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DOCTORADO EN EDUCACIÓN
ASIGNATURA: TECNOLOGÍA EDUCATIVA
DR. JOSÉ OCTAVIO ISLAS
RESEÑA LABORAL Y PROFESIONAL
ALUMNO: JOEL HERNÁNDEZ ARIZMENDI17 DE OCTUBRE DE 2014
El remontarme en el tiempo para recordar cuál ha sido mi trayecto laboral, y cómo ha
sido mi desempeño durante treinta años de carrera profesional tiene que ver con el por qué
elegí la carrera docente y con el cómo llegue a desempeñar la función actual.
Soy un profesor de origen normalista de educación primaria egresado de una escuela
normal pública, la más reconocida del estado de Nuevo León; para ser admitido en dicha
institución uno debía de presentar un examen de admisión; para dicho examen había miles
de solicitantes; he de reconocer que no me fue difícil entrar, aunque tuve el ofrecimiento
para prepararme para el examen de parte de una buen maestro de secundaria, no lo acepté,
probablemente porque aun no estaba convencido de lo que quería estudiar, no digo que no
hubiera estudiado, solo reconozco que mi preparación no fue con el gran entusiasmo y
hasta me pudo haber faltado estudiar más, modestia aparte dentro de mis habilidades
durante la secundaria fui reconocido como buen estudiante, aunque mis habilidades iban
más en el sentido intelectual que en otros aspectos, más eso fue suficiente para aparecer en
el cuadro de honor en la escuela durante el día de la clausura.
Cuando se llegó el momento de presentar, no sé si lo que contesté fue por que de algún
modo ya lo sabía, o me ayudo la divina providencia, la conclusión está en que cuando me
anunciaron el resultado, fue positivo y cuando le di la noticia a mi madre, la cual fue en un
tiempo maestra empírica, aun lo recuerdo como si la estuviera viendo, ella mostró una cara
de felicidad y entusiasmo como rara vez la había visto, ya anteriormente mi hermana mayor
lo había hecho cuatro años atrás y ella ya estaba trabajando en el estado de Querétaro, mi
hermano también intentó inscribirse, más en último momento desistió.
El trayecto por la escuela normal no fue el más brillante, y no fue por falta de capacidad
intelectual, sino, como ya lo reconocí, mis otros aspectos estaban limitados por falta de un
equilibrio en mi educación integral, sobre todo en el aspecto social y emocional. Durante
mi preparación normalista y debido a la experiencia laboral que ahora tengo, puedo decir
que la preparación de los normalistas estaba más enfocada al aspecto intelectual, centrada
en lo memorístico más que en la comprensión, en fin aun era una preparación tradicional,
más si debo reconocer que hubo maestros de todo tipo, y que las enseñanzas con mayor
significación en mi vida y mi preparación fueron aquellos maestros que se enfocaron más
en en el aspecto afectivo, acercándose, dialogando conmigo y apoyándome en aquellos
momentos que ni yo mismo comprendía por qué estaba mal, más ellos de seguro si lo
sabían, agradezco con todo sinceridad a dichos maestros que iban más allá de cumplir
únicamente con dar sus clases y calificar al alumno y alumna, y que tuvieron acercamiento
y apoyaron de manera sincera y genuina no solamente a mí, porque de seguro lo hicieron
con otros alumnos que lo requirieron y recalco sobre todo al apoyo en la parte emocional, y
por haberme escuchado. Claro está que la parte emocional fue la más significativa en mi
preparación normalista, tal es así dicha aseveración que cuando pasaba por una etapa con
conflictos familiares y obviamente lo reflejaba en mis calificaciones, una maestra que me
impartía la materia de Química conversó conmigo, y, aunque no fui muy abierto con ella,
por razones que en ese momento no alcanzaba a comprender fue la materia que más altas
calificaciones obtuve.
Al terminar los estudios normalistas, existía cierto compromiso por parte de las autoridades
estatales y sobre todo por él ámbito federal de proporcionar una plaza laboral a todos los
egresados, más precisamente el año en que egresé y desde un ciclo escolar anterior se
presento un excedente de profesores de educación primaria, lo cual fue solucionado por las
autoridades gubernamentales y educativas preparando a los egresados en un mini curso para
ejercer en educación preescolar. Previamente a dicho curso se nos ofreció presentar un
seudo examen de oposición para poder acceder a una plaza de primaria, y los que no lo
acreditamos, nos dieron a opción del curso de educación preescolar. Mas el golpe no quedó
ahí, lamentablemente por televisión observe una entrevista al dirigente de maestros en turno
el cual mencionó que se habían seleccionado a los mejores maestros para la plaza de
educación primaria y que ¿quiso dar a entender con esto? Yo pienso que él quiso
justificarse el no haber dado plazas de manera equitativa a todos, más hoy en día reflexiono
que además de habernos dicho incompetentes a todos los que no pasamos dicho examen de
oposición, daba entender que la educación preescolar no se merecía buenos maestros ni
bien preparados.
Si bien reconocí ya que no fui un estudiante sobresaliente, bien recuerdo que en dicho
examen venían cuestionamientos no acordes a la preparación del servicio social y grado en
que fuimos preparados en el último año de estudios, es decir, venían preguntas relacionadas
con una preparación que nunca me dieron, además de que me consta que muchos
compañeros profesores eran muy buenos y mucho mas dedicados que éste ex normalista,
entonces, ¿qué necesidad tenía dicho dirigente de insultarnos solamente por justificarse?
