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UNIVERSIDAD POPULAR AUTÓNOMA DEL ESTADO DE PUEBLA
DOCTORADO EN PEDAGOGÍA
MODELOS Y ESTRATEGIAS PARA LA ORGANIZACIÓN DEL APRENDIZAJE
ENSAYO:
LAS TICs NO REEMPLAZAN AL MAESTRO EN EL S. XXI
CATEDRÁTICA:
Dra. Laura Angélica Bárcenas Pozos
ALUMNO:
Roberto Hernández Hernández
Puebla de los Ángeles, junio de 2015.
INTRODUCCIÓN
Desde los años 80s, cuando se empezaron a utilizar las primeras
computadoras en la escuela, se preguntaba si estas iban a desplazar a los
maestros. Pero debido a que en ese tiempo no se imaginaba el desarrollo de la
tecnología, se podía responder fácilmente que las tecnologías de la Información y
comunicación (TICs) no iba a desplazar al maestro. Sin embargo, en la actualidad
la situación ha cambiado mucho. Hoy no sólo el profesor cuenta con dispositivo,
sino también la mayoría de los alumnos. Ahora se tiene acceso a la tecnología en
la escuela, la casa, y hasta en la movilidad. Las oportunidades para aprender no
implican más tiempo encerrados en un salón de clases y controlados por un
horario, los alumnos hoy pueden tener acceso al aprendizaje, cuándo y donde
ellos quiera, si así lo desean.
Por todo lo anterior, se puede pensar que ahora sí las TICs va a reemplazar
al maestro. Sin embargo, esto no pude ser posible, ya que como menciona Esther
Durán y de la Vega (2014), profesora de la UNAM, las nuevas tecnologías sólo
son herramientas muy útiles para la enseñanza pero no reemplazan el trabajo de
los maestros. Y aunque hay evidencias de que en algunos países como Etiopía
los jóvenes aprenden con tablets PC sin profesor, todavía es muy improbable que
la tecnología llegue a reemplazar al maestro en el proceso de enseñanza
aprendizaje (Doug Woods, 2012).
Los maestros a través de la historia han sido importantes y necesarios en el
aprendizaje, ya que han propiciado las condiciones para que los alumnos
aprendan. Sin embargo, que ahora existen nuevas herramientas como las TICs
que pueden ayudar a los maestros en su enseñanza, y deben incorporarlas a sus
prácticas pero no convertirlas en un fin, sino en un apoyo para propiciar el ejercicio
de la reflexión, la discusión y la comprensión, necesarias para el aprendizaje de
los alumnos (Rodríguez Esquivel, N. Del C.).
EL MAESTRO EN LA HISTORIA
A lo largo de la historia la figura del maestro en la aprendizaje ha sido muy
importante. Por ello, aunque en la actualidad las TICs se han desarrollado
bastante, no podemos prescindir en el aprendizaje de los alumnos de la figura del
maestro. Y aunque, la imagen del maestro varía en cada época histórica
dependiendo de las estructuras tradicionales de la sociedad, el maestro ha
formado parte importante del proceso educativo a través de todos los tiempos, ya
que ha sido el que instruye y forma a los alumnos.
En la Edad Antigua
El origen del maestro se remota aproximadamente al S. V a. C. en la cultura
griega, aunque su figura no corresponde exactamente con lo que hoy es el
maestro. La figura del maestro, en un primer momento se identifica con el esclavo
“el paidagogo” que acompaña al niño a la escuela. Más tarde, justificada la
cualificación del esclavo, será éste quien instruya a los niños de su amo. Superada
esta época surge el prototipo del maestro. En esta época, el maestro sufría
descrédito y escaso aprecio, incluso durante la época helenista, su retribución era
proporcional a su valoración. El maestro enseñaba al niño con paciencia y lentitud
a leer, escribir y contar. Y debido a la escasa preparación del maestro , cumplían
con un papel más de niñero que de pedagogo (Gonzáles Pérez, T. 1993).
