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EL ORDENANZADE RODOLFO SANTANA.

ESCRITA EN 1966.SEGUNDO PREMIO CONCURSO DE DRAMATURGIA DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA.(1969)REVISADA EN 2OO2

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EL ORDENANZA.

PERSONAJES

ANIBAL RIVADAVIA: Ejemplar Humano soberbio, espléndido. Traje negro muy usado y maletín gastado.

ARTURO BORGES: Ejemplar Humano soberbio, espléndido. Traje marrón usado y maletín gastado.

EL ORDENANZA: Pequeño. Traje limpio, gris, pero muy gastado. Corbata gorda, barata. Usa lentes.

ESCENA I

Una silla de metal, de apariencia incómoda. Un sillón de cómoda apariencia. Un escritorio gris, nada ostentoso, con su silla y una mesa pequeña con un jarrón rebosante de girasoles plásticos. Sobre el escritorio un teléfono. Hay carpetas y papeles. Una papelera cerca del escritorio. Suena el timbre del teléfono. Pausa. Por el fondo asoma El Ordenanza. Con calma camina hasta el escritorio. Ve el teléfono y sin apresuramiento toma el auricular.

ORDENANZA Diga, por favor…(Escucha) Bien…Muy bien, lo haré…Si, enseguida... (Corta la comunicación y luego marca digitalmente un número en el teléfono. Espera) Faciliten la entrada a las oficinas a las primeras dos personas que vengan por el aviso. (Escucha) Si, solo las dos primeras…¡Las que sean!….A los demás los despiden con mucha cortesía… lY controlen a los Inspectores de Eficiencia Laboral y a los Agentes de Seguridad de las distintas Agencias, con verificación extrema!…¡Que no molesten a los dos postulantes!

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El Ordenanza cuelga el auricular. Se sienta. Parece escuchar a alguien.

ORDENANZA: ¿Seguro?...(Mira hacia arriba) La luz está un poco fuerte…(Mira. La luz baja un poco su intensidad) Así está bien…¿Cómo dices?...(Pasa uno de sus dedos por su mejilla izquierda) No creo, pero hago caso…(Pausa corta) Es bueno ser obediente…

Del escritorio saca una polvera. La abre. Se empolva la cara. Luego guarda la polvera en el escritorioDe pie, reúne con mucha calma un grupo de hojas sueltas. Las palpa situándolas unas sobre otras como si fueran seres vivos. Coloca las hojas en el extremo izquierdo del escritorio.

ORDENANZA: Mamá me enseñó a tomar café desde niño. Un café fuerte, oscuro…

Se sienta. Abre una de las gavetas y saca un termo. Lo abre y metódicamente comienza a efectuar las manipulaciones siguientes: coloca el termo sobre el escritorio. Saca de la gaveta una taza pequeña con su platito. Toma el termo y derrama café en la taza. Coloca el termo y la taza sobre el escritorio. Cierra el termo y lo guarda en la gaveta. Se levanta, toma la taza y camina hacia el sillón. Se sienta casi acostado, con las piernas alargadas.

ORDENANZA: Todas las mañanas de mi vida, al tomar café, retomo mi niñez. Cinco, seis años. Es la única intensidad en mi vida…

Bebe café, se levanta y camina cerca del escritorio. Toma una servilleta de papel y limpia la tacita y el plato. Luego los guarda en la gaveta. Ruidos de alguien que se acerca. Se yergue. Camina a la izquierda cerca del proscenio y espera. Entra Aníbal, su traje gastado y un maletín de buena calidad pero un tanto viejo en la mano.

ORDENANZA: Buenos días.

El Ordenanza se dirige tras su escritorio.

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ANIBAL: (Observa el local. Camina hasta ubicarse frente al escritorio.)Vengo por un aviso publicado en Internet.

ORDENANZA: ¡Ah, sí!... El aviso.

ANIBAL: (Lento) Debo advertirle que tengo muchas ocupaciones y preocupaciones.

ORDENANZA: Lo tendré en cuenta.

ANIBAL: ¡Demasiada actividad.!

ORDENANZA: Se nota.

ANIBAL: ¡Es que no tengo tiempo ni para cansarme!… Aún así he podido liberarme y venir, atraído por el aviso. (Pausa Se sienta en la silla) Si, el aviso…

ORDENANZA: Su nombre, por favor…

Aníbal se levanta y con prepotencia se acerca al escritorio.

ANIBAL: Doctor Aníbal Rivadavia…

El Ordenanza anota en una agenda. La cierra. Aníbal se sienta de nuevo en la silla.

ANIBAL: Según tengo entendido solicitan una persona para…..un empleo breve…

ORDENANZA: Así dice el aviso.

ANIBAL: ¿Qué tipo de empleo breve?

ORDENANZA: En realidad, no sé qué decirle sobre el empleo o la brevedad.

ANIBAL: ¿Puede explicarse?

ORDENANZA: ¿Cómo?...

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HOMBRE: Si usted publica un aviso debe tener sus motivos.

ORDENANZA: (Turbado) Hay una confusión, señor.

ANIBAL: (Se levanta) Haberlo dicho antes, ese tipo de confusiones distrae el tiempo de las personas ocupadas y preocupadas.

Aníbal se dirige a la salida.

ORDENANZA: ¡Yo no publiqué el aviso, fue mi jefe!

Aníbal se detiene. Regresa y se sienta en la silla.

ANIBAL: O sea que el aviso tiene razón de ser.

ORDENANZA: Así es.

ANIBAL Hay el empleo y no le han indicado nada sobre la brevedad.

ORDENANZA: Esas cosas no me incumben. (Sonríe) Sólo soy El Ordenanza: recibo a las personas, las atiendo, cumplo las órdenes, limpio la recepción con “Mistolín”, preparo el café “Cordillera”, llevo la carpeta de memorandos, recibo el correo, sirvo el café “Cordillera”, trasmito las llamadas y, especialmente…

ANIBAL: Quisiera ver a su jefe.

ORDENANZA: ¡Claro, no faltaba más!

Pausa. El Ordenanza no se mueve.

ANIBAL: ¿Y?...¿Qué hace?

ORDENANZA: El le recibirá.

ANIBAL: ¿Cuándo? No le he visto hacer nada para enterar a su jefe de mi llegada.

ORDENANZA: ¡Ah, el sabe! Le recibirá. ¡Téngalo por seguro!...

Suena el teléfono. Ordenanza lo toma rápido.

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ORDENANZA: Receptoría a la orden… (Escucha) Sí… se hará. (Cuelga) Era el jefe; lo recibirá. ¿Ve? Se lo dije.

ANIBAL: Gracias.(Mira a todos lados)¿Y cómo se enteró de mi llegada? ¿Hay cámaras?...(Busca) No veo cámaras…

Ordenanza observa a Aníbal con una buena dosis de nerviosismo.

ORDENANZA: ¿Usted trajo su currículo? (Aníbal lo ve con intensidad)¿Lo trajo?

Aníbal busca en su maletín y saca un currículo. Lo hojea brevemente. Se levanta y con cierta reticencia lo entrega a El Ordenanza que, sin verlo, lo guarda en la gaveta.

ANIBAL: ¿No va a leerlo?

ORDENANZA: No me corresponde, señor. (Ve que Aníbal regresa a la silla y se sienta)¡Ejem! … (Aníbal lo ve) ¿Podría sentarse en el sillón? Allí estará más cómodo.

Aníbal observa el sillón. Se remueve discretamente conociendo la dureza de la silla. Mira al Ordenanza. Se levanta y camina hacia el sillón. Se sienta.

ANIBAL: No entiendo…

ORDENANZA: Es muy cómodo ese sillón.

ANIBAL: ¿Cómo no se me ocurrió sentarme antes aquí? (Se arrellana) ¡Qué diferencia! Un poquito más y las nalgas dicen “¡gracias, mi amor!” (Suelta una risita) ….¿Qué tal es su jefe?

ORDENANZA: ¿El?...¡Humm!....Muy buena persona… mi jefe.

ANIBAL: ¿Hizo alguna referencia a mi persona cuando llamó por teléfono?

ORDENANZA: Sí.

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ANIBAL: ¿Qué dijo?

ORDENANZA: (Acomodando hojas) No tiene importancia.

ANIBAL: ¡Claro que la tiene!

ORDENANZA: ¿Usted cree?

ANIBAL: ¡Por supuesto!

ORDENANZA: (Rasca su cabeza) No sé…

ANIBAL: ¡Vamos! (Pausa corta. Ligera amenaza) Podría hacerle quedar mal ante su jefe. “Tiene usted una persona muy terca en la receptoría” –podría decirle.

ORDENANZA: (Nervioso) ¡Oh! (Se levanta) ¡Ejem! (Se sienta) Me ordenó que lo hiciera sentar en el sillón.

ANIBAL: ¿Sí?... (Acaricia su barbilla) ¡Qué gentil! Ese gesto habla muy bien del señor…(Espera que El Ordenanza identifique al jefe)….del señor…

ORDENANZA: Doctor Espinoza…

ANIBAL: ¡Doctor, claro!...

ORDENANZA: En Derecho Penal…y en Derecho Mercantil…

ANIBAL: ¡Ve? ¡Somos colegas!

ORDENANZA: ¿Si?

ANIBAL: También tengo un doctorado en Derecho Penal y otro en Ciencias Políticas…(El Ordenanza sonríe) En definitiva el colega Espinoza es muy amable.

ORDENANZA: (Ansioso) ¿Le parece?

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ANIBAL: Lo del sillón es una buena señal, hace ver al colega como una persona interesada en la comodidad de los que aquí llegan.(Busca. Se acomoda la corbata. Pasa sus dedos por la cabellera) No veo la cámara…

ORDENANZA: Es un sistema sofisticado de seguridad.”Ojo de Dios”- le dicen.

ANIBAL: ¿Ojo de Dios?

ORDENANZA: Está, pero nadie lo ve.

ANIBAL: ¡Estas nuevas tecnologías sorprenden!

ORDENANZA: Mucho.

ANIBAL: ¿Cuál es su nombre?

ORDENANZA: ¿Mi nombre? (Sonríe)¡Por favor!....

ANIBAL: Dígame…

ORDENANZA: No tiene importancia. ¡Ninguna!...¿Sabe?...Es la primera vez que me piden el nombre!...Vamos, solo soy un funcionario de tercera, un Ordenanza cualquiera, que prepara café “Cordillera”, que atiende llamadas…

Aníbal saca su celular y fotografía al Ordenanza.

ORDENANZA: ¿Qué hace?

ANIBAL: Solo voy a realizar una llamada. (Aníbal se separa. Marca y habla rápido, evitando que El Ordenanza lo escuche) Estoy en el lugar, amorcito, pero aun no se nada…Te envío la foto del empleado de la recepción, un pobre diablo, a ver si puedes identificarlo… ¡Adiós, lucerito, cariños!.¡Esta noche celebramos, te voy a devorar!...(Cierra la comunicación. Al Ordenanza, tras sentarse en el sillón) Pues, sí señor. Muy atento el colega Espinoza….

ORDENANZA: (Emocionado camina hasta situarse cerca de Aníbal ) Él se interesa mucho en todos, puedo asegurárselo. Usted lo ha

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comprobado. (Toca el sillón) Hace varios días me notó la voz ronca y me dijo – “Descanse. Tome jarabe “Broncol” que es lo mejor para su estado…. Su voz revela los síntomas de una grave gripe, que puede transformarse en una tuberculosis y “Broncol” es la medicina adecuada”…

ANIBAL: ¿De qué trata el trabajo breve que ofrecen?

