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“Estos sí son huevos”: Las mujeres de Oaxaca en el
Canal 9
Por Andrés Roberto González y Marcelino Nieto Brizio
“Siempre eran los compañeros los que querían decidir,
los que pensaban por nosotras”i
Itandehui Santiago se dio cuenta de que la participación de las mujeres
en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) era mínima, y que
no se sentía su presencia. El rol del género femenino apuntaba a lo que los
estándares culturales en México predominan. Tras una reflexión y toma de
conciencia social, las mujeres organizadas se integraron al movimiento
después de haber sido mandadas, junto con el pueblo de Oaxaca por los
dirigentes de la APPO, a plantarse frente a las oficinas de Finanzas del estado.
El primer acercamiento que tuvimos con las ex integrantes de la
Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas (COMO) fue el 30 de octubre de 2013
en la Ciudad de Oaxaca, cuando en búsqueda de información sobre la
participación femenina en la APPO, logramos contactar a Itandehui Santiago,
que nos hizo ver que era nuestro día de suerte. Fuimos invitados al festejo de
cumpleaños de Lucila Sosa (ex integrante de la COMO), donde se reunirían
varias de las mujeres que habían tenido participación en el 2006. Entre curados
de mezcal y empanadas de amarillo, comenzaron a resurgir las historias.
Era el momento perfecto para que 16 mujeres ex integrantes de la
COMO, nos relataran entre miradas nostálgicas, la experiencia de una unión
insurgente que perduraría a lo largo de los años. “No nos conocíamos, éramos
algunas hasta del mismo fraccionamiento, pero nuestra amistad se hizo en las
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calles, en las barricadas, en las marchas, en el zócalo” (Entrevista Vicky,
Colectivo Mujer Nueva, 30/10/2013).
Itandehui Santiago afirma que “las mujeres eran las que aseaban, las
que daban de comer a los compañeros que ya estábamos en pie de lucha”. Es
ahí donde se dio un parteaguas por parte de las mujeres que se encontraban
en la toma de la dependencia gubernamental, y se organizaron en un mitin
para mostrar su capacidad de participación, dejando de lado, por un momento,
las labores domésticas para incidir en las decisiones políticas del movimiento.
Ya establecida la APPO, la mayoría de las acciones que se realizaban
en contra del entonces gobernador, Ulises Ruíz Ortiz (URO), eran propiciadas
únicamente por el sector magisterial y dirigidas en su mayoría por integrantes
del género masculino. La asamblea ordenó mandar por primera vez a la gente
que no había tenido participación, pero que de alguna manera simpatizaba con
las demandas magisteriales, a tomar el edificio de Finanzas.
En ese momento, mujeres organizadas se integraron al movimiento que
había comenzado tras el desalojo ordenado por el entonces gobernador del
estado, contra la Sección XXII del magisterio, que en junio de 2006 se
encontraba en un plantón en el Zócalo de la Ciudad de Oaxaca, exigiendo
demandas que competían al sector educativo. Inmediatamente la sociedad se
levantó en una protesta que iba a determinar el futuro político, social y
económico de esa entidad federativa durante los próximos meses.
La pregunta entonces, era obligada: ¿Cómo decidieron unirse en pie de
lucha las mujeres que habían permanecido ocultas, ante la discriminación de
género que se vivía en Oaxaca? Tras este cuestionamiento, ex integrantes de
la COMO de pronto comenzaron a relatarnos cronológicamente su
convergencia a partir de la famosa “Marcha de las Cacerolas”. Nos contaron
entre risas, recuerdos y curados de mezcal, que un día como cualquier otro,
decidieron cambiar para siempre el papel de la mujer oaxaqueña. Sin
esperarlo, lograron unidas, cosas impensables.
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-“Oye, pero tú no has cocinado, ni has hecho nada”-
-“Ni tú tampoco”-
Un día después de la plática con las ex integrantes de la COMO,
Maricarmen Altamirano nos brindó una entrevista donde narró, de manera
minuciosa, la discriminación hacia la mujer, denunciando la actitud machista
que se vivía en muchas de las asambleas organizadas por la APPO. Nos
cuenta que ella misma exigía al sector masculino que su voz fuera escuchada
y, entre supuestos elogios, intentaban persuadirla diciendo que las mujeres
cocinaban rico y que era la mejor manera en la cual ellas podían apoyar.
También nos comenta, que entre las mujeres, cada asamblea, parecía
un concurso de cocina, donde el hombre tomaba las decisiones de las acciones
que se iban a llevar a cabo, y las mujeres preparaban y servían la comida. Este
motivo, orilló a Maricarmen a reclamarles a sus compañeras por el papel que
desempeñaban, proponiéndoles: “Si queremos un cambio debemos empezar
por nosotras mismas y dejar de reproducir el modelo machista al que estamos
acostumbradas”.
Surgieron distintos puntos de vista acerca de cómo concebía la protesta
un hombre y una mujer. Como existía un intercambio favorable de ideas entre
ambos géneros, Maricarmen se ofreció a enseñarle a cocinar a un varón para
que todos participaran de igual manera en la vida comunitaria. Estas
diferencias la incentivaron a denunciar la imposición por parte de los hombres
de que se hiciera sólo lo que ellos decían, y exigió a la asamblea que las
decisiones que afectaban a la mayoría, se tomaran colectivamente. Relata que
los vicios machistas vienen desde las asambleas magisteriales, cuando siendo
la mayor parte personas del sexo femenino, nunca ha habido una lideresa
dentro de éstas.
