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VALLADOLID 2010 NÚMERO 45

Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid

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45 VALLADOLID 2010 NÚMERO 45

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En 1909, poco antes de procederse al derribo del viejo edificio de la Universidadde Valladolid, el arquitecto Teodosio TorresLópez levantó un plano de la planta baja delconjunto, resultando hoy inexplicable queno se atendiera la confección de plantas altasni de secciones. Hasta el presente ésta es laúnica información localizada sobre la distri-bución del suelo y situación de los espaciosque constituyeron el primitivo recinto uni-versitario.

A tan parcial documentación planimétricahay que añadir las fotografías que por enton-ces se obtuvieron de parte de la fachada yantigua portada, de los interiores de la cáte-dra de Cánones, capilla y biblioteca, así como de las crujías y exteriores de sus claus-

tros, lo que permite hacerse una idea del as-pecto que ofrecían1. También se tomaron enaquella ocasión, por parte de «Foto Sport»,otras dos imágenes del interior del salón degrados universitarios, las cuales sólo se hantenido en cuenta como meras ilustraciones2.

Aunque nunca se lamentará bastante la pér-dida gratuita de aquel edificio, con el que hoyla Universidad, como otras españolas y euro-peas de su tiempo, podría vanagloriarse delescenario de su espléndido pasado, disponerde un marco con solera para sus actos acadé-micos y haber dado ejemplo paradigmático ala ciudad para la conservación de su patrimo-nio, la obstinada investigación sobre el mis-mo puede, sin embargo, seguir aportando uti-lísima información documental o gráfica que

NUEVAS IMÁGENES DEL EDIFICIO Y CONTENIDOHISTÓRICO DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID*Jesús Urrea y María ArandaMuseo de la Universidad de Valladolid (MUVa)

BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788

RESUMEN: El derribo en 1909 del antiguo edificio universitario aumenta el interés que supone el hallazgo de docu-mentos gráficos anteriores al mismo como los que ahora se aportan. Ellos, junto con la recreación mediante eldibujo de sus espacios y funciones, mitigan la pérdida. El incendio del edificio que en 1915 sustituyó al anteriorocasionó la destrucción de gran parte de su patrimonio histórico en 1939 y originó en el mismo alteraciones sig-nificativas que ahora se precisan.

PALABRAS CLAVE: Universidad. Patrimonio. Valladolid. Barroco. Arquitectura. Fotografía.

NEW IMAGES OF THE HISTORICAL BUILDING AND THE HISTORICAL CONTENTOF THE UNIVERSITY OF VALLADOLID

ABSTRACT: The demolition of the University old building in 1909 increases the interest of previous graphic testi-monies, as the ones that are now published. The loss of this building is mitigated thanks to the new photograp-hies and to the recreation of its rooms and functions through plans. The building rebuilt in 1915 burned in 1939causing the destruction of an important part of its historical patrimony and significant spatial alterations that arenow specified.

KEY WORDS: University. Patrimony. Valladolid. Baroque. Architecture. Photography.

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ayude a completar la fraccionada imagen quese tiene de todo el conjunto.

Con la publicación del libro de José Igna-cio Sánchez Rivera, Aedificavit. Los edifi-cios históricos de la Universidad de Valla-dolid (Valladolid, 2007), se ha dado un pasomuy importante ya que, mediante técnicasde restitución fotográfica por ordenador,partiendo del material de este tipo con el quehasta ese momento se contaba, se ha logradola reconstrucción virtual de gran parte deledificio primitivo.

Quizá sea la ocasión de plantear la recrea-ción de éste con el encargo de una buenamaqueta, a escala 1:150, similar a la quemandó hacer la Diputación Provincial pararepresentar la Plaza de San Pablo y el pala-cio real de Valladolid3. De ahí que cualquierdibujo, fotografía o plano antiguo que con-tribuya al fiel restablecimiento en el imagi-nario colectivo de la memoria perdida de lasfábricas que integraron el recinto universita-rio, será una pieza fundamental para lograrsu mejor comprensión.

En esa dirección va encaminado nuestrointerés por dar a conocer dos raras y, al mismo tiempo, excelentes fotografías cuyaóptica amplía substancialmente la visión delconjunto desaparecido. La primera se obtu-vo desde el solar que ocupa el Colegio jesui-ta de San José cuando éste se estaba levan-tando, pudiéndose datar aproximadamenteentre 1882 y 18844.

Desde el ángulo en que se tomó la foto seobserva, en primer lugar, el basamento delcolegio y numerosas piedras labradas dis-puestas para ser utilizadas; a continuación,el antiguo Colegio de Santa Cruz, entoncesconvertido en Museo Provincial de Pintura yEscultura, con sus jardines delanteros; y, alfondo, el palacio de los Marqueses de Valde-gema5, en cuya fachada se puede leer elanuncio: «EL ÁGUILA FÁBRICA DE LIENZOS

Y MANTELES», indicativo de que aún no se

habían instalado en el edificio las madrescarmelitas de la caridad, quienes inaugura-ron su capilla en 1885. Pero, en esta ocasión,interesa valorar lo que se aprecia en la parteizquierda de la imagen, es decir, la acera dela Plaza de Santa Cruz que desde la calleNúñez de Arce continúa por la de Librería.

Aparte de contemplarse el estado exteriorque en ese momento ofrecían las casas situa-das en aquel paraje, entre las cuales se pue-den identificar la que en 1552 pertenecía alchantre Antonio Romero y en el siglo XVIIIera propiedad de D. José Guzmán Enríquez(media 17 x 36 varas=14,11 x 29,88 m.), a continuación, la que en el siglo XV disfru-taba la familia Carrillo Bernalt y se había conocido como la «casa de las conchas»(hoy edificio Rector Tejerina) y, por último,la vivienda que en 1847 adquirió D. Francis-co Solano Samaniego, vecino de Toro6; sepercibe con absoluta claridad la mole pétreade la capilla universitaria cuya altura sobre-sale por encima del caserío colindante.

Es ésta una vista inédita del templo gra-cias a la cual se pueden contemplar por primera vez sus dimensiones y proporcionesreales, apreciándose el lienzo sur del edifi-cio, el cerramiento de su testero recorridopor molduras paralelas y reforzado en su ángulo inferior por una cuña de piedra desti-nada a evitar esconces vulnerables a la su-ciedad, varios contrafuertes y una empinadacubierta a cuatro aguas, con buhardas de acceso a los tejados.

Más a la derecha se percibe el remate dehierro del torreón del reloj, con su campana,que se levantaba entre ambos claustros y,próxima a él, otra torre, seguramente la delobservatorio astronómico y estación meteo-rológica por el instrumental que se adivina7;al fondo, se distingue la parte posterior de lacrestería de la fachada principal que da a laplaza de Santa María. La panorámica estádominada por la fábrica de la catedral con el

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Plaza de Santa Cruz. Al fondo el edificio de la antigua Universidad. 1882-1884.

