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Bake hitzak Palabras paz GESTO POR LA PAZ Número 81 Zenbakia Año 2011 Urtea 5 . de

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Palabraspaz

GESTO POR LA PAZ

Número 81 Zenbakia Año 2011 Urtea 5 €.

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D.L.: BI-160-93I.S.S.N.: 1137-3016

EQUIPO REDACTOR

A.R. Gómez MoralJ. Herrero Arranz

P. Mezo López

Nº 81junio de 2011

no se identificanecesariamente con las opinio-nes aquí expresadas. Autorizala reproducción de sus trabajos,siempre que se indique su pro-cedencia.Hemen agertzen diren eritziakez dira derrigorrezenak izango. berelanak besteek har ditzaten bai-mena ematen du, haien iturbu-rua aipatuz.

DIRECCION

I. Urkijo Azkarate

DISEÑO Y MAQUETACION

A. Arberas Yarritu

ILUSTRACIONES

B. Gómez Moral

TRADUCCIÓN

M. Leanizbarrutia

hitzak

O P I N I O N

Pacifistas y diligentesMARTÍN ALONSO 8-98-9Nueve conclusiones a partir de FukushimaJAVIER OLAVERRI 10-1110-11¡Indignaos!JUANAN URKIJO 1212

S u m a r i o

LAS OTRAS VÍCTIMAS

Sobre las víctimas de la violencia causada por empleadospúblicosXABIER ETXEBERRIA 14-1814-18Las otras víctimas también víctimas de gravísimasvulneraciones de derechosIÑIGO LAMARCA 19-2119-21Las víctimas del terrorismo y las “otras víctimas”SILVERIO VELASCO 22-2422-24Derribando muros contra los derechos humanosJESÚS LOZA 25-2725-27Reconocimiento y reparación de víctimas de otrossufrimientosINES IBAÑEZ DE MAEZTU 28-2928-29Hacia el reconocimiento de todas las víctimasMONIKA HERNANDO 30-3330-33Un relato de mínimos compartido necesita que, a igualconculcación, igual derechoAINTZANE EZENARRO 34-3634-36Las torturas y los malos tratos no existenFRANCISCO ZARAGOZA 37-4037-40No son “las otras” víctimas. Las víctimas no tienengraduaciónSABINO ORMAZABAL 41-4341-43Ni complejo de contaminación ni totum revolutumIÑAKI GARCÍA 44-4544-45Las otras víctimasJOSE JUAN CARRILLO 46-4846-48

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Bake hitzakBake hitzak

Apto. de correos 10.15248080 Bilbao

Esta revista se edita con lacolaboración de la Dirección de

Derechos Humanos delDepartamento de Justicia del

Gobierno Vasco.

R E S E Ñ A S

RESEÑAS 58-5958-59

C A R T A SCARTAS 4-54-5

Publicación editadapor la

COORDINADORAGESTO POR LA PAZDE EUSKAL HERRIA

EUSKAL HERRIKOBAKEAREN ALDEKOKOORDINAKUNDEA

• Prensa: 50-5550-55- Cruzar el puente (artículo de opinión).- Es necesario investigar (carta al director).- Libertad para todos (carta al director).- Hacer política (carta al director).- Los ciudadanos víctimas (artículo de opinión).

• Movilización y actos: 5656- ¿Qué hacemos?.

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LAS OTRAS VÍCTIMAS

Desde su nacimiento, la propia existencia de Gesto por la Paz ha impulsado la deslegitimación del uso de laviolencia como herramienta para conseguir fines políticos. Gesto por la Paz ha agitado las conciencias de losciudadanos, fundamentalmente contra el terrorismo de ETA (el resto de grupos terroristas prácticamente habí-an desaparecido) y por ello ha sido más conocida; sin embargo, también desde el primer momento hemosexigido el respeto por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a los derechos de los ciudada-nos y hemos denunciado los abusos cometidos cuando hemos tenido evidencias de que hubieran ocurrido.Entendemos que defender el Estado de Derecho y sus instituciones, implica exigir su correcto funcionamien-to. Sólo se puede deslegitimar el terrorismo, si la violencia que aplica el Estado es exclusivamente una vio-lencia legítima.

Por desgracia, la lucha contra el terrorismo no siempre ha sido ejemplar y ha causado víctimas, algunas deellas mortales, que de manera parecida a las víctimas del terrorismo, han vivido durante muchos años en elostracismo. La sociedad en general les hemos dado la espalda y las instituciones democráticas no les hanatendido.

En este número de Bake Hitzak, ofrecemos muy distintas reflexiones sobre lo que Gesto por la Paz llama lasotras víctimas: las víctimas de actuaciones probadamente desproporcionadas ó indebidas y que hayansupuesto una extralimitación no accidental en las atribuciones legales de las fuerzas de seguridad en su luchacontra el terrorismo. Consideramos que también son víctimas y, como tales, son merecedoras de un recono-cimiento (como reconocimiento de una injusticia), de derecho a conocer y que conozcamos la verdad, deque se haga justicia con la consecuente reparación y de que “su relato” se incorpore a nuestra memoria, ala memoria de nuestra sociedad.

Debemos adelantar al lector una serie de premisas que consideramos necesarias para acercarse a este tema:

• La vulneración de derechos ciudadanos por parte de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, bajoningún concepto explica ni justifica la existencia del terrorismo y su prolongación en el tiempo ya, inclu-so, consolidada la democracia. Lo mismo que la persistencia del terrorismo no justifica abusos por partede las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

• Reconocer, reparar, reclamar justicia, conocer y dar a conocer la verdad de lo ocurrido e incorporarla ala memoria colectiva de nuestra sociedad, no puede ser interpretado bajo ningún concepto como unmenosprecio a las víctimas del terrorismo, ni a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

• Nos referimos a víctimas mortales y a personas que han visto gravemente vulnerada su integridad físi-ca, delitos que han ocurrido fundamentalmente en época franquista y durante la transición, aunque nopodemos obviar que aún se dan casos de malos tratos a personas detenidas como lo prueban algunassentencias judiciales.

• Un alto porcentaje de las víctimas mortales ocasionadas por actuaciones indebidas de las fuerzas y cuer-pos de seguridad del Estado no tenían nada que ver con grupos terroristas. Uno de los ejemplos más cla-ros es el caso de Mikel Zabalza (1985). Debemos desterrar de nuestra cabeza el “algo habrían hecho” que,salvando las distancias, se ha aplicado también tan injustamente a las víctimas de ETA.

Las reflexiones que se incluyen en este número son muy diversas: responsables políticos, profesores de ética,supervivientes de atentados, miembros de cuerpos de seguridad del estado, víctimas de terrorismo, etc. ofre-cen distintas visiones que confiamos ayuden al lector a acercarnos a un tema desconocido y demasiado llenode prejuicios de una manera serena y tranquila.

"La deriva del iceberg, como la de la violencia, es fría y simétrica. Pero su simetría no es exacta, la parte sumergida es difu-sa, difícil de definir, a veces enorme en comparación con la de superficie."

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Introducción

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.Cartas a la carta .Cartas a la carta

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«Es hora de aullar, porque sinos dejamos llevar por lospoderes que nos gobiernan, yno hacemos nada por contra-rrestarlos, se puede decir quenos merecemos lo que tene-mos.» José Saramago

La ciudadanía es algo másque un derecho; es tambiénun deber. Eso es lo que handemostrado las personasque, ejerciendo plena y res-ponsablemente su condiciónde ciudadanos y ciudadanas,han tomados las plazas eneste país demasiado acos-tumbrado a la paz de loscementerios, a la resigna-ción, al olvido, a la indiferen-cia, incluso.Muchos son personas jóve-nes, a los que se han idoañadiendo personas indigna-das, dispuestas a desafiar losrigores de la edad y el pesode otras derrotas (políticas ysociales). Esta acumulaciónde fuerzas heterogénea,espontánea, pacífica se llamaciudadanía activa y se haconvertido en un latido quenos une en torno a un ágoray a deseos de cambio real ya;también en torno a otrasluchas pacíficas pasadas porla dignidad y el respeto delos derechos.Las personas indignadas queacampan y/o se reúnen, querealizan talleres, que organi-zan bibliotecas y guarderías,

han despertado rescatandopara tod@s una idea de ciu-dadanía activa, despierta,compartida, libre, pacífica;opuesta a los abusos delpoder, de los poderes (políti-co, económico y social). Hantomado/recuperado colecti-vamente el espacio público,a través de la palabra queluce sus mejores galas en car-teles caseros y en pancartaspintadas a mano. Con unsentimiento compartido: laindignación. Una indigna-ción debida, atendiendo a lasituación social, económica ypolítica; también a la cadavez mayor distancia entre lapolítica real y la política desalón y a la perversión de laidea de democracia. Recla-man que la política y la éticadeben confluir para que lademocracia responda a suesencia, a su sentido hondo,al bien común y a la garantíade una vida digna paratod@s; para dar una respues-ta pacífica y justa ante losauténticos antisistema: losque utilizan la democraciapara el bien propio, paraanestesiar al pueblo y des-pertarlo cada cuatro años opara desalojar con violenciaa ciudadanos y ciudadanasque están defendiendo losderechos de tod@s, sentadosen una plaza (Plaza Catalun-ya, Barcelona). Como canta Joaquín Sabina,nos sobran los motivos: parala indignación y para la luchapacífica por la Justicia y laDemocracia Real, ya. Indig-nez-vous!

Asun MerineroBilbao

Mayo de 2006. Un bar connombre de ganso. Más enhegoalde que en iparralde,pero ahí le anda. Chanchu-llos a la vista. Pero no haypasta de por medio, sinovidas humanas. Bueno, tam-bién hay pasta de por medio,y no poca, y no dispuestalibremente. Pero lo importan-te es lo otro. No obstante,como estamos en tregua,pues oye, no pasa nada, quealgo habrá que hacer. Van avenir. Ring-ring. Tome, espara usted. ¿Cómo, que lesdiga que no vengan hoy? ¿yquién es usted? Mi(ni)sterio,usted hágame caso. Y nohaga más preguntas. Pasanlos días. Todo en orden,como si nada. ¡¡Ay, las cintas!!No pasa nada, se van, secogen, se borran, se ponende nuevo. No pasa nada,¿ves qué fácil? Si es que losnovatos no pilláis una. Ya,pero esta mañana vino unseñor con un mandato judi-cial. Trae, trae, que ya habloyo con el míster. Desdeluego, qué pesados se ponenlos de la toga. Es que noaprenden. Rin-ring. Oiga,señor, que están un pocoinsistentes, a ver si puedehacerles algo, que no incor-dien, que dejen de meternostanta presión, que nosotrossólo cumplimos órdenes. Nose preocupe, usted haga eltrabajo como le indiqué ante-ayer. Será altamente recom-pensado. Ya, pero cuandojuré mi cargo, dije algo así

De aves rapaces y asíLección de ciudadanía:el derecho a indignar-se y el deber de indig-narnos

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como que la honestidad...Bueno, a ver, está bien; esasson cosas que se dicen alprincipio, y, además, te acon-sejo que lo cumplas así siem-pre, pero esta es una ocasiónmuy especial. ¿Lo entiendes?No señor, señor!Ciertamente yo tampoco. Meparece un puto fraude. Es unindecente juego. Luego hubomás muertos. Cómo se loexplican a sus víctimas.Háganlo, señores, háganloustedes, porque a mí meresulta inexplicable

Félix Amunarriz Amezaga

Creo que es un momentoestupendo para hacer algodiferente con ese dinero queguardamos por si se nos caeun diente: utilizar la bancaética. Sin duda alguna, esmejor opción que dejarloreposar en el banco o caja deturno para que sigan realizan-do inversiones chungas yespeculen y especulen hastaque todo vuelva a crujir. No,esto no mola y no pita. Esmucho mejor usar la alterna-tiva de la banca ética porquela finalidad de esta banca esque los dividendos se “invier-tan” en proyectos de coope-ración, de solidaridad, enofrecer microcréditos a quie-nes los necesitan y encuen-tran las otras ventanillascerradas… y, además, lasdecisiones las puedes tomartú.Si va a producir tu dinero, enlugar de enriquecer más a labanca, que sirva para algoproductivo y positivo paramejorar la vida de otras per-sonas más necesitadas que

los botín de turno. Contactacon ellos:http://www.proyectofiare.comhttp://www.triodos.es

Isabel UrkijoBilbao

Hace 38 años también hubouna crisis: los países árabesatacaron a Israel (Guerra delYom Kipur, o algo así), y comooccidente se alineó con Israel,como no iba aser así, los paí-ses árabes productores depetroleo "castigaron" a lospaíses desarrollados subiendoel precio del mismo, lo queocasionó la mayor crisis eco-nómica desde el año 1929,justo cuando España estabasaliendo del ostracismo, losplanes de desarrollo habíanproducido su efecto, y peque-ños ahorradores jugaban enbolsa, que se desmoronódejándolos en precario.Las circunstancias, la resigna-ción, el entorno, el régimenpolítico que teníamos, hicie-ron que nadie protestara, apesar de la indignación por-que todo subía de precio y lossueldos, de quienes teníantrabajo, no lo hacían. ¿Qué hacer? Sobrevivir comose pudo. No tengo constanciade que la gente fuese a loscomedores sociales, ni queCáritas incrementase sus ayu-das. Todavía teníamos parien-tes en el pueblo que poníansu granito de arena. No tenía-mos televisores a la última, niteléfono móvil, ni un automó-vil, por lo menos, en cadafamilia, el autobús seguíasiendo el principal medio detransporte. Resumiendo: nonos habíamos otorgado un

nivel de vida por encima delque teníamos; todavía elrecuerdo de la posguerra noshacía vivir con lo imprescindi-ble.Nadie pensaba que podíamoscaer en desgracia: eso aquíno pasa, pasa en Africa, Asia,América del Sur. Para curar-nos en humildad un terremo-to destroza parte de Japón, yun poco después otro partede Murcia: ¡Si eso sólo lespasa en Haití! ¿Qué haremos? Aprender delpasado: reducir nuestrasnecesidades; una carreranunca ha dado derecho a unpuesto de trabajo: siempre hahabido salidas lejos del alaprotectora de los papás.Tenemos a nuestro favor queel sistema permite manifesta-ciones, en aquella época losgrises los habrían disuelto enmedia hora aprovechando laoportunidad de que son pací-ficos; los medios que disponí-an: gases y balas de goma,además de las otras; y cau-sando el mayor número dedaños. Saludos y no os indignéisconmigo.

Pedro Miguel UrzainkiPamplona

Banca ética

Los indignados

Apdo. 10.152 - 48080 [email protected]

Si quieres expresar tu opi-nión sobre algún asuntoque te parezca interesante,envíanos tu carta.

EscríbenosBakehitzak

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oopiniónMartín Alonso

Javier Olaverri

Juanan Urkijo

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El pacifismo es un ideal noble y plenamentevigente por el que vale la pena implicarse. Esuna cuestión sensible, sin embargo, la de

cómo debe ser entendido –y practicado– en con-textos de violaciones graves de los DerechosHumanos. Como en los prolegómenos de la Ale-mania nazi, en las guerras de los Balcanes de hacedos décadas, o en las situaciones que se viven hoycon la ocupación israelí o la persistencia de ETA,sin olvidar el mutatis mutandis de rigor. Una formasencilla de responder a esta inquietud es presentarun ejemplo concreto.

En el otoño de 1991, pocos meses después deque el ejército yugoslavo, convertido ya en unpeón del programa de la Gran Serbia de Milosevicy aliado de facto con milicias paramilitares ultras(chetniks), se fundaba en Belgrado Mujeres deNegro contra la Guerra. Han mantenido desdeentonces una actividad constante y comprometi-da, objeto de la represión del nacionalismo rei-nante durante la guerra y de los sectores ultrasdespués de la caída de Milosevic. Este colectivo sedefine –con una motivación vinculada directa-mente a su vivencia inmediata– como antimilitaris-ta, antipatriarcalista, antinacionalista –en generalen contra de cualquier programa que discrimina yestigmatiza al diferente– y anticlericalista. Si loponemos en activa: pacifistas, feministas, pluralis-tas y laicistas. Lo que importa aquí destacar espe-cialmente es su posición respecto a graves atrope-

Martín AlonsoProfesor de Filosofía y miembro de Bakeaz

llos que vivieron los Balcanes en esos años, contodas las expresiones de limpieza étnica que cul-minaron en el genocidio de Srebrenica, mientras latelevisión cantaba las hazañas de Indurain –dichoesto con la única intención de fijar el foco crono-lógico–.

La praxis de este colectivo, aunque nacido de laexperiencia inmediata, incorporaba las leccionesde otros antecedentes de violencia política extre-ma desde una posición de resistencia no violenta.Desde el inicio habían despejado las tres piezascruciales del mecanismo del horror: una minoríafanática muy movilizada y responsable intelectualy material de los crímenes, una mayoría entreaquiescente y consintiente, y una ideología étnicaenvolvente y victimista –una mitología instigado-ra– que conecta la minoría enfebrecida con lamayoría anestesiada. Estos supuestos inspiraronsus movilizaciones en tres direcciones prioritarias.La primera –el orden no expresa primacía– teníaen el punto de mira la minoría fanática al denun-ciar los crímenes de guerra, pedir el castigo paralos criminales, reconocer los crímenes cometidosen nombre del grupo nacional y las responsabili-dades penales, morales y políticas consiguientes, yrechazar categóricamente el negacionismo sobretan graves violaciones de los Derechos Humanos.

La segunda miraba a la población en general inter-pelándola en sus actividades de calle sobre losactos criminales cometidos, invocando la respon-sabilidad de la sociedad civil por su condescen-dencia y poniendo de manifiesto la conexión entreel nacionalismo alentado por el círculo de Milose-vic y los asesinatos, violaciones, expulsiones, tortu-ras, asedios y demás expresiones de violencia. Alrespecto su vocabulario integra términos comodesnazificación, desestalinización, desfascistiza-ción, o, genéricamente, desfanatización. Esta posi-

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ción le llevó a apoyar a aquellos sectores de lasociedad civil serbia que compartía sus valores,como los objetores y desertores, así como a los ser-bios que, víctimas de los nacionalismos criminalesde los países vecinos, en especial tras la limpiezaétnica de la Krajina en Croacia, llegaron comorefugiados a Serbia.

