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ORACION EUCJRISTICA,QUE EN LA MISA SOLEMNE,
C U K PO R . L A C O N C E S I O N D E L N U E V O R E Z O
B E :F.S/ 1D2KLY ELEVACION DEL MíSMO
A D O B L E D E P R I M E R A C L A S E C O N OCTAVA
E N TODO E L R E YN O DE ARAGON,
HIZO CELEBRAR EN SU ANGELICA CAPILLA
C O N A S I S T E N C I A
D EL ILL.mo c a b i l d o M ETROPOLITANO
A 2 3 DE NOVIEMBRE DE I 8 0 7
EL COMERCIO DE ZARAGOZA,D I X O
E L P. CAMILO D E THERESARECTOR DE LAS ESCUELAS PIAS.
D AD A A l u z
A E X P E N S A S D E L M ISM O COMERCIO.
CON LICENCIA:
EN LA OFICINA DE MARIANO M IE D Ï5 .
A Ñ O M D C C C V II .
3 V ' '^ ' ^ . - / L o i o K i i o
^ i I.. V- / : - ,4.! . . -• ■ • • •
•• .\j -i.ici ’ i::/r-y .\.i ' tO'T s-’ .j _
•• V t i.' ■'' *♦ ‘y ^
t -i- ; ir■ ‘ ,i
• i. •
> r.i .-¿■.i-i'i , ■ .
UV J A V ' - .¡[vii
■ ■ ■ í; :r'i a / ■' ;';■ ■;■■ ■■
•• ' • Î V Î H T i ' i f-- *■I.: '
x ’. i j A jM f- a
A LA EMPERATRIZ
D E CIELO Y TIERRA,
M ADRE DE DIOS,
Y M ADRE D E LOS ZARAGOZANOS,
MAMJÍA S AO TX SX M A
p i x a : r . .
SEÑORA:
P , .JJL or SI m ism a , y con un im pulso irresisti
b le se d irig e h a c ia Vos esta O ra ción , p a r a
qued ar ren d id a á vuestros p ie s com o en el
centro de sus deseos. Vuestra g lo r ia h a sido el
único objeto j que se han proptíésto y'quantos
han tenida parte en ella ; y el que 5c eslíen'^
da por todo el giro del Universo vuestro jVbm-
bre f con aquellos aumentos de p ie d a d , que
incluye vuestra devocion verdadera. Jamas de-
bíéramos querer otro Mecenas 3 qúe ’ a tan'tier
na y cariñosa Madre : pero en las actuales
circunstancias tendri-amos por la ingr-atitud mas
horrible el haberlo solo imaginado ; y creeré^
mos por el contràrio hábet llegado al colmo
de nuestra dicha , si os dignáis admitir be
nigna esta cortísima expresión de su amoro
so agradecimiento 3 que juntamente con los co-
razones de sus Individuos , os consagra , Ma-
dre amabilísima ,
Postrado ante vuestra Sagrada Columna
E l C u e r p o G e n e r a l d e l C o m e r c i O’
D E Z a r a g o z a ,.
t
Facta est quasi Navis Institoris de lortge por-
tans pancm suum: Hizose como Nave de Mer
cader , que trae su pan de lexos. Palabras
del libro de los Proverbios al Cap. ult. v. 14.
tJé cosas tan gloriosas se han dicho de
tí, Ciudad Augusta! ¿En qué hiíage
de excelencias dexas de sobresalir , y ser obje
to de emulación á las demas Ciudades? O bien
miremos á los dones de la tierra , ó volvamos
la vista á los del Cielo ; todos parece haberlo«
derramado en tu seno el Dador universal , no
diré con dadivosa , sino con pródiga manó. Este
horizonte despejado , estos rios magestuosos, es
tas vegas amenísimas , éstas llanuras inmensas,
así como movieron al Divino Isidoro á darte
la primacía entre todas las Ciudades Españolas,
iin exceptuar á su Sevilla misma ; así arreba
tando en admiración á quantos te miran con
vrojos imparciales , fe constituyen uno de los thca-
tros mas deliciosos y magníficos del universo.
Este cúmulo de circunstancias alhagüeñas fae
el que dexó sin libertad al mayor de los Mo
narcas del Orbe. Desde que te vio, no pudo de»
xar de amarte.; y de amarte tan apasionada
mente , que po acertó á separarse de t í , sin de-
xarte colmada de sus gracias, hecha una segun
da Roma, y depositados en tu seno sus Vete-
Tanos mas ama.dos, su Nombre , y los cariño#
<le su eorazon. ¿ Y quien será capaz de pon
derar dignamente la g lo ria , á que en los si
glos posteriores te elevaste: tus legisladores,
tus Reyes , tus Sábios , tus Capitanes , tus.....