Bien, no crea el que está leyendo esto que me amargué por dicho hecho, claro que lo resentí
más yo procedí como todos, seguimos con nuestra vida.
Muy bien, y en dicho avanzar, tomé la plaza laboral que me asignaron y me vine al estado
de México a trabajar, más se podrán hacer la pregunta aquellas personas que me lean o
cuando menos el Dr. Islas que me encargó realizar dicha reseña, porqué acepté dicha plaza,
pues creo que por lo que lo hicieron todos, por el deseo de trabajar y por necesidad, no
crean que no pensé rechazarla, lo que me impulsó a decidirme, fue que en ese momento
había un hermano mayor que como yo pasó y pasaba por su propia crisis existencial, él cual
aun no decidía a qué dedicarse y tampoco trabajaba, por lo que me dio otra crisis de índole
moral, y claro está que no quería ser una carga más para mi familia y sobre todo para mi
padre, quien de ocupación obrera tenía poco tiempo jubilado.
Ya en el estado de México me asignaron junto con la mayoría de los compañeros a zonas
rurales, que junto compañeros que llegaron un año antes y con compañeros de otras
normales del estado de Nuevo León así como con colegas de otros estados principalmente
del norte de la república fuimos el parte aguas para que la educación preescolar se
expandiera por la mayoría del estado de México que, aunque no fuera de la calidad que se
requería, ese requerimiento si lo fue en cantidad. La proliferación continuó durante por lo
menos dos ciclos escolares más, ahora con docentes también capacitados con cursos
express en educación preescolar, provenientes de estados del centro y sur del país.
Como ya lo dije, si bien en el estado de México creció en cobertura en la educación
preescolar no fue así en la calidad requerida, y no culpo a mis colegas, no obstante que el
área técnica del nivel preescolar nos daba cursos para prepararnos, sinembargo dichos
cursos no eran suficientes ni los que los tomábamos estábamos en condiciones ni teníamos
los antecedentes para poder asimilarlos, eran en su mayoría teóricos y poco afines a nuestra
preparación previa.
Recuerdo una anécdota en mi primer año de servicio el cual fue en la comunidad de
Metlaltepec del municipio de Sultepec; antes de narrarla deseo ampliar acerca de las
condiciones en que iniciamos a laborar, los contextos a los que nos enfrentamos eran
totalmente opuestos a nuestra preparación y experiencia, nosotros veníamos de un ámbito
con conocimientos netamente de zonas rurales y empezamos a laborar en zonas
increíblemente rurales, al menos mi primer contacto fue con una comunidad que estaba a
una hora y media de la cabecera municipal, la hora era por terracería y la media hora era
caminando tres kilómetros. La comunidad no tenía servicios de electricidad ni de agua
potable, ya existía una escuela primaria y había intentos por gestionar una telesecundaria, la
cual pasó primeramente por gestiones del director de la primaria, quien era un maestro
activo, con iniciativa, quien tendría que enfrentar primeramente él como solucionar la
carencia de energía eléctrica de la comunidad. Gracias a éste docente y directivo pude
impartir clases en un aula prestada en la escuela primaria, que no tenía vidrios en las
ventanas, aunque si la puerta.
Continuando con mi descripción del contexto, me enfrente a la situación de la desconfianza
de los padres de familia, ya que en la comunidad nunca se había contado con la impartición
del nivel preescolar. Pocos padres de familia accedieron a mandar a sus hijos en el ciclo
escolar en el que estuve, y no fue por la rareza de que por primera vez hubiera hombres
impartiendo en este nivel, al fin de cuentas la comunidad sabía poco de la educación
preescolar, más bien se debió a la incertidumbre de dejar a sus pequeños lejos del hogar y a
los fuertes rumores que en años pasados se habían corrido sobre que se iba abrir una
supuesta educación semejante al nivel inicial y en dichos rumores se divulgó que eran
supuestos secuestradores, probablemente fue verdad la intención de dar dicha atención, lo
cierto es que los rumores aun persistían y me relacionaron con éstos, existiendo una gran
barrera para impartir mi labor.
Regresando a la anécdota y relacionándola con la necesidad de conocimientos del niño
preescolar al cual el mini curso poco aportó, recuerdo que uno de los retos era relacionar la
teoría con la práctica, y que en mi ignorancia yo llevaba material didáctico utilizado en
prácticas de mi servicio social con el segundo año de primaria, y aunque era una escuela en
una zona marginada, lo era en un municipio urbano tal y como lo es en la ciudad de
Monterrey. Y para no hacer más larga la anécdota resulta que tratando de que los niños
conocieran lo que era un zoológico les mostré la lámina de una foca, ya se han de imaginar
que cuando pregunté qué animal era, los pocos niños que asistían me contestaron que aquel
dibujo tan conocido para mí era nada más y nada menos que una gallina y por más que
trataba de explicarles lo que en realidad era, para los niños la foca nunca dejó de ser una
gallina.
Pues así pasando por diversas peripecias enseñando lo que podía, más debo reconocer que
el trabajo mayor fue el de promover la aceptación de la impartición del nivel preescolar por
los motivos que ya expuse. Así que el problema mayor no fue lo que se conoce como la
gestión pedagógica, sino, la gestión escolar, sobre todo para que fuera aceptada por la
comunidad dicho nivel. Y como lo dije no porque fuera de sexo masculino, tan es así que
un compañero que laboró en otra comunidad alejada y que durante tres años consecutivos
impartieron únicamente dos hombres, resulta que en el cuarto ciclo escolar llegó una
mujer, preguntando extrañados al compañero si en verdad las mujeres podían impartir
clases en el nivel preescolar.
