Apocalipsis sus revelaciones By C. Mervyn Maxwell
Preview:
Citation preview
- 1. APOCALIPSIS: SUS REVELACIONES Dr. C. MERVYN MAXWELL
ASOCIACION CASA EDITORA SUDAMERICANA Av. San Martn 4555, 1602
Florida Buenos Aires, Argentina Escaneado y digitalizado por
SHEKINA BOOKS
- 2. " Ttulo del libro en ingls: God Cares. The Message of
Revelaton, vo!. 2, Pacific Press Pub!. Assn., Boise, ID, EE.UU.,
1981. * Traduccin, composicin y pruebas de reproduccin: Asociacin
Casa Editora Sudamericana * Diseo de la tapa: Luis O. Marsn *
Diagramas y diseo general: Howard Larkin * Dibujos a lpiz: James
Converse * Revisin editorial y litografa: Pacific Press Publishing
Association El texto bblico ha sido tomado de la edicin espaola de
la Biblia de Jerusaln, con autorizacin de la editorial Desclee de
Brouwer, S. A. de Bilbao, Espaa. IMPRESO E' LA ARGENTINA Printed in
Argentina Primera edicin norteamericana: 1989 (12.500 ejemplares)
Primera edicin argentina: 1991 (5.000 ejemplares) Es propiedad.
Pacific Press Pub!. Assn. Queda hecho el depsito que marca la ley
11.723 ISBN 950-573-292-9 Se termin de imprimir el 10 de octubre de
1991, mediante el sistema offset, en taIleres propios. -
36244-
- 3. Prefacio Dios se interesa por nosotros "El Espritu y la
novia dicen: 'Ven'. "Y el que oiga, diga: 'Ven'. "Y el que tenga
sed.. -: reciba gratui- tamente agua de vida". Podramos desear una
invitacin ms generosa? Estas cordiales palabras que encontramos en
los prrafos fina- les del Apocalipsis nos revelan de nue- vo el
profundo deseo de Dios de beneficiarnos y de conseguir nuestra
amistad personal. El Apocalipsis desarrolla.~ tema del _cuidado~ la
,Eroteccin de Dios. Habr pruebas y tribulaciones para los cristia-
nos de los ltimos das de este mundo. Pero tal como las olas de la
marea cre- ciente, el Apocalipsis nos proporciona la repetida
seguridad del inters de Dios por nuestras necesidades y de sus
planes con respecto a nuestro futuro. Jess camina amorosamente
entre los cande- leros que representan su imperfecta iglesia.
Promete alimentarnos con su "man escondido". Se compromete a
cuidarnos durante la hora final de prue- de la tierra. Emprende la
tarea de , de ubicarnos en tronos y el agua de la vida. "El Esp-
ritu y la novia dicen: 'Ven' ". El Apocalipsis es un libro abierto;
no figura en las Escrituras como cerrado. No significa, sin
embargo, que todo el Apocalipsis resulte comprensible de gol- pe.
El resto de las Escrituras tampoco est cerrado, pero contiene
muchos pa- sajes que slo se pueden entender des- pus de un
laborioso anlisis. Incluso algunos pasajes aparentemente simples
parecen liberar nuevos y brillantes teso- ros, que yacan por debajo
de la super- ficie, cada vez que los examinamos de nuevo. Una de
las claves para entender el Apocalipsis es el libro de Daniel. Am-
bos nos presentan panoramas profticos paralelos que culminan con el
fin del mundo. Ambos se refieren a animales simblicos, a los 1.260
das-aos, a va- rias lamentables predicciones acerca de victoria y
alegra. Ambos libros tienen que ver con el juicio, el santuario y
la lealtad a las leyes de Dios. Ambos pro- meten la llegada
culminante del Hijo del hombre en las nubes del cielo. Ambos nos
inspiran a resistir a presiones odio- sas y a desarrollar
caracteres firmes. Ambos nos presentan a Dios como su- mamente
activo para ayudarnos en mo- mentos de dificultad. v
- 4. Muchos comentaristas se dan cuenta de que Jess tambin nos
dio un apoca- lipsis, una especie de miniatura o con- densacin del
Apocalipsis. Es su Sermn proftico, dirigido a cuatro de sus dis-
cpulos el martes de tarde previo a su crucifixin. En este discurso,
uno de sus smbo- los ms salientes es la "abominacin de .la
desolacin". El Seor tambin des- pliega ante nosotros un panorama
pro- ftico, que se extiende desde sus pro- pios das hasta el fin
del tiempo. Jess -como el Apocalipsis- se refiere a la apostasa y
la persecucin, seguidas de la gloriosa aparicin del Hijo del hom-
bre en las nubes. Tambin insta a sus se- guidores a resistir las
presiones del mal y a desarrollar caracteres firmes. El Sermn
proftico resulta suma- mente beneficioso cuando se lo estudia
aisladamente. Pero es mucho ms bene- ficioso cuando se lo estudia
como intro- duccin al Apocalipsis. "Las cosas secretas pertenecen a
Yah- vh nuestro Dios; pero las cosas revela- das nos ataen a
nosotros y a nuestros hijos para siempre" (Deuteronomio 29: 28).*
Los smbolos intrigantes -que se po- dran asimilar a caricaturas-
que apa- recen con tanta profusin en el Apocalipsis, atraen
muchsimo a los ni- os, despiertan su curiosidad, y le brin- dan
oportunidades a los padres para explicarlos. Algunos aspectos del
Sermn prof- tico y el Apocalipsis estn especialmen- te adaptados
para los jvenes. La famosa parbola de las diez vrgenes que se
durmieron se refiere a un grupo de chicas adolescentes. Jess us
como ilustracin a un grupo de jovencitas pa- ra dar uno de sus
mensajes ms impor- VI tantes acerca de nuestra preparacin para su
segunda venida. Tal vez ms definido todava, si se quiere, es el
hecho de que en el Apoca- lipsis Jess aparece 29 veces como el
Cordero de Dios. El cordero de los tiem- pos bblicos era un
recordativo de la pri- mera Pascua, cuando el pueblo de Israel se
libr en forma dramtica de la escla- vitud egipcia. Esa inolvidable
noche de Pascua estaba saturada del peligro de que el hijo mayor de
cada familia fuera destruido durante la plaga final que iba a caer
sobre los egipcios. En efecto, los hijos mayores de las familias
egipcias murieron esa noche. Pero las familias is- raelitas
sacrificaron un cordero, y cada padre aplic algo de la sangre a los
mar- cos de las puertas de sus casas (vase Exodo 11 y 12). La
aplicacin de la sangre manifesta- ba la fe de la familia en Dios y
en la apa- ricin del Mesas redentor. Nos sigue recordando que Jess
muri para salvar a los nios. Muri para mantener uni- das a las
familias. Jess vive tambin para los nios y sus familias. Hace cerca
de veinte siglos, camin entre nosotros durante unos cuantos
maravillosos aftos, y trat de mil maneras de convencernos de que
Dios se preocupa por nosotros. Desde entonces ha vivido a la
diestra de Dios para servirnos en el Santuario celestial (vase
Hebreos 7: 25). Cuando nosotros y nuestros familia- res hayamos
aprendido a tener fe en Dios en medio de las pruebas cotidianas de
la vida, hayamos vivido con El du- rante la prueba final que ha de
sobreve- Las citas de las Escrituras en esta obra son de la Bi-
blia de Jerusaln, salvo indicacin en contrario -Nota del
traductor
- 5. nir a la tierra, hayamos sido testigos de la venida de Jess
en las nubes de los cie- los, hayamos bebido del agua de la vi- da
y, juntamente con nuestras familias, hayamos contemplado el rostro
aman- te y amistoso de Dios, sabremos sin du- da alguna que
ciertamente Dios se interesa por nosotros. San Juan recibi las
visiones del Apocalipsis en Palmos, una isla pequea, con forma de
herradura, ubicada en el Mar Egeo, no lejos de la costa del Asia
Menor. vii
- 6. Contenido Prefacio: Dios se interesa por nosotros
............................... 5 Parle 1: El Sermn proftico
........................................ 13 S. Mateo 24, lS
Introduccin: Jess predice el futuro................. 13 S. Mateo 24
y 25 ...................... 16 El mensaje de S. Mateo 24 y 25
.............................. 19 I. Advertencia de Cristo acerca
de las "sei'iales" ............ 19 11. La abominacin de la
desolacin....................... 24 111. La abominacin y la iglesia
cristiana. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 29 IV. La
tribulacin predicha. . . y usted ..................... 33 V.
Parbolas relativas a la preparacin ..................... 36
Respuestas a sus preguntas ................................... 43
Parle 11: El Apocalipsis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 Quin era San
Juan? .............................................. 49 La
estructura del Apocalipsis ........................................
54 Respuestas a sus preguntas ...................................
63 Apocalipsis 1 Introduccin: La revelacin de Jesucristo
................ 67 Apocalipsis 1 ............................ 71
El mensaje de Apocalipsis 1 ................................. 73 I.
Jess tiene las "llaves de la muerte" .................... 73 11.
Jess y su testimonio .................................. 78 111. En
xtasis en el da del Seor......................... 82 Respuestas a
sus preguntas ................................... 86 Apocalipsis 2
Y3 Introduccin: Cristo escribe a siete iglesias ........... 89
Apocalipsis 2 y 3 ..................... 95 El mensaje de
Apocalipsis 2 y 3 .............................. 97 I. El cuidado
de Cristo por sus iglesias humeantes .......... 97 11. Estmulo para
el desarrollo personal .................... 115 8
- 7. 111. Las siete iglesias como profeda . o o oo o 120 IV. Dos
puertas abiertas ............... o.... o.......... o 133 Respuestas
a sus preguntas .. oo o o o' o' oo. o. o 141 ApoeaIIpsis 4 YS
Introduccin: Dios nos permite contemplar su trono o o' 147
Apocalipsis 4 y 5 o' oo. o.... oo. oo... oo' ISO El mensaje de
Apocalipsis 4 y 5 ooo. oo o. oo', oooo oo 152 1. Alguien est a
cargo de todo oooo ooooo , 152 11. El Dios que viene o' o
oooooooooo o oo ooo 158 111. El Santuario es un lugar atrayente ..
oo' oooo. o...... o. o 162 Respuestas a sus preguntas ooo
ooooooooooooooo o 168 Apocalipsis 6: 1 a 8: 1 Introduccin: Cristo
escuda a su pueblo. ooo oo 174 Apocalipsis 6: 1 a 8: 1 .. oooo ,
177 El mensaje de Apocalipsis 6: 1 a 8: 1 oooooo. o...... , oo. oo'
179 l. Uno de los jinetes momaba un caballo blanco .. o o' 179 no
Se interesa realmente Dios por nosotros? .. , oo o oo 186 IIIo
Seales del tiempo del fin o o ooo.... o 193 IVo Por que slo el
Cordero pudo abrir los sellos . oo oo 203 Respuestas a sus pregumas
.... o oooooo., o" oo" oo 210 Apoc:a.lipsis 8: 1 a 9: 21
Int:-c-;iu~c:n: Trompetas que anuncian castigos . 223 Apocalipsis
8: 2 a 9: 21 '" o 226 E: mensaje de Ap'~;s:.s $: : a 9: 21 .......
o . . . . . . . . . . . . o 228 1. A veces el a!::"= :iece ;:pe
gritar y castigar .... o o 228 :1. ~Litere.l o ~;:::S:J~:a?
