Un Futuro en Tinieblas

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Autor: Martin Kevin Alberto

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Un Futuro en Tinieblas

Tambin esta noche, Tierra, permaneciste firme.Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor.Y alientas otra vez en mla aspiracin de luchar sin descansopor una altsima existencia.Fausto.

El reloj marca las doce y treinta. La mujer limpia sus manos en el delantal: ha terminado de preparar el almuerzo. Suena el timbre. Entran los nios con su energa caracterstica y saludan a su madre con un fuerte abrazo. Tiran sus maletas en un mueble y se sientan en el sof de la sala con sus smartphones en sus manos, moviendo sus dedos con rapidez, mientras la luz que sale del aparato muestra plidos sus rostros y convierte una inocente sonrisa en un espeluznante gesto. La madre ultima detalles: su esposo est a punto de llegar. Suena el timbre una vez ms. El hombre entra vociferando por el celular, el cual mantiene con fuerza pegado a su oreja. Toma con su mano libre la cabeza de su esposa y la besa fra e indiferentemente en la frente. Se acerca a sus hijos y los saluda pasando su mano por sus cabezas y stos, impvidos, perdidos en la realidad virtual a la que fueron obligados a pertenecer, slo responden con una mueca que deforma sus hermosos rostros. Franquea la puerta de su habitacin y la cierra tras de s, dejndose engullir por la oscuridad de la alcoba, quien hace de amante, envolvindolo tiernamente con sus brazos. La mujer organiza el comedor y pone la mesa. Llama a todos (y as se acerca uno de los ritos caractersticos de la sociedad actual). Cada uno se sita en su lugar, acercan la silla a la mesa, toman los cubiertos y, como si hubieran hecho un acuerdo tcito, la madre y los hijos levantan su mirada y ubican sus ojos en el rostro de su esposo/padre expectantes, en silencio y sin mover un solo msculo hasta que el hombre levanta su brazo y con el control remoto fuertemente asido a su mano, le da vida al invitado perpetuo a la mesa: el televisor. Slo cuando ste empieza a hablar y los baa con su luz, todos levantan sus cubiertos y empiezan a comer, sin que se escuche una palabra entre ellos fuera de las que escupe el aparato durante todo el almuerzo.

Esta imagen es cada vez ms comn en el mundo de hoy; tanto que el que no se d suscita sospechas y puede generar prejuicios. Por qu? La vida discurre en el caos del orden. La sistematizacin de la existencia (fsica, moral, espiritual e incluso intelectual) hace del Hombre un autmata programado para seguir un camino ya definido en el cual el sentido del recorrido se mide en trminos de productividad. Y en la monotona de la labor todo lo que es humano se degrada (y as debe ser), al punto de que el Sistema nos vea (y nosotros nos consideremos) como mquinas. As, lo que define nuestro Ser todo ese conjunto de ideas, creencias, gustos, costumbres, conocimientos y modos de vida (que en el lxico comn se llama cultura) est siendo minado, enturbiado, profanado en un proceso que comenz, me atrevera a decir, desde el momento mismo que empez aquella poca de la historia llamada Modernidad; y que para algunos, debido a las razones que presenta la cruel realidad presente, ha conseguido su fin: destruir la cultura.

Me propongo en este ensayo intentar mostrar hechos que, de manera semejante a la imagen del principio, dejan claro cmo el orden abominablemente impuesto al Hombre en el mundo de hoy principal y especialmente en los aspectos ms pequeos de lo cotidiano, ya que es aqu en donde fluye (o debera fluir) sin escrpulos nuestra humanidad nos sume en el ms profundo caos, pregonando en las lneas de su constitucin la premisa mayor que debe seguir cada criatura viviente: si se quiere disfrutar, hay que producir. Quiero analizar los problemas filosficos que estos hechos simples y sin importancia para la mayora plantean a la posibilidad de existencia del Ser en la actualidad, para lograr ver la profunda y ominosa oscuridad que nos tiene asidos con los grilletes de la comodidad y el consumismo, mantenindonos esclavizados de la peor manera posible: alienando nuestra conducta y sometiendo as nuestra alma a los trabajos forzados que la red virtual de relaciones, y su inherente facilidad, nos impone, transformndonos psicolgica y espiritualmente para que no respondamos a los estmulos clidos de los actos simples que suceden fuera de este campo de concentracin. No obstante, mi mayor preocupacin es generar esperanza: el Tiempo no est escrito, el futuro es incierto, y pese a la espesa niebla que ahora invade nuestra existencia, amenazando con traer un fin apocalptico, tenemos lo necesario para revertir la situacin y, reorientando la brjula de nuestros actos, llegar a un claro lleno de paz, en donde su verdes pastos son baados por la luz infinita.