La tercera ha sido un objetivo persistente y priori-tario que ocupa un espacio considerable de suagenda habitual: la atención a las víctimas. Muje-res de Negro ha establecido redes de solidaridad yapoyo emocional a todas las víctimas de las agre-siones llevadas a cabo por el militarismo chauvi-nista serbio, ha acudido a los lugares en que sehan cometido los principales crímenes en nombrede la nación, ha acompañado a las familias de losafectados en fechas conmemorativas y no falta asu cita cada 11 de julio en Srebrenica. Nunca hahabido para ellas dilema entre lo ético y lo étniconi han considerado las atrocidades como oportu-nidades para paz alguna. Son muchos los ejem-plos de ello pero bastará con citar su presencia enel Tribunal Especial para los Crímenes de Guerrade Belgrado, que juzgó a los Escorpiones, junto alas familias de los asesinados venidas de Bosniamientras eran objeto de miradas y comentariosinfames del círculo de los asesinos. Lo cuentadesde los adentros la novelista J. Tesanovic (‘Pro-cesso agli Scorpioni’, 2007). Los lemas de sus con-centraciones –de negro y en riguroso silencio– sonsuficientemente explícitos: “No olvidemos el geno-cidio de Srebrenica”, “No nos dejemos engañar, enprimer lugar por los ‘nuestros’”, “Justicia para las

víctimas, castigo para los agresores”, “Fuera elpatriarcado, el nacionalismo, el clericalismo y elmilitarismo”…

El año en que se fundó Mujeres de Negro, Indu-rain ganaba su primer Tour y ETA asesinaba a 45personas. Una parte de la sociedad vasca procesa-ba con la misma rejilla lo uno y lo otro. Ya enton-ces, expertos, asesores, técnicos, observadores,mediadores, ojeadores de mediadores, pacificado-res de parte, sedicentes terceristas, científicossociales adeptos al monoteísmo étnico, movimien-tos sociales monofocales partidarios de la negocia-ción sin exclusiones en pro de la normalización yotros sectores influyentes respaldados en ciertospartidos, habían iniciado la tarea de buscar espe-jos benevolentes para los daños colaterales del“conflicto” en los cuatro puntos cardinales delglobo. A pesar de su cercanía a la temática de losmovimientos sociales, ni las feministas ni los anti-militaristas del País Vasco (una parte de éstos bienes cierto tan selectivos como las primeras que sazo-naban con fotos de los criminales/héroes/presossus actos del 8 de marzo) propiciaron, quizás deso-rientados en la niebla mítica del ‘conflicto’, unamirada hacia este colectivo de mujeres. Acaso loscambios que se están produciendo en la sociedadlo hagan posible ahora; acaso un reconocimientosimbólico de este grupo de mujeres alentaría a lostodavía indecisos entre lo ético y lo étnico a for-mularse las preguntas pendientes sobre el consen-timiento y la diligencia, incluidos –volvemos alprincipio– algunos que se han reclamado del paci-fismo. q

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de 15 metros, como así ha sucedido. Sin embargo,los propietarios de las centrales afectadas por esteerror de diseño hicieron como si no supieran quehabía riesgo de un tsunami de 15 metros y lasautoridades reguladoras se sometieron a ese lobbyindustrial, demostrando su inutilidad.

3. Cada gran accidente nuclear ha tenido unacausa distinta: En Harrisburg no hubo causa apa-rente, en Chernobil se cree que se debió a un errordel operador al hacer una prueba, en Fukushimaha sido un tsunami “no previsto”. Sin embargo, locierto es que las causas más temibles son las pro-vocadas deliberadamente por el hombre (sabota-jes o atentados) y frente a las que las centralesnucleares son impotentes.

Tras los atentados de las torres de Nueva York esevidente que se pueden repetir atentados similarescontra reactores nucleares, con resultados apoca-lípticos. De hecho, el CNI tiene identificado eseriesgo como el más grave que puede ocurrir enEspaña, pero a pesar de ello los políticos siguenpresentando cínicamente a las centrales nuclearescomo fuentes seguras de energía.

4. La despreocupación de los propietarios de lascentrales nucleares por el riesgo que hacen correra los ciudadanos tiene su base en un privilegiolegal único: el de no tener que responder pordaños a terceros en el caso de que los daños seanconsecuencia de un accidente nuclear. Este privi-legio lo consiguieron en 1960, cuando se firmó elConvenio de Paris, de manera que el riesgo paraun reactor nuclear se limita a tan solo 700 millones

Aunque todavía no se conocen las verdade-ras dimensiones de lo sucedido en la cen-tral nuclear de Fukushima, ya se pueden

adelantar algunas conclusiones evidentes.

1. Todas las centrales nucleares pueden sufrir acci-dentes graves. Lo han tenido las centrales de tipo“agua a presión”, como la central de Harrisburg en1979, las de tipo grafito como Chernobil en 1985,o las de “agua en ebullición” como la actual deJapón. Eso refleja que todas las centrales nuclea-res son como tigres aparentemente domesticados,pero que se vuelven incontrolables cuando menoste lo piensas. Sólo algunos chalados aceptan a lostigres como animales de compañía y la mismareflexión sirve para las centrales nucleares.

2. Las Agencias de control que regulan las centra-les nucleares no son fiables. Como nos ha explica-do el Sr. Suarez, presidente del colegio de geólo-gos españoles, los conocimientos de sismologíahan evolucionado mucho desde que se instalaronestas centrales en los años 70 hasta hoy. Si enaquella época podía ser “racional” esperar un tsu-nami de tan sólo 5,7 metros de altura como el quesirvió de criterio de diseño para Fukushima, lasteorías posteriores de Wegener sobre placas tectó-nicas y derivas de continentes obligaban a supo-ner que los tsunamis posibles podían ser de más

Nueve

a partir deconclusiones

FukushimaJavier Olaverri

Abogado y fue dirigente deEuskadiko Ezkerra

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de euros por reactor, cantidad que se ha elevadoa 1.200 millones en estos últimos días. Como dato:el primer ministro de Ucrania ha cifrado el costedel accidente de Chernobil en 180.000 millonesde dólares, aunque otras fuentes independientesduplican ese coste y los costes de Fukushima noserán inferiores.

Esta exención de responsabilidades en caso deaccidente nuclear no solo supone una subvenciónencubierta a la energía nuclear, sino que refleja deuna manera totalmente clara que los propietariosde esas centrales son conscientes de que no sonseguras, razón por la que exigieron esa exenciónde responsabilidades. Desgraciadamente los políti-cos consintieron y consienten en esa exención,que hace del ciudadano doble víctima: cuandosufre el accidente nuclear y cuando tiene quepagar los daños con sus impuestos.

5. Tampoco es aceptable que las centrales siganfuncionando mientras no haya una solución alproblema de los residuos y que esa solución seapagada por las propias centrales nucleares. En par-ticular es rechazable la estrategia española de tras-pasar al ciudadano el coste de ese ciclo, a travésde un recargo en la factura de la luz, en vez deimputarse directamente a los propietarios de lascentrales nucleares. Esa subvención encubiertadebe desaparecer desde ya.

6. Esa impotencia técnica para tratar los residuosnucleares provoca que los mismos se almacenendurante décadas en los propios reactores, en espe-ra de una solución que no llega. Como se ha vistoen Japón, esas piscinas de combustible usado sonen sí mismas un peligro adicional, pues provocanexplosiones de hidrógeno y generan contamina-ción radioactiva.

7. No es de recibo que, ahora, se nos reconozcaque las centrales no son seguras, pero que hayque soportarlas porque son insustituibles energéti-camente. Bien al contrario: la energía nuclear sóloaporta el 6% de la energía mundial y aproximada-mente el 16% de la energía eléctrica.

Es decir, que puede ser sustituida fácilmente, puessólo equivalen al crecimiento del mercado mundialde la energía de 3 años. El ahorro energético, lasenergías renovables y el gas, dan margen suficien-te para esa sustitución.

8. En concreto en España, sobra capacidad deproducción eléctrica, por lo que el cierre de lascentrales nucleares que han superado los 40 años,como Garoña y Cofrentes, debe ser inmediato. En

concreto hay 25.000 Mw de potencia instalada encentrales de ciclo combinado totalmente infrautili-zadas, de manera que sólo han funcionado en elaño 2010 una media de 2.575 horas cuandoestán diseñadas para funcionar durante más de7.000 horas. Esto quiere decir que, simplementecon que esas centrales de gas funcionaran 6.000horas al año, podrían producir el equivalente atoda la energía nuclear producida en España.

9. La más importante: La energía nuclear sufrió unparón generalizado en los años 80 porque la opi-nión pública era contraria a asumir unos riesgosno controlados y unos residuos radioactivos queduran siglos. Hoy nos quieren hacer pasar por elaro de nuevo, cuando desde entonces ha queda-do en evidencia su peligrosidad y cuando siguensin tener soluciones para los residuos. La únicadiferencia entre entonces y ahora es que antes laopinión pública estaba más movilizada y segurade sí misma, mientras que ahora parece existir unamezcla de pasotismo e impotencia. Pero la verdad,la energía nuclear es un tigre de papel que puedeser parado fácilmente si nos lo proponemos. q

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quier respuesta social ante los desmanes y desati-nos de la clase política, a su vez en manos de laBanca, las Corporaciones y el Mercado. Así, laenergía de la indignación se ha transformado enacción, en compromiso activo, en resistencia antelo inaceptable, de un modo no-violento. El movi-miento de los indignados no es apolítico, perocuestiona la gestión de los partidos y de los sindi-catos, les emplaza a recuperar su esencia demo-crática y a ponerse las pilas y cambiar urgente-mente de rumbo. De eso se está hablando enestos días, desde las primeras concentracionesasamblearias. Y de esperanza.

No sé si fue intencionado, pero no deja de parecersimbólico que la primera gran concen-tración deDemocracia Real ¡Ya! tuviera lugar en la Puerta delSol de Madrid, en el kiló-metro 0. Desde entoncesles sigo, porque yo también estoy indignado.Desde entonces, por eso y porque creo en susmensajes, en su compromiso y en su lucha, mesiento y soy uno más de ellos. q

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Aprimeros de mayo me llegó la onda de quealgo se gestaba alrededor de los postuladosdel famoso librito de Stéphane Hessel y,

ahora, viendo las concentraciones que inundanmuchas de nuestras plazas, tengo la sensación deestar viviendo un momento histórico. Leí ¡Indigna-os! en febrero, a rebufo del gran éxito editorial quetuvo en Francia. Ya en el pró-logo de la ediciónespañola, José Luis Sampedro (no es casual quesea, precisamente él, su autor) cuestiona que real-mente estemos en una democracia. Mientras losfinancieros, cul-pables de esta crisis, han salido delbache y prosiguen su actividad habitual con enor-mes ganancias, sus víctimas lo siguen pasandomal, muy mal. Y retóricamente se pregunta: ¿Quéhan hecho los gobiernos, aparte de salvar a losbancos? No han suprimido las operaciones de altoriesgo, siguen consintiendo la existencia de paraí-sos fiscales... “El poder del dinero nunca había sidotan grande, insolente, egoísta con todos... Losbancos se preocupan de sus dividendos y de losaltísimos sueldos de sus dirigentes, pero no delinterés general...”

¡Indignaos!, dice Hessel a los jóvenes, porque laindignación nace la necesidad de actuar, la volun-tad de comprometerse con la Historia. Tras losatentados del 11-S en Nueva York y las desastrosasintervenciones emprendidas por los EE.UU. y susaliados como respuesta a aquéllos, este primerdecenio del siglo XXI ha visto cómo eran recorta-das gran parte de las conquistas sociales, de loslogros democráticos basados en los valores éticosde la justicia y de la libertad, que tanto dolor ysufrimiento costaron a quienes nos precedieron, yque son los fundamentos mismos del estado debienestar.

En este contexto, no es de extrañar que testimo-nios como los de Hessel y Sampedro, dos de losluchadores más comprometidos que conozco,hayan calado entre los más jóvenes haciéndolessalir de la atonía generalizada que, como unaespesa bruma, parecía empañar y debilitar cual-

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¡INDIGNAOS!Juanan Urkijo

Psicólogo

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ggaia Xabier Etxebarria

Iñigo Lamarka

Silverio Velasco

Jesús Loza

Ines Ibañez de Maeztu

Monika Hernando

Aintzane Ezenarro

Francisco Zaragoza

Sabino Ormazabal

Iñaki García Arrizabalaga

Jose Juan Carrillo

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1. El reconocimiento de las víctimas pro-ducidas en el contexto de la violenciade motivación política en y desde el

País Vasco, a partir de la aparición de ETA,será plenamente moral cuando sea inclu-yente de todas ellas, con firme imparciali-dad respecto a perspectivas partidarias.Hemos logrado un consenso razonable entorno al reconocimiento de las víctimas deETA y las del terrorismo anti-ETA (lo que nosignifica que no quede camino por hacer enel ámbito de la verdad, justicia y reparacióndebidas). Pero en lo relativo a las víctimas

causadas por empleados públicos, en susentido amplio y en cuanto tales, más omenos institucionalmente amparados, laslagunas son mucho mayores.

Hay que ser conscientes de las dificultadesde clarificación en este tercer grupo de víc-timas. Por lo que se refiere a su dimensiónfáctica, han sufrido una violencia que, engeneral, ha sido acompañada por un firmevelo para que no se pudieran detectar losimplicados en ella, así como por un noexcepcional freno de la investigación poli-

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SOBRE LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLEN-CIA CAUSADA POR EMPLEADOS PÚBLI-COS

Xabier Etxeberria

Catedrático de Ética, Director del Aula de Ética y miembro del Instituto de Derechos Huma-nos de la Universidad de Deusto.

Artikulugileak, hasieran, Estatuko segurtasun indarrak tartean egon diren herio-tzen inguruan gertatutakoaren egia ezagutzeko zailtasuna aipatzen du. Bereustez, egia hau ezagutzeko ez dugu erabaki judizialetara jo behar bakarrik; ezin-bestekoa da beste diziplina batzuk eta erakunde fidagarriak bezalako beste iturribatzuk (Amnistia Internacional, torturaren prebentziorako europar batzordea...)aztertzea. Arlo moralari dagokionez, bere ustez ezinbestekoa da “beste biktima”guzti hauek borrero ere izan direneko pentsamendua gainditzea, egia ezagutzeanahitaezkoa dela aitortzea, zuzentasuna ezartzea eta segurtasun indarrek bidega-be gauzatutako indarkeria mota hau gaitzestea. Katedra ezartzea ez ezik hausnar-keta eragitea nahi duen gogoeta interesgarria.

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que se haga más luz, creo que un criterioconveniente para medir el alcance de estaviolencia, y por tanto el de sus víctimas, estener presente no solo lo que ha sido avala-do por decisiones judiciales, sino tambiénlo que ha sido denunciado por organismosfiables. Por ejemplo, respecto a la tortura,lo contenido en los informes del ComitéEuropeo para la Prevención de la Tortura,del Comité contra la Tortura de NacionesUnidas, del Relator Especial de NacionesUnidas contra la Tortura, de Amnistía Inter-nacional y otros organismos afines.

Junto a las dificultades de clarificación fác-tica, también cabe señalar algunas en elámbito moral. Estoy pensando aquí en loscasos en los que las víctimas son tambiénvictimarios. No es fácil concretar las exigen-cias morales hacia ellas en algunos aspec-tos, especialmente el del reconocimiento,en el que hay que hilar fino para no con-vertirlo en excusa de la acción de victima-ción. Ahora bien, adentrados en este terre-no moral, se imponen al menos tres obser-

cial-judicial; una violencia que, en la afir-mación o en la negación de su existencia,ha sido contagiada por la propaganda polí-tica, lo que la llenaba de confusión. Estohace marcadamente dif íci l concretar sualcance, precisar las víctimas que ha causa-do. Pero la dificultad, en estos casos, no esocasión para la dejación, es reclamo ético

ineludible para el afrontamiento de ella,genera obligación. Las vías de la investiga-ción judicial y administrativa, acogiendo lasdemandas de los afectados, así como las delas ciencias sociales (psicología, sociología,historia) tienen que ser incentivadas. Hasta

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Enplegatu publikoek eragindakobiktima guztiak borrerotzat jotzekojoera dutenen aurrean prebenitubeharra dugu.

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vaciones. En primer lugar, debemos preve-nirnos frente a ciertas tendencias sociales aimaginar que todas las víctimas causadaspor empleados públicos son también victi-marios: las aproximaciones que se estánhaciendo a ellas nos muestran un relevantegrupo de víctimas inocentes. En segundolugar, el hecho de que aspectos como el delreconocimiento sean de compleja aplica-ción para las víctimas-victimarios, no debeimpedir asumir que otros aspectos en tornoa la verdad y la justicia son totalmente cla-

ros. Por último, si ahora pasamos de losdeberes morales en positivo al deber ennegativo de condena, aquí no tendría quehaber ninguna cavilación: debe ser recha-zada como i legít ima toda coacción deempleados públicos que bajo formas comola tortura, el trato degradante, el abuso dela fuerza, la impunidad, el desamparo o laarbitrariedad judicial, atenta gravementecontra la dignidad de todo ciudadano, seainocente o culpable.

Todas las personas que sufren esta coacciónson víctimas de la violencia situables eneste tercer grupo de víctimas que estamosconsiderando. No pertenecen a él, porsupuesto, dado que no son víctimas, lasque sufren la coacción justa, esto es, ampa-rada por los Derechos Humanos, del siste-ma judicial-policial. Entrando en un terrenomás discutible y por razones muy diferen-tes, considero que tampoco deben sersituadas en este grupo las personas quehan sufrido indebidamente a causa de unerror policial o judicial relacionado con lasituación de violencia de motivación políti-ca en el País Vasco, sin que haya habidointención de dañarlas injustamente; aun-que en estos casos se impone como exigen-cia, por un lado, indagar el posible gradode responsabilidad (de negligencia culposa)del empleado público, y, por otro lado,

reparar en justicia a la que de todos modoses víctima; si esto no se da, pienso queentonces sí que estas personas pasan a servíctimas del colectivo al que nos estamosrefiriendo.

Al entrar en estas delimitaciones no debeolvidarse que hay también víctimas de lascitadas coacciones de empleados públicosque no se enmarcan en la violencia queestamos teniendo presente (piénsese, porejemplo, en las torturas y tratos degradan-tes a inmigrantes detenidos). El que nosean situadas en el grupo de víctimas deviolencia de motivación política, no debesignificar que sean víctimas abandonadas asu suerte. Hay que reclamar para ellas elamparo público y cívico correspondiente. Aeste respecto, debemos estar muy atentos aque cualquier tipología que hagamos devíctimas no se convierta en ocasión paradiscriminar u olvidar a algunos sectores deellas, sino para hacerse cargo de todas ellasdesde sus propias especificidades.

2. Antes he destacado que tendría queimponerse sin dudas la condena rotunda delas violencias de empleados públicos. Que,por tanto, debería ser un hecho su deslegi-timación social. Pues bien, hay que consta-tar que esta deslegitimación tiene fisuraspeligrosas. He aquí algunas consideracio-

nes al respecto, sin pretensión, por supues-to, de agotar el tema.