Durante un ciclo escolar completo y un mes más estuve en Metlaltepec, a veces hospedado
en la casa del maestro de la comunidad y otras veces viajando a la cabecera municipal.
Posteriormente obtuve cambio de plantel a otra comunidad que se puede considerar más
cercana, aunque también en el ámbito rural, esta vez en un plantel ya construido y
exprofeso para Jardín de Niños el cual estaba amueblado propiamente para un Jardín de
Niños, con un inmueble consistente en dos aulas, dirección, baños, plaza cívica y con maya
perimetral, un espacio al que solamente en el ciclo escolar pasado podía soñar que tuviera
hasta que se terminara de realizar la gestión para la construcción.
En dicho plantel pude contar con un compañero de trabajo quien estuvo conmigo durante
dos ciclos escolares, en dichos ciclos escolares, si me pude dedicar un poco más a la
gestión pedagógica en el aula, más debo reconocer que las clases que impartía eran más de
índole tradicional y conductistas que constructivistas o cognoscitivas.
He de enfatizar que en este tiempo la adaptación se dio además en lo personal, y aunque
debí prepararme profesionalmente estudiando y terminando la licenciatura en Educación
Básica por la Universidad Pedagógica Nacional con sede en la ciudad de Toluca, a la cual
me inscribí en mi segundo año después de haber egresado de la normal, sin embargo por
otras circunstancias me alejé del estudió formal, ya que contraje nupcias y atendí a mi
familia, y aunque no es un obstáculo, probablemente por la falta de interés y aun
motivación en seguir en la educación preescolar, pasarían varios años para poder terminar
dicha carrera.
En mi cuarto año laboral por propuesta de la supervisora de zona obtuve el puesto que se
conocía en ese momento como Adjunto a la Supervisión Escolar y cuya función era apoyar
a la supervisora de zona en el aspecto administrativo, debido a que era una zona geográfica
muy amplia y difícil de abarcar por los cinco municipios que se atendían (Cohatepec de
Harinas, Texcaltitlán, Almoloya de Alquisiras, Zacualpan y Sultepec), es de entenderse que
en ese momento se requería de personal auxiliar ya que en la actualidad dichos municipios
pertenecen a la mitad de lo que hoy se conoce como un sector, y en donde solo había un
supervisor, ahora existen seis.
Durante un ciclo escolar auxilie a la supervisora de zona en recibir documentación, de los
directivos escolares, en ayudar a formar mesas directivas y distintas gestiones
concernientes a la supervisión escolar, esto lo hice en los distintos municipios. En verdad
podría decirse que mis gastos personales eran mayores que estar en un solo plantel, mas en
ese tiempo así lo prefería ya que la función de trabajar con personas adultas me era más
satisfactoria que trabajar con niños pequeños que no comprendía del todo y cuya vocación
de compartir con ellos no estaba aun desarrollada.
Considero que la palabra desarrollar es pertinente usarla para la siguiente etapa de mi vida
la cual considero como punta de lanza para llagar hasta el período de vida laboral en donde
me encuentro ahora. Mas ¿qué fue lo que me hizo llegar hasta el presente estado laboral?,
fue precisamente haber entrado al Área Técnica, para lo cual tuve que hacer una examen y
posteriormente capacitarme, reconozco que el ser asesor técnico, que en esa época era
conocido como promotor técnico, no lo hubiera logrado sin el gran apoyo de mi esposa.
Cuál es el por qué de considerar a la función de Promotor Técnico cómo punta de lanza
para mi desarrollo profesional? La respuesta es muy sencilla, más largo de entender y
llevar a cabo este proceso y se debe a dos motivos principalmente. Primeramente por que la
función de técnico promotor consistía en asesorar a mis compañeros docentes en su labor
frente a grupo, si, en verdad es algo contradictorio e irónico que una persona que venía
evadiendo el estar frente a niños preescolares estuviera ayudando a otros docentes a realizar
su labor, en realidad si lo era; y verdaderamente me costó mucho esfuerzo ser en verdad un
apoyo para mis compañeros. Al principio solo me dedicaba a tratar de entender teoría y
explicársela de manera digerida a mis asesorados en las diversas reuniones técnico
pedagógicas organizadas para dicho fin. Las reuniones me obligaban a necesariamente a
leer y tratar de comprender primeramente antes de explicar.
Parecería que dicha mecánica de asesorar es tradicional y así lo era, así fuimos encausados
en asesorar tal y como se conoce al modelo de intervención o del experto, sin embargo,
posteriormente esta ambigüedad de mi ámbito laboral me haría reflexionar que el
desmenuzar la información al asesorado no significa que ellos se apropien de la
información y que la asimilación o aprendizaje de un conocimiento depende de la
capacidad metacognitiva de la propia persona, lo cual es un principio básico del
constructivismo. Este es un factor importante dentro de mi desarrollo, más existe dentro de
esta primer ámbito la preparación formal. Como ya lo mencioné, quedé truncado en la
preparación y estudio formal relacionada con terminar la Licenciatura en educación básica,
no fue sino hasta que al área técnica fueron llegando algunas personas con niveles ya de
licenciatura, y me di cuenta que ya estaba rezagado y no solamente por eso, sino porque ya
había ascendido a coordinador de asesores y eso me auto obligaba a prepararme más aun,
así fue que después de aproximadamente seis años de haber egresado de la normal básica,
decidí terminar la universidad pedagógica, y no solo eso, además en el período vacacional
que en ese tiempo todavía se podía, realicé la licenciatura en idiomas en la escuela normal
superior de la ciudad de Monterrey Nuevo León, si estuvo demasiado saturado esta etapa de
preparación, considerando que había dejado de estudiar formalmente un largo período de
mi vida.