Aproximacin a una nocin de culturaNo es posible tratar este problema (la banalizacin de la cultura en el mundo contemporneo) sin realizar un anlisis previo acerca de la nocin de cultura y, principalmente, sin mostrar las caractersticas de la sociedad en espacios de tiempo definidos, ya que si la cultura se ha banalizado es porque en el pasado an exista su esencia. As, bajo un planteamiento lgico, presentar a continuacin algunas definiciones de cultura de varios autores relevantes del mbito de las humanidades en general para intentar juntar las piezas que el correr del Tiempo ha separado, fragmentando el concepto de cultura que las civilizaciones primigenias de la humanidad formaron bajo su percepcin de un todo incluyente e influyente en el que la vida estaba formada y definida por una infinita red de interrelaciones entre la raz ms profunda del Hombre, su sustancia, su alma, su espritu, y el basto complejo de componentes ajenos a l en trminos fsicos, pero muy cercanos metafsicamente hablando, que es la totalidad del cosmos que lo rodea.

Cultura no es slo la suma de diversas actividades, sino un estilo de vida.1La cultura es algo anterior al conocimiento, una propensin del espritu, una sensibilidad y un cultivo de la forma que da sentido y orientacin a los conocimientos.2__________ 1 T.S. Eliot. Notes Towards the Definition of Culture. Faber and Faber. 1962. pp. 41. Traduccin de Mario Vargas Llosa. Tomado de Mario Vargas Llosa. La civilizacin del espectculo. Bogot. Alfaguara. 2012. pp. 16. 2 Mario Vargas Llosa. La civilizacin del espectculo. Bogot. Alfaguara. 2012. pp. 16.La cultura es la produccin espiritual del mundo simblico que se objetiviza en los mitos, ritos, creencias, religiones, valores, lenguaje, arte, historia y ciencia.3

La cultura (...) es organizacin, disciplina del yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia por la cual se llega a comprender el valor histrico que uno tiene, su funcin en la vida, sus derechos y deberes.4

Son slo cuatro definiciones de la inmensa cantidad que constituyen el inventario acerca del concepto de cultura y lo que ste implica. Cuatro definiciones que concuerdan en un punto fundamental que es el que quiero resaltar: la cultura no es nicamente ese basto conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artstico, cientfico, industrial, en una poca, grupo social, etc.5, acepcin respaldada por la aquiescencia general, sino tambin y principalmente es algo ms puro, ms abstracto y grande, una propensin del espritu, una inclinacin natural y espiritual de todo ser humano hacia algo que lo trasciende y lo eleva hacia alturas de belleza y candor; que va ms all de las condiciones particulares de su entorno cerrado y sus caractersticas propias aunque es aqu en donde se expresa y materializa; que tiene que ver con su condicin de persona, su relacin con el Todo que lo rodea, en la inmediatez y lejana del tiempo y el espacio; que condensa la influencia de la Naturaleza y el Cosmos en la complejidad del Pensamiento para desarrollar en el alma una actitud y aptitud que le permita ver y comprender la vida en toda su variedad y dificultad; que le ayude y lo gue en el discurrir sinuoso y escarpado por el laberinto de la existencia hacia el descubrimiento del buen vivir.

Es esta, para m, la correcta acepcin de la palabra cultura y ser la que deber tenerse en cuenta de aqu en adelante cuando la use; y cuando digo correcta no me

