Upload
others
View
3
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Este libro llega a ti gracias al trabajo desinteresado de otras
lectoras como tú. Está hecho sin ningún ánimo de lucro por lo
cual queda totalmente PROHIBIDA su venta en cualquier
plataforma.
En caso de que lo hayas comprado, estarás incurriendo en un delito contra
la ley de propiedad intelectual y los derechos de autor en cuyo caso se
podrían tomar medidas legales contra el vendedor y el comprador.
Para incentivar y apoyar las obras de ésta autora,
aconsejamos (si te es posible) la compra del libro físico si
llega a publicarse en español en tu país o el original en
formato digital.
Agradecimientos
Wan_TT18 & Candy27
Wan_TT18
Candy
3lik@
Vale
Mais
Krispipe
Rose_Poison1324
YoseSalvatore
Anamiletg
Maria97Lour
YoshiB
Lilliana
AlyssaV
Mew Rincone
Mew Rincone
Sinopsis Kricket Hollowell, de 18 años, buscaba su lugar en el mundo
cuando descubrió que el universo era más grande y más peligroso de lo
que había soñado. Ahora, transportada a través del espacio al planeta
Ethar, Kricket aprende que su capacidad genética para ver el futuro la
convierte en una mercancía muy apreciada... y el catalizador de la
guerra entre los clanes de sus desafortunados padres. Según la profecía
de Alameeda, una casa se elevará al poder y la otra será
completamente destruida, y se cree que la precognición de Kricket es el
arma que hará que se incline la balanza.
Considerada como un objetivo tanto para los Rafe como de las
casas de Alameeda, Kricket encuentra protección, y un hogar, en los
brazos de Trey, su guardaespaldas Ethariano, convertido en novio.
Pero sus visiones de lo que está por venir la molestan profundamente,
sobre todo porque debe descubrir si el don de la premonición le
permitirá reescribir el futuro o si su destino es tan inamovible como las
estrellas.
Glosario
EL: Sistema de transporte de Chicago.
Ethar: Planeta en una dimensión similar a la tierra.
Ethariano/a: Nativo de Ethar.
Castas de Ethar:
Alameeda: casta Ethariana.
Rafe: casta Ethariana.
Wurthem: casta Ethariana.
Comantre: casta Ethariana.
Peney: casta Ethariana. Esta Casta siempre ha permanecido neutral en tiempos de
guerra.
Haut: un honorífico que significa Señor. Denota un alto rango real.
Ateur: Senador Rafiano en la Casa de los Lores.
Alameeda Striker: miembro de elite de tropas entrenadas para servir a la
hermandad Alameeda.
Baw-da-baw: Grito de guerra rafiano que significa "Hurra".
Blushers: Mujeres jóvenes Etharianas.
Corinet: Título honorífico real de la sociedad Rafense. Femenino Corinesa.
Fardrooms: Moneda ethariana. Un fardroom es equivalente al valor de un dólar
americano.
Fitzmartin: Miercoles.
Cavar: miembro de un cuerpo de tropas de élite entrenados para servir en tierra y
mar; similar a la Marina.
Gennet: rango militar Cavar en la sociedad Rafian equivalente a general.
Git: Nuevo soldado.
Venteur: Rango militar cavar equivalente a capitan.
Jerkwad: Jefe.
E-One: un helicóptero sin motor utilizado por el personal militar, generalmente de
Alameeda, para atacar a los enemigos. Avión militar que se asemeja a una avispa.
Chester: Ofensa hacia los hombres.
Wester: Es como Chester, pero para las mujeres.
Nim: Idiota.
Wacker: palabrota.
Soothsayer: Sacerdotisa con la habilidad de intuir quien miente o dice la verdad.
Hordabus: Una planta parecida al aloe que casi instantáneamente cura el tejido de
la piel dañado por quemaduras, erupciones cutáneas, heridas abiertas y similares.
Hovercar o Skiff: también conocido como skiff; un coche capaz de volar. Se
propulsa con energía eólica y no tiene ruedas.
Basiness: una arandela manual que usa vapor para matar gérmenes.
Commodus: el baño.
Lavare: Cuarto para ducha.
Swank: Fiesta elegante. Plural Swanks.
Com-link: dispositivo utilizado como sistema de intercomunicación.
Crike: unidad de tiempo equivalente a 50 años.
Drak: unidad de temperatura, similar a los grados centígrados.
Fleat: unidad de tiempo equivalente a un minuto.
Floan: unidad de tiempo parecida a un año.
Frazeria: un tipo de bebida.
Tuck: unidad de medida.
Speck: unidad de tiempo equivalente a un mes.
Jamarch: unidad de tiempo equivalente a mil años.
Knob-Knocker: palabrota Ethariana. También puede aparecer solo como Knocker.
Lurker: tipo de ex-novia acosadora y loca.
Parte: una hora.
Enlace: Unidad de longitud; 1 enlace = 1 metro 80cm
Recurve: Una ballesta.
Regente: El rey en funciones de Rafe. El Regente actual es Manus Grayson..
Saer: animal salvaje y carnívoro equivalente al tigre dientes de sable.
Mastoff: mastodonte grande con mucho pelo y largos colmillos.
Skye: departamento de defensa del gobierno Rafe.
Consejo de Skye: también conocido como Skye es la rama militar del gobierno de
Rafe, similar a al Pentágono pero que es autogobernado. Trabaja en cooperación
con el Regente.
Sonus: tipo de flor.
Spix: Caballo con cuernos afilados detrás de las orejas.
Squelch Tracker: Rastreador Explosivo, Rastreador bomba autómata programado
para asesinar un objetivo.
Striker: Miembros de las tropas élites que sirven a la hermandad de Alameeda.
Trift: Jet más pequeño que parece un avión furtivo.
Venish: pastel de carne parecida al venado.
Visor: gafas que se utilizan para saber el estado de salud de una persona.
Wigg: abogado.
Znou: Flor peligrosa cuyos pétalos son venenosos.
Soothsayer: una adivina de la verdad
Black Math – epidemia que asoló Ethar.
Capítulo 1 Traducido por 3lik@
CHICAGO Lanzo una moneda al aire y miro como va dando vueltas hacia la cascada
de agua de la fuente.
—Hogar —susurro cuando traspasa la superficie, haciendo que fluyan las
ondulaciones hacia los azulejos de lapislázuli.
—Eso es desperdiciar el dinero —dice Enrique después de sacar el
auricular de mi oído—. ¿Por qué continúas tirando tu dinero cuando sabes que Lou
lo va a sacar al final del mes? —pregunta.
Miro a Lou, quien está apoyado contra el escritorio de caoba del City
Insurance Building leyendo el Chicago Tribune, su hinchada panza tensa contra su
mono de conserje. Distraídamente usa un trapo para pulir la superficie del
escritorio que ya ha hecho más de mil veces.
—Él no se queda con mi deseo, ¿verdad? —pregunto, volviendo a mirar a
la fuente antes de colocar mi abrigo encima de mi mono caqui de conserje. Saco el
otro auricular de mi oído, presiono pausa en mi iPod y meto los auriculares en mi
bolsillo.
—Puedes dejar de desear que el Príncipe Encantado venga a rescatarte —
dice Enrique con una sonrisa, observándome envolver mi bufanda alrededor de mi
cuello y ponerme los guantes—. Estoy aquí mismo, Kricket. Enrique y Kricket
Rodriguez... eso suena bien. Podemos poner el anuncio en el Trib. —Mientras me
sonríe sus dientes se ven completamente blancos en contraste con su tono de piel
dorada.
—Creo que eso de encontrar el Príncipe Encantado es tu deseo. El mío
sigue siendo la Universidad de Northwestern —respondo, recogiendo mi mochila y
tirándola sobre mi hombro.
—Piensa en lo feliz que estaría mi mamá si le dijera que me casaría
contigo. Enloquecería, en serio —dice medio en broma.
—Enrique, eso es una oferta muy tentadora, pero dado que tengo sólo
diecisiete años, no quiero comprometerme —le respondo, poniéndome la gorra y
tratando de meter todo mi cabello rubio debajo de ella.
—Pensé que ya tenías noticias de la Uni de Mich —dice Enrique, cerrando
la cremallera del abrigo y poniéndose la gorra. Su abundante y negra cabellera
sobresale por debajo de ésta.
—Así es, a la Universidad de Michigan le gustaron los resultados de mis
exámenes. Simplemente no puedo pagarlo, incluso con una beca parcial. Además,
¿qué voy a hacer en Ann Arbor? —pregunto, tratando de no sonar decepcionada—.
No conozco a nadie.
—Tampoco conoces a nadie aquí —responde Enrique—. No es que tengas
que quedarte por tu familia. —Me empuja con el codo.
—No... Tienes razón. —Trato de sonreír para cubrir la puñalada de dolor
que causa su comentario.
—No tienes ni idea la suerte que tienes, Kricket. Debe ser una libertad
total no tener encima de ti a tus primos, tías y tíos, y padres detrás de lo todo lo
que estás haciendo —dice—. Estar por tu cuenta debe ser agradable.
Me doblo de hombros para tratar de ocultar mi rostro.
—Es mejor que una familia de acogida —le digo en voz baja—. Sólo tengo
que permanecer por debajo del radar durante unos meses más. Entonces, cuando
tenga dieciocho años no podrán tocarme. No más trabajos clandestinos. Podré
conseguir un trabajo real, a cambio de dinero real. ¿Conoces a Bridget, mi
compañera de cuarto? —le miro y veo su asentimiento—. Ella trabaja en la Bolsa.
Piensa que en primavera puede conseguirme un trabajo en verificaciones de
comercios en el departamento de divisas. Si me aceptan en Northwestern, puedo
tomar clases por la noche y trabajar en la Bolsa durante el día.
—Tu ambición me hace sentir la necesidad de dormir una siesta. —
Enrique me sostiene la puerta mientras salgo de las oficinas corporativas del City
Ensurance Building. Todavía está oscuro a las cinco de la mañana, pero las luces de
la calle iluminan el área entera. La caída suave de la nieve se ve mágica mientras
caminamos por las exhibiciones de Navidad en las ventanas del centro de la ciudad.
—Necesito tener metas. Si pienso que estaré vaciando basureros por el
resto de mi vida, me volveré loca —admito.
—Podrías hacer muchas otras cosas. Como... modelar. Eres gigante,
hermana —dice Enrique mientras sus pies van haciendo ruidos crujientes en su
camino sobre la nieve en la acera salada.
—Uno setenta y ocho no es tan alta.
—Vamos, pareces una Vikinga. Esos agentes de modelos enloquecerían
por tus pómulos hundidos y apuesto a que nunca han visto a una rubia natural
entrar por sus puertas. —Se detiene al final de la calle y espera la señal—. Pero,
cuando vean tus extraños ojos, te rogarán que firmes con ellos.
— ¡Mis ojos no son extraños!
Enrique hace un sonido burlón.
—Nunca he conocido a nadie con ojos violetas —responde, alzando las
cejas—. Si tuviera ojos como los tuyos, estaría en Nueva York ganando mucho
dinero.
—Sí, y en cuanto ingresen mi número de seguro social en el ordenador de
su agencia, el Departamento de Servicios Sociales de Illinois aparecerá y me llevará
a algún centro de detención juvenil. No, gracias —digo, sintiendo un escalofrío—.
He pasado demasiados años atrapada en ese infierno. No volveré, aunque sólo
puedan retenerme unos meses más. Cuando tenga dieciocho años, puedo hacer lo
que yo quiera, pero hasta entonces, barreré sobras de café, vaciaré cubos de basura
y escucharé mi iPod.
La sonrisa de Enrique se desvanece.
—No podría haber sido tan malo…
—No, fue peor —contesto, incapaz de mantener el tono de mi voz.
—Por supuesto que fue malo —dice, pareciendo culpable—. No me
conocías en ese entonces. Ahora tienes familia. Mi madre quiere que vengas a la
cena de navidad la próxima semana. Hará esas enchiladas que tanto te gustan —
dice en una voz cantarina.
—Mmm, las enchiladas suenan geniales. ¿A qué hora? —pregunto,
sintiendo que mi garganta se apreta un poco al pensar en que no pasaré la Navidad
sola. Iba a pasar las vacaciones con Bridget en nuestro apartamento, pero ella iba a
ir a la casa de los padres de su novio en Northwood. Sé que se siente culpable por
dejarme sola. Me invitó a ir con ellos, pero ya es bastante difícil para ella tratar de
encajar en la familia de Eric sin tener que llevarme también, así que le dije que
preferiría quedarme en la ciudad.
—No sé, le preguntaré y te contaré el lunes —dice.
— ¿No preferirías invitar a Michael? —pregunto.
Me lanza una mirada de soslayo
—Uh, definitivamente no —responde.
— ¿Por qué no? —pregunto—. Son tu familia. Ellos te amarán pase lo que
pase.
—¿De dónde eres, Kricket? O eres realmente ingenua o realmente nunca
has tenido una familia, porque si llevo a Michael a la cena de navidad, tendrás un
nuevo compañero de habitación.
—Se supone que las familias se quieren, pase lo que pase —digo
suavemente, mirando sus oscuros ojos marrones.
—Realmente nunca has tenido una familia, ¿verdad? —pregunta
retóricamente.
—No... No una duradera —admito, deteniéndome junto a la escalera de la
estación de EL.
—Tienes suerte, créeme. De todos modos, ¿qué haces este fin de semana?
—Veré si necesitan ayuda en el bar… a veces me dejan estar en la barra
cuando están muy ocupados. Si no, entonces tengo una cita con William —sonrío,
viendo el vapor de mi aliento ondularse y disiparse en el aire.
—¿William? ¿Conociste a alguien? —dice, entrecerrando los ojos con
sospecha.
—Sí... su nombre es William Shakespeare. Es británico y tiene un acento
divertido —sonrío, viendo la lenta sonrisa de Enrique.
— ¿Vas a leer todo el fin de semana? Deberías salir con Michael y conmigo.
Iremos a ver que tal el nuevo club en Wrigleyville —dice.
—Uh, sabes sobre mi regla. —Levanto mi dedo.
Él frunce el ceño.
— ¿Qué regla?
—Ya sabes, la regla sobre la gente.
— ¿Qué regla sobre la gente?
—El de no involucrarme nunca con ellos —explico.
— ¿Qué pasa conmigo? —pregunta—. Estás involucrada conmigo. Somos
amigos.
—Eres la excepción que confirma la regla. —Me aparto antes de que él
pueda abrazarme de despedida—. Dile «hola» a Michael de mi parte. Te veré el
lunes. —Me apresuro a bajar las escaleras.
—Llámame si cambias de opinión —grita Enrique mientras empieza a
caminar hacia la parada de autobús que lo llevará al sur.
Cuando le ondeo la mano en despedida, subo las escaleras hasta la el
andén del tren. Camino bajo las lámparas de calefacción en la plataforma,
agradecida por la calidez. Al ver a Pete dormido y apoyado contra la pared de la
estación, camino hacia él. Bajo, abro mi mochila y saco la mitad de un emparedado
de mantequilla de maní que he dejado de la cena. La pongo en su regazo,
esperando que lo vea cuando despierte.
—Necesitas una ducha, Pete —murmuro en voz baja.
El tren hace el sonido de raspado contra el metal cuando se ralentiza para
entrar en la estación. Me alzo y miro por encima de mi hombro. La plataforma que
estaba vacía hace sólo un segundo ahora tiene tres nuevos ocupantes. Asustada,
me pongo rígida y vuelvo a mirar las huellas. Normalmente, soy la única aquí que
va al norte temprano. Mucha gente se dirige al centro, pero no muchos salen a las
cinco, a menos que hayan pasado la noche en un club nocturno.
Poniendo una mano en la correa de mi mochila, tiro de la gorra hacia
abajo, tratando de ocultar mi cara y cabello cuando se acercan a mí. Sin girar la
cabeza en su dirección, hago un esfuerzo para mirar sus movimientos en la parada,
esperando que el tipo realmente alto en el medio no se interese por mí. Él es
musculoso, lo evalúo rápidamente. ¿Esteroides? Me pregunto. Ropa a medida…
costosa. Quizá les sea invisible vestida con mi mono y abrigo.
Sosteniendo la respiración cuando el tren se detiene delante de mí, me
acerco a las puertas cuando estas se abren y entro en el vagón iluminado por luces
fluorescentes. Agarrándome a la barandilla metálica, me siento en el banco
inmediatamente a la izquierda de la puerta.
Mirando por el pasillo hacia la otra puerta, los tres hombres de la parada
entran al vagón. El más alto, vestido con una gabardina negra y hecha a medida,
entra primero y sus ojos me buscan inmediatamente. Aparto mi cara de él y
poniéndome los auriculares, miro hacia abajo, tratando de ser invisible. Me
desplazo a través de mi lista de reproducción, sintiéndome tensa. Algo está mal. Lo
sé por instinto. Cuando niña, aprendí a leer la habitación como una técnica de
supervivencia. Las campanas de alarma se están apagando en mi mente. Puedo
decir cuando alguien quiere algo de mí; está en el lenguaje corporal.
Unos muy bonitos zapatos de cuero negro de vestir se detienen delante de
mí, haciendo que se me ponga la piel de gallina. Sin levantar la vista, oigo
vagamente por encima de mi música que una voz masculina que me está hablando.
Continuando ignorándolo, pero siento que los auriculares son retirados
suavemente de mis oídos.
—Ahí. Eso está mejor, ¿no? —pregunta una voz muy masculina—. ¿Puedes
oírme ahora, Kricket?
Me humedezco los labios con mi corazón pesado en mi pecho mientras
arrastro lentamente mis ojos sobre la forma enorme delante de mí. Al ver el
costoso corte de su abrigo y bufanda de cachemira colgando flojamente de su
cuello, puedo descartar que trabaje para el Servicio de Asuntos Sociales. Nadie que
trabaje ahí lleva zapatos tan caros. Mis ojos se detienen un momento en su cuello,
viendo tatuajes tribales gruesos y negros que cubren un lado de él.
Mis ojos se deslizan por sus pómulos cortantes y de la boca esculpida a su
cabello negro; no es corte militar, pero sin embargo es corto. Cuando pierdo el
aliento es cuando mis ojos se conectan con los suyos. Sus iris son una hermosa
sombra de violeta, un color similar al mío.
Su boca se tuerce en una sonrisa irónica.
—Ah, Kricket... te he encontrado —murmura, agachándose frente a mí
mientras me saca la gorra de la cabeza, haciendo que mi largo cabello rubio platino
se deslice alrededor de mis hombros. Él se estira para tocarme suavemente el
cabello, deslizándolo a través de sus dedos.
Una lección dura y arraigada de mi pasado me hace responder:
—¿Quién? —pregunto, alzando las cejas. Niega todo hasta que hagas un
tanteo. Esa es la regla número uno, susurra mi mente—. Mi nombre es Jane —digo y
alejo su mano de mi cabello.
—¿Jane? No lo creo. Eres Kricket, estoy seguro. Tus ojos ya me han dicho
quién eres —afirma, sonriendo y mostrando todos sus hermosos dientes—. Pero
me impresiona que puedas leer la situación… la necesidad de mentir... es
intrigante. ¿Qué más sabes? —pregunta, inclinando la cabeza hacia un lado y
sonriendo. Miro a su amigo de pie a la derecha. Él es completamente enorme
también, con el mismo tatuaje tribal negro en su cuello y el mismo pelo negro y
ojos violetas.
Temporalmente hipnotizada, jadeo cuando sus fuertes dedos me agarran
la barbilla, forzando mi mirada de nuevo al hombre frente a mí. Sus ojos se han
estrechado, haciéndolo parecer un poco más viejo de lo que pensé, tal vez de
mediana edad.
—No lo mires. Él no es importante en este momento —dice.
— ¿Sabe él que no es importante? —pregunto, mi boca seca de miedo.
Luce sorprendido por mi respuesta, una pequeña sonrisa rompe su
expresión arrogante.
—Jax, ¿sabes que no eres importante?
—Sí.
Arrugo la frente.
—Si no eres importante, entonces, ¿quién lo es, Jax? —pregunto, viendo el
humor parpadear en los ojos del hombre frente a mí.
—Trey —responde Jax.
—Tú eres Trey, ¿verdad? —pregunto, sintiendo el corazón acelerado.
—Así es.
Mi miedo se acumula a un nivel inaceptable cuando mis manos comienzan
a temblar.
— ¿Por qué eres importante, Trey? —mis ojos echan un vistazo
rápidamente a los alrededores. No hay manera de salir de aquí hasta que el tren se
detenga.
—Soy importante para ti porque tengo tu destino en mis manos —
responde, buscando mi respuesta.
— ¿Te refieres al destino de Kricket, no? Yo soy Jane —respondo, tratando
de parecer tranquila.
—Tu nombre es Kricket Hollowell. Eres la hija de Pan Hollowell y Arissa
Valke...
—Mis padres son James y Sally Klume... lo siento, tienes a la chica
equivocada y esta es mi parada, así que... —Trey me interrumpe cuando su mano
se dispara para mantenerme en mi asiento cuando trato de levantarme.
Él sacude la cabeza.
—No puedo dejar que hagas eso. Mi trabajo es llevarte de regreso —
afirma, sin quitarme la mano del brazo.
— ¿Llevarme a dónde? —pregunto.
—A tu casa.
— ¿Springfield? —digo el nombre de la primera ciudad que aparece en mi
cabeza.
—No —frunce el ceño, pareciendo irritado—. A Ethar.
—¿Kandahar? Lo siento, pero nunca he estado en Nueva Jersey —digo, a
propósito malentendiéndolo.
—E-t-h-a-r —dice, lanzando la palabra como si yo fuera estúpida.
Me humedezco los labios.
—De acuerdo, escúchame con atención para que no haya malentendidos
—digo, hablando lentamente como uno haría con un niño y mirando a los
dementes ojos de Trey—. Soy Jane Klume, de los Klume de Springfiel, así que no
voy a ir contigo, ni con Jax, ni con él. —Señalo al otro fenómeno a su derecha.
—Puedo entender tu posición. Si yo fuera tú, tampoco querría volver a
casa, pero el tiempo para la cobardía ha terminado. Necesitas enfrentarte a tu
familia y pagar por tus crímenes.
Mi boca se abre cuando busco su cara.
— ¿Mis crímenes? —pregunto después de que mi boca se cierre de nuevo.
Está loco.
Trey asiente con ambas cejas juntas.
—Deserción, entre otros —replica, apretando la mano en mi brazo, como
si me desaprobara severamente.
—Estás demente… —Me alejo, viendo las expresiones serias en todas sus
caras.
—Estamos muy cuerdos —responde fácilmente.
Deslizando mis manos enguantadas en los bolsillos cuando noto que el
tren se ralentiza. La voz automática comienza a anunciar nuestra llegada a la
estación de Fullerton. Los ojos de Trey se centran en mis manos.
Lentamente, saco una mano de mi bolsillo. La abro y le pregunto:
—¿Una menta? —Y extiendo mi mano llena de caramelos de rayas rojas y
blancas envueltas en celofán.
Me suelta el brazo.
—No —frunce el ceño, mirando las mentas en mi mano como si fueran
veneno.
Sacando mi otra mano rápidamente de mi bolsillo, presiono el botón y le
pregunto:
—¿Qué tal gas de pimienta?
Saltando sobre mi asiento, continúo rociando a Trey, Jax y al otro mafioso
con mi lata de gas de pimienta. Al verlos agarrarse los ojos con las manos mientras
gimen de dolor, paso entre los pasamanos a mi derecha y salgo corriendo por la
puerta del tren, dejando caer la lata mientras huyo.
Corro por las escaleras cubiertas de nieve y agarro el pasamano antes de
saltar los últimos escalones hasta la acera. Buscando frenéticamente, veo un taxi
aparcado al otro lado de la calle. No miro los coches en movimiento, solo salgo de
la acera, escuchando los chirridos de neumáticos cuando paso. Llegando al taxi en
medio de un sonar agresivo de bocinas, abro la puerta y me deslizo en el asiento
trasero.
—A Lincoln Park con Diversey y Clark —le doy las calles cruzadas al
conductor—. Tengo prisa —añado, sacando un billete de veinte de mi billetera y
mostrándoselo. El taxi se aleja de la acera.
Miro por la ventana trasera y observo el área en busca de Trey y sus
amigos. No los veo, así que tal vez no se bajaron del tren. Sentada en mi asiento,
cierro los ojos mientras tiemblo de miedo.
Capítulo 2 Traducido por Wan_TT18
Lumin
Le pago al taxista mientras se detiene en la esquina de Diversey y Clark.
Salgo del taxi de un salto mirando rápidamente a ambos lados de la calle en busca
de cualquier cosa sospechosa. Al no ver nada, me apresuro a pasar por la farmacia,
la librería y la tintorería. Saco mis llaves del bolsillo de mi mochila y abro la puerta
exterior al lado de la tintorería.
Me aseguro de que la puerta se cierre detrás de mí después de entrar.
Tomó una respiración profunda para tratar de calmar el dolor causado por el
miedo en mi pecho. No he estado tan asustada desde que salí de una ventana en un
segundo piso y salté desde el destartalado apartamento donde una vez viví. No
había sentido el impacto al golpear el suelo entonces. No había sido nada
comparado con la paliza que acababa de recibir. Pero recuerdo el miedo. No
recuerdo si era miedo a que podría morir en la caída... o miedo a que viviría.
Ignoro el ascensor porque es más lento que un taxi en hora punta y subo
por la escalera. Mientras las subo hasta el tercer piso, doy un vistazo, mirando la
puerta de mi apartamento cerca del extremo del pasillo. El pasillo está vacío.
Tomando una respiración profunda, camino a mi puerta y la desbloqueo. La abro y
bloqueó detrás de mí, giro el cerrojo y aseguro la cadena. Me apoyo contra la
puerta y cierro los ojos, pasando mi mano por mi cabello y sintiendo la humedad
por la nieve derretida.
—¡Kricket! —llama Bridget desde el final del pasillo que conduce a una
habitación de nuestro estudio. Salto, no esperando que Bridget estuviera levantada
tan temprano un sábado por la mañana.
—Bridge —exhalo, tratando de calmar mi acelerado corazón—. ¿Qué estás
haciendo levantada? —pregunto, notando que está muy bien vestida con una falda
de diseñador y un top que encontramos en el Ejército de Salvación. Se ve muy bien
en ella porque tiene un cuerpo atractivo.
—Estoy empacando. Eric me dijo que me fuera a casa de sus padres un
par de días antes, ya que no tengo que trabajar este fin de semana. Estoy tan
contenta de que estés en casa. Necesito tu opinión. ¿Crees que debo llevarme esta
falda... o es demasiado corta para los suburbios? — Se coloca el pelo largo y oscuro
detrás de la oreja antes de levantar una pequeña falda de cuero negro hasta su
delgada cintura.
—¿Honestamente? —Sacudo la cabeza—. Quiero decir, vas a conocer a sus
padres... Al padre podría gustarle, pero a su madre… Se volverá loca.
Mordiéndose el labio, da un pisotón y se queja.
—Tienes razón. ¿Estás segura de que no puedes venir conmigo?
Sacudo la cabeza lentamente.
—Vas a estar bien... te van a adorar, Bridget.
Sus dedos se retuercen en agitación.
—Sí... hasta que llegue el largo silencio después de que me pregunten qué
hacen mis padres y les diga que mi padre está cumpliendo veinte años por robo a
mano armada —dice haciendo una mueca.
—Tal vez no tengas que decírselo. Tal vez puedas decir que no lo has visto
últimamente porque está en el norte —le respondo.
Bridget agita sus brazos.
—¿Ves?, te necesito allí. Eres como una diplomática o algo así.
—Estarás bien, solo mantén los ojos abiertos. Mira lo que hace su mamá y
sigue su ejemplo. Si come su sopa con un tenedor, entonces come tu sopa con un
tenedor —le aconsejo—. Como solíamos hacerlo en el centro de menores.
— ¿Quién come sopa con un tenedor? —pregunta Bridget, con expresión
confusa.
—Ese no es el punto. Sólo estoy diciendo, cuando estés en Roma...1 — Y
dejo la palabra a medias.
La frente de Bridget se arruga.
—¿Coma sopa con un tenedor en Roma? —pregunta, y me río.
—Uh, olvídate de la sopa. Sólo pasa un buen rato y relájate. Al hipster Eric
le gustas. —Me quito el conjunto de ropa y la tiro en el cesto. Encuentro un par de
pantalones de pijama en mi armario y me los pongo.
Los ojos oscuros de Bridget se estrechan.
—Deberías dejar de llamarlo “Hipster Eric”, porque se te va a salir uno de
estos días.
1 Es un dicho. When in Rome, do as the Romans do. “Cuando estés en roma, haz lo que los
Romanos”. En español usamos :”Donde fueres, haz lo que vieres”
—Realmente te gusta, ¿eh? —pregunto, viéndola tratar de esconderlo.
—Me sigue pidiendo que me mude con él —responde Bridget con un falso-
encogimiento de hombros ocasional, observando mi reacción—. Pero has estado
en su casa. Es completamente ridícula. No soy el tipo de chica que puede vivir en
algún lugar como ese... es demasiado... agradable. —Arruga la nariz, como si
"agradable" fuera una cosa mala.
Algo en mi corazón se agita. Bridget es mi única familia. Quiero que ella sea
feliz. Se merece algo agradable, se merece amor. Pero, si se muda con Eric, estoy
completamente jodida. No puedo vivir aquí sin un compañero de cuarto.
—No lo sé, Bridge, creo que te irá bien con lo agradable. Enrique piensa
que podría estar mudándose. Podría necesitar un compañero de cuarto —digo
casualmente. Solamente la mitad es mentira porque él dijo que Michael lo echaría.
—¿En serio? —pregunta Bridget, luciendo feliz mientras se pone el cabello
castaño detrás de la oreja.
—Sí. —Asiento, tratando de sonreír.
Ella intenta ocultar su alivio bajando sus ojos.
—Bueno, todavía estoy pensando en ello. Quiero ver cómo va esta semana.
Puede que no pueda manejar el estar con su familia —dice honestamente. Asiento
con la cabeza distraídamente, mi mente cae sobre sí misma con la ramificación de
lo que esto significa para mí.
Un ruido suena en la puerta, haciéndome saltar.
—Ese debe ser Eric. Quiere llegar a la carretera antes de que haya tráfico
—dice Bridget, dirigiéndose hacia la puerta.
—¡Espera! — Me estremezco antes de correr delante de ella hasta la
puerta y evitar que la abraa. Al ver la alarma en la cara de Bridget, pongo mi dedo
en mis labios. Entonces digo con voz profunda:
—¿Quién es?
—Uh... ¿Kricket? Soy yo... Eric — la voz ahogada de Eric suena a través de
la puerta.
Sintiendo alivio, miro a través de la mirilla antes de abrir la puerta.
—Feliz Navidad, Kricket —dice Eric, empujando un paquete bellamente
envuelto en mis manos y besando mi mejilla. Mientras camina por mi lado, cierro la
puerta detrás de él, bloqueándola y encadenándole.
Bridget me observa atentamente, sólo se distrae cuando Eric la levanta de
sus pies para un enorme abrazo.
—Hueles muy bien —le dice en su oído, haciéndola sonreír y sus ojos
avellana brillan.
—Gracias —murmura antes de girar sus ojos hacia mí. Ella los estrecha
cuando pregunta—: ¿Qué pasa contigo?
Me encogo de hombros.
—Sólo que unos chicos en el metro me dierón estática. Pensé que eran del
SAS2 por un segundo, pero quizás fue algo al azar.
—¿Qué es SAS? —pregunta Eric, luciendo confundido.
—Sucios Animales Subnormales —miente Bridget—. ¿Te siguieron aquí?
Sacudiendo la cabeza, le explico:
—No lo creo. Salí en Fullerton y cogí un taxi.
Eric saca su sombrero nevado de su cabeza.
—Deberías llamar a la policía, Kricket. —Los ojos azules de Eric se
ensanchan de preocupación—. Puedes hacer una denuncia
Sonrío. No sabe nada de mí.
Bridget entiende mi dilema. Sabe que no puedo ir a la policía porque me
llevarán bajo custodia y no podré salir de detención juvenil hasta cumplir
dieciocho años. Probablemente tengo cero posibilidades de solicitar ser una menor
emancipada, ya que escapé a los dieciséis años y los he estado esquivando desde
entonces. Pero, una vez que Bridget salió del sistema y consiguió un trabajo en la
ciudad, finalmente tuve un lugar donde ir. Habíamos pasado un año juntas como
compañeras de cuarto en uno de los peores centros de menores de Chicago. Nos
teníamos la una a la otra allí. Cuando me escribió y me dijo dónde estaba, fue sólo
cuestión de tiempo antes de encontrar una salida durante una excursión extraña.
—No fue gran cosa... probablemente estaban regresando a casa de una
discoteca... ya sabes cómo es —digo, minimizando el asunto. Atrapo la mirada en
los ojos de Bridget. Está preocupada.
2 Sistema de Asuntos Sociales
—Tal vez debería quedarme el fin de semana —dice. Quiere detalles, pero
no me lo preguntará ahora. No con Eric aquí. Ella nunca pondría mi libertad en
riesgo y por lo tanto nunca le diría a Eric que soy una fugitiva del SAS.
—No. Yo estaré bien — le aseguro—. No pueden saber dónde vivo. — Uso
un apartado postal para mi correo, asegurándome que nadie obtenga mi dirección
real aquí, por si acaso hayan puesto un investigador en mi caso que no se lo trague.
Dado que me pagan dinero negro donde trabajo, no tengo que preocuparme de que
cualquier cheque de nómina se imprima a mi nombre.
—¿Estás segura? —No parece estar convencida.
—Estoy segura —le respondo, tratando de parecer confiada.
—Está bien, ven aquí y siéntate en mi maleta para poder cerrarla —
ordena.
Hago lo que ella pide y pelea con la cremallera para cerrarla. Eric la coge
de la cama y la lleva mientras camino con Bridget hacia la puerta.
—Llama si me necesitas.
—Lo haré —Estoy de acuerdo, sintiéndome ahogada. La detengo en mi
armario, sacando un regalo para ella y otro para Eric.
—Feliz Navidad, Bridge.
—Lo digo en serio... regresaré si me necesitas —dice, tomando los regalos
—. Tu regalo está en tu cama.
—Gracias —le digo, tratando de no dejar que mis ojos se llenen de
lágrimas.
—Feliz Navidad, Kricket —dice bruscamente, mientras intenta hacer lo
mismo. Impulsivamente, me da un rápido abrazo.
—¿Lista? —le pregunta Eric mientras desbloquea la puerta.
—Sí —dice Bridget, siguiéndolo hasta el pasillo—. Bloqueala —ordena
ella, apuntando hacia la puerta.
—Lo haré —le respondo después de cerrarla. Coloco el seguro y después
la cadena. Camino hasta mi cama y recogo mi regalo.
Sentada en la desgastada colcha, poco a poco desenvuelvo el regalo de
Eric. Es una máquina de espresso muy cara. Buscando el recibo de regalo para que
pueda devolverlo, mis hombros se desploman cuando no puedo encontrar uno. Tal
vez la casa de empeños me de algo, creo. Lo dejo en el suelo cerca de mi cama.
Abro la pequeña caja de cartón de Bridget y encuentro un delicado brazalete de
oro que tiene una delgada placa de oro con la palabra "hermana" grabada en el
metal. Sonriendo y parpadeando para contener las lágrimas, me lo pongo,
sacudiendo mi muñeca para que "hermana" quede en la parte de arriba.
Bajo la persina de la ventana y pongo mi despertador para que me levante
a tiempo para comer y relajarme antes de ir al club de abajo para ver si me
necesitan. Pongo mi cabeza sobre mi almohada y tiro de mi manta hasta mi
barbilla. Mientras cierro los ojos, trato de borrar las imágenes de Trey y sus amigos
invadiendo mi cabeza, haciendo que mi corazón golpee contra la pared de mi
pecho como lo hizo cuando estaba en el tren. Tarda un rato antes de que
finalmente me quede dormida.
Sueño con campos exuberantes mientras corro descalza bajo un cielo
azulado que no sólo contiene un sol brillante, sino también otra luna en su infinito
horizonte y despierto empapada de sudor. Mi reloj de alarma está sonando,
recordándome que tengo que estar lista para otro sábado por la noche en las
trincheras.
Después de comer una rápida comida, me doy una ducha. Me peino el pelo
y lo trenzo en dos largas trenzas que caen más allá de mis hombros. Envolviendo
un lazo de pelo negro alrededor del extremo de una trenza, saco un pelito suelto
del extremo del mismo. Mientras sostengo el hilo rubio en mi palma, éste se vuelve
negro inmediatamente antes de que se curve y se convierta en una partícula de
polvo. Mientras dejo caer mi mano, miro al espejo.
—¿Quién eres? — susurro a mi rrelejo, sabiendo que éste tampoco tiene la
respuesta.
Me doy por vencida y voy a mi armario para vestirme. Poniéndome los
pantalones vaqueros y una camiseta negra de manga corta con las palabras «los
chicos mienten» en letras blancas sobre el pecho, me pongo las botas negras de
segunda mano que acababa de escoger en el Ejército de Salvación. Son perfectos
porque el cuero es suave, apenas rotos en el costado derecho. Me encojo dentro de
mi abrigo y bajo mochila y reviso el pasillo de afuera a través de la mirilla de mi
puerta. Al no ver a nadie, salgo y la bloqueo detrás de mí. Tomo la escalera de atrás
y salgo al oscuro estacionamiento detrás de nuestro edificio.
—Luther —sonriendo al ver a mi guardia favorito sentado en un taburete,
custodiando la puerta trasera del elegante club nocturno llamado Lumin—. ¿Qué
hay, Sherlock? —le pregunto, usando el apodo que le di, porque tiene una extraña
habilidad para olfatear las falsas identificaciones de las reales.
—Nada más que mi renta —responde Luther, sonriendo ampliamente
mientras agita el marcador permanente negro en la mano—. ¿Trabajas esta noche?
— Se levanta de su asiento para darme un breve abrazo.
—Si me necesitan. ¿Te has estado ejercitando? —le pregunto, apretando
su bíceps que es del tamaño de mi muslo.
—Siempre —dice Luther, mostrándome sus músculos con una amplia
sonrisa de dientes dorados.
—Bien —admiro—. No le des a las chicas ese espectáculo de armas o
nunca te desharás de ellas.
—Sabes que eres la única que quiero... solamente faltan unos meses más
hasta que seas legal, ¿verdad? —dice con un guiño.
Señalando mi camisa, frunzo el ceño.
—De ninguna manera, Luther. Ya he visto cómo operas.
—Eso es duro, bicho. ¿Me estás llamando chico y mentiroso?
Sonriendo y retrocediendo por el pasillo, pregunto:
—¿Dónde está Jimmy?
—En la cocina probablemente. Ven y habla conmigo si las cosas no están
demasiado ocupadas —dice, observándome caminar por el pasillo.
Al acercarme al bar, puedo ver que los camareros ya tienen bastante
ajetro. El lugar está casi a plena capacidad y ni siquiera son las diez todavía. Jimmy
está hablando con los camareros, y comienza a asentir con la cabeza rápidamente
mientras me ve acercarme. Sobre el ruido de la multitud, grita:
—VE AL BAR. ELLOS TE NECESITAN. EL TORPE DE FRANK HA VUELTO A
FALTAR.
Asiento con la cabeza, me dirijo hacia el bar y veo la expresión de alivio en
el rostro de Tina cuando me ve.
—¡NECESITAMOS HIELO... Y UN CAJA DE HEINEKEN... NOCHE
CORPORATIVA! —grita Tina, y asiento de nuevo. Me apresuro a la cocina, llenando
dos cubos grandes con hielo. Los llevo a través de la multitud hasta el bar,
dejándolos en los cubos de hielo. Tomando la escalera empinada que conduce al
sótano detrás de la barra, bajo hacia los refrigeradores. Localizando una caja de
Heineken, me quito el abrigo y la mochila, guardándolos. Subo las escaleras hacia la
barra y comienzo a rellenar los pequeños refrigeradores. La noche progresa
rápidamente y estoy sudando de subir y bajar las escaleras, manteniendo el bar
abastecido. Veo a Tina y a Sean trabajar, asegurándome de que todo lo que
necesitan está disponible para ellos y rellenadolos antes de que tengan que pedirlo.
Tomando un vaso de agua, miro al mundo más allá de la barra. Es una
aglomeración de gente y me alegra que la mayoría consiga volver aquí y no tenga
que aventurarse allí afuera excepto cuando necesitamos hielo. Los borrachos me
ponen nerviosa. No me gusta su predecible imprevisibilidad, las emociones son
muy intensas y parecen girar en un centavo. He estado sujeta a demasiadas
personas borrachas en mi vida. Una vez que salga de mi situación, planeo
permanecer lejos de bares y discotecas... y gente borracha.
—HEY... HEIDI... HEIDI. —Escucho una voz masculina hablando con
dificultad detrás de mí. Un hermoso hombre vestido con un traje oscuro me está
saludando. Su corbata se ha aflojado y ha sido echada a un lado en el cuello
mientras que su pelo corto y marrón está cayendo ingeniosamente sobre su frente.
Se inclina sobre la barra entre nosotros. Viendo que tiene mi atención, él grita:
—YO NO MIENTO, HEIDI. ¿DE DÓNDE ERES? ¿DE SUECIA O ALGUNA
MIERDA ASÍ? HEY, VEN AQUÍ. —Curva el dedo, tratando de que me acerque a la
barra.
Sacudo la cabeza y continúo tomando mi agua.
—HEIDI... ME GUSTAN TUS TRENZA, VEN, NO MUERDO. ¡YO NO MIENTO!
JURO QUE DIGO LA VERDAD CUANDO DIGO QUE TIENES EL TRASERO MÁS LINDO
QUE HE VISTO —dice con la mirada de seriedad borracha.
Mirando por la barra, Tina se acerca al hombre que me llama.
—¿NECESITAS ALGO? —grita por encima del estruendo, tirando una
servilleta delante de él.
—LA NECESITO A ELLA — me señala, mirando con lentitud.
Antes de que Tina pueda responderle, un enorme hombre detrás del
borracho se agacha y lo empuja sobre sus pies por la corbata.
—Discúlpate con ella —lo escuché decir, justo por encima del ruido de la
multitud. La mirada en la cara del hombre corporativo hubiera sido cómica si no
estuviera tan absorto por el tamaño del hombre que lo sostenía. Es por lo menos
medio pie más alto que el hombre que está sosteniendo. En esta luz, su cabello
parece rubio-platino, igual que el mío. Es largo, hasta sus hombros, apartado de su
rostro y metido dentro de su chaqueta negra de cuero.
—¡LO SIENTO! —grita el borracho apresuradamente. Le doy un mudo
asentimiento, aceptando sus disculpas. El hombre rubio gigante delante de mí
suelta la corbata del borracho, dejándolo caer al suelo. El hombre intoxicado se
aleja de la barra, desapareciendo en la multitud detrás de él.
—Gracias — suspiro de alivio al alto desconocido, empezando a dar un
paso adelante para hablar con él. Entonces, veo su cuello. Los tatuajes tribales
grandes, las manchas de tinta dispersas por un costado. Me detengo y mis ojos se
ensanchan. Otros dos hombres rubios, cada uno alrededor del mismo tamaño que
el que estaba delante de mí, lo rodean entonces y sus ojos se centran en mí.
Mientras retrocedo, Tina se acerca, dejando caer una nueva servilleta
delante de cada uno de ellos con la intención de tomar sus órdenes. Retrocediendo
aún más, pongo mi mano sobre el marco de la puerta de madera que conduce al
sótano. Sintiendo que acababa de golpear el cable de una trampa, pongo mi pie en
el escalón superior que conduce al sótano y veo lo que no quería ver. El hombre
alto y rubio se tensa y empieza a saltarse la barra.
Bajo por las escaleras y me precipito hacia otra serie de escaleras que
conducen a las puertas de carga. Mi trenza es agarrada por detrás y mi cabeza se
sacude hacia atrás con brutalidad, desequilibrandome. Un brazo musculoso se
envuelve alrededor de mi cintura tirándome hacia a un pecho parecido a un árbol.
—Kricket, no puedes escapar de mí —susurra en mi oído.
—¿Quién es Kricket? —pregunto apretando los dientes contra el latigazo
de dolor que me acaba de causar—. ¡Sueltame, desquiciado!
—Eres Kricket —dice ligeramente, dándome la vuelta para enfrentarme a
él—. Hija de Arissa Valke del clan Alameeda.
Sosteniéndome el cuello y mirando a sus ojos azules, replico:
—Soy Jane Klume... del clan de los Medias Blancas, así que déjame ir antes
de gritar, pedazo de mie… —Me sacudió bruscamente.
—Eres una pequeña revoltosa y definitivamente eres Ethariana, lo probaré
—dice severamente, sacando un cuchillo de una pistolera. Sosteniendo mi trenza
en su mano, desliza el borde afilado sobre mi pelo, cortándolo. Inmediatamente, el
pelo en su mano se vuelve negro y se convierte en polvo, mientras que el trozo de
pelo que todavía está unido a mi cabeza comienza a alargarse y crecer hasta que es
exactamente de la misma longitud que era antes. No estoy sorprendida. Ha estado
haciendo eso desde antes de que pueda recordar. Él sonrie.
—Saludos, Kricket.
—¿Quién eres? —pregunto, observando las escaleras mientras los otros
dos hombres caminan cautelosamente hacia nosotros.
—Mi nombre es Kyon y este es Forester y Lecto... somos tus amigos —
responde, intentando una sonrisa que se parecía más a un tiburón mostrando sus
dientes. Visiones de cada trabajador social que me han asignado rebotan
rápidamente a través de mi cabeza. Todos eran muy diferentes, pero todos tienen
un hilo en común. Ellos siempre dicen ser mi amigo antes de dejarme en el abismo
más profundo del infierno.
—¿Qué quieres? —pregunto, tratando de ganar tiempo para poder
averiguar cómo salir de esto.
—Queremos devolverte a tu familia. —Mira mi reacción.
Sintiendo una profunda sensación de déjà vu, trato de pensar qué hacer a
continuación.
—¿Qué familia? ¿De qué estás hablando?
—La familia de la que te robaron. Eres un miembro muy importante de
nuestro clan. —La sonrisa de tiburón vuelve a su rostro.
— ¿Ah sí? —pregunto sarcásticamente, sin creer una palabra de lo que
está diciendo—. ¿Qué soy, de la realeza?
—No... eres mucho más importante que eso. Eres la hija de una
sacerdotisa, lo que también te convierte en una. — Me contesta con sus ojos
evaluándome.
Me río, pero no con humor.
—Está bien... me alegra que hayamos aclarado eso. Esto es una broma
¿verdad? ¿Tú y tu amigo Trey se reunieron, me eligieron y decidieron jugar con mi
cabeza o algo así? ¡No es gracioso, demente! —Trato de alejarme de él.
Los ojos de Kyon se encogen en rendijas.
— ¿Has hablado con Trey Allairis del clan Rafe? —pregunta con enfado.
—La conversación fue realmente unilateral, algo así como esta — le
respondo, retrocediendo mientras su agarre se hace aún más apretado antes de
que me sacuda de nuevo.
—¿Qué te dijo? — pregunta Kyon.
—No sé... algo acerca de llevarme de vuelta a mi familia para que yo pueda
pagar por mis crímenes —replico—. No me interesaba, por lo que tuve que decir
que no.
Me da una sonrisa veloz que muere con la misma rapidez.
—No tiene ni idea de lo que vales. —De alguna manera sé que está siendo
sincero, o al menos, cree que lo que dice es cierto—. Es una lástima... tus ojos... son
Rafe, pero tienes el rostro de tu madre y su cabello. También pareces Alameeda.
Un escalofrío se me escapa.
— ¿Conocías a mi madre? —pregunto, viendo el frío cálculo en sus ojos.
Siempre he sabido que soy diferente. Mi primer corte de pelo lo hizo que
escandalosamente claro y es la razón por la que una familia de acogida me devolvió
al SAS al día siguiente. El trabajador social no tomó en serio a mi madre adoptiva y
nunca dejé que alguien me cortara el pelo de nuevo después de eso. Gritaba y
lloraba y hacía un gran alboroto hasta que se daban por vencidos.
—Tu ignorancia te hace menos atractiva. Debes tratar de no hablar — dijo,
ignorando mi pregunta sobre mi madre con un arrogante giro en su labio.
Ignoro su sugerencia.
—Entonces, ¿qué vas a hacer ahora? —No puedo ver ninguna salida de
esto porque no sólo Kyon tiene un agarre de muerte en mi brazo, sus amigos,
Forester y Lecto, nos están flanqueando.
—Ahora yo… —Kyon no tiene la oportunidad de terminar porque el
sonido de una escopeta cargada lo interrumpe.
Capítulo 3 Traducido por YoshiB
Extraños
— ¿Estás bien, Bicho? —La profunda voz de Luther suena desde la
escalera detrás de nosotros, sosteniendo la escopeta que apunta a Kyon a mi lado.
Lentamente baja las escaleras del sótano hacia nosotros, observando mis ojos.
Sacudiendo mi cabeza, mis ojos se deslizan hacia Kyon, tratando de leer lo que mi
desafío me costará. El ceño asesino de Kyon dice mucho.
—Hemos llamado a la policía —grita Jimmy detrás de Luther en las
escaleras. Está cerca de Scott, el musculoso guardia de seguridad.
—Eso es una escopeta, ¿no? —Kyon dirige su pregunta a Luther.
—Así es, es una escopeta y probablemente te haga un agujero en el cuerpo
si no sueltas a Kricket —responde, apretando los dientes.
Kyon me sonríe, apretando los dedos en mi brazo.
—Kricket —sonríe. Cierro mis ojos brevemente, sabiendo que mi mentira
había sido expuesta—. Es un nombre tan poderoso —respira. Sin apartar los ojos
de mí, le dice a Luther—. Dispara esa arma y también alcanzarás a Kricket —Kyon
se vuelve, arrastrándome de nuevo hacia la puerta de carga.
—¡Mierda! —dice Luther detrás de nosotros—. Scott, dame tu pistola. —
Un instante después, el sonido de un dispositivo siendo cargado hace eco detrás de
nosotros—. Ese es el sonido de una pistola Glock 22PT, negra, 40 S & W, 15
disparos, enmarcada en polímero grande con un cañon 4.49 y vista nocturna.
Personalmente, habría ido con algo más ostentoso, pero Scott aquí tiene una
erección por los cuerpos policiales.
—¿Se supone que debo estar asustado? —pregunta Kyon, volviéndose
hacia Luter y sonriendo.
—Esa es la idea general —dice Luther, igualando su sonrisa, excepto que la
suya esta chapada con dientes de oro—. Ahora, déjala ir antes de ver cuántos
disparos toma hacerte caer.
Conteniendo mi respiración, espero a ver qué hará Kyon a continuación.
Deliberando por un momento, Kyon suelta bruscamente mi brazo. Sintiendo su
mirada en mí, quiero esconderme de él mientras está memorizando todo sobre mí.
Lentamente, retrocedo un paso, observando sus ojos azules seguirme.
—No te vayas lejos, Kricket —dice Kyon suavemente, dándome su sonrisa
de tiburón otra vez. Hago una mueca, viendo la mirada de confianza en su lenguaje
corporal, un segundo después, Kyon avanza amenazadoramente hacia Luther.
Luther aprieta el arma.
—Rubiecita, estás a punto de despeinarte. ¡Quédate donde estás! —Luther
enfatizó las últimas palabras, pero Kyon continúa recortando la distancia entre
ellos. Sin pensarlo, el instinto tomó el mando cuando el ruidoso sonido de la pistola
envió una ráfaga de adrenalina a través de mí. Saliendo por las puertas de carga,
miro por encima de mi hombro justo a tiempo para ver a Kyon retrocediendo de la
bala que entra en su hombro. Hago una pausa con mi corazón palpitando
dolorosamente en mi pecho cuando Kyon llega a Luther, levantando a Luther de
sus pies y arrojándolo hasta a Jimmy en las escaleras.
Viendo a Forester y Lecto mirar en mi dirección, no pierdo más tiempo, y
corro hacia el callejón entre los edificios. Corriendo por la calle oscura y nevada,
los sonidos a mi alrededor se amortiguan. Todo lo que puedo oír es mi pesada
respiración. Entrando en la concurrida acera, corto entre la multitud de gente
esperando para entrar en el club. Corro como una mariposa, esquivando entre
coches estacionados y tráfico para llegar al otro lado de la calle. Mirando por
encima de mi hombro, Forester emerge del callejón, observándome.
Gimoteo antes de salir corriendo por la calle y girar hacia Clark cuando
llego a la esquina. Adentrándome en una tienda de cosas, miro salvajemente
alrededor por un lugar para esconderse entre los estantes de camisetas y estantes
de discos de vinilo viejos. El empleado ni siquiera alza la mirada de su cómic
mientras se sienta en el taburete detrás del mostrador.
—Hay una puerta trasera, sigue recto, detrás de la cortina negra —dice
con una voz aburrida y monótona.
—Gracias —respiro. Encuentro la puerta trasera que conduce a un
estacionamiento. Corriendo a la siguiente calle, voy al norte hacia Rigleyville.
Corriendo a toda velocidad por alrededor de una milla, tengo que ir en una
caminata rápido mientras agarro mi costado, tratando de aliviar el dolor en ella
mientras miro por encima de mi hombro. Al no ver nada fuera de lo común detrás
de mí, entro en un restaurante que tiene un teléfono público. Sacando el cambio y
un montón de billetes de mi bolsillo, propinas de mi trabajo esta noche, inserto el
cambio en el teléfono antes de marcar el número de Enrique.
—¿Sí? —responde Enrique.
—¿Enrique? Es Kricket. Escucha, necesito tu ayuda. Estoy en Leo's Diner
en Wrigleyville. ¿Puedes reunirte conmigo? —pregunto, escuchando la
desesperación en mi propia voz.
—Si… estas bien. ¿Es el 411, Kricket? Suenas como si estuvieras
tastabillando —responde.
—Sólo... ¿puedes apurarte, Enrique? ¿Por favor? —Suplico, tratando de
mantener la calma.
—Sí, por supuesto. Este nuevo club está lleno de Abigails de todos modos...
aburrido. ¿Puedo llevar a Michael? —pregunta.
—Sí, apúrate —repito, mirando por las puertas de cristal de la cafetería.
—Bueno. Estoy en camino —dice.
Cuelgo el auricular y entro en la cafetería. Encuentro un asiento cerca del
fondo, lejos de las puertas y me hundo en el asiento del banco, recogiendo el menú
y ocultando mi rostro detrás de él. Cuando llega la camarera, pido un café.
Miro mi reloj cada pocos segundos, el alivio fluye a través de mí cuando
Enrique y Michael entran por la puerta. Cuando Enrique me ve, agarra la mano de
Michael mientras lo lleva hasta mi mesa.
—Dos cafés —dice Enrique, levantando dos dedos a la camarera antes de
voltearse hacia mí—. Chicaaa, ¿Qué pasa contigo? —pregunta Enrique, levantando
la ceja—. Tienes una trenza aquí y el pelo suelto allá. Tengo que decir que no me
gusta del todo este look, es muy Cher mezclada con una animadora de secundaria
—Él está vestido para el club; su delineador de ojos oscuro hace que sus ojos
marrones parezcan casi negros.
—Y nunca deberían mezclarse esas dos, en mi opinión —agrega Michael,
sentándose junto a Enrique en el lado opuesto de la mesa. Se quita el abrigo de
Burberry, manteniendo su bufanda meticulosamente envuelto en su lugar—.
¿Dónde está tu abrigo? Hace un frío gracial ahí afuera. Todo lo que necesitamos
son los pingüinos y Nanook del Norte.
—Lo sé, ¿verdad? —Enrique está de acuerdo, sin dejarme responder—.
Debo conseguir uno de esos sombreros de pieles rusos, pero pieles falsas, no de
piel real, porque ¿has visto lo que le hacen a esos pobres animales?
—Enrique, llevas botas de cuero. Eso es una vaca —señala Michael
rodando sus ojos.
— ¡Pero son Gucci!
Suelto la trenza de mi pelo y paso mis dedos a través de ella para
desenredarla.
—Tu sentido de indignación moral está bien situado, Enrique, pero estoy a
punto de unirte a tus peludos amigos si no me ayudas —Lo corto, haciendo que
ambos me miren interrogantes.
—¿Qué? —pregunta Enrique, con los ojos muy abiertos.
—Tres tipos intentaron asaltarme en el tren de camino a casa del trabajo
esta mañana antes de salir huyendo. Ahora, tres tipos diferentes trataron de
llevarme del club esta noche —explico en una corriente de palabras—. Creo que
Luther podría haber disparado a uno de ellos antes de que me fuera —El silencio
saluda mi explicación mientras Michael mira a Enrique—. Necesito un lugar para
dormir por unos días. Tengo que averiguar qué voy a hacer.
—¿Luther le disparó a alguien? —pregunta Enrique, su mandíbula
cayendo abierta.
—Si... el grandote, Kyon. Es como un gigante y estaba tratando de hacer
que me fuera con él —digo sin aliento, sintiendo una explosión de adrenalina en el
recuerdo.
—¿Qué pasó? ¿Qué querían? ¿Eran del SAS?
—Definitivamente no son servicios sociales y no sé lo que quieren
exactament, es algo que tiene que ver con mi familia. Los que estaban en el tren
eran… eran como realmente hermosos; altos, como Atletas con cabellos oscuros —
con unos tatuajes tribales de guerreros en sus cuellos y los ojos eran una sombra
exacta de la mía —le explico, envolviendo mis manos alrededor de mi taza de café
y viendo las ondulaciones de mi temblor.
—¿Tu familia? Pero pensé... —la pregunta de Enrique se desvanece.
—Conocían los nombres de mis padres y todo, pero podrían haber sacado
eso de mi archivo en SAS —continúo—. Los otros en el club eran rubios, de ojos
azules, pero de lo contrario podrían haber sido del mismo molde que los chicos en
el tren... excepto... —Mi voz disminuyo.
—¿Excepto qué? —pregunta Michael.
—Excepto, que los que estaban en el tren no intentaron mentirme. Dijeron
que iban a llevarme a la familia donde yo podría "pagar por mis crímenes” —les
digo.
—¿Pagar por tus crímenes? —La voz de Enrique se elevó con agitación—.
¿Que se supone que significa eso?
—No lo sé, pero estaban siendo sinceros —afirmo, sintiendo mi boca
secarse, así que tomo un sorbo de mi café.
—¿Cómo sabes que estaban siendo sinceros? —pregunta Michael, mirando
de mi a Enrique.
—Ah, tienes que mostrárselo, Kricket. No puedo explicarlo porque no me
creerá —me dice Enrique antes de que se vuelva hacia Michael—. Ella tiene como
un radar para la mierda. Mira, dile algunas cosas sobre ti y te dirá si estás diciendo
la verdad o si estás mintiendo.
— ¿En serio? —pregunta Michael mientras sus cejas suben.
—Como pezuña de camello —responde Enrique.
—Um... bien... hmmm... soy un republicano joven —dice y me mira a la
cara.
—Verdad —le respondo, escuchando a Enrique ahogarse en su café.
—¡Eres qué! —Enrique frunce el ceño a Michael, limpiándose la boca con
su servilleta—. Oh, Dios mío, ¿por qué?
—Apoyo a la NRA3 —continúa Michael, ignorando el tono burlón de
Enrique.
—Es cierto —respondo. Los ojos de Enrique se ensanchan aún más.
—Me voy —dice Michael, mirándome a los ojos.
—Mentira.
—Tengo una hermana llamada Beth —dice.
—Mentira —le respondo.
—De verdad me importa Enrique —dice Michael suavemente, mirando
hacia abajo.
—Verdad —le respondo, observando el ceño fruncido de Enrique.
—¿Cómo haces eso? —pregunta Michael, sonando asombrado.
Me encojo de hombros.
3 National Rifle Association: Asociación Nacional del Rifle.
—Siempre he podido hacerlo, pero no es absoluto. No puedo decirte por
qué estás mintiendo... También tengo problemas para discernir una mentira de
alguien que está borracho porque las señales fluctúan... me confunde. Y sólo sé si
estás mintiendo, no si es la verdad. Puedes creer que algo es verdad, pero puedes
estar equivocado... ¿ves lo que estoy diciendo?
—Sí, sigue siendo un poco subjetivo —responde, y yo asiento la cabeza en
acuerdo—. ¿Así que los hombres del tren decían la verdad?
—Sí, Trey era uno de los que estaban en el tren, pero el del bar, Kyon,
mintió —digo, con mi cara palideciendo.
—¿Qué dijo? —pregunta Enrique bajando las cejas.
—Fue sincero cuando dijo que quería llevarme con mi familia, pero mintió
cuando dijo que eran mis amigos —le explico, mientras siento un sentimiento
enfermo.
—Entonces, ¿nada de buenas noticias de casa? —pregunta Michael. Sacudo
la cabeza lentamente—. ¿Cuándo murieron tus padres?
—Cuando era joven, con cinco años. Los recuerdo un poco, pero solo
eramos nosotros, nadie más. —En mi memoria revolotea el hermoso cabello
platino de mi madre—. No recuerdo ninguna otra familia... No sé de qué están
hablando estos hombres. —Dejo caer mi barbilla sin mirarlos porque siempre he
escondido mis extrañas características de los demás. Nunca le he dicho a Enrique
que mi cabello vuelva a crecer instantáneamente, porque no ha habido una buena
explicación para ello.
La expresión de Enrique se vuelve de resolución.
—Kricket, vas a venir a casa conmigo y vamos a averiguar qué hacer.
¿Saben dónde vives?
—Sí... Kyon, el del Lumin. Él debe saberlo porque vivo justo encima de allí
—le respondo con voz ronca—. Luther le disparó. —Mi garganta comienza a
cerrarse mientras el choque de lo que ha pasado empieza a aclararse—. La policía
probablemente me está buscando. Dejé mi mochila allí. Encontrarán todo por lo
que he trabajado tan duro para ocultar. —Pienso en las llaves de mi apartamento.
Alguien del bar les dirá dónde he estado viviendo, creyendo que me están
ayudando.
Mis ojos se llenan con lágrimas que no puedo contener. Enrique alcanza mi
mano estirando la suya por encima de la mesa.
—Tal vez deberíamos ir a la comisaría. Tal vez estarás más segura con
ellos.
Sacando mi mano de su agarre, me limpio los ojos con la parte de atrás de
mis puños, sintiéndome avergonzado por mis lágrimas-
—Depende de a dónde me lleven. Ya que soy una fugitiva, probablemente
me lleven a un correccional. Si eso sucede, probablemente no dure hasta mi
cumpleaños —le digo honestamente.
— ¿Por qué no? —Michael frunce el ceño.
—Porque me parezco a Barbie —respondo, sabiendo que pueden conectar
los puntos.
— ¿A las chicas malas no les gusta Barbie? —pregunta Michael, levantando
las cejas.
—No. Las chicas malas quieren arrancar la cabeza de Barbie y tirarla por
el inodoro —declaro enfáticamente, con una media mueca—. Podría tener una
oportunidad en una pelea si es uno-a-uno, pero eso rara vez ocurre. Por lo general,
es una manada y tienen a alguien distrayendo a los guardias. Puedes verlo venir y
no tienes forma de detenerlo.
—¿Qué quieres decir? —La boca de Enrique está abierta en estado de
shock. Levanto mi camisa, expongo mi abdomen y les muestro la cicatriz en mi
costado. Enrique jadea, poniendo ambas manos en su boca.