ORDENANZA: Es breve.

ANIBAL: Si, pero… ¿En qué consiste la actividad?¿Se necesita experiencia previa, titulación, técnicas?

ORDENANZA: ¡Y bien pagado!.

El Ordenanza afirma, tras su verdad rotunda. Aníbal lo observa y sonríe.

ANIBAL: Quiero tomar ese trabajo…

ORDENANZA: ¿Usted? ¡Tan bien preparado, doctor!

ANIBAL: (Con leve petulancia) No haga caso a mis diplomas: solo quiero el trabajo.

ORDENANZA: ¿Sean cuales sean sus exigencias?

ANIBAL: Lo tomo.

ORDENANZA: Muy bien. (Señala hacia arriba) Me imagino que los de arriba lo escucharon.(Confidencial) Les gustan las personas dinámicas.

ANIBAL: (Habla a personas que supone lo ven) ¡Me alegra haber venido!. (Se arrellana más) Es muy cómodo el sillón.

ORDENANZA: Se debe a la goma espuma. Cuando no hay gente me siento en él…¡Casi me acuesto!…Imagino que estoy en la playa, tomando sol, con una cerveza “Iceberg” bien fría en la mano…

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Pausa. Aníbal mira con severidad al Ordenanza. Eleva un dedo admonitorio

ANIBAL: No debería hacerlo. Es un sillón reservado a los visitantes…

El Ordenanza une sus manos muy avergonzado y se traslada tras el escritorio. Se sienta.

ANIBAL: ¡Y usted no lo es, en absoluto!

ESCENA IITocan a la puerta. El Ordenanza se levanta y se dirige a la izquierda del proscenio. Espera. Entra Arturo. Soberbio y espléndido también, con su traje muy usado y el maletín gastado, de cuero.

ORDENANZA: Buenos días.

Arturo camina rápidamente por toda la estancia, observándola.

ARTURO ¿Y el encargado de esta oficina?…

El Ordenanza se dirige tras su escritorio.

ARTURO: (Al verlo tras el escritorio) ¡Ah, usted!...He venido a causa de un aviso publicado en los diarios y en Internet. (Pausa corta. Habla confidencialmente al Ordenanza) Sobre una oferta de trabajo breve….

ORDENANZA: ¿Está interesado?

ARTURO: Claro, no busque más. ¡Tomo el trabajo!

ORDENANZA: (Abre su agenda) Su nombre, por favor…

ARTURO: Licenciado Arturo Borges.

Ordenanza anota el nombre.

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ORDENANZA: ¿Y toma el trabajo sean cuales sean sus exigencias?

ARTURO: ¡Trabajo es trabajo!

ANIBAL: (Se incorpora. Le habla a Borges) Buenos días. También vine por el aviso…y el trabajo breve

Arturo y Aníbal se estudian detenidamente. Se reconocen como rivales que competirán por el trabajo.

ARTURO: (Afectuoso a Aníbal) ¡Mucho gusto, Licenciado Arturo Borges!

ANIBAL: ¿Cómo está usted?...Doctor Aníbal Rivadavia, a su orden….

Se estrechan las manos.

ARTURO: Bastante apurado, Aníbal.

ANIBAL: Comprendo, Arturo.

ARTURO: Corriendo de un lado para otro, parándome, corriendo otra vez, acelerando, frenando….

ANIBAL: ¿Pisando los minutos?

ARTURO: ¡Uno tras otro!. Sin sosiego, le digo. Una reunión y otra y otra. Encuentros y más encuentros para recibir instrucciones, firmar artículos, entrevistar personajes….

ANIBAL: ¡Entrevistar personajes es mi pesadilla!

ARTURO: ¿Usted también es periodista?.

ANIBAL: No, yo soy….

ORDENANZA: Siéntense, por favor.

Los hombres miran al Ordenanza y tras una pausa se sientan. Arturo se levanta enseguida. Camina con disimulo a un lateral. Aníbal saca su celular y lo enfoca rápidamente sobre Arturo,

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luego desvía la mirada. Arturo saca su celular y sin ser notado enfoca a Aníbal y al Ordenanza. Los toma. Luego marca en el celular. Aníbal se incorpora y también camina. Mientras Arturo se desplaza lo toma, de nuevo, con su celular. Luego marca.

ARTURO: (Aparte, al celular)Te envío unas fotos, Perro Bravo…Dame toda la información que puedas de estos sujetos. El imbécil amariconado que usa corbata dice llamarse Aníbal Rivadavia ….Me parece conocido….(Pausa. Escucha. Se alarma) ¿Cómo? ¿Allanaron mi oficina?....(Ve su reloj)¡ Carajo, no pierden tiempo!…Escucha, voy a dejar el celu en grabación, para que escuches todo lo que pasa aquí…

Arturo tranca la comunicación. Se acerca a la silla y se sienta.

ANIBAL: (Al teléfono)Si, vidita, se trata de un comemierda que dice llamarse Arturo Borges…¡Ajá, como el periodista del diario “La Verdad”! Confírmalo y trasmíteme sus datos… Dejo abierto el celular para que escuches…

ORDENANZA: (Como para sí.) Interesante como convergen las personalidades…y se encuentran…

Aníbal se dirige al sillón. Aparta su maletín y se sienta.

ARTURO: Muy atrayente el aviso, doctor Rivadavia, ¿no le parece?… “Solicitan una persona para un trabajo breve”. Vine en seguida.

ANIBAL: Igual que yo.

ARTURO: ¿Su oficio?

ANIBAL: (Chasquea varias veces) Soy Juez…Tengo un doctorado en Derecho Penal y otro en Ciencias Políticas....He trabajado en la legislatura a lo largo de cincuenta años….

ARTURO: ¡Medio siglo!. Muy meritorio.

ANIBAL: Y ahora busco una ocupación menor, Arturo… para distraerme.

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ARTURO: ¿Distraerse?

ANIBAL: ¡Y no piense que voy a dejar la Judicatura, no señor!

ARTURO: En ningún momento lo he pensado.

ANIBAL: ¡Es para trabajar más y más!

ARTURO: (Aplaude con discreción ) ¡Bravo!

ANIBAL: (Enardecido) ¡Más!¡Más y más trabajo! Me gusta la actividad laboral, sea cual sea….¡Yo, siempre montado sobre el toro!

ARTURO: ¡O sobre el caballo, Aníbal!

ANIBAL ¡Un bronco bien, pero bien salvaje y uno encima como si nada!(Se reclina en el sillón y observa a Arturo)¡Si , señor, ese soy yo: el Honorable Juez Aníbal Rivadavia! La Ley, esa es mi ocupación... (Con cierta condescendencia) También me dedico a la jardinería. Claro, en mi hogar. (Pausa corta. Con énfasis) Por eso, le aconsejo con toda amabilidad que no pierda su tiempo…

ARTURO: ¿Yo?

ANIBAL: Retírese, para no quedar avergonzado. O algo peor: caer en el ridículo…¡Este empleo es para mí! ¡Llegué primero y mis credenciales son superiores!...

ARTURO: (Ve a Aníbal con asombro ) ¿Sus credenciales? ¿Superiores a las mías?

ANIBAL: Según le escuché, usted es…

ARTURO: (Rápido) ¡Periodista!... ¡Trabajo en el diario digital “La Verdad”!

ANIBAL: Conozco el diario…

ARTURO: Trabajo en el desde que era de papel, ¿Se imagina?.

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ANIBAL: No lo diga en voz alta que se le sale la edad. (Ríen falsamente. Se inclina como si fuera a recoger algo que se le ha caído a Arturo) ¡Que se le cae la cédula!

Risas.

ARTURO: ¡No tengo problemas con mi edad ya que soy una persona totalmente dinámica!...(Mueve el cuello, en un gesto de luchador) Ágil, peleador…

ANIBAL: Le creo, no tiene que insistir.

ARTURO: Trabajo dieciocho horas al día, sin parar. Controlado por reloj…¡Si le contara!

ANIBAL: ¡”Dele, que son pasteles” y estamos en confianza!

Pausa corta.

ARTURO: ¡El otro día me detuvo un Inspector de Eficiencia Laboral en plena calle! ¿Se imagina?

ANIBAL: Esa gente es temible.

ARTURO: Me sonreí, brevemente….Lo miré de lado, como diciéndole: “¡No sabes con quién te metiste, belleza!”...Saqué lentamente mi Identidad Laboral y se la mostré….El la introdujo en su Sistema de Indagación Portátil y verificó mis datos…¡Le digo, la mandíbula le chocó con el piso al Inspector de Eficiencia Laboral, tanto abrió la boca del asombro!

ANIBAL: ¿Si?

ARTURO: ¡Mi último día de trabajo señalaba!…

ANIBAL: ¡Cuarenta segundos!...(Sonríe) Bromeaba…

ARTURO: ¡ Diecinueve horas!

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ANIBAL: ¡No te creo!

ARTURO: ¡Así fue!¡Si hubieras visto al jodido Inspector!

ANIBAL: ¡Que lo aplaste un tanque de guerra!

Risas.

ARTURO: ¡Se le salían los ojos!. ”¡Perdone, señor Borges, es que usted caminaba alicaído!”-se excusaba, el hijo de perra..

ANIBAL: Felicitaciones. Te salvaste de una buena. Esa gente es muy estricta.

ARTURO: ¡No tengo nada que temer!.

ANIBAL: ¿Y por qué caminabas alicaído?

ARTURO: (Pausa corta)¿Yo alicaído?...(Se levanta, erguido) ¡Nunca!...¿Sabes?...Me la paso golpeándome las benditas espinillas pues nunca miro al piso.(Eleva mucho la cabeza) ¡Siempre, cabeza levantada!...(Ve a Aníbal con cierta piedad) No como tú…

ANIBAL: Mi porte es altivo, Arturo…

ARTURO: ¡No es así, amigo!…Que te lo digo, con total preocupación…Tienes el cuerpo estresado, como si te hubiera saltado encima un tigre…

Aníbal ríe cortamente.

ANIBAL: ¡Tengo una tensión arterial excelente! Mi colesterol es impecable…Y mis triglicéridos parecen los de un atleta…

ARTURO: (Con mucha conmiseración) Lo digo por la lucidez mental Aníbal… El Alzheimer es muy traicionero y te ves inquieto, errático, confuso…

ANIBAL: ¿Alzheimer?

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ARTURO: (Con compañerismo) Vamos, camarada, ve a tu casa a descansar… Te tomas un té y luego a descansar en tu sillón favorito…(Toma a Aníbal del brazo) Ven, te acompaño a la salida…

Aníbal permanece rígido.

ANIBAL: Suéltame o te ganas un bofetón….

ARTURO: (Eleva los brazos) ¡Cero agresiones!. Quería hacerte un favor. Es que no puedo ver un fracasado que le tiendo la mano….

Arturo se sienta en la silla .La nota incómoda.

ARTURO: ¡Carajo, esta silla si es incómoda!

ANIBAL: Igual que este sillón…(Cierra los ojos y se extiende) ¡Provoca dormir en el!…(Mira a Arturo) Deben sentirse muy complacidos en su diario, con tu dinamismo, con esas nalgas capaces de soportar las sillas más duras…

ARTURO: Todos los días escribo artículos de opinión en La Verdad, sentado en sillas muy cómodas.…

ANIBAL Te he leído…

ARTURO: ¿Seguro?