En primer lugar, esas violencias, como engeneral todas, se autojustifican, en nuestrocaso, políticamente. Quienes las ejercenconsideran que son medio necesario parala realización de un bien relevante: finalizarcon el terrorismo etarra. El fin funcionacomo mecanismo de exculpación de la mal-dad del medio. Pues bien, los DerechosHumanos reclaman que frente a esa lógicautilitarista se plantee la lógica deontológica

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Indarkeria honen eta, ondorioz,bere biktimen garrantzia neurtze-ko, erabaki judizialek bermatutako-az gainera, erakunde fidagarrieksalatu dutena ere kontuan hartzeakomenigarritzat jotzen dut.

Indarkeria horiek ‘autojustifikatu’egiten dira; gauzatzen dituztenekhelburu bikain baten gauzatzerakoezinbesteko bidetzat dituzte: eta-rren terrorismoarekin amaitu.

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inspirada en la dignidad de todo ser huma-no, que hace injustificables per se esosmedios. En teoría, esta última tesis es lapolíticamente correcta en nuestra sociedad.Pero en la práctica, el apoyo real a la pri-mera tesis es importante, como puededetectarse de mil modos. Sobre todo, cuan-do se presupone que la violencia es ejercidacontra un terrorista, como si la dignidaddependiera de las obras; e incluso estandodispuestos a disculpar las «equivocaciones»en las que el violentado no lo es. Ante estastendencias se impone considerar: que nopodemos, a la vez, tener como referenciaclave la dignidad de los Derechos Humanosy aceptar estas violencias; que cuandodefendemos la justificación de medios vio-lentos por el fin al que los orientamos tene-mos las mismas «lógicas» que los terroristas,perdemos consistencia moral para enfren-tarnos a ellos; que es incoherente pretenderun fin a través de un medio que lo contra-dice frontalmente. Esto no excluye, porsupuesto, la búsqueda de eficacia contra elterrorismo, pero dentro de los límites del

respeto a la dignidad. Desde este, no sólono se disculpa la conducta violenta de losempleados públicos, sino que se la dota deculpabilidad añadida, puesto que con ellocontradicen su misión propia, la de garanti-zar la condición de dignidad de todos.

Un segundo bloque de argumentaciones,aunque acaba teniendo fuertes conexionescon el precedente, se nuclea en torno a lasolidaridad con las víctimas del terrorismode ETA. Tiene como trasfondo no sólo eldesprecio revictimizador que han recibidode sus victimarios y de quienes les han apo-

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Lortu nahi ditugun helburuak dire-la-ta, gure jarduera bortitzak zuritunahi ditugunean, terroristen «logi-kak» darabiltzagu.

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yado, con ecos sociales importantes, sinotambién el gran abandono que sufrieronprácticamente por parte de todos hastabien entrados los noventa. Espontáneamen-te, se puede considerar que ser lo más fir-memente solidarios con estas víctimas exige«no conceder nada» a sus violentadores. Yreconocerles la inviolabilidad de su digni-dad sería hacerles esa concesión, sería res-quebrajar la solidaridad con las víctimas deETA, sería dañarlas de nuevo, sería debilitarla lucha contra sus victimarios; sería, corre-lativamente, «manchar» a los empleadospúblicos empeñados valerosa y arriesgada-mente en ella. Esta dinámica, muy marcadaafectivamente, presupone indebidamenteque la violencia en las instituciones públicasse ejerce sólo contra los violentos y suscolaboradores. Pero esta consideración,que podría introducir dudas en esta formade solidaridad con las víctimas condescen-diente con la violencia de los empleadospúblicos, no puede ser la central, porquedesenfocaría la referencia moral que exigecondenar también la violencia contra el cul-pable. Por eso, aunque afectivamente escostoso, se impone recentrar la solidaridad.¿Soy solidario con las víctimas de ETA por-que las ha causado ETA o porque son vícti-mas? Si soy solidario con ellas porque sonvíctimas, lo seré con todas las víctimas, tam-bién con las causadas en marcos públicos.Por supuesto, para modular las formas de

esta solidaridad, para modular incluso missentimientos, deberé tener en cuenta si lavíctima es también victimario, pero, por difí-cil que sea, sabré que ese es mi horizonte. Otro tercer bloque de consideracionesapunta no tanto a la defensa o al menos«comprensión» de la violencia de responsa-bles públicos, sino a la minimización a prio-ri de su alcance. Toda denuncia de ella tien-

de a ser vista como infundada y malinten-cionada, encaminada a desprestigiar a loscuerpos de seguridad y justicia en su con-junto, incluso a minar su eficacia contra elterrorismo y a disculpar la violencia de losterroristas. El que los etarras denuncien contanta frecuencia haber sufrido torturas, elque tengan pautas para hacer esta denun-cia al margen del trato que reciban, avalaríaesta postura. Y cualquier otro denunciante,

por bienintencionado que sea, estaría refor-zando esta línea. Evidentemente, hay querechazar denuncias infundadas, como hayque denunciar como hipócritas y manipula-doras condenas de la violencia en las insti -tuciones públicas que no van acompañadasde la condena de la violencia terrorista,que, al revés, pretenden encontrar en ellasuna excusa para esta. Pero nada de ello jus-tifica que no se dé curso, con seriedad, enlas instancias judiciales pertinentes, a lasdenuncias que se formulen, sin prejuzgar apriori sobre la insinceridad del denuncian-te. Están en juego cuestiones decisivas: res-pecto a las víctimas en primer lugar, sobrelas que hay que hacer emerger la verdad,base de la justicia; y respecto al propio Esta-do de Derecho, pues son estas investigacio-nes, y no las ocultaciones, las que lo hacensólido.

Las consideraciones que he realizado enestas líneas no pretenden sentar cátedra. Seproponen como material para un diálogohonesto y lúcido en el que participen lasinstituciones públicas y las organizacionessociales, y, por supuesto, y relevantemente,las víctimas, a fin de facilitar la vía para quese haga justicia con todas ellas. Diálogoque tímidamente se está dando ya, peroque conviene intensificar y mejorar en cali -dad. q

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ETAk eragin dituelako ala biktimadirelako naiz solidario ETAren bik-timekin? Biktima direlako banaizsolidario haiekin, solidario izangonaiz biktima guztiekin, baita espa-rru publikoetan eragindakoekinere.

Oinarririk gabeko salaketak bazter-tu behar dira eta hipokrita etamanipulatzaile bezala salatu behardira indarkeriaren gaitzespenakindarkeria terroristaren gaitzespe-nik egiten ez duten erakundepublikoetan.

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Mi admirado Javier Elzo, en el discursoque pronunció en el Palacio Miramarde Donostia-San Sebastián el 15 de

diciembre de 2009 en el acto en el que reco-gió el Premio Eusko Ikaskuntza habló, desdela razón y desde el corazón, de la necesidadde reconocer el dolor y las vulneraciones deDerechos Humanos de todas las víctimas dela violencia de diverso signo relacionadascon el contexto político de las últimas déca-das (las víctimas de ETA, las del GAL y otrosgrupos análogos, las víctimas de actuacionesilegales o desproporcionadas de las fuerzasde seguridad o de grupos parapoliciales, yun cuarto grupo configurado por las víctimasdel franquismo). Hago mías sus sabias y lúci-das reflexiones, y suscribo su idea de que porla pervivencia de la violencia terrorista deETA resulta prioritario trabajar por la desapa-

rición de la citada organización, pero sin des-cuidar la atención a todas las víctimas. Losfamiliares y amigos de las más de ochocien-tas personas asesinadas por ETA, los cente-nares de heridos, las miles y miles de perso-nas amenazadas de muerte durante tantotiempo, los empresarios y profesionales quehan sido extorsionados y coaccionados…Todos ellos están –deben estarlo- muy pre-sentes en las agendas de las políticas públi-cas, como prescribe la Ley 4/2008 de reco-nocimiento y reparación de las víctimas delterrorismo.

Dicha ley, aprobada por la inmensa mayoríadel Parlamento, también obliga, como nopodía ser de otra manera, a que los dere-chos recogidos en ella sean también reco-nocidos debidamente a las víctimas de

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LAS OTRAS VÍCTIMAS: TAMBIÉN VÍCTI-MAS DE GRAVÍSIMAS VULNERACIONESDE DERECHOS

Iñigo Lamarca Iturbe

Ararteko

Artikulugilearen ustez, biktimak protagonista diren errealitate ikaragarriakaztertzerakoan erabiltzen diren planteamendu etiko eta kontzeptualak kostaahala kosta saihestu behar du distantziakide bezala ikustea edo kalifikatzea;alderantziz, “zero distantzia” erakutsi eta egiaztatu behar du errealitate horieta-ko bakoitzarekiko Giza Eskubideen errespetu sakona eta gertatu diren eskubideenurratzeak aitortzea dakarten balioetan sustraitutako jarrera sendoetatik.

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otros grupos terroristas que han actuado enEuskadi (GAL, BVE, CAA, GAE, Triple A,etc.). Lo decíamos en el informe extraordi-nario que hicimos público en julio de 2009sobre las víctimas del terrorismo. Hoy debe-mos reiterar que la presencia y el reconoci-miento sociales de estas víctimas, así comolas actuaciones correspondientes de las ins-tituciones públicas, deberían experimentaren los próximos años un fuerte acelerónpara responder adecuadamente a las justasdemandas de esas víctimas y atender debi-damente a los déficits y carencias que sehan constatado en relación con la aplica-ción de la referida Ley 4/2008 a las mismas.Es necesario que siga imperando el amplísi-mo consenso que otorgó una formidablefuerza política, social y moral a dicha ley entodo lo relativo al desarrollo, interpretacióny aplicación de la misma, y que en esemarco se determinasen las soluciones másjustas, sin minusvalorar o relativizar en nin-gún caso la condición de víctima, incluso dequienes pudieron a su vez ser victimarios(es el caso de supuestos miembros de ETAque fueron asesinados por grupos terroris-tas).

Con respecto a las víctimas de la violencia, seha constatado la existencia de una dolorosa einjusta omisión: la relativa a las víctimas deactuaciones contrarias a la ley y vulneradorasde derechos protagonizadas por algunosagentes policiales (se han contabilizado 84muertos desde 1969 y centenares de heridos)o por grupos parapoliciales. El anteriorGobierno elaboró un informe sobre estas víc-timas que generó el rechazo del PSE y del PP;el actual realizó un nuevo informe que conci-tó el apoyo de todos los grupos parlamenta-

rios, si bien con matices en algunos casos. Elsiguiente paso ha sido la aprobación el pasa-do 31 de marzo de una proposición no de

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Lege horri, bere garapen, interpreta-zio eta gauzatzeari dagokienez, seku-lako indar politiko, sozial eta moralaeman zion adostasun zabalak nagusiizaten jarraitu behar du.

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ley, suscrita por todos las fuerzas políticasparlamentarias menos el PP y UPyD, en virtudde la cual se insta al Gobierno a adoptar unaserie de medidas, incluso de carácter norma-tivo, para el reconocimiento de estas vícti-mas, y se acuerda la constitución de unaponencia parlamentaria. Esta iniciativa tiene,a nuestro juicio, un enorme valor puesto quesupone un avance decisivo en un tema quetiene que ser abordado y regulado con deter-minación.

Es innegable que no va a resultar fácil ponernombres y apellidos a muchas de estas vícti-mas puesto que las vulneraciones de susderechos no han sido reconocidas ni reivindi-cadas por sus autores ni existen sentenciascondenatorias. Esto se manifiesta de maneraparticularmente acusada en lo referente a lasvíctimas de las torturas y malos tratos. Peroexiste abundante documentación, hay datos

objetivos sobre los muertos y heridos habi-dos, y hay recopilados numerosos testimo-nios. Además, una investigación que tengadecidida voluntad esclarecedora y emplee losmedios y recursos necesarios podría conse-guir resultados eficaces. La identificación deestas víctimas de una violencia ilícita e inmo-ral y el reconocimiento a las mismas de dere-chos asociados a la verdad, la justicia y lareparación no deberían estar concatenadosnecesariamente a la determinación en sedejudicial de la vinculación de las víctimas conla comisión de un ilícito penal. La solidezacreditada de los elementos objetivos y delos testimonios en el proceso investigadorque se abra debería ser fundamento suficien-te para el reconocimiento de la condición devíctima.

Dentro del colectivo de estas víctimas de vio-laciones de Derechos Humanos y otros sufri-

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mientos injustos producidos en un contextode motivación política quienes lo han sidopor prácticas de torturas y malos tratos pre-sentan el perfil más difícil en orden a su iden-tificación. A estas alturas no se puede negar

que ha habido y siguen produciéndose estasprácticas (ahí está, como muestra, la senten-cia de la Audiencia Provincial de Gipuzkoaque el 30 de diciembre de 2010 condenó acuatro guardias civiles). El Ararteko se ha pro-nunciado en reiteradas ocasiones sobre estaexecrable realidad y lo ha hecho poniendoénfasis en la necesidad de articular mecanis-mos y protocolos eficaces en el ámbito de laprevención para eliminar o minimizar al máxi-mo las posibilidades de que tales prácticasilegales se produzcan y para que, en el casode que haya denuncias, pueda arrojarse luzsobre los hechos denunciados. Existen, ade-más, informes de diversos organismos euro-peos e internacionales que trabajan en elcampo de la prevención de la tortura, inclui-dos Relatores Especiales de Naciones Unidas,que han de tomarse en consideración en estamateria (el último hecho público por AI enmayo). A partir de la premisa incuestionablede la existencia de víctimas de la tortura ymalos tratos, se ha de abordar con valentía ydecisión el esclarecimiento de todos los casosdenunciados en los términos a los que noshemos referido anteriormente.

Todas las víctimas han de ser reconocidascomo tales, según las características específi-cas de su victimación y han de serles recono-cidos los derechos que hemos mencionado.El planteamiento ético y conceptual que seemplee en el abordaje de las terribles reali-dades que protagonizan las víctimas debeevitar a toda costa que sea percibido o califi-cado como equidistante; por el contrariodebe mostrar y demostrar “distancia cero”para con cada una de esas realidades desdeposiciones firmemente arraigadas en valoresde respeto profundo a los Derechos Huma-nos y de reconocimiento de las vulneracionesde derechos producidas. q

Ukaezina da ez dela batere errazaizango biktima hauetako askori izeneta abizenak jartzea, inork ez duelakoinoiz aitortu beren eskubideak urratuzaizkiela eta egileek ere ez dituztela-ko errebindikatu. Gainera, ez dagozigor-epairik.

Ausardia eta erabakiz ekin behar zaioaipatu ditugun terminoetan salatuta-ko kasu guztien argitzeari.

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Agradezco la invitación que me ha hecho“Gesto por la Paz”, para participar en estenúmero de “Bake Hitzak” dedicado a “las

otras víctimas”. En primer lugar quiero recordaragradecido el XI Acto de Solidaridad con las Víc-timas del Terrorismo, en el que participé, cele-brado por Gesto por la Paz, en Bilbao, el 19 deDiciembre del pasado año 2010.

Entrando en el tema de este artículo, consideroponderada la triple clasificación que hace“Gesto”, dentro de las VÍCTIMAS DE LA VIOLEN-CIA: “VÍCTIMAS DEL TERRORISMO” (Covite tam-bién ha incluido siempre entre éstas, no sola-mente a las víctimas del GAL, sino además a las

de la Triple A, de los Comandos AutónomosAnticapitalistas, del Batallón Vasco-español ysimilares bandas); “VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIACALLEJERA” (habrá que entender no de cual-quier violencia, sino de la terrorista “de bajaintensidad”) y “LAS OTRAS VÍCTIMAS”.

Paso a reflexionar sobre los cinco bloques decuestiones que se me proponen. Entrando en elprimer bloque, se me pide una opinión sobre loscriterios que se deberían aplicar para considerara una persona como “víctima de la violencia ins-titucional”. Interesa conocer el carácter injustode esa “violencia Institucional”. De otro modo,no se podría considerar “víctima”, en sentido

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LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO Y“LAS OTRAS VÍCTIMAS”

Silverio Velasco Domínguez de Vidaurreta

Miembro de COVITE

“Indarkeria instituzional legitimoaren” (Zuzenbidezko indarkeria, indarkeriarenmonopolioaren titular denak gauzatutakoa) eta “indarkeria instituzional ez-legi-timoaren” (frogatu diren neurrigabeko jarduerak eta terrorismoaren aurkakoborrokan segurtasun indarren eskuduntza legaletan gehiegikeria ez halabeharrez-koa ekarri dutenak) arteko bereizketa egiten du bere gogoetan artikulugileak.“Beste biktimek” aitorpena eta ordaina merezi dutela dio, beren pairamenenbidegabekeriaren gaitzespenetik hasita, baina terrorismoaren biktimei berariazkotratamendua eman behar zaiela, terrorismoa ez diren beste era bateko beste kri-men batzuen artean lausotu ez daitezen.

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estricto, a quien sufriese las consecuencias deuna “violencia institucional legítima”, de unaviolencia ajustada a Derecho, ejercida por quienes titular del monopolio de la violencia. Habríaque hablar, por tanto, de “violencia institucionalilegítima”. Así entiendo la noción de “otras víc-timas”, definidas con justeza por Gesto, como“víctimas de actuaciones probadamente despro-porcionadas y que hayan supuesto una extrali-mitación no accidental en las atribuciones lega-les de las fuerzas de seguridad en su lucha con-tra el terrorismo” (Publicación de esa Coordina-

dora, de septiembre 1999). Como criterios aaplicar, para determinar si alguien es víctima dela “violencia institucional ilegítima”, exigiría,supuesto el acatamiento al Poder Judicial, ladenuncia para incoar un procedimiento quepudiese concluir en una sentencia condenatoriadel victimario. El supuesto de la aplicación deuna “violencia institucional legítima” que, demanera accidental, causase muertes o lesiones,no sería, por definición, un supuesto de “violen-cia institucional ilegítima”, pero sí daría lugar alcorrespondiente reconocimiento de la responsa-bilidad civil.

Volviendo a la “violencia institucional ilegítima”,a la que se traduce en malos tratos, torturas eincluso asesinatos, creo que actualmente enEspaña está suficientemente deslegitimada porlos poderes públicos y por la sociedad en gene-ral, cosa que no podría afirmarse de tiempospasados, aunque cercanos.

En relación con el segundo bloque de cuestio-nes, sí considero que “las sistemáticas denunciasde torturas responden a una táctica deslegiti-madora del Estado de Derecho”. En las “denun-cias sistemáticas de torturas” consiste precisa-mente esa “táctica deslegitimadora”. ¿Desapare-cerá? La derrota definitiva e incondicional deETA, sí que conllevaría una contestación positi-va. Completando la cuestión, sí que hay queafirmar que ha habido denuncias verdaderas yque puede haberlas en el futuro. En todo caso,la exigencia de investigaciones debe darse siem-pre que exista una duda razonable. Algo másque duda habría que exigir para realizar campa-ñas públicas. En la búsqueda de la verdad, la

sociedad debe velar por el buen funcionamien-to del Estado de Derecho y, en honor a esa ver-dad, dar también publicidad a las denunciasque se demostrasen falsas.