Pero ¿á donde me arrebata fuera de mi asun
to la vehemencia de mis afectos, y fogosa ima
ginación? ¿Qué tienen que ver estas grande
vas profanas en una función sagrada? ¿O qué
parte son de tu gloria , Zaragoza, las cosas de
la tierra , quando estás dedicada totaimente, y
abundas tanto en las del Cielo? ¿ Q a j mella
pueden hacerC« los cariños de un Emperador
Romano > quando gozas de lleno en lleno los de
la Reyna del Empireo? Madre piadosísim a,per
donad la osadía , con que en este sitio tan pro
digiosamente santificado con vuestro aliento ■vir
ginal 5 7 á Ja vista de esa vuestra Angélica Imá*
gen y Columna Sacrosanta , han ocupado mi
imaginación objetos tan frívolos, y proferido'
mi lengua voces tan livianas. Practiquen esto
en Pueblos menos favorecidos, Oradores, á quiei,
nes no se proponen asuntos tan divinamente
grandioso!. Por lo q u e toca á nosotros, á ti,
y á m i, Zaragoza , no ya solo todos , y cada
uno de tus Habitadores , sino tus edificios mis
mos , tus calles , tus r io s , tus cam piñas, y
quanto puede decirse tu y o ; despreciado, olvi
dado y como aniquilado á sus ojos todo lo '
demas, fixándolos en esa Colum na, me parece'
que con infinitas lenguas, y alborozados afec
tos exclama por todas partes : Tu gloria ( i )
Jerusalem, tu laetitia Is r a e l, tu honorijicen-^
(,j) Judith cap. V. 10.
úa popidi nostri: Tu , Madre Sántísima del P i
l a r , y tu sola eres-nuestra gloria , nuestra ale
g r ía , nuestro decoro, y de nuestro Réyno de
Aragón , y aun de toda la Monarquía Españo
la. S í , Ciudad Augusta-, Ciudad aforíunada. Ciu
dad escogida y amada de María sobre todas
las demas ; razón es , que penetrada de la hu
mildad mas profunda , te postras continuamen
te á los pies de esa gran Reyna , para ento
nar en desempeño de tu obligación ios cánti
cos de su amor, y de tu tierno y afectuoso
agradecimiento. Y aun puedes , tomando (cou
la libertad , que parece que te-dan sus cariños,
y la protesta sincerísima de tu inmensa despro-
dorcion ) puedes vuelvo á decir , toipando de
su boca las palabras-, e-xclarswr á imitacion su
ya : Quia (^i^fecit mihi magna , qui potsm est.
Ofrezco estos sacrifitíios , doy estas gracias , ha
go estas detnostracion^s ante esa-Colnmnj , por
que por su medio lia obradí) conmigo eli T o-
( i ) Luc. 1 . V . 4 ^ .
JX
dopoderoso los prodigios mas singulares, las ma»
ravilias mas extraordinarias ; tales maravilla?,
que por ellas los siglos todos , y las genera
ciones venideras me llamarán Bienaventurada.
£ cce enim ex hoc £eatam me dicent o-
mncs generaiiones.
Mas si de cootíuuo deben ser tales lo sen
timientos de tu alegáa ham üde, y cordial agra
decímiento i nunca con mas justa razón , que al
presente, en que multiplicados sobre tí los be
neficios del Cielo , los nuevos dan mayor real
ce á los antiguos, nueva seguridad a tu dicha,
nueva y ma^or obligación á tu amor. Cada una
de las concesiones Apostólicas obtenidas en es
to» últimos tiempos debe mirarse con estos ojos;
p?ro la a ctu a l, excediéndolas á todas, es co
mo su sello y complemento , y que por nin
gún respeto parece que te dexa ya que desear.
Apenas habia pasado un año , en que la fies
ta de Nuestra Señora con el preciso título del
( i ) 2 b .v .4 8 .
P i l a r fu e declaracla de‘ precepto-; quando lle^
ga el nuevo decreto del Vaticano , en que se
aprueba un Rezado , no ya común á otras fes
tividades de ia Virgen' como hasta aqui ; no
dirigido á honrar' á esta Señora: en alguno de
sus Misterios como lo 'p ra ctica 'la Iglesia unt^
ve rsa l; sino propísim o, especialísimo, y adap
tado cumplidamente á su venida á Zaragoza,
con Misav coa Oración , con Hymnos , con Lec
c io n e s A n tífo n a s , Responsorios en que se
aprueba , y repite , y publica^ á la faz del uni
verso la gloria de este‘ tem plo, el origen An »
gélicó de esa Imagen y Columna , y !a verdad
de nuestra piadosísima y solidísima tradición.
