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Viaje a Suiza
He tenido la oportunidad de visitar de nuevo Suiza, el país europeo más interesante en cuanto
al desarrollo del transporte público se refiere. He visitado las ciudades de Luzern, Lugano y
Zúrich y además me han guiado por la nueva Red ferroviaria del Túnel del San Gotardo.
Suiza es un país que se asocia a altas montañas y ciertamente es extremadamente montañoso,
pero la población reside en un 90% en lugares planos, sobre todo al norte de los Alpes por lo
que el frío en cualquier ciudad es parecido al de cualquier pueblo de la parte interior de
Cataluña.
LUZERN
Llegué desde Basilea en tren. Óptimo servicio. Había una oferta de cuatro trenes a la hora. El
primero, directo sin paradas, que perdí; el segundo, directo con paradas, que también perdí;
mientras que el tercero (el que tomé) y el cuarto basaban la relación en una correspondencia
en Olten, importante nudo ferroviario en la ruta Basilea-Zurich. El primero de los trenes que
usé era un Intercity, impecable; el segundo, suburbano con paradas frecuentes, también
impecable y hermano gemelo del tren de la Pobla de Segur, un tren Stadler pero electrificado
en lugar de diésel izado como el catalán, con lo cual el viajero gana el abundante espacio que
el enorme motor diésel le quita. Siempre defendí la electrificación del tren de la Pobla. Se
precisaba una inversión de 6 millones de euros para un trayecto de 90 km porque pienso que
habría tenido un claro retorno por ahorros de energía (-50%), en la compra del tren y en su
mantenimiento, y en captación de viajeros por mayor confortabilidad. Un detalle
importantísimo lo constituye el hecho que el precio del billete en cualquier trayecto suizo es el
mismo con independencia de la velocidad del tren, unos 30 euros en este caso. A hacer notar
que poca gente portaba un billete como yo -billete que compré sin problemas a través de
Internet- porque la mayoría llevaba una tarjeta personalizada de transporte que el controlador
del tren apenas inspeccionaba. La mayoría de suizos viajan con un abono anual con dos
fórmulas diferentes, abono anual y semiabono, con diferentes prestaciones y precios, que
incluyen el precio del transporte urbano en cualquier ciudad suiza, además de descuentos en
el acceso al car-sharing.
Llegado a Luzern me sorprenden la prestancia de su estación, poco común en una ciudad de
81.000 hab, y su vasta red de trolebuses, absolutamente silenciosos y más propia de una gran
capital que no de una pequeña ciudad, y un precioso museo del transporte, el mejor de Suiza,
de visita obligatoria. La sensación de viajar en un trolebús es muy agradable, además de
totalmente silenciosa. Qué diferencia entre este trolebús y el ruidoso – ruidosísimo- autobús
que tengo en la puerta de casa en Barcelona. El hotel me proveyó gratuitamente de un título
de transporte para toda la ciudad, que supongo que estaba incluido en el pago de la
correspondiente tasa turística.
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Cables aéreos del trolebús de Luzern.
Trolebús de Luzern
Desde el punto de vista arquitectónico, Luzern es una de las ciudades más bonitas que he
visitado. Recomendable en grado extremo. Y tiene a sus pies un inmenso lago, que recibe el
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nombre de la ciudad, desde el cual pueden hacerse excursiones en barco, de hasta 40 km de
longitud (Luzern-Flüelen).
Vista urbana de Luzern
Las montañas nevadas próximas en las inmediaciones de Luzerna
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Vista urbana de Luzern
Vista urbana de Luzern
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La gran estación de Luzern
Un ferrocarril suburbano cruzando la ciudad sin que nadie reclame su soterramiento (como sucede en
España). Es de una compañía diferente de SBB.
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Museo del transporte de Luzern: mítica locomotora del Simplon/Lötschberg
Museo del transporte de Luzern: tranvía antiguo local con sabor a chocolate
LA RED FERROVIARIA SUIZA
La Federación Europea de Pasajeros, EPF, me proveyó de una invitación, gentileza de SBB
(Schweizerische Bundesbahnen, los ferrocarriles federales suizos), y fui guiado a un
extraordinario viaje de 7 horas donde tuve la oportunidad de usar hasta seis trenes distintos
en un recorrido triangular Luzern – Lugano – Zürich, pasando a la ida por el nuevo túnel del
Gotardo, entre Erstfeld y Bodio, y a la vuelta por el mítico puerto del Gotardo que se alza hasta
los increíbles 2.200 metros con una brillante tracción ferroviaria sin cremallera. ¿Cómo
lograron los ingenieros suizos, en los años finales del siglo XIX, salvar un desnivel de 1.800m,
entre los 400 y los 2.200 m? Con mucho esfuerzo, con increíble determinación y con la
construcción de hasta cinco túneles helicoidales, además de un loop gigante. El trayecto en la
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ida a través del Túnel hace en pocos minutos mientras que a la vuelta se emplean unas buenas
dos horas a pesar de la increíble velocidad a la que circula el tren de 80 km/h durante muchos
tramos. Los paisajes, maravillosos, colmados de nieve.
