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Trabajo Final para acceder al Título de Grado de Ingeniero
Agrónomo
Evaluación del comportamiento social de cerdos vacunados con
un factor de liberación de gonadotrofina (GnRH) y cerdos
castrados quirúrgicamente.
Tesista: Juan María Olmos
Director: Ing. Zoot. Verónica Mariel Rocha, Master
Co-director: Ing. Agr. Ana María Pereyra, M.Sc.
Octubre 2014
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Agronomía
Departamento de Producción Animal
Cátedra de Porcinotecnia
2
Índice
Resumen ..................................................................................................................................... 3
Introducción ................................................................................................................................ 4
Justificación ................................................................................................................................ 8
Objetivo e hipótesis del trabajo .................................................................................................. 9
Materiales y métodos .................................................................................................................. 9
Animales ................................................................................................................................. 9
Tratamientos ......................................................................................................................... 11
Observaciones ....................................................................................................................... 12
Resultados ................................................................................................................................. 14
Discusión .................................................................................................................................. 18
Conclusión ................................................................................................................................ 20
Referencias bibliográficas ........................................................................................................ 22
3
Resumen
La castración de los cerdos machos se realiza con el fin de impedir o disminuir el desarrollo
de conductas sexuales o agresivas y evitar el olor sexual en las carnes. El método tradicional
de castración, en Argentina, ha sido quirúrgico sin anestesia ni analgesia. En los últimos años,
la inmunocastración se ofrece como una alternativa para solucionar el problema del bienestar
animal asociado a la castración quirúrgica, la cual causa dolor y estrés en los lechones. El
objetivo principal de este estudio es evaluar y comparar el comportamiento social de cerdos
castrados quirúrgicamente (T1) con el de cerdos vacunados con dos dosis de una vacuna anti
GnRH (T2), en lo referido a intentos de monta, monta, peleas y manipulaciones entre
compañeros de corral. El ensayo se llevó a cabo en una granja comercial ubicada en la
localidad de Azul, Provincia de Buenos Aires. El comportamiento social se observó en las
semanas 18, 21 y 24 de vida; y en cada jornada las observaciones fueron realizadas en tres
franjas horarias (8:00 - 10:15 hs; 13:15 – 15:30 hs y 18:15 – 20:30 hs). Cada tratamiento
constó de 4 corrales (en 6 corrales hubo 19 animales y en 2 hubo 20 animales). Hasta al
menos dos semanas después de la segunda dosis de la vacuna, los inmunocastrados
presentaron mayores niveles de actividad (incluyendo intentos de monta, monta, peleas y
manipulaciones entre compañeros). Los niveles de actividad por parte de los T2 disminuyeron
a niveles que igualan estadísticamente a los T1 (P>0,05). En conclusión, una correcta
inmunocastación reduce los niveles de comportamientos indeseados y elimina la castración
quirúrgica, asociada con estrés y dolor para los lechones, mejorando el bienestar de los
animales.
Palabras claves: cerdos, castración quirúrgica, inmunocastración, comportamiento.
4
Introducción
Los cerdos machos son castrados para impedir el desarrollo de conductas sexuales o
agresivas, facilitar el manejo y principalmente prevenir el olor sexual en las carnes (Comisión
Europea, 2010). La castración quirúrgica consiste en la extirpación de los testículos mediante
el corte del cordón espermático sin anestesia ni analgesia. Esta práctica, induce en el lechón
una serie de cambios fisiológicos y de comportamiento, claramente indicativos de dolor
(Fàbrega et al., 2009) tales como temblores, movimientos de la cola, el rascarse y la
disminución de la lactancia (Van Beirendonck et al., 2011). Es una intervención dolorosa y
estresante para los lechones y deja una herida abierta, oportunidad para la infección bacteriana
(Allison et al., 2011). El momento oportuno para realizarla es a partir de la primer semana de
vida, edad en la cual el lechón pueden resistir bien la intervención quirúrgica, con un tamaño
de testículos suficiente para la práctica y con tiempo hasta el destete para que la herida este
completamente cicatrizada (Real Decreto 1135, 2002).