Entro en el tercer bloque de preguntas. Son doslas preguntas que se plantean: sobre la insis-tencia en distinguir las víctimas del terrorismode esas “otras víctimas” y sobre las ventajas ypeligros de esa insistencia. Esa distinción apa-rece con claridad establecida en el Informemismo del pasado año 2010 sobre “Víctimas deVulneraciones de Derechos Humanos y Sufri-mientos Injustos producidos en un contexto deviolencia de motivación política”, elaborado porlas Direcciones de Atención a las Víctimas delTerrorismo y de Derechos Humanos del Gobier-no Vasco. Dice así el capítulo 1 (pág. 4) de esetexto: “… deberá también atender a la especialsignificación de las víctimas del terrorismo juntoa las víctimas de otras violaciones de DerechosHumanos u otros sufrimientos injustos, todoello sin equiparar situaciones distintas, perodando a todas atención y tratamiento”. Por suparte, la Directora de Derechos Humanos delGobierno Vasco, Inés Ibáñez de Maeztu, enentrevista concedida al diario “El Mundo” (13-05-2010), refiriéndose a estas “otras víctimas”,en comparación con las del terrorismo, dice:“… sería más adecuado diferenciarlas porqueestamos poniendo la nota en no hacer equidis-tancias”.

Me sumo a esta clara distinción. Las “otras vícti-mas” merecen reconocimiento y reparación, par-tiendo de la condena de la injusticia de suspadecimientos, pero no creo, por ejemplo, queesas víctimas tengan interés en participar connosotros, víctimas del terrorismo, en homenajesconjuntos. Tampoco sé yo de ninguna víctimadel terrorismo que quiera esos homenajes. Creoque no debe intentarse difuminar la especifici-dad de las víctimas del terrorismo con esas otrasvíctimas, como tampoco con las víctimas de laGuerra Civil o del franquismo en general. Nuncanos ha agradado la coletilla de “víctimas delterrorismo y de la violencia”. En la sesión consti-tutiva del “Consejo Consultivo de ConvivenciaDemocrática y Deslegitimación de la Violencia”

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“Indarkeria instituzional legitimo-az” eta “indarkeria instituzional ez-legitimoaz” hitz egin beharkogenuke.

Terrorismoaren biktimen berariaz-kotasuna ez da “beste biktimen”artean lausotu behar.

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(23.03.2011), uno de sus miembros insinuó laconveniencia de que dicho Consejo se ocupasetambién de la “violencia de género”. El presi-dente consideró que tal sugerencia estaba fuerade lugar. Cada cosa en su sitio. El terror tuvo(tiene) sus bandas y programas criminales y noes ése el caso de las concretas conductas delic-tivas de funcionarios policiales o penitenciarios.La ventaja de insistir en la distinción es la ven-taja de la verdad. Las víctimas del terrorismo nosmerecemos un trato específico, que no se nosdesdibuje en el conjunto de otros crímenes dedistinta naturaleza, que no son terrorismo. Elpeligro de esa subrayada especificidad podríaser el de minimizar la importancia de las “otrasvíctimas”. Evítese esa minusvaloración, pero nohagamos un cóctel con cosas distintas.

En el bloque cuarto de cuestiones, se plantea sidebería concederse el mismo tratamiento a “lasotras víctimas” que a las víctimas del terrorismo.En el resarcimiento económico y en atencionesmédicas y sicológicas y demás considero que sí.Pero, teniendo en cuenta que sin sentencia judi-cial no está acreditada esa “otra victimación”,resulta enorme la diferencia numérica entre esoscasos y los muy numerosos, evidentes y reivin-

dicados, del terrorismo. Alguna diferencia sedebe establecer. Por ejemplo, no tendría sentidouna Comisión Parlamentaria para esas “otras víc-timas” ni siquiera una Ponencia. En cuanto a lasociedad, en general, considero positivo que semanifieste en contra de toda tortura y cualquierotro trato degradante, clara exigencia de losDerechos Humanos. En este sentido, las organi-zaciones sociales podrían impulsar esas reaccio-nes de la sociedad, animadas por la verdad y lajusticia.

Finalmente, en el quinto bloque de cuestiones,se pregunta por la calificación moral de unas y“otras víctimas”. Son merecedoras de todo res-peto y reconocimiento y, en cuanto a sus victi-marios, funcionarios dotados de autoridad, estacircunstancia supone una gravedad penal ymoral añadida. q

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Inoiz ez dugu gustuko izan “terro-rismoaren eta indarkeriaren bikti-mak” argibidea.

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El pasado día 17 de Febrero el Pleno delParlamento Vasco aprobó sin ningúnvoto en contra una Proposición no de

Ley en la que se establecía la hoja de ruta enel reconocimiento y la reparación a las vícti-mas de violaciones de Derechos Humanoscometidas por funcionarios públicos en elejercicio de sus funciones. Fue ésta la expre-sión parlamentaria de una voluntad políticacompartida de hacer frente a la existencia deotras violaciones de Derechos Humanos,diferentes a las sufridas por las víctimas delterrorismo, y hasta el momento no atendi-das. Las mal denominadas “víctimas de moti-vación política”.

Y digo mal denominadas, porque las víctimasde ETA sí son víctimas de motivación política.ETA las asesinó para imponer un proyectopolítico totalitario y excluyente. Pero las víc-

timas producidas en una manifestación, o enun control, y las acaecidas en comisaría

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DERRIBANDO MUROS CONTRA LOSDERECHOS HUMANOS

Jesús Loza

Parlamentario por PSE-EE

Joan den otsailaren 17an, Eusko Legebiltzarrak beren eginkizunak gauzatzerako-an funtzionario publikoek Giza Eskubideen aurka egindako bortxaketen biktimeiaitorpena eta ordaina emateko bidai orria jasotzen zuen ez legezko proposizioaonartu zuen. “Motibazio politikoko biktimak” deitura okerra ematen zaienakdira. Zuhurtzia, zorroztasuna eta adostasuna printzipioetan oinarritzen da eki-men honen arrakastaren funtsezko arrazoia. Iraganaren azterketa kritikoa egiteakarrisku nabarmenak dakartza baina baita aukerak ere. Ezinbestekoa da, GizaEskubideen bortxaketetatik eratorritako biktimenganako arretari dagokionez,elkartasuna galarazten duten harresi guztiak botatzea.

Terrorismoaren biktimen oinazeakez dira bakarrak izan, beste batzukere izan direlako.

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como fruto de torturas y malos tratos no son,fundamentalmente, víctimas de motivaciónpolítica, sino víctimas de abusos de funcio-

narios públicos en el ejercicio de sus funcio-nes, en definitiva víctimas policiales. El califi-cativo de políticas podría ser correcto paralas víctimas producidas durante la dictadurafranquista y los años trascurridos hasta laaprobación de la Constitución, pero no apartir de ese momento.

Pero, volviendo a la aprobación de esta ini-ciativa parlamentaria, su gran valor reside enla trayectoria de consenso que recorriódesde sus inicios. Hubo un consenso inicial yunánime, conseguido en Diciembre de 2009ante una propuesta de Aralar. Sobre esta

base, el Gobierno Vasco emitió un informeque constituyó el documento de mínimospara avanzar en el reconocimiento y en lareparación a estas víctimas. Un documentoque todos los grupos parlamentarios consi-deraron suficiente para avanzar, aunquetambién unos y otros manifestaran discre-pancias o detectaran insuficiencias en algu-no de sus apartados. Considero convenienteresaltar que este clima de entendimiento selogró tras dos intentos previos fallidos en2000 y en 2007, y, además, con un Gobier-no Vasco presidido por el Lehendakari PatxiLópez.

A mi juicio, la razón fundamental del éxitode la iniciativa en 2011 se basa en los tres

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‘Politiko’ kalifikatzailea zuzena li-tzateke diktadura frankistan etaKonstituzioa onartu arte igarotakourteetan gertatutako biktimentzat.

Ekimenaren arrakastaren funtsezkoarrazoia lana inspiratu zuten hiruprintzipiotan oinarritzen da:zuhurtzia, zorroztasuna eta adosta-suna.

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principios que inspiraron el trabajo desdeDiciembre de 2009: prudencia, rigor y con-senso. Principios que no se tuvieron en cuen-ta en los dos intentos anteriores arriba men-cionados. El diálogo entre el Gobierno Vascoy los grupos parlamentarios ha sido constan-te y fluido. Y tendrá que seguir siéndolo enel futuro. Por ello es fundamental la existen-cia de una ponencia como fórmula de traba-jo parlamentario que permite poner en prác-tica esos tres principios, pero que suscitódudas en algunos grupos.

Cuando escribo estas líneas, y tras meses dediálogo, creo que constituiremos la ponenciacon la participación de todos los grupos par-lamentarios; algo muy importante para pro-mover un debate sereno y franco que permi-ta llegar a acuerdos. Porque los tres princi-pios que nos han llevado a afrontar una asig-natura pendiente como la de las víctimaspoliciales, tienen que mantenerse en el difí-cil camino que nos espera. A nadie se leoculta que hacer una revisión crítica delpasado supone riesgos evidentes. Pero soyde los convencidos de que junto a los ries-gos están siempre las oportunidades. Y paramí, las oportunidades que el acuerdo abreson mucho más importantes que los riesgosque conscientemente hemos asumido.

En mi opinión, también hay otro elementoque ha facilitado el consenso. El reconoci-miento y reparación a las víctimas del terro-

rismo es hoy una realidad. La ley vasca4/2008 de reconocimiento y reparación a lasvíctimas del terrorismo y su decreto de desa-rrollo, la ley estatal de solidaridad de 1999 yla proposición de ley sobre atención integrala las víctimas del terrorismo presentada portodos los grupos parlamentarios en las Cor-tes Generales lo han facilitado.

El consenso de todos los grupos descansatambién en otra afirmación indirectamenterelacionada con lo expresado antes. La delrechazo a la teoría del conflicto, de la exis-tencia de dos violencias simétricas, como jus-tificativa del terrorismo, para no equiparar loque no es equiparable. Y, complementaria-mente, la asunción por todos de que lossufrimientos de las víctimas del terrorismo nohan sido los únicos, porque también hanexistido otros, y de que, por tanto, es undeber de justicia reconocerlos y repararlosen la medida de lo posible. Conscientes, esosí, de que hemos llegado tarde, pero decidi-dos a que ese ejercicio de justicia tengalugar.

Estoy sinceramente convencido de que eltrabajo realizado y el que nos espera va asuponer una refuerzo de la legitimidad denuestro Estado de Derecho y va suponertambién una base sólida sobre la que cons-truir un futuro de convivencia en paz y enlibertad.

Carlos Martín Beristáin suele decir que espreciso derribar los muros que impiden lasolidaridad en todo lo que se refiere a laatención a las víctimas de violaciones deDerechos Humanos. Y algo de eso estamoshaciendo. Pero creo que no sólo hay quederribar esos muros, sino que no hay quedesechar las piedras con las que estabanconstruidos, para utilizarlas en el refuerzodel muro que nos separe del terrorismo, delfanatismo y de la exclusión. q

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Ezinbestekoa da, Giza Eskubideenbortxaketetatik eratorritako bikti-menganako arretari dagokionez,elkartasuna galarazten dutenharresi guztiak botatzea

ETAren biktimak bai direla motiba-zio politikoko biktimak. ETAk egi-tasmo politiko totalitario eta baz-tertzailea ezartzeko asasinatuzituen.

Manifestazio batean, kontrol bate-an eta komisarietan torturen etatratu txarren eraginez gertatutakobiktimak ez dira motibazio politiko-ko biktima.

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Hablar de violación o vulneración de Dere-chos Humanos en el País Vasco nos obli-ga una y otra vez a poner la mirada en

las víctimas del terrorismo. La legislación vascaha dejado ya sentado de qué hablamos cuandohablamos de víctimas del terrorismo: de las pro-vocadas por la banda terrorista ETA, cuya ame-naza todavía permanece entre nosotros, y tam-bién de aquellas víctimas de otros grupos hoyfelizmente desaparecidos como el GAL, la TripleA o el BVE.

Pero en Euskadi ha habido más sufrimientosque el de estas víctimas ya reconocidas en laLey. Muy cerca de nosotros, en nuestra historiamás reciente, encontramos personas que fue-ron asesinadas o resultaron gravemente heridascomo consecuencia de la actuación ilícita de

agentes y cuerpos de seguridad. Estas víctimasde vulneraciones de Derechos Humanos sonespecialmente significativas, desde un análisiscuantitativo, durante los últimos años del fran-quismo y los primeros de la transición.

Desde un análisis sobre el autor de la violenciano es posible equiparar a unas víctimas conotras. Como explica Xabier Gurrutxaga en un

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RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN DEVÍCTIMAS DE OTROS SUFRIMIENTOS

Inés Ibáñez de Maeztu

Directora de Derechos Humanos del Gobierno Vasco.

Eusko Jaurlaritzako Giza Eskubideen Saileko Zuzendariak aitortzen duenez,oraindik badago zereginik, batez ere frankismoaren urteetan eta trantsizioanbereziki ugariak izan ziren Estatuko segurtasun indar eta taldeen jarduera bide-gabearen jardueraren ondorioz asasinatu zituzten edo zauri larriak eragin zizkie-ten biktimei dagokienez. Ines Ibáñez de Maeztuk urteetan botere publikoen isilta-suna eta gizarteak jasandako bidegabekeria hori ez aitortzea sufritu duen taldehonekin lan egiteko asmoa berretsi du.

Biktima hauek bereziki esangura-tsuak dira, azterketa kuantitatibo-tik, frankismoaren azken urteetaneta trantsizioko lehenengoetan.

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artículo reciente (El Correo, 3.12.10): “...no esequiparable la violencia del militante de ETAcon la que han producido, por ejemplo, fuerzaspoliciales con evidente abuso de poder y extra-limitándose en sus funciones como agentes dela autoridad. El primero se integra en una orga-nización cuyo rasgo esencial es la utilización dela violencia para conseguir los objetivos quedice pretender. Es decir, esa violencia es lo quedefine a la organización a la que pertenece elmilitante. Más aún, la práctica de la lucha arma-da se teoriza y asume como instrumento estra-tégico indispensable. Los abusos policiales,como torturas, secuestros, hasta hechos des-graciados que significaron la muerte de algúndetenido, no convierten al Estado democráticoen una organización violenta y terrorista. Perohay otro hecho que debe ser mostrado con cla-ridad. Para una organización que hace de la

violencia su medio estratégico de supervivenciaes un auténtico contrasentido que se le pidaque mantenga una actitud vigilante contraria ala violencia. Sin embargo, el Estado democráti-co se fortalece cuando, además de combatir elterrorismo, mantiene todos los controles activospara que nadie integrado en sus estructuraspueda aprovecharse de las mismas para ejercerla violencia ilegítima e ilegal”.

Cuando hablamos de víctimas, de cualquier víc-tima, nos enfrentamos al hecho concreto de laimposición de un sufrimiento injusto. En talcaso, desde la perspectiva de los DerechosHumanos, no hay diferenciación en el hecho dela victimización en sí. La habrá en sus formas ymotivaciones, o en las repercusiones individua-les y colectivas, o en las reacciones instituciona-les, pero la conculcación de los derechos fun-damentales ha de conllevar un reproche comúnde una sociedad democrática, dentro del Esta-do de Derecho.

Partiendo de este axioma, es tiempo de ponerluz y atención sobre todas las víctimas de vul-neraciones de Derechos Humanos en Euskadi.

También sobre las que hemos denominado “demotivación política”, pero que estoy segura seidentificarán rápidamente si hablamos en térmi-

nos de víctimas de los abusos ilegítimos deautoridad ejercidos por servidores públicos enel ejercicio de sus funciones, ante el terrorismode ETA. Son éstas las víctimas en las que se cen-tra el Informe Víctimas de Vulneraciones deDerechos Humanos y Sufrimientos Injustos pro-ducidos en un contexto de Violencia de Moti-vación Política.

Y es ésta la encomienda que el ParlamentoVasco ha realizado al Gobierno, el pasado 17de febrero, basándose precisamente en lasrecomendaciones que recoge el Informe pre-sentado conjuntamente por la Directora de laDirección de Atención a la Víctimas, MaixabelLasa, y yo misma, ante la Comisión de DerechosHumanos y Solicitudes Ciudadanas.

Es un camino que hay que recorrer con pasofirme y decidido, buscando la complicidad delos compañeros de viaje para retirar los obstá-culos que, sin duda, los habrá.

Ahora es el momento de fijar las actuacionesconcretas de los poderes públicos, que seimpulsarán y desarrollarán desde esta Direcciónde Derechos Humanos del Gobierno Vasco. Esuna tarea que asumo con gran responsabilidadporque este trabajo debe posibilitar el alcanzarun horizonte cercano de reconocimiento y repa-ración para estas víctimas, muchas de ellassometidas a largo tiempo de olvido.

Conocer las complejas realidades de las vícti-mas, saber dar respuestas a sus diversas necesi-dades y transmitir a la sociedad cuanto desdelas instituciones efectuamos, es la tarea quetiene encomendada esta Dirección en la quevoy a poner todo mi empeño y entusiasmo. q

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“Estatu demokratikoa sendotu egi-ten da, terrorismoari aurre egiteazgainera, kontrol guztiei indarreaneusten dienean, bere egituretakoinork ez ditzan egiturok indarkeriabidegabeko eta ilegala gauzatzekoerabili” Xabier Gurrutxaga

Funtsezko eskubideen urratzeakgizarte demokratiko osoaren gaitz-espena eragin behar du Zuzenbi-dezko Estatuan.

Hauxe da botere publikoen jardue-ra zehatzak finkatzeko unea.

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En los últimos diez años, se han produci-do avances importantes en el reconoci-miento de las víctimas del terrorismo y

también en estos últimos años, se han dadopasos hacia la recuperación de la memoriahistórica y el reconocimiento de las víctimasdel franquismo. Los grupos políticos se hanpuesto de acuerdo y han adoptado medidaslegislativas y administrativas tendentes a lareparación. El merecido reconocimiento, aun-que tarde, se va afianzando en nuestra socie-dad.