Pues : Indiiere ( i ) vestimentis gloriae tuae,
Jerusalem. Engalánate' con todos los’ arreos de
tu gloria , mística Jerusalen : larga las velas de
tu amorosa gratitud : no pongas límites á tu
interior alegria : echa el resto á las demostra
ciones de tu magnificencia: exterior. Quantos be*-
( j ) Jsaiae cap. óx. v.
öeficios iinefablé^ lias recibido del- Cielo en el,
discurso die diez, y ocho siglos, se presentan aho*i
ía juntos para hacerte estos dias extraordina^
riamente gloriosos 5 y te pidei\ de justicia el coW
mo de la solemnidad, de la devocion y del
amor. Y pues ayer á nombre de todos los Ciu
dadanos-, áesempeoíW’on esta obÜgacion sagrada
los Ilustrísimos Cabildo y Ayuntamiento , co
mo los mas interesados ; iiquel por Depositario
de .ese tesoro infinitamente precioso , este otro
por P ad re, y Cabeza de Ja Patria , cuyo zelo,
é instancias fervorosas han contribuido tanto
para «sta concesioii ; hoy se afluía por seguir
« U S huellas el Com ercio, ese Cuerpo , que por
•u opulencia , por su patriotismo , y devocion
á la Santísima V irg en , ocupa Jugar tan distin
guido, y es tan benemérito de los demas. Cons
tituido yo por Intérprete de sus afectos , des
pués de presentar rendidos á tus plantas, Gran
Señora , sus inflamados corazones; intento en mi
discurso , según sus deseos, enardecer de nue*
vo á quanto$ me escuchan, y si fuese posible#
XTI
t i universo e n t e r o en tu cele&tiaT amor r para
lo que SHpííco h u m i l d e m e n t e á todos m e a y n -
den á c o n s e g u i r p o r tu m e d io los a u x i l i o s d e
la g r a c i a con u n a
A T :E W IAU IA.
Facta cst quasi Navis Institoris , de longe por-
tans ponem suum: Hizose como Nave de Mer»
ca<1er , ijne trae su pan cle lexos. Palatras
del lihro de los Froverbios at Cap. ult, v. 24,
e quien hablará el Espíritu Santo , qnan-
do pone esta bellísima comparación? Ninguno
de los Sagrados Interprete» d u d a , que habla
de Maria, Esta es por excelencia la Muger ( r )
fu e rte , de quien se trata en aquel lu gar; en
quien confia y descansa dulcísimamente el co-
razon de su celestial E sposo; y á quien úni
camente pueden convenir con entera propiedad
y rigor muchas de las alabanzas , que allí se
dan. Porque, decidm e, ¿de que otra M uger, si
po de Maria , se verifican á la letra aquellas
Ü. Bern. Serm. a. super Missus est. Ala- pide y Caliuet in hunc locuin &c.
palabras : Multae filia e congregaverunt divi^
tías i tu supergressa es universas : muchas Mu-
geres allegaron riquezas ; mas tu las has aven
tajado á todas? Es indudable , pues, que el Es
píritu Santo compara á Maria á una Nave de
Comercio. Aora bien : establecido este princi-
J>io, yo quiero pasar adelante ; y siguiendo
las huellas ,<!e los mismos Sagrados Expositor
res t venerando «u doctrina., y sin violentar en
un ápice sus piadosas exposiciones, intento-pro
bar al prestante 9 .-que .esto se verifica principal-^
niente de María eu- su venida. ,x Zaragoza., de
Maria dei P í la r .
y entre quantas comparaciones el corazoa ena?
Dio,radp dei Esposo-;celestiaJ prodiga- en sus Es?
c.rituras á su Esposa Soberana : entre todos los
cedros del L íb an o , los cipreses de Sion, las.palp
mas de Cade.s,., las vides, de E n g ad i, las- rosas
de Jericó., las......... digámoslo de una, vez.,, eü'»
,tre quantos^ objetos, hermosísimos y. amabilísimos
,ie registran en la naturaleza , sin. exceptuar
j[08 Astros del Firm am ento, á los. q u e , para
darnos algnn bósqnexo del altísimo concepfd>
qiie desea formemos de sus excelencias, no se
xíansa de asemejarla ; esta sola de una Nave de
Comercio arrebata al presente toda mi aten
ción ; me parece la mas acomodada á las cir
cunstancias dei dia 5 la mas propia á su P i l a i í
y venida á Zaragoza , la mas tierna para ins
piraros^ agradecimiento , la mas Tehemente pa
ra inflamaros mas y mas en su devocion. Sí,
Zaragozanos : est quasi Navis Institoris,
de longe portans p a n em 'su u m : vosotros
y para la España' toda , Maria se hizo en sá
venida 5 y por medio de su P i l a r , como una
Nave de Comercio , que trae su pan de lexos.
