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Fuerteventura segun Miguel de Unamuno
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UNAMUNO Y FUERTEVENTURA
• PRESENTACIÓN INFORMÁTICA
ELABORADA POR ROBERTO
HERNÁNDEZ BAUTISTA Y
FABIOLA HERRERA MELIÁN
PARA LOS ALUMNOS DE
DIVERSIFICACIÓN DE 3º DE LA
ESO DEL I.E.S. SAN DIEGO DE
ALCALÁ DE FUERTEVENTURA.
• MÚSICA: DOMINGO
RODRÍGUEZ “El COLORAO”
• FOTOS: ROBERTO HERNÁNDEZ
BAUTISTA
D. Miguel de Unamuno y Jugo fue uno
de los grandes escritores del mundo
contemporáneo. Nació en Bilbao en el año
1864, estudiando el bachillerato en su ciudad
natal. Con posterioridad se trasladó a Madrid
para cursar la carrera de Filosofía y Letras,
obteniendo el doctorado con una tesis sobre el
pueblo vasco. Ya en 1891 consiguió la
cátedra de griego en la Universidad de
Salamanca, inclinándose en esos años hacia
la ideología del socialismo y escribiendo
frecuentemente en la prensa obrera de la
época.
Su nombramiento como rector de la
Universidad de Salamanca se producirá en el
año 1900, con tan sólo 36 años de edad,
cargo del que es desposeído en 1914, por
declararse partidario de los aliados. Entre
1921 y 1923 fue vicerrector y decano de la
Facultad de Letras y cuando el general Primo
de Rivera dio el golpe de estado del 13 de
septiembre de 1923, anulando la constitución
y disolviendo las instituciones democráticas,
Unamuno condenó el régimen militar de Primo
de Rivera, motivo por el cual fue desterrado a
la isla de Fuerteventura a donde llegaría el 10
de marzo de 1924.
descriptiva prosa supo inmortalizar la
especial idiosincrasia del paisaje y la cultura
majorera, dándola a conocer desde entonces
con una auténtica proyección mundial
En Fuerteventura, Unamuno fue amigo de las
tertulias locales y le gustaba pasear por la
Playa Blanca y recorrer la isla y sus pueblos
en numerosas excursiones, llegando a
reseñarle a su amigo R. Castañeyra la idea
de que la Montaña Quemada sería uno de los
parajes en el que le gustaría ser enterrado a
su muerte.
Finalmente, el 9 de julio de 1924, se embarcó
clandestinamente desde el puerto de Caleta
de Fuste con dirección a Gran Canaria a
donde llegaría tras un penoso viaje de dos
días. A su llegada su hijo le notificaría que el
general Primo de Rivera le había
indultado, poniéndose fin a su
destierro, aunque en la realidad se marchó
de Fuerteventura a París.
De sus numerosos textos sobre la isla de
Fuerteventura hemos seleccionado los
siguientes:
Su estancia en la isla fue sólo de
cuatro meses, pero en ella escribiría
cotidianamente, inspirándose en el
paisaje y las costumbres de sus
gentes. Él con su cuidada poesía y su
Para mí Fuerteventura fue todo un oasis, un oasis donde mi espíritu
bebió las aguas vivificadoras y de donde salí refrescado y fortalecido
para continuar mi viaje a través del desierto de la civilización.
Como esta isla de Fuerteventura ,henchida de solemne belleza
trágica, toda ella entrañas calcinadas de la tierra madrastra…
Estas soledades desnudas, esqueléticas, de esta descarnada isla
de Fuerteventura!¡Este esqueleto de tierra, entrañas rocosas que
surgieron del fondo de la mar, ruinas de volcanes; esta rojiza
osamenta atormentada de sed! ¡ Y qué hermosura!
¡Sí,hermosura!
Desierto es esta solemne y querida tierra aislada
de Fuerteventura, una de las islas llamada antaño
Afortunadas y que tiene la fortuna y la hermosura a
la vez en su noble y robusta pobreza. Tierra
desnuda, esquelética, enjuta, todo ella
huesos, tierra que retempla el ánimo.
Clima quiere decir
inclinación, y la inclinación es
aquí, en esta afortunada isla
de Fuerterventura, admirable.
¡Qué escuela de sosiego! ¡Qué
sanatorio! ¡Qué fuente de
calma!
¡ Que nombre tan sonoro, alto y significativo!
¿Fuerteventura? Es decir, ventura fuerte. Y si a
estas Canarias se las llamó las Afortunadas, a
ésta de Fuerteventura habrá que llamarla la
fuertemente venturosa.