—Navaja —le digo mientras paso los dedos por la horrible cicatriz de
media luna—. Hecha con un peine de plástico que fue afilado hasta ser tan filosa
como un cuchillo. Me acorralaron en la sala de recreo después de que el trabajador
social saliera con su amigo que fingía estar enfermo. No puedo volver. Realmente
necesito su ayuda —le suplico discretamente.
—Está hecho, hermana —Me asegura Enrique, mirándo entre Michael y yo
con una expresión de "santa mierda" en su rostro—. Escucha, pagaré el café
mientras Michael va y pide un taxi. Tú solo siéntate aquí.
Las lágrimas iluminan mis ojos ante sus palabras. Incapaz de responderle,
asiento con la cabeza. Me agarra la mano por encima de la mesa y la aprieta antes
de soltarla. Michael y Enrique se levantan de la mesa, avanzando hacia la cajera
que está al frente de la cafetería.
Sigo a Enrique con mis ojos, lo veo caminar casualmente por un puesto en
la parte delantera del restaurante en el que hay dos hombres. Al sentir que el
cabello de mi cuello empieza a elevarse, reconozco la mirada violeta del hombre en
el tren: Jax. Sintiendo que me estoy moviendo en cámara lenta, me levanto de mi
asiento y retrocedo para alejarme de la parte delantera del restaurante.
Jax y el otro hombre del tren me siguen inmediatamente. Miro a Enrique,
que sonríe tranquilizadoramente desde la caja registradora, pero su sonrisa vacila
cuando ve el miedo en mi pálido rostro. Doy un giro y casi golpeo a la camarera
mientras corro hacia la puerta trasera. Abro la puerta de cristal y choco con alguien
directamente enfrente de mí, ya que en mi carrera no había dejado de mirar por
encima de mi hombro. Unos brazos me envuelven, sujetando mis brazos a mis
lados mientras mis pies se elevan del suelo.
—No te esfuerces, Kricket —dice la voz profunda de Trey en mi oído,
haciendo que me recorra un escalofrio.
— ¡Déjenme ir! —digo sin aliento, luchando contra el enorme pecho de
Trey.
—Todo tiene que ser difícil en lo que a ti concierne. Que así sea. —Trey
suspira con pesar mientras me desplaza en sus brazos. Apretándome fuerte con un
brazo, alza la otra mano hasta mi cara cubriéndome la boca y la nariz con un paño
que huele como amoníaco. Mis ojos lloran mientras mis uñas se hunden en su
muñeca, tratando de hacer que su mano se mueva para que pueda respirar—. No
luches, no te lastimaremos —dice suavemente, pero sigo luchando. Mi visión se
difumina mientras los puntos empiezan a bailar delante mis ojos y entonces, todo
se oscurece.
Capítulo 4 Traducido por Candy27
DESPIERTA
La esencia poco familiar a hombre y cuero combinado con el pequeño
sabor en mi boca, me hacen dar cuenta de que probablemente no debería estar
donde estoy. Sin abrir los ojos, escucho los sonidos alrededor de mí mientras el
suave cuero debajo de mis mejillas se balancea en un suave movimiento.
— ¿Qué es lo primero que harás cuando vuelvas, Wayra? —pregunta una
voz de hombre delante de mí.
— ¿Quieres decir después de que entreguemos nuestro informe? —
pregunta Wayra.
—Sí —responde la voz de hombre.
—Iré directamente al Sequelle y me comeré un Vanish entero.
—Nadie puede comerse un Vanish entero.
— ¿Eso es un reto, Jax? —El bamboleo debajo de mis mejillas se hace más
pronunciado.
Una rígida voz a mi lado dice:
—Vigila la carretera, Wayra. —Echando un vistazo a través de mis
pestañas, unas piernas largas en pantalones entallados están extendidas a mi lado
en el asiento de atrás de la limusina. Reconozco su voz. Es la de Trey. Creo sentir la
sangre abandonar mi cara.
—Tomaré esa apuesta. Ningún Ethariano puede comer un venish entero —
responde Jax—. Me apuesto treinta y dos fardrooms. ¿Te vas a apuntar, Trey?
Wayra está donando su dinero.
—No. —Trey suena aburrido.
—Vamos. Tienes más dinero que el Regente. Ese seguramente sea el por
qué estás aquí ahora. Probablemente menosprecia la realeza que tiene dinero.
—He visto antes a Wayra comerse un vanish entero y Manus no me envió
en esta misión. Me ofrecí voluntario —responde Trey uniformemente.
— ¿Te ofreciste voluntario para esto? ¿Estás loco? —pregunta Jax.
—Eso es lo que he dicho —dice Trey con un suspiro.
—¿Por qué dejarías Rafe voluntariamente? ¿Charisma te está
presionando? Ya sabes, todas esas chicas quieren solo una cosa: una ceremonia de
compromiso —Wayra dice la última parte como si fueran palabras sucias.
—No, todas quieren un título —argumenta Jax.
—No soy el único heredero. Victus también lo es. Soy realeza menor. Soy
invitado a swanks, pero nadie busca mi favor —empezó a explicar Trey.
—Nadie excepto las chicas buscan tu favor, querrás decir —corta Wayra—
. He estado con él en unas cuantas fiestas obligatorias. Su estatus militar va bien
con las blushers.
—Hey, debes llevarme a una swank cuando volvamos. Podría conseguir
que alguna blusher se cuelgue de mi palabreo —dice Jax emocionado.
—Solo asegúrate de que eso es todo de lo que se cuelgan, Jax —responde
Trey—. Cualquier otra cosa te llevaría a una ceremonia de compromiso en esos
círculos.
—Solo soy un Infante de la Marina. Probablemente me cuelguen antes de
permitir que se realice una ceremonia de compromiso —replica Jax, sin sonar
demasiado preocupado al respecto.
— ¿Qué es un Infante de la Marina? —pregunta Wayra.
—Oh, es como llaman los humanos a los Cavars. Son sus soldados, una
marina.
— ¿Dónde has aprendido eso?
—En su internet —dice Jax—. No creerás que haya estado trabajando todo
el tiempo que hemos estado aquí, ¿verdad?
—Si lo hubieras estado, a lo mejor la hubiésemos capturado hace meses —
responde Wayra, sonando irritado—. A esta hora ya podría estar comiendo Venish.
Todo se queda en silencio por unos cuantos segundos, hasta que habla Jax:
— ¿Qué crees que harán con ella?
Mis latidos se multiplican sabiendo que estaban hablando de mí.
—No otra vez la misma conversación, Jax —gruñe Wayra—. Harán lo que
sea que tengan que hacer. No es nuestro problema.
— Sí, ya lo sé, pero…
— ¿Pero qué? —pregunta Trey en voz baja.
—Es solo que… ella parece tan… pequeña y sola. Has leído sus informes
humanos… sonaban como un tipo de siniestra tragedia. A lo mejor ya ha pagado
por su deserción —dice Jax con una nota de preocupación.
—A lo mejor deberías representarla, Jax —se burla Wayra, haciendo que
mi corazón se retuerza un poco—. Puedes decirle al Skye que ya ha sido
suficientemente castigada—de que debido a ella, no fuimos todos lanzados a un
incidente global.
—A lo mejor lo hago —dice Jax—. A lo mejor puedo conseguirle un
representante apropiado. Puedo contratar un wigg para ella.
— ¿Dónde vas a conseguir el dinero para un wigg? —se rie Wayra.
—Empezaré cogiendo el tuyo, chester.
—No me llames chester. Nunca he forzado a una mujer en contra de su
voluntad… sin embargo, si he estado con una par de westers —responde, sonando
como si estuviera sonriendo.
— ¿Cuándo has estado con una wester? ¿Por qué una mujer iba a forzarte?
He visto caras más atractivas en imbéciles. —Jax se rie y Troy sigue su ejemplo.
—Yo tengo un montón de blushers —replica Wayra, sin sonar tan irritado
como había pensado que estaba. El silenció llena el coche por unos cuantos
segundos.
— ¿Cuántas circas de vista le has dado, Trey? —pregunta Jax, sonando
preocupado de nuevo.
—Dos —responde Trey—. ¿Por qué?
—Porque ya se debería haberse despertado. Ella es tan pequeña… a lo
mejor dos fueron demasiado —dice Jax lentamente.
Sintiendo una gentil mano descansando sobre mi cuello, intento
mantenerme en calma, pero mi corazón está corriendo.
— Su pulso es rápido —dice Trey—. ¿Puedes oírme, Kricket?
Yo continúo en silencio.
— ¿Kricket? —pregunta Jax un poco más alto de lo necesario.
—Está despierta —dice Trey con sorna, y un momento después una mano
baja para tocarme el culo con fuerza, haciendo que mis ojos se abran como platos
mientras dejo salir un chillido.
—No me toques, chester —siseo, volviéndome hacia Trey y estrechando
mis ojos hacia él. Sus ojos violetas se estrechan también y me devuelve la mirada.
Me paso el dorso de la mano sobre la esquina de mi boca donde la baba se había
acumulado y me pongo recta en mi asiento. Mirando con furia hacia Jax, quien está
delante junto a Wayra, compruebo la manilla de la puerta del coche, pero no se
abre. Presiono el interruptor de la ventanilla automática, pero ésta tampoco se
abre. Mi cabeza choca contra la ventana cuando me inunda un repentino mareo.
— ¡Wow! ¡Con cuidado! —dice Jax desde delante, pareciendo que está a
punto de trepar por el asiento para cogerme, pero son pocas las probabilidades de
que quepa en el estrecho espacio. Jax es casi tan grande como Trey, de al menos
dos metros y todo músculo.
Inclinándome de vuelta a mi asiento, extiendo mi mano para impedir que
venga hacia mí.
—Estoy bien —miento. Cierro mis ojos por un segundo e intento
recuperar mi equilibrio.
—No te ves bien. Parece que vas a echar la tapa —responde Jax—. Para el
coche, Wayra. Quiero salir y comprobarla.
—Ella parece estar bien —dice Wayra, echándome un vistazo a través del
espejo retrovisor. Levanto mi dedo medio en su dirección y él simplemente me
mira fijamente, como si no supiera lo que significa.
—Sí, pero mi trabajo es asegurarme que está bien. Soy el médico —dice Jax
con insistencia.
—Oh vamos, admítelo. No estarías ni la mitad de preocupado si ella
tuviera una cara desagradable —argumenta Wayra con una sonrisa de suficiencia.
—Wayra, si ella muere, no te mandarán a ti a darle la cara al Skye, ese seré
yo porque yo soy el médico. Estoy entrenado para reparar heridas de combate…
esto debería ser simple —se queja—. Soy responsable de su salud, déjame hacer mi
trabajo.
—Para en el arcén, Wayra —ordena Trey. El coche inmediatamente
disminuye la velocidad y se dirige a un lado de la carretera. El pestillo de la puerta
se abre. Abriendo la puerta del lado del pasajero, Jax se agacha a mi lado mientras
el aire frio se me envuelve. No puedo decir qué hora es porque todo está gris y
nublado fuera, pero definitivamente es de día. He debido de estar inconsciente por
un largo tiempo.
Abriendo una caja, Jax saca un par de gafas que parecen algo que alguien
llevaría después de una cirugía ocular—unas gafas de abuela. Intenta colocármelas,
pero lucho contra sus intentos, empujando y alejando las gafas.
—No duelen… ¿lo ves? —Lo demuestra poniéndose las gafas y pareciendo
un completo tonto—. Simplemente comprueban tus signos vitales, sinopsis
cerebral… la composición química de las dendritas… índice de absorción… esas
cosas normales —explica con una sonrisa y quitándose las gafas.
—Todo eso y aún así son tan modernas —respondo sarcásticamente, pero
sigo echándome hacia atrás mientras él intenta ponérmela—. Déjame ponértelo
claro, Jax. Mi cabeza se siente como si hubiese sido aplastada con una roca.
Necesito algo de agua y a lo mejor una aspirina y estaré súper. Oh, y si pudieran
dejarme en la siguiente ciudad, eso sería incluso mejor.
—El agua puedo hacerlo… la aspirina… ¿Qué es una aspirina? —Una
pequeña sonrisa toca sus labios mientras sus ojos escanean los míos.
Viendo que está realmente prestando atención, de que realmente no sabe
lo que es una aspirina, mi respiración se vuelve más rápida, asfixiante.
—Yo… no puedo… —Me las arreglo para decir mientras empiezo a
hiperventilar. Miro alrededor salvajemente, sintiendo que las paredes del coche
ceden sobre mí.
La cálida mano de Trey se dirige a la parte de atrás de mi cuello, haciendo
que me doble hacia delante, mientras murmura:
—Respira lentamente… cálmate… respira… —Golpea mi espalda
suavemente con una voz suave y sedosa. Jax salta dentro del coche, teniendo que
inclinar su gran cuerpo mientras llega hasta el bar a un costado del coche.
Ralentizando mi respiración, acepto un vaso de agua de Jax. Sentándome
recta y bebiendo a sorbos del pesado mezclador, mi mano sube y toca un lugar
tierno que se siente punzante detrás de mi oreja.
—Cuidado —me advierte Jax mientras toca mi mano y la dirige lejos del
pequeño vendaje que mis dedos han sentido—. Tu incisión todavía está sanando.
— ¿Mi qué? —Siento como si fuera a enfermar.
—He insertado un implante traductor en tu lóbulo temporal —Me sonríe
hasta que ve mi cenicienta expresión—. Está bien —explica rápidamente,
levantando amabas manos—. Es solo un traductor. Serás capaz de entender una
multitud de idiomas ahora sin ninguna dificultad. Algunas palabras seguirán
siendo extrañas, pero funcionará bien la mayoría del tiempo. Ahora no necesito
hablar inglés para que me entiendas. —Sonríe como si me hubiera hecho un favor
al meterme algo dentro de mi cerebro.
—Sácalo —susurro sintiendo que mis manos tiemblan mientras levanto
mi dedo hacia el vendaje de nuevo.
Le lanza una mirada a Trey, quien sacude la cabeza. Jax vuelve a mirarme.
—No puedo.
— ¿No puedes o no quieres? —pregunto con el pánico creciendo.
—No quiere —responde Trey por Jax.
Jax frunce el ceño.
—Lo necesitas, Kricket. Todo el mundo tiene uno. ¿Ves? —Gira la cabeza y
dobla el lóbulo de su oreja para dejar ver una pequeña cicatriz detrás de su oreja—
. Todo lo que hace es traducir. Eso es todo. Lo prometo.
— ¿Quién te ha dicho que podías hacerme eso? —pregunto con la ira
reemplazando la angustia.
—Yo —dice Trey a mi lado. Deslizando mis ojos hacia los de Trey y viendo
como de exquisitamente el tono de violeta encaja con sus cejas y su piel besada por
el sol, me las arreglo para susurrar: —Gracias por decirme la verdad.
Sus ojos se suavizan un poco en las esquinas justo antes de golpearlo en un
lado de su cabeza con mi pesado vaso de agua. Mientras el agua y el cristal se hace
trozos y salpica, me precipito por la puerta abierta del coche, golpeo el suelo y
corro a través del campo abierto cubierto con una gruesa capa de nieve.
Tropezando un par de veces, me las apaño para quedarme sobre mis pies mientras
lanzo mis manos hacia adelante a la deriva.
Intentando incrementar la longitud de mis zancadas, casi caigo sobre mi
cara cuando mis pies son barridos en el aire. Los brazos de Trey se envuelven
alrededor de mi cintura, cogiéndome y llevándome sobre su hombro. Se dirige
corriendo de vuelta hacia la limo, me lanza al interior y cierra la puerta de un
portazo detrás de nosotros. Me ha puesto en el asiento al lado de él. Las puertas se
bloquean inmediatamente mientras Trey ladra la palabra:
— ¡Arranca!
Sintiendo como el coche se pone de nuevo en marcha y respirando con
jadeos superficiales, trago saliva con fuerza mientras miro a Trey en el asiento a mi
lado. Un costado de su cara está sangrando desde un corte cerca de la línea de su
cabello y su ceja ya se está poniendo de un feo color púrpura. Un poco de su sangre
había goteado sobre su camisa de vestir, arruinando la nítida tela blanca. Jax
extendió un trapo hacia Trey, quien lo presiona contra un lado de su cara mientras
me mira con una mirada fría.
—Kricket —Trey dice mi nombre como una amenaza y me hace encoger—
. Cada elección que tomes te afectará. Así que piénsalo bien antes de hacer tu
próximo movimiento. Habrá consecuencias por tus acciones.
—Todas las acciones tiene consecuencias —murmuro intentando
enmascarar mi temor.
—Consecuencias dolorosas —Vuelve a resaltar su significado.
—No habría apostado por las de otro tipo —respondo elevando mi
barbilla un punto e intentando parecer fría.
—No vas a escapar —dice Trey con hosquedad e inclinándose hacia
delante en su asiento. Abriendo la pequeña nevera y sacando una bandeja de hielo,
lanza unos cuantos cubos en el trapo, presionando la fría compresa sobre su cara.
—La fortuna favorece a los valientes —respondo con una elevación de mis
cejas. Inclinándome hacia delante, tomo unos de los cubos de hielo que han
quedado en la bandeja. Lo toco con mi lengua y lo veo observándome.
—Eso suena como un argumento para justificar hacer lo que sea que
quieras —gruñe Trey.
—Es causa y efecto y… solo estoy diciendo. —Dejo que el hielo derretido
enfríe mi tensa garganta mientras intento no jadear por el esfuerzo de mi último
intento fallido.
— ¿El qué, estás diciendo? —Trey me frunce el ceño, sin dejarlo ir.
—Simplemente estoy diciendo que cuando hay muy poco que perder, las
consecuencias de las acciones de uno no tienen el mismo peso… ya sean dolorosas
o de otro tipo.
—Ahí te ha pillado, Trey —replica Jax, sonriéndome.
Una sonrisa de suficiencia cruza mis labios.
—Y a lo mejor tú deberías preocuparte más acerca de las consecuencias de
tus acciones, chester —añado, asintiendo hacia el monitor de televisión montado
cerca de la parte de delante de la limusina. Una foto fea y granulosa, tomada de
cuando tenía alrededor de catorce apareció en la pequeña pantalla con un titular
debajo de mi foto—. Esa es una Alerta Ámbar, están siendo oficialmente buscados,
pervertidos.
Trey no parece preocupado mientras mira la pantalla y mi horrible cara
sin sonrisa nos devuelve la mirada.
—Ni siquiera se parece a ti —dice Jax, y mi corazón se hunde un poco—.
Parece una foto policial.
—Soy yo —mascullo, recordando ser procesada de regreso al sistema
después de otro fallido hogar de acogida. Rápidamente, vuelvo a guardar ese
secreto a dónde estaba y miro al exterior por la ventana y veo correr los campos de
maíz cubiertos de nieve.
— ¡Eh! ¿Has visto eso? —explota Jax, revolviéndose en su asiento para
coger el control remoto para subir el volumen de la televisión—. Ese es…
— ¡Kyon! —finaliza Trey por él, inclinándose en su asiento y sujetando la
pantalla.
— ¿QUÉ? — exclama Wayra desde delante y el coche se balancea un poco.
— ¡Es ese knob knocker Kyon! —Jura Jax en voz baja, mientras el noticiario
me mostraba acercándome a la barra del Lumin antes de que empezara a echarme
hacia atrás y corriera. Después mostró a Kyon saltando sobre ésta para seguirme.
La grabación de la cámara de detrás del bar debe haber sido entregada a la policía
y agencias de noticias. La imagen se congeló en la cara de Kyron al mismo tiempo
que el presentador imploraba a los espectadores que den cualquier información al
FBI o al Departamento de Policía de Chicago.
—Eso significa que Kyon escapó, ¿no? —pregunto a Jax, sin quitar mis ojos
de la imagen sombreada de Kyon.
Ambos, Jax y Trey se volvieron para mirarme detenidamente.
— ¿Qué pasó? —demanda Trey, su hielo dejado olvidado en el asiento a su
lado—. ¿Intentó hacerte daño? —Rápidamente me escanea para buscar cualquier
cosa que se saliera de lo normal. Su preocupación me derriba por un segundo.
Mis cejas se fruncen.
—No, fue súper agradable, somos mejores amigos ahora. De hecho,
Forester y Lecto son mis nuevos mejores amigos también —respondo, viendo
como la cara de Trey pasa de la preocupación a un ceño fruncido.
—No son amigos tuyos. Tú eres una Rafe y ellos son… —Trey rechina los
dientes, pareciendo muy musculoso de repente.
— ¿Knob knocker? — pregunto, intentando llenar el vacío que dejó con lo
que había escuchado antes.
—Alameeda —siseó Trey. Volviendo hacia Jax, suelta—: Por favor,
abstente de enseñar a Kricket cosas que no debería aprender.
Jax frunció el ceño.
—Debería saber reconocer un knob knocker cuando vea uno, es una
herramienta de vida.
— ¿Qué es exactamente un knob knocker? — le pregunto a Jax, viendo que
eso estaba realmente irritando a Trey—. ¿No debería decirme tu traductor lo que
es?
—Kyon es un knob knocker —responde Jax, con una sonrisa de
aprobación en sus labios—. Actualizaré palabras vulgares más tarde.
— No, no lo harás —dice Trey abruptamente—. Kricket no necesita saber
eso.
Frunzo el ceño hacia Trey antes de volverme hacia Jax.
— Ya veo. Así que un knob-knocker —enfaticé la palabra para irritar a
Trey—, ¿es un mentiroso que acosa a las mujeres para su propio beneficio? —
pregunto, la sonrisa de Jax se hace más amplia mientras asiente con la cabeza.
— ¿Qué te dijo Kyon? ¿Qué quería? —pregunta Try y me agarra por un
brazo para que lo mire.
Aprieto lo labios y el ceño de Trey se hace más profundo.
— ¿Te niegas a responderme? —pregunta, su voz mortalmente calmada.
Siento en los brazos la piel de gallina. Supe que simplemente había
cruzado una línea invisible con él: lo supe porque la había cruzado muchas veces
en el pasado y usualmente terminaba pagando caro por ello. Tensándome, me
pongo recta en mi asiento, preparándome a mi misma para las consecuencias que
probablemente serían muy dolorosas.
— ¿Cómo de lejos estamos? — Trey ladró la pregunta mientras me quitaba
la mano de encima.
—De quince a veinte fleats como máximo, señor —responde Wayra en un
tono firme de soldado militar.
— ¿Algún signo de que podamos haber sido seguidos? — disparó Trey de
vuelta.
—Ningún signo, señor.
—Puedo encargarme de Kyon desde aquí —murmura Trey para sí mismo
cerrando sus manos en puños.
—Tomaré esto como que no son amigos —supuse. Las pupilas
desenfocadas de Trey se contrajeron mientras interrumpía sus pensamientos.
Cuando sus ojos se encontraron con los míos, está claro por su intensa expresión
que está planeando algo mortal.
Jax rió sin alegría.
—Eso es una sutileza…
—Que nadie responda a sus preguntas —ordena Trey, con su mirada
fijándome en mi asiento—. Nuestra información es más valiosa para ella que la de
ella para nosotros.
—Oh, supongo que voy a tener que ponerme mi gorro de antropóloga para
esto, entonces.
Trey me ignora, sentándose de vuelta en su asiento y mirando las noticias
en la televisión mientras reproducen mi escape de Kyon. El presentador irrumpe,
anunciando que hay nueva información en esta historia. Un entrevistador presenta
a Enrique con un micrófono cerca de su boca. Está describiendo la escena cena de
la pasada noche.
— ¡Es Enrique! —Jax sonríe con suficiencia, causando que mi cabeza se
gire de golpe en su dirección—. Wayra, eso me recuerda que todavía me debes 12
fardrooms por Enrique. Nos dirigió directamente hacia ella.
—No dije que no lo haría. Simplemente no pensé que sería tan rápido —
argumenta Wayra sobre su hombro.
—Eso no fue rápido. Si un hombre más me preguntaba si quería bailar la
pasada noche, alguien iba a salir herido —masculla Jax.
—Debes haberlos mirado demasiado tiempo —declaro de forma ausente,
escuchando el comentario de Jax.
Sus dos cejas se elevaron.
— ¿Qué?
—Normalmente, un hombre solo te invita a bailar cuando haces la
cantidad apropiada de contacto visual —respondo—. Si haces contacto visual por
tres segundos o más con un hombre, básicamente lo estas invitando.
Trey y Jax me miran fijamente como si hubiera desentrañado un misterio.
—Aunque — continúo, mirándolos a ambos—, apostaría que les pedirían
bailar aunque solo los miran por un par de segundo.
— ¿Por qué? —pregunta Jax en confusión.
—Em… son del tipo superhombres —titubeo al hablar—no iba a decirles
que era bombones.
Un dibujo retratado de Jax destella en la pantalla con el nombre “Trey”
escrito debajo de él. La boca de Jax cae abierta porque se parece casi exactamente a
él.
—Solo me vio por cinco o seis segundos —dice Jax.
— Y aún así todavía se las manejó para capturar tus ardientes ojos —
respondo sombríamente, intentando reprimir las lágrimas que han empezado a
formarse en mis ojos por lo que Enrique estaba haciendo para ayudarme.
— ¿Le dijiste a Enrique acerca de nosotros? —pregunta Jax, y me quedo
callada de nuevo, negándome a responder a su pregunta. Viendo el miedo en mis
ojos. Jax dice—: No vamos a hacerle daño. Solo lo seguimos para encontrarte. Lo
prometo, no puede venir con nosotros a dónde vamos.
—Ahora él sabrá que nosotros te tenemos. Nos seguirá —dice Trey con
satisfacción, mirando hacia la televisión.
— ¿Enrique? —pregunto.
—No, el knob knocker —dice Jax distraídamente—. ¿Deberíamos
esperarle?
—No, terminaremos nuestra misión —dice Trey con una poco de
reticencia en su tono—. Si se las apaña para dar con nosotros, entonces no es
realmente nuestra culpa que tengamos que quitarlo de en medio, ¿no? —sonríe
Trey hacia Jax.
—No, simplemente estaremos protegiendo a nuestra prisionera —dice Jax
devolviéndole la sonrisa.
—Ya estamos —anuncia Wayra, ralentizando el coche en un aparcamiento
vacío que parecía estar en medio de la nada.
Capítulo 5 Traducido por Candy27
La piscina
Los ojos de Trey se quedan fijos en los míos. Hay anticipación en ellos y…
felicidad. Miro por la ventana, viendo que nos hemos detenido en algún tipo de
feria para turistas en desuso, un «punto misterioso» como indicaba el cartel caído.
También estaba cerrado por temporada.
Aparcando el coche, Wayra desbloquea las puertas. Trey y Jax salen de la
limusina, seguidos de Wayra. Puedo escucharlos sacando cosas del maletero. No
me muevo de mi asiento y espero, figurándome que quieren que salga ya que
habían dejado las puertas abiertas.
El olor a gasolina me asalta mientras observo a Wayra a través de la
ventana cogiendo un bidón de gasolina y esparcir el líquido sobre los asientos
delanteros.
—Kricket —dice Trey con voz amable, inclinándose y mirándome de cerca
desde fuera del coche—. Vamos a quemar el coche. Puede que quieras salir antes
de que lo hagamos. —El miedo y la confusión se apoderan de mí. Dejo caer mi
barbilla, sacudiendo la cabeza—. ¿Quieres quedarte en el coche? —pregunta,
frunciendo el ceño.
Digo que no con la cabeza otra vez, mirándole.
—Escúchame Kricket… solo quiero llevarte a casa y terminar mi misión. Si
sigues mis órdenes, te prometo que no dolerá —dice Trey con sinceridad,
extendiendo su mano hacia mí.
— ¿Tengo elección? —pregunto, mirando su mano cautelosamente.
—No —responde.
Delibero por unos segundos, pero tiene razón. Realmente no hay opción.
La gasolina está haciendo casi imposible respirar. De mala gana, ignoro su mano y
me deslizó hacia el lado opuesto, saliendo del coche y caminando hacia donde
estaba Jax de pie al lado del capó.
Meto las manos debajo de los sobacos cuando siendo el gélido viento en
mis brazos expuestos y encorvo mis hombros contra el frío. Trey lleva una bolsa de
lana negra con él hasta mi lado. Estando cerca de mí, su cuerpo irradia calor,
haciéndome moverme lentamente más cerca de él. Es realmente alto: mi cabeza
solo llega hasta su hombro. No lleva puesto un abrigo. Su pantalón de vestir gris
oscuro de lana y su camisa blanca a medida le hacía parecer un corporativo si no
fuera porque el grueso y negro tatuaje al lado izquierdo de su cuello le hacía
parecer algún tipo de antiguo gladiador.
— ¿Por qué estamos aquí? —le pregunto a Trey, mientras Wayra enciende
un mechero, lanzándolo hacia la cabina del coche. Las llamas cobran vida mientras
Trey me agarra por la parte superior del brazo, llevándome hacia un pasillo de
tablones de madera, dirigiendo hacia otra calzada de madera.
— ¿Eso era una pregunta? —pregunta, elevando una ceja—. Tiene gracia,
porque pensé que habíamos quedado en que ninguno de nosotros respondería a
tus preguntas. —Aprieto los dientes mientras Trey me empuja junto a él hacia otro
camino elevado de madera.
Wayra se aproxima trotando a una puerta de madera, cerrada con un
candado. Sacando un cortaalambres de su bolsa de lana. Wayra fácilmente corta el
candado, abriendo la puerta que dirige a una cueva de piedra caliza. En el rótulo de
fuera de la cueva se lee que cuando se inspeccionó este lugar años atrás, los
trabajadores descubrieron que su equipamiento no podía ser nivelado dado las
agujas de plomada4 siempre se desviaban a la derecha. Estaba teorizado que la
gravedad no afectaba a este punto en particular de la misma manera que lo hacía
en cualquier otro punto.
El miedo se abrió paso a través de mí. Hasta ahora. Había estado
esperando que esto, de alguna manera, se convirtiera en un horrible programa de
bromas, pero ahora estaba empezando a temer que esto estaba lejos de un
montaje. Haciendo una pausa un momento, Trey, Jax y Wayra se pusieron cada uno
un casco de minero antes de que Trey agarrara mi brazo de nuevo dirigiéndome
hacia dentro de la cueva.
Wayra trotó delante de nosotros, más profundamente dentro del túnel
sinuoso y oscuro. Cuando finalmente lo alcanzamos dando vueltas por bastantes
curvas y giros, él está asegurando cuerdas escalada sobre un auténtico precipicio.
Con su luz ilumina la pared y dice:
—Alameeda. Vinieron a través de esta ruta. Los wackers ni siquiera han
tenido la decencia de usar cuerdas desintegrantes. —Quitando las cuerdas de
Alameeda de la pared, Trey las deja caer por el borde del precipicio. Espero a oírlas
golpear el suelo, pero no lo escucho. Empalideciendo, miro a la negra oscuridad
donde el mundo parece simplemente desaparecer.
4 Instrumento, formado por una pesa de metal colgada de una cuerda, que sirve para
señalar la línea vertical.
Empiezo a retroceder torpemente, poniendo mis manos contra la pared.
Mirando sobre mi hombro, no puedo ver nada detrás de mí. Está completamente
negro. No llegaría muy lejos sin una linterna o un casco de minero. Volviéndome a
girar hacia ellos, casi me quedo ciega con sus luces cuando se enfocan en mí.
Cuando alzo un brazo para escudar mis ojos de la luz, Trey dice:
— Kricket, ven aquí.
—No voy a ir ahí abajo —respondo rápidamente, dando un paso más atrás,
alejándome de ellos.
— Lo harás. Ven aquí, ahora —ordena Trey con dureza.
— ¡Quiero ir a casa! — demando, escuchando el eco de mi voz rebotar por
la pared y sintiéndome al borde de las lágrimas, lo cual es algo que nunca hago.
Raramente permitía que nadie me viera llorar, especialmente extraños.
—Este es el camino a casa —responde Trey.
— ¡No! ¡Quiero ir a MI casa, Chicago! —contraargumento, tomando otro
paso hacia atrás y sintiendo la fría y dura piedra contra las puntas de mis dedos.
—No puedes desarrollarte bajo las estrellas incorrectas, Kricket —dice
Trey en una calmada y reconfortante voz—. Las estrellas aquí están en oposición a
ti… ¿no puedes sentirlo? Eres extraña para ellas. No tienes ancestros aquí, no
tienes un linaje. Déjanos llevarte a casa.
— ¿Dónde pueda “pagar por mis crímenes”? — pregunto con un ceño
fruncido—. ¡No gracias! —Me doy la vuelta y corro a ciegas por unos cuantos pasos
antes de que la luz detrás de mí me diga que he sido alcanzada. Trey me agarra,
lanzándome sobre su hombro de nuevo.
Mientras me lleva hacia el borde del precipicio, dice:
—Vamos a bajar ahí, Kricket. Puedo sedarte y llevarte o puedes venir por
propia voluntad. La elección es tuya, pero vas a ir.
Me baja de su hombro y me pone en pie delante de él, inclinado su luz
hacia arriba de modo que no me alcance directamente a los ojos.
— ¿Qué será? —pregunta con en un tono de voz suave y mortal.
Sabiendo que si me sedaba, no habría ninguna posibilidad de escapar,
miro al suelo mientras digo:
—Esa no es una elección porque el resultado es casi el mismo —
argumento. Viendo como Trey se llevaba la mano al bolsillo, me pongo más recta—
. ¡Vale! ¡Iré!
Wayra camina cerca de mí y empieza a atarme un arnés de escalada y
asegura una de las cuerdas a él. Estoy segura de que puede notar mi cuerpo entero
temblando, pero espero que lo atribuya al frio y no al hecho de que estoy
completamente aterrada.
— ¿Has hecho rapel alguna vez? —pregunta Wayra, sus ojos violetas
parecen preocupados.
—Sí… en el rocódromo un par de veces —digo, pensando en la pared de
confortable y falsa roca en un ambiente confortable y urbano.
— ¿El rocódromo? —sus cejas se arquean interrogantes.
—No importa —gruño, sacudiendo la cabeza—. Solo es sujetar la cuerda,
dejar que se deslice y la tensión se recoge aquí, ¿no?
Wayra me da una sonrisa torcida, diciendo:
—Eso es todo. Eso… y saltar del borde.
— ¿Eso es todo? —pregunto.
Trey asiente.
— Jax irá primero. Después tú y yo te seguiré. Wayra, tu cubrirás nuestras
ocho —ordena Trey, caminado dentro de su arnés.
— ¿Querrás decir nuestras seis? —pregunto, dándole una mirada
divertida.
— ¿Qué? —pregunta Trey, sin mirarme.
— ¿No serán nuestras seis? Si Wayra cubre nuestras espaldas—nuestra
parte posterior—entonces serán nuestras seis —digo, viéndolo como sonríe.
Parpadeo, completamente distraída por la manera en la que sus ojos se inclinaban
atractivamente cuando sonríe.
—En el reloj humano serían las seis. Para el horario Etrariano, las ocho —
responde, y mi mente gira con las implicaciones de lo que acaba de decir.
— ¿Treinta y dos? ¿Hay treinta y dos horas en un día allí? —pregunto—.
¿O simplemente tienen ciclos de dieciséis? ¿Son incluso horas? Cuando dices las
ocho, ¿qué quieres decir?
—Eso suena a más preguntas —murmura Trey, mirándome de forma
engreída—. ¿Has perdido tu sombrero de antropóloga?
Entrecierro lo ojos en su dirección pero él simplemente hace su sonrisa
más grande. Entonces Jax interrumpe diciendo:
—Los veo en el fondo. ¡Baw-da-baw! —Antes de que saltara desde el borde
del precipicio.
— ¿Puedo al menos preguntar qué significa “Baw-da-baw”? —le pregunto
a Wayra, viendo como también sonríe.
—Es militar… los Cavar lo dicen antes de ir a la batalla, es un grito de
guerra —responde Wayra. Asiento hacia él, sintiendo que mis piernas se vuelven
débiles mientras Wayra me guía hacia el borde del risco.
Colocando mis tacones sobre el borde, mi estómago se retuerce mientras
mis manos se tensan en la cuerda atada a mi arnés. Cierro los ojos, tomo una
profunda respiración, y digo:
—Bien entonces… Baw-da-baw…
Varios segundos pasan antes de que Trey se aclarara la garganta. Abro mis
ojos de nuevo.
—Ya puedes ir, Kricket, —dice Trey, mirándome como si estuviera
tratando duro de no sonreír.
— Lo sé —disparo de vuelta—. Ya voy.
— ¿Quieres que te sujete? —pregunta Trey con una sonrisa de suficiencia.
Viendo que está burlándose de mí, mi columna se tensa.
—Baw-da-baw. —Y salto. Doy un paso fuera del borde. Inmediatamente
salgo disparada hacía el fondo del abismo, el trinquete de mi arnés ha fallando en
tensar la cuerda; se está deslizando demasiado rápido.
Paso de largo a Jax en su bajada. Intento desesperadamente sujétame a mi
cuerda mientras ésta se desliza entre mis dedos y quema mis guantes. Mirando
hacia arriba, la luz vuelve a cegarme cuando Trey me alcanza y me abraza contra
su gran cuerpo, sacando el resto del aire que quedaba en mis pulmones.
Envolviendo mis brazos alrededor de su pecho, casi pierdo el agarre
cuando la tensión en su cuerda tira de nosotros, ralentizándonos.
— ¡No me sueltes! —Intento gritar, pero sale como un áspero susurro.
—No lo haré —prometie Trey en un tono bajo en mi oreja, apretándome
más fuerte—. Agárrate fuerte. Ya casi estamos en el fondo.
Golpeamos el suelo suavemente cuando llegamos al fondo. Trey no me
dejo ir, en cambio continúa abrazándome mientras tiemblo en sus brazos.
— ¿Estas herida? —pregunta mientras mi mejilla descansa contra su
cuello.
— ¿No se suponía que esto pasara, verdad? —pregunto escuchando el
temblor de mi propia voz.
—No —admite sombríamente, dejándome sobre mis pies y comprobando
mi arnés—. Eres demasiado ligera. Este arnés está diseñado para alguien con más
peso que tú. Tendría que haberlo comprobado por mí mismo. Necesitabas un
trinquete más pequeño… ¿Cuántos turks pesas? —me pregunta de forma seria.
— ¿Qué es un turk? —pregunto, escuchando como Jax llega al suelo detrás
de nosotros.
— ¿Estas intentando parar su corazón, señor? —pregunta Jax en un tono
preocupado, viniendo hacia mí y comprobando si estoy herida.
—No, ella parará el mío —responde Trey suavemente, observando a Jax
mientras me examina.
Alejando las manos de Jax con un golpe, digo:
—Estoy bien. Solo tengo heridas las manos.
Trey me alcanza, tomando mis manos en las suyas. Me quita los guantes
con cuidado y da la vuelta a mis manos. Su cara se oscurece ante las sangrantes
marcas dejadas en mis palmas de intentar sujetar la cuerda.
Wayra golpea fuerte el suelo detrás de nosotros, soltando sus agarraderas
y corriendo hacia mí. Se detiene en seco cuando ve mis manos. Su mandíbula se
afloja por un momento y yo intento soltar mis manos de Trey y esconderlas.
—Estoy bien —murmuro rápidamente, viendo la fiera mirada que le está
dando Trey a Wayra.
—Probablemente pesa menos de cien tucks —dice Trey lentamente,
taladrando a Wayra con un ceño fruncido.
—Debería haber usado un trinquete más pequeño. Lo siento, Kricket —
dice Wayra antes de que se agarrara la parte de atrás del cuello con su mano
mientras frunce el ceño sombríamente.
—Umm… bien —digo suavemente, no muy segura de cómo manejar una
disculpa de uno de mis secuestradores que accidentalmente casi me mata, pero
que aún así va a llevarme contra mi voluntad—. La siguiente vez nos aseguraremos
de que pese más tucks —tartamudeo, asintiendo con la cabeza como si no
estuviera todavía volviéndome loca por dentro con lo que casi había pasado.
Jax empieza a reírse a mi lado mientras saca una bolsa pequeña de su
maleta de lana.
—Nos aseguraremos que Wayra te lleve al squelle con él. Eso debería
hacerte subir unos cuantos tucks. —Abre la bolsa pequeña, saca una rama de una
planta con púas que parece aloe vera—. Sujeta las manos con las palmas
extendidas hacia arriba —ordena.
Haciendo lo que me ha dicho, me encojo cuando Jax aprieta la hoja de la
planta sobre mis palmas, extrayendo su sabia y frotándola contra los cortes.
— ¡Ahh, eso quema! —siseo, alejando las manos de él.
— ¿Quema más o menos que el espray de pimienta? —pregunta con una
curva irónica en sus labios.
—Se merecían el espray de pimienta, y si tuviera más, no estaríamos
teniendo esta conversación ahora, Jax—respondo completamente impertinente.
—Tienes la confianza de alguien que tiene un par de crikes —dice, tirando
de mis manos de vuelta hacia él y empezando a envolverlas con suaves vendas.
— ¿Cuánto es un crike? —pregunto, mirándole.
Entorna los ojos y dice:
—Hmmm, alrededor de cincuenta años o así.
— ¿Cuántos años tienes? —pregunto sospechosamente, calculando que
tiene 23 o 24, como Trey y Wayra.
—Dos crikes y un floan —responde casualmente. Escuchando como me
atraganto, alza la vista y pregunta—: ¿Qué? —cuestiona, sin entender porque mis
ojos están tan abiertos. Si un crike eran cincuenta años entonces tenía alrededor de
cien años—. Oh, crees que soy demasiado joven para que me dieran una misión
como esta. Bueno, no serías la primera que lo dice —y sonríe.
Mis ojos se abren aún más.
— ¿Cuántos años tienen ellos? — pregunto, asintiendo hacia Trey y Wayra
quien estaban guardando los arneses de vuelta en la bolsa y enrollando las
cuerdas.
Jax se encoje de hombros.
—Alrededor de la mía… quita o pon un speck.
— ¿Cuánto tiempo viven, quiero decir, vivimos? ¿De media? —pregunto,
sintiéndome completamente extraña.
—Unos cuantos jamarch, y antes de que preguntes, un jamarch es
alrededor de cien años, más o menos.
—Así que, ¿trescientos años? —pregunto, con mi boca sintiéndose
realmente seca.
—Más bien cuatrocientos y a veces, si eres afortunado, quinientos.
—Quinientos… — respiro, teniendo un momento de “santa mierda”. Jax
asiente, desenvolviendo las vendas que acababa de envolver en mis manos. Al
quitarlas, sufro otro momento de locura, viendo que mis palmas casi han sanado
completamente.
— ¿Preparada? —pregunta Trey, examinado mis manos y tocando la piel
amablemente.
— ¿Cómo hiciste eso, Jax? —susurro. Pongo una mano en la mejilla de Trey
y giro su cabeza para que su casco de minero ilumine mi otra mano de forma más
brillante. Miro fijamente mi mano con fascinación.
—Yo no lo hice. Ha sido la planta hordabus —Jax me da una sonrisa
irónica.
— ¿Has visto esto? —pregunto a Trey con asombro, mi mano todavía
descansando contra su mejilla cuando lo miro a los ojos.
—Sí. Estás mejor. Vamos —dice bruscamente, mirándome de forma
extraña mientras alcanza y retira mi mano de su mejilla. Tomándome del brazo de
nuevo, Trey empieza a llevarme hacia la boca de otro túnel. Un brillo luminiscente
y dorado sale del túnel cuanto más nos acercábamos. Estalactitas sobresalen por
encima de nuestras cabezas, goteando condensación sobre la amplia piscina
subterránea debajo de éstas, haciendo que en la piscina se formen ondas a causa de
las cientos de gotas parecidas a lágrimas.
La piscina por si misma es brillante, como si fuera iluminada desde muy
lejos bajo su superficie. La luz se refleja en las paredes y en el techo con patrones
de joyas, haciendo que todo parezca encantado.
Acercándose al borde de la piscina, Trey se quita los zapatos y los mete
dentro de la bolsa de lana. Después, empieza a desabotonar la camisa y se la quita.
Sentándome en una gran roca, pregunto:
— ¿Tomando un baño?
—Puedes apostarlo — responde Trey, sus ojos centelleando con el brillo
de la piscina.
—Nunca he visto nada como esto —suspiro, estirando mi mano
débilmente hacia el agua incandescente, evitando mirar a Trey y a su abdomen
desnudo. Puedo sentir el calor inundar mis mejillas, no del todo acostumbrada a
estar alrededor de hombres como Trey… u hombres medio desnudos en general.
Mirando alrededor, Wayra y Jax también se estaban quitando las camisas.
Aparto mis ojos de ellos también.
— ¿Todos van a nadar? —digo retóricamente, sintiéndome realmente
incómoda ahora.
—No llamaría a lo que vamos a hacer “nadar” —dice Jax, frunciendo el
ceño—. Es más como… —deja de hablar, pensando.
—Intentar no ahogarse —dice Wayra llenando el espacio en blanco.
— ¿¡QUÉ!? — grito y mi voz rebota por todo el enorme espacio.
—Este es el camino a casa —dice Trey, observándome mientras miro de él
al agua delante de mí con completo horror.
—Pero yo no sé nadar —digo, palideciendo.
— ¿¡QUÉ!?—gritan los tres a la vez, haciendo que me encoja.
—Por supuesto que sabes nadar, Kricket —dice Trey exasperadamente—.
Todo el mundo sabe nadar.
Sacudo la cabeza y grazno:
—No sé, nadie me enseñó, crecí en la ciudad. —Salto de la roca y camino
de un lado a otro a lo largo de la línea de agua—. He estado en North Beach un par
de veces, ¡pero básicamente caminé por la orilla! No esperaran realmente que me
meta ahí, ¿verdad? —argumento, con el miedo en mi voz de nuevo.
—Una Rafe que no sabe nadar. Inconcebible —pronuncia Wayra,
pareciendo completamente asombrado—. Estos humanos deberían ser flagelados,
¿cómo pudieron no enseñarla a nadar? Es como robar el alma de uno —despotrica,
agarrándose la parte de atrás del cuello con su mano de nuevo en agitación.
—Iremos juntos —dice Trey, evaluándome con la mirada—. Te sujetaré.
No te ahogarás.
Las cejas de Jax se juntan.
— Trey… hay fuerzas, no puedes esperar que la sujetes satisfactoriamente.
—Entonces átanos juntos —responde Trey mirándome—. Pesa menos de
cien tucks. Será menos pesada que mis herramientas.
—Tiene razón, Jax —dice Wayra, viendo la cara escéptica de Jax.
—Funcionará —declara Trey, aflojando su cinturón.
Rápidamente me giro hacia Jax, intentando ganarme su apoyo.
—Eso es estúpido, ¿verdad? —digo—. Es un idiota por hacer eso.
—No, él tiene un punto. Si los ato juntos, deberías ser capaz de lograrlo —
dice Jax, moviéndose hacia el suelo y recogiendo su bolsa de lana—. Podemos
dividir tus herramientas. Trey. Puedo llevar algunas en mi bolsa y Wayra puede
llevar el resto. Aquí —dice, acercándose con unas tijeras—. Voy a modificar tu
ropa, Kricket. —Sin dudarlo, me lleva hasta una roca y me sentó. Cortando mis
vaqueros, los hizo pantalones cortos, realmente cortos—. Menos arrastre —
explica.
Le eché una mirada a Trey; parecía un anuncio de Calvin Klein. Vistiendo
solo calzoncillos oscuros y atléticos, era algo salido de un catálogo o de una película
de guerreros. Enrojeciendo profundamente, quise meterme bajo la roca en la que
estaba.
—Entren en el agua juntos. Debemos atarlos juntos así estarán cara a cara
cuando ambas cabezas estén bajo el agua —dice Jax. Trey asintió, extendiendo su
mano para que yo la tomara.
Evitando mirarle, me puse de pie, caminado hacia el borde del agua sola.
Metiendo los dedos de los pies en el agua, los saco rápidamente.
— ¡Está helada! —Los fulmino con la mirada, escuchando el eco de mi voz
en las paredes de nuevo.
—Lo está —Estuvo de acuerdo Trey, alzándome en brazos y metiéndose
rápidamente en el agua antes de que pudiera objetar más. Cuando el agua le llegó
al pecho, dijo suavemente en mi oído:
—Respira.
Colgando de él apretadamente con mis brazos alrededor de su cuello,
inhalo profundamente antes de murmurar:
—Shh… estás interrumpiendo mi plan de venganza.
—Si sobrevives a esto, insistiré en que aprendas a nadar —dice sonando
molesto mientras Jax camina hacia nosotros con una cuerda y nos envuelve.
—Si sobrevivo a esto, te mataré —respondo secamente, sintiendo la
cuerda tensarse, atrayéndome más fuerte contra el cuerpo cálido de Trey.
Una pequeña sonrisa toca sus labios ante mi comentario.
— ¿Cómo te propones hacer eso? —Mira fijamente mis ojos mientras Jax
nos ata juntos.
—Dejaré que pases unas cuantas noches en vela pensando en ello —
respondo mientras mis dientes empiezan a castañear por el agua fría
congelándome hasta los huesos.
—Estas atada tan segura como se podría estar —dice Jax cerca de
nosotros—. Kricket está empezando a tener hipotermia, Trey. Deben irse ahora,
nosotros los seguiremos de cerca.
—Mírame Kricket —ordena Trey. Cuando mis ojos se encuentran con los
de él, hay algo en ellos que no había estado antes—una intensidad que no había
mostrado antes—. Inhala tanto aire como puedas, después déjalo ir. Hazlo unas
cuantas veces.
Asintiendo con la cabeza, tomo una temblorosa respiración antes de
dejarla ir.
—Otra vez —dice de forma alentadora. Lo hago de nuevo—. La próxima
gran inhalación quiero que la mantengas, después nos iremos —dice Trey,
respirando conmigo.
—Bien —digo sintiendo que cada fibra de mi cuerpo está temblando en
sus brazos.
Inhalando, dejó que las cuerdas y mis brazos nos sujetaran mientras
buceamos bajo el agua. Mientras bajamos nadando hacia la luz debajo de nosotros,
miro alrededor con asombro mientras criaturas que nunca había visto antes nadan
alrededor emitiendo luz. Una corriente empieza a surgir, débil al principio, pero en
el momento en el que nos atrapa, nos empuja a ambos con una increíble fuerza y
nos propulsa hacia delante. Cuando envuelve sus brazos alrededor de mí, el agua
nos golpea y giramos en espiral como un sacacorchos.
Sintiéndome como un gusano de tierra en una crecida de agua, esperaba
llegar a tierra pronto incluso si probablemente significaba que sería aplastada por
la rueda de la bicicleta de un niño. Mis pulmones queman con la urgencia de
inhalar luchando contra el sentido común. Brillante—la intensa luz brilla a través
de mis párpados haciéndolos casi rojos. Pero puntos negros lentamente bloquean
la luz.
Abrazándome a Trey desesperadamente, sacudo la cabeza, intentando
forzarme a mí misma a no inhalar el agua a mí alrededor. Pero, no puedo
aguantarme. Inhalo profundamente y el agua me llena. Clavando las uñas en la
espalda de Trey, lucho contra él, sabiendo que me estoy ahogando. La corriente ha
empezado a ralentizarse a medida que la luz desaparece alrededor de nosotros. Mi
cuerpo entero empieza a relajarse mientras abro los ojos, viendo a Trey
devolviéndome la mirada debajo del agua, y entonces, todo simplemente se
convirtió en negro.
Capítulo 6 Traducido por YoshiB, Mais y 3lik@
Sigue tus ojos
Oigo su voz... llama mi nombre en la oscuridad mientras una presión en mi
pecho se convierte en una agonía ardiente en mis pulmones. Tosiendo, emito un
sonido burbujeante mientras mis ojos se abren y me empujan a un lado vomitando
el agua en el suelo arenoso.
Inhalando una respiración profunda y tosiendo otra vez, mi pelo mojado
se aferra a mi cuello mientras mi cuerpo entero se sacude del trauma. Intensos ojos
violetas me miran desde arriba mientras Trey dice mi nombre otra vez.
—Tan perdido… —susurro, cerrando los ojos y sintiendo como la marea
me va a arrastrar de vuelta al agua. Trey me recoge en sus brazos, tirándome hacia
su pecho. Me acaricia la espalda hipnóticamente.
—Aquí, Trey, bájala. Necesito... bueno, tómalo con calma —dice Jax a la
defensiva—. Sólo quiero estar seguro... —Jax se va apagando—. Al menos déjame
cortar el resto de la cuerda.
Sintiendo un suave tirón en mi abdomen, la cuerda se aleja de mí,
permitiéndome respirar más profundamente. Mis ojos se abren brevemente. Mi
mejilla descansa contra algo cálido y sólido. Alzo la vista desde el pecho de Trey
hasta su barbilla. Sentado cansadamente, está apoyado contra una roca conmigo en
su regazo.
— ¿Qué fue eso? —pregunto en voz baja y grave.
—Un punto estrecho —dice Trey, tocando mi mejilla con la parte de atrás
de sus dedos.
Jax se sienta al lado de Trey y me mira, claramente queriendo arrebatarme
de Trey para examinarme. Le devuelvo la mirada desde mi posición en el regazo de
Trey. Jax dice:
—Es lo que algunos humanos llaman un agujero de gusano. Es un vínculo
entre tu Tierra y nuestro Ethar.
Sigo mirando fijamente la cara preocupada de Jax. Entonces murmuro:
—Oh —Pero sólo porque parece estar buscando una reacción de mí.
—Tu universo y la Tierra son nuestra dimensión más cercana, bueno,
ahora mismo son los más cercanos —dice Wayra, cavando en su bolsa.
Encontrando una cantimplora, se lo entrega a Jax. Jax saca la tapa y me la extiende.
Sacudo la cabeza, sintiendo que estoy empapada—. En otros pocos de tus milenios,
Quixar será el más cercano.
Jax asiente con la cabeza.
—Tiene razón. —Le da la cantimplora a Trey, que bebe como si hubiera
estado en el desierto.
Me siento mareada.
— ¿Este el único punto estrecho? —pregunto, mi mente sigue siendo
borrosa, pero sé que necesito averiguar todo lo que pueda sobre cómo funciona
esto si alguna vez espero volver a casa.
—No —responde Jax, dándome una especie de barra de proteínas que
Wayra le entregó.
—¿Están todos en el agua? —Me siento enferma. Nunca quiero repetir lo
que acabo de pasar. Casi ahogarme mientras soy arrojada a otro mundo es
probablemente la tortura más grande—en cualquier lugar.
—No, hay otra puerta de enlace a sólo unos pocos kilómetros al norte de...
— se fue apagando, mirando la cara de Trey—. Uh… no. Algunos están ubicados en
el suelo, pero no querrías viajar a través de algunos de ellos.
—¿Por qué no? —pregunto.
—Te dejan en los polos. Es un poco más frío que Chicago, incluso en
invierno. ¿No estás más interesada en Ethar?—pregunta, con su ceja levantada.
Alzando mi cabeza del pecho de Trey, miro curiosamente el panorama.
Estamos en el borde de una cuenca frente a una montaña enorme. El agua clara es
un reflejo de un espejo de la montaña imponente, pareciendo ciertamente como si
pudiera ser un universo alternativo.
— Santa... madre de... —Respiro, mirando hacia el cielo y viendo no sólo un
sol menguante, sino también una luna que está tan cerca que parece que podría
alcanzarla y tocarla. No sólo eso, es azul.
—Come, Kricket —dice Trey suavemente, empujando la barra de proteína
en mi mano más cerca de mi boca—. Necesitarás tu fuerza para lo que está por
delante.
—¿Por qué? —pregunto—. ¿Quieres decir que hay más?
—Tenemos que llegar a Rafe —responde, aceptando una barra de
proteínas de Jax.
—¿No es esto? —Mientras palidezco, tomo un pequeño mordisco de la
barra de proteínas e inmediatamente lucho contra el impulso de escupirlo—.
¡Uuughck! ¿Qué es esto?—Mi cara se distorsiona con asco—. ¡Tiene sabor a
corteza!
—Oh, hay corteza en ella y proteína —Jax sonríe mientras mastica su
barra de corteza—. Es de árbol de Grumrell y contiene enzimas que evitan los
parásitos y los insectos, pero sabe a…
—Caca de gato —declaro, tratando de luchar contra mis arcadas y
escucharlos reírse.
—Cómetelo —responde Jax—, o cuando viajemos por el Bosque de
Omnicron, obtendrás un gusano intestinal del tamaño de esos perros calientes que
venden en el Campo de Wrigley —dice, tomando otro bocado de su barra.
—Eewwww —susurro, sintiendo un escalofrío recorriendo mi cuerpo.
Mordisqueo la barra de nuevo, sin tener absolutamente ningunas ganas—.
¿Cuándo vamos al Bosque de Omnicron?
—Cuando termines con esa barra —dice Trey—, nos iremos.
— ¿Cómo vamos a llegar a Rafe? ¿Está lejos? —Le pregunto, sintiendo que
tengo que acostarme por lo menos un día antes de que me mueva de nuevo. Me
duelen los músculos y aunque está muy caliente aquí, deliciosamente caliente,
todavía estoy temblando como cuando estábamos en el agua fría de la piscina
subterránea—. ¿No podemos quedarnos un rato?
—No —responde Trey—. Esta es una fuente de agua para cada criatura en
un radio 20 kilómetros y la mayoría de esas criaturas son más grandes que
nosotros.
— ¿Perdón? —pregunto, esperando haberlo entendido mal.
—Esto es tierra salvaje, Kricket —admite Wayra, sacando la ropa de Trey
y Jax y arrojándosela—. Este no es nuestro territorio.
— ¿De quién es el territorio? —pregunto—. Alguien tiene que darme una
muy buena explicación de por qué tengo que moverme de aquí después de que
literalmente casi me ahogó hace unos minutos.
—Nadie es dueño de este territorio—o todo el mundo es dueño, depende
de cómo lo mires —explica Jax.
—Pertenece a cada Ethariano, pero nadie puede alterarlo ni intentar
anexarlo. Es tierra protegida —dice Trey.
—Así que, básicamente, ¿No trate de construir una casa de verano aquí
porque nunca obtendrá un permiso de construcción?—pregunto.
—No sólo no puede construir, no puede emplear un vehículo en esta tierra
o en su espacio aéreo —explica Wayra.
— ¿Así que... sin limusina? —pregunto.
—No hay carreteras, Kricket —El tono de Trey es suave mientras frota mis
brazos, como si estuviera tratando de mejorar mi circulación.
— ¿Qué tan grande es este territorio? —pregunto.
—Hmmm ... —Jax se rasca la barbilla—. Alrededor del tamaño de América
del Sur, ¿no, Trey? —Especula. Trey asiente.
— ¿Entonces, se supone que debemos cruzar América del Sur? —
pregunto.
—¡NO! —Jax exhala, sosteniendo ambas manos hacia mí, como si quisiera
detenerme antes de que me asuste—. No estamos muy lejos de las fronteras del
territorio Rafe. También estamos muy cerca del clan Comantre.
—Demasiado cerca —añade Wayra, con aspecto tenso.
—La forma en la que todos actúan... es como si estuviéramos en peligro o
algo así. —Mi voz suena vacía. Miro cómo se miran.
—No estamos en peligro exactamente —responde Jax—. Es más bien que
no estamos muy cómodos con nuestra posición actual.
—Oh —respondo nerviosa mirando alrededor. Trey se sienta hacia
adelante, dejándome fuera de su regazo. Se levanta rápidamente y se pone un par
de elegantes pantalones oscuros de estilo utilitario y una camisa que no esconde lo
perfecto que es su físico.
Después de abrochar su cinturón, Trey abre un pequeño panel en el muslo
para revelar una diminuta fila de botones. Presionando uno unas pocas veces, la
tela de sus pantalones cambia a tonos de marrón oscuros a camuflaje, a blanco, a
arena, a un patrón acuoso que se parece al agua real vacilando en su cuerpo.
Seleccionando un ajuste de camaleón, los pantalones comienzan a mezclarse con
su entorno, tomando las sombras y formas de lo que está cerca. Él hace lo mismo
con un panel oculto en el revestimiento de su camisa, y entonces alza la vista para
observarme críticamente.
Cohibida pongo mi mano en mi pelo, pasando mis dedos a través de éste
para tratar de suavizar los enredos.
— ¿Trajimos algo para Kricket? —pregunta Trey a Wayra.
—Uh no. Ella es una prisionera. No pensé que fuera importante —dice
Wayra. Trey frunce el ceño ante Wayra antes de mirarme de nuevo. Me pongo
rígida, escuchando lo insignificante que soy para ellos.
Jax empuja mi brazo, tratando de hacerme tomar otro bocado de mi barra
de corteza.
—Come eso y te daré esto —dice, sosteniendo una pequeña hoja en su
palma.
—¿Qué es eso? —pregunto con recelo.
—Reforzará tu esmalte dental y te quitará el sabor a... caca de gato — dice,
tratando de no partirse de risa.
—Así que, ¿es bueno para mis dientes? —Pido una aclaración.
Jax asiente, poniéndose la ropa que es como la de Trey. Sintiéndome
enojada ahora, empujo la barra entera en mi boca a la vez, tratando realmente de
no atragantarme. Necesito permanecer fuerte si voy a encontrar una manera de
alejarme de estos tontos y volver a casa. Al llegar a la cantimplora, trago varias
bocanadas de agua. Después, tiendo mi mano por la hoja que Jax había prometido.
Metiéndolo en la boca, el sabor de la menta disipo rápidamente el terrible regusto.
Un bufido aterrador emana desde más allá de la cuenca, haciendo eco de
las rocas y haciendo que todos los cabellos de mi cuerpo estén en pie. Enrollando
mis pies, mis ojos del tamaño de platillos, susurro:
—¿Qué fue eso?
Antes de que alguien pueda responderme, un rugido más profundo, más
revuelve-estomago suena, desde el mismo lado del anterior bufido.
— ¿Lista, Kricket? —pregunta Trey, extendiéndome la mano con gesto
sombrío.
Tropiezo hacia su mano, tomándola como una cuerda de salvamento.
—¡Vámonos! —respondo. Para tomar su mochila, deja caer mi mano por
un momento, mete sus brazos a través de la bolsa y luego agarra mi mano de
nuevo. Me conduce rápidamente lejos del agua, hacia la cubierta de árboles
enormes.
Bajo el dosel de las hojas, la luz se oscurece mientras los troncos y las
ramas se elevan sobre nosotros, más altos que algunos de los edificios del Loop. He
visto fotos de grandes árboles de secoya en los bosques nacionales que son tan
grandes que se podría conducir un coche por sus troncos. Estos árboles son más
grandes. Podría conducir un autobús de ciudad por uno y el tráfico podría pasarte
si vas de manera contraria. Otro rugido suena detrás de nosotros.
—¿Puedes correr? —me pregunta Trey, frunciendo el ceño.
Palideciendo, asiento con la cabeza .
—¿Qué es este lugar? ¿Parque Jurasico? —Pregunto, acelerando mi paso.
Trey iguala mientras Jax y Wayra nos flaquean.
— ¡Vi esa película! —dice Jax, emocionado—. ¿Cómo hicieron eso?
No le respondo, pero caigo en el ritmo rápido que siempre uso para correr
para coger el EL cuando llego tarde.
—Esos sonidos eran definitivamente mamíferos —dice Trey—. El primero
fue un Mastoff y el segundo fue un Saer.
—Detalles —insisto.
Tratando de mantener mi respiración fácil y firme, mis botas están
pisando fuerte la tierra debajo de mí, haciendo sonidos de crujido porque todavía
están mojadas.
—Un Mastoff es un mastodonte enorme y peludo, con largos colmillos —
dice Trey.
