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Una aproximación al gaucho argentino
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Una aproximación a la Imagen del Gaucho argentino
Ibarra, Agustín; Portelli Adrián
Una aproximación a la Imagen del Gaucho argentino
Es nuestra intención analizar brevemente la figura del gaucho de nuestro país a partir
de su imagen tanto literaria como histórica, así como también la contraposición entre ambas.
Se buscará entender quién es realmente el gaucho, ¿es realmente este personaje rudo y
corajudo que se allá instaurado en nuestra imaginación?, ¿es este individuo ávido de libertad
que rechaza las montoneras y que pelea solo a cuchillo tendido, guiado siempre por un código
ético que le es propio?. Para el análisis mismo centraremos la observación esencialmente a
través del mayor exponente literario escrito sobre el tema, el Martin Fierro. Siendo necesaria
una interpretación no lineal del famoso libro, lo contrastaremos principalmente la obra “El río
sin orillas” de Juan José Saer con el libro de Gamerro Carlos, “Facundo o Martín Fierro”. Nos
guiaremos a través de los puntos nodales encontrados entre las mencionadas fuentes para
organizar nuestro análisis del gaucho y su figura, combinándolos en algunos casos y
contraponiéndolos en otros según sea necesario, a saber:
Existencia histórica en contraposición a la existencia literaria;
Ida versus vuelta;
Legitimidad en el uso de la fuerza;
Un héroe bandido;
Iniciaremos entonces el recorrido investigativo con la existencia histórica en
contraposición a la existencia literaria puesto que algo sumamente importante que posee el
Martín Fierro es la contribución que hace al mito del gaucho y su medio, la llanura en la cual
este se moviliza. El mito hace más que entrecruzarse con la realidad pues de hecho la modela a
su imagen. En las pampas, los oriundos adquieren las costumbres o hasta las modalidades del
habla que expresa el famoso poema confundiendo intrincadamente realidad y mito. Apropiado
es realizar un análisis en profundidad que nos permita separar de la leyenda una imagen más
realista del gaucho argentino, ya que usual es también usar los modelos literarios del gaucho
de Hernández para compararlo con los gauchos reales y tal como afirma Saer1 no faltarán los
casos en los cuales los mismos gauchos intentaran parecerse al personaje mítico de Martín
1 Saer, Juan José; El río sin orillas, Buenos Aires, Alianza Editorial, S.A., 1991, p. 83.
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Fierro. Incluso tan fuerte es el personaje que en base a Fierro, suele desacreditarse a otros
personajes de la literatura gauchesca, es tal el calibre que ha conseguido. Gamerro concuerda
con Saer al rescatar el hecho de que la figura del gaucho es más literaria que histórica, ya que
el mismo se desarrolló en un escaso tiempo cronológico, de hecho el llamar gaucho a un
hombre de campo hacia fines del siglo XVIII era sin duda ofensivo. El gaucho en la literatura
gauchesca es sinónimo de hombre noble y generoso.
Según aprendemos con Saer2, los gauchos reales son un producto de la indigencia general
de la región y no pocas veces se desplazaban en bandas erráticas. Esta interpretación
contrapone a la imagen tradicional orquestada por Hernández. Étnicamente a veces era de
origen mestizo, mezclándose con los mismos indios que en el Martin Fierro se los desprecia
como inferiores. Saer por otro lado desestima en parte la leyenda del gaucho 3, la misma
pretende que entendamos al gaucho como un hombre experto en el uso del cuchillo, imbatible
a su vez en el duelo a cortas distancias, donde las armas de fuego eran inútiles ante su
velocidad puesto que estos personajes eran capaces de esquivar las balas de las armas de
fuego. A su vez cuenta la leyenda que degollaban en menos de un segundo a sus víctimas con
un rápido movimiento de cuchillo. El mito se encuentra fundado en parte por la identificación
del gaucho con las grandes masacres en vaquerías y una familiarización de la imagen del
gaucho con la violencia y las matanzas, además de la apreciable pericia que poseían en la
utilización del cuchillo.
Algo para destacar es que ni el Martín Fierro, ni el resto de la literatura gauchesca son en
realidad de origen gaucho, una de las pruebas es la casi total exclusión de las leyendas del
campo, tan propias de esos ámbitos como ser la luz mala o el lobizón, el gaucho de Hernández
no tiene otra creencia que no sea la cristiana. La literatura gauchesca no es obra de gauchos,
sino de estancieros agauchados. El Martín Fierro muestra una Edad de Oro anarquista, sin
Estado ni leyes y sin embargo el patrón está presente. Sin embargo se encuentra en abierta
contraposición con resto de la literatura rural latinoamericana en la cual el patrón es el
enemigo, la policía y la ley son sus meros agentes. En el Martín Fierro el enemigo es el Estado
que lo quiere arraigar al trabajo y su resistencia es contra la ley que emana de este, contraría a
la ley del campo con la que se identifica.