Esa bendita isla de
Fuerteventura donde he vivido
con ustedes, los nobles
majoreros.
Aquí en Puerto de
Cabras de
Fuerteventura, frente a
la mar serena y al
sereno cielo, sobre
esta aislada tierra
sedienta.
En estas mañanas, cuando el
sol, al salir de la mar, me
da, recién nacido, un beso en la
frente.
Es esta tierra esquelética, escueta, hija de las entrañas
fogosas de la tierra, es esta isla de desnudez la que ha
hecho el gofio, como ha hecho la aulaga, y ha hecho el
hombre que tuesta el grano y se lo come…
Y he aquí cómo este pedazo de África sahárica lanzado al
Atlántico.
… aquí en esta sedienta
isla -¡sedienta ceñida de mar y con
toldo de nubes!-…
… esta isla tiene un estilo, un estilo esquelético. Esquelética es
su tierra, estas ruinas de volcanes que son sus montañas, a
modo de corcovas de camellos, las montañas de esta isla
acamellada, esqueléticos son sus camellos, que acusan su
osamenta vigorosa,
esquelética es la aulaga, el
pobre tojo que reviste estos
pedregales, esa mata que es
toda ella espina y flores, sin
hojarasca alguna, escueta,
enjuta, ósea;
esquelético es el
tarajal, este mustio
tamarindo que sacude al
viento su mezquino y
lacio y gris follaje;
esquelética es también la pella
de gofio, de harina de trigo
tostado, ese gofio que es como
esqueleto de pan;
esqueléticas son las casas, estas casas sin tejados, de
desnudos mampuestos muchas de ellas…Y toda esta solemne
desnudez ósea es autobiográfica. Con esta
desnudez, Fuerteventura describe su propia vida, se describe
a sí misma.
En la sedienta isla canaria de los
camellos.
Oyendo la canción brisadora del
mar, la leyenda del Atlántico, al
pie de las recortadas colinas
peladas.
En ella hay lo que llaman gavias, cuadrados
con rebordes, para que el agua de riegos se
endique en ellos;
En su extremo Suroeste forma una península
casi deshabitada, por donde vagan, entre
soledades desnudas y desnudeces solitarias de
la mísera tierra, algunos pastores.
¡Ah, si pudiéramos evocar el espíritu errante de la
pitonisa Tibiabín o de la sibila Tamonante, que
vagan por los trágicos cuchillos de esta isla
sedienta de agua dulce…
La mar ha cantado a mi soledad
íntima y me la ha encantado
¡La mar! Allá en Fuerteventura, en mi entrañada Fuerteventura
–pedazo de mi alma eterna ya- , bañaba todos los días mi vista
en la visión eterna de la mar, de la mar eterna, de la mar que vio
nacer y verá morir la historia, de la mar que guarda la misma
sonrisa con que acogió el alba del linaje humano, la misma
sonrisa con que contemplará su ocaso.
¡Estos barrancos secos y sedientos, cadáveres de
ríos!
Y sus higos se secan al sol, y ellos los higos secos, pasos,
y el queso, el cuajado queso de las pobres cabras y ovejas que
lamen estos pedregales, sirven de conduto para comer el
gofio, esqueleto de pan, a los hijos de esta fuerte tierra de la
verdad, de esta fuerteventurosa isla ermitaña.
Roca sedienta al sol
Fuerteventura tesoro de salud y
nobleza
La aulaga es un esqueleto de planta; la camella es casi
esquelética y Fuerteventura es casi un esqueleto de isla.
Ruina de volcán esta montaña
por la sed descarnada y tan desnuda,
que la desolación completa muda
de esta isla sufrida y ermitaña.
La mar piadosa con su espuma baña
las uñas de sus pies y la esquinuda
camella rumia allí la aulaga ruda,
con cuatro patas colosal araña.
Pellas de gofio, pan en esqueleto,
forma a estos hombres –lo demás conduto-
Y en este suelo de escorial, escueto,
arraigado en las piedras, gris y enjuto,
como pasó el abuelo pasa el nieto
sin hojas, dando sólo flor y fruto.
¿cómo puede ser tremendo un trueno
aquí, junto a esta mar, tan dulcemente
arrulladora?.
La mar ciñe a la noche en su regazo
y la noche a la mar; la luna, ausente;
se besan en los ojos y en la frente;
los besos dejan misterioso trazo.