En algunos países de la Unión Europea, la castración quirúrgica, se ha cuestionado
principalmente por aspectos relacionados con el Bienestar Animal (Velarde, 2009). Esta es
una práctica que ya no se utiliza en países como Australia y Reino Unido. En otros, como
Portugal, España e Irlanda, se utiliza parcialmente. Mientras que en el resto de los países se
sigue utilizando (Prunier et al, 2006). En nuestro país, la Resolución 144/2005 establece que
la categoría capón está conformada por “cachorros, capones y hembras sin servicio, reses
provenientes de animales con dientes de leche y peso mayor a cuarenta kilogramos (40 Kg.)
limpios; machos adultos castrados quirúrgicamente y hembras que no hayan tenido servicio”
(Secretaria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, 2005). Según un informe de la
Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (2008) el 91% de la faena se encuentra
5
representada por la categoría capón. Es decir, la mayor proporción de cerdos machos
destinados a faena han sido castrados quirúrgicamente.
El olor sexual, también conocido como olor a verraco, es un sabor/olor desagradable
distintivo que puede ser percibido durante la preparación o ingestión de la carne (Peña Hazz,
2006) que ha sufrido un proceso de cocción. Esto afecta la aceptabilidad de la carnes porcinas
por parte de los consumidores (Font i Furnols et al., 2008). Los principales compuestos
responsables de este olor característico son la androsterona y el escatol. La androsterona es un
esteroide sintetizado en los testículos, almacenado en el tejido graso y en las glándulas
salivares donde su función como feromona es la atracción sexual. Su olor se asocia con el olor
a “orina” y “transpiración”. El escatol es producido en el intestino como producto de la
degradación bacteriana del triptófano, metabolizado por el hígado y almacenado en tejido
adiposo luego de su absorción. Se asocia con olor “fecal” o de “naftalina”. Este producto no
es completamente específico de los machos por lo que puede ser controlado parcialmente con
la dieta y las condiciones de confinamiento. En el cerdo, los esteroides testiculares reducen la
eliminación de escatol en el hígado de modo que existe una sinergia entre ambos compuestos.
(Andresen, 2006; Peña Hazz, 2006).
La cría de machos enteros, además de eliminar el dolor asociado a la castración y
mantener la integridad animal, presenta ciertas ventajas respecto a la producción de machos
castrados, tales como: un mejor crecimiento, un mayor índice de conversión, canales más
magras, mayor contenido de ácidos grasos insaturados, menor excreción de nitrógeno y
menores costos de producción (Fàbrega, 2009; Velarde, 2009).
Para que la producción de machos enteros sea económicamente viable es necesario
tener herramientas para controlar la incidencia de animales con olor sexual (Fàbrega et al,
6
2009). Una opción es que los animales sean sacrificados a pesos más bajos (70-75 kg medio
de peso canal). No obstante, al reducir el peso de la canal, los costos de producción por kg de
peso vivo aumentan (Velarde, 2009).
El mecanismo más efectivo para reducir los niveles de androsterona parece ser la
selección genética. No obstante, la selección de los machos reproductores en detrimento de
esta sustancia en sus crías, reduce la producción de andrógeno y estrógenos en ellos. Esto
tiene un efecto negativo sobre el rendimiento reproductivo, y en las hembras, un retraso en la
entrada en pubertad. En lo referido al mecanismo más eficaz para disminuir los niveles de
escatol, la alimentación y las condiciones de cría constituyen una vía de control. La
alimentación húmeda, la incorporación de fibra en el alimento, o materias con un alto
contenido en carbohidratos de baja digestibilidad en el intestino delgado pero fácilmente
fermentables en el intestino grueso (pectinas, fécula de patata, etc.) resultan en una reducción
de los niveles de escatol (Velarde, 2009).