—Eso es prehistórico —digo, entrecerrando mis ojos—. ¿Y un saer?
—Un gato que asusta —completa Wayra.
— ¿Qué tanto asusta?
— ¿Me ves corriendo? —responde Wayra severamente.
Mirando alrededor de mí, el escenario está azotándome más rápido de lo
que debería. Me detengo por un segundo, confundida por lo que está sucediendo.
Todos se detienen conmigo.
—¿Kricket? —pregunta Trey—. ¿Qué sucede?
—Yo… ¿viste lo rápido que estábamos yendo? —pregunto, buscando en
sus rostros en confusión.
—Sí, pero tenemos que ir más rápido —nos urge Wayra, mirando sobre su
hombro.
—No… yo… ¿qué tan rápido crees que estamos yendo? —pregunto.
—¡Oh! —dice Jax—. La gravedad es diferente aquí Kricket. Ejerce un poco
menos fuerza en Ethar. Tenemos casi el mismo tamaño de planeta que la Tierra
pero gira una fracción más lenta, creando ligeramente menos gravedad… no es tan
diferente de la Tierra, pero suficiente para que todo crezca más grande.
Probablemente seas capaz de saltar más alto también.
—Y eso nos será útil si nos vamos ahora —Wayra nos recuerda. Viendo su
angustia me hace moverme de nuevo. Cogiendo el paso y yendo hacia adelante, nos
comemos el terreno en poco tiempo.
Corremos, saltamos sobre grandes y caídas ramas como si no estuvieran
ahí; pero después de una hora, empiezo a tropezar sobre ramas invisibles porque
el crepúsculo está convirtiéndose en oscuridad. Atrapándome antes de que
tropiece de nuevo, Trey nos detiene debajo de otro enorme árbol que se ve como
cualquier otro en este vasto bosque. Alejándome de él en un empujón e
inclinándome hacia adelante, agarro mi costado tratando de suavizar el dolor. Mi
rostro se siente sonrosado mientras el sudor cae por mi mentón.
—Aquí, Kricket —dice Jax, entregándome la cantimplora. Dándole las
gracias, la coloco en mis labios.
—¿Arriba o abajo? —le pregunta Wayra a Trey, respirando pesadamente
por haber corrido.
—Definitivamente arriba —dice Trey con una sonrisa, apuntando al alto
dosel de ramas por encima de nuestras cabezas.
Wayra sonríe también.
— ¿Cómo viste eso?
Trey se encoge de hombros, todavía sonriendo. Alzo la mirada y no veo
nada inusual.
— ¿Cómo te sientes sobre las alturas, Kricket? —pregunta Jax, alzando la
mirada también.
—No me preguntes eso. ¿Por qué me preguntas eso? —lanzo de vuelta,
entrecerrando mis ojos hacia él.
—Necesitamos descansar y necesitamos el lugar más seguro para lograr
eso —dice Trey—. ¿Qué tan bien puedes escalar árboles?
Solo lo miro por un momento antes de decir:
—Déjame ponerlo de esta manera, Trey; nunca he tenido un patio en mi
vida… que yo recuerde. —Mis manos van a mis caderas a la defensiva, esperando
su ceño desaprobatorio.
Sacudiendo su cabeza, murmura:
—Agrega escalar a la lista junto con nadar.
— ¿La ponemos en un arnés? ¿La levantamos? —pregunta Wayra.
—No —dice Trey, sacudiendo su cabeza y sonando enojado de nuevo—.
Yo la subiré. Kricket, súbete a mi espalda.
—¿Por qué? —pregunto, cansada.
—Porque te he dado una orden. Esto no es Chicago, Kricket, donde puedes
hacer lo que te plazca. Aquí, hay consecuencias cuando las órdenes son
desobedecidas —responde, mirándome.
Sintiéndome caliente y picada por haber corrido por mi vida a través de la
jungla, mi mentón se eleva militantemente.
—Lo siento, no recuerdo haberme unido a tu ejército, así que tus órdenes
no aplican para mí.
Veo a Jax estremecerse.
—Kricket… —dice Jax rápidamente, pero Trey lo corta al levantar la mano.
Luego, se gira hacia mí y la amenaza en sus ojos es inconfundible.
Abrazándome para lo que sea que está por llegar, observo a Trey acercarse
a mí e inclinarse hasta que estar a una pulgada de mi rostro.
—Este es tu aviso, Kricket. Estás en mi ejército ahora. Ya no piensas por ti
misma. Yo pensaré por ti. Yo te diré lo que debes hacer y cuándo hacerlo. ¿Lo
entiendes? —pregunta.
Permitiendo que una sonrisa pequeña honre mis labios, respondo:
—Según tu lógica, supongo que debería preguntarte a ti si lo he entendido
o no. —Miro más allá del rostro fruncido de Trey y veo a Jax cerrar sus ojos
mientras su rostro cae. Vuelvo a mirar a Trey.
—Wayra, entrégame la cuerda —dice suavemente Trey, sus ojos nunca
dejando los míos. Sintiéndome empalidecer un poco, me muevo, cambiando de un
pie a otro mientras espero con mi corazón en la boca por lo que va a suceder
después. Mientras la cuerda es colocada en las manos de Trey, pregunta—: ¿Te
sientes con ganas de cambiar de idea?
Sacudiendo mi cabeza, mi mentón se eleva.
—No.
Observo su expresión amargarse, como si saboreara algo que desprecia,
justo antes de lanzarse hacia mí. Me estremezco involuntariamente mientras mi
rostro se aleja. Mis brazos se elevan para protegerme, sabiendo que sus puños
probablemente dolerán más de lo que estoy acostumbrada. Aunque me sorprende
cuando no me hace daño. Apenas agarra mis muñecas, atando la cuerda alrededor
de ellas mientras yo jalo contra él para liberarme.
Trey se ve casi alarmado, como si al verme estremecerme y darse cuenta
de que había pensado que él me golpearía no era la reacción que esperaba de mí.
Su voz es brusca cuando dice:
—Te trataré como una prisionera hasta que aprendas a seguir mis
órdenes. No puedo tenerte desobedeciendo mis reglas aquí. Podría matarnos a
todos, Kricket. —Permanezco en silencio—. Wayra, colócala en mi espalda. Ya
hemos perdido suficiente tiempo —ordena Trey, observando mi reacción. Trato de
no tener una mientras Wayra me levanta, envolviendo mis brazos alrededor del
cuello de Trey mientras me coloca a su espalda.
—Lista, señor —dice Wayra con tono firme.
—Trata de no ahorcarme porque sería un largo camino hasta abajo —me
advierte Trey sobre su hombro.
No pierde más tiempo y empieza a escalar el enorme árbol en frente de
nosotros. Tengo que envolver mis piernas alrededor de la cintura de Trey mientras
escala como un mono. Alzando la mirada, puedo ver una plataforma de madera por
encima de nuestras cabezas. Cuando la alcanzamos, Trey se desliza a través de una
abertura. Se sienta en el borde de la plataforma, agachándose y saliendo por debajo
mis brazos así ya no estoy atada a su espalda.
Inclinándome contra el masivo árbol, miro alrededor, viendo pasamanos
de cuerdas llevando a puentes de cuerdas, conectando varios de estos árboles a
cientos de pies por encima del suelo. La oscuridad está descendiendo, haciendo
difícil ver muy lejos.
—¿Qué es este lugar? —pregunto a Trey, mientras Jax se arrastra a través
de un hueco en los tablones de madera.
Trey me frunce el ceño, pero no responde mi pregunta. Todavía está
haciendo pucheros, pienso, alejando mis ojos de él.
—Es una base. Un lugar donde detenerse y descansar —responde
suavemente Jax. Se inclina hacia adelante para desatar mis manos.
—No. Déjala atada —dice Trey, observando mi reacción mientras Jax
suelta sus manos a regañadientes.
Cierro mis ojos, recostando mi cabeza contra el árbol. El cansancio hace
que mi cuerpo caiga y bebo de la cantimplora antes de entregarme a la fatiga.
Debo haberme dormido porque cuando abro de nuevo mis ojos, es mucho
más oscuro. La única luz viene desde la luna enorme por encima de mi cabeza y
una galaxia de estrellas rodeándola. Nadie me ha tocado, no lo creo, porque todavía
estoy en la misma posición. Mis manos están entumecidas por la cuerda alrededor
de ellas cortando la circulación. Flexionando mis dedos, trato de hacer que mi
sangre fluya a través de ellas.
—Ella no es lo que esperábamos —escucho a Wayra decir desde la curva
del árbol.
— ¿Cómo esperabas que fuera? —dice Jax.
—No lo sé… petulante. Pensé que la escucharíamos llorar todo el camino,
pero no ha llorado ni una vez —dice, sonando confundido.
—Es fiera —dice fácilmente Trey—. Salvaje.
—Mi boca casi se cae cuando se enfrentó a ti, Trey —dice Jax, sonando
sorprendido.
—La mía también —responde Trey tristemente—. No sabía si romperle el
cuello o… —Se detiene.
— ¿Alguien puede decirme por favor qué es esa cosa de encaje rosado que
sigo viendo cuando ella se inclina? —pregunta Wayra.
—No sé lo que es, pero debo decir que me gusta más de lo que debería —
responde Jax, sonando sorprendido y Trey y Wayra gruñen en acuerdo antes de
que la conversación se calme.
— ¿Cómo murieron Pan y Arissa? —pregunta Wayra, ocasionando que mi
rostro pierda color.
—Neumonía —dice Jax—. Eso fue lo que colocaron en la historia médica.
—¿Neumonía? ¿Qué es eso? —pregunta Wayra.
—Lo mejor que puedo decir es que un tipo humano de Crue —responde
Jax.
—Pero… Crue es tratable, nadie muere de eso —dice Wayra, sonando
confundido.
—Neumonía es un virus que contrae el humano. Nosotros podríamos
haber sido capaces de tratarlos con nuestras medicinas, pero ellos no tenían
resistencia a ello, no tenían anticuerpos para protegerse de ello y sin nuestras
medicinas… —Se detiene—. Me pone nervioso. Kricket creció en la Tierra. No ha
estado expuesta a ninguno de nuestros gérmenes. La primera cosa que tenemos
que hacer cuando la regresemos a Rafe es una inoculación de baterías —dice Jax.
Mi corazón se retuerce en mi pecho, escuchando que mis padres podrían
estar vivos hoy si se hubiesen quedado aquí.
— ¿Quieres decir que ella podría contraer el Crue y morir? —pregunta
Wayra, sonando nervioso.
—No si yo puedo evitarlo. La mantenemos alejada de todos hasta que sea
vacunada, después de eso, debería de estar bien —dice Jax con tono determinado.
— ¿Crees que el knob knocker sabe todo esto? Ella habló con ellos. No hay
manera de decir qué clase de enfermedades pudo obtener de Kyon —dice Wayra
con irritación en su tono.
—Tenemos que mantenerla alejada de ellos —dice Jax—. Sea lo que sea
que quieran, no puede ser bueno. Su madre era una de las sacerdotisas, eso allí es
más alto que la realeza.
—Hace que te preguntes qué hizo que ella escapara de ellos —dice
suavemente Trey.
—O lo que Pan poseía para hacer que se escapara con él —dice Jax con
tono contemplativo.
— ¿Mmm? —pregunta Trey.
— ¿Qué hace a alguien correr a los brazos del enemigo? —Jax dice como
pregunta.
—No me lo puedo imaginar —responde Trey, sonando pensativo.
—Amor —responde Jax, y Wayra se ríe.
Incapaz de mantenerme quieta sin que mis pies se entumezcan, me muevo
de mi posición. Sentándome contra el árbol, un pequeño gruñido escapa de mí
mientras trato de estirarme solo para ser inhibida por mis manos atadas.
—¿Kricket? —pregunta Trey suavemente; levantándose, viene a mi lado y
se arrodilla—. ¿Cómo te sientes? —pregunta, cerniéndose como si no estuviera
seguro de qué hacer. Parece no ser un rasgo de él porque siempre es confiado. Jax
lo sigue, cerniéndose también.
—Tengo que ir al baño —digo, dejando caer mi mentón y recostando mis
muñecas en mis rodillas alzadas. Estoy agradecida de que esté oscuro porque
puedo sentir calor sonrojando mis mejillas.
—¡Oh! —dice Trey, como si yo hubiera dicho algo extraordinario—. Pero,
más allá de eso… ¿te sientes saludable, verdad? ¿Sin fiebre… tos… sarpullido? —
pregunta.
Levanto mi cabeza una pulgada, sosteniendo mis muñecas hacia él,
enmudecida.
Mientras observo a Trey desatar la cuerda, Jax se aleja, volviendo con un
pequeño paquete.
—Aquí, esto es para… eh, hay un diagrama, si necesitas ayuda —dice.
—Necesito una linterna —digo, tomando curiosamente la bolsa suave que
parece llegado de un día de spa. Cuando Jax vuelve con la luz, me pongo de pie. Me
siento mareada y me tambaleo un poco. Los brazos de Trey me rodean,
estabilizándome.
—Jax, trae el visor —ordena Trey—, necesitamos revisar sus signos
vitales… algo no está bien.
—Estoy bien. —Me alejo de Trey pero él no me deja ir completamente; su
mano permanece en mi codo—. Sólo he tenido un mareo... me puse de pie
demasiado rápido. Deja de merodear —le regaño.
—No estoy merodeando —responde Trey frunciendo el ceño—. ¡No
merodeo!
—Estás merodeando. Está merodeando, ¿cierto, Wayra? —pregunto,
viendo a Wayra observándonos.
—Está merodeando, señor —responde Wayra con una sonrisa.
—No merodeo —gruñe Trey, frunciendo el ceño a Wayra, quien tiene
levantadas ambas manos en señal de rendición.
—Necesito un poco de privacidad —digo suavemente, mirando su mano
en mi brazo. Él inmediatamente me suelta, volviéndose.
Tomando el paquete, me alejo más de ellos y giro al otro lado del enorme
árbol. Reviso el contenido de la bolsa; está lleno de artículos de tocador. Tiene
toallitas húmedas y una esponja, que cuando la desenvuelvo y aprieto, contiene
una solución jabonosa para lavar mi cuerpo.
Rápidamente me encargo de mis necesidades apremiantes. Luego, uso la
esponja limpiándome tan rápido como puedo. Después de guardar todo, excepto el
peine en la bolsa, mi estómago gruñe ruidosamente. Sabiendo que tengo que
mantener mi fuerza, me muevo alrededor de la cubierta de madera del árbol,
encontrando a Trey, Wayra y Jax sentados de espaldas al tronco hablando en
silencio entre ellos.
—No estoy muy segura de qué hacer con esto —le digo a Jax, sosteniendo
la bolsa que me había dado.
—Yo me encargo —dice. Agradeciéndole, se lo devuelvo junto con la
linterna. Tienen una lámpara grande tipo palo que brilla débilmente cerca del
borde del árbol. Su luz no es amarilla, sino azul claro y no parece estar atrayendo a
ningún insecto. Me siento cerca de ellos y dejo que mis piernas cuelguen sobre el
borde de la plataforma, mientras sostengo una de las cuerdas entretejidas del
pasamanos.
No puedo evitar maravillarse con el cielo nocturno—de la inmensidad de
él. Ninguna luz enciende su perfección. La piel de gallina levantándose en mis
brazos me hace darme cuenta de que la falta de luz significa que no hay ciudades
en los alrededores... ninguna civilización a la que estoy acostumbrada para
sobrevivir. Sintiéndome entrar en pánico, empiezo a peinarme el pelo, tratando de
calmarme. Tengo que quedarme con ellos hasta que pueda encontrar algún tipo de
civilización. No sé cómo sobrevivir aquí.
La conversación detrás de mí lentamente muere. Mirando por encima de
mi hombro, me detengo, viendo a todos mirándome. Estrecho mis ojos en ellos, y
Jax se endereza, diciendo:
— ¿Tienes hambre, Kricket? —Asintiendo despacio, lo veo levantarse.
Rebusca en su bolsa y él me muestra algo envuelto en algo transparente. Me lo
entrega—. Creo que es faisán.
—Mmm faisán —le digo sarcásticamente, y lo veo sonreír.
—Es como... gallina —dice—, con pan... hum, ¿masa?
Al abrir la envoltura, extraigo una pequeña empanada.
— ¿Tiene sabor a caca de gato? —pregunto, olisqueándolo
sospechosamente.
—Solo pruébalo —dice antes de regresar a su asiento. Tomo un mordisco
tentativo y encuentro que sabe a empanada de pollo. Mi estómago gruñe otra vez
mientras tomo un bocado más grande, masticándolo con hambre.
—Creo que el faisán es el mejor... mejor que el quiche —dice Wayra—. Una
vez intercambié cuatro paquetes de quiches por uno de faisán. Ese fue el día en que
conseguí esto. —Wayra sostiene su brazo y nos muestra una cicatriz larga y
gruesa—. Un amplificador Sactum lanzado por un Alameeda que que escurrió en
las instalaciones a la hora de la comida.
—Se supone que debes esquivar cuando alguien te lanza un amplificador
—dice Trey con una sonrisa sarcástica.
— ¿Oh, de verdad? —Wayra dispara en respuesta.
— ¿Por qué no lo envolviste? —pregunta Jax, mirando la cicatriz.
—Porque se veía rudo. Las blushers aman las cicatrices. Tampoco la voy a
quitar... es una insignia de honor —dice, flexionando su brazo y mostrando sus
poderosos músculos.
Jax rueda los ojos.
—Si crees que eso es rudo, mira esto —dice, levantando su camisa y
mostrándonos una profunda cicatriz en la espalda—. Esto es de un sabueso
squelch.
— ¿Cómo pasó por encima de tu espalda y no te hizo pedazos? —pregunta
Wayra, mirando la cicatriz de Jax con admiración.
—Estaba boca abajo metido en barro —sonríe ante la explicación—. El
rastreador de calor no pudo encontrarme del todo para desgarrarme. Así que, la
próxima vez, cava tu trinchera... profundamente —dice Jax, con una sonrisa
descarada.
—Los dos son una retahíla de historias —dice Trey—. Recuérdenme que
los use cuando estemos entrenando a los nuevos bastardos.
— ¿Dónde están todas tus cicatrices, Trey? —pregunta Jax con
curiosidad—. ¿Las envolviste?
—Sí... no lo recuerdo sin embargo —responde Trey suavemente, mirando
hacia abajo—. Un momento estaba en una batalla, lo siguiente que recuerdo es
despertar en un puesto fronterizo.
— ¿Te regeneraron? —pregunta Jax, definitivamente interesado.
—Sí, una regeneración extensa, eso me dijeron. Casi tuvieron que ir a ver a
mi hermano Victus, en busca de ADN, pero se las arreglaron con lo que quedaba de
mí.
—Eso es tan límpido —dice Wayra con asombro.
—No, no lo es. La regeneración es inquietante —dice Trey honestamente.
—¿Viste la regeneración? —pregunta Jax.
—Vi mi mano reacomodarse, pero me durmieron para el resto. Cuando me
desperté, no tenía ningún rasguño —responde, agarrando su mano y flexionándola.
Alzando la mirada, me pilla observándolo.
Jax sigue la mirada de Trey hacia mí.
— ¿Qué hay de ti, Kricket? ¿Alguna rodilla raspada o huesos rotos? —Algo
en sus ojos me dice que tenga cuidado. Me enrojezco antes de intentar sacar un
ocasional encogimiento de hombros.
—Ya sabes —digo rápidamente—, lo habitual.
—No... no lo sé. ¿Qué cuenta como «habitual» en la Tierra? —pregunta con
obstinación, como si supiera algo.
—Una vez me corté con papel... aquí mismo en este dedo. Eso duele mucho
—levanto mi dedo meñique y lo agito en el aire.
Wayra y Trey sonríen, pero Jax frunce el ceño.
—Leí tu historial médico —dice Jax bajando la voz.
—¿Oh? —pregunto, fingiendo que no sé de qué está hablando.
—Clavícula rota, hombro dislocado, radio roto, tres costillas rotas, y una
herida de puñalada en el abdomen... había más —responde, observando mi
reacción—. ¿A qué se debió todo eso?
— ¿Me creerías si te digo que soy muy torpe? —pregunto de una manera
indefensa, viendo a todos ellos fruncir el ceño hacia mí.
—Eres tan ágil como un gato, Kricket —responde Trey.
—Tal vez tengo un problema con la autoridad.
—Un problema muy peligroso.
— ¿No es justo? —estoy de acuerdo, arqueando una ceja.
— ¿Por qué no me informaron de ese abuso? —pregunta Trey en voz baja.
—Debido a que los parámetros de nuestra misión no incluyen el acoso y la
muerte de seres humanos, señor —Jax responde en un tono plano.
—Podríamos haber hecho excepciones, es un caso especial —responde
Trey—. ¿Todavía tienes sus archivos?
—Por supuesto, señor —responde Jax. Mi cara se ruboriza, sabiendo lo
que debe estar en mis archivos.
Apretando mis dientes, la ira se acumula en mí por la intromisión en mi
vida. No tienen derecho a mirar esos archivos... sobre mí, como si fuera una especie
de desviado criminal.
—¿Dices que fuiste herido en batalla? ¿Estás en guerra? —pregunto,
tratando de cambiar de tema.
—No. Ahora no. Esto fue casi un krike atrás —responde.
— ¿Hace cincuenta años? —pregunto, al verlo asentir—. ¿Fue con
Alameeda contra quien luchaste?
Trey sacude la cabeza lentamente, sus ojos nunca dejan los míos.
—No. Tenían aliados. Las casas estaban divididas.
—¿Casas? —pregunto confundida.
—Clanes... hay cinco clanes en Ethar —explica Trey—. Rafe no es más que
uno.
— ¿Alameeda es otro... y el clan Comantre? —pregunto, recordando que lo
habían mencionado cuando estamos cerca de su territorio.
La sorpresa parpadea en los ojos de Trey ante mis palabras.
—Sí... Comantre es una casa... un aliado de Rafe —dice, contemplando mi
rostro.
Wayra da un bufido, diciendo:
—Cuando les conviene. —Su sarcasmo no pasa desapercibido.
—Cuando dices «casa» o «clan»... ¿te refieres a «nación» como América o
Gran Bretaña?
—En cierto modo, podrías hacer ese tipo de conexión —responde Trey—.
Pero, la escala no es igual.
— ¿Escala?
—Una nación implica una gran multitud. Nuestra población es... más
pequeña.
—¿Cómo de pequeña? —pregunto, no estoy segura de por qué ya que
tienen medicina superior. La regeneración para una raza de personas que pueden
vivir miles de años debe ser grande… enorme. Habría pensado que sus ciudades se
elevarían sobre Chicago.
—Tantas preguntas... Tengo una para ti, Kricket. ¿Qué te dijo Kyon cuando
te encontró? —pregunta Trey.
Me detengo, dándome cuenta de que necesitaré darle alguna información
para obtener más de ellos. Volviendo a mirar la oscuridad, digo:
—Él dijo que me parezco a mi madre, pero que era una lástima... que mis
ojos... me hagan parecer una Rafe. —Les miro de nuevo y veo el ceño fruncido en la
cara de Trey—. Tengo una pregunta. ¿Por qué viniste a buscarme? Soy mitad
Alameeda, tu enemigo, ya que soy mitad tu enemigo. ¿Qué puedes querer de mí?
— ¿Por qué crees que queremos algo de ti? —pregunta Trey, estrechando
los ojos ante la acusación.
—Todo el mundo quiere algo, Trey. Algunos son directos y otros, bueno...
sólo mienten —digo, lentamente mirando a cada uno de ellos.
—Tú eres una de nosotros... tú perteneces aquí —responde Trey, como si
eso lo fuera todo.
—Eso es casi dulce... y veo que lo crees, pero solo estás haciendo tu
trabajo, ¿no? Lo que quiero saber es, ¿cuál es la política detrás de la decisión de
enviar a alguien a buscarme?
—Puedo pensar en varios. Eres una Ethariana viviendo entre los humanos.
No queremos que los humanos se den cuenta de que nuestra raza existe —
responde Trey.
— ¿Por qué no? —pregunto.
—Cientos de razones. La codicia humana es legendaria. Su necesidad de
consumir, desperdiciar y destruir su ambiente estuvo claro en el aire que tuve que
respirar mientras estaba allí, entre ellos —responde Trey, molesto.
—¿Entonces, tenías miedo de que contara tus secretos? —pregunto, nada
convencida—. Pero ni siquiera sabía de Ethar hasta que vinieron a por mí.
—Eso no era conocido para nosotros. No empezamos a buscarte hasta
hace poco. Estábamos buscando a Pan, pero su rastro nos llevó a ti.
— ¿Por qué lo buscabas? ¿Era un criminal? —ruego que responda a mi
pregunta. Mi necesidad de información sobre mis padres es algo ardiente.
—Era un héroe —responde bruscamente Trey—. Un valiente soldado de
una familia muy prominente. Nadie entiende por qué arrojaría todo eso para...
—¿Para qué? —pregunto, conteniendo la respiración.
—Para comprometerse con una Alameeda. —Los ojos de Trey se van a mi
cabello, viendo su longitud. Por un segundo, se siente como si me hubiera tocado
el cabello. Un escalofrío me recorre ante la sensación.
— ¿Es un crimen? —pregunto, sintiéndome a la defensiva por mi madre.
—No es que se haya comprometido con una Alameeda. Es que ella era una
sacerdotisa en su clan —él contesta y su boca se tuerce un poco.
— ¿Eso es malo? —siento que mi corazón se acelera.
—Se dice que las sacerdotisas de Alameeda están dotadas de... dones. —
Trey me observa, como si yo debiera saber lo que él quiere decir.
— Yo no… ¿dones? —le arrugo la nariz.
—Otros sentidos... sentidos que van más allá de los cinco que son comunes
en todos nosotros.
—¿Como ESP5? —pregunto. La ceja de Trey se levanta ante la cuestión—.
¿Quieres decir que algunos pueden ver el futuro o algo así?
—Sí —asiente con la cabeza—. Pan se comprometió con Arissa y ella con
él. Es Alameeda la que más objeta. Amenazaron con volver a la guerra con
nosotros, a menos que se les devolviera.
— ¿¡Qué!? ¿Por qué irían a la guerra por una mujer? —pregunto en
completa incredulidad, incluso cuando puedo ver que está siendo sincero. Él, al
menos, cree lo que me está diciendo.
—Dicen que Arissa era muy poderosa... quizás no querían que sus
enemigos se beneficiaran de sus conocimientos —dice, observándome como un
interrogador experto.
— ¿Qué conocimiento? ¿Podía predecir el futuro?
—No sé cuáles son sus dones, Kricket. Nunca fue de conocimiento público.
—Alguien sabe... Alameeda, por supuesto. Kyon dijo que yo soy hija de una
sacerdotisa, haciéndome sacerdotisa también. ¿Es por eso que me quieren?
—Sin lugar a dudas —afirma Jax, con expresión sombría. Mis
extremidades parecen adormecerse y luego mis dedos debilitan el agarre de los
tornos de cuerdas.
—No pueden tenerte. Tienes sangre Rafe en ti. Eres parte de nuestra
ascendencia, una ciudadana Rafe.
—No pueden alejarte de nosotros —responde Trey, como si quisiera
tranquilizarme.
—Kyon dijo que no tienes idea de lo que valgo —le respondo, pensando en
todas las ramificaciones de su declaración.
—Si eres una sacerdotisa también, entonces... tienes los dones —dice
Wayra, como si el pensamiento se le ocurriera.
—Yo... —me fui apagando, al pensar.
— ¿Qué puedes hacer? —pregunta Wayra. Jax y Trey se inclinan un poco
hacia adelante, estudiando cada movimiento—. Ya sabes. ¿Se han desarrollado?
Mis instintos de supervivencia entran en juego.
5 Percepción Extrasensorial.
—Estoy... cansada. —Finjo un bostezo, estirando mis brazos sobre mi
cabeza antes de bostezar de nuevo en voz alta—. Me gustaría descansar ahora.
¿Hay algún lugar donde pueda dormir? —Alzando la espalda desde el borde de la
plataforma, me levanto, mirándolos en busca de dirección.
—Estás evadiendo la pregunta —dice Trey, su mirada recorriéndome
lentamente. A pesar de mi miedo, algo caliente me enciende ante su mirada,
confundiéndome. Alzando la barbilla un poco, aparto mis ojos, pero sigo sintiendo
una cruda conciencia de él.
—Ha sido un día largo para mí —digo honestamente, poniendo una mano
temblorosa a mi frente y frotándola. Al ver mi mano temblar, la bajo, poniéndola
encima de la otra y viéndolas a ambas sacudirse ahora.
Trey nota mis manos; sus cejas se juntan mientras las miras.
—Mañana será aún más largo —dice suavemente—. Ahora todos debemos
tratar de dormir. —Jax y Wayra ambos hurgan en sus bolsas, sacando sacos de
dormir.
—Aquí —dice Jax, entregándome un saco de dormir. Jax extiende el suyo
donde había estado sentado, perpendicular al árbol, de modo que si rueda en su
sueño no se saldrá del borde. Extendí la mía junto a la suya y veo una pequeña
sonrisa en las esquinas de su boca.
Trey extiende su saco junto al mío para dejarme entre ellos. Tratando de
ignorarlos, me acuesto en la manta apoyando mi cabeza en la almohada. Cierro los
ojos y respiro profundamente mientras intento frenar mi corazón acelerado. Me
toma un segundo entender que lo que más me asusta es el silencio. Estoy perdida
en él. No hay bocinas o sirenas o trenes El pasando perturbando la noche. Aquí no
hay rastro de mi casa.
Mientras retengo las lágrimas que amenazan con resbalar por debajo de
mis párpados cerrados, se me ocurre una idea: Ellos eran reales. Mis padres no eran
sólo un sueño que inventé pasada la noche en mi cama, en la oscuridad. Mis
recuerdos esquemáticos de ellos son reales. La euforia penetrante me estremece y
compite con el dolor aplastante. Me resulta difícil respirar. Hay gente en Rafe y
Alameeda que sabe mucho más sobre ellos. Puedo averiguar la verdad. Finalmente
puedo saber quiénes eran mis padres. ¿Pero a qué costo? Me pregunto.
Mi cuerpo está cansado, pero el sueño se me escapa. Abro los ojos y miro a
Trey a mi lado. Él tiene los brazos cruzados detrás de su cabeza mientras mira
fijamente las estrellas brillantes en el claro cielo de la noche. Parece casi etéreo,
bañado en el resplandor azulado del palo de luz. El calor que sentí antes vuelve,
resbalándome y llenándome con otro tipo de resplandor que calma mi miedo.
Sintiendo el calor que emite su cuerpo, mi respiración se ralentiza. Es demasiado
perfecto para ser real. Esto tiene que ser un sueño después de todo. Con ese
pensamiento, me relajo lo suficiente como para dormir.
Capítulo 7 Traducido por Liliana
Con cada error
Enroscada sobre mi costado, mis dedos se deslizan suavemente sobre
cálidos y flexibles contornos en su camino hasta mi rostro. Apartando mi cabello de
los ojos, los abro, enfocándome en la gruesa línea de tinta del tatuaje de Trey.
Mis dedos vuelven a descansar en el pecho de Trey, y entonces me congelo,
repentinamente despierta. Siento vergüenza, al ver que estoy acurrucada contra el
cálido cuerpo de Trey como si fuera un oso de gran tamaño. Mi cabeza está justo
debajo de su barbilla y su brazo descansa sobre mi cadera mientras estamos de
cara uno hacia el otro como… amantes.
Tensándome, cierro los ojos articulando las palabras “santa mierda” antes
de intentar moverme con cuidado un poco de Trey. Inhalando una respiración,
huelo su esencia a mí alrededor. Mis ojos se abren de nuevo mientras un pulso de
deseo me hace estremecer. Me sorprende y me hace querer ocultarlo de él. Tengo
que sofocar mi impulso de correr. En su lugar, libero mi mano del pecho de Trey,
tratando realmente de no despertarlo mientras comienzo a alejarme.
— ¿Dónde vas, Kricket? —susurra Trey suavemente, abriendo los ojos y
observándome congelada como un criminal.
—Uh, a ninguna parte, um, ¿al baño? —pregunto, mi corazón latiendo
como si hubiera hecho algo mal. Sintiendo mi rostro ruborizarse mientras vuelvo a
mi manta, ahora veo que yo invadí su espacio, no él el mío.
—Hay artículos personales en el bolso de Jax. Llévalos contigo. Regresa
cuando hayas terminado. Vamos a descansar hasta que el sol haya salido
totalmente. —Asiento, sin encontrar su mirada.
De prisa encuentro el bolso con artículos de tocador. Tomo uno llevándolo
al otro lado del árbol.
Cerrando los ojos, apoyada en el tronco, lucho contra el deseo de
desmoronarme completamente. Todavía estoy aquí en el Infierno Ethariano, creo.
Estaba esperando que todo fuera algún extraño delirio que desaparecería en la
mañana, pero es definitivamente real porque puedo oler a Trey por todo mi
cuerpo.
Mi cabello me cosquillea la nariz; inhalo, sintiendo otra punzada de deseo
desgarrando mi cuerpo por el aroma de Trey.
—Ugh —gruño—. ¿Qué sucede conmigo? ¡Él es el enemigo… y es
absolutamente un viejo!
Tomando mí tiempo porque no tengo prisa por regresar a mi manta, uso
todos los artículos de limpieza en el bolso. Me lavo cuidadosamente el cuerpo antes
de peinarme le cabello. Después de tejerlo en una gruesa trenza, lo ató con una
cuerda de cuero que encuentro en la bolsa.
Masticando una de esas hojas de menta, me muevo lentamente alrededor
del árbol hacia mi manta. Ninguno de los chicos se ha movido una pulgada. Wayra
está roncando suavemente sobre su manta mientras doy un paso alrededor de Jax.
Me siento antes de acostarme y mirar fijamente al frondoso follaje sobre mi cabeza.
—Pensé que iba a tener que ir a buscarte —murmura Trey a mi lado,
haciéndome saltar ante el sonido de su voz.
— ¿Eh? —pregunto, sin mirarlo
—Te tomaste tu tiempo.
—No sabía que se trataba de una prueba cronometrada. —Le disparo de
regreso, mirándolo y viendo las comisuras de su bosa alzarse ante mi respuesta.
— ¿Siempre te levantas temprano?
— ¿Siempre duermes tan tarde?
—Los días son más largos aquí. Hay treinta y dos parts en una rotación,
probablemente estás acostumbrada a la hora de la tierra —conjetura, estirando
sus largos brazos—. La transición será brutal para ti. Vas a querer dormir cuando
deberías estar despierta y estar despierta cuando deberías dormir.
—Así que… ¿el medio día es… a las dieciséis? —pregunto, sintiendo
elevarse mi latido del corazón.
—Sí —sonríe, mostrando sus perfectos dientes.
—¿Ocho horas más en un día entero?
—Correcto —responde—. Pero lo llamamos una «rotación» no un «día».
— ¿Cuánto tiempo se tarda en adaptarse al cambio de horario?
—Eso depende de ti. ¿Cuán adaptable eres? —Levanta las cejas.
—Soy un camaleón —le respondo con un entrecortado tono, mirando
hacia arriba a las hojas—. Sobreviviré.
— ¿De verdad? —pregunta con sorpresa en su tono.
—Sí. —Asiento una vez.
— ¿Absolutamente sola?
—Sí.
—Haría falta una muy dura y muy determinada personalidad para
sobrevivir lo que te espera sin ayuda.
—Lo entiendo —gruño entre dientes apretados, mi ira aumentando por la
simpatía en su voz.
— ¿Eres dura?
—Soy una roca.
—Una roca puede ser rota.
Inclinando la cabeza hacia él, encuentro su mirada.
—No te preocupes por mí. Estaré bien. Estoy acostumbrada a mantenerme
tan fuerte como pueda.
Wayra resopla irritado desde su posición en su manta.
— ¡Ah! ¡Tienes que dejar de hablar, porque ella me está rompiendo el
corazón! —Se sienta y mira a Jax a mi lado—. Está bien, vamos a contratarle un
wigg, pero eso es todo. Después de eso, estoy fuera.
Frunzo el ceño.
—No necesito tu caridad. Si quieres ayudarme, entonces permíteme ir a
casa —dije en voz baja, sin estar segura de lo que están hablando, pero bastante
segura de que eso es caridad.
—Te estamos llevando a casa, Kricket —dice Trey—. Ethar es tu casa.
Deberías saberlo por la forma en que abusaron de ti en ese planeta —dice,
pareciendo enojado de repente.
—No todo fue malo —murmuro, defendiendo mi casa—. Tenía amigos
allí…amigos que probablemente están preocupados por mí. —Comienzo a entrar
en pánico mientras pienso en Bridget y lo que hará cuando descubra que me he
ido. Tal vez se mudará con Eric y él se hará cargo de ella, creo, Enrique estará bien.
Me extrañará, pero tiene una enorme familia y quizás Michael lo ayudará.
—Si eso no es todo malo según tu escala, Kricket, entonces definitivamente
no quiero ver lo que defines realmente malo para nosotros —dice Jax a mi lado. Se
mueve de su manta, agachándose para suavizarla y enrollarla antes de guardarla
en su otra bolsa.
—Ya casi había terminado… casi era libre —suspiró exasperada—. Si me
llevas de regreso, las cosas serán diferentes para mí allí. Puedo ir a la universidad y
ser alguien. Puedo tener una vida en una par de meses. Ya no tendré que
esconderme.
—Tendrás una vida aquí, Kricket —dice Trey—. Después de pagar tu
penitencia, puedes ser lo que quieras.
Me congelo, mirando a Trey.
—¿Disculpa? ¿Acabas de decir “pagar mi penitencia”? —pregunto,
abriendo los ojos.
—Sí —responde, frunciendo el ceño—. Pero lo máximo que pueden darte
son unos pocos floans. En realidad funcionará bien para ti, ya que no tienes donde
vivir, eso te sería provisto.
— ¿Cómo la cárcel?
—¡No! ¡No la cárcel! Penitencia… uh… —Mira a Jax por ayuda—. Como
servicio público… —habla más bajo ante mi ceño fruncido.
Mis cejas se juntan.
— ¿Me van a hacer recoger basura en el arcén de la carretera? —pregunto,
colocado las manos en las cadera.
—No tendrás que recoger basura, no creo, depende de dónde te coloquen
—dice Jax, y tiene la decencia de sonrojarse un poco.
— ¿Cuánto tiempo es un floan? —pregunto, cruzando las manos frente a
mi mientras mi pie comienza a repiquetear.
—Cerca de un año, suma o quita un speck —responde Jax, observando mi
pie.
— ¡ALGUNOS AÑOS! —Los fulmino con la mirada—. ¿TE HAS VUELTO
LOCO?
—Dije suma o quita un speck; un mes. Realmente no es tan largo —dice
Jax, sonando a la defensiva.
—Jax, estas diciéndome que alguien quiere castigarme por haber nacido.
No importa si eso es por un día…uh, una rotación o un floan, es una locura —
replico, tratando de gobernar mi temperamento.
—Técnicamente, nadie solicitó al Skye trasladarte o traspasar la tierra.
Puedes ser responsable de violar nuestras leyes de invasión en relación con la
Tierra —dice, un poco avergonzado, pero no estoy segura si él esta avergonzado
por mi o por los idiotas en Skye.
—Bueno, Jax, realmente no entiendo nada de esto, ¡pero CREO que
probablemente yo era un feto cuando todo esto se jodió! —recorro la cubierta,
pensando—. Eso probablemente me dará algún recurso legal —digo en voz baja a
mí misma, mordiéndome la uña del pulgar—. Suena como una lamentable excusa
para venir a buscarme. Alguien necesita un peón para algo…
— ¿Qué has dicho? —pregunta Trey, sus ojos violeta fijos en mí.
—Peones… —repito distraídamente.
—¿Somos peones? —pregunta atentamente.
Mis labios se retuercen con una irónica sonrisa.
—Oh, eres un peón-soldado-Cavar, como quieras que de llames a ti mismo
—Ondeo la mano en un gesto de desprecio—. Sigues ordenes, pero no vayas por
ahí pesando por ti mismo porque ahora estas en su ejército —Apunto en dirección
general donde creo que ellos podrían estar—. ¿Deberíamos ir? —Dejo caer la mano
y voy a mi manta. Enrollándola, se la doy a Jax—. Estoy interesada en conocer a su
Skye, sean quienes sean ellos.
Jax dice:
—Skye es la rama militar de nuestro gobierno… uh, algo así como…
— ¿El ejército? —pregunto.
—No.
— ¿La naval?
—Uh- uh
— ¿Infantería de Marina?
—Los Cavars son como los marines. Skye es como…
—El departamento de defensa —dice Trey, entregándole su cama
enrollada a Jax.
—Pero pensé que Skye era como su sistema judicial.
—Tú violaste las leyes de invasión—una violación global que cae bajo
defensa. Ellos tienen su propia sección judicial. Defensa no es responsable de
ninguna otra rama del gobierno; son autónomos.
— ¿Son auto gobernados? —pregunto con temor.
—Sí.
—¿Y crees que eso está bien?
—Ha funcionada hasta ahora —responde Trey.
Coloco las manos en mis caderas.
—¿Para quién?
—No hay manera de que ella solo tenga diecisiete floans —murmura
Wayra, recogiendo su bolso—. Ella se ve como una blusher, pero actúa como un
saer.
—Miau —dice Jax a mi lado, sonriendo.
— ¿Cuánto tiempo se tarda en llegar allí? —les pregunto, dejándome caer
en una rodilla y apretando los cordones de mis botas.
—Eso depende —dice Trey, levantando su equipo—. Podemos ir tan
rápido como nuestro eslabón más débil, un par de días si nos movemos.
— ¿Escuchaste eso, Wayra? —pregunto, mirándolo—. Será mejor que
mantengas el ritmo.
Caminando hacia el agujero en las tablas, escucho a Wayra decir:
—Creo que me estoy enamorando.
—Estas tomándote todo esto muy bien —dice Jax, uniéndose a mí.
— ¿Eso crees? —pregunto, borrándose la preocupación que puedo ver en
sus ojos—. Bueno, se me acaba de ocurrir que podía pasar el rato en Ethar algunos
meses. Entrar en escena. He estado en peores lugares. Voy a ver lo que Skye tiene
que decir. Si apesta, bueno, entonces solo tengo un algunos meses, eeeh, specks,
hasta que tenga dieciocho años, ¿verdad?
— ¿Planeas regresar a la Tierra para escapar? —pregunta, preocupado—.
Um, eso no es una idea muy buena. Todo el mundo sabrá sobre ti para entonces.
Alameeda sabrá todo…
— ¿Y? —Me encojo de hombros—. ¿Qué te importa? Tu trabajo habrá
terminado. Me habrás entregado a mí… penitencia. Ya no seré tu problema.
—Sí, pero eso estará bien. Nosotros podemos ayudarte…
Lo interrumpo, levantando la mano.
—Mira, entiendo la cosa de la culpa. Me entregaras, te aseguraras de que
nada realmente malo me suceda, bla, bla, bla. No te preocupes, Jax. En un par de
semanas, ni siquiera recordaras mi nombre. Ahora, ¿Cómo voy a abajar de aquí?
Trey me agarra ambos brazos, antes de darme vuelta y hacerme mirarlo.
—Lo que Jax está tratando de decir es que regresar a la tierra no será una
opción viable para ti. Nuca —dice, sin sonreír—. La Almeeda te seguirá. Kyaon te
seguirá.
—Oh… —Me alejo, pensando—. Él es un total… ¿cuál es la palabra que
estoy buscando, Wayra?
—¿Wacker? —responde Wayra, y Trey estrecha los ojos hacia él con
desaprobación.
Apunto mi dedo hacia Wayra.
—Sí, él es un total wacker, pero ahora que lo he conocido, puede ser
evitado. Tendré que tener cuidado de los rubios enormes.
— ¿Qué hay de nosotros? —pregunta Trey con amenaza—. ¿Cómo me
evitarás?
— ¿Por qué querrías venir a buscarme si yo me voy? Skye probablemente
enviará a alguien más y puedo jugar a la tímida con él también —digo rígidamente,
no gustándome su tono.
—Me presentaré voluntario —contesta Trey.
—No, no lo harás. Pasaras al siguiente —digo, rechazando sus palabras.
— ¿Al siguiente qué?
—Al siguiente objetivo, ambición, la siguiente emoción —
contraargumento con calor—. ¿Crees que debería seguir sus reglas? Bueno voy a
hacer lo que es correcto para mí, no lo que crean que es correcto para mí.
— ¿Es este el problema con la autoridad a la que tú eludiste ayer por la
noche? —pregunta Trey, inclinando su cabeza cerca de la mía.
—No, esto es sobrevivir, Trey. Me encantaría entrenarte, pero cobro por
hacer de niñera.
—Tengo la sensación de que serás el piloto de mi siguiente emoción —
responde, aflojando su agarre en mis brazos con un ceño fruncido.
—Pido permiso para bajarla, señor —dice Wayra, mirándome fijamente.
—Denegado —Frunce el ceño Trey con un tono entrecortado, haciéndome
trepar a su espalda antes que él fácilmente tome su camino para bajar de nuestro
refugio de la copa del árbol. Me libera cuando golpeamos el suelo y durante las
próximas horas, es una prueba de resistencia mientras corremos a un ritmo
bastante constate por el terreno boscoso.
Sin embargo, el terreno es increíble. Nuestro camino nos está llevando a
atravesar acantilados que pasan por lo alto de los cañones con rocas que
contienen estrías rojas, naranja, marrón y plata. Todo es grande, masivo, como si
nos pudiera tragar. Sintiéndome muy pequeña, me presiono para mantener el
ritmo con ellos. Estoy tratando de enfocarme en el simple problema de continuar
moviéndome, en lugar del temor de lo que nos espera.
Trey, corriendo a mi lado, me escanea críticamente antes de señalar a los
otros que se detengan. Hundiéndome en una roca bajo un árbol sombreado, jadeo,
luchando contra el impulso de doblarme por el calambre a mi costado. El sudor
está derramándose por los costados de mi rostro, no solo por el esfuerzo de correr
por los bosques, sino también por el calor. Aquí es tropical y todavía estoy
acostumbrada a las temperaturas de invierno. Jax trata de darme una barra de
proteína, pero la alejo de mí, negando con la cabeza. El olor de eso en este
momento es suficiente para hacerme sentir arcadas.
—Tienes que comerla, Kricket —dice Jax persuadiéndome, agachándose
cerca de mí—. Te mantendrá sana.
—Me… me hará… vomitar —jadeo—. Dame un… segundo. Podría ser
capaz… de comerla… una vez que… recupere el aliento. —Me inclino sintiendo frío,
incluso cuando sé que estoy tan roja como ponche de fruta. Cerrando los ojos y
abriéndolos, mi mundo entero se inclina, haciéndome resbalar de la roca al suelo.
Desde lo lejos, Trey dice mi nombre, pero no puedo responderle.
* * *
El agua me rodeos mientras abro los ojos. Me estremezco al darme cuenta
que estoy en los brazos de Trey. Él está de pie hundido hasta el pecho en el agua
azul cristalina con Wayra paseando en la orilla a solo unos pasos de distancia.
Agarrando a Trey más cerca de mí, mi mejilla permanece en su hombro. Mirando
una gota de agua deslizarse por su poderoso cuello, escucho a Jax decir:
—Está despertando.
Trey, ahueca su mano en el agua, vierte algo de ella sobre mi cabello. Gotea
a los costados de mi rostro, enfriándome.
—Vamos a sacarla. Sacaré el visor para poder comprobar sus signos
vitales.
Mientras Trey salta del estanque conmigo en sus brazos, intento de
levantar la cabeza de su hombro. Eso me hace marear, así que me vuelvo a
recostar. Es entonces que noto que solo estoy en sujetador y ropa interior. Un
rubor se arrastra en mis mejillas mientras abrazo a Trey más apretado a mí. Wayra
nos encuentra en la orilla, cubriéndonos con una manta. Trey se sienta conmigo en
su regazo. Se apoya en el tronco del árbol sosteniéndome firmemente contra su
pecho. Echando un vistazo a su rostro, él parece enojado mientras suavemente
aparta el pelo de mi rostro.
Dándose prisa con el visor que se parece a las gafas de abuela, Trey las
coloca en mis ojos. Todo es verde mientras observo el agua frente a nosotros.
Luces verdes intermitentes y lecturas ocupan los periféricos de las gafas, pero la
información está corriendo más rápido de lo que puedo leer.
—¡Oh! —exclama Jax a mi lado
Inmediatamente, los brazos de Trey se contraen sobre mí mientras ladra:
— ¿Qué? ¿Qué tan malo es?
—Nada, no está mal… es solo… Kricket… —Respira Jax, como si estuviera
asombrado—. Mira esta actividad cerebral… es enorme.
— ¿Qué quieres decir? —pregunta Trey con alivio en su tono.
Jax sonríe.
—Ella esta iluminando todo. Mira su lóbulo frontal… está fuera de las
gráficas.
— ¿Qué significa eso? ¿Está sana? —gruñe Trey.
Jax asiente con entusiasmo.
—¡Esta sana! No la freímos con el golpe de calor, eso es seguro. O si lo
hicimos, ella tiene más actividad cerebral que cualquier persona que haya visto
para compensarlo —responde, sonando seriamente nerd acerca de ello.
—Esa cosa no están averiada, ¿verdad? —pregunta Trey
especulativamente.
—No… mira —Jax los saca de mi rostro—. Wayra, ven aquí.
Wayra se acerca y Jax le pone las gafas en los ojos.
— ¿¡Ves!? Él es normal, bueno, normal para él. ¿Ves como no se ilumina en
estas áreas?
—Sí.
—Ahora mira esto —dice, quitándole las gafas a Wayra, y las vuelve a
colocar en mi rostro—. ¿Ves? Es como navidad en Chicago con todas estas luces —
dice Jax con orgullo.
— ¿Así que significa que, ella es inteligente?
Jax emite:— ¡Sí, es inteligente! ¡Ella es brillante! Quién sabe lo que pueda
hacer.
—Si es tan inteligente, ¿por qué corrió hasta que casi exploto? ¿Por qué no
solo nos dijo que necesitaba descansar? —pregunta Wayra burlonamente.
—Defecto de personalidad —responde Trey—. Va a mostrarnos que no es
débil.
—«Ella» está sentada aquí —murmuro, sacando las gafas de mi rostro y
entregándolas a Jax—. ¿Dónde está mi ropa? —pregunto, aun temblando mientras
tiro de la manta más cerca de mí.
Wayra señala a la rama del árbol donde mi camiseta y pantalones cortos
están colgando, goteando húmedos debido a chapuzón.
—¿No sabes que supone que debes ir más lentp? —Me regaña Wayra,
frunciendo el ceño y sonando irritado, como si lo hubiera asustado—. Eres
pequeña y eres mujer. Nosotros estamos entrenados para ser rápidos, así que no
sabemos cuándo vamos demasiado rápido para ti a menos que nos lo digas.
—Yo también he entrenado —respondo, frunciendo el ceño—. Subo y bajo
escaleras para vivir. Es solo que hace calor aquí.
Jax me entrega la cantimplora y dice:
—Bebe hasta que esté vacía. Tienes que rehidratarte.
—Está bien. —Estoy de acuerdo, teniendo dificultades para sostener la
cantimplora porque me siento débil—. Lo siento. Normalmente no soy débil.
—Deberías lamentarlo —Me reprende Trey—. Tienes edad suficiente para
saber cuándo necesitas descansar. No nos hagas tratarte como a una niña.
—No soy una niña —respondo, levantado la barbilla.
—Entonces no actúes como una —dice él con las cejas juntas. Mirando
hacia Wayra, ordena—: Encuéntrenos refugio. Tenemos que descansar ahora.
Podemos reanudar esta noche.
—Sí, señor —dice Wayra, girándose y corriendo.
Suspiro.
—Estaré bien pronto, entonces podemos irnos. —La mandíbula de Trey se
hace más apretada mientras me ignora. Jax presiona la repugnante barra de
proteína en mi mano.
Jax trata de suavizar la ira de Trey.
—Ella se ve mejor, es solo que no puedo averiguar que está mal con sus
pies —dice Jax, luciendo perplejo.
—¿Mis pies? —Levanto mis pies para que se asomen por debajo de la
manta. Parecen normales para mí, pero Jax aún tiene una expresión preocupada—.
No hay anda malo con mis pies.
—Uh, tus uñas de los pies son de un impresionante color rosado —
responde, y al principio creo que está bromeando, pero la preocupación todavía
está en sus ojos.
Lucho para reprimir una sonrisa.
—Jax, eso es esmalte de uñas. —Muevo los dedos de los pies
demostrativamente.
Las peculiares cejas de Jax bajan y son acompañadas poco después con una
sonrisa torcida. Sus ojos se estrechan mientras me da una mirada de soslayo.
— ¿Qué es esmalte de uñas?
—Pintura… para los de los pies —murmuro, sonriendo.
—¿Por qué? —pregunta, intrigado.
—Uh —Me encojo de hombros—. No lo sé… ¿Por qué es bonito? —Él mira
de nuevo a mis pies, su frente arrugándose ante la idea.
—Sí… —dice distraídamente—. Tiene cierto encanto…. —habla más bajo
cuando Trey se agacha y de nuevo me cubre los pues con la manta, frunciéndonos
el ceño a ambos.
—¡SEÑOR! —ladra Wayra, corriendo hacia nosotros—. ¡Tiene que ver
esto!
Trey se tensa antes de levantarme en sus brazos.
—Informa.
—Los knob knockers, señor, están cerca y están rompiendo cada
restricción jamás promulgada. —Informa Wayra, sonando ansioso—.
Tienen E-Ones y ALVs. Es algo bueno que nos hayamos detenido aquí, o habríamos
corrido directo hacia ellos.
— ¿Qué tan ceca están?
—Dos, quizás tres kilómetros hacia el norte, señor. —Él nos conduce a una
rotura entre los árboles. Me toma una momento para ver al casi silencioso
helicóptero flotando como una vehículo volando por encima de los árboles en el
horizonte. De cerda, no muy lejos, una avión negro más grande que se parece a una
bala lo sigue. Al verlo, mi corazón late en mi pecho porque el negro se parece más a
una nave espacial que a un avión. No hay nada parecido a esto en la Tierra que yo
sepa.
Trey habla en voz baja:
—Almeeda sabe por dónde entramos y saben a dónde vamos.
—Parecen dispuestos a arriesgar un incidente global violando el espacio
aéreo para conseguir lo que vinieron a buscar —dice Jax, y luego todos se vuelven
para mirarme.
—¡Oh, venga! —Me quejo, sintiendo el miedo atravesarme—. No puedo ser
tan importante. Tal vez solo están aquí para recoger a los knob knockers. Tú,
déjame bajar —agrego agitándome en los brazos de Trey.
Trey me pone suavemente sobre mis pies, pero me sostiene firmemente a
su lado, asegurándose que no me caiga.
—No es una pelea justa —murmura Jax en voz baja, mirando a Trey—.
Tiene que saber que no trajimos armas reales con nosotros. Solo el tipo legal y
arcaico.
Trey me frota el brazo distraídamente.
—Vamos a tener que evadirlos por ahora. Odio huir de ellos.
—Odio ser torturado, así que la evasión suena absolutamente aceptable —
responde Jax.
— ¿¡QUÉ!? —Jadeo, respirando más rápido.
Trey lanza a Jax una mirada llena de censura.
—No te torturaran, Kricket —Me segura Trey.
—Pero, ¿los torturarán? —pregunto mientras mis ojos se abren más.
Él se encoge de hombros.
—Puede que solo nos maten. No pueden darse el lujo de tener testigos.
Me enderezo mientras la adrenalina bombea a través de mí.
—Vale. Bien, vámonos —les insto con severidad, sosteniendo su mano y
tirando de él tan fuerte como puedo. Mirando mi mano en la suya, la mirada de
Trey se mueve a mi rostro—. ¡Muévete! —repito mientras le agarro la muñeca y
tiro de él en alejándolo de las naves—. ¡Vámonos!
— ¿Tienes miedo? —pregunta Trey frunciéndome el ceño—. Yo…
Mis cejas se juntan.
—¡Apuesta tu CULO a que estoy asustada, así que vamos MUEVE antes de
que alguien sea TORTURADO! —les grito, tirando más fuerte del brazo de Trey.
Jax sonríe a pesar de mi miedo.
— ¿Estamos apostando ahora? —pregunta Jax—. ¿Qué es un culo y
cuantos fardrooms crees que vale la pena? —Ignorando a Jax, tomo de nuevo la
mano de Trey.
—Todavía no saben dónde estamos, Kricket —Me asegura Trey
suavemente—. Encontraremos refugio y permaneceremos sin ser descubiertos.
Esta noche, cuando esté oscuro, cambiaremos nuestra trayectoria y viajaremos
hacia territorio Comantre —explica en un tono tranquilizador—. Ellos no esperan
eso, porque no saben que los hemos visto.
Dejo de tirar de su brazo; es inútil de todos modos, no he logrado moverlo
en absoluto.
—Está bien —Asiento liberando mi agarre en su mano un poco—.
¿Podemos encontrar ese refugio ahora? ¿Y podemos ir por este camino? —Señalo
lejos de los aterradores aviones.
—Sí —responde Trey mientras toma mi mano en la suya. Su agarre es lo
suficiente apretado para ser tranquilizador. Para mi alivio, él me permite llevarlo
lejos mientras los aviones de Alameeda continúan buscándonos.
Capítulo 8 Traducido por YoshiB
Lo que va a ser tomado
Trey me recoge en sus brazos otra vez, llevándome de vuelta al pequeño
estanque para recoger su equipo y mi ropa. Cuando me encojo de hombros ante lo
que queda de mis pantalones vaqueros, Wayra dice:
—Tienes que explicarnos las prendas de color rosa más tarde, Kricket —
Sonrojándome, tiro mi camiseta húmeda sobre mi cabeza.
Miro alrededor a los árboles ansiosamente, sintiendo como si Kyon fuera a
asaltarnos en cualquier segundo. Cuando encuentro la mirada inquebrantable de
Wayra, le respondo:
—Wayra, si salimos de esto vivos, te los daré.
— ¿Lo prometes? —Me pregunta, emocionado.
—Sí, te lo prometo —le respondo con sarcasmo, levantando mi dedo
meñique hacia él.
— ¡Excelente!—Respira. Mirando hacia el otro lado de Wayra, Jax y Trey
están frunciéndome el ceño.
—¿Qué? — Pregunto, sintiéndome nerviosa—¿Tú también los quieren?
— ¿Puedes caminar? —pregunta Trey, tendiendo su mano para que la
tome.
—Sí —le digo con un ceño preocupado, tomándola de inmediato.
—No has comido tu barra de proteína —gruñe Jax, señalándolo en mi otra
mano.
— ¿Es en serio? Kyon, Forester y Lecto probablemente están ahí fuera en
alguna parte y ¿Tu estas preocupado por mi barra de proteína?
—Sí—Jax me da un asentimiento testarudo.
Abro mi boca y empujo la cosa entera en ella, masticándola rápidamente.
—¿Fe-liz?
—Sí, ahora podemos irnos —Jax extiende su mano, ofreciéndome una hoja
de menta. Se la arrebato, masticando más rápido para poder hacerla estallar en mi
boca.
Moviéndonos hacia el oeste, tenemos cuidado de permanecer bajo el
denso dosel de ramas. Es espeluznante lo silencioso que esta el espacio aéreo.
Ningún rotor propulsa el helicóptero, o como lo llaman, el "E-One”. Resuena y está
creando un crujido de ramas que ha calmado la fauna que nos rodea. Mientras se
desliza a lo largo, el E-One barre hacía adelante, evitándonos por lo que considero
fracciones, pero la distancia no parece estar preocupándoles a Trey o Jax.
Cuando noto que Wayra ya no está con nosotros, entró en pánico y me
detengo.
—¿Dónde está Wayra?
—Está justo detrás de nosotros cubriendo nuestras huellas —responde
Trey calmadamente, apretando mi mano tranquilizadoramente. Él me sonríe con
una expresión de desconcierto, haciendo que mi corazón se recoja un poco más. Él
es probablemente la persona más atractiva que he conocido y estoy empezando a
encontrar irritante la forma en que me hace sentir cuando sonríe.
—Está bien—balbuceo nerviosamente.
— ¿Estas preocupada? —pregunta Trey.
—Uh-sí — le respondo con un toque de sarcasmo porque "preocupada" es
un eufemismo.
Los ojos de Trey se suavizan.
—¿Por qué? Te dije que La Alameeda no te torturaría. —Trey me aprieta
ligeramente la mano. Se supone que es tranquilizador.
—Sí, te oí decir eso. —Escaneo el cielo sobre nosotros para ver si puedo
localizar el E-One.
— ¿Me crees? —pregunta Trey.
—Estás diciendo la verdad.
Me da una mirada de soslayo.
—Eso es algo extraño de decir. ¿Cómo sabes que estoy diciendo la verdad?
Me encojo de hombros
—Solo lo sé. —Bajo mis ojos de los suyos mientras dejo caer mi barbilla
—Bueno, si lo sabes puedes dejar de preocuparte.
—Claro —murmuro y reprimo el impulso de rodar mis ojos—. Sólo
porque piensas que no me torturarán, no significa que no lo harán. Así que por
ahora, estoy más segura contigo.
Trey hace una pausa y frunce el ceño.
—¿Por qué crees que te torturarían?
—Conocí a Kyon. Conozco la mirada —le respondo, sin saber por qué
estoy siendo tan honesto con él.
— ¿Qué mirada? —Su mandíbula se vuelve perceptiblemente más
apretada.
Mis ojos se alejan de los suyos.
—La mirada de alguien que me ve como un medio para un fin.
— ¿Te has encontrado esa mirada a menudo? —pregunta en una manera
tranquila. Su expresión es ilegible.
—Bastante a menudo.
— ¿Y no tengo esa mirada?
—No. Eres indiferente; eso te hace más seguro. No tienes necesidad de
mentirme.
— ¿Cómo sabes eso? —me pregunta mientras retiene una rama de árbol
para mí a medida que avanzamos.
Me muerdo el labio inferior antes de responder distraídamente.
—Siempre has sido honesto conmigo. —Miro el cielo—. No quieres nada
de mí excepto mi cooperación para que puedas hacer tu trabajo y deshacerte de mí.
Ni siquiera te importa si lo sé. Eso te hace muy diferente de Kyon. Lo primero que
Kyon hizo cuando nos conocimos fue mentir.
—Señor, mire esto —dice Jax delante de nosotros. Apunta hacia una cueva
oscura parcialmente envuelta por enredaderas y vegetación.
Dejando caer su equipo, Trey hurga en su bolsa para sacar un pequeño
estuche. La abre y rápidamente ensambla una ballesta de aspecto malvado con
proyectiles de punta metálica que se asemejan a puntas alargadas con corte en V.
Extrae un par de gafas de sol muy sexys de la caja. Mientras se los pone, ordena:
—Espera aquí.
— ¿Vas a usar gafas de sol en una cueva oscura? —pregunto con una
expresión escéptica.
—Son de visión nocturna.
— ¿Por qué no los usaste en la cueva de la Tierra? —le pregunto,
pensando en que un casco con linterna es ridículo si tienes algo con visión
nocturna bastante elegante.
—Porque hay reglas muy específicas de no usar nuestra tecnología
mientras estamos en la Tierra —dice mientras levanta la ballesta hacia arriba.
— ¿Siempre sigues las reglas?
—Sí.
—Ugh, eres un niño boy scout.
—No soy un niño. Soy un adulto.