2 Op. Cit., p. 84.
3 Op. Cit., p. 171
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La idea de libertad implícita en la obra se trastoca con el avance de los grandes
terratenientes y como Gamerro afirma, los alambrados se tendieron quitándole libertad al
gaucho. Respecto a este punto el mito cobra mucha fuerza en la identificación con el lector,
puesto que el argentino tiende a anhelar el retorno a la serenidad y tranquilidad anárquica de
las pampas.
Otro punto criticable en la obra desde el punto de vista de Gamerro es la falta de alusión a
cuestiones sexuales, se presenta siempre a un hombre de campo que no es obsceno y que no
trata con sus pares sobre el asunto. En las obras clásicas de esta literatura la sola mención del
sexo está vedada y por el contrario se encuentra puesta en su antagonista, el salvaje. Un punto
interesante es el contraste entre la imagen del cowboy norteamericano con respecto al
gaucho, ya que el gaucho no es entendido como agraciado o sexy en contraste con el cowboy,
modelo del cual los estadounidenses supieron sacar provecho. El modelo de identificación con
los cowboys es diferente en un aspecto aún más profundo, el gaucho es un hombre individual,
en contra de las leyes establecidas y del Estado, sigue su propia normativa que es la del campo,
en cambio el cowboy es un representante de la ley del Estado puesto que el norteamericano
se considera ante todo un ciudadano, mientras que el argentino promedio se piensa como un
ser individual alejado del Estado. Ahondando en esta cuestión no es posible obviar la amistad
entre Martín Fierro y Cruz ya que la misma es la que se da puramente entre los desarraigados,
entre quienes se encuentran fuera de la ley. Martín Fierro no posee otros amigos en la obra y
su amistad con Cruz se produce antes de conocerse por la identificación de Cruz con el gaucho,
porque el hombre no puede negar quien es y se arriesga a ponerse del lado de Fierro. La
amistad de ambos es posible solo porque se encuentran fuera de la ley establecida ya que en
definitiva, los une la ley del campo. Por otro lado una interpretación de Martínez Estrada,
retomada a su vez por Saer en la obra que analizamos 2, es la estrecha relación entre Cruz y
Fierro. Según estos autores su relación tendría tintes homosexuales, esta idea es apoyada a su
vez por Gamerro donde analiza con mayor profundidad esta cuestión.
El segundo punto en el cual nos detendremos es la contraposición entre la ida y la
vuelta de Martin Fierro. Son de mayor conocimiento los relatos de la ida en el cual el gaucho es
mostrado como anarquista y desarraigado, esa imagen como personaje rebelde suele ser
mucho más atractiva para el lector mientras que muchos olvidan los relatos de la vuelta, en la
cual el gaucho se integra a la vida acorde a la ley, en apariencia una plena antítesis con la ida.
Como comenta Gamerro: “(…) aun el más libre de los gauchos termina vendiéndose. Así son las
cosas”. Lo que sucede aquí no es el hecho de que el gaucho se haya pasado de bando, sino que
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ya no queda bando alternativo puesto que Buenos Aires le ha ganado el duelo a las provincias
y al gaucho no le queda otra que adecuarse a la nueva situación. Así lo propone Hernández con
los relatos de la vuelta, donde intenta darle una nueva significación al gaucho al arraigarlo a la
estancia. Su intención es indudablemente otorgarle un destino alternativo y mucho más
beneficioso que su posible desaparición, promovida fervientemente por Sarmiento. Es así
como se “domestica” al gaucho al reconvertirlo en trabajador de la estancia. Este pensamiento
es confirmado por Saer4 cuando afirma que con el avance de los comerciantes y acopiadores
de ciudades con el afán de exportar cueros a Europa, valoran sus servicios y lo contratan
atrayéndolo a la estancia, quitándole la libertad que tanto lo caracteriza.
La tensión ida versus vuelta se allá a su vez atravesada por otra transversal a esta, la
contradicción de la ley rural contra la ley tradicional debido a que en la Argentina previa a la
Organización estos dos códigos se encuentran en disputa. La ley rural se caracteriza por
ejemplo por no considerar al robo de ganado un delito, ni matar a un hombre si hubo una
ofensa; ambos hechos son penados como delitos por la ley establecida. En esta misma fricción
consta la dicotomía entre civilización y barbarie donde la barbarie invade en la ciudad,
queriendo imponer su código arcaico.