El túnel de base del Gottardo recibe el adjetivo “de base” porque su altura máxima es de 550
m, frente a los 2.200 m de la vía superior que discurre por la cima del puerto. Se trata de una
rampa en túnel que asciende desde Erstfeld, a 475 m snm al norte, hasta el punto más alto del
túnel -550 m- descendiendo después en dirección sur hasta Bodio, a 315 m snm, salvando
desniveles de 75 m en el sentido norte y de 235 m en el sentido sur. Es el túnel ferroviario más
largo del mundo, 57 km, y el más profundo en relación con la montaña que lo corona. Fue
financiado mayormente con los impuestos a los camiones, la famosa euroviñeta suiza. La
carretera, con altos costes externos, financió el ferrocarril, que tiene bajas externalidades.
Muchos suizos disponen de un título de transporte anual, el abono anual, con un precio alto,
de 3.300 EUR en segunda clase, y el semi-abono a 160 EUR. El primero es un forfait plano para
todo el país, incluidos todo tipo de servicios de transporte público –Suiza tiene los mejores del
continente—y el segundo da derecho a un descuento del 50% en todos los billetes. Puede
parecer que el abono anual es caro pero por 276 EUR mensuales un ciudadano suizo soluciona
todos sus problemas de movilidad. El coche cuesta mucho más. Hay que tener en cuenta
además que los salarios y costes de Suiza son 2,5 veces los de España; por tanto, de forma
equivalente, es como si un español tuviese un pase de libre circulación en todos los
transportes públicos de España, urbanos e interurbanos por 100 EUR mensuales, una oferta
inmejorable.
Hay que señalar que sobre el precio base del abono anual, se ofrecen generosos descuentos a
grupos de interés social, como jóvenes, niños, gente mayor … y hasta perros. Sí, como lo leéis,
hay abonos anuales para perros, 693 EUR/año.
Además de la red de SBB hay seis redes secundarias principales, todas métricas. Algunas de
ellas, como los Rähtische Bahnen, muy extensas y con mucho tráfico, tanto de viajeros como
de mercancías. Por ejemplo, Rähtische Bahnen, con 381 km de línea, que desde 2008 forman
parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad, transportando 553.000 toneladas anuales y
386 millones de viajeros-km/año.
Rähtische Bahnen ostenta el récord del punto ferroviario más alto de Europa sin apoyo de
tracción con cremallera, 2.253 m snm, en Ospizio. La siguiente foto que hizo un colega de viaje
ilustra las dificultades operativas en este punto donde ese día se acumularon hasta 6 m de
nieve.
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Foto de Miroslav Vyka Ospizio: estación de los Rähtische Bahnen, 6 m de nieve
Protección antialudes en el Gottardo
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Además hay infinidad de teleféricos, cremalleras, trenes aislados, trenes locales… Resultaría
imposible enumerarlos. Para conocer Suiza y su red ferroviaria es muy recomendable adquirir
el Swiss Pas Rail, de 8 o 15 días, que resultan a un precio realmente muy conveniente y que
cubre el uso del 99% de transportes del país, quedan solamente excluidos los cremalleras o
teleféricos que alcanzan los picos más alto, algunos de 4.000 m. Estos pases sólo pueden
adquirirse desde fuera del país helvético.
LUGANO
Impresiona ver cómo, cruzando una montaña, el Gottardo, el idioma cambia de forma
absoluta, del 100% alemán al 100% italiano, pero estando en el mismo país. Suiza es un
ejemplo de convivencia lingüística, hasta el punto que una persona que opte a un puesto de
trabajo en la administración federal suiza debe dominar dos idiomas, el suyo propio y otro, a
elegir entre el francés, alemán o italiano. Hay una cuartalengis, el reto-romanche, pero se
habla poco y sólo en los recónditos valles alpinos de la parte oriental, aunque su idioma
aparece en los billetes de banco y en los anuncios escritos del ferrocarril. El inglés tiene
también un uso bastante extendido.