—Bien por ti. ¿A dónde vas, viejo? —le pregunto, no estoy segura de por
qué me siento tan ansiosa respecto a que se aleje de mí.
—Voy a investigar esta cueva, a asegurarme de que el único Saer dentro
seas tú —responde, y Jax se ríe.
—Buena suerte, no dejes que te coman…o te hagan… cualquier cosa —
respondo sarcásticamente, pero mi corazón late con fuerza en mi pecho porque va
allí solo. Trey sonríe antes de caminar cautelosamente hacia la cueva. Jax ensambla
eficientemente su ballesta, levantándola rápidamente y apuntándola cuando
Wayra pasa por el descanso en los árboles.
—Soy yo —dice Wayra en un tono bajo, viendo a Jax bajar el arma.
— ¿Te han hecho sombra?
—Mi sombra ni siquiera me oculta.
—Cristal — dice Jax, lanzando la ballesta a Wayra. Vuelve a hurgar en su
bolsa, subiendo con dos pares de gafas de sol y entregándome una.
— ¿Dónde está mi ballesta?
—¿Qué? — Jax sonríe su sonrisa torcida.
—¿Mi arma?
—¿Quieres un recurve?—pregunta mientras monta otra ballesta.
—Ballesta, recurvo, como se llame. ¿Tengo un arma?
—No —responde Jax sonriendo a Wayra y asintiendo hacia mí, como si
creyera que soy adorable.
— ¿Por qué no? —digo y coloco mis manos en mis caderas.
—Puedo pensar en algunas razones: eres una mujer, no estás entrenada
para usarlo, eres nuestra prisionera, no quiero que me disparen, y si terminas
matando a Kyon, seriamos el hazmerreír de Los Cavars —responde Jax, sonriendo.
— ¿Qué tiene que ver ser mujer con eso?
—Eres pequeña y débil —responde, como si nunca hubiera oído hablar del
movimiento feminista.
Mi boca se abre por un momento antes de cerrarla.
—No soy pequeña —digo entre dientes.
—Eres diminuta —contesta Jax.
—Enana —Wayra concuerda.
—Tengo cinco pies diez6.
—Mira, ni siquiera eres un enlace —afirma Jax.
— ¿Qué es un enlace? —pregunto, cerré los ojos y me froté la frente.
—Seis pies7 —responde—. No me malinterpretes, es polar ser una mujer
de tu tamaño… absolutamente polar…
—Positivamente polar— Wayra está de acuerdo.
— ¿Polar? —Gruño.
—Atractiva... seductor... —dice Jax, pensando.
— ¿Sexy? —pregunto, sintiendo calor en mis mejillas.
Asintiendo con firmeza, Wayra concuerda:
—Sexy. Polar.
6 1.77 cm
7 1.80 cm
Jax sonríe, mientras sigue ensamblando su arma.
—Pero eres engañosamente fuerte. Debe ser porque estás acostumbrada a
más gravedad. Tus músculos son más fuertes. Puedes correr más lejos con más
resistencia que la mujer promedio en Ethar.
— ¿Es por eso? —pregunta Wayra a Jax—. Me preguntaba eso. Ella estuvo
a la par que nosotros durante mucho tiempo, no pude entenderlo.
—Si prometo no dispararte, ¿me darás un recurvo? —pregunto de nuevo,
volviendo al tema de armarme para así poder defenderme.
—No —dicen al unísono.
—Despejado —dice Trey, saliendo de la boca de la cueva,
sorprendiéndome—. Recojan el equipo. —Mirándome, Trey dice—: Bien, tienes
gafas. Vamos —Me agarra por el codo y me llevó profundamente en la cueva hasta
una caverna redondeada donde le ordena a Wayra y a Jax que dejen caer el equipo.
Trey saca una bolsa de dormir y me la entrega, diciendo:
—Toma, trata de dormir un poco. Nos quedaremos aquí hasta que
oscurezca. Luego nos dirigiremos hacia el oeste.
Asiento y extiendo la manta. Acostada sobre el duro suelo, cada pequeño
sonido hace que mis ojos se abran. Cuando Wayra regresa de su patrulla para
informar que el E-One y el ALV se han dirigido al norte, los veo a todos relajarse
visiblemente. Mis ojos caen entonces, y aunque estoy asustada, también estoy
completamente agotada, así que duermo.
****
Al despertar, Jax me sonríe desde el otro lado del pequeño fuego,
preguntando:
—Kricket, ¿tienes hambre?
Me siento, estirando mis músculos doloridos.
—Me estoy muriendo de hambre —admito.
Jax me entrega un paquete envuelto. Es otro pequeño pastel, pero éste
sabe a huevos.
—Es quiche —dice, con amabilidad.
—Está bueno. Gracias —murmuro, tomando otro bocado. Trey me mira
comer—. ¿Cuánto tiempo dormí?
—Cerca de seis partes... y antes de preguntar, una parte dura
aproximadamente una hora —responde Trey—. Pero todavía tenemos algunas
partes antes de que podamos irnos.
—Está bien. —Termino mi comida—. ¿Alguna señal de los Knob-knockers?
—Veo a Trey encogerse, mientras Wayra ahoga una risa.
—Kricket, 'knob-knockers' no es un lenguaje apropiado para una blusher,
como tú —dice Trey, sonando como un viejo—. Y no, continuaron hacia el norte.
Le sonrío a Trey.
—¿No crees que mi palabra de "knockers knockers" es polar? —pregunto,
escuchando a Jax y a Wayra romper a reír.
—No, no lo creo —responde Trey, mirando a Wayra, que de repente
encuentra el techo interesante—. Creo que encajarás mejor si te abstienes de usar
ese tipo de palabras.
— ¿Quién dijo que quería encajar o que incluso podía encajar?
— ¿Por qué no encajarías? —Tanto Jax como Wayra miran hacia abajo
porque saben que no encajaré.
—Porque soy realista y esta es mi vida con la que estás jugando, Cavar —
respondo—. Crees que me estas entregando a casa. Déjame disentir.
—Puedes encajar, solo tienes que intentarlo —insiste Trey.
— ¿Cómo propones que haga eso? ¿Vas a enseñarme etiqueta? —Me río.
—Sí. ¿Por qué no? —responde, mirándome fijamente como si acabara de
aceptar un desafío.
Sonriéndole, le pregunto:
—¿Qué te hace pensar que soy grosera?
—No te acusé de ser grosera, simplemente influenciado por otros. —Mira
a Wayra, quien parece impenitente.
—De acuerdo, esto debería tomar una hora... una parte —corregí—. ¿Por
dónde te gustaría empezar a enseñarme a ser una apropiada ciudadana de Rafe?
—Comencemos con los saludos —dice, levantándose y ofreciéndome su
mano para ayudarme a levantarme. Ignorándolo, me levanto sola y me paro frente
a él—. ¿Cómo saludarías a alguien?
—Depende. ¿Eres un amigo, un conocido, un socio de negocios, un
maestro, un miembro de la familia o un novio? —le pregunto.
—Un novio —dice Wayra.
Trey le frunce el ceño, y luego se vuelve hacia mí y responde.
—En una situación formal.
Le extiendo mi mano. Cuando él no la toma, tomo su mano en la mía,
sacudiéndola firmemente, diciendo:
— Hola, Trey, es un placer conocerte.
Jax me imita, tomando la mano de Wayra y diciendo:
—Wayra, es un placer conocerte.
Wayra empuja a Jax lejos, diciendo:
—Apártate —Luego se estremece, como si su piel se erizara.
— ¿Qué sucede?
—Me tocó — dice Wayra, frunciendo el ceño.
— ¿Y?
—Y que va a salir lastimado si lo hace de nuevo—responde Wayra y Jax
sonríe.
— ¿No dan la mano?
—No —dijo Trey—. Los machos rara vez se tocan.
— ¿De verdad?
—Y las mujeres rara vez tocan a los varones que no conocen o que no son
parte de su familia —añade, haciendo que me sienta incómodo de repente. He
estado sosteniendo su mano todo el día, pienso, sintiéndome estúpida.
—Muy bien, tocar es malo. ¿Qué hago? —le pregunto, soltando su mano.
—Si somos compañeros, entonces inclina tu cabeza, como un
asentimiento, pero detente por un momento antes de levantar la cabeza. —Hace
una demostración.
Trato de reprimir una risita, imitándolo. Lo ve y sonríe, preguntando
— ¿Qué?
—Es justo lo contrario al saludo del barrio. En el barrio, levantas la
barbilla y dices 'como te va' — le explico—. ¿Digo algo cuando inclino mi cabeza?
— «Saludos» es estándar. Si sabes mi nombre, puedes decirlo.
—Ah, al igual que Kyon, pero él me tocó —murmuro. Trey frunce el ceño
ante mis palabras—. ¿Cómo saludas a alguien que no es un compañero?
Con las cejas juntas, responde:
—Si estás recibiendo a la realeza, entonces te pones sobre una rodilla e
inclinas la cabeza, llevando tu brazo derecho hasta el hombro. —Lo hace, luciendo
muy elegante y equilibrado.
Sigo su ejemplo, preguntando:
— ¿Cómo sé la diferencia entre una compañero y... urr ... la realeza? —
Trato de igualar el movimiento refinado de su brazo con el mío.
—Deberás ser presentada a la realeza. No los saludarás a menos que te
presenten — explica mientras nos levantamos de nuevo.
—Ah… snobs. Así que tú eres de la realeza, ¿verdad? —pregunto, y sus ojos
se abren, sin entender cómo sé esto acerca de él—. Victus es el heredero, pero eres
una realeza menor, nadie busca tu favor —repito casi textualmente lo que había
dicho en la limusina.
—Nos estabas escuchando... en el auto —afirma, frunciendo el ceño.
—Siempre estoy escuchando—camaleón, ¿recuerdas? —Hundiéndome
otra vez sobre una rodilla, inclino mi cabeza, mientras levanto mi mano hasta mi
hombro y digo—: Saludos, Trey Allairis.
— ¿Cómo sabes mi apellido? —Trey agarra mi brazo y me pone en pie.
—Kyon lo mencionó —le respondo, mirando su mano en mi brazo—. Uhh,
sin tocar. Es descortés —lo reprendo con tono prudente—. Ahora, ¿cómo
saludarías a una sacerdotisa Alameeda? ¿Te apoyarías en una rodilla por ella?
—Querrás decir, ¿cómo saludaría a una delegación de Alameeda? —Me
corrige—. Ella estaría acompañada por un séquito y me arrodillaría. Victus no lo
haría. Inclinaría la cabeza. Pero yo no me arrodillaría si fuera un Cavar en la
capacidad de protección.
—Interesante.
—Eres ciudadana de Rafe, Kricket. Tu afiliación con Alameeda sólo te hará
parecer menos una de nosotros —advierte.
—Soy de ambos. Negar a mi madre sería un error.
—Puede haber algunos que quieran verte arrastrar por tu herencia.
—Soy una piedra, ¿recuerdas? —pregunto, arqueando mi frente—. No
puedo tener miedo a fracasar, o estaré atascada donde quiera que me ustedes
vayan a dejar. No puedo esconder lo que soy y, siempre hay una forma de rodear a
esas personas, o pasar a través de ellas. No te preocupes por lo que haré después.
No estarás allí para verlo.
—Ahí te ha pillado, Trey —dice Jax. Él se levanta—. Estarás en un swank
con las blushers. Necesito que me hagas entrar en una.
Trey se queda callado un momento, sin apartar los ojos de los míos. Luego
dice:
—No lo sé, Jax... Seré responsable de ti si logras entrar. ¿Sabes cómo
comportarte a un swank?
—Sí —responde Jax. Se arrodilla ante mí. Levantándose, me pregunta—:
¿Te importaría comportarte conmigo? —Él se coloca a mi lado sosteniendo su
brazo delante de él con su otro brazo detrás de su espalda.
En mi tono más arrogante, digo:
—Ciertamente.
Jax levanta la barbilla.
—Puedes poner tu mano en mi brazo y yo te guiaré hasta la pista.
— ¿La pista? ¿Cómo la pista de baile? —pregunto, poniendo mi mano en su
brazo.
—Mmm —concuerda con un asentimiento arrogante, mirando hacia
adelante.
— ¿Cómo se baila en Ethar? —le pregunto, extremadamente curiosa
mientras me conduce a unos pasos del fuego—. ¿Hay contacto involucrado?
—Alguno.
Me tapo los labios con los dedos. —Que escandalo —respondo. Dejo caer
mi mano—. ¿Me vas a hacer una demostración?
Jax parece un poco menos arrogante.
—Bien, también me podría servir alguna instrucción. Trey, ¿Puedes
demostrarlo? —pregunta.
—Pero, se estaban comportando tan bien —replica Trey sarcásticamente.
—Oh, tienes que mostrarnos tus movimientos, Trey —digo
— ¿Por qué debo hacerlo?
—Porque... arruinarás mi primer secuestro si no lo haces —respondo,
arqueando la ceja desafiante—. ¿Cómo podré compararlo con cualquier futuro
secuestro si no intentas al menos intentarlo?
—No serás secuestrada. Estarás bajo custodia —responde Trey, pero sus
ojos se suavizan en las esquinas.
—Bueno, lo menos que puedes hacer es entretenerme antes de que me
pongan en prisión...
Trey levanta el dedo y dice:
—Te enseñaré un baile, si me prometes mostrarme uno que tú conozcas.
—Trato —acepto inmediatamente.
Me posiciona para enfrentarlo. Entonces, él pregunta:
— ¿Conoces alguna canción con instrumentos de cuerda?
— ¿Quieres decir música de orquesta? — arrugo mi nariz.
—Sí.
—Um... 'Ode to joy'... Beethoven — respondo, insegura—. Pero, sólo sé el
estribillo...
— ¿Cómo va? —pregunta.
Murmurando la música clásica lo mejor que puedo, él sonríe.
—Sí, eso es bueno, sigue canturreando. Ahora —Extendiendo su mano
hacia mí por encima de nuestras cabezas, continúa—: Toca las puntas de tus dedos
con los míos... no, mano izquierda con mano izquierda. —Haciendo lo que él
ordena, añade—: Asegúrate de mantener contacto visual conmigo. Ahora, nos
giraremos para que estés donde estoy y yo estaré en tu posición.
—Medio giro... lo tengo —retrocedo mientras él se mueve hacia adelante.
—Ahora, cambiamos de manos y repetimos el mismo movimiento.
Después de que lo hacemos, él dice:
—Ahora, dejamos caer nuestras manos, haces una reverencia y me inclino
ante ti.
—¿ Reverencia? —Vacilo, sonriendo—. ¿Cómo se hace una reverencia? —
Jax, de pie junto a nosotros, demuestra una reverencia, que trato de imitar.
—¿Por qué eres tan bueno en hacer una reverencia, Jax? —pregunta
Wayra.
Ignorándolo, dice Trey:
—Entonces ambos vamos hacia una pared lejana. Yo extenderé mi mano
hacia ti otra vez y la encontrarás con la tuya, permitiendo que nuestras puntas de
los dedos toquen de nuevo.
—Entonces, ¿qué? —Siento el calor de sus dedos en los míos. Un leve
rubor empieza a colorear mis mejillas mientras miro en sus ojos.
La expresión de Trey es seria.
—Entonces dejamos caer las manos y miramos hacia adelante, dando un
paso —Hacemos lo que él dice—. Entonces, giramos la cabeza uno hacia el otro
otra vez, hacemos el contacto visual y nuestras manos se tocan otra vez.
—Así que esto es un tipo raro de baile en línea —le digo, siguiendo sus
movimientos.
— ¿Hmm? —pregunta, levantando su ceja.
—No importa —Agito mi mano.
—Esos son los fundamentos para esa danza en particular.
— ¿Cómo se llama?
—El Revel.
—Bueno, nadie los acusará de ser b-boys8 —murmuro, sonriéndole—. Casi
tengo miedo de mostrarte cómo bailamos. Puede que te de un infarto.
8 Es el nombre original con el que se conoce a la persona que baila (break-dance). Se usa también b-girl o flygirlpara el género femenino. El jamaicano DJ Kool Herc utilizó este nombre, break-boy o bboy aunque también en algunas otras partes del mundo se le conoce como beat-boy, para referirse a los jóvenes que acudían a sus fiestas y bailaban durante los “breaks” que el pinchaba.
— ¿Por qué? ¿Es peligroso? —pregunta, confundido.
—Uhh... podría decirse. ¿Qué puedo mostrarte que no te asuste
totalmente? —preguntó retóricamente, pensando—. ¡OH! ya sé. ¡Te voy a enseñar
salsa! Mi compañera de cuarto, Bridget, su verdadero nombre es Brigida, ella es
cubano-americana. Lo cambió a Bridget porque cree que ayuda en las solicitudes
de empleo —explico—. Ella me hace bailar con ella todo el tiempo.
Girando alrededor de él, le muestro a Trey cómo girar y luego a
cambiarme en sus brazos para que me gire lejos de él.
—Una vez que estoy aquí, tómame de la mano para traerme de vuelta a ti
—le instruyo, sintiendo que él me tira de regreso. Serpenteando dentro de su
brazo, termino apretada contra su pecho. Sonriendo y mirando a Trey, le digo—: Y
así es básicamente cómo... tú... salsa... —Me aparto y mis dedos se encrespan en su
pecho ante su intensa expresión. Él deja caer su barbilla, su rostro acercándose al
mío.
—Yo soy el siguiente —dice Wayra detrás de mí, acercándose.
—De ninguna manera. Yo soy el siguiente —argumenta Jax.
Trey se congela con su cara muy cerca de la mía.
—Nadie es el siguiente. Es hora de irnos —dice suavemente, soltándome y
dejándome ir—. Arma el equipo y apaga el fuego, exploraré el área antes de que
nos vayamos. Nos moveremos silenciosamente esta noche. Sin hablar hasta que
salgamos de la cueva. ¿Lo han entendido? —Trey pregunta en un tono apretado,
volviéndose hacia mí. Parece enojado, como si yo hubiera hecho algo mal—.
Necesitamos completar la misión para poder volver a nuestras vidas.
Levantando la barbilla una muesca, digo:
—Entendido.
Trey asiente con la cabeza, saliendo inmediatamente por la boca de la
cueva. Lo sigo de cerca, mentalmente pateándome por ser tan estúpida. Estos tipos
no son mis amigos, ni de cerca. Les pagaron para hacer un trabajo. Me están
llevando a algún tipo de institución espeluznante donde estaré sujeta a los
caprichos de otra persona. Mi corazón se tuerce dentro de mi pecho, porque no
puedo dejar de sentir como si me estuvieran traicionando. Soy de piedra... nada me
toca... nada, repito en mi cabeza, mientras me pongo mis gafas de visión nocturna y
camino hacia la oscuridad.
Capítulo 9 Traducido por Liliana
Rasgando el mundo en dos
Corriendo a través de la noche, estoy esquivando entre árboles y sobre el
terreno que es tan mágico como peligroso. Estoy directamente detrás de Trey; él
está bloqueando las ramas para mí, mientras mantiene un ritmo más ligero que
antes. Nos detenemos ante un claro que esta alfombrado con flores silvestres,
insectos cantando y acepto la cantimplora de Jax.
Mirando alrededor, todo es claro para mí, casi tan nítido como la luz del
día. Mis gafas de visión nocturna me permiten ver los colores de las flores:
bermellón brillante y fucsia con embriagantes fragancias. Me inclino y llevo mi
rostro cerca de la hermosa flor roja cerca de mí. Inhalando su aroma, los pétalos
rozan mi mejilla; se siente como la seda de una bufanda que mi madre alguna vez
poseyó. Arranco la flor, metiéndola detrás de mí oreja.
En segundos, Trey me agarra del brazo, tirando de mí hacia él y arrojando
la flor de mi cabello, lanzándola al suelo. Agarrando dolorosamente mi barbilla, él
gira mi cabeza mientras sus dedos limpian el lugar donde la flor descansaba.
—¿Estas tratando de matarte? —pregunta Trey en un tono bajo y áspero.
Gira mi barbilla por lo que estoy forzada a mirar su rostro, sus cejas se fruncen
profundamente. Apunta su dedo a mi rostro—. ¿Qué pasa contigo?
— ¿Qué? —pregunto débilmente.
— ¿No sabes lo que vive en esas flores? ¿Qué tipo de insecto venenoso las
habita? —No puedo leer sus ojos, porque sus gafas los están bloqueando, pero su
boca esta estirada en una sombría línea.
—Uhh —Respiro, no soy capaz de pensar porque él está justo en mi cara,
luciendo lo suficientemente furioso para golpearme. Mi corazón salta a mi
garganta. Quiero correr, pero no puedo porque todavía está sosteniendo mi
barbilla —. No… tocaré nada. Lo siento… —tartamudeo en un bajo susurro,
sintiendo todo el color dejando mi rostro. Me odio en este momento. Lo juzgué mal.
Él es más peligroso de lo que le he dado crédito.
Su diatriba está lejos de terminar mientras continúa cuestionándome:—
¿Por qué pondrías algo así en tu cabello, tan cerca de tu oreja? —Su agarré se
aprieta en mi barbilla. Trato de no estremecerme o alejarme de él.
—Yo…pensé que era… bonita.
Su mano en mi brazo se aprieta.
—¿Crees que un gusano turbina perforando tu oído sería bonito? —me
pregunta, como su yo fuera la persona más tota que alguna vez conoció.
—¡SEÑOR! —grita Jax en un agitado tono desde detrás de Trey—. ¿Puedo
hablar con usted?
Contengo la respiración, esperando a que me libere. Lentamente, el agarre
de Trey disminuye mientras deja caer su mano de mi barbilla.
—Informe —ladra Trey, todavía mirándome fijamente.
—En privado —responde Jax, frunciéndome el ceño también. Trey me deja
ir por completo y de inmediato retrocedo de él, poniendo una cierta distancia entre
nosotros. Trey continúa frunciendo el ceño mientras gesticula a Jax hacia el bosque
detrás de ellos.
Me posiciono tentativamente sobre una gran roca y me abrazo a mí misma,
escaneo el terreno por cualquier cosa que pueda parecerse a un gusano turbina.
Me duele la barbilla un poco, pero me niego a frotarla o mostrarle cualquier señal
de que lo que hizo me lastimó en lo más mínimo. Nunca muestres debilidad.
—Kricket —Jax dice mi nombre y agacho la cabeza como un criminal
culpable. —¿Qué? —respondo, levantándome de la roca para enfrentarlo. Trey está
a solo algunos pasos atrás.
—¿Cuántas veces has visto flores silvestres creciendo en Chicago?
—Uh… —Me aclaro la garganta porque de repente se siente apretada—.
Bueno, los edificios corporativos algunas veces tienen pequeños terrarios… —
balbuceo.
— ¿Eran flores silvestres? —pregunta, frunciendo el ceño.
—No —responso, sintiéndome una idiota mientras mi rostro se pone más
rojo.
—Y si cogías una de esas flores, ¿qué pasaría?
—Un, probablemente sería sacada y la seguridad me escoltaría fuera del
edificio.
— ¿No te preocuparía que te pudieran matar las flores?
Niego con la cabeza y bajo la barbilla un poco más, sintiéndome estúpida
de nuevo. Las lágrimas queman en mis ojos pero me niego a dárselas, forzándolas a
retroceder.
—Porque nunca has visto flores que pueden matar, ¿verdad? —pregunta
en tono amable—. ¿Y no ha habido nadie en tu vida que esté a tu lado,
protegiéndote, advirtiéndote acerca de cosas como plantas peligrosas?
Trato de parecer casual mientras me encojo de hombros.
—Mis amigos no de preocupaban por la botánica.
—No, todo era sobre la supervivencia urbana y si nosotros estuviéramos
en Chicago, podrías mostrarnos qué no tocar. —Me sonríe.
Me encojo de hombros de nuevo.
—Eso y tal vez una comida gratis en la hora feliz, sé de un lugar en el Loop
que sirve pasta marinada gratis y solo tienes que comprar una coca cola.
—Apuesto un millón de fardrooms que lo harías —dice Jax tristemente—.
Deberíamos irnos. Tenemos mucho terreno por cubrir.
Asiento, manteniendo los hombros hacia atrás y evitando la mirada
mientras camino hacia Trey. Nos movemos más lentamente a través de los campos
abiertos, Trey y Wayra lideran el camino ahora y usando las visores en sus
reservas para explorar los bosques circundantes. Bordeando una manada de lo que
parecen caballos, mi piel pica, notando que cada uno tiene largos y horribles
cuernos que crecen de su cabeza justo detrás de sus orejas. Temblando,
preguntó—: ¿Qué son? —Porque estoy empezando a aprender que todo aquí debe
ser tratado con la mayor precaución.
—Spixes —me responde Wayra
— ¿Amistosos?
—No particularmente. Estos son salvajes —responde Wayra, asintiendo
hacia la manada—. Pero pueden ser entrenados y montados.
—¿Sí? —pregunto, observando como una hermosa spix marrón y blanca se
levanta sobre sus patas traseras, pateando el aire cuando nos ve pasar a la manada.
— ¿Tienes un spix?
—No —Sonríe Wayra—. La familia de Trey tiene algunos. He montado con
él en la casa de su familia.
No queriendo escuchar nada sobre Trey o su estúpida familia quien sabe
todo sobre las estúpidas flores y montar spikes, digo—: Es un poco triste pensar
que algunas personas querrían domar algo que está destinado a ser salvaje. Tal vez
debería haber una ley en contra.
Alzando la vista, veo a Trey tratando de reprimir su sonrisa.
—Solo dices eso porque eres la salvaje a quien nos han enviado a domar.
—Como si tú pudieras domarme —me burlo, y Wayra se ríe.
—Es una mujer de fuego —dice Wayra, sonriendo.
—Lo es —murmura Trey. Los ignoro porque no estoy segura si
simplemente me felicitaron o insultaron.
Un agitado relinche de un Spix hace que Trey levante la cabeza de golpe.
Escanea el área detrás de nosotros justo cuando los spixes comienzan a avanzar,
luciendo salvaje y mortales mientras sus cascos traquetean el suelo como truenos.
Pero eso no es tan espantoso como el rugido que desgarra el aire que me rodea.
En el momento siguiente, mi codo es agarrado por Trey. Me empuja con
fuerza en su dirección, sacándome del camino de los spixes mientras se derraman
alrededor de nosotros, gritando como personas locas que huyen de un edificio en
llamas. Me coloca frente a él y me impulsa a correr con la mano en la espalda, hacia
un barranco poco profundo. Cuando lo alcanzamos, Trey me empuja con fuerza
hacia abajo cubriéndome con su cuerpo. Girando mi rostro cuando un fuerte
rugido se escucha, un enorme felino de color oro y rayas grises se lanza sobre un
spix a poco metro de nosotros, desgarrándole el cuello al spix y sacudiéndolo
salvajemente con sus dientes de sable.
Me esfuerzo para no apartar a Trey y salir corriendo.
—No te muevas —respira Trey en mi oído. Me quedo quieta cuando un
bajo y largo gruñido suena detrás de nosotros. Un segundo gato, del tamaño de una
SUV, se desliza más cerca del que se está comiendo al spix.
—Va a pelear por la cena. Cuando lo hagan, nos vamos a levantar y correr
hasta los árboles a tu izquierda —me instruye Trey en un tranquilo tono.
—¿No puedes simplemente dispararles? —le pregunto, mirando
desesperadamente hacia el recurve en el suelo cerca de nosotros.
—No —dice sombríamente—. No puedo matar Saers con un recurve. Sus
pieles son demasiado gruesas.
— ¡Tú estúpido boy scout! —Le siseo en un susurro bajo—. ¿Vienes aquí
con Saers y llevas una pistola de juguete? Deberías romper las reglas una vez, Trey.
¡Podrías disfrutarlo!
—Puedes darme tu opinión si llegamos a esos árboles. Ahora, ¡muévete! —
dice, rodeándome con un brazo en mi cintura y empujándome para correr frente a
él en dirección a los árboles. Fuertes gruñidos vienen detrás de nosotros mientras
mi corazón percute en mis oídos. Doy un traspié, el brazo de Trey va a mi cintura
de nuevo, ayudándome a recupera el equilibrio mientras continuamos
retirándonos.
Llegando a los árboles, Trey me empuja detrás de una roca. Ambos
arrodillados jadeando, nos giramos para ver si estamos siendo perseguidos.
—Ellos no… nos notaron —dice Trey, respirando a mi lado, sonando
sorprendido.
—Suenas como… si no pensaras… que lo lograríamos —jadeo,
volviéndome hacia él, sintiendo la adrenalina corriendo a través de mí.
—No lo creí —admite, agarrándome a su pecho y abrazándome fuerte.
Besándome el cabello, cerca de mi sien me susurra—: Eres muy valiente.
—No soy valiente —Me vuelvo para míralo—. Solo voy a aguantar el
tiempo suficiente para matarte
— ¿Eso es cierto? —pregunta, sonriendo con diversión.
—Sí, y es la tercera vez que tratas de matarme —Empujo contra su pecho
mientras la ira brota de mí. Su sonrisa vacila cuando sus cejas se juntan.
—Tercera vez que… ¿qué estás diciendo? —pregunta, casi ofendido,
mientras me aleja de su pecho para poder mirarme.
Levanto un dedo.
—¡Primero, casi me ahogaste! —Otro dedo se le une al primero— ¡Y
LUEGO me hiciste correr hasta que muriera de un golpe de calor! —Un tercer dedo
completa el trío—. ¡Y ENTONCES, ENTONCES, me llevas a través de una campo
PULULANTE con SAERS simplemente ESPERANDO que nos coman! —vocifero
hacia él, temblando en la secuela de casi ser una comida para feroces tigres dientes
de sable.
La sonrisa de Trey ha desaparecido totalmente ahora mientras su ceño se
profundiza.
—No traté de ahogarte, fui yo quien tuve que nadar con tu cuerpo flácido
en mis brazos y golpearte en el pecho para hacerte respirar —contesta, luciendo
hosco—. Y no te hice correr, te detuve cuando noté lo roja que estabas. Y era tomar
nuestra oportunidad con los Saers para movernos por la noche o dejarnos a todos
ser presa de la Alemeeda… fue un riesgo calculado, uno que ha merecido la pena
por mucho —dice en un todo más suave.
—¿Por mucho? ¿POR MUCHO? ¡TREY! —le grito—. ¿Cuáles son nuestras
posibilidades de llegar a Rafe? —pregunto, todavía respirando con dificultad.
—Contigo, mejores de lo que pensaba. Te mantienes al día y sigues
ordenes bastante bien, cuando lo eliges, y eres inteligente, cuando no estás
tratando de matarte con flores e insectos metidos en el cráneo —añade
sarcásticamente.
—¿Crees que estaba tratando de matarme con una flor?
—¿Qué se suponía que debía pensar? Las zonus son conocidas por estar
repletas de gusanos turbinas y la colocaste junto a tu oreja… pensé que te
convertiste en suicida.
—Trey, pensé que la Znou era hermosa y quería guardarla —digo,
explicándome a él—. No estaba tratando de matarme. Si me suicido, lo sabrás
porque estaré muerta. Ahora mismo lo que me siento es HOMICIDA, así que cuida
tu espalda.
La sonrisa de Trey vuelve de repente, como si mi ira hacia él fuera
divertida.
—¿Por qué solo estás enojado conmigo? —pregunta Trey, poniéndose de
pie.
—¿Qué? —pregunto malhumorada.
—No estas enojada con Jax o Wayra… solo conmigo. —Extiende su mano
para ayudarme a levantar.
La ignoro, me levanto sin ayuda, quietándome el polvo de la hierba seca.
—Porque eres el que dirige esta misión. Y tal vez ellos son más agradables.
—Toma eso, ególatra, pienso para mí misma, observándolo endurecerse mientras
toma su equipo.
—Necesitamos movernos si planeamos localizar a tus adorables Cavars —
responde Trey, con aire severo.
—No son míos. Paneo devolverte todos cuando lleguemos a Rafe. —Lo
sigo mientras teje un sendero entre los árboles.
— ¿Por qué? Podemos ayudarte…
—¡Sí! —Me burlo—. Has ayudado bastante. Cualquier ayuda más de
ustedes y estaré muerta.
—Si no fuera por nosotros, estaría con Kyon ahora y serías… —Trey no
termina.
— ¿Sería qué?
—Su prisionera —dice en voz baja.
—Oh, a diferencia de tu prisionera —digo sarcásticamente—. Estoy
comenzando a pensar que hay una diferencia muy grande.
— ¡Es una gran diferencia! —responde Trey, y él cree lo que me está
diciendo.
—¿De verdad? ¿Por qué?
—Porque ellos te consideran una sacerdotisa. Nunca tendrías una vida
propia. Cada decisión se tomará en tu nombre, sin ser incluida. Serías cuidada, casi
adorada, pero nunca libre, nunca capaz de vivir como elijas. Serías su propiedad. Si
ellos quieren alinearse con una familia o una casa, puedes intercambiar tus
servicios, o incluso a ti, para obtenerlo.
— ¿Quieres decir que me tratarían con un objeto, una posesión? —
pregunto, sintiéndome enferma.
—Precisamente.
— ¿Qué tipos de servicios me harían realizar?
—Depende de lo que puedas hacer, los dones que posees —responde—.
Son reservados acerca de sus sacerdotisas, pero las habladurías se filtran. Se dice
que algunas pueden mover cosas con sus mentes….
— ¿Cómo la telepatía?
—Sí —afirma—, y algunas son persuasivas. Pueden hacerte creer
cualquier mentira.
—Práctico —digo, temblando.
—Y algunas pueden ver lo que el enemigo está planeando —murmura,
inconscientemente flexionando su mano que fue reacomodada—. Una ventaja
estratégica.
—¿Cómo combates algo como eso?
—Haces tú plan y luego, en el último segundo, haces algo fortuito —dice,
desalentado—. Algunas veces funciona.
Palideciendo, mi cabeza se siente como si estuviera girando.
— ¿Así que se les amargó la fiesta cuando mi madre los abandonó?
—Amenazaron con la guerra —responde—. Lo recuerdo… era de todo lo
que hablada todo el mundo por un tiempo.
—¿Así que mis padres se fueron porque temían causar una guerra?
—Tal vez… o tal vez querían proteger algo mucho más importante para
ellos.
—¿Qué? —pregunto, sin entender.
—A ti… Alameeda no sabe sobre ti y tal vez tus padres querían mantenerlo
así. Ellos pudieron haberse quedado en Ethar, en Rafe. No entregamos a nuestros
ciudadanos a nadie, ni siquiera a la Alameeda, ni siquiera si amenazaba la paz que
hemos disfrutado durante más de treinta años.
— ¿Cómo sabias sobre mí, dónde encontrarme? —La piel de gallina se
levanta en mi brazo y la froto.
—Fui enviado—soy un Cavar especial—una rama de la élite. Nos dijeron
de una importante misión a la Terra y me ofrecí voluntario.
—Así que, ellos sabían acerca de mí, ¿tus superiores?
Trey frunce el ceño.
—No eres inesperada, si eso es lo que estas preguntando. Nadie te
nombró, pero la descendencia fue discutida —admite, frunciendo el ceño.
— ¿Qué?
—Sentí entonces que esperaban un niño… esa descendencia era una…
certeza. Me sorprendió cuando Jax fue asignado la misión.
— ¿Él no vendría normalmente?
—No para mantener prisioneros. Es como si fueras un caso especial desde
el principio.
Sacudo la cabeza.
—Estoy tan muerta —susurro, sintiendo que voy a hiperventilar.
Deteniéndome, me inclino contra un árbol—. Trey, tienes que llevarme de regreso,
no puedo… no sé cómo sobrevivir aquí. Estas hablando de política en una escala
que no puedo manejar. Esto no es esquivar al SAS o lo mal que alguien me
lastimará en una maldita casa de acogida. Esto se trata de si puedo decir o no que
la siguiente persona que conozca va querer matarme por lo que podría o no saber
o como puedo influir… —Mis ojos se llenas de lágrimas. Aprieto las manos en
puños, tratando de obligarlas a retroceder.
Trey me enfrenta.
—Kricket, —dice mi nombre con un tono relajante—. No puedo
regresarte… te encontrarán en la Tierra. Ya no te puedes esconder… sería como
tratar de esquivar las gotas de lluvia. Me crees, ¿verdad?
Limpio mi mejilla con el puño mientras una lágrima se desliza, digo
irónicamente:
—Por supuesto que te creo. Soy una sacerdotisa. Sé cuándo mientes. Ese
en mi don especial. —Mi garganta duele de tratar de detener las lágrimas.
Sus ojos se abren.
— ¿Tú sabrías si estoy mintiendo?
—Sí —admito cansadamente, sintiéndome completamente agotada.
La mandíbula de Trey se aprieta.
—Mantendremos ese secreto entre tú y yo. Promételo —dice Trey con
firmeza, colocando su mano en mi cabello y acariciándolo suavemente.
— ¿A quién se lo voy a contar?
—Promételo —dice de nuevo. Su mano se mueve a mi mejilla. Usa el
pulgar para limpiar una lágrima.
—Claro, lo prometo —concuerdo, sintiendo una oleada de deseo hacia su
toque. Resisto el deseo de descansar la mejilla contra su pecho.
Su pulgar frota mi mejilla de nuevo, permaneciendo allí antes de que su
mano caiga.
—Tenemos que llevarte a Rafe. Eres nuestra ciudadana. Te protegeremos
—dice—. Sabes que no estoy mintiendo.
—No puedes estar mintiendo, pero podrías ser totalmente ingenuo, Trey.
Sus ojos se suavizan.
—Entonces, ¿no eres infalible? —pregunta con una sonrisa en su tono.
—No querrías jugar póquer contra mí, sabría cuando estás haciendo
trampa.
— ¿Qué es póquer?
—Un juego de cartas —respondo mirándolo. Su mano acaricia mi cabello
de nuevo, metiéndolo detrás de mí oreja.
—¿Entretenido? —Toma mi mano en la suya.
—Lucrativo… puedo ganar unos cuantos fajos. Pero no puedo permitir que
nadie sospeche que estoy jugando con ellos, no en las cartas —le explico,
permitiéndole guiarme mientras comenzamos a caminar de nuevo.
—Eso suena peligroso —dice él.
—Depende de quién es timado.
— ¿Puedes predecir el resultado? ¿Qué carta saldrá después? —pregunta,
pisando las piedras y ayudándome a atravesarlas.
—No lo sé… —respondo, pensando.
—Aún eres joven… me pregunto que más serías capaz de hacer —dice de
mala gana.
— ¿Crees que habrá más? —Siento que mi corazón se acelera.
—No apostaría contra ello —responde, pero al verme bajar la barbilla de
miedo, rápidamente cambia de tema—. Tenemos que seguir avanzando, Jax y
Wayra explorarán el territorio oeste, buscando atrapar nuestro rastro.
Probablemente están delante de nosotros ahora, pero cuando no encuentren
nuestro rastro, van a dar la vuelta.
Avanzamos tranquilamente juntos. Llegamos a un precipicio en el que una
meseta irregular calcárea cubierta de musgo domina una espectacular vista del
valle de abajo. Cuando nos acercamos al borde del peñasco, mi respiración se
atasca en mi garganta cuando los rascacielos en deterioro aparecen debajo de
nosotros. Estructuras agujereadas por colisiones y techos aplastados se dispersan
por el horizonte como si se tratara de una antigua civilización abandonada hace
mucho tiempo.
— ¿Qué es esto? —pregunto sintiendo la piel de gallina levantarse en mis
brazos.
—Amster. Algunas personas se refieran a ella como el “Amster Juncoso”,
porque las ruinas parecen los tallos de plantas que crecen en un humedal. Fue una
gran cuidad hace un siglo —dice él.
—Parece que la ha golpeado una recesión —respondo, frotándome el
brazo con la mano.
—Su desaparición no fue provocada por ninguna fuerza económica… fue
una pandemia que destruyó la cuidad… y casi todas las otras ciudades de Ethar
hace mil años.
—¿Una plaga? —repito, mientras un escalofrío me atraviesa al seguirlo
por el sendero rocoso.
—Sí, las cosas cambiaron aquí muy rápidamente. Se ha informado que el
virus, llamado “Black Math” se convirtió en una pandemia en menos de dos
rotaciones. La incubación de la enfermedad fue rápida, en menos de una rotación
tras contraerla aniquilaba los órganos vitales de la persona.
— ¿Cuantas personas mató? —pregunto, horrorizada.
—Miles de millones. No sé el número exacto de muertes, pero casi acabó
con toda la población.
Mi mandíbula cae abierta por un momento.
— ¿Eso casi mato a todo el mundo?
Trey asiente con tristeza.
—Tenemos una cura para ello y tenemos leyes.
—¿Leyes? —pregunto, sin saber qué leyes harán detener una pandemia.
—Sí. Ahora nos esforzamos por mantener un equilibrio en Ethar.
Tratamos de controlarnos a nosotros mismos. No contaminamos el medio
ambiente, lo que causaría que los microorganismos mutasen y acabaran con
nosotros.
—¿Crees que algo así puede controlarse con precauciones ambientales?
—Es un comienzo —responde él—. A raíz de la pandemia, las cinco casas
de Ethar se desarrollaron a partir de los sobrevivientes.
—¿Cuáles con los nombres de las cinco casas? —pregunto mientras
observo la luz del amanecer en el horizonte brillando sobre los oxidados
esqueletos de Amster Juncoso.
—Rafe, Almeeda, Conmatre, Peney y Wurthem —afirma, retirándose las
gafas de visión nocturna del rostro.
— ¿Cuál es la más poderosa? —pregunto al verlo sonreír. Me retiro las
gafas también, entregándolas a Trey quién hace una pausa para ponerlas en su
mochila.
— ¿Tienes que preguntar?
—Quiero decir, además de nosotros. —Pongo los ojos en blanco. Se
detiene, mirándome y tomándome la mano de nuevo.
Su sonrisa se profundiza.
—Por fin —murmura Trey.
—¿Hmm? —pregunto confundida mientras me aprieta la mano.
—Dijiste “nosotros” —responde Trey, sus ojos suavizándose en las
esquinas.
—¿Lo hice? —Me pongo tensa—. Bueno, quería decir, “además de Rafe”.
—Pero dijiste “nosotros” en su lugar —responde triunfalmente
provocando que una pequeña sonrisa tuerza mis labios. Comenzamos a caminar de
nuevo mientras su sonrisa solo se ensancha.
—Bueno —murmuro—, además de nosotros.
—Alameeda es tan grande como nosotros y su tecnología está siguiendo el
ritmo de la nuestra. Las otras casas son más pequeñas. Sin embargo, todas son
poderosas a su manera.
—Así que si nuestra aliada es Comantre. ¿Quién se alía con Alameeda?
Las cejas de Trey se elevan.
—No actúas de acuerdo a tu edad. Haces preguntas que esperaría de
alguien mayor que tú.
Arrugo la nariz.
—¿De verdad? No te asustes demasiado de la profundidad de mi mente.
Solo encuentro importante saber dónde está todo el mundo. Odio pisar minas
terrestres. Es desordenado.
—Alameeda está alineada con el clan Wurthem —responde él, luciendo
serio—. Eso les hace los más grandes en número.
— ¿Qué hay de Peney?
—A ellos les gusta permanecer neutrales
—Ahhh, esos son Suiza —Reflexiono—. Haz dicho que Alameeda y
Wurthem juntos son los más grandes ¿Qué tan grandes? —pregunto tratando de
medir si estamos hablando de una población como China o algo como los Estados
Unidos.
—Juntos tienen una población un poco más pequeña que Chicago —
responde Trey, y luego se detiene cuando dejo de caminar a su lado.
—¿Qué? —respiro.
—Alameeda tiene casi un millón de ciudadanos, Wurthem es un par de
cien mil menos que eso. Son grandes, pero…
—Trey… si son los más grandes, entonces eso significa que hay menos de
cinco millones de personas en Ethar —respiro—. Eso es…
—Black Math —responde con tristeza—. ¿Ahora ves por qué es
importante que no permitamos que los humanos se den cuenta que existimos?
Tenemos una tecnología más avanzada que los seres humanos, pero ellos tendrían
números.
— ¿Y a tu departamento de defensa, Skye, no le gustan esas
probabilidades?
—No, especialmente cuando se combina con la reciente agresión de
Alameena. No necesitamos problemas con los humanos también.
—¿Alameeda está causando problemas?
—La hermandad Alameeda ya no está adherida a nuestros tratados y leyes
globales. Acabas de presenciar sus violaciones del espacio aéreo de primera mano.
—¿Entonces la Hermandad es como Skye?
—No exactamente. Rafe divide el poder principalmente entre Skye y
nuestro monarca, que es el Regente. Ese no es el caso con la Hermandad; ellos son
la facción gobernante. Punto. En cada momento hay alrededor de veinte varones de
las familias más poderosas de Alameeda quienes conforman la Hermandad.
— ¿Solo hombres? —pregunto, arrugando la nariz cuando Trey asiente—.
Ya estoy molesta.
—¿De verdad? Porque empeora, esos hombres son criados para la
Hermandad. Cada vez que un hermano se pierde, se reúnen para elegir candidatos
para llenar la vacante.
— ¿Cómo eligen?
—Es un secreto —Sonríe Trey.
—¿Y las sacerdotisas?
—Ellas son propiedad de la Hermandad, controladas por ellos. La mayoría
son otorgadas a un hermano como una consorte, una esposa.
— ¿Ella no tiene nada que decir? —pregunto con disgusto.
—No.
Caminamos juntos en silencio; estoy tratando de procesar lo que acabo de
aprender. Escucho movimientos por delante de agua sobre rocas, exponiendo una
pequeña y brillante cascada. El agua se recoge en una piscina cercana antes que
fluya hasta el borde de una piedra derramándose de la cornisa, creando otra
cascada hasta el fondo del valle, muy por debajo.
—Descansaremos aquí —dice Trey, atrayéndome hacia el borde del agua.
— ¿Es seguro lavarse en esta agua? —pregunto mirando el agua
sospechosamente.
Trey sonríe y se quita la camisa y corre hacia el agua, salta y desaparece en
sus profundidades. Cuando sale a la superficie, dice:
—Es perfecta.
Camino tentativamente hasta el borde y meto un pie. Está lo
suficientemente fresca para refrescarme. Sumergiéndome en el agua, agarro las
rocas cerca de mí para apoyar la cabeza hacia atrás y sumergir mi cabello, y
enjuagarlo. Me salpico agua en el rostro, tratando de lavar la suciedad usando mis
manos.
Echando un vistazo a Trey, está de espaldas a mí, pasando las manos por
su cabello. Cuentas de agua se deslizan por su piel, fluyendo sobre los contornos
lustrosos de su ancha espalda hacia su estrecha cintura. Sintiendo calor en mis
mejillas y extendiéndose por todo mi cuerpo, olvido lo que estoy haciendo por un
segundo.
—¿Kricket? —pregunta Trey, haciendo que mis ojos se disparen a su
rostro mientras me mira por encima de su hombro.
—¿Hmm? —Siento mi rostro que se calienta más.
—Te pregunté si estas hambrienta —dice, con expresión desconcertada.
—Ah… sí —le respondo, girando y saliendo del agua, mientras paso los
dedos por mí cabello para suavizar los nudos. Estoy empezando a sentirme como
una chica granola malhumorada. No es una apariencia que me favorezca.
Avanza hasta su mochila y regresa con un saco de dormir para extenderlo
en el suelo. Me entrega una barra de proteína. Le frunzo el ceño al verlo sonreír.
—¿Qué? —pregunta antes de decir—: Jax y Wayra tiene toda la comida
buena. Yo solo tengo esto.
Me siento a su lado en el saco de dormir. Tomando un bocado de la barra
de proteínas, no puedo evitar encogerme.
— ¿Sabes lo que extraño? —pregunto.
No responde, solo se recuesta con el brazo detrás de la cabeza y mastica.
—La pizza, y no esa mierda de pizza estilo Nueva York. No, estoy hablando
de la pizza de masa gruesa de Chicago. Del tipo que es tan gruesa que es imposible
comer más de un trozo.
—Habla con Wayra. Él comió una de esas —dice Trey con una sonrisa
—¿Sí? —pregunto sorprendida.
—Sí —dice suavemente mientras me recuesto a su lado.
Bostezando, me como el resto de mi desagradable desayuno y acepto la
hoja de menta de Trey para limpiar el sabor de mi boca.
— ¿Una pizza grande es tan grande como un venish completo? —cierro los
ojos cansada.
—No —murmura Trey con una sonrisa en su voz.
—Oh —le respondo antes de quedarme dormida con el cálido cuerpo de
Trey junto al mío.
Capítulo 10 Traducido por YoseSalvatore
Transporte
—Kricket —un susurro suave sopla en mi oído mientras una mejilla
masculina roza la mía
Una mano cálida acaricia mi lado y yo murmuro:
—Dormir —Me doy la vuelta y me acurruco contra él, sintiendo su pecho
descansando contra mi espalda, cuidándome.
—Debería recibir un pago de riesgo por esto. —Trey gime mientras
desprende su brazo que está atrapado debajo de mí. Apartándose de mí, se sienta.
—Parece alerta, señor. —La voz de Jax está llena de regocijo. Al abrir los
ojos, veo a Jax y a Wayra de pie al lado del agua, mirándonos a Trey y a mí.
—Les tomó bastante tiempo —murmura Trey sombrío, sin levantarse. Me
siento a su lado, frotando mis ojos y sonriendo a Jax y Wayra
—No fuiste comida por el Saer
—Eso es discutible—responde Trey a mi lado, frunciendo el ceño.
— ¿Ha dormido bien, señor? —Jax sonríe.
—No, algo entró en mis huesos... mi sangre.
— ¿Estás enfermo? —pregunto, preocupada. Su ceño se profundiza, pero
no responde.
—Señor, vaya a dar una vuelta —dice Jax con simpatía—. Nosotros
alimentaremos a la pequeña sirena de pelo plateado.
—Sí... bien —murmura Trey, levantándose y alejándose de nosotros
— ¿Él está bien? —le pregunto a Jax, completamente confundida.
—Es un varón muy sano. 9—Jax se acerca a mí y me da el desayuno.
9 Por si alguien se saltó el mensaje subliminal…parece que Trey amaneció con el pequeño
“Trey” en alerta… xD
—Gracias. —Acepto un quiche de Jax—. ¿Cómo te alejaste de los Saers? —
le pregunto y tomo un bocado, esperando a que Trey regrese.
—Los spixes nos obligaron a tomar el lado opuesto del campo —dice
Wayra—. ¡Te vimos correr hacia los árboles! ¡Kricket, eso tomó valor!
—Eso no fue coraje. Estaba siguiendo órdenes —le respondo.
—Deberías unirte a los Cavars. —Wayra sostiene su muñeca
horizontalmente, con la mano cerrada en un puño, como un extraño saludo.
Imitándolo y mirándolo sonreír, oigo a Jax preguntarle a Wayra:
— ¿Puedes imaginarla en nuestro regimiento?
Wayra frunce el ceño.
—Pensándolo bien, es demasiado peligroso para ti, Kricket.
— ¿Acabo de ser deshonrosamente despedida? —Sonrío y termino mi
quiche.
—No, tu sólo eres... ya sabes... pequeña.
—Sigues diciendo eso —le contesto, rodando los ojos como si estuviera
loco.
El ruido de ramas rotas nos hacen mirar hacia los árboles.
—Tenemos las unidades Síndicas de Comantre a nuestras ocho y trece —
dice Trey acercándose a nosotros. Me pongo rígida viendo a Wayra y Jax ponerse
de pie.
Trey se dirige directamente a su equipo. Se quita la ropa, y luego se pone
un jersey largo como una túnica que llega hasta sus muslos.
La tela es como cuero flexible de un verde monótono con dardos negros
atravesando el material en ambos lados. A medida que la túnica cae en su lugar, lo
hace parecer una versión moderna y urbana de un caballero templario medieval.
La capucha unida a la túnica es negra y más elegante que una capucha medieval,
más atractiva. Las mangas se ven como una forma ligera de cota de malla,
abrazando las curvas de sus brazos que están protegidos por un tejido más negro.
Sus pantalones negros están cubiertos con el mismo tipo de armadura. Trey
empuja su capucha hacia atrás y se vuelve hacia mí de una manera evaluadora.
Él toma otro uniforme de su equipo y me lo trae diciendo:
—Ponte esto.
Wayra y Jax también se han vestido con uniformes. Comienzo a meterla
por mi cabeza...
—No —ordena Trey—, necesitamos deshacernos de tu ropa humana. No
les daremos ninguna información sobre nuestra misión. No hables a menos que
diga que puedes hacerlo.
Asiento con la cabeza, sonrojándome y alejándome de él. Sacando mi
camiseta, se la doy a Trey antes de tirar la túnica por encima de mi cabeza. Ésta es
de color gris paloma con profundas e intrincadas líneas carmesí que parecen
dardos a través del torso de la prenda a cada lado. Las mangas suaves que carecen
de la armadura se unen a ella, haciéndola más un uniforme de vestido que de
combate. La túnica me llega por debajo de las rodillas, haciéndome ver
despreocupada.
Me desabrocho los pantalones y los quito. Se los tiro a Trey quién los lanza
en el agua. Flotan lejos y desaparecen sobre el borde del acantilado. Halando y
enrollando las mangas de la camisa, permito que Trey envuelva una bufanda
carmesí alrededor de mi cintura como un cinturón, sujetándome la prenda con más
seguridad. Al alejarse de mí, el ceño de Trey se profundiza.
—Bueno, esto no funciona —dice Wayra junto a él, mirándome
críticamente.
— ¿Qué quieres decir? —Trato de ver cómo me veo.
—Estaba tratando de hacerte parecer que has pasado toda tu vida en
Ethar.
—Al menos sus botas cubren las uñas de los pies —dice Jax en voz baja.
—Intenta ponerte la capucha —sugiere Wayra, y Trey levanta la capucha,
cubriéndome el pelo con el suave cuero gris.
—No, parece que estamos tratando de ocultar su pelo —dice Trey, bajando
la capucha.
—Estamos tratando de ocultar su pelo. La hace parecer Alameeda.
—Seremos tratados con sospecha, pase lo que pase —dice Trey—. Que
nadie hable de la misión. Vimos Alameedas violando los tratados mientras
estábamos de vacaciones en los Bosques de Omnicron. Estamos buscando paso
seguro como ciudadanos de Rafe.
Unos momentos después, una unidad de soldados bien armados y enormes
surgen de la maleza, apuntando armas que parecen metralletas camufladas y
gritando órdenes para que nos entreguemos y nos arrodillemos. Trey, Wayra y Jax
lentamente caen de rodillas, poniendo las manos detrás de sus cabezas.
Las armas se balancean hacia mí, apuntando en mi corazón con rayos de
luz azules. Levanto mi barbilla, golpeando mis manos en puño y poniéndolas en
mis caderas.
Frunciendo el ceño a Trey, digo entre mis dientes:
— ¡Cariño! ¿Vas a dejar que me hablen así?
Los ojos de Wayra y Jax se vuelven más redondos. Los ojos de Trey se
estrechan cuando dice en un tono suave:
—Kricket, estos son soldados de Comantre…
—Los veo... y están arruinando mis vacaciones, dulzura. —me quejo en un
tono ronco, tratando de mantener las manos apretadas para que nadie las vea
temblar—. ¡Diles que me dijiste que si accedía a una ceremonia de compromiso
contigo, que me llevarías al Bosque de Omnicron, donde podría ver saers salvajes y
manadas de spixes! —Me burlo de Trey, señalando con un movimiento de mi mano
hacia los soldados que parecen estupefactos frente a nosotros—. ¡ENTONCES,
puedes decirles cómo TUS hombres perdieron todo MI equipaje! Sólo porque
vieron algunas cosas Alameeda volando alrededor.
Volviéndome hacia los soldados frente a mí, su puro placer ante el
espectáculo que estoy creando me da el coraje de continuar.
— ¡Perdieron TODO! ¡MÍRENME! Tengo que usar su ropa —me quejo,
tirando de la bella túnica como si fuera un trapo.
—Kricket —Trey intenta de nuevo, pero lo corto.
—Le diré a mi padre, ya sabes lo importante que es en Rafe. Va a estar muy
molesto —rompo a llorar y oculté mi cara en mis manos.
—Gatita… —Trey sigue el juego
— ¡No me digas Gatita! —siseo, alejando mis manos de mi cara—. ¡Solo
quiero regresar a Rafe! —Pateo mi pie. Miro mi túnica y noto que los rayos láser
azules ya no están salpicando la parte de adelante.
Uno de los soldados se acerca a Trey, indicándole que se levante. Trey se
levanta, junto con Wayra y Jax que están apartando sus ojos de mí. El soldado le
pregunta a Trey en voz baja:
— ¿Esta es tu primer consorte?
—Somos de Rafe. Sólo tenemos una consorte —responde Trey
amargamente, frunciendo el ceño hacia mí.
—Ella es parte Alameeda —dice el soldado. No es una pregunta.
—Sí, lo es.
— ¡Sólo la parte buena! —me burlo de ellos, como una verdadera princesa
irritable.
Al oír a los soldados Comantre estallar, el que parece estar a cargo le dice
en voz baja a Trey:
—Pobre diablo —mientras me mira y sacude la cabeza—. No puedes
comprometerte con las jóvenes, sin importar cuán hermosas sean.
—Lo sé, pero mírala —dice Trey, mirándome como si fuera la criatura más
hermosa que jamás hubiera visto.
—Bueno, esa es la trampa, ¿no? Nadie te dice que cambian el instante en
que te comprometes, ¿verdad? —Él sonríe. Trey sacude la cabeza—. Ah, bueno...
tendrás que arreglártelas con ella entonces. No hay vuelta atrás ahora.
—No hay vuelta atrás. —Trey está de acuerdo, casi para sí mismo. Hago un
sonido burlón, cruzando los brazos y mirando el cielo
— ¿Así que lo has tenido muy duro durante tus vacaciones? —pregunta el
soldado.
—Podría decirse. Vimos Alameedas violando el espacio aéreo. Nos hizo
terminar nuestros cortos planes. Nuestro transporte no se supone que llegue hasta
dentro de tres días. No puedo entender lo que estaban haciendo allí.
—Sí, también los vimos —dice el soldado—. Es por eso que hemos
duplicado nuestras patrullas en la frontera. No han actuado agresivamente hacia
nosotros, pero conociéndolos, eso podría cambiar en un instante.
—Trey Allairis de Rafe. —Trey se presenta con un asentimiento.
—Gideon Santis de Comantre. —el soldado responde a modo de
presentación, inclinando la cabeza—. Parece que podrías necesitar un medio de
transporte.
—Estaríamos en deuda contigo —responde Trey, sonriendo agradecido.
—Podríamos llevarte de vuelta a Comantre Crosses. Tendrás que
arreglártelas desde allí
—Tenemos amigos allí. No debería haber problemas a partir de ahí.
— ¿Tienes identificación? —pregunta Gideon, estrechando sus ojos verdes
hacia Trey.
—La tenemos, pero mi consorte ha perdido la suya con su equipaje. —
Trey miente fácilmente, mientras saca las etiquetas de metal que separa del
cinturón negro ancho en su cintura.
Examinando y escaneando las etiquetas con un dispositivo de mano,
Gideon asiente con la cabeza, antes de devolverlas y decir:
—Bueno, ven con nosotros entonces. —Él hace una pausa, mirándome
mientras menea la cabeza y murmura—: Pobre desgraciado.
Wayra y Jax recogen el equipo mientras Trey camina a mi lado, poniendo
su brazo alrededor de mi hombro y tirando de mí a su pecho. Presionando mí cara
a su uniforme, lloro lágrimas reales, sintiendo mi cuerpo temblando contra el suyo.
Él susurra en mi oído:
— ¿Cómo me llamaste?
Buscando en mi mente, le pregunto:
— ¿Dulzura?
—No, ¿antes de eso? —Puedo oír la sonrisa en su voz.
— ¿Cariño? —pregunto, resoplando y retrocediendo para mirarle a los
ojos, viéndolos suavizarse mientras me mira.
—Sí... cariño... tendrás que decirme más tarde qué es eso —dice
suavemente, tirándome de vuelta a su pecho y frotándome la espalda
suavemente—. Por favor, déjame manejarlo desde aquí. Si dices más, tu educación
humana puede escaparse.
Asintiendo con la cabeza, susurro:
—Estoy fuera. Ahora es tu espectáculo.
—Bien…. eso creo.
—Tenemos un ALV en la cresta —dice Gideon, haciéndonos señas para
que lo sigamos. Trey asiente, dejando su brazo alrededor de mi hombro y
presionándome a su lado mientras caminamos con los soldados.
Un inmenso buque negro en forma de bala—de tres bagones de El de largo
y dos bagonesde ancho—está colocado sobre una cornisa rocosa. Su gran puerta de
carga está abierta por un lado, actuando como una rampa para entrar en el
vehículo. Los asientos se alinean en las paredes a ambos lados de la nave.
Llevándome a uno, Trey indica que debería sentarme.
Mirando alrededor como un turista, me siento en el asiento. Al instante, los
cinturones entrecruzan mi pecho, sujetándome al respaldo del asiento. Jadeando
en voz alta, miro descontroladamente los cinturones. Puedo ver que he llamado la
atención de todos cuando vuelvo a mirar hacia arriba.
—Ella está acostumbrada a Hover Crims —dice Trey, excusando mi
comportamiento a los soldados Comantre. Sentándose a mi lado, los cinturones de
su asiento lo envuelven instantáneamente, asegurándolo al respaldo del asiento.
—Oh —digo con una sonrisa nerviosa. Cuando empiezo a torcer mis
manos y Trey las cubre con las suyas, apretándolas suavemente. Jax se sienta en mi
otro lado, y Wayra se sienta directamente enfrente de mí, como centinelas.
Gideon mira a Trey y a mí desde su asiento frente a Trey. Sus ojos
descansan sobre nuestras manos juntas. Me está estudiando con una expresión
fascinada, como si nunca hubiera visto a nadie que se parezca a mí.
—Eres una mezcla extraña, Alameeda y Rafe... casi imposible de creer.
—Su madre era una embajadora de Alameeda y su padre es de la realeza.
Siempre dice que nunca ha conocido a una mujer más intrigante en todas sus
rotaciones que su madre —responde Trey fácilmente—. Se comprometieron y
ahora viven en el Valle de Thistle.
—He oído que Thistle es grandioso. —dice Gideon mientras me estudia—.
Ellos ostentan las razas spix, ¿no? —Pregunta.
—Así es. Deberías venir con tu familia. Nos encantaría recibirte —dijo
Trey, envolviendo su brazo alrededor de mi hombro familiarmente mientras apoya
mi mejilla contra su pecho—. ¿No es así, Kitten?
—Mmm —asiento—, eso suena como un sueño.
— ¿Es ahí donde celebraste tu ceremonia de compromiso? ¿En Thistle,
Kricket? —Gideon me pregunta amablemente.
—Sí... Thistle. Es muy bonita esta época del... uh, ahora —termino,
consciente de que casi digo "año". Tratando de cubrir mi deslizamiento, agrego—:
Sabes... estudié la cultura humana... es una pequeña obsesión mía, así que quería
arreglar mi ceremonia de compromiso como una boda humana tradicional.
— ¿En serio? —Las cejas de color rojizo de Gideon se levantan
interrogantes—. ¿Qué hiciste?
—Oh... bueno, fue mágico... ¿verdad, Trey? —le pregunto, observando sus
ojos y viéndole asentir lentamente—. Queríamos mantenerlo sencillo, así que lo
organizamos en el patio trasero de nuestra finca... y mi madre dijo que el gazebo en
el jardín sería un lugar perfecto para decir los votos. Lo decoramos con flores
silvestres, pero no usamos ningún Znous porque tienen gusanos turbina.