Nuestro tercer punto de análisis es el uso de la fuerza. Presente en todas las obras de la
literatura gauchesca, por la realidad que se les impone a sus protagonistas, que una vez
expulsados de la ciudad por la pobreza hacen de la intemperie su oficio, así lo ilustra Saer. Una
vez en el campo, buscando sobrevivir desarrollan todo tipo de destrezas con el cuchillo, el
caballo y el lazo. Se convierten en especialistas de las tareas de matar, degollar y faenar. Esta
familiaridad con la muerte y diversas aptitudes para sobrevivir en este medio han inspirado a
los escritores del siglo XIX y XX, en sus trabajos abordan la violencia desde distintas
concepciones. El autor explica que estos rasgos imaginarios de origen popular son elevados al
rango de míticos, por estos intelectuales urbanos. Así vemos como el "prestigio del salvaje"
fascinaba incluso a sus detractores y los grandes profetas de la civilización que se valían de la
barbarie para imponerla, entendido por Saer como "el uso de la fuerza prevenir la fuerza”5.
Ilustraremos lo dicho anteriormente en el pasaje del ya citado Martin Fierro, “la
muerte del negro”. No es la primera ni la última muerte que cometerá el protagonista, pero si
es la más polémica y difícil de explicar. A través de nuestros autores de referencia Saer y con
4 Op. Cit., p. 85.5 Op. Cit., p. 172-173
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Gamerro quien lo toma con mayor profundidad, buscaremos entrever dos formas de abordar
“la violencia” totalmente distintos. La escena transcurre en el primer libro del poema gaucho,
después que Fierro ha escapado de las filas del ejército nacional que lo había destacado
durante tres años en la frontera y al volver, el gaucho no encuentra ni a su mujer, ni al rancho,
lo ha perdido todo. Luego se dirige a la taberna encuentra unos amigos y “se empeda”. En ese
momento se cruza con un negro con el cual se pelea por una razón absurda, se baten a duelo
de cuchillo y fierro lo mata. Saer aborda esta muerte desde la construcción en el plano
imaginario y practico de la violencia como un entretenimiento y su promoción desde la
literatura hasta de sus detractores. Analiza esta muerte sin sentido y revela su naturaleza
violenta e irracional de un especialista del ganado, familiarizado con los cuchillos y la muerte,
agravado por una provocación racista. El negro no puede rechazar el duelo, ateniéndose a la
ley no escrita de la llanura5. En cambio el análisis de Gamerro practica otro tipo de lectura que
intenta explicar, mas no justificar esta muerte aparentemente sin sentido. El autor la
contrapone a las otras del poema y encuentra que Martin Fierro no es un cuchillero
provocador, tanto las muertes anteriores como posteriores parecen justificadas por su lucha
contra la autoridad o la injusticia. Pero esta muerte inicia un momento de clímax en el que el
gaucho, destruido al ver como lo ha perdido todo, en su desesperación se la agarra con el
primero que pasa. Al instante impacta un brutal anti clímax “nunca me podré olvidar de la
agonía de aquel negro”. El dramatismo de esta muerte acompañará a fierro toda la obra. Es “el
agujero negro” del poema que busca cerrarse en el libro segundo tendiendo un puente
argumental entre los dos libros. Gamerro también señala a este momento como en el que
Fierro cobra “vida propia”, deja de ser el inocente gaucho perseguido por el Estado y
comienza a ser un ser responsable de sus actos. De este modo vimos someramente como el
mismo hecho es analizado de distintas maneras, una primera que lo entiende como parte de la
naturaleza violenta e irracional del medio que habita y desde el uso y exaltación en la
literatura nacional elevada a mito. Una segunda que busca entenderlo dentro de la misma
obra explicando cuales son las causas que lo impulsan y que efectos produce dentro del
argumento, una violencia legitimada.