Además de los motivos extrínsecos ya enunciados que me motivaron para continuar con
mis estudios hubo otro de la misma manera también externa que provocaron en mi
reacciones de motivación intrínseca; fue en el momento que compartí con algunas
supervisoras escolares cuando por mi función de asesoría requería de apoyarlas en la suya;
efectivamente la experiencia que tuve con algunas personas en esa función en verdad no fue
muy agradable debido a que debía de orientarlas acerca de los nuevos cambios de
paradigmas que existían respecto a algunos enfoques de enseñanza aprendizaje en ese
momento, estoy hablando a principios de los años noventa que el constructivismo se hacía
notar de manera reflexiva y luchaba contra los paradigmas conductistas prevalecientes de
antaño, fue cuando se dio conocer por primera vez la investigación de Emilia Ferreiro
acerca del proceso de la adquisición de la lengua escrita en el nivel preescolar, el compartir
con las educadoras dicha investigación y más aun con las supervisoras se necesita el
provocar romper esquemas en ellas, cuestión que algunas personas no lo iban a permitir.
Evoco de mis memorias el comentario de una maestra supervisora egresada de la Escuela
Nacional de Educadoras, a la que ella nombraba con gran orgullo haber pertenecido, quien
me dijo que ella no necesitaba que le hablaran respecto a la enseñanza de la lecto-escritura
porque ya la habían capacitado cuando era estudiante, infiero, aunque no especificó de
manera literal que la preparación referida era relacionada con ejercicios previos a la leco-
escritura en forma únicamente de pre grafismos y de la enseñanza de algunas letras
aisladas, algo en verdad muy elemental y obsoleto contra la aportación de la investigadora,
hoy en día dicha aportación es un referente teórico obligatorio y estipulado en el programa
de estudios 2011 de la educación preescolar. La resistencia tan palpable de dicha
supervisora, provocó en mí una motivación tan interna y profunda como para recapacitar
nuevamente acerca de mis pretensiones de estudio, y que si lo necesitaba más aun para
poder cambiar mi entorno más debía empezar conmigo.
Pero la anterior fue sola una experiencia, así mismo, tuve una experiencia positiva con una
supervisora que me motivó para darle una gran importancia a la preparación técnico
pedagógica, me refiero cuando en mi tercer año como asesor técnico trabajé en los
municipios de Almoloya del Río, Santiago Tianguistenco y Xalatlaco. La experiencia
laboral que pasé en esta zona escolar me fortaleció como asesor y fue la primera vez que
sentí que podía hablar en el mismo idioma con una supervisora escolar.
Los anteriores motivos fueron causa primera de mi desarrollo profesional mientras que el
segundo aspecto fue el económico debido a que en dicho proceso pude acceder a una doble
plaza como docente lo que aumentó mis ingresos económicos, después de todo quién no
desea progresar en todos sentidos.
En el ocaso de dicho periodo laboral que recorrí como asesor técnico pedagógico,
coordinador de asesores y de asesor de supervisores escolares, es menester admitir que
rumbo al siguiente período de mi vida influyó el quien en ese momento era el jefe del área
técnica que gracias a la relación personal con la jefe de Departamento de Educación
Preescolar que él tenía me propuso ser Supervisor de Zona Escolar; debo confesar que al
principio sentí temor realizar un cambio de función, ya que aun al haber tenido
acercamiento con supervisores escolares, me sentía en una zona de confort en donde había
alcanzado cierta satisfacción económica y laboral.
Sin pensarlo mucho y con incertidumbre a mis treinta y un años de edad me decidí
lanzarme a otro reto laboral como Supervisor Escolar en el Municipio de Malinalco. Este
inicio fue de solo un ciclo escolar ya que solo cubrí un año sabático. En dicha vivencia
aproveché la experiencia que me dio el haber fungido como asesor técnico pedagógico y
utilizando el campo de influencia que la autoridad de un documento me daba para ejercer
mi función traté de aplicar lo que yo conocía y asesorar a mis compañeras y compañeros de
zona, también aprendí más acerca del manejo de la dirección escolar, así como de la
importancia que son las relaciones y gestiones con otros ámbitos como la relación que tuve
con el Presidente Municipal del Municipio de Malinalco. He de reconocer que cambió mi
perspectiva sobre la política y las relaciones laborales que tenía hasta entonces, porque
conocí un ámbito al que no estaba acostumbrado. La relación que tuve con el presidente
municipal brindó una mayor confianza e incrementó en mi una mayor seguridad para el
trato con mis compañeros tanto directivos, docentes y colegas.
Le dediqué un año que lo considero intenso, además de la relación con el personal docente
y con el presidente municipal, también lo digo por el recorrido que realizaba para visitar a
los jardines de niños ya que geográficamente era una zona escolar muy amplia, bajo mi
cargo había planteles escolares limitantes al estado de Morelos incluso para un mejor
acceso a algunos de ellos recorría los límites de tres estados, empezando por el estado de
México, vía municipio Ixtapan de la Sal, pasando por el estado de Guerrero, por el estado
de Morelos y regresaba nuevamente al estado de México a otra zona limítrofe en donde
estaban los planteles escolares que atendía.