La inconformidad del sector femenino del grupo de protesta, en vez de
provocar un conflicto, dio pie a que las mujeres oaxaqueñas generaran nuevas
formas de acción, logrando convertir la falta de consenso en un factor de
motivación, gracias a la organización que, las ahora activistas, habían logrado
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establecer. Entusiastas, pero con ciertas dudas de los resultados que su
levantamiento pudiera tener, la lluvia de ideas no cesó para demostrar la fuerza
que miles de mujeres podrían inyectar a este naciente movimiento.
-“Las mujeres de Oaxaca dejaremos el mandil y si es posible, tomaremos
el fusil”-ii
El 1ro de agosto de 2006 fue el día en que las mujeres salieron a las
calles por primera vez unidas. A algunos dirigentes de la APPO les dio risa ver
a menos de dos docenas de mujeres reunidas en la fuente de las Ocho
Regiones (anteriormente de las Siete Regiones), ubicada al norte de la Ciudad
de Oaxaca, intentando planear algo que ni ellas mismas sabían qué era. Las
burlas, poco a poco se fueron convirtiendo en sorpresa para ellos y para la
ciudadanía en general, cuando veinte minutos después de empezada la
marcha hacia el Zócalo capitalino, el número de mujeres rebasaba ya por
centenares al pequeño grupo que había iniciado la caminata apenas cuatro
cuadras atrás.
La movilización había sido planeada una noche antes, mientras jóvenes
estudiantes de Bellas Artes que apoyaban la lucha diseñaron mantas con
consignas que denunciaban las demandas del pueblo. Integrantes de la COMO
fueron a las instalaciones de Radio Universidad, 1400 AM, que tiempo atrás
había sido tomada por los estudiantes de la Universidad Autónoma Benito
Juárez de Oaxaca (UABJO), con la firme idea de exhortar a sus compañeras a
la manifestación que se llevaría a cabo al día siguiente. Sin temor y con
cacerolas como arma de protesta, las mujeres de Oaxaca salieron a las calles
buscando el mismo objetivo que la APPO: la dimisión de Ulises Ruíz Ortiz.
Con alegría en el rostro, Itandehui Santiago recuerda que la respuesta
por parte de la sociedad fue mejor de lo que esperaban. Colonias enteras se
unieron a la causa. Muchas mujeres asistieron sin expresar su opinión, sin
embargo sí participaron compartiendo alimentos, como medias tortas de frijol y
de chileajo a quienes estaban alzando la voz. Todo esto, asegura la
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entrevistada, motivaba y llenaba de gusto a las y los activistas, porque, como
ella dice “nunca antes se había visto esta unión”.
Cuando el movimiento estaba en el punto más álgido, Radio Universidad
jugó un papel fundamental, pues era el medio de comunicación más importante
en manos del pueblo, el cual era defendido incluso por algunas mujeres
activistas. En ese momento, sirvió para transmitir y hacer llegar a la sociedad
en su conjunto la sublevación femenina: “Ahí fue cuando nos dimos cuenta de
la importancia de los medios de comunicación”, recuerda Santiago
La idea principal de las mujeres era reunirse en la Fuente de las Ocho
Regiones, para desde ahí emprender el camino hacia el Zócalo. Antes de
iniciarlo, tomaron la decisión de clausurar de manera simbólica los recintos en
donde URO y su gabinete se reunían. La noche del 31 de julio de 2006, antes
de la marcha, las activistas decoraron canastas que contenían huevos de
gallina, mismos que fueron utilizados como referentes de protesta y estrellados
contra la fachada del Hotel Misión de los Ángeles, bajo la consigna de: “Estos
sí son huevos”.
En los preparativos para la marcha, llegaron a la conclusión de
conseguir camiones de uso público para clausurar los alrededores de las
instalaciones del hotel. Un par de horas más tarde fueron avisadas que
estarían 18 camiones a su disposición.
Itandehui y compañía nos relatan, llenas de orgullo, que la movilización
que ellas organizaron, tuvo un alcance y un impacto jamás pensado. En los
momentos más críticos del estado de Oaxaca, cuando no solamente mujeres,
sino también niños y personas de la tercera edad, que antes no eran tomados
en cuenta por los dirigentes de la APPO, participaban exigiendo sus demandas
y apoyando la lucha social. El júbilo de clausurar simbólicamente el hotel y ver
reunidas a más de mil personas en una misma causa, era sólo el inicio.
Itandehui emocionada nos comenta: “Cuando vimos la cantidad de gente
que empezó a llegar y el ruidero que hacían las compañeras con tantas cosas,
que nuestras consignas que habíamos preparado ya ni se escuchaban porque,
o eran consignas, o era el ruido de los cacerolazos”.
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Al inicio y en la planeación de la marcha, se había pensado en utilizar
mandiles como referente para personalizar la acción que se realizó el 1 de
agosto, pero, en medio del debate llegaron a la conclusión de que el mandil no
representaba la fuerza de la mujer, y que este símbolo podría ser
malinterpretado dando otra idea de lo que ellas querían proyectar. Se decidió
entonces emplear cacerolas, sartenes, entre otros utensilios de cocina como
armas de empoderamiento político.