Sin embargo, es necesario completar el mapade violaciones graves de Derechos Humanosproducidas en Euskadi en las últimas décadas,incorporando en este mapa a aquellas vícti-

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HACIA EL RECONOCIMIENTO DE TODASLAS VÍCTIMAS

Monika Hernando

UNESCO Etxea

Artikulugileak auzi batzuen eboluzio positiboa aipatzen du hasieran: terrorismo-aren eta baita frankismoaren biktimen aitorpena, memoria historikoa berresku-ratzea eta, ondorioz, oraindik konpondu gabe dauden gaien salaketa egitea.Zehatz-mehatz, “deitura okerra” ematen zaien beste biktimez jarduten du, bereesanetan, 100 hildako eta 500 zauritu.Egia da herritarren osotasun fisikoaren urratzea Estatuko segurtasun indarrenaldetik nabarmen hobetu dela 80ko hamarkadatik aurrera; hala ere, gaur eguntorturaren eta tratu txarren arazoa dugu. Estatuari zilegitasuna kentzeko etenga-beko salaketaren kanpainak egia ezagutzea oztopatu duela aitortzeaz batera, arti-kulugileak beste hau salatzen du: horrek salaketen inguruko ikerketarik ez zabal-tzea eta honako delituak saihesteko beharrezko neurriak ez hartzea justifikatzekobalio izan duela eta balio duela.

Ezinbestekoa da prebentziorakomekanismoak eta ikerketa zorrotze-rako tresnak ezartzea atxiloketakasu guztietan.

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mas que todavía no han sido objeto de reco-nocimiento, aquellas que ya de una formabastante extendida, y tal vez no del todo ade-cuada, se están llamando las “otras” víctimas,y que tomando la denominación utilizada porel Parlamento Vasco serían las víctimas de“situaciones de sufrimientos injustos por lavulneración de Derechos Humanos provocadaen el marco de la violencia vivida en Euskadien las últimas décadas, y desatendidas hastala fecha”.

Decir “violencia vivida en Euskadi en las últi-mas décadas” nos exige analizar al menosmínimamente los diferentes contextos políti-cos y sociales que abarca. Si ponemos nuestramirada a principios de los años 60, nosencontramos con unos años en los que está-bamos inmersos en un régimen totalitario, enel que se daba una sistemática violación delos Derechos Humanos. Tras la muerte deFranco, y con la aprobación en 1978 de laConstitución española, se comienza unanueva etapa y un periodo de construcción deun Estado democrático que intenta marginary orillar prácticas y hábitos del pasado, sinlograrlo en todas las ocasiones puesto que

estos procesos de transición no se desarrollande la noche a la mañana. Por ello, al menoshasta mediados de los años 80, nos encontra-mos con una serie de casos derivados deactuaciones de instituciones nacidas con lademocracia que conviven al mismo tiempo,con personas, prácticas y hábitos predemo-cráticos.

Por último, a partir de mediados de los 80 nosencontramos con unas instituciones más con-solidadas y con un funcionamiento ya máspropio de un Estado democrático y de dere-cho donde los casos de violaciones de Dere-chos Humanos se reducen y, en todo caso,adquieren otras características.

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80ko hamarkadara arte, demokra-ziarekin sortutako erakundeen jar-duerak eta, hauekin batera, demo-kraziaren aurreko pertsona, jardue-ra eta ohiturak aurkitzen ditugu.

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Se reducen muy significativamente, por ejem-plo, los casos de violación del derecho a lavida, así como otro tipo de casos, más pro-pios de tiempos de mayor conflictividad,como las agresiones con motivo de controlesde carretera o en manifestaciones y alterca-dos. Las denuncias más significativas enestos años, en cambio, se centran en tipolo-

gías propias de las situaciones de privaciónde libertad y custodia policial, destacando demodo muy significativo los malos tratos y tor-turas. Al respecto, debemos señalar que algu-nas deficiencias del sistema judicial y caren-cias en las investigaciones policiales de estoscasos impiden hacer recogidas de datos tota-les e incontrovertibles.

Así, tomando como referencia algunas inves-tigaciones que ya se han llevado a cabo alrespecto, y sin perjuicio de que una vez ini-ciado el procedimiento oficial de reconoci-miento habrá que hacer una exhaustiva iden-tificación de estas víctimas -que podrá variarlas cifras que manejamos- hablamos de apro-ximadamente 100 personas muertas y unas500 personas heridas a manos de agentes delas fuerzas de seguridad del Estado (princi-palmente guardia civil y policía nacional) encircunstancias de uso indebido de la fuerza oabuso de poder, con el añadido en muchoscasos de la agravante de la impunidad.

Asimismo, hablamos de un número indeter-minado de personas que han sufrido tortu-ras. Y decimos indeterminado porque, comoya hemos mencionado, las insuficiencias ocarencias habidas, de forma no excepcional,en muchos procesos de investigación de

denuncias de torturas, impiden un análisisprofundo de estos supuestos.

Incluso siendo conscientes de las dificultadesque existen para acercarse a esta cuestión deuna forma técnica y despolitizada, considera-mos de suma importancia que, como hamanifestado en reiteradas ocasiones el Arar-teko, hablemos también de la tortura. Así, lastorturas en el Estado español en general, yen la Comunidad Autónoma Vasca en parti-cular, han sido objeto de diferentes estudios,informes, conclusiones y recomendacionespor parte de organizaciones no gubernamen-tales de defensa de los Derechos Humanos,como Amnistía Internacional o Human RightsWatch, por Institutos Universitarios, como elInstituto Vasco de Criminología, y por el pro-pio Ararteko.

En el ámbito internacional, desde mediadosde los años 90, diferentes órganos y meca-nismos de protección de los Derechos Huma-nos, han generado conclusiones y recomen-daciones que son concluyentes y práctica-mente reiterativas, en torno a la necesidadde poner en práctica una serie de medidaslegislativas, administrativas y operativas, quesirvan para cumplir de forma adecuada conlas obligaciones internacionales sobre laprohibición absoluta de la tortura y otros tra-tos inhumanos y/o degradantes.

Así, todo Estado democrático de Derechodebería dotarse de un sistema eficaz y garan-tista que proteja el derecho a la integridadfísica y moral de sus ciudadanos y ciudada-nas. Para ello, es indispensable establecermecanismos de prevención adecuados entodas las situaciones de privación de liber-tad, así como herramientas de investigaciónrigurosas. Las instituciones del Estado espa-ñol, han justificado la falta de investigacio-nes de muchas denuncias, en función de la

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80ko hamarkadatik aurrera, GizaEskubideen bortxaketen kasuakgutxitu egiten dira baina tratu txareta torturenak dira salaketarikesanguratsuenak.

Estatuko segurtasun indarreneskuetan hildako 100 lagun ingu-ruz eta 500 zaurituz ari gara.

Aitorpen eta ordaintzarako bideakezarri behar ditugu biktima nolabihurtu diren kontuan hartuta,beren nortasunetatik eta aukerapuntualen batean biktima, bestetestuinguru batean, borrero ere iza-tetik harago.

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supuesta existencia de una consigna dedenuncia sistemática de torturas, comoforma de deslegitimar el estado de derecho.Esta doctrina ha hecho mucho daño a la ima-gen de España en la lucha contra las viola-ciones de los Derechos Humanos, en el ámbi-to internacional. A nuestro entender,emprender estas acciones con responsabili-dad y transparencia, lejos de deslegitimar el

poder del estado, serviría para demostrar sucompromiso con la Democracia y los Dere-chos Humanos y su intención de mejorar,mirando hacia el futuro, a partir de una revi-sión crítica del pasado.

Los discursos en torno a las víctimas son endemasiadas ocasiones utilizados en función

de los intereses de unos y otros, al igual quesucede con los discursos en torno a los Dere-chos Humanos. Sin embargo, desde nuestropunto de vista, el discurso y la práctica de losDerechos Humanos ha de ser el marco desdeel cual podemos empezar a avanzar y cons-truir una sociedad que respete la dignidadde todas las personas.

Debemos trabajar en la construcción de unaauténtica Cultura de la Paz, Cultura de lamemoria y Cultura de las Víctimas y hacerlodesde, para, por y con las víctimas, todas lasvíctimas, con independencia de que existansituaciones, contextos, condicionantes dife-rentes entre ellas. Debemos establecer losmedios de reconocimiento y reparación enfunción de cómo han sido victimadas, másallá de sus propias identidades e incluso másallá de que en alguna ocasión puntual, la víc-tima haya sido además victimario en otrocontexto. Y así, construir entre todos y todasuna memoria inclusiva, que tenga comomínimo común denominador el respeto a losDerechos Humanos de todas las personas, ydar así pasos firmes hacia un auténtico pro-ceso de reconciliación. q

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Ezker abertzalearen isiltasuna litza-teke gaitz txikiena. Ez dadila azal-pen larregi ematen saia, bere xehe-tasunek samina gehitzea baizik ezdute eta ekarriko.

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La aprobación de la iniciativa parlamentaria elpasado 31 de marzo, sobre las víctimas deviolaciones de Derechos Humanos y otros

sufrimientos injustos producidos en un contextode violencia de motivación política supone haceruna revisión crítica del pasado y, en la medida delo posible, un paso en el camino de acordar unmínimo relato común. Porque también las vícti-mas de motivación política tienen derecho alreconocimiento y reparación del daño sufrido.Siempre hemos defendido que todo lo que seadividir y clasificar el sufrimiento nos lleva a unasituación injusta. En ese sentido siempre hemosdefendido que a igual conculcación igual dere-cho.

Con la aprobación de dicha proposición no deley iniciamos un nuevo camino, dejando de lado

debates estériles superados. Fuimos capaces dealcanzar un acuerdo asumiendo la necesidad dereconocer a estas víctimas hasta hoy olvidadas.De hecho una de las novedades que ha supues-to la aprobación de la iniciativa ha sido quequienes se negaron en rotundo a reconocerlasen 2008, han llegado a decir sí en 2011, y hanreconocido que el camino que iniciamos en elParlamento es imprescindible para avanzar haciauna sociedad reconciliada y normalizada. Esesencial una mirada plural, es necesario quetodos hagamos una revisión crítica del pasado,algunos más que otros, así como reconocer eldolor y el sufrimiento causado, porque de locontrario no podremos alcanzar un relato demínimos compartido. Aralar inició hace ya 10años el camino que ha supuesto poner las basesde futuro que todas las sensibilidades políticas,

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UN RELATO DE MÍNIMOS COMPARTIDONECESITA QUE A IGUAL CONCULCACIÓNIGUAL DERECHO

Aintzane Ezenarro

Portavoz de Aralar en el Parlamento Vasco

Artikulugilearen ustez, funtsezkoa da begirada anitza, ezinbestekoa da denok–batzuek besteek baino gehiago- iraganaren azterketa kritikoa egitea eta eragin-dako samin eta oinazea aitortzea, bestela ezin dugulako gutxienekoen kontakizunbateratua lortu. Eta lege hau onartzea garrantzitsua da, bide berriari ekitea dela-ko, ez justiziarik, ez egiarik, ez aitorpenik, ez ordainik izan ez duten biktimen-tzako aitorpenaren bideari hain zuzen ere. Guztiok eta guztiontzako aldi berriariekin diogu Legebiltzarrean.

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incluida toda la izquierda abertzale, tendrá quetransitar.

Se que las víctimas de motivación política porhaber estado tanto tiempo olvidadas tienen pocaconfianza en las instituciones vascas, pero noshemos comprometido a que el camino iniciadono se interrumpa. Aralar inició el camino para elreconocimiento de toda vulneración de DerechosHumanos antes incluso de que se aprobara la leyde víctimas del terrorismo. Sin embargo en 2008no pudo ser y hemos necesitado 3 años más paraque aquello que en 2008 no pudo ser haya sidoposible en 2011. De esta manera aquellos que en2008 dijeron no, es decir, PP y PSE, han llegadoa decir si en marzo de 2011, sí al derecho que tie-nen esa víctimas de verdad, justicia y reparación.Hemos conseguido también que el acuerdoalcanzado en el Parlamento ratifique el informepresentado por el Gobierno vasco donde se reco-nocía que el estado español no ha investigadosuficientemente las denuncias de condenas y, dealguna manera, con la iniciativa aprobada hemosconseguido que se reconozca todos los sufri-mientos causados.

Un largo caminoHay que recordar que hemos tenido que trans-currir un largo y accidentado camino hasta llegar

al acuerdo histórico, pero nos sirve para seguirconfiando en la política, porque con insistenciase llega a acuerdos. De hecho ya en la VI legisla-tura se creó una ponencia sobre víctimas que nollegó a conclusión alguna. En 2007 se celebró unpleno monográfico en el que se aprobó el reco-nocimiento de víctimas que no eran víctimas deETA, a iniciativa de Aralar. En consecuencia, enjunio de 2008 se presentó un informe que reco-gía la realidad de las víctimas, al tiempo que seaprobó la ley de víctimas del terrorismo. Peroaquel intento no cuajó porque tanto PP como

PSOE se mostraron en contra. Al fin, y ya el 22 dediciembre 2009, re retomó la labor con el acuer-do parlamentario para que el gobierno realizaraun nuevo informe que el Parlamento aprobó el 1de diciembre de 2010. Por fin, el 31 de marzo de2011, y tras un largo y escabroso camino, seaprobó la que será la hoja de ruta para alcanzarel reconocimiento y reparación de las víctimas demotivación política, por un lado, y actos de reco-nocimiento institucional hacia esas víctimas, por

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Beti defendatu izan dugu oinazeabanatzeak eta sailkatzeak bidega-beko egoerara garamatzala.

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otro. No podemos olvidar que la iniciativa salióadelante sin votos en contra y con un amplioapoyo porque solo de esa manera podremosalcanzar un mínimo relato compartido del pasa-do, algo por otra parte imprescindible si quere-mos avanzar hacia la convivencia tan necesariaen este país.

¿Y por qué es tan importante la aprobación de lainiciativa? Porque hemos iniciado un nuevo cami-no, el camino del reconocimiento a las víctimasque no han tenido ni justicia, ni verdad, ni reco-nocimiento, ni reparación. Hemos dado inicio auna nueva etapa en el Parlamento, para todas ytodos. Me alegré mucho de que todas las sensi-bilidades representadas en el Parlamento sesumaran a la iniciativa y que lo hiciéramos deforma unánime.

Insisto en remarcar lo importante de iniciar unnuevo camino, y por tanto tenemos que dejaratrás debates estériles que ya hemos tenido enel pasado pero que con la iniciativa hemos lle-gado a superar. Porque la novedad es que efec-tivamente aquellos partidos que dijeron no en2008 han llegado a decir sí en 2011: sí al reco-nocimiento de las víctimas de motivación políti-ca por parte del Partido Popular y el PartidoSocialista.

Esa fue la novedad el pasado 31 de marzo en elParlamento, porque otros ya veníamos reclaman-do la necesidad que existía de ese reconocimien-to desde hacía muchos años; por eso insistimosen que ha supuesto una gran novedad que todosse sumen a esa afirmación y de esa manerahayan llegado a incorporar en su agenda políticala necesidad de reconocer también a las víctimasde motivación política.

El Gobierno Vasco tiene un año de plazo paraestablecer medidas tendentes a la reparacióndel sufrimiento de las víctimas y de sus conse-cuencias de diversa índole. Para ello tendráque establecer las medidas normativas preci-sas, comenzando con el decreto o decretosque marquen las ayudas a implementar y loscriterios para tener acceso a ellas, así como lanecesaria dotación presupuestaria. Desde Ara-lar nos hemos comprometido a hacer segui-miento del nivel de cumplimiento por partedel Gobierno Vasco. Y seguiremos trabajandotambién en la ponencia parlamentaria queesperemos no se demore más en el tiempopara seguir acordando iniciativas que, desdela crítica del pasado, nos ayuden a llegar aacordar un mínimo relato común, en la medi-da que sepamos seguir trabajando desde elconsenso. q

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Se me pide que efectúe unas reflexionessobre lo que en algunos ámbitos denomi-nan “las otras víctimas” y se me dan tres

ejemplos de lo que definen como tal*.

a) Las víctimas de ETA, del GAL y otros gruposde incontrolados que ya han sido resarcidaspor las leyes del Estado o de la ComunidadAutonómica Vasca. A pesar de las muchaslagunas que presenta la legislación actual y laincomprensible paralización de la tan cacarea-

da Ley Integral por los partidos mayoritarios enel Congreso de los Diputados.

b) Las víctimas de la violencia callejera, quetambién han sido resarcidas por las leyes delEstado o de la Comunidad Autonómica Vascapor los daños sufridos en sus bienes o en suspersonas.

c) Las víctimas de actuaciones desproporcio-nadas por parte de los miembros de las fuer-

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LAS TORTURAS Y LOS MALOS TRATOSNO EXISTEN

Francisco Zaragoza

Presidente de la Junta Directiva ACFSEVT (Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad Víc-timas del terrorismo)

Terrorismoaren biktima diren Estatuko Segurtasun Indar eta Taldeen Elkartekopresidenteak bere artikuluan dioenez terrorismoaren biktimak eta Estatuko segur-tasun indarren frogatutako neurrigabeko jardueren biktimak ezin dira parekatu.Terroristak menperatu nahi duten Estatua nolabait ordezkatzen duten helburuakakabatzen dituela eta beste biktimek beren burua ordezkatzen dutela bakarrik daartikulugileak argudiatzen duen arrazoi nagusienetakoa. Hala ere, beste gai bateninguruan ere ohartarazi nahi du: Estatuko segurtasun indarrak Euskal herrirazein baldintzatan zetozen lan egitera. Franciscoren arabera, prestaketa eta balia-biderik gabe zetozen terrorismoaz jantzitako egoerara. Ondorioz, bizipen trauma-tikoak izan dituzte eta iparraldeko sindromea jasan dute urte luzez.

* El autor del artículo interpreta erróneamente que los casos a), b) y c) son los que Gesto por la Paz considera "otras víctimas".No es así. Esta organización, llama "otras víctimas" exclusivamente a las correspondientes al apartado c) las víctimas de actuacio-nes probadamente desproporcionadas ó indebidas y que hayan supuesto una extralimitación no accidental en las atribucioneslegales de las fuerzas de seguridad en su lucha contra el terrorismo.

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zas de seguridad en el ejercicio de sus fun-ciones.

Entiendo que estas reflexiones tienen relaciónen el contexto de la reciente aprobación en elParlamento Vasco de una proposición de leyde víctimas de motivación política. No com-prendo que se quiera buscar motivación políti-ca ni que se pretenda un reconocimiento polí-tico en la reparación a unas personas que nohan sido sino meros receptores de los dañosocasionados por la violencia callejera ejercidapor la banda terrorista ETA mientras hostiga-ban a los miembros de los Cuerpos y Fuerzasde Seguridad del Estado en las calles, destro-zando a su antojo transportes públicos, mobi-liario urbano o ejerciendo violencia física con-tra los ciudadanos que se oponían a sus fecho-rías; o por parte de las maniobras de evitaciónde altercados que realizaban los miembros delas Fuerzas de Seguridad cumpliendo con lasórdenes recibidas de la superioridad, siempredentro de la legislación vigente en cadamomento. Sin embargo no debemos olvidarque quienes ordenaban esas actuaciones eranpolíticos, Gobernadores Civiles y Delegados

del Gobierno, que al fin y al cabo eran los res-ponsables últimos de las actuaciones policialesen cada momento en las calles y pueblos delPaís Vasco. Y en su gran mayoría, oriundos yconciudadanos suyos.

