La práctica del enterramiento y la iconografía moche

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LA PRÁCTICA DEL

ENTERRAMIENTO Y

LA ICONOGRAFÍA

MOCHE

Se desarrolló entre el 200 y el 700 d.C. en el valle del río

Moche, fueron considerados los mejores ceramistas del Perú

antiguo gracias al fino y elaborado trabajo que realizaron en

sus cerámicos, en ellos representaron a divinidades, hombres,

animales y escenas significativas referidas a temas

ceremoniales y mitos que reflejaban su concepción del mundo.

VASIJA CON ASA

ESTRIBO-FIGURA Y

FINA DECORACIÓN

El estilo de Línea Fina se caracterizó por el uso de líneas

pictóricas muy delgadas sobre engobes blancos que se usaron

para ilustrar con gran detalle complejas escenas sobre botellas

ceremoniales preferentemente de asa de estribo

Botella asa estribo con representación

de LíneaFina. Tomada

deMcClelland,McClelland,Donnan 2007

Aunque veneraron varios dioses, su deidad principal fue Aia

paec, el Hacedor, es un humano felinizado, portador de un

cuchillo y un cinturón de serpientes, símbolos de poder.

Hasta antes del descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán,

se pensaba que las imágenes del arte Mochica formaban parte de

la mitología de esta cultura, existentes solo en la mente de sus

creadores. Por ello, constatar que muchos de los emblemas,

ornamentos y atuendos vistos en la iconografía Moche fueron

usados por un personaje real ayudo a disipar muchas de las dudas

acerca de estos legendarios hombres de los valles de

Lambayeque.

El centro de la liturgia religiosa Mochica era una

compleja ceremonia que culminaba con el sacrificio de guerreros

vencidos en el campo de batalla. La ceremonia, que ha sido

llamada del “Sacrifico”(Hocquenghem 1987) dado que culmina en

la muerte ritual de los prisioneros, y de la “Presentación” (Donnan

1975), ya que su sangre es presentada en copas ceremoniales a una

divinidad.

CEREMONIA DEL SACRIFICIO

“Pieza Larco” Representan la

ceremonia en todos sus detalles.

En el se enfrentaban guerreros fuertemente armados con

estólicas y lanzas, porras de madera o metal, escudos y

hondas y ricamente ataviados con tocados y plumeros

elaborados, orejeras, pintura facial, pectorales y

brazaletes de cuentas, camisas decoradas con imágenes

de olas o escaleras, faldellines y taparrabos, coxaleras y

campanas.

COMBATE RITUAL

Combate Ritual entre los Guerreros.

Tomado de Hocquenghem 1987.

Consistió más bien en un enfrentamiento de un individuo contra

otro, cuerpo a cuerpo. Parecería que los guerreros embisten a sus

contrincantes con sus porras hasta que uno perdía su tocado y se

le llegaba a ver el cabello. Esto es de enorme trascendencia ya

que en le arte Mochica sólo se ve el cabello de un hombre cuando

ha sido derrotado y esta cercano a su muerte.

Los guerreros emplearían toda su habilidad y esmero para evitar

ser derrotados, por lo que en el proceso algunos guerreros eran

heridos y aparecen sangrando por la nariz o de la cabeza.

Guerreros en combate ritual. Tomado

de McClelland y Donnan 1999.

El guerrero vencido rápidamente se convertían en prisionero, se

le despojaba de sus ropajes, se le ataba las manos a la espalda y

se le pasaba una soga por el cuello.

A continuación los prisioneros desnudos y atados eran

presentados a guerreros de alto rango que aparecen esperando el

desenlace del combate en lugares ligeramente alejados del campo

de batalla.

Desnudos y atados, los prisioneros eran llevados

en procesiones a lugares donde se procedía a su

sacrificio. En algunos casos las procesiones de prisioneros se

tornaban verdaderos desfiles, con algunos prisioneros llevados en

literas por sus compañeros de infortunio, y otras siendo arrojados

desde picos.

Representación del desfile de

prisioneros vencidos. Tomado de

Hocquenghem 1987.

El sacrificio parece haber tenido como función principal extraer la

sangre de los prisioneros, sometiéndolos a un muerte lenta y

debilitadora a medida que perdían el fluido vital, para lo cual se les

hacia una perforación en el cuello y se insertaba un tubo, la sangre

era cuidadosamente recogida en copas ceremoniales para ser bebida

por su dioses-hombres.

El sacrifico mismo es generalmente ejecutado en las

representaciones por animales antropomorfos, particularmente

felinos y murciélagos. Se produce en este punto un tránsito de un

mudo meramente humano, a otro donde los actores son

habitualmente seres sobrenaturales.

Sacrificio de los Prisioneros

Sacrificio de los Prisioneros. Tomado

de McClelland y Donnan 1999.