ANIBAL: Muchos de tus reportajes han sido memorables.

ARTURO: ¡Trabajo hasta en mi hogar, Aníbal!…Tengo otra computadora en la planta baja de la casa y le doy como un tigre mientras arriba, en el primer piso, Giudita prepara la comida…

ANIBAL: ¿Giudita?

ARTURO: Mi esposa…y también están mis hijos, Romualdo y Rosa estudiando agricultura hidropónica para lograr una profesión digna.

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ANIBAL: ¡Una familia feliz de campesinos urbanos!…

ARTURO: ¡Con los problemas de la época, pero!….¿Quién no se ve afectado por ellos?

ANIBAL: ¿Problemas? ¿Cuáles? Yo no los veo en absoluto.

Arturo nota que ha pisado en falso.

ARTURO: Pues…me refiero, en general, Aníbal….¿Si?...viendo los problemas generales desde lejos…¿Si?...Como testigo ¿Entiendes?

ANIBAL: ¡No entiendo!

ARTURO: ¡ No como cualquier pobre diablo emproblemado, como tú, con veinte crisis partiéndole la jodida cabeza!…

ANIBAL: Vivimos en el mejor país, con la mejor democracia…

ARTURO: ¡Y agrega: la economía más responsable!.

ORDENANZA: ( A Arturo) Señor Borges…¿Sería tan amable de entregarme su currículo?

Arturo ve a El Ordenanza. Pausa corta. Ve a Aníbal. Duda.

ANIBAL: (Con asombro) ¿Tienes currículo?

ARTURO: Si, tengo.

ANIBAL: ¿Y te atreves a mostrarlo?

Arturo arroja una mirada de desprecio sobre Aníbal. Abre su maletín y extrae una carpeta gruesa. Se levanta y la entrega a El Ordenanza.

ANIBAL: No lo entregues, Arturo. Será inútil ¡Huye!

ARTURO: Aquí tiene….

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El Ordenanza toma el currículo de manos de Arturo. Saca el currículo de Aníbal de la gaveta y los lleva fuera de escena. Arturo y Aníbal observan todo y se incorporan. Parece que van a seguir los pasos de El Ordenanza, pero se detienen, luego se miran.

ARTURO: (A Aníbal) ¿Viste? Llevó mi currículo fuera de aquí.

ANIBAL: Lo mismo hizo con el mío.

ARTURO: ¿A quién los entregará?

ANIBAL: Me imagino que al doctor Espinoza…(Arturo lo ve intrigado) ¿No lo conoces?..(Arturo niega) ¡Ah, es un colega!

ARTURO: ¿Amigo tuyo?

ANIBAL: Claro. Es una persona muy preparada, con un doctorado en Derecho Penal, como yo...

Retorna El Ordenanza, sin los currículos. Pausa corta.Aníbal y Arturo retornan a sus asientos.

ARTURO: En estas búsquedas laborales es muy bueno conocer al Jefe de la Empresa. Y mucho mejor ser su amigo.

ANIBAL: Intimo.

Pausa. Arturo observa a Aníbal.

ARTURO: Si fueras su amigo “íntimo” estarías en su oficina tomándote un whisky con él…

ANIBAL: No me gusta abusar de la confianza.

Pausa corta.

ARTURO: (Conciliador) ¿Qué tal una tregua?....(Le extiende la mano) ¿Amigos?...

Aníbal ignora la mano extendida.

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ANIBAL: Una tregua es posible…¿Amigos?...No creo…

Arturo retira la mano.

ARTURO: Rivales en el jodido campo laboral….

ANIBAL: Eso es más honesto…(Arturo ríe)¿Y esa risita?

ARTURO: La palabra “Honesto” suena a mierda cuando sale de tu boca…

ANIBAL: ¡Upa! Podemos intentar ser un poco cordiales, ¿No crees?

Arturo afirma.

ARTURO: De acuerdo…¿Tienes familia?

Pausa corta. La pregunta no le gusta a Aníbal.

ANIBAL: Claro….Bueno, no….¿Cómo explicarme?...¡Si y no!

ARTURO: Difícil de entender un parentesco de sí y no…

ANIBAL: (Risita. Pausa corta)…Soy viudo desde hace un año…

ARTURO: ¿Viudo?(Pausa corta) ¿Por ley?

Pausa. Aníbal se remueve incómodo.

ANIBAL: Ajá.

ARTURO: Espero que para bien.

ANIBAL: Claro.

ARTURO: Muchas emociones encontradas, me imagino.

ANIBAL: Todo resultó a pedir de boca, Arturo. ¡La casa se llenó de viudas y viudos felices que se acercaron a festejar y ofrecerme

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felicitaciones! ¡Ufff! ¡Aquello estuvo bueno, que te digo!. Hasta Eloísa parecía sonreír en el ataúd….

Pausa.

ARTURO: Giudita…mi esposa… quiere ser viuda….

Pausa corta.

ANIBAL: ¡Vaya! ¿Y ya hizo la solicitud?

ARTURO: Si. También la firmaron mis hijos….Yo, igual, solicité la viudez, también firmada por Romualdo y Rosita, así que en casa tenemos una especie de competencia, a ver quién enviuda...

Arturo ríe débilmente.

ANIBAL: Si trabajas como dices, seguro que llegas a ser el viudo…(Se indica) Pero este trabajo va a ser para mí…

Arturo sonríe débilmente. Deja pasar la agresión.

ARTURO: Ella tiene síntomas del mal de Parkinson…

ANIBAL: ¡Puntos a tu favor!… Perdona la curiosidad…¿Alguna vez Giudita te dijo que se sentía sola?

ARTURO: Ella no está sola nunca.

ANIBAL: ¿La atienden Romualdo y Rosita?

ARTURO No. Un gato negro y marrón.”Micifuz” ¡Hermosa combinación de colores la del gato!.

ANIBAL: Los gatos saltan por los tejados, se ayuntan rabiosamente con sus gatas, entre maullidos. Son hipócritas además. No son muy afectivos.

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ARTURO: ¡Este es un gato excepcional, yo que te lo digo! (Pausa corta) Es gordo y silencioso y llena los vacíos de Giudita mientras estoy en la redacción o escribiendo en la planta baja de casa.

ANIBAL: Gordo gato.

ARTURO: ¡Ajá! Ese hermoso y misterioso felino de Angora, en mi hogar es mi suplente.

ANIBAL Yo tengo un perro: “Sultán”…

ARTURO: Es más, he pensado muchas veces que ese gato soy yo mismo, quizás con más primitivismo, claro. Le trasmito mis energías afectivas y el las traspasa a Giudita que las recibe mejor que si fuera yo, en persona .

ANIBAL: Sultán y yo pensamos en lo mismo, siempre.

ARTURO: Este maldito gato todas las mañanas, cuando me levanto de la cama, salta de cualquier rincón y se acuesta muy pegado a Giudita… ¡Ronronea, el condenado!…

ANIBAL: Sultán hacia lo mismo cuando Eloísa vivía…con una diferencia, ¡me arrojaba de la cama!.

Risitas.

ARTURO: Pero mi gato es mucho más intolerable, déjame explicarte. (Pausa corta) El gato despierta a mi mujer, ella lo acaricia y lo mima. “¡Micifuz! ¡Micifuz! “¡Ya quisiera yo ser acariciado así!... El endiablado gato me mira con ironía. Sonríe moviendo sus largos bigotes… En las noches, cuando llego del diario lo encuentro arrellanado en mi sillón favorito.

ANIBAL: ¡Insólito! Yo, lo enveneno…

ARTURO: Después de cada comida consume los restos de carne que abandono sobre la mesa. A cada momento se recuesta en las piernas de Giudita, le lame las manos, ¡y por último!... Orina sobre los periódicos que he leído en la mañana.

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ANIBAL: Sultán exigía más.

ARTURO: ¿Más que Micifuz?

ANIBAL: Si yo te contara…

ARTURO: Lo que sea, no logrará superar a Micifuz. Lo que le falta es fumar mis pipas y usar mis calzoncillos….

Arturo ríe corta y falsamente.

ANIBAL: Mi mujer y Sultán… (Pausa corta) ¡ Tú comprendes!

ARTURO: ¡No me digas!

ANIBAL: Así es. (Pausa) En una oportunidad los sorprendí juntos….(Pausa corta)…comiendo del mismo plato. Mi esposa imitaba a una actriz famosa.

Pausa corta.

ARTURO: A pesar de todo tenemos suerte.

ANIBAL: ¡Muchísima!

ARTURO: Hay millones de personas que no poseen ni siquiera la más mínima posibilidad de existencia que tiene Micifuz.

ANIBAL: Y Sultán. ¡Claro que tenemos suerte!

ARTURO: Poseemos Capacidad de Supervivencia.

ANIBAL: Eso mismo creo.

ARTURO: ¡Es que a muchos no les importa nada de nada, amigo Aníbal! Ven que los sigue un Inspector de Eficiencia Laboral y no pueden ver un puente porque ¡Zas! …se arrojan de cabeza….

ANIBAL: O como esos emigrantes resentidos y ladrones cuando se ven rodeados por Oficiales de Inmigración:¡No resisten el atractivo

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de un autobús a más de cincuenta kilómetros por una carretera!…¡Se le atraviesan, silbando!…

ARTURO: ¡Cómo quedan!

ANIBAL: ¡Ni sus madres los reconocen!

ARTURO: ¡Dígame cuando se arrojan de los edificios altos! (Hace un gesto de asco) Quedan casi líquidos, como…flan de plasma…gelatina de frambuesa…

ANIBAL: ¡No les interesa sobrevivir!…

ARTURO: No entienden que la vida es una belleza…

ANIBAL: Un placer respirar, beber agua limpia…

ARTURO: Pensar, luchar, meditar, trascender…

ANIBAL: Eso es.. ¡Sigues mis razonamientos punto por punto!.

Pausa corta.

ARTURO: (Incómodo) Son mis razonamientos, Aníbal.

ANIBAL: ¿Si? (Risita) Son los míos, Arturo.

ARTURO ¿Leíste mis artículos de prensa sobre el particular?

ANIBAL: (Seco) No. Y yo también he escrito artículos sobre La Supervivencia en revistas de mucho lustre. Supervivencia no solo individual, Arturo. También integro la Supervivencia Grupal, la de Raza, la del Género Humano, en fín…

ARTURO: ¡Te juro que es mi razonamiento!. (Abre su maletín y saca un grupo de artículos de prensa )¡Mira!...”La supervivencia en las casas sin mascotas” (Encuentra otro artículo)“La viudez, el oasis legal de nuestra época de Supervivencia” , “La jubilación, una plaga maldita para la Supervivencia”, (Muestra otros artículos que Aníbal contempla con un matiz de desprecio) ¡Este es muy bueno! (Ríe)¡Llegada la hora de la

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Supervivencia, arrojen los fuegos artificiales!…”El aborto y sus beneficios socioeconómicos en una sociedad que supervive”

ANIBAL: ¡Oye, buen título, ese último!…

ARTURO: ¿Verdad que sí?...Fue muy aplaudido en su momento….(Con intención) Cuando apenas se discutía en círculos muy exclusivos la “Ley de Término Obligatorio de la Vida”…(Pausa corta) ¿Conoces esa Ley?

ANIBAL: (Pausa corta. Mira intensamente a Arturo)¿Quién no?

ARTURO: (Muestra otro artículo)¡Ajá! ¡Ve este otro artículo! (Despliega una página)” ¡El doberman como rey en el hogar Sobre Moderno!”