Los miembros de los diferentes cuerpos deseguridad destinados en el País Vasco y Nava-rra han estado sometidos a situaciones estreso-ras de gran intensidad y con amplia duraciónen el tiempo por las particulares circunstanciasque se vivían y se siguen viviendo en esasComunidades Autónomas; muchos no lo hanlogrado superar y no han encontrado otrasolución que el suicidio. Es lo que durante lar-gos años se ha negado y se sigue haciendodesde la Administración y que todos conoce-mos como el “síndrome del Norte”.

El estrés extremo provoca en el caso de con-frontaciones o enfrentamientos, multitud de

errores en la toma de decisiones, que llevarona los agentes que lo padecieron a realizar unaserie de acciones que, aunque quizá no eranlas correctas, eran las normales para la situa-ción que se vivía. “Ante situaciones anormales,las respuestas anormales son normales”1. Según estudios realizados, cuando una perso-

na está sometida a un estrés continuo y pro-longado en el tiempo desarrolla unas actitudesanormales de defensa de su propia vida. Pormucha preparación profesional que se reciba,en situaciones críticas la persona solo buscasobrevivir. Y todos sabemos, y si no lo sabenustedes yo se lo explico, que a finales de losaños 70 y en los 80 y 90, en “los duros años deplomo”, la “especial” preparación profesionalque se les daba a los miembros de los Cuerposy Fuerzas de Seguridad del Estado era poner-les un uniforme, se ponía especial énfasis enenseñarles a obedecer y saludar militarmente alos mandos y si quedaba tiempo se les dabannociones de manejar un arma. Ni siquieramedidas de autoprotección tan elementalescomo la utilización de un chaleco antibalas,cómo defenderse de un ataque o la utilizaciónde vehículos blindados para patrullar calles y

pueblos del País Vasco. Total, si mataban aalgún guardia no había problema “…con elmismo jornal tenemos otro”.

Se me pregunta si “las otras víctimas” debentener el mismo tratamiento que las víctimas delterrorismo. Pienso que ese es el objetivo políti-co que se busca, según mi humilde opinión. Setrata de demostrar que si ha habido atentados

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Ezin dugu ahaztu jarduera horiekagintzen zituztenak politikoak,Gobernadore Zibilak eta Gobernu-ko Ordezkariak zirela, azken bate-an, jarduera polizialen arduradunnagusiak zirenak.

Euskal Herrian eta Nafarroan jar-duten zuten segurtasun indarreta-ko kideek egundoko estresa jasanzuten luzaroan... “iparraldeko sin-dromea”.

Ezin da tortura edo tratu txarrikegon atxilotuekin, ehunka azterke-ta mediko egiten dizkietelakoberen inkomunikazio jasankorrean.

1- Expediente 1/11 - Reacción ante el peligro – Centro Superior de Estudios Policiales

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terroristas por parte de ETA ha sido en res-puesta a la falta de libertades democráticas,con una intencionalidad política evidente yamparándose en excusas inexistentes ya quedesde la aprobación de la Constitución Espa-ñola en 1978, los ciudadanos españoles,incluidos los vascos, disfrutamos de unas leyesorgánicas que han sido aprobadas en su mayo-ría incluso por el PNV.

No. No considero que deban estar en el mismoplano de igualdad. Las víctimas del terrorismoreconocidas, y las que todavía no lo han sidopor diferentes motivos, lo fueron por represen-tar una figura, la del Estado, al que los inde-pendentistas vascos quieren hacer todo eldaño posible. Las “otras víctimas” no represen-tan nada, sólo a ellas solas. Para la reparaciónde los daños ocasionados, si se demuestra quelo fueron y “las otras víctimas” resultan libresde culpa o responsabilidad, el Estado tienemecanismos para resarcirles.

Si alguien se salta un control policial es porqueteme algo. Resultar detenido o recibir un dis-paro es lo mínimo que se puede esperar de lapatrulla actuante. A nadie se le ocurre saltarseun control policial a menos que tenga algo

que ocultar, o tema su detención por cualquierotro motivo.

No debemos olvidar y menos ustedes, que hanvivido y viven la realidad de Euskalherria, quepreviamente a esas acciones a las que hacenreferencia, ya contábamos no sólo entre nues-tros compañeros, sino también entre la socie-dad civil con multitud de asesinados, heridos,incapacitados…

En definitiva, consideramos que no se produjouna “acción – reacción”, como la que se pretendedemostrar y prueba de ello es que hasta elmomento actual, ninguna víctima de los terroristaso sus familiares se han tomado “la justicia por sumano” contra sus asesinos, excepto una y que nomerece por nuestra parte ni siquiera el recuerdo.

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Terrorismoaren aitortutako bikti-mak irudi bat, Estatuarena, ordez-katzeagatik izan ziren. “Beste bikti-mek” ez dute ezer ordezkatzen,beren burua bakarrik.

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Las torturas son denunciadas sistemáticamentepor los detenidos del entorno de ETA. Todosconocemos las órdenes que reciben de susjefes para entorpecer la acción de la Justicia,pero algunos de ustedes prefieren olvidarlas.Las torturas y los malos tratos no existen. Perono hace falta que lo diga yo, miembro de losCuerpos de Seguridad del Estado y además,víctima del terrorismo. Nos insultáis, si simple-mente ofrecéis una pequeña duda de ser untorturador, en vez de un servidor de los ciuda-danos. No vais a enseñarnos a cumplir connuestro deber.

Ya está bien de ser políticamente correcto. Nopueden existir torturas o malos tratos con losdetenidos en el entorno abertzale, pues losdetenidos pasan cientos de reconocimientosmédicos durante su sufrida incomunicación.¿Qué queréis que hagamos?, ¿les ofrecemosun cafecito y un bollo?, ¿les permitimos quehablen con sus amigos, familiares y abogadosde confianza para que les cuenten cómo seencuentran? ¿y si además les cuentan las cosasque tienen que desaparecer, las personas quetienen que ser avisadas para no ser detenidas,los objetos incómodos que deben desaparecero que pueden inculpar a otros terroristas?

Llama poderosamente la atención que uno delos libros que circula en los medios del nacio-nalismo radical sea precisamente el “Manueldel torturador español”, escrito por XabierMakazaga, casualmente miembro de la bandaasesina ETA. Nacido en Zarautz en 1958, estu-vo refugiado en Iparralde a principios de ladécada de los 80 debido a su militancia políti-ca y de la veintena de años que estuvo enFrancia, diez los pasó en la cárcel. Tras cumplirsu segunda condena, las autoridades francesaslo entregaron como a tantos otros criminales

de ETA a las autoridades españolas. Estuvoviviendo un par de años en su pueblo y deci-dió hace más de cuatro años irse a vivir a Bru-selas. Al parecer, por su curriculum, todo unexperto en torturas. ¿O debería decir en expli-car cómo denunciarlas?

Como anécdota ilustrativa les comentaré que afinales de 1980, tras un enfrentamiento arma-do entre miembros de la Guardia Civil y miem-bros de un comando de ETA, quedó grave-mente herido un etarra al que los mismosagentes trasladaron al Hospital Nuestra Señorade Aránzazu. Tras un primer reconocimientomédico de urgencia determinaron que se nece-sitaba sangre para salvar su vida. Los guardiasque estaban allí presentes pasaron el aviso a laComandancia de Inchaurrondo, pidiendovoluntarios para donar sangre a un etarra heri-do. Créanme, en menos de cinco minutos sellenó un autobús, más de sesenta personasque también era guardias civiles dispuestos adonar lo más preciado que tenían, su sangre.

Ese etarra salvó la vida, ningún compañero dela Guardia Civil escuchó a ningún familiar delherido negarse a que recibiera sangre de lassalvajes fuerzas represoras, como tampoco seescuchó a nadie dar las gracias. No importaba,se cumplió con el deber sin importar paraquién; esa sería una de tantas acciones hechaspor la Guardia Civil y la Policía Nacional, queahora no interesa recordar.

Desde las cercanías del entorno independen-tista no paran de decirnos que no comprende-mos lo que ocurre en el País Vasco. ¿Se hanparado ustedes a preguntarse qué piensa elresto de españoles de lo que pasa en el PaísVasco? Quizá la respuesta sea que esa minoríaque piensan así sólo dicen tonterías, pataletasde niños que no les dan lo que ellos quieren.

Señores, no busquen la paz en España, esa ya latenemos, búsquenla en otro lado; o quizá lo quenecesiten encontrar sea la paz de sus conciencias. q

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Txostena ematen ziguten, men egi-ten irakasten ziguten eta aginta-riak militarki agurtzen eta, astirikbazegoen, arma erabiltzeko oina-rrizko ezagutzak ematen zizkigu-ten. Balen aurkako txalekoa, erasobaten aurrean nork bere buruanola defendatu edo auto blinda-tuak erabiltzea bezalako norberebabeserako funtsezko neurriakexistitzen zirenik ere ez.

Etakide horrek bizia salbatu zuen.Kide bakar batek ere ez zion en-tzun zaurituaren inguruko inoriuko egiten ziola indar zapaltzailebasatien odola hartzeari eta ez zeneskerroneko hitzik entzun inorenahotik.

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La frase del título es una de las conclusio-nes a la que hemos llegado mucha de lagente que hemos colaborado en poner

ojos y cara a tantas víctimas olvidadas o rele-gadas, fueran éstas del signo que fueran: actossimilares de vulneración del derecho a la viday a la integridad física y psíquica deben sercatalogados de la misma forma y deben tenerel mismo tratamiento, así como su correspon-diente rechazo moral, desde las instituciones ydesde la sociedad. Se trata de un principio uni-versal, de acuerdo a los estándares internacio-nales de investigación de violaciones de dere-chos humanos.

Si recabamos los testimonios personales deestas víctimas, encontraremos similitudes con

parte de las víctimas de ETA (sensación dehaber sido olvidadas, de que no se ha hechojusticia con ellas…), pero añaden nuevas que-jas (agravios comparativos, impunidad y faltade investigación de los hechos, aplicación res-trictiva de la ley…), situación que favorece unasegunda victimización.

Es por ello que no debe demorarse un marcolegal que aborde estas situaciones y un con-

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NO SON “LAS OTRAS” VÍCTIMAS. LASVÍCTIMAS NO TIENEN GRADUACIO-NES

Sabino Ormazabal Elola

Periodista

Sabino Ormazabalek irmoki defendatzen du, delitu beraren aurrean, gizarteareneta botere publikoen antzerako jarrera izan behar dela, biktimaren edo borreroa-ren ideologia kontuan hartu gabe (Reyes Mate aipatuz). Kasu honetan, eskubide-en urratzeak –askotan, bizia izateko eskubidea bera- antzerakoak dira eta gai-tzespenak edo aitorpenak berdina izan behar du. Gero, segurtasun indarrek,Batallón Vasco Español deitutakoa bezalako erakunde terroristek edo talde para-militarrek burututako delituen zerrenda luzea eskaintzen digu. Bukatzeko, torturadelituetarako batzordea galaraziko lukeen neurririk ez hartzeko eskatzen du.

1970etik 1982ra, 19 hildako eta32 zauritu errepideko kontroletan.

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junto de medidas de reconocimiento, indemni-zación y apoyo ante la injusticia que han sufri-do. Tiene que haber además una visibilizaciónpública del daño que han sufrido y de la impli-cación que en ello ha tenido el Estado poracción u omisión.

¿De quién hablamos? 1969 a 1979: 26 personas mueren en manifes-taciones, huelgas y movilizaciones diversas porintervención de las fuerzas del orden. De 1984a 2004 lo han sido 5 más. En todo el cómpu-to: 261 personas heridas de consideración(por disparos de bala, amputaciones, hospitali-

zación, lesión grave…). El caso más volumino-so puede ser el de la matanza del 3 de Marzode 1976 en Gasteiz, en la que mueren cincotrabajadores por disparos policiales y son heri-das un centenar de personas, 26 de ellas debala.

1970 a 1982: 19 personas muertas y 32 heri-das en controles de carretera. La mayoría, enplena mutación profesional de las fuerzas delorden; a partir de esa fecha no se dan máscasos mortales. Un caso paradigmático es el deMikel Salegi, en Donostia, que recibe 17 tirosen un control inadecuado y mal señalizado. Engeneral, se da una ausencia de voluntad porparte de los poderes del Estado en la investi-gación de los hechos, lo que da pie a interpe-laciones del grupo socialista en el Congreso delos Diputados.

1969 a 1988: 8 personas mueren por confu-sión o abusos policiales en diversas circunstan-cias, siendo el caso más siniestro el de los tresjóvenes de Santander muertos en Almería alser confundidos con miembros de un comandode ETA. Otras 14 personas más mueren en eseperiodo en altercados de agentes fuera de ser-vicio (aunque portaban sus armas reglamenta-rias), en establecimientos hosteleros en lamayoría de los casos. En el informe de Dere-chos Humanos de junio de 2008 se cita la

muerte en Errenteria de Vicente Vadillo, cuyoautor, al parecer, lanzó gritos de “voy a cargar-me a algún vasco”. Similares gritos (“Matar alos vascos”) se habrían dado en el caso de lamuerte de Aitor Zabaleta en 1998. En 2004 seproduce la muerte de un tendero, ÁngelBerrueta, en la capital navarra, caso en el queel tribunal observó “motivación ideológica” enlos hechos.

1975 a 1980: El informe de Derechos Huma-nos cita seis atentados mortales causados porgrupos parapoliciales o de extrema derecha,uno de los cuales tras un secuestro: YolandaGonzález. Estos casos se sumarían a las 66 per-sonas que se recogen en el informe de laDirección de Atención a Víctimas del Terroris-mo (DAVT), que contabiliza 74 atentados deincontrolados, extrema derecha y GAL.

1975 a 1995: Medio centenar de personas sonsecuestradas y llevadas a descampados o luga-res alejados por parte de individuos sin identi-ficación. En algunos casos -como el intento desecuestro del entonces abogado y luego cate-drático de la UPV, Pedro Ibarra, y del ametra-llamiento sufrido por su esposa Carmen Oriol-,son acciones llevadas a cabo para amedrentara sectores determinados de la población, rei-vindicadas o no por Guerrilleros de Cristo Rey.En otros casos se sucederán con el fin de son-sacar información, empleando amenazas, inti-midación y tortura. Nueve personas más sufri-rán parecidas situaciones entre 2008 y 2010.

1978 a 1980: Cadena de violaciones sexualescon un mismo modus operandi: actúan dos omás individuos, exhiben armas, emplean vehí-culos, interrogan a sus víctimas, anuncian nue-

vas violaciones, reivindican políticamente elhecho (preferentemente como BVE). El infor-me de Derechos Humanos de 2008 recogeonce casos. Dos de las víctimas resultaránmuertas: Ana Tere Barrueta y María José Bravo.

1986 a 1989: Graban en diferentes partes delcuerpo y en la cara cruces gamadas y/o las

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Biziaren eskubidearen eta osotasunfisiko eta psikikoaren aurkako an-tzerako ekintzak berdin katalogatubehar ditugu eta dagokien gaitzes-pen morala jaso behar dute era-kundeetatik eta gizartetik.

1975tetik 1995era, sei lagun hilziren poliziaren zaintzapean zeude-la eta beste hiru atxilotuta egoneta lasterrera edo atxiloketan ger-tatutakoei lotuta.

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siglas GAL a una veintena de personas, repi-tiéndose el hecho en algunos casos.

1975 a 1995. Seis personas mueren estandobajo custodia policial y tres más inmediata-mente después o en relación con los hechostranscurridos durante la detención. Los fami-liares de los 15 presos vascos muertos en pri-sión demandan más investigación.

En los últimos 50 años se han sucedido másde 6.000 denuncias de torturas. Según EuskalMemoria (noviembre 2010), serían 10.000. La

mayoría de esas denuncias no han sido inves-tigadas debidamente. Se suceden los informesde AI, CPT, TAT, grupo de forenses (2008) o delRelator especial de la ONU para la tortura, quereprochan al Estado español no seguir las rei-

teradas recomendaciones para abolir el régi-men de incomunicación de las personas bajoarresto. Lo reitera el informe anual de AmnestyInternacional, hecho público el pasado 12 demayo.

Creo por ello que Gesto debería replantearsela definición de este colectivo como “víctimasde actuaciones probadamente desproporcio-nadas y que hayan supuesto una extralimita-ción no accidental en las atribuciones legalesde las fuerzas de seguridad”. Es más que eso,y con agravante de impunidad, encubrimientoy connivencia del Estado.

En una visita reciente a la Casa de la Paz deDonostia, Reyes Mate ha dicho que “Llama-mos víctima al ser humano que es objeto deuna violencia injusta y eso es independientede las ideologías que tengan la víctima y elvictimario. Las víctimas pueden estar en cual-quier campo. Quien entienda lo que es unavíctima, entiende lo que son todas. No puedehaber 'tus víctimas', ni 'mis víctimas'. Eso sonmanipulaciones políticas que debilitan total-mente la significación moral de la víctima”.Pues eso. q

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“Bidegabeko indarkeria jasan duengizakiari deitzen diogu biktima,bata zein bestea izan biktimak etaborreroak dituzten ideologiak”.Reyes Mate

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No obstante, las víctimas del terrorismo (yasea de ETA, de los Comandos AutónomosAnticapitalistas, del Batallón Vasco Español,del GAL, de los Grupos Antiterroristas Espa-

ñoles, de la Triple A y de otros grupos terro-ristas) no son las únicas personas que hanpadecido el dolor por la muerte de un serquerido.

Gizakien sufrimenduak ez du ezerulertzen teknizismoez, kalifikaziomoralez, tipologia artifizial eta absur-duez.

Nuestra historia de las primeras décadasde la transición hacia la democraciaestá jalonada de asesinatos cometidos

por grupos parapoliciales y de extrema dere-cha. Como señala un reciente informe delGobierno Vasco, estos grupos de extremaderecha, algunos incontrolados y otros bienorganizados, actuaban con un importantenivel de tolerancia, cuando no de complici-dad, con importantes sectores de los aparatospoliciales de la época.

Estas víctimas deben tener de manera inequí-voca la consideración de víctimas del terroris-mo. Memoria, verdad y justicia, por tanto,también para ellas. Cualquier otra considera-ción por parte de los poderes públicos o porparte de la sociedad resultaría indigna einjusta.

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NI COMPLEJO DE CONTAMINACIÓN NITOTUM REVOLUTUM

Iñaki García Arrizabalaga

Profesor de la Universidad de Deusto, hijo de una víctima del terrorismo y miembro de Gestopor la Paz.