.................. o o. o... o' 233 :::. Las ':-:.:.2::-0
;r-;e::-a,s !:'ompetas ..... oo o o..... o. 237 ro;. Las
::J:!:;-e:a.s ~"=':2. :- 5e'tta: el islam en la profeca ... o o'
243 Res~ .:es-:as a 5..5 ;:~-.:=.:a.s. . ............... o oo ooo.
262 Apoc:aJipsis 16: 1 a 11: 18 I:l:roc:.:-:ct6n: L':l ngel anuncia
el tiempo del fin 269 .~pocalipsh 10: 1 a 11: 18 272 El mensaje de
Apocalipsis 10: 1 a 11: 18 o' oo oo' 274 I. El tiempo del fin ha
comenzado .. oo.. oooo oo...... '" 274 no Rechace la reforma y
coseche la revolucin ... oo o o 280 IIIo Una vida invencible oo" oo
o oooooo oo o., oo 292 Respuestas a sus preguntas .. oo...... o
o......... o... oooo 299 ApoeaIIpsis 11: 19 a 14: lO Introduccin:
La verdadera madre y sus hijos 309 Apocalipsis 11: 19 a 14: 20 oooo
312 El mensaje de Apocalipsis 11: 19 a 14: 20 o o" o oo... o.. 315
lo La primera familia establece las pautas. o. oo' o. o o' o. oo'
315 11. El gran conflicto entre Cristo y Satans .. oo oo" ooooo 319
111. Por qu no destruye Dios al diablo? ... o...... ooooooo. o 331
IV. Los Estados Unidos en la profecia " ooo o ooo oo' 340 V. El
mensaje del primer ngel: La hora del juicio ooooooo. 349 VI. El
despertar adventista en Norteamrica .. oooooo ooooo 357 9
- 8. VII. El mensaje del segundo ngel: la cada de Babilonia
...... 365 VIII. El mensaje del tercer ngel: los que guardan los
mandamientos de Dios ................................ 368 IX. La
marca de la bestia y el sello de Dios ................. 378 X. La
crisis final y su familia ............................. 386 XI. Cun
digno es El? ................................... 395 Respuestas a
sus preguntas ................................... 400 Apocalipsis
IS y 16 Introduccin: Las siete ltimas plagas ............ " 421
Apocalipsis 15 y 16 ................. 426 El mensaje de Apocalipsis
15 Y 16 ............................ 428 l. Las siete ltimas plagas
............................... 428 n. La batalla del Harmaguedn
........................... 434 111. El templo lleno de humo
.............................. 446 ApocaUpsis 17: 1 a 19: 10
Introduccin: La caida de Babilonia.......... 453 Apocalipsis 17: 1
a 19: 10 ...... 455 El mensaje de Apocalipsis 17: 1 a 19: 10
...................... 458 1. La ramera y sus hijas
................................. 458 n. Salid de Babilonia.. y
cantad! ....................... 462 Respuestas a sus preguntas
................................... 471 Apocalipsis 19: 11 a 21: 8
Introduccin: El milenio .................... 481 Apocalipsis 19: 11
a 21: 8 ...... 484 El mensaje de Apocalipsis 19: 11 a 21: 8
...................... 487 1. La segunda venida de Cristo
........................... 487 n. El gran banquete de Dios
.............................. 492 nI. El juicio y la primera
resurreccin ...................... 497 IV. La segunda resurreccin y
el lago de fuego .............. 500 V. La tierra nueva y dicha
imperecedera ................... 506 Respuestas a sus preguntas
................................... 514 Apocalipsis 21: 9 a 22: 21
Introduccin: La esposa del Cordero . . . . . . . . . .. 523
Apocalipsis 21: 9 a 22: 21 ....... 528 El mensaje de Apocalipsis
21: 9 a 22: 21 ....................... 530 I. La Novia, la Esposa
del Cordero ....................... 530 n. Ven! Ven! Ven!
.................................... 536 MAPAS Asia Menor en el
primer siglo de la era cristiana .......... 91 Radio de accin de
las langostas del desierto comparado con la difusin del islam hasta
750 DC ................... 245 La ubicacin de Meggido y del Valle
de Josafat ........... 438 10
- 9. DIAGRAMAS Tres notables tribulaciones predichas en las
Escrituras ...... 35 Prlogo, eplogo
....................................... 56 Siete iglesias, Nueva
Jerusaln, Siete sellos, El milenio ..... 57 Las siete trompetas,
las siete plagas postreras ............. 58 El gran conflicto, la
caida de Babilonia ............ . . . . . . . 59 La estructura
simtrica del Apocalipsis .................. . ..... 60, 61, 92,
148, 176, 224, 270, 310, 422, 454, 482, 524 El flujo de los
acontecimientos en las dos mitades del Apocalipsis
.................................... 62 Comparacin de las siete
iglesias ......................... 98 Los siete sellos: Cristo
protege a su pueblo afligido.... 149, 176 Cinco escenas
introductorias del Santuario ................ 165 Ubicacin de las
escenas introductorias del Santuario ...... 167 Paralelismo entre
el Sermn proftico y los siete sellos ..... 181 Las doce tribus de
Israel ................................ 213 Las siete trompetas:
Severos juicios amonestan al mundo 223,271 Resumen de la
terminologa de las trompetas ......... 258, 259 Lecciones que nos
ensean las siete trompetas ........ 260, 261 El gran conflicto: Las
tribulaciones de la verdadera madre y sus hijos
.................................. 310 Las siete referencias a los
1.260 das ..................... 326 El cuerno pequeo comparado con
la bestia de cuerpo de leopardo ...................................
327, 379 Bosquejo de un estudio bblico acerca del sbado ..... 374,
375 Los dos grupos en el fin del tiempo ..................... 382
Los Diez Mandamientos ................................ 398 Las
siete ltimas plagas: Juicios sumamente severos para castigar al
mundo ............................. 423 La segunda mitad del
Apocalipsis .......... 425, 454, 482, 525 Las plagas del xodo y las
siete ltimas plagas ............ 431 Las cuatro bestias de
Apocalipsis 12, 13 Y 17 ............. 472 Las siete cabezas y los
diez cuernos ...................... 473 Los fundamentos de la Nueva
Jerusaln y las joyas del pectoral del sumo sacerdote
...................... 532 INDICE GENERAL ALFABETICO
.................................. 542 INDICE DE REFERENCIAS
BIBLICAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
555 11
- 10. s. Mateo 24 y 25 Parte 1 El Sermn proftico: Jess predice el
futuro Introduccin Un grupo de nias de la escuela pri- maria vino
durante un ao a casa para que mi seora les diera lecciones bsi- cas
acerca del arte de cocinar. Cuando termin el curso prepararon una
comi- da para sus padres. Desde mi escritorio poda escuchar los
grititos y exclamacio- nes de entusiasmo que proferan a me- dida
que se acercaba la hora de la comida. Mi escritorio se encontraba
junto a la puerta de entrada. Para hacerles una broma, precisamente
cuando ellas espe- raban que sus padres llegaran, di unos cuantos
golpes fuertes en la puerta de mi escritorio como si se tratara de
que los primeros padres estaban llegando. Las chicas casi
explotaron. Mientras se de- sataban los delantales, se peinaban
apre- suradamente e introducan algunos cam- bios de ltimo momento a
los arreglos de la mesa, se abalanzaron hacia la puer- ta principal
y la abrieron de par en par. No las dej engaadas por mucho tiempo.
Abr la puerta de mi escritorio y cuando me vieron rer ellas lo
hicie- ron tambin, y alegremente. An ms, despus que sus padres
llegaron, y du- rante toda la comida, se estuvieron acor- dando de
la sorpresa que haban tenido, y siguieron rindose. El entusiasmo de
nuestras cocineritas se parece al entusiasmo que experimen- ta todo
verdadero cristiano cuando pien- sa en la segunda venida de Cristo.
Qu gozo se siente al considerar el momento cuando Jess regrese para
poner fin a la injusticia, la enfermedad y la pobre- za, y para
inaugurar un porvenir eterno de prosperidad y paz. Estas buenas
noticias eran, por cier- to, el tema que ms le gustaba a Jess, y se
refiri a l en muchas ocasiones; una de las ms notables ocurri poco
an- tes de su muerte. El martes de noche de la semana de la pasin,
la semana que culmin con su cruciflXin el viernes, Je- ss habl de
su gloriosa venida en lo que se conoce como el Sermn proftico*. Nos
hemos referido a este sermn en va- rias oportunidades (vase tomo 1,
pgs. 11, 151, 160). El anlisis de este sermn nos va a ayudar
muchsimo a compren- der el Apocalipsis. Tan gozosa es la
perspectiva del regre- so de Cristo, que Jess saba que sus se-
guidores esperaran con ansias su regreso. En esa condicin ellos
-como El Sermn proftico aparece principalmente en S. Mateo
capltulos 24 y 25. Encontramos informaciones pa- ralelas en S.
Marcos 13 yen S. Lucas 21 En este ltimo evangelio encontramos
tambin algunos pasajes que a pri- mera vista parecen ser porciones
de este sermn ubica- dos en un contexto algo diferente. (Compare S.
Lucas 17. 22-37 con S. Maleo 24' 23-28). Esto nos permite lle- gar
a la conclusin de que Jess tiene que haberse referi- do a su
segunda venida en muchas otras ocasiones y en diferentes
circunstancias. J3 Al comenzar Jess a contestar la pregunta de
ellos: Cul ser la seal de tu venida y del fin del mundo?", los
discpulos se acercaron ms a El para escucharlo. OHN STEEl Artista'
1959 PPPA
- 11. JESUS PREDICE EL FUTURO nuestras cocineritas- podran
fcilmen- te engaarse con falsas seales -como los golpes que yo di
en la puerta de mi escritorio- y falsos maestros, que po- dran
malograr por completo sus prepa- rativos. Por eso comenz su
discurso con recomendaciones para que no fu- ramos engaados. y
porque la "espera prolongada en- ferma el corazn" (Proverbios 13:
12), Jess advirti con claridad, pero con tacto, que habra una
demora. No ven- dra en seguida. Cont la historia de dos mayordomos
y puso en labios de uno de ellos estas palabras: "Mi Seor tarda"
(S. Mateo 24: 48). En su famosa par- bola de los talentos nos dice
que el due- o regres "al cabo de mucho tiempo" (S. Mateo 25: 19).
En la igualmente fa- mosa parbola de las diez vrgenes El mismo se
asimila a un novio y dice con claridad: "Como el novio tardara, se
adormilaron todas y se durmieron" (S. Mateo 25: 5). Insinuaciones
relativas a esa demora aparecen tambin en otros textos: "Oiris
tambin hablar de guerras y de rumores de guerras. pero todavia no
es el fin" (S. Mateo 24: 6). "Muchos se escandalizarn" (versculo
10). "El que persevere hasta el fin, se se salvar" (versculo 13).
"Se proclamar esta Bue- na Nueva del Reino en el mundo ente- ro,
para dar testimonio ante todos los gentiles. Yentonces vendr el
fin" (ver- sculo 14). (En esta obra, el nfasis pues- to sobre
ciertos textos de las Escrituras ha sido suplido por el autor del
libro). Pero si la demora aparece con clari- dad, con ms claridad
todava aparece la preparacin que debemos hacer. Y ello en diversas
declaraciones y en dis- tintas parbolas. (Vanse las pginas 36-42.)