j.Valgame Dios! jQué cúmulo tan inmenso de
gracias , de beneficios, de cariños de Maria pa
ra con nosotros , presentan de un golpe solo á
mi imaginación estas palabras! Si mis fuerzas
no desfalleciesen á su vista; sino quedase abru
mado mi espíritu v sino me abandonase mi co-
razón ¡ qué discurso tan sublime pudierais es
perar! Pero ¿ha de ser parte mi pequenez, pa^
ra que se frustren clel todo vueafros piadoso«
deseos? O ¿podrá faltar que decir al mas bal
buciente en un asunto inagotable? No: comen-
zemos desde luego á contemplar esta Nave de
Ja g racia , para'bablar después de &us efecto«
adm irables, y de la reciente confirmación.
jQiié especíáculo tan funesto el de una Pro
vincia asolada de la hambre! ¡Quan capaz de
íMiternecer u« eorazon compasivo! Garapiñas de-
«.iertas, Pueblos abandonados , semblantes ma
cilentos, Ancianos m oribundos. Varones preci--
•ados á devorar con ansia las cosas mas imun-
das , los alimentos mas nocivos ; Madres impo»-
eibilitadas de socorrer, ó insensibles á los cla
mores de « U S tiernos Hijos ; Hijos que en lu
gar de ser dulcemente admitidos á los pechos,
son despedazados y sepultados segunda vez (coa
horror de la naturaleza entera) ea las entra-
iías de sus Madres : he aquí los objetos que se
presentan en semejantes calamidades. Si un Mer
cader compasivo hiciese cargar á sus expensa*
dsn paise$ remotos una N ave capacísima de loi
X V II
«iìmentos mas saludables, y gulandola por sí
mismo á la desolada región, los repartiese de
V a ld e , ¡<iué mutación se viera en ella tan ex
traordinaria y tan feliz! Con qué prontitud
acudirían todos á participar del beneficio? ¡Qué
júbilos! i Qué alabanzas , qué bendiciones al Mer
cader y á la N ave! Pues he aquí puntualmen
te nuestro caso: pero con tan inmensas ven
tajas 5 quantas llevan los dones de la gracia á
los de la naturaleza , y esa Soberana Reyna á
todos los Mercaderes terrenos , y naves cons
truida? por manos humanas.
jQué desolación, y quanto mas funesta á
!os ojos del espíritu , la de liuestra España an
tes de la Venida ele esta Señora! No era es
casez la que padecían nuestros Mayores , sino
una privación absoluta del pan celestial , y de
todos los dones de la gracia. Sin fe , ni cono
cimiento alguno de las cosas eternas ; sin espe
ranza de conseguirlas ; sin caridad para con Dios
ni para con los próximos,; sin Sacramentos con
que recibir , ó sustentar la vida sobrenatural*3
xvin6 curar laS' mortales dblcncla« de sus Almas;
sin hum ildad, sin paciencia , sin cosa que olie»
se á virtud sólida y verdadera': dominados por
el contrario de los vicios mas infames, de la im
piedad , de la superstición 5 de la injusticia, de
la lascivia , y de todo género- de maldad. Así
estabas , esto e ras, Zaragoza. A pesar de las
honras, con que te habla sublimado tu famoso
Augusto , así estabas ; esto eras á los ojos de la
fé j y en el diccionario de Dios.
Quando he a q u í, que desde la Palestina , fe
licísimo pais , fecundádb con los sudores y la
•angre del mismo Dios , me parece que veo, que
está para dirigirse hacia nosotros una Nave ce
lestial , la m ayor, la mas hermosa y la mas lle
na de todas las preciosidades de la gracia. En
efecto , la Santísima Virgen , que pai*a consue
lo de la Iglesia perseveraba todavia sobre la
tierra en carne m o rta l; y que siti saberlo tu
(quanto menos merecerlo!J te amaba, Zarago
za , con indecible cariño ; compadecida de tus
miserias» se determina á visitarte eii Personal
y colmarte de felicidades. Apenas se publica ea
el Empíreo esta jornada de su Reyna , quan
do afanados los Coros enteros de los Angeles
•olicitan á porfía el honor de servirla en este
viage extraordinario ; y volando á millones dea-
d e los Palacios eternos á su humilde habitación,
postrados á sus píes , esperan en silencio su«
órdenes. En virtud de estas » veo, que unos pre-
tentan esa misma Imagen , otros esa Columna;
y que elevada y sostenida la Gran Señora en
Persona sobre las alas de los Querubines ma®
abrasados , entre celestiales melodías y resplan
dores inmensos, con mas velocidad que el rá
pido pensamiento , traspasa los golfos y las Pr®*
vincias hasta parar en este sitio en que nos ha»
llamos. Era cabalmente la noche del a de Ene«
TO ; y Santiago venido poco antes á predicar
el Evangelio á Zaragoza, afligido quizá del po
co fruto que lograba, á pesar de las tinieblas
y rigor de la estación , se hallaba aquí mismo
con el corto número de sus Discípulos , lan-
tando suspiros al C ie lo , é invocando el auxi«
lio <íe 8U Gran M adre, qne presentandocele de
repente, lo dexa atónito de favor tan extraor-
d in an a ¿ Y qué mas? Vosotros^ lo sab-eis muy
bien : qaan dulcemente lo consoló; como man
dando á los Aogeles, qu=e fixaseil ahí mismo esa
Imagen sobre esa Columna , le ordenó que en
honra suya edificase y consagrase á Dios el pri
mitivo Tabernáculo ; como prometió' su protec
ción á quantos aqui la invocasen, y la perpe
tuidad de su culto en este lugar ; y como bert-
diciendo tiernamente esta Ciudad , con la mis—
lua pompa con que babia ven id o, desaparecía.