Zuzenbidezko estatu demokratikoaren indarkeriak, batzuetan halabeharrez,ondorio larriak eragin dituela argi eta garbi aitortzeko saiakera egiten da gogoetahonetan. Baina, gainera, beste hau ere esaten da: beste batzuetan, indarkeriahorrek, herritarron zoritxar eta lotsarako, beti bere oinarri izan beharko litzate-keen zilegitasunerako gutxienekoak ere ez dituela bete.

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Quiero centrar esta reflexión en otra serie dehechos lamentables con resultado de muerteque también caracterizaron esa época históri-ca reciente. Personas haciendo pintadas (enocasiones con el simple texto de “Paz, Trabajoy Libertad”) que murieron tiroteadas, manifes-tantes abatidos a balazos o por pelotazos degoma disparados a muy corta distancia, con-troles policiales que han acabado a tiros conla vida de ocupantes de vehículos… La casuís-tica es insoportablemente amplia, pero tieneun denominador común: todas estas perso-nas han muerto, a veces accidentalmente yotras me temo que no tanto, por actuacionesdesproporcionadas desarrolladas por los cuer-pos y fuerzas de seguridad del Estado.

No sé cómo denominar a este colectivo devíctimas –el nombre es lo que menos meimporta- pero tengo muy claro que deberíantener también el mismo tratamiento materialpor parte de las instituciones que el queactualmente se brinda a las víctimas del terro-rismo. Ya sé que técnicamente no lo son,pero ¿en qué se diferencia el sufrimiento desus familiares del mío? En estos casos, el sufri-miento de las personas no entiende de tecni-cismos, de calificaciones morales ni de tipolo-gías artificiales y absurdas.

Este colectivo de víctimas ha estado durantemucho tiempo relegado a la invisibilidad y ala insensibilidad por parte de los poderespúblicos y de gran parte de la opinión públi-ca (otra parte de la misma las ha recordadopara, lamentablemente, instrumentalizarlasde manera sistemática). La legitimidad delestado democrático de derecho y el tejidomoral de nuestra sociedad también han resul-tado dañados con este tema.

Creo que las organizaciones pacifistas, comola Coordinadora Gesto por la Paz de EuskalHerria, tienen una enorme labor por delantepara que el acercamiento a estas víctimasolvidadas deje de ser un tema tabú y para

que conceptos como memoria, verdad y justi-cia cobren aquí, también para esta gente,todo su sentido.

Seguro que en el acercamiento y reconoci-miento a las víctimas causadas por gruposparapoliciales y de extrema derecha o porabusos en determinadas actuaciones policia-les lloverán las críticas, porque en este paísdurante mucho tiempo hemos dividido elmundo dicotómicamente en buenos y malos,conmigo o contra mí. Nos hemos acostum-brado a llorar y recordar cada uno a nuestrosmuertos y hemos practicado muy poco laempatía por miedo a lo que yo denomino“complejo de contaminación” (no sea que sime acerco al sufrimiento de estas víctimasvayan a pensar –siquiera como remota posibi-lidad- que estoy “cambiándome de bando” o,en el mejor de los casos, haciendo de “tontoútil al entorno de ETA”).

Y este acercamiento y reconocimiento nosupone caer en el totum revolutum ni referir-nos de manera genérica a las “víctimas delconflicto político que sufre nuestro pueblo”.Para las víctimas a las que me refiero en estareflexión se trata de reconocer abiertamenteque la violencia del estado democrático dederecho ha tenido, en ocasiones de maneraaccidental, consecuencias dramáticas. Pero,además, en otras ocasiones esa misma violen-cia se ha saltado, para nuestra desgracia ynuestra vergüenza como ciudadanos, losmínimos de legitimidad en los que deberíaestar siempre sustentada. Y en ambos casosse han generado víctimas, personas que hansufrido y sufren.

La solidaridad con estas víctimas debería serun sentimiento pre-político, por encima desiglas, banderas u opciones políticas concre-tas, un acto de generosidad y dignidad de unser humano con otro ser humano. Esto es loque en el fondo debería unirnos. Así de sim-ple y así de radical. q

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Hurbiltze eta aitortze hau ez da eztotum revolutum deritzanean jaus-tea ezta “gure herriak jasaten duengatazkaren biktimak” orokorreanaipatzea ere.

Gai honek zuzenbidezko estatudemokratikoaren legitimitatea etagure gizartearen ehun morala erekaltetu ditu.

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Desgraciadamente, durante la dictaduray los primeros años de la democracia enEspaña, posiblemente debido, tanto a

la falta de los medios técnicos y preparaciónque actualmente se poseen, como a la menta-lidad heredada por las fuerzas de seguridaddurante el régimen, se produjeron actuacionesdesproporcionadas por parte del Estado en susatribuciones legales en la lucha contra la delin-cuencia y, especialmente, contra el terrorismo.

El empleo de la violencia ilegítima o tortura enlos interrogatorios por parte por los miembrosde las fuerzas y cuerpos de seguridad durante

la dictadura e incluso los primeros años de lademocracia, han dejado un poso en la socie-dad que, posteriormente, ha sido utilizadotanto por los terroristas de ETA, como por lospartidos políticos que los apoyan, para esta-blecer una estrategia con el fin desprestigiar adichos cuerpos de seguridad y, por consi-guiente, al Estado de Derecho, al presentar sis-temáticamente denuncias por torturas cadavez que uno de sus integrantes era detenido yasí deslegitimar ante la opinión pública el Esta-do de Derecho.

Partiendo de la base de que el empleo de la vio-

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LAS OTRAS VÍCTIMAS

Jose Juan Carrillo

Secretario de AUGC1 en el País Vasco-Navarra.

Artikulugileak gogoeta interesgarria egiten du beste biktima hauen inguruan.Zalantzarik gabe, biktima direla dio, baina bereizketa egiten du biktimarioeidagokienez. Diktadura eta trantsizio aldian, biktimarioa honelako jarduerekinpermisiboa den Zuzenbidezko Estatua bera da; eta demokrazian, torturaren deli-tua atxilotuaren aurka egiten duen agentea da biktimarioa. Torturen salaketakzorrotz ikertzearen aldekoa da, horietako asko Zuzenbidezko Estatuari ospea etalegitimitatea kentzeko estrategiaren barruan egiten direla aitortu arren. Zigor-epaiei dagokienez, oso gogorrak izaten direla dio.

1- Asociación Unificada de Guardias Civiles

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lencia institucional tiene una motivación detrásde ello, el criterio que debe aplicarse para deter-minar que una persona es víctima dicha violen-cia es que ésta sea empleada ilegítimamente, yaque la deslegitimación de ésta recalca su carác-ter delictivo, impropio de un Estado de Derecho,pues para obtener algo de la víctima, el victima-rio emplea la violencia, causando a aquél lesio-nes físicas o psíquicas que pueden ocasionarlesecuelas permanentes e incluso la muerte.

Por el contrario, hay que diferenciar si las lesio-nes o la pérdida de la vida se ocasionan poruna actuación que, aunque desproporciona-da, ha ocasionado unos daños físicos o psíqui-cos de forma accidental por el empleo una vio-lencia utilizada legítimamente, como por ejem-plo durante el transcurso de la detención delos presuntos terroristas, la actuación policialgenera una lógica violencia no buscada inten-cionalmente, por lo que dichas lesiones nopueden considerarse como consecuencia deviolencia ilegítima o que se haya empleado ile-gítimamente.

Al tratarse de un presunto delito, las denun-cias por estos hechos imputados deben inves-

tigarse con el mayor rigor, de hecho traencomo consecuencia la apertura de unas dili-gencias y, por consiguiente, la actuación judi-cial con los correspondientes reconocimientosmédicos y peritajes de las víctimas por las lesio-nes sufridas, determinando tanto el momentocomo la causa de dichas lesiones. Todas estaspruebas, peritajes e informes son aportados enel juicio oral, donde un juez determinará laveracidad de los hechos imputados, en cuyocaso la sentencia dictada contra los agentesencausados suele ser lo más severa posible,condenándoles a prisión y, por consiguiente,su expulsión definitiva del Cuerpo (GuardiaCivil, Policía Nacional o Ertzaintza).

Ningún Estado de Derecho puede cimentarsesobre el terror pues en ese caso no se trataríade una democracia, sino de una dictadura,

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Gai honek zuzenbidezko estatudemokratikoaren legitimitatea etagure gizartearen ehun morala erekaltetu ditu.

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pues estaría utilizando la fuerza ilegítima delEstado contra sus ciudadanos o parte de éstos.

Es obvio que las personas que han sufrido estaviolencia institucional ilegítima son víctimas.

Dado que, durante la Dictadura existía ciertapermisividad institucional hacia estas actuacio-nes ilegítimas y desproporcionadas, habría quediferenciar dos tipos de victimarios: los casosde torturas ocurridos durante la Dictadura yprimera etapa de la Democracia el victimariosería el propio Estado, ya que amparaba estasprácticas; por el contrario, una vez instauradoel Estado de Derecho, garante de las liberta-des y derechos de todos sus ciudadanos, el vic-timario sería el agente o agentes que, proba-damente, con actuaciones desproporcionadas,se hayan extralimitado de manera no acciden-tal en las atribuciones legales que le han sidoconferidas por aquél para la lucha contra ladelincuencia, especialmente contra la lacraque supone el terrorismo.

Si partimos de la base de la consideración de lasprimeras como víctimas, puede darse ciertaparadoja y es que en un hipotético caso, un vic-

timario pueda ser, a su vez, víctima. Me explico.Un terrorista que ha cometido o participado enalgún atentado y es detenido por los miembrosde las fuerzas y cuerpos de seguridad. Durantela detención, los agentes actuantes se extralimi-tan de manera no accidental en sus funciones yocasionan lesiones al detenido; éste sería simul-táneamente, victimario de las personas afecta-das por sus acciones terroristas y víctima conrespecto a los agentes que se extralimitaron conél, ilegítimamente, tras su detención. Lo consi-deramos ¿víctima o victimario? Si lo considera-mos víctima, sus propias víctimas podrían sentir-se doblemente agraviadas; por el contrario, si loconsideramos victimario, podría achacarse alEstado de Derecho cierta permisividad para latortura, a pesar de considerar victimarios a losagentes intervinientes.

Particularmente, creo que corresponde a lapropia víctima el establecer qué tipo de rela-ción desean mantener con su correspondientevictimario o victimarios (perdón, aislamiento,lejanía, etc.) y que éste o éstos no puedanobtener ningún beneficio legal sin la asunciónde los actos cometidos, el propio rechazo a losmismos y el perdón de las víctimas. q

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bPrensa

Actos

barrutik

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Es normal que, ante la posible legaliza-ción de una corriente polít ica quehace ocho años fue despachada de la

legalidad, se hagan social y polít icamentecomentarios, crít icas de todo orden y cál-culos electorales. Es normal que se pro-duzcan las sokatiras dialécticas entre parti-

darios y detractores acerca de la conve-niencia, astucia, convencimiento o estrate-gia de ese entramado y de las opinionesque se generan sobre su posible vuelta a lalegalidad. Pero lo que no se puede admitires que se introduzca un factor perverso depersuasión al adversario: la legalidad acer-cará el f inal de la violencia. O desde otrolado del cuadrilátero: si no desapareceETA, no podrán ser legales. Creemos queno se puede jugar con el objetivo de lapaz, no se debe uti l izarla como inversiónventajista, cual chantaje. Todos deseamosla paz, qué duda puede cabe. Pero no decualquier forma, no a cualquier precio. Nosería paz, sería un cambalache y le l lamarí-amos paz.

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Cruzar el puente

Artículo de opinión publicado el24 de marzo en Deia, Noticias de

Alava, Noticias de Gipuzkoa

Fabián LaespadaMiembro de Gesto por la Paz

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En Gesto por la Paz siempre hemos insisti -do en separar clara y coherentemente elproblema de la violencia del asunto polít i -co, l lámese éste confl icto, encaje, dere-chos, autodeterminación o más autono-mía. Quienes optaron hace varios dece-nios por reivindicar la independencia y elsocial ismo asesinando, lo que hacían eraasesinar; su hecho fundamental, y queafectaba a toda la sociedad, era matar oamenazar, imponerse por la violencia desus hechos, por mucho que trataran deenmascarar tales delitos en semánticas fal-sarias.

Así pues, poner una bomba frente a unedificio habitado por decenas de famil iases querer provocar muertes, dolor, daño ydestrucción. No hay ningún motivo, nadaque pueda justif icar un acto violento deesa naturaleza por la consecución de unfin polít ico aquí y ahora. Es decir, quienuti l iza la violencia, simple y l lanamentedelinque.

Siempre hemos entendido que no existeuna ineludible relación entre la violenciade ETA y problema polít ico alguno. La vio-lencia de ETA nace y perdura no por laexistencia de problemas polít icos sino porla determinada visión que sobre esos pro-blemas polít icos y sobre la forma de resol-verlos t iene una organización totalitaria.De hecho, antes y después de la bandaterrorista, el problema polít ico permanece-rá, ahí, inherente a nuestra convivencia,como una característ ica más de la singularpluralidad de Euskal Herria. Es por el loque debemos saber distinguir la cuestiónpolít ica de los medios para abordarla. Ten-dremos confl ictos, identitarios, l ingüísti -cos, culturales, rel igiosos... pero jamáspodremos argumentar que sea necesariousar la violencia para solucionarlos. Asípues, no podemos darle ningún protago-nismo a la banda terrorista, ni para acele-rar cualquier propuesta ni para encallarla.Ha de estar al margen, sintiendo tan sóloque está decididamente perseguida pordos estados y deslegitimada y vi l ipendiadapor la sociedad por la que supuestamentedice luchar. Y punto, no hay más papelpara ETA.

Volviendo al punto de partida, lo más des-tacable ante el cambio perpetrado por laantigua Batasuna no es tanto que se les dé

el espaldarazo de la legalización como quesea la propia sociedad la que perciba queese conjunto de personas está realmentecruzando el puente hacia la democracia,que está apostando por los modos pacíf i -cos y legales, aun cuando pretenda cam-biarla de raíz, pero siempre con la palabray no la violencia. Es innegable que hanavanzado en la dirección que la mayoríade la sociedad les había exigido duranteaños. El los t ienen que convencernos conpalabras, hechos, carteles, actos, progra-mas de fiestas, conciertos, declaraciones...que ya están aquí, que incluso aun nosiendo legalizados, van a perseverar en suapuesta y van a decir a su gente que laviolencia nunca más formará parte de suacervo polít ico. El los mismos se tienen queconvencer profundamente, en teoría y pra-xis, de ese paso transcendental y luegodar muestras de ello. La sociedad descon-fía, y con razón, por lo ocurrido en oca-siones anteriores. Es verdad que podría serun nuevo engaño para poder estar en laselecciones próximas, bien, pero tambiénes posible que estén convencidos plena-mente del desplante y abandono que hanhecho a la violencia, es decir, a ETA y estoes lo realmente importante. En sus manosestá.

Por otra parte, creemos que debemospedir a las autoridades judiciales encarga-das del caso, que las decisiones que setomen, se expliquen y razonen convenien-temente. Que la razón jurídica prevalezcaante la percepción subjetiva, los deseos olas fobias. Sabemos que no es fácil admi-nistrar justicia. Hace apenas dos años, elTribunal de Derechos Humanos de Estras-burgo ratif icó las diferentes sentencias deilegalización de Batasuna y varias marcasmás, sin embargo, acabamos de conocervarias sentencias de tribunales internacio-nales que anulan otras de nuestros juecesen este campo y el Tribunal Supremo acabade ordenar la repetición de un juicio untanto irregular. Sabemos, igualmente, queese mundo de la izquierda abertzale i lega-l izada siempre ha caminado en increíblefunambulismo jurídico, a este y al otrolado de la ley. Sabemos que resulta hartodifíci l discernir lo real de lo ficticio. Peroconfiamos en que el poder judicial conti-nue siendo un valedor de la democracia,un intérprete objetivo de lo que cabe y delo que no en el ámbito de la ley. q

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Hace unos días pudimos leer en algunosmedios de comunicación el relato deBeatriz Etxeberria, presunta miembro

del comando Otazua, en el que denunciabalas torturas y malos tratos a los que había sidosometida en el momento de la detención y losdías siguientes.

Aunque resulte difícil abstraernos, pensemospor un momento que esta persona no perte-nece a ETA, que es una buena ciudadana decualquier pueblo de Euskal Herria y que, porerror, ha sido detenida y ha sufrido lo quecuenta. ¿No nos parecería una injusticia horri-ble y exigiríamos ya mismo una aclaración ycompensación por el daño sufrido?

Ahora imaginemos que realmente pertenece aETA, que ha causado el daño del que se leacusa y que es verdad el relato de torturas quenos cuenta. Quienes defendemos el Estado deDerecho frente a la barbarie terrorista, las leyesfrente al caos del terror, el diálogo frente a laspistolas y las bombas, el respeto frente a la tira-nía ¿no deberíamos exigir con toda la firmezade la que somos capaces, que sean respetadoslos derechos de esta persona, aunque ella nolos respete? Siendo coherentes con nuestrosprincipios, debemos exigir al menos que seinvestiguen este tipo de denuncias. Si son unamentira, mejor y habremos actuado bien. Sison verdad y no hemos ni investigado, estare-mos permitiendo que nuestro Estado de Dere-cho delinca, que actuemos como ellos y noestaremos deslegitimando una violencia quetambién es necesario deslegitimar. Quizás másaún porque esta sí se haría en nuestro nombrey con nuestro consentimiento. Investiguen lasdenuncias porque la defensa de la pulcrituddel Estado de Derecho no es, en absolutoincompatible con la infinita solidaridad hacialas víctimas del terrorismo. q

Es necesario investigar

Carta publicada el 14 de abril enDiario Vasco y Noticias de Gipuzkoa

Isabel UrkijoMiembro de Gesto por la Paz

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Mediada la campaña electoral y su para-fernalia de mítines, debates, caravanasy paseos por los barrios, se topa de

bruces, nuevamente, con una forma de propa-ganda inaceptable: la diana en el cartel deladversario político y las pintadas amenazantesen las sedes del que piensa distinto.

Por desgracia, la apuesta por vías exclusiva-mente políticas y el rechazo de la violencia noha llegado a todos los ámbitos de la izquierdaabertzale y nos encontramos ante una formade violencia silenciosa pero vistosa, que agre-de y vulnera derechos fundamentales de per-sonas concretas y también agrede a nuestrosistema de convivencia en libertad en unasociedad plural, que ve atacado el necesariorespeto a la diversidad de ideas políticas.

