Deja en paz al diablo

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  1. 1. Nada es nunca lo que parece. Y menos si David Gurney est involucrado. Han pasado seis meses. David Gurney apenas ha conseguido reincorporarse a una cierta normalidad despus de haberse encontrado al borde de la muerte tras resolver el caso ms peligroso al que se haba enfrentado. Madeleine, su esposa, est preocupada; Gurney ha sido diagnosticado con sndrome de estrs post traumtico y nada parece alegrarle. Das despus el ex detective recibe una llamada. Connie Clark, la periodista que cre la leyenda de Superpoli y lo catapult a la fama quiere pedirle ayuda. Su hija Kim est realizando un documental sobre las familias de las vctimas de un asesino en serie al que nunca atraparon, el Buen Pastor, y Connie quisiera que Gurney supervisara sus investigaciones y la guiara. En parte por aburrimiento y en parte por hacerle un favor a Connie, Gurney acepta. Sin embargo, esto no ser ms que el principio. Incapaz de ponerle coto a su curiosidad y a su necesidad de resolver cada una de las incgnitas que se le presentan, David Gurney se ver arrastrado a una investigacin para descubrir la verdadera identidad del asesino. Un asesino que es tan imprevisible como peligroso, un diablo al que convendra dejar en paz. Si en S lo que ests pensando te asombr y en No abras los ojos te aterr, con Deja en paz al diablo, John Verdon consigue lo inesperado: sorprender al lector a cada pgina hasta dejarlo sin aliento.
  2. 2. John Verdon Deja en paz al diablo David Gurney 3 ePUB v1.1 Dirdam 22.06.12
  3. 3. Ttulo original: Let the devil sleep John Verdon, 2012 Traduccin: Javier Guerrero Editorial: Roca ISBN: 9788499184944 Editor original: Dirdam (v1.0 a v1.1) Correccin de erratas: v1.1 ivicgto ePub base v2.0
  4. 4. Para Naomi
  5. 5. Prlogo Haba que detenerla. Las insinuaciones no haban funcionado. No haba hecho caso de sugerencias sutiles. Era necesario actuar con ms contundencia. Algo drstico e inequvoco, acompaado por una explicacin clara. Esto ltimo era crucial, no poda dejar lugar a la duda ni a las preguntas. Tena que hacer entender el mensaje a la polica, a los medios y a esa ingenua entrometida, todos tenan que estar de acuerdo respecto a su significado. Baj pensativamente la mirada a la libreta amarilla que tena delante y empez a escribir: Tienes que abandonar de inmediato tu proyecto, tan mal concebido. Lo que ests proponiendo hacer es intolerable. Glorifica a la gente ms destructiva de la Tierra. Ridiculiza mi persecucin de la justicia al ensalzar a los criminales a los que he ejecutado. Crea compasin inmerecida por los ms viles entre los viles. Esto no puede ocurrir. No lo permitir. He dormido diez aos en paz con mi xito, en la paz de mi mensaje al mundo, en la paz de mi justicia. Si me fuerzan a tomar las armas otra vez, el precio ser terrible. Lee lo que ha escrito. Niega lentamente con la cabeza. No est del todo satisfecho con el tono. Arranca la pgina de la libreta y la introduce en la ranura de la trituradora de documentos que tiene junto a su silla. Empieza una pgina nueva: Detn lo que ests haciendo. Para ahora y aljate. O volver a haber sangre, y ms sangre. Ests advertida. No perturbes mi paz. Eso estaba mejor. Pero todava no estaba bien del todo. Tendra que darle ms vueltas, ser ms claro, no dejar la menor duda. Deba ser perfecto. Y haba muy poco tiempo.
  6. 6. Primera parte Los hurfanos del crimen
  7. 7. 1. El primer da de primavera La puerta cristalera estaba abierta. Desde su posicin, de pie junto a la mesa del desayuno, Dave Gurney vio que los ltimos restos de nieve del invierno, como glaciares reacios, haban retrocedido desde el prado abierto y ya solo sobrevivan en las zonas ms recnditas y umbras del bosque de alrededor. Las ricas fragancias de la tierra recin descubierta y del heno sin segar del verano anterior flotaban hasta la gran cocina de la casa. Eran olores mgicos que en algn momento haban tenido el poder de cautivarlo. Ya apenas lo emocionaban. Le resultaban agradables, sin ms. Agradables, s, pero sin importancia. Deberas salir dijo Madeleine desde el fregadero, donde estaba lavando el bol de los cereales . Sal, hace un sol esplndido. S, ya lo veo contest Dave, sin moverse. Tmate el caf en una de las sillas de fuera propuso ella, dejando el bol en el escurreplatos de la encimera. Te vendr bien un poco de sol. Hum. Dave asinti mecnicamente y tom otro sorbo de la taza que sostena. Es el mismo caf que estbamos usando? Qu tiene de malo? No he dicho que tenga nada de malo. S, es el mismo caf. Dave suspir. Creo que me estoy resfriando. Hace un par de das que no le encuentro el gusto a las cosas. Madeleine apoy las manos en el borde de la isleta de la cocina y lo mir. Has de salir ms. Tienes que hacer algo. S. Lo digo en serio. No puedes quedarte sentado en casa todo el da, mirando la pared. Te pondrs enfermo. Ya te ests poniendo enfermo. Claro que nada tiene gusto. Has llamado a Connie Clarke? Lo har. Cundo? Cuando tenga ganas. Era improbable que pronto recuperara las ganas. Llevaba as los ltimos seis meses. Era como si, despus de las heridas que haba sufrido en el desenlace del estrambtico caso del asesinato de Jillian Perry, se hubiera distanciado de todo lo relacionado con la vida normal: tareas cotidianas, planificacin, gente, llamadas de telfono, compromisos de cualquier clase. Haba alcanzado un punto en que nada le gustaba ms que una pgina de calendario en blanco para el mes siguiente: ninguna cita, ninguna promesa. Haba llegado a equiparar reclusin con libertad. Al mismo tiempo, sin embargo, saba que aquello no era bueno, que no haba paz en su libertad. Lo dominaba la hostilidad, no la serenidad. Hasta cierto punto, comprenda la extraa entropa que iba desenrollando la tela de su vida y que lo estaba aislando. O al menos poda enumerar las que crea que eran sus causas. Casi en lo alto de la lista situara los acfenos que haba estado sufriendo desde que sali del coma. Con toda probabilidad el
  8. 8. problema haba comenzado dos semanas antes, cuando le dispararon tres tiros casi a bocajarro en una pequea oficina. El sonido persistente en sus odos (que el otorrino le haba explicado que no era un sonido, sino ms bien una anomala neuronal que el cerebro interpretaba errneamente como un sonido) era difcil de describir. El tono era agudo; el volumen, bajo; el timbre, como una nota musical apenas susurrada. El fenmeno, bastante comn entre msicos de rock y excombatientes. Era misterioso desde el punto de vista anatmico y salvo por algunos casos ocasionales de remisin espontnea, por lo general, incurable. Francamente, detective Gurney haba concluido el mdico, considerando lo que ha tenido que pasar, considerando el trauma y el coma, terminar con un suave zumbido en los odos es un resultado ms que afortunado. No era una conclusin que pudiera discutir. Aun as, eso no le facilitaba acostumbrarse a ese tenue gemido que continuaba cuando todo lo dems estaba en silencio. El problema se agudizaba por la noche. Lo que a la luz del da poda parecer el inofensivo silbido de una tetera en una habitacin distante, se converta por la noche en una presencia siniestra, una atmsfera fra y metlica que lo envolva. Luego estaban los sueos: sueos claustrofbicos que evocaban sus experiencias en el hospital, recuerdos del yeso que le inmovilizaba el brazo, de la dificultad que haba tenido para respirar; sueos que lo dejaban con una sensacin de pnico durante muchos minutos despus de despertarse. Todava tena un punto entumecido en el antebrazo derecho, cerca de donde la primera de las balas le haba destrozado la mueca. Se miraba ese lugar de manera regular, casi cada hora, con la esperanza de que el cosquilleo remitiera o, en das ms depresivos, con el temor de que se extendiera. Senta dolores ocasionales, impredecibles, pinchazos en el costado, donde la segunda bala lo haba atravesado. Tambin sufra un cosquilleo intermitente como un picor contra el que no serva rascarse en el centro de la lnea de nacimiento del cabello, donde la tercera bala le haba fracturado el crneo. Quizs el efecto ms desconcertante de resultar herido era la constante necesidad que senta de ir armado. En el trabajo llevaba pistola porque las regulaciones lo requeran pero, a diferencia de la mayora de los policas, no le gustaban las armas de fuego. Y cuando abandon el departamento, despus de veinticinco aos, abandon su arma junto con su placa dorada de detective. Hasta que le dispararon. Sin embargo, ahora, al vestirse cada maana, jams olvidaba su pequea cartuchera de tobillo para la Beretta calibre 32. Odiaba sentirse obligado a llevar esa maldita arma. Lo aborreca. No perda la esperanza de que la necesidad disminuyera de forma gradual, pero hasta ese momento eso no estaba ocurriendo. Para colmo, tena la sensacin de que Madeleine lo observaba desde haca unas semanas con preocupacin. No se trataba de las fugaces miradas de dolor y pnico que vio en el hospital, ni de las expresiones alternas de esperanza y ansiedad que haban acompaado los primeros momentos de su recuperacin, sino de algo ms silencioso y ms profundo, un terror crnico y semioculto, como si estuviera siendo testigo de algo espantoso. Todava de pie junto a la mesa del desayuno, Dave se termin el caf de dos largos sorbos. Luego llev la taza al fregadero y la enjuag con agua caliente. Oa a Madeleine al fondo del pasillo, en el lavadero, limpiando el cajn del gato, que ella misma haba trado haca poco a casa. Gurney se preguntaba por qu. Era para animarlo? Para que se entretuviera con una mascota y no solo con l mismo? Si era as, no estaba funcionando. A l ese gato no le despertaba el ms mnimo inters.
  9. 9. Voy a ducharme anunci. Oy que Madeleine deca algo en el lavadero que son como Vale. No estaba seguro de que hubiera dicho eso, pero no vea ningn motivo para preguntar. Entr en el cuarto de bao y abri el grifo del agua caliente. Una larga ducha llena de vapor el vigorizante chorro pulverizado que le acribillaba la espalda desde la base del cuello a la de la espalda, relajando msculos, abriendo capilares, limpiando la mente le produjo una sensacin de bienestar tan maravillosa como fugaz. Cuando se visti de nuevo y volvi a la puerta cristalera, ya estaba empezando a reafirmarse una sensacin de ruidosa inquietud. Madeleine estaba fuera, en el patio de losas. Ms all haba una pequea zona del prado que, tras dos aos de cuidados, haba llegado a parecer csped. Ella, vestida con una chaqueta gastada, pantalones de chndal naranja y botas de goma verdes, iba avanzando por el borde de las losas, golpeando con entusiasmo con una pala cada dos metros, creando una clara delimitacin, eliminando las races de maleza invasora. Mir a Dave para invitarle a que se uniera a ella en ese trabajo; luego, su mirada se torn en decepcin al comprobar que su marido no estaba por la labor. Irritado, Dave apart la mirada. Su atencin vag por la colina hasta el tractor aparcado junto al granero. Madeleine sigui su mirada. Estaba pensando, podras usar el tractor para allanar los surcos? Qu surcos? Donde aparcamos los coches. Claro dijo con vacilacin. Supongo. No es que haya que hacerlo ya. Hum. Todo lo relajado que se haba sentido con la ducha qued en nada cuando empez a pensar en el problema del tractor. Se haba dado cuenta un mes antes y en gran medida ya lo haba apartado de su mente, salvo en ciertos momentos en que le llegaba a sacar de quicio. Pareca que Madeleine lo estuviera estudiando. Creo que ya basta de cavar por ahora dijo. Sonri, dej la pala y rode la puerta lateral para poder quitarse las botas en el lavadero antes de entrar en la cocina. Dave respir hondo, mir al tractor y se pregunt por ensima vez por el misterio del freno bloqueado. Como si actuara en maligna armona, una nube oscura tap lentamente el sol. Al parecer, la primavera haba llegado y haba pasado de largo.