Reconoce Itandehui que la cantidad de gente y la falta de experiencia de
las mujeres, rebasó el poder organizativo que habían planeado y decidieron
tomar otro curso. Las cacerolas fueron el distintivo idóneo para generar ruido
en las calles, que más que escándalo, manifestaba un discurso, con
argumentos suficientes para que el pueblo se integrara a la fuerza de las
mujeres.
El mensaje transmitido en las calles reflejaba que la comunidad
oaxaqueña, por fin se había unido, y en su conjunto exigía un mejor gobierno
con la destitución del entonces jefe del estado, a quien consideraban un
represor y un político rodeado por los más altos estándares de corrupción.
La toma de las calles, según Maricarmen Altamirano, fue un éxito
popular, ya que la mayoría de las mujeres que salieron al espacio púbico, el 1ro
de agosto de 2006, no pertenecían al sector magisterial. La espontaneidad de
la marcha tuvo que ver con el impacto que generó la misma, porque además se
rompió con la estructura planeada por la asamblea de la Sección XXII, donde
los varones designaban tareas específicas a las mujeres participantes.
Entusiasmadas, unidas y con un claro propósito, la marcha había
comenzado. El camino de la Fuente de las Ocho Regiones al Hotel Misión de
los Ángeles, sirvió para que cientos de mujeres perdieran el temor a participar
por primera vez en una protesta social. Las calles, ya inundadas de gente,
atraparon la atención de medios de comunicación locales y comenzaron a
llegar al hotel; otros reporteros, a sabiendas de que la marcha culminaría en el
Zócalo, esperaron ahí.
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A la llegada a la plaza central, las consignas no cesaron pero se
presentó, según Altamirano, un primer momento de crisis, cuando los medios
de comunicación esperaban un mitin donde las mujeres expresaran su postura
política. No obstante, la incertidumbre comenzó a rodear el Centro Histórico de
la ciudad pues no habían pensado hablar ante los reporteros.
No conformes con la marcha que habían emprendido desde la fuente,
hasta este punto, algunas voces y rumores comenzaron a circular entre las
personas que integraban la manifestación: Próxima parada, Canal 9.
1Mujeres en la lucha Foto: Marcela Taboada
Una semana antes, ellas habían pensado organizar esta movilización y
hablaron con los consejeros de la APPO para intentar difundir en Radio
Universidad la idea de realizar una marcha de mujeres oaxaqueñas con la
intención de integrarse al movimiento. La respuesta de los líderes fue negativa,
pues minimizaban las acciones que sus compañeras intentaban emprender.
“Ellos decían: ‘No, Radio Universidad es un espacio para los consejeros de la
APPO y la Sección XXII, o sea para cosas serias, para cosas grandes’”, recalca
Altamirano. Además Maricarmen afirma que era doloroso escuchar esta
respuesta de los compañeros con quienes había convivido codo a codo, porque
nunca sintió su apoyo, pero la actitud machista estuvo siempre presente.
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Esta sensación de hacer menos las propuestas del sector femenino,
provocó que en la planeación de la marcha, una noche antes, algunas mujeres
bromearan sobre la idea de asistir al Canal 9 para exigir un espacio de réplica.
Esta alternativa generó risas entre ellas, pero un pequeño grupo notó
interesante y atractiva la propuesta de utilizar las instalaciones de la emisora
televisiva para demostrar que la integración de las mujeres al movimiento no
era una cuestión menor. Pero hasta el momento, sólo se estaba especulando.
Ya en el Zócalo, los indicios de partir hacia el canal, para que la protesta
tomara aún más fuerza, dejó de ser una broma y se convirtió en una realidad.
Con el objetivo de mostrar el escenario de lo que estaba sucediendo en
Oaxaca, desde la perspectiva de las mujeres, y tomando en cuenta que los
medios de comunicación locales proyectaban una versión oficialista sobre el
movimiento, la Marcha de las Cacerolas partió hacia la calle División Oriente,
donde está ubicada la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión
(CORTV).
Según las activistas, la televisora que supuestamente era “de los
oaxaqueños y para los oaxaqueños”, en realidad estaba al servicio del
gobierno. Si un ciudadano, en ese entonces, encendía la televisión y
sintonizaba el Canal 9, encontraría cientos de spots en los que Ulises Ruiz
intentaba persuadir a la población, aparentando una imagen de serenidad y paz
social en el estado. Asimismo, las noticias emitidas por este canal, denotaban
el discurso oficial y no la realidad que acontecía en las calles.
Los autobuses de servicio público que supuestamente estarían a
disposición de las mujeres, al último momento no llegaron, lo cual las orilló a
“tomar” camiones que sirvieron para llevarlas desde el Zócalo hasta las
instalaciones de la televisora, sin embargo eran insuficientes. Una parte de las
manifestantes se trasladó en lo que pudieron, pidiendo aventón o parando otros
camiones, pero todas querían estar presentes, aunque con ciertas dudas, de lo
que acontecería a la llegada al canal.
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2Recorrido Marcha de las Cacerolas
Itandehui Santiago, señala, que para ese entonces la señal de Radio
Universidad, estaba siendo bloqueada por el gobierno, y sufría de mucha
interferencia, lo que impedía una buena comunicación entre manifestantes y el
pueblo. Por tal motivo la idea de exigir otro espacio, pero ahora en televisión,
no era descabellada, sino una gran alternativa para externar las demandas.