____________ 3 Ma. Antonieta Julin Prez, Ramn Espinosa Contreras. El concepto de cultura en la filosofa. Mxico. Universidad Autnoma de Zacatecas. En XX Coloquio Nacional sobre la enseanza de la Filosofa: Qu tipos de democracia son posibles para Amrica latina?. 2008. pp. 3. 4 Antonio Gramsci. Los cuadernos de la crcel. Tomado de loc. cit. pp. 11. 5 Diccionario de la Real Academia de la lengua espaola. Vigesimosegunda edicin. 2012. Tomado de http://lema.rae.es/drae/?val=cultura. refiero a verdadera ni mucho menos a nica, ya que la acepcin que acabo de mostrar es solamente un componente el ms importante, y es esto lo que quiero decir al usar la palabra correcta del complejo de aspectos, interrelacionados y dependientes, que forman, en una estructura fuertemente ensamblada, la definicin general de cultura. Y es el ms importante porque es la base, el sustento, el pilar por el cual se mantienen firmes y a flote todo ese conjunto de ideas, creencias, gustos, costumbres, conocimientos y modos de vida que, a mi parecer, son la capa externa de la esfera caliente llamada cultura. La apertura del espritu (que tratar ahora mismo) es el centro, ardiente y abrasador, sin el cual esta esfera (la cultura) se podra mantener clida y acogedora, en medio del desrtico y fro, feroz y oscuro mar que intenta tragarla.

No puede haber cultura sin la apertura del espritu (Mnica Jaramillo). Creo firmemente en estas palabras de mi profesora de filosofa y las considero fundamentales en el presente estudio; as, considero que merecen ser examinadas detenidamente y reflexionar sobre la implicacin que tienen antes de evaluar la cultura del mundo contemporneo (ya que slo as podr realizar la crtica que me propongo hacerle a la sociedad actual). Esta asercin es sumamente significativa: si la existencia de la cultura depende s y slo s de la apertura del espritu, esta frase (no puede haber cultura sin la apertura del espritu) se convierte entonces en una funcin proposicional, que tomar un valor de verdadero nicamente si la proposicin apertura del espritu es cierta (si hay apertura del espritu, por ende existir la cultura), mientras que, si sta es falsa, la cultura no podr existir (la funcin proposicional ser falsa). Ahora bien, es importante dejar claro algo: la proposicin apertura del espritu es un tanto superficial; es decir, si sta es cierta, no se especifica cun grande es esta apertura. As, no interesa (por supuesto que interesa, pero para la cuestin que estoy tratando ahora supondr que no, ya que estoy mirando el asunto desde un punto de vista meramente lgico; ms adelante mostrar el gran inters que en realidad tiene) si esta apertura es muy grande o, por el contrario, solo un resquicio, un simple agujero. Lo importante es que haya al menos una brecha para que la proposicin sea cierta. Adems, este grado de incertidumbre respecto a lo grande de la apertura si esta proposicin llega a ser cierta provocar un intervalo de incertidumbre en la funcin proposicional; o sea, si la apertura del espritu es un simple agujero, por tanto la cultura que exista ser escueta y sin gracia. Entonces, llegados a este punto, se pueden sacar las primeras deducciones al respecto: primero, la cultura admite jerarquizacin, es decir, existen diferentes estados de cultura en funcin de los diferentes estados de apertura del espritu. Segundo, la cultura tiene un carcter dinmico, es decir, se puede saltar de un estado de cultura a otro, siempre y cuando la apertura del espritu se haga cada vez ms grande (o ms pequea). Tercero, la apertura del espritu tiene que ver con la ampliacin (o reduccin) de la visin y consecuente disposicin que tiene el Hombre de y hacia sus races, sus costumbres, su historia y su posible legado; por lo tanto, para que pueda ocurrir una transmutacin en el estado de cultura se hace imprescindible un cambio previo en la concepcin que este tiene de s mismo y de todo lo que lo rodea. Ahora, se hace necesario explicar cmo es posible que la proposicin apertura del espritu adquiera un valor de verdadero. Existe una sola forma: volcarse al arte. Y existen mltiples formas de arte: la literatura, la pintura, el cine, la msica, la filosofa. Entonces, creo que nicamente si nuestro Ser anhela saciar esa sed de conocimiento, con el fin de buscar trascender en el amor todos los problemas que nos subyugan, y busca por todos los medios lograrlo, ser posible darle apertura a nuestro espritu. En este orden de ideas, al estudiar el problema de la banalizacin de la cultura en el mundo contemporneo, lo que en realidad analizar es si existe apertura en el espritu del Hombre hoy en da, es decir, si la sociedad en general cuenta con la disposicin mental y espiritual, las ganas y el nimo, el coraje y el valor para vivir la vida y no permitir que se le escurra entre los dedos a medida que pasa por sus manos, lo cual es en s mismo un problema filosfico ya que implica una investigacin y reflexin ontolgica y existencialista del ser humano.