Interior del claustro barroco de la Universidad. Hacia 1900.

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primer cuerpo de su torre en proceso de cons-trucción, mientras que por el otro extremo laperspectiva se cierra con la torre del templode Nuestra Señora de la Antigua y, en la leja-nía, la mole del convento de San Pablo.

La segunda fotografía, prácticamente iné-dita para el fin que ahora interesa8, se obtuvodesde el tejado de la crujía norte del claustrodel siglo XVIII, ubicada detrás de la fachadaprincipal del edificio universitario. Sin duda,se trata de la imagen más espectacular cono-cida hasta la fecha del interior del desapare-cido recinto. Lo reúne todo: calidad y niti-dez, amplitud de enfoque, novedad por loque descubre del edificio, interés sociológicodel acontecimiento reflejado, etc. No obstan-te, y a pesar de los intentos realizados, ha sido imposible averiguar la motivación delacto multitudinario captado por el objetivo;quizás un comienzo o final de curso al que seagregaron numerosos curiosos atraídos porla algarabía del festejo.

El gentío congregado en el interior del pa-tio apenas permite ver el empedrado del mis-mo; sólo deja espacio a una banda militar demúsica compuesta por, al menos, treinta indi-viduos, con su director al centro, lo que de-muestra la importancia del suceso que lesconvoca aunque no aparezcan autoridadesacadémicas. Entre el público masculino, ves-tido con chaqueta y tocado con chistera,bombín, sombrero de ala ancha, gorra o boi-na, se aprecian varias mujeres cubiertas conpañuelos y otras, más distinguidas, sin él. Nofaltan tampoco mozos ataviados con blusónni pilluelos pugnando por destacar de la masareunida en tal ocasión, que tendría lugar antesde 1909, en algún momento de primavera uotoño según se deduce de los abrigos que vis-te la agrupación militar y las ramas floridasde los árboles que asoman por el fondo.

Desde el punto de vista arquitectónico, laimagen descubre por primera vez una pano-rámica del conjunto del claustro, todo él

acristalado, muestra su capacidad receptivay amplía la visión sobre algunos aspectosdesconocidos. Concretamente, a su izquier-da, el exterior del pabellón que ocupaba labiblioteca construida en 1844 por FranciscoJavier Berbén; en el centro, sobre el lienzosur del patio, el primer cuerpo, en ladrillo,de la torre del reloj, ideada en 1858 por el arquitecto Antonio Iturralde; y, al fondo, lagran mole de la capilla vista por su muronorte, apreciándose los contrafuertes y gár-golas; en la lejanía, a la derecha, se divisa la espadaña del antiguo templo de San Ambrosio y la linterna del cimborrio del colegio de Escoceses.

Aparte del valor que posee la contempla-ción de la capilla, quizás sea de mayor inte-rés lo que se advierte de la pared exterior dela biblioteca, tratada con la misma ordena-ción de huecos y similar decoración a la quecerraba por el lado del patio el pabellón de lafachada principal: arquerías ciegas alternan-do con otras resueltas en claraboyas, sobre-montadas por placados o cejas horizontalesen relieve, y una cornisilla de ladrillos esqui-nados, todo ello originalmente enfoscado, ajuzgar por los desconchones del paramento.

Otra contribución novedosa, para el mejorconocimiento del desaparecido edificio, sebasa en el intento de restaurar medianteplantas y alzados los espacios correspon-dientes al claustro del siglo XVIII y al inte-rior de la fachada principal. Es una forma de dar visibilidad a un conjunto perdido asícomo otro recurso para comprender la fun-cionalidad del mismo, a la espera de unaoportuna reproducción virtual de los espa-cios destruidos.

Para enmarcar esta recreación, en la queha sido fundamental la utilización de las fo-tografías conocidas y una de las que en estetrabajo se aporta, basta con recordar que en1716 se comenzó a levantar la fachada dise-ñada por el carmelita descalzo fray Pedro de

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la Visitación9. La obra se finalizó durante laprimavera de 1718, rematándose la entradaal año siguiente. La decoración escultórica,a cargo de la familia Tomé, prosiguió enaños sucesivos, al mismo tiempo que seconstruía el claustro, que se estaba conclu-yendo en 172410. Para nuestra reproducción,imaginémonos que el edifico se puede reco-rrer 185 años después, a punto precisamentede desaparecer, más o menos en el momentoen que se hicieron las fotos utilizadas en esteproyecto.

Una vez atravesado el entonces angostozaguán se entraba en el corredor norte delclaustro. En su panda izquierda se abría laentrada al Aula de Teología, llamada tam-bién de Duns Scoto, que contaba con su cá-tedra, asientos doctorales, bancos y mesaspara el alumnado, decorándose el techo en1724 con pinturas sobre lienzo originales deIgnacio de Prado (m. 1749). En la panda de-recha se encontraba un Aula que, a mediadosdel siglo XVIII, se utilizaba como sede delas cátedras de Código, Prima de Filosofía,Teología Moral y San Anselmo.

Alineado con el corredor oeste del claus-tro se hallaba el vestíbulo de entrada a la es-calera que, situada detrás de la monumentalfachada, daba acceso a la planta principaldel edificio. Su ingreso se decoró en 1724con un remate de talla, policromado por Bo-nifacio Quevedo Peti, quien además pintóseis figuras de ciencias, en tanto que Ignaciode Prado hizo otras dos «alegorías intelec-tuales» y varios rótulos. La caja de la escale-ra, que contaba con cuatro tiros o tramos depeldaños desarrollados a partir de pilares en-lazados por balaustradas, ocupaba casi untercio del paño derecho de la portada y su interior se iluminaba mediante una de lasventanas bajas de ésta y por su correspon-diente balcón en la planta superior.

El rellano superior desembocaba en la en-trada de una espaciosa Antesala, lugar de

espera y propicio para «cabildeos» donde sedisponían, desde 1728, diversos cajones paraguardar los trajes académicos de los claus-trales y que en 1784 se sustituyeron por unagran cajonería, mucho más práctica para laconservación de togas, mucetas y birretes.Franqueando un cancel de madera decoradocon el escudo de la Universidad con las armas reales y papales, sostenido por dos niños y pintado por José Pastrana, se entrabaen uno de los ámbitos más solemnes del edificio: la Sala de Claustros.

Era éste el lugar de reunión del estamentodocente, donde se trataban y decidían losasuntos relativos al gobierno de la Universi-dad, y cumplía, además, una función repre-sentativa al poderse acceder desde él a losbalcones que se abrían sobre la plaza de San-ta María. Hay constancia de que la sala sehallaba concluida en 1727 pero, como es lógico, antes de procederse a su amuebla-miento, se fabricarían las yeserías que ador-naban la sala y, probablemente, las del salónprecedente y caja de la escalera.