Imagen de la ceremonia de sacrificio,

ilustración por Jon Foster©

Ceremonia de la Presentación de la Copa

Ceremonia de Presentación de la Copa.

Tomada de Donnan 1999.

“CULTURA MOCHICA Y SUS ENTIERROS”

Para los Mochicas la muerte no habría sido considerada como el

fin de la vida, sino más bien como el paso de un estado a otro, y

por lo tanto, los roles y las funciones desempeñadas en vida

debían de extenderse más allá de la muerte (Hocquenghem 1987).

ENTIERROS MOCHICA

Las grandes tumbas de cámara descubiertas en Sipán, Dos

Cabezas, La Mina, San José de Moro, y las Huacas de la Luna,

el Brujo y de la Cruz, han permitido recuperar individuos con

identidades mucho más complejas.

Sus riquísimos ajuares que incluyen ornamentos de oro, plata y

cobre dorado, tocados de plumas y finísimas vestimentas de

algodón y lana, así como artefactos de cerámica de gran belleza

y muchas ofrendas más, han llevado a que los considerásemos

como Señores y Señoras, Sacerdotes y Sacerdotisas,

Decapitadores, o Divinidades de diversos tipos y jerarquías.

Tumbas Reales de Sipán: estos impresionantes sepulcros fueron

encontrados sobre la zona meridional del valle de Lambayeque, a

este importante sitio arqueológico se lo conoce con el nombre de

Complejo de Huaca Rajada-Sipán.

Las tumbas encontradas en Sipán son un testimonio de la

veneración del pueblo mochica hacia sus gobernantes,

considerados por sus súbditos también como semi divinidades.

EL SEÑOR DE SIPÁN

Bastón de mando de oro del Señor de

Sipán

Corona semicircular De Oro

Pectoral de Concha Spondylus.

No todas las tumbas moche son como las de Sipán; la mayoría

contiene menos objetos, especialmente respecto a los metales.

Tampoco todas se asocian a las grandes pirámides; las hay en

sectores colindantes a los campos de cultivos

Los estudios de iconografía tienen una oportunidad

extraordinaria, pues en cada tumba las imágenes, disposición y

materiales son expresiones simbólicas perfectamente ordenadas.

Cada contexto expresa un complejo discurso que varía de

acuerdo con jerarquía y fases temporales.

El más conocido legado cultural moche es su cerámica,

generalmente depositada como preciosa ofrenda para los

muertos. Hombres, divinidades, animales, plantas y

complejas escenas fueron representadas por sus artistas

bajo la forma de imágenes escultóricas o vasijas decoradas

a pincel.

LA CERAMICA MOCHE

Dentro de las tumbas se encontraron vasijas, que probablemente

estuvieron consagradas para la producción de la chicha.

Sus pictografías derrochan vida y movimiento en las

complejas escenas de ceremonias, combates, cacerías rituales

y probables relatos míticos. Sin embargo, la vajilla para uso

diario, utensilios domésticos y vasijas para agua fueron

funcionales, sencillos y escasamente decorados.

La cerámica moche tiene dos colores predominantes: rojo y

crema, no usaron el color azul y verde por respeto al mar,

conocido como Kon.

SEMEJANZAS ENTRE LAS

ESCENAS DEL

ENTERRAMIENTO MOCHE

SEÑOR DE SIPÁN-

SACERDOTISA DE MORO

Escena del entierro del

Señor de Sipán

La cerámica de línea fina, las Sacerdotisas de Moro

Botellas de asa estribo de estilo Mochica Tardío

decoradas con diseños en línea fina excavadas en San

José de Moro.

PRESENCIA DEL ULLUCHU EN LA CEREMONIA Y EN LA ICONOGRAFÍA

Detalle de la Sacerdotisa con su gran tocado, falda y trenzas

terminadas en cabezas de serpientes. La sacerdotisa lleva

en la mano una "Copa del Sacrificio" Cortesía: Museo Rafael

Larco H.

Larco Hoyle propone al ullucho como símbolo de silencio y

discreción, las personas para comer de este fruto debían

acercarse con silencio pues de lo contrario el fruto se volvía

amargo.

Lo ceremonial y lo ritual con los ritos de sacrificios de

prisioneros moche, en donde se le proporciona una

característica peculiar como objeto de transporte de la sangre y

su jugo como medio para que la sangre no se coagule.

El ullucho como símbolo de la sangre resulta ser

un elemento que se expresa en el flote alrededor

de combatientes.

Luis Jaime Castillo La Ceremonia del Sacrificio Batallas

y Muerte en el Arte Mochica. Butters Pontificia

Universidad Católica del Perú

Hernán Amat Olazábal. LA CULTURA MOCHE Y LOS

SEÑORES DE SIPÁN

La Tumba de la Sacerdotisa de San José de Moro

Pontificia Universidad Católica del Perú

BIBLIOGRAFÍA