ANIBAL: ¡Otro excelente título!

ARTURO: ¡Y el contenido es mejor!...Versa sobre la gran incógnita de La Supervivencia en el Hogar, cuando no hay elementos afectivos naturales que sujeten a la vida…

Suena el timbre del teléfono. Leve. El Ordenanza lo toma.

ORDENANZA: Receptoría a la orden.

ANIBAL: (Inclinándose confidente a Arturo) Por ejemplo, ese hombre

Aníbal señala con discreción al Ordenanza.

ORDENANZA: Bien, bien….

ARTURO: ¿El Ordenanza?

ORDENANZA: Entiendo, punto por punto…

ANIBAL: Sí. En el rostro se le nota que ha perdido su identidad. Él no es él.

ARTURO: Ni es ningún otro, supongo.

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ANIBAL: ¿Qué edad le calcula?

ARTURO: Mínimo unos sesenta…

ANIBAL: Casi estoy seguro que lo llaman en cualquier momento de la Central de Estadísticas para darle de baja.

ORDENANZA: Así se hará, señor.

El Ordenanza cuelga el teléfono.

ARTURO: Tiene rostro de sentenciado.

ANIBAL: Caminando al patíbulo.

El Ordenanza se levanta. Los hombres le sonríen con benevolencia.

ORDENANZA: ¿Se sienten bien los caballeros?

ANIBAL: No hay quejas.

ARTURO: Algo incómodos por la espera; de resto estamos satisfechos.

ANIBAL: (Observa su reloj) Voy a llegar con retraso al Tribunal.

ARTURO: Tengo dos periodistas asistentes en la redacción, pero no me gusta dejarla sola.

ORDENANZA: El jefe se alegra de tenerlos aquí. (Pausa corta. Hace signos vehementes de silencio). ¡Shisss! ¡Shisss!

Aníbal y Arturo se levantan.

ANIBAL: (Extrañado) ¿Qué sucede?

ARTURO: (Se levanta). ¿Pasa algo?

El Ordenanza impone silencio. Los hombres se miran. Aníbal se encoge de hombros continuamente. Arturo se acerca al Ordenanza y trata de oír. Va a hablar y el Ordenanza lo

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detiene con un gesto. Largo minuto de silencio con los dos hombres tratando de escuchar algo.

ORDENANZA: Ya está bien.

ARTURO: ¡Shisss! Escuché algo.

Arturo aguza el oído y el rostro.

ORDENANZA: No hay nada que oír.

Arturo se vuelve desconcertado.

ANIBAL: ¿Cómo es eso?

ARTURO: Nos mantuvo en silencio un largo tiempo porque había un ruido extraño. ¡Lo escuché!... Sonaba como el latido sordo de un gran corazón…

ANIBAL: ¡Yo escuche el llanto de un bebé!

ARTURO: ¡Jadeos de dos amantes, risas y ahora usted nos dice que no hay nada que escuchar!

ANIBAL: ¡Silencio! (Lo miran) ¡Risas!¡Escucho risas!

ARTURO: ¡Si, cierto!...¡Risas lejanas!

ORDENANZA: ¡Era la orden del jefe!

Pausa corta. Aníbal y Arturo se miran.

ANIBAL: ¿Qué orden?

ORDENANZA: Me pidió que les impusiera un minuto de silencio en honor a las víctimas.

Arturo y Aníbal se miran.

ARTURO: Eso cambia todo.

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ANIBAL: De acuerdo. (Al Ordenanza), ¡Pero usted no tenía que recurrir a argucias!

ARTURO: ¡Yo soy un patriota!.

ANIBAL: ¡Somos, coño!

ARTURO: ¡Veneramos cuando se presenta la ocasión el recuerdo de las víctimas!…

Pausa.

ANIBAL: ¿A qué víctimas se refería el colega Espinoza?

ORDENANZA: (Pausa) Él dijo víctimas, nada más…

Pausa corta. Los hombres razonan.

ANIBAL: ¡Deben ser las de la guerra de Irak!

ARTURO: O las de Afganistán.

ANIBAL Es posible. (Al Ordenanza) ¿A cuales víctimas cree usted que se refería?

ORDENANZA: No sé cuáles podrían ser las víctimas de su preferencia.

ANIBAL: Pueden ser las víctimas del terrorismo.

ARTURO: El fantasma del ántrax o la peste bubónica entrando en tu casa porque se le ocurre a cualquier árabe.

ANIBAL: Una bomba atómica-colocada por iraníes- explotando mientras escuchas el Himno Nacional en el estadio, antes de un emocionante partido de beisbol que decidirá la Serie Mundial.

ARTURO: También pueden ser las víctimas de la guerra de Federación.

ANIBAL: Y las de la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, la de Viet Nam…

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ANIBAL: (Rápido) ¡O las víctimas del tránsito!

ARTURO: Todas las víctimas en general, eso es lo mejor.

ANIBAL: ¡Ajá!

ARTURO: Mezclemos el bombazo de Hiroshima con los cuerpos destrozados de los transeúntes atropellados.

ANIBAL: Sin olvidar a los caídos bajo ese terrible flagelo que es el cáncer.

ARTURO: ¡Qué maravilla: un minuto de silencio por toda la humanidad, víctima de algo! (Ansioso, al Ordenanza). Estoy sumamente interesado en conocer al doctor Espinoza; créame, muy, muy interesado… ¡Voy a pasar a su despacho!.

Arturo se incorpora y camina hacia el fondo.

ORDENANZA: No.

ARTURO: (Seco) ¿Qué ocurre?

Suena el celular de Aníbal que se separa un tanto para atender.

ORDENANZA: No puedo permitir que pase, sin haber recibido yo la notificación. Comprenda, es mi deber.

Arturo se dirige a la silla y se sienta rígido. Ofendido. El Ordenanza arregla papeles.

ANIBAL: ¿Cómo es la mierda, cielito?...¡No pueden confiscar nada, ni un alfiler!¡Estoy a punto de lograr un empleo! ¡Seguro que sí!…(Se sorprende)¿Cómo?...Sí, estoy en esa compañía…¡Seguro me siguieron!...Ofrecen un trabajo breve…¡Mierda, tranquilízate, coño!...Si, vidita, yo también debo calmarme…(Busca en su traje. Saca un frasco pequeño. Lo abre y saca una píldora. La toma) Ya, listo, serenidad en la barriga…(Corta

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la comunicación. Se acerca al sillón. A Arturo, señalando al Ordenanza). Ese sujeto es sencillamente detestable.

ARTURO: Esos desechos deberían ser suprimidos sin tantos rodeos legales.

ANIBAL: Aun le quedan varios años…Pero, escuche, en realidad ese hombre no existe, ya lo comentamos antes.

ARTURO: Pero es algo molesto. ¡Véalo! Fastidia como las ejecuciones sumarias por irrespetar la luz roja de los semáforos…Uno está apurado y ese molusco se empeña en detenernos con la luz roja de su torpeza.

ANIBAL: (Se inclina confidente) ¿Quiere que le diga una cosa?

El Ordenanza registrando el escritorio saca una caja de cereales. La deja sobre el escritorio por unos momentos. Luego la guarda.

ARTURO: Dígame.

ANIBAL: Según mi entender, ni las leyes de supervivencia ni la bomba atómica con sus radiaciones de estroncio van a modificar el destino del hombre… ¡No!.

ARTURO: (Pausa corta) ¿Qué otras cosas pueden transformarlo?

ANIBAL: Ingeniería Genética.(Pausa corta. Afirma) Si, señor. Es el futuro…

ARTURO: Hay grandes avances….

ANIBAL: Un día de éstos… (Se registra los bolsillos) Vaya, se me acabaron los cigarrillos… (Registra) En cualquier momento nacerá un niño con una llave inglesa como mano.

El Ordenanza saca un osito de peluche. Le aprieta la barriga y el osito lanza un chillido.

ARTURO: ¡Uf! Demasiada ciencia ficción.

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ANIBAL: ¿Cree usted? (Pausa corta) ¿Cómo pude olvidar mis cigarrillos… (Directo a Aníbal) Me gustaría mucho fumar un cigarrillo.

ARTURO: Fume entonces.

ANIBAL: No tengo… ¿Sería tan amable de obsequiarme uno?

ARTURO: Lo siento, no fumo. Además, le hago un gran favor, el tabaco produce cáncer.

ANIBAL: ¡El cáncer me tiene sin cuidado!… Daría todo por un cigarrillo. (Se remueve nervioso en su silla. Le suena el celular. Aníbal se levanta y camina a un lado buscando privacidad. Establece conexión) ¿Sí?....(Escucha) ¡Ajá!...¿Y lo hizo?

Aníbal escucha y observa a Arturo, a quien también le suena el timbre de su celular. Arturo se incorpora y establece conexión.

ARTURO: ¿Si?....

ANIBAL: (Escuchando a su invisible interlocutor. Ve a Arturo)¡Quién lo diría, al verle la cara de idiota que tiene!

ARTURO: (Se sorprende. Al teléfono) ¿Seguro que te refieres a ese Aníbal Rivadavia? (Escucha. Busca a Aníbal con la mirada y este disimula) ¡Qué rata!. ¿Y se casó de nuevo el mariconazo? ¡Es que se le ve en la cara!..¿Y lo despidieron?...

ANIBAL: (Mirando a Borges) La verdad es que se lo merece, por depravado. Entregar Información Corporativa Confidencial es la peor traición ¡No tiene ningún escrúpulo, ni moral ni un coño!…¡Bien que le hayan pateado ese culo!…

ARTURO: Te agradezco el informe…

ANIBAL: Si encuentras algo más no dudes en llamarme, cariño…¡Besitos, besitos!

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Los hombres cortan sus comunicaciones. Se sonríen y saludan con las manos, desde sus posiciones. El Ordenanza revisa una carpeta. Arturo se sienta en la silla. Aníbal en el sillón.

ANIBAL: (Muy afable)¿Estábamos hablando de algo, no es así?

ARTURO: (Muy amable) De la ingeniería genética que está creando niños con una llave inglesa como mano.

ANIBAL: Es sólo un símbolo, Arturo.

ARTURO: Un poco exagerado.

ANIBAL: Lo que quiero decir es que pronto el hombre nacerá con un cerebro capacitado para manejar llaves inglesas únicamente.

ARTURO: ¿Todos los hombres?

ANIBAL La mayoría. Y si no es una llave inglesa, será una sierra eléctrica, una ametralladora, o una antena, o un martillo…

ARTURO: Interesante teoría, pero no la entiendo.

Arturo ríe con escándalo. Se enseria al ver el rostro pétreo de Aníbal.

ANIBAL: El hombre perderá su identidad.

ARTURO: Hace tiempo ocurrió. ¿No te has enterado?

ANIBAL: ¡Ahora le aplicarán aportes genéticos que paso a paso le estrecharán el pensamiento hasta convertirlo en un ser manejando de manera magistral la llave inglesa y únicamente la llave inglesa!....

ARTURO: No será un hombre….

ANIBAL: ¡Eso, al fin entiendes!....

ARTURO: ¡Al fin te explicas!

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ANIBAL: Formará parte de un rebaño productivo. ¡Un ejército de técnicos y sirvientes que jamás de los jamases pensaran en reivindicaciones laborales o sindicatos!

ARTURO (Señala al Ordenanza) ¿Algo como ese invertebrado?

El Ordenanza coloca una botella de refresco sobre el escritorio. Al cabo de pocos segundos, la guarda en el escritorio.