El techo de la estancia era plano pero con-taba con un cornisamento que se arqueabapara acomodar paños curvos, decorados conmolduras de marcos muy quebrados, y lune-tos ciegos repletos de vegetación, separadosentre sí por bandas cajeadas con ristras deguirnaldas en su interior. Un remate de perfilmixtilíneo, sobre todo en los paños laterales,recogía el encamonado apeándose sobre placas muy planas y silueteadas. Encima dela puerta de ingreso se disponía un escudoreal11 y otros dos pontificios en el mismotestero, seguramente bordados.

El espacio del cielo raso estaba ocupadopor tres grandes lienzos encastrados que, apesar de no haberse documentado, es muyprobable fuesen obra de Ignacio de Pradoque también pintó el del aula situada debajode este salón12. Las fotografías existentes delinterior de la sala permiten adivinar su estilo,

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cercano al de Andrés de Amaya y conocedordel de los pintores madrileños activos en eltránsito al siglo XVIII. En el lienzo más pró-ximo a la entrada, inscritas en un círculo quesimulaba marco de yeso, se representabanlas virtudes de la Justicia y la Prudencia. Enel lienzo central, con enmarcado mixtilíneo y enjutas ornamentadas con escudos pontifi-cios y reales y, en sus centros, angelitos sos-teniendo cartelas con inscripciones, aparecíala virtud de la Caridad. El último lienzo, próximo a la cabecera de la sala, ofrecía larepresentación de las virtudes de la Fortalezay la Templanza. Una programación de conte-nido religioso/moral presidiendo la estanciamás solemne de la Casa del Saber.

Sobre los tres huecos de que disponía elrecinto para su iluminación (dos a la fachadaprincipal y otro al patio), así como en el de su ingreso, se situaban unas galerías obastidores de madera dorada, rematadas porescudos, para colgar cortinas de perfiles re-cortados y con cenefas. Las paredes se tapi-zaban mediante una colgadura de damascocarmesí, sin duda, la que en 1738 se enco-mendó al sastre Bernardo Mazariegos, lacual medía 630 varas, y para la que el borda-dor Manuel de Colomera trabajó en oro yplata tres escudos, uno grande de las armasReales y dos medianos con las pontificias13.

El testero principal lo presidía, bajo un dosel de terciopelo con alamares y flecos deseda blanca que se extendían por todo elfrente, el retrato del monarca y, a medidaque se sucedían los reinados, el del titulardesplazaba al del difunto, que pasaba a ocu-par su lugar sobre los muros laterales. Haynoticia o constancia física de los retratos dedicados a los soberanos Felipe V, Luis I(ambos pintados por Antonio Palomino en1724)14, Fernando VI y Bárbara de Braganza(los dos de Mateo Díaz, 1757), Carlos IV (de Ramón Canedo, 1789), Fernando VII15,Isabel II (Blas González García-Valladolid,

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Pinturas del techo de la Sala de Claustros (montaje ydibujo por M.ª Aranda).

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Sala de Claustros. Cabecera. Hacia 1900.

Sala de Claustros. Entrada. Hacia 1900.

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1861)16, Alfonso XII y M.ª Cristina Habs-burgo Lorena (ambos originales de BlasGonzález García-Valladolid, 1881)17, así como una fotografía de gran formato del joven Alfonso XIII (de 1902).

Bancos de nogal, tapizados de terciopelocarmesí, sencillos unos y con patas de dise-ño salomónico otros, se alineaban lateral-mente pegados a la pared. En la presidencia,nueve sillones, ninguno más alto que otro,acompañaban una mesa también forrada de damasco carmesí sobre la que en los díasde claustro se dispondría la imprescindibleescribanía con su campanilla de avisos.

Para la recreación de todos estos espaciosmerece la pena trascribir la descripción quede los mismos se hizo algo más de 50 añosantes de su destrucción definitiva y que re-fuerza la reconstrucción de los alzados queaquí se aportan:

«Subida a la sala del claustro. Al principio dela escalera hay una gran puerta de arco dedos hojas cuya construcción es antigua perode mucho mérito y pintada al barniz de colorde nogal con filetes de color de caña, subidos5 banzos de piedra de una pieza 7 pies de lar-go por 3 de huella y en el primer descansillose encuentra otra puerta más pequeña perode construcción y pintura como la anteriorque da entrada a una habitación titulada delBedel, de 135 pies cuadrados, con las pare-des pintadas de amarillo y un friso bastantegraciosos, el techo de lienzo en el que estánpintadas las armas de la Universidad y a loscuatro extremos unos jarrones con su ramode flores. Cinco bancos amovibles que com-ponen 30 pies, una mesa cuadrada de pino yun armario nuevo de vara y media de altocon puertas y cerradura que sirve para guar-dar las llaves de las cátedras con los efectoscontenidos en esta habitación. Sigue la sun-tuosa escalera para subir a la sala de claus-tros que consta de de 36 banzos de piedraigual a los cinco manifestados y de cincodescansillos con baldosas de lo mismo; a loscostados un pasamanos pintado imitando

mármol con una cenefa de ramos calados yel techo todo llenos de molduras de yeso. Di-cha escalera desembarca en una antesala queforma un polígono irregular con 4 grandescolumnas de orden dórico, las paredes dadasde blanco con un graciosísimo friso de unavara de alto; el techo como el de la escalera yun balcón que da a la fachada del edificio.Una gran puerta de dos hojas y una mamparade lienzo pintada al barniz de color de lechesirven p.ª la entrada de otra antesala de 675pies de superficie, al rededor y distante unpie de las paredes una cajonería con respaldode cinco pies de alto pintada al barniz de co-lor de carmín y fileteada de blanco con unaestrella en cada respaldo sirve de sillería y enella se custodian los trajes de los Sres. Doc-tores. Las paredes están pintadas de color decaña y el techo de rosa con un florón en me-dio. Recibe luces de un balcón como el de laanterior. Otra mampara y puertas de cons-trucción y pintura como las últimas dichas,con una columna a cada lado de madera quedescansa en el pavimento y llegan hasta elarco de la puerta, sobre las cuales hay dosángeles que sostienen las cintas figuradas demadera pendientes de las armas de la Uni-versidad colocadas encima de la mamparasirven de transito a la sala del claustro. Estees un gran rectángulo de 1600 pies superfi-ciales, las paredes están cubiertas con colga-duras de terciopelo encarnado con fleco deseda blanco. Frente de la puerta está el asien-to del Sr. Rector y sobre él un magnífico dosel de terciopelo como el de las colgadu-ras y debajo de este las armas nacionales yde la Universidad bordadas de plata, el retra-to de Isabel 2.ª de cuerpo entero y el de Fer-nando VII de medio cuerpo con marcos do-rados, en los dos costados, sobre las colga-duras los retratos de los Reyes de la Dinastíade Borbón con marcos como los anteriores.En las paredes de los costados de la puertade entrada las armas nacionales y de la Uni-versidad bordadas con hilo de plata. Al finalde las colgaduras circundando toda la sala 25bancos amovibles de nogal con el asiento yrespaldo forrado de terciopelo encarnado.