El contexto del Sermn proftico. El Sermn proftico fue promunciado
des- 14 pus de la puesta del sol en un martes. Haba sido un da muy
dificil. Por ho- ras Jess habia estado razonando con las multitudes
en los atrios del templo. Vez tras vez sus enemigos le lanzaron
preguntas capciosas. Pareca que algu- nos apreciaban lo que deca,
pero Jess saba que la mayora, incluso de ellos mismos, esperaban
que fuera un rey guerrero y no un Prncipe de paz. Que- ran que
venciera a los romanos. No queran que conquistara sus corazones
mediante el amor. Usted puede leer al- go de lo que ocurri ese da
en los cap- tulos 22 y 23 de S. Mateo. A medida que transcurra la
tarde, re- sult evidente que los tres aos y medio de abnegado
ministerio de Cristo haban logrado transformar a muy pocos de en-
tre ellos. En dos das ms clamaran por su sangre, tal como sus
antepasados ha- ban pedido la muerte de los profetas. y sus
descendientes seran tan malos co- mo ellos. Tambin perseguiran a
los predicadores que trataran de ayudarlos. Al acercarse la puesta
del sol el cora- zn de Jess se estaba quebrantando. Saba que si el
pueblo judo no se arre- penta, sufrira una terrible retribucin. Su
testarudez finalmente enardecera de tal manera a los romanos que el
empe- rador enviara ejrcitos que en el ao 70 DC borraran del mapa
tanto a Jerusa- ln como a su templo. Y cun innece- sario iba a ser
todo esoI "Jerusaln, Jerusaln -deca en me- dio de sollozos-, que
matas a los pro- fetas y apedreas a los que te son enviados! Cuntas
veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina re- ne a sus
pollos bajo las alas, y no ha- bis querido! (S. Mateo 23: 37). "Y
no quisiste!" (Versin Reina- VaJera). "Pero no quisiste!" (Versin
Dios habla hoy).
- 12. "Pues bien -la angustiada sentencia surge con dificultad-,
se os va a dejar desierta vuestra casa" (S. Mateo 23: 38). Incluso
los discpulos de Cristo que- daron perplejos. El templo de Dios, el
orgullo de la nacin, la casa del Seor, quedara abandonada y
desolada! Incmoda, la multitud se dispers pa- ra ir a preparar la
cena. Nerviosos, los discpulos llamaron la atencin de Jess a la
exquisita artesana del famoso edi- ficio (vase S. Mateo 24: 1). Por
casi cincuenta aos el rey Herodes y sus su- cesores lo haban
reconstruido a costa de enormes gastos. (Vase S. Juan 2: 20.) La
blancura de sus mrmoles res- plandeca al toque del sol poniente.
Las placas de oro que lo recubran brillaban junto con la puerta
principal. Algunas de las piedras del templo, perfectamen- te
cuadradas y pulidas, eran de dimen- siones casi increbles.* " Vis
todo esto -pregunt Jess ca- si como si no hubiera odo a los
discpulos-o Yo os aseguro: no queda- r aqu piedra sobre piedra que
no sea derruida" (S. Mateo 24: 2). Los discpulos quedaron sin
habla. Cmo podra Dios permitir un desas- tre tan grande? Se
tratara, acaso, de que el fin del mundo se estaba acer- cando? El
bien conocido historiador judo. Josefo. que es tuvo presente cuando
Jerusaln fue destruida. dice que Ha la parte exterior del edificio
no le faltaba nada que no pudiera asombrar alojo o a la mente
Puesto que es- t~ba totalmente cubierto de placas de oro. en cuanto
sa Ita el sol se produca un resplandor tan grande. que los que
queran mirarlo se vean obligados a apartar sus ojos como s
estuvieran mirando los rayos del sol A los ex- tranjeros que se
aproximaban les parecia a la distancia que se trataba de una montaa
cubierta de nieve. por- que todo lo que no estaba cubierto de oro
era del blanco ms puro Desde su parte superior aparecan picas de
oro que impe~ian que las aves se posaran sobre el techo y lo
contammaran Algunas de las piedras del edificio te- nan 45 codos de
largo. cinco de alto y seis de ancho" (Las guerras de los judos, S
222) El codo de aquel tem- po meda ms o menos medio metro
INTRODUCCION MATEO 24,25 Esa noche Jess se sent en el Monte de los
Olivos. Con El estaban Pedro y su hermano Andrs, y Santiago y su
her- mano Juan, los cuatro ex pescadores que lo haban acompaado
durante to- do su ministerio. (Vase S. Marcos 13: 3.) Sobre ellos,
en medio del crepscu- lo, brillaba la luna casi llena. Envuelta en
su mstico resplandor, la ciudad de Jerusaln se hallaba a cen metros
de all, debajo de ellos, al otro lado del va- lle de Cedrn. La luz
de las lmparas de aceite de oliva parpadeaba a travs de incontables
ventanas. Una atmsfera se- mejante a la de la Navidad saturaba el
aire en anticipacin de la Pascua que se celebrara en un par de das
ms. Gente de lejos y de cerca se reuna con amigos dentro de los
muros, o acampaba fuera de ellos. El ruido de los perros y los as-
nos y de las familias que se preparaban para la noche, llegaba
hasta los odos de los cinco hombres sentados all. El templo pareca
estar tan cerca que casi se lo poda tocar. La luz de la luna
realzaba su blancura y su tamao. Los discpulos contemplaban sus
piedras macizas) pulidas. Se sentan profunda- mente perturbados por
la prediccin de Jess en el semido de que llegara el da cuando ni
una sola de esas piedras que- dara sobre otra. Pero, ese terrible
da de desastre no sera acaso el glorioso da de su regreso? No
entendan nada! "Dinos -le preguntaron, perplejos- cundo suceder
eso, y cual ser la se- al de tu venida y del fin del mundo" (S.
Mateo 24: 3). Usted puede leer la respuesta de Cris- to en los
captulos 24 y 25 de S. Mateo. Sus palabras aparecen en las pginas
si- guientes, con sus correspondientes en- cabezamientos para que
se las pueda entender mejor. Despus que haya le- do lo que Jess
dijo, vamos a tratar de descubrir lo que quiso decir. 15
- 13. JESUS PREDICE EL FUTURO S. MATEO 14 Introdum6n. 1 Sali Jess
del Templo y, cuando se iba, se le aeerearon sus disclpulos para
mos- trarle las construmones del Templo. 2 Pero Bies dijo: "Veis
todo esto? Yo os asegu- ro: no quedar aqui piedra sobre piedra que
no sea derruida". 3 Estando luego sentado en el monte de los
Olivos, se aeerearon a El en privado sus disclpulos, y le dijeron:
"Di- nos cuando suceder eso, y cul ser la se- aI de tu venida y del
fin del mundo." El comienzo de 'os dolores. 4 Jess les respondi:
"Mirad que no os engaie nadie. 5 Porque vendrn muchos usurpando mi
nombre y diciendo: 'Yo soy el Cristo', y engaiarn a muchos. 6 Oiris
tambin hablar de guerras y de rumores de guerras. Cuidado, no os
alarmis! Porque eso tiene que suceder, pero todava no es el fin. 1
Pues se levantar nacin contra na- cin y reino contra reino, y habr
en diver- sos lugares hambre y terremotos. 8 Pero todo esto ser el
comienzo de los dolores de alumbramiento. 9 "Entonces os entregarn
a la tortura y os matarn, y seris odiados de todas las na- ciones
por causa de mi nombre. 10 Muchos se escandalizarn entonces y se
traicionarn y odiarn mutuamente. 11 Surgirn muchos falsos profetas,
que engafiarn a muchos. 12 y al crecer cada vez ms la iniquidad, la
caridad de la mayoria se enfriar. IJ Pero el que persevere hasta el
fin, se se salvar. 14 "Se proclamar esta Buena Nueva del Reino en
el mundo entero, para dar testimo- nio a todas las naciones. Y
entonces vendr el fin. La gran tribulaei6n de Jerusaln. IS "Cuando
veis, pues, la abominacin de la desolacin, anunciada por el profeta
Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que lo entienda), 16
entonces, los que estn en Judea, huyan a 105 montes; 11 el que es-
t en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa; 18 y el
que est en el campo, no regrese en busca de su manto. 19 Ay de las
que estn encinta y criando en aquellos dias! :!O Orad para que
vuestra huida no suceda 16 en invierno ni en dla de sbado. 21
Porque habr entonces una tribulacin tan grande como no la hubo
desde el principio del mun- do hasta el presente ni la volver a
haber. 22 Y si aquellos dias no se hubiesen abrevia- do, no se
salvaria nadie; pero en atencin a los elegidos se abreviarn
aquellos dias. D "Entonces, si alguno os dice: 'Mirad, el Cristo
est aqu o alli', no lo creis. 24 Porque surgirn falsos cristos y
falsos profetas, que harn grandes seiales y pro- digios, capaces de
engafiar, si fuera posibie, a los mismos elegidos. 2S Mirad que os
lo he predicho! La venida del Hijo del hombre ser manitiesta. 26
"Asl que si se os dice: 'Est en el de- sierto', no salgis; 'Est en
lo interior de las casas', no lo creis. 27 Porque como el re-
lmpago sale por oriente y brilla hasta el oc- cidente, asi ser la
venida del Hijo del hombre. 28 Donde est el cadver, alli se juntarn
105 buitres. Resonanda c6smica de la yenlda. 29 "Inmedatamente
despus de la tribu- lacin de aquellos dlas, el sol se oscurecer, la
luna perder su resplandor, las estrellas caern del cielo, y las
fuerzas de los cielos sern sacudidas. 30 Entonces aparecer en el
cielo la seal del Hijo del hombre; y enton- ces harn duelo todas
las razas de la tierra y vern venir al Hijo del hombre sobre las
nubes del cielo con gran poder y gloria. 31 Y enviar a sus ngeles
con sonora trompeta, y reunirn de los cuatro vientos a sus elegi-
dos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. El momento de la
venida 32 "De la higuera aprended esta parbo- la: cuando ya sus
ramas estn tiemas y bro- tan las hojas, cais en cuenta de que el
verano est cerca. 33 Asi tambin vosotros, cuando veis todo esto,
caed en cuenta de que El es- t cerca, a las puertas. 34 Yo os
aseguro que no pasar esta generacin hasta que todo es- to suceda.
35 El cielo y la tierra pasarn, pe- ro mis palabras no pasarn. 36
Mas de aquel dla y hora, nadie sabe nada, ni los ngeles del cielo,
ni el Hijo, sino slo el Padre.
- 14. Estar alerta para no ser sorprendidos. 17 "Como en los das
de ~o, as ser la venida del Hijo del hombre. 18 Porque co- mo en
los daf> que precedieron al diluvio. co- man, beban, tomaban
mujer o marido, hasta el da en que entr No en el arca. '9 ~ no se
dieron cuenta hasta que vino el dilu- vio y los arrastr a todos, as
ser tambin la venida del Hijo del hombre. 40 Entonces, estarn dos
en el campo: uno ser llevado ~ otro dejado; -11 dos mujeres estarn
molien- do en el molino: una ser llevada y otra dejada. 42 "Velad,
pues, porque no sabis qu da vendr vuestro Seor. 4' Entendedlo bien:
si el dueo de casa !>upiese a qu hora de la no- che iba a venir
el ladrn, estara en vela ~ no dejara que le horadasen su casa. 44
Por eso, tambin vosotros estad preparados, por- que en el momento
que no pensis, vendr el Hijo del hombre. Parbola del mayordomo. 45
"Quin e~. pues, el siervo fiel} pru- dente, a quien el seor puso al
frente de ~u servidumbre para darles la comida a su tiem- po? -I
Dichoso aquel siervo a quien su se- or, cuando llegue, encuentre
hacindolo as. 47 '0 os aseguro que le pondr al frente de toda su
hacienda. 4~ Pero si aquel siervo malo se dice en su corazn: 'Mi
seor tar- da', 49 Yse pone a golpear a sus compae- ros y come y
bebe con los borrachos. a media noche se o~ un grito: 'Ya etras lm-
paras se apagan.' 9 Pero las prudentes repli- caron: "lio, no sea
que no alcance para nosotras) para vosotras; es mejor que va- }is
donde los endedores y os lo compris.' 1- 1ientras fueron a
comprarlo, lleg el no- io. ~ las que estaban preparadas entraron
con l al banquete de boda, y se cerr la puer- ta. ls tarde llegaron
la~ otras vrgenes diciendo: Seor. seor, brenos!' 12 Pero l
respondi: 'En erdad os digo que no os conozco.' -elad. pues. porque
no sabis ni el da ni la hora. Parbola de J05 talentos. "Es tambin
como un hombre que, al irse de 'iaje. llam a sus sien os ) les
enco- mend su hacienda: . a uno dio cinco ta- lentos. a otro dos J
a otro uno. a cada cual segn su capacidad; despus se march. I~
Enseguida. el que habia recibido cinco ta- lentos se puso a
negociar con ellos ~ gan otros cinco. . Igualmente el que haba re-
cibido dos gan otros dos. En cambio el que habia recibido uno se
fue. ca' un ho- )0 en la tierra ~ escondi el dinero de su se- or..