La castración inmunológica de cerdos machos se presenta como una alternativa viable
para la producción porcina actual. La función testicular, y por ende la producción de
androstenona, puede ser inhibida por la baja regulación del eje hipotálamo-hipófisis-gonadal
(Baumgartner et al., 2010). La vacuna estimula el sistema inmune para producir anticuerpos
específicos contra el factor liberador de gonadotrofinas (GnRH). Es una forma modificada del
GnRH conjugado a una proteína para inducir la formación de anticuerpos frente a dicho
factor. La administración del producto inmunológico se realiza mediante inyección,
normalmente subcutánea, por detrás de la base de la oreja. Para lograr el efecto se requieren
dos aplicaciones con 4 semanas de diferencia (Peña Hazz, 2006). La primera dosis sirve para
preparar al sistema inmune, en tanto la segunda dosis es la que realmente provoca la reacción
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inmunológica e inhibe el funcionamiento de los testículos (Pfizer Salud Animal, 2006). De
esta forma, los animales mantienen, hasta la segunda inyección, las ventajas de un macho
entero, es decir: elevada tasa de crecimiento, mejor índice de conversión y mayor deposición
de magro. A partir de la segunda administración, el tamaño de los testículos y de la glándula
bulbouretral se reduce, y la androsterona y el escatol se metabolizan y desaparecen
progresivamente del tejido graso. Los niveles de ambos compuestos en canales de cerdos
castrados inmunológicamente son muy similares a los de los castrados quirúrgicamente. Estos
anticuerpos inhiben la actividad normal del GnRH, reduciendo las concentraciones de LH y
FSH, inhibiendo el desarrollo testicular y su funcionamiento. De esta forma se controla el
nivel de compuestos productores de olor sexual (Velarde, 2009).
Aparte del olor sexual, otra principal limitación para la producción de machos enteros,
son las dificultades en el manejo ya que debemos mantener hembras y machos separados para
evitar cubriciones indeseadas y, además, porque muestran un comportamiento sexual más
acentuado y una mayor agresividad a la entrada de la pubertad que genera estrés y una
depresión inmunológica que compromete el bienestar del grupo y la calidad del producto
final. En efecto, el incremento de peleas y conductas sexuales durante las horas previas al
sacrificio, causa heridas y contusiones en la canal, aumenta la incidencia de carnes DFD (del
inglés Dark, Firm and Dry: oscuras, firmes y secas), dolor y hasta en casos extremos la muerte
(Cronin et al, 2003; Peña Hazz, 2006; Fàbrega et al, 2009; Velarde, 2009).
La castración inmunológica también reduce el comportamiento sexual y la agresividad
durante las últimas semanas del engorde, aumentando así el tiempo dedicado a la ingesta de
alimento. Este cambio de comportamiento provoca, comparado con el macho entero, un
mayor crecimiento del animal durante las últimas semanas y un mayor contenido de grasa en
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la canal (aunque menor que los castrados quirúrgicamente a edad temprana). Si bien no hay
estudios que lo confirmen, esta práctica parece ser menos dolorosa y estresante para el animal
que la castración quirúrgica sin anestesia, (Velarde, 2009). Esta combinación de ventajas
permite al productor lograr significativos beneficios en la producción.
Concluyendo, Baumgartner et al. (2010), afirma que solo algunos pocos estudios se
enfocaron en las consecuencias del comportamiento. Se encontró que hasta la segunda dosis
los cerdos inmunocastrados son más activos y presentan un comportamiento social más
acentuado, incluyendo agresiones y montas, que los cerdos castrados quirúrgicamente.
Justificación
Hasta la segunda aplicación de la vacuna anti GnRH los cerdos se comportan como machos
enteros. Es decir, con un nivel mayor de agresividad y de comportamiento sexual respecto de
los castrados quirúrgicamente. Esto provoca un estrés que compromete el bienestar de los
animales, la producción y la calidad del producto final. A partir de la segunda dosis de la
vacuna anti GnRH es de esperar una disminución en estos niveles de comportamiento de los
cerdos inmunocastrados respecto de los castrados quirúrgicamente. Debido a los
inconvenientes que pudieran presentarse en los productores respecto del manejo social de
machos enteros es menester estudiar el comportamiento de los cerdos inmunocastrados, antes
y después de la segunda aplicación de la vacuna, y compararlo con los castrados quirúrgicos.