ANIBAL: ¡Exacto! (Ve al Ordenanza. A Arturo) ¿Cree usted que él tenga cigarrillos?

ARTURO: No sé. (Pausa. Aníbal mira al Ordenanza) Ojalá mi Rosita y Romualdo no corran esa suerte, es un panorama terrible.

ANIBAL: Puede que tenga cigarrillos, pero no le pediré… (Ve a Arturo) Sus hijos podrán salvarse, sus nietos no. Estoy seguro.

Pausa. Arturo piensa. El Ordenanza escucha.

ARTURO: Le diré a mis hijos que eviten descendencia… Es una lástima, siempre quise tener nietos…..Aunque hoy es tan difícil….

ANIBAL: ¡Dificilísimo!

ARTURO: ¡Y mis hijos son dos ejemplares formidables! Fuertes, animosos, bellos (Pensando) …Así son mi Romualdo y la pequeña Rosita.

ORDENANZA: Yo tengo un hijo llamado Pedrito.

Pausa. Los hombres se miran.

ARTURO: ¿Nos habla a nosotros?

ORDENANZA: Sí… Pedrito es mi hijo; tiene siete años, ya asiste a la escuela y tiene un triciclo rojo.

ARTURO: (Muy cruel) ¿Y la madre no tuvo problemas?

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ORDENANZA: Mi esposa se llama Belén. Y, no, no tuvo ningún problema.

ANIBAL: (Cruelísimo) ¿No la obligaron a abortar?

ORDENANZA: En ningún momento. Cumplimos con todos los requisitos y Pedrito nació fuerte y bellísimo….(Hurga en la gaveta) ¡Caramelos “Chupetín”! … Siempre tengo algunos por aquí… (Los saca) Me gustaría obsequiarle algunos a sus hijos….

ARTURO: No, gracias.

ORDENANZA: (Titubea) A todos los niños les gustan los dulces. Estos caramelos “Chupetín” están rellenos con miel. (Ríe tontamente) Pedrito los come por toneladas y colecciona los envoltorios de papel brillante.

ANIBAL: (A Arturo)Vamos, acepte varios caramelos.

ARTURO: Está bien. Aunque Romualdo no es propiamente un niño. Tiene cerca de veinticinco…Y Rosita veintitrés…

El Ordenanza camina rápido hacia Arturo y le entrega varios caramelos.

ORDENANZA: Le gustarán mucho a sus hijos, ya verá usted. (Se retira tras su escritorio) La miel les hace bien. Los fortalece.

ANIBAL: (A Arturo) Nunca me pasó por la mente que este hombre pudiera tener un hijo.

ARTURO: ¡Fantástico! ¿No?... A lo mejor no es de él.

Arturo y Aníbal ríen, pícaros, viendo al Ordenanza.

ORDENANZA: Hay que tener mucho cuidado con la dentadura de los niños, es muy delicada. Yo los enseño a cepillarse con crema “Blancura”, que también es germicida y muy recomendada por los odontólogos…

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Suena el timbre del teléfono. El Ordenanza lo deja repicar tres veces. Pausa.

ORDENANZA: (Toma el teléfono) Receptoría a la orden…

Arturo toma uno de los caramelos que le ha dado el Ordenanza y se lo lleva a la boca.

ARTURO: ¡Delicioso!

ORDENANZA: Entendido, señor.

El Ordenanza cuelga el auricular y busca en el escritorio.

ANIBAL: Los caramelos eran para sus hijos, según creo.

ARTURO: A Romualdo y Rosita lo que les gusta es el crack y la marihuana. Comen poco caramelo.

Ordenanza camina hacia Arturo con un tabaco en una mano y un encendedor en la otra. Le extiende el tabaco.

ORDENANZA: Para usted.

ARTURO: Gracias (No toma el tabaco. Pausa corta) No fumo.

ANIBAL: (Se incorpora) ¡Qué estupendo tabaco! (Avanza hacia el Ordenanza) ¿Me permite? (Le quita el tabaco) Maravillosa calidad. (Lo palpa) Fresco y crujiente.

ORDENANZA: Es un “Cohiba”…

ANIBAL: ¡Por supuesto! (Lo eleva) ¡Se ve que este tabaco fue cultivado en Cuba!. ¡Claro que sí! Únicamente esa tierra produce este tipo de tabaco.

ORDENANZA: El “Cohiba” es el mejor tabaco……

ANIBAL: (Se lleva el tabaco a los labios. Se inclina hacia la mano del Ordenanza que sostiene el encendedor. Pausa. Se yergue lentamente) Fuego…

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ORDENANZA: No.

ANIBAL: ¡Fuego, le ordeno!

ORDENANZA: Lo siento. (Pausa corta) El tabaco “Cohiba” es para el caballero.

Ordenanza señala a Arturo.

ARTURO: Yo no fumo, déselo a él.

ANIBAL: Ya ve, el caballero me cede el tabaco… ¿Me da fuego?

ORDENANZA: Lo haría con mucho gusto, créame, pero debo obsequiárselo al señor.

ANIBAL: Usted entendió mal.

ORDENANZA: No, señor.

ANIBAL: El caballero no fuma, yo sí. ¿Quién debe fumar?

ORDENANZA: (Pausa corta) Usted.

ANIBAL Y 2: ¡¡Bravo!!

ORDENANZA: Pero… lo fumará aquella persona que me fue señalada. (Extiende la mano hacia Aníbal. Éste le entrega el tabaco. Ordenanza lo alarga a Arturo) ¡Usted!

Arturo toma el tabaco.

ARTURO: ¡Existe una equivocación, yo detesto el tabaco!.

Arturo se lleva el tabaco a los labios.

ANIBAL: Opino igual. Podría jurar que ese tabaco me pertenece… Sé que es de Cuba… que está fresco…

ORDENANZA: De la famosa marca “Cohiba”…

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El Ordenanza enciende el tabaco. Arturo aspira con evidente repugnancia. Tose. Aníbal, tratando de no ser ostensible, aspira el humo con placer. Ordenanza se traslada a su escritorio.

ARTURO: (Aspira y tose) Si hay algo incorrecto debemos tratar de enmendarlo… (Tose) ¡Uno no puede dejar que lo aplasten los errores, las equivocaciones de los demás!… El humo endiablado corroe los pulmones. (Tose. A Aníbal). ¿No crees?

ANIBAL: ¡Por supuesto que sí! (Aspira) Qué delicia… Una fórmula sería que me entregaras el tabaco y yo lo aceptara… ¡Trataría de aceptarlo si me lo ofrecieras!.

Aníbal camina nervioso aspirando el humo. Se sienta en el sillón cruzando las piernas constantemente.

ARTURO: Tengo que fumarlo yo… ¡Qué mierda de asco!

ANIBAL: ¿Por qué? Créeme, yo pondría todo de mi parte para solucionar esta dificultad..(Duda) Aunque no sé… (Se excita) ¡Un tabaco tan fragante!... Bien merece la pena.

Ordenanza deja ver una bola de hierro erizada de púas, atada a una cadena.

ARTURO: ¡Qué pestilente!... Y nocivo… El alquitrán queda sedimentado en los pulmones deformando el crecimiento de las células. (Fuma y tose) Las células deformadas, crecen y crecen… (Tose) ¡La muerte!.

ANIBAL: Es un placer, opino yo. (Aspira) Opinión de fumador, claro está. (Aspira) Empedernido, indiferente al enfisema…. Pero todo en esta vida ocasiona la muerte; hasta la salud muere. (Aspira) ¡Todo muere, hasta los derechos a los derechos, que se lo digo!

ARTURO: ¡Apesta!

Arturo mira a Aníbal con fijeza.

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ANIBAL: Es un humo… ¡riquísimo, no joda!. (Nota la mirada fija de Arturo) ¿Por qué me miras así?

ARTURO: (Desvía la mirada) Por nada…

ANIBAL: ¡Dime!…

ARTURO: Pues, la verdad….(Ve a Aníbal con intensidad) Es tu trayectoria…....¡El famoso juez Aníbal Rivadavia!

ANIBAL: (Con cierta presunción) La fama impresionante fue hace muchos años…Hoy en día la recuerdo poco….

ARTURO: Eres el autor de las “Leyes Terminales”….

ANIBAL: No las llames así…Es un truco de aquellos que las odian, de las emisoras clandestinas de radio, cargadas de resentimiento…

ARTURO Son leyes terminales….¿No?..

ANIBAL: Leyes de Ajuste Socio Económico…

ARTURO: ”La Ley de Termino Obligatorio de la Vida”…

ANIBAL: Demasiada gente en el planeta…

ARTURO: “La Ley de Supresión de Pensiones y Jubilaciones”

ANIBAL: Si no la aprueban se cae el sistema.

ARTURO: “La Ley de Viudez Obligada”….Una ley asesina para viejos y viejas verdes….

ANIBAL: Para aliviar el exceso de población…

ARTURO: ¿Y qué me dices de la “Ley de utilidad Pública de los Cuerpos”?…

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ANIBAL: Esas leyes permiten que el hombre aun exista con cierta decencia y pueda comer…

ARTURO: ¡A su semejante!….

ANIBAL: ¡Bastantes obesos hay por allí, porque les gusta el exquisito sabor de sus vecinos!

ARTURO: ¡Todos somos caníbales!¡Mierda!¿Quién creería que acabaríamos así?

ANIBAL: ¡Sepa, estúpido: esa “Ley de utilidad Social de los Cuerpos” era necesaria! ¿Qué querías, cara de culo?¿Cómo carajo vas a alimentar a una población de miles de millones de humanos que no tienen que comer?

ARTURO: ¡Con granos, maricón!

ANIBAL: ¡No hay granos, hijo de puta!

ARTURO: ¡Si hay, pero prefieren utilizarlos para producir combustibles! ¡Somos antropófagos que manejamos vehículos y aviones!

ANIBAL: ¡Hay que salvar al género humano, así sea con leyes aparentemente inhumanas!

ARTURO: Con tus leyes, Aníbal…

ANIBAL: ¡No son mías, cretino!,,,¡Cada una de ellas fue aprobada en referéndum, en su momento, por mayorías avasallantes!

ARTURO: ¡Engañadas por la presión espantosa de los medios de comunicación! ¡Que te lo digo yo, que vi todo el tinglado!

ANIBAL: ¡La gente se volcaba a las calles, cantando y aplaudiendo a sus banqueros, a sus economistas!...

ARTURO: ¡Conozco el vientre de la bestia mediática!¡Se como babea, como devora! ¡Como transforma un cuerpo de bebé en un platillo delicioso, para vender determinada salsa!

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ANIBAL: ¡El mercado continúa!

Arturo queda silencioso. Agacha la cabeza.

ARTURO: Si, continúa… Y compramos la salsa…

ANIBAL: ¡Todas las leyes fueron aprobadas y hoy la civilización se mantiene!

Pausa.

ARTURO: Ese fue tu momento de gloria, Aníbal…

Pausa. Aníbal se sienta, alerta.

ORDENANZA: Es un día tan bonito.

Pausa. Ven a El Ordenanza.

ARTURO: ¿Qué dijo?

ANIBAL: Habló, pero no pude entenderlo.

ORDENANZA: Es un día hermoso…

ARTURO: (Seco) ¡No me he fijado!

ANIBAL: ¡Nunca observo si los días son bellos o no!

ARTURO: ¡Y usted, menos que nosotros lo hace!

Arturo fuma y tose.