El camino fue muy alentador según Maricarmen Altamirano, pues las
mujeres iban con gran ilusión y con el respaldo de la población que se integró a
la marcha, lo que hacía que sintieran más fuerza en su causa. Todos estaban
dispuestos a ayudar, los jóvenes presentes en el Zócalo se prestaban para
apoyar en lo que las mujeres necesitaran, ya fuera consiguiendo medios de
transporte o en diversas tareas de logística. “Era como mágico, es increíble los
jóvenes, cómo tomaron la iniciativa y conseguían todos los camiones que
necesitábamos”, recuerda Altamirano.
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“Me dieron ganas de llorar cuando prendí la televisión y vi a mis
compañeras en la pantalla, el verdadero pueblo estaba ahí”
La calle de División Oriente fue testigo del ánimo que transmitían las
mujeres al sacar los sartenes y demás utensilios de cocina por las ventanas de
los autobuses, haciendo un gran escándalo que alentaba a las ahora activistas,
a tal grado que cuando ya se encontraban cerca de las instalaciones del canal,
el guardia, que en ese entonces resguardaba la entrada de CORTV,
sorprendido, se asomó a la calle para ver lo que sucedía, y al notar que una
manifestación se dirigía hacia este sitio, rápidamente cerró la puerta del
estacionamiento. Las mujeres conscientes de que la petición de un breve
espacio para externar sus demandas sería negada, permanecieron unos
minutos afuera de la entrada principal para consensar cómo ingresar al edificio.
Cuando las mujeres decidieron bajar de los autobuses para entrar al
canal, el elemento de seguridad intentó cerrar la puerta de acceso peatonal,
pero como Altamirano afirma: “Lo pescamos, lo tomamos de las manos y no
dejamos que pusiera la llave y le decíamos: ‘no nos cierre por favor, déjenos
entrar, tenemos algo que decir, exigimos un espacio, no nos cierre’”. El guardia,
ingenuo, quiso preguntar a los directores sobre la posibilidad de dejarlas pasar,
pero ya era demasiado tarde, las mujeres, decididas, comenzaron a entrar
hacia la recepción de la televisora.
Para no ser agresivas, cientos de mujeres permanecieron en un
pequeño patio que estaba en la entrada del canal y, sólo una comisión de seis
personas ingresó a la recepción para solicitar de manera pacífica un breve
espacio frente a las cámaras.
Con la intención de emitir un mensaje de no más de diez minutos y luego
retirarse, la petición se realizó en la sala de espera donde la recepcionista les
dijo que era necesario enviar un escrito en el cual se explicara el motivo de la
solicitud. Pero no había tiempo. Las activistas, a sabiendas de que Mercedes
Rojas Saldaña (ex diputada local por el PRI) fungía como directora del canal,
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pidieron hablar con ella inmediatamente, pues pensaron que por ser mujer
entendería la causa.
Mientras tanto, a las afueras del edificio donde ya estaban reunidas
miles de mujeres, se respiraba un ambiente de emoción e incertidumbre,
pensando en todas las posibilidades que podrían ocurrir, desde aceptar la
petición por parte de Rojas Saldaña, a no moverse de ahí hasta obtener una
respuesta favorable. En ese momento, medios de comunicación y sociedad
acudieron a las afueras del lugar.
En un ambiente en el que todas participaban, la comisión salió para
consultar a sus compañeras la decisión de quedarse o no en el sitio una vez
que informaron que su petición había sido negada. De forma democrática
acordaron dar un plazo de media hora para que la directora reconsiderara su
postura, de lo contrario ingresaría un grupo a tomar las cámaras y los
micrófonos.
Altamirano recalca que contrario a lo que ellas esperaban de Rojas
Saldaña, ésta las recibió con una serie de insultos y amenazas, diciéndoles:
“No saben con quién se meten”. Debido a esta actitud, las mujeres decidieron
no dejar salir a los trabajadores del canal, y según Altamirano, las ofensas
emitidas por la directora, como “mugrosas y argüenderas”, les dio otro motivo
para permanecer ahí, en pie de lucha.
Para no caer en provocaciones, la comisión de manifestantes que se
encontraba adentro del edificio, decidió encerrar a la directora en su oficina,
con la intención de que recobrara la calma y cambiara su postura ante la
situación. Mientras tanto, afuera, cientos de mujeres esperaban expectantes,
noticias sobre lo que acontecía al interior, en el encuentro entre mujeres y
empleados de la televisora.
Un grupo de empleados del canal tuvo la disposición de ayudar a las
mujeres, ya que les dieron aviso de los planes que tenía la directora, que
consistían en sacar el equipo de los estudios de grabación. En la confusión, los
trabajadores lograron extraer una de las cámaras, que consideraron
indispensable para el funcionamiento del foro. Según Altamirano, en ese
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momento, las activistas ya habían generado empatía con algunos trabajadores.
Así fue que las mujeres se organizaron para evitar que todo el equipo fuera
despojado del canal y poder llevar a cabo una transmisión de manera exitosa.
Con la finalidad de impedir que las manifestantes aparecieran en
pantalla, otro grupo fiel a la directora Rojas Saldaña, insistió en que el equipo
que se había sustraído de los foros era indispensable para realizar la
transmisión, y que sin él, sería imposible exponer sus motivos, a lo que
Altamirano respondió: “Ni me siento mal, ni me importa porque yo no soy
comunicóloga, nosotras venimos a dar nuestra versión, nada más, con
nuestras palabras sencillas, y háganle como quieran. ¿Se quieren ir? […] Su
pase de salida, es la transmisión”. Dejando claro que ésta era la condición para
que los trabajadores pudieran salir del edificio.