¿Conque es a sí, Zaragozanos , que la Em
peratriz de Cielo' y tierra , por su misma Per
sona , desde países tan remotos, y á- costa de
tantos prQdigíos , vino á visitarnos ? .Es asi, que
estuviei'ou aquí sus plantas? ¿Que sus ojos m i
raron albagi-ieños estas riberas del Ebro ; y qjje
fixándose en ellas , parece que le arrebataron
el corazon? ¿Es así , que sus divinizadas res
piraciones se difundieron por este horizonte,
lo dcxaron embalsamado para siempre de grai*;
cíai celestiales? Es a«. ¿ Y no desfalleceis el«
puro gozo? ¿ Y po<leis contener las lágrimas?
¿ Y no os abrasais, y derretís es su amor, y
lleváis impresa esa Sagrada Columna en lo pro
fundo ele vuestro corazon?
Pero hasta aquí habernos contemplado esta
Nave celestial solo en sí misma, y en su pri
mer arribo v pasemos á ponderar sus efectos,
y podrán ser todavia estas reconvenciones mas
eficaces. ¡Qué mutación la nuestra tan benéfi
ca , tan repentina , tan extraordinaria I Qué
espectáculo tan diferente ! Comparéinos la Es
paña á la España misma. Veamos lo que era
poco antes de esta venid a; la que fue poco
despues.. Antes un erial cubierto de harrore#
y de m alezas; despiies un- jardin hermoseado
€on las flores mas bellas y olorosas, enrique^
eido con frutos sabrosísimos, y abundantísimos.
Antes una selva llena de fieras y de monstruos:
despues el terreno mas afable , donde se ali-
.mentan iuiimerables ovejas y mansísimos cor
deros del rebaño de Josu-Ghristo. Antes el pai«
X X II
de la impiedad y de las maldades, el Reyno
de ios Dem onios: después las delicias de la Re-
Jligipn , la Patria de las Virtudes , el Imperio
,<Je M aria, un A^tar continuado donde ios co
razones Españoles exiialan sin cesar perfumei
purísimos en obsequio del verdadero Dios.
D e hecho , ¿quien podrá ponderar la rapi
dez con que desde esta venida , y desde este
mismo sitio,, se dilató por toda España la Re»
ligion verdadera , y con ella la abundancia de
Todos los dones sobrenaturales? Aquellos pocos
españoles, que en compañía del Santo Apos-
tol tubieron la dicha de recibir aquí la bendi-
Xíion de esa Reyna Soberana , inflamados con
su divino aliento, se convierten en otros tantos
Apostoles é Hijos del truen o, que discurrien-
,do por todo el recinto de nuestra Península,
,destruyen í asuelan , abrasan el Reyno de Lu*
cifer y sus fuerzas infernales , elevando sobre
«US ruinas el Imperio de Jesu-Christo , hasta
lograr ver dilatada la Fé por todas sus Provin-
;cias. Y a desde el tiempo de N e ró n , y en la
x x m
persecución misma en que dieron su vida e i-
tos Heroes Apostólicos , nos aseg«uran las anti
guas inscripciones , haber sido muchísimos lo»
M ártires, que rubricaron la fé de Jesu-ChristO'
con su sangre en nuestra España. Por tres si
glos consecutivos no cesó de crecer , digámos
lo a sí, hasta- lo- infinito este cúmulo de Márti
res Españoles : pero Mártyres , como las Eula
lias , los Vicentes , las Engracias, en quienes
cierto carácter de heroísmo y sobrehumana fir
meza brilla- de un modo particular.
bien: para que conocieses, ó España , de-
donde recibías esta firmeza celestial , y á, quien-
debías agradecerla ; para que lo conocieses de
un modo absolutamente indudable; puntualmen*
te se vió en su mayor increm ento, y fueroa<
mas copiosos y extraordinarios sus efectos, en>
esta Ciudad, de donde se derivaba. Sí : Zara
goza excede sin comparación en esta gloria, á
todas las demas Ciudades de España. De ella se
verificaron á la letra las palabras del dlvino’
Prudencio; temper numcrus sub omni
X X IV
Grandine ( i ) crevit : y á solos los que en una
ocasíon padecieron da la Iglesia el título de Inu-
merables. Por eso el Gran Baronio llama á es
ta Ciudad la Metrópoli de los Mártires. Otros
autores la llaman segunda Rom a, y por exce
lencia la Ciudad Santa. Prudencio la intitula:
Casa llena de Grandes Angeles, Patria de M árti
res, Ciudad -destinada á las Coronas del Martirio.