-1 cabo de mucho tiempo, vuelve el seor de aquellos sienos ) ajusta
cuentas con ellos. : Llegndose el que haba recibido cinco !alenlos.
present otros cinco, dicien- do: Seor. cinco talentos me
entregaste; aqu tienes otros cinco que he ganado.' : Djole su seor:
'Bien, siervo bueno y fiel:: has sido fiel en lo poco, te pondr por
eso al frente de )0 mucho; entra en el gOlO de tu seor: :~ Se acerc
tambin el de los dos talentos) dijo: 'Seor, dos talentos me
entregaste; aqu tienes otros dos que he ga- nado.' :' Djole su
seor: 'Bien, siervo bueno) fiel!; has sido fiel en lo poco, te pon-
dr por eso al frente de lo mucho; entra en el gozo de tu seor.' 24
Se acerc por fin tambin el que haba recibido un talento y dijo:
'Seor, s que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y
recoges 17
- 15. JESUS PREDICE EL FUTURO donde no esparciste. 2S Por eso me
dio mie- do, y fui y escond en tierra tu talento. Mi- ra, aqu
tienes lo que es tuyo.' 26 Mas su seor le respondi: 'Siervo malo y
perezo- so, sabas que yo cosecho donde no sembr y recojo donde no
esparc. 27 Debas, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros.
y as, al volver yo, hubiera recobrado lo mo con los intereses. 28
Quitadle, por tanto, su talento y ddselo al que tiene los diez
talen- tos. 29 Porque a todo el que tenga, se le da- r y le sobrar;
pero al que no tenga, aun lo que tiene se le quitar. 30 Y a ese
siervo intil, echadle a las tinieblas de fuera. All ser el llanto y
el rechinar de dientes.' El Juicio final. 31 "Cuando el Hijo del
hombre venga en su gloria acompaado de todos sus ngeles, se sentar
en el trono de su gloria. 32 Sern congregadas delante de El todas
las nacio- nes, y l separar a los unos de los otros, co- mo el
pastor separa las ovejas de los cabritos. 33 Pondr las ovejas a su
derecha, y los ca- britos a la izquierda. 34 Entonces dir el Rey a
los de su derecha: 'Venid, benditos de mi Padre, recibid la herenca
del Reino prepa- rado para vosotros desde la creacin del mundo. 3S
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis
de beber; 18 era forastero, y me acogisteis; 36 estaba des- nudo, y
me vestisteis; enfermo, y me visitas- teis; en la crcel, y
vinisteis a verme'. 37 Entonces los justos le respondern: 'Se- or,
cundo te vimos hambriento, y te di- mos de comer; o sediento, y te
dimos de beber? 38 Cundo te vimos forastero, y te acogimos; o
desnudo, y te vestimos? 39 Cundo te vimos enfermo o en la crcel, y
fuimos a verte? 40 Y el Rey les dir: 'En verdad os digo que cuanto
hicisteis a uno de estos hermanos mos ms pequeos, a m me lo
hicisteis.' 41 Entonces dir tambin a los de su izquierda: 'Apartaos
de m, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus
ngeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed,
y no me dis- teis de beber; 43 era forastero, y no me aco- gisteis;
estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la crcel, y no me
visitasteis'. 44 Entonces dirn tambin stos: 'Seor, cundo te vimos
hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cr-
cel, y nos te asistimos?' 4S y l entonces les responder: 'En verdad
os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos ms pe-
queos, tambin conmigo dejasteis de hacer- lo.' 46 E irn stos a un
castigo eterno, y los justos a una vida eterna."
- 16. El mensaje de S. Mateo 24 y 25 l. Advertencia de Cristo
acerca de las "seales" Cunto dependemos de las seales!
Especialmente de las que encontramos en las carreteras. Las
buscamos -a veces en . ano- en las encrucijadas importantes de
ciudades desconocidas. Apreciamos las seales destacadas de las
carreteras ms importantes. Recuerdo la serie de seales que se
referan a una curva peligrosa en un lugar llamado Salisbury Plain,
en Inglaterra, } que . j en mi infancia. La ltima seal era de gran
tamao y con letras imponentes: "LSTED ESTA ADVERTIDO". Poco despus
del nacimiento de nuestro hijo me cobraron una infraccin por no
haber respetado en Chicago una sefial de alto. Es erdad que estaba
dis- trado; pero cuando volv para verificar cmo pude habe:- pasado
por alto esa se- flal, descubr un racimo de seales de bares,
cantinas. cafs: otros negocios justo detrs de esa seflal. Dudo que
no la hubiera visto. a pesar de la emocin de ser padre, si hubiera
sido del tamao de la de Salisbur} Piain. "Dinos -le rogaron los
discpulos- cundo suceder eso. ~ cul ser la seal de tu venida y del
fin del mundo? (S. Mateo 24: 3). Dos preguntas en una. La pregunta
de los discipulos pone de manifiesto su confusin. Combinaron en
ella dos acontecimientos distintos. "Cuando suceder eso"
preguntaron, refirindose a la destruccin del templo. : "cul ser la
seal de tu venida y del fin del mundo", aludiendo al fin del mundo.
La destruccin del templo y el fin del mundo en ocasin de la segunda
venida de C:isto les pareca a los cuatro discpulos que era una sola
cosa. Suponan que slo el fin J.~! mundo poda causar la destruccin
del principal lugar de culto dele:dade:o Dios. Al combinar los dos
acontecimientos en uno trataban de :ogra: ...;na sola infor- macin:
"Cundo suceder eso", es decir, "Cul ser la seaJ" qt:e ;ndicara su
cercana. Los comentaristas creen que al formular su respuesta.
Jes:.s :a;.:bn amalga- m la informacin concerniente a los dos
acontecimientos, es a sabe:. el fin del templo y el fin del mundo.
No hay duda de que algo de eso ha:: pe:-o si estudiamos
cuidadosamente los captulos 24 y 25 de S. Mateo podremos
dis:l:iguir con cierta facilidad cundo se refiere Jess a un
acontecimiento o ai ouo. De todos modos, Cristo present seiJales
diferentes para cada uno de esos acon,eciillientos. SeiJales
distintas y dignas de confianza. Para la cada del templo Jess dio
una sefial inconfundible: "La abominacin de la desolacin. erigida
en el Lugar San- to" (S. Mateo 24: 15), una prediccin simblica que
se explica en S. Lucas 21: 20, en donde se dice que "Jerusaln" sera
"cercada por ejrcitos". Para el fin del mundo, Jess dio una corta y
singular lista de seales: La predi- cacin del Evangelio a todo el
mundo (S. Mateo 24: 14). un conjunto de fenme- nos astronmicos
(versculo 29), y la forma como va aenir: en las nubes de los
cielos, y tan visible como un relmpago (versculos 27 y 30). Cmo
vendr. De primera intencin, parecera que Jess hubiera evadido la
pregunta de los discpulos. Su seal ms enftica de la destruccin de
Jerusaln era 19
- 17. JFSUS PREDICL EL rUl URO la llegada del enemigo. Su seal ms
enftica acerca del fin del mundo era la forma como vendra. Pero
Jess estaba hablando en serio. Tal como sucedieron las cosas (y
Jess ~aba cmo iban a suceder), la llegada de los soldados enemigos
a Jerusaln en el ao 66 OC era toda la seal que necesi- taban los
cristianos de esa ciudad. Porque los soldados de repente se
retiraron de ese lugar, y todo el que quico escapar pudo hacerlo
antes que los romanos regresa- ran para atacar en serio (Vame las
pginas 27, 28.) En cuanto a las seales de su segunda venida, Jess
fue muy enftico respecto a la forma como lo hara. "Entonces
aparecer en el cielo la seal del Hijo del hom- bre -dijo, y aadi-:
y entoncc!> harn duelo todas las razas de la tierra y vern venir
al Hijo del hombre sobre la< nubes del cielo con gran poder y
gloria" (vers- culo 30). La "seal del Hijo del hombre" es su
aparicin "sobre las nubes del cielo". Tal como lo~ pre~identes de
la~ repblicas latinoamericanas y los reyes de Espaa recorren las
calles de su~ respectivas capitales en carruajes especiales en
ciertas oca- siones, el Hijo del hombre, en circunstancias
sumamente significativas, viaja en un carruaje de nube~
sobrenaturales. Las Escrituras mencionan tres ocasiones en que esto
ocurri o va a ocurrir: (1) La ascensin de Cristo al cielo, cuando
"fue levantado en presencia de ellos [los diSCpulos], y una nube le
ocult a su vista" (Hechos 1: 9). (2) Al comienzo del juicio
investigador, cuando el Hijo del hombre viaj sobre nubes para
compa- recer ante el Anciano. (Daniel 7: 9-14; Apocalipsis 12 a
14.) (3) En el momento de su segunda venida cuando, segn
Apocalipsis 1: 7, vendr "acompaado de nu- bes; todo ojo le ver". La
venida visible de Jesucristo, sobre nubes, es la "seal" suprema del
Hijo del hombre. Precauciones y advertencias. Al pedir una seal de
su segunda venida, los dis- cipulos estaban tratando de conseguir
informacin anticipada que les permitiera descubrir el momento
cuando Dios comenzara su cuenta regresiva final. Hoya no- sotros
tambin nos gustara disponer de esa informacin. Por eso naturalmente
nos encontramos preguntndonos: "Para qu sirve una seal si slo se
refiere a la for- ma cmo va a venir?" Vamos a volver sobre este
asunto un poco ms adelante, en la pgina 22. Mien- tras tanto nos
sentimos impresionados por el hecho de que Jess no tena mucho
inters en establecer una lista exacta de los acontecimientos de los
ltimos das. Seis semanas ms tarde, cuando poco antes de su ascensin
los diSCpulos le pregunta- ron: "Es ahora cuando vas a restablecer
el Reino de Israel?", replic: "A voso- tros no os toca conocer el
tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad"
(Hechos 1: 6, 7). Lo primero que hizo Jess en su Sermn proftico al
responder a sus discpu- los fue decirles: "Mirad que no os engae"
(S. Mateo 24:4). No seis engaados! No seis extraviados por falsos
cristos y falsas seales. No creis que el fin de Jeru- saln y el fin
del mundo se producirn antes de tiempo. (Vense los versculos 5 al
8.) Tal como la seal de Salisbury Plain, Jess dice claramente:
"USTED HA SIDO ADVERTIDO". No seamos confundidos por un racimo de
seales que no lo son en realidad. Seales que no lo son realmente.