He de haber hecho algo bien en mi primer zona como supervisor escolar, ya que cuando se
terminó el período sabático de la supervisora a quien yo cubría me ofrecieron una vacante
en otra zona escolar en el municipio de Villa del Carbón, en dicho municipio duré cinco
años y también tuve la oportunidad de apoyar a mis compañeras educadoras y algunos
educadores en el aspecto técnico pedagógico. La experiencia obtenida en el municipio
anterior me indicó el camino para obtener algunos logros a favor de los planteles escolares,
a través de retomar las relación con las autoridades municipales, realizar gestiones de
manera directa en las oficinas centrales de los Servicios Educativos Integrados al Estado de
México, promover el realizar eventos que proyectaban a nivel comunidades y municipal el
trabajo de los Jardines de Niños. En esta zona se inicio un proyecto en algunos planteles
escolares basado en el Programa denominado Filosofía para Niños, el cual es un programa
de origen extranjero creado por Mathew Lipman y cuya subsede en nuestro país se
encontraba en el Estado de Chiapas ( desconozco si aun existe actualmente). Con dicho
programa se pretendía fortalecer el pensamiento crítico de los alumnos, es un programa
noble que ofrece estrategias didácticas para desarrollar un pensamiento más reflexivo en las
personas, con la aplicación de dicho proyecto en la zona escolar, aprendí más acerca de la
verdadera labor del maestro, acerca de la importancia que es fomentar en las personas un
pensamiento crítico y reflexivo. Trabajar en el Municipio de Villa del Carbón significó
además de una experiencia laboral enriquecedora, también una prueba que superar de
manera personal ya que por lo lejano a la ciudad de Metepec en donde residía con mi
familia, y ya con tres hijos, era necesario compartir mi estancia entre mi familia y en la
cabecera municipal de Villa del Carbón. Afortunadamente contrario a mí que laboraba lejos
de donde vivía desde hace ya muchos años, mi esposa si trabajaba cerca del domicilio y fue
ella la que se encargaba más de la educación y atención de nuestros hijos. Lo digo con
nostalgia porque aunque sentía satisfacción por los beneficios laborales que hasta ese
momento había logrado el haber estado en algún tiempo separado de mi familia y haberle
dedicado tiempo al estudio, reconozco que si requerí haber dado mayor tiempo a mis hijos.
Claro está que el haberme casado joven y no haber proseguido con mis estudios
inmediatamente después de que egresé de la normal influyó para que yo los retomara
después, y sin embargo ya que mi esposa estudió junto conmigo la licenciatura y la normal
superior incentivó aun más el deseo por concluir los estudios, aun jóvenes, en ocasiones
continuas encargábamos a nuestros hijos con algún conocido mientras en el período
vacacional teníamos el apoyo de nuestros padres en la ciudad de Monterrey.
El que nuestros hijos hayan crecido en dicho ambiente, apoyó a que ellos fueran más
autónomos en sus estudios, he visto a lo largo de mi vida que muchos compañeros y amigos
están al pendiente de las tareas de sus hijos, mi esposa y yo nunca tuvimos esa necesidad
constante porque veíamos que ellos eran estudiantes destacados en la escuela primaria y en
la secundaria y que se bastaban por sí mismos para sus estudios, supongo y así deseo
creerlo que es por el nimetismo transmitido de manera natural por nosotros sus padres.
Al termino de los cinco años en el municipio de Villa del Carbón obtuve cambio de zona
escolar al municipio de Acambay, aunque yo esperaba un lugar más cercano a mi familia,
consideré al fin de cuentas que cinco años en un mismo lugar había sido suficiente, porque
en ese tiempo había logrado experiencia como supervisor, apoyado al personal a enfrentar
pedagógicamente las situaciones cotidianas en la aulas y había hecho algunos buenos
amigos que incluyen a mis compadres que hoy en día nos seguimos frecuentando.
Ya en Acambay tuve la oportunidad de realizar algunas gestiones que apoyaron a Jardines
de niños a aumentar la plantilla de personal, incluso en el plantel en donde se encontraba el
centro de zona se formó de organización completa, quedando el director sin grupo. Esta
zona al igual que las demás tenía su sello muy particular, era común que el personal se
organizará y realizara excursiones al estado de Hidalgo e incluso el año anterior viajó al
estado de Nayarit, no quise romper con la tradición, y me uní en algunos viajes a balnearios
del estado vecino, simplemente tomamos un día económico y disfrutábamos de un
merecido día para convivir y relajarnos, saliendo de la monotonía.
Otra característica de esta zona escolar era la singularidad de contar con algunos líderes
acostumbrados a influir en la zona desde su muy propio punto de vista, hablo de cierto
personal con una apropiación de liderazgo informal aunque paralela a la de las
supervisoras, y querían participar en todo tipo de decisión, no importando si tuvieran una
autoridad legítima, en fin por su propia personalidad, cuando llegué mostraron que querían
hacer valer ciertas decisiones y mostraban su descontento cuando una decisión no era
acorde a su opinión, ya sea un cambio de plantel, alguna reunión con personal directivo o
alguna opinión de índole técnico pedagógica, en fin esta parte me hizo sentirme
confrontado y debido a que a ambas partes nos caracterizaba un carácter temperamental, en
algunas ocasiones fue muy notorio las diferencias, con toda la situación yo proseguí con
mi función y realice lo mejor que pude, apoyando al personal con mi lado que considero
más fuerte : el técnico pedagógico, más aprendí algo que no había experimentado en las
anteriores zonas, al menos no en ese grado, y que me dejaría huella para posteriormente
utilizar dichos aprendizajes en los futuros ámbitos laborales.