Varios de los soldados sentados cerca de nosotros se ríen, como si yo
hiciera una broma. Dándome cuenta de que están escuchando también, me sonrojo
un poco, antes de continuar.
—Yo llevaba un vestido blanco y Trey llevaba un traje negro y escribimos
nuestros propios votos el uno al otro.
— ¿Qué prometen los humanos, cuando dicen sus votos? —pregunta,
pareciendo disfrutar de mi historia.
—Tradicionalmente, la novia, que es la hembra, promete amar, honrar,
acariciar y obedecer a su consorte, pero Trey sabe que soy demasiado
independiente para obedecer todo el tiempo ... —Oigo a los soldados a mi alrededor
estallando en risas de nuevo, probablemente recordando la escena junto a la
cascada. Mirando a mi lado, veo a Jax tratando de mantener una cara recta.
Enderezándome en mi asiento y viendo que la puerta de carga se cierra,
bloqueando cualquier esperanza de escapar, continúo:
»Trey sabe lo rara que soy: que no pienso como otras mujeres de mi edad.
Así que en lugar de los votos tradicionales, le dije que cuando nos conocimos... me
sentí como una mariposa atrapada en una red.
La puerta se cierra con un fuerte golpe. Cierro los ojos brevemente, antes
de abrirlos y poner mi mano sobre Trey suavemente, tratando de cubrir el hecho
de que el miedo me está haciendo temblar de nuevo.
»Pero... le dije que cuanto más tiempo pasaba con él, más me daba cuenta
de lo mucho que significa para mí. Le dije que ya que parece ser mi destino el
esquivar gotas de lluvia... estaba agradecida de esquivarlas con él. Así que, le
prometí que su nombre siempre estaría en mi mente cuando comenzara mi día... y
cuando me fuese a la cama cada noche... y cada momento tranquilo en medio de
eso. Sería su nombre... saboreado en mis labios... estirado en mi corazón... adorado
por mi cuerpo y marcado en mi mente... hasta que la muerte nos separe... y para
siempre después de eso.
Siento que Trey toma mi mano mientras él la levanta a sus labios, besando
mis dedos suavemente.
— ¿Tienes una hermana? —el soldado con pelo rojo ardiente cerca de
Wayra pregunta, recibiendo codazos y risas de sus amigos a su alrededor. Sacudo
la cabeza, sintiendo un rubor que mancha mis mejillas justo antes de que el
compartimiento entero se tambalee hacia arriba como un loco paseo de carnaval,
haciéndome sentir que mi estómago cae a mis pies.
—Ugh —gimo y cierro los ojos.
— ¿Qué pasa? —Gideon pregunta con preocupación
—Nada, sólo que odio esta parte —le respondo, tratando de hacer sonar
como si lo hubiera hecho antes. Entonces, las paredes del compartimiento
comienzan a contorsionarse, penetrando en nosotros como un compactador de
basura. Mi corazón se agita en mi garganta, sintiendo mi asiento avanzar hacia
Wayra y Gideon, como un feo paseo en una casa de diversión. Se detiene a una
corta distancia delante del asiento de Wayra. Me guiña el ojo y mis ojos se disparan
de los suyos cuando un estruendo, como un trueno, sacude la nave. Saco mi mano
de la de Trey, agarrando las correas de los cinturones que cruzan mi cuerpo.
Cuando el ruido se disipa, Trey susurra en mi oído:
—Esto es normal.
— ¿Para quién?
Al oír su risa profunda, aprieto los dientes. Mientras lo miro, me mira con
un brillo sexy en los ojos que no he visto antes. Mi cuerpo reacciona a su mirada
apasionada, como si una mayor conciencia de él hiciera que mi piel se sitiese
eléctrica.
Sintiendo el cohete de la nave hacia adelante, son solo unos minutos antes
de que el ALV comience un descenso rápido. Como un elevador cuyo cable ha sido
cortado, nos desplomamos hacia el suelo. El vehículo tiembla y baja de velocidad y
la fuerza ejercida sobre él. Apretando mis ojos, Trey descansa su enorme mano en
mi muslo, que me distrae momentáneamente del hecho de que vamos a ser
aplastados cuando golpeemos el suelo. Mirando a Trey, trato de sacar la mano de
mi pierna, pero no me deja.
La nave se distorsiona de nuevo, se ensancha y me aleja de Wayra, que me
guiña de nuevo cuando la pared y los asientos se enderezan a sus posiciones
originales. Al bajar la vista, noto que tengo un agarre de muerte en el dedo de Trey,
uno de los que descansan en mi muslo. Aliviando mi mano, digo en voz baja en el
oído de Trey:
— ¿Te importa?
— ¿Me importa, qué?
—Tu mano está en mi muslo. Me estás tocando. ¿Tocar no está mal? —le
pregunto, recordando su lección de etiqueta.
—Eres mi consorte. Se supone que debo tocarte —contesta en un tono
bajo, su mejilla cepillando la mía. El calor fluye a través de mí en la caricia.
Mirando a los soldados a mí alrededor, todos nos observan como gatos
observando una jaula de pájaros.
—No tienes que sobrecargarlo.
— ¿Hmm? —Trey me sonríe mientras la puerta de carga se abre, liberando
aire y presión del interior de la nave.
—Shh —lo callo, conteniendo mi respiración en anticipación de la primera
vista de mi nueva civilización.
Capítulo 11 Traducido por AnamiletG
Cruces Comantre
Cuando la rampa se despliega desde el ALV, escaneo el exterior, viendo
que estamos en algún tipo de complejo militar. Lo primero que noto al salir del
transporte es que el aire es más fresco. La atmósfera pegajosa y tropical a la que
me he acostumbrado en los últimos días ha perdido el borde sofocante.
Es como si esta área es controlada por el clima, no demasiado caliente o
demasiado frío o demasiado húmeda.
Aunque el clima es templado, el aire mismo es eléctrico con la actividad de
filas de soldados aquí y allá en su camino a cualquier deber que tienen que
cumplir. Vehículos enormes con brazos robotizados largos y con garras están
descargando cargas desde aeronaves en la misma zona donde estamos
desembarcando. Frente a la puerta abierta y replegada de la fortaleza, un pequeño
escalofrío me recorre. Es elegante y de alta tecnología, arquitectura moderna con
acentos del viejo mundo. Es como la estación espacial y la fortaleza medieval
gótica. Las ventanas, como las rendijas de las flechas, recubren las paredes
exteriores, formando cruces en el gris perfectamente mortero de la fachada
metálica. Los parapetos defensivos se elevan por encima de nuestras cabezas,
patrulladas por Síndicos Comantre mejor armados.
Presionando más cerca del lado de Trey, camino con él por las puertas de
la bahía y hacia un puesto de control militar. Los cañones montados en las paredes
se elevan amenazadoramente en el instante en que me acerco al umbral del
interior. Los puntos de luz azules me siguen otra vez mientras que luces
destellantes comienzan a girar alrededor junto con sirenas ruidosas, es un
estruendo aterrorizantes que atraviesa toda el área. Me congelo cuando una voz
automatizada se eleva por encima del estruendo, diciendo:
—«Personal no autorizado presente en la bahía de Acrom, Peston, Florna-
Zero, Nueve, Nueve, Hertza.»
Trey se pone delante de los puntos azules, protegiéndome de ellos.
Gideon inmediatamente ladra:
—Autorizo al visitante —Mirando mi rostro ceniciento cuando las sirenas
cesan y los cañones vuelven a sus orificios, él dice—: Pido disculpas. Debería
haberles avisado antes de aterrizar.
Con una sonrisa sombría, trato de dar un ocasional encogimiento de
hombros.
—Me pasa mucho.
—Apostaría que sí —responde Gideon, sonriendo.
Frunciendo el ceño, Trey me pregunta:
—¿Estás bien?— Cuando asiento con la cabeza enderezándome de
hombros, él se estira, tomando mi mano y apretándola.
Usando la puerta principal, Gideon nos conduce por amplios pasillos con
suelos y techos iluminados. Pasando junto a soldados bulliciosos, estoy empezando
a sentirme incómoda—como un fenómeno de carnaval. Todo el mundo me está
dando un segundo vistazo, incluso las hembras súper altas y esbeltas que son casi
tan estatuas como sus homólogos masculinos.
Haciendo una pausa en un escritorio de la administración y mirando
alrededor, veo que todo es grande, no sólo la gente. Las sillas son más altas y más
anchas, las mesas son más altas, y los pestillos de las puertas están montados de
manera que tendría que estirarme para abrirlos. Escuchando distraídamente, Trey
comienza a responder a una avalancha de preguntas que le hizo el soldado
Comantre al mando, mientras Jax está a nuestro lado respondiendo cuando se le
hace una pregunta directa. Wayra se está quedando a mí otro lado, mirando
fijamente a cualquiera que se aventure demasiado cerca de mí.
Al ver que mi trabajo aquí es mantener la boca cerrada, estudio a las
mujeres que se mueven alrededor. Parecen pájaros altos y exóticos; sus
extremidades son exageradas y ágiles. Algunas tienen el pelo largo, de color
herrumbre, como Gideon, pero otras tienen el pelo de diversos tonos entre marrón
claro y fucsia. Nadie tiene pelo de platino como el mío. Tampoco tienen cabello
oscuro como Wayra, Jax y Trey. El color del ojo es diferente, también.
Los Comantres que puedo ver tienen tonos variados de ojos verdes y
azules. No hay ojos violetas, como nosotros. Me doy cuenta de que soy como una
anomalía genética aquí. Soy pequeña, rubia, y de ojos violeta: Monstruosa.
—Wayra... ¿soy un monstruo?— Le pregunto suavemente, viendo soldados
por la puerta lejana mirándome.
—Sí —responde honestamente.
— ¿Qué me hace un monstruo?
Lo veo sonreír.
—Eres diferente. Te pareces al enemigo, Alameeda, pero...
—Pero, ¿qué?— Miro su cara.
—Pero, cualquier soldado masculino aquí pondría una foto tuya en su
casillero, si pudiera —dice con una sonrisa descarada.
—¿Qué? ¿Por qué? —Siento que mi cara se pone roja al pensar en ellos
colgando una foto mía en sus casilleros.
—¿No lo sabes? —pregunta Wayra, con los ojos bien abiertos y una
sonrisa.
—¡No!
—Tienes curvas peligrosas: eres muy femenina en todos los lugares
correctos, más caderas, más glúteos, pechos —se ríe, sacando a relucir mis
atributos físicos y haciéndome apretar los dientes—. Tienes una cara hermosa
también. Y la forma en que te mueves, sigilosamente, como un saer, es muy polar.
— ¿Te gusta mi fanfarronería?
—Tienes presencia, magnetismo —me mira desde la cabeza a los pies—. Y
esa parte que dijiste en el transporte... sobre adorar a tu pareja con tu cuerpo...
Dudo que no hubiera un hombre allí celoso de Trey en ese momento.
Al ver a un soldado Comantre bajar la velocidad para mirarme mientras se
mueve, Wayra dice:
—Sigue caminando.
Sintiendo una mano en mi codo, Trey dice:
—Seremos retenidos Gatita, hasta que podamos arreglar tu identificación.
Se han ofrecido a darnos espacio para descansar y asearnos.
—Oh —Veo soldados reuniéndose delante de nosotros—. Es muy amable
de su parte. Necesito una du... limpieza. —Me detengo antes de decir "ducha"
porque no tengo ni idea de lo que la limpieza de aquí implica.
Nos llevan por un laberinto de pasillos hasta que finalmente llegamos a
una habitación.
—Esta habitación es para la pareja comprometida. Sus hombres pueden
alojarse en la que está al otro lado del pasillo —dice un soldado, trayéndonos a
Trey y a mí a la habitación—. Las puertas estarán cerradas por razones de
seguridad. Si necesitan algo, hay un transmisor junto a la puerta.
—Gracias por los alojamientos —responde Trey con gracia—. Tan pronto
como pueda arreglar la identificación de mi consorte, le notificaré.
— ¿Necesitas un comunicador?
—No, tengo el mío conmigo —dice Trey con una sonrisa. El soldado
asiente, haciendo un gesto a Jax y a Wayra para que entren en su habitación antes
de hacer que una puerta baje desde el techo, encerrándonos. Estudiando la
habitación, contiene una bahía de literas que acopladas la pared de un lado y una
cocina pequeña y comedor en el otro. La pared lejana tiene una ventana con las
hendiduras cruzadas que había visto antes.
Caminando hacia la ventana, miro alrededor del mundo exterior sintiendo
mi corazón latiendo violentamente en mi pecho. Estamos en una ciudad, pero es
como ninguna ciudad que haya visto en la Tierra. Hay calles de verde, hechas de
hierba bien cuidada. Vehículos que flotan a lo largo de las vías cerca del suelo;
Algunos se parecen a los coches alargados y algunos parecen pequeñas versiones
de Aviones Espías. Gloriosos vehículos de un pasajero que se parecen a las
motocicletas van a más velocidad que cualquier vehículo que este acostumbrada.
Presionando mi mano contra la ventana, veo aceras limpias de adoquines
vivos con musgo, y pequeñas flores blancas como si fuera confeti esparcido, a
ambos lados de las calles cubiertas de hierba.
Las residencias parecidas a edificios de piedra rojiza se alinean en las
aceras con pasos que conducen a puertas dobles enormes. Estos edificios tienen
tres y cuatro pisos de altura. Pero, esto es sólo un nivel de la ciudad. Hay otro nivel
sobre éste, como de una forma graduada. Se eleva por encima de la calle a medida
que avanza el avión, siguiendo leyes de tránsito que no me son familiares.
Este segundo nivel parece ser residencias también. Los helipuertos se
alinean en las aceras de estas residencias. Los jardines en la azotea se elevan como
oasis exuberantes en este nivel, haciéndolos parecer encantados e irreales.
Las aceras de mallas metálicas, como pasarelas, se alinean en este nivel y
están equipadas con intrincadas barandillas de hierro forjado para evitar que
alguien caiga por el borde accidentalmente.
Mirando hacia arriba, hay por lo menos cuatro niveles graduados de
edificios y el tráfico que se eleva sobre mi cabeza. La piel de mis brazos se eriza
ante la falta de familiaridad de la misma. Grito cuando los brazos de Trey me
rodean la cintura, tirando de mí contra su pecho. Inclinándose, me acaricia la oreja
mientras susurra:
—Estamos siendo vigilados... tú sigues siendo mi consorte.
—¿Dónde? —pregunto, mientras me doy la vuelta dentro de sus brazos y
envuelvo mis manos alrededor de la nuca seductoramente.
Inclinándose más cerca de mi cara, su mejilla cepilla la mía y mi piel se
enciende.
—Detectores térmicos en la pared cerca de la puerta —Sus labios dejan
besos como plumas sobre la columna de mi cuello—. Audio en los respiraderos...
cámaras en las luces.
—Ohhh —respiro, pero no estoy segura si es en respuesta a sus besos o a
lo que acaba de decir—. ¿Qué debemos hacer?
—Tendremos que venderlo un poco más. Creo que están teniendo
problemas para creer en nuestro compromiso... —murmura entre besos mientras
hace su camino sobre el contorno de mi mejilla.
— ¿Por qué? —Me siento sin aliento.
—Soy un Cavar y tú eres... mitad Alameeda —responde, justo antes de que
sus labios se enfrenten a los míos por primera vez. Su beso es suave y dulce al
principio, sólo una burla de sus labios, provocando pequeños escalofríos de deseo
en mí. Pero, en unos instantes, éste cambia, se calienta y es urgente. Respondiendo
instintivamente a su tacto, el deseo se eleva ferozmente dentro de mí y con él, una
onda de miedo me recorre, porque nunca he sentido una pasión como esta antes.
Me está quemando, consumiéndome y no me deja casi espacio para reflexionar.
Alzándome del suelo, los labios de Trey encuentran los míos de nuevo
mientras me lleva a través del cuarto al cuarto de baño adjunto. Cierra la puerta
presionando un botón en el marco antes de ponerme en mis pies, acercarse a un
recinto de cristal y girar los chorros de agua. El vapor se derrama inmediatamente
desde el recinto mientras Trey desata mi cinturón, dejando que el pañuelo rojo
caiga al suelo. Tirando de la túnica por encima de mi cabeza, espero
silenciosamente para que me bese de nuevo, pero en su lugar, mira a un punto en
el techo y me empuja a entrar en la ducha caliente.
A pesar de que ser golpeada por chorros de agua que se siente muy bien
en este momento, no es tan bueno como besar a Trey. Sacando mi cabeza fuera de
la ducha y levantando la ceja en cuestión, él gime como si estuviera en dolor,
murmurando:
—Eres tan polar, Gatita... sí, haz eso…ahh, eso es tan bueno. —Apoyándose
de forma un poco engreída, cruza los brazos sobre su pecho y aparta la mirada de
mí. Está creando una imagen al audio para aquellos que nos monitorean.
Mi rostro se vuelve varios tonos de rojo. Gimo también, pero el mío es de
vergüenza. Sólo te estaba besando por las cámaras, pienso, sintiéndome estúpida
y... decepcionada.
Mordiéndome el labio inferior, cierro la puerta entre nosotros, dejando
que el vapor lo haga opaco. Luego, cierro los ojos, gimiendo más fuerte que antes,
mientras el agua cae en mi cabello.
—¡Ohhh, Trey... Trey!— Grito en un tono ronco, como he oído a Bridget
hacer en medio de la noche cuando Eric se queda a dormir. Encontrando un
dispensador de champú, me sirvo un poco en mi mano y lo esparzo por mi cabello.
Emitiendo lo que espero es un jadeo sensual, dejo mi voz en tensión cuando
murmuro—. Ahhh...—Enjuago mi cabello y pruebo el otro dispensador que huele a
coco. Con la esperanza de que sea acondicionador, jadeo unas cuantas veces sin
aliento.
Quitándome las prendas interiores y limpiándolas con el champú, las
coloco sobre la parte superior de la ducha para secarlas.
Oido a Trey gimotear de deseo, y luego decir:
—Kricket —Un escalofrío de deseo crudo me traspasa de nuevo esta vez
más fuerte, impresionándome con su fuerza y haciéndome sentir como si me
hubiera tocado. Mis dedos temblorosos tocan el cristal entre nosotros—. Kricket —
dice mi nombre de nuevo y tiene un efecto aún más poderoso en mí.
Separo los dedos del cristal como si me hubiera quemado mientras me
muerdo el labio inferior de nuevo.
—Trey —grito, dejando que mi voz se vuelva más y más ronca cuando me
inclino contra la pared de baldosa—. Te necesito... —Me alejo porque lo que acabo
de decir suena demasiado honesto, incluso a mis propios oídos. El agua es el único
sonido que me saluda mientras espero su respuesta. Pensando que Trey podría
haber salido, abro la puerta, permitiendo que el vapor salga de la ducha.
Al ver a Trey, está apoyado contra la pared del cuarto de baño, como si
estuviera sufriendo. El sudor se ha acumulado en su frente mientras me mira
fijamente con ojos oscuros.
—¿Puedes darme una toalla? —Gesticulo para que no me escuchen.
Sólo mirándome, como si no supiera lo que le he pedido, sus ojos se lanzan
hacia la pared de la ducha. Mirándome a mí misma, veo claramente el contorno de
mi cuerpo a través del cristal.
—¡Oh! —digo, retrocediendo y apenas extendiendo mi mano para una
toalla. Sintiendo el paño tocar mi mano, tiro de él, envolviéndolo a mí alrededor
antes de salir.
Ignorándome, Trey entra en la ducha antes de arrojar su ropa sobre la
puerta y colocar el agua fría. El vapor se disipa pronto y tengo que apartar mis ojos
de él porque la ducha se vuelve completamente transparente de nuevo.
Encuentro un cepillo para el pelo en el estante, lo uso, sacando todos los
enredos de días de ser arrastrada a través del bosque de Omnicron. Examino mi
reflejo en el espejo por primera vez en días. No puedo creer que parezca casi la
misma. Aparte de un bronceado, ni siquiera puedo decir que he sido atraída de un
universo a otro donde soy el enemigo de casi todo el mundo y las únicas tres
personas que conozco sólo quieren entregarme a otra persona. .
Oigo que el agua se apaga antes de que Trey salga y toma una toalla del
estante detrás de mí.
Envolviéndola alrededor de sus caderas, toca la pared detrás de mí. El aire
empieza a soplar desde arriba, secándose el pelo.
—¿Cómo has...? —Empiezo a preguntar, pero él levanta mi mano para
tocar la pared donde él lo hizo; el aire empieza a soplar sobre mí desde arriba. Mis
ojos se ensanchan, mirando el punto en la pared donde ocurre toda la magia y no
veo nada que indique lo que es.
Los brazos de Trey me rodean por detrás. Me acaricia el cuello cerca de mi
oreja y me derrito contra su pecho.
—Necesito hacer un enlace —susurra en mi oído—. ¿Crees que puedas
abstenerte de tocar cualquier cosa o parecer que no sabes cómo funciona? —Sus
ojos escanean mi cara.
Me sonrojo en sus brazos, dándome cuenta de que sólo está actuando.
—Voy a tratar de no ser una turista —digo, enderezándome y sintiéndome
insultada, ni siquiera segura de lo que quiere decir con “hacer un enlace”
—Bueno, sólo... permanece cerca de mí... no seas como usualmente eres.
Estrechando los ojos hacia él, susurro:
—¿Cómo suelo ser?
—Imprevisible —responde, sosteniendo mi mano y llevándome fuera del
baño. Recoge algo que se parece a un teléfono de su equipaje, antes de ir a la litera
de fondo y tirarse en ella, tirando de mí junto a él. Cuando me acurruco contra él y
apoyo mi cabeza en su pecho, él dice en mi oído:
—Voy a tomarte una foto.
Sostiene el comunicador telefónico a distancia con su brazo antes de
presionar un botón para tomar mi foto. Vuelve a bajar el comunicador mira
nuestra foto. Parecemos amantes.
—Enviar óptico a siete Key Griffin Indie. Mensaje: Trey Allairis solicita
identificación para Kricket Allairis, etiquetas de viaje para transporte a Rafe-Isla de
Skye a Violet Hill al Valle de Thistle. Posición actual Comantre, Base Comantre
Crosses.
Dejando caer su mano, apoya el comunicador sobre su pecho, frotándose
los ojos con su otra mano.
— ¿Tienes hambre? —me pregunta Trey cansadamente.
—No. Podría usar un poco de ropa... y, tal vez puedas mostrarme cómo...
No sé... no había nada en el baño —le susurro en el oído.
Sus brazos me rodean y me acercan. Él gime.
—¿Cómo vas a sobrevivir, Kricket? Ni siquiera sabes lo básico... ¡cualquier
niño sabe más que tú! —susurra con dureza, como si estuviera enfadado por ello.
—No soy un niño —siseo en un susurro—. Sólo tienes que enseñármelo
una vez y lo entenderé. ¿Sabes qué? Olvídalo. Lo resolveré.
Me aparto de él y me levanto de la litera. Vuelvo al cuarto de baño,
cerrando la puerta presionando un pequeño botón en el marco, como había visto a
Trey.
—Bueno, si yo fuera un baño, ¿dónde me escondería? —me susurro a mí
misma, mientras me pregunto por qué Trey está siendo un knocker total.
Al tocar la pared, el secador de pelo se enciende de nuevo. Intentando otro
punto, una lámpara de calor se enciende también.
Toco la pared de nuevo—la necesidad de encontrar el lugar correcto se
está convirtiendo cada vez más en una prioridad—y se abre un compartimiento.
Recogiendo una caja de plata que se asemeja a un visor, lo pongo a mis
ojos, presionando el botón. Un clic suena y el polvo se dispara en mis ojos.
Sintiéndome cegada, lo retiro de mi rostro y miro al espejo. El visor ha aplicado
algo de maquillaje a mis ojos. Estudiando el visor, jadeo cuando la puerta se abre y
Trey frunce el ceño.
Me saca suavemente del baño.
—Kricket, esto es el lavare —me conduce a una puerta al lado,
presionando el botón en el marco para abrirlo—, y este es el commodus. ¿Qué pasó
con tus ojos? Están todos rojos —pregunta, todavía con aspecto irritado.
—Creo que se supone que debo cerrar los ojos antes de presionar el botón
en esta cosita... —le entrego el maquillaje automático. Al entrar en el baño y
encontrar un inodoro, cierro rápidamente la puerta y lo uso. Cuando tiro de la
cisterna, una voz femenina automatizada me habla desde algún punto de arriba:
—Tiene deficiencia de calcio. Por favor, adquiera un suplemento de calcio
en la cocina.
—Esto es totalmente espeluznante —digo en voz baja, lavándome las
manos. Reacondicionando la toalla a mi alrededor, salgo del baño, encontrando a
Trey ya vestido de uniforme.
—Te he pedido ropa —dice, mirando mi toalla.
—¿Cómo?
—El transmisor —dice, señalando hacia la puerta.
—Por supuesto —respondo tratando de ocultar mi ignorancia.
—Aquí — Trey me da un cuadrado fino de papel.
Lo miro en la palma de la mano y no sé para qué sirve.
—Gracias, no deberías haberme conseguido este lindo pedazo de papel. No
te compré nada.
—Sólo cómete el calcio, por favor —dice, ignorando mi sarcasmo.
—Oh, ¿lo has oído? —Me avergüenza que mi deficiencia de calcio haya
sido transmitida por una espeluznante fem-bot.
—Soy un camaleón. Siempre estoy escuchando. —Una sonrisa reacia se
retuerce en sus labios.
Yo también sonrío.
—Estoy calando en ti, ¿eh?
—Estás haciendo algo conmigo, sí —Está de acuerdo—. Kricket, yo…
comienza a decir algo, pero la puerta se abre y un soldado Comantre aparece fuera
de la entrada de nuestra habitación. Trey recoge el paquete que trae y lo trae hasta
mí cuando la puerta se cierra detrás de él otra vez.
—Toma, Kricket —dice, entregándome ropa envuelta en papel de seda.
Le recibo la ropa y mis dedos bailan sobre la tela suave y sedosa.
—Ha pasado mucho tiempo desde que alguien me ha comprado ropa —
murmuro, abrazándome—. Te lo pagaré. —Odio la idea de deber cualquier cosa y
en especial odio la idea de deberle algo Trey.
—Eres mi consorte —dice Trey, dándome una mirada significativa—. Lo
que es mío es tuyo.
Cierro los ojos brevemente, sabiendo que acabo de estropearlo.
—Por supuesto —respondo tratando de encubrir mi desliz.
Tentativamente, me levanto de puntillas y le doy un ligero beso en la mejilla—.
Gracias.
Girando, voy al baño para cambiarme. Después de desempaquetar el
paquete, levanto un par de pantalones negros que se ajustan y los sostengo ante
mí. Mientras los estiro, encajan como si estuvieran adaptados a mis medidas
exactas. A continuación, me deslizo en un ultra-rígida camisa blanca con soporte
incorporado que tiene una sensación de corsé. Empuja todo para adentro y hacia
arriba, haciendo mis curvas aún más peligrosas. Incluye una chaqueta blanca larga
y adaptada. Tiene dos filas de botones negros en la parte delantera y un delgado
cinturón negro en mi cintura; el cuello es recto y rígido, llegando casi debajo de mis
oídos. Hay una capucha que se puede usar para cubrir mi cabello.
Mirándome en el espejo, susurro a mi reflejo:
—¿Quién eres? —porque me veo glamurosamente urbana. Dejando la
capucha abajo, me cepillo el pelo de nuevo antes de salir del baño.
—¿Quién es esta? —pregunta Jax cuando me ve. Sus ojos me escudriñan
como si nunca me hubiera visto antes.
— ¡Te dejaron salir! —digo, viendo a Wayra junto a él mientras él me
estudia también.
—Gatita, podremos irnos pronto —dice Trey, usando su apodo para que
recuerde que todavía estamos siendo monitoreados—. El consulado ha intervenido
para facilitar la sustitución de tu identificación perdida. Han enviado una escolta.
—Eso fue rápido —murmuro, sintiendo la piel de gallina subir en mis
brazos.
—Sí, fue muy rápido —Trey está de acuerdo, mirándome preocupado.
—Esperaba que tomase más tiempo. Tenemos que tener mucha suerte —
añado, pensando en todas las maniobras burocráticas que los humanos tienen que
hacer al crear una nueva documentación para alguien.
—Somos más importantes de lo que pensábamos —la respuesta de Trey
me hace temblar.
Gideon llega entonces, entrando en la habitación y diciendo:
—Bueno, todo verificado ahora. Tus acompañantes del consulado han
llegado con tu identificación, Kricket. —Él me entrega las etiquetas con mi nombre
y números sobre ellos. Sosteniéndolos en mi puño, sonrío, sintiendo mi corazón
acelerado—. Tu padre debe ser un hombre muy poderoso en Rafe para acelerar
todo esto.
—Lo es —Estoy de acuerdo, sintiendo mis manos temblar—. Muy
poderoso.
Gideon me sonríe, asintiendo. Trey interviene entonces:
—Recuerda, Gideon, si alguna vez estás en el Valle del Cardo, por favor
visita a mi familia. Sólo pregunta por Trey Allairis.
—Sí, lo haré, muchas gracias, Trey. Y por cierto, estaba equivocado. Eres
un Ethariano muy afortunado —dice Gideon con una sonrisa—. Bueno, síganme
por aquí. —Viendo a Gideon sonreírme, me ruborizo, pensando que tal vez nos
estaba escuchando en la ducha.
Cuando nos dejan salir de la habitación, Gideon nos lleva a un vestíbulo
principal cavernoso que es más grande y más ornamentado que la Estación Unión.
En medio de todo el caos de personas realmente altas que se ocupan de sus
asuntos, cinco hombres elegantemente uniformados con el pelo oscuro y los ojos
violetas están de pie en las puertas exteriores, esperando en silencio para que
vayamos hacia ellos.
—Policía secreta Regente —murmura Wayra a Jax—. ¿Qué están haciendo
aquí? —pregunta con severidad.
—No lo sé —susurra Jax—. Para mi parecen un puñado de knob knockers.
—¿No deberían haber enviado más Cavars? ¿Por qué siento que estoy a
punto de entregar un sloat al carnicero?
Parecen tan siniestros como cuervos para mí. Sus uniformes son iguales;
una túnica de color negro con un escudo gris. Un intrincado saer violeta sobre sus
patas traseras exhalando fuego está bordado en el escudo.
Al sentir que alguien toma mi mano, bajo la vista para ver los cálidos dedos
de Trey entrelazados en los míos. Los aprieta suavemente, pero está mirando
directamente a los hombres que están junto a la puerta. A medida que nos
acercamos a ellos, todos caen sobre una rodilla, usando el gesto del brazo sobre el
hombro antes de levantarse de nuevo. El delgado de la mitad dice:
—Trey y Kricket Allairis. Estamos aquí para acompañarlos de regreso a
Rafe. Su transporte está esperando fuera.
—Bien —dice Trey con un tono de desprecio, pasando junto a ellos y
conduciéndome por las puertas.
Justo afuera de las puertas, en un área de estacionamiento diplomático,
encontramos dos brillantes y artesanas naves blancas que se asemejan a versiones
más pequeñas de Cazas Espías.
Llevándome hasta uno, Trey coloca su mano en la parte baja de mi espalda
mientras subo las escaleras. En el interior, la cabina se parece a una elegante sala
de estar equipada con sofás y sillones grandes. Trey me lleva a un asiento cerca de
una ventana. Me hundo en la silla grande y Trey se sienta a mi lado.
Tirando de su aparato comunicador, Trey comienza a ladrar palabras
extrañas en él, como un código. Entonces dice:
—Ateur Victus Allairis, mensaje: Necesito de hablar contigo. Urgente.
Ponte en contacto inmediatamente.
Jax y Wayra se sientan en las sillas directamente frente a la nuestra, así
que ocupamos nuestra propia zona. Ignorando al agente Regente más delgado al
otro lado del pasillo, Trey sigue usando su comunicador, pulsándolo en él como si
estuviera tecleando algo.
En la frustración, el agente frente a nuestras sillas se aclara la garganta
fuertemente.
—Soy Ustus, el agente asignado al caso Hollowell. Debes tomar el otro
transporte. Tu misión ha terminado. Nos ha entregado a Hollowell con éxito. La
entregaremos al tribunal correctivo para su procesamiento.
Trey me mira y levanta la ceja en interrogación. Asiento con la cabeza; el
agente nos está diciendo la verdad. Trey frunce el ceño a Ustus.
—No he recibido órdenes de mis superiores, por lo tanto, mi misión no es
completa.
—Tus órdenes están aquí —contesta Ustus, chasqueando los dedos.
Aparece otro agente de piel oscura, entregándole una tableta digital. Trey lo toma
del oficial antes de sacar un cordón de plata de la tableta. Colocándolo en su oído,
toca la pantalla de la tableta de ordenador con la mano. Escanea su mano y Trey
escucha todo lo que se explica en su auricular.
Saca el auricular de su oreja.
—Dicen que debo entregártela a nuestra llegada a Rafe. —No está siendo
sincero.
—Escucha otra vez, mis órdenes están claras. Nosotros lo manejamos
desde aquí —responde Ustus en un tono frustrado.
—Sabes, la cosa acerca de estos mensajes es que sólo se reproducen una
vez. —Trey responde casualmente, devolviéndole el aparato al oficial.
—Si te niegas a salir de este transporte, entonces me veré obligado a
llevarla a ella al otro. —Ustus está decidido a no retroceder.
—Puedes intentarlo—responde Trey amenazando con su tono y
levantándose. Wayra y Jax también se levantan, muy musculosos de nuevo—. Pero
yo no lo recomendaría.
Las fosas nasales de Ustus se alargan, pero él da un paso atrás, saludando a
sus hombres detrás de él. —Me quedaré en este avión. Tomaremos posesión
cuando lleguemos a Rafe. —Los otros agentes asienten con la cabeza, saliendo del
elegante avión para abordar el otro. Dirigiéndose a Trey, dice en un tono abatido
—: Espero que tu falta de cooperación no afecte negativamente al elogio que
recibirá de Skye por este servicio.
Sentándose en sus asientos otra vez, el ceño de Trey se profundiza
mientras mira a Jax y a Wayra.
Ustus camina hacia el frente para sentarse con el piloto. Trato de sonreír a
los Cavars. Sacando algo que es apenas es una mueca, ruedo mis ojos y digo:
—Puedes intentarlo —Todos sus ojos se vuelven a mí mientras que
estallamos a reír. Sintiendo al avión ascender del suelo lentamente, como
levitando, todo el mundo se recupera rápidamente.
Humedezco mis labios que de repente se han secado.
—Una vez que llegemos a Rafe, tienes que entregarme a esos chicos
Regentes, ¿verdad?— Veo a Trey juntar las cejas.
—Sí —dice, casi sombrío.
—¿Cuánto tiempo tengo? —pregunto, sintiendo ansiedad.
—Sólo debería tomar un cuarto de una parte —dice Jax con lo que parece
arrepentimiento. Ya que una parte es un poco más de una hora, hago la matemática
y el resultado que me da son unos veinte minutos hasta que me entreguen.
— ¿Quiénes son la policía Regente?
—Son una rama especial que se encarga de los asuntos del palacio —dice
Trey.
— ¿Palacio... como en una familia real?
—Urr... ¿tal vez como el Servicio Secreto? —pregunta Jax, mirándome para
ver si es una explicación lo suficientemente buena.
—Así que esto... ya no es militar ni es una situación judicial civil, como les
dejaron creer…
—Esto es completamente extravagante —gruñe Wayra en un tono bajo,
mirando entre Jax y Trey.
— ¿Quién sabe de mí... además de ustedes?
—Nuestros superiores —responde Trey, con expresión sombría.
—Esa cosa de teléfono toma fotos, ¿verdad?
—Sí.
—Está bien, tómame una foto —digo, pasando mi mano por mi cabello—.
Después quiero que lo envíes a todas tus cuentas de correo electrónico o lo que sea
que tengan aquí. Envíala también a tu hermano.
— ¿Por qué? —pregunta Wayra, mirando la sonrisa de Trey.
—Denegabilidad... es difícil negar algo cuando hay pruebas de que existe
—le explico—. Oh, creo que deberíamos enviar una foto mía y de Trey a Gideon,
también. Ya sabes, para darle las gracias por su hospitalidad. —Al ver la sonrisa de
Trey profundizar, me quedo quieta para las fotos.
Tomando unas cuantas fotos de mí, Trey le da el teléfono a Jax quien toma
un par de fotos de nosotros juntos. Entonces algo se me ocurre.
—¡Espera! Uh... ¡espera un segundo! ¡No envíes eso! Aquí... ¿podemos
borrar esto? —Le pregunto, entrando en pánico y tratando de alcanzar al
comunicador.
Alejándolo de mí, Trey pregunta:
—¿Qué pasa?
—No es una buena idea para ustedes —busco el teléfono de nuevo—.
Tienes que borrarlas.
—¿Por qué? —pregunta de nuevo.
—Porque esto te meterá en problemas.
—No, esto es seguro —responde Trey—. Nos las quedaremos.
—No deberías estar involucrado —le digo, pensando en lo que podría
pasarle si usara esas fotos para ayudarme.
—Estoy involucrado —afirma—. Así que fin de la discusión.
Mi ceño se profundiza.
—No seas estúpido. Esto se siente como un “sacrificio del peón”
dirigiéndose hacia mí. Y si ese es el caso, entonces puedes ser incluido en eso si
tiene estas imágenes.
—O, eso puede elevarme a la reina —contesta, imperturbable.
Mis labios se contraen a la imagen mental de él como una "reina".
—Esto no es material de reina... de caballero tal vez, pero no reina —le
respondo masticando mi labio inferior.
—Llevaré la actualización —Sus ojos se suavizan un poco—. Aquí,
memoriza esto.
Él sostiene su comunicador hasta mí; hay un número de serie en la parte
posterior con quince letras y números.
—¿Qué es esto? —pregunto, tratando de memorizar el número.
—Mi número.
—Oh —murmuro, sintiendo que me sonrojo—. Vale.
Todo el mundo se calla entonces. Miro por la ventana al cielo azul
salpicado de nubes ultra-blancas.
Mirando a Trey, su mandíbula está tensa, como si estuviera en el borde. Su
mano en el reposabrazos al lado de la mía se mueve de modo que apenas toca la
mía. El nudo en mi estómago se alivia un poco y es reemplazado por su presencia y
la sensación de estar protegida.
Desde mi asiento, veo al avión hacer un rápido descenso y toque hacia
abajo en un césped bien cuidado. El césped es increíble; Se ha establecido con
intrincados características de agua en cascada que hacen que la fuente de
Buckingham en Chicago parezca un baño de pájaro. En la distancia más allá de los
jardines, puedo ver estructuras que parecen pórticos que conducen a hermosos
edificios ornamentados, como algo que podrías ver en Versalles.
—¿Dónde estamos? -pregunto.
—El palacio -dice Jax, nervioso.
—Oh. —Me siento enferma—. De acuerdo, tengo algo para ustedes. —
Metiendo una mano dentro de mi manga, sacó dos pequeños paquetes envueltos
en el pañuelo de mi ropa nueva. Entregando uno a Wayra y uno a Jax, sonrío ante
sus expresiones sorprendidas.
—¿Qué es esto? —pregunta Wayra. Él abre el papel de seda, y sonriendo,
él sostiene mi ropa interior rosa.
—Promesa rosada —Deuda pagada, pienso.
Jax abre el suyo, viendo mi sujetador rosado dentro, se ríe como nunca lo
he oído reír antes. Cuando Jax me mira, le digo:
—Negaré todo conocimiento de esta transacción.
Mirando a Trey, su mandíbula todavía está tensa. Ustus, llegando a
nuestros asientos de nuevo, me ordena que lo siga. Los otros agentes han abierto
las puertas del avión, lo han abordado, y están esperando en la salida.
—Y en cuanto a ti —le digo a Trey en tono burlón, levantándome de mi
asiento, me inclino y susurro en su oreja—. Quiero el divorcio.
La mandíbula de Trey se tensa aún más, sin encontrar el humor en lo que
acabo de decir. Me enderezo y me muevo para seguir al soldado frente a mí.
—Kricket —Trey dice mi nombre, agarrando mi muñeca firmemente. Al
ver la expresión sombría en su rostro mi corazón se retuerce en mi pecho.
—No te preocupes, tu trabajo ya terminó y ya he estado aquí antes, en esta
situación —le digo suavemente, pero su mano sólo se aprieta en mi muñeca—. Soy
una roca, ¿recuerdas? Nada me toca. —Mi sonrisa es el tipo plástico-falso. Lo digo
más por mí que por él. Por alguna estúpida razón, le dejé entrar en mi mundo de
una sola persona, pero estoy mejor sola... Siempre estoy mejor sola.
La presión en mi muñeca se alivia mientras retiro mi mano de la suya. Me
doy la vuelta y camino a la salida, trato muy duro de no llorar, respirando hondo
mientras mis manos se vuelven puños. Un agente vestido de colores oscuros se me
acerca con un collar de metal. Los latidos de mi corazón se aceleran cuando lo
abrocha alrededor de mi cuello, encajándolo en su lugar.
—Esto no es necesario. Ella no se resistirá, irá de buena gana —gruñe Trey
detrás de mí, su voz suena mortal.
El agente lo ignora, sacando un dispositivo que parece un mando de puerta
de garaje. Sonriendo con un brillo en sus ojos violeta, dice:
—Probando en cuatro, tres, dos, uno... —Acciona el botón y el collar
alrededor de mi cuello se aprieta inmediatamente, oprimiendo mi garganta
dolorosamente y cortando mi oxígeno.
Con los ojos muy abiertos, mis manos vuelan hacia el cuello tratando de
alejarlo de mí, pero no se suelta. Me invade una sensación de aturdimiento y
desorientación, y manchas negras se forman en mi visión, justo antes de que el
collar se afloje, lo que me permite respirar de nuevo.
Mientras tomo mi primera respiración entrecortada, el puño de Trey se
estrella contra el rostro del agente Regente que sostiene el mando a distancia del
collar de mi cuello. Jax está a mi lado, exigiendo el código para soltar el collar, y
Wayra está entre Ustus y sus agentes para que no puedan acercarse a mí.
Capítulo 12 Traducido por Vale
PROCESANDO
Quitando el collar de mi cuello, Jax me sostiene por mis hombros,
mirándome a los ojos.
—¡Knob knockers! —les dice Jax con dureza a los agentes Regentes que
son retenidos por Wayra—. Es más pequeña que nosotros. No puede soportar el
tipo de presión que ejerce una restricción sobre un adulto normal, ¿está incluso
calibrado para una mujer? ¡Tienes que recalibrar un collar para ella si planeas
usarlo!
Miro a Trey, quien está sosteniendo por su uniforme al agente que me
había puesto el collar, pareciendo que está listo para golpearlo de nuevo ante la
más leve provocación.
— ¡Están violando nuestras órdenes! —dice Ustus detrás de Wayra—. Este
es el procedimiento estándar.
—No, estamos asegurándonos de que nuestra prisionera está protegida.
No pasamos la mitad de un floan rastreándola para que la mataras durante el
intercambio de prisionero —responde Trey. Cuando vuelve a mirar al agente que
está manteniendo inmovilizado, Trey arrebata la etiqueta de identificación
metálica del cinturón del agente. Estudia la etiqueta y dice—. Si tiene un pequeño
rasguño cuando la lleves a la corte, te encontraré, Fex Theda, y lo discutiremos
como lo hemos hecho aquí.
—Si accedemos a llevarla sin restricciones, ¿nos entregaran a la prisionera
ahora? —pregunta Ustus a Trey.
Aflojando su agarre en Fex, Trey suelta al agente que inmediatamente se
aleja de él.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunta Trey a Ustus—. Dijiste que la
llevabas a la corte para procesarla.
—Y lo haré. Estamos aquí porque necesita ver a un médico antes de
procesarla. Necesita vacunarse antes de que pueda unirse a la población general.
—¿Por qué aquí? ¿Por qué no en una estación médica o en una base
militar? —pregunta Jax—. ¿Será tratada por los médicos del Regente?
—Esas son mis órdenes. —Los ojos de Jax se dispararon a Trey y leo su
sorpresa—. Ahora, ¿podemos detener a la prisionera? —pregunta Ustus, con
expresión malhumorada.
Trey asiente con brusquedad, su mandíbula tensa y sus ojos en mí. Wayra
parece devastado, como si no pudiera creer que los agentes estuvieran autorizados
a llevarme. Estirando el brazo y recogiendo el collar, Wayra gruñe:
—¡Me quedo con esto! Si no puedes controlar a una pequeña Ethariana,
entonces tal vez deberías encontrar otra línea de trabajo. —Cuando uno de los
agentes le frunce el ceño, Wayra camina amenazadoramente cerca de él y le
pregunta—. ¿Ves algo que te guste? —El agente aparta los ojos rápidamente.
—Bien —dice Ustus, sin mirar a Wayra.
Alzando mis hombros, guiño un ojo a Wayra quien me está mirando como
si su perro hubiera muerto. Levanto un poco la barbilla y miro a cada uno de los
Cavars antes de decir:
—Baw-da-baw, muchachos. —Dando media vuelta, sigo a Ustus fuera del
avión y me meto en el vehículo que espera que se ve como un Rolls Royce alargado.
En la parte trasera del vehículo, mis nuevos guardaespaldas me rodean.
Estoy siendo ignorada por todos ellos, lo cual es bueno porque mi garganta se
siente apretada con lágrimas no derramadas. Pasamos por unas puertas protegidas
y por un bulevar sinuoso y cubierto de hierba con árboles arqueados, llegamos a la
calzada de adoquines que conduce a la entrada de un elegante palacio barroco.
Creo que mi boca podría haber estado colgando abierta por un momento mientras
miro alrededor con asombro.
Al entrar en el palacio, me conducen a una zona parecida a un spa con agua
cayendo en cascada sobre unos azulejos en mosaicos azules y verdes. Una sala de
examen silenciosa está colocada con una vista de los jardines de fuera, los que
están más allá de la puerta de estilo francés. En vez de una mesa de examen, un
diván y sillas elegantes amueblan el lugar.
Tan hermoso como es el lugar, las próximas horas son agotadoras. Dos
hombres muy altos y muy sonrientes dirigen el examen médico. El que hace todo el
trabajo es Tofer. Parece que tiene treinta y tantos años, con pequeñas e intrincadas
trenzas en un lado del pelo, haciéndolo parecer más un baterista sexy de una
banda caliente que un médico. Me gusta Tofer porque explica todo lo que hace
mientras lo hace. Cada vacuna se me explica detallando su propósito y los síntomas
a buscar si uno realmente contrae la enfermedad. Después de que Tofer termina,
cosas como «Pecas de Verdi» y «Penas Dunder» ya no pueden dañarme.
Yazer, compañero de Tofer, es un poco más difícil de encontrar simpático
porque me hace preguntas importantes durante todo el examen. Paseando por la
habitación con los brazos cruzados, Yazer me pregunta cosas como:
«¿Sabías que ibas a estar conmigo hoy?» Y «¿Alguna vez me viste antes de
hoy, en un sueño, tal vez? » Y « ¿Puedes decirme que es lo que hice ayer? »Y
también «¿Puedes decirme qué haré mañana?»
Habría pensado que Yazer es un lunático total si Trey no me hubiera
hablado de algunos de los dones precognitivos que las sacerdotisas de Alameeda
poseen. Fingiendo como si no tuviera idea de lo que está hablando, simplemente
meneo la cabeza a sus preguntas, frunciéndole el ceño como si creyera que está
loco.
Cuando Tofer ha terminado con las vacunas, recoge una visera y me la
trae.
—Ahora, Kricket —dice, con sus ojos violetas sonriéndome—. Voy a
revisar tus signos vitales y obtener una imagen general de tu salud.
—¿Es necesario? —le pregunto, sintiéndome nerviosa—. Ya me han
escaneado con eso.
— ¿Quién lo hizo? —Sus cejas se juntan.
—No importa —lo dejo porque no estoy segura de si debería decírselo. No
sé en quién puedo confiar.
Permitiendo que Tofer ponga las gafas de abuela en mis ojos, muerdo mi
labio mientras él hace un ruido que suena como un sonido de ahogo.
— ¿Qué pasa? —pregunta Yazer, inclinándose más cerca para ver la
lectura. Entonces, Yazer hace un ruido similar al que Tofer había hecho.
—Ella realmente es... —comienza Tofer.
—Sí, lo es. —Yazer está de acuerdo con satisfacción en su tono—. Puede
ser llevada para procesar ahora.
—Avisaré al Regente. —Yazer me sonríe de nuevo con una expresión de
emoción mientras camina hacia la puerta. Al abrirla, habla con Ustus mientras es
invitado a entrar en la habitación—. Puedes llevarla bajo custodia al tribunal
correctivo ahora y después... —Se apaga, dándome la sensación de que hay un plan
en juego en lo que a mí se refiere—. Debes quedarte con ella, asegurarte de que
esté protegida.
—Esas son mis órdenes —responde Ustus. Me hace un gesto para que lo
siga mientras me saca del palacio y me mete en el Rolls Royce con los otros
agentes. Pasando a través de arcos protegidos que tienen puertas de hierro forjado
con rayos de luz azules corriendo entre ellos, absorbo tanto del mundo exterior
como puedo. Nos estamos moviendo cerca del nivel del suelo y hay varios otros
niveles de tráfico sobre nuestras cabezas que veo a través de un techo solar. Pero
la velocidad a la que estamos viajando es feroz, por lo que es casi imposible ver
detalles mientras los edificios pasan borrosos.
— ¿Podemos bajar la velocidad? —les pregunto, tratando de mirar el
escenario por la ventana trasera porque es demasiado difícil ver algo por las
ventanas laterales.
—Esto no es un carrito de paseos —responde Ustus, tecleando algo en su
comunicador mientras sonríe a su propia broma. Es más pequeño que los otros
agentes, pero sus rasgos son más refinados.
—No, sólo una nave de tontos —respondo débilmente, obteniendo unas
sonrisas de un par de agentes mientras que otros me miran con el ceño fruncido.
—Esto sí que se siente como una tarea de tontos —Ustus está de acuerdo.
— ¿Por qué? —Alzo una ceja.
—No te vas a quedar allí.
— ¿No? —Me pregunto cuánto sabe sobre lo que me va a pasar.
—Todo lo relativo a tú caso ya ha sido decidido —responde—. Esto es sólo
una formalidad.
— ¿Qué quieres decir? Quería contratar un wigg —digo, sintiendo acelerar
los latidos de mi corazón.
— ¿Por qué? Uno te será designado. Eres una menor —Me mira y frunce el
ceño, como si estuviera reevaluando la palabra que acababa de usar para
describirme. Sus ojos permanecen en mis pechos un poco demasiado tiempo.
—Los abogados designados por la corte suelen ser... ¿cómo puedo poner
esto con delicadeza...? oh, ya sé, completos knob knockers —le respondo con
sarcasmo, provocando una erupción de risa en varios de los agentes.
—Por favor, abstente de usar ese lenguaje. Te hace sonar común —Olfatea
como un remilgado—. ¿Qué es un “abogado”? —Ustus ahora parece divertido a
regañadientes.
—Es un wigg y dejar de fingir que no sabes lo que estoy diciendo.
—Dudo que importe mucho, Fay Kricket —dice Ustus, usando mi nombre
por primera vez—. Voy a estar contigo mientras estés allí. Eso significa que
volverás conmigo.
— ¡Pero eso es una locura! ¡No he tenido tiempo de preparar un caso! Ni
siquiera sé qué leyes me están acusando de romper. ¡No he podido investigar una
defensa! —Entro el pánico.
—Se encargarán de ti… —empezó a asegurarme, pero lo interrumpo.
—No quiero que nadie se encargue de mí —replico, frunciendo el ceño—.
¡Quiero tomar mis propias decisiones sobre lo que hago con mi vida!
—Bien por ti —sonríe—- Tendrás que esperar hasta que tengas veinte
floans para que llegue ese día. Hasta entonces, estoy a cargo de tu caso.
— ¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, que te acostumbres a ver mi cara porque estoy a cargo —
dice, igual que un padre.
— ¡NO!
—Sí —rechaza mi objeción en un tono tranquilo, mientras vuelve a
escribir en su teléfono.
—Esperaba que mi padre tuviera familia aquí. Alguien que me ayude a
saber sobre qué estoy parada.
—Yo que tu no contaría con ello —suspira Ustus en voz baja—. Leí algunos
de los archivos de Hollowell. La familia de su padre ha tomado medidas para
desheredar cualquier descendiente resultante de la unión de Pan Hollowell y
Arissa Valke.
— ¿Por qué? —pregunto, incapaz de detenerme.
—No sé sus razones, pero los documentos de la corte cambiaron todos los
activos a un tío... —teclea su comunicador, escudriñándolo—. Ah, Farren Hollowell,
hermano de Pan. Sin embargo no podían quitarte el título. Eso sigue siendo tuyo.
— ¿El título?
—Tu padre era Corinet, así que el título te sucede. Eres una Coriness, lo
que la convierte en “Fay Kricket”.
— ¿Qué significa “Fay”? —Siento una punzada de dolor al darme cuenta de
que tengo familia, pero piensan que soy basura.
—Es un título —parece confundido por mi pregunta.
— ¿Como señorita?
—No, como... Dama... ¿Lady? —pregunta, tratando de relacionarlo con algo
humano.
— ¿Podrías notificar a la familia Hollowell que existo?
—Sí —responde honestamente. Asiento, dejando ir el tema mientras doy
vueltas en mi cabeza lo que me dijeron. Sólo puedo pensar en un par de razones
por las que alguien iría a esos extremos para redirigir activos: la avaricia y la
vergüenza. Ninguna de las razones me hace sentir esperanzada sobre conocer a mi
familia perdida hace tanto tiempo.
El coche se ralentiza entonces, entrando en un camino privado y aparca
donde el letrero claramente dice “Restringido”. Abriendo mi puerta, Ustus y los
otros agentes me conducen al brillante edificio de cristal que tenemos por delante.
Este lugar es tan diferente del palacio que la única similitud es que ambos son
excesivamente limpios y elegantes. Este edificio, sin embargo, es moderno en una
forma que nunca he visto antes. El vestíbulo es todo de cristal y los niveles de pisos
por encima de nuestras cabezas se extienden por lo menos un milla hacia arriba.
Las pasarelas de cristal que son completamente transparentes se elevan por
encima de nuestras cabezas, quitándome el aliento.
—Oh, lo pillo —digo, mirando el rostro de Ustus. Levanta la ceja y digo—:
Es una metáfora, un sistema transparente de justicia. —Ustus mira a su alrededor,
como si viera el edificio por primera vez—. Prefiero que mi justicia sea ciega —
digo secamente.
—Nunca hice la relación —murmura Ustus, señalándome hacia un
ascensor de cristal.
—No, sólo te gusta porque puedes ver todas las faldas de las chicas —
sonrío.
— ¿Todo lo que piensas sale de tu boca? —Ustus frunce el ceño—. Si te das
cuenta, el cristal se oscurece cuando se pisa.
—Oh —digo—. Generalmente soy mucho más cautelosa sobre lo que digo.
Es solo que siento que tal vez no me queda mucho por perder. —Las lágrimas me
hacen picar los ojos. Tomo un respiro, ahogándolas.
—Realmente deberías repensar esa opinión, Fay Kricket. Te meterán en
problemas.
Saliendo del ascensor en el piso ciento cuatro, caminamos a través de una
calzada de cristal que me da vértigo por estar tan alto. Cuando pasamos por el
umbral dentro de una habitación, me doy cuenta de que el exterior es sólo una
ilusión de transparencia, porque dentro de la habitación es completamente
diferente a lo que la fachada me había llevado a creer.
—Es una metáfora —murmuro, porque es diferente de lo que parece. Al
darme cuenta de que la habitación tiene dos paredes que son de vidrio puro,
camino hacia ellas. A medida que me acerco a la ventana, asimilo el panorama de
Rafe. Varios de los rascacielos más altos tienen puentes envueltos de cristal que
juntan los edificios. A lo lejos, hay más vías de tráfico y en el cielo arriba, hay una
cúpula sobre la ciudad, como un escudo.
Me muevo alrededor de la larga mesa de conferencias de vidrio para
acercarme a la ventana.
—Fay Kricket, permanecerás aquí mientras hablo con el wigg y el
mediador asignado a tu caso.
— ¿Dónde estamos... qué ciudad es ésta? —pregunto distraídamente.
—Esta es la Isla de Skye; el capitolio —responde Ustus.
— ¿Qué es eso? —Señalo el cielo antes de cruzar los brazos sobre el pecho.
Al acercarse a mí, Ustus gruñe:
—Es una pantalla.
—¿Qué hace?
—Bloquea algunos rayos UV, filtra la contaminación antes de que pueda
contaminar el medio ambiente y es un escudo defensivo —sonríe a regañadientes.
— ¿Cómo funciona? —Veo cómo el arco sobre la ciudad brilla como una
burbuja iridiscente.
— ¿Te parezco un ingeniero?
— ¿Por qué no puedo estar en la habitación mientras hablas de mi futuro?
—Porque ya está decidido.
— ¿Qué va a pasarme?
—Vivirás en el palacio de la isla de Skye por ahora.
— ¿Por qué?
—Porque tendrás dones... dones que te harán muy valiosa.
— ¿Cómo sabes eso?
—Eres la hija de una sacerdotisa Alameeda... es una certeza. Si hubieras
sido varón, podría haber sido diferente, pero genéticamente, la descendencia
femenina siempre hereda el rasgo.
— ¿Siempre?
—Siempre —responde, y cierro los ojos, sintiendo que voy a llorar. Al ver
mi expresión, dice—. Puede que te guste el palacio...
—No lo hagas —Levanto mi mano—. Realmente no quiero oírlo.
—Está bien. Voy a poner agentes fuera de la puerta —Me frunce el ceño
antes de dar la vuelta y salir de la habitación.
Cuando estoy sola, me hundo en una silla y miro por la ventana sin ver
realmente nada.
No puede haber pasado más de quince minutos cuando la puerta se abre
de nuevo. Mirando por encima de mi hombro, mi corazón salta a mi garganta
cuando Trey cierra la puerta detrás de él. Se ve increíble en un chaleco largo hecho
a medida de color gris oscuro con pantalones oscuros también a medida y botas
negras que se ven muy caras. Parece más delgado de alguna manera... menos
musculoso de lo que parecía en su uniforme—o en la ducha.
—¡Trey! —digo, levantándome rápidamente y sonriendo—. ¿Cómo me
encontraste? ¿Qué estás haciendo aquí?
Me apresuro hacia él.
Me frunce el ceño, y hay algo en sus ojos que me hace parar antes de hacer
algo impulsivo, como lanzar mis brazos alrededor de él. Analizando su rostro
mientras me evalúa como si nunca me hubiese visto antes, doy un paso atrás,
dándome cuenta de que no es Trey.
—No eres Trey —digo, confundida y decepcionada.
—No. Soy Victus —responde, colocando un comunicador en la superficie
de cristal y tomando un asiento en la cabecera de la mesa de conferencias—. Mi
hermano me pidió que viniera. —Parece completamente irritado con el hecho de
estar aquí ahora.
—Son gemelos —le digo estúpidamente.
—Dijo que eras inteligente —responde Victus de manera despectiva.
— ¿Por qué te pidió que vinieras? —Me pregunto, sintiendo un rubor
arrastrándose por mis mejillas por su último comentario.
—Dijo que está preocupado por ti —contesta, mientras me mira de nuevo
de la cabeza a los pies.
—Oh —murmuro, tomando un asiento tanto para esconderme de su
evaluación como para sentarme antes de que mis rodillas le demuestren que estoy
temblando—. ¿Por qué no vino entonces?
—Quería venir él mismo, pero tiene que reunirse con Skye y no puede
negarse.
—¿Qué dijo? —Siento que algo se agita dentro de mí sabiendo que Trey se
preocupa por mí.
—Me envió esto. —Victus sostiene su comunicador, mostrándome la foto
de Trey y yo juntos en el avión—. ¿Sabes lo perjudicial que puede ser esto para su
reputación? —me pregunta Victus acusadoramente.
Sacudiendo la cabeza y sintiendo que mi cara se torna más roja ante el
ceño de Victus, encuentro mi voz lo suficiente como para decir:
—No.
—Trey está prácticamente comprometido con una amiga de la infancia de
la familia. Esto podría terminar con eso, por no mencionar que la falta de
confidencialidad en su línea de trabajo podría venir con severas sanciones. —
Victus está echando humo.
Toda mi alegría es aplastada en ese momento. Sintiéndome al instante
enferma de mi estómago, bajo la vista.
—Bórrala —le digo en voz baja, sin mirarle la cara—. No le diré a nadie.
Yo…
— ¿Qué quieres? —Victus suena enojado—. ¿Estás chantajeándolo?
— ¿Qué?
— ¿Por qué arriesgaría todo para enviarme esto? —Victus frunce el ceño.
—No lo sé —murmuro—, somos amigos…
—Tiene todos los amigos que necesita. No necesita una sacerdotisa
Alameeda como amiga. Así que, sea lo que sea que le estés haciendo, quiero que te
detengas —exige—. A cambio, te ayudaré con tu caso. ¿Qué deseas? ¿Una condena
reducida? ¿Aceptación?
Mis cejas se juntan en un ceño fruncido.
—Oh, esto es tan repugnante —mis labios se tuercen en un ceño fruncido,
sintiendo como si me hubiera pateado en el estómago—. ¿Crees que le estoy
haciendo algo a Trey? ¿Cómo qué?
—No lo sé. Eres la sacerdotisa. Dímelo tú —Me mira de nuevo con furia.
—Ugh, esto es... demasiado —murmuro, poniendo mi cara en mis manos—
. No tienes ningún derecho… no soy lo que crees que soy. Sólo soy una humana… —
tartamudeo, sintiendo que me estoy asfixiado—. Por lo menos, lo era la semana
pasada, ahora soy…un completo bicho raro.
— ¿De qué estás hablando? —pregunta Victus confundido. Se parece tanto
a Trey que duele mucho más ver desprecio en sus ojos—. No eres humana.
— ¿Cuánto sabes de mí? —Me muerdo los labios para no llorar.
—No obtuve detalles, sólo que eres una sacerdotisa Alameeda. Trey no
podía hablarme de su misión. Sólo insistió en que te ayudara y la imagen que me
envió es reveladora.
— ¿Qué quieres decir? —pregunto, sabiendo que no me gustará su
respuesta.
— ¿Son amantes?
—No. —Mi corazón se retuerce de nuevo.
—Estás mintiendo.
— ¿Por qué dices eso? —Me mira de nuevo y me enderezo en mi silla—.
¿Sabes qué? ¡Sal de aquí! —Señalo a la puerta.
Se endereza en su silla, como si yo lo hubiera insultado.
—Me iré cuando haya terminado —dice, entrecerrando los ojos.
—Ohhh, has más que terminado, Victus —dije, levantándome de mi
asiento y caminando hacia la ventana.
—Quiero tu palabra de que dejarás tranquilos a mi hermano y a mi familia
—me sigue a la ventana.
—Hecho —prometo—. Adiós.
—¿Qué? —pregunta, sorprendido.
—Dejaré a todos los Allairis en paz. No le hago daño a mis amigos —le
digo—. Sólo dile a Trey que dije que soy una roca y que no necesito una niñera.