El pasado: un vasto compendio de estados de apertura del espritu.La nocin de cultura no existe sin considerarla como un bien compartido, es decir, no es posible analizar al hombre, en estos trminos, individualmente, sino en conjunto, en sociedad. As, la cultura apareci cuando el Hombre se form en comunidades, alcanzando su esplendor en la antigua sociedad griega, como bien lo deja claro el gran salto de calidad que sufri el Pensamiento. La sociedad griega se caracterizaba por un supremo y genuino inters por todo lo desconocido, lo que lo rodeaba cada da: el cielo, las estrellas, la Naturaleza, sus semejantes; lo que lo embargaba a cada instante: sus dudas, inquietudes, pensamientos, sentimientos. Su bsqueda implacable de la Verdad la llev a abrir su espritu a todas las cosas, permitindoles permear todo su Ser y trasformar su pensar y sentir. As, la vida de cada griego dependa de los dems, de la influencia que cada cosa, por ms pequea y simple, ejerca sobre ellos, y no solamente de s mismos. Entonces, la opinin de los dems, por ejemplo, era no solo escuchada, sino considerada y tomada en cuenta; la reflexin profunda y el anlisis serio de cada cuestin era una necesidad imposible de rehuir; la ciencia avanzaba a la par de las humanidades, y el trato en sociedad era regido por la tica y la democracia. Incluso sus actividades ntimas eran regidas por el ideal del buen vivir, las tareas en el hogar, los trabajos para sustentar la vida fsica, siempre pensado y siempre manteniendo su horizonte en lo ms importante: su vida espiritual. Fue por esto que en su cuna naci la filosofa, en respuesta a su inmensa curiosidad por saciar la sed de respuesta al sinfn de interrogantes que el cosmos le planteaba. Fue por esto su fidelidad a sus costumbres, creencias, ideas, mitos, sustentada y promovida por la seguridad de una vida mejor, no en el ms all, sino aqu, en esta tierra prosaica y llena de errores, pero aun as hermosa y cambiante que sus obras han vencido el correr del tiempo y ensean tal vez hoy ms que nunca que la existencia fsica no es ms que la herramienta que el universo nos regala para alcanzar una vida plena, para verdaderamente vivir la vida. Es una pena que esta riqusima sociedad haya cado en desgracia y sucumbido a la desesperanza. Un recordatorio que nos hace la historia de la ambivalente y contradictoria condicin humana, en donde se pueden presentar las cosas ms hermosas y esplndidas, y tambin las ms sucias y oscuras. Las guerras, el odio a la desconocido, el desbordante y exagerado amor a uno mismo, pueden lograr llevar a la podredumbre de una sociedad tan maravillosa como lo era la antigua Grecia. Sin embargo, es en las tinieblas en donde surge la esperanza... El Bien y el Mal siempre han luchado incansablemente por destruirse entre s, y lo nico que han logrado ha sido darse fuerza y sobrevivir juntos, hasta el punto de depender uno del otro. Algunas veces el Bien predomina, subyuga a su opuesto y se erige como vencedor; pero a veces ocurre todo lo contrario. El Destino es que permanezcan juntos, que se odien incesantemente, y que juntos prevalezcan. La Historia es una prueba de esto. La cada de Grecia fue el origen de Roma. El nacimiento de otro estado de cultura elevada, apoyada en la magnificencia del estado de apertura del espritu griego. Renace el arte, la literatura, la pintura, la filosofa. Una vez ms se alza una sociedad esplndida, empecinada en reforzar, mantener y perfeccionar sus creencias, costumbres, ideas, mitos y modos de vida, con su pensamiento fijo en una idea: lograr el buen vivir, se que est regido por una insaciable sed de conocimiento, pero no para que sea apilado y simplemente acumulado, sino para que sea aplicado, digerido y transformado y para que contribuya a usar la existencia fsica en alcanzar el fin dorado: trascender y lograr una vida espiritual aqu en la tierra. Otra vez la Historia da un giro inesperado. Otra vez una sociedad con su mente abierta y su alma dispuesta a vivir bien la vida sucumbe a la oscuridad. sta se alza negra y tenebrosa, truculenta y ominosa, cubriendo con su manto el mundo y trayendo sobre la humanidad la poca considerada como la ms oscura: la Edad Media. El Mal se levanta como el vencedor de la batalla durante este largo perodo. El espritu del hombre pugna por expandirse, por liberarse de las cadenas que lo mantienen cerrado, por rebelarse ante el poder reinante que con la excusa de servir al Dios supremo lo oprime y avasalla, dominndolo y obligndolo a llevar la vida en la ms execrable mazmorra, creyendo que as, ante tanta tortura, podr olvidarse de vivir, perder la razn para hacerlo. Pero la intensa presin, cada vez mayor, slo le eleva las ganas de continuar, slo aumenta su esperanza, y ante tanto dolor y desesperacin, responde con furia al rgimen y se subleva, izando la bandera de la libertad y proclamando el tiempo del cambio: emerge el Renacimiento. La sombra noche empieza a aclarar. El degrade de colores que anuncia el advenimiento del Sol se acenta en el horizonte. El fro que mantiene escarpada y tensa la piel empieza a desaparecer. El calor se siente y la luz empieza a alumbrarlo todo. La fantstica poca del Renacimiento abre el espritu del Hombre a tal grado que el pico de progreso cultural de la humanidad alcanza lmites extraordinarios. La curva del desarrollo humano tiene aqu un punto de inflexin crtico generado por el cambio de mentalidad. La bsqueda de perfeccin espiritual no solo se reanuda sino que se agudiza. La Humanidad logra sus mayores avances en todo aspecto de la vida, escudriando fielmente su pasado para proyectarse en el futuro. As, el arte cobra vida propia: la literatura, la pintura, la msica, la filosofa se estremecen y vibran de emocin ante el reconocimiento de que son ellas las nicas que pueden hacer posible la apoteosis humana. Entonces, el Hombre se vuelta por completo al arte: su vida slo cobra sentido si se vive para l. Y, por tanto, su existencia logra elevarse y alcanzar alturas insospechadas. Es tanta la luz que se irradia que se puede pregonar sin lugar a dudas que as ser por siempre. Sin embargo, as no ocurri. En contra de todo pronstico la Historia da vuelta, y llegamos aqu a la Modernidad, la Nueva Edad Media, la nueva y ms grande poca de tenebrosa oscuridad.