Paralelo a mi desempeño como supervisor, en el segundo año de estar en la zona logré
aplicar a una beca en la Maestría de Ciencias de la Educación, impartida por la Universidad
del Valle de México y promovida y respaldada por los propios Servicios Educativos
Integrados al Estado de México.
Los próximos dos años en la maestría pasaron muy rápidos, ya que entre el viaje de
Toluca a Acambay, el trabajo cotidiano, la asistencias de tres días por semana a la maestría,
sin vacaciones prácticamente, dedicando la mayor parte del tiempo a asistir a clases y a
realizar tareas, pude titularme casi de manera simultáneamente durante el lapso en que se
me concedió otro cambio de zona después de tres años a una nueva zona escolar, la cual
fue producto de una reestructuración, atendiendo los municipios de Otzolotepec, Temoaya
y Xonacatlán.
Estaba más cerca de mi domicilio, ya no viajaba más de una hora para llegar a la oficina, y
aunque no era una zona céntrica de las ciudades de Metepec y de Toluca, ésta última ciudad
en donde ya residía, para mí era una nueva oportunidad para aplicar aquello que había
desarrollado por el paso en el Área Técnica, las zonas anteriores, y por mis estudios de
maestría recién adquiridos.
Al inicio recibí la zona con diez planteles escolares y con el paso del tiempo apertura
algunos más de los municipios de Xonacatlán y Temoaya, de éste último también por otra
nueva reestructuración se anexaron otros jardines de niños terminando con una amplia zona
geográfica atendida y un total de dieciocho inmuebles.
Desde el principio note que era una zona deseosa de atención, de apoyo, con algún personal
con años de experiencia, más la mayoría era personal joven, muchos de ellos eran becarios
en proceso de formación, la sentí una tierra fértil con posibilidades de crecimiento, no solo
en atención a las comunidades sino en crecimiento profesional, ya que por lo general eran
abiertos, con necesidades de capacitación, en suma había llegado a una zona escolar que
requerían de guía y un apoyo genuino, y yo me sentí como pez en el agua porque pensaba
que podía hacer algo, además qué me detenía, había logrado metas profesionales y de
estudios, acababa de acceder al nivel C de carrera magisterial y me sentía motivado. Más al
principio no fue todo miel sobre hojuelas por los paradigmas anteriores de algún personal
con más años de servicio tuve que luchar contra corriente tratando de promover y apoyar en
romper hábitos en el manejo y organización de las escuelas, en el manejo del personal, en
romper con paradigmas propios relacionados con mi temperamento, más siento que poco a
poco me fui ganando el respeto y reconocimiento del personal sobre todo el reconocimiento
que me más importaba: el académico, el técnico pedagógico.
Puedo decir con orgullo que muchos de los becarios que empezaron en la zona escolar yo
los propuse, o empezaron en mi zona, la mayoría terminó sus estudios de licenciatura, tuve
la oportunidad de apoyarlos al interior de las aulas, me di cuenta que algunas de las cosas
que más valoraban era que yo tomara el grupo de alumnos junto con ellos, que les
provocara reflexión sobre lo que hacían, que provocara que se autoevaluaran, que
promoviera los cambios que ellos necesitaban y que no se los impusiera. Recuerdo que en
mis inicios en el Área Técnica los temas de las reuniones venían de arriba hacia abajo, que
si bien eran necesidades teóricas indispensables, en realidad no se partían del nivel de
dominio que el propio personal tenía, aquí en la zona lo que más requerían era el
acercamiento cotidiano, y gracias a un cambio de visón sobre cómo enfrentar las
necesidades técnico pedagógicas, con la disposición de los docentes pudimos enfrentar
algunas particularidades específicas en las reuniones académicas, asesorías extraescolares y
consejos técnicos consultivos.
Asimismo me acerqué a las asociaciones de padres y madres de familia, me percaté que
algunos de los problemas más recurrentes eran los conflictos con alguna madre o padre de
familia, el acercarme a ellos, el estar en las formaciones de mesas directivas, en sus
reuniones, el hacer encuestas, el realizar reuniones de técnico pedagógicas para ellos con
temas sobre características del niño preescolar, como aprende a leer y escribir, etc. el
realizar evaluaciones con ellos, ayudó en gran medida a que los conflictos fueran
menguando. Los directivos y docentes aprendieron, creo yo, a que la mejor manera de
evitar conflictos es previniéndolos, anticipándose a los problemas, hablando con los padres
antes de que explotara la bomba, repaso por mi mente que al inicio de mi gestión en la zona
los padres estaban acostumbrados air directamente a la Secretaría de Educación Pública (a
los SEIEM) a exponer sus quejas, con el tiempo y con las acciones de escucharlos
previamente, los problemas se fueron cambiando de vía y yo los captaba, ya iban a verme,
ya no me saltaban, ni a los directivos, con dichos como nadie experimenta en cabeza ajena,
o aprendemos de nuestros errores, más sobre todo con reflexión constante, promoviendo
autoevaluaciones en el personal directivo y docente se pudo disminuir las dificultades.