Luego, asegúrate de que elimine todas esas fotos. Hay unas seis... no siete. Oh, y sus
hombres, Jax y Wayra, podrían tener una copia de algunas. Asegúrate de conseguir
esas, también. Si alguien las filtra, puedes culparlo a la misión. Tuvo que pretender
ser mi consorte para llevarme a Rafe desde la Tierra. Era sólo una misión, no tienes
nada de qué preocuparte. Pronto estará en su próxima misión y se olvidará de mí.
—Si no estás chantajeándolo y no eres su amante, ¿entonces por qué me
pediría que te ayude? —pregunta Victus, aún no convencido.
—Culpa. Piensa que ya que nací y crecí en la Tierra y fue enviado para
traerme de vuelta y que no podré sobrevivir aquí por mi cuenta... se siente culpable
—le explico, sin mirarlo, pero levantando mí barbilla—. Está equivocado y puedes
decirle que dije que su falta de fe en mí es insultante.
—Eres ella —dice Victus suavemente.
— ¿Soy quién?
—Tú eres ella. ¡Eres Hollowell! ¡Por supuesto! —dice, como si acabara de
sumar dos más dos.
Sonriendo, se parece a Trey.
—Oh. Soy la leyenda urbana, una sacerdotisa loca, corre y encierra a tus
hijos. Fenómeno suelto, bueno, no muy suelto —digo sarcásticamente—. Escucha,
estoy teniendo un día realmente malo. ¿Crees que puedes dejarme sola antes de
que diga algo que no quiera decir?
—Me disculpo, Kricket. He malentendido la situación aquí —dice en un
tono tranquilo—. Mi hermano estaba muy molesto cuando me habló y no pudo
decirme detalles. Me apresuré hacia conclusiones equivocadas.
—No te estreses, Victus. No es lo peor que me pasó hoy.
—Puedo ser capaz de ayudarte —dice Victus, ahora un caballero total—.
Era un wigg antes de convertirme en Ateur.
— ¿Qué es un Ateur?
—Un miembro de la Casa de Lords —dice, sorprendido de que no lo sepa.
—Mejor que no lo hagas. Parecerá sospechoso para Trey. Podría meterse
en problemas. De hecho, debes irte antes de que Ustus vuelva. Podría pensar que
eres Trey y no está contento con él.
—¿Por qué? —pregunta Victus, confundido.
—Oh —lo despacho con la mano, tocando mi cuello adolorido
distraídamente. Victus debe haber visto algo porque se acerca a mí y su mano va a
mi cuello. Retirándola gentilmente, Victus me vuelve a fruncir el ceño.
— ¿Por qué tienes el cuello magullado? —Exige, tan agresivo como Trey.
—Esa cosa de collar estaba demasiado apretada —respondo, alejándome y
sintiéndome avergonzada—. Está bien. Trey hizo que me la quitaran.
—¿Usaron una restricción en ti? —Suena indignado—. Eres una mujer... y
eres tan pequeña.
Rodando mis ojos a su comentario, suspiro.
—¡No soy pequeña!
—Kricket, eres pequeña —frunce el ceño.
—Lo que sea —murmuro—. Soy fuerte e inteligente y una vez que
comprenda todo esto, estaré bien.
—Insisto en que me dejes ayudarte —dice Victus, usando un tono superior
de nuevo—. Deberías tener una representación adecuada.
—Oh, no seas una knob knocker, Victus —respondo, frotándome los ojos
—. No puedes intimidarme. Esto es malo para tu familia. El Regente está
involucrado. Ya tienen un trato. —Hago un gesto hacia la puerta—. Está hecho. Soy
de ellos. Sólo tengo que averiguar cómo remar por este mundo y no puedes
ayudarme con eso.
—Nadie me ha llamado knob knocker desde hace mucho tiempo... de
hecho, Trey fue la última persona que me llamó knob knocker —dice Victus,
luchando con una sonrisa.
—¿Sí? Bueno, aprendí esa palabra de los Cavars en nuestro camino aquí.
Necesito más malas palabras de las buenas para el Regente.
Victus se formaliza instantáneamente.
—No, no lo haces, Kricket.
—No te preocupes, Victus. Pasaron por muchos problemas para
conseguirme. Quieren mi cooperación para que puedan jugar a la pelota —digo,
casi para mí.
— ¿Jugar pelota? —pregunta, con la frente arrugada.
—Ven un día al palacio y te mostraré cómo se hace. —Sonrío a pesar de la
situación.
— ¿Es ahí donde estarás? —pregunta, estudiando todo acerca de mí.
—Por ahora.
— ¿Y estás segura de que no hay nada que pueda hacer por ti? —Plantea la
pregunta y cuando meneo la cabeza, casi parece decepcionado—. ¿Quieres que le
diga algo más a Trey... aparte de que eres una roca y que no necesitas sentarte en
bebés10?
—No necesito una niñera —viendo su mirada confundida, murmuro—. No
importa... dile a Trey... dile que la miel es néctar que las abejas crean y es muy dulce
y que... la extraño... más que a la pizza.
—No tienes que extrañarla, Kricket. Tenemos eso aquí. Lo llamamos
homitie.
—Oh. Sólo dile a Trey lo que dije, ¿está bien? —No puedo evitar contener
la respiración un poco. Asiente y exhalo—. Gracias por venir, Victus. —Victus
inclina la cabeza. Alzando su comunicador de la mesa, camina hacia la puerta.
Victus hace una pausa allí antes de decir:
—No creo que sea culpa. —Cuando lo miro, sonríe—. No, definitivamente
no es culpa. —Cierra la puerta detrás de él y reflexiono sobre sus palabras
mientras miro por la ventana.
10 Juego de palabras. Niñera en inglés es “babysitter” y sentarse en bebés “sit on babys”. Victus
malentendió lo que Kricket dijo.
Capítulo 13 Traducido por Rose_Poison1324
EL PALACIO
Ni siquiera trato de mirar por la ventana del automóvil que se mueve
rápido en el camino de regreso al palacio de la corte correctiva.
—Entonces, ¿cuál es el veredicto, delgado? —Le pregunto a Ustus,
mirándolo tocar su comunicador.
Ustus me ignora, probablemente porque lo llamé "delgado". Intento de
nuevo:
—¿Ustus?
—Estás bajo tutela del Regente hasta tu vigésimo cumpleaños —declara
Ustus, sin mirarme.
— ¿El Regente? —pregunto, deseando una explicación—. ¿Eso es normal?
—Es inusual.
— ¿Quieres darme las probabilidades de eso? ¿Es tipo un "trébol de cuatro
hojas" de inusual o tipo "hombre con cuatro cabezas"?
—Lo último, creo —Intenta ignorarme de nuevo.
— ¿Algo más?
—Tu wigg removió la penitencia.
—Wow, ¿Sabes? Tal vez ustedes tienen mejores defensores públicos de los
que estoy acostumbrada —mascullo.
—No, tu otro wigg argumentó para que la penitencia fuera revocada —La
mirada penetrante de Ustus me empuja a mi asiento.
— ¿Mi otro wigg?
—Tu Wigg designado por la corte fue rechazado por Ateur Victus. Él se
hizo cargo en lo que él reclamó era tu petición. Renegoció la parte de la penitencia
de tu condena, haciendo que fuera descartada. Sin embargo, no pudo pelear la
custodia, ya que no es un miembro de la familia. No, ahora eres la tutelada del
Regente.
Esta nueva información me impresiona. Victus se involucró, incluso
cuando le dije específicamente que se apartara.
— ¿No lo apruebas? —Miro la cara de Ustus—. ¿Crees que necesito
penitencia?
—Sí, necesitas penitencia, pero no como un castigo para ti.
— ¿Qué otra razón podría haber para la penitencia? —Estoy
completamente ofendida de que pensara que merezco ser castigada por algo de lo
que yo no tenía absolutamente ningún control.
—Imagen pública, Kricket... la corona ha intervenido, al instante elevando
tu posición al darte su protección. Ellos trataron de contrarrestar este movimiento
político mostrando que todavía serías responsable de lo ocurrido. Ahora,
tendremos que repensar cómo eres presentada a la sociedad.
— ¿Cuántos tutelados tiene el Regente?
—Uno —dice, asintiendo hacia mí.
—Pues bien, darme penitencia sería como ponerle un sombrero a un spix
para disfrazar sus cuernos, Ustus —le respondo.
— ¿Es qué? —Intenta evitar sonreír.
—Darme penitencia no distraerá a nadie del hecho de que ahora soy la
tutelada del Regente —Me muerdola uña de mi pulgar en agitación.
—No te muerdas las uñas, te arruinarás los dientes —dice Ustus,
mirándome—. Un leve castigo habría recorrido un largo camino con la mayoría de
los ciudadanos. Si la gente pensaba que habías sido castigada, puede ser mucho
menos probable que te rechacen —Él busca mi reacción.
— ¿Alguna gente me rechazará? ¿Qué somos, Amish?
—Muchos tendrán dificultades con tu herencia Alameeda. La penitencia
puede haberte hecho un poco más... simpática a tus iguales. —Él está tratando de
ser sincero conmigo, y lo aprecio.
—Ah, quieren verme ser puesta en mi lugar, ¿eh? Denigrarme un poco y
entonces tal vez podamos ser amigos.
—Tu comprensión de la situación es impresionante —responde, olvidando
su comunicador por un segundo.
—¿Qué planeaban todos ustedes... quiero decir, para mi penitencia? —
Pregunto con una sensación de mórbida curiosidad.
—Nada demasiado trágico... una rotación en la plaza pública.
—¿Huh?
—Te hubieran hecho estar en la plaza pública por una rotación o algo así
—Explica, cambiando sus ojos de nuevo a su comunicador mientras yo lo fulmino
con la mirada.
—¿Estás diciendo que habría sido estacada o algo así y puesta en
exhibición por un día, una rotación? ¿Para ser ridiculizada? —El color inunda mis
mejillas.
—No habrías sido puesta en restricciones... si cooperaras con la corte —
Explica a la defensiva, y su cara se ruboriza un poco también, mientras evita mis
ojos.
—Eso es arcaico —acuso, apoyando mi cabeza en el asiento—. ¿Habrías
cosido una ”A” de “Alameeda” a mi pecho y permitido a la gente arrojar coles
podridas a mí, también?
—No, realmente tu imaginación es extravagante. Nadie se atrevería a
arrojarte nada. Solo causaría suficiente vergüenza y malestar para mostrarles a
todos que has pagado tu deuda por violar nuestras leyes. También daría a todos la
oportunidad de verte y acostumbrarse a ti. Eso haría que algunos ciudadanos
simpatizaran completamente con tu causa, porque algunos verían el castigo como
injusto.
—Veo el castigo como injusto... no me denigraré —replico, cruzando los
brazos—. Siempre habrá enemigos, Ustus. Puedo manejarlos por mi cuenta.
Atravesando las puertas del palacio una vez más, tomamos un camino
diferente, dirigiéndonos a la entrada oeste. Los céspedes en su totalidad de setos
intrincados y las características del agua se deslizan por la ventana mientras nos
movemos a una velocidad más tranquila a lo largo de la unidad exterior.
Volviéndome y acercándome al palacio, suspiro, sintiéndome pequeña comparada
con la enorme fortaleza que tengo por delante.
Después de salir del coche, Ustus me lleva hasta los imponentes escalones
de piedra hacia las imponentes puertas delanteras. Hablando en voz baja a
hombres uniformados que claramente trabajan aquí, Ustus inclina la cabeza. En
unos momentos, una alta y esbelta mujer que mide por lo menos 1.80 m entra en el
vestíbulo, acercándose a nosotros.
—Ah, Ustus. —Ella le sonríe e inclina su cabeza—. ¿Esta es Fay Kricket? —
Ella vuelve sus ojos violetas a mí, sonriendo otra vez.
—Fay Kricket, ésta es Thea Moore, ella es la ama de llaves. Ella te mostrará
a tu habitación, —dijo Ustus—. Te veré de nuevo en la cena esta noche.
—No puedo esperar —le respondo distraídamente, todavía estudiando a
Thea. Su cabello es corto; sólo le llega a los hombros, pero es oscuro como todos los
Rafe por aquí. Parece ser de mediana edad, lo que probablemente la hace
asombrosamente vieja, pero con esa edad tiene un aire obvio de sofisticación y
refinamiento.
—Por favor, sígueme —dice Thea, y espera a que yo camine a su lado—. Te
hemos puesto en la arcada oeste. Estarás entre otras mujeres jóvenes que se
quedan aquí para el solsticio de verano.
—¿El solsticio?
—Sí, has llegado justo a tiempo para las swanks que tienen lugar en este
momento —Me informa, como soy un invitado—. ¿Te gustan las fiestas? —Ella
trata de hacer conversación mientras sube una escalera que podía acomodar un
Humvee sin ningún problema.
—Mmm, yo vivo para las swanks —digo, tratando de ser agradable—. Pero
realmente no tengo experiencia, err... comportándome en un lugar como este.
—Sí, has sido criada en la Tierra, ¿verdad? —pregunta Thea, como si no
fuera un crimen.
—Lo fui —le respondo mientras bajamos una larga sala. Enfrentando a un
par de señoras realmente altas, ambas tropezando hasta detenerse justo antes de
que pasemos, quedando completamente mudas mientras sus ojos me siguen.
—Voy a mencionarle esto a Tofer —dice mientras pasamos altas y talladas
columnas de mármol grabado, fingiendo que no acababa de suceder.
—Tofer... ¿El médico? —Le pregunto, recordando al doctor que se ve como
un baterista sexy.
—Sí. Él y Yazer te estarán instruyendo sobre todo, desde lo básico de
nuestra vida cotidiana aquí hasta historia de Ethar. —Uck, Yazer; pienso,
recordando sus preguntas incómodas.
Antes de recuperarme de mi vergüenza, nos giramos a una sala de estar
sustancial con una inmensa chimenea. Un gran espejo dorado cuelga por encima de
la repisa reflejando la luz del sol que viene de los dos conjuntos de puertas
francesas que conducen a una terraza de piedra. Seda azul Tiffany cubre el
mobiliario. Puertas de madera conducen directamente a un dormitorio con
cortinas de seda azul y una colcha a juego. La cama es insanamente hermosa; los
postes y la cabecera están hechos de mármol blanco, que está tallado para
asemejarse a enredaderas trepadoras.
Yendo a las puertas a un lado del dormitorio, Thea las abre, revelando una
gran variedad de ropa.
—Esto acaba de llegar para ti. Si necesita ayuda para elegir algo para
cenar, puedes preguntar a Aella cuando venga a arreglar tu cabello —Thea me
informa antes de alcanzar y tocar la tela pálida de un vestido cerca de la puerta con
sus dedos elegantes.
—Uh... esto es... Yo… —Trato de pensar en algo que decir, pero las palabras
me fallan.
—El Regente está haciendo una pequeña cena esta noche. Él pidió que
asistieras. Debieras descansar... estas cosas son conocidas por ser bastante largas.
¿Hay algo que necesites antes de dejarte?
Negando con la cabeza, siento el pánico creciendo en mí. Thea sonríe,
volviéndose para irse.
—Un comunicador —dejo escapar—. ¿Puedo tener uno? —Escondo mis
manos detrás de mí porque están temblando.
—Déjame investigar y te lo haré saber —responde tranquilamente antes
de dejarme sola en mi nueva habitación.
Desabrocho mi chaqueta y me encojo de hombros antes de sentarme en el
borde de la enorme cama. Miro al armario. Nadie tiene tanta de ropa, pienso.
Bridget enloquecería si estuviera aquí. Bridget... El miedo me golpea en olas. Nada
nunca es gratis. Nada. Ellos quieren algo de mí.
Me vuelvo y me arrastro hasta las enormes almohadas que descansan
contra la cabecera de la cama; apoyo mi cabeza en una. Estudiando la habitación,
veo algo que se parece a un costoso celular en la mesita de noche. Me muevo y lo
recojo. Examinándolo por un segundo, toco la pantalla y se ilumina. Corriendo mi
dedo por la pantalla, la pared delante de mí cambia drásticamente, convirtiéndose
en una escena de la ciudad donde una pareja de Etharianos de tamaño real están
dando un paseo. La imagen holográfica de una mujer le dice al hombre que ella
está con, Rathis, que hay problemas con su skiff y ¿cómo se supone que ella debe
desplegar todo el underbits sin un treston?
—Sí... ¿cómo va a hacer eso, Rathis? —Pregunto, murmurando a las
imágenes de la pared—. Eres su cariño, averígualo. —Observándolos, me doy
cuenta de que se trata de algún tipo de telenovela.
Un ligero ruido suena en la puerta de la otra habitación y un momento
después una chica muy alta entra en mi habitación.
—Ohhh, ¿es Violet Shadows? —Me pregunta, poniendo un juego de té en la
mesa cerca de mi cama. Lleva una larga falda que acentúa lo alta y las largas
piernas que tiene. Sonriéndome, sus ojos violetas van a la pared cuando Rathis
comienza a tratar de hacer entrar en razón a su emocionalmente exagerada novia.
—Yo... no sé —respondo, preguntándome quién es—. Nunca he visto Violet
Shadows.
Sus ojos violetas se ensanchan mientras me estudia.
—¡Realmente eres de la Tierra!
Asintiendo, me presento:
—Soy Kricket.
Hundiéndose en su rodilla, la joven dice:
—Es un honor saludarla, Fay Kricket. Soy Aella. —E, incluso sobre su
rodilla, todavía es muy alta.
—Uh... hola, Aella. No tienes que llamarme Fay Kricket. Sólo llámame
Kricket —digo, observándola levantarse.
—Oh, yo no podría hacer eso... es muy familiar y voy a ser tu coordinadora
—responde con un rubor.
—¿Mi qué?
—¿Tu... asistente? —Titubea, tratando de explicar.
—Oh, entonces realmente no tienes que arrodillarte. ¿Por qué necesito una
asistente? —pregunto, viendo que sus ojos se desvían de vuelta a la pared donde
Rathis está mostrando todos sus dientes blancos mientras sus dedos se extienden
para acariciar la mejilla de su novia.
— ¿Creo que piensan que voy a ser útil para ti?
—Oh. —Me levanto y palmeo la cama a mi lado—. Aquí, siéntate y explica
lo que está pasando aquí. ¿Esta es la novia de Rathis?
Sonriéndome, Aella sube a mi lado, señalando a la chica en la pared.
—Esa es Gizelle. Ella desea ser la consorte de Rathis, pero él está casi
comprometido con Drea.
—Entonces, ¿Gizelle es una lagarta? —Tomo la taza de lo que parece té
que Aella me da.
— ¿Qué es una lagarta? —pregunta antes de servirse una taza de té para
ella.
—Roba novios.
—Sí —Aella asiente con firmeza—, ella es una lagarta, nosotros la
llamamos una lurker. —Sonrío porque ella esta tan metida en ello—. No me dejes
mirar demasiado esto. Se supone que debo prepararla para la cena. —Inhala un
profundo suspiro—. ¡MIRA! —Ella señala a la pared— ¡Su skiff ni siquiera esta
defectuoso! —Trato de no reírme, dándome cuenta de que un “skiff” es un tipo de
coche flotante. Sonriendo con disgusto a la pared, Aella dice—: Oh, apágalo. Él es
un nim.
—¿Qué es un nim? —Le pregunto, entregándole el control remoto.
—Un Ethariano molesto —contesta. Tomando el control remoto, ella habla
en él—. Reproducir melodía... ¿que te gusta escuchar, Fay Kricket?
— ¿Quieres decir, música? —Veo que asiente—. ¿Tienes algo humano?
Sacudiendo la cabeza, dice:
—No, es ilegal... pero —continúa con una voz conspiratoria—, yo se dónde
conseguir algo ilícitamente, si quiere.
—¿Quieres decir, música humana pirata? ¿Hay piratas incluso en Ethar? —
Pregunto, viéndole asentir de nuevo—. Mejor no. Estoy segura de que me estarán
observando atentamente. Sólo pon algo que te guste.
—No eres en absoluto lo que esperaba —dice Aella, poniendo música que
suena como una especie de música celta new-age.
—¿De verdad? ¿Eso es malo?
—No... es bueno —sonríe.
— ¿Cómo creías que sería?
Se encoge de hombros y se ruboriza un poco, dice:
—Bueno, eres parte Alameeda... pensé que serías... mala.
— ¿Todos los Alameeda son malos?
—No lo sé... nunca he conocido a uno —responde.
— ¿Qué tal un humano?
—Nunca he visto a un humano antes —dice ella, pareciendo un poco
nerviosa—. ¿Cómo son?
—La mayoría de ellos son... cristal, pero también hay unos cuantos nims.
—Tengo un millón de preguntas sobre la Tierra —dice, volviendo a
emocionarse—. Tal vez, cuando tengamos más tiempo podemos hablar de como es
allí.
—Claro —digo casualmente—. Si vas a ser mi asistente, probablemente
pasaremos mucho tiempo juntas.
—Mazi va a estar tan molesta por dejar pasar la oportunidad de ser tu
coordinadora —Aella se regodea—. Te encontraré algo para vestir que les diga a
todos que ha llegado, mientras te aseas.
—Uh, vale —murmuro mientras ella busca con entusiasmo y me lleva al
lavare que está situado al lado de la cómoda en mi habitación.
Después de ducharme, me da una larga bata para usar mientras Aella teje
mi cabello en intrincados patrones. Ajustando un maquillador automático, me
entrega la caja que parece un visor.
—Cierra los ojos —dice cuando me lo pongo en la cara.
—Ya lo aprendí de la manera difícil —le contesto, sonriendo mientras
cierro los ojos y escucho su risita mientras hace clic en el botón para aplicar una
capa de cosméticos en mi cara.
—¿Qué quiere proyectar esta noche? —pregunta, entrando en el armario y
mirando la ropa.
—Uhh... Quiero proyectar confianza... —respondo, siguiéndola.
—De acuerdo, ¿qué más?
Pensando, agrego:
—Quiero decir..."Soy la jefa... No me controlan, yo controlo”
La ceja de Aella se levanta mientras mira mi ropa.
—La mayor parte de esto está adaptada para parecer de su edad, colores
claros y cortes recatados, pero no actúa o se ve de su edad... Vamos a probar esto.
Es un poco atrevido, pero funcionará para ti, si lo posee. —Poniéndome el vestido
de seda sin mangas de color rojo sangre con un corsé interior, me dirijo hacia el
espejo, viendo el vestido abrazar mis contornos en líneas delgadas y elegantes.
— ¿Esto es lo que se supone que debo llevar para cenar? —El miedo
comienza en el hueco de mi estómago y se arrastra hasta mis extremidades.
—Esta es una cena con el Regente —me corrige—. Él se encontrará con
varios embajadores esta tarde, me han dicho. —Sacando unos tacones de color casi
piel con suelas rojas, me las entrega—. Este conjunto dice "Poseo mi destino".
— ¿Gizelle usaría este vestido? —pregunto mientras me estudio en el
espejo y me pregunto de nuevo quién soy.
—Ella no podría permitirse el lujo —responde Aella con una sonrisa.
—Sí... bueno, tenemos eso en común entonces —le respondo con una
mueca—. ¿Estoy lista?
—Sí, la llevaré abajo con Thea. Ella querrá llevarla al comedor dorado. Está
dentro del pasillo de amatista donde reside el Regente. —Llevándome hacia el
pasillo, Aella comienza a darme un recorrido—. Esta es la arcada oeste, la
llamamos la "cripta lila", alberga a las mujeres solteras y es un área restringida.
Todo el mundo necesita tener permiso para estar aquí.
—¿Por qué?
—Porque es para las mujeres reales.
— ¿Y?
—Y... debes estar protegida.
—¿Estas soltera?
—Sí, sólo tengo treinta años — dice, revolviendo los ojos como una
adolescente.
—¿Tienes treinta años? Uh... por supuesto, —trato de no mostrar mi
sorpresa mientras intento encubrir el hecho de que pensé que tenía mi edad.
Parece una adolescente y actúa muy joven también—. ¿Vives en el Palacio?
—Sí, tengo un pequeño apartamento en un edificio aparte en la propiedad.
He estado trabajando aquí como subsecretaria de la oficina del cortesano, ya sabes,
haciendo correspondencia y arreglando alojamientos para visitas de la realeza —
sonríe.
No lo sé, pero estoy intrigada.
—¿De verdad? ¿Pagan bien? —pregunto, preguntándome qué puedo hacer
aquí.
—Una coordinadora para ti será muy bien pagada —dice, sonriendo y
empujándome con el hombro.
Sonriendo de regreso, pregunto:
—¿Quién te paga?
—La oficina del Regente —replica—. Todos trabajamos para el Regente.
Caminando juntas por la gran escalera que había subido más temprano,
alcanzo a ver el cabello rubio pálido en los caballeros que se mueven alrededor del
área cerca de la parte inferior de las escaleras. Casi me detengo, viendo a Kyon
acercarse y esperar a que yo descienda, pero levanto mi barbilla en su lugar
mientras mi corazón retumba frenéticamente en mis oídos.
Capítulo 14 Traducido por AnamiletG
Mi siguiente trato.
Mirando los ojos de Kyon devorar cada centímetro de mí mientras me
muevo por la escalera elegante, dice:
—Kricket —cuando llego al último escalón.
—Kyon —murmuro, inclinando mi cabeza en un saludo civil. Se ve alto y
pálido en un abrigo largo y elegante y pantalones negros a juego. Su camisa blanca
quebradiza está atada con un paño blanco del cuello. Su abrigo se ajusta en la
cintura y si yo no supiera ya que él es un knocker total del todo, podría haberlo
encontrado atractivo.
Apartándose, me permite descender el último paso antes de tomar mi
mano, colocándola en su brazo. A Aella, dice con arrogancia:
—Yo acompañaré a Fay Kricket a cenar. Puedes irte.
El miedo brilla en los ojos de Aella mientras evalúa a los soldados
enemigos masivos que nos rodean. Ella muestra algo de valor cuando levanta la
ceja hacia mí en pregunta. Rechazando que Kyon me intimide mientras se topa
sobre mí, le digo:
—Estoy bien, Aella. Te veré más tarde. —Pareciendo en conflicto acerca de
si debería dejarme con Kyon, Aella le da al Alameeda una amplia mirada mientras
los rodea para dirigirse en la dirección opuesta.
Permitiendo que Kyon me guíe por el pasillo de mármol, mantengo los
ojos fijos delante de mí, pero puedo sentir su atención en mi rostro.
—Estoy sorprendida de verte aquí, Kyon —digo, notando que no menos de
seis Alameeda caen a nuestro alrededor.
— ¿De verdad? —pregunta, con una nota de irritación en su voz.
—Mmm. Es curioso cómo te encuentras en los lugares más inesperados.
Clubes nocturnos, espacio aéreo restringido, aquí... ¿por qué estás aquí? —le
pregunto, viendo a los cortesanos Rafe mirándonos con absoluta incredulidad
mientras los pasamos.
—Estoy aquí por ti —dice en voz baja, y la tensión en su brazo aumenta.
—¿Por mí? ¿Qué puedes querer conmigo?
—Tú me perteneces, Kricket. Estoy aquí para llevarte a casa —responde y
no está mintiendo. Él cree cada palabra que acaba de decir—. He venido con
embajadores de Alameeda y Wurthem. Trabajaremos los términos para tu
liberación. Será sólo cuestión de negociaciones.
—Espera... ¿puedes volver a la parte donde dijiste que soy tuya? ¡Porque
ahí es donde dejé de escucharte!
—Me has sido concedida por la Hermandad Alameeda. Te convertirás en
mi consorte cuando volvamos a Alameeda —responde, y mis ojos parpadean a los
de él, viendo el deseo en su mirada mientras sus ojos azules descansan sobre la
escotadura por encima de mi vestido.
Arrugo la nariz.
—Ya, eso no va a pasar. —Seguimos caminando juntos mientras lo siento
rígido. Su mandíbula se tensa también, haciendo los planos de su cara aún más
masculina.
—Pasará. Nunca deberías haber huido de mí. Podríamos haber evitado
todo esto.
—Siento decepcionarte, Kyon, pero no voy a estar de acuerdo en ser tu
consorte en este o en cualquier otro mundo al que intentes arrastrarme.
—No es necesario que estés de acuerdo —contesta, con una pequeña
sonrisa en los labios.
—Esa es la cosa más repulsiva que he escuchado —respondo—.¿Qué
sucede contigo? ¿No puedes encontrar a alguien más para acosar? Porque
claramente no estoy interesada en ti.
—Claramente me necesitas, Kricket. ¿Por qué se te permite vagar por aquí
sin una escolta adecuada? —gruñe, mirando a todos los que nos pasan.
— ¿Qué crees que me pasará? —exclamo, mostrándole mi molestia—.
Puedo cuidar de mí misma.
—Eres una mujer. ¿Cómo puedes cuidarte? —pregunta con un tono
igualmente molesto.
—¡Me he cuidado durante años! —Estoy completamente ofendida.
—Si te cuidas tan bien entonces ¿por qué hay moretones en tu cuello? —
Parece mortal.
—Ese fue un malentendido... —Girando otra esquina, casi tropiezo al
reconocer al grupo congregado al final del pasillo. Mi pulso se acelera cuando los
hermosos ojos violeta de Trey se vuelven para encontrarse con los míos. Se ve
increíble en una chaqueta larga, negra, hecha a medida ceñida a su cintura, al igual
que la de Kyon, pero Trey tiene un largo bastón de espada pegado a su cinturón.
Parece una especie de arma con una punta redonda y plateada. Parado cerca de Jax,
Wayra, y de Victus, Trey parece el más peligroso; su mandíbula se tensa sobre su
blanco y atado cuello mientras sus ojos se desplazan de mí a Kyon a mi lado.
Me siento extrañamente frágil de repente, me sonrojo mientras nos
acercamos a los Cavars. Me miran como si me hubiera crecido otra cabeza, así que
inclino mi barbilla en saludo, diciendo:
—Saludos, Etharianos. Miren a quién encontré vagando por los pasillos.
Después de inclinarla cabeza hacia mí, Wayra dice:
—Kricket, debes ignorar la basura que ves tirada por ahí. Hay gente aquí
que se ocupa de limpiarla. —Él coloca su mano en el enfundado de su cinturón
para enfatizar sus palabras.
Sintiendo que Kyon se endurece más, sonrío a Wayra.
—Nunca me diste un recurvo, por lo que la diplomacia era todo lo que me
quedaba. —Jax y Wayra sonríen, pero Trey y Victus no. Al ver a los hermanos lado
a lado, son casi idénticos, excepto que Trey tiene hombros más amplios que Victus,
que es probablemente debido a la elección de estilo de vida. Trey también tiene
tatuajes militares, de los que Victus carece.
—¿Dónde están tus escoltas Regentes? —me pregunta Trey,
aparentemente tan molesto por mi escolta actual como Kyon cuando me encontró
sola.
Utilizo un encogimiento de hombros ocasional como una cubierta para
dejar caer mi mano del brazo de Kyon. Me siento casi sin aliento de alivio de que
me deje ir un segundo.
—No lo sé. Ustus dijo que me vería en la cena. ¿Es este el comedor dorado?
Los ojos azules de Kyon se estrechan peligrosamente mientras se dirige a
Trey.
—¿Eres responsable de los moretones en su cuello?
—Lo soy —responde Trey, mirando a Kyon y él no está mintiendo. Debe
realmente pensar que es responsable de la restricción puesta en mi cuello por los
agentes Regentes.
—Debería haberme asegurado de que estuvieras muerto. ¿Qué hicieron,
regenerarte? —pregunta Kyon. Él da un paso más cerca de Trey mientras sus fosas
nasales se dilatan de ira.
—Algo así —responde Trey sin contratiempos. Él da un paso más cerca de
Kyon mientras hacen esa cosa de hombres mirándose fijamente.
Mi mente gira, dándome cuenta de que Kyon y Trey debieron haberse
enfrentado en la guerra entre Alameeda y Rafe.
—Trey no es responsable de los moretones en mi cuello —declaro en voz
baja.
— ¿Es el responsable de traerte aquí?—Kyon me pregunta en una voz
apretada.
—Sí —le respondo, observando su ceño profundizar.
—Entonces es responsable de tus moretones.
—No, soy responsable de lo que me pasa y lo que hago a continuación —le
corrijo—. Ahora, si me disculpas, estoy hambrienta porque he estado corriendo
por la selva durante las últimas rotaciones y comiendo barras de proteína que
saben a caca de gato.
Dejando a Kyon y cambiando de dirección hacia Trey, le pregunto:
— ¿Crees que servirán faisán?
Tomando su brazo, espero con calma que me conduzca al comedor dorado.
Mirando mi mano en su brazo Trey parece relajarse un poco, perdiendo
parte de la tensión que tenía mientras sonríe. Kyon, por otro lado, parece que está
a punto de tener una rabieta.
Cuando Trey me aleja de Kyon, le susurro:
—¿Por qué estás aquí?
—Todos fuimos convocados por el Regente —responde Trey,
concentrando los ojos en los míos. Mi latido del corazón se acelera más, viendo lo
hermosos que son sus ojos.
—Oh —murmuro y aparto los ojos de él sintiéndome decepcionada de que
no hubiera venido aquí específicamente para verme.
Entramos en la Sala Dorada juntos y no deja de estar a la altura de su
nombre. Cada mueble en la sala de techo alto es de oro, por no mencionar los
cargadores de oro debajo de los platos de la cena que recubren la larga y muy
pulida mesa de madera.
En el otro extremo de la sala hay un grupo de tres hombres de pie junto a
las llamas de la chimenea. El hombre más alto, atléticamente construido y que
parece al mando, definitivamente es Rafe, a juzgar por su oscuro cabello castaño
Rafense. Este debe ser el Regente. La piel lisa de su rostro tiene unas pocas
manchas y está ligeramente curtida; está acostumbrado a estar al aire libre y
activo, pero no puedo decir lo que hace para que esté así. Su pelo corto no cubre
sus cejas y apenas toca su cuello en la espalda, más cerca de un corte militar de lo
que esperaría. Sus atentos ojos violetas me observan. Sonríe a algo que el hombre a
su lado dice, pero parece una sonrisa más calculada que genuina; también hace que
luzca extremadamente guapo y más joven de lo que pensaba—quizá alrededor de
los treinta años en términos humanos. Él no necesita ser un Regente para conseguir
un montón de lo que quiere, supongo, sólo tendría que emplear esa sonrisa.
Viste de forma elegante al igual que Trey, excepto que su cinturón es más
grande, con una hebilla más grande y más brillante en la parte delantera. Los otros
dos hombres con los que se encuentra no parecen Rafe, a juzgar por el pelo, uno es
rubio y el otro de color marrón claro.
—Su nombre es Manus. Es el Regente. Tienes que hacer que te vea como
una ciudadana de Rafe... haz que le sea difícil tratarte como mercancía. — Me
instruye Trey. Su boca se acerca a mi mejilla y me estremezco de nuevo en reacción
a él, recordando el sabor de sus labios contra los míos. El calor sube a mis mejillas
mientras reconozco su comentario con un movimiento de cabeza.
— ¿Cómo hago que vea que no soy mercancía?
—Sólo se tú... pero sé respetuosa.
— ¿Conoces al rubio que esta con él? —murmuro inclinando mi cara más
cerca de la suya y sintiendo una oleada de deseo por Trey arando mi interior.
—Sí, se llama Nark11... —Trey se aleja cuando comienzo a reír—. ¿Qué es
tan gracioso? —me pregunta y su aliento hace cosquillas en mi oído causando que
ocurran cosas locas en mi interior.
—Um... de donde vengo, un narc es alguien que cuenta tus secretos —le
respondo al verlo sonreír.
—Le viene bien entonces, porque es un embajador de Alameeda y tiene
muchos secretos. Te dirigirás a él como Em Nark —aconseja, y me río de nuevo—.
Trata de no reírte cuando hables con él. No tiene sentido del humor.
11 En Reino Unido, la palabra Narc significa soplón.
— ¿Lo conoces? —El Regente sigue observándome desde donde está de
pie conversando con “el Soplón”.
—Nos hemos reunido unas cuantas veces. Le gusta jugar, vamos a dejarlo
así —dice, haciendo que arqueé mis cejas antes de volver a mirarlos.
— ¿El otro?
—Es Sam.
— ¿De Verdad?
—Sí.
—Es un nombre demasiado normal para ustedes —sonrío.
—Él es Wurthem —Trey se encoge de hombros.
—Ah. ¿Embajador?
—Sí, pero es un títere de Alameeda.
—Odio los títeres... son espeluznantes —respondo suavemente, sintiendo
que su mano se aprieta en mi brazo-.
—Sí —Trey está de acuerdo—. Vamos a asegurarnos de que no te
conviertas en uno.
Nos acercamos al Regente y los embajadores y nos detenemos delante de
ellos. Miro a Trey mientras ambos nos arrodillamos en señal de respeto al líder del
clan Rafe. Em Nark inmediatamente habla cuando empiezo a levantarme.
—Kricket, no tienes que arrodillarte ante Haut Manus. Simplemente
inclina tu cabeza hacia él en señal de respeto.
Trey estrecha los ojos hacia el embajador mientras veo a Manus
estudiándome.
—Con todo respeto, Em Nark —digo sonriendo—. Manus no es sólo mi
Regente, también es mi guardián y por lo tanto le mostraré mi respeto. —Por
ahora, susurra mi mente.
—Eres una sacerdotisa de Alameeda —responde Em Nark amargamente y
frunciendo el ceño.
—Soy ciudadana Rafe —sigo sonriendo—, y acabo de regresar a casa.
—Hemos estado discutiendo tu casa —dice Em Nark, con su rostro
rechoncho—. No hemos decidido dónde residirás.
— ¿Ah si? Permítanme entonces acercar una silla para continuar la
discusión —Observo su rostro ir de pálido a ruborizado.
—Tal vez haya tiempo para escuchar tus pensamientos sobre este asunto
después de la cena, Fay Kricket —dice Manus con los ojos suavizándose en las
esquinas mientras observa todo lo que hay que ver sobre mí.
—Entonces esperaré al postre —respondo, viendo una verdadera sonrisa
retorcer los labios de Manus. Trey me aleja de ellos para que los otros puedan ser
presentados.
—Eso fue perfecto, Kricket —respira Trey en mi oído mientras me guía
hacia la mesa. Un miembro del personal del Regente indica que voy a sentarme en
el extremo opuesto de la mesa, frente al Regente. De mala gana me alejo de Trey y
la seguridad que sentía por estar a su lado disminuye con cada paso que tomo.
Trey está mucho más cerca del final del Regente de la mesa. Un asistente saca la
silla para mí, pero cuando empiezo a sentarme otro miembro del personal del
Regente se acerca y susurra en el oído de su compañero.
—Fay Kricket, por favor, disculpe, pero esta noche cenará al lado del
Regente —dice con una voz formal, señalando al otro extremo de la mesa.
—Oh —murmuro y mis ojos encuentran a Trey sentado en su asiento
junto a Victus. Sus ojos se ensanchan de sorpresa también. Le doy las gracias al
lacayo mientras me acompaña hasta el otro extremo de la mesa. Al sentarme junto
al Regente, quien está a la cabeza de la mesa, le sonrío cuando se sienta. Todos los
demás se sientan y me encojo al darme cuenta de que Kyon también está a mi lado.
Un lacayo se acerca a mi asiento llevando una caja de caoba. Sosteniéndola
hacia mí, miro la caja pulida que tiene dos agujeros en la parte delantera de ella, sin
tener idea de qué se supone que debo hacer con ella.
Alzando la mano, intento quitarle la caja del lacayo, y la mirada de
sorpresa que cruza su rostro a medida que su agarre se aprieta es casi cómica.
—Fay Kricket —dice Trey desde el otro lado de la mesa—. Eso es un
basiness. Pones tus manos en los agujeros y las limpias.
—Oh, mi error —respondo, volviendo al lacayo que sostiene la caja.
Tentativamente, pongo mis manos en la caja, sintiendo vapor caliente salir ellos.
Sonrío mientras vuelvo a mirar a Trey.
—¿Quién inventó esto? —le pregunto—. Es muy inteligente.
Saco mis manos y las examino. Cuando vuelvo a alzar la vista, noto que
todos los ojos de la habitación están sobre mí. Rápidamente dejo caer mis manos y
las escondo en mi regazo mientras el Regente ríe a mi lado.
— Creo que fue Esturn. ¿Es correcto? —pregunta Manus, mirando
alrededor de la mesa.
—Fue Dourreno —responde Trey.
—Sí, por supuesto —Manus está de acuerdo, para nada ofendido por ser
corregido.
—Tenemos mucho que hacer —dice Nark con severidad, mirándome de
forma cansada, como si ya lo hubiera exasperado más allá del límite de su
paciencia—. Tu entrenamiento tendrá que ser iniciado de inmediato. —No puedo
evitar su escrutinio. Él está sentado directamente al otro lado de la mesa entre el
Regente a la cabeza y Trey a su izquierda.
—Sí, estoy de acuerdo —digo, antes de tomar un sorbo de mi agua—.
Tengo que empezar a aplicar a las universidades lo antes posible. ¿Ofrecen becas
aquí o tengo que solicitar ayuda financiera? —le pregunto al Regente. Su sonrisa de
repente se hace más amplia, como si hubiera hecho una broma.
— ¡Una institución pública! —exclama el Nark—. No asistirás a una
normal... tenemos educadores que te instruirán —concluye, con aspecto
escandalizado.
— ¿Educación en casa? —Arrugo la nariz—. ¿Cómo se supone que voy a
hacer amigos? — Veo a los lacayos regalando cuencos de sopa y colocándolos en
los platos frente a nosotros—. Gracias —le digo al lacayo, viéndole sonreír.
—Harás amistad con las otras sacerdotisas —comenta Kyon.
—Prefiero elegir a mis propios amigos. De todos modos, estaré aquí en la
Isla de Skye, así que puede ser difícil ver a las sacerdotisas de Alameeda, a menos
que vayan a venir a visitarme. —Mi boca se desprende con el aroma de la sopa,
pero espero que el Regente levante una de sus cucharas. Él elige la que se
encuentra en la parte superior del juego de cubiertos. Tomo esa también, pero
espero que el Regente lo sumerja en su sopa. Aliviada al ver que comen sopa como
yo, empiezo a comer.
—Fay Kricket es muy independiente —dice Trey al otro lado de la mesa—.
Tuvimos dificultades para convencerla de que volviera a casa, pero sin su
cooperación no habríamos llegado aquí sin peligro.
—Sí, he leído el informe... fue fascinante —dice Manus, mirándome de
nuevo—. De verdad ¿huir de un saer?
Me encogí de hombros.
—Fue una suerte para nosotros que solo fueran dos.
Miro como el “Soplón” se ahoga con su sopa.
Em Nark gimotea.
—¡Tus Cavars pusieron a una sacerdotisa Alameeda en riesgo indebido!
—Oh, estoy bien —le respondo a la ligera—. Los saers se comieron los
spixes. —Hay entonces una ronda de tos proveniente de los lacayos en la
habitación en su intento de lucha de mantener sus rostros rectos. Jax y Wayra
están teniendo problemas con la misma cosa.
— ¿Sabías que se comerían los spixes? —me pregunta Em Nark, sus ojos
azules se estrechan con astucia.
—Sí —le digo, observando sus ojos lanzarse hacia Kyon a mi lado, y luego
agrego—. El saer tenía el spixe en la boca, eran bastante obvias sus intenciones. —
Mi comentario hace que la cara de Nark se incline en decepción.
—Le agradecemos que haya podido localizar nuestro sujeto por nosotros.
Estamos en deuda con usted, Haut Manus —dice el Nark, pasando su mano por su
pelo rubio.
—Mi madre, según me dijeron, era una exiliada de Alameeda —digo, antes
de beber el agua de mi vaso—. ¿No eligió vivir en Rafe por... razones políticas?— Le
pregunto, observándolo.
—Nunca fue Exiliada. Nos fue arrebatada a la fuerza por tu padre —
miente El “Soplón”.
— ¿Entonces amenazaron a los ciudadanos de Rafe porque estaba retenida
en contra de su voluntad? —Cambio mi mirada hacia el Regente, quien está en
espera a que el Nark responda.
—Así es —vuelve a mentir, esta vez con un poco de sudor.
Sonrío dulcemente.
— ¿Y ahora estás aquí para rescatar a su hija?
—Sí —responde y sus ojos se encuentran con los de Kyon antes de
encontrarse con los míos de nuevo—. Eres Alameeda. Tú perteneces a nuestro
pueblo. Nosotros…
— ¿Nosotros, qué? —le pregunto, tomando otro sorbo de agua.
—Podemos cuidarte bien.
— ¿No estoy siendo bien cuidada?— Le pregunto, una pequeña sonrisa en
mis labios—. Mi guardián es el Regente. Resido en un palacio. Tengo la guardia
Regente como escolta.
—Ellos no pueden ayudarte a utilizar los dones que vas a desarrollar —
responde Nark y busca a Kyon y Em Sam por ayuda.
—No, no creo que sea eso en absoluto —le digo, viendo a un lacayo tomar
mi plato y reemplazarlo con un plato principal de una bandeja que se desliza sobre
el aire a su lado.
— ¿Y cómo lo ves, Fay Kricket? —me pregunta Manus, observando mi
mirada de fascinación mientras la bandeja continúa siguiendo al lacayo alrededor
de la mesa.
—Uh, bueno... si me quedo aquí, ¿no sería más difícil para el Alameeda
utilizar mis regalos? —le pregunto inocentemente—. No pueden dejar que la rata
escape del laboratorio, ¿verdad? Podría infectar a más ratas... y entonces sus otras
ratas no serán tan especiales, ¿verdad? —Mirando el rostro de Em Nark enrojecer
mientras sus ojos se ensanchan, tomo un bocado del plato de carne salado
colocado delante de mí—. Oh, Dios mío, Trey... ¿has probado esto? ¿Qué es? ¡Está
muy bueno! —Le sonrío a Trey y una sonrisa cruza sus labios en respuesta.
—No querrás arriesgarte a otro incidente internacional —comenta Kyon
suavemente al Regente.
— ¿Por qué la comunidad internacional estaría involucrada con la custodia
de un ciudadano Rafe? —pregunta Trey a Kyon.
—Es un sujeto de Alameeda —responde Kyon con los ojos entrecerrados.
—Ateur Victus —digo, mirando al gemelo de Trey—. ¿Cuáles son los
derechos de extradición concedidos a alguien como yo? ¿Alguien con doble
ciudadanía?
—No eres un criminal —dice—. Esto es más una situación de tribunal
familiar… sería la custodia porque eres menor de edad.
—Su familia en Alameeda solicitará al tribunal su custodia. Tienes una tía,
la hermana de tu madre, la que te querrá conocer —dice Kyon.
—Me gustaría conocerla también—. Algo se me mete en el estómago al
saber que tengo familia que quiere conocerme. Pero si voy a Alameeda, pertenezco
a Kyon—. Victus, si yo fuera una criminal, ¿podría pedir asilo político?
—Por supuesto... —parece perplejo.
—Entonces, si yo sintiera que podría ser procesada en Alameeda por
violar sus leyes con respecto a la Tierra, ¿podría pedir asilo aquí, en los tribunales
de Rafe? —pregunto.
Una sonrisa astuta se arrastra sobre el rostro de Victus, haciéndole lucir
como Trey.
—Sí, creo que puedes, Kricket.
—Cristal —respiro.
Em Nark parece que está comiendo arena mientras mastica su comida,
mirándome a través de la mesa. Kyon está tan recto como un tablero, pero el resto
de la mesa está bastante relajada.
El Regente pregunta a Trey, Wayra y Jax sobre su tiempo en la Tierra.
Escucho mientras Trey describe sus métodos de localizar a mis padres. Habían
usado un software de reconocimiento facial para escanear artículos de noticias en
Internet. Sus web crawlers finalmente localizaron el obituario de mi padre en el
Chicago Tribune. El mismo artículo había presentado una foto mía. Un vecino bien
intencionado lo había colocado allí con la esperanza de localizar alguna familia
para mí, para que yo no fuera víctima del sistema de bienestar infantil.
Trey me mira a través de la mesa mientras dice:
—Me infiltré en el Departamento de Servicios Sociales de Chicago y
localicé las fotos de Kricket. Utilicé esas imágenes junto con el software de
reconocimiento facial para buscarla en Internet. La encontré en la página de
Facebook de Enrique.
Palidezco. ¡Enrique y su estúpido teléfono con cámara!
—Encontramos a Enrique con bastante facilidad y nos llevó a Kricket —
dice Trey y por un segundo creo oír un toque de culpabilidad en su tono, pero no se
nota en su rostro.
— ¿Has estado monitoreando la situación en la Tierra? —pregunta Manus.
Trey asiente.
—Tengo el informe de Skye detallando los últimos acontecimientos. Las
autoridades de la Tierra ya no tratan la desaparición de Kricket como secuestro.
Ahora se trata de una fugitiva.
—Muéstranos el informe —ordena Manus.
Trey me mira e inclino la cabeza en secreto. Quiero ver lo que ha estado
pasando con mi caso. Necesito estudiar todo acerca de sus métodos de detección
para aprender a evitarlo en el futuro.
Trey dice:
—Esto fue interceptado desde la Tierra ayer. Iniciando holograma. —Él
usa palabras y frases que par mi suenan como un galimatías completo. Las únicas
palabras que realmente reconozco son "Enrique Rodríguez y Bridget Moreno."
Instantáneamente aparecen figuras en miniatura de Enrique y Bridget entre Em
Nark y yo. Cuando miro hacia el otro extremo de la mesa, han aparecido las mismas
figuras de seis pulgadas a intervalos diferentes para que todos los sentados tengan
una clara visión de ellos.
Bridget está al lado de Enrique y un Hipster Michael está detrás de ella con
la mano en el hombro.
Están cerca de un pequeño podio lleno de micrófonos. Bridget parece que
ha estado llorando mucho, pero ahora no está llorando. Ella es como yo; se
esforzará realmente por no hacerlo frente a los extraños. Hay una foto mía en la
parte delantera de la camisa que viste Enrique debajo de su chaqueta de cuero
negro. Realmente debo gustarle porque ni muerto se habría puesto eso de no ser
así.
—Tengo una declaración —dice Enrique y su rostro se desvanece cuando
los flashes lo estallan de las cámaras de los periodistas—. La policía puede haber
tratado esto como una fuga, pero estoy aquí hoy para decir que están equivocados.
Toda la evidencia apunta a que esto es un secuestro y no vamos a parar hasta que
este fallo sea cambiado, el caso sea reabierto y Kricket sea encontrada.
La voz de un reportero de algún lugar delante de él pregunta:
— ¿No tiene Kricket un historial de huidas?
Enrique frunce el ceño.
—Sí, pero ella sólo estaba huyendo de los servicios sociales. No intentaba
ocultarse.
— ¿Eres su novio? ¿Tuvieron una pelea? —pregunta otra persona.
—¡No! ¡Éramos amigos! —dice Enrique—. ¡Ella y yo no peleamos!
— ¿Por qué crees que huiría?— Es la siguiente pregunta de los reporteros.
El rostro de Bridget se convierte en una máscara de rabia.
—¡Te acaba de decir que no huyó, estúpido rabó! ¿No escuchas?
Manus se ríe.
—¿Quién es esa?
—La compañera de cuarto —responde Trey. Veo a Enrique ser avasallado
por una docena de preguntas más, cada una adaptada para hacer parecer que huí
—. Ella ha estado viviendo con su novio desde que Kricket desapareció. Parece que
puede ser un arreglo permanente.
—¿Y el otro? —pregunta Manus—. ¿Será un problema?
—Él es insignificante —me dice Kyon en voz baja con repugnancia—. ¿Qué
problemas podría causar?
Mis ojos se estrechan de ira.
—No sabes nada. Su corazón es más grande que tú.
—No será un problema —le asegura Trey a Manus—. No le dejamos
ningún rastro que seguir.
El holograma termina y mis amigos se desvanecen como si nunca hubieran
estado allí. Cuando la conversación regresa a nuestro tiempo en el Bosque de
Omnicron, el Regente se ríe con entusiasmo mientras Wayra les cuenta cómo me
puse de pie ante los síndicos Comantre.
—Así que ahí estábamos —dijo animadamente Wayra—. Nosotros, los
Cavars, de rodillas con rayos azules en la parte delantera de nuestros uniformes, y
esta pequeña Etharian mirando por encima de la nariz a toda la unidad, ¡furiosa
porque le hubieran perdido su equipaje y diciendo que nosotros arruinamos sus
vacaciones en el Bosque de O! —El cuarto entero estalla en risas excepto por Kyon
y el Nark, ambos se ven realmente enfermos.
Inclinándose cerca de mi oreja, Kyon pregunta:
—¿Fingiste ser la consorte de Trey? —En el exterior parece calmado , pero
su tono es mortal.
—Sí, y también fui muy buena en ello —respondo, viendo su mandíbula
apretar más—. ¿Te molesta? —pregunto, arqueando las cejas.
—Como era tu intención, así es —dice suavemente, sus ojos cayendo en mi
escote otra vez—. Si no supiera que aún eres virgen, lo habría golpeado.
Un severo sonrojo me aclara la cara.
—¿Cómo sabes mi estado?— Tomo un sorbo rápido de mi agua para
tratar de enfriar el calor de la vergüenza.
—Leí las historias clínicas que nos proporcionaron los médicos del
Regente... fueron bastante minuciosas —dice sonriendo ante mi aparente
incomodidad—. Hicieron un escáner corporal mientras estabas con ellos. Todo
está... intacto.
Sintiéndome violada, quiero borrar esa sonrisa de su rostro.
—Lo curioso de ese estado es que es fácil de cambiar —le respondo. Al ver
juntarse sus cejas, sonrío.
—Ten mucho cuidado, Kricket. Si ese estado cambia, mataré a quien lo
cambie. —Dice la verdad—. No sabes lo que estás haciendo, ¿verdad?
—Estoy controlando mi destino —le digo suavemente mirando sus ojos
azules.
—No, estás sellando tu destino —discrepa con un borde siniestro a su
voz—. No dejamos que nuestras ratas escapen. Las buscamos y las exterminamos
si no cooperan —explica, extendiendo la mano y tocando mi mejilla ligeramente—.
Odiaría que eso te pasara a ti, especialmente cuando te encuentro tan atractiva.
—¿Qué quieres? —pregunto con el temor recorriéndome el cuerpo.
—No es lo que quiero, es lo que ambos queremos. Piensa en esto como el
comienzo de una relación simbiótica.
—Cómo es posible, cuando somos de la misma especie.
Una sonrisa se forma en sus labios.
—¿Lo somos? Eso es discutible. No tengo los dones que posees. Mi cabello
no vuelve a crecer inmediatamente después de cortarlo. Eres una forma mutada de
mi especie —dice, y su evaluación de mí es escalofriante.
—Tal vez soy más inteligente que tú... más evolucionada —argumento, no
gustándome la palabra "mutada" porque me hace sonar como un experimento
científico que fue mal.
—No hay duda de que eres capaz de muchas cosas. Puedo ayudarte a
lograr todo tú potencial... o puedo lograr lo que quiero por otros medios —dice en
voz baja—. Podría simplemente tirarte en un agujero y mantenerte allí hasta que
aprendas.
—Dices las cosas más dulces, Kyon —murmuro, apretando
amenazadoramente mi afilado cuchillo de la cena en sus costillas—. Pero en
realidad vas a tener que dejar de tocarme ahora.
Una sonrisa lenta se arrastra sobre su rostro haciéndole parecer un poco
guapo.
—Eres salvaje —respira, levantando sus dedos de mi mejilla mientras sus
ojos casi brillan.
—No tienes ni idea de lo salvaje que puedo ser —respondo apartando mi
cuchillo de él.
—Tengo ganas de averiguarlo —murmura Kyon, mirándome como si fuera
un postre.
Nuestros platos son despejados entonces, reemplazado con un pastel en
forma de un cisne que sabe mucho a baklava. Me obligo a comer todo, incluso
cuando he perdido completamente el apetito. Cuando los lacayos se llevan de
nuevo nuestros platos, el Regente se levanta, alejando mi silla de la mesa para mí.
—Fay Kricket, ¿te gustaría unirte a nosotros en la habitación de al lado
para algo de fazeria?—Me pregunta, ofreciéndome su brazo.
—Me uniré si me dices qué es fazeria —sonrío tomando su brazo y
escuchándolo reír.
—Es una bebida alcohólica, Kricket —dice dirigiéndose hacia la habitación
contigua. Todo el mundo lo sigue de cerca, escuchando nuestro intercambio.
—¿Es buena?— pregunto, tomando asiento en un sofá cubierto de seda.
—Lo es. —Estira la mano y toma un vaso largo del lacayo, y me lo entrega.
Tomando un pequeño sorbo, el líquido ámbar me quema levemente la garganta
mientras la trago.
—Mmm—, sonrío al Regente que me está mirando con aire de
expectación—. Está buena.
Pareciendo encantado, toma un vaso y lo sorbe.
—Em Nark, tengo reservas definitivas con respecto a Fay Kricket. Necesito
considerar el asunto más adelante.
El Nark se une a mí en el sofá entonces, haciendo que la piel de gallina se
alce sobre mis brazos.
—Por supuesto, Haut Manus. Esta es una situación delicada y agradecemos
sus reservas. Kyon es un alto miembro de la Hermandad. Él asumirá la
responsabilidad completa de Fay Kricket como su consorte previsto... —Su voz se
va apagando porque Wayra se atraganta audiblemente con su fazeria.
Al mirarlo, mis ojos se dirigen a Trey, quien tiene una mirada asesina en su rostro.
—Tenemos la intención de ayudar en sus negociaciones con Wurthem por
la Península Tectónica —miente Nark, ignorando las miradas de los Cavars.
—¿Has estado en contacto con el clan Peney con respecto a la Península
Tectónica? —pregunta Manus, paseándose delante de la chimenea.
—No —Nark vuelve a mentir—. Pero estaríamos encantados de ser líderes
en el intercambio allí. —Otra mentira
—¿Están los Alameeda buscando una posición en Peney? —pregunta el
Regente, deteniéndose y bebiendo su fazia.
—No tenemos interés en eso —el Soplón vuelve a mentir—. Nuestros
intereses consisten en devolver a Kricket a su familia. —Estoy encontrando cada
vez más difícil no rodar mis ojos.
—Hemos oído algunas cosas inquietantes con respecto a tropas de
Alameeda agrupadas en las fronteras cerca del Cabo de Peney —dice Trey de
forma casual—. No sabrá nada de eso, ¿verdad, Em Nark?
—Tu inteligencia te está fallando, no hay tropas de Alameeda cerca de
Peney. —Em Nark vuelve a mentir.
Los ojos de Trey se mueven hacia a los míos en interrogación.
—¿Cuántas tropas tienes allí? —le pregunto, estudiando el vaso en mi
mano.
— ¿Disculpa? —pregunta el Soplón con el ceño fruncido.
— ¿Más de mil? —pregunto, estudiando su rostro.
— ¡NO! — Soplón miente.
— ¿Más de cinco mil?
—No, por supuesto que no —miente y mira a Kyon, quien ahora está lejos,
frente a la ventana.
— ¿Unas diez mil?
—Es una soothsayer, una adivina de la verdad, Em Nark —dice Kyon
suavemente, haciendo que cada ojo se mueva hacia él—. No vuelvas a abrir la boca.
—Dirigiéndose al Regente, él dice—: Escribe tu lista de demandas y las tendrá. Lo
único que queremos es a Kricket.
La sala se queda en silencio durante varios segundos mientras Kyon y
Manus se miran el uno al otro.
—¿Sabes qué es esto, Em Nark? —pregunto, viendo su rostro palidecer—.
Es un momento de silencio por la muerte de tu carrera.
—No sabes lo que estás haciendo —se burla de mí—. La mía no será la
única muerte que resultará de esta noche... —se aleja cuando Jax y Wayra se
acercan a mí de pie justo detrás de nuestro sofá.
Trey es menos discreto, y se sienta en el pequeño espacio que hay entre el
Soplón y yo, diciéndome en voz baja: —Abajo va el alfil.
—Puedes marcharte ahora, Em Nark —dice Manus con un tono de
desprecio—. Por favor, viaja seguro hasta Alameeda. Tus cosas te serán enviadas.
Creo que deberíamos continuar nuestra discusión en el descanso de la rotación,
Haut Kyon —dice Manus suavemente, mirando la salida de Nark por la puerta—.
Hay mucho que explorar en este asunto.
—No pienses en quedarte con ella. No la dejaremos ir. Esperaré tu concilio,
Haut Manus —dice Kyon, mientras camina hacia mí. Toma mi mano en la suya y la
lleva hasta sus labios, besándola—. Hasta la siguiente rotación, Kricket, descansa
bien. —Suelta mi mano y sale caminando de la habitación, dejándome a mi metida
en mi terror.
Capítulo 15 Traducido por Mais
Ven a arruinarlo
Mientras permanezco sentada en el mueble cubierto de seda en la
habitación de dibujo del Regente, me siento fría por dentro cuando Em Sam deja la
habitación detrás de Kyon. La mano de Trey se acerca unas pulgadas a la mía en el
asiento, deteniéndose a un respiro. Su expresión de preocupación me hace apartar
la mirada para evitar llorar. No puedo soportar ser débil, no ahora, nunca.
Sofocando el impulso de tocar a Trey, mis ojos se mueven hacia la amenaza
principal que queda en la habitación: el Regente.
Viendo la mirada violeta de Manus estudiándome, juego con el vaso en mi
mano, tratando de parecer tranquila.
—Entiendo que, según el intercambio con Em Nark, Kricket, ¿hay tropas
Alameeda cerca de las fronteras de Peney? —me pregunta Manus, sus cejas
elevándose. Realmente es muy guapo de una manera peligrosa, con su sombra de
las cinco de la tarde12, haciendo que sus mejillas sean ángulos filosos. Se ve como si
pudiera estar en finales de los treinta, lo que probablemente significa que al menos
tiene la mitad de un milenio de edad.
Enderezándome en mi asiento, respondo:
—Allí hay al menos quinientos mil soldados Alameeda… podría haber más,
pero Em Nark no respondió mi última pregunta.
—¿Cómo sabes eso? —pregunta él, suprimiendo un fruncimiento de cejas
mientras se sienta en el asiento adyacente al mío.
—No lo sé… instinto… intuición —digo, fingiendo un encogimiento de
hombros casual mientras mi corazón empieza a latir en mi pecho ante la
exposición de mi secreto—. No sé cómo lo sé… solo lo sé.
—Tú eres… ¿cómo te llamó Kyron?... una adivina de la verdad. ¿Una
soothsayer? —pregunta Manus, y no puede suprimir la excitación en su tono.
—No —suspiro, sacudiendo mi cabeza—. Puedo decir si alguien está
mintiendo a propósito o engañando, pero la verdad es algo… más difícil de saber —
respondo, bajando mi mentón—. Solo porque alguien cree que algo sea cierto, no
12 Tipo de barba.
hace que sea verdadero. —Viendo su expresión confusa, exhalo otro suspiro,
preguntando—: Jax, ¿la fazeria sabe bien?
Mirando sobre mi hombro hacia Jax, él me sonríe antes de decir:
—Sí.
Asiento con la cabeza.
Mis ojos se mueven hacia Wayra mientras le pregunto:
—Wayra, ¿la fazeria sabe bien?
Él me frunce el ceño, viéndose como si lo hubiera puesto en el centro de
atención. Empieza a irse por las ramas:
—Bueno… realmente es dulce y yo…
—Solo sí o no —pregunto, poniendo mis ojos en blanco hacia él.
—Bueno… entonces, no —admite, viéndose incómodo.
—¿Lo ves? Ambos respondieron con la verdad, pero sus respuestas son
conflictivas —explico, viendo a Manus observar lo que digo.
