto la rancia aristocracia, la misma que no toleraba el ingreso de
otro tipo de ciudadanos que no sean de su mismo estrato social. Fue un connotado
investigador científico, dedicado a la investigación en el campo de la medicina. A la
edad de veinte años, obtuvo el título de doctor en medicina y hasta tuvo tiempo para
dedicarse al periodismo y a la crítica política de esos tiempos, fustigando al gobierno,
creando el primer periódico al que denominó PRIMICIAS DE LA CULTURA DE
QUITO, es decir, habría sido todo un personaje. Agregamos a esto, el haber sido el
primer bibliotecario de esos tiempos, administrando la primera biblioteca con más de
40.000 volúmenes con amplia demostración de cultura y siempre, a vista y paciencia de
sus detractores, que habrían visto en él, a un elemento que no podía estar entre los
demás hasta que lograron enviarlo a la cárcel donde finalmente murió en 1795 a la edad
de 48 años. Entonces, es aquí donde surge la interrogante, ¿para qué lo apoyó la
aristocracia criolla? ¿sería que vieron en él, al posible líder para una lucha
emancipadora? O simplemente lo utilizaron como “conejillo de Indias” hasta observar
cuál podría ser la reacción de la realeza española en Quito. Sea lo que fuera, Eugenio
Espejo, escribió una de las mejores páginas de la historia ecuatoriana como
revolucionario de la emancipación política.
Con este marco, podemos sacar en conclusión, que en todo el territorio de la
Real Audiencia de Quito, ya se había desarrollado una casta criolla, un poder
económico y una clase dominante que aspiraba sublevarse del reinado español, pues, ya
no era posible continuar rindiendo tributo, pagando impuestos cada vez más elevados, al
extremos que ya eran intolerables para los intereses criollos. Hasta tanto, la imagen que
se les había dibujado a las clases humildes, era que se consideraba necesario obtener la
independencia para ser ¡LIBRES, DE LIBERTAD ABSOLUTA! Y especialmente el
indigenado oprimido, fue el que más creyó en los afanes de libertad.
Comenzaron las reuniones secretas. Manuela Cañizares prestó su casa para que
se reúnan los conjurados periódicamente para no ser descubiertos. Pero… ¿quiénes eran
los que estaban confabulando la revuelta? Pues, los grandes del criollismo aristocrático.
Los que a través del tiempo lograron amasar grandes fortunas. Los que explotaron a los
indígenas por medio de los concertajes, obrajes, encomiendas, mitas, etc., los que
compraron a la Corona española títulos nobiliarios o de nobleza para distinguirse de los
demás y demostrar su poder, convertidos en terratenientes, oligarcas, gamonales,
monopolistas del comercio extranjero, etc., los que ya no querían seguir tributando al
Rey de España. Y sus apellidos? Entre otros: Quiroga, Antonio Ante, Zaldumbide
Marqués de Selva Alegre, Arenas, Salinas, Larrea, y se mencionó el de algún indígena?,
sin embargo, en los osarios de los templos de San Agustín y San Diego, fueron
arrojados centenares de cuerpos pertenecientes a los esclavos y servidumbre que en los
intentos de sublevación, perecieron inmisericordemente.
La madrugada del 10 de agosto de 1809, finalmente se dice que se habría dado
EL PRIMER GRITO DE INDEPENDENCIA, pero que en opinión de muchos críticos
de la historia ecuatoriana, simplemente se trató de un golpe de Estado contra quien,
desde la etapa conquistadora y luego de tomar posesión de las nuevas tierras, se dedicó
a la explotación de ellas y de sus nativos, a los que humilló sin compasión en
contubernio con la Iglesia Católica, que regalaba pedacitos de Cielo a cambio de morir
trabajando.
Y llegamos al último día del despotismo, pero al parecer se inició el período de
lo mismo. Luego de la masacre del 2 de agosto de 1810, los ánimos se fueron caldeando
y afloraron los verdaderos sentimientos de rechazo hacia quienes, definitivamente
optaron por controlar las sublevaciones que ya no eran simples levantamientos sino,
enfrentamientos contra las fuerzas realistas, pero en estas ocasiones, el criollismo
aristocrático buscó respaldo en todo el territorio de la casi desaparecida Real Audiencia
de Quito; cabe destacar que, conforme pasaba el tiempo, cada una de las ciudades fue
tomando impulso con sus afanes de libertad y por más que los realistas pedían fuerzas
de apoyo en otros reductos como Bogotá y Lima principalmente, la resistencia criolla
habría sido más intensa, especialmente cuando aparecieron líderes como el Libertador
Simón Bolívar, el Mariscal Antonio José de Sucre verdaderos idealistas de la revolución
libertaria, que para entonces ya habían desalojado a los españoles de los territorios de
Venezuela y Colombia, creando la denominada Gran Colombia. En esta parte debemos
dejar en claro que, dichos personajes de la historia latinoamericana, siempre estuvieron
sensibles a la realidad de la época, es decir, ellos consideraban que los propósitos eran
justos a favor del verdadero pueblo mestizo, sin embargo, con el transcurrir del tiempo,
el fantasma de los intereses económicos y políticos se fue imponiendo, restándole
importancia a la lucha libertaria y cambiando por mantener el poder hegemónico del
momento que a la postre, se mantendría soterradamente, hasta obtener sus auténticos
fines, como fue el de continuar con la opresión y la explotación, pero, sin la rivalidad
extranjera.