ANIBAL: (Agresivo, a El Ordenanza) ¡Los días son eso, días… segundos, horas que pasan! …

ARTURO: (Tose) …¡A medida que la pelota sobre la que estamos parados va girando y derramando su mierda como le da la gana!

ANIBAL: (Aspira el humo).¡Qué delicia de tabaco!

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ORDENANZA: Disculpen.

ARTURO: ¡Gestos tras gestos!. (Fuma y tose) Ideas que no aparecen, aspirar una y otra vez la contaminación que no deseamos… La vida es eso.

ORDENANZA: Yo lo decía por las paredes.

Los hombres observan las paredes.

ARTURO: Grises… ¿Qué tienen?

Aníbal aspira.

ORDENANZA: Ayer eran blancas…

Pausa.

ANIBAL: ¿Y qué ocurre con eso?

ORDENANZA: Durante la noche las pintaron. (Ríe cortamente) La novedad del gris convierte a este día, si no en bello… en distinto.

ANIBAL: ¡Prefiero las paredes blancas!. (Camina varios pasos. Observa su reloj) ¡Vaya!…

ARTURO: (Mira su reloj)Se hace tarde.

ANIBAL: ¡Carajo, es un derroche de tiempo el estar aquí sin hacer nada!

ARTURO: (Alarmado) ¿No tiene permiso?

ANIBAL ¿Cómo cree? ¡Claro que tengo permiso! (Saca de su bolsillo un papel y se lo entrega a Arturo con cierta agresividad)¡Firmado por la Presidenta de la Judicatura!¡Vine para lograr el trabajo breve y lo que hago es perder el tiempo!(Al Ordenanza) ¡Eh, usted! Estamos perdiendo oro y los problemas urgentes se hacen caducos. ¿Cuándo nos recibirán?

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ORDENANZA: Pronto, señor Juez Rivadavia… al jefe no le gusta hacer esperar a la gente.

ARTURO: (Sonríe satisfecho). Menos mal. (Pausa corta. Piensa. Ve al Ordenanza)¿Y cómo sabe usted que soy juez?

ORDENANZA: Ustedes dos han estado hablando en voz alta sobre eso y otros temas….

Aníbal recibe el permiso de la Judicatura de manos de Arturo y lo guarda en su chaqueta. Suena el timbre del teléfono por tres veces. Un poco elevado el sonido. Los hombres se miran. El Ordenanza toma el auricular.

ANIBAL: (Con nerviosa esperanza) Creo que ha llegado la hora.

ORDENANZA: Receptoría a la orden… ¿Sí? (Pausa corta) Perfectamente… No… Sí… No.

El Ordenanza cuelga el auricular. Pausa. Saca un pañuelo rojo y seca su frente..

ANIBAL: ¿Y bien?

ARTURO: ¿A cuál de los dos recibirá primero?

ANIBAL: A mí, por supuesto, llegué primero..

ORDENANZA: (A Aníbal) Doctor Rivadavia…

ANIBAL: (Alborozado a Arturo) ¡Se lo dije!

ORDENANZA: Sería usted tan amable de abandonar ese sillón y sentarse en la silla, para que el caballero Borges ocupe el sillón?

ANIBAL: ¿Cómo?

ARTURO: ¡Qué amable su jefe! (Se levanta) Estoy ansioso por conocerlo.

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ANIBAL: ¿Me dice usted que abandone este confortable sillón y me traslade a esa incómoda silla?

ORDENANZA: Eso quise decir, señor.

ARTURO: ¿Acaso eres sordo?

ANIBAL: ¡Mis orejas funcionan perfectamente!

ARTURO: ¡Entonces escuchaste bien, abandona ese sillón que me pertenece!.

ANIBAL: ¿Por qué?

ARTURO: ¡Lo pide el Jefe!

ANIBAL: ¿Cuál jefe? ¡No le conoces ni el nombre!

ARTURO: ¿Qué, Aníbal? ¿Aun no te han empleado y ya desobedeces?

ANIBAL ¿Acaso tus nalgas son mejores que las mías?

ARTURO: ¡Han sido habituadas a sentarse confortablemente y esta silla es muy dura!.

ANIBAL: A mis nalgas también le agradan los asientos cómodos; no trates de atribuirte para ti solo ese privilegio. Es más, mis nalgas siempre han tenido el mejor de los cuidados. Han conocido las mejores poltronas. Un día visité el palacio de El Escorial y las senté en el trono de Felipe II, Emperador de España. ¡Han conocido los mejores cojines!...Me senté desde el primer momento en este sillón y en él me quedaré.

Aníbal cruza las piernas y los brazos..

ARTURO: ¡Te obstinas!

ORDENANZA: No puede.

ANIBAL: ¡Es mi derecho!

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ARTURO: ¿Tu derecho? ¡Estás usurpando mi posesión!

ANIBAL: Me niego a abandonar el sillón.

ARTURO: Actúas contra el tiempo, cambias el universo! ¡Exijo que te levantes de mi sillón y ocupes tu jodida silla!

ANIBAL: ¡No lo haré!

Arturo, de pie, con las manos apretadas, enfrenta a Aníbal.

ARTURO: ¡Levántate!

ANIBAL: ¡Es una ofensa, maldita sea! ¡Y ya estoy harto de sufrir ofensas! (Repentinamente iracundo) ¡No más, coño!¡Ya me lo decía Eloísa! ¡Rebélate, maricón, Aníbal, defiéndeme! ¡No dejes que me lleven!¡Asesina a todos esos hijos de puta del Ministerio de Viudez Obligada que me quieren matar!¡Reviéntales el culo!¡Sácales la mierda!(Pausa corta) Y no hice nada…Tuvieron que obligarla a beber el veneno. Lo escupía en las caras de los enfermeros, les deba patadas en las espinillas…¡Los pellizcaba!...(Pausa corta) Y yo miraba…Cuando se enteró por uno de los asistentes que yo había firmado la solicitud de viudez y que solo miraba y miraba dejo de batallar…y tomó el veneno sin verme…quería morir sin verme…murió contemplando el techo…

Pausa. Aníbal se levanta en la medida en que experimenta un vuelco en el estómago. Apretándose el vientre se sienta en la silla. Saca un pañuelo y lo coloca sobre su boca. Arturo se sienta en el sillón. Se siente bien en el.

ANIBAL: Te doy el sillón contra mi voluntad .

Pausa. Aníbal se incorpora. Camina.

ORDENANZA: (A Aníbal) Así, doctor Rivadavia, camine…., la sangre circula más libremente, piense en eso. Vea las paredes grises…Es un buen gris…de las pinturas” Montana”… camine varios pasos y luego siéntese en su silla.

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ANIBAL: La maté, en cierto sentido. Fui el autor de La Ley de Viudez Obligada. (Pausa corta) Y uno de los primeros en aplicarla…¿Y?...Votaron a favor el 79% de los electores….¿Y qué más puede hacerse?….Es un mundo que revienta de humanos…¿No?...Humanos devorando bosques en cuestión de días….cagando el mar…matando todas las especies…¿Es el último venado?...Bien, ¿cómo lo preparamos?.¡A la parrilla!... ¡No, mejor un sancocho!¡ No, a la plancha!..(Pausa corta)Eran poderosos grupos…políticos…religiosos, económicos…incitándome…Tentando al brillante abogado que era yo… joven…ambicioso. Eloísa también me animaba cuando redacté las leyes…Se mostraba sensual en la cama…La primera Ley que redacté…

ARTURO: La Ley de la Natalidad Controlada…

ANIBAL: ¡Esa!.

ARTURO: Incentiva el aborto….Antes, en las calles, la gente insultaba y golpeaba a las mujeres embarazadas… Ahora, se regalan vestidos de marca y fines de semana en hoteles turísticos a las que abortan voluntariamente…

ANIBAL: En determinada época de gestación…los fetos son considerados exquisiteces gastronómicas…

ORDENANZA: A Belén la atacaron unos vecinos ancianos…La golpearon, para hacerla abortar… le patearon el vientre…Llegué a tiempo y logré salvarla…Nadie me ayudó a llevarla a mi apartamento.

Pausa. Aníbal camina hacia la silla. Arturo se remueve en el sillón y respira satisfecho. Aníbal se mira.

ANIBAL: Yo debería estar sentado allí.

ARTURO: (Restriega su cuerpo en el sillón, refocilándose de gusto) ¡Claro que sí!

Aníbal se sienta en la silla.

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ANIBAL: Dura.

ARTURO: (Se revuelca en el sillón) Como una piedra.

ORDENANZA: Todo ha ido perfecto. ¿No creen?

ANIBAL: Yo no lo creo así.

ARTURO: (A Ordenanza) Ocupe su lugar, no tiene por qué dirigirse a nosotros con esa confianza.

ORDENANZA: (Turbado) Sólo veía la situación.

ANIBAL: (A Arturo) La situación que le favorece a usted.

ARTURO: ¡No tiene por qué hacerlo! (El Ordenanza camina tras el escritorio) Así, quédese detrás de su inmundo escritorio. ¡Coma sus papeles! ¡Vamos! ¡Chupe algo de tinta! ¡Métase el dedo en usted sabe donde ! (Ríe. A Aníbal) ¿Has visto una persona más entrometida?

ANIBAL: (Ve al Ordenanza) Estupidez, amigo. Este señor… (Señala al Ordenanza)…es un perfecto animal.

ARTURO: Una bestia que no sabe diferenciar entre las gentes.

ORDENANZA: (Nervioso) Señores… Creo que me insultan…

ARTURO: ¿Eh? (A Aníbal ) ¿Qué opinas? ¡Ahora el estúpido dice que lo estamos insultando!

ANIBAL: ¿Y por qué habríamos de hacer semejante buena acción?

ORDENANZA: Sigo sospechando que se refieren a mí de mala manera…

ARTURO: ¡Ah, vamos, cállese!

ODENANZA: …Porque… ¡Yo no acepto!... Soy un hombre honrado. Cumplidor de sus deberes a cabalidad… ¡Nunca he faltado a

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mi trabajo y todos los que vienen a esta receptoría quedan agradecidos por mis servicios!.

ANIBAL: ¿Sí?

ARTURO: ¡Vaya!

ANIBAL: ¿Y cómo le demuestran su agradecimiento?

ORDENANZA: Se ve en sus ojos. Cuando van a salir me observan con respeto… Guardan silencio. Caminan tratando de no hacer ruido. Y, aunque no lo crean, muchos me dan las gracias.

ARTURO: Seguramente se ha portado con ellos mejor que con nosotros.

ORDENANZA: Yo no puedo hacer distinciones.

ARTURO: ¿Que no las hace?

ANIBAL: ¡Mentiroso!

ARTURO: ¿Y esa impertinencia por lograr comunicación con nosotros es algo casual?

ANIBAL: Es excesivamente constante.

ARTURO: ¡Ajá! Por lo tanto es una costumbre. (A Ordenanza) Usted es un impertinente consuetudinario. (Frío) Ocupe su lugar.

ORDENANZA: ¡Lo ocupo! (Pausa corta. Vehemente) Estoy aquí, tras mis cosas… Están confundidos si creen que las abandono y… y no estoy interesado en ustedes.

El Ordenanza, emocionado, acomoda hojas de papel ya ordenadas.Timbre del teléfono. Cuatro veces repiquetea en tonos variables. Los dos hombres se incorporan como impulsados por un resorte y se trasladan cerca del escritorio.

ANIBAL: ¡Pronto!

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ARTURO: ¡Atienda!