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Objetivo e hipótesis del trabajo
El objetivo principal de este estudio es evaluar y comparar el comportamiento social de
cerdos castrados quirúrgicamente (T1) con el de cerdos vacunados con dos dosis de una
vacuna anti GnRH (T2) en lo referido a intentos de monta, monta, peleas y manipulaciones
entre compañeros de corral.
La hipótesis planteada para este trabajo sugiere que a partir de la segunda dosis de la
vacuna anti-GnRH, el comportamiento social de cerdos inmunocastrados (T2) será semejante
al de cerdos castrados quirúrgicamente (T1).
Materiales y métodos
Animales
El experimento se realizó en una granja comercial de 650 madres que se dedica a la
producción y venta de capones, ubicada en la localidad de Azul, Provincia de Buenos Aires.
Se trata de una granja unisitio (las distintas etapas productivas se llevan a cabo dentro del
mismo predio), que cuenta con instalaciones confinadas para gestación, maternidad, recría y
engorde. El establecimiento trabaja con la metodología “all in, all out” en bandas semanales.
La genética utilizada es de la cabaña Agroceres PIC, línea “Camboriou 23” para las madres y
"PIC 415" en los padrillos. De este esté cruzamiento se obtienen los animales terminales, los
cuales la granja vende para su faena, y que fueron utilizados en este ensayo.
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Un total de 160 lechones machos, nacidos de una banda semanal de 33 madres, fueron
asignados aleatoriamente a los distintos tratamientos: machos castrados quirúrgicamente (T1)
y machos castrados inmunológicamente (T2). Durante la lactancia los lechones se alojaron en
salas de maternidad, en jaulas de parto con pisos parcialmente de slats plásticos y una zona
con lámparas de calor para un mayor confort de los lechones (32-35°C). Tuvieron acceso
permanente al agua. A partir del día 7 de vida hasta el destete se les suministró un alimento
preiniciador (1kg/lechón) para favorecer el acostumbramiento del lechón en el traspaso de una
dieta líquida (leche) a una sólida (alimento balanceado). Un total de 6 lechones murieron
durante la lactancia (4 del T1 y 2 del T2). Un total de 76 (T1) y 78 (T2) lechones fueron
destetados y trasladados al galpón de recría a los 21 días de vida (3 semanas).
En la recría, cada tratamiento se dividió por tamaño, para evitar diferencias marcadas
en cuanto a jerarquías, en 4 corrales de 20 individuos cada uno (un corral de pequeños, dos de
medianos y uno de grandes). Para la selección se utilizó el criterio del operario responsable
del área. Las salas de recría contaban con pisos de slats plástico y se mantuvieron,
dependiendo de la semana de vida, entre 19 y 28°C. Los corrales son de 4.2 m x 3.2 m dando
una asignación de espacio promedio de 0,7 m²/animal, y cuentan con comederos multiespacio
y bebederos. Los cerdos tuvieron acceso permanente al agua. La modalidad de suministro de
alimento es “alimentación por presupuesto”. Durante los primeros días se les continúo
suministrando el alimento preiniciador hasta completar los 6 - 7 kg de alimento; y luego
pasaron a un alimento iniciador hasta la 10ma
semana de vida. En esta etapa no se registraron
muertes.
Un total de 76 animales (T1) y 78 animales (T2) pasaron al galpón de engorde –
terminación a las 10 semanas de vida, lugar donde permanecieron hasta el momento del envío
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a faena. Los animales se trasladaron desde recría a terminación, respetando la conformación
original de los grupos. El galpón tenia pisos de slats de hormigón, y la temperatura dentro del
mismos osciló entre los 16 - 24°C dependiendo de la semana de vida. Los corrales son de 5 m
x 5,2 m dando una asignación de espacio promedio de 1,35 m²/animal, y cuentan con
comederos de 4 bocas para una alimentación húmeda y dos bebederos. Los cerdos tuvieron
acceso permanente al agua y al alimento balanceado. Durante esta etapa murieron 4 animales
del T1 y 5 animales del T2. La tabla N°1 muestra el número de animales y muertes por corral
durante la etapa de engorde.