Los movimientos revolucionarios se fueron definiendo y es así que el 5 de
agosto de 1820, surgió el primer intento de liberación de la casta española en la ciudad
de Esmeraldas, a la que siguió la ciudad de Guayaquil con su independencia, el 9 de
octubre del mismo año. Continuó la ciudad de Cuenca, Loja, etc. pero resultaba
imposible para el enemigo, sofocar los levantamientos, pues, el apoyo del poder
económico criollo iba en aumento, mientras los idealistas pedían ayuda a otras latitudes
de América. Por fin, en la madrugada del 24 de mayo de 1822, se inició la llamada
Batalla de Pichincha, donde al parecer, se definió la expulsión de Aymerich y sus
huestes españolas, obteniendo de esta manera la ansiada “libertad”, sincera para los
idealistas Bolívar y Sucre, pero exitosa para quienes estaban atrás de esta lucha por
obtener la libertad política y así, tener el camino libre en el campo económico, pues, se
abrían las puertas para una oligarquía, un gamonalismo y los monopolios comerciales
del criollismo.
Los territorios liberados fueron adjuntados a la Gran Colombia, por cierto, el
mayor sueño que tuvo Simón Bolívar, sin embargo empezaron a aflorar los
resentimientos y las pugnas políticas por el Poder del Estado. Escasos 8 años se
mantuvo el Estado Grancolombiano y comenzó la debacle. Los idealistas fueron
perdiendo fuerza e importancia, iban siendo relegados a un segundo plano. En la Sierra
el gamonalismo; en la Costa, la oligarquía y una burguesía incipiente. Al derrumbarse
las bases que sostenían la Gran Colombia, ésta se desintegró y nacen los Estados de
Venezuela, Colombia y Quito, al que posteriormente se denominó Ecuador, el 13 de
mayo de 1830. En este año los ideales de Bolívar, quedaron sepultados y como él lo
dijo: “HE ARADO EN EL MAR”. Por su parte, el Mariscal Antonio José de Sucre, los
oscuros intereses políticos y económicos, hicieron que fuera asesinado en las montañas
de Berruecos del territorio colombiano el 4 de junio de 1830 y finalmente, el Libertador
Simón Bolívar, el 17 de diciembre del mismo año, muere abandonado, en la Quinta de
San Pedro Alejandrino, perteneciente a la ciudad de Santa Marta, Colombia.
Creado el Estado de Quito, en el mes de junio de 1830, se reunieron en la ciudad
de Riobamba, un grupo de supuestos notables, quienes decidieron redactar lo que más
tarde se llamaría la Primera Asamblea Constituyente de la República del Ecuador,
nombre que definitivamente quedó para nuestra nacional.
El primer Presidente del Ecuador fue el Gral. Juan José Flores, un venezolano
analfabeto, quien con sus ambiciones de Poder, se convirtió en el dolor de cabeza de la
ciudadanía ecuatoriana, cuando al parecer, le gustó continuar de cualquier manera
ejerciendo la presidencia durante quince años, tiempo en el cual, la organización y
administración de la República, fue virtualmente un caos. Se repartió tierras como pago
a los soldados que participaron en las revoluciones de la independencia. Rafael
Quintero, en su obra “EL ECUADOR EN LA ÉPOCA CACAOTERA”, dice en la parte
medular: “habrían sido 20 los troncos familiares que poseían abiertamente tierras, sin
límites definidos”, (Pág. 53) se refiere al territorio ecuatoriano de esos tiempos.
Definitivamente, podemos pensar, ¿dónde se encuentra nuestra anhelada
independencia?, si según la misma obra de Quintero, el poder económico que se originó
en la etapa Colonial, se mantuvo en el nacimiento de la República del Ecuador y hasta
la actualidad SIGLO XXI, continua la explotación económica de grupo, siguen los
monopolios no solo comerciales internos-externos, sino de transporte, medicinas,
alimentos, agroindustrias, etc. a lo que agregamos, la explotación de recursos naturales,
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