Además de las necesidades técnico pedagógicas y los requerimientos con padres de familia,
me enfrente con un nuevo reto que no había sido trascendente por el paso en las anteriores
zonas, las jefes de sector que tuve reconocían mi labor, algunas me hicieron ver como
recibí y como entregué la zona, mejorada por supuesto, y el aspecto administrativo era solo
un aspecto más de lo cotidiano. Acostumbrado a que en los otros sectores fui aceptado con
mis propuestas, con mi personalidad, me sentía libre para expresarme y con cierta
autonomía así como el sentirme valorado y respetado por mis superiores. Más un
desacierto, confusión o distorsión de la realidad me hizo tener un enfrentamiento; habituado
a decir lo que pienso, algunas veces sin tapujos ni pelos en la lengua, creo que eso me
conflictuó con mi jefe inmediato, además que percibí una gran diferencia en la
organización del sector, si bien reconozco que de ella aprendí mucho de lo que se debe
hacer en relación a administración y organización, también aprendí algunas cosas de lo que
no se debe hacer. En este sector se daba una importancia desmesurada al aspecto
administrativo, algo a lo que no estaba muy acostumbrado, ya que en la zona de Villa del
Carbón tenía una docente como apoyo técnico administrativo y era sumamente eficiente, en
Acambay, más o menos y aun así salía el trabajo, sin embargo en el posterior sector
definitivamente el enfoque variaba en comparación con mis anteriores situaciones.
Para poder enfrentar dicho enfoque, empecé por limpiar la casa y remodelarla, ¿Qué
significa esto? Que me hice de mi propio personal de apoyo con mis propias propuestas,
algunas fueron externas y francamente en su mayoría no resultaron, más en los últimos
años alguna propuesta si funcionó. Creo que el mejor camino es armar tu propio equipo de
trabajo, empezando por buenos apoyos técnicos administrativos y una secretaria que fuera
leal y sobre todo comprometida. Una propuesta que me funcionó en gran medida fue la
Asesora Técnico Pedagógica, fueron cuatro años que estuvimos trabajando de forma
colaborativa y fue una etapa muy agradable y productiva con excelentes impactos en la
zona escolar, ya que se conformó un equipo de trabajo sumamente comprometido,
responsable y proactivo.
Fueron diez años en la zona escolar No. 18, que luche de manera constante para que
prevaleciera el apoyo técnico pedagógico que deseaba dar a la zona escolar. Considero que
en la zona realicé acciones que no se habían hecho antes en la misma, tomando en cuenta lo
que se aprendió en los diplomados que promovieron el Departamento de Educación
Superior de los SEIEM, acciones tales como el espacio abierto el cual es una coevaluación
en donde participan todos los actores de las comunidades educativas, directivos, docentes,
padres de familia, y aunque ya lo habíamos hecho, ésta fue una variante para obtener el
árbol de problemas. Los actos de evaluación a nivel zona no se limitaron con la
intervención de los adultos, del mismo modo lo hicimos con los alumnos, si con los niños
de cuatro y cinco años, cuya expresión de algunos colegas y hasta de mi propia jefe de
sector fue de sorpresa. En dicha actividad a nivel zona se seleccionaron alumnos de las
distintas escuelas, que aprovechando sesiones de evaluaciones con adultos se citaban
además a sus hijos, los cuales eran cuestionados y realizaban algunas actividades para
observar los niveles de dominio que habían alcanzado en los distintos aspectos como
lenguaje oral, lenguaje escrito, número, relaciones interpersonales, etc. Las actividades eran
coordinadas por las educadoras, quienes eran apoyadas por otras compañeras, las cuales
registraban y concentraban las observaciones que en reunión posterior las compartíamos
pos plantel colegiando acciones de mejora, así mismo obtenía mis propios guiones o
indicadores para atender de manera personalizada aquellos planteles que requerían ser
acompañados por una necesidad específica o sobresaliente.
Un gran gusto me daba cuando por parte de la supervisión se les proponían realizar talleres
vespertinos e incluso un diplomado, regalando el tiempo personal, siempre se tuvo
respuesta positiva por un gran número de participantes ya sea directivos, docentes y hasta
becarias. Su disposición por aprender y dar más tiempo para la autoformación y poder
realizar mejor su trabajo siempre me motivó para no desfallecer cuando en ocasiones me
sentía con falta de reconocimiento a mi labor por parte de las autoridades.
Mucho más satisfacciones trajo consigo el haber laborado en la zona No. 18, fue la zona
que más años de mi vida le he dedicado. Una gran nostalgia y satisfacciones aun tengo
conmigo, ya que es muy reciente la salida, la cual fue en el mes de agosto y actualmente mi
centro de trabajo se encuentra en el municipio de Metepec, ciudad donde resido
nuevamente, si estoy más cerca de domicilio, trabajo en un lugar donde vivo, y espero
terminar mis últimos años con el mejor brío y energía que posea. Ahora tengo una nueva
jefe de sector o supervisora general como resiente se les nombra, ella es una persona muy
intensa que se involucra mucho en el ámbito relacionado con lo técnico pedagógico, desea
llevarnos muy de la mano a los supervisores que conformamos el sector hacia logros
congruentes con la reforma educativa, sin embargo las características de mi personalidad
acerca de ser en ocasiones temperamental y muy directa, y estando en contacto con una
persona muy temperamental e intensa, en estas primeras semanas de mi reciente cambio
han traído consigo enfrentamientos de índole organizacional y sobre puntos de vista sobre
el manejo de la zona, además de que se me olvida que debido a ciertos paradigmas
relacionados con el sentido del poder y de control, el cual podemos tomar muy en serio
algunas personas con cierto rango de autoridad, y aunados a la saturación o carga
administrativa que en los últimos años ha prevalecido en el sistema, nos puede llevar a
conflictos que requieren de una gran asertividad para solucionarlos. Eso hemos tratado de
hacer y recientemente le propuse dialogar y cordialmente nos reunimos en un lugar
agradable fuera del ambiente laboral cotidiano, más sin perder el propósito principal de
dialogar acerca de las diferencias que nos llevó a confrontarnos, pudimos establecer
algunos acuerdos que si bien no conllevaron a convenir en todos nuestros puntos de vista, si
es un inicio para la mejora de un ambiente que requiere de la confianza mutua y
colaboración.