—Sí, pero si hicieras las preguntas correctas, entonces, ¿podrías adivinar
la verdad? —me pregunta con tono silencioso.
—No lo retuerzas… sé si estás mintiendo a propósito… pero, aquí está la
cosa; um, Trey, mira hacia otro lado —pido. Viéndose confundido, Trey aparta la
mirada de mí—. De acuerdo, Trey, estoy sosteniendo en alto tres dedos. Dile al
Regente que estoy sosteniendo tres dedos en alto.
Sin mirarme, Trey dice:
—Kricket está sosteniendo tres dedos en alto.
—Ah —murmura Manus, asintiendo. Trey se gira para mirarme y ve que
estoy sosteniendo dos dedos en alto—. Trey te creyó, así que sin saberlo, me
mintió.
—Sí, y no puedo adivinar esa clase de mentira —respondo
honestamente—, porque él cree que es verdad.
—Si tu don permanece en secreto, entonces tienes una ventaja más, una
posibilidad menos de que alguien pueda manipular la información —pregunta
Manus, y yo asiento con la cabeza.
—Pero ahora Alameeda sabe hasta cierto punto lo que yo puedo hacer —
digo, con timidez.
—Puede que no sepan las limitaciones de tu don —replica astutamente—.
Kricket, tú podrías ser… una consejera para mí. Sentarte en asuntos de estado y de
extranjeros también.
—Eh, bueno, ya sabes… no estoy tan familiarizada con las políticas
Etharianas —respondo nerviosamente.
—Te familiarizarás con ellas.
— ¿Estás planeando deshacerte de nuestro pegajoso… Kyon? —
pregunto—. Podríamos llegar a un acuerdo si supiera que esto sería un acuerdo
permanente para mí.
Los ojos de Manus se amplían en sorpresa, mientras una sonrisa toca sus
labios.
— ¿Lo sería?
—Mmm. —Asiento, tratando de verme como si no tuviera un montón
invertido en esta conversación—. Tienes disturbios en las fronteras de Peney. Ellos
no son tus aliados, pero si Alameeda está haciendo un juego para ellos, entonces
será mejor que te metas en el juego y descubras quién realmente está de tu lado.
— ¿Meterme? —pregunta Manus, observándome y viéndose intrigado.
—Sí. —Asiento—. Y yo puedo ayudar con ello… en calidad de consejera…
por una cuota, digamos… el doble de lo que le pagas a tus consejeros más altos
ahora. —Juego con el vaso en mis manos—. Y si supiera que ahí nunca habría
ninguna… responsabilidad fiduciaria para mí donde Kyon esté involucrado,
entonces estaría más libre de enfocarme en… los asuntos del estado.
—¡Responsabilidades fiduciarias! —Manus silba con risa, así como todos
en la habitación menos Trey y yo—. ¿No te gusta Kyon? —me pregunta Manus con
una sonrisa de sorpresa.
—En una palabra: no.
—Me sorprendes, Kricket —dice Manus, casi para sí mismo—. Kyon está
muy conectado. Él podría ser un consorte fuerte para ti. No deberías de rechazarlo
sin considerarlo… no sería sabio rechazarlo justo ahora. Les permitiremos a ambos
la oportunidad de conocerse mejor —dice Manus, de tal manera que sé que su
decisión no está a discusión o contradicción—. Ateur Victus, interviniste en la corte
correctiva a favor de Kricket. ¿Bajo la autoridad de quién actuaste?
—La mía —interrumpo antes de que Victus pueda responderle—. Lo
contraté para que me ayudara.
—Dado que te has mezclado en los asuntos de Kricket —dice Manus,
ignorándome—, serás responsable de su entrada a la sociedad Rafe. Patrocinarás a
Kricket y la acompañarás como su escolta a cada lugar de encuentro que
consideremos importante. Esto la ayudará al enlazar el nombre de tu familia con la
de ella.
Mirando a Trey, veo su mentón apretarse, pero Victus toma todo esto de
golpe y dice:
—Será un honor acompañar a Kricket.
—Bien. Saldrás en el Swank en su honor, anunciando su llegada a la ciudad
—dice Manus.
—Oh, ya sabes… odio las fiestas… toda esa gente… y más gente… —
tartamudeo, tratando de bajar el tren de propaganda.
—Kesek Allairis —dice Manus, y mis cejas se arquean ante el extraño
título que Manus usa para llamar a Trey.
—Haut Manus —responde Trey con tono militar.
—Tú y tus hombres serán reasignados a la labor de protección personal de
Fay Kricket —instruye Manus—. Quiero que sean discretos… sin uniformes.
Liderarás el equipo. Necesito Cavars entrenados para esto: Ustus y sus hombres
responderán a ti. Esperen represalias por parte de Alameeda y sus aliados. Serás
informado de lo que sabemos. Todo lo que Kricket haga debe ser aprobado por ti,
¿lo has entendido? —pregunta.
—Sí, lo entiendo, Haut Maus —acuerda Trey. Mirándome, no sonríe.
— ¿Realmente eso es necesario? —pregunto, poniendo mis ojos en blanco
en exasperación, incluso mientras mi corazón se acelera ante la idea de Trey
estando aquí conmigo.
—Kricket, no cuestiones mi autoridad. Soy el Regente y tu guardián —dice
Manus, severamente.
—Sí, pero realmente no soy una niña —trato de explicarle.
—Tienes enemigos aquí dentro y ahí afuera. Este puede ser un mundo frío
y violento, Kricket, yo te protegeré de eso… por ahora.
Arqueando mi ceja hacia Manus, pregunto:
— ¿Y quién me protegerá de ti?
Viendo sus ojos oscurecerse, murmura:
—Eso quedará en ti.
—Tengo que prepararme para la ocasión, entonces —digo, poniéndome de
pie y reconociendo que necesito terminar con esto ahora antes de que vaya
realmente mal para mí.
Poniéndose de pie también, Manus dice:
—Te veré en el receso de la siguiente rotación. Cenarás conmigo y
alinearemos nuestros… calendarios. —Levantando mi mano, la aprieta ligeramente
mientras yo dejo caer mi mentón en un asentimiento.
—Necesito acceder a los cuartos de Kricket. La escoltaré a su habitación —
dice Trey, poniéndose de pie a mi lado y ofreciéndome su brazo.
—Mmm —replica Manus ausente, observándome. Trey inclina su cabeza
hacia Manus y me lleva hacia la puerta.
Una vez en el pasillo, me hundo un poco, dejando que la máscara caiga
mientras seguimos caminando. Mirando a Trey y viendo sus ojos entrecerrarse
hacia mí, trato de sonreír, diciendo:
—Eso ha ido bien… excepto por la parte enorme donde no fue bien. ¿Qué
significa “Kesek”?
—Es un rango militar —dice Trey, tenso.
—Oh, ¿Cómo Capitán?
—Más como Mayor —responde.
Sacándome a un lado de la puerta y hacia un pasillo encantador e
iluminado, me lleva lejos del estado. Me hace girar hacia unos terrenos cubiertos.
Deteniéndonos frente a una fuente iluminada, suelta mi brazo y empieza a caminar
de un lado a otro frente a mí. La noche oscura hace que su rostro se vea incluso
más masculino mientras la suave luz cerca de la fuente crea patrones en este.
—Kricket… tú… —dice Trey, con tono frustrado y aún caminando de lado a
lado—. Tú no puedes… esto es complicado, pero… necesitas apreciar el hecho de
que eres… y no puedes esperar que los hombres no respondan… Manus es… —Deja
de caminar para mirarme.
—¿Él es qué? —pregunto, concentrándome muy duro en lo que Trey no
está diciendo.
—Está en un nivel más alto que tú y…
—¿Un nivel más alto? —interrumpo, entrecerrando mis ojos hacia él
porque eso suena sospechosamente a un insulto.
—Él es el Regente y tú eres… —Hace un gesto hacia mí.
—¿Yo soy qué?
—Su pupila —dice Trey, evasivamente.
—¿Y? —le pregunto, viendo que hay algo que no está diciendo.
—Entonces, esa posición podría cambiar —dice ásperamente.
—Sí, lo sé. Voy a ser su consejera de mierda ahora… ¿pero qué más podía
hacer? Simplemente no podía sentarme ahí y dejar que Kyon y Narc hicieran una
jugada hacia mí —respondo, cruzando mis brazos a la defensiva—. Tenía que
deshacerme de Narc y eso significaba exponer mi secreto. Fue un riesgo, pero
Manus podría haber sido afectado por ellos… pude sentirlo.
—Estoy de acuerdo. Hasta ese punto, eras como una pieza hermosa de arte
para él, apreciada pero fácilmente intercambiable. ¡Pero, fuiste demasiado lejos
Kricket! Manus nunca te hará su consorte —dice con tono duro.
—¿Qué? —exclamo, sintiendo en shock de que ni siquiera se me haya
ocurrido eso a mí.
—Te tendría como su inamorata, pero no esperes que se comprometa
contigo —el tono de Trey es amargo—. Él es el Regente y tú eres mitad Alameeda.
—Espera —ordeno, levantando mi mano para detenerlo—. ¿Qué es una
inamorata?
—Un amante —dice, acusador.
Me sonrojo.
—¿Crees que Manus me quiere como su amante pero no como… esposa
porque está en un nivel más alto que yo?
—Sí.
—Porque yo no soy suficientemente buena para él.
—Esa sería la forma en que podría verse —dice Trey, y mi corazón se
contrae dolorosamente.
—¿Por qué me estás diciendo esto, Trey? —pregunto en tono suave.
—No quiero que estés… decepcionada —dice y aleja la mirada de mí.
—¿Por qué te importaría? —pregunto, apartando la mirada también hacia
la fuente así puedo alejar las lágrimas en mis ojos—. ¿No se supone que tú tendrás
una ceremonia de compromiso pronto? —Me detengo para recoger algunas
piedras pequeñas.
—¿Quién te dijo eso? —pregunta Trey, sonando hosco.
—¿Importa? —Lanzo una piedra en la piscina y la veo desaparecer debajo
de un lirio.
—He conocido a Charisma toda mi vida. Ella siempre ha sido mi amiga.
—Eso suena ideal. ¿Viene de una buena familia? —pregunto, forzándome a
sonar normal, pero mi corazón realmente duele.
—Son dueños de un estado al lado del estado de mi familia.
—¿En el Valle de Thistle? —El lugar perfecto que he creado en mi mente
empieza a derrumbarse.
—Sí.
—¿Con los spix? —pregunto, mi garganta áspera ahora, viendo la casa
donde tuve mi ceremonia de compromiso falsa disolverse.
—Sí —dice de nuevo, pero más suave.
—Soy una idiota —exhalo, cerrando mis ojos con fuerza.
—¿Qué? —pregunta Trey, detrás de mí, sonando confundido.
—Nada… desearía… —Lanzo otra piedra en la fuente.
—¿Desearías… qué? —pregunta, acercándose a mí.
Voces enojadas hablando en tonos bajos me detienen de responderle. Los
brazos de Trey se envuelven alrededor de mi cintura y me hacen retroceder hacia
el borde ensombrecido del cerco. No hago sonido.
—Ella es la profecía —alguien sisea desde el otro lado del cerco—. No
hemos tenido una adivina de la verdad en cientos de años… y ella realmente puede
hacerlo… a su edad y sin entrenamiento.
—Esa es tu opinión, Nark. Una que nunca expresarás de nuevo —la voz
inconfundible de Kyon responde, mientras continúan caminando más allá de
nosotros en el otro camino. Trey me suelta, siguiendo sus voces.
Sigo de cerca detrás de Trey, quitándome mis zapatos para no hacer
sonidos de crujidos en la grava.
—Esto es algo que deberíamos esconder de la Hermandad. Si ella es la
profecía, entonces es más peligrosa para nosotros que solo tener una princesa
pícara en manos Rafe. Si es la indicada… entonces una casa caerá.
—Conozco la profecía. ¡No necesitas explicármela! La casa no fue
nombrada. Podría ser Rafe la quien caiga.
—O podría ser Alameeda… o Wurthem. ¿Te gustan esas probabilidades?
—Quieres mantener el status quo al riesgo de la grandeza, Nark. Ese es el
motivo por el que siempre estarás donde estás… en el fondo.
El estruendo en la voz de Narc es inconfundible.
—Cuando haga mi reporte, Kyon, me aseguraré de mencionar eso a la
Hermandad. Mi jet ya se está listo. Deberías unirte a mí. No hay nada aquí para ti
ahora.
—No, me quedaré. No te sorprendas si la información que impartas no te
lance hacia una luz favorable —dice Kyon con facilidad—. Buen viaje, Em Nark.
—Haut Kyon —responde el Narc formalmente, antes de que pies crujan en
el camino.
—¿Cuál es la profecía? —le susurro a Trey.
Él se gira rápidamente y cubre mi boca con su mano, jalándome contra su
pecho. Me tenso y escucho por un segundo cualquier sonido que señale esta clase
de reacción por parte de Trey. Un suave sonido de murmullo, como una vibración
baja, palpita cerca de nosotros.
Trey se tensa por un segundo, y luego me levanta de mis pies, cargándome
mientras corre de vuelta por el camino donde vinimos. Un sonido estático suena
detrás de nosotros, y mirando sobre el hombro de Trey, una cosa parecida a una
bala brillante y larga, está siguiéndonos. Está emitiendo una luz verde,
escudriñando todo en la región… como si estuviera buscando algo.
—¿Qué…? —exhalo las palabras e inmediatamente, la luz verde destella en
mi rostro.
La cosa de metal de plata se gira como si se hubiera enfocado en mí; corre
hacia nosotros como un misil. Horrorizada, solo puedo apretar con más fuerza el
cuello de Trey y observo el objeto acercarse, emitiendo un sonido de alta
frecuencia que hace que cada vello se mi cuerpo se erice.
Justo cuando está por perforar la espalda de Trey con una aguja larga de
proyectil, él se agacha hacia adelante, llevándome con él, entrando el primero en la
piscina debajo de la fuente. Sumergido debajo de los lirios, el cuerpo de Trey me
sostiene presionándome contra él como un ancla. Mis pulmones están quemando.
Trato de apartarlo de mi y salir en busca de aire, pero no me deja ir.
Abriendo mis ojos, veo la luz verde escudriñando el agua por encima de
nosotros. Dejo de luchar, tratando de permanecer bajo el agua mientras las
burbujas escapan de mi boca. La luz por encima se desplaza y Trey me lleva a la
superficie del agua. Al salir inhalo aire de forma ansiosa.
Gritos y pies golpeando el piso del camino de grava detrás del cerco se
acercan a nosotros. Alguien grita:
—¡Rastreador Explosivo! —Entonces, el rápido fuego del arma erupciona
y una explosión enorme nos envía de nuevo bajo la superficie del agua.
Las manos de Trey se envuelven a mí alrededor. Me jala arriba de nuevo,
presionándome con fuerza contra su pecho y acariciando mi cabello mojado.
Temblando, más por el trauma que por el frío, recuesto mi mejilla contra su pecho.
—Kricket, ¿estás herida? —demanda Trey, alejándome de él para así
poder mirarme a los ojos.
—No —digo sin respiración, viendo el agua cayendo a ambos lados de su
perfecto rostro.
Su mano sube, ahueca mi mejilla y tira mis labios contra los de él. El
momento en que sus labios tocan los míos, pierdo todo pensamiento de los
rastreadores explosivos, profecías y la guardia Regente. Envolviendo mis brazos
alrededor del cuello de Trey, me presiono más cerca mientras el latido de mi
corazón retumba en mis orejas. Los labios de Trey se deslizan fuera de los míos,
trazando un camino de besos urgentes sobre mi mejilla hacia mi cuello. Un espiral
de calor se acumula en mi núcleo y se expande a todas mis extremidades en un
instante. Mis rodillas se debilitan, mientras un jadeo de placer sale de mí.
—Gatita —exhala Trey, causando temblores de placer a través de mí ante
el cariño.
Encontrando sus labios con los míos, exhalo contra ellos:
—Cariño —digo, antes de besarlo profundamente y con una pasión que no
sabía que existía. Trato de saborear cada momento de este beso, solo para gruñir
cuando Trey se aparta de mí, dejándome por completo.
—Trey —digo su nombre suavemente, mientras las pisadas suenan en la
grava. La guardia Regente sale de golpe hacia la fuente, colocando sus armas hacia
nosotros.
Respirando con fuerza, Trey dice:
—Bajen sus armas. Nosotros éramos los objetivos.
Capítulo 16 Traducido por krispipe & YoshiB
DI LA VERDAD
Saliendo salpicando de la fuente, Trey se vuelve hacia mí, extiende su
mano ayudándome a salir del agua. Me levanta de mis pies y me lleva hacia el
palacio. La guardia caminando junto a nosotros. Descanso mi mejilla contra su
pecho, aliviada de no tener que tratar de caminar sobre mis piernas temblorosas.
Trey mira a los hombres cerca de él, gritando órdenes.
—Quiero saber dónde fue facturado cada pedazo de Rastreador Explosivo.
Quiero saber desde dónde fue lanzado, que comprueben su firma de calor. Quiero
nuevas habitaciones para Kricket en un área privada que será ocupada por mí y
varios soldados de mi elección.
—¿Quieres que se mude de la galería oeste? —pregunta Ustus,
apareciendo junto a nosotros. Mirándome, su rostro pierde color, viendo que estoy
empapada—. ¿Qué pasó?
—Rastreadores Explosivos —gruñe Trey mientras mira a Ustus—. ¿Cómo
atravesaron tu seguridad?
—Furtivamente —responde Ustus, y su sarcasmo hace que el ceño de Trey
se profundice.
—Averigua y busca más —dice Trey con los dientes apretados—. ¿A dónde
estoy yendo?
Ustus piensa en ello un segundo, y luego sonríe.
—Hay una cabaña de juegos al otro lado de la propiedad. Tendrás que
coger un esquife para llegar allí. También necesito aclararlo con el Regente.
—Bien. Envíame a Wayra, Jax y alguien que nos lleve allí mientras lo
aclaras con el Regente. —En cuestión de minutos, Wayra y Jax están dando la
vuelta a la esquina, con aspecto de enfado.
—Señor, ¿qué pasó? —pregunta Jax mientras Wayra mira a todos en
nuestras inmediaciones.
—Te lo contaré más tarde. Ocuparemos nuevas habitaciones. Necesito que
los protejas. Vamos. —Seguimos al agente Regente que nos dirige a un esquife en el
camino de fuera.
Trey abre la puerta y me coloca en el asiento trasero, apretándose a mi
lado y poniendo su brazo alrededor de mis hombros. Wayra se sienta al frente con
el conductor mientras que Jax nos enfrenta. Nadie habla en el lento y sinuoso
camino, pero Jax está asimilando cada pulgada mojada nuestra, tratando de
evaluar la situación. Deteniéndonos delante de una oscura e imponente mansión,
que parece una finca por sí sola, me estremezco, sintiendo frio y humedad.
El lugar es hermoso, hecho de piedra con un techo de teja de cedro; es una
verdadera casa de cazadores histórica. Trey sale del esquife, extendiendo su mano
hacia mí y ayudándome a salir. No deja caer mi mano, sino que se aferra a ella
mientras me conduce a las puertas. Entrando en la mansión, Trey dice en voz alta:
—Iluminar salón, recuento de seguridad.
Una voz femenina robotizada responde.
—Hay cuatro Etharianos presentes.
—Mapa de reconocimiento de voz Trey Allairis.
—Saludos, Trey Allairis —responde la voz robótica.
—Kricket, di tu nombre —ordena Trey. Cuando lo hago, el robot repite su
saludo. Jax y Wayra hacen lo mismo.
Trey ordena:
—Wayra, ve habitación por habitacion y haz un barrido.
—Sí, Señor —responde Wayra, sacando un arma de cromo que parece una
pistola de una funda debajo de la pierna de su pantalón y caminando hacia la
habitación de al lado.
—Control de clima a cuarenta y dos draks, encender fuego. Jax, encuentra
una manta para Kricket —dice Trey, guiándome hacia la enorme chimenea de
piedra al otro lado de la habitación. Un fuego ha despertado y está apareciendo y
crepitando en la rejilla. El sonido de un petardo suena en la distancia, haciendo que
Trey le frunza el ceño a Jax.
Envolviendo una manta alrededor de mis hombros, Jax dice
sombríamente.
—Creo que acaban de encontrar otro Rastreador Explosivo. Deberían
cuestionar a ese knocker Kyon.
Trey sacude la cabeza.
—No. No fue él. Él quiere que Kricket viva.
Me siento palidecer.
— ¿Así que esa cosa estaba pensada específicamente para mí? —
pregunto—. ¿Cómo una bomba inteligente o algo así?
—Sí —responde Trey—. Están programados para rastrear un objetivo
específico para un ataque quirúrgico.
— ¿Cómo reconocen su objetivo?
—Voz, óptica, firma de calor, latido del corazón, depende de cómo sea
programado —explica Jax—. Alguien quería que tuvieras una noche muy mala.
—Me hace sentir tan cálida y acogedora por dentro —le respondo con una
falsa sonrisa.
—Deberías ser un Cavar, Kricket —Jax sonríe con admiración.
Wayra entra en la habitación, saludando a Trey antes de decir entre
dientes.
—Yo digo que alineemos a cada uno de esos guardias Regentes y los
interroguemos uno por uno. ¡Alguien sabe algo! ¿Han oído explotar el otro? — Se
enfurece, apuntando hacia la ventana.
—Lo escuchamos —dice Trey en un tono más tranquilo. Se quita la
chaqueta y la camisa, colocándolas pulcramente sobre la silla para que se sequen.
La luz del fuego hace que su piel húmeda destelle; parpadea sobre su musculoso
abdomen como la lengua de un amante. De repente el calor se extiende dentro de
mí mientras imagino cómo sabría su piel si yo pudiera hacer lo mismo.
Me estremezco con una renovada conciencia de él. Sus negros tatuajes
militares no hacen nada para ocultar la vena profunda de sus huesos de la cadera
encima de su cintura. Mis ojos vuelven a recorrer sus poderosos brazos. Incluso si
envolviera mis dos manos alrededor de uno de ellos, sus bíceps son tan grandes
que mis dedos nunca se juntarían. Había usado esos brazos esta noche para
recogerme y lanzarme sobre su hombro mientras huíamos del Rastreador
Explosivo enviado a matarme. Podría haberlo destrozado a él también, pero lo hizo
de todos modos.
Un deseo más profundo se apodera de mí cuando miro su cara y veo que él
está evaluándome de la misma manera. Los ojos violeta de Trey se oscurecen
mientras vagan sobre mi vestido mojado; la tela escarlata se aferra a mis pechos y
mis otras curvas como una segunda piel. Mi pelo ha caído en ondas sueltas y
húmedas sobre mis hombros. Todavía puedo sentir el lugar donde entretejió su
puño en mi pelo en la base de mi cabeza y me atrajo hacia él para un beso
embriagador. Quiero que me bese así de nuevo — como si me necesitara más de lo
que necesita respirar.
Wayra se aclara la garganta mientras desabrocha su camisa y me la
entrega.
—Está seca —dice disculpándose.
—Uh, gracias —murmuro en un aturdimiento, tomando la camisa de
Wayra.
—Hay un commodus allí —dice, indicando una puerta a la derecha.
Encuentro el baño y me despojo rápidamente de mi vestido húmedo.
Poniendo la larga camisa formal de Wayra, casi llega a mis rodillas. Enrollo las
mangas y arrastro mis dedos por mi cabello húmedo antes de salir del baño.
Cuando estoy cerca de la chimenea en la habitación principal de nuevo,
tiro la manta más cerca, oyendo a los chicos callarse. Trey indica que debo
sentarme mientras me da un vaso de agua. Puedo decir por la mirada en su cara
que nota mi mano temblando cuando lo agarro. Hundiéndome en el asiento, logro
decir:
—Gracias.
—Wayra, ponte en contacto con Dylan. Él es el mejor en diseccionar los
Rastreadores Explosivos —ordena Trey en un tono cortante—. Lo quiero aquí
antes de mañana.
—Necesitamos a los nuestros en esto. Fenton y Hollis pueden estar aquí en
unas pocas parts —dice Jax—. Eso son sólo unas pocas horas, Kricket —me
traduce.
—Trae a Drex y Gibon, también —añade Trey.
—Sí, señor —dice Wayra, sacando un comunicador de su bolsillo y
hablando rápidamente mientras pasea por la habitación.
—Etharianos desconocidos acercándose por el perímetro —dice la voz
femenina, sorprendiéndome y haciéndome ponerme de pie inmediatamente. Trey
y Jax sacan de las armas de cromo de sus cinturones, apuntándolas a la entrada.
Sintiendo el impulso de esconderme, tomo una respiración profunda
mientas Kyon empuja las puertas del albergue y camina con una confianza que
espero algún día poseer.
—¿Dónde está Kricket? —pregunta, desestimando el hecho de que ahora
hay tres armas apuntando hacia él.
Bajando el arma, Trey responde.
—Está a salvo.
—Eso no es lo que pregunté —responde Kyon, escudriñando la habitación
y viéndome mirando desde detrás de la silla. Lecto y Forester están con Kyon,
intentando mirar a Wayra y Jax—. Kricket... — sus palabras se fueron apagando
cuando se dio cuenta de mi pelo mojado y la camisa de Wayra.
Tiro de la manta más cerca de mí y levanto mi barbilla, diciendo:
—¿Cuál es la profecía, Kyon?
—Eres directa —afirma, acercándose—, y eso algo que deberíamos
discutir...en privado. —Sus ojos se clavan en los míos—. Te llevaré a mis cuarteles.
Te vigilaremos hasta que pueda tener una audiencia con el Regente. Verá la razón y
luego te llevaré a casa.
—¿Alguna vez has oído el ruido que hace un Rastreador Explosivo, Kyon?
—Pregunto tranquilamente, observando su reacción.
—Sí —responde, sus ojos nunca dejando los míos.
—Es como… —me tengo un momento, pensando—… Es como imagino que
sonaría una mariposa si pudiera gritar. —Un escalofrío me recorre.
—Mataré a quien sea responsable de eso —responde Kyon honestamente.
—¿Em Nark? —Sondeo, intentando ver lo que sabe.
—Está muerto —responde Kyon en un tono tranquilo.
—¿Qué? —pregunto atónita por su respuesta.
—Su trift se desintegró cuando pasó sobre Violet Hill. Ese es territorio
Rafe, si no estás familiarizada con el área —responde, viéndome hundirme en la
silla de nuevo y mirando el fuego.
—Venga...yo me encargaré de todo esto —me insta, extendiendo su mano.
Se me pone la piel de gallina mientras ignoro su mano.
—Ella se queda —responde Trey fácilmente.
—¿Contigo...medio desnuda?
—Conmigo...medio desnuda.
—Es mi prometida consorte —dice Kyon apretando los dientes.
—Es mucho más que eso —responde Trey.
Los ojos de Kyon se mueven hacia mí.
—Él no puede protegerte, Kricket —me mira mientras lucho por mantener
la calma.
—¿Alguien lo mató... a Narc? —pregunto, mi voz saliendo en un susurro.
—No crees que su trift haya explotado por sí mismo, ¿verdad?
—¿Por qué? —Me siento enferma.
—No estás haciendo la pregunta correcta —responde Kyon.
— ¿Cuál es? —Le replico.
— ¿Por qué dejarlo vivir? —responde en un tono frío.
— ¡Eso es muy cruel! —digo, mirando la estimación en sus ojos—. ¿Qué te
pasa?
—¿Qué quieres decir? —Parece perplejo. —Era una amenaza para ti,
Kricket, y actúas como si lamentases que esté muerto.
— ¿Está muerto por lo que pasó esta noche? ¿Por mí?
Él sonríe como si le hubiera preguntado algo totalmente aburrido.
—Por supuesto —responde fácilmente—. Pero probar eso sería casi
imposible...ya que nadie en la habitación estará dispuesto a discutir lo que se
impartió allí. Si hay una investigación, concluirá que fue un trágico accidente.
—¿Qué? —Me ahogué, sintiéndome responsable.
—Aquí nadie quiere un accidente internacional. Por lo tanto, la muerte del
embajador será...claramente explicado. —Kyon observa mi reacción.
Todos son tan poderosos que pueden asesinar sin repercusiones. Eso significa
que él no se irá...nunca.
—Nunca seré tu consorte —declaro, escuchando mi voz temblar.
—Tu ingenuidad es muy atractiva —dice Kyon con una lenta sonrisa—.
Intenta no perderla.
Mis ojos se estrechan.
—Tu obstinación es espeluznante —contraargumento, apretando mis
puños—. Intenta perderla.
—Eres tan apasionada y decidida. ¿Cómo podría dejarte ir? —Kyon sigue
sonriendo.
Frunciendo el ceño, Trey dice en un tono mortal.
—Te haré ver que dejarla ir es la única opción para ti.
Los ojos de Kyon se mueven a Trey.
—No pises donde no perteneces, Rafe —dice Kyon, sus cejas juntas en una
mueca—, o incluso la regeneración no podrá juntar tus pedazos.
—Puedes irte ahora, o puedes quedarte y veremos quién tendrá que ser
regenerado —responde Trey, pareciendo tranquilo.
Los puños de Kyon se aprietan, antes de que diga:
—Tócala y me aseguraré de que ni siquiera tu alma sobreviva.
—Si la toco, ella tendrá mi alma —responde Trey.
Veo las fosas nasales de Kyon ensancharse y sus ojos van a los míos
cuando dice.
—Estate preparada para salir por la mañana. —El miedo hace que mis
piernas se sientan débiles mientras lo veo salir con Forester y Lecto.
—Kyon va a ir directamente al Regente. Necesito salir de aquí antes de que
Manus me entregue a él —me explico, viendo la sorpresa en las caras de Wayra y
Jax.
—No vamos a dejar que eso suceda —responde Trey suavemente—. Él no
conseguirá una audiencia hasta mañana y Victus estará allí para argumentar a tu
favor. —Incluso con su tranquilidad apenas puedo mantenerme quieta. Dejando
caer la manta, paseo por delante del fuego.
—Esto es una locura. Alguien mató a Narc por lo que yo dije —respiro,
sabiendo que sueno tan asustada como me siento—. No sabía que lo matarían —
admito, sintiéndome ahogada.
—No es tu culpa —responde, mirándome a los ojos—. Probablemente has
salvado vidas alertándonos de las tropas en las fronteras. Ahora una contra
ofensiva puede ser montada. — Trey extiende su mano y toma la mía—.Necesitas
descansar ahora. Encontraremos una habitación aquí.
—Pero...Kyon sabe dónde estoy. Tengo que irme porque esto tiene un gran
potencial de terminar mal para mí —digo, sintiendo mi mano temblando en la
suya. Él la aprieta tranquilizadoramente.
—Estás a salvo de él —dice Trey, guiándome hacia la escalera que lleva a
la segunda planta—. Jax, contacta con Victus y ponlo al día. Wayra consigue que los
Cavars vengan. —Tomando las escaleras, llegamos al segundo piso.
—Sin ofender, pero necesito un plan B. ¿Por qué Kyon no puede captar la
indirecta? ¡Ni siquiera fue una indirecta! Le llamé espeluznante, Trey, y fue como
un afrodisiaco para él —vocifero, esperando junto a la puerta mientras Trey revisa
un enorme dormitorio.
—¿Qué estás pensando para tu plan B? —pregunta Trey en voz baja,
yendo a la ventana y escaneando el exterior.
—Ocultarme podría ser un plan...o volver al Bosque de O podría ser una
opción... — Me alejo cuando me frunce el ceño.
—¿Por qué tendrías que ocultarte cuando tienes amigos que te ayuden? —
Pregunta Trey.
—¿Cuánto tiempo voy a tenerte a mi lado? —Argumento, queriendo
morderme el labio tan pronto como las palabras están fuera.
—¿Qué quieres decir? —Evidentemente está evitando mi pregunta.
—¿Cuánto tiempo? —repito, mirando mis manos.
—No lo sé. No se han hecho planes formales —responde en un tono
brusco—. Ayudaré a asegurar las cosas para ti. Una vez que sepa que estás estable
aquí, entonces... —se encoge de hombros.
—Entonces estarás en la siguiente misión —termino por él, sintiéndome
muy estúpida. Un dolor familiar me aprieta el corazón. Soy más sensata que
permitirme encariñar con alguien, como lo he permitido con Trey, pero sucedió
demasiado rápido para evitarlo.
—Siempre seré tu amigo, Kricket, eso no cambiará —dice con voz tensa,
viendo mis emociones.
—Sí, no, por supuesto... amigos —asiento con una sonrisa fácil. Mi cara
ruborizándose y lágrimas pinchando mis ojos—. Porque siempre beso a mis
amigos como me besaste esta noche en la fuente. De hecho, debería ir y besar así a
Wayra y Jax para darles las buenas noches antes de que entre.
Trey frunce el ceño.
—No debería haberte besado —admite—. No deberíamos haber escapado
esta noche—los Rastreadores Explosivos no fallan, así que fue como un subidón de
adrenalina cuando sobrevivimos. —Me mira a los ojos, intentando ver si entiendo
lo que está diciendo.
—¿El calor del momento? —Pregunto, sintiendo mi corazón hundiéndose
más.
—Es como si fueras algún tipo de amuleto contra el peligro. Como si lo
repelieras. Los Saers no ignoran a las presas...los Rastreadores Explosivos no
pierden objetivos —dice, viendo mi reacción ante lo que está diciendo.
—¿Y esa es la única razón por la que me besaste? —le pregunto y lo veo
apartar la mirada de mí.
—Tengo...obligaciones que... Amistad es lo que te estoy ofreciendo, Kricket.
No busques más de mí —dice suavemente, dirigiéndose hacia la puerta. Me muevo
así él puede pasar a mi lado—. Duerme un poco. Mañana será agotador.
—Está bien —murmuro sintiéndome avergonzada y torpe. Cierro la
puerta detrás de él y camino hasta la cama. Acostada contra sus sedosas almohadas
permito que las lágrimas se deslicen silenciosamente por mis mejillas, sintiendo
como si acabara de perder algo precioso.
**
Me despierto a un sol ardiente que entra por mi ventana. Mi brazo se
levanta para proteger mis ojos. Cuando mis ojos se ajustan al brillo, quito mi brazo
y veo comida en una bandeja servida en la mesilla de noche. Me siento contra las
almohadas, frotando mis ojos.
—¡Bien, estás despierta! —Dice Aella, saltando de la silla a través de mi
cama—. Me dijeron que no te despertara. ¡Duermes un montón! —ella sonríe,
viniendo a mi lado.
—Aella...uhh, hola. ¿Cuánto he dormido? —Pregunto, sintiéndome
aturdida.
Ella se encoge de hombros.
—No lo sé, por un tiempo, supongo. Son dieciséis partes y el sol está en su
cenit. Necesito que te vistas. Debes acompañar al Regente en un paseo con algunos
miembros de la Cámara de los Lores. —Empuja un trozo de pan tostado redondo
en mi mano mientras me hace salir de la cama—. Tienes que lavarte y vestirte...de
prisa —insiste.
—¿Por qué no me has despertado antes? —Me quejo, sintiéndome molesta
mientras ella me lleva al lavare a la ducha.
—Porque él me dijo que no podía —dice, empujando la tostada más cerca
de mi boca.
—¿Quién es él? —Pregunto antes de meterme el pan en la boca.
—El realmente hermoso Cavar...uhh...¿Trey?
—Oh —frunzo el ceño, sintiendo una punzada de celos ya que ella piensa
que es atractivo también—. Sí, él.
Duchándome rápidamente, salgo del lavare envuelta en una toalla para
encontrar ropa descansando en la cama. Puedo ponerme los pantalones de color
piedra que se aferran a cada una de mis curvas y una hermosa blusa blanca. Aella
me entrega una exquisita chaqueta negra hecha a medida. Mirándome en el espejo,
ella trenza suavemente mi cabello.
—Toma, ponte estas y vamos —dice Aella, dándome unas largas botas
negras.
— ¿Qué haré hoy? —Pregunto suspicazmente, mientras tiro de mis botas.
—Te encuentras con el Regente, Ateur Victurs, Ateur Braedan, Ateur
Gustoff, Haut Kyon…
Frunzo el ceño mientras interrumpo.
—¿Kyon va a estar allí?
—Sí —Arruga la nariz como si oliese algo asqueroso—. No sé por qué lo
dejan quedarse aquí. Es un nim escalofriante.
—Quiere convertirme en su consorte.
Aella deja caer su cepillo mientras su boca se abre.
—Pero eso es ridículo. Eres una ciudadana de Rafe — dice
defensivamente.
—No estoy emocionada por ello. —Viendo su confusión añado—. Creo
que es un chester.
Ella da un jadeo afeminado.
—¡Yo también! —Exclama—. Mantente alejado de él si puedes. Es
peligroso.
—Ese es el plan —admito, sonriendo antes su consejo.
Siguiéndola abajo, Wayra y Jax se están moviendo alrededor con grandes y
musculosos Rafes que tienen que ser Cavars, a juzgar por su tamaño.
—Kricket —dice Wayra—. Estos son Gibon, Dylan, Fenton, Hollis y Drex.
Son parte de nuestro equipo.
— ¿Hey, qué pasa? —digo, levantando mi barbilla en saludo.
Inmediatamente, los veo intentando no reírse—. Quiero decir... Saludos, Etharianos
—corrijo, sonrojándome y dándoles un gesto formal de mi cabeza.
Cada uno se hunde en su rodilla delante de mí diciendo:
—Saludos, Fay Kricket.
—Sí...no tienen que hacer eso conmigo...está bien —digo, desconcertada.
Trey me contradice.
—Sí, tienen que hacerlo —dice. Verlo ahora después de lo que me dijo
anoche está haciendo que me rubor se profundice. Está vestido como Wayra y yo,
pero todo el mundo tiene ropa urbana muy chic que me hace querer cambiarme.
Enderezando mis hombros, pregunto:
—¿No podemos simplemente ser todos normales—estar en el mismo nivel
o como quieras llamarlo sin toda esta tontería? —Siento que me erizo mientras se
levantan frente a mí.
—No —responde Trey—. Son tus guardias. No tus amigos.
—De donde vengo, cualquiera que guarde mi espalda es mi amigo. Si ellos
guardan mi espalda, entonces guardaré la suya también, y no necesito que nadie se
incline ante mí.
La voz de Trey es tranquila, pero es severo cuando dice:
—Ya no estamos en la Tierra y aprenderás las costumbres de la cultura en
la que estás ahora.
Tratando de no rodar los ojos hacia Trey, murmuro:
—Bien. Aella, ¿dónde se supone que debo ir?
—A los establos —Me entrega un casco de montar y una fusta.
Mirando la fusta y sonrojándome, digo:
—Había esperado que estuvieras hablando metafóricamente...como estar
en lo alto o manejando olas de admiración.
—No, no, vas a montar spixes.
—Nooo —me quejo, entrando en pánico—. ¿No podemos ir—no sé—a
jugar al golf?
—¿Qué es el golf? —me pregunta Aella.
—No importa —respondo entre dientes, siguiendo a Trey hasta la puerta.
Wayra nos conduce en un skiff a los establos mientras miro por la ventana e ignoro
el hecho de que Trey también me está ignorando.
—Fay Kricket —dice Manus mientras me acerco a los establos. Ya está
montado en un spix muy grande. Tiene cuernos que se elevan varios pies de su
cabeza y son afilados como puñales—. Estoy muy satisfecho de que hagas esto
después de lo ocurrido la última noche.
—Oh —le doy un casual encogimiento de hombros—. ¿Te refieres al chapuzón que tomé en tu fuente? Fue... refrescante —agrego, observando su rostro en busca de cualquier signo de malicia.
La mirada de preocupación de Manus permanece.
—Que puedas ver humor en lo que ocurrió anoche dice mucho acerca de tu carácter, Kricket, por no hablar de su educación. Me disculpo por nuestra falta de seguridad.
—Tenía seguridad. Tenía a Trey —le respondo suavemente, sin mirar a Trey.
—Sí, excelente trabajo, Kesek —le dice a Trey con admiración en su tono—. Ustedes conocen a Haut Kyon y Ateur Victus. —Manus gesticula con una sonrisa mientras los saludamos, inclinando nuestras cabezas—. Este es Ateur Braedan y Ateur Gustoff.
Es sorprendente que Ateur Braedan no tenga ojos Rafeish violeta, sino verdes como un Comantre. Su cabello oscuro es un poco ondulado también. Ateur Gustoff es aún más sorprendente porque es el más viejo de Rafe que he visto hasta ahora. Parece que podría estar en sus cincuenta y tantos años, lo que probablemente significa que es exageradamente viejo. Su cabello es corto, también, sólo cubriendo su cuello, pero todavía oscuro sin una pizca de gris en él.
—Saludos Ateur Braedan, Ateur Gustoff —digo mientras inclino mi cabeza. Entonces mis ojos vuelven a caer sobre Kyon sentado sobre su Spix, observándome.
—¿Has montado antes, Kricket? —pregunta Kyon, mirándome.
—No —respondo con una mueca—, ¿Dónde estabas Manus, cuando tenía diez años y quería un pony? —pregunto, escuchándolos reír. Pero, entonces un spix del tamaño de un Clydesdale se inclina delante de mí y mi corazón comienza a golpear contra mis costillas.
Manus sonríe con indulgencia. —Un pony... eso es un tipo de equino, ¿no?
—Mmm— asiento con la cabeza, tratando de esconder mi miedo, pero salto cuando Trey toca mi brazo. Apoyado cerca de mi oreja, su sedosa voz me llena de deseo cuando dice:
—Te levantaré a la silla de montar. Pon tu pie en mis manos —Trato de ignorar el dolor emocionante que su cercanía provoca. Apoyando mi mano en su hombro y levantando mi pie a sus manos, resisto el impulso de dejar que mis dedos se detengan en él mientras me levanta en la silla que no tiene pomo en ella.
—Aquí están tus riendas, Kricket —dice Trey, y trato de no concentrarme en su boca perfecta—. Sostenlo con una mano, así. —Coloca mi mano en las riendas.
—Está bien —murmuro sin mirarlo, pero sintiendo que me sonrojo estúpidamente por su toque. Espero mientras ajusta los estribos de la silla para acomodar mis piernas más cortas. Luego, Trey monta el spix junto al mío.
—¿Estás lista, Kricket? —pregunta Manus sonriendo.
—Sí —le respondo, sintiendo sudor.
—Sólo usa tus piernas para aplicar presión en sus costados —instruye Trey. Mirando a Trey, sus piernas aprietan los lados de su Spix suavemente y el animal se mueve hacia adelante fácilmente.
— ¿Quieres decir que no puedo simplemente darle una señal o algo? —pregunto en voz baja, viendo sus labios contraerse en una sonrisa de mala gana
mientras coloca a su Spix en alto, esperando a que lo intente—. Está bien— respiro, apretando suavemente los lados del Spix con mis piernas e inmediatamente sintiendo al animal avanzar.
Sonriendo ampliamente a Trey, le pregunto:
—¿Cuál es el nombre de este?
—¿Qué? —pregunta con una sonrisa torcida.
—¿Tiene un nombre?"
—¿Un nombre? —pregunta Victus, sonriendo como si le hubiera hecho una pregunta nueva.
—Ya sabes... como Sugar o Asesino Daisy... Señor... ¿Ed? — Me alejo, mirando alrededor mientras todos empiezan a reírse de nuevo.
—Es un Spix —dice Ateur Braedan, como si yo fuera un idiota adorable.
—¿Cómo sabes cuál es cual entonces? —pregunto con curiosidad, no ofendida.
—Están contados. Ese es veintidós —explica Trey, señalando la marca en la parte de atrás de mi spix.
Arrugo la nariz cuando veo la marca.
—Número veintidós, ¿eh? Eso es patético.
—¿Cómo lo llamarías, Kricket? —Trey me pregunta, tratando de esconder su sonrisa.
—Urr, no lo sé —digo, acariciando suavemente el cuello del Spixes—. Es muy hermosa... tal vez Andrómeda.
Eso consigue más risas antes de que Trey pueda decir:
—Ella es un él.
—Oh —sonrío ante mi metida de pata—. Entonces definitivamente Adonis.
Caminando con mi spix al lado de Trey, la conversación gradualmente se convierte en otros temas. Escucho mientras hablan de las tasas de crecimiento de pixelaris en el distrito de la clase cinco.
—¿Qué es un pixelari? —susurro a Trey.
Poniendo su Spix cerca del mio, Kyon me responde:—Es una planta que produce fibra para crear material.
—¿Cómo algodón? —pregunto, tratando de mostrarle que no le tengo miedo.
—Sí —me sonríe—, pero es más versátil que el algodón. No drena el suelo como lo hace una planta de algodón.
—¿Eres granjero? — Le pregunto a Kyon, preguntándome qué hace en Alameeda.
—No en el sentido tradicional. Tengo un interés en varias empresas agrícolas —dice, sus ojos azules mirando delante de nosotros cuando nos acercamos a una zona boscosa. El camino a través de los árboles sólo permite que dos spixes caminen uno al lado del otro. Kyon maniobra su spix para sacar al de Trey, forzando a Trey a caer detrás de nosotros con Victus.
—Estoy seguro de que la Hermandad te mantiene muy ocupado —digo, sin saber lo que acabo de decir y me doy cuenta de que soy su prisionera hasta que el camino se ensanche de nuevo.
—Lo hace —Está de acuerdo—. Peropaso la mayor parte de mi tiempo en mi propiedad cerca del Lago de Cerulean.
—¿Qué haces ahí?
—Está en el mar, así que navego... pesco, camino por la orilla... es pacífico — dice, y no puedo evitar reírme—. ¿Por qué te ríes?
—Lo siento —le respondo, levantando mi mano para taparme la boca—. Estaba tratando de imaginarte caminando en la playa, recolectando conchas marinas y la visión estaba... fuera de lugar.
—Te he subestimado, Kricket —dijo Kyon suavemente—. Eres mucho más de lo que podría haber imaginado.
—¿Qué? —Pregunto, sobresaltada por su cumplido.
—Tener que luchar toda tu vida por sobrevivir no te ha hecho menos... te ha hecho más. —Sus ojos azules se cruzan con los míos—. Pero, ¿No sería bueno no tener que luchar por la supervivencia? —pregunta, y mi corazón se retuerce porque él me lee.
—Lo sería, Kyon —estoy de acuerdo suavemente, levantando una ceja—. Pero eso no va a suceder pronto en ningún momento.
—Aquí no. En Alameeda las cosas podrían ser diferentes —responde, permitiendo que su spix se acerque al mío. Miro detrás de mí para ver a Trey fruncir el ceño, pero dudo que pueda escuchar lo que está diciendo Kyon.
—Oh... claro —le respondo suavemente—. Solo debería aceptar ser tu consorte y te ocuparías de mí. ¿Cómo lo llamaste? ¿Una relación simbiótica?
—Siento haber dicho eso. Propongo una asociación entre tú y yo. Necesitas que alguien te aconseje, Kricket.
— ¿Y ese eres tú?
—¿Quién más te dará respuestas directas? —Contesta, luciendo serio—. Sé más acerca de tus dones que cualquiera aquí. Aunque tengo muchas preguntas... porque no hay nadie como tú.
— ¿Qué quieres decir?
—Puedes... hacerlo, ¿verdad? No hay preparación o trances, tu sólo... ves.
—Bastante —admitió—. ¿Puedo preguntarte algo?
—Sí.
—Premonición... ¿es posible aprender?
—Para ti, sí. Estoy seguro de que lo desarrollarás.
— ¿De verdad?
—Fue un don que tu madre pudo hacer bastante bien, mejor que la mayoría —responde—. Yo tengo una pregunta. El día que te encontré, ¿qué hiciste para traerme allí?
—¿Qué? —pregunto, sintiendo una ráfaga de adrenalina a través de mí, y mi spix avanza hacia adelante en respuesta a mis rodillas apretando en sus costados.
Kyon me alcanza fácilmente, ayudándome a ralentizar mi spíx.
—No sabía dónde estabas en Chicago, y entonces... estaba caminando por el club nocturno y tenía un impulso de entrar. Trey te encontró casi al mismo tiempo. Eso fue una coincidencia demasiado grande para ser aleatorio. ¿Hiciste algo... especial? —pregunta, intrigado.
—No... yo... —Me alejo cuando mi corazón late—.... deseé.
—Deseaste... ¿Qué deseaste?
—Casa —le respondo, y la sonrisa de Kyon se vuelve casi radiante.
—Deseabas que te encontráramos —dice—. Eso es extraordinario.
— ¿Estás diciendo que yo te llevé allí?
—Lo hago. Ten cuidado con lo que deseas, Kricket.
—Eso es tonto, Kyon —murmuro con una carcajada.
—Eres tan ingenua, Kricket —contesta Kyon—. Probablemente no veas lo que está sucediendo aquí ahora mismo.
— ¿Qué quieres decir? —Tengo que inclinarme más cerca de él mientras evito una rama de árbol en el camino.
—¿No te parece extraño que no haya otras mujeres aquí? —pregunta. Me encojo de hombros, levantando mi ceja en interrogación—. Eso es porque todos somos pretendientes potenciales para ti. Ateur Victus y Ateur Braedan son hombres solitarios y poderosos. Ateur Gustoff tiene dos hijos solteros con un título de suyo y un título de su madre. Iras a tu primer swank ya buscada por varias élites en la sociedad Rafe.
—¿Qué? Te equivocas. Victus está...
—Intrigado y el que tiene el título, Kricket —Kyon parece enojado—. Su hermano es de menor realeza y ya está destinado a otra persona y el dará un paso atrás.
—No conoces a Trey —digo defensivamente.
—Ah, pero lo conozco —dice Kyon en un tono tranquilo—. Siempre sigue las reglas. Él es amable y generoso con su familia... él los enorgullecerá. Puede incluso alentar a su hermano a comprometerse contigo para que pueda estar cerca de ti... continuar protegiéndote, pero nunca te tocará... nunca te tendrá para sí mismo.
—Eso es cínico, Kyon —digo, sabiendo que él cree lo que me está diciendo.
—Y tú no te comprometerá con Trey —dice—, por una sencilla razón.
—¿Cuál es? — respondo, sintiendo frío.
—Porque cualquiera con quien te comprometas aquí estará marcado para morir —responde Kyon—. No se puede permitir que Rafe produzca descendencia contigo en lo que concierne a la Hermandad.
— ¿Tienes algún amigo, Kyon?
—Espero que podamos ser amigos. No controlo la Hermandad. Estoy tratando de ayudarte —dice, buscando mi rostro para que lo entienda—. No soy tu enemigo, Kricket. Eres uno de nosotros. Eres Alameeda.
—Soy de Alameeda y Rafe —respondo, mirando hacia adelante—. Y ahora mismo, desearía ser humana.
Viendo que el sendero se ampliará para acomodar a otro spix, Kyon dice rápidamente: —Deberías venir a mí con cualquier pregunta que tengas sobre tus dones... o la profecía. Si puedo ayudarte, lo haré.
—¿Por qué? —pregunto, viendo que está siendo honesto.
Sonriendo con una verdadera sonrisa, no parece un Knob-knocker cuando él responde: —Porque me gusta imaginarte en el Lago de Cerulean... en la costa recolectando conchas... conmigo.
Capítulo 17 Traducido por YoseSalvatore
Sin futuro
Permanezco en silencio mientras viajo junto a Kyon durante gran parte del
paseo por los terrenos, como mi spix vaga más cerca de la montura de Manus, me
resulta difícil escucharlo hablar con Ateur Gustoff sobre la Península Tectónica.
Trey está tratando de hacer contacto visual conmigo ahora. Él ha maniobrado su
spix junto al mío de nuevo, pero no puedo mirarlo. Si lo hago, podría decirle que
creo que es un total knob knocker por no advertirme sobre lo que realmente está
pasando aquí. Escuchar de Kyon que estoy siendo "cortejada" fue como recibir una
bofetada en la cara.
Apretando ligeramente mis rodillas, mi spix se adelanta y se acerca a Ateur
Gustoff en su montura.
—…he hablado con varios miembros de la Cámara de los Lords que creen
que cualquier oferta por la Península Tectónica será vista como una agresión hacia
Peney. Esta es una cuestión delicada —le miente a Manus.
—¿Quién está expresando estas reservas? —pregunto inocentemente. El
spix de Trey se aproxima al mío de nuevo, pero yo le ignoro.
Las cejas de Ateur Gustoff se levantan ante mi pregunta.
—Sería indelicado decirlo, Fay Kricket —responde—. Le estaba diciendo a
Haut Manus que yo podría usar mi influencia en la Cámara de los Lords para
aclarar las cosas sobre este tema. —Sus mejillas huecas no tienen líneas de sonrisa,
nada que indique que encuentre algo divertido.
—Eso no debería ser demasiado difícil para ti —sonrío, sabiendo que está
fabricando lo opuesto—. ¿Cómo lo harás?
—Mi hijo, Reven, podría actuar como embajador de Peney, mientras yo
influyo a los Lords en nuestra posición.
—Qué amable de tu parte —le respondo, deseando rodar mis ojos pero
resistiendo el impulso.
—Me gustaría que conocieras a mi hijo mayor, Reven —dice Ateur Gustoff.
Mirando a Manus sonreír, resisto el impulso de rechinar mis dientes.
—Fay Kricket, ¿te gustaría unirte a nosotros para una carrera a lo largo de
la orilla del río? —pregunta Manus, señalando el tramo de tierra a nuestro oeste.
—Nooo —le respondo, sacudiendo la cabeza como si estuviera loco—. No
me gusta el sabor de la suciedad. Este es realmente un buen ritmo para mí. —Sigo
avanzando lentamente en el número veintidós.
Manus intenta no sonreír mientras dice: —Bueno, entonces te veremos
esta noche en la cena, Kricket. —Inclino mi cabeza, aliviada de que me despidan de
la fiesta de la fraternidad.
—Volveré con Kricket. Tengo algunas cosas que tengo que atender —le
dice Kyon a Manus.
Los ojos de Manus se dirigen a los de Trey. Al ver que Trey inclinaba la
cabeza hacia su Regente, sé que se quedará conmigo, también.
Sigo a Trey y me siento aliviada cuando los establos aparecen. Número
veintidós debe estar sintiendo lo mismo porque aumenta su paso hacia su casa.
Paramos en un potrero y miro hacia abajo, tratando de averiguar cómo se supone
que debo bajar de mi spix.
—Aquí, déjame ayudarte, Kricket —dice Kyon, que ya había desmontado.
Me alcanza y me arranca de la silla, sosteniéndome en sus brazos. —Eres tan
pequeña. —Kyon sonríe mientras me levanta y me coge en sus brazos otra vez
como si no pesara nada.
Asustada, mis brazos le rodean el cuello.
— ¡Kyon! —Jadeo, con miedo de que me deje caer.
—Bájala —ordena Trey, invadiendo el espacio de Kyon y observándolo
como si fuera a quitarle la cabeza en cuanto me ponga de pie. Wayra está justo al
lado de él, pareciendo que podría saltar en cualquier momento también.
— ¿Por qué, Trey? —Pregunta Kyon en un tono bajo, sosteniéndome más
cerca de él—. Yo soy la respuesta a todas tus plegarias. La llevaré lejos de aquí,
donde nunca más tendrás que volver a verla, nunca tendrás que preguntarte si ella
estará en la cena a la que tienes que asistir o en el swank en el que tienes que estar.
—Kyon bájame, por favor —digo suavemente, soltando mis brazos de su
cuello y viendo la mirada mortal en la cara de Trey. Kyon me baja lentamente a mis
pies, pero ahora soy un emparedado entre ellos.
—Trey... Trey... —digo con ambas manos en su pecho. Los ojos de Trey se
cruzan con los míos, pero no estoy segura de que me vea.
En un instante, Trey me tiene a salvo detrás de él y Wayra lo toma desde
ahí, alejándome de ellos.
—Espera —digo, tratando de ver lo que está pasando, pero Wayra no me
escucha, me lleva al skiff que espera. Wayra me coloca en el asiento trasero,
cerrando la puerta y subiendo al asiento del conductor.
Esperamos varios minutos antes de que Trey entre.
Al mirar la cara de Trey, parece que podría masticar acero.
—¿Qué te ha dicho? —pregunta Trey rígidamente mientras el skiff se
mueve hacia adelante.
—¿Cuándo? —pregunto, no me gusta su tono, porque suena más como una
acusación que como una pregunta.
—Antes de que vuelvas a hablar, sabes que no estoy jugando. Eres
demasiado brillante para no saber lo que te estoy preguntando, así que no evites
mis preguntas con las tuyas. —La hostilidad de Trey hierve justo debajo de la
superficie.
—Kyon dijo muchas cosas interesantes. Él me dejó saber lo que realmente
estaba sucediendo en nuestro viaje hoy —le respondo con mi propia hostilidad—.
Tal vez deberías haberme dicho que me desfilaban como un trozo de carne. Me
gusta saber a qué me enfrento cuando entro a la batalla y tú no cubriste mi espalda.
—¡Cubrí tu espalda! Pensé que si sabías, te sentirías incómoda y dirías
algo fuera de color para causar una mala impresión.
— ¡Y ESO QUE! ¡Lo sabías! —repliqué con los ojos entrecerrados.
—¡Es PR, Kricket! El objetivo es ayudarte a encajar en la sociedad. Ser
buscado por la élite significa que las puertas se abrirán para ti.
—¿Luzco como si me importa algo de eso, Trey? —pregunto, hirviendo—.
Tengo un trabajo que me pagará más dinero de lo que podría haber esperado
hacer. Soy consejera del Regente. Puedo ahorrar mi dinero, tal vez comprar un
apartamento en la ciudad y tener mi propia vida.
—Kricket —dice Trey, frotándose los ojos—. Sabes que esa no es una
opción para ti.
—Así que estás de acuerdo con Kyon, que yo o bien tengo que
comprometerme con un poderoso jefe Rafe que pueda tratar de protegerme de
Alameeda o aceptar el último, jefe rubio y ¿todo lo que la Hermandad me ha
reservado?
—¡Serás protegida de la Hermandad! No hay manera de que te
comprometas con Kyon, sin importar lo acogedora que seas con él —responde,
como si tuviera la última palabra en esto.
— ¿Acogedora? ¿Acabas de decir acogedora? —le pregunto, mirándolo.
—Tú tenías tus brazos alrededor de él —dijo Trey, como si me hubiera
arrojado a Kyon.
—¡Tenía miedo de que me dejara caer!
Después de que nos paramos en frente de la cabaña de caza y Wayra
detiene el vehículo, abro mi propia puerta y asalto dentro del señorío. Jax se
levanta de su asiento con los otros Cavars en la habitación cerca de la chimenea. Él
deja caer sus tarjetas cuando ve mi cara y pregunta —¿Kricket?
Levanto mi mano, resoplando hacia él y dirigiéndome a la escalera. Logro
llegar al primer paso cuando la mano de Trey envuelve mi brazo, llevándome con
él al segundo piso. Trey entra en mi habitación conmigo y cierra la puerta.
Trey me apunta el dedo con enojo.
—No importa lo que Kyon te diga, él no es tu amigo. Es inteligente y
manipulador y sabe exactamente qué decir para conseguir que...
—¿Para conseguir qué?
—Conseguir que confíes en él.
—Trey, no entiendes nada —murmuro—. Él tiene información que
necesito... que anhelo. Conocía a mi madre, conocía la precognición...
—Puedes desarrollar tus dones por tu cuenta, a tu propio ritmo. No
necesitas aprender nada de él. Y la prueba es que ya eres más poderosa de lo que
esperaban.
Me quito el casco de montar y lo arrojo sobre la silla.
—Kyon dijo que podía pedirle cualquier cosa y me daría una respuesta
directa. Tengo que averiguar lo que el Narc quiso decir cuando dijo que yo soy la
profecía. —Me froto la barbilla.
—No —dijo Trey con severidad.
—¿No? ¿Por qué no?
—Porque Kyon es peligroso —responde Trey como si yo fuera una niña.
—Bueno, yo también —digo alzando mi barbilla—. Puedo manejar a Kyon.
—Manejarlo... ¿Has dicho manejarlo? —Trey pregunta retóricamente—.
No eres más fuerte que un gatito. ¿Cómo lo vas a manejar?
—Uhh —murmuro mientras Trey se acerca a mí, invadiendo mi espacio
personal otra vez—. Soy más fuerte de lo que me veo, Trey. Incluso Jax lo dijo.
—¿Crees que eres fuerte? Manéjame entonces, Kricket —dice, tirándome
hacia él con sus manos en mis brazos.
—No quiero hacerte daño —susurro, sintiendo que mi ser entero se
ilumina ante la proximidad de él.
—¿Cómo puedes hacerme daño, Kricket, cuando soy mucho más fuerte
que tú?
Lo miro a los ojos, viendo sus cejas juntas en cólera.
—Si me inclino... —digo suavemente, concentrándome en sus labios—,
cerca de ti... tan cerca que hace que mi respiración se atrape en mi pecho, y luego
yo... —Cierro los ojos, cepillo los labios suavemente contra los suyos, sintiendo el
calor correr por mi mientras las manos de Trey se deslizan a mi espalda,
aplastándome hacia él. Envuelvo mis brazos alrededor de su nuca y hablando
contra sus labios, continúo—: Entonces podría dejar que la simetría común que
existe entre nosotros te obligue a ver que eres mío... —Lo beso—…y que estoy
perdida sin ti... —Lentamente trazando sus labios con los míos, él comienza a
responder a mis besos con los suyos, antes de que yo retroceda de él una fracción.
Aprieto los ojos con fuerza y digo—: Y entonces, podría decirte que nada de eso
importa en este mundo... porque compartiendo esta simetría común, el espacio
entre nosotros estará lleno de una gravedad innegable... tirándonos el uno hacia el
otro. De modo que, cuando te comprometas con Charisma, no podremos ser
amigos, porque mi corazón no entenderá la distinción. No entenderá que serás
suyo... no mío.
Los brazos de Trey se aprietan alrededor de mí mientras apoya su frente
contra la mía. Suavemente, él susurra:
—Kricket...
Doy una risa sin humor. —Como resultado, mi corazón no está hecho de
piedra... no importa cuánto desee que sea así. —Mis dedos se deslizan hacia su
pecho, sintiendo su fuerza de roca dura debajo de ellos—. Pero no importa.
—¿No? —Él levanta mi barbilla para que le mire a los ojos.
—No... voy a pedirle a Manus que te reemplace como mi guardaespaldas,
Trey —respondo, sintiendo que me estoy ahogando.
—¿QUÉ? —Trey frunce el ceño, como si no pudiera creer lo que oye.
—No puedes quedarte aquí. Kyon no es ciego, debe estar escrito en mi
cara cuando te miro. Cualquier persona que amo es una amenaza para él y tiene a
la Hermandad a su espalda —le digo, sintiendo que la adrenalina se enciende en mi
sangre como la mirada en la cara de Trey va de enojado a mortal.
—¿Qué te dijo? —pregunta Trey, con los ojos violeta entrecerrados.
—Me acaba de decir lo que ya sabes. Cualquier persona que quiera estará
marcada para morir —susurro, sintiendo una abrumadora tristeza golpearme.
—Pensé que eras una luchadora, Kricket —dice Trey—. ¿Vas a ceder ante
Kyon porque él tomará represalias si no lo haces?
—Soy una luchadora, Trey —digo, tirando de su abrazo y enderezando mi
espina dorsal—. ¡Pero no te quiero aquí!
—Esa no es tu decisión, Kricket.
—Estoy tomando mi decisión.
—Me necesitas y me quedo aquí.
—No, si insisto en que te vayas —respondo, sintiéndome
instantáneamente irritada con él porque esté ignorando totalmente el hecho de
que acabo de decirle que lo quiero.