Conque ,, Provincias Españolas , quando os gio -
riais por los Heroes qúe! habe'ís producido;
quaiido adm'ira'is su fortaleza inefable ; volvien
do los ojos kácia Zaragoza, bien .podéis ento
nar el cántico de Isaias : Urhs fortítudinis no
strae Síon : Zaragoza ha sido para nosotras U
verdadera Sion : la Venida de la Santísima Vir
gen á esta Ciudad el origen de nuestra Reli
gión y de nuestra constancia en ella ; y su Sa--
grado Pilar el antemural inexpugnable de nues
tra salud, y el manantial perene de toda suer*
■(i) Perist, Hymn. /T. v. 8/. et 88, j
(a j Cap. a,&. v. a. ' " í \
X X Y
f e de felicidades. Y he aquí los gtandes mila
gros 5 con que el célebre Zurita nos asegura ba-
“ber sido consagrada está Capilla ( i ) desde los
tiempos primitivos.
Pero no creáis, que (aunque es cierto, que
«stas gracias son las que principalmente y en
mayor abundancia nos vino á 'traer esta Seño
ra , y las que son sin comparación mas apre-
ciablesj se veriáca cSto solo ele las gracias del
espíritu. No : vino también cargada esta Nave
celestial de toda suerte de benéficios sensibles,
y gracias corporales. Preguntad á tantos, que
de países distantes han venido, y no cesan de
venir á visitar este Santuario, ¿qué buscan y
á qué vienen? Y os responderán, que ó bus
can algún favor singular con esperanza firme
de conseguirlo , ó vienen á dar gracias á la San
tísima Virgen por haberlo ya logrado. ¿Y qué
otra cosa son tantas preciosas alhajas deposi
tadas en esa Sacristía , sino otros tantos testi-___________ , 4 ________ _
( í ) Anales de Aragon l¿b. i . cap. 44.
X X V I
monlos de beneficios de esta especie, obtenlcloi
j.or su medio? Mas si' aun esto no os satisfa
ce 5 registrad los Arcliivos d e esta Santa Igle
sia; registrad las Librerías de esta Ciudad ; y
hallareis aquí volúmenes enteros manuscritos,
allá el Libro impreso del Canónigo Don Félix
Amada , que no coatienen, otra cosa que Mila
gros obrados por intercesión de la SS. Virgen ha-
x o el título del P i l a r . En ellos encontrareis cie
gos que ven por beneficio de e»ta Señora ; tulli
d o s que andan : desanclados que sanan ; presoa á
quienes se rompen las cadenas , y abren las cár
celes de par en p a r ; cautivos que se libertan;
próximos á perecer por el agua , ó. por el fue
go , y aun muertos en público cadahalso, que
conservan ó recobran la vida con la virtud
omnipotente de sn invocación.
Seria imposible referirlos uno á uno : pero
también sería menester hacerme una violencia
•uma , y creería faltar á mi obligación en este
lu gar, sino refiriese por menor el célebre de Ca-
lau d a; prodigio, digámoslo íksí > de nuevo cu»
X X V II
ñ b, ele gerarqnía superior, Je aquellos que pa
recen reservados á la omnipotencia de esta Se
ñora , y que de hecho tiene poquísimos seme
jantes en las historias. Se muestra todavía en ese
Hospital Genera! el sitio, en que por el Octu
bre de i 63'7 se cortó la pierna derecha á Mi
guel Juan Pellicer, pobre Joven natural de aque
lla Villa. l íe visto por mis ojos las decíaracio*
nes juradas de 26 testigos abonadísimos , en
que aseguran unos, que executaron, ó vieron
executai’ esta operacion ; o tros, que enterraron
•u pierna ; otros, qué lo vieron y conocieron
primero sin ella en mas de dos años que pei*-
stívcró en esta Ciudad , y con la misma entera
despues. Es el caso , que este Joven era devo
tísimo de esa Madre Soberana; que oraba aquí
freqüentemente , y derramaba copiosas lágri
mas ; que ungia su cicatriz con el aceytc de
esas lámparas ; y que á pesar de la dificultad
pedia y esperaba la restitución de su sepulta
do y desvanecido miembro. Que perseveró de
este modo hasta principios de Marzo de 1640»
X X V III
en que restituida á su Pueblo y Casa paterna,
habiendo en la noche de! Jnéves 29 del mismo
m es, después de invocar tiernamente á ésta Se
ñora según su costum bre, acostádose con una
pierna sola » soñando que se hallaba en esta Ca*
pilla y que se ungía con el aceyte , enmedio
de una fragrancia celestial , amaneció con las
dos enteras; y alabando siempre á su Divina
Bienhechora , vivió con ellas muchos años.
jValgame Dios! j Q u é ’ prodigio tan singular!