Tabla N°1. Número de animales y muertes por corral para cada tratamiento: castrados quirúrgicos (T1)
y macho entero inmunocastrados (T2)
Tratamiento N° corral N° animales N° muertos
T1 5 19 1
T1 6 19 1
T1 13 19 -
T1 14 19 2
T2 3 19 3
T2 4 19 -
T2 11 20 -
T2 12 20 2
Tratamientos
A los 14 días de vida, momento en que la granja realiza la castración, se apartaron los
machos de cada madre y se asignaron aleatoriamente a los tratamientos, identificando los
mismos con una tiza de color: castrados quirúrgicos (T1) y machos enteros inmunocastrados
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(T2). Inmediatamente después de la asignación al tratamiento correspondiente (T1) los
lechones fueron castrados quirúrgicamente sin anestesia por un empleado de la granja. Los
lechones machos pertenecientes al tratamiento 2 se dejaron enteros para ser inmunocastrados,
con la aplicación de dos dosis de la vacuna anti GnRH en las semanas 13 y 19 de vida. Para
cada inyección se utilizaron 2 ml de Improvac (vacuna anti-GnRH) administrados de manera
subcutánea en el cuello, detrás de la base de la oreja. Las aplicaciones fueron realizadas por
un médico veterinario. Las observaciones se llevaron a cabo en el galpón de terminación. La
disposición de los corrales y la cantidad de animales por tratamiento se observa en la figura
Nº 1.
Figura N°1. Disposición de tratamientos y cantidad de animales/corral.
Observaciones
Las observaciones fueron realizadas en base al trabajo de Baumgartner et al. (2010).
Se observó el comportamiento social en lo referido a montas, intentos de montas, peleas y
manipulaciones con compañeros de corral. Se entiende por montas, cuando el cerdo se sube a
13
un compañero de grupo y lo monta durante un tiempo mayor o igual a 2 segundos. El intento
de monta consistió en el intento fallido de monta que será menor o igual a 2 segundos. Se
registró como pelea a la interacción mayor o igual a 5 segundos incluyendo diferentes
patrones de comportamiento agonista tales como golpeteo de cabeza (contacto físico donde el
actor golpea al receptor con la cabeza y la boca cerrada), presión paralela, empujones,
mordeduras (empuja con la boca abierta) y perseguir. La manipulación con compañeros
incluye mordeduras de cola, orejas y olfateo del vientre.
El comportamiento se observó en 3 jornadas. La primera, en la semana previa a la
aplicación de la segunda dosis (semana 18 de vida), la segunda, dos semanas después de la
segunda dosis (semana 21 de vida) y la última, tres días previos al envió de los animales a
faena (semana 24 de vida). En cada jornada se observó, y registró el comportamiento social de
los animales en tres franjas horarias (8:00 - 10:15 hs; 13:15 – 15:30 hs y 18:15 – 20:30 hs).
Durante el día de cada observación, de cada corral (4 corrales del T1 y 4 del T2) se eligieron
al azar 8 capones y se los numeró del 1 al 8. Se observaron 2 minutos por animal, 8 veces por
cada franja horaria dando un total de 16 minutos por animal y 2 horas 8 minutos por franja
horaria. Es decir, durante los dos primeros minutos se observaron los capones con el número
uno y así sucesivamente hasta llegar al número 8, luego, completada la primer ronda, se
comenzó nuevamente con el numero 1 hasta completar 8 rondas por franja horaria. Los
intentos de monta, montas y peleas se registraron en todos los animales de cada corral
experimental durante el tiempo total de observación; en lo que respecta a manipulación con
compañeros sólo se observaron y registraron los animales numerados y en el tiempo
correspondiente a su observación.