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Alzados de la fachada, escalera y claustro de la Universidad en el siglo XVIII, según J. Urrea y M.ª Aranda(dibujos por M.ª Aranda).

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Delante del asiento del Sr. Rector una mesacon cubierta de terciopelo hasta el suelo delmismo color con una franja de oro alrededor.Sobre esta mesa se halla una escribanía deplata, un relox de arena con la caja del mis-mo metal y los Estatutos de la Universidadelegantemente encuadernados. En medio dela sala otra mesa de nogal con el tablero forrado de paño y una silla de igual maderacon el asiento y respaldo forrado de badanaverde para el Sri.º. A un lado otra mesa semejante a aquella para escribir las proposi-ciones que quieran presentar los Sres. Doc-tores. Tres grandes arañas de cristal pendendel techo en el que están pintadas con muchomérito las Virtudes Teologales y Cardinalesy una cornisa muy vistosa con molduras de yeso forma con el marco de estas. El pavimento cubierto con una estera fina decolores y una hermosa alfombra de lana alre-dedor de los bancos. Dos balcones como losde las antesalas y una ventana grande que daal patio sirven para las luces de esta sala»18.

Lo mismo podría decirse de la desapareci-da Cátedra de Cánones, sin duda la más im-

portante de las diecisiete con las que contabael edificio universitario. Situados sus dos accesos en la crujía norte del claustro antiguo,su monumental estructura se convirtió enpunto de encuentro de las dos partes del viejoedificio al integrarse parcialmente una de susparedes en la crujía sur del claustro nuevo.

La fotografía, tantas veces reproducida,que obtuvo Páez poco antes de 1909, juntocon la pormenorizada descripción que se ha-ce en el inventario de 26-I-1846, del que aúnse ha sacado muy poco partido, y donde se la señala con los n.º 12 y 13, permiten la recreación del interior de este espacio así como del amueblamiento y decoración queposeía en ese momento. El gran salón dispo-nía de tres ventanales, dos en su muro izquierdo y otro a los pies, que en 1781 seagrandaron para aumentar la iluminación dela estancia, momento que se aprovecharíapara renovar la cátedra que lo presidía, a car-go del ensamblador José Álvaro, y sobre laque se dispusieron dos lienzos pintados porRamón Canedo en 178319, mientras que a

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Aula de Cánones situada entre los dos claustros, según J. Urrea y M.ª Aranda (dibujos por M.ª Aranda).

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Eustaquio Bahamonde le correspondería fabricar toda la obra de carpintería de los estrados, barandillas sillería, etc.20.

«Es un grandioso rectángulo de 2148 pies encuadro. Su entrada es por dos puertas deigual construcción que las de la mayor partede las Cátedras. A la izquierda y elevada 8pies del pavimento la gran Cátedra para elprofesor toda de nogal, apeada sobre unabuena ménsula. El respaldo de 7 pies de altopor otros tantos de ancho y sobre este los re-tratos de cuerpo entero del Papa Gregorio12.º y D. Alfonso 10.º con marcos doradosrematando en triángulo tres grandes bolas acada lado de la expresada Cátedra una esca-linata de siete banzos con sus correspondien-tes balaustradas de madera muy bien trabaja-das. Al pie de la misma una silla de bancoselevada tres pies y medio de la superficie enun reclinatorio de columnas estriadas y sucorrespondiente cornisamento de orden dóri-co, con triglifos, modillones, etc. Otra sillasirve para sentarse los graduandos (pues enesta Cátedra se celebran los grados de Br. y

Licenciados en Jurisprudencia) tiene dos su-bidas con 4 bancos cada una de 6 pies de lar-go con 1 ½ de huella. Circundando todo ellocal y elevados cuatro pies unos asientos denogal fijos con respaldo entrepañado de lamisma madera y dos columnas en cada en-trepaño sobre las que descansan unas gracio-sas bolas. A su frente una balaustrada deigual materia con 19 columnas como las delrespaldo repartidas en toda la barandilla, demodo que guardan simetría con aquellas,pues rematan con bolas semejantes. Dichosasientos tienen de largo 152 pies su subida espor 4 escaleras colocadas en los cuatro ángu-los. Debajo de la balaustrada cuatro bancosde 160 pies sostenidos por 30 columnas quedescansan sobre el pavimento; en medio delas dos puertas de entrada otra de 20 pies, to-dos con respaldo como los primeros; ademásocho id. amovibles de 14 pies y siete de 11.El techo es igual que el de las Cátedras n.º 3y 4; recibe las luces de tres rejas ventanas de150 pies de luz total. Como hemos manifes-tado que en esta Cátedra se celebran los gra-dos de Br. y Licenciado en Jurisprudencia, se

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Interior del Paraninfo de la Universidad, hacia 1925.

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halla para el Sr. Rector una gran silla fija debrazos y respaldo con las armas de la Uni-versidad sobre este, colocada a la dra. delgran púlpito (del que ya hemos hecho méri-to) y dando principio a los bancos altos. Caben 390 discípulos».

Como esta descripción asegura que la pin-tura de su techo era igual a las que decora-ban los cielos rasos de otras cátedras situ-adas en el claustro nuevo (la 2: «un lienzo enel que se hallan pinturas de objetos sagradosy religiosos con un marco dorado alrede-dor»; la 3, pinturas «de bastante mérito»; yla 4, otras de «bastante gusto» representando«los diferentes ramos que abraza la Medici-na»), debían de haberse perdido por en-tonces las que en 1666 se colocaron en el techo del antiguo salón de claustros,procedentes del túmulo que la Universidadlevantó con motivo de las honras fúnebres deFelipe IV21, y como las inscripciones latinasque tenían estas pinturas de la Cátedra deCánones carecían de sentido funerario, no esposible aventurar la hipótesis de que pudier-an provenir del expresado túmulo pese a estar representado en el techo el escudo deaquel monarca22.

Igualmente, el conocimiento del recintointerior de la vieja Capilla universitaria sepuede ampliar ahora mediante otra fotogra-fía obtenida poco antes de su derribo la cualcompleta la visión que se tenía de este espa-cio a través de la tantas veces reproducida dePáez que en su caso dirigió el objetivo de lacámara hacia el presbiterio. En cambio, estanueva de «Foto Sport» permite contemplarel ámbito de los pies del templo, provisto deuna sencilla sillería de madera tallada, dedos niveles, que se extendía toda alrededor,con la silla presidencial en su centro, cobija-da por dosel y timbrada con el escudo de laUniversidad, las rejas, barandillas y, final-mente, el coro, en alto, con su barandilla debalaustres pintados de blanco y sillería simi-

lar a la otra. Sin duda, su aspecto responde alque adquirió el templo en 1879, cuando sedecoró de nuevo23.