En el Sermn Proftico aparece la famosa frase acerca de "guerras y
de rumores de guerras" (versculo 6). Por siglos los cris- 20
- 18. ADVERTl:NCJA Dl. ( RISTO ACERCA DE LAS "SEALES" MATEO 24,25
lianoe c,>tudiosos de la~ Escrituras han citado esta declaracin
al reflexionar acerca de loo; acontecimientos internacionales
contemporneos. Una y otra vez se han con- vcncido, por el momento,
de que Jess viene pronto. Pero El advirti definida- mente que las
guerras y los rumores de guerras no son necesariamente seales del
fin. "Todavia no es el fin", dijo con relacin a ellos. "Cuidado, no
os alarmis! Porque es necesario que suceda, pero todava no es el
fin. Pues se levantar nacin contra nacin y reino contra reino, y
habr en diversos lugares hambre y terremotos. Porque todo esto ser
el comienzo de los dolores de alumbramiento" (versculos 6-8). De
cualquier manera, la mencin de guerras, hambres y terremotos en el
Ser- mn proftico pone de manifiesto que Jess estaba pensando en lo
que habra de ocurrir durante los 39 aos previos a la cada de
Jerusaln en el ao 70 OC. Sabe- mos de cuatro hambres que se
produjeron incluso en el corto reinado del empera- dor romano
Claudio (41-54 OC). Una de ellas aparece en Hechos 11: 28.
Terremotos importantes se sabe que ocurrieron en Creta (46 47 OC)
Yen Roma (5]). Esta ciudad librguerras importantes en Mauritania
(41-42 OC), las Islas Britnicas (43-61 OC) YArmenia (a comienzos
del afio 60). En Armenia, Roma sufri una notable derrota en el ao
62 OC, cuyas noticias deben de haber animado falsamente a los
revolucionarios judos de Palestina. La guerrilla y las actividades
terroristas castigaron a Palestina durante esos aos. "Por toda
Galilea -nos informa Josefo, para mencionar slo una regin de
Palestina-, no se vean sino sangre e incendios".1 Lo que Cristo
quiso decir es que los desastres, las derrotas, las guerras y las
hambres no son "seales" de un fin cercano, ~a sea de Jerusaln o del
mundo. Para nuestro planeta saturado de pecado, aunque nos apene
decirlo, tales pesares siempre estuvieron a la orden del dia.
Falsos cristos y falsos profetas. Jess tambin lanz adertencias
acerca de la aparicin de falsos cristos y falsos profetas. (Vanse
los ersculos 4.5,23,24. Com- pare con S. Marcos 13: 6, 21-23.)
Durante los 39 aos que transcurrieron entre el Sermn proftico (31
OC) Y la cada de Jerusaln (70 OC), surgieron muchos falsos
di;igentes. Josefo: nos di- ce que Palestina se llen de "vagabundos
y embaucadores" que e:-.plotaban las es- peranzas y los temores de
la gente, y fomentaban la re olucin contra Roma, "con el pretexto
de estar guiados por inspiracin dh ina. Lno de esos impostores,
cier- to "falso profeta egipcio", invit a algunos judos a eOlureros
a reunirse con l en su cuartel del desierto. Miles aceptaron su im
itacin. creyendo que se trataba del Mesas que librara a Jerusaln de
la tutela romana. Pero los romanos fueron informados acerca de lo
que estaba sucediendo y se prepararon para enfrentarlo. Cuando se
produjo el ataque, prcticamente todos los judos que haban seguido a
este falso cristo perdieron la vida o huyeron a sus casas. El
egipcio y unos pocos de sus seguidores escaparon. Algn tiempo
despus, de paso, un oficial romano confundi al apstol San Pablo con
este mismo egipcio. (Vase Hechos 21: 38.) En el Sermn proftico Jess
habla de los falsos cristos y los falsos profetas tanto cuando se
refiere a su segunda venida como cuando menciona la cada de
Jerusaln. (Vase S. Mateo 24: 23, 24.) Esta ltima parte de la
profeca tambin se ha cumplido, a lo menos parcialmente. No hace
mucho tuvimos a Jim Jones y la masacre de Jonestown. Un poco ms
atrs recordamos a Adolfo Hitler, a quien 21
- 19. JESUS PREDICE FL FU fURO millones de educados occidentales
atribuyeron la facuItad de inaugurar mil ao... de paz. En el siglo
XIX Napolen condujo a la muerte a muchos ms de SU'i 'iegui- dores
que Jim Jones. Y tenemos al "Padre Divino", que pretenda ser Dios
en Filadel- fia; y la "madre" Ana Lee, que ense que ella era la
rceneal nacin femcnina dc Cristo. La lista es larga. Karl Marx, a
su manera, tambin fue un ral,o el i'ilo. Cmo vendr Cristo. Volvamos
a la forma cmo Cristo va a venil. Algunos informantes, segn Jess
nos advirti, anunciaran: "Est en el de- sierto", "est en lo
interior de las casas". UNo lo creis -nos insta-o Mirad qm' os lo
he predicho!" USTED HA SIDO ADVERTIDO (versculos 25, 26). Regresar
Jess privadamente? No, nos dice; no ser as. Vendr en secreto? No.
De ninguna manera. Cmo vendr entonces? "Como el relmpago sale por
el oriente y brilla ha!>- ta el occidente. as ser la venida del
Hijo del hombre". "Harn duelo todas la!> razas de la tierra y
vern venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran
poder y gloria. El enviar a sus ngeles con sonora trompeta. y
reunirn de los cuatro vientos a sus elegidos. desde un extremo de
los cielos hasta el otro" (ver- sculos 27, 30, 31). Jess se refiri
insistentemente a la forma de su venida, para preservar a sus
preciosos seguidores de la desilusin y el desastre. Evidentemente
todo maestro que ensee que Jess va a venir de cualquier manera que
no sea en las nubes del cielo, es un falso maestro. Jess dijo que
se levantaran falsos profetas y que tendran numerosos seguidores.
No estara pensando El, tal vez, en lderes como el "Padre Divino",
Hitler, Karl Marx, Ana Lee, Jim Jones y Napolen?
- 20. ADVERTENCIA DE CRISTO ACERCA DE LAS "SEALES" MATEO 24,25 El
Espritu Santo impresion a San Pablo para que nos diera una
descripcin de la "venida del Sefior" similar a la descripcin de
Cristo mismo. "El Sefior mis- mo -dijo San Pablo-, a la orden dada
por la voz de un arcngel y por la trompe- ta de Dios, bajar del
cielo, y los que murieron en Cristo resucitarn en primer lugar.
Despus nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos
arrebatados en nu- bes, junto con ellos, al encuentro del Sefior en
los aires. Y as estaremos siempre con el Seor" (1 Tesalonicenses 4:
15-17). Dos palabras de este pasaje de San Pablo han llegado a ser
famosas en los cr- culos cristianos. Una de ellas es parousa, la
palabra griega que ha sido traducida por "venida". Se la usaba en
la antigedad para referirse a las isitas oficiales de importantes
personajes. Tuve una vez el prhilegio de leer esta palabra en un
trozo de alfareria que se refera a la llegada de cierto funcionario
a una antigua comuni- dad egipcia. La palabraparousa figura en S.
~Iateo 24: 3 y en diversos otros luga- res del Nuevo Testamento
para referirse al regreso de Jess. La otra palabra famosa que
aparece en algunas traducciones de 1 Tesalonicenses 4: 15-17 es
"arrebatamiento". Est emparentada con la palabra "rapto" (latn,
rap- tus), que significa apoderarse de alguien -especialmente de
una mujer- con fines deshonestos. En algunos crculos cristianos,
sin embargo, esta palabra ha llegado a tener connotaciones
agradables, gracias a las traducciones a que nos hemos refe- rido,
pues se la ha asociado con la venida de Jess y la liberacin de los
redimidos. En ocasin de su parousa (segunda enida), Jess arrebatar
(o rescatar) su pueblo. Yen qu circunstancias lo har? Cuando
resuene la voz de mando, cuan- do se oiga la voz del arcngel,
cuando se escuche el son de la trompeta, cuando aparezca el Seor en
las nubes. Cualquier "cristo" que venga, o que pretenda venir, de
un modo diferente a ste, es un cristo falso. Y evidentemente
cualquier maestro que diga que Cristo va a venir de otra manera es
un falso maestro. La advertencia de Cristo es urgente. En su Sermn
proftico Jess dej en cla- ro que rechazar a los falsos maestros es
ms importante que saber la fecha exacta de su venida. "Mirad que os
lo he predicho!" (versculo 25). Que nadie los engafie. USTE- DES
HAN SIDO ADVERTIDOS. Las otras seales verdaderas. Si la forma
precisa de su venida es una "seal", Jess nos dio tambin algunas
otras seales de su regreso. En S. Mateo 24: 29, 30 dice: "El sol se
oscurecer, la luna perder su resplandor, las estrellas caern del
cielo, y las fuerzas de los cielos sern sacudidas. Entonces
aparecer en el cielo la seal del Hijo del hombre". Sus palabras
aparecen en S. Lucas 21: 25-27 de esta manera: "Habr seales en el
sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angus- tia de
las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,
murindose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que
vendrn sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos sern
sacudidas. Y entonces vern venir al Hijo del hombre en una nube con
gran poder y gloria". En S. Mateo 24: 33 Jess dijo: "Asi tambin
vosotros, cuando veis todo es- to, caed en cuenta de que El est
cerca, a las puertas". Yen S. Lucas 21: 28: "Cuan- do empiecen a
suceder estas cosas, cobrad nimo y levantad la cabeza porque se
acerca vuestra liberacin". 23
- 21. JE~...S PREDICE EL FUTURO ~1uchos cristianoc; creen que eta
seale que habran de manifetarse en el .,01, la luna y las estrellas
ya .,e han producido. Tan impre"ionante po.,ibilidad me- rece
nuec;tra cuidadoc;a atencin. La evidencia que tenemo., al re"pecto
la estamos tratando en las pgina" 193-202 Tambin entre "todas la"
co.,a" que Je., dijo que veramos al acercarse su segunda venida,
hay una seal c;umamente impresionante y significativa. "Y ser
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para
testimonio a todas las nacionec; y entonces vendr el fm" (S. Mateo
24: 14, Reina-Va/era). Despus de prestar atencin a otro., a"unto.,
importante." vamos a referirnos a esta notable pro- me"a en la.,
pginac; 44-46 11. La abominacin de la de')olaci(m Cuando los
discpulo" dijeron a Je.,: "Dinos cundo suceder eso" estaban
pensando a la vel en la de.,truccin de Jeru.,aln y en la segunda
venida del Seor. l.o hemo,> verificado varia" Vece., En ~u
respuesta Jc,>., .,e refiri a "la abominacin de la desolacin,
anunciada por el profeta Daniel" (S. Mateo 24' 15). Trataremos de
estudiar en las prximas pginas e~ta "abominacin" y la "desolacin"
que produjo. una ilustradon impresio- nante de lo digna de
confianza que e, la profeca :Iblka Retrocedamos un poco para tener
una perspe.:t a ade.:uada. La pequea na- cin de Judea lleg a formar
parte del Imperio Romano .:uando Pompeyo tom su capital. Jerusaln.
en el ao 63 OC Pero mientras la maor parte de los pueblos
conquistados se enorgullecan de tormar parte del Imperio, muchos
judos de Ju- dea y Galilea alimentaron una actitud de resistencia ~
llegaron a hacerse notar por su oposicin activa a la conduccin
romana. Los romanos por lo general. aunque no siempre. trataron de
gobernar Palesti- na pacficamente. Pero con el tlanscurso del
tiempo un incidente sangriento con- duca a otro peOI, hasta que a
mediados de la decada del 60 al 70 OC, la cantidad de judos
palestinenses que podan perder laida en un solo incidente se dice
que lleg a la cantidad de veinte mil. La tensin explot cuando los
sacerdotes del tem- plo decidieron no ofrecer ms sacrficios ni
oraciones en faor del emperador ro- mano. En aquellos das todos los
pueblos del Imperio ofrecan sacrificios} elevaban oraciones en
favor del emperador. La mayor parte de ellos lo consideraban como
si fuera un dios. La decisin juda de no orar por el emperador fue
calificada de traicin. El 24
- 22. LA ABOMINACION DE LA DI:.SOLACION MATEO 24,25 castigo era
inevitable.1 Cestio Galo, gobernador de la provincia romana de
Siria, que inclua a Judea, se dirigi hacia el sur desde Antioqua
con el equivalente de dos legiones de soldados y numerosas tropas
auxiliares. (Los auxiliares se podran comparar a nuestros ejrcitos.