¿Qué maravilla tan extraordinaria! Quizá la re-*
servasteis para aquellos tiempos , Madre piado
sísima 5, porque puntualmente en ellos intenta
ron algunos despojaros á Vos de vuestras de
licias , y á nosotros del colmo de nuestra glo
ria y de nuestra felicidad. Es así : ciertos Crí
ticos tuvieron la osadía de impugnar la venida
de Santiago á España,, y por consiguiente la
de la V irgen á- Zaragoza , el origen Angé
lico y Apostólico de esta C apilla, y la ver
dad de nuestra piadosísima y solidísima tradi
ción. E* d e c i r q u e intentaron, Zaragozano»
X X IX
quitaros las niñas de vuestros ojos, y arranca
ros del pecho el corazon.^ Pues : E xu rg e, Do
mina X et judica causam tuam : Levantaos, Se
ñ ora, á defenderos 5 y-defendernos. Se levantd
en efecto; ya obrando estos prodigios tan extra
ordinarios, ya inflamando el zclo de sus Espa
ñoles é ilustrando sus entendimientos para la
defensa común. Desde las nevadas cumbres del
Pirineo hasta las Columnas de Hercules se co«
movió la España toda al primer rumor de es
tos ataques : Obispos, Clero , Religiones , Mo
narcas , Magistrados , Magnates, P ueblos, todos-
se pusieron en armas para rebatirlos poderosa
mente. Su zelo 5 semejante á aquel Personage
del Apocalipsis , que E xiv it mHcens3Ut vince^
reí j salió ya de España en ayre de triunfador,
para triunfar mas gloriosamente en los augus
tos tribunales de la Capital del mundo chris-»
tiano ; y todavia no se ha cansado , ni cesado
de conseguir nuevos triunfos. Mil plumas primoro
samente templadas han reducido á polvo los ar
gumentos enemigos , y dado nuevos brillos á la
XXX
verdad de nuestra tradición.
Sus razones son Jas mas obvias, las mat
sencillas, las mas eficaces. Porque decidme, se
veros Aristarcos , ¿qué Crítica es la vuestra?
¿Qué Lógica habéis aprendido? ¿Qué Jiu-ispra-
dencia profesáis^ A mi y á todo el mundo es
tas Facultades nos enseñan , como un principio
indudable, que al que se halla en una pose-
aion pacífica , antiquísima , inmemorial dé al
guna cosa, no se le puede privar de e lla , sin
documentos irrefragables que evidencien lo con
trario. ¿Os atreveréis á negar , que nuestra po
sesión era pacífica? Pues decidnos, quien la ha*
bia impugnado antes de vosotros ; y callaremos.
Pero si en iS sfglos’no podéis presentar uñoso»
1-0 ; ¿ 0" i estis? ¿ E t unde venistisP (i)¿QLíienes
sois vosotros , que pretendeis saber, y en co
sas de puro hecho , mas que todos los siglos,
que os precedieron? ¿Dé que región de tinie
blas habéis salido á turbar el pais de la luz y
f í ) Tcrtull, Praescr. cap.37.
X X X I
ele %Ia verdad? ¿Negareis que era antiquísima?
¿Qué era inmemorial? Pues en primer lugar á
vosotros 5 que todo lo sabéis j si quereis que o*
cream os, os toca instruirnos de la época en que
se introduxo , y por quien , y del modo y cir
cunstancias de su introducción : cosa , sin em
bargo que no habéis executado todavia , ni exe-
cutareis jamas. Despues de esto (omitiendo por
la brevedad esas Ueüquias del Divino Braulio,
que,-quiso ser sepultado en esta Iglesia por su
devocion al Pilar , los manuscritos que la com
prueban y parecen llegar al siglo scptimo; á
Aimon Escritor , y Exírangero , del nono ; y
otros mil testimonios) leed siquiera para vues
tro desengaño la Bula de Gelasio II de i u 8 ,
y la Enciclica del Obispo Librana; y vereis, que
á la faz del universo se publica esta tradición
como recibida desde los siglos primitivos , co
mo cosa sabida de todos, y de la que á nadie
le ocurría dudar. ¿Con que á principios del si
glo doce estábamos ya en posesion antiquísinja,
y vosotros en el diez y seis nos negáis Ja antigüe.
x 'x .x n
<3a(í de nuestra poseslon? ¿S i esto no es delirio,
hacednos el favor de decirnos, que cosa es de
lirar? ¿Pero traerán contra nosotros, (pues son
tan sabios estos Señores) , algunas razones po
derosísimas , algunos documentos irrefragables?