El inventario de 1846 no registra en el edi-ficio la existencia de ningún retrato, salvoaquellos de los reyes que se recogen en laSala de Claustros, ni tampoco El Indicadorde Valladolid publicado en 1864 por Maria-no González Moral cita retratos de rectores.En cambio, en el inventario de 1872 apare-cen mencionados en la Sala Rectoral cuatroretratos de ex rectores aunque sin especificarsus nombres, por lo que es lógico deducirque entre ambas fechas se encargaron o reci-bieron los de Blas Pardo Moneo (1839-1842), Claudio Moyano Samaniego (1843;1845-1846; y 1850), Manuel Cuesta y Cosío(1850-1863)24, y Atanasio Pérez Cantala -piedra (1863-1869), además de poder in-cluirse el de Eugenio Alau y Comas (1870-1872)25 en el caso de que no se hubiese representado a alguno de los anteriores. En1894 la lista de rectores retratados había cre-cido hasta nueve al añadirse a los anterioreslos dedicados a José María Frías Xerez(1872-1879), Manuel López Gómez (1879-1893)26, José Nieto Álvarez (1893-1894) yAndrés de La Orden y López (1869-1870 y 1894-1900)27.

Todos desaparecieron en el incendio quese provocó en la madrugada del 5 de abril de1939 en el edificio de la Universidad. En ellistado de objetos destruidos durante aquelsuceso se contabilizaron «veinticinco cua-dros de rectores», sin especificar, los cualeshasta entonces habían decorado el denomi-nado Antedespacho rectoral. Si bien, esta-mos convencidos de que tal número no in-cluía exclusivamente retratos de rectores, yaque desde el dedicado a Andrés de La Ordeny López (n.º 9 de la serie) hasta el momentodel trágico incendio no habían gobernado laUniversidad quince rectores sino nueve28.De ahí que, dentro de ese número, haya que

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contabilizar otros que la relación de la catás-trofe no especifica y de cuya existencia setiene constancia.

Si, por el momento, nada se sabe sobre laautoría de los retratos de rectores, en cambioaportamos una ilustración fotográfica quepermite conocer el formato de tres de ellos,sospechando que todos serían similares. Setrata de una instantánea tomada por el fotó-grafo Cacho con motivo de la clausura porel rector Calixto Valverde de un cursillo deconferencias que la Confederación de profe-sores particulares había organizado en mar-zo de 192829. Aunque la calidad de la repro-ducción no es muy buena, se puede apreciarque el retrato central correspondía al delrector Claudio Moyano Samaniego, si secompara con el que de éste conserva la Facultad de Medicina30, y, en el caso de quela cabecera del salón universitario donde secelebró aquel acto estuviese presidida porlos retratos de los primeros rectores, cabepensar que los otros dos que se ven en laimagen fuesen los de Blas Pardo Moneo y Manuel Cuesta y Cosío, respectivamenten.º 1 y 3 de la serie.

El citado Indicador de Valladolid (1864)señala, además, «un buen retrato al óleo deS.M. la reina», diferente al que se hallaba entonces en la Sala de Claustros, y que el«recibimiento» del despacho de la primeraautoridad universitaria estaba adornado conlos retratos «de los Eminentísimos SeñoresCardenales, hijos de esta escuela, don Fr.Juan de Torquemada, D. Francisco Gardoquiy D. Manuel Joaquín Tarancón»31. Natural -mente, el del primero sería una interpreta-ción a partir del conocido grabado (1794) deJuan Barcelón sobre dibujo del pintor José Maea32; el del cardenal Gardoqui pudo teneruna doble procedencia: o bien se trataba deuna copia hecha por un artista local del retra-to pintado por José Madrazo en Roma en1816, a partir del grabado de Joachino Lepri

sobre dibujo de Francesco Giangiacomo, otal vez fuese uno de los dos, de medio cuer-po, pintados por Madrazo para la familia delcardenal33 y que ésta, residente en Vallado-lid, regalase a la Universidad. En cuanto alretrato del cardenal Tarancón, de la inscrip-ción que tenía a su pie34 se deduce que sepintó después de 1858 y estando aún vivo,por lo que sería remitido desde Sevilla antesde 186235.

Para finalizar, por ahora, este trabajo que-remos formular algunas precisiones sobre elnuevo edificio de la Universidad, que seconstruyó a partir de 1910 por el arquitectoTeodosio Torres y que merecería más aten-ción de la que se le ha prestado. Juan Agapi-to y Revilla apuntaba en 1915 que «en elmismo sitio que ocupaba la vieja (Universi-dad), se está construyendo hoy la nueva Uni-versidad, que, de no surgir obstáculos impre-vistos quedará pronto abierta al servicio…»,y como las obras caminaban a buen ritmoanunciaba que «en este edificio tendrá lugarel V Congreso de las Ciencias» que, pocoantes, había sido convocado. En la sumaria

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Retratos de Rectores en la cabecera del Salón deActos. (Destruidos), (foto El Norte de Castilla,1928).

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descripción que hace en su Guía destacaba,entre sus locales más importantes, en el pisobajo: un paraninfo que medía 30 m. largo por16 m. de ancho y 12 de alto36, cuya ubicaciónexacta se había confundido en varias oca-siones al no tenerse en cuenta el alcance delas obras que se llevaron a cabo en el edificiouniversitario después del incendio de 193937.

En realidad, el Paraninfo se hallaba situa-do en el lienzo sur del segundo claustro,dentro de los espacios que por entonces ocu-paba la Facultad de Ciencias y haciendotestera con la Torre del Observatorio Metere-ológico la cual asomaba ya a la Plaza deSanta Cruz. Proyectado por Teodosio Torres,su muerte en 1914 debió provocar sino laparalización de las obras tal vez algunoscambios. Desde luego el monarca AlfonsoXIII no inauguró el nuevo edificio, como seha dicho, con motivo del Congreso de lasCiencias. Las obras continuaron bajo la di-rección del arquitecto Emilio Baeza Eguiluz,es más, todavía en 1923 se convocaba con-curso para el acomodamiento y decorado delParaninfo, aunque no sabemos el alcanceque tuvo éste38 si bien las fotografías exis-tentes de su interior (de hacia 1925) per-miten comprobar el estrecho parentesco queposeía su recinto con la decoración, porejemplo, del Círculo de Recreo de la capitalvallisoletana, asimismo obra del propioBaeza, o con el salón principal del Ayun-tamiento.