Las legiones eran grupos seleccionados, constitui- dos por unos
seis mil soldados.) Cuando Cestio Galo lleg a Jerusaln en el ao 66
OC, se encontr con una decidida oposicin. Un grupo de guerrilleros
le tendi una emboscada y en ella murieron 515 soldados romanos y
slo 22 judos. Pero la misma esplendidez de su ejrcito infundi en
los guerrilleros el temor de severas represalias, y se retiraron
inseguros tras los imponentes muros de los edificios del templo.
Los judos moderados animaron a los romanos a apoderarse del templo
inme- diatamente para suprimir a los rebeldes antes de que
consiguieran un segundo triunfo. Cestio Galo avanz hacia el templo.
La razn de su venida era reanudar las oracio- nes en favor del
emperador. Pero sin ninguna explicacin, despus de un esfuerzo de
menos de una semana. ). cuando ya estaba por lograr el xito, Cestio
Galo se retir de la ciudad y regres a Antioqua. Su decisin fue
desastrosa para sus tro- pas. Los combatientes de la resistencia
juda dominaban lac cumbres de los montes que f1anqueban el lado
norte del ~amino. Con f1echac, lanzas y piedras lograron dar muerte
a casi seis mil romanos. Josefo, el historiador, sin i por un
tiempo como general judo durante la gue- rra que se produjo despus,
antes de pasarse a los romanos. Al recordar los hechos algunos aos
ms tarde, consider la inexplicable retirada del gobernador como un
momento decisivo. Si Cestio Galo r.Jcie:-a insistido en su ataque
con un poco ms de decisin, segn Josefo, la paz ro:nar:a habra sido
restaurada en Jerusaln con poca prdida tanto de vidas como de
~-op:edades. Josefo escribi: "Si este ltimo [Cestio Galo] hubiese
perseerado un ;,oco mas en el asedio [de los edificios del templo],
no habra tardado en tomar la cucad".- ; no habra habido guerra juda
ni destruccin de la ciudad! Pero profundamente heridos por la
prd~da .:le s:..s 50idados, los romanos deci- dieron regresar. El
emperador Nern llam des.:!e G:-a:1 B-e,aa a su capaz general
Vespasiano, quien traz planes cuidadosos con :a a; .;.::a -:e su
h:jo Tito. (Tanto Vespasiano como Tito llegaron ms tarde a se;
e~:-e-a'::,-e5.) Jur::os. el padre ). el hijo, lanzaron una campaa
en la que tal ez unos :5,:.'!C~' 1":':'05 ;alestinos mu- rieron de
hambre, fueron quemados vivos, fueron a:!'a eSE.:':'5 ;~-: as
::echas. cru- cificados, muertos a hachazos o esclavizados hasta
:::,:--'- El templo y la ciudad arrasados. Cuando Tiro. '::0:'
.;::a--= :e;:0::e5 ~ una gran cantidad de auxiliares, comenz el
asedio de Jerusaler. e:: a ;r::::a. era dei ao O OC, la ciudad
estaba atestada de judos que se haban -e.;,;,::o a!!! para celebrar
la Pascua.s A medida que el sitio avanzaba, la enfermedad. :a
sJ.:'e.::aael hambre co- menzaron a cobrar su terrible tributo. En
medio del ;:-:llcO .::rec:ente. tres organi- zaciones semejantes a
mafias aumentaron el horror a! ate:--or!zar a sus mismos
compatriotas judos, y al competir salvajemente por el ,::ontroI de
los ya precarios abastecimientos. Una madre, muerta de hambre. se
comi a su propio beb.6 Tito trat de salvar el templo. Era una de
las jo~as del Imperio. De diversas maneras trat tambin de salvar la
ciudad y el pueblo. Pero los dirigentes de la ciu- 25
- 23. JESUS PREDICE EL FUTURO dad rechazaron todas las
propuestas, en la creencia de que Dios todava los honra- ra como su
pueblo y preservarla el templo como su casa de culto. Hacia fines
de agosto, algunos romanos enfurecidos por el aparentemente in-
comprensible fanatismo de la resistencia juda, prendieron fuego a
la madera recu- bierta de oro de los muros y el cielo raso del
templo. Los judos modernos todava recuerdan el incendio que sigui,
cada ao, en el noveno da del mes judo Ab. Pe- ro incluso despus del
incendio del templo los sobrevivientes rechazaron decidida- mente
la rendicin, de modo que Tito, exasperado, dio rienda suelta a sus
tropas. La ciudad y el templo desaparecieron literalmente. A
excepcin de una pequea parte del muro y tres torres, "allanaron de
tal manera el mbito de la ciudad -dice Josefo-, que daba la
impresin de que ese sitio jams hubiese sido habitado".7 De las
multitudes que vivan en la ciudad al comienzo del asedio, aparente-
mente todos murieron; con excepcin de que en Jerusaln y durante la
campaa precedente de Galilea y Judea, 97.000 hombres, mujeres y
nios fueron tomados prisioneros. Muchos de los prisioneros fueron
enviados a las provincias para hacer frente a animales salvajes en
los anfiteatros. A muchos se los oblig a cavar el ca- nal de
Corinto en Grecia. Muchos ms fueron enviados a Egipto para que
trabaja- ran alli como esclavos hasta su muerte. Algunos fueron
vendidos como esclavos a los gentiles que vivan en Judea; eran
vendidos "a muy bajo precio, por el gran nmero de que disponan para
vender y ser pocos los compradores".8 El cumplimiento de la
profecfa. La destruccin de Jerusaln cumpli cabal- mente la
prediccin hecha por Cristo 39 aos antes: "No quedar aqu piedra so-
bre piedra que no sea derruida" (S. Mateo 24: 2). Tambin se
cumplieron sus profecas acerca de hambres, terremotos, rumores de
guerras y ejrcitos en torno del lugar santo. La mujer que se comi a
su beb, los esclavos que fueron vendidos por unas monedas, y los
cautivos que fueron embarcados rumbo a Egipto cumplieron otras
profecas hechas por Moiss unos quince siglos antes en Deuteronomio
28: 15.52, 53,68: "Pero si no obedeces a la voz de Yahvh tu Dios, y
no cuidas de practicar todos sus mandamientos y sus preceptos, los
que yo te prescribo hoy... [tu enemi- go] te asediar en todas tus
ciudades... comers el fruto de tus entraas... te volver a llevar a
Egipto... por mar... y all os ofreceris en venta a vuestros
enemigos como esclavos y esclavas, pero no habr ni comprador". Pero
Dios se interesa por nosotros. La cada de Jerusaln ante los romanos
nos recuerda la cada de esta ciudad ante los babilonios siglos
antes. En el primer tomo de esta obra, en las pginas 19-25, vimos
con cunto pesar Dios "entreg" Jerusaln al rey Nabucodonosor y cmo
envi un profeta tras otro para prevenir el desastre en la medida de
lo posible. El Seor hizo an ms en los tiempos del Nuevo Testamento
para evitarles a los judos y a Jerusaln su terrible desastre a
manos de los romanos. Por ms de treinta aos el propio Hijo de Dios
recorri sus caminos y sus calles para sealarles el camino de la
paz. Les ense a perdonar, a devolver bien por mal, ya respetar toda
autoridad legalmente constituida. Cuando un soldado romano, en
ejercicio de sus privilegios, obligaba a un judo a llevarle su
pesado equipaje por una milla. Jess les aconsej que se lo llevaran
por una milla ms. (Vase S. Mateo 5: 41.) Si todos los judos de
Judea y Galilea hubieran aceptado las enseanzas de Cris- 26
- 24. LA ABOMINACION DE LA DESOLACION MATEO 24,25 to, no se
habran dedicado al terrorismo yal sabotaje que provoc la represalia
de los romanos. No habran dejado de pagar sus impuestos. No habran
suspendi- do sus oraciones en favor del emperador, el acto de
traicin que produjo la guerra. Ni tampoco habran llegado a la
conclusin de que Dios iba a hacer milagros por un pueblo que desde
haca mucho lo estaba desobedeciendo, a menos que se arre- pintiera
primero. Tampoco se habran dividido en feroces facciones, sino que
se habran apoyado generosamente los unos a los otros. Pero no todos
los judos rechazaron a Jess. Miles lo aceptaron. (Vase He- chos 2:
41.) Confiaron no slo en sus enseanzas religiosas sino en sus
profecas tambin. Recordaron sus palabras: "Cuando veis,pues, la
abominacin de la de- solacin, anunciada por el profeta Daniel,
erigida en el Lugar Santo" -es decir, "cuando veis a Jerusaln
cercada por ejrcitos"- "entonces, los que estn en Ju- dea, huyan a
los montes" (S. Mateo 24: 15, 16; S. Lucas 21: 20). La asombrosa
retirada de Cestio Galo en noviembre del ao 66 DC, cuando la
victoria estaba a su alcance, proporcion una inapreciable
oportunidad de huir. Josefo informa que "muchos judos notables" en
ese momento "abandonaron la ciudad, como si fuera un barco a punto
de zozobrar".9 Parece que los cristianos de origen judo dejaron
Jerusaln en ese momento. Al trasladarse al norte, fundaronuna
colonia en Pella, al sudeste del mar de Gali- lea. Las palabras de
Cristo traducidas por "huyan a los montes" en la Biblia de
Jerusaln, puede traducirse adecuadamente por "escapen hacia las
colinas" o "v- yanse al campo". Pella est ubicada en el campo, en
medio de colinas. Los cristianos judos obraron 'como Jess les
aconsej porque confiaron en Los cristianos de Jerusaln vieron la
retirada del ejr- cito romano en el ao 66 De, y la consideraron la
seal prometida por Jess; inmediatamente abando- naron la ciudad. l
,.~
- 25. LA ABOMINACION y LA IGLESIA CRISTIANA MATEO 24,25 su
profeca. Y no se sabe de ningn cristiano judo, ya sea madre, padre
o hijo, que haya muerto en la terrible destruccin de Jerusaln. 111.
