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Fábula infantil

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Page 1: Fábula infantil

Fábula infantil: El caballo, el buey, el perro y el hombre

Cuando Zeus creó al hombre, sólo le concedió

unos pocos años de vida. Pero el hombre,

poniendo a funcionar su inteligencia, al llegar

el invierno edificó una casa y habitó en ella.

Cierto día en que el frío era muy crudo, y la

lluvia empezó a caer, no pudiendo el caballo

aguantarse más, llegó corriendo a donde el

hombre y le pidió que le diera abrigo.

El hombre le dijo que sólo lo haría con una condición: que le cediera una parte de los años que

le correspondían. El caballo aceptó.

Poco después se presentó el buey, que tampoco podía sufrir el mal tiempo. El hombre le

contestó lo mismo: que lo admitiría si le daba cierto número de sus años. El buey cedió una

parte y quedó admitido.

Por fin, llegó el perro, también muriéndose de frío, y cediendo una parte de su tiempo de vida,

obtuvo su refugio.

Y he aquí el resultado: cuando los hombres cumplen el tiempo que Zeus les dio, son puros y

buenos; cuando llegan a los años pedidos al caballo, son intrépidos y orgullosos; cuando están

en los del buey, se dedican a mandar; y cuando llegan a usar el tiempo del perro, al final de su

existencia, se vuelven irascibles y malhumorados.

Fábulas para niños: El león enfermo y los zorros

Un día el rey león cayó enfermo y su médico, que era una búho, le recomendó hacer reposo

durante un tiempo. El león decidió entonces que como iba a permanecer mucho tiempo

inactivo, solo y aburrido, que vinieran a visitarlo un animal de cada especie. Se aclaró que se

otorgaba total inmunidad contra las garras del león, y que ningún invitado sería atacado.

Así que todos los animales, eligieron un

embajador y lo enviaron. Los zorros

estaban eligiendo a ver quien sería el

elegido, cuando uno de ellos

interrumpió la charla y dijo: -¡Vengo

de recorrer las inmediaciones de la

cueva del león, y he podido ver que las

huellas de quienes fueron a visitarlo,

están todas en dirección a la entrada!,

pero ninguna en dirección opuesta.

Creo que este dato por si solo, debe

inspirarnos recelo, ya que a pesar de

las promesas de inmunidad, es fácil ver

como se entra en la casa del león, pero imposible saber cómo se sale.

Page 2: Fábula infantil

LA LEYENDA DEL UNICORNIO

Hace muchísimo, pero muchísimo tiempo, existían unas

criaturas maravillosas, los unicornios.

Hace muchísimo, pero muchísimo tiempo, existían unas

criaturas maravillosas, los unicornios.

Vivían en la India y tenían el cuerpo de caballo, con patas de

antílope, barba de chivo y un cuerno recto en la frente. Los

unicornios eran de color blanco.

Estos seres no podían ser vistos por cualquier persona, sino por

aquellos que fueran bondadosos y puros de corazón. Se supone que sólo las jóvenes doncellas podían

cuidarlos y protegerlos. También es por este motivo, que emplearon a estas doncellas para

atraparlos.

El cuerno del unicornio tenía poderes curativos, podía combatir enfermedades incurables, servía

como antídoto para venenos y otras leyendas le atribuyen poderes de elixir de la eterna juventud.

Para desgracia de estos animales, si se les quitaba su cuerno, morían al instante.

Durante la Edad Media, muchos nobles buscaban este trofeo y ofrecían grandes recompensas para

quién pudiera conseguirles un cuerno de unicornio de la India. Esta práctica llevó a la extinción de

estos animales mágicos.

El unicornio era un animal solitario y tímido, sin embargo, podía ser muy agresivo, por lo que su

captura resultaba particularmente difícil.

Se consideraba que brindaba protección contra todos los venenos conocidos y también contra las

enfermedades incurables. Era creencia que quien ingiriera alguna poción preparada con cuerno de

unicornio, viviría eternamente.

Los nobles consumían el cuerno molido preparado con la comida o la bebida, y su acción era más

intensa si la copa estaba hecha con un cuerno de este animal.

En realidad, las copas de cuerno de unicornio debían estar hechas con cuernos de rinoceronte o con

el colmillo de la ballena narval. La narval macho desarrolla uno de sus colmillos más que el otro,

pudiendo llegar a medir hasta tres metros de longitud, este colmillo es torneado.

