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FOTO ÁLBUM,
HISTORIA DE
VIDA
SOFÍA VÁSQUEZ NIAMPIRA
Entre las calles del barrio –
vereda San Bernardino, en
la localidad de Bosa, está
ubicado Uba Rhua: un
centro de pensamiento
donde niñas y niños como
Sofía Vázquez Niampira
aprenden el significado de
ser mhuysqa.
Sofía aún es muy pequeña para
entender que mientras juega
con la tierra, abraza a los
animales y aprende sobre las
propiedades de las plantas,
está reconstruyendo un tejido
de pensamientos y costumbres
ancestrales.
Sofía es una de las 72 niñas y
niños que asisten a la casa de
pensamiento Uba Rhua, que en
‘Mhuysqhubun’- lengua
mhuysqa -, significa “espíritu de
la semilla”.
UBA RHUA, Un lugar que presta
los servicios de un jardín infantil,
pero sobretodo reúne los
saberes y la cosmovisión del
pueblo mhuysqa. Aquellos queestuvieron a punto de perderse
en un vacío de 100 años, en los
cuales su gente fue perseguida
por las autoridades de una
Bogotá que se expandió hasta
absorber sus tierras y su
identidad ancestral.
Desde la etapa de
caminadores o, como se le
llama en Uba Rhua, de ‘semillas
exploradoras’, Sofía y sus
compañeros corren y juegan en
un patio que se asemeja a una
aldea ubicada en alguna
reserva indígena campestre. Allí
hay una huerta donde
aprenden que la siembra es un
proceso asociado al calendario
ecológico, que además
representa el ciclo de la vida.
Como todo infante que estáaprendiendo a hablar, no hayquien detenga a Sofía cuandoempieza a contarle a sus padres,Julián Vásquez y Érika NiampiraChiguasuque, lo que hizo duranteel día en la casa de pensamiento.
Con la disposición y el cariño queJulián comenta no haber tenidoen su infancia, escucha a su hijamientras ella le describe lavariedad de sabores de hierbas yplantas aromáticas que conteníauna infusión preparada por lossabedores mayores, quienes tejenel pensamiento en el ‘Qusmuye’:otro espacio ancestral que quedaatrás de Uba Rhua, al lado delcabildo mhuysqa de Bosa.
La vida de Julián y Érika gira en torno
a sus dos hijos pequeños. Mientras
Sofía y su hermano menor están en la
casa de pensamiento, sus papás
realizan agotadoras jornadas de
trabajo lavando costales cerca de la
plaza de mercado de Bosa.
Su matrimonio no fue solo con
Érika,comnta Julián; también lo fue
con las costumbres de una cultura.
Julián nunca tuvo raíces, ahora
comparte las de una mujer que
concibió a dos de los nuevos
mhuysqas colombianos: una niña y
un niño que crecen pidiendo a sus
padres que les consigan lana y
pepitas de muchos colores para tejer
sus pensamientos, mientras hacen
manillas y otros adornos ancestrales.
El lugar donde se adaptó la casa de
pensamiento Uba Rhua no se escogió
al azar. Se encuentra en todo el
corazón del cabildo, cerca de la
gobernación y de los lugares donde
se congrega la comunidad indígena
y no indígena que vive en el sector.
Sandra Cobos, gobernadora del
cabildo, considera que la casa de
pensamiento debe estar en un lugar
central porque es un espacio de
recuperación cultural invaluable. “La
integralidad de la educación va
mucho más allá y trasciende a la
vinculación del niño, su familia, elclan y toda la comunidad”, señala la
líder indígena.
En ese marco histórico y
geográfico, Sandra Cobos le
atribuye a Uba Rhua una
función coyuntural de gran
valor en el propósito de
recuperar la identidad que sus
abuelos no lograron
defender: “es el semillero en el
que nuestra descendencia se
apropia de su cultura, para que
en la historia futura no se repita
lo sucedido en nuestra historia
pasada”, y añade que lo quesucede en su interior “es un
ejercicio de soberanía
territorial”.
Sofía no abre cuadernos ni repasa cartillas.Su primera experiencia de formación esvivencial: tocar, bailar, probar y conocer suentorno a través de su propia experiencia.
Ella y sus compañeros tienen unacercamiento directo con el mundo através de la orientación pedagógica de losprofesores y del conocimiento tradicionalque los sabedores han conservado pormuchos años.
En compañía de la profesora MiriamSuárez, niñas y niños que crecen junto aSofía ven llegar a Oswaldo Galeano Neuta,un sabedor que les enseña a imitar el vuelode los halcones y las posturas de otrosanimales en los bailes indígenas. Como lamúsica y la danza son prácticas a travésde las cuales transmiten las costumbres desu pueblo, él siempre carga un pequeñoequipo de sonido o sus instrumentosmusicales de viento y percusión.
Sofía aprende con Jeimy (sabedora)
que las palabras en la lengua de su
comunidad tienen dos significados:
uno espiritual y otro terrenal. Un
trabajo complejo pues, según la
sabedora, hay muchos vacíos en el
‘Mhuysqhubun’, por lo que no hay
forma de construir una gran cantidad
de oraciones que permitan hablarlo y
escribirlo con fluidez.
No obstante, el ejercicio detrás de las
palabras permite reconocer y
transmitir la cosmovisión del pueblo
mhuysqa. “Lo que estudiamos son los
orígenes de las palabras, los fonemas,
los sonidos y esas diferentes
interpretaciones o significados de las
cosas”, explica Jeimy.
Una vez por semana, en la
Cansamaría, se reúnen
maestros y sabedores para
realizar un círculo de la palabra
en el que se recoge lo positivo y
lo negativo de la labor de
enseñanza. “En ese espacio
hacemos una retroalimentación
y se proponen soluciones a los
problemas del día a día”,
asegura Andrea Neuta,
coordinadora de la casa de
pensamieto.
Llega el medio día y entre las niñas ylos niños que almuerzan en elcomedor escolar, está Sofía. Comecon gusto. La vida en Uba Rhua estáen constante movimiento. La niñaque bailó, saltó y gritó con unafuerza que por momentos parecíaincontrolable, se dirige ahora a lasala de descanso a tomar una siestaen una hamaca.
Duerme tranquila.
Quizá en sus sueños ya empieza avislumbrar que, en un par de años,será una semilla germinada.
¡GRACIAS¡• CASA DE PENSAMIENTO UBA
RHUA
• COMUNIDAD MUISCA BOSA
• FAMILIA VÁSQUEZ NIAMPIRA
• INFANTES ASISTENTES A CASA
DE PENSAMIENTO
• DOCENTES Y SABEDORES
CASA DE PENSAMIENTO
BOGOTÁ D.C OCTUBRE 2015