El espectacular salón, al que se accedíapor dos de sus lados, se iluminaba mediantecinco grandes ventanales, cerrados en mediopunto, con vidrieras de colores y en sus cen-tros se leían los nombres de las diferentesfacultades universitarias. Por las paredes se distribuían elementos arquitectónicos ne-orrenacentistas que se concretaban en elpaño central del testero en una especie de frontispicio, formado por columnaspareadas sostenidas por grandes mensu-

lones. Su interior albergaba un monumentalescudo de la Universidad (cuartelado: 1.º y4.º castillos y leones; 2.ª y 3.ª dos árboles,uno más grande que otro, en cada uno) dis-puesto entre dos ángeles trompeteros y ellema SAPIENTIA EDIFICAVIT SIBI DOMVM;por encima del entablamento y dentro de unfrontón semicircular, el escudo de Españacon la corona real y el toisón. En la parte ba-ja, una cartela decía: «ALFONSO XIII» y aambos lados, otras más grande con inscrip-ciones: a la izquierda, «VITAM IMPENDERE

VERO» (consagrar la vida a la búsqueda de laverdad); a la derecha, «FAMAM EXTENDERE

FACTIS/HOC VIRTUTIS OPUS» (por los he-chos se extiende la Fama /Ésta es obra de lavirtud)39.

Las paredes laterales estaban recorridas,en lo alto, por cuatro vanos ciegos dis-puestos entre columnas, cerrados segura-mente por vidrieras, sobre los que figurabaninscripciones con los nombres de los reyesprotectores de la Universidad, que alterna-ban en el muro de la entrada con óculos ornados con guirnaldas. El techo era un cieloraso decorado por moldurones que cajeabansu espacio central.

Además, las fotografías permiten compro-bar con claridad cómo la sillería que presidesu cabecera es la misma que en la actualidadse encuentra instalada en la denominadaAula Triste del Palacio de Santa Cruz40,igual que su cátedra, entonces adosada a lapared izquierda del recinto41. Sobre las rin-coneras del testero se situaban dos grandesyesos, vaciados de las esculturas conocidascomo la Venus de Milo y el Apoxiomeno42.

Por fortuna, el voraz incendio de 1939 noocasionó, como se ha dicho, la destruccióndel Paraninfo, estimándose tan sólo que losdesperfectos sufridos en los dos extremos desu cubierta eran «fácilmente reparables».Sin embargo, en la reconstrucción del edifi-cio no se valoró este espacio y prefirió aban-

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donarse su uso, reconvirtiéndolo en almacénprimero y finalmente, subdividiéndolo, ennuevas dependencias de la Facultad de Cien-cias. En esta decisión influiría, en primer lugar, su emplazamiento marginal con re-specto a la recuperación del eje principal detodo el edificio, que vuelve a gravitar entorno a la fachada barroca del siglo XVIII;y, en segundo, relacionado con el anteriorcausante, la total destrucción de la escaleraprincipal que había levantado Teodosio Tor-res «en el cuerpo de edificio intermedio, deseparación entre los dos patios, donde sehallaban situados el Salón de Actos y la cajade la escalera..., ésta con acceso directo des-de la calle de La Librería».

Fue entonces cuando el arquitecto Cons-tantino Candeira, encargado de la reconstruc-ción del edificio, decidió cambiarla de ubica-ción y para ello proyectó otro organismo deacceso a la segunda planta a partir del vestí-bulo de ingreso por la Plaza de la Universi-dad. De dibujo completamente diferente a laanterior, la nueva supuso la reducción espa-cial del primer patio ya que en él se alojó lavoluminosa caja que la contiene43 facilitandola iluminación del recinto interior gracias a laapertura de grandes ventanales provistos devidrieras, aprovechándose en el central laque, fechada en 1915, estuvo hasta ese mo-mento instalada en la antigua escalera44.

Entonces se trasladó también, a la segundaplanta, el nuevo Paraninfo. Se ubicó parcial-mente en el lugar que antes había ocupado lacaja de la escalera proyectada y construidapor Torres, completándolo, para darle máscapacidad, con otro ámbito utilizado hastaentonces como aula; así se convirtió en unespacio bisagra entre los dos claustros al-tos45. Las crujías del primero, en sus dosplantas, además de la escalera principal, sedecoraron con azulejería talaverana fabrica-da por Ruiz de Luna (1944) y, presidiendo elrellano en el que desembarcan las dos ram-

pas de la escalera, sobre la puerta que dabaacceso a la sala de profesores, antiguo salónde claustros del edificio dieciochesco, se co-locó un Crucifijo, copia en yeso del barrocoque se conserva en Madrid en el templo delCaballero de Gracia, original de Juan Sán-chez Barba, procedente del convento de losAgonizantes46.

Con aquella catástrofe que dañó seriamen-te el edificio proyectado en 1915 por Torresse dio comienzo a una larga serie de inter-venciones que parecen no tener fin y con las que se ha transfigurado tanto el exteriorcomo su interior hasta el punto de hacerleperder su fisonomía, su carácter y hasta susfunciones originales.

NOTAS

* Este trabajo ha sido realizado en el seno del MUVa (Museo de la Universidad de Valladolid) comoparte de un proyecto de investigación destinado a valorarel marco en que se hallan sus dependencias expositivas.

1 Juan AGAPITO Y REVILLA, «El edificio antiguo de laUniversidad de Valladolid», BSCE, 1910, pp. 389-392,413-417 y 437-444; León CORRAL, El derribo de la Universidad de Valladolid en 1909, Valladolid, 1918.

2 VV.AA., Historia de la Universidad de Valladolid,II, Salamanca, 1989, figs. 141-142.

3 Jesús URREA, La plaza de San Pablo escenario dela Corte, Valladolid, 2003.

4 Agradezco a la dirección del Colegio de San Josélas facilidades brindadas para su reproducción.

5 Para la historia de este edificio, cfr. Jesús URREA,Arquitectura y Nobleza. Casas y palacios de Valladolid,Valladolid, 1996, pp. 181-184.

6 Idem, pp. 194-196. La casa había pertenecido alCabildo catedralicio hasta la Desamortización. Luego laadquirió D. Juan Olmos Rodon, que montó una fábricade cervezas. En 1850 era propiedad de D.ª Carlota Ceba-llos López, viuda de D. Francisco Solano, vecino de Toro. Cfr. AHPV, leg. 15.951, fol. 115.

7 M.ª José REDONDO CANTERA, «La modernizaciónde la Universidad de Valladolid en el siglo XIX a travésde su arquitectura. Proyectos y realizaciones (1841-1909)», BSSA, 63, 1997, pp. 555-584.

8 Colección Juan Antonio Moreda (Valladolid). Hasido publicada por Joaquín DÍAZ, Valladolid hace 100

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años, Valladolid, 2008, p. 110; e Idem, Álbum de Valla-dolid, Valladolid, 2010, p.20, fig. 23.