A través de la historia la figura del maestro ha ido experimentando periodos
de desprestigio social, y otros de estimación. En la sociedad romana el maestro
carecía de reconocimiento y estima, su función era gratuita, en algunas ocasiones
recibía un pago pero era insuficiente que lo obligaba a realizar otras actividades.
Aunque a Sócrates se le llama el maestro de la Grecia clásica, es
Quintiliano quien enaltece el sentido social de la docencia en Roma. En su obra
titulada Instituio oratoria se considera como el primer manual de formación
docente. Señala que el maestro es sinónimo de sabio, y que ejerce una fuerte
influencia en el infante. Equipara al maestro con el papel de un padre que debe
cumplir su misión de forma flexible, sin exceder su autoridad ni actitud pero sin
dejarse manipular. Quintiliano aporta aspectos básicos para la fundamentación
magisterial, que han servido de soporte para la docencia; tales como la adaptación
del maestro al discente, distribución de actividades, motivación del alumno,
características psíquicas infantiles, adaptación escolar, proceso de aprendizaje,
castigos, sin menospreciar los antecedentes educativos que ponderan al maestro.
Responde a las cuestiones educacionales con rigor y método científico, unificando
la educación con las funciones del maestro, plasmando un programa educativo
que persigue la perfección humana (Gonzáles Pérez, T. 1993).
En la Edad Media
Durante la Edad Media, el maestro era el eje de la educación. La obra de
Pedro Abelardo Historia Calamitatium evidencia el protagonismo magisterial. En
esta obra cuenta su vida, su drama, e informa sobre la organización de los
estudios y los problemas que preocupaban a los intelectuales de su época
(Miranda Canal, N. 1999).
En la Edad Moderna
En el renacimiento Juan Luis Vives (1492-1540), es considerado como uno
de los grandes maestros, ya que centra su ideal educativo en el estudio de las
humanidades. Es un maestro de vocación paidocéntrica, moderniza los programas
educativos y se interesa por el edificio escolar, la marginación, la guerra, los vicios
sociales, etc. Por todo ello, dada su vertiente social se le tilda de pedagogo social.
Entre el renacimiento y la ilustración surge otro gran educador, Comenio
(1590-1670) quien plantea una nueva dimensión escolar. Su concepción educativa
cimenta las bases pedagógicas que se estrenan en el siglo de las luces. Su
pedagogía, regirá la enseñanza de la época, facilita métodos y contenidos de
enseñanza. La Didáctica Magna, obra en que recoge todo su sentir pedagógico,
contiene su método y se convierte en la primera metodología didáctica de la
modernidad. A Comenio se le atribuye la introducción de la enseñanza elemental
(Gonzáles Pérez, T. 1993).
En la Edad Contemporánea
En el siglo XVIII evoluciona la sistematización de la enseñanza, y con la
creciente necesidad de creación de escuelas, el maestro adquiere protagonismo.
En este tiempo la escuela comienza a ser sinónimo de progreso. Por ello en
Francia en 1794 se funda la primera Escuela Normal de Maestros.
En el siglo XIX se reconoce y afirma la importancia de la formación
magisterial. El maestro debía ser una persona instruída, preparada cultural y
profesionalmente. No obstante, estos requisitos aún resultaban insuficientes. Pero
no podemos menospreciar la labor de las instituciones creadas a tal fin.
En el siglo XX los pedagogos Dewey, Freinet y Freire trabajaron a favor de
la educación para la democracia. Lucharon en contra de la escuela tradicional
identificada por ellos como autoritaria, academicista, moralizante y bancaria-
centrada en la reproducción del saber y la memorización mecánica de los
contenidos, sostenida por el ejercicio del poder del docente quien siente legitimado
su rol por la edad, la experiencia, el saber y la tradición. Se identifica al maestro
como una persona comprometida con la construcción de la democracia como
horizonte político-social, consciente de la importancia de relacionar la escuela con
la vida y de promover una intensa red de relaciones intra e interinstitucionales.
