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La guerra en otros frentesPor Jenner Baquero
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Una trinchera cerca del mar
Basado en el relato del Capitán de Reserva Marlon Velasteguí.
Por: Jenner Baquero
Mi nombre es Marlon Velasteguí; nací en Ambato en el año 1973; luego de haber realizado la
premilitar durante los 3 últimos años de bachillerato y habiendo comandado a estudiantes durante
6to curso en calidad de líder, nació en mí el deseo de enrolarme en las fuerzas armadas; luego de
graduarme de la secundaria con el título de bachiller decidí entrar a cumplir con el servicio militar
obligatorio.
En septiembre de 1992 entré en la oficina de reclutamiento donde me informaron que estaban
recibiendo personal de bachilleres y universitarios para realizar un curso de aspirantes para oficiales
de reserva en la 7BI LOJA donde pasé mi reclutamiento; periodo básico de instrucción individual
de combate e instrucción formal.
Me fueron de gran ayuda los 3 años de premilitar en el colegio ya que todo me era familiar; conocía
la mayoría de la instrucción; conocimientos que me ayudaron a sacar una excelente antigüedad
entre 50 aspirantes que formábamos la "COMPAÑÍA DE INSTRUCCION"; la única entre las
baterías de artillería; nosotros estábamos de paso por ahí.
Para navidad de 1992 y año nuevo de 1993 hicimos 2 grupos de guardia para poder salir 10 días de
franquicia.; salí destinado con el 2do grupo entre el 29 de diciembre y el 8 de enero; día que me
presenté y recibí una notificación escrita donde me destinaban a la EFPRE (Escuela de Formación
y Perfeccionamiento de Reservas del Ejercito); esa misma noche salimos 18 compañeros a la
escuela que funcionaba en el Grupo de Caballería nro. 1 “GENERAL DAVALOS” donde nos
reunimos con compañeros de todas las brigadas del País: 19NAPO-21CONDOR-13PICHINCHA-
17PASTAZA-1EL ORO entre otras; llegando a conformar la promoción 145 aspirantes a
Subtenientes de reserva.
El esfuerzo físico de 3 meses en la escuela era muy fuerte; 5 antiguos nos comandaban y
literalmente nos sacaban el aire. Académicamente había que dedicarse con responsabilidad y no
sacar menos de 14/20 en 3 materias promedio a la semana; de a poco fueron quedándose algunos
compañeros dándose de baja del programa y regresando como conscriptos a sus unidades de origen.
En aquel tiempo presencié la inundación en los sectores: La Josefina y El Descanso donde fuimos
empleados para evacuar a la gente en dicha emergencia.
Fuimos reasignados según nuestras especialidades; en mi caso me enviaron a la escuela de servicios
especialidad Intendencia en la 25 BAL de Quito. Luego de 2 meses fuimos destinados a la fase de
"comando de tropa" en la cual junto a 4 compañeros volvimos a nuestra misma escuela EFPRE a
comandar a la nueva promoción de aspirantes; una gran experiencia donde adquirimos práctica y
dominio en comando de personal; eso fue hasta mi graduación como Subteniente de reserva en
septiembre de 1993. Posteriormente me dediqué a hacer viajes durante mi vida civil.
El 27 de enero del año 1995 llegó a mi casa un comunicado el cual decía que me presente en la
unidad más cercana a mi domicilio, el mismo que lo recibió mi madre; cuando yo llegué a casa
encontré a mi mamá llorando porque sabía que tenía que ir al combate; para una madre eso es algo
muy triste. Sin pensarlo dos veces acudí al llamado de la patria; aún yo era soltero; por tanto dejé a
mis padres y mi trabajo y me fui solo con lo necesario en mi mochila para presentarme en el BI38
Ambato; esa misma noche fuimos trasladados a la provincia del Oro al sector ubicado entre
Arenillas y Santa Rosa, sitio de responsabilidad de dicha unidad.
Llegamos todos los reservistas junto con el personal activo y enseguida nos repartieron en
compañías y pelotones; yo en mi calidad de subteniente de reserva fui tomado en cuenta como
comandante de pelotón; sentí que había llegado la hora de aplicar todo lo aprendido; era el
momento de hacer las cosas como debía hacerlas; al fin todo la preparación, los ejercicios físicos;
teques y malas noches iban a tener un fin. Además de ser comandante de un pelotón de 30 hombres
entre conscriptos y clases estaba a cargo de una escuadra de ametralladora MAG.
Los primeros días del conflicto fueron de gran tensión en el sitio pues estábamos a tan sólo 4 km del
mar; muy a merced de un ataque marítimo de acorazados o de tanques de fuerzas blindadas por
tierra ya que en la provincia del Oro todo el terreno es plano; tan solo nos protegían las camaroneras
y piscinas construidas en el lugar. Adoptamos posiciones en bananeras y plantaciones de cacao; allí
la alimentación llegaba una sola vez al día.
Mi comandante de compañía capitán Villacís nos mantenía informados de la situación mientras
estábamos en las trincheras que en época seca eran muy difíciles de cavar; esos 2 o 3 metros de
profundidad que nos hiciesen sentir seguros; eso sí mientras no cayese alguna bomba de avión
enemigo que pudiese causar un daño de 15 metros a la redonda y 6 metros de profundidad. El
tiempo se nos hacía eterno a la espera del combate.
Nuestro sector de responsabilidad estaba específicamente en la retaguardia; cambiábamos de
posiciones frecuentemente, además estábamos conscientes de que en cualquier momento podía
haber un ataque aéreo o desde el mar; mil ideas pasaban por nuestra mente; estar en el terreno en
ese limbo comenzó afectar a varios conscriptos. En aquel sitio el única agua para bañarnos que
había era aquella de los canales de regadío de las plantaciones; apestosa y de color café amarillento.
En las posiciones las medidas de seguridad eran extremas; siempre había que recurrir al santo y
seña, contraseña; si había sospecha de infiltración entonces hacerle cantar al extraño una canción
patria o el himno nacional; o hacerlas muchas preguntas para saber si era un civil extraviado o un
enemigo que estuviese husmeando por las posibles avenidas de aproximación.
Salimos de la zona a fines del mes de abril y nos quedamos en la unidad en Ambato por 15 días
más. Siete meses después me casé y me pasé a vivir en Ambato desde la Shell; no seguí la vida
militar aunque los que estuvimos en el conflicto tuvimos la oportunidad de entrar a las escuelas
militares ESMIL o ESFORSE con tan solo 3 meses de curso pero no lo hice; mi destino estaba ya
trazado a seguir en la vida civil.
En el año 2002 fui convocado para hacer el curso de ascenso a teniente de reserva en Quevedo en
las fuerzas especiales y en el año 2006 regresé a la EFPRE en Cuenca para realizar el curso de
ascenso a capitán de reserva; grado que ostento actualmente. Actualmente vivo otra vez en La Shell
en la provincia de Pastaza con mis 3 hijos (2 hombres y una mujer) y doy gracias a Dios por mi
esposa que ha sido un pilar fundamental en mi vida y la de mi familia.
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