Ordenanza toma el teléfono.

ORDENANZA: Receptoría a la orden… (Escucha. Pausa larga. Cuelga. Mira a los dos hombres) ¿Cuál de ustedes es el mejor?

Los hombres se miran.

ARTURO: ¿El mejor?...

ORDENANZA: (Con cierto rencor) Si, señor….

ARTURO: En este momento le habla el mejor.

ORDENANZA: Usted, entonces…

ANIBAL: (Carraspea) Valorando las virtudes del caballero, sin intenciones de herir, el mejor soy yo.

ARTURO: ¿Tú superas mis virtudes?

ANIBAL: Me conozco y sé lo que digo.

ARTURO: ¡No te conoces!

ANIBAL: ¿Qué dices?

ARTURO: ¡Naciste para ser carroña! ¿No te das cuenta? (A Ordenanza) ¿Qué hace este cadáver aquí?¡Ha jodido a media humanidad!

ANIBAL: ¡Hijo de perra, eso es lo que eres!

ARTURO: (A Ordenanza) Diga a su jefe que estoy esperando.

ANIBAL: ¡Aguardando te pudrirás y no servirás siquiera como abono para las plantas!(Se le acerca confidente a Arturo) ¿No te has percatado de tu situación, cucaracha infeliz?

ARTURO: ¡Preocúpate de tu situación, rata de albañal!

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ANIBAL: Conozco a los de tu tipo…¡Gusanillo huidizo! ¡Cagoncete, larva buscando una oportunidad para su invertebrada vida!

ARTURO: Eres tú el que ha venido aquí solamente para buscar un escape a su existencia de albañal. (A Ordenanza, señalando a Aníbal) ¿Lo ve ? ¿Ve su mente?

ORDENANZA: No.

ARTURO: ¡Clara como un pedazo de mierda en la acera l

ANIBAL: ¡Tú, mentiroso retorcido, volviendo añicos la mente ciudadana!

ARTURO: ¿Juez de mierda! ¡Maraña de contradicciones y culpas! ¡Asesinaste a tu esposa !

ANIBAL: ¡Soy viudo legal, hijo de puta!

ARTURO: ¡Te casaste un mes después con otro maricón como tú!

ANIBAL: ¡Amo a mi pareja! ¡Tú no puedes decir lo mismo, pedófilo!

ARTURO: ¿Pedófilo?¿Qué dices, marica triste?

ANIBAL: ¡Me refiero a los miles de archivos de pornografía infantil que capturaron en tu computadora!

ARTURO: ¡Eran parte de una investigación, asesino!(A Ordenanza) ¡Soy el mejor!

ORDENANZA: Yo no decido. (Pausa. Los hombres se ven) Son ustedes….¿Quién es el mejor?

Aníbal camina hacia la silla. Se vuelve. Las siguientes intervenciones se efectúan trasladándose ambos a través de la habitación y lanzando las frases como si fueran proyectiles.

ANIBAL: (A Arturo) ¿Crees que no conozco tu trayectoria, palangrista de mierda!

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ARTURO: ¿Por qué no te das una vuelta por las zonas industriales, cabrón? ¡Los obreros te freirían en aceite!

ANIBAL: ¡Soy un héroe para los banqueros del mundo, los supervivientes más destacados!

ARTURO: ¡Esos malditos impulsaron las leyes que redactaste eliminando las pensiones y las jubilaciones!

ANIBAL: ¡Los empresarios me tienden alfombras rojas donde voy !

ARTURO: ¡Y en los barrios obreros te maldicen antes de comer sus cocidos de prójimo!

ANIBAL: ¡Al año de suspender las Pensiones y Jubilaciones, la economía creció en un 30%, hijo de puta!

ARTURO: ¡Ese año se suicidaron cerca de cien mil ancianos!

ANIBAL: ¡Lo mejor para ellos, tinterillo de mierda! ¡Eres un periodista mercenario!¡Y perdona la redundancia!

ARTURO: ¡Soy mejor que tú!

ANIBAL: ¡Bastantes artículos publicó tu diario alabando mis leyes, maldito! ¡Soy el mejor abogado de este país, no joda!

ARTURO: ¡Grita en voz alta que naciste para joder al prójimo y para cagar! ¡Para comer, joder al prójimo y cagar!

ORDENANZA: ¿Quién es el mejor?

Pausa. Los hombres se observan.

ARTURO: ¡Yo!

ANIBAL: ¡Mierda!

Arturo se acerca a Aníbal y lo golpea en el estómago. Aníbal se inclina adolorido. Se recupera y avanzando hasta llegar ante Arturo lo golpea en la cara. Arturo se queja. Se sostiene

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la cara. Ambos hombres se arrojan golpes con evidente inexperiencia. Adoptan posturas agresivas, arrojan gritos. Aníbal toma a Arturo con una estranguladora.

ORDENANZA: Díganme, caballeros…¿Cuál es el mejor?...

Arturo, desde su postura en la estranguladora, señala a Aníbal como vencedor.

ARTURO: (Ahogándose)¡El!…¡El es el mejor!l…

Aníbal lo suelta. Ambos están agotados.

ANIBAL: ¡Yo…soy el mejor!…

Arturo camina hacia el Ordenanza. Aníbal se sienta, arrogante, en el sillón, como recobrando una pertenencia.

ARTURO: (A Ordenanza) ¿Cómo está usted? (Pausa. Ordenanza observa a Arturo con desconfianza) Yo estoy bien. (Pausa) ¿Y usted?

ORDENANZA: Bien… Hay poco trabajo esta mañana.

ARTURO: Me alegro. Si le gusta trabajar poco, quiero decir.

ORDENANZA: ¡Oh, no! Me gusta trabajar mucho.

Arturo busca la silla y la sitúa cerca del escritorio. Se sienta.El Ordenanza saca el termo de café.

ANIBAL: (A Arturo, celoso) Es horrible contemplar lo bajo que has caído. ¡Recapacita, hombre! ¿Por qué no platicas conmigo?

ARTURO: (A Ordenanza) ¿Tiene mucho tiempo aquí?

ORDENANZA: Uno o dos años… Es cómodo este trabajo. ¿Quiere una taza de café?

ARTURO: (Pausa. No logra vencer sus prejuicios) No, gracias.

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ORDENANZA: Es café “Cordillera”. Lo cultivan en Los Andes…(Pausa corta) Antes trabajaba en un matadero, figúrese.

ANIBAL: Se que tenemos nuestras pequeñas diferencias…

ARTURO: (Con evidente repugnancia) Debe haber sido un trabajo poco agradable.

El Ordenanza se sirve una taza de café. Lo paladea.

ORDENANZA: Común.

ANIBAL: (A Arturo) Créame que te conviene estar junto a mí. No se te olvide que soy el mejor.

ARTURO: (Ignorando a Aníbal) ¿Cómo era ese trabajo en el matadero?

ORDENANZA: Simple… metódico, eso sí. Mi jefe me enviaba las órdenes de exterminio; mil, dos mil, veinte mil personas. Todo según el apetito del país. ¡Los días de fiesta eran terribles! Traían las personas en vagones y otros subalternos como yo las dividíamos en diferentes rebaños. (Pausa) ¿No le molesta que le cuente?

ARTURO: En absoluto.

ANIBAL: ¡Claro que te molesta, Arturo!

ORDENANZA: Este café “Cordillera” está delicioso…

ANIBAL: ¿Qué pretendes? Nada vas a ganar solazándote en los recuerdos llenos de sangre caníbal de ese repugnante Ordenanza.

ARTURO: (A Ordenanza) Prosiga, por favor.

ORDENANZA: ¡Ejem!... Mujeres, ancianos, niños y hombres, eran separados… Algunas mujeres y hombres se salvaban. Los tomaban como sementales o para probar nuevas vacunas. El resto era conducido a las salas inmensas donde se

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sacrificaban. Yo enviaba la participación de orden cumplida a mi jefe y eso era todo.

ARTURO: Me sigue pareciendo un feo empleo.

ORDENANZA: Es posible. Yo no puedo elegir.

ANIBAL: Nada vas a ganar hablando imbecilidades. Ven acá, ¡te lo exijo!

ARTURO: Apuesto a que su jefe nunca iba al matadero.

ORDENANZA: Cierto. ¿Cómo lo sabe?

ANIBAL: (A Arturo) ¡Te ordeno que me dirijas la palabra!

ARTURO: Lógico.

ORDENANZA: Mi jefe vivía en una casa hermosísima en lo alto de una colina. Desde allí enviaba las órdenes de exterminio de las personas, pero nunca fue al matadero. Un día me enteré que odiaba la vista de la sangre. (Ríe cortamente) ¿No es raro?

ARTURO: Sí lo es.

ANIBAL: Te pido que abandones esa actitud idiota.

ORDENANZA: Creo que si alguna vez mi jefe se hubiera internado en los mataderos habría salido horrorizado renunciando a tal negocio.

ARTURO: Es probable, aunque no seguro. Él nunca iba a cometer la tontería de ir a los mataderos.

ORDENANZA: Claro, ¡para eso están los hombres como yo!

ANIBAL: ¡Condénate, entonces!

ORDENANZA: Hombres que se adaptan. Todos los hombres se adaptan. (Pausa corta,. Bajo) Esa es la grandeza del hombre, su adaptación. La primera vez que vi a una persona degollada

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vomité y estuve enfermo durante varios días. Me dije que jamás comería carne. ¡Todo me sabía a sangre; todo era rojo!… Después, cambié… Cualquiera se habitúa a esas cosas. ¡Yo mismo me convertí en matarife!

ARTURO: (Asqueado)Sorprendente.

ORDENANZA: (Ríe) El primer día fue como un bautismo. Me salpiqué de sangre de los pies a la cabeza. (Ríe) Mis compañeros rieron mucho en aquella ocasión… Me veía tan… ¡Tan divertido!.

Ordenanza ríe.Timbre agudo del teléfono. Ordenanza apaga su risa lentamente. Los hombres con un casi imperceptible temor se acercan a ambos extremos del proscenio.

ANIBAL: Estoy… dispuesto

Aníbal arregla su traje nerviosamente.Ordenanza toma el teléfono.

ORDENANZA: Receptoría a la orden. (Escucha. Pausa) ¡Ajá! (Arturo regresa a su antigua posición cerca del escritorio. Aníbal se acerca también) Se hará.

ANIBAL: (Se adelanta) ¿Puedo pasar? (A Arturo) Quítate de allí, que obstruyes el paso. (Arturo se aparta. A Ordenanza) ¿Puedo continuar?

ORDENANZA: (Al teléfono) Entiendo….

ANIBAL: (A Arturo) ¿Qué esperas? ¡Las posibilidades se te acabaron, idiota! ¡No puedes justificar tu permanencia aquí ni en ninguna otra parte! (Al Ordenanza) ¿Puedo pasar?

ORDENANZA: (Al teléfono) De acuerdo… ¡Ajá!

ANIBAL: (A Arturo) ¿Quieres un consejo?

ARTURO: No quiero nada de tus mierdas.

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ANIBAL: Te lo doy de todas formas. (A Ordenanza) Me avisa cuando pueda pasar, ¿eh? (A Arturo) El consejo: busca alguna forma para desaparecer y úsala….¡Te buscan, cabrón, para desaparecerte!

ARTURO: ¡Te digo lo mismo, hijo de puta!¿Y sabes quién te denunció? ¿Lo sabes?...¡Tu marido, la maricona que te desposó después que enviudaste!...