El maestro democrático está llamado a formarse permanentemente en
asociación con otros para hacer del trabajo escolar un esfuerzo corresponsable
que le exigirá un alto grado de disciplina intelectual, cívica y política cónsona con
su responsabilidad social. Su compromiso democrático se traduce en una actitud
ética de respeto a la persona del alumno y una atención a sus preocupaciones e
intereses (Muñoz L., D. A. 2006).
El maestro en la historia de México
En nuestro país en la primera mitad del siglo XIX el maestro era el sujeto
principal del proceso educativo, la enseñanza estaba sustentada en la
memorización, la repetición de ejercicios y la recitación y lectura de formulas,
frases y pasajes, principalmente de contenido religioso. El papel del profesor era
considerado esencial en la formación moral y espiritual de la niñez; por lo tanto,
gozaba de una alta estima social.
Durante la Revolución, la función del maestro fue activa e importante
socialmente, aunque no en número, puesto que sólo pocos maestros se unieron al
alzamiento contra Díaz, y la gran mayoría se sumaron cuando la dictadura había
caído. Pero sí fueron notables sus labores de oposición y activismo político en las
comunidades y mediante la prensa, y como jefes revolucionarios o como
intelectuales asesores de estos mismos; casos muy conocidos fueron los de
Plutarco Elías Calles con el constitucionalismo y el de Otilio Montaño con el
zapatismo, respectivamente (Pérez Méndez, M. A.).
En los años 20 se reconoce su labor como principal formador de la niñez.
De esta manera el maestro se convirtió en la persona más importante, junto con el
cura, en los pueblos. En 1921 al ser fundada la Secretaría de Educación Pública
por José Vasconcelos, se desarrolló la idea del “maestro misionero”. Esta idea
tenía un origen religioso muy poderoso. Quizá por ello prosperaron las misiones
culturales y se convirtieron en el mecanismo idóneo para llevar a todos los
rincones posibles del país la cultura (Zorrilla, F.M. 2002).
A principios de la década de 1930, el maestro fue concebido como líder
comunitario y un agente de cambio social, que defendería los derechos de las
clases oprimidas, tales como el campesinado y el proletariado, a los que
organizaría para que lucharan por su emancipación y contra la explotación. Por
tanto, se convirtió en un activo impulsor de la reforma agraria.
En los años setenta y siguientes, debido a las crisis económicas y sociales
la escuela y el maestro fueron eliminados de la agenda nacional, y por tanto,
perdieron el lugar que alguna vez tuvieron. Y aunque se quiso profesionalizar al
maestro para hacer frente a los nuevos retos, no se han obtenido los resultados
que anuncia el discurso público, pero los maestros siempre han estado trabajando
y aportando en la enseñanza.
SITUACIÓN ACTUAL DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO
Como anteriormente se observado, el maestro ha jugado un papel muy
importante dentro de la sociedad de todo tiempo y lugar. Ha sido caracterizado
básicamente como un líder social, responsable de la formación y continuidad
social y cultural de las generaciones (Dorfsman, M. 2012). La educación en
general y la educación escolar en particular ha sido posible gracias a la acción de
los maestros. Sin embargo, la educación en nuestro país que está en parte a
cargo de los maestros, no ha generado seres que aprenden a pensar y con
capacidad de reflexión, análisis y juicio crítico
En México se vive un estancamiento y deterioro educativo. El sistema
educativo mexicano se ha separado paulatinamente de las exigencias del
desarrollo personal y nacional. La educación ha dejado de ser un instrumento
directo de movilidad social y mejoría económica; es decir, un instrumento de
igualdad y justicia. En los últimos años ha dejado de ser también una prioridad real
de inversión y planeación del Estado. Sobre los criterios de calidad y mejoramiento
educativo se han impuestos los intereses corporativos y burocráticos del sector,
que buscan su bienestar en vez de atender las urgencias educativas de la nación.
