¡EPA TÙ! ¡MISERABLE!
María Antonieta Angarita Sergent 2015
¿Quién me llamó miserable?
¿Los señores de los números?
¿El reino de las explicaciones?
¿El imperio de la razón?
¿Los gobiernos de las monedas?
¿El principado de las religiones?
¿El dominador de tierras y linderos?
¿Las monarquías del tiempo
y las tres dimensiones?
Me repliego en debilidad y abatimiento,
desgastada por el vicio de creerme
bella y poderosa.
Me dejé engañar con ilusiones y adulación por
mi poder y naturaleza, ese poder negro con el
que me embriagué hasta dejarme ultrajar
borracha de placer.
¡Ahora no puedo parar!...
¡¡Detente hipnotismo asqueroso!
¡No te aproveches de mi vientre
Que sangra líquido negro!
¡No quebrantes más mis huesos¡Ni absorbas el tuétano!
¡Deja quieta la leche de mis pechos!
Estoy débil, no tengo fuerzas para zafarme
¿Quién me arrulla?
No tengo madre ni padre…
están desaparecidos como muertos
no reconocidos por la historia
en alguna playa o tepui…
Quizás en alguna cordillera…
O en el alma del río padre…
Quiero dormir sin ser atacada o ultrajada,
necesito salir de este balde de inmundicia.
¿Quién me arrulla?,
¿Quién me abraza?
¡Imploro auxilio desde mis entrañas!
Pierdo el sentido y me desmarco
de las dominaciones…
Permanezco en el espacio
sin estadísticas ni nombramientos.
Aquí la pureza de la existencia no se
encuadra en arquetipos humanos y
tampoco es aprehendida por la palabra…
Sin embargo escucho a mi madre que me acuna, es una melodía familiar
“Duérmete mi niña que tengo que hacer…
¿Me arrulla o es
el Himno Nacional?
¿O el canto del Caroní glorioso
golpeando agua sin cesar?
La cascada, baña mi cuerpo,
no siento peligro y tampoco hace frio
Estoy cubierta de pétalos de rosas,
nadie me ultraja, aquí no soy miserable.
Tengo sueño, dormida en una piedra
me cobija una manta de piedras
preciosas que me protege
de la noche.
Mis manos se aquietan planas en la tierra, me hago yo con ella y con la piedra.
Soy de nuevo tierra y origen,
principio y naturaleza.
Me reencuentro con el olor de mi madre y
el sudor de mi padre, trascendidos en
tierra, agua, viento, sol, luna y estrellas
Recobro el sentido, todo quedó atrás,
Ya no hay ultraje, soy dueña
de mi poder y mi creación
Mis uñas aran la tierra
con el poder y el sudor
del indio y la india
La jornada empieza, hay mucho que hacer.
Tarareo como el cristofué, el turpial, el
colibrí, el querre querre y la guacharaca.
Recojo a mis hijos dispersos,
los abrazo y acuno con el calor
de mis pechos
Les canto,
“duérmete mi niño que tengo que hacer…,
gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó”….
Mi vientre sangra poder negro, mis
Pechos deslumbran como piedras
preciosas, mi esqueleto se recupera.
Me reconozco, soy Venezuela,
tierra santa y tierra bella.
¡No soy miserable!Soy bella, soy buena,
tengo nombre de mujer ¡Soy Venezuela!