La abominacin y la iglesia cristiana Tal como vimos en la pgina 24,
donde la Biblia de Jerusaln nos habla en S. Mateo 24: 15 de "la
abominacin de la desolacin", otras versiones emplean expresiones
similares, como ser, "la abominacin desoladora" (Reina-Valera), "el
horrible sacrilegio" (versin Dios habla hoy), "el espantoso horror"
(versin po- pular inglesa). Ya hemos visto que Jess estaba hablando
simblicamente de los ejrcitos ro- manos que asediaran Jerusaln
entre los aos 66 ~ 70. (Comprese con S. Lucas 21: 20.) Pero lo que
dijo merece mayor atencin. "La abominacin de la desola- cin" iba a
ser algo mucho ms grande que los ejrcitos romanos. Jess demostr que
la abominacin de la desolacin haba sido predicha "por el profeta
Daniel". Eso era cierto, porque Daniel -en diferente idioma, por
su- puesto, pero exactamente con la misma idea in rnente- se refiri
en Daniel 11: 31 a "la iniquidad desoladora". Predijo que esta
abominacin pisoteara "el santua- rio y el ejrcito". Refirindose a
lo mismo, de otra mane:-a. en Danel 9: 24-27, el profeta nos habla
de un prncipe desolador que aparece:-:a en la estela de las abo-
minaciones para destruir la ciudad de Jerusaln ~ el te:np:o. y ase
el tomo 1, pgi- nas 216-219.) De manera que el profeta Daniel, con
distintas paIa1:>ras. se :eiiri varias veces a la abominacin de
la desolacin. En el Antiguo Testamento la palabra abornnad:J se
e:::p:ea a eces para re- ferirse a la adoracin de dolos. (Vase 2
Reyes 23: 13: lsa:as -4: 19.) Sacrilegio tiene que ver con la
irreverencia llevada al mximo. De :r:a::e-a que "la abomina- cin de
la desolacin" y "el horrible sacrilegio" menc;cnac.os po, Daniel y
Jess son una y la misma cosa. Bsicamente, se trata de un s1s:e:;:a
;e.:aminoso de culto que cometera el sacrilegio de pisotear y
desolar la c.:da~ '::e D30S. el santuario de Dios y su pueblo. El
ejrcito romano que demoli Jerusaln era pre.:::sa:::e:::e :.:na
abominacin desoladora e idlatra. En lugar de banderas, los soldados
:0:::a::05 lle aban estan- dartes. Eran algo as como astas con una
cruceta en e: e'::-e:::o superior de la cual colgaban los smbolos
caractersticos de cada legin, La "ce.:::na Fretensis" y la
"duodcima Fulminata" se encontraban entre las legior:es q:.e
combatieron en Je- rusaln.IO) Mientras los modernos soldados
saludan 51.:5 ::-a:;deras. los romanos a veces adoraban sus
estandartes. El antiguo escritor Te::u::a, induso afirmaba que "la
religin practicada por los romanos en campaa. se r::ar:ifiesta
plenamente por la adoracin de los estandartes".1I Despus de que los
soldados romanos destru~eron ei Templo de Jerusaln, mien- tras el
humo clido se elevaba an sobre las ruinas, ~ los derrotados judos
toda a se desangraban y maldecan y moran por todos lados. los
romanos "colgaron sus insignias en el Templo y -segn Josefo-,
frente a la puerta oriental, ofrecieron sacrificios" ,12 El ejrcito
romano que se ubic en el lugar samo y que destruy y desol Jeru-
saln era intrnsecamente idlatra, Era ciertamente una "abominacin" y
un "sa- crilegio" que produjo "desolacin". 5 soldados romanos
victoriosos profanaron el templo al poner sus estandartes all, I
sacrificar cerdos ante ellos. ,STEEL Artista' 1985 PPPA 29
- 26. JESUS PREDICE EL FUTURO La abominacin era "Roma". Ahora
bien, en Daniel 8: 13 la expresin "la iniquidad desoladora" se
aplica al "cuerno pequeo" simblico. En el primer to~ mo de esta
obra, en las pginas 159, 160, 190-192, vimos que algunos estudiosos
de las Escrituras han supuesto que este cuerno pequeo era Antioco
Epifanes. Es- tudiamos acerca de este excntrico reyezuelo de Siria
(175-164 AC) que suspendi los sacrificios del templo entre los aos
168 y 165 AC. Descubrimos que realmente no cumplia las numerosas
especificaciones referidas al cuerno pequeo. Y, por cierto, el
hecho de que en S. Mateo 24: 15 y en S. Lucas 21: 20 Jess
identifique la abomi- nacin de la desolacin con los ejrcitos que
circundaran Jerusaln, suceso que en ese momento (31 OC) todava
estaba en el futuro, prueba fuera de toda duda de que no se trataba
de Antoco Epfanes. Descubrimos que lo que realmente representa el
cuerno pequeo de Daniel 8 es "Roma". Tanto la pagana como la
cristiana. Tanto el Imperio Romano como la Iglesia Romana medieval.
Las profecias de Daniel 2, 7 y 8 son paralelas. (Vese el diagrama
en el tomo 1, pg. 250). Cada profecia comienza en los das de Daniel
y transcurre a travs del tiempo hasta el fin del mundo. Los
diversos smbolos de Babilonia, Persia y Grecia estn seguidos en
cada capitulo por un simbolo de Roma: hierro en Daniel 2, un
monstruo en Daniel 7 y un cuerno pequeo en Daniel 8. Tal como lo
vimos en el primer tomo, en las pginas 122-135, Dios a propsito pas
por alto los bene- ficios que produjeron tanto el Imperio Romano
como la Iglesia Romana. Decidi en cada captulo poner nfasis sobre
los aspectos negativos y represivos de Roma con el fin de ensear
importantes lecciones. Estamos listos ahora para preguntarnos: El
cuerno pequeo de Daniel 8, es decir, "la iniquidad desoladora" de
Daniel 8: 13, "pisote" el "santuario" de Dios y su "ejrcito" (o su
pueblo)? La respuesta es S. En su etapa pagana Roma destruy el
templo de Jerusaln, que haba sido el principal sitio de culto
pblico de Dios por casi mil aos. Todos sabemos que el Imperio
Romano tambin persi- gui a la gente que crea en el verdadero Dios.
Pero en su etapa cristiana tambin persigui a los creyentes. Adems,
como lo vimos en el primer tomo de esta obra, en las pginas
159-161, 172-178, las enseanzas y la conducta de la cristiandad me-
dieval oscurecieron muchisimo el ministerio "continuo" (tamid en
hebreo) de Je- ss en el santuario celestial. Entre Cristo y su
pueblo, la Roma medieval interpuso un falso sacerdocio, un falso
sacrificio, una falsa cabeza de la iglesia y una falsa forma de
salvarse. (Vase el tomo 1, pgina 178.) Que la Iglesia Cristiana
medieval se comport mal ha sido reconocido por prominentes autores
jesuitas a partir del Concilio Vaticano Segundo. (Vase el tomo 1,
pginas 174, 178.) Desde este punto de vista, "la abominacin de la
desolacin" es un falso siste- ma de culto, es decir, Roma tanto en
su forma pagana como cristiana. La Roma pagana destruy el santuario
visible de Dios, el templo de Jerusaln, y persigui a los verdaderos
cristianos. La Roma cristiana tambin persigui y se opuso al san-
tuario invisible donde Jess ministra en nuestro favor en el cielo.
La apostasa y el hombre impo. Decir que la cristiandad medieval se
port mal equivale a lanzar una clarinada de alarma. Cmo podan los
cristianos por- tarse de esa manera sin apostatar o dejar la fe
primero? Esta misma apostasa est predicha en el Sermn proftico.
Jess dijo: "Mu- chos se escandalizarn" ("Muchos tropezarn",
Reina-Va/era; "Muchos perdern 30
- 27. LA ABOMINACION y LA IGLESIA CRISTIANA MATEO 24,25 su fe",
versin Dios habla hoy; "Muchos abandonarn su fe", versin popular
inglesa, S. Mateo 24: 10). Unos 25 aos despus de este sermn, San
Pablo, al refe- rirse a la misma tragedia, escribi a los dirigentes
cristianos de Efeso: "Yo s que, despus de mi partida, se
introducirn entre vosotros lobos crueles que no perdo- narn al
rebao; y tambin que de entre vosotros mismos se levantarn hombres
que hablarn cosas perversas, para arrastrar a los discpulos (los
miembros de la iglesia] detrs de s" (Hechos 20: 29, 30). "Que nadie
os engae de ninguna manera -le dice San Pablo a algunos nue- vos
cristianos de Tesalnica, que anhelaban el regreso de Jess. (Sus
palabras son un claro eco de la advertencia de Cristo en S. Mateo
24.)-. Primero tiene que ve- nir la apostasa y manifestarse el
hombre impo ["el hombre de pecado", Reina- VaJera], el hijo de
perdicin, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el
nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse l
mismo en el Santuario de Dios y proclamar que l mismo es Dios. No
os acordis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros?" (2
Tesalonicenses 2: 3-5). El "misterio de la impiedad" ya estaba
obrando, sigue diciendo el apstol al referirse a las condiciones
que prealecan a mediados del primer siglo. "Tan slo -explica San
Pablo- con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene,
entonces se manifestar el Impo, a quien el Seor destruir con el
soplo de su bo- ca, y aniquilar con la Manifestacin de su Venida"
(2 Tesalonicenses 2: 7,8). San Pablo pone nfasis en que el hombre
impo no aparecera hasta un poco despus de sus das; pero una vez que
apareciera perdurara hasta la segunda veni- da de Cristo. Parece
poco amable y hasta anticristiano sugerir que la Iglesia Romana
cum- pli esta profeca. Pero San Pablo estaba hablando de una
"apostasia", de una "rebelin". Las apostasas y las rebeliones se
producen dentro de las filas de la iglesia, no fuera de ellas. En
el primer tomo. en las pginas 131 y 132, vimos que varios papas y
sus admiradores verdaderamente p::etendieron que los papas eran en
cierto modo divinos, yeso no hace tanto, en 1890. pretensiones que
nunca fue- ron repudiadas. En las pginas 134-143 de! tomo
.:i:adoirnos como, tal vez con las mejores intenciones, la Iglesia
de Roma se ha opueso a la le) de Dios y no ha cambiado de actitud
al respecto. Notables cristianos manifiestan su preocupacin. Er. :a
.:uspide de la Edad :VIe- da, algunos eruditos dirigentes
cristianos se manifestaror: profundamente preocu- pados por la
apostasa de la iglesia. Con verdadero riesgo de susidas
manifestaron la perturbadora conviccin de que el hombre impo. ia
abominacin desoladora, haba aparecido en sus propios das. Llegaron
a la :on.:h:sin de que la iglesia (o su dogma, o a lo menos sus
dirigentes terrenales) era "el hombre impo" de 2 Tesalonicenses 2 y
la "abominacin" de S. ~lateo :.+. Jan Milic (pronuncie Milich) (m.
1374) fue uno de esos dirigentes. Secretario del emperador Carlos
IV y archidicono de la catedral de Praga. ~Iilic rechaz una
promocin y renunci a su cargo a fin de disponer de tiempo para
predicar. En ocasin de un peregrinaje a Roma se dirigi a una vasta
asamblea de clrigos y eru- ditos, y su discurso llev el ttulo de
"El Anticristo ya lleg!" Detenido cuando estaba en Roma, escribi un
folleto en el que dijo: "Cuando Cristo habla de la 'abo- minacin'
en el templo (S. Mateo 24: 15), nos invita a observar a nuestro
alrededor para verificar cmo, por la negligencia de sus pastores,
la iglesia yace desolada".13 31
- 28. JESUS PREDICE EL FUTURO Juan Wiclef (m. 1384), bien
conocido clrigo catlico, estadista ingls y cate- drtico de Oxford,
vio la abominacin desoladora en la doctrina de la transubstan-
ciacin, impuesta a la gente por los obispos bajo pena de
excomunin.14 Sir John Oldcastle (m. 1417), conocido tambin como
Lord Cobham, merece ser ms conocido. Despus de la muerte de Wiclef,
Sir John patrocin a los estu- diantes de Oxford en el estudio de
las Escrituras y provey los medios para que los "predicadores
pobres" o " Iolardos" ensearan las Escrituras por todo el pas. El
arzobispo Arundel, de Cantorbery, consigui que el rey de Inglaterra
lo repren- diera. Sir John replic que aunque deba obedecer al rey
de acuerdo con Romanos 13, no iba a obedecer una orden de la
iglesia que le impeda continuar con la predi- cacin de las
Escrituras. Saba por medio de ellas, segn dijo, que el papa era "el
hijo de perdicin" (es decir, el "hombre impo" de 2 Tesalonicenses
2: 3) y la "abo- minacin.. . erigida en el Lugar Santo". Sir John
fue enviado a prisin pero logr escapar. Vuelto a capturar cuatro
aos ms tarde, se lo sentenci a morir asado a fuego lento. Muri
entonando himnos de alabanza a Dios. 1 ' Juan Huss (m. 1415), de
Bohemia como Milic, tambin identific al papa con el hombre de
pecado. "Huss" significa ganso en checo, y l era consciente de que
su ganso bien podra ir a parar al asador. Efectivamente, as ocurri.