14
Los datos fueron analizados mediante pruebas de homogeneidad, usando chi cuadrado
corregido por Fisher, con un nivel significancia de 0,05. Se utilizó SAS, versión 9.2. También
se realizaron comparaciones de dos proporciones, en cada fecha, ajustando el nivel de
significación de acuerdo al criterio de Bonferroni.
Resultados
Los datos pertenecientes a un animal monórquido (animal con un solo testículo)
correspondiente al T1 no fueron tenidos en cuenta para el análisis.
Los resultados muestran diferencias significativas entre las dos primeras fechas de
observaciones, para ambos tratamientos en lo referido a intentos de monta (P<0,05). Los
machos inmunocastrados presentaron la mayor actividad en la semana 18, y mostraron una
notable reducción en la semana 21, llegando a igualar a los castrados quirúrgicos (P>0,05). En
la semana 24, no se registraron intentos de monta para ninguno de los dos tratamientos
(Figura N°1).
15
Figura N°1. Número de intentos de monta de castrados quirúrgicos (T1) y machos enteros
inmunocastrados (T2) en las tres semanas de observaciones.
Como podemos observar en la figura N°2, no se registraron montas para los machos
castrados quirúrgicamente (T1) en las tres fechas evaluadas. Los machos enteros
inmunocastrados (T2) mostraron nuevamente los mayores valores en la semana 18, seguido
de una importante reducción en la semana 21, que se mantuvo en la semana 24.
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Figura N°2. Número de monta de machos castrados quirúrgicos (T1) y machos enteros
inmunocastrados (T2) en las tres semanas de observaciones.
En lo referido a peleas, debido a que el 83% de las celdas tuvieron valores esperados
menores a 5, el chi cuadrado no es un test válido por lo cual no se considera. Los machos
castrados quirúrgicos (T1) no registraron peleas en las semanas 18 y 24, observándose sólo
una en la semana 21. Los machos enteros inmunocastrados (T2) mostraron los valores más
altos en la semana 18, seguidos de una notable reducción en la semana 21, llegando a igualar
a los T1 (P>0.05) y manteniendo estable los valores en la semana 24 (Figura N°3).
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Figura N°3. Número de peleas de castrados quirúrgicos (T1) y machos enteros inmunocastrados (T2)
en las tres semanas de observaciones.
Respecto a las frecuencias de manipulaciones, el test de homogeneidad no encontró
diferencias significativas entre tratamientos a través de las fechas (P>0,05). Ambos
tratamientos presentaron los mayores niveles de manipulación con compañeros en la semana
18 de vida siendo el de los machos enteros inmunocastrados (T2) significativamente mayor al
de los machos castrados quirúrgicos (T1) (P<0,05). En la semana 21, ambos mostraron una
reducción que fue más acentuada para el caso de los T2, llegando a igualar significativamente
a los T1 (P>0,05). En la última semana de vida (semana 24), los T2 mostraron un leve
incremento respecto a la semana 21, mientras los T1 mostraron los niveles más bajos (Figura
N°4).
18
Figura N°4. Numero de manipulaciones con compañeros de castrados quirúrgicos (T1) y machos
enteros inmunocastrados (T2) en las tres semanas de observaciones.
Discusión
El presente trabajo demuestra que los cerdos machos inmunocastrados con una vacuna anti-
GnRH presentan mayores niveles de actividad (intentos de monta, monta, peleas y
manipulaciones entre compañeros de corral) en comparación con los cerdos machos castrados
quirúrgicamente hasta al menos dos semanas después de la segunda dosis. Luego, los niveles
de actividad por parte de los cerdos inmunocastrados disminuyen a niveles que igualan
significativamente a la de los cerdos castrados quirúrgicamente.