En consecuencia, los pocos indicadores disponibles sobre la calidad del proceso
educativo y por consecuencia del aprendizaje, señalan sin excepción y en todo los
niveles que México es un país con promedio escolar inferior a cinco, es decir, un
país de reprobados (Guevara Niebla, 2012).
El rezago educativo que se vive en México, no permite como señala Jack
Delors (1996) ayudar a la persona a aprender a conocer, aprender a hacer,
aprender a vivir juntos y a prender a ser. Por tanto, Se debe reformar la educación
en nuestro país y, esa reforma debe iniciar por los maestros los cuales han tenido,
tienen, y tendrán un papel muy importante en el proceso de enseñanza-
aprendizaje. Pero no sólo ellos tienen que reformarse, sino también los alumnos,
las familias, las instituciones educativas, las empresas y el gobierno.
EL PERFIL DEL MAESTRO PARA EL SIGLO XXI
Las nuevas TICs, los cambios culturales y científicos que se está viviendo
en el mundo, exigen una renovación para hacer frente a los desafíos que el nuevo
milenio nos presenta. Y esta renovación se debe hacer en todos los sectores,
incluyendo el educativo, en el cual el maestro tiene un papel muy importante.
Se debe reconocer que existen maestros que se han estado adelantando al
futuro y ya están implementando estrategias para que el aprendizaje de los
alumnos responda a los nuevos retos. Sin embargo, es necesario que todos los
docentes vayan adquiriendo y empleando habilidades y competencias que les
permitan a los alumnos en los contenidos, competencias y actitudes necesarias
para hacer frente al futuro (López-Jurado Puig, M. 2011).
Nuevas prácticas:
Para empezar, de entre las diversas renovaciones que los maestros deben
realizar, es comprender que su papel más importante es conocer en primer lugar a
cada alumno como un individuo con el fin de comprender sus necesidades únicas,
estilo de aprendizaje, fondo social y cultural, intereses y habilidades (Taack
Lanier, J. 1997). Deben superar la visión de que todos los alumnos son iguales y
que todos aprenden de la misma manera, de que todos tienen que llevar el mismo
de aprendizaje. Sus clases deben ser bien explicadas, utilizar el material didáctico
pertinente para que los alumnos encuentren relación con lo que aprenden, hacer
que los alumnos trabajan. Deben preparar las lecciones (Éva Ujlakyné Szucs, E.
2009).
El maestro debe ser facilitador:
Anteriormente los maestros solían ser la principal fuente de conocimiento, el
líder y educador de la vida escolar de sus alumnos. Solían ser la autoridad en la
clase y, a menudo se hacían cargo de la función de los padres. Hoy en día, los
maestros deben proporcionar información y mostrar a sus estudiantes cómo
seleccionarla y analizarla. A pesar de que todavía son considerados como una
especie de líder en la clase, deben ser considerados como facilitadores y guías en
el proceso de aprendizaje (Éva Ujlakyné Szucs, E. 2009). Su tarea principal es
establecer metas y organizar el proceso de aprendizaje en consecuencia.
En la actualidad, ya no es bueno que el maestro simplemente bombardee
contenidos de las asignaturas en las mentes de los alumnos, ya que este sistema
niega los alumnos la oportunidad de pensar críticamente. Ahora se necesita hacer
razonar a los alumnos y aprender unos de otros.
El maestro debe tener una nueva concepción del alumno:
Los maestros deben desafiar a que el estudiante tome un papel activo
en su aprendizaje. Ya no se deben ver como los reyes de la clase que
deciden todo. Deben ser conscientes que se logra más si adoptan el papel
de guías docentes, facilitadores y compañeros de los alumnos. (Taack
Lanier, J. 1997). Y para que los alumnos tomen una verdadera
responsabilidad en su aprendizaje, el currículo debe estar relacionado con
sus vidas, las actividades de aprendizaje deben involucrar su curiosidad
natural, y las evaluaciones deben medir los logros reales y ser una parte
integral del aprendizaje.