A estas alturas del movimiento, la APPO había transmitido sus mensajes
a través de Radio Plantón y posteriormente Radio Universidad, y había hecho
breves transmisiones por Internet, vía streaming. El alcance de estos medios
no fue suficiente para llegar a toda la población, por ello comunidades alejadas
del centro de Oaxaca no estaban enteradas de lo que durante todo un mes
había sucedido.
La estética y el formato propio de la televisión pasaron a segundo plano,
pues las mujeres sabían que no eran comunicadoras, y a su vez tenían claro
que las cuestiones técnicas no las iban a limitar. El lenguaje, la escenografía,
los encuadres adecuados y los rostros llamativos en las pantallas, ahora era lo
de menos. En ese momento el discurso y el “aquí estamos” era lo único que
importaba. Pero hacía falta aparecer en las pantallas.
Minutos antes, las mujeres decidieron en conjunto que no contestarían
ninguna llamada para evitar cualquier tipo de distracción. Los teléfonos
celulares, en efecto, no dejaron de sonar. Un grupo de cinco mujeres habían
emprendido camino hacia el Hotel del Magisterio, donde regularmente se
realizaban las asambleas de la APPO, para informar lo que sucedía en el Canal
9. Altamirano señalo que “cuando las compañeras llegaron al Hotel del
Magisterio, efectivamente, suspendieron todo y las pasan a dar el mensaje,
ellas mismas comentan que una se tropezó por los nervios”.
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El recinto donde se llevaba a cabo la asamblea de la APPO, queda
ubicado sobre la misma calle de División Oriente, a siete cuadras
aproximadamente de las instalaciones de CORTV. Así las cinco mujeres
seleccionadas por la comisión, se trasladaron a pie. Cuando ellas informaron
ante la asamblea lo que ocurría en el canal, sus compañeros líderes
sorprendidos, comenzaron a hacer llamadas telefónicas a las mujeres que ellos
suponían que se encontraban en la televisora, pero ninguna contestó. Además
se percataron de que los reporteros que con regularidad permanecían a las
afueras del hotel no estaban, lo que hizo pensar a los representantes de la
APPO que realmente algo importante sucedía con la movilización de sus
compañeras.
Después de exponer la situación ante la asamblea, las cinco mujeres
regresaron a CORTV. Mientras, en las pantallas de la televisión comenzaron a
aparecer barras de colores, lo que indicó a las que permanecieron en la
emisora que el canal se encontraba en óptimas condiciones para dar inicio a la
transmisión. Dentro del estudio de televisión se respiraba un ambiente de gran
entusiasmo y motivación, pues sabían que estaban a un paso de lograr su
objetivo.
Cuando todo esto ocurría, Radio Universidad mencionó que, los
oaxaqueños debían estar atentos a sus televisores y sintonizar el Canal 9, pues
las mujeres, que horas antes habían iniciado la Marcha de las Cacerolas, iban
a transmitir un mensaje. Maricarmen Altamirano aseguró en la entrevista “que
Oaxaca estaba sentado frente a los televisores”.
Con el fin de involucrar a la comunidad oaxaqueña al movimiento, las
mujeres decidieron que cinco de ellas, que no pertenecieran la Sección XXII, se
presentaran por primera vez frente a las cámaras. Pues a más de un mes del
surgimiento de la APPO todavía existían sectores que consideraban el conflicto
sólo como un problema magisterial.
Cuando las mujeres regresaron de informar los hechos a la asamblea de
la APPO, fueron directamente las que entraron al estudio de televisión
esperando la señal de los operadores para dar inicio a la transmisión. Muchas
mujeres tenían las ganas de aparecer en pantalla. Altamirano afirmó: “Fue
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impactante, porque sí querían salir muchas, y sobre todo, yo noté más
ansiedad con las maestras”. Pero en ese momento pesó más el dar voz a
aquellas que no habían tenido participación en el movimiento, y así demostrar
que éste ya era de todo el pueblo.
La espera del mensaje televisivo estaba impregnada de impaciencia.
Faltaba poco tiempo. Fueron los minutos más largos en la vida de muchas de
estas mujeres. A las afueras del canal, los hombres de la asamblea, entre los
que se encontraban familiares, formaron una gran barricada e incluso repartían
tortas, mostrando el apoyo que se habían ganado. Adentro, más de 50 mujeres
ingresaron al estudio para sostener una manta, que habían utilizado durante la
caminata previa a la llegada al canal, la cual predicaba: “Cuando una mujer
avanza, no hay hombre que la detenga”.
El llanto no se hizo esperar cuando por primera vez, tímidas nerviosas y
titubeantes, cinco mujeres activistas aparecieron en pantalla, a exponer su
discurso ante todos los oaxaqueños. Las emociones estaban en el punto más
álgido. Aplausos, alegría y lágrimas se expresaban entre abrazos. El 1ro de
agosto de 2006 quedó marcado para siempre en la historia del estado de
Oaxaca, las mujeres lo habían lograron. El verdadero pueblo estaba en
pantalla.