Un dato a tener en cuenta es que los cerdos castrados quirúrgicos solo presentaron un
intento de monta (comportamiento sexual) y una pelea a lo largo de las tres observaciones en
comparación con los inmunocastrados cuya actividad fue mayor. Las diferencias podrían
explicarse por la eliminación de los juegos sexuales debido a la castración neonatal
(Baumgarnter et al., 2010). Llamas Moya et al. (2006), quien evaluó el efecto de la castración
19
quirúrgica sobre el comportamiento y respuestas fisiológicas de lechones destetados, concluyó
que la castración quirúrgica reduce la agresividad de los mismos.
Según los fabricantes de la vacuna, se espera que la agresividad y los comportamientos
sexuales indeseados por parte de los cerdos inmunocastrados disminuyan a partir de 1 – 2
semanas siguientes a la segunda dosis de la vacuna. Cronin et al. (2003) encontraron que
luego de la segunda dosis los cerdos inmunocastrados mostraron una disminución en los
niveles de agresividad y comportamiento sexual. Los resultados de este estudio coinciden,
corroborando la efectividad de la vacuna.
Por un lado, las montas son parte del comportamientos sexual de los cerdos, y por el
otro representa un medio para dominar a los animales de menor rango para acceder a los
recursos (Albretch et al., 2012). En el presente estudio, el número de montas e intentos de
montas que registraron los machos enteros inmunocastrados disminuyeron significativamente
luego de la segunda dosis de la vacuna anti-GnRH, en la semana 21. Baumgartner et al.
(2010), también encontró que después de la segunda dosis el número de montas de los
vacunados disminuyó a niveles de los castrados quirúrgicamente.
Al igual que los resultados de Cronin et al. (2003), los T2 redujeron sus niveles de
agresividad dos semanas después de la segunda dosis de la vacuna anti-GnRH. Baumgartner
et al. (2010) no encontró ninguna diferencia significativa entre tratamientos. Los cerdos
castrados quirúrgicamente prácticamente no presentaron dicho comportamiento.
Otro factor que tiene influencia en el bienestar animal es la manipulación con
compañeros de corral. En altas frecuencias puede causar estrés para el receptor si los cerdos
se ven obstaculizados de reposo o alimentación, o en casos extremos puede llevar a mas
20
lesiones, por lo tanto se debe tener en cuenta al evaluar consecuencias para el bienestar de los
animales (Albrecht et al., 2012). Los resultados muestran que no hay diferencias entre los dos
tratamientos en las tres fechas, aunque si se observaron en las semanas 18 y 24. Baumgartner
et al. (2010), tampoco encontraron diferencias entre inmunocastrados y castrados
quirúrgicamente en lo que respecta a manipulación con compañeros de corral. Albrecht et al.
(2012) observó que tanto machos enteros como inmunocastrados presentaron
significativamente mayores niveles de manipulación que los castrados quirúrgicamente hasta
la segunda dosis de la vacuna. En este trabajo, los cerdos inmunocastrados mostraron una
marcada reducción del comportamiento de manipulación con compañeros de corral dos
semanas después de la segunda dosis de la vacuna anti GnRH (semana 21 de vida) llegando a
igualar significativamente a los castrados quirúrgicos, con un leve incremento en la semana
24 de vida.
Conclusión
Basado en los resultados podemos concluir que una correcta inmunocastración reduce los
niveles de comportamientos indeseados (incluyendo intentos de montas, montas, peleas y
manipulación con compañeros) a niveles comparables con los de castrados quirúrgicamente
luego de la segunda dosis.
El uso de la vacuna anti-GnRH tiene efectos positivos ya que se evita la castración
quirúrgica, asociada con estrés y dolor para los lechones, y elimina los comportamientos
sexuales y peleas mejorando el bienestar de los animales. Desde el punto de vista productivo,
21
permite aprovechar las ventajas de la cría de machos enteros eliminando el olor sexual y
mejorando, de esta manera, la aceptabilidad de las carnes porcinas.
Se propone, para próximos trabajos, observar el comportamiento social desde inicio de
pubertad hasta la aplicación de la segunda dosis y evaluar en qué medida se afecta el bienestar
de los animales durante esa etapa; y corroborar las ventajas productivas y de aceptabilidad de
la carne porcina.
22
Referencias bibliográficas
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