Derrítense después en un abrazo,
tiritan las estrellas con ardiente
pasión de mero amor y el alma siente
que noche y mar la enredan en su lazo.
Recordaba la
esquelética
Fuerteventura, toda
ella hueso calcinado
al sol y refrescado
por la brisa atlántica.
… La tierra de esta isla ermitaña no miente; Fuerteventura dice al
hombre, dice a sus hombres, a sus hijos, la verdad desnuda y descarnada, el
esqueleto de la verdad. El que miente aquí es el cielo que se cubre de nubes y no
llueve…
Y luego otro verdor en
los repliegues de
estas osamentas de
montaña, un verdor
amarillento, pálido, el
verdor de las tabaibas.
La leche acre y cáustica de la tabaiba es jugo de los
huesos calcinados de la tierra volcánica que surgió del
fondo de la mar; la leche acre y cáustica de la tabaiba
es tuétano de los huesos de esta tierra sedienta.
Enjalbegada tumba es Betancuria,
donde la vida como acaba empieza,
tránsito lento a que el mortal se aveza
lejos del tiempo y de su cruel injuria.
Se oye en esta barranca la canturia
de la resignación en la pobreza,
la majorera –blancas tocas- reza
entre ruinas, soledad, penuria…
Allí hay
olivos, almendros, palm
as, una austera tristeza
y todo ello blanco, muy
blanco. Blancas de
jalbegue las
casitas, blanca la
iglesia, en que rezaban
unas majoreras tocadas
con sus mantillas
blancas.
En las casitas había macetas
de geráneos, que ponían su
canto rojo en el silencio blanco
Sobre una de las montañas, en su cuchilla, se
destacaba en el cielo, al volver nosotros, el
contorno esquinado de un camello, con el
cuello abatido al suelo y buscando acaso una
esquelética aulaga para la rumia.
Fuerteventura es una isla hoy pobre, muy
pobre, que puede enriquecerse si logra alumbrar
agua; pero rica, riquísima en la nobleza de sus
habitantes, los majoreros –que así se llaman-, y
en la maravilla de su clima.
Fuerteventura es una isla hoy pobre, muy
pobre, que puede enriquecerse si logra
alumbrar agua; pero rica, riquísima en la
nobleza de sus habitantes, los majoreros
–que así se llaman-, y en la maravilla de su
clima.
Salobre, como el sudor, es el agua que aquí
se logra sacar a trechos para regar los
alfalfares; salobre, aunque no tanto, como el
agua de la mar que ciñe a Fuerteventura.
No aquí tierra y cielo se funden
en uno bajo el abrazo del mar.
El mar los apuña juntos
En Pájara hay una pequeña iglesia , y esta iglesiuca de
Pájara tiene una portada en que un cantero que parece haber
recibido inspiraciones de los aborígenes de las Indias
occidentales, ha trazado unas grecas y una figuras simbólicas
que por su estilo recuerdan los ornamentos incaicos o de los
aztecas.
Un oasis me fuiste, isla bendita
Cuando llegué a tu roca llegué a puerto
y esperándome allí a la última cita
sobre tu mar vi el cielo todo abierto.
… dejé esa roca llorando. Es
que dejaba en ella raíces en la
roca y raíces de roca.
ACTIVIDADES
• 1º) ¿Quién fue D. Miguel de Unamuno?. ¿Cuanto tiempo y por qué estuvo en Fuerteventura?.
• 2º) Buscar en el diccionario los siguientes términos: tojo, escueta, acre, cáustica, enjuta, retemplar, apuñar, entrañado, henchida, ermitaña, enjalbegada, tocas, jalbegue, canturia, escorial.
• 3º) Comenta el sentir general de Unamuno sobre la Isla y sus gentes. ¿Qué opinión te merece?
• 4º) Atrévete y describe poéticamente tu visión actual de la isla de Fuerteventura y sus gentes.
• 5º) En tu opinión ¿Qué ha cambiado en la actualidad en la isla ?. ¿Qué diferencias observas en el paisaje y la cultura majorera con respecto a la visión de Unamuno de 1924?
BIBLIOGRAFÍA
• Miguel de Unamuno “ De Fuerteventura a
París”. Ediciones Idea. Santa Cruz de
Tenerife 2003.
• Miguel de Unamuno. “Fuerteventura, un
oasis en el desierto de la civilización”.
Cabildo Insular de Fuerteventura 1998.
• Francisco Navarro Artiles “Unamuno.
Artículos y discursos sobre Canarias”.
Cabildo Insular de Fuerteventura. 1980
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