Lo primero que se aclara, era que a nosotras las mujeres, nos dejaran decir nuestro mensaje y también del pueblo, y hacer la denuncia de que no se nos permitía el derecho a la información porque estaba siendo manipulada, y que para nosotros era ofensivo, que siendo un canal de Oaxaca y a pesar de la ingobernabilidad, lo que más se repetía era, ‘no pasa nada’. (Entrevista a Altamirano, 01/11/2013)
La movilización estuvo llena de toma de decisiones, pero las más
difíciles estaban aún por venir. Lo primero que se hizo fue cumplir con el
acuerdo de dejar salir a los trabajadores de la televisora que tenían “retenidos”.
“La puerta está abierta, pueden irse”, se les dijo, según Altamirano.
Pero… ¿cuánto tiempo podrían permanecer las mujeres al frente del
canal? Las primeras 24 horas fueron vitales. En este lapso se organizaron y
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formaron comisiones para que en todo momento se resguardaran las
instalaciones de CORTV. La seguridad corría por cuenta de los hombres de la
APPO, y el pueblo oaxaqueño daba todo su apoyo llevando a las manifestantes
comida, palabras y pancartas de aliento. Las activistas habían adquirido una
gran responsabilidad.
1Mujeres toman el Canal 9 de la televisora estatal. Foto: Mario Jiménez Leyva
No es de extrañarse la barra programática que planearon las mujeres,
para difundir lo que venía sucediendo en las calles. Ellas de manera sensata
expresaron su verdad y sus vivencias. Durante el inicio de la trasmisión, y
después de mencionar las causas tanto de la marcha como de la toma del
canal, dejaron en claro que las mujeres también eran parte de la APPO.
Después se reprodujeron videos del pueblo, que aficionados habían grabado
durante el desalojo del 14 de junio pasado. Además, con el ejemplo de los
Zapatistas y otras movilizaciones, las mujeres proyectaron documentales para
concientizar a los oaxaqueños de la importancia que tiene que la gente se
sume a un movimiento social.
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La organización entre ellas generó que se fueran alternando horarios
frente a las cámaras, y en todo momento personas resguardaban las afueras
de las instalaciones. De la misma forma un equipo de hombres cuidaba la
antena repetidora ubicada en el Cerro del Fortín. En el transcurso de los
siguientes días algunos líderes de la APPO y estudiantes de comunicación
comenzaron a colaborar en la producción y conducción de los programas.
El 1ro de agosto las emisoras, tanto de radio como de televisión de
CORTV, pasaron de ser el brazo derecho de Ulises Ruíz, a ser el medio de
comunicación más importante de la APPO, en donde no sólo se discutían y se
trataban temas que competían al pueblo, sino algo más, las mujeres sin el
apoyo que esperaban ese día, habían logrado posicionarse públicamente.
La experiencia de la toma de CORTV se puede definir como un
parteaguas que hizo romper con la idea que hasta ese momento había
proyectado el entonces gobernador del estado, cuando un grupo de
“desconocidas” mostró la verdadera cara de una entidad federativa conformada
en su mayoría por indígenas y gente trabajadora.
Al poco tiempo del inicio de la transmisión, el formato del Canal 9 había
cambiado, ya que las mujeres implementaron una imagen que representaba al
movimiento. Crearon mensajes audiovisuales de entrada y de salida de los
programas, y bajo el lema “No puedes quedarte con los ojos cerrados”
comenzó la transmisión de TV APPO.
En un inicio y con el ánimo a tope, Patricia Jiménez, colaboradora en la
producción, señaló que en las mañanas se difundían documentales sobre
movimientos sociales, durante las tardes El Noticiero de la APPO, y programas
de denuncia. Para finalizar la programación de TV APPO se transmitía un
programa de cultura, seguido de Espacio Urbano.
Rompieron esquemas. En pantalla se notaba la naturalidad de un
pueblo, que en palabras de la profesora de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Margarita Zires, mostraba “otra realidad cultural no maquillada”
que exigía en la televisión oaxaqueña salir de un estado de ingobernabilidad.
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“Es un arma de dos filos, poner en evidencia lo que no sabes hacer”
Lo que en un principio había tenido una gran organización, comenzó a
encontrarse con obstáculos contra los que los activistas se vieron obligados a
enfrentarse: la falta de contenidos, de experiencia en medios de comunicación
y, sobre todo, el cansancio físico que implicaba la producción, fueron los
factores principales para que el dinamismo del canal fuera disminuyendo.
Es difícil creer que el rating de Canal 9 superó a las televisoras
comerciales. Todos los oaxaqueños estaban pendientes de la transmisión de
TV APPO. No obstante, la inexperiencia y las limitantes que se presentaron
para producir nuevos contenidos, hicieron que muchos programas y videos
proyectados comenzaran a ser repetidos. Todo esto, provocó poco a poco que
los televidentes dejaran de sintonizar el canal. El gobierno notó el momento de
decadencia, propicio para actuar y recuperar la televisora. La audiencia de TV
APPO, a las tres semanas se cansó de la programación reiterada.
La mayoría de las mujeres que participaron en la toma de CORTV, eran
inexpertas en la protesta social y sobre todo en el manejo de un medio de
comunicación tan complejo. También existieron conflictos al interior de la
organización, los cuales desalentaron la iniciativa de las activistas, siendo éste
otro factor de la caída de TV APPO.