Dicho esto, Lugano. Una fantástica ciudad de 64.000 hab situada, como todas las ciudades
suizas, a orillas de un lago, el que lleva el nombre de la ciudad. No estuve más de dos horas,
porque mi tren salía hacia Zurich de vuelta, pero pude catar sus bellos paisajes y mejor
arquitectura. Volveré con más tiempo. Impresiona llegar a su estación, elevada sobre la
ciudad, y ver como de su parte inferior sale un ferrocarril urbano y un funicular que la une con
el centro.
Ferrocarril local que sale de un lateral de la estación SBB de Lugano
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Funicular de Lugano uniendo la estación SBB, muy elevada, con el centro de la ciudad.
Calle empedrada de Lugano
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ZURICH
Zurich no es la capital de Suiza –es Berna- pero es de largo su principal ciudad. Cuenta con
400.000 hab y más de 1.000.000 en su área metropolitana. Para los que dicen que Suiza es un
país racista ahí va un dato: el 33% de los habitantes de Zurich son extranjeros. Es una ciudad
con hechuras de ciudad grande. Como todas, tiene su lago, el que lleva su nombre.
Hay quien sostiene que se trata de una ciudad aburrida. Yo me lo pasé la mar de bien hablando
con la gente y paseándome por sus callejuelas. Vale la pena dedicar 3 / 4 h a callejear,
empezando por la orilla de la margen derecha, la más moderna, y perdiéndose al final por las
callejuelas de la orilla izquierda del río, la parte que resulta la más atractiva. No hay que
perderse la elevación existente, en la parte oeste del río, ni la universidad politécnica –donde
estudió Einstein—a la que se accede por un delicioso funicular llamado Polybahn (literalmente,
el ferrocarril del politécnico).
Funicular Poliybahn en Zurich (el que usaba Einstein)
Vista de Zurich
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Vista de Zurich
Vista de Zurich, orilla izquierda del río
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La red de tranvías, trolebuses y autobuses es deslumbrante. Como ya me ocurrió en Praga,
podía subir a un tranvía en una determinada dirección y, una vez a bordo, mirar el plano a ver
cuál era la mejor correspondencia, tal es la oferta de tranvías. Vi un tranvía tan largo, tenía seis
coches, que pensé que estaba ante el récord del mundo de longitud tranviaria. Luego, mirando
en Wikipedia, resultó que era un tren suburbano, los famosos S-Bahn. Una de sus líneas, la
S18, hacía un recorrido urbano de 3 km antes de entrar la red ferroviaria convencional. Pero el
formato era tren de piso bajo, por tanto, tranvía o tren-tram.
Un tranvía al paso de un caserón en una curva en Zurich
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Vista de Zurich, orilla derecha del río
El billete sencillo cuesta una fortuna, como todas las cervezas y platos en restaurantes, 3,8
EUR, pero el visitante dispone de un abono 24 h (no diario, sino de 24 h) a un precio muy
interesante, 7,5 EUR. Como usé los transportes quizás unas 10 veces en esas 24 horas, resultó
que cada viaje me salió a 0,75 EUR, un precio menor que el billete sencillo de cualquier ciudad
latinoamericana. Además hay abonos mensuales, anuales y de todo tipo. No vi a nadie
comprar un billete, de manera que deduje que todos los viajeros disponían de algún tipo de
abono de transporte. La cifra de pasajeros anuales de VBZ es impresionante, 240 millones, lo
cual, para una ciudad de su tamaño, y a la vista que casi todo el transporte interurbano
(extramuros de la ciudad) se realiza con el ferrocarril de cercanía, S-Bahn, es algo muy digno de
reseñar, con tasas de uso por habitante que doblan las de Barcelona o Madrid.
La red de cercanías ferroviarias (S-Bahn) es verdaderamente formidable, con nada menos que
28 líneas con unas frecuencias medias de 10’.
A destacar la estación ferroviaria, construida en la segunda mitad del siglo XIX y, como todas
en su época, en cul-de-sac. Es una de las más grandes de Europa, creo que es la segunda
después de Leipzig, con 26 andenes, y soporta un tráfico de 3.000 trenes diarios, uno cada 30
segundos ¡¡¡. Hace unos años, la SBB decidió convertir una estación terminal en una pasante,
para lo cual construyó cuatro vías subterráneas con orientación W-E. Unas cuantas líneas de
tranvía la alimentan en superficie.
Además de la estación central, la Hauptbahnhof, la ciudad dispone de otras 13 estaciones
ferroviarias, por lo que queda claro que el rol del transporte suburbano descansa
íntegramente en esta red suburbana.
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Estación SBB de Zurich, obsérvese la fachada antigua y las sucesivas ampliaciones
Zurich no destaca por un gran uso de la bicicleta, aunque dispone de una vasta red de carriles
bici que cubre toda la ciudad.
Infraestructura ciclista en Zurich
Febrero de 2018
Pau Noy
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