Por eso, una vez más, nos vemos en la obliga-ción de denunciar públicamente estas actitu-des, esta forma de violencia, y echamos demenos las anunciadas condenadas de violen-cia futura.

Por supuesto vaya desde aquí nuestra solidari-dad con los afectados. q

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Libertad para todos

Publicada en El Correo el 19 de mayoen Noticias de Gipuzkoa y El Correo

Arantza Askasibar Miembro de Gesto por la Paz

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Ya antes de las elecciones, el ambiente secargó mucho con el tema de la legaliza-ción e ilegalización de determinados par-

tidos y candidaturas. Desde Gesto por la Pazhemos sido respetuosos con las decisiones judi-ciales aunque siempre hemos defendido,defendemos y defenderemos que quien ejercela violencia o apoya su ejercicio, se autoexcluyede la política en una democracia. Por muyimperfecta que esta sea, el diálogo, el acuerdo,el entendimiento, el respeto, la aceptación delpluralismo político… se esfuman si el adversariote apunta con una pistola. Violencia y políticason conceptos antagónicos y no pueden com-partir espacios.

El Estado de Derecho se aplicó y Bildu se pre-sentó. Tras unos resultados electorales sorpren-dentes para todos, han empezado los juegospactistas donde casi todos quieren ser política-mente correctos. Sin embargo, muchas de las

declaraciones que se escuchan dejan ver quehay intereses ocultos que pesan más que deter-minados valores que deberían orientar todaslas reuniones que se hagan y todos los proyec-tos que se defiendan y se pretendan gestionaraun en el pueblo más pequeño de EuskalHerria. La solución judicial al problema de com-partir “escaño” con personas que apoyan la vio-lencia, no contentaba a muchos, pero eso noquiere decir que, una vez que estas personasestén en las instituciones, tengan ya carta librepara hacer como si no pasara ni hubiera pasa-do nada. Entonces -esto es, ahora-, es elmomento de la Política, de exigir unos mínimoséticos, para cualquier compromiso futuro, derenunciar a pactar con quien no es capaz deelaborar un discurso de condena de la violenciade ETA. No es baladí, ni cosa del pasado. ETAtodavía existe y nos está mirando. No nospodemos escudar en que son “legales” porquela ética tiene que guiar también las actuacionesen política.

Hay un camino que todavía tienen que reco-rrer: el camino que les aleje de la violencia y lescomprometa definitivamente con la democra-cia, con el futuro de este país. La violencia noes apuesta de futuro, ni lo será. Aún estamosesperando los pasos que tienen que dar. q

Hacer política

Carta publicada el 4 y 7 de junio en El Correo,El Diario Vasco, El Mundo y Noticias de Alava

Isabel UrkijoMiembro de Gesto por la Paz

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Con cierta frecuencia, se escucha en medios decomunicación posicionamientos políticos dealgunas víctimas del terrorismo sobre los que

creemos que resulta necesario hacer una pequeñareflexión.

Las víctimas que han sufrido en propia carne elazote de la violencia terrorista, son eso mismo, vícti-mas del terrorismo, mayormente del de ETA, perotambién de otras bandas terroristas que afortunada-mente se extinguieron. Todas ellas son víctimas consu particular dolor a cuestas, su propio relato, sumemoria, su futuro. Cada una de ellas con su puntode vista, sus aficiones y sus filiaciones o sus indefini-ciones. Lo que a todas ellas les vincula y les une esque han sido víctimas del ataque perpetrado por elterrorismo contra toda la sociedad con el objeto deamedrentarnos y hacernos claudicar a nuestraopción por la libertad. Por ello, es absolutamentenecesario que el resto de la ciudadanía actúe paraque ellas perciban que queremos compartir esaparte privativa de su daño, que esa injusticia no laaceptamos, que sepan que estamos de su parte,que nosotros también reclamamos justicia, verdad ymemoria.

En Gesto por la Paz defendemos ese papel relevan-te de narradores de su padecimiento injusto, defedatarios de la deslegitimación de la violencia –enpalabras de Maixabel Lasa-. Son portadores de unpapel de primer orden al ser autores necesarios dela memoria, al ser trabajadores del no olvido en lanarración de la injusticia sufrida. Hasta aquí, elapoyo de la sociedad hacia ellas tiene que ser uná-nime e incuestionable. No obstante, algunas vícti-mas han decidido defender públicamente sus opi-niones políticas. Tienen todo el derecho y el respeto,como cualquier otro ciudadano. Sin embargo, nopodemos compartir su actitud, cuando tratan de darun plus de legitimidad a esas ideas o cuando exigenal resto de la ciudadanía el apoyo a sus postuladospolíticos por el hecho de ser víctimas del terrorismo.Sus ideas y las de cualquier otro ciudadano sonigualmente respetables, pero por ser víctimas quie-nes las defiendan, no tienen más valor, ni legitimi-dad, ni desde luego pueden reclamar mayor apoyo.En cualquier caso, esta cuestión no puede eclipsar el

deber social hacia el colectivo de víctimas del terro-rismo: comprometernos claramente con el reconoci-miento, la solidaridad y la memoria hacia ellas. Y,además, no podemos eludir esta labor con el argu-mento escapista de que han tomado partido por talideología o de que están todas manipuladas. No. Larealidad de las víctimas es demasiado plural y, sobretodo, comprometedora como para inhibirnos deellas con tan poco fundamento, como si la cosa nofuese con todas y todos nosotros.

En otro orden de cosas, el Estado de Derecho se haprovisto de leyes y normas con las que poner enmarcha la convivencia democrática. De esta mane-ra, cuando las condenas de los presos llegan a su finy se procede a su salida, tal y como marca la ley,algunas víctimas expresan airadamente su oposi-ción. Podemos entender su dolor al ver salir en liber-tad a su victimario. Es entonces cuando la sociedadpuede y debe intervenir positivamente y extenderun plus de solidaridad hacia la víctima, trenzar unmanto de cercanía y comprensión. Tenemos queofrecer más amparo a la víctima y menos recrearnosen polémicas dolorosas, menos difamar a quien, enfunción de sus deberes, ha aplicado la ley. No pode-mos admitir que se ponga en solfa constante einquisitorialmente la profesionalidad de los jueces, elproceder del gobierno o del funcionario que abrió lacelda, cuando todo su “delito” fue proceder en con-secuencia con la ley.

La aplicación de la ley puede conllevar resultados noapetecidos, pero ajustados a Derecho. Por ello cree-mos que debemos ser respetuosos con el procederde los tribunales porque es necesario confiar en quelas decisiones judiciales se ajustan a las reglas dejuego democrático y a los fundamentos del Estadode Derecho. Rechazamos de plano las acusacionesque se vierten sobre el poder judicial y sobre elGobierno de ser conniventes con ETA por el merohecho de aplicar la ley, incluso aunque las conse-cuencias de esas decisiones alguien pudiera inter-pretar como elementos que nos alejan del fin delterrorismo.

Nos gustaría terminar con las constructivas palabrasque este año nos regaló una víctima, allá por febre-ro. Gracias Nati: las víctimas no podemos, ni debe-mos, olvidar el pasado. Pero tampoco podemosquedarnos atrapados en el tiempo. Enfoquemosnuestra mirada y nuestro impulso hacia el futuro,con la confianza de que todo irá bien. Disfrutemosde los buenos momentos que nos ofrezca la vida.MERECEMOS SER FELICES. q

Los ciudadanos víctimas

Artículo de opinión publicado el 18de junio en El Correo

Fabián Laespada e Isabel UrkijoMiembros de Gesto por la Paz

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B A R R U T I K Actos

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Alo largo de 2011, además de convocarla manifestación de enero, Gesto por laPaz ha continuado con una parte de su

labor que es menos pública y desconocida.

Hemos estado presentes en el acto homenajea Ramón García (Donostia, 26 de enero), a Isa-ías Carrasco (Mondragón, 6 de marzo), a Froi-lán Elespe (Lasarte, 20 de marzo) y a Jose LuisLópez de Lacalle (Andoain, 7 de mayo). Ade-más, acudimos al acto In Memoriam que laFundación Fernando Buesa celebra todos losaños en Vitoria el día del aniversario de su ase-sinato (22 de febrero) y a la inauguración delJardín de la Memoria el 26 de marzo enDonostia.

Por otra parte, Itziar Aspuru, miembro de laComisión Permanente de Gesto por la Paz, par-ticipó en la Semana por la Paz de Bilbao el 27de enero con una ponencia sobre la situaciónactual, la responsabilidad de ETA en el fin de laviolencia y la convivencia en Euskal Herria.

Edorta Martínez, también miembro de la Comi-sión Permanente, volvió a participar en lostalleres que la alcaldía de Donostia organizaen la Casa de la Paz (Aiete, Donostia). El IIITaller fue el 15 de marzo. En torno a las activi-dades que está desarrollando el Ayuntamientode Donostia, Inés Rodríguez asistió a la recep-

ción de Sr. Davidson Hepburn, presidente deLa defensa de los Derechos Humanos y la Cul-tura (Donostia, 2 de mayo).

Los días 8 y 9 de abril, Itziar Aspuru e InésRodríguez, ambas de la Comisión Permanete,participaron en las V Jornadas de reflexión enAranzazu organizadas por Baketik con el título“Compartir un proceso de reconciliación de laconvivencia en el caso vasco”.

La Cátedra Unesco de Ciudadanía, Conviven-cia y Pluralismo de la Universidad Pública deNavarra ha organizó unas jornadas con el títu-lo “Paz, Conflictos y Convivencia” los días 11,12 y 13 de mayo en Pamplona. Xabier Ollorepresentó a Gesto por la Paz en la mesaredonda que compartió con las organizacionesLokarri y Artamugarriak.

Además de responder a todas las invitacionesque hemos recibido -a las que son públicascomo éstas y a otras de carácter más privado ydiscreto-, Gesto por la Paz ha realizado variosforos de debate de carácter interno sobre cues-tiones que afectan a la coyuntura actual –lapresentación de Sortu y la aplicación de la Leyde Partidos- y al trabajo que estamos desarro-llando –las otras víctimas-. Estos debates sonfundamentales para madurar un mensaje que,en ocasiones, hacemos público y en otras acor-damos deliberadamente no hacerlo.

Son momentos delicados para nuestra organi-zación, pero no por ello vamos a renunciar atrabajar en temas tan nuestros como la denun-cia de la violencia que si bien está latente, con-tinúa haciendo su labor de presión y trata deencontrar una contraprestación a su desapari-ción, las víctimas (las del terrorismo y las deactuaciones indebidas de fuerzas y cuerpos deseguridad del Estado), etc. q

¿Qué hacemos?

Gesto por la Paz

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r “Manrais”

“Reyes Mate. Memoria histórica,

reconciliación y justicia”

“Los españoles que dejaron de serlo”

reseñas

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N U M E R O 81R E S E Ñ A S

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La Fundación Fernando Buesa,en su línea de trabajo educati-vo en el ámbito de la Educa-

ción en valores democráticos detolerancia y respeto a la pluralidad,

ha creado el video-juego “Man-rais, están en tus manos”.Este juego interactivo intenta dara conocer y reflexionar, dentro delámbito educativo, sobre 9 artícu-los de la Declaración Universal deDerechos Humanos, aquellos artí-culos que reflejan las situacionesmás cercanas a niños y niñas entre10 y 13 años.La historia comienza cuando elprotagonista acaba de terminarEducación Primaria y se dispone aelegir nuevo instituto. Le interesael IES Fernando Buesa y cuandoaccede a su pagina WEB le llegaun mensaje que le impacta y quehabla de Derechos Humanos, fir-mado por la sociedad secretaManrais.El juego consta de 9 niveles y encada uno el protagonista se sitúaen una escena que le enfrenta aun artículo de la Declaración Uni-

versal de Derechos Humanos.Mediante el diálogo con el restode los personajes y el uso de losobjetos adquiridos durante laaventura, el protagonista deberesolver el conflicto planteado.Cuanto más amigable y dialogan-te se muestre más informacionesrelevantes obtendrá para avanzaren el juego.Al final de cada nivel el protago-nista obtiene una puntuación enfunción de cómo haya actuado ala hora de resolver el problema.Pensado para trabajar la Educa-ción en Valores dentro del aula,una vez que todos los niños de laclase han finalizado su aventura,se plantea un debate abiertosobre el artículo de los DerechosHumanos tratado. q

Arantza Askasibar

El número 228 de la RevistaAnthropos está dedicado alfilósofo y pensador Reyes

Mate y recoge tanto reflexiones yescritos publicados por él, como lavisión y el análisis de otros recono-cidos pensadores sobre sus aporta-ciones.La obra hace un recorrido por suextensa y muy interesante biogra-fía así como por algunas de suspropuestas y reflexiones más signi-ficativas. Reyes Mate ha dedicado

parte de sus investigaciones aestudiar el significado moral y polí-tico de la memoria en relación a lareconstrucción de Europa. Eldesencadenante es Auschwitz ysus víctimas, porque como él afir-ma, la memoria va de víctimas, detodas las víctimas, del daño causa-do a inocentes producto de unaviolencia injusta y de sus reflexio-nes surge el deber de memoria.Reyes Mate muestra una gran pre-ocupación por el Holocausto y susconsecuencias, pero no eludereferir sus investigaciones y con-clusiones a la realidad de las vícti-mas del terrorismo en nuestro paísy al deber pendiente. Así en laentrevista que recoge Tomas Valla-dolid y haciendo referencia a ETA,dice que una respuesta políticajusta al terrorismo ha de consistiren “reparación de lo reparable yen memoria de lo irreparable”.Contiene también un interesante

capítulo firmado por Galo Bilbaoque nos aproxima al pensamientode Reyes Mate acerca del perdón yreconciliación, conceptos deriva-dos de su concepción de la cen-tralidad de las víctimas y del deberde memoria. Reyes Mate trata deconfrontar sus propuestas dereconciliación con la realidad delPaís Vasco, propuestas que consi-dera siempre en construcción, conajustes permanentes y profundiza-ciones progresivas, ya que la com-plejidad de la situación así lorequiere. Es un volumen interesante quedespierta el interés por conocermás, por profundizar la obra y elpensamiento de Reyes Mate, queno se agota ni muchísimo menosen sus investigaciones sobre elHolocausto y el deber de Memo-ria. q

Inés Rodríguez Ranz

"REYES MATE. MEMORIA HISTÓRICA, RECONCILIACIÓN Y JUSTICIA"Reyes mate

“MANRAIS”Sugar Factory PLAY (2009) para la Fundación Fernando Buesa

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Bakehitzak

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R E S E Ñ A S N U M E R O 81

El verano tiene tres grandes vir-tudes que escasean en el restodel año, a saber, calor, color y

libros; o dicho de otra manera,buen tiempo, buenas vacaciones ybuenas lecturas, esas que aguar-dan durante el invierno. Tengo unhermano historiador, lo que es unasuerte, no solo por saber contar his-torias, sino también porque sabede Historia. Me recomendó estelibro hace ya un par de años. Él selo devoró en su momento. Yo lo hehecho unos cuantos años después.Más vale un poco tarde que unmucho nunca. En agradecimientoal buen consejo, y en gratitud alautor de este libro por los largosratos que he pasado leyendo hastalas cuatro de la mañana en cálidasnoches mediterráneas, van estastorpes líneas, con el único afán decompartir un libro lúcido.Ya para principios de los ochenta,Gregorio Morán tenía perfilado ymedio escrito este librote de cua-trocientas páginas acerca de la his-toria de Euskadi desde 1936 hasta1981. El historiador, de origen astu-

riano pero afincado en Cataluña,hizo el petate, repasó el itinerario yse plantó en la estación de Amara,en la Donostia de 1980, 19 deenero, fiesta donostiarra por exce-lencia. Su primer impacto fue viviren primera persona el “decorado”radical del recinto festivo y compro-bar la absoluta normalidad con quese aceptaba semejante atrezzo gue-rrillero. Un año en Gipuzkoa y elsiguiente en Bilbao. Acabó la redac-ción del libro y lo presentó enMadrid, acompañado por JulioCaro Baroja, lo que le daba espal-darazo y legitimación de alto cope-te. Pues ni por esas. No había inte-rés –resalta el autor- por conocer alos vascos más allá de los relatos delos telediarios. La presentación dela obra en Bilbao, sin embargo,despertó una curiosidad inusitadapor estos lares: el hotel tuvo quehabilitar un salón mayor y allá nocabía un alfiler. Claro, estábamos enla efervescencia de la transición enEuskadi, con un Gobierno vascoincipiente, primerizo e ilusionado;veníamos de intentona golpista yse vislumbraba la posterior victoriafelipista; ETA(pm) acababa decerrar su chiringuito y el Parlamen-to vasco contaba con una vario-pinta representación: PNV, HB,PSE, EE, UCD, AP y PCE. Además,acompañaron en la mesa de pre-sentación Santiago Brouard, XabierArzalluz, Txiki Benegas y MarioOnaindia. El interés suscitado noera gratuito. El libro se vendiósobre todo aquí, en Euskadi, cosacon la no contaba el autor, ya quesu intención era provocar en elresto de España un interés que elcreía necesario.La obra se sustenta en tres pilaressecantes, tocantes, interconexos e,

incluso, enfrentados, pero siemprerelacionados: Neguri, ETA y el PNV.Escribir el relato pormenorizado declanes y familias neguríticas, deasambleas etarras y arcaicos mili-tantes, de personajes poco conoci-dos más allá del nomenclator calle-jero (Irujo, LezamaLeguizamón,Ajuriaguerra, Lequerica, Agirre...)con una profusión apabullantepero ordenada de datos, en unaépoca en que la informática toda-vía no ayudaba a los amanuenses,tiene no poco mérito.La segunda edición de esta obrasale en 2002. El autor respetaescrupulosamente el texto inicial,aun cuando le habría gustadohaberlo retocado y enfatizado algu-nos puntos. Pero él prefiere mante-ner el tono y la frescura original.Eso sí, nos regala un prólogo a estasegunda edición que no tiene des-perdicio, ya que analiza con pru-dente distancia, compromiso y elo-giable disposición, los aconteci-mientos ocurridos en Euskadidesde que se cerrara su primertexto hasta la fecha de la segundapublicación. Y, además, la honesti-dad a lo escrito anteriormente serefleja en cada página.

La negociación de Santoña, Galín-dez, el asesinato de Javier Ybarra,los rifi-rafes de VI Asamblea, ImanolAznar vs Manuel Aznar, la soledadde Agirre tras las nuevas relacionesEEUU-Franco, el Proceso de Bur-gos, etc. son un suculento manjarhistórico para ir aprendiendo unpoco más de nuestro reciente pasa-do. Y para reflexionar. Excelentesviandas bajo las estrellas fugaces deagosto. q

Fabián Laespada

“LOS ESPAÑOLES QUE DEJARON DE SERLO”Gregorio Morán. 2002. Ed. Planeta.

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