9 En 1701 proporciona los planos para la bóveda de la iglesia conventual de Santa Clara de Salamanca(Ángel RIESCO TERRERO, Datos para la historia del RealConvento de Clarisas de Salamanca, 1977, p. 17). En1702 redacta las condiciones para la reforma de la enfer-mería del convento de San Francisco de Salamanca (Jaime PINILLA, El arte de los monasterios y conventosdespoblados de la provincia de Salamanca, Salamanca1978, p.41). En 1703 reconoce la ruina de la torre deSanta María de Medina de Rioseco (Esteban GARCÍA

CHICO, Documentos para la historia del arte en Castilla.Arquitectos, Valladolid, 1940, p.231). En 1709 fabrica lasacristía del santuario de La Fuencisla de Segovia (JoséCarlos BRASAS EGIDO, Guía de Segovia, León, 1980, p.58) y en 1710 cubre la de la catedral de Segovia (AlfonsoCEBALLOS-ESCALERA y GILA, Alcaides, tesoreros y oficia-les de los Reales Alcázares de Segovia, Valladolid, 1995).En 22-II-1714 reconoce las obras de la catedral de Sala-manca (Fernando CHUECA GOITIA, La catedral nueva deSalamanca, Salamanca, 1951, p. 190). Trabaja en las car-melitas de Peñaranda de Bracamonte (Antonio CASASE-

CA, Catálogo monumental del partido judicial de Peña-randa de Bracamonte, Madrid, 1984, pp. 239, 241 y 243)y en el convento de Carmelitas de Salamanca (R. ALMA-

JANO, «La capilla del Colegio de Oviedo, templo de laciencia y de la virtud», AEA, 75, 2002, pp. 387,401 y405) y se le atribuye el convento de su orden en Budia(José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ, Miguel, La Arquitecturacarmelitana, 1562-1800, Ávila, 1990. No es seguro quefuese el mismo fray Pedro de la Visitación que supervisala obra de la iglesia conventual de San Hermenegildo deMadrid entre 1730 y 1740 (Virginia TOVAR MARTIN,«Una obra del arquitecto Pedro de Ribera: el Convento eIglesia de San Hermenegildo de Madrid», Anales del Ins-tituto de Estudios Madrileños, XI, 1975, pp. 191-209).

10 M.ª José REDONDO CANTERA, «El edificio de laUniversidad durante los siglos XVII y XVIII», enVV.AA. ob. cit., II, pp. 649-672. Idem, Una casa para la Sabiduría. El edificio histórico de la Universidad deValladolid, Valladolid, 2003. Patricia ANDRÉS GONZÁLEZ,Pintiana Sapientia. Iconografía de la fachada del edifi-cio histórico de la Universidad de Valladolid, Valla-dolid, 2006.

11 En 1934 presidía el aula del nuevo edificio en quese celebró la clausura del V Congreso de Riegos, cfr.Blanco y Negro, 7-X-1934 (foto Cacho).

12 Sobre este pintor cfr. Jesús URREA y Enrique VALDIVIESO, «Aportaciones a la historia de la pintura va-llisoletana», BSAA, 1971, pp 373-374; Jesús URREA, «Lapintura, la rejería y la platería en Valladolid en el sigloXVIII», en VV.AA., Historia de Valladolid, V, Vallado-lid, p. 354 y Fernando COLLAR DE CÁCERES, «Una seriede Ignacio de Prado en Esquivias (Toledo)», BSAA, 61,1995, pp. 429-432.

13 Costó 20.312 reales, cfr. Guadalupe RAMOS DE

CASTRO, «Joyas, marfiles y telas», en VV.AA., ob. cit.1989, p. 794, sospecha que de esta colgadura sólo quedaun pequeño fragmento, el escudo de armas de la Univer-sidad, enmarcado tras un cristal como frontalera de me-sa en la sala de juntas del Palacio de Santa Cruz.

14 Sus marcos, ovalados, los doró Manuel de Barre-da y Lombera. Se colgaron con «cordones de seda de color de fuego», cfr. Juan José MARTÍN GONZÁLEZ, Catá-logo monumental. Monumentos civiles de la ciudad deValladolid, Valladolid, 1983, p. 129

15 En claustro celebrado el 24-V-1815 «se acordóescribir a S.M. la competente carta de gracia pidiéndolelicencia para erigirle una estatua de mármol en esta Uni-versidad con la correspondiente inscripción y suplicán-dole se digne nombrar por general protector de ella y delos estudios de Castilla la vieja que la están unidos e in-corporados, al Serenísimo Sr. Ynfante Don Carlos…»,cfr. AUV., Libro de claustros Generales (de 21-IX-1808a 18-X-1817). La idea no prosperó.

16 José Carlos BRASAS EGIDO, La pintura del sigloXIX en Valladolid, Valladolid, 1982, p. 58.

17 Casimiro González García-Valladolid (Vallado-lid. Recuerdos y Grandezas, I, Valladolid, 1900, pp. 392-393) cita los retratos de Felipe V, Fernando VI, Carlos III,Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XII. En la sa-la de claustros construida en 1915 se quemaron en 1939los de Felipe V, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y otromás (probablemente el de Luis I, de Palomino), cfr. Ra-quel GARCÍA GONZÁLEZ, «El incendio de la Universidadde Valladolid en el año 1939» en VV.AA, ob. cit. II, 1989,p. 699. Únicamente se conservan los retratos de AlfonsoXII y M.ª Cristina, ahora en el Palacio de Santa Cruz.

18 Archivo Histórico Universitario, leg. 2.919, Inventarios.

19 Actualmente en el Decanato de la Facultad deDerecho.

20 M.ª José REDONDO CANTERA, ob. cit., 1989, II,pp. 652-653.

21 Idem, p. 658.22 «PINTIANA SAPIENTIA ILLVSTRAT AC FOVET TOTVM

ORBEM».23 Casimiro GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Valla -

dolid. Recuerdos y Grandezas, I, Valladolid, 1900,pp. 391-393.El 6-IV-1909 se anuncia que en este recintose celebraría el día 12 del mismo mes la 1.ª Asamblea dela Junta Reformista de la Enseñanza, cfr. ABC, 6-IV-1909.

24 José María de COSSÍO, «Noticia de don Manuel dela Cuesta y sus versos», Boletín de la Biblioteca Menén-dez Pelayo, 1931-1932, extra 2, pp. 446-537 (ApéndiceII: «Cartas de doña Concepción Arenal a Don Manuel dela Cuesta», pp.. 502-505, son cinco cartas de Arenal a sutío Manuel de la Cuesta, escritas en 1839-1840) y 1933,pp. 59-62.