Para concluir ésta reseña que contienen pasajes muy generales del cómo me he
conformado y me sigo formando como profesional citaré dos ideas finales:
La primer idea es en relación con el sentido sobre ejercer en realidad una vida plena e
integral, si bien la preparación de un profesionista nunca debe terminar ya sea de manera
formal o informal, y tomando en cuenta que actualmente a mis casi cincuenta años de edad
estoy cursando el Doctorado en Educación cuyo propósito es precisamente obtener
mayores elementos para realizar mejor mi labor, lo cual no ha sido fácil conjuntar con una
forma de vida que en documentos y palabras se aprecia muy fácil de enunciar, todos los
educadores decimos o debemos decir que promovemos una educación no solo de calidad, ni
como nos la proyectan únicamente organismos internacionales externos que persiguen
fundamentalmente el desarrollo económico de los países a los que pertenecen, sino que en
realidad llevemos acabo una Educación Integral.
El combinar elementos que conlleven a una educación integral es decir combinar las partes
de esa integralidad como el hacer ejercicio, alimentarse lo más adecuadamente, dedicarle
tiempo a tu pareja, a las necesidades de los hijos, a convivir en familia, a darte tiempo para
que lo disfrutes como tú desees ya sea con tus amigos o en algún hobby, por ejemplo en
este rubro tan particular he dejado el taichí últimamente por dedicarle más tiempo al
estudio que aunque lo hago ocasionalmente ya no lo he hecho con aquel grupo de amigos
con los que disfruto compartir; y, si me gusta salirme de lo cotidiano para disfrutar un
alimento con más calorías de lo permitido, claro que me gusta disfrutar de aquellas cosas
que en ocasiones nos restringen por mantener un estado saludable, sin embargo las
costumbres no son fácil de romper, más ocasionalmente es sano variar un poco.
Si, no es fácil y mucho se debe a que nos hemos dejado llevar por un ritmo de vida en
donde nos inclinamos por darle más importancia a un solo aspecto de nuestra vida ya sea
por elección propia, o, porque en ocasiones creemos que no tenemos opciones por ejemplo
en el trabajo, la tan mencionada carga administrativa nos obliga principalmente a los que
tenemos funciones directivas a dar tiempo extra laboral y de forma muy continua para
poder cumplir, porque si no lo realizamos somos sancionados por las autoridades
respaldadas por leyes que en ocasiones no se aplican de manera equitativa y bidireccional.
Aquí tenemos que elegir sabiamente la opción que nos permita equilibrar los diferentes
rubros o aspectos de nuestra vida, debemos saber elegir aquel aspecto que más necesitemos
en ese momento de la elección no importando que te puedan sancionar, o podemos buscar
creativamente una nueva salida por ejemplo yo siempre he pedido licencias económicos
para realizar tareas del Doctorado lo más importante es que rescatemos oportunamente un
aspecto que tenga trascendencia en nuestra vida y así transformarnos en seres más plenos e
integrales.
La segunda idea encaja con el nivel de satisfacción y realización que tengo acerca de lo que
he alcanzado como profesionista y con la respuesta que le di a mi jefe inmediato cuando
me entrevistaba con fines de diagnóstico, una pregunta aludía al cómo puedo darme cuenta
si mi trabajo está rindiendo frutos e impactando en el personal a mi cargo, sin mucho
tiempo para pensar le respondí parafraseando las últimas palabras recordadas en la
despedida que me hicieron en la zona escolar anterior cuando algunos becarios y docentes
se me acercaron para darnos el abrazo final a lo cual algunos de sus últimas frases fueron
las siguientes: Gracias, yo hubiera desertado de mi beca sin su aliento y apoyo; yo venía
de una zona con problemas y usted me brindó la confianza y apoyo para poder
sobreponerme; gracias por las enseñanzas; yo le he dicho a algunas compañeras que me han
preguntado cómo me iba con usted, a lo que contesté que el maestro no solo nos dice hagan
sino que nos dice cómo hacerlo y además nos pone el ejemplo; no lo olvidaremos; Gracias
por compartir sus reflexiones y hacernos reflexionar. Estas son algunas respuestas que llevo
con gran satisfacción, además de recordar otras de las anteriores zona, sin querer ser
jactancioso, si me impulsan internamente el que me hayan dicho nadie sabe lo que tiene
hasta que lo ve perdido, nosotras hemos logrado esto por el maestro Joel, esto no lo
hacíamos antes de que llegara y ahora después de que se fue lo seguimos haciendo, entre
otras agradables frases motivantes.
Gracias al Dr. Islas por darme la oportunidad de recordar mi pasado y tenerlo aun
presente, provocando reflexión que me motiva a continuar con mi labor lo mejor posible.
Porque el que olvida su pasado está condenado a repetirlo. Frase emanada de la original:
“Pueblo que no sabe su historia es un pueblo condenado a irrevocable muerte” de
Marcelino Menéndez Pelayo.
Aunque lo positivo que realicé en el pasado me gustaría no solo repetirlo sino mejorarlo.
Joel Hernández Arizmendi