Trabajar en equipo:
Los maestros tienen que superar la tentación de trabajar aisladamente,
tienen que ser capaces de trabajar en equipo, cooperar con los colegas y padres,
compartir experiencias de buenas prácticas, y trabajar en proyectos con maestros
de diferentes áreas o asignaturas a fin de que el aprendizaje de los alumnos sea
más transversal. El trabajar en equipo, también lo deben fomentar en los alumnos,
deben hacer que los alumnos trabajen en grupos donde realicen tareas que les
permitan desarrollar habilidades para la resolución de problemas, toma de
decisiones, liderazgo y comunicación, así como habilidades interpersonales y
analíticas. Las cuales son necesarias y cruciales en el campo de trabajo (Swaga,
P. 2015).
Ser innovadores:
Los futuros maestros tienen que estar abiertos hacia el necesidades de los
alumnos; saber conectar los conocimientos previos, la experiencia personal,
intereses, pasiones y talentos, para ello deben ser ser innovadores y
creativos. Y También deben fomentar la creatividad de los alumnos, buscando y
construyendo experiencias educativas significativas que permiten a los estudiantes
resolver problemas del mundo real.
Motivar para aprender
Los maestros deben tener carácter abierto, empatía, y motivación para los
alumnos. Deben buscar la manera que los alumnos se apasionen en el
aprendizaje, a través de proyectos y aventuras (Taack Lanier, J. 1997). Se debe
mantener el interés de los estudiantes, ayudándoles a ver cómo lo que
están aprendiendo les sirve en el mundo real. Inculcarles la curiosidad, que
es fundamental para el aprendizaje permanente. Ser flexibles en la forma
que se enseña. Y animar a los alumnos a que sigan aprendiendo fuera de la
jornada escolar formal.
Ser expertos en el uso de las TICs:
El maestro ahora tienen que ser capaz de usar y manejar con eficacia las TICs. Y
además, mejorar y enriquecer las oportunidades de aprender a enseñar
significativamente a sus estudiantes con apoyo en dichas tecnologías (UNESCO,
2008). Para esto, el maestro debe emplear formas innovadoras y creativas con
sus alumnos a fin que de logren desarrollar una cultura educativa tecnológica
(OEI, 2008).
CONCLUSIONES
El maestro a lo largo de la historia ha tenido un papel muy importante en el
aprendizaje de los alumnos, el cual ha redundado en beneficio de la sociedad,
pero desafortunadamente no se ha valorado dicho trabajo ni mucho menos se ha
retribuido como se merece.
En el pasado los maestros valiéndose de diversos métodos y herramientas,
fueron guiando a los alumnos en su aprendizaje. Sin embargo, en la actualidad
debido a los grandes cambios, sus prácticas están siendo insuficientes, por ello es
necesario realizar una renovación cambiando algunas actitudes y sobre todo
incorporando las TICs a sus prácticas docentes, las cuales ya están al alcance de
la mayoría.
Las TICs no están en contra de los docentes o pretenden suplirlos, son
herramientas que ayudan en el proceso de enseñanza-aprendizaje que si se
emplean adecuadamente pueden ayudar mucho, pero si se usan incorrectamente
pueden limitar el aprendizaje.
Las TICs no pueden suplir la función del maestro en el aprendizaje de los
alumnos, ya que estás son sólo herramientas que no pueden ayudar por sí solas a
que el alumno realice operaciones fundamentales para el aprendizaje, tales como
el análisis, la reflexión y la comprensión, así como la sociabilización; necesarias
para el conocimiento que sólo el maestro puede propiciar.
Aunque a través de las TICs se puede tener acceso a mucha información la
cual es buena para el aprendizaje, no pueden proporcionar el acompañamiento
humano que el maestro realiza con el alumno durante su aprendizaje, el cual es
necesario para el crecimiento y desarrollo de la persona.
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