El 6 de julio de 1415 los obispos del Concilio Eclesistico de
Constanza lo hicieron quemar vivo. 1i> Martn Lutero (m. 1546)
era monje. Sus oraciones profundizaban su preocu- pacin espiritual.
Lleg a considerar a la iglesia de su tiempo como la "abomina- cin .
.. de la cual habla Jess en S. Mateo 24: 15" y como el hombre impo
de 2 Tesalonicenses 2, que se sienta "en el templo de Dios (es
decir de la cristiandad), hacindose parecer Dios" .17 En el siglo
XIV Wyc/ef envi a sus seguido- res provistos de porciones
manuscritas de su nueva traduccin de las Escrituras al ingls, para
mostrarle a la gente comn que Cristo perdona el pecado sin
necesidad de la inter- cesin de los sacerdotes humanos.
- 29. LA TRIBULACION PREDICHA y USTED MATEO 24,25 Trgicamente, la
abominacin desoladora acerca de la cual hablaron Jess y Daniel, fue
ciertamente tanto la Roma pagana como la cristiana. IV. La
tribulacin predicha. y usted Al hablar de las trgicas muertes de
Huss y Oldcastlc nos acordamos de que Jess. en su Sermn proftico.
predijo que sus seguidores sufriran tribulacin.....:n- tonces os
entregarn a la tortura y os matarn, y seris odiados de todas las
nacio- nes por causa de mi nombre" (S. Mateo 24: 9). No fue la nica
referencia que formul esa tarde acerca de la tribulacin. En los
versiculos 21 y 22 aludi a una "tribulacin tan grande", que no
tendria paran- gn ni en el pasado ni en el futuro, tan tremenda.
que "si aquellos das no se hubie- sen abreviado, no se salvara
nadie". La palabra tribulacin proviene de un trmino griego que
significa "dificul- tad, angustia y sufrimiento". Adems de las
referencias de Cristo a ella en el Ser- mn proftico, las Escrituras
contienenarias predicciones ms acerca de perodos de notable
angustia. (Vase el diagrama de la pgina 35.) La primera tribulacin
mencionada en el Sermn proftico deba comenzar bien pronto. durante
la vida de los discpulos. "Entonces os entregarn a la tortura", les
dijo Jess. Yesa situacin deba continuar ms o menos permanentemente.
Cuan- do Jess aadi: "V seris odiados de todas las naciones por
causa de mi nom- bre". estaba lanzando una mirada a tras de la
historia hasta el fin del tiempo, mientras el Evangelio se
diseminaba de una nacin a otra. Algunas personas prove- nientes de
todas las naciones iban a aceptar el Eangelio y se iban a convertir
en seguidores suyos. Trgicamente, El saba que algunos otros de
todas las naciones no solamente lo iban a rechazar sino que iban a
perseguir a los que lo aceptaran. La otra tribulacin que Jess
mencion, que no :endra parangn ni antes ni despus (versiculos 21 y
22), se cumpli durante los 1.:60 das-aos de Daniel 7: 25 (vase el
tomo 1, pginas 130, 131) como parte de la :e:-:-lble ~aracterstica
de prue- ba, dificultad y angustia que demasiado a menuco :r.a:~ la
carrera de la cristian- dad romana. (Vase el diagrama de la pg.
35.) Otra tribulacin o "tiempo de angustia" tam~ir: "a:alelo fue
predicha en Daniel 12: 1,2. Ocurrir cuando surja "el gran P:n~i~e.
ligue!. "En aquel tiempo se salvar tu pueblo -le dijo Gabriel a
Daniel-: :odos aquellos que se encuentren inscritos en el Libro.
Muchos de los que duermen e:: el ~oo de la tierra -aadi- se
despertarn, unos para la vida eterna". Esta tribulacin especial
ocurrir con relacin a la resurreccin y a la segunda venida de
Cristo. Suceder despus que el tribunal descrito en Daniel 7: 9-14
termi- ne de examinar los libros. Causar terror slo a los impos. El
pueblo de Dios ser librado. Esta terrible tribulacin que ocurrir al
fin de los tiempos se diferenciar de todas las otras porque, aunque
ser relatamente breve, durante su transcurso cae- rn las siete
plagas postreras. La gran tribulacin de los 1.260 das-aos, sin em-
bargo, fue diferente de todas las otras porque dur largos siglos.
Afect a los creyentes y a los no creyentes. A veces implicaba a un
cuarto o un tercio de la po- blacin. 33 3-REVSpan
- 30. JESUS PREDICE EL FUTURO Diremos algo ms acerca de las
diferentes tribulaciones cuando estudiemos Apo- calipsis 2: 10; 3:
10 y 6: 9-11. La tribulacin y usted. En la quietud de esa tarde en
el Monte de los Olivos, Jess dijo a los cuatro discpulos que
estaban sentados junto a El: "Entonces os entregarn a la tortura y
os matarn". La tribulacin es dolorosamente personal. De esos cuatro
fieles amigos, San- tiago y San Pedro fueron encarcelados ms tarde
en Jerusaln por el rey Herodes a instancias de los dirigentes judos
(vase Hechos 12: 1-19). Santiago fue decapita- do. San Pedro fue
rescatado por un ngel, pero afios ms tarde sufri el martirio en
Roma, crucificado cabeza abajo, segn la tradicin. San Juan, otro de
los cua- tro del Monte de los Olivos, fue sumergido en aceite
hirviente. (Vase la pgina 53.) Sobrevivi milagrosamente, fue
exiliado a la isla de Patmos, donde recibi las visiones del
Apocalipsis. Pero Jess estaba pensando en otros sufrientes, adems.
Saba que la tribula- cin no se limitarla a ciertos periodos o a un
grupo de individuos. "En el mundo tendris tribulacin" dice en S.
Juan 16: 33. Sus palabras constituyeron un axioma universal como
"En la escuela hay maestros" o "En la guerra hay muerte". La
tribulacin es un aspecto inevitable de la vida humana. "Como las
chispas se le- vantan para volar por el aire, as el hombre nace
para la afliccin" (Job 5: 7, Reina- Valera). El hecbo de ser
cristiano, no obstante, le ayuda al ser humano a evitar muchas
tribulaciones y a mitigar muchas otras. La decisin de vivir una
vida sana para glo- ria de Dios (vase 1 Corintios 10: 31) le ayuda
al cristiano a evitar muchos dolores y sufrimientos. La cortesa le
ayuda a disipar la ira de los dems: "Una respuesta suave calma el
furor" (Proverbios 15: 1). La oracin, tambin, cambia las cosas:
"Invcame en el da de la angustia, te librar y t me dars gloria"
(Salmos 50: 15). Pero algunas tribulaciones son inevitables. "En el
mundo tendris tribulacin". Los cristianos de origen judo que
salieron de Jerusaln en armona con las instruc- ciones de Cristo se
salvaron gloriosamente de la carnicera que recay sobre sus
compatriotas, pero no se los libr de los costos y los
inconvenientes del traslado a Pella y de comenzar una nueva vida
all. (Vanse las pginas 27,28.) Y los mrti- res cristianos
ciertamente sufrieron tribulaciones muy penosas. Pero cuando Jess
dijo: "En el mundo tendris tribulacin", afiadi: "Pero nimo!: yo he
vencido al mundo" (S. Juan 16: 33). Cristo controla todo, y El dir
la ltima palabra respecto a nuestras tribulaciones. "Os entregarn a
la tortura" dice en S. Mateo 24: 29. En efecto, "matarn a algunos
de vosotros". Pero, no sepreocupen, "no perecer ni un cabello de
vues- tra cabeza" (S. Lucas 21: 16-18). Misericordiosa paradoja!
Podrn matarlo, pero no se perder una sola clula de su cuerpo.
"Mucho vale a les ojos de Yahvh la muerte de los que le aman"
(Salmos 116: 15). En ocasin de su segunda venida, el Cristo que ya
ha vencido al mundo traer de nuevo a la vida a cada uno de los
miembros de su pueblo, que duermen en el polvo. (Vase S. Mateo 24:
31; 1 Tesalonicenses 4: 15-18.) Dios te ama! Se interesa por
nosotros. Quiere que tambin nos interesemos por los de- 34
- 31. LA TRIBULACION PREDICHA .. y USTED MATEO 24,25 TRES
NOTABLES TRIBULACIONES PREDICHAS EN LAS ESCRITURAS "En el mundo
tendris tribulacin. Pero nimo!" (S. Juan 16: 33). Profecia
Cumplimiento I PERSECUCION EN EL IMPERIO ROMANO El pueblo de Dios
sufre , Entonces os entregaran a la tortura y os matarn" (S Mateo
249) , Sufriris una tribulacin de diez dlas Mantente fiel hasta la
muerte y te dare la corona de la vida" (Apocalipsis 2 10) Los
cristianos comenzaron a ser per seguidos por los judlos en el allo
31, y por los romanos ya por el allo 64, cuando Nern incendi Roma
La notable ola de persecucin romana producida en el perodo de
"Esmlma", se conoce como la perseeucln de Olocleclano, 303313 OC
Vanse las paginas 101, 102 Y121, Yel tomo 1, p. gina 125 11 LA GRAN
TRIBULACION DE LOS 1.260 DIAS-Af~IOS (538-1798) Toda la gente sufre
'1EI cuerno pequello) profenra palabras contra el Altlslmo y pondr
a prueba a los santos del Altlslmo y los santos seran entregados en
sus manos por un tiemeo y por tiempos y por medio tiempo (1 260
dlasallos)' (Dariel 7 25) "Cuando abri el quinto sello, vi debajo
del a::ar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios
Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se es :0 Que es
perasen todavla Cuando abri el sexto sello e sol se puso negro"
"Despues mir y habla una m;c~ec .."'::'e ,. mensa con vestiduras
blancas Esos son lOS :.)s ..'e~e~ de la gran tribulacin"
(Apocalipsis 6 912 7 91i "Porque habra entonces una tribulacin tan
gran::s co-c ~:; la hubo desde el principio del mundo hasta el
press-'s - a volvera a haber V si aquellos dlas no se hubieser
abrs. a:: no se salvarla nadie" 'Inmediatamente despues de la
tribulacin de aquellos:; as el sol se oscurecer" (S Mateo 24
21,22,29) nA ella voy a arrojar en el lecho del dolor (a TiaUra) ya
'::s que adulteran con ella. en una gran tribulacin, si no se aros
pienten" (Apocalipsis 2 22) La represin de los disidentes lleg a
ser una caracterlstlca bien conocida de la cristiandad romana
durante los 1 260 dlas allos Aument muchlsimo su sevendad despues
del estableei miento de la Inquisicin en el allo 1232, y de nuevo
despus de la Refor- ma Lo peor ya habla pasado antes del notable
oscurecimiento del sol del 19 de mayo de 1780 (Vease Apocallp sls6y
7y el tomo 1. pginas 132.133) Las nvalldades feudales, la
hostilidad 'e'igiosa y las guerras entre naciones c'ccuieron
angustia durante este pe - :co En diferentes momentos la te -, :: e
Oeste Negra y la espantosa 3ws--a ce Treinta Aos seg la vida de .
.s: