En piezas

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Visitas-taller realizadas por el Departamento de Educación del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia.

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EN-PIEZAS

Las visitas-taller En-piezas nos acompañaron entre febrero y marzo de 2014. En esta ocasión, la obra de Esteban Vicente nos permitió explorar conceptos como el color, la composición, la forma y la unidad. Participaron en esta propuesta 1.007 personas procedentes de familias, grupos educativos y asociaciones.

Observando los cuadros nos dimos cuenta de que la pintura abstracta no es aquella que se deja al azar sino que puede ser muy ordenada.

Esteban Vicente pintó, durante muchos años, obras donde no reconocemos el tema pero utilizó formas, texturas y colores distintos. Le gustaba jugar con la composición, colocando las manchas de diferentes maneras sobre el lienzo.

Untitled (Sin título), 1980

Durante un tiempo se sintió fascinado por las composiciones de franjas horizontales.

También le interesaron los cuadrados y rectángulos. Sus cuadros parecen sencillos pero son muy complejos. Frente a ellos nos divertimos contando figuras y descubrimos que Esteban Vicente pintaba muchos más cuadrados de los que vemos en un primer momento.

Como en un juego de construcción, cada forma parece estar apoyada en otra. Todo está relacionado y es difícil diferenciar las figuras del fondo. Son cuadros muy estables y con una fuerte unidad.

Number 6 (Número 6), 1956

En sus obras buscaba la armonía a través de la forma, pero sobre todo lo hacía utilizando el color. En ocasiones pintaba sólo con colores análogos para conseguir un efecto sin contrastes.

Afternoon (Tarde), 1971 Untitled (Sin título), 1972

La unidad, la relación entre las partes, preocupaba mucho al artista. Esteban decía “Lo que importa es la estructura y cómo las cosas se llaman unas a otras” o “Si no hay sensación de totalidad, no es arte, porque el arte es orden. Se ha de ver el conjunto”.

Mirando sus cuadros descubrimos que, a menudo, utilizaba variaciones de un mismo color. En esta obra, por ejemplo, todos los colores tienen verde. Este efecto de unidad se potencia además al usar manchas envolventes, otra de sus composiciones preferidas.

Before Harvest (Antes de la Cosecha), 1999

Nos asomamos a sus dípticos. ¿Son dos cuadros unidos o uno pintado sobre dos lienzos? De la mano de Esteban Vicente descubrimos las herramientas para conseguir unidad en una obra como ésta.

Diptych: Untitled (Díptico: Sin título), 1987

Frente a ella conocimos otra forma de componer: utilizar manchas grandes e irregulares que parecen moverse o flotar.

Fragmentamos la imagen de uno de los cuadros a modo de puzle para experimentar qué ocurre si alteramos el orden de las piezas.

Después de ver la exposición, niños y adultos hicimos un taller para poner en práctica lo aprendido. Unidad, color y composición fueron los ejes a partir de los que creamos una obra colectiva hecha con varias piezas.

El proceso parecía sencillo: definir las formas entre todos, delimitar los colores, trabajar cada pieza y reunirlas en la obra final. Pero, ¿cómo conseguir unidad?

“ La idea es que primero hacemos cualquier trazo, y este trazo (…) se relaciona con los límites del lienzo. Cuando hacemos un segundo trazo comienza el problema. El segundo trazo que hacemos debe estar relacionado con el primero y también con los límites (…). Todo consiste en tomar decisiones todo el tiempo, estas decisiones suponen finalmente el total de la obra.”

Lo primero que hicimos fue enfrentarnos al espacio vacío. Las palabras del pintor nos ayudaron una vez más.

Cada grupo debía elegir una de las cuatro composiciones que habíamos visto en las salas.

También debía ponerse de acuerdo sobre los colores . ¿Verdes? ¿Azules? ¿Rojos? Para conseguir unidad, nosotros, como Esteban Vicente, utilizamos colores que tenían mucha afinidad entre sí.

Después de un tiempo de reflexión y debate, tomadas las primeras decisiones, trazamos la estructura de nuestro cuadro.

Separamos las piezas y trabajamos en equipo. Cada cartulina se convirtió en un cuadro en sí mismo… pero no podíamos olvidar que también era un fragmento de uno más grande.

Pintamos con lápices y ceras acuarelables.

Echamos agua sobre la superficie con cuentagotas para conseguir un proceso controlado.

Extendimos y mezclamos los colores.

Y reunimos las piezas hasta conseguir un cuadro-puzle.

Después de la acción llegó la contemplación:

nos reunimos en torno a nuestra obra para poder

disfrutarla y analizar nuestros resultados.

¿Habíamos conseguido

lo que nos habíamos propuesto?

Observamos que nuestras piezas podían ser, a la vez , varios cuadros o uno sólo.

Comprobamos cómo, al ser abstractos, podían tener varias orientaciones y decidimos cuál sería nuestro punto de vista.

Analizamos nuestro proceso: de la línea a la mancha, del dibujo a la pintura, de la idea inicial al resultado.

Nos dimos cuenta cómo el color y la composición nos ayudan a conseguir unidad. Disfrutamos de nuestras obras construidas en base al azul (marino, turquesa, verdoso, cielo, violáceo…)

Al verde (oliva, hierba, botella, agua, amarillento, parduzco…)

Y al rojo (carmín, púrpura, anaranjado, fuego, marrón, granate…)

Nos dimos cuenta de que algunas composiciones eran estáticas o dinámicas, tenían diferente peso y ritmo. Mirando unas y otras sentíamos cosas distintas.

También vimos que una misma composición transmitía sensaciones muy diferentes si usábamos colores fríos o cálidos.

Orgullos, apreciamos el trabajo en equipo y disfrutamos de nuestros procesos y resultados.

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