Itandehui Santiago nos contó que recordar esta etapa de su vida le
genera nostalgia y tristeza a la vez. “Triste porque en el canal vivimos muchas
cosas, había mujeres de muchas organizaciones que ya tienen años en esto,
nosotras éramos nuevas, no sabíamos cómo estaba ese entramado entre las
organizaciones sociales de aquí de Oaxaca, entonces era una pugna terrible”.
La experiencia de las mujeres en el manejo del canal tuvo una duración
de 20 días. El 21 de agosto de 2006, un grupo de paramilitares destruyó con
armas de fuego las antenas de transmisión de CORTV, poniendo fin a un
medio de información que había posicionado a las mujeres en la cima del
movimiento. Martha López recordó que “quemaron la antena repetidora que
está en el Cerro del Fortín, los hombres eran los encargados de cuidar esas
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antenas y ahí balearon y quemaron una parte, echaron una bomba como a las
cuatro de la mañana, ahí fue cuando se perdió la señal de Canal 9”.
Lo que comenzó en un mitin en la Fuente de las Ocho Regiones, para
convertirse en la Marcha de las Cacerolas, y posteriormente en la toma de
CORTV, había llegado a su fin después de casi un mes de intensa lucha, para
exigir las demandas del pueblo contra el autoritarismo y la represión de Ulises
Ruíz. No era el desenlace de la APPO, era la culminación de una de las
tácticas de comunicación más originales, nunca antes vista en movimientos
sociales.
“Por esto yo no ando luchando y hasta pensé que todos
esos meses habían sido perdidos”
Muchas mujeres pertenecientes a la COMO salieron desilusionadas de
la organización al ver que el objetivo principal de la APPO, la destitución del
entonces gobernador del estado, no se había logrado, y las diferencias entre
ellas comenzaban a ser más grandes. Itandehui Santiago explica que dentro de
la Coordinadora se empezaron a dar prácticas similares a las del gobierno de
Ulises Ruíz, contra las que estaban intentando erradicar, como la lucha por el
poder y el menosprecio de los sectores vulnerables.
Con la mirada triste, Santiago recordó que en la organización interna,
existió discriminación hacia las mujeres indígenas entre las integrantes de la
COMO. Ellas mismas se peleaban, limitando la transformación social por la que
tanto luchaban. Principalmente las mujeres con mayor experiencia en
movilizaciones eran las que intentaban tomar la mayor parte de las decisiones,
minimizando la participación de las mujeres sin experiencia previa en el tema.
Santiago siempre tuvo la idea de formar un frente de mujeres
oaxaqueñas, que lucharan contra los principales problemas que han sufrido a
lo largo de la historia en el estado, como discriminación y violencia de género.
Así que tiempo después, en enero de 2007, cuando el movimiento seguía en su
punto álgido, esta idea la planteó en una asamblea donde estuvieron presentes
dirigentes de la APPO y de la COMO. La exclusión y el rechazo que sufrió
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Itandehui Santiago, provocó que ese consejo terminara en disputas entre las
mismas activistas.
Con llanto e impotencia, Santiago salió de la junta que había durado
hasta la madrugada. “Yo me salí llorando, llorando me fui a la casa, así iba
manejando, llore y llore, porque nos expusimos muchísimo. ¿Tanto para esto?
No puede ser, fue una noche de crisis para mí, porque me dije: ‘¿Cómo es
posible que nosotros estemos luchando contra Ulises por todo lo que nos ha
hecho, y nosotros vamos a seguir con esas mismas prácticas?’”.
Al día siguiente, siete mujeres que se habían separado de la COMO con
el mismo sentimiento que Itandehui, se reunieron para expresar de nueva
cuenta ante la APPO y la Coordinadora, la necesidad de dirimir los problemas.
Nuevamente sus propuestas fueron tiradas por la borda y la discusión terminó
en pleito, lo cual orilló a que de manera definitiva, este pequeño grupo de
mujeres, se deslindara por completo de la COMO.
Ya separadas de la Coordinadora, trabajaron varios meses bajo los
principios de “organización y unidad”, logrando que en julio del 2007, crearan
por fin el Colectivo Mujer Nueva, con propósitos distintos y con la ayuda de la
experiencia que sin duda les dejó la Marcha de las Cacerolas y la toma del
Canal 9. Cuando difundieron en los medios la formación de este nuevo
colectivo, integrantes de la Coordinadora, expresaron su completo rechazo a
sus antiguas colegas, diciéndoles que las integrantes de Mujer Nueva “le
habían dado en la torre a la COMO”.
Con respecto a estas declaraciones, Itandehui comenta que: “Nos
acusaron de estar enredadas con organizaciones políticas con las que ellas no
se llevaban, de lo peor. Pero al final de cuentas el tiempo nos dio la razón. La
historia que al final pone en su lugar a cada quien.”
Así, este colectivo nació como una nueva forma de luchar contra la
desigualdad que todavía sufren las mujeres en el estado de Oaxaca. Todo el
aprendizaje adquirido durante el 2006, ha servido para que esta organización,
aún vigente, se reúna con periodicidad, ya con experiencia política, para
plantear objetivos y apoyar a las mujeres oaxaqueñas que no han sido
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escuchadas. Con diferente motivación, las integrantes del Colectivo Mujer
Nueva trabajan para incidir en la cultura del estado y erradicar de a poco usos y
costumbres machistas.