El presente: la cultura en crisis?La poca en la que vivimos ha roto las fronteras de lo posible: las casas se han convertido en edificios y stos a su vez en rascacielos; pese a la distancia, podemos comunicarnos incluso si nos hayamos en las antpodas, gracias al internet; podemos desplazarnos de un sitio a otro a velocidades supersnicas; las expectativas de vida de la mayora de la humanidad han aumentado gracias a los avances en la medicina; nuestro conocimiento acerca de la inmensidad del universo ha aumentado; incluso hemos logrado sobrevivir en el espacio exterior. Sin duda, la Humanidad ha conseguido un progreso jams experimentado. Y, sin embargo, estamos involucionando a una velocidad absurdamente grande. Qu est pasando? Estamos ciegos. Tal vez lo que nos pasa es lo mismo que les sucede a los personajes de Jos Saramago en su obra Ensayo sobre la ceguera: hemos sucumbido a una ceguera blanca, a un mar de leche, supremamente contagiosa y que sucede sin aviso. La intensa luz que ahora se irradia, no proveniente del Sol, sino creada por el Hombre, nos ha cegado. Y as, invidentes, hemos perdido nuestro rumbo, se ha atrofiado nuestra brjula y estamos vagando sin saber por dnde vamos, dando pasos vacilantes y temerosos, andando a la deriva y tropezando por doquier. Y en la angustia que genera esta calamidad nos olvidamos de vivir, importndonos nicamente sobrevivir, sin pensar en lo que les pueda pasar a los dems. Un primo, con suficiente experiencia en la vida, me dijo una vez: en la vida se puede tener un camino: el Ser o el Tener. Tengo que decir que hoy ms que nunca estoy de acuerdo con l. Desde nio he escuchado que hay que buscar sin cansancio el xito, que slo as se podr disfrutar plenamente la vida. Pero, qu es el xito? El xito es la materializacin de la felicidad. En estos trminos, esas personas tienen toda la razn al decir que nicamente si este se logra se podr vivir a plenitud. No obstante, el mundo de hoy se ha desvirtuado tanto que mide el xito por lo que se tiene. As, la felicidad es directamente proporcional al nmero de posesiones con el que cuentes. Por lo tanto, el dinero es la nica ruta para alcanzarlo y, por extensin, ser felices. Entonces, si no te partes el lomo trabajando en pos de alcanzar mayores riquezas, no tienes posibilidad de ser feliz. Y quin no quiere ser feliz? De esta manera, verdaderamente slo existe una opcin: optar por el Tener. El camino de el Tener es una senda en la que se considera que el fin ltimo de la vida es disfrutar, entretenerse. Es una corriente meramente hedonista, en la que todo lo material es lo nico que nos puede llevar a la felicidad. El buen vivir nicamente puede darse si se desvive por el placer, si se hace de la diversin nuestro amo y seor. Es una religin, en la que el centro de adoracin son los centros comerciales, las discotecas, los parques de diversiones; en la que la liturgia consiste en pasar el tiempo frente al televisor, al computador, a los juegos de video; y en donde el acto de fe por excelencia es vivir conectado al mundo virtual, para estar siempre en la presencia del Seor Todopoderoso. Con razn dijo Mario Vargas Llosa hablando del tiempo actual que La cultura es diversin y lo que no es divertido no es cultura.6

____________ 6 Mario Vargas Llosa. La civilizacin del espectculo. Bogot. Alfaguara. 2012. pp. 31. Todo lo que hacemos demuestra que solamente nos interesa lo superficial, todo lo que nos haga sentir felices aun sabiendo que ser momentneo, lo cual implica no compromiso, tener una salida fcil y, sobre todas las cosas, velar por el bienestar propio, los dems no importan, a menos que nos puedan proveer ese bienestar. Es esta la razn por la que, por ejemplo, las relaciones personales se han deformado tanto en el mundo contemporneo. Recuerdo un captulo de la serie de televisin The Bing Bang Theory en el que uno de sus personajes principales Sheldon Cooper menciona algo acerca de un estudio realizado por expertos en el tema del comportamiento humano durante las relaciones interpersonales, en el que se califica la calidad de una relacin de pareja, en base a los aspectos en comn que sta tenga. Lo interesante del asunto (como bien lo dicen los personajes durante la conversacin) es que se inhibe todo aspecto romntico, evaluando la relacin nicamente por medio de aspectos tcnicos. Qu estupidez! Medir la calidad de una relacin de pareja sin tener en cuenta todo lo romntico inherente a sta! Y lo que es peor Calificarla! Como si una nota definiera el grado de satisfaccin de la pareja. Sin embargo, eso es lo que se busca hoy en da en una relacin: no comprometerse, no enamorarse, no pensar en el maana, concentrarse nicamente en disfrutar y vivir el momento. Tener una relacin de bolsillo El mundo de hoy se ha dejado seducir por la falsa luz que producen los avances en la ciencia y, principalmente, en la ingeniera. Al igual que los insectos, vivimos hipnotizados ante el foco del progreso en que supuestamente vive la sociedad actual, dando giros concntricos y cada vez ms cerrados intentado alcanzar esa aparentemente perfecta y clida luz pero, como esos animalitos, ignoramos (o queremos ignorar) que al tocarla nos haremos dao. Esa luz, siniestra y engaosa, nos aleja de lo realmente importante, de lo esencial en la vida: abrir nuestro espritu y poder as correr el velo que nos impide ver la verdadera belleza que hay en el mundo. Seguir el camino de el Tener es repudiar el camino de el Ser, es cerrar nuestro espritu

[CONCLUSIN] La oscuridad de la hora en que vivimos presagia un futuro en tinieblas. Sin embargo, en el libro de la vida nada est escrito por anticipado; somos nosotros los que tenemos la pluma y nuestros actos la tinta con la que plasmaremos nuestro destino en los pergaminos de la eternidad. El futuro, sin importar lo desastroso que sea el presente y lo trgico que fue el pasado, siempre depender de nuestras decisiones. Es hora de actuar. Es hora de encarnar la resistencia. Es hora de ir hacia la blanca luz que nos depara el provenir y lograr la apoteosis que el cosmos desea para vivir en la gracia sin fin del Olimpo.

Este siglo es atroz y va a terminar atrozmente. Lo nico que puede salvarlo es volver al pensamiento potico, a ese anarquismo social, y al arte.Ernesto Sabato