25 En 1868, desde el balcón del Ayuntamiento, rom-pió el retrato de Isabel II, cfr. Ángel BELLOGÍN AGUASAL,

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«Historia contemporánea. La Gloriosa en Valladolid» enLa Revolución Liberal en Valladolid (1808-1874), Ed.Rafael Serrano García, Valladolid, 1993, pp. 324-325.

26 En IX– 1893 se pagaron 37 pts. a «Blas G.ª Valla-dolid por el Retrato del Rector», cfr. AUV, leg. 8.558.

27 Casimiro GONCÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Datospara la historia biográfica de Valladolid, II, Valladolid,1894, pp. 482-484.

28 Antonio Alonso Cortés (1900-1901 y 1902-1906), Vicente Sagarra Lascuarin (1901-1902), DidioGonzález Ibarra (1906-1910), Nicolás de la Fuente Arri-madas (1910-1916), Calixto Valverde Valverde (1916-1928), J. M.ª González de Echávarri y Vivanco (1928-1930 y 1936-1938), José Fernández González (1930-1931), Andrés Torre Ruiz (1931-1934) e Isidoro de laVilla Sanz (1934-1936).

29 El Norte de Castilla, 30-III-1928.30 Fechado en 1918 y, seguramente, copia del desa-

parecido.31 Mariano GONZÁLEZ MORAL, El indicador de Va-

lladolid, Valladolid, 1864, p. 65. En el Inventario de1846 no se mencionan pero en el de 1872 se expresa queen la Sala Rectoral había «dos (retratos) de cardenalesde la Santa Iglesia», con marcos dorados.

32 Catálogo de los dibujos de la Calcografía Nacio-nal, Madrid, 2004, p. 123, n.º 108.

33 José Madrazo (1781-1859),Catálogo de Exposi-ción a cargo de José Luis Díez, Santander-Madrid, 1998,pp.268-271.

34 Al pie de su retrato se leía esta larga inscripción:«Emmo. y Excmo. Sr. Doctor D. Manuel Tarancón yMorón, Senador del Reino y Caballero Gran Cruz de laReal y distinguida Orden española de Carlos III. Nacióen Cobarrubias, diócesis de Sigüenza, en 20 de Marzode 1782; Fue canónigo Doctoral de la Santa Iglesia deValladolid, Rector, Canciller Mayor y Catedrático detérmino de Jurisprudencia de su Universidad. Presentadopara el obispado de Córdoba, fue preconizado en Romaen 4 de Octubre de 1847 y trasladado a la Santa Iglesiade Sevilla en el Consistorio celebrado en Bolonia en 3 deAgosto de 1857. Creado cardenal en 15 de Marzo de1858», cfr. Casimiro GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID,ob. cit., II, pp. 482-484.

35 En Córdoba fue retratado, de cuerpo entero, en elinterior de la mezquita-catedral, por Domingo Valdivie-so Henarejos (1852). En Sevilla se conserva su retrato,de cuerpo entero y sentado, en la Biblioteca del PalacioArzobispal, firmado por José María Romero. En la cate-dral de Valladolid existe otro (2,33 x 1,96 m.), de cuerpoentero y sin firma, cfr. Jesús URREA y Enrique VALDIVIE-

SO, «Catálogo de pinturas de la Catedral de Valladolid»,BSAA, 1970, p.170, n.º 115; lo entregaron sus albaceastestamentarios al Cabildo en 1864 «para que sea coloca-do donde mejor parezca», cfr. ACV. Actas del Cabildo,18-I y 27-II-1864. A la Universidad legó 784 volúmenesde su biblioteca, cfr. Gaceta de Madrid, 15-IV-1864.

36 Guía de Valladolid, Valladolid, 1915, pp. 35-36.El congreso lo inauguró Alfonso XIII en el TeatroCalderón el 17-X-1915 (ABC, 21-VI y 9-X-1915) de-spués se desplazó hasta el edificio de la Universidadpara visitar la Exposición de material científico prepara-da por el congreso. La apertura del curso 1915-1916 sehabía celebrado el 6-X-1915.

37 M.ª José REDONDO CANTERA (Una casa para la Sabiduría. El edificio Histórico de la Universidad de Valladolid, Valladolid, 2002, pp. 38-48 y 63-68) sepercata de la correcta ubicación del Paraninfo de Torres/Baeza así como del cambio que se operó en la localización y morfología de los accesos a la planta prin-cipal del edificio.

38 BOE, 24-VII-1923 (R.O.1-VII-1923).39 Virgilio, Eneida, lib. 10, 467.40 Su testera tenía 16 asientos y, en el centro, el del

Rector; en los laterales: 11 a la derecha y 4 a la izquier-da; todos ellos con respaldos, y 4 filas transversales deasientos sin respaldo.

41 Se había especulado sobre la cronología y proce-dencia de la sillería y cátedra (Jesús M.ª PARRADO DEL

OLMO, «Cátedra del Aula Triste del Colegio de SantaCruz», en Tradición y Futuro, Valladolid, 2002, pp.285-286) sin tener en cuenta esta fotografía publicada en.VV.AA, ob. cit., II, 1989, p.542 ni tampoco que en 28-II-1938 se informó que, por necesidades de guerra, se ha-bía desmontado «totalmente el Paraninfo, desarticulan-do su mesa presidencial de extraordinarias dimensiones,así como la sillería claustral que es de talla y se encon-traba empotrada en los muros», cfr. Raquel GARCÍA

GONZÁLEZ, ob. cit., II, 1989, p. 696. Sin embargo M.ª Jo-sé Redondo Cantera (ob. cit., 2002, p. 46) ya advierte esta procedencia.

42 «En este salón (Paraninfo) se encuentran dosgrandes estatuas de escayola, de varias piezas, que fueronmontadas en el propio recinto, que son procedentes delMuseo de Reproducciones de Madrid y cuya suerte eshoy desconocida para el Rectorado, aunque éste tengasospechas probables de su desplazamiento» (28-II-1938),cfr. Raquel GARCÍA GONZÁLEZ, ob. cit.,II, 1989, p. 696.

43 Juan José MARTÍN GONZÁLEZ, La Universidad deValladolid. Historia y patrimonio, Valladolid, 1980, pp.122-123. José Carlos BRASAS EGIDO, ob. cit. p. 684.Francisco Javier de la PLAZA SANTIAGO, «Edificios desde1940», en VV.AA. ob. cit. II, 1989, p. 743.

44 El resto de las vidrieras, firmadas «Tejeiro. Bil-bao», se fabricaron en 1940 y, por consiguiente, no pro-ceden, como se ha dicho, del antiguo Paraninfo.

45 Hoy se conoce con el nombre de aula «CayetanoMergelina».

46 Se adquirió junto con una Inmaculada, en yeso(ahora en el Colegio mayor de Santa Cruz), copia de unoriginal atribuido a Luisa Roldán que se conserva en el convento de las Trinitarias de Madrid. Cfr. AUV. Papeles. 1943.

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