Después de tres horas de una charla muy amena, en la que Itandehui y
sus amigas nos narraron con entusiasmo y nostalgia las experiencias vividas
en el año 2006, había llegado “la hora de recoger los platos y partir” del lugar
donde nos acogieron calurosamente, expresándoles nuestros agradecimientos
por la oportunidad de acercarnos a otra mirada del movimiento.
Por otro lado, cuando la entrevista con Maricarmen Altamirano llegó a su
fin, nos dijo con emoción que se sentía alagada de que a siete años del
movimiento, aún existieran personas interesadas en la autenticidad de éste.
En ese momento, y hasta la fecha, han existido diferentes versiones de
esta protesta, pero el origen de la participación de las mujeres en la APPO
había sido omitido, un problema tan grave, como lo es la discriminación de
género dentro de un movimiento social no había sido señalado anteriormente.
La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca presumía de ser un
movimiento destinado a integrar a toda la sociedad bajo los principios de
apertura, igualdad y democracia. Sin pretenderlo, los vicios del poder hicieron
que el sector femenino fuera relegado con prácticas que promovían el
machismo. Las mujeres se desidentificaron del rol que les había asignado la
APPO y las costumbres de la sociedad oaxaqueña, para un día salir a las
calles y hacer cosas que se encontraban fuera del orden establecido.
“Antes la autoridad era intocable, era incuestionable, no podías decirle
nada porque era la autoridad”
Nos queda hacer una reflexión colectiva del aprendizaje que dejó esta
movilización, no sólo para las manifestantes, sino también, para los activistas
que hoy en día buscan unidad en sus protestas. Es evidente que la experiencia
vivida en el 2006, no logró su objetivo principal, el cual era la destitución de
Ulises Ruíz por ingobernabilidad, a pesar de la ilusión que había creado la
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protesta, pero a cambio dejó ganancias de un valor incalculable. “Podemos
decir que sí logramos algo, claro que sí lo logramos, se transformaron
conciencias con esto, de verdad, ya la gente no se deja”, recalcó la fundadora
del Colectivo Mujer Nueva, Itandehui Santiago.
Transformar conciencias, no es cosa menor, hay que superar muchos
obstáculos para lograrlo. Miles de mujeres oaxaqueñas se atrevieron a hacerlo
a pesar de sus condiciones de desigualdad. El respaldo que las activistas
recibieron por parte de la sociedad oaxaqueña, tanto en la marcha como en la
toma del canal, fue gracias a la transformación de conciencias, el ingrediente
extra para demostrar que mientras exista unidad, organización y voluntad para
buscar mejores circunstancias de vida, la esfera política puede ser puesta una
y otra vez en jaque y ser exhibida hasta que deje de tener prácticas corruptas,
de represión al pueblo y tiranía, así como exigirle que desempeñe sus
funciones adecuadamente, con transparencia, igualdad y soberanía.
La pertinencia de las acciones realizadas por las mujeres oaxaqueñas,
radicó en la importancia que tienen los medios de comunicación para crear
imágenes, ya sean para impulsar el movimiento, o en la mayoría de los casos,
para criminalizarlo. Mostrar la situación desde el punto de vista de los
manifestantes, pudo cambar la forma de pensar de un gran sector de la
sociedad.
Creemos que la discriminación no sólo de género, sino étnica,
económica, política, religiosa o de preferencia sexual es un tema que aún se
encuentra muy arraigado en la sociedad mexicana, y que, si bien se han hecho
intentos por erradicarla, todavía queda mucho camino por delante, mismo que
requiere de la participación activa, crítica y libre de todo mundo. Pretendemos
con esto, poner sobre la mesa que incluso dentro de los movimientos sociales,
el activismo se ve viciado por prácticas contradictorias en sus discursos,
generando desigualdad y conflictos dentro de los mismos.
Esta reflexión la hacemos y la compartimos con la finalidad de que
recapacitemos colectivamente en la forma de externar nuestras demandas, y
que la sociedad, al momento de transmitir su mensaje, procure ser incluyente,
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tomando en cuenta que todas las personas pueden aportar su propia visión y
filosofía al debate público.
El ejemplo es claro, cuando recordamos lo acontecido en el año 2006,
en el que uno de los sectores subestimados por la sociedad mexicana, tomó
los sartenes y las cacerolas por el mango, logrando una de las acciones más
importantes en la comunicación de los movimientos sociales: la toma de
medios.
Con emoción, aquí presentamos el aprendizaje que nos pueden dejar
amas de casa, maestras, indígenas y trabajadoras, que al ser ignoradas en un
inicio por los integrantes de la APPO, hicieron vibrar a un estado de la
República Mexicana, en donde los medios de comunicación pudieron ser la
diferencia entre generar un cambio social o quedarse en la apatía. Queda en
nosotros adquirir esta enseñanza o dejarla en el olvido.
i Todos los títulos de los apartados son citas textuales de entrevistas con las mujeres: - Itandehui Santiago, fundadora del colectivo Mujer Nueva, 30 de octubre de 2013, Ciudad de Oaxaca. - Maricarmen Altamirano, ex integrante de la COMO, 01 de noviembre de 2013, Ciudad de Oaxaca. - Entrevista a Vicky, Colectivo Mujer Nueva, 30 de octubre de 2013, Ciudad de Oaxaca. ii Consigna utilizada en la Marcha de las Cacerolas, 1 de agosto de 2006.
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