  10. 10. 2. Un favor enorme a Connie Clarke La finca de los Gurney estaba en lo alto de la colina, al final de un camino rural a las afueras del pueblo de Walnut Crossing, en los Catskills. La vieja casa de labranza estaba enclavada en la suave pendiente sur de la colina. Un prado crecido en exceso la separaba de un enorme granero rojo y de un estanque profundo rodeado de eneas y sauces, detrs del cual se extenda un bosque de hayas, arces y cerezos negros. Al norte, un segundo prado se alzaba por la ladera hacia una pineda y una senda de losas pequeas que se asomaba al siguiente valle. El clima haba experimentado la clase de cambio radical que era mucho ms comn en las montaas de los Catskills que en Nueva York, de donde eran Dave y Madeleine. El cielo se haba convertido en un manto uniformemente gris que se extenda sobre las colinas y daba la sensacin de que la temperatura haba descendido cinco o seis grados en diez minutos. Haba empezado a caer una fina aguanieve. Gurney cerr la puerta cristalera. Al presionar con fuerza para pasar los pestillos, sinti un dolor desgarrador en el lado derecho del estmago. Al cabo de un momento, not otro pinchazo. Era algo a lo que estaba acostumbrado, nada que tres ibuprofenos no pudieran solucionar. Fue hacia el botiqun del cuarto de bao, pensando que la peor parte no era el malestar fsico, sino la sensacin de vulnerabilidad, darse cuenta de que la nica razn de que estuviera vivo era que haba tenido suerte. La suerte no era algo que le gustara: para l, no era ms que el sustituto de la competencia para el imbcil. Le haba salvado la vida, pero no era un aliado de fiar. Conoca a hombres ms jvenes que crean en la buena suerte, que confiaban en ella, que pensaban que era algo que posean. Sin embargo, a sus cuarenta y ocho aos, l saba perfectamente que la suerte es solo suerte, y la mano invisible que lanza la moneda es tan fra como un cadver. El dolor en su costado tambin le record que quera cancelar la visita inminente con su neurlogo en Binghamton. Haba asistido a cuatro sesiones con aquel hombre en menos de cuatro meses, y le resultaban cada vez ms absurdas, a menos que el nico objetivo fuera enviar una factura a su seguro mdico. Guardaba en el escritorio de su estudio el nmero de telfono con los de otros mdicos. En lugar de continuar hacia el cuarto de bao a por el ibuprofeno, fue al estudio a hacer la llamada. Cuando estaba marcando el nmero se imagin al doctor: un hombre ensimismado de casi cuarenta aos, de cabello negro ondulado con entradas, ojos pequeos, boca femenina, barbilla poco pronunciada, manos delicadas, manicura en las uas, zapatos caros, actitud desdeosa y ningn inters visible en nada que Gurney pensara o sintiera. Las tres mujeres que trabajaban en su sala de recepcin, elegante y moderna, daban la impresin de estar perpetuamente confundidas e irritadas por el mdico, por sus pacientes y por los datos de sus pantallas de ordenador. Al tercer tono contestaron al telfono, con una impaciencia al borde del desprecio. Consultorio del doctor Huffbarger. Soy David Gurney, tengo una visita que he La voz aguda lo cort. Espere, por favor. De lejos se oy una voz de hombre. Por un momento pens que perteneca a un paciente enfadado que
  11. 11. soltaba una queja larga y urgente, hasta que una segunda voz plante una pregunta, y una tercera se uni a la refriega en un tono igual de indignado, hablando deprisa y en voz alta. Gurney se dio cuenta de que lo que estaba oyendo era el canal de noticias por cable que haca que sentarse en la sala de espera de Huffbarger se convirtiera en un suplicio. Hola? dijo con un tono definitivo. Hay alguien ah? Hola? Un momento, por favor. Las voces pertenecientes a esas cabezas huecas que le resultaban tan repelentes continuaron oyndose. Estaba a punto de colgar cuando regres la voz de la recepcionista. Consulta del doctor Huffbarger, qu desea? S, soy David Gurney. Tengo una visita que quiero cancelar. La fecha? Dentro de una semana, a las 11.40. Deletree su nombre, por favor. Gurney estuvo a punto de preguntar cuntas citas tena ese da a las 11.40, pero prefiri deletrear su nombre. Y para cundo quiere cambiarla? No quiero cambiarla. Solo quiero cancelarla. Tiene que reprogramarla. Qu? Puedo reprogramar visitas del doctor Huffbarger, no cancelarlas. Pero la cuestin es La mujer lo interrumpi, exasperada. Una hora existente no puede eliminarse del sistema sin introducir una hora revisada. Es la poltica del doctor. Gurney sinti que sus labios se tensaban de rabia, mucha rabia. Me da igual su sistema y su poltica dijo despacio, con frialdad. Considere mi visita cancelada. Habr un cargo por visita cancelada. No, no lo habr. Y si Haffburger tiene un problema con eso, dgale que me llame. Gurney colg, tenso. Haberse burlado de un modo tan infantil del apellido de su neurlogo no le hizo sentir del todo bien. Mir por la ventana del estudio al prado, sin verlo realmente. Qu demonios me pasa? Un pinchazo de dolor en el costado derecho le ofreci una respuesta parcial. Tambin le record que iba de camino al botiqun cuando se desvi para cancelar la visita. Volvi al cuarto de bao. No le gust el aspecto del hombre que le devolvi la mirada desde el espejo del botiqun. Tena arrugas de preocupacin en la frente, piel descolorida, ojos apagados y cansados. Dios. Saba que tena que volver a su rgimen de ejercicio diario, a la rutina de flexiones y abdominales que lo haban mantenido en mejor forma que a la mayora de los hombres a los que doblaba la edad. Pero en ese momento el tipo del espejo tena una imagen de cuarenta y ocho, cosa que no le alegraba
  12. 12. precisamente. No estaba contento con los mensajes diarios que su cuerpo le enviaba para recordarle lo mortal que era. No estaba contento con aislarse cada vez ms. No estaba contento con nada. Cogi el frasco de ibuprofeno del estante, ech tres de las pastillas marrones en la mano, puso mala cara y se las meti en la boca. Mientras dejaba correr el agua, esperando a que se enfriara, oy que sonaba el telfono en el estudio. Huffbarger, pens. O del consultorio de Huffbarger. No hizo ningn movimiento para responder. Que se fueran al Infierno. Entonces oy las pisadas de Madeleine, que bajaba desde el piso de arriba. Al cabo de unos momentos, ella cogi el telfono, justo cuando iba a conectarse su viejo contestador. Dave oy su voz, pero no distingui sus palabras. Llen un vasito de plstico hasta la mitad y se trag las tres pastillas que ya estaban empezando a disolverse en su lengua. Supuso que Madeleine estaba ocupndose del problema de Huffbarger, lo cual le pareca bien, pero entonces oy pisadas que cruzaban el pasillo y entraban en el dormitorio. Su mujer apareci en el umbral del cuarto de bao y extendi el telfono hacia l. Para ti dijo, pasndole el aparato y saliendo del dormitorio. Gurney, anticipando una actitud desagradable de Huffbarger o de una de sus recepcionistas descontentas, respondi en tono cortante y a la defensiva. S? Hubo un segundo de silencio antes de que la persona que haba llamado hablara. David? Aquella clara voz femenina le sonaba, aunque no lograba relacionarla con un nombre o una cara. S dijo, de manera ms agradable esta vez. Lo siento, pero no logro situarla Oh, cmo es posible? Estoy tan dolida, detective Gurney! le respondi con un exagerado tono de broma. De repente el timbre de la risa y la inflexin de las palabras le trajeron a la mente a una persona: una rubia delgada, lista y cargada de energa, con acento de Queens y pmulos de modelo. Connie. Cielos, Connie Clarke. Cunto tiempo! Seis aos para ser exactos. Seis aos, madre ma. La cifra no significaba mucho para l, no le sorprendi, pero no se le ocurri qu otra cosa decir. Record su relacin con sentimientos encontrados. Connie Clarke, periodista freelance, haba escrito un artculo laudatorio para una revista de Nueva York despus de que l resolviera el infame caso de asesinatos en serie de Jason Strunk, solo tres aos despus de haber sido ascendido a detective de primer grado por resolver el caso del asesinato de Jorge Kunzman. De hecho, el artculo era demasiado laudatorio para que se sintiera cmodo con l, pues citaba su cifra rcord de detenciones en casos de homicidio y se refera a l como el superpoli del Departamento de Polica de Nueva York, un sobrenombre que dio paso a decenas de variaciones jocosas creadas por sus colegas ms imaginativos. As pues, cmo van las cosas en la tierra apacible del retiro? Gurney percibi el tono socarrn y supuso que ella se haba enterado de su participacin extraoficial en los casos Mellery y Perry. En ocasiones ms apacibles que en otras. Vaya! S, supongo que es una forma de decirlo. Te retiras del departamento despus de veinticinco aos, te instalas en los aburridos Catskills durante unos diez minutos y de repente ests en medio de un
  13. 13. asesinato detrs de otro. Parece que tienes un gran imn para los crmenes. Uf! Qu opina Madeleine de eso? Acabas de tenerla al telfono. Deberas habrselo preguntado a ella. Connie se rio, como si l acabara de decir algo maravillosamente ingenioso. Entonces, entre casos de asesinatos, cmo es tu da tpico? No hay mucho que contar. No pasa gran cosa. Madeleine est ms ocupada que yo. Me est costando mucho imaginarte en una estampa estilo Norman Rockwell. Dave preparando jarabe de arce. Dave haciendo sidra. Dave recogiendo huevos del corral. Me temo que no. Ni jarabe ni sidra ni huevos. Lo que describa su vida en los ltimos seis meses era algo muy diferente: Dave jugando a ser un hroe; Dave recibiendo un disparo; Dave recuperndose muy poco a poco; Dave sentado escuchando el pitido en el interior de sus odos; Dave cada vez ms depresivo, hostil, aislado; Dave viendo cada actividad propuesta como un asalto exasperante a su derecho a permanecer paralizado; Dave sin querer tener nada que ver con nada. Bueno, qu vas a hacer hoy? Para serte absolutamente sincero, Connie, casi nada. A lo sumo dar un paseo por el borde de los campos, quiz recoger algunas de las ramas que cayeron durante el invierno, tal vez esparza un poco de fertilizante en el jardn. Esas cosas. A m no me suena mal. Conozco a gente que se cambiara por ti ya mismo. Dave no respondi, solo dej que el silencio se agotara, pensando que podra forzar a Connie a que le dijera por qu le haba llamado, sin ms dilacin. Tena que haber un propsito. La recordaba como una mujer cordial y comunicativa, pero siempre persegua algo. Su mente, bajo la cabellera movida por el viento, no paraba de trabajar. Te ests preguntando por qu te he llamado, verdad? dijo ella. Se me ha pasado por la cabeza. Te he llamado porque quiero pedirte un favor. Un favor enorme. Gurney pens un momento, luego se ech a rer. Cul es el chiste? pregunt ella, un tanto descolocada. Una vez me dijiste que era mejor pedir un gran favor que un pequeo favor, porque los pequeos son ms fciles de rechazar. No! No puedo creer que dijera eso. Demasiado manipulador. Es horrible. Te lo ests inventando, no? Estaba cargada de alegre indignacin. Connie nunca permaneca mucho tiempo contrariada. Bueno, qu puedo hacer por ti? Te lo has inventado! Lo saba! Te lo repito, en qu puedo ayudarte? Bueno, ahora me avergenza decirlo, pero en realidad es un favor enorme, enorme de verdad. Hizo una pausa. Recuerdas a Kim? Tu hija? Mi hija que te adora. Perdn? No me digas que no lo sabas. De qu ests hablando?
  14. 14. Oh, David, David, David, todas las mujeres te aman y t ni siquiera te das cuenta. Creo que estuve en la misma habitacin que tu hija una sola vez, cuando ella tena Cuntos aos tena? Quince? Recordaba a una chica guapa pero de aspecto serio. Se acordaba de que haba comido con Connie en su casa. La chica pareca acechar en la periferia de su conversacin, sin apenas musitar una palabra. En realidad tena diecisiete. Y, de acuerdo, a lo mejor adorar es una palabra exagerada, pero a ella le pareci que eras listo, listo de verdad, y para Kim eso significa mucho. Ahora tiene veintitrs aos, y resulta que an tiene una opinin muy elevada de Dave Gurney, el superpolica. Eso es muy bonito, pero estoy un poco perdido. Por supuesto, porque me estoy liando para pedirte un favor enorme. Quiz deberas sentarte, necesitar unos minutos. Gurney todava estaba de pie junto al lavabo del cuarto de bao. Sali a travs de la habitacin y lleg al estudio. No tena ganas de sentarse, de manera que se qued junto a la ventana de detrs. Vale, Connie, me siento dijo. Qu pasa? Nada malo, en realidad. Es abrumadoramente bueno. Kim tiene una oportunidad increble. Alguna vez te he dicho que estaba interesada en el periodismo? Siguiendo los pasos de su madre? Dios, no le digas eso o cambiar de carrera de la noche a la maana. Creo que su mayor objetivo es ser totalmente independiente respecto a m. Y olvdate de pasos, Kim est a punto de dar un salto colosal. As que vamos al grano antes de que te desconectes por completo. Est terminando un doctorado de Periodismo en Siracusa. No est lejos de tu casa, no? No es que est en el barrio. A una hora y cuarenta y cinco, ms o menos. Bueno, no est terriblemente lejos. No es mucho peor que mi viaje diario a la ciudad. En fin, el caso es que para su proyecto final se le ha ocurrido una idea sobre una especie de miniserie documental sobre vctimas de homicidios; bueno, en realidad, no sobre las vctimas en s, sino sobre las familias, los hijos. Quiere observar los efectos a largo plazo de tener un padre que muri en un asesinato sin resolver Sin Exacto Son casos en los que no encontraron al asesino. As que la herida nunca se cerr. No importa cunto tiempo pase, contina siendo el elemento emocional ms grande de sus vidas, una fuerza descomunal que lo cambia todo para siempre. La serie se llama Los hurfanos del crimen. No es genial? Suena muy interesante. Muy interesante! Pero no es solo eso, no es solo una idea. Est ocurriendo de verdad. Empez como un proyecto acadmico, pero impresion tanto a su director de tesis que l la ha ayudado a convertir el proyecto en una propuesta real. Incluso le pidi que atara a algunos de sus participantes con contratos de exclusividad. Luego pas la propuesta a un conocido de Produccin de RAM TV y, a ver si lo adivinas, el tipo de RAM lo acept. De la noche a la maana, ha pasado de ser un puetero trabajo trimestral a convertirse en la clase de experiencia profesional por la que matara gente con veinte aos en el oficio. Ahora mismo, RAM es lo ms. Gurney tuvo ganas de decirle que RAM TV era la mxima responsable de convertir un programa de
  15. 15. noticias tradicional en un carnaval ruidoso, llamativo, hueco, perniciosamente dogmtico y alarmista, pero se contuvo. As que ahora te estars preguntando qu tiene que ver todo esto con mi detective favorito continu Connie con excitacin. Estoy esperando. Un par de cosas. Primero, necesito que le guardes las espaldas. Qu significa eso? Solo que te renas con ella, que captes la idea de lo que est haciendo, que veas si refleja el mundo de las vctimas de homicidio como t lo conoces. Es una oportunidad nica. Si no comete demasiados errores, no tendr techo. Hum. Ese pequeo gruido significa que lo hars? Lo hars, David, por favor? Connie, no s absolutamente nada de periodismo. De hecho, lo que saba le daba bastante asco, pero otra vez se mordi la lengua. Ella se ocupa de la parte periodstica. Y es tan lista como la que ms. Pero sigue siendo una nia. As pues, qu aporto yo? Vejez? Realidad. Conocimiento. Experiencia. Perspectiva. La increble prudencia que procede de cuntos casos de homicidios? Dave no crey que fuera una pregunta real, de modo que no trat de responderla. Connie continu con ms intensidad todava. Kim est supercapacitada, pero el talento no es lo mismo que la experiencia vital. Va a entrevistar a personas que han perdido a un padre o a otro ser querido a manos de un asesino. Necesita estar mentalizada de un modo realista para hacerlo. Precisa una visin amplia del problema, no s si me explico. Supongo que lo que te estoy diciendo es que hay tanto en juego que Kim necesita saber lo ms posible. Gurney suspir. Dios sabe que hay una tonelada de material sobre el duelo, la muerte, la prdida de un ser querido S, s, lo s lo interrumpi ella, las fases del duelo de la psicologa barata, las cinco etapas y chorradas por el estilo. No es eso lo que necesita. Necesita hablar con alguien que sepa de asesinatos, que haya visto a las vctimas, que haya hablado con las familias, que las haya mirado a los ojos, el horror Alguien que sepa de verdad, no alguien que haya escrito un libro. Hubo un largo silencio entre ellos. Entonces, lo hars? Solo renete con ella una vez, mira un poco lo que tiene y adnde quiere llegar. A ver si tiene sentido para ti. Al mirar por la ventana del estudio hacia el prado, la idea de reunirse con la hija de Connie para revisar su billete de entrada en el mundo de la televisin basura le pareci una de las perspectivas menos atractivas del mundo. Has dicho que haba un par de cosas, Connie. Cul es la segunda? Bueno Su voz se debilit. Podra haber un problema con un exnovio. Qu clase de problema? Esa es la cuestin. A Kim le gusta parecer invulnerable, sabes? Como que no le tiene miedo a
  16. 16. nada ni a nadie. Pero Pero como mnimo este capullo le est gastando bromas muy pesadas. Como qu? Como entrar en su apartamento y moverle las cosas de sitio. Hubo algo que ella empez a contarme sobre un cuchillo que desapareci y luego volvi a aparecer, pero cuando intent que me contar ms no lo hizo. Entonces, por qu crees que lo sac a colacin? Quiz busca ayuda, y al mismo tiempo no la quiere. No s, no logra decidirse al respecto. El capullo tiene un nombre? Su nombre verdadero es Robert Meese. Se hace llamar Robert Montague. Esto est relacionado de algn modo con su proyecto de televisin? No lo s. Solo tengo la sensacin de que la situacin es peor de lo que ella est dispuesta a reconocer. O al menos a reconocrmelo a m. As que, por favor, David Por favor, no s a quin ms pedrselo. Cuando Gurney no respondi, ella continu. A lo mejor estoy reaccionando exageradamente. Puede que me est imaginando cosas. Quiz no haya ningn problema. Pero aunque no lo haya, sera genial que pudiera contarte su proyecto, hablarte de estas vctimas de homicidio y de sus familias. Significa mucho para ella. Es la oportunidad de su vida. Est muy decidida, muy segura. Te tiembla la voz. Ya lo s. Estoy preocupada. Por el proyecto o por su exnovio? Puede que por las dos cosas. No s Por un lado, es fantstico, no? Pero me rompe el corazn pensar que podra sentirse tan decidida, tan segura y tan independiente que de alguna manera pueda perder pie sin contrmelo, sin dejar que la ayude. Dios, David, t tambin tienes un hijo, no? Sabes lo que siento? Diez minutos despus de colgar, Gurney todava estaba de pie junto al ventanal del estudio orientado al norte, tratando de dar sentido al extrao tono disperso de Connie, preguntndose por qu haba accedido a hablar con Kim y por qu todo aquello le haca sentir tan incmodo. Sospechaba que tena algo que ver con su ltimo comentario sobre su hijo. Esa era siempre una zona sensible, por razones a las que no quera darle vueltas en ese momento. Son el telfono y le sorprendi descubrir que an lo sostena distradamente en la mano, que se haba olvidado de colgar. Pens que esta vez s sera Huffbarger, que llamaba para defender su absurda poltica de cancelaciones. Se sinti tentado de dejarlo sonar, de esperar a que se conectara el contestador, de hacer esperar a aquel tipo. Sin embargo, tambin quera terminar con aquello, quitrselo de la cabeza. Puls el botn de hablar. Dave Gurney. Una joven voz femenina, clara y brillante, dijo: Dave, no sabes cunto te lo agradezco! Connie acaba de llamarme y me ha dicho que ests dispuesto a hablar conmigo.
  17. 17. Por un segundo, se qued desconcertado. Siempre le sorprenda que alguien se refiriera a su padre o a su madre por el nombre de pila. Kim? Por supuesto! Quin creas que era? Cuando no respondi, ella continu a toda velocidad. Bueno, te dir por qu la situacin es tan genial. Voy de camino a Siracusa, desde Nueva York. Ahora mismo estoy en el cruce de la ruta 17 con la I-81, lo que significa que puedo cruzar la I-88 y estar en Walnut Crossing dentro de unos treinta y cinco minutos. Te parece bien? Ya s que te aviso sin nada de tiempo, pero es una casualidad! Y me muero de ganas de volver a verte!
  18. 18. 3. El impacto del asesinato Las rutas 17, 81 y 88 convergan en el barrio de Binghampton, que estaba a ms de una hora de Walnut Crossing. Gurney se pregunt si el clculo optimista de Kim haba surgido de una falta de informacin o de un exceso de entusiasmo, pero esa era la menor de sus preocupaciones cuando vio el pequeo Miata rojo que suba por el sendero del prado hasta la casa. Abri la puerta lateral y sali al trozo de hierba y gravilla donde tena aparcado su Outback. El Miata se detuvo al lado. Una mujer joven que llevaba un maletn fino y que vesta con vaqueros, camiseta y un elegante bliser con las mangas subidas baj del vehculo. Me habras reconocido si no te hubiera dicho que vena? pregunt ella con una amplia sonrisa. Quiz si hubiera tenido tiempo de estudiar tu cara respondi l, examinando su rostro, enmarcado en un cabello castao brillante, que llevaba peinado con una raya al medio no muy bien definida. Es la misma cara, pero ms radiante y feliz que el da que com con tu madre y contigo. Kim frunci el ceo un momento, en gesto reflexivo, y luego rio. No fue solo ese da, fueron esos aos. Decididamente no era muy feliz entonces. Tard mucho en darme cuenta de qu quera hacer con mi vida. Parece que lo has averiguado ms deprisa que mucha gente. Ella se encogi de hombros mirando hacia los campos y el bosque. Esto es hermoso. Tiene que encantarte vivir aqu. El aire parece muy limpio y fresco. Quiz demasiado fresco para ser el primer da de primavera. Es verdad Tengo tantas cosas en la cabeza que no me acuerdo de nada. Es el primer da de la primavera. Cmo he podido olvidar eso? Es fcil dijo. Pasa, se est ms a gusto en la casa. Media hora despus, Kim y Dave estaban sentados a la pequea mesa de desayuno de pino, en el rincn de la puerta cristalera. Se estaban terminando las tortitas, el pan tostado y el caf que Madeleine haba insistido en preparar al enterarse de que Kim haba conducido tres horas sin comer nada. Ya haba terminado y estaba limpiando la cocina. Kim le estaba contando a Dave su historia desde el principio, la historia que haba detrs de su visita. Es una idea que he tenido durante aos: examinar el horror del crimen centrndome en el impacto que produce en la familia de la vctima; es solo que nunca haba sabido cmo hacerlo. En ocasiones no pensaba en ello durante un tiempo, pero siempre regresaba con ms fuerza. Me obsesion, tena que hacer algo al respecto. Al principio pens que podra ser un trabajo acadmico, tal vez una monografa de sociologa o psicologa. Envi cartas de propuesta a un montn de editoriales universitarias, pero ni siquiera tena una licenciatura, as que no se interesaron en m. Luego pens en escribir un libro normal de no ficcin, pero para un libro necesitas un agente, y eso significa ms cartas de propuesta. Y el resultado? Nulo inters. A los veintiuno o veintids aos, quin demonios soy? Qu he escrito antes? Cules son mis credenciales? Bsicamente soy una cra. Lo nico que tengo es una idea. Hasta que al final lo entend. Bah. Esto no es un libro, esto es televisin! A partir de ese momento, las cosas empezaron a encajar. Lo vi como una serie de entrevistas ntimas: telerrealidad en el mejor sentido del trmino, aunque me doy cuenta de que suena bastante cutre hoy en da, pero no tiene por qu ser as, no si se hace con una verdad emotiva!
  19. 19. Se detuvo, como si de repente la afectaran sus propias palabras, esboz una sonrisa avergonzada, se aclar la garganta y continu: Bueno, la cuestin es que lo reun todo en un resumen detallado y se lo entregu al doctor Wilson, el director de mi tesis doctoral. l me dijo que era una gran idea, que tena mucho potencial. Me ayud a presentarlo en un formato de propuesta comercial, se ocup de las cuestiones legales para darme cierta proteccin en el mundo real y luego hizo algo que dijo que nunca haba hecho: se lo pas a un ejecutivo de produccin de RAM TV al que conoce personalmente, un tipo llamado Rudy Getz. Y Getz contact con nosotros al cabo de una semana y nos dijo: Muy bien, hagmoslo. As de sencillo? pregunt Gurney. A m tambin me sorprendi, pero Getz dijo que es as como funciona RAM. Yo no voy a ponerlo en duda. El hecho de poder hacer realidad esta idea, de poder explorar este tema Neg con la cabeza, como si tratara de protegerse de una emocin voltil. Madeleine se acerc a la mesa, se sent y dijo lo que Gurney estaba pensando: Esto es importante para ti, no? Me refiero a que es realmente importante, algo que va ms all de un gran impulso en la carrera. Oh, Dios, s! Madeleine sonri con dulzura. Y el corazn de la idea, la parte que te importa tanto? Las familias, los nios Una vez ms Kim se detuvo durante un par de segundos, evidentemente superada por alguna imagen que su propio discurso estaba evocando. Apart la silla, se levant y rode la mesa para acercarse a la puerta cristalera que daba al patio, al jardn, al prado, al bosque que se extenda al fondo. S que suena un poco estpido, no puedo explicarlo dijo, dndoles la espalda, pero me resulta ms fcil hablar de esto de pie. Se aclar la garganta dos veces antes de retomar su discurso con un tono de voz apenas audible: Creo que el asesinato lo cambia todo para siempre. Roba algo que nunca puede ser reemplazado. Tiene consecuencias que van ms all de lo que le ocurre a la vctima. La vctima pierde la vida, lo cual es terrible e injusto, pero para l ha terminado, es el final. Ha perdido todo lo que podra haber sido, pero no lo sabe. No contina sintiendo la prdida, imaginando qu podra haber pasado. Levant las manos y apoy las palmas en el cristal de la puerta que tena delante, en un gesto que expresaba al mismo tiempo un gran sentimiento y un gran control. Continu en voz un poco ms alta: No es la vctima la que se despierta en una cama medio vaca, en una casa medio vaca. No es quien suea que sigue vivo, solo para despertarse con el dolor de darse cuenta de que no lo est. Ella no siente la rabia horrible, el sufrimiento que causa su muerte. Ella no sigue viendo la silla vaca junto a la mesa, quien contina oyendo sonidos que suenan como su voz. No sigue viendo el armario con su ropa La voz de Kim se estaba haciendo ms ronca. Se aclar la garganta. No siente el sufrimiento, el sufrimiento de que te hayan arrancado el corazn. Se inclin contra el cristal durante varios segundos, luego se separ lentamente y se volvi hacia la mesa con la cara llena de lgrimas. Conocis el dolor fantasma? El fenmeno de la amputacin? Sentir el dolor en el lugar donde haba estado tu brazo o tu pierna? As es el asesinato para la familia que queda atrs. Como el dolor de
  20. 20. un miembro fantasma, un dolor insufrible en un espacio vaco. Kim se qued completamente quieta durante un momento, como si estuviera buscando algo en su interior. Luego se limpi un poco la cara con las manos y emergi detrs de ellos con una determinacin genuina en la mirada y en la voz: Para comprender qu es de verdad el asesinato, hay que hablar con las familias. Esa es mi teora, es mi proyecto, mi plan. Y eso es lo que ha entusiasmado a Rudy Getz. Respir profundamente y exhal muy despacio. Si no es mucho pedir, puedo tomar otra taza de caf? Creo que podemos ocuparnos de eso. Madeleine dibuj una sonrisa agradable, fue a la isleta de la cocina y rellen la cafetera. Gurney estaba recostado en su silla, con las manos colocadas reflexivamente bajo la barbilla. Permanecieron en silencio unos momentos. La cafetera emiti sus clsicos sonidos iniciales de borboteo. Kim mir a su alrededor, a aquella cocina tan grande. Esto es muy bonito dijo. Muy hogareo, clido. Perfecto, en realidad. Parece la casa de campo con la que todo el mundo suea. Despus de que Madeleine llevara el caf de Kim a la mesa, Gurney fue el primero en hablar: Est claro que sientes mucha pasin por este tema, que significa mucho para ti. Ojal tuviera tan claro cmo puedo ayudarte. Qu te pidi Connie que hicieras? Guardarte las espaldas. Creo que fue una de las frases que us. No mencion otros problemas? A Gurney le son como un intento infantilmente transparente de hacer que la pregunta sonara fortuita. Tu exnovio cuenta como un problema? Habl de Robby? Mencion a un tal Robert Meese o Montague? Meese. Lo de Montague es Su voz se fue apagando, al tiempo que negaba con la cabeza. Connie cree que necesito proteccin. No es as. Robby es pattico y extremadamente molesto, pero puedo ocuparme de eso. Est relacionado con tu proyecto de televisin? Ya no. Por qu lo preguntas? Simple curiosidad. Curiosidad sobre qu? En qu demonios me estoy metiendo? Por qu me molesto en sentarme aqu y escuchar a una recin graduada que se exalta con el problema de un novio chiflado, que expone sus ideas sentimentales sobre el asesinato y que habla acerca de su gran oportunidad para alcanzar la gloria en la cadena de televisin por cable ms deplorable del pas? Ya es hora de salir de las arenas movedizas. Kim lo estaba mirando como si, al igual que Madeleine, pudiera leerle la mente. No es tan complicado. Y como has sido tan generoso como para ofrecerme ayuda, debera ser ms comunicativa. Siempre volvemos a esa parte en que tengo que ayudarte, pero no veo Madeleine, que estaba escurriendo una esponja en el fregadero despus de lavar los platos del desayuno, lo interrumpi con suavidad. Por qu no escuchamos lo que Kim tiene que contar?
  21. 21. Gurney asinti con la cabeza. Buena idea. Conoc a Robby en el club de teatro hace poco menos de un ao. Era de lejos el to ms guapo del campus. Un Johnny Depp de veintids aos. Hace unos seis meses nos fuimos a vivir juntos. Durante un tiempo me sent la persona ms afortunada del mundo. Cuando me sumerg por completo en el proyecto, l pareci apoyarme. De hecho, cuando eleg a las familias que quera empezar a entrevistar quiso acompaarme, vino conmigo, form parte de todo. Y entonces, entonces fue cuando el monstruo emergi. Hizo una pausa y tom un sorbo del caf antes de continuar: Cuando Robby se implic ms, empez a tomar el control. Ya no me estaba apoyando con mi proyecto, se convirti en nuestro proyecto, y luego empez a actuar como si fuera su proyecto. Despus de reunirnos con una de las familias les dio su tarjeta de visita, les dijo que podan ponerse en contacto con l en cualquier momento. De hecho, fue entonces cuando empez con esa ridiculez del Montague, cuando hizo imprimir esas tarjetas: Robert Montague. Consultora de producciones documentales y creativas. Gurney pareca escptico. Estaba tratando de apartarte, de quedarse con tu proyecto? Era ms enfermizo que eso. Robby Meese parece un dios, pero procede de un hogar destrozado donde ocurrieron cosas siniestras. Se pas la mayor parte de su infancia en casas de acogida, todas igual de complicadas. En lo ms hondo, es la persona ms patticamente insegura del mundo. Robby estaba desesperado por impresionar a algunas de las familias con las que estuvimos hablando para concertar entrevistas oficiales. Creo que habra hecho cualquier cosa para obtener su aprobacin, cualquier cosa para que lo aceptaran, para conseguir gustarles. Fue un poco desagradable. Qu hiciste al respecto? Al principio no saba qu hacer. Luego me decid, cuando descubr que haba estado hablando por su cuenta con uno de los miembros clave de la familia, un tipo que me interesaba de verdad. Cuando habl con Robby de esto, todo salt por los aires, nos peleamos a gritos. Fue entonces cuando lo ech de nuestro apartamento, de mi apartamento. Y consegu que el abogado de Connie escribiera una encantadora carta amenazadora, para mantenerlo alejado del proyecto, de mi proyecto. Cmo se lo tom? Al principio fue amable, excesivamente amable. Lo mand al cuerno. Luego empez a decirme que remover viejos casos de homicidio poda ser arriesgado, que debera tener cuidado, que quiz no saba dnde me estaba metiendo. Me llamaba a altas horas de la noche, me dejaba mensajes en el contestador para decirme que me iba a proteger y que muchas personas con las que estaba tratando (incluido mi director de tesis) no eran lo que aparentaban. Gurney se sent un poco ms recto en su silla. Qu pas despus? Despus? Le dije que si no me dejaba en paz pedira una orden de alejamiento y que hara que lo detuvieran por acoso. Eso tuvo algn efecto? Depende de lo que quieras decir. Se acabaron las llamadas, pero empezaron a ocurrir cosas raras.
  22. 22. Madeleine dej lo que estaba haciendo en el fregadero y se acerc a la mesa. Parece que esto se est poniendo intenso. Os importa que me una a vosotros? No hay problema dijo Kim. Madeleine se sent. Empezaron a desaparecer cuchillos de cocina continu la chica. Un da, al volver de clase, no encontr a mi gato. Al final o un maullido apagado: estaba en uno de los armarios, con la puerta cerrada. Era un armario que nunca usaba. Y hubo un da en que me qued dormida porque haban cambiado la hora del reloj de mi alarma. Muy molesto, pero bastante inofensivo intervino Gurney. La expresin en el rostro de Madeleine sugera que no estaba para nada de acuerdo con l, as que aadi: No quiero menospreciar el impacto emocional que pueden tener las bromas pesadas. Solo estoy pensando en los grados de acoso enjuiciables desde un punto de vista legal. Kim asinti. Exacto. Bueno, las bromas se hicieron ms pesadas. Una noche en que llegu tarde a casa me encontr una gota de sangre del tamao de una moneda de diez centavos en el suelo del cuarto de bao. Y al lado estaba uno de mis cuchillos de cocina desaparecidos. Dios mo exclam Madeleine. Al cabo de unas cuantas noches, empec a or sonidos estremecedores. Algo me despertaba, pero no estaba segura de qu era. Entonces oa una tabla que cruja, luego nada, ms tarde algo que sonaba como una respiracin, despus nada. Madeleine estaba horrorizada. Ests hablando de un apartamento? pregunt Gurney. Es una casa pequea, dividida en un apartamento arriba y otro abajo, adems de un stano. Hay un montn de casas horribles como esa fuera del campus, divididas en apartamentos baratos para estudiantes. Ahora mismo soy la nica inquilina. Ests sola all? pregunt Madeleine, con los ojos muy abiertos. Eres mucho ms valiente que yo. Yo me habra ido de ah ms deprisa que Hubo un destello de rabia en los ojos de Kim. No voy a huir de ese capullo! Has denunciado esos incidentes ante la polica? Kim solt una risita amarga. Claro. La sangre, el cuchillo, los sonidos de la noche. Los policas vienen a casa, echan un vistazo y verifican las ventanas con cara de estar mortalmente aburridos. Cuando llamo y les digo mi nombre y mi direccin, me los imagino poniendo los ojos en blanco. Est muy claro que creen que soy una paranoica y un incordio, que busco atencin: la zorrita loca que exagera sus problemas con su novio. Supongo que has cambiado la cerradura dijo Gurney con suavidad. Dos veces. Ninguna diferencia. Crees que Robby Meese es responsable de toda esta intimidacin? No lo creo. Lo s. Qu te hace estar tan segura? Si hubieras odo su voz, las llamadas que me hizo despus de que lo echara O si vieras la
  23. 23. expresin de su cara cuando nos cruzamos en el campus Entonces lo sabras. Era la misma extraeza. No s cmo explicarlo, pero lo que ha estado pasando es tan terrorfico como el propio Robby. En el silencio que sigui, Kim sujet la taza de caf entre sus manos, con fuerza. A Gurney le record la manera en que antes haba estado de pie junto a la puerta, con las palmas apretadas en el cristal. Emocin y control. Pens en la idea del programa, en la inclinacin de aquella chica hacia el dolor generado por el asesinato. Haba verdad en lo que deca. En algunos casos, la herida infligida por un asesino abre un boquete en toda una familia; deja desolados al cnyuge, a los hijos, a los padres Llena sus vidas de tristeza y de rabia. En otros casos, en cambio, haba poco dolor, apenas emocin. Gurney haba visto demasiados de esos casos. Hombres que vivan vidas horribles y moran muertes espantosas: traficantes de droga, macarras, criminales profesionales, bandas de adolescentes que jugaban a videojuegos con pistolas reales. La devastacin humana era imponente. En ocasiones Gurney tena un sueo, siempre el mismo, con una imagen de campos de concentracin. Una excavadora empujaba cadveres esquelticos hasta una amplia zanja. Los empujaba como maniques, como escombros. Mir a esa joven de expresin intensa y ojos oscuros, que todava se aferraba a su taza caliente, que se inclinaba hacia ella. Su cabello brillante le ocultaba la mayor parte del rostro. Luego mir a Madeleine con expresin inquisitiva. Su mujer se encogi ligeramente de hombros, con un atisbo de sonrisa. Gurney sinti aquel gesto como un empujoncito. Mir a Kim de nuevo. Muy bien. Volvamos a la cuestin bsica: cmo puedo ayudarte?
  24. 24. 4. Al corazn de lo deprimente Kim quiso que Gurney la siguiera hasta su apartamento de Siracusa, donde guardaba todo lo relacionado con su proyecto. De esa manera, l podra verlo de primera mano: la correspondencia que haba mantenido con gente a la que poda entrevistar, las dos entrevistas iniciales que haba realizado y que haba presentado como parte de su propuesta, sus planes para entrevistas futuras, su contrato con Rudy Getz en RAM TV, el esquema general y la copia promocional que estaba preparando para la serie. Podra verlo todo, formarse una idea, decirle lo que le pareca autntico y lo que no. Gurney tena tan pocas ganas de conducir hasta Siracusa como las que haba tenido de realizar cualquier otra actividad en los ltimos meses. No obstante, le pareci la manera ms rpida de librarse de cualquier obligacin que sintiera hacia Connie Clarke. Ira, mirara, comentara. Deber cumplido. Enorme favor hecho. Luego volvera a su cueva. Segn los mapas que haba mirado en Google y que haba imprimido por si se separaban, el recorrido era de una hora y cuarenta y nueve minutos desde Walnut Crossing; pero casi no haba trfico en las dos carreteras interestatales que componan la mayor parte del trayecto, y el pequeo Miata que llevaba delante rara vez descenda a una velocidad cercana al lmite. De haber estado de mejor humor, habra disfrutado del trayecto, que le llevaba a travs de un paisaje ondulado de bosques y praderas, rpidos arroyos, campos agrcolas con tierra negra recin arada para la siembra de primavera, los emblemticos silos y graneros rojos. Sin embargo, dado su estado de nimo, esos paisajes buclicos se reducan a una extensin hmeda, fangosa: un pramo que simbolizaba el mal tiempo y la decadencia de la agricultura. Lo primero que vio en los alrededores de Siracusa reforz sus pensamientos funestos. Record haber ledo en algn sitio que la ciudad se alzaba a los pies del lago Onondaga, cuya fama surga de haber sido uno de los lagos ms contaminados de Estados Unidos: una masa de agua en torno a la cual a pocas personas sensatas les gustara vivir, navegar o pescar. Eso hizo aflorar un recuerdo de su infancia en el Bronx, un recuerdo de Eastchester Bay y su turbio canal de navegacin, constantemente removido por barcazas y remolcadores. La baha era una extensin aceitosa del estrecho de Long Island, donde no pareca que viviera nada salvo algas sucias y horribles cangrejos marrones (bichos blindados, incomibles, primigenios, escurridizos); de solo pensarlo todava se le erizaba el vello de los brazos. Gurney sigui el Miata de Kim cuando este se desvi de la interestatal hacia un barrio que tena un aspecto decadente y donde al parecer no exista ninguna ordenanza urbanstica. Pas por delante de una secuencia caprichosa de pequeas viviendas unifamiliares, espaciosas casas antiguas ahora fracturadas en diversos apartamentos, tiendas abiertas las veinticuatro horas venidas a menos, edificios comerciales deprimentes y espacios abiertos desolados rodeados de vallas de tela metlica. A la altura de un puesto de comida para llevar Onondaga Princes of Pizza, el Miata gir en una pequea calle lateral. Se detuvo frente a una casa como la de Archie Bunker. Estaba separada por estrechos senderos que conducan a residencias idnticas a cada lado. Un trozo de terreno desigual delante no mucho ms grande que una tumba doble pareca necesitar con urgencia que alguien le pusiera flores o plantara hierba. Gurney aparc detrs de Kim y observ mientras ella sala del pequeo vehculo, lo cerraba y verificaba las dos puertas. La joven levant la cabeza y mir al sendero que llevaba hacia la casa. A Gurney le pareci que lo haca con recelo. Cuando se acerc, Kim le ofreci una
  25. 25. sonrisa nerviosa. Pasa algo? pregunt l. No, parece que est todo en orden. La chica subi los tres escalones que conducan a la puerta principal, que no estaba cerrada con llave. Daba acceso a un vestbulo pequeo con dos puertas ms. La de la derecha tena dos cerraduras de buen aspecto, que Kim abri con sendas llaves. Antes de girar el pomo, le dio un par de tirones fuertes. Daba a un pasillo. Ella le hizo pasar a la primera habitacin de la derecha, una pequea sala de estar amueblada en IKEA con lo esencial: un sof cama, una mesita de caf, dos sillones bajos de madera con cojines sueltos, dos lmparas de pie minimalistas, una estantera, un archivador metlico de dos cajones y una mesa que se utilizaba como escritorio con una silla de respaldo recto detrs de ella. El suelo estaba cubierto por una alfombra de tono terroso. Gurney sonri con curiosidad. Qu es lo que has hecho con el pomo de la puerta? Un par de veces se me qued en la mano. Quieres decir que lo aflojaron a propsito? Oh, s, lo aflojaron a propsito. Dos veces. La primera vez, la polica ech un vistazo, pero dijeron que deba de ser una broma que alguien me haba gastado. La segunda vez, ni siquiera se molestaron en enviar a nadie. Al polica que contest al telfono le pareci divertido. A m no me suena divertido. Gracias. S que ya te lo he preguntado, pero La respuesta es s, estoy segura de que es Robby. Y no, no tengo ninguna prueba. Pero quin ms podra ser? Son el timbre: un complejo tono musical. Oh, vaya. Fue idea de mi madre. Me lo regal cuando me mud aqu. No le gustaba nada el timbre que haba antes. Un segundo. Kim sali de la habitacin hacia la puerta de la calle. Regres al cabo de un minuto con una caja grande de pizza y dos latas de Coca-Cola light. Buena sincronizacin. Las he pedido desde el mvil de camino aqu. Pens que bamos a necesitar algo de comer. Te parece bien la pizza? La pizza est bien. Kim puso la caja sobre la mesita de caf, la abri y arrastr uno de los sillones ligeros hacia la mesa. Gurney se sent en el sof. Est bien dijo la chica, despus de que cada uno se comiera una porcin de pizza y bebiera un trago de refresco. Por dnde quieres empezar? Tuviste esta idea de hablar con las familias de las vctimas de asesinato, as que supongo que lo primero que tuviste que hacer fue averiguar qu asesinatos escoger. Exacto. Ella lo estaba mirando fijamente. No hay escasez de casos de homicidio. Aunque te limites al estado de Nueva York y a un solo ao, tendras cientos para elegir. Exacto. Gurney se inclin hacia delante. Pues dime, cmo elegiste? Cules fueron los criterios?
  26. 26. Los criterios fueron cambiando. Al principio, quera todos los tipos de vctimas, todos los tipos de homicidios, todos los tipos de familias, diferentes orgenes raciales y tnicos, diferentes periodos entre el tiempo en que se cometi el delito y el presente. Variedad total! Pero el doctor Wilson no dejaba de decirme: Simplifica, simplifica. Reduce las variables me deca, busca un gancho, algo que sea fcil de entender para el espectador. Cuanto ms cierras el foco, ms ntida es la imagen. Despus de que me lo dijera al menos una docena de veces, lo entend. Todo empez a conectar, a encajar. Y despus de eso, fue como: claro! Eso es! Ya s exactamente lo que voy a hacer! Al escucharla, Gurney se sinti extraamente conmovido por su entusiasmo. Entonces, cules fueron los criterios finales? Hice casi todo lo que dijo Wilson: reducir las variables; cerrar el foco; encontrar un gancho. Una vez que empec a pensar de esa manera, la respuesta simplemente se materializ. Vi que poda centrar todo el proyecto en las vctimas del Buen Pastor. El hombre que disparaba a conductores de Mercedes, ese caso de hace ocho o nueve aos? Diez. Hace justo diez aos. Todos sus crmenes ocurrieron en la primavera del ao 2000. Gurney se recost en el sof, asintiendo con la cabeza, pensativo, recordando la infausta serie de seis asesinatos que logr que la mitad de la poblacin del noreste tuviera miedo de conducir por la noche. Muy interesante. As que la naturaleza del suceso desencadenante es la misma en los seis casos, el tiempo transcurrido desde el crimen hasta el presente es el mismo, el mismo asesino, el mismo nivel de atencin investigadora. Exacto! Y el mismo fracaso en llevar al asesino ante la justicia: la misma falta de cierre, la misma herida abierta. Esto hace que el caso del Buen Pastor sea una herramienta perfecta para examinar cmo diferentes familias reaccionan a lo largo del tiempo a la misma catstrofe, la forma en que conviven con la prdida, el modo en que se enfrentan a la injusticia, las consecuencias para ellos, especialmente en el caso de los hijos. Resultados diferentes para una misma tragedia. Kim se levant y se dirigi al archivador que estaba situado junto a la mesa-escritorio. Sac una carpeta azul brillante y se la entreg a Gurney. En la tapa haba una etiqueta en negrita que deca: Los hurfanos del crimen, propuesta de documental de Kim Corazon. Tal vez porque se dio cuenta de que la mirada de Gurney se fijaba en el Corazon, Kim dijo: Creas que me apellidaba Clarke? Gurney volvi a pensar en el momento en que Connie lo entrevist para el artculo de la revista de Nueva York. Creo que Clarke fue el nico apellido que o mencionar. Clarke es el apellido de soltera de Connie. Lo recuper cuando se divorci de mi padre, cuando yo era todava una nia. El apellido de mi padre era, es Corazon. Y el mo tambin. Pareca haber un resentimiento evidente bajo sus palabras. Se pregunt si esa era la causa de que evitara referirse a Connie como mam o mi madre. Gurney no tena ganas de hurgar en esa herida. Abri la carpeta y vio que contena un documento grueso, de ms de cincuenta pginas. La portada repeta el ttulo. En la segunda pgina estaba el ndice: concepto; descripcin del documental; estilo y metodologa; criterios de seleccin de casos; vctimas de homicidio del Buen Pastor y circunstancias; entrevistados potenciales; resmenes de contactos y estado; transcripciones de las entrevistas iniciales; EBPMDI (apndice).
  27. 27. Repas una vez ms el ndice, ms despacio. T has escrito esto? Lo has organizado de esta manera? S. Hay algn problema? No, en absoluto. Entonces, qu pasa? Antes mostraste mucha pasin al hablar de todo esto. La organizacin muestra una buena dosis de lgica. Lo que estaba pensando era que la pasin de Kim le recordaba a Madeleine, y su lgica le recordaba a s mismo. Esto parece algo que yo podra haber escrito. La chica le dirigi una mirada maliciosa. Supongo que eso es un cumplido. Gurney rio ruidosamente por primera vez ese da, tal vez por primera vez ese mes. Despus de una pausa, volvi a mirar el ltimo elemento del ndice. Supongo que EBP significa El Buen Pastor. Qu significa MDI? Oh, eso era el titular de la explicacin de veinte pginas que envi a los medios y la polica: memorando de intenciones. Gurney asinti. Ahora lo recuerdo. Los medios empezaron a llamarlo un manifiesto, la misma etiqueta que le pusieron al documento de Unabomber cinco aos antes. Esta vez fue Kim la que asinti. Y eso nos lleva a una de las preguntas que quera hacerte, sobre toda la cuestin de los asesinatos en serie. Me parece confuso. A ver, Unabomber y el Buen Pastor no parecen tener mucho en comn con Jeffrey Dahmer y Ted Bundy, o con esos monstruos a los que detuviste, como Peter Piggert o Satanic Santa, que enviaba trozos de sus vctimas a los policas locales. Uf. Esa clase de comportamiento ni siquiera es humano. Un visible temblor le recorri el cuerpo. Se frot los brazos con energa para entrar en calor. Procedente de algn lugar del cielo gris de Siracusa, Gurney oy el ruido caracterstico del rotor de un helicptero, cada vez ms alto, luego ms tenue y, por ltimo, disolvindose en el silencio. Algunos socilogos se enfadaran conmigo por esto dijo Gurney, pero todo el concepto de asesino en serie, como mucha de la terminologa del campo, tiene fronteras difusas. A veces creo que estos cientficos son solo un puado de gente autoconsagrada a la que le encanta poner etiquetas, y resulta que han logrado formar un club que da mucho dinero. Llevan a cabo investigaciones cuestionables, agrupan conductas o caractersticas similares en un sndrome, le ponen un nombre que suene cientfico y luego ofrecen cursos de doctorado para que cabezas huecas que piensan como ellos memoricen las etiquetas, pasen un examen y se unan al club. La chica lo mir con cierta sorpresa. Consciente de que estaba quedando como un cascarrabias, y que eso probablemente tena tanto que ver con su mal humor como con el estado de la criminologa, cambi de rumbo. La respuesta corta a tu pregunta es que, desde el punto de vista del motivo aparente, no parece haber mucho en comn entre un canbal que se excitaba con el poder y el control, y un tipo que asegura
  28. 28. estar corrigiendo males sociales. Pero podra haber una conexin mayor de la que crees. Kim tena los ojos como platos. Te refieres a que los dos matan gente? Crees que solo se trata de eso y que no importa el aspecto superficial del motivo? A Gurney le sorprendi su energa, su intensidad. Le hizo sonrer. Unabomber dijo que estaba tratando de eliminar los efectos destructivos de la tecnologa en el mundo. El Buen Pastor, si no recuerdo mal, dijo que estaba tratando de acabar con los efectos destructivos de la codicia. Y, aun as, a pesar de la aparente inteligencia en sus declaraciones escritas, ambos eligieron una ruta contraproducente para sus objetivos declarados. Matar gente nunca poda hacerles lograr lo que decan que queran conseguir. Solo hay una forma de que esa ruta tenga sentido. En la cabeza de Kim las ideas parecan agolparse de un modo casi visible. Te refieres a que la ruta era realmente el objetivo. Exacto. Solemos verlo al revs: el medio y el fin. Las acciones de Unabomber y el Buen Pastor tienen perfecto sentido si partimos de la hiptesis de que el asesinato en s era el objetivo real, la recompensa emocional, mientras que los llamados manifiestos eran las justificaciones que los permitan. Kim pestae. Daba la impresin de que estaba tratando de calibrar las implicaciones que aquella idea poda tener para su proyecto. Pero qu significara eso desde el punto de vista de la vctima? Desde el punto de vista de la vctima, no significara nada. Para la vctima, el motivo es irrelevante. Sobre todo cuando no existe contacto personal anterior entre la vctima y el asesino. En una carretera oscura, desde un coche annimo que pasa, una bala en la cabeza es una bala en la cabeza, al margen del motivo. Y las familias? Ah, las familias. Bueno Gurney cerr los ojos, rememorando lentamente una conversacin triste tras otra. Muchas conversaciones a lo largo de aos, dcadas. Padres. Esposas. Amantes. Hijos. Caras de estupefaccin. Incredulidad ante la terrible noticia. Preguntas desesperadas. Gritos. Quejidos. Gemidos. Rabia. Acusaciones. Amenazas disparatadas. Puos golpeando las paredes. Miradas de borracho. Miradas vacas. Personas mayores gimoteando como nios. Un hombre tambalendose hacia atrs como si le hubieran dado un puetazo. Y lo peor de todo, los que no reaccionaban. Rostros ptreos, miradas sin vida. Sin comprender, sin habla, sin emocin. Dndose la vuelta, encendiendo un cigarrillo. Bueno continu al cabo de un rato, siempre he sentido que lo mejor es la verdad. As que supongo que comprender un poco mejor por qu mataron a alguien al que queran podra ser preferible para los familiares que sobreviven. Pero, recuerda, no estoy diciendo que sepa por qu Unabomber o el Buen Pastor hicieron lo que hicieron. Probablemente ellos mismos desconocen la razn ltima de su comportamiento. Solo s que no se trata de la razn que esgrimieron. Kim lo mir por encima de la mesita de caf. Pareca a punto de plantear otra pregunta; ya estaba empezando a abrir la boca, cuando un ligero golpe en algn lugar de la pared superior de la casa la detuvo. Se sent rgida, escuchando. Qu crees que ha sido eso? pregunt despus de unos segundos, sealando hacia la fuente del sonido.
  29. 29. Ni idea. Tal vez un golpe en una caera de agua caliente? Es as como sonara? Gurney se encogi de hombros. Qu crees que es? Cuando Kim no respondi, l pregunt: Quin vive arriba? Nadie. Al menos, se supone que no vive nadie. Los desahuciaron, luego volvieron, la polica entr en el apartamento y los detuvo a todos, traficantes cabezotas. Aunque probablemente ya han salido. En fin, quin demonios lo sabe? Esta ciudad es un asco. Entonces, el piso de arriba est vaco? S, supuestamente. Kim mir la mesita de caf, centrndose en la caja de pizza abierta. Uf, tiene un aspecto horrible. La recaliento? Por m, no. Gurney estuvo a punto de decir que era hora de irse, pero se dio cuenta de que no llevaba mucho rato all. Tena esa tendencia inherente, y estaba empeorando en los ltimos seis meses: deseaba reducir el tiempo que pasaba con otras personas. Levant la carpeta azul. No estoy seguro de que pueda revisar todo esto ahora mismo dijo. Parece muy detallado. Como una nube pasajera en un da de sol, la expresin de decepcin en Kim vino y se fue. A lo mejor esta noche? Quiero decir que te lo puedes llevar y mirarlo cuando tengas tiempo. La reaccin de Kim casi lo conmovi. Esa era la nica palabra para definir cmo se senta, la misma que se le haba ocurrido antes, cuando ella le estaba hablando de cmo decidi cerrar el foco para reducir su documental a los asesinatos del Buen Pastor. Pens que conoca la causa de esa sensacin. Se trataba del compromiso entusiasta de Kim, de su energa, su esperanza, su espritu joven y decidido. Y el hecho de que estaba haciendo todo sola. Sola en una casa insegura, en un barrio desolado, perseguida por un acosador mezquino. Sospechaba que era esa combinacin de determinacin y vulnerabilidad lo que estaba removiendo su instinto paterno atrofiado. Le echar un vistazo esta noche dijo. Gracias. De nuevo el ruido vibrante de un helicptero emergi dbilmente en la distancia; enseguida se oy algo ms fuerte, pas y se desvaneci. Kim se aclar la garganta con nerviosismo, junt las manos en el regazo y habl con evidente dificultad. Hay algo que quera preguntarte. No s por qu es tan difcil. Neg con la cabeza con energa, como desaprobando su propia confusin. Qu es? Ella trag saliva. Puedo contratarte? A lo mejor solo por un da? Contratarme? Para hacer qu? Ya s que no me estoy explicando. Esto me da vergenza, s que no tendra que presionarte as, pero es muy importante para m. Qu quieres que haga?
  30. 30. Maana podras venir conmigo? No tienes que hacer nada. La cuestin es que tengo dos reuniones maana. Una es con un potencial entrevistado; la otra, con Rudy Getz. Lo nico que quiero es que ests ah, que me escuches, que los escuches, y despus me cuentas qu te parece, cmo lo ves, no s, solo No tiene sentido, verdad? Dnde son esas reuniones? Lo hars? Vendrs conmigo? Oh, Dios, gracias, gracias! De hecho, no son muy lejos de tu casa, bueno, no muy cerca, pero tampoco demasiado lejos. Una es en Barkville, con Jimi Brewster, el hijo de una de las vctimas. Y la casa de Rudy Getz est a unos quince kilmetros de aqu, en lo alto de una montaa con vistas al embalse Ashokan. Nos reuniremos primero con Brewster, a las diez. Podra pasar a recogerte alrededor de las ocho y media. Te parece bien? Gurney pens en declinar la oferta y coger su propio coche. Pero tena ms sentido ir con Kim. As podra hacerle algunas preguntas, para saber mejor dnde se estaba metiendo. Claro dijo. Est bien. Ya casi lamentaba haberse implicado en todo aquello, pero, al mismo tiempo, se senta incapaz de dejar a aquella chica en la estacada. Hay una partida de consulta en el presupuesto preliminar que prepar con RAM, as que puedo pagar setecientos cincuenta dlares por un da. Espero que sea suficiente. Gurney estuvo a punto de decir que no tena que pagarle, que no la ayudaba por eso, pero la chica se mostraba tan profesional que se vio incapaz de rechazar la oferta. Claro dijo otra vez. Est bien. Al cabo de un rato, despus de una conversacin desganada sobre la vida de Kim en la universidad, sobre la decadencia de Siracusa (que se haba convertido en una ciudad gris asolada por las drogas), sobre cmo el lago Onondaga haba pasado de ser una masa de agua cristalina a una cloaca txica, Gurney se levant de la silla y le dijo que se veran al da siguiente. Te enseara el apartamento contest ella, pero en realidad no hay nada que ver. Es solo un sitio donde puedo trabajar y dormir. Nunca lo he considerado un hogar. Lo acompa a la puerta, le estrech la mano con fuerza y le volvi a dar las gracias. Tras bajar los escalones hasta la acera, Gurney oy que aquellas dos pesadas puertas se cerraban detrs de l. Mir a ambos lados de aquella calle tan lgubre. Tena un aspecto sucio, salado, supuso que por el residuo seco de lo que haban rociado para fundir la ltima acumulacin de nieve. Se perciba un atisbo de algo acre en el aire. Se meti en su coche, gir la llave de contacto y conect el GPS para buscar la ruta de vuelta a casa. Tard aproximadamente un minuto en recibir seal del satlite. Cuando estaba escuchando la primera instruccin, oy que la puerta se abra de golpe. Levant la mirada y vio que Kim sala corriendo de la casa. Al pie de los escalones, cay de bruces en la acera. Se levant apoyndose en un cubo de basura. Ests bien? le pregunt l al salir del automvil. No lo s, el tobillo Respiraba con dificultad, aterrorizada. Gurney la sostuvo por los brazos. Qu ha pasado? Hay sangre en la cocina. Qu? Sangre. En el suelo de la cocina.
  31. 31. Hay alguien ms dentro? No. No lo s. No he visto a nadie. Cunta sangre? No lo s. Gotas en el suelo. Como un rastro hasta el pasillo de atrs. No estoy segura. No has visto ni odo a nadie? No, creo que no. Tranquila. Ahora ests bien. Ests a salvo. Kim empez a pestaear. Haba lgrimas en sus ojos. Tranquila repiti l con suavidad. Ests bien. Ests a salvo. Ella se limpi las lgrimas y trat de serenarse. Vale. Ya estoy bien. Quiero que te sientes en mi coche dijo Gurney cuando la respiracin de la chica empez a recuperar la normalidad. Puedes cerrar la puerta. Echar un vistazo en el apartamento. Ir contigo. Ser mejor que te quedes en el coche. No! Lo mir con ojos de splica. Es mi apartamento. No va a sacarme de mi apartamento! A pesar de que iba en contra del procedimiento policial permitir que un civil volviera a entrar en el edificio en esas condiciones antes de registrarlo, Gurney ya no era polica, as que el procedimiento ya no era una cuestin que le preocupara. Dado el estado de nimo de Kim, decidi que sera mejor tenerla a su lado que insistir en que se quedara sola en el coche, cerrado o no. De acuerdo dijo, sacando la Beretta de la cartuchera de tobillo y metindosela en el bolsillo de la chaqueta, vamos. Gurney entr, delante, y dej las puertas abiertas. Se detuvo antes de alcanzar la sala. El pasillo continuaba en lnea recta durante otros seis o siete metros y terminaba en un arco que daba a la cocina. Entre el saln y la cocina, vio, a la derecha, dos puertas abiertas. Adnde dan? La primera, a mi dormitorio. La segunda, al cuarto de bao. Voy a echar un vistazo. Si oyes algo que te inquiete o si me llamas y no respondo inmediatamente, sal a la calle lo ms deprisa que puedas, encirrate en mi coche y llama a Emergencias. Entendido? S. Gurney avanz por el pasillo y mir en la primera habitacin. Entr y encendi la luz del techo. No haba mucho que ver. Una cama, una mesa pequea, un espejo de cuerpo entero, un par de sillas plegables y un armario desvencijado. Mir en el armario y debajo de la cama. Volvi a salir al pasillo, le hizo un signo a Kim con el pulgar hacia arriba, entr en el cuarto de bao y repiti el proceso. Lo siguiente era la cocina. Dnde has visto las gotas de sangre? pregunt. Empiezan delante del frigorfico y van al pasillo de detrs. Entr en la cocina con precaucin, contento por primera vez en seis meses de ir armado. La cocina era una estancia amplia. Al fondo a la derecha haba una mesita para comer y dos sillas enfrente de una ventana que daba al sendero y a la casa contigua. Por all entraba algo de luz. Vio una encimera con armaritos debajo, un fregadero y una nevera. Entre l y el frigorfico haba una
  32. 32. pequea isleta con una tabla y un cuchilla de carnicero. Al rodearla, vio la sangre, una secuencia de gotas oscuras en el suelo de linleo gastado, cada una de ellas del tamao de una moneda de diez centavos, una cada dos o tres palmos. El rastro se extenda desde la puerta de la nevera a la puerta posterior de la cocina y sala a la zona en sombra de atrs. De repente, oy el sonido de una respiracin detrs. Gir en redondo en cuclillas, sacando la Beretta del bolsillo. Kim estaba a un metro de l, como un ciervo cegado por los faros de un coche, mirando el can de la pequea pistola calibre 32, con la boca entreabierta. Por Dios! exclam Gurney, tomando aire y bajando la pistola. Lo siento. Estaba tratando de no hacer ruido. Quieres que encienda la luz? l asinti. El interruptor, situado en la pared de encima del fregadero, encendi dos tubos fluorescentes instalados en el techo. Bajo una luz ms intensa, las gotas de sangre parecan ms rojas. Hay un interruptor en el pasillo? En la pared, a la derecha del frigorfico. Lo encontr y lo puls. La oscuridad del otro lado del umbral qued sustituida por la luz parpadeante y fra de un fluorescente que estaba en las ltimas. Gurney avanz lentamente hacia el umbral, apuntando hacia abajo con la Beretta. Salvo por un cubo de basura verde de plstico, el pasillo trasero estaba vaco. Terminaba en una puerta exterior de aspecto slido que permaneca cerrada con un par de cerrojos grandes. Haba una segunda puerta en la pared de la derecha de ese espacio apretado. Era hacia all adonde conduca el reguero de gotas de sangre. Gurney mir rpidamente a Kim. Qu hay detrs de esa puerta? Escaleras. Las escaleras, al stano contest la chica, con miedo. Cundo fue la ltima vez que estuviste ah? Ah abajo, oh, Dios, no lo s. A lo mejor hace un ao? Se fue la luz y el tipo de mantenimiento que me mand el casero me ense cmo funcionaba el diferencial. Neg con la cabeza como si la mera idea la pusiera nerviosa. Hay algn otro acceso? No. Alguna ventana? Las pequeas a nivel del suelo, pero tienen barrotes. Dnde est el interruptor de la luz? Dentro, justo al lado de la puerta, creo. Haba una gota de sangre delante de la puerta. Gurney pas por encima de ella. Con la espalda pegada a la pared, gir el pomo y abri rpidamente la puerta. El olor a humedad llen el pequeo pasillo. Esper y escuch antes de mirar por la escalera. Los peldaos estaban apenas iluminados por el parpadeante fluorescente del pasillo que tena a su espalda. Haba un interruptor en la pared. Lo puls y una luz tenue y amarillenta se encendi en algn lugar del stano. Le pidi a Kim que apagara el fluorescente del pasillo, para terminar con el zumbido. Cuando ella lo apag, Gurney escuch otra vez durante al menos un minuto. Silencio. Mir escaleras abajo. Vio un punto oscuro cada dos o tres peldaos. Qu es? Qu ves? Pareca que la voz de la chica se iba a quebrar en cualquier momento. Unas cuantas gotas ms contest Gurney sin alterarse. Voy a echar un vistazo. Qudate donde
  33. 33. ests. Si oyes alguna cosa, corre a la puerta como alma que lleva el diablo, entra en mi coche Ella lo cort. Ni hablar. Me quedo contigo. Gurney saba cmo calmar a los que tena alrededor. Est bien, pero has de situarte al menos a dos metros detrs de m. Agarr con ms fuerza la Beretta. Si he de moverme deprisa, necesitar espacio. Vale? Kim asinti. l empez a bajar lentamente por la escalera. La estructura cruja. Cuando lleg abajo, vio que el rastro de puntos oscuros continuaba y cruzaba el suelo polvoriento del stano hasta lo que pareca un largo arcn situado en una esquina. En una de las paredes haba una caldera y dos grandes depsitos. En la contigua estaba el cuadro elctrico y, encima de este, casi tocando las vigas del techo, una fila de pequeas ventanas horizontales. Los barrotes externos de cada una de ellas apenas se distinguan a travs del cristal polvoriento. La luz tenue emanaba de una sola bombilla tan sucia como las ventanas. La atencin de Gurney regres al arcn. Tengo una linterna dijo Kim desde la escalera. La quieres? Gurney mir hacia arriba. La chica encendi la linterna y se la pas. Era una Mini Maglite. Estaba en las ltimas, con las pilas casi agotadas, pero era mejor que nada. Qu ves? pregunt Kim. No estoy seguro. Recuerdas que hubiera un arcn pegado a la pared la ltima vez que estuviste aqu? Pues, no s, no tengo ni idea. El tipo ese me ense circuitos, interruptores, no s qu. Qu ves? Te lo dir dentro de un momento. Se movi hacia delante con inquietud, siguiendo el rastro de sangre hasta el gran cofre bajo. Por un lado, pareca un simple arcn viejo para guardar sbanas. Por otro, Gurney no poda quitarse de la cabeza la idea melodramtica de que tena la medida justa de un atad. Oh, Dios mo. Qu es eso? Kim lo haba seguido y ahora estaba un metro detrs de l. Su voz se haba convertido en un susurro. Gurney aguant la linterna con los dientes y apunt al bal. Sostuvo la pistola con la mano derecha y levant el arcn. Durante un segundo pens que estaba vaco. Luego vio el cuchillo, que brillaba en el pequeo crculo de luz amarilla de la linterna. Era un cuchillo de cocina. Incluso bajo la luz dbil y sucia vio que haban afilado su hoja hasta dejarla inusualmente delgada y puntiaguda.
  34. 34. 5. Hacia una maraa de espinas Kim se neg a llamar a la polica, a pesar de los esfuerzos de Gurney para convencerla de que lo hiciera. Ya te he dicho que he llamado antes. No voy a intentarlo otra vez. No hacen nada. Bueno, peor que nada. Vienen al apartamento, revisan puertas y ventanas, y me dicen que no hay ninguna seal de una entrada forzada. Luego preguntan si hay alguien herido, si han robado o roto algo de valor. Da la impresin de que si el problema no encaja en una de sus categoras, no existe. La ltima vez, cuando llam porque haba encontrado un cuchillo en mi cuarto de bao, perdieron inters al descubrir que era mo, aunque no paraba de decirles que haba desaparecido dos semanas antes. Rascaron una gotita de sangre que estaba al lado del cuchillo en el suelo, se la llevaron y no volvieron a decirme ni una palabra al respecto. Si van a venir aqu para mirarme como si fuera una mujer histrica que les hace perder el tiempo, que se vayan al infierno! Sabes lo que hizo uno de ellos la ltima vez? Bostez. Tal como lo digo, por increble que parezca, bostez en mi cara. Gurney pens en la forma de actuar de un polica local: intenta priorizar entre sus mltiples ocupaciones cuando investiga un posible nuevo caso. Es todo relativo, todo depende de la cantidad de trabajo que tenga ese mes, esa semana, ese da. Se acord de un compaero suyo, de cuando trabajaba en Homicidios del Departamento de Polica de Nueva York. El tipo viva en una pequea localidad residencial al oeste de Nueva Jersey, y cada da tena que recorrer desde all un largo trayecto. En cierta ocasin, el tipo trajo su peridico local. El gran artculo de primera pgina era sobre una pila para pjaros que haba desaparecido del patio trasero de alguien. Eso pas en un momento en que haba una media de veinte asesinatos por semana en Nueva York, la mayora de los cuales apenas merecan una mencin de una lnea en los peridicos de la ciudad. Todo dependa del contexto. Y aunque no se lo dijo a Kim, Gurney comprenda que un polica que estaba de trabajo hasta arriba, entre casos de violacin y homicidios, no se tomara muy en serio todo aquello. Sin embargo, tambin entenda la inquietud de la chica. Haba algo ms que siniestro en la forma de obrar de aquel intruso, algo que a l mismo le resultaba inquietante. Sugiri que podra ser una buena idea para ella que se marchara de Siracusa por un tiempo, quiz se podra quedar en casa de su madre. Sin embargo, la chica, en vez de reaccionar con miedo, sac todo su genio: Ese hijo de perra susurr. Si cree que va a ganar esta batalla, es que entonces no me conoce muy bien. Cuando por fin se calm un poco, Gurney le pregunt si recordaba los nombres de los detectives con los que haba hablado. Te he dicho que no voy a volver a llamarlos. Lo comprendo, pero a m s que me gustara hablar con ellos. A ver si saben algo que no te estn contando. Sobre qu? Quiz sobre Robby Meese? Quin sabe? No lo sabr hasta que hable con ellos. Los oscuros ojos de Kim buscaron los suyos. Elwood Gates y James Schiff dijo. Gates es el bajo. Schiff es el alto. Dos fsicos muy distintos, pero son igual de capullos. El detective James Schiff haba llevado a Gurney a una sala de interrogatorios libre situada un par de pasillos ms all de la recepcin. Haba dejado la puerta abierta, no haba cogido ninguna silla y
  35. 35. tampoco se la haba ofrecido a l. El hombre se tap la cara con las manos y trat de contener un bostezo, pero perdi esa batalla. Un da largo? Podra decirse que s. Llevo dieciocho horas seguidas y me quedan seis ms. Papeleo? Exacto, a la ensima potencia. Amigo mo, este departamento tiene el peor tamao. Justo lo bastante grande para tener todas las sandeces burocrticas de una gran ciudad, y justo lo bastante pequeo para que no tengas ningn sitio donde esconderte. Resulta que anoche entramos en una casa que result estar sorprendentemente poblada. El resultado es que tengo un calabozo lleno de colgados y otro lleno de putas adictas al crack, as como una montaa de bolsas de pruebas que hay que terminar de procesar. As que vamos al caso. Cul es exactamente el inters del Departamento de Polica de Nueva York en Kim Corazon? Lo siento, quiz no he dejado clara por telfono mi posicin. Soy detective retirado. Me jubil hace dos aos y medio. Retirado? No, creo que eso se me ha pasado. Qu es? Investigador privado? Ms bien un amigo de la familia. La madre de Kim es periodista, escribe mucho sobre policas. Nuestros caminos se cruzaron cuando yo todava estaba en el trabajo. As pues, conoce bien a Kim? No muy bien. Solo estoy tratando de ayudarla en un proyecto de periodismo, algo sobre asesinatos no resueltos, pero nos hemos encontrado con una pequea complicacin. Mire, no tengo mucho tiempo. Quiz podra ser un poco ms especfico? Alguien no muy agradable la est acosando. Ah, s? No lo saba? La mirada de Schiff se oscureci. Me estoy perdiendo, por qu estamos teniendo esta conversacin? Buena pregunta. Le sorprendera si le dijera que ahora mismo en el apartamento de Kim Corazon hay pruebas frescas de que se ha producido un allanamiento de morada? Alguien pretende intimidarla. Sorprendido? No puedo decir eso. Hemos recorrido ese camino varias veces con la seorita Corazon. Y? Muchos baches. No estoy seguro de comprenderlo. Schiff se sac un poco de cera de la oreja y la arroj al suelo. Le dijo quin cree que es el responsable? Su exnovio, Robby Meese. Alguna vez ha hablado con Meese? No. Y usted? S, habl con l. Mir su telfono mvil otra vez. Oiga, puedo concederle exactamente tres minutos. Cortesa profesional. Por cierto, tiene alguna identificacin? Gurney le mostr su tarjeta del sindicato de polica y el carn de conducir. De acuerdo, seor polica de Nueva York, rpido resumen, off the record. Bsicamente, la historia de Meese suena tan bien como la de ella. Cada uno de ellos asegura que el otro es inestable y que reaccion mal a la ruptura. Ella dice que l entr en su apartamento tres o cuatro veces. Un puado de
  36. 36. tonteras: pomos aflojados, cosas que se mueven, se lleva cuchillos, los devuelve Gurney lo interrumpi. Se refiere a poner un cuchillo en el suelo de su cuarto de bao junto con una gota de sangre. Yo no llamara a eso devolver cuchillos. No veo cmo puede pasar por alto Eh! Aqu nadie pasa nada por alto. De la cuestin inicial, los pomos y todo eso, se encarg una patrulla de agentes uniformados. Buscamos huellas dactilares en los pomos sueltos? Tendramos que estar locos para hacer tal cosa. Vivimos en una ciudad real con problemas reales. Pero se siguieron los procedimientos. Tengo atestados en el expediente del caso. Lo de la sangre nos lo dijo la patrulla. Mi compaero y yo echamos un vistazo, llevamos muestras al laboratorio, buscamos huellas en el cuchillo, etctera. Result que las nicas huellas del cuchillo eran las de la seorita Corazon. La gotita de sangre en el suelo era de vaca. Lo saba? Como de un bistec. Interrog a Meese? Por supuesto que interrogamos a Meese. Y? No reconoce nada, y no hay ninguna prueba de su implicacin. Se cie a su historia de que Corazon es una arpa vengativa que est tratando de causarle problemas. As pues, cul es la teora actual? pregunt Gurney con incredulidad. Que Kim est tan loca y que todo esto es cosa suya? Para poder culpar de ello a su exnovio? Schiff se encogi de hombros, pero su mirada pareca decir que precisamente esa era su teora. O alguna tercera parte lo est haciendo, por razones que todava no se han descubierto. Mir por tercera vez a su telfono mvil. Hora de irme. El tiempo vuela cuando te lo pasas bien. Se encamin hacia la puerta abierta de la sala de interrogatorios. Por qu que no hay cmaras? pregunt Gurney. Perdn? Sera de esperar que se instalaran cmaras, teniendo en cuenta todo lo que ha pasado. Le insist en que lo hiciera, pero se neg. Dijo que supondra una invasin intolerable de su intimidad. Me sorprende que reaccionara de tal modo. A menos que todo sea un montaje y que una cmara lo demostrara. Caminaron en silencio hacia la recepcin, pasaron por delante del escritorio del sargento y llegaron a la puerta de la calle. Cuando Gurney estaba a punto de salir, Schiff lo detuvo. Ha hallado nuevas pruebas en su apartamento, algo que tendra que ver? Eso es lo que he dicho. Bueno? Qu era? Est seguro de que quiere saberlo? Hubo un destello de rabia en los ojos de Schiff. S, me gustara saberlo. Hay gotas de sangre que conducen desde la cocina hasta un arcn del stano. Dentro de l hay un pequeo cuchillo afilado. Pero puede que no sea importante. Tal vez Kim exprimi otro bistec y lo hizo gotear por la escalera. Quiz se est volviendo ms loca y vengativa por momentos. En el trayecto de regreso a casa, Gurney se sinti incmodo. En su mente resonaba el eco de la pulla
  37. 37. que le haba lanzado a Schiff. Desde que haba resultado herido, no se mostraba nada amigable, y tampoco lo haba sido con aquel polica. Siempre cuestionaba la teora principal, en cualquier situacin, y alentaba las discrepancias. Pero poco a poco se estaba dando cuenta de que le ocurra algo ms, algo menos objetivo. Por naturaleza tenda a poner en duda cada opinin, cada conclusin, pero ahora le poda la hostilidad, una hostilidad que iba del malhumor a la rabia. Se haba quedado cada vez ms aislado, cada vez ms a la defensiva, cada vez ms resistente a aceptar cualquier idea que no fuera suya. Y estaba convencido de que todo haba empezado seis meses antes, con aquellas tres balas que casi lo mataron. Necesitaba recuperar la ecuanimidad, volver a ser objetivo. El esfuerzo mereca la pena. Sin objetividad no tena nada. Un terapeuta le haba dicho haca mucho tiempo: Cada vez que ests inquieto, trata de identificar el temor que est debajo de la inquietud. La raz es siempre el miedo. A menos que lo afrontemos, tendemos a actuar mal. Gurney se pregunt de qu tena miedo. Estuvo dndole vueltas casi todo el viaje de vuelta a casa. La respuesta era bochornosa. Tena miedo de equivocarse. Aparc al lado del coche de Madeleine, junto a la puerta lateral de la casa. El aire procedente de la montaa era glido. Entr en la estancia, colg la chaqueta en el lavadero, fue hasta la cocina y dijo en voz alta: Estoy en casa. No hubo respuesta. Se respiraba una indescriptible falta de vida, una peculiar sensacin de vaco que solo se notaba cuando Madeleine haba salido. Cuando se diriga al cuarto de bao, se dio cuenta de que se haba olvidado la carpeta azul de Kim en el coche. Volvi a buscarla, pero entonces algo brillante y rojo situado a la derecha de la zona de aparcamiento capt su atencin. Estaba en medio del jardn elevado donde Madeleine haba plantado flores el ao anterior. Al principio, pens que se trataba de alguna clase de flor roja encima de un tallo recto. Pero aquello era poco probable, dada la poca del ao en la que estaban. Cuando se dio cuenta de lo que estaba mirando en realidad, pens que aquello tampoco tena sentido. El tallo recto era el astil de una flecha. La punta estaba clavada en la tierra hmeda. Lo que le haba parecido la flor era, en realidad, el emplumado del extremo, tres medias plumas escarlatas que resplandecan bajo los rayos inclinados del sol. Gurney mir la flecha, asombrado. La haba puesto all Madeleine? En ese caso, de dnde la haba sacado? La estaba usando como alguna clase de sealizador? Pareca nueva, sin erosionar, as que no poda haber estado bajo la nieve todo el invierno. Si Madeleine no la haba puesto all, quin lo haba hecho? Era posible que no la hubieran puesto, sino que alguien la hubiera lanzado con un arco? Ahora bien, para terminar clavada en un ngulo casi vertical, tendra que haber sido lanzada casi verticalmente. Cundo? Por qu? Por quin? Desde dnde? Subi al jardn elevado, agarr el astil cerca del punto en el que se hunda en el suelo y extrajo lentamente la flecha. La punta era amplia y tena cuatro facetas afiladas. Era la clase de flecha con la que un cazador con un buen arco puede atravesar a un ciervo. Pens que era ms que curioso encontrarse con aquellas dos armas afiladas en el espacio de unas horas. Las dos parecan plantear preguntas inquietantes. Por supuesto, Madeleine podra tener una explicacin simple en el caso de la flecha. Se la llev a la casa y la aclar