Todo lo contrario. Solo han presentado razo
nes tan frívolas 5 que debiera haberse avergon
zado de ellas su misma razón, si hubiera esta
do despejada, y libre de preocupaciones ; solo no
han opuesto documentoss tan apócrifos, :que fel
mismo Baronio reconoció su falsedad en la can
ea de Santiago , y no dudó (según era su pie
dad) retratar públicamente sus oposiciones an
teriores.
Por eso estos y otros argumentos de los Es
pañoles parecieron en Roma tan terminantes;
que despues de examinada en juicio contradic
torio la materia con aquella gravedad y pe
so , que pide su importancia , lograron : Que
Urbano VIII mandase restablecer en el Brevia
rio Romano la antigua lección, en qne sin limi
tación alguna se publica como universal la ere-
xxxmCTicia de la Venida de Santiago : Que Inocen
cio XIII en aprobase para la Diócesi de
Zaragoza el oficio de Dedicación , en que se
refiere quanto creemos sobre la Venida de la
Santísima V irg e n , y el origen inefable de este
Templo : Que en ly S o concediese Clemente X II
el Rezo de Ja Madre de Dios con el título del
P i l a r , en que se repite lo mismo : y en fin
(despues de otras mil gracias, entre las que no
puedo omitir la de Pió V I de feliz memoria,
quando penetrado de ternura y con los mayo
res elogios de este Augusto Santuario, concedió
Indulgencia plenaria á quantos en qualquiera
de los dias del año confesados y comulgados lo
■visitáren ) que el Reynante Pontífice Pío V llj
verdaderamente pió , y dignísimo de siglos mas
felices 5 acabe de concedernos sin dificultad ya
ni contradicción alguna el nuevo Rezado , tan
propio de esta Iglesia, tan expresivo, y en que
tan á las ciaras se confirma la verdad de nues
tra tradición. Y he aquí , Zaragozanos , esta
vuestra Tradición antiquísima, piadosísima, ama»s
X X X IV
bilísim a, gloriosísima ,*triuníái3ora ya de to d a
sus enemigos ; coronada de palmas y 'laureles^
y que disipadas Jas niébJasj, que intentaron obs-
cureceula 5 qual ra>yo luminoso del Padre de la
L uz , se presenta mas ;brillante y hermosa que
jamas.
¿Pero, pues habéis visto ya la hermosura de
esa Nave Soberana , Ja excelencia y abundan
cia de los dones que nos traxo , y os hallais
asegurados en su .posesion; ¿que podrá oponer
se, ni faltar en lo sucesivo al colmo de vues
tra dicha , sino falta Ja buena -correspondencia
de vuestra parte? Mas advertid , que si amor
con amor se paga., y ^vosotros os gloriáis de
ser, (y ic re o que lo sois en realidad ) los Hi
jos iniQs «mados de jesta G ian Reyna ; corres
ponde que seáis también los-que leprofeseis un
amor mas tierno , mas sólido , mas eficaz. ¿Y os
atrevereis á decir, que sois tales? ¿que lo sois
efectivamente? Mirad,,:que no se paga esta Seño
ra de.solas :palabras, ni de cultos y demostracio-
■nes ^exEeriopee ; quiere principalmente icl cora»
x m r
-zon,¡parafrcynarren é l , y que reyne Jesu-Chrig-
to por la práctica ele toda '.\irtud. Sin esto.por
mas que digáis y hagais , no os reconocerá por
Hijos; no os tendrá por Zaragozanos verdade
ros ; sino por bastardos , por inonstruos con apa
riencia de Hijos, indignísimos de Labitar en es
ta su Ciudad. Y pues todos protestáis, que que
réis ser Hijos verdaderos, destierrense para siem
pre de entre vosotros las palabras im puras, los
trages im púdicos, los deseos lascivos, las mur
m uraciones, los fraudes, las injusticias, y quan
to sabéis que desagrada á tan benéfica y D i
vina Madre. Así lo prometemos postrados á
vuestros p ies, Reyna Soberana; esperando,que
despues de admitir benignamente estas solemnes
acciones de gracias que os tributamos por la
reciente confirmación de vuestros cariños,ben
diciendo de nuevo esta Ciudad y toda Ja Mo
narquía Española, proseguiréis en ser de hoy
mas por medio de ese P i l a r Sacrosanto la N a
ve conductora de la gracia, hasta llevarnos á to
dos desde el mar tempestuoso de este siglo al