ANIBAL: ¡No te creo!

ARTURO: ¡Le dijo a todos los agentes donde encontrarte!

ANIBAL: ¿Si?¿Y tú?...Te tengo una buena noticia…

ARTURO: ¡No me interesa!

Arturo se tapa las orejas. Canta.

ANIBAL: (En voz alta)¡Le dieron el derecho de viuda a Giudita!

ARTURO: ¡La, la,la, la!

ANIBAL: ¡Giudita, la viudita de Borges! (A Ordenanza, irritado) ¿Cuando demonios!... (Bajo)…podré pasar?

ARTURO: ¡Ella tiene Alzheimer, no le pueden dar el derecho a enviudar!…

Ordenanza cuelga el auricular. Hurga en la gaveta del escritorio y saca una cuerda.

ORDENANZA: (Muestra la soga) Es para usted.

Ordenanza le entrega la cuerda a Arturo.

ARTURO: (Toma la soga. La ve) ¿Qué significa?

ANIBAL: (A Ordenanza). Quisiera saber si puedo ver a su jefe. Necesito ese trabajo breve. ¡En verdad lo necesito!….Soy el mejor, ¿De acuerdo?....¿Puedo pasar?

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ORDENANZA: Aún no.

ARTURO: (Viendo la cuerda)No entiendo...

ANIBAL: ¿Eres tonto acaso? ¡Es para que te ahorques!

ARTURO: (Suelta la cuerda) ¡No!

ANIBAL: ¡De esa manera se verá lo sucio de tu lengua!.

ARTURO: ¡Yo no tengo ningún deseo de colgarme! (Pausa corta. A Ordenanza) ¿El por qué de esta cuerda? ¿Giudita va a ser viuda? ¡Dígamelo!¿ O es una represalia por mis artículos?

ORDENANZA: ¡No lo sé!

ANIBAL: ¡Te lo dije, basurita! Colócate la soga en el cuello y aprieta hasta que tus pulmones revienten…

ARTURO: ¡La mayoría de mis artículos no eran mi inspiración!¡Los escribía siguiendo órdenes de mis superiores! ¡Ellos me obligaron a realizar las investigaciones sobre pedofilia!

ANIBAL: … ¡Hasta que tus humores se confundan y te broten por las orejitas!

ARTURO: ¡No quiero morir!

Arturo retrocede hasta el sillón.

ANIBAL: ¡Todas las perras de la ciudad vendrán a ver tu sexo hinchado!.

Arturo grita. Toma la cuerda y corre hasta Aníbal. Lo hace adelantar al centro haciéndole caer de rodillas. Arturo ata la soga alrededor del cuello de Aníbal. Lo golpea y patea, riéndose a carcajadas.. Aníbal palpa la soga.

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ANIBAL: ¡No debo ser yo!.

ARTURO: ¡Eres tú, cagada de juez! (A Ordenanza) ¿Lo observa? ¿Eh?¿No le recuerda una de las personas en su matadero?

Aníbal palpa la soga y camina arrastrándola.

ORDENANZA: No… no me recuerda nada.

ARTURO: ¡Es una pobre bestia apaleada! El mismo sucio culo, la mirada huidiza de los sacrificados. (A Aníbal) ¿Dónde están tus grandes pasos hacia la inmortalidad Juez Rivadavia? (Se le acerca) Estúpido… ¡Eres un memorable estúpido!... ¿Dónde están las estrellas que ibas a contar? ¿Dónde la juventud que tenías cuando redactaste las malditas leyes?

ANIBAL: ¡Quítame la cuerda!

ARTURO: (Patea a Aníbal) ¡Arrástrala! (Aníbal camina) ¿Qué te pasa, Juez? ¡El tiempo ha pasado y ahora sufres tus leyes!…¡Hiciste que mataran a tu esposa!....¡Y ahora te despidieron de la Judicatura por arrogante, por viejo y por inútil!....

ANIBAL: ¡No me han despedido!

ARTURO: ¡Claro que sí, esta mañana!...¡Eres noticia!...¡Te dieron una patada en el culo! ¡Sin Jubilación, sin Prestaciones!….….¡Directo al matadero, para que te saquen los órganos y sirvas de filete en los restoranes de comida rápida, donde trabajan los empleados bancarios!…

Aníbal reacciona. Se acerca y ata el otro extremo de la cuerda en el cuello de Arturo. Aprieta la cuerda y Arturo jadea.Arturo se defiende y aprieta el cuello de Aníbal. Jadean y caen al piso

ANIBAL: ¡A ti fue que despidieron ayer, hijo de puta!¡Estás en la calle, sin un jodido lugar donde cagar!¡Ya no tienes esposa sino flamante viuda!¡Ya nadie va a tener que soportar tus fastidiosos artículos!

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Los dos se ahogan. Dejan de apretar. Respiran con agitación.Ordenanza los observa con el rostro impenetrable..Aníbal y Arturo se levantan.

ANIBAL: (Mostrando la cuerda) ¿Qué te parece, Arturito? ¡Los dos atados, como novios!.

ARTURO: (Tratando de desatarse)¡No comprendo tu actitud tan agresiva conmigo!.

ANIBAL: (Amariconado) ¡Es triste marchar solo en la caída y muy rico joderse acompañado, belleza!.

ARTURO: ¡Busca a tu marica!

ANIBAL: ¿Con esta cuerda alrededor del cuello y la entrada de este edificio repleta de agentes de Vigilancia Laboral esperándonos?

ARTURO: ¿Por qué no lo comprendiste antes, mama huevo?

ANIBAL: ¡Tú!¿Por qué no buscaste una reconciliación?

Suena el teléfono como la sirena de un buque. Continua. Los hombres se estremecen y miran. Se acercan llenos de temor.

ARTURO: (Señalando al Ordenanza) Ese hombre…

Ordenanza toma el teléfono.

ANIBAL: Qué simple es…

ORDENANZA: Receptoría a la orden.

ARTURO: ¡Una mierda de hombre!.

Ordenanza cuelga el teléfono. Registra el escritorio y saca el termo y una taza. Efectúa las metódicas operaciones para beber café. Los hombres se acercan al escritorio.

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ANIBAL: (A Ordenanza) Creo que usted está descuidando sus deberes y no nos ha anunciado.

ARTURO: Es lo más probable. (A Ordenanza) Usted es la clase de hombres que prefiere tomar café antes que cumplir con sus obligaciones.

ORDENANZA: “Café Cordillera”…Y si de algo no se me puede acusar es de negligencia… Entiendan, yo no puedo alterar…el orden de las cosas.

ARTURO: ¿Orden de las cosas?¡Si toda esta mierda es un caos por culpa suya!

ANIBAL: ¡Ya le hablaré sobre su comportamiento a mi colega, el Doctor Espinoza!....

ORDENANZA: ¡No me amenace!...

ARTURO: (Recordando) Espinoza…Espinoza…

ANIBAL: ¡No lo amenazo!¡Sencillamente va a quedar en la calle, por meterse conmigo!¡Sin tomar en cuenta que soy el mejor! ¡El más capacitado para el empleo breve que exijo de inmediato!...

ARTURO: ¡Una mierda de doctor Espinoza!….(Incrédulo)¡Mierda, no puede ser!

ORDENANZA: En cuanto al trabajo breve, la plaza no está vacante…..

ARTURO: ¡Es Espinosín, el famoso animador del Programa “La Vida Real toca la Puerta!...(Niega)¡No, no, imposible!...

Arturo examina a fondo el lugar. Entrecierra los ojos. Distingue cosas.

ANIBAL: ¿Cómo que no está vacante?

ORDENANZA: ¡Ya ha sido cubierta!…

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ARTURO: ¡Coño, toda esta mierda está repleta de cámaras! ¡Aníbal, nos están grabando!...

ANIBAL: (Concentrado en El Ordenanza) ¡Debe estar vacante, cretino!¡Llevo horas aquí esperando por ese empleo!¡Me juego la vida en ello!

ORDENANZA: Ya lo adjudicaron …¡Al doctor Borges!

Ordenanza señala a Arturo, que está en otra cosa al descubrir que todo lo que pasa está siendo trasmitido.

ARTURO: (Se acerca al Ordenanza y lo toma por el brazo) ¡Ordenanza una mierda, tú eres Espinosín, el animador del programa “La vida Real toca la puerta”…

ANIBAL: (Refiriéndose a Arturo) ¿A él? ¿Le dieron el empleo a esa cagada de ser humano?

ARTURO: (A Aníbal) ¡Sonríe, marica, te están televisando!

Aníbal se arroja sobre Arturo con gran violencia. Lo arrastra hasta el sillón y comienza a ahogarlo con la soga.

ANIBAL: ¡Ese empleo es mío, rata!¡Mío!

ARTURO: (Entre ahogos) ¡No hay empleo…marica!¡Es una trampa!...

ANIBAL: ¡Lo único que necesito es un empleo, aunque sea breve para solucionar mis problemas! ¡Y tú, gusano, no me lo vas a quitar!¡No y no!...

El Ordenanza se sitúa cerca del sillón, testigo mudo e impasible de la muerte de Arturo, entre gorgoteos.Aníbal se levanta respirando con agitación, las manos extendidas a los lados, como si las despreciara. Ve a El Ordenanza. Se acerca a Arturo. Lo remueve.

ANIBAL: Levántate….(Lo remueve de nuevo) Arturo…

ORDENANZA: Me temo que está muerto…

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ANIBAL: ¿Si?...Un ataque al corazón, seguro….

Se escuchan risas, de esas que suenan en los programas de humor.

ORDENANZA: ¿Ataque al corazón?

ANIBAL: (Extrañado) ¿Y esas risas?...¿Quién contó un chiste?

Nuevas risas.

ORDENANZA: El empleo es suyo, Doctor Aníbal Rivadavia…

Aplausos. Aníbal se muestra estupefacto. Se acerca al cuerpo de Arturo. Mientras, El Ordenanza sale de escena.

ANIBAL: ¿Qué es esto?(Se sienta al lado de Arturo. Le habla)¡Me dieron el empleo!....(Risas que se escuchan) Tienes que reconocer que soy el mejor. Estoy más preparado que tú….(Nuevas risas. Aníbal constata que Arturo está muerto. Se levanta, buscando entre las nieblas de su mente)¿Te maté?....(Ve con asombro sus manos) Siempre creí que era incapaz de matar una mosca…

Nuevas risas. Asoma El Ordenanza, ahora como Espinosín , animador del programa “La vida Real Toca la Puerta”. Sin lentes, porte erguido, corbata de lazo y una chaqueta de hermosa prestancia y un tanto severa. Aníbal Rivadavia está de pie, la mirada perdida

ORDENANZA: Como advertimos en nuestro aviso, el empleo es breve, Doctor Rivadavia…¡Lo que dura este programa!…Lo sentimos, al terminar lo espera una reunión con Agentes de Eficiencia Laboral…(Se acerca a Arturo. Verifica que está muerto) Y algunos oficiales del Departamento de Homicidios…(Aníbal lo escucha con la boca abierta, alelado) ¡Pero no se preocupe!…Si lo contratamos para una temporada, como en efecto lo haremos!....

Risas y aplausos apoteósicos.

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ORDENANZA: ¡Podrá respirar unas cuantas horas más!….O días…o meses…¡El Show debe continuar!

Aplausos estruendosos. Risas. Fanfarria.La luz disminuye su intensidad sobre Aníbal, estupefacto, con una medio sonrisa en el rostro.

Fin de “El Ordenanza”