Hace muchísimo, pero muchísimo tiempo, existían unas criaturas maravillosas, los unicornios.

Vivían en la India y tenían el cuerpo de caballo, con patas de antílope, barba de chivo y un cuerno

recto en la frente. Los unicornios eran de color blanco.

Estos seres no podían ser vistos por cualquier persona, sino por aquellos que fueran bondadosos y

puros de corazón. Se supone que sólo las jóvenes doncellas podían cuidarlos y protegerlos. También

es por este motivo, que emplearon a estas doncellas para atraparlos.

El cuerno del unicornio tenía poderes curativos, podía combatir enfermedades incurables, servía

como antídoto para venenos y otras leyendas le atribuyen poderes de elixir de la eterna juventud.

Page 3: Fábula infantil

Para desgracia de estos animales, si se les quitaba su cuerno, morían al instante.

Durante la Edad Media, muchos nobles buscaban este trofeo y ofrecían grandes recompensas para

quién pudiera conseguirles un cuerno de unicornio de la India. Esta práctica llevó a la extinción de

estos animales mágicos.

El unicornio era un animal solitario y tímido, sin embargo, podía ser muy agresivo, por lo que su

captura resultaba particularmente difícil.

Se consideraba que brindaba protección contra todos los venenos conocidos y también contra las

enfermedades incurables. Era creencia que quien ingiriera alguna poción preparada con cuerno de

unicornio, viviría eternamente.

Los nobles consumían el cuerno molido preparado con la comida o la bebida, y su acción era más

intensa si la copa estaba hecha con un cuerno de este animal.

En realidad, las copas de cuerno de unicornio debían estar hechas con cuernos de rinoceronte o con

el colmillo de la ballena narval. La narval macho desarrolla uno de sus colmillos más que el otro,

pudiendo llegar a medir hasta tres metros de longitud, este colmillo es torneado.

El unicornio es símbolo de libertad, pureza, la fuerza, el valor y la magia.

Page 4: Fábula infantil

La bobina maravillosa Había en un castillo lejano, un principito muy holgazán, que no quería estudiar ni hacer

nada. Sólo le interesaba jugar. Sus padres los

reyes, habían intentado de todo para convencerlo

de que asumiera sus responsabilidades reales para

el futuro, pero el príncipe los ignoraba

completamente.

Una noche, después de recibir un gran sermón sobre su pereza, suspiró tristemente, deseando ser mayor, para poder hacer lo que le viniera en gana.

Se fue a dormir apesadumbrado, y a la mañana siguiente, descubrió sobre su cama, una bobina de hilo de oro. La tomó con curiosidad y la bobina le habló con voz muy débil:

- Trátame con cuidado, príncipe. Mi hilo es mágico, representa toda tu vida. A medida que vaya pasando, el hilo se irá soltando.

El principito estaba completamente asombrado y algo escéptico. La bobina continuó:

- Sé que quieres crecer pronto. Te concedo el don de desenrollar el hilo a tu antojo. Pero te advierto. Todo el hilo que hayas desenrollado, no podrá volverse a ovillar, pues, los días pasados no retornan.

Para convencerse de lo que decía aquella bobina, el príncipe dio un fuerte tirón del hilo, y se convirtió en un apuesto príncipe. Tiró entonces un poco más y se encontró llevando la corona del rey, su padre.

La curiosidad le ganaba y tiró un poquito más.

- Dime bobina. ¿Cómo será mi esposa y mis hijos?

Apareció una joven hermosísima junto a él, y cuatro niños rubios y sonrosados. Sin siquiera disfrutar de lo que había obtenido, dejó que la curiosidad se apoderara de él. Tiró un poco más, para saber cómo serían sus hijos de mayores.

Pero de pronto, vio su imagen reflejada en el espejo. Había frente a él, un anciano decrépito de barba blanca y poco cabello. Sintió mucho miedo, era un viejo y ya le quedaba poco hilo. Su vida estaba llegando a su fin.

Intentó enrollar nuevamente el hilo, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles. La vocecita de la bobina volvió a sonar:

- Has desperdiciado tu vida. Ahora comprendes que no pueden recuperarse los días perdidos. Fuiste perezoso, deseabas pasar por la vida, sin molestarte en hacer el trabajo de cada día. Deberás sufrir tu castigo.

El rey entró en pánico, lanzó un terrible grito y murió. Había gastado toda su vida, sin haber logrado hacer nada provechoso.