El cuarto y último ítem que abordaremos en este trabajo es la formulación del gaucho
como héroe nacional argentino. Siguiendo el estilo del trabajo de contraponer a Saer, nuestro
autor de cabecera, con Gamerro en sus lecturas sobre el Martin Fierro. Comenzaremos por él,
que ve en Fierro el prototipo de “bandido justiciero”, es la violencia coloreada de rebeldía
política y reivindicaciones justicieras. Su principal enemigo es algún extranjero avaro y
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aprovechador. Este justiciero tiene visos de xenofobia comprendidos dentro de su contexto
histórico, el poema gauchesco fue escrito en el contexto de fuerte inmigración inaugurado en
1860 que viene a trastocar el "orden patriarcal" y a desestabilizar el control de los Grandes
Propietarios, que ven estos inmigrantes el mismo peligro que las hordas indias6.Para Gamerro
el personaje de Hernández es un gaucho justiciero que se enfrenta al Estado, su principal
enemigo. En el poema todas las injusticias las comete el juez de paz, el comandante de
campaña y el comerciante burgués pero nunca el terrateniente o patrón. Lo que el autor
encuentra es que la Ley y el Estado central venían a interrumpir el “idilio tardo-feudal”, como
ya se ha mencionado en previamente, una situación primigenia basada en las relaciones
personales, que el autor llama: “Edad de oro”. Divorciados con la sociedad y proscriptos por la
ley, Hernández se toma el trabajo de explicar cómo estos gauchos se han vuelto “malos”, luego
de ser agarrado por la máquina del Estado durante tres años de secuestro y servidumbre
forzada, vemos cómo se convirtió al gaucho manso en matrero contra su voluntad.
Borges y Gamerro concuerdan al entender las diferencias de base existentes en la
literatura latinoamericana con respecto a la literatura europea y norteamericana. Mientras
que en la literatura gauchesca el criminal es el héroe y los malos son siempre los policías y
jueces, para las culturas nórdicas son exactamente al revés el representante del Estado, el
“sheriff”, es el héroe y el bandolero es el villano. En esta inversión de los valores encontramos
el reflejo de los lazos de las comunidades con su Estado, como nos explica Borges el argentino
no se identifica con sus gobernantes: “el argentino, para quien la amistad es una pasión y la
policía es una mafia”. Somos Herederos de una tradición española que fue inaugurada en el
Quijote, en la cual se privilegia los lazos personales y las tradiciones a la abstracción de la
estatalidad. De este modo podemos comprender la reacción de Cruz que decide desobedecer
a su deber como funcionario público y defender a Fierro. Este análisis a Borges debemos
entenderlo como lo presenta Saer uno de los representantes de esta tendencia de nostalgia
por el pasado, que idealiza en un primer momento este periodo "Edad de oro" y al Gaucho
como la imagen romántica de individualismo y supuesto "anarquista", que por su postura de
enfrentar el Estado es utilizado por Borges para polemizar con el rol del Gobierno durante el
primer Peronismo. Pero a partir de los años ´70 dejara al Gaucho que ya ha sido tomado por el
Peronismo y construido como un icono de su cultura "la montonera", que le dará un arraigo
nacional. En sintonía con el análisis del “primer Borges” hay que entender la función con que
fue escrito el poema gauchesco que en su origen, como señala Gamerro, tenía como objetivo
6 Op. Cit., p. 90; 176-177.
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atacar al Ministerio de Guerra, para ello planteó una relación conflictiva y antagónica con la
Ley y el Estado.
Concluyendo el análisis sobre el tema, resulta valido presumir en El río sin orillas que el
autor no se conforma con la imagen construida que le ponen delante. Por tanto, la intensión
del autor es desmitificar sobre el gran río, el territorio que lo rodea, tampoco se olvida de
quienes ocuparon dicho territorio. Dentro de nuestro objeto de análisis que es el gaucho,
denotamos que el autor pone entre blanco y negro mito y realidad, busca iluminar al lector,
sea este argentino o europeo e ir más allá de las apariencias o del saber popular exponiendo
ante el lector y a través de sus investigaciones una realidad diferente a la que creíamos
conocer, puesto que este gaucho no es el mismo que Hernández nos propone.
Como fue nuestro objetivo al comenzar el trabajo fuimos recorriendo a través del
análisis del Martin Fierro, distintos aspectos de la construcción de la figura del gaucho de
nuestro país. Contraponiendo la imagen real a la literaria. Buscando dejar de lado el mito y
comprender los avatares del proceso de constitución del representante de nuestra cultura
nacional, que sobrevivió a Sarmiento y logro sobreponerse a su Facundo.
Para finalizar citaremos un fragmento de la obra de Borges, que para nosotros condesa
la idiosincrasia de los Gauchos Argentinos: “Comprendió que ningún destino es mejor que otro,
pero que todo hombre debe acatar el que lleva dentro (...) Así no se mata a un valiente”
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Bibliografía:
Gamerro, Carlos; Facundo o Martín Fierro, Buenos Aires, Sudamericana, 2015. Saer, Juan José; El río sin orillas, Buenos Aires, Alianza Editorial, S.A., 1991
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