— ¿Cómo vas a argumentar mi reasignación con Manus? —Trey me
pregunta en voz baja.
—Le diré que he desarrollado... ciertos sentimientos por ti que hacen que
sea difícil para mí estar cerca de ti todos los días.
Viendo a Trey intentando fruncir el entrecejo, él echa un vistazo y dice: —
Manus no me librará de mis deberes porque sientes un flechazo por mí.
—¿Un… flechazo? ¿Dijiste un flechazo? —Quiero golpearlo mientras mis
mejillas se inundan de color.
—Sí. Eres joven y hemos estado juntos en situaciones muy poco ortodoxas.
Es inevitable que surjan ciertos sentimientos, pero... pasarán —afirma, como si
fuera un veterano experimentado cuando se trata de este tipo de cosas.
Cierro los ojos queriendo morir aquí mismo. Mi garganta se contrae.
—¿No crees que soy capaz de amar?
—Sólo me has conocido unas cuantas rotaciones... solo eres unos pocos
floans mayor... has sido criada en la casi ausencia de amor, Kricket —dice
suavemente.
—Trey, puedes decirme que no quieres mi amor o que no me amas, pero
no me digas nunca lo que siento o no siento —le advierto, cruzando los brazos.
—No puedes amarme —dice seriamente, pareciendo que ahora está
sufriendo—. Es imposible.
—No es imposible, porque te quiero —le respondo con aceleración.
Cuando solo me mira y no dice nada, mi corazón late dolorosamente en mi pecho
—.Bueno —digo en voz baja—, al menos es mi corazón, no el tuyo. Deberías estar
aliviado. Ahora puedes terminar aquí y volver a tu vida. —Camino hacia la puerta y
la abro para él. Mirando hacia adelante, espero que él pase.
—No voy a hacerme a un lado. Me necesitas aquí, especialmente con Kyon
en la residencia —Trey hace una pausa en el umbral—. Sólo estás confundida
ahora... pasará.
Levanto mi barbilla, sintiendo como si me hubiera abofeteado.
—Por suerte tengo tu sabiduría para guiarme.
—No voy a ninguna parte, Kricket, así que ahórrate la embarazosa
conversación con Manus. Podemos hablar de esto cuando hayas tenido tiempo de
pensarlo.
—No puedo esperar —le contesto, conteniendo mi aliento hasta que él
sale de la habitación. Cerrando la puerta, me inclino contra ella, deseando
desesperadamente golpear mi cabeza contra ella por ser tan estúpida. ¿Qué
esperaba de Trey, me pregunto, una declaración de amor eterno? Él ama a alguien
más y yo solo soy... ¿cómo lo llaman? Un lurker.
—Eres patética —susurro para mí.
Desafortunadamente, no tengo tiempo para revolcarme en mi dolor. Me
paso las próximas semanas vadeando a través de reuniones sociales en el palacio.
Sonreí falsamente en fiestas, té y almuerzos con el Regente, oficiales de Rafe y
dignatarios extranjeros de Wurthem, Comantre y Peney. Trato de escuchar cada
palabra que puede tener significado en cuanto a lo que está sucediendo dentro de
Rafe y fuera de sus fronteras.
Después de cada evento, el Regente y yo normalmente tenemos un
pregunta y responde sobre quién mintió sobre qué y qué pude descubrir
encubiertamente. Y, si eso no es bastante difícil, estas reuniones siempre incluyen
a Trey como mi protección personal y recordatorio de que apesto en el amor. Pero
espero estas reuniones de una manera enfermiza y patética porque son las pocas
veces en que Trey y yo nos decimos algo el uno al otro. Me hace preguntas y le
contesto, pero cuando estamos solos, como en el skiff, ninguno de nosotros tiene
mucho que decir.
Eso no significa que la común simetría entre nosotros haya desaparecido.
Por el contrario, ahora que no hablamos, la atracción es todo lo que puedo sentir.
Me encuentro contando cuando estoy cerca de él. Cuento cuántas veces me mira o
mira hacia arriba cuando se menciona mi nombre. Cuento lo rápido que se siente
mi respiración cuando entra en la habitación, o cuánto se ralentiza cuando la deja.
Pateando mis talones y tirando mi abrigo en mi cama, alcanzo a tratar de
agarrar el broche del exquisito collar que el Regente quería que yo llevara a la cena
esta noche.
—Aquí, déjame hacer eso —dice Aella, liberándome rápidamente del
pesado collar.
—Ahh, gracias —suspiro, sintiendo que puedo respirar de nuevo.
—Esto llegó para ti mientras estabas en la cena —dice Aella y me entrega
una tarjeta mientras pone el collar de nuevo en una caja para llevar con ella.
—¿De quién es? —Me quedo quieta mientras Aella comienza a
desenganchar todos los broches del vestido de satén amarillo pálido.
—Ateur Braedan. Quiere que vayas con él mañana.
—Oh, eso podría ser divertido —murmuro, después de haber tenido
algunas clases de equitación de mi tutor, Tofer—. ¿Va a estar Victus también? —
Esos dos parecen estar siempre juntos.
—No... él quiere montar a solas contigo —dice, ayudándome a salir del
vestido.
Mi frente se arruga.
—¿Por qué? —pregunto, mientras me coloco un par de pantalones de
pijama que Aella me había hecho a mi petición. También me confeccionó algunas
camisetas y franelas delgadas para mí, pero siempre parece desaprobar cuando me
pongo una, como ahora, porque dice que me hacen parecer "humana"
—Probablemente porque él te desea —contesta, y me burlo, como si
estuviera haciendo una broma.
—Ya claro, en serio, ¿eso dice? —Miro la tarjeta.
—Hablo en serio —sonríe—. Le ha enviado varias notas pidiendo ser su
compañero de cena o dar un paseo por el terreno con él.
—¿Lo ha hecho? —Exclamo, sorprendida—. ¿Por qué no las he visto?
—La seguridad las examinó —dice, doblando el vestido en pañuelos de
papel y colocándolo en una caja para ser lavada.
—¿Seguridad? —pregunto, frunciendo el ceño.
—Mmm —dice distraídamente—. Tienes un montón de cosas que nunca
pasa. Tuve que devolver una montaña de cosas del mismo Haut Nim. Joyería,
pieles, ropas, esencias... nómbralo, y él ya lo ha enviado.
—¿Haut Nim? —pregunto.
—Haut Kyon —responde Aella con una expresión irónica—. Él no podría
conseguir una audiencia contigo ni porque el ejército entero de Alameeda
apareciera en los alrededores, aunque eso no es que lo detenga de intentarlo a
diario.
—Pensé que se había ido —le digo honestamente, sintiendo el miedo
apresurarse a través de mí—. No lo he visto por aquí.
—El Regente estuvo de acuerdo con Kesek Trey en que Haut Kyon es
demasiado con lo que usted puede lidiar mientras intenta asimilarse aquí. Él ha
sido mantenido alejado para su protección —dice Aella, recogiendo las cajas—.
¿Quieres que acepte el paseo con Ateur Braedan?
—Uhh, no. Realmente no me apetece viajar —le digo, sintiéndome
incómoda—. Oh, aquí... Le pedí al lacayo esta noche un pedazo extra de ese pastel
de fantasía de cacao que te gusta. —le digo, entregándole la caja pequeña.
— ¡Eres mi Ethariana favorita, Kricket! —Aella dice, felizmente recibiendo
mi regalo.
—Bueno, tú eres la Ethariana favorita de Sergen. Cuando le dije que era
para ti, trató de darme todo el nivel superior del pastel.
Aella se sonroja, pareciendo encantada.
—Le daré las gracias mañana. Buenas noches, Kricket.
—Buenas noches, Aella —Sonrío, observándola colocar todo en un correo
flotante y programarlo para transportar la carga por ella.
Mientras me acuesto en mi cama, trato de apartar mi mente de los
acontecimientos de la noche volando sin pensarlo a través de los programas de la
visión del holograma. Pero, sigo centrada en el hecho de que las cosas se están
volviendo enteramente demasiado asustadizas para ignorar. Ver la alarma en los
ojos de Manus esta noche cuando le conté sobre la mentira del embajador Peney
con respecto a la ruptura de las conversaciones con Alameeda sobre su renovado
interés en la Península Tectónica me preocupa también. He aprendido que la
Península Tectónica es un área estratégica de tierra propiedad de Peney. Sería
parte integrante del montaje de un delito contra Rafe porque permitiría a
Alameeda un punto de parada para sus tropas a través de sus puertos y espacio
aéreo. Si Alameeda lo asegura, entonces eliminan el reabastecimiento prolongado
de esas tropas.
Después de una hora de lanzar y girar en la cama, tiro mi manta a un lado
con un huff. Levantándome, me arrastro hasta el primer piso y me dirijo a la parte
trasera de la casa donde está ubicada la cocina. Casi choco con Drex y Fenton. Están
patrullando los pasillos de la mansión con armas grandes que parecen
ametralladoras, pero pueden disparar proyectiles, láseres o electricidad,
dependiendo de la necesidad.
—¿Qué haces levantada, Kricket? ¿Sabes qué hora es? —Pregunta Fenton,
con una sonrisa descarada, mirando mi pijama.
—Voy a la cocina... quiero decir al 'keuken' para ver si queda algún venish
o si Wayra se lo comió todo —le digo, sonriéndole.
—Se lo comió —dicen Drex y Fenton al unísono.
—Oh —suspiro decepcionada—. Eso pensé. ¿Puedo traer algo de regreso a
cualquiera de ustedes?
Ambos se miran y sonríen. Drex dice: —Ah, no. Tenemos que patrullar el
perímetro, pero vamos a jugar fritzer más tarde, si estás interesada.
— ¿No he cogido ya todo tu dinero, Drex? —sonrío, retrocediendo por el
pasillo.
—Sí, tú knob knocker, ella ya te limpió. Quieres seguir sangrando
monedas, sigue tratando de vencer a una sacerdotisa —insultó Fenton a Drex—.
Ella probablemente puede ver a través de tus tarjetas.
—¿Puedes? —pregunta Drex, con expresión intrigada.
—Nunca lo diré —respondo, poniendo mi dedo en mis labios antes de dar
media vuelta y caminar hacia la cocina
Yendo directamente a la unidad del comisario, situado en la pared de la
cocina, navego a través de las fotos de las entradas todavía disponibles. Cuando
recojo el plato de faisán salado, casi lo dejo caer cuando me vuelvo y veo a Kyon
sentado en la larga mesa de piedra negra con los pies sobre ella.
—¡Kyon! —Jadeo— ¡Me asustaste! ¿Qué estás haciendo aquí?
—Tenía que verte. Me has estado ignorando —contesta, luciendo relajado
mientras quita los pies de la mesa. Me ve mirar hacia la entrada de la cocina y dice:
—Por favor, siéntate. Vine a hablar contigo.
Pongo mi plato sobre la mesa frente a él y me siento.
—¿Cómo sabías que estaría aquí? —Le pregunto, sospechosa.
Los ojos azules de Kyon se cruzan con los míos.
—Em Quinn dijo que no comiste mucho en la cena de esta noche. Me
arriesgué a que tuvieras hambre más tarde —me sonríe. Su cabello rubio está
retirado de su rostro y la suave luz hace que se vea más oscuro, más dorado.
—Eso es interesante. ¿El embajador de Peney a menudo espía por ti? —Le
pregunto, sintiéndome incómoda de que Em Quinn está pasando información
sobre mí a Kyon.
Se relaja en su silla; sus hombros masivos bloquean el respaldo de la vista.
—Cuando la necesidad lo justifique y no le cueste nada.
Agarro mi tenedor con más fuerza.
—Interesante. ¿Entonces por qué estás aquí?
—He venido a hablarte de la creciente tensión entre las casas. Hay
disturbios. Estamos al borde de la guerra, Kricket —dice honestamente,
observando mi reacción.
El miedo me atraviesa con los dedos helados.
—¿Se puede evitar?
—No.
—¿Por qué no?
—Alameeda está destinada a gobernar Ethar —responde Kyon—. Eres
parte de eso, Kricket. Tú también eres de Alameeda.
—¿Sabes lo ridículo que suenas? —Veo las cejas de Kyon juntarse—. Eso
suena a una mierda de cómic. Sólo los imbéciles completos quieren hacerse con el
mundo.
—La Hermandad tiene una visión, Kricket. Quieren un mundo pacífico
para su gente. —Sus palabras me relajan.
—Su gente, pero no toda la gente —digo—. ¿Qué pasa con todos los
demás?
Él se encoge de hombros —No sé, pero te protegeré cuando llegue ese día.
La piel de gallina se forma todo mi cuerpo. —No puedo ser parte de nada
de eso, Kyon.
—Te sentirás diferente cuando caiga la casa Rafe. Vine aquí esta noche
para decirte que tengo que dejar Rafe. Quiero que vengas conmigo.
—Me arriesgaré aquí, gracias —respondo, sintiéndome cada vez más
pálida al segundo.
—Sabes que sólo te están usando por tus dones.
—Y sería diferente contigo, ¿cómo?
—Sería diferente conmigo. Yo me preocupo por ti —dice, molesto... pero
honesto.
—Me quedo aquí. Mis amigos me necesitan —le respondo.
Kyon se inclina hacia mí con calma, poniendo sus enormes manos sobre la
mesa. —No te necesita, Kricket. Él se va a comprometer con otra persona y cuando
lo haga, estarás muriendo por estar en cualquier parte menos aquí. —La verdad de
su declaración me deja sin aliento.
—Ese no es tu problema —digo, mirando lejos de sus penetrantes ojos
azules.
—Es mi problema —responde Kyon con amenaza en su voz.
—No quiero tu ayuda.
—Con tu educación, estoy seguro de que ya has visto que querer y
necesitar son dos cosas muy diferentes —afirma, levantándose de su silla en la
mesa y paseando por la habitación—. Rafe y Comantre no pueden resistirnos esta
vez. Estás en el lado perdedor.
—¿Qué hace que esta vez sea tan diferente de la última vez?
—La última vez, había una casa neutral.
—¿Peney? ¿Peney está al lado de Alameeda? ¿Van a renunciar a la
Península Tectónica? —Respiro, sintiendo que el pánico se precipita a través de mí.
—Lo harán —responde Kyon, frunciendo el ceño—. Es la guerra, Kricket,
de la que probablemente ni siquiera puedas imaginarte... todavía. Alameeda sólo
necesitaba una señal para reunirnos y traernos aquí... y esa eres tú, Kricket.
—¿Yo? —Me siento enferma.
—Sí... la Hermandad cree que tú eres la que se habla en la profecía. La
sacerdotisa nacida de dos casas que causará la desaparición de una, dejando una
casa para gobernar Ethar —él responde severamente.
—Quien…
—Tu madre fue prolífica, especialmente en el ámbito de la precognición.
Vio muchas cosas.
—¿Qué casa caerá? —Pregunto, no estoy segura de si puedo confiar en lo
que él cree que es verdad porque suena como un montón de tonterías extrañas.
Pero, aunque sea absurdo, si los Alameeda lo creen, puede convertirse en una
profecía autocumplida.
—Esperaba que pudieras decirme eso, Kricket —responde
especulativamente—. Ven conmigo ahora y trabajaré contigo para desarrollar tus
dones.
—No creo que quiera ese doe, Kyon. Especialmente cuando se puede
utilizar para señalar las posiciones futuras Rafe y predecir su próximo movimiento.
—Ah, ¿has aprendido lo que algunas sacerdotisas pueden hacer? —
pregunta—. Tú participarás, de cualquier manera... sólo tienes que elegir un lado...
a menos, que quieras jugar para ambos lados.
—¿Qué? —Mis manos comienzan a temblar debajo de la mesa.
—Eres una superviviente... tal vez no tienes que elegir un equipo, sino
jugar para ambos equipos. Un poco de información aquí... un poco allí...
—Sabes, me recuerdas mucho a un padre adoptivo que alguna vez tuve,
Kyon.
—¿Es eso entonces?
—Lo es. Su nombre era Daniel. Dan, "el hombre." Así era como todos sus
amigos lo llamaron en el bar de nuestra calle. Todos lo gritaban también, cada vez
que entraba por la puerta. Yo lo amaba cuando niña; En realidad, amaba a ese
hombre —digo sacudiendo la cabeza—. Él me enseñó mucho. Me enseñó a
convencerme de que nunca tendría hambre en las calles de Chicago. Era educado y
hablaba bien; él me enseñó a hablar bien. También me enseñó estafas que
mantuvieron un techo sobre nuestras cabezas. Fue genial, hasta que cumplí catorce
años y Dan pensó que sabía una nueva forma de ganar dinero. Una noche, vino a
casa borracho del bar. Trajo consigo algunos amigos. Me ofreció a ellos por dinero.
Cuando peleé con ellos con una de sus botellas de cerveza rota, casi me mató antes
de desmayarse. Eres muy parecido a él, Kyon. Está ahí en tus ojos. Harás cualquier
cosa para sobrevivir. He tomado mi decisión. Soy Rafe, que se joda Alameeda.
La expresión de Kyon es sombría. —¡No soy nada como ese humano! Te
estoy ofreciendo una salida, Kricket —dice defensivamente—. La Hermandad
comenzará una campaña de difamación contra ti si te quedas, haciendo que
parezca que eres la verdadera razón por la que van a la guerra. Serás injuriada
dondequiera que vayas, en Rafe, en Comantre, en Peney...
—Estoy acostumbrada a eso, Kyon —le respondo. Levanto un poco mi
camisa y le muestro mi cicatriz en mi abdomen—. ¿Qué más tienes? —pregunto,
dejando caer mi camisa y cruzando los brazos.
—Tiene unas cuantas circas de vista para drogarte y que vayas con él,
Kricket. ¿No es así, Kyon? —Dice Trey desde la puerta de la cocina
Capítulo 18 Traducido por AnamiletG
Uno de nosotros
Kyon frunce el ceño a Trey cuando entra en la cocina y se para junto a mi
silla, sacándola hacia fuera para mí.
— Kricket — Trey dice en una voz suave—, vuelve a la cama ahora. —
Inclinándose hacia abajo él toma mi mano, ayudándome a levantarme. Mientras
estoy de pie junto a Trey, aprieto su mano más, negándome a soltarlo mientras
miro a Kyon.
— ¿Por qué me dejaste pasar tu seguridad, Trey, si no tenías la intención
de dejarla ir conmigo? —pregunta Kyon, concentrándose en mi mano en la de
Trey—. Estaba empezando a creer que tuviste la intención de que me la llevara
para que ya no tuvieras que tenerla aquí. No más recordatorios de lo que no
puedes tener.
Trey frunce el ceño hacia Kyon, mirándolo insultado.
—Quería dejar que Kricket eligiera su lealtad, Alameeda o Rafe. Todo lo
que ha encontrado hasta ahora ha sido empujado sobre ella — dice Trey—. Ella lo
ha manejado con gracia, pero ambos sabemos que la guerra es inevitable ahora. Si
hubiera decidido que estaría mejor en Alameeda, entonces la habría dejado ir
contigo.
—Sabes que estará más segura en Alameeda conmigo —dice Kyon con una
sonrisa de satisfacción—. No te gustan tus probabilidades, ¿verdad?
—Tal vez ella estaría más segura... pero creo que sus palabras exactas
fueron, “que se joda Alameeda” —Trey respondió, y no pudo ocultar el orgullo en
su voz.
—Señor —dice Wayra desde la puerta detrás de Kyon—, creo que sus
palabras exactas fueron: «Yo soy Rafe, que se joda Alameeda». Con un arma
automática adornada apuntando directamente a Kyon, la sonrisa en la cara de
Wayra no tiene precio.
—Sí, eso es definitivamente lo que oí, — Jax está de acuerdo desde la
puerta detrás de mí—. ¿Ahora puedo dispararle?
— ¿Arriesgarías su vida porque ella no quiere ir conmigo? — Kyon les
pregunta con enojo—. No puedes ganar esta guerra. Aniquilaremos a cada uno de
ustedes, especialmente a ti, Kricket. Los traidores mueren horriblemente en
Alameeda. La tortura continuará durante varias rotaciones antes de que termine.
— ¿Puedo dispararle ahora? — El rostro de Jax es oscuro con rabia
contenida.
—Fenton, Drex. — dice Trey con voz apretada—. Lleva Haut Kyon a la
guardia Regente y haz que sea retenido hasta que Skye decida qué hacer con él.
Wayra, Jax, vayan con ellos y asegúrense de que nadie lo mata. Tiene información
que necesitamos.
Fenton y Drex entran por la puerta detrás de mí y Trey, registrando a
Kyon y lanzando varias armas y un par de viales de lo que debe ser vista sobre la
mesa. Al verlo, me estremezco.
Kyon me mira todo el tiempo, con la cara lívida.
—Kricket — dice Kyon en un tono suave—, la próxima vez que me veas,
sabrás que no voy a llevarte a casa.
—Ya estoy en casa, Kyon, pero gracias por la advertencia —le respondo,
alzando la barbilla mientras sus ojos azules se estrechan contra mí.
—Aquí —dice Trey, lanzando un comunicador a Jax—. Esta es una
grabación de la conversación entre Kyon y Kricket. Asegúrate de que el Regente la
vea esta noche, luego la entregamos a Skye junto con Kyon.
—Sí, señor —dice Jax sonriendo. Volviéndose hacia Kyon y arrastrándolo
hacia la puerta, Jax dice—: Cuánto quieres apostar que este es tu culo, y antes de
que me preguntes qué es un culo, vamos a hablar de lo que creo que vale la pena el
tuyo.
Cuando la puerta se cierra detrás de ellos, estoy congelada en mi lugar
junto a la mesa, no segura de lo que acaba de suceder o lo que todo significa.
— Kricket, ¿estás bien?
Sacudo la cabeza. —No... ¿me ibas a dejar ir con Kyon?
—Sí — contesta, observándome luchar por mantener la calma.
—Pero... eso va en contra de todas tus órdenes. Podrías haber sido
encarcelado, tratado como un traidor. Se supone que debes mantenerme alejada
del Alameeda, no dejarme ir y unirme a ellos.
— Lo sé —acepta, mirando nuestras manos fuertemente juntas.
— Así que, si quería irme...
— Te ayudaría a escapar.
— Porque…
— Porque vamos a ir a la guerra —responde, con expresión sombría.
—Me estabas permitiendo elegir mi propio lado... Rafe o Alameeda.
— Sí... pero tengo otra opción para ti, Kricket, —dice Trey suavemente.
— ¿Qué opción?
—Puedes elegir ser humana... al menos puedes regresar... a la Tierra. — Él
aparta su mano de la mía.
— ¿Qué? — Le pregunto, viendo que él esta serio y tengo frío ahora que no
tengo nada a lo que aferrarme.
—Puedo hacer que te lleven de vuelta a la Tierra, ocultarte, mantenerte a
salvo mientras luchamos contra los Alameeda. Si ganamos, puedes quedarte allí, o
regresar si eso es lo que quieres. Si no es así... la Tierra puede ser el mejor lugar
para esconderse de Kyon —dice Trey, como si estuviera ahogando sus palabras—.
Quizá a partir de entonces desarrolles una forma de mantenerte por delante de él...
premonición... algo.
— ¿Me ayudarías a volver a la Tierra? — Siento mi corazón palpitar en mi
pecho.
—Estoy seguro de que Wayra y Jax serían voluntarios para la misión —
responde—. Les ordenaré que se queden contigo y te ayuden a esquivar las gotas
de lluvia.
—Pero, ¿tú te quedarías aquí? — Mi corazón se hunde.
El asiente. —Tengo que quedarme. Tengo que proteger a Rafe de lo que
viene. —Parece sombrío.
—Pero si me quedo también podría ser realmente útil para Rafe. No solo
las interrogaciones me haría valiosa. —Me cuesta pensar lógicamente y averiguar
lo que está sucediendo aquí—. Y si puedo desarrollar la precognición... entonces
puedo ver lo que el enemigo está planeando.
—No sabes lo que estás diciendo —dice Trey con convicción—. La guerra
suena romántica, incluso heroica, hasta que todos los que conoces comienzan a
morir.
Asintiendo con fuerza, me aferro a una silla.
—Tienes razón. No sé cómo será aquí. Pero, he visto lo que un ser humano
puede hacer a otro, cosas que me han dañado el espíritu. — Mirando hacia el rostro
de Trey, sus ojos se suavizan un poco en comprensión.
— ¿Cómo voy a mantenerte a salvo aquí? —pregunta él con expresión
solemne—. Soy un soldado. Llevo a los hombres a la batalla, Kricket. No sé si me
permitirán quedarme contigo mucho más tiempo.
—Tendrás suficiente con que preocuparte con tu propia familia. Puedo
cuidar de mí misma. —Recojo mi plato y lo llevo al conducto de compost.
Colocando mi plato en el recipiente, me vuelvo para ver a Trey observándome.
—No puedes quedarte aquí sola, Kricket —dice en voz baja.
Me froto los ojos cansadamente con la mano.
—No soy tu problema, Trey.
—Eres mi responsabilidad —insiste.
— ¿Por qué?
— Porque te traje aquí.
Me río sin humor.
—Si no lo hubieses hecho tú, habría sido otra persona. No necesito tu
lástima, Trey. No necesito a nadie. Hago mi mejor trabajo sola.
Dejo caer mi mano de mis ojos y me alejo de él porque no quiero ver su
cara cuando explique sus razones para irse. Podría romperme. Una parte de mí
sabe que esto tiene que suceder. Debería estar haciendo todo lo que pueda hacer
para que se vaya. El Alameeda comenzará su campaña de difamación pronto. La
suciedad que planean tirarme salpicará sobre cualquier persona que esté parada
cerca. El problema que tengo ahora es que mi corazón ya no es piedra; se siente
como papel, listo para ser triturado en cualquier momento.
—Esto no es lástima. No puedes sobrevivir aquí sin ayuda.
Me vuelvo y le digo:
— ¿Camaleón, recuerdas? De todos modos, está claro que ya terminaste
conmigo. No tenemos que alargar esto...
— ¿Terminado contigo? —pregunta con incredulidad—. ¿Cómo en Ethar
llegaste a esa conclusión? —
—Acabas de tratar de entregarme al enemigo.
Trey frunce el ceño. —No estaba tratando de entregarte —dice a la
defensiva—, estaba tratando de dejarte elegir... Me gustaría pensar que te dejaría
ir, Kricket, si eso era lo que querías, pero la verdad es que no sé si soy capaz de
dejarte ir.
— ¿Qué? — Me siento como si el mundo se moviera alrededor de mí,
mientras me quedo inmóvil. Miro a Trey, tiene una mueca que dice que él pudo
haber dicho demasiado.
—Kricket, yo…
—Mejor…detente ahora —levanto mi mano temblorosa—, porque no
puedes decirme cosas así. No puedes simplemente besarme en fuentes y luego
decir que solo quieres ser mi amigo —Mi voz se agrieta mientras mi garganta se
contrae—. ¡No puedes simplemente decirme que es imposible amarme mientras
me tratas como si fuera una especie de lurker, y luego dices que no sabes si puedes
dejarme ir! —grito enojada, tratando de verlo a través de mis ojos ciegos por las
lágrimas—. Porque me duele mucho cuando haces cosas así, Trey. Me hace esperar
que puedas amarme algún día y ese tipo de esperanza para alguien como yo es
solo... —Sintiendo lágrimas rodar por mis mejillas, me dirijo hacia la puerta,
esperando que tenga la decencia de dejarme caminar lejos y esconderme por un
tiempo.
Antes de que pueda llegar a la puerta, los brazos de Trey me rodean,
tirándome hacia su pecho. Intentar realmente no llorar sólo me hace llorar más.
—Kricket —susurra Trey en mi oído, frotándome la espalda suavemente.
— ¿Qué soy yo para ti, Trey? —susurro.
Sus brazos se apretan casi dolorosamente a mí alrededor.
—Eres mi… amiga.
Me pongo rígida, empujando fuertemente contra su pecho para que pueda
ver su cara.
— ¿Tu amiga? ¿Eso es todo lo que soy?
Me duele la garganta al asfixiar las lágrimas. Odio llorar delante de él.
Nunca quiero llorar delante de él otra vez.
Desvía sus ojos de los míos.
— Sí. —Le tiembla la mandíbula.
Me detengo, y luego mis ojos se ensanchan.
— ¡Estás mintiendo!
— Kricket —advierte Trey—. No lo hagas.
Me seco los ojos con el dorso de la mano.
— ¿No qué? ¿Qué más soy para ti, Trey? ¡DIME! — Exijo que Trey me
suelte y camina hacia el otro extremo de la mesa.
—Eres alguien a quien me pagan por proteger —dice con la espalda a mí.
Estoy jodida. Es verdad y me duele más de lo que pensé que sería oírlo decirlo en
voz alta.
Ahí está. Él no te quiere. Está haciendo su trabajo, como todos los demás
en tu vida.
— Oh — murmuro—. ¿Eso es todo?
— Sí.
—No... —Frunzo el ceño, leyéndole—. Me has vuelto a mentir. ¿Por qué?
Las manos de Trey se doblan en puños. Luego se vuelve y sus ojos miran a
los míos.
—No podemos hacer esto ahora.
— ¿Hacer qué, Trey? — Gruño. — ¡Estás mintiendo y quiero saber por
qué! ¿Soy una carga para ti o algo? ¿Es así?
— ¡No! —dice, como si dijera algo completamente absurdo.
— ¿Entonces qué es esto? No es que me quieras, ¿verdad? Hemos
establecido eso — digo burlonamente.
—Cierto —miente.
Mis ojos se ensanchan en shock mientras me quedo sin aliento.
— ¿Qué acabas de decir? —pregunto lentamente—. ¿Acabas de mentir...
Trey... ¿Me amas?
Trey no me responde, pero su mandíbula se endurece cada vez más con
cada momento.
— ¿Lo haces? —demando, y entonces aguanto la respiración.
— No —responde él otra vez.
Exhalo fuertemente.
— ¡Me amas!—susurro casi sin creerlo.
Trey también exhala profundamente.
—No me permiten amarte, Kricket —dice honestamente, observando mi
reacción—. Al amarte, te pongo en un riesgo aún mayor que antes. Vendría de
todos los lados, desde todos los ángulos, no sólo de la Alameeda.
—Dijiste que era imposible amarme — continúo, ignorándolo. Me siento
casi tan herida ahora como me sentí antes.
Él sacude la cabeza lentamente.
—No, creo que dije que era imposible que tú me amases. Casi tan
imposible como ocultar el hecho de que yo te amo.
—Te dije que te amaba y dijiste que era sólo un flechazo... —Siento que mi
cara se inunda de color otra vez.
—Yo no soy el heredero, Kricket, Victus es…
— ¿Crees que me importa eso?
Trey da un paso hacia mí.
—Nadie querrá vernos juntos.
—Lo sé —me estremezco—. Kyon dijo que la Hermandad tratará de matar
a cualquiera que ame...
—No tengo miedo de la Hermandad.
— ¿No?
—No —Se detiene a sólo un aliento de mí para que yo tenga que levantar
la vista para ver su cara—. Estoy tratando de protegerte, Kricket. Si tratáramos de
estar juntos, no podríamos confiar en nadie sino en el uno en el otro.
— Ya estoy allí.
—Tienes sólo diecisiete años... esta es tu vida entera...
—Mi edad es irrelevante —frunzo el ceño—, y ahora tengo dieciocho... mi
cumpleaños fue la semana pasada.
— ¿Tu cumpleaños fue la semana pasada? —Trey me pregunta
severamente. Al verme asentir, pregunta—: ¿Cuándo?
—Miércoles... quiero decir Fitzmartin... eso es miércoles, ¿verdad?
—Sí —asiente con la cabeza. Él toma mi mano y me lleva lejos de la cocina
al salón desocupado. Los muebles de madera tallada en la habitación es la misma
mancha rica y oscura como las vigas de caoba expuestas del techo alto. Las
lámparas cuelgan desde arriba como estrellas de fusión en un cielo nocturno.
Pasamos las sillas con almohadones suaves y de color crema frente a una mesa de
cristal ovalada baja. Cruzando a un sofá frente a la enorme chimenea de piedra
tallada en el extremo de la habitación, me pregunto, y no es la primera vez, por qué
tienen tales chimeneas grandes cuando toda la finca está prácticamente controlada
por el clima mediante el uso de tecnología avanzada.
Al acercarnos al hogar, nos empequeñecen con su graciosa simetría. Echo
un vistazo lejos de la reja apagada para estudiar mi mano en Trey. Es diminuta en
comparación. Por un segundo, me pierdo cuando me imagino sus manos ásperas
sobre mí, corriendo a lo largo de mi cuerpo. El pensamiento hace que mis rodillas
se debiliten y mi abdomen se apriete. Me estiro con la otra mano para
estabilizarme, tocando el reposabrazos del sofá.
Es una réplica de un saer de dientes de sable del escudo de armas del
regente. Sus piernas y pies comprenden las piernas del sofá también. Su
compañero está en el otro lado con su feroz boca ágape en un destello de fuego de
la realeza.
Trey espera que me siente sobre el cojín cubierto de seda antes de que él
se una a mí.
—Encender fuego —ordena. La parrilla ruge a la vida con ardientes
lenguas naranjas.
El calor de las llamas es seductor. Apoyo mi cabeza contra su hombro,
sintiendo su duro bíceps flexionar bajo mi mejilla. Mueve su brazo para que mi
mejilla se desplace para descansar contra su pecho. Su brazo me envuelve para
acostarme suavemente sobre mis hombros. Me acaricia el brazo suavemente.
Dedos calientes levantan la piel de gallina en mi carne. Inhalo profundamente. Su
olor hace que mi corazón de papel vibre y revolotee. Mil aviones doblados hechos
de sus restos se elevan dentro de mí.
— ¿Me perdí tu cumpleaños? —pregunta con desilusión, mientras su
mano se detiene en mi brazo.
Me encojo de hombros.
—No es gran cosa. No te dije mi cumpleaños.
—Eso no me hace sentir mejor —murmura. Su brazo se aprieta. Me acerca
aún más para acariciarme el cabello. Oigo el latido de su corazón bajo mi oído,
tranquilo, firme, lo opuesto al mío—. ¿Qué hiciste en tu cumpleaños, en Fitzmartin?
— pregunta con voz sedosa.
— ¿Uh... Fitzmartin?— Lo repito estúpidamente, sintiendo cada fibra de mi
ser cobrar vida con su toque.
—Nos fuimos a dar un paseo en bote por el lago... con Em Quinn y sus
hijos... ¿recuerdas? —le pregunto, sintiendo como me aparta el pelo del cuello,
causando un escalofrío sensual a través de mí—. Uhh... tuvimos que escuchar a Em
Quinn... contarnos esa larga historia de cómo una vez vio un saer salvaje... cerca de
la frontera de Comantre. —Le recuerdo, antes de morder mi labio mientras el
pulgar de Trey acaricia mi nuca distraídamente. Ni siquiera sé si sabe que lo está
haciendo. Parece inconsciente.
—Traje de baño dorado —dice Trey en voz baja, en un susurro íntimo—,
que en realidad era sólo círculos de oro unidos con aros de metal dorado... falda
negra que exponía tu muslo a cada paso que dabas... zapatos negros con oro
Esmalte de uñas en los dedos de los pies... casi maté al pequeño.
— ¿Casi mataste al pequeño qué?—le pregunto, mis ojos se ensanchan
mientras levanto mi cabeza para mirarlo.
—El que tocó tu…
— Oh, ¿lo viste? —Pregunto, sorprendida.
— Sí, lo ví.
— ¿Entonces me viste pisar sus dedos de los pies con mi tacón negro muy
afilado? — Arqueo mi ceja en una mirada interrogativa.
—Sí —sus perfectos labios se extienden en una amplia sonrisa —, pero no
lo salvó del ojo morado.
— ¿Hiciste eso? Creí que había caído de su Spix.
—Se cayó, pero en ningún momento estuvo cerca de un spix cuando
sucedió —Trey responde, luego agrega—: Quiero compensarlo.
— ¿Compensar qué? —pregunto.
—Tu cumpleaños —dice.
— ¿Por qué? Es solo otro día.
—Porque no es otro día, porque debería haber sabido que era tu
cumpleaños.
—No es tu trabajo saberlo.
—Es lo que hacen los amigos.
Ha vuelto a meterme en la zona de amigos. Me pongo rígida
—Estoy bien, Trey. No quiero celebrarlo.
— ¿Por qué no? —Pregunta, como si la idea de alguien que no celebra su
cumpleaños es absurdo.
—Porque no será para mí.
— ¿Para quién sería? —pregunta con confusión.
Miro mi mano de un modo desdeñoso.
—Manus. Le dices que era mi cumpleaños y lanzará una tontería
extravagante; invitará a todos sus enemigos y esperará que los espíen para él. Hará
una gran escena de darme un regalo exageradamente caro que no sabré lo que es,
reduciéndome de ese modo a una necia de aspecto estúpido.
— ¿Es eso lo que piensas? ¿Qué te ves como una tonta? —me pregunta, sus
ojos violetas buscando los míos. Me siento frágil bajo su escrutinio.
—La gente siempre se ríe.
Los ojos de Trey se suavizan.
—Se ríen porque están encantados contigo, tú los encantas. Eres
astutamente ingenua, vulnerable y feroz. Pero la fiesta que yo tenía en mente no
implicaría a Manus... sería con tus amigos.
—Eso sería una fiesta muy pequeña —sonrío en un intento de ligereza.
— Yo estaría allí.
Miro hacia otro lado, apoyando mi cabeza contra su pecho otra vez en un
intento de esconder las lágrimas que iluminan mis ojos. Él quiere decir igual que
amigos, idiota, susurra mi mente.
—Vas a estar demasiado ocupado para eso —le respondo.
Su brazo gira alrededor de mis hombros.
— ¿Qué quieres decir?
—Los Alameeda están en Peney. Te irás.
—Aún no se ha decidido nada —Su latido del corazón bajo mi oído se
acelera.
—Es cierto, pero probablemente estarás ocupado con tu otro discurso.
— ¿Mi otro discurso? —pregunta con confusión.
— ¿No tienes una ceremonia de compromiso que tienes que planificar? —
Cierro los ojos brevemente. No tenía la intención de decir eso, simplemente lo dejé
escapar como un instinto de supervivencia bien afilado. Todos los aviones de papel
de mi corazón se estrellan y se estrellan, llegando a descansar en un montón en la
boca de mi estómago.
Trey suspira, diciendo: — Mi compromiso con Charisma ha sido siempre la
expectativa para ambos. Nuestras familias han presionado por ello durante tanto
tiempo como puedo recordar.
—Entonces debes hacerlo —murmuro muriendo por dentro—. No hay
nada más importante que la familia.
— ¿No lo hay? —pregunta suavemente.
—No puedo pensar en una sola cosa.
Él levanta un pedazo de mi pelo y distraídamente juega con él entre sus
dedos.
— ¿Y si lo que quieren ellos para mí no es lo que yo quiero para mí?
Mis mejillas se ruborizan y me quedo sin aliento.
— ¿Qué estás diciendo?
—Hablé con Charisma. Ella y yo estuvimos de acuerdo en que no estamos
bien el uno para el otro.
— ¿No?
— No —Lo siento sacudir la cabeza—. No la amo de la manera en que debo
amarla.
No puedo moverme.
— ¿Cómo deberías amarla?
—Debería amarla como si hubiera un dolor que no desaparecerá a menos
que esté con ella.
Conozco el dolor del que está hablando. Es el que llevo por él, pero el mío
no desaparece más. Siempre está ahí. Se pone peor cuando estoy con él, como
ahora.
— ¿Cuándo te diste cuenta?
— ¿Hmm? —murmura, y me pongo completamente alerta. Está paralizado.
—Trey, ¿cuándo cancelaste tu compromiso con Charisma?
—Yo… —Hace una pausa. Parece que está a punto de farolear antes de
exhalar profundamente—. La noche en que el Rastreador Explosivo nos atacó.
Hablé con ella esa noche después de hablar contigo y terminé. En el fondo, sabía
que iba a terminar antes de besarte en la fuente.
— ¿Cómo supiste?
Su suave gemido hace sonar su pecho.
—Esto sería mucho más fácil si pudiera mentirte.
— ¿Trey? — Mis cejas se unen en confusión.
—Lo sabía porque no puedo dejar de imaginar una ceremonia muy
diferente... una realizada en un gazebo adornado con flores silvestres... con una
novia con un vestido blanco... que se compromete a las más atractivas promesas...
Algo que se siente asquerosamente a la esperanza comienza a pegar
pequeños pedazos de mi corazón de papel de nuevo.
—Entonces... ¿no vas a tener una ceremonia de compromiso?
—No.
— ¿Porque me amas?
— Te lo dije antes, no se me permite amarte —dice con convicción—. No
se supone que tenga sentimientos por ti. Tu tutor nunca lo permitirá.
—Tienes razón. No importa. No se me permite amarte tampoco. La
Hermandad te matará —declaro con igual convicción.
Su cálida mano cubre mi mejilla, obligándome a encontrar sus ojos.
—Ya te lo dije, no tengo miedo de lo que la Hermandad intentaría
hacerme. Es por lo que estoy preocupado. Tú eres la pupila de Manus. Estás a su
merced hasta que seas mayor de edad. Tiene el poder de hacer tu vida insoportable
con muy poco esfuerzo.
— ¿Manus? ¿Estás preocupado por Manus? —Pregunto, sorprendida.
—No lo subestimes, Kricket. Eres una Corinesa, por no hablar de una
sacerdotisa, y el juguete favorito de Manus. Yo soy una pequeña realeza, un
Dreykar, ningún partido favorable para ti —admite—. No hay nada que Manus
pueda ganar en ello.
—Pero tiene mucho que perder si dejo de cooperar —respondo.
—No puedes permitirte ir en contra de Manus. Él tiene el poder de
lastimarte. Estoy aquí a su petición... eso puede cambiar si él supiera lo que siento
por ti. —Trey se extiende y toca mi mejilla, como si no pudiera evitarlo—. Si
decidiera que te entregará a Alameeda, ninguna diplomacia de nuestra parte lo
impediría. Tendría que hacerte desaparecer, de alguna manera convencer a Skye
de intervenir.
— ¿Qué quiere Manus de mí? Le doy de comer cada pedacito de
información que pide —¿Podría haberme informado de algo con Manus? Me
pregunto. Tal vez. He estado tan distraída últimamente por Trey que no he sido tan
diligente acerca de mi entorno como debería ser. Ese hecho me alarma.
—Lo he estado observando, Kricket. No me gusta cómo te mira
últimamente.
— ¿Cómo me mira?
—Como si fueras su Inamorata—dice Trey honestamente, midiendo mi
reacción.
— ¿Su amante? ¡Tienes que estar equivocado!
— No estoy equivocado.
Un escalofrío de miedo borra cualquier otra emoción dentro de mí. Es
como mi padre adoptivo, Dan, de nuevo. — ¿Qué puedo hacer para que no me
quiera, Trey? —susurro.
—Nada. No hay nada que puedas hacer.
—Tenemos que hacer que las estrellas se alineen para nosotros ahora,
encontrar una manera para que no nos quememos por estar juntos.
Algo sobre lo que dije provoca una reacción en Trey. Tal vez es el pánico
en mis ojos, o tal vez es que dije que quiero que estemos juntos. Se inclina hacia
delante y me toma la mejilla.
—Estoy trabajando en todos los ángulos en los que puedo pensar para
alinear esas estrellas para ti, Kricket. Lo prometo —admite—. Encontraré una
salida para esto.
— ¿Qué pasaría si cambiara mi estatus? —le pregunto.
Sus ojos buscan los míos.
— ¿Perdona? ¿Tu estatus?
—Kyon se ha ido ahora, no podrá llegar a ti, podríamos ocultarlo, de la
Hermandad.
— ¿Ocultar qué de ellos?
— ¿Qué pasaría si cambiara mi estatus de virgen a... otro? Tal vez Manus
no me quiera entonces. ¿Y si te conviertes en mi inamorata?
Retirando su mano de mi cara, Trey se tensa.
—Inamorata es femenino. Sería tu inamorato, tu amante.
Me muerdo el labio, sonrojándome, antes de continuar mi argumento.
—No tendría que ser un arreglo permanente para ti... Solo necesito a
alguien para que... umm... esté conmigo para que Manus coja la idea de que no soy
su juguete.
— ¿Y prefieres ser mi juguete que tu el suyo? —pregunta, sus ojos se
oscurecen y no puedo decir si es con ira o deseo.
Asiento con la cabeza, pero estoy empezando a ver por su ceño que tal vez
no le gusta mi plan. —Es mi cuerpo y es mi vida. Preferiría que mi primera vez
fuera con alguien que me importa, que alguien que no.
— ¡Esto no debería ser una elección forzada, Kricket! ¡No quiero que estés
conmigo porque soy el mal menor!
—Eres mi primera opción, Trey. Mi única opción —declaro
tranquilamente—. No quiero a nadie más que a ti.
—Tu plan nunca funcionará, Kricket.
— ¿Por qué no?
—Hay tantas razones que no sé por dónde empezar.
— ¿No quieres estar conmigo? —pregunto en voz baja. Los restos de mi
corazón de papel soplan en mi pecho, dejando un noble agujero abierto.
—Nunca podrías ser una situación temporal para mí, Kricket. Sé que una
vez que te tenga, nunca podré dejarte ir. —Luce preocupado mientras escanea mi
cara—. Te quiero como mi consorte... hasta que la muerte nos separe, y para
siempre después de eso —cita lo que dije en el avión de transporte a Comantre.
Sus palabras me hacen algo. Una inundación de calor comienza en mi
vientre y se extiende por todo mi cuerpo.
— ¿Así que me quieres? — pregunto. Me muevo en el sofá, moviéndome
para caminar sobre sus piernas y sentarme en su regazo para que estemos cara a
cara—. Estoy aquí.
Trey me mira como si nunca me hubiera visto antes. Alzando la mano,
mete mi pelo suelto detrás de la oreja. Su mano se detiene allí antes de que sus
dedos se entrelacen en mi pelo, sujetándome la parte posterior de la cabeza. Se
inclina hacia delante, mientras su mano en mi pelo me jala suavemente hacia él. Mi
corazón ha encontrado su camino de regreso a mi pecho y ahora late en el como si
nunca se hubiera desgarrado.
Trey cubre mis labios con sus firmes y seductores labios. Siento su otra
mano en mi espalda; Él me tira a su pecho. Me derrito contra él. Mis brazos rodean
lentamente la parte posterior de su cuello mientras mi boca se abre para probarlo
contra mi lengua. El placer más delicioso que he sentido se abre paso por mis
venas. Quiero esto. Lo quiero tanto que duele.
Mis manos cuelgan de sus mejillas. No se ha afeitado desde esta mañana;
Mis dedos se deleitan en la sensación de papel de lija de nuevo crecimiento contra
mi piel. Gime mientras su lengua golpea la mía; el sonido que hace envía un
hambre a través de mí que nunca he experimentado antes. Quiero encontrar una
forma de hacerle gemir así de nuevo.
—Kricket —susurra contra mis labios—. No estoy a punto de desflorarte
como un medio para mantenerte lejos de Manus. De todos modos, nunca
funcionaría. En el momento en que se entera de nosotros será el momento exacto
en que se deshará de mí y te convierta en verdaderamente suya. El hecho de que
no te toques es lo único que lo aleja de ti.
— Oh — digo mientras me muevo en su regazo para encontrarme con sus
ojos—. Pero si yo fuera tu consorte... entonces él no podría separarnos, ¿y estaría
bien si hiciera esto? — Me inclino hacia adelante y acaricio su cuello justo debajo
de su lóbulo de la oreja.
—Sí —Trey respira mientras sus manos descansan sobre mis caderas—. Si
fueras mi consorte.
— Y... ¿esto también estaría bien? —susurro mordisqueando el lóbulo de
su oreja y sintiendo sus dedos apretarme en mis costados cuando mis dientes
pastan suavemente su piel.
—Eso sería necesario —responde Trey con voz tensa.
— ¿Y esto? —Toco mis labios a los suyos mientras el calor ardiente de
deseo intenso se acumula entre nosotros.
—Por lo menos cien veces en una rotación —responde contra mis labios.
— ¿Al menos cien por día? —pregunto con una sonrisa creciente.
—Tienes razón... al menos mil —sonríe también, y luego se desvanece—.
Pero necesitas el consentimiento de Manus para comprometerte. Nunca nos lo
dará.
— No lo sabes. Sólo tenemos que encontrar algo que quiere más que yo.
—No hay nada que él quiera más que tú.
— ¿Cómo sabes eso?
—Lo sé porque él tiene la misma mirada que debe estar en mi cara cada
vez que entras en la habitación.
Los labios de Trey bajan cuando su expresión se vuelve sombría. Bajo mis
labios a los suyos, deslizando sobre ellos y sintiendo que suavizan su línea dura.
Tirando de su labio inferior entre los míos, mordisqueo. Me besa con fuerza, como
si no tuviera suficiente de mí. Continúa así hasta que estoy sin aliento con la
necesidad de consumirlo y ser consumida por él.
—Desearía conocer una manera para que siempre estuviéramos juntos,
Trey — le susurró al oído—. Lo haría, sin importar el costo.
—Voy a encontrar una promete Trey. Su voz es áspera mientras me aferra
posesivamente.
De repente, algo muy profundo dentro de mí se siente muy mal. La presión
se forma desde dentro de mi cabeza, como si fuera un globo lleno listo para
estallar.
—Ahh —exhalo una respiración profunda de calor abrasador, como
chispas de polvo fundido de un sol caliente pasando sobre mi piel. El miedo y el
dolor estallan en mi centro. Me aparto de Trey para mirarlo a los ojos. Mientras
suspiro para tomar aliento, susurro—: Trey... ¡ayúdame! —El mundo gira
alrededor. Algo me aleja de Trey y me saca de mi cuerpo. Lo veo desde arriba
mientras mi cuerpo se afloja en los brazos de Trey. Me siento fría de una manera
que nunca he sentido antes.
— ¡KRICKET! —grita Trey, sacudiendo mi cuerpo que he dejado atrás,
mientras las paredes del albergue se derrumban alrededor de nosotros en copos
de ascuas cenicientas.
En segundos, me desplazo hacia la noche estrellada. El cielo sangra por
encima de mí como lágrimas de negro y los puntos de luz se filtran
horizontalmente con la velocidad de la eternidad. Al instante, estoy en éxtasis
delante de las puertas del palacio. Los rayos azules de las vallas de seguridad
iluminan el cielo oscuro.
Un esquife de estilo militar está subiendo a las puertas de seguridad,
tratando de salir del palacio. En el interior, Drex y Fenton están sentados delante,
mientras que puedo distinguir a Jax, Wayra y Kyon en la parte de atrás. Un instante
más tarde, me muevo desde más allá de la puerta del palacio hasta el lado del
esquife, de pie junto a la ventana abierta mientras se detiene junto al puesto de
control de seguridad.
El guardia de seguridad del palacio se adelanta para hablar con Fenton a
través de la ventana del esquife.
El guardia tiene su arma atada a él, pero fuera del interior del vehículo.
—El transporte de prisioneros a Skye, autorización Indie, Mega, Preston,
uno, siete, dos... —Fenton se detiene cuando el guardia se agarra el cuello, sacando
un dardo plateado de su piel con un gemido de agonía.
Para mi horror, el guardia comienza a hincharse, las manos y el rostro se
inflan a proporciones grotescas, antes de que sus ojos salgan de su cabeza y su
cuerpo explote por todo el lado del esquife. Un rastro de sangre vaporizada en el
aire donde el guardia había estado. El miedo, como una droga paralizante, me
paraliza en su lugar.
Desde la casa de seguridad, un Rastreador Explosivo raya al vehículo,
emitiendo un grito zumbante mientras que su láser verde acelera alrededor de él.
Su punta larga, plateada y afilada pasa a través de mí como si estuviera hecha de
aire y localiza su objetivo por delante.
— ¡RASTREADOR EXPLOSIVO! —grita Fenton antes de que el arma
penetre su puerta, entrando en el vehículo y apuñalando su costado. Una vez que
entra en su cuerpo, los láseres cortan Fenton en pedazos en segundos, dejando no
más de un montón de carne en el asiento delantero.
—EMBOSCADA —grita Jax, tirando de su ametralladora y señalándola por
la ventana—. MARCHA ATRÁS. AHORA, AHORA —ordena Drex, mientras las
arañas mecanizadas y metálicas salen de la casa de seguridad, avanzando hacia el
vehículo.
Un segundo más tarde, estoy dentro del vehículo con ellos, sentada frente
a Jax en el esquife, mientras que es salvajemente carenado sobre la hierba bien
cuidada de los jardines geométricos del palacio. Al oír un ruido de metal que
golpea contra el metal, dos arañas mecanizadas han forzado su paso a través de la
capota del esquife, desactivando el motor. Nuestro vehículo cae inmediatamente al
suelo con un desplome. Las chispas caen sobre nosotros desde el techo antes de
que el metal gimotee mientras es retirada hacia atrás como si fuera una lata de
atún.
Wayra apunta su arma al cielo, dispersando varias ráfagas de electricidad.
La energía destella en torno a una araña, friendo sus circuitos y haciendo que sea
inútil. —¡AHHHH, ODIO A LOS PARÁSITOS CROMADOS! —grita Wayra—. NI
SIQUIERA PIENSES EN MOVERTE, KNOCKER RUBIO, O TE METERÉ UN SANCTUM
AMP POR LA GARGANTA —grita a Kyon, que está luchando para tratar de quitarse
la sujeción del cuello.
El ominoso sonido de los disparos rápidos astilla el aire alrededor de
nuestro esquife. El vidrio se rompe y rocía el interior del vehículo, pasando a través
de mí como si no existiera. —¡ME HAN DADO! —grita Jax, la sangre salpicando el
asiento a su lado como spray. La sangre se derrama sin control del agujero en el
pecho de Jax, mientras sus ojos se cierran en agonía y se retuerce de dolor.
La luz brilla sobre nosotros. El haz de gran alcance me ciega mientras que
el sonido silencioso de un helicóptero de E-Uno se cierne sobre nosotros.
Protegiendo mis ojos de la luz, puedo distinguir la creciente sonrisa en el rostro de
Kyon mientras es arrancado de su asiento como hierro atraído por un poderoso
imán y se va del esquife.
El silbido de metal que golpea el metal empuja mis ojos al piso.
— ¡SANCTUM AMP! —Grita Wayra. Se mueve para cubrirlo con su cuerpo
para salvar a Drex y a Jax. Un instante después, la explosión más fuerte que he
escuchado en mi vida suena por la granada. La metralla corta a Wayra mientras
una bola de fuego consume el vehículo.
La explosión me obliga a salir del esquife, lanzándome a través de la noche
estrellada.
— ¡NOOOOO! —grito, pero sólo sale en un susurro agrietado.
— ¡Kricket! —Trey respira, sujetándome contra su pecho mientras él me
balancea de un lado a otro con su cuerpo. Mis brazos se sienten pesados y flojos
mientras miro el fuego frente a mí. —Quema... — susurro débilmente, sintiendo
aún la frialdad misteriosa dentro de mí.
— ¿Quema? Gatita, te estás congelando, tu piel es como hielo —dice Trey
frenéticamente, frotándose mis brazos.
—Emboscada, Trey —digo con voz ronca, respirando pesadamente
mientras trato de forzarme más de las palabras. Las manos de Trey todavía están
en mí y sus ojos se encuentran con los míos.
— ¿Qué? —pregunta con voz tensa.
—Refugio de emboscada... Jax está muerto... Wayra… sanctum amp,
parasitos, rastreadores, marcha atrás... Kyon desaparecido —digo en un torrente
frenético de palabras, mi voz oscilando con una necesidad de gritar cuando apenas
puedo hablar.
— ¿Viste algo? —pregunta Trey, la presión de sus manos en mis brazos
causa dolor.
— ¡Puertas del palacio, EMBOSCADA, PUERTAS DEL PALACIO! —Le
grito, mis ojos se abren de par en par cuando trato de hacerme entender.
— ¿Hay una emboscada en las puertas del palacio? —pregunta Trey en
tono militar, con la mandíbula tensada mientras sus ojos buscan mi rostro.
— ¡SÍ! ¡ESTAN TODOS MUERTOS! —Lloro, sintiendo mi cuerpo temblando
de frío y trauma. Al ver a Trey revisar los bolsillos de sus pantalones exhala con
una expresión sombría.
—¡HOLLIS! ¡GIBON! —ruge Trey mientras me suelta suavemente y se
levanta de sus rodillas en el suelo delante de la chimenea.
— ¡SEÑOR! — Responde Hollis, corriendo hacia el salón.
—Dame tu comunicador dice, extendiendo su mano—. Dile a Gibon que se
ponga en contacto con la guardia del Regente. Tenemos infiltración enemiga en las
puertas del palacio.
—Sí, señor —responde Hollis.
Aceptando el comunicador, Trey ladra palabras en él y espera unos
segundos.
— Hollis, ¿qué quieres? —pregunta Jax en tono divertido.
—Dame tu posición — rdena secamente Trey.
— ¡Señor! Uhh... no sabía que eras tú... —comienza Jax.
— ¡Posición! —Trey ladra de nuevo.
— Estamos en ruta hacia Skye, acercándonos a las puertas principales del
palacio.
— ¡Detente! ¡Emboscada delante de las puertas del palacio! ¡Retroceda,
todo el mundo en alerta! —dice Trey, con la mandíbula tensa mientras mira con el
ceño fruncido en la habitación que lo rodea.
— ¡DETENTE! — Oigo a Jax gritar a los ocupantes del esquife a través del
comunicador—. ¡EMBOSCADA! ¡RETROCEDE, REPITO, RETROCEDE!
— ¿Ves al enemigo? — pregunta Trey a Jax.
— No, estamos a cincuenta dicrons de las puertas —responde.
— ¡Tienen rastreadores explosivos y amplificadores de sanctum y
parásitos y un E-One para transportar a Kyon! —digo, tratando de relacionar la
información con él rápidamente.
— ¿Esa es Kricket? —pregunta Jax.
—Sí, ella ha dicho que tienen rastreadores explosivos, amplificadores,
parásitos, y un E-One— responde Trey.
— ¿Cómo sabe eso? —pregunta Jax, sonando tenso—. Espere. Uno de los
guardias ha salido de casa de guardia.
— ¡QUE VUELVA! — Grito. — ¡DILE QUE VAYA A UNA POSICIÓN S
EGURA!— Ordeno a Trey.
— ¡AHHH! ¡MADRE DE TODOS LOS WACKERS! ¡El guardián se ha
evaporado, señor! — dice Jax, su voz aumentando de tensión.
— ¡REGRESEN! —exclama Trey.
Al entrar en la sala, Gibon se pone de pie y le dice:
—La policía del regente ha sido enviada a las puertas, señor. —Mira
fijamente al comunicador en las manos de Trey mientras el sonido de rápidas
ráfagas de disparos y explosiones brota de él.
—Que envíen rápidamente a los Ascender, hay al menos un enemigo E-
One cerca que se ha ocultado de la detección. Destrúyanlo —exige Trey.
— Sí, señor —responde Gibon, antes de sacar su comunicador y dar
órdenes.
Los sonidos de los gritos y los disparos continúan durante varios minutos,
mientras espero con tensa anticipación junto a Trey. Entonces, Jax dice:
—Enemigo E-One derribado. Prisionero seguro. Volviendo a la base.
—Buen trabajo, Cavars — dice Trey antes de bajar el comunicador.
Exhalando un profundo suspiro, me siento en el sofá junto al fuego,
sintiéndome agotada y físicamente golpeada.
—Kricket, eso fue... —Trey se tranca, pareciendo que está buscando la
palabra correcta.
— ¿Monstruoso? —murmuro, medio en estado de shock.
— Increíble —contesta—. Has salvado a mis hombres.
—Pero primero tuve que verlos morir —le contesto, todavía temblando
por un trauma.
— ¿Cómo lo hiciste?
—No lo s —descanso la cabeza contra el cojín cansadamente mientras
escucho el sonido de mis dientes castañeando.
Trey me arranca del sofá y se sienta sobre él, tirándome sobre su regazo.
Me acaricia el pelo mientras me sostiene cerca de su pecho, mientras susurra en mi
oído:
—Todo está bien. Los salvaste... los salvaste... los salvaste... —lo repite
suavemente, como un mantra, hasta que mis dientes paran de castañear.
Capítulo 19 Traducido por Mais
Inclínate o Destrózate
Después de esperar a que Jax y Wayra regresen de transferir a Kyon a otra
unidad, soy recibida en la habitación de dibujo como un héroe por ellos y el resto
de la tropa. Respondo cada pregunta que Trey y los otros Cavars me consultan
sobre lo que sucedió, lo que vi. Cuando comparamos los dos escenarios con la
guardia en la valla, mi versión es razonablemente similar a cómo el guardia de
hecho fue asesinado. Estoy mareada con fatiga cuando los Cavars empiezan a
discutir estrategia respecto a mi seguridad.
Sentada en el sofá cerca del fuego, inclino mi cabeza contra el hombro de
Trey.
***
Abro mis ojos hacia la oscuridad de mi habitación. Desorientada, me toma
un segundo darme cuenta de que estoy en mi cama. Mientras me siento, miro
alrededor en confusión, viendo una forma extraña en frente de mi cama que no
reconozco. Me inclino hacia adelante y froto mis ojos, antes de recordar todo lo que
sucedió esta noche como una neblina de irrealidad. Retirando la gruesa sábana,
estoy por ponerme de pie y asegurarme de que todo está bien cuando la voz de
Trey me detiene.
—Kricket —dice suavemente.
—¿Trey? —Se acerca. Buscándome, la mano de Trey acaricia mi cabello
tranquilizándome. Toca mi mejilla, haciendo que mi corazón salte en mi pecho—.
¿Algo está mal? —Froto mis ojos de nuevo, dándome cuenta de que él debe de
haberme cargado aquí arriba en algún punto durante la noche. Miro al reloj en mi
mesa de noche; han pasado horas desde que los Cavars regresaron. Debo haber
estado durmiendo por un buen rato.
La voz de Trey es un susurro.
—Necesito que te levantes ahora… te cambies tan rápido como puedas en
algo con lo que puedas viajar. Tenemos que irnos antes de que amanezca.
Me estiro y tomo la mano de Trey en la mía. Apresurada, pregunto:
—¿Qué sucede? ¿En dónde están Wayra y Jax?
—Shh —me silencia suavemente—, están aquí, abajo. Están bien, todos
están bien.
—¿Qué pasa, Trey? —Aprieto su mano, sintiendo que algo está
extremadamente mal. Trey está en mi habitación en mitad de la noche.
Normalmente no haría eso porque tendría miedo de arriesgar mi reputación.
Soltando un suspiro, dice:
—Tenemos que irnos ahora. Voy a sacarte de aquí.
Me arrastro fuera de la cama y lo enfrento.
—¿Qué ha sucedido? —Empiezo a entrar en pánico.
—La lucha por ti ha empezado, Kricket —dice Trey con voz apretada.
—¿La lucha? ¿Qué lucha? ¿Quieres decir con Alameeda? —Mi corazón está
palpitando dolorosamente en mi pecho.
—No, esta vez es doméstica. Me has escuchado hablar de Skye, ¿verdad?
—Sí —respondo con tono aprehensivo.
—Skye es la marca militar de nuestro gobierno y ellos son tan poderosos,
si no más poderosos que el Regente y los Ateurs en la Casa de los Lords juntos… y
ahora, ellos te quieren. —Observa mi reacción.
—¿Skye me quiere? —pregunto, tratando de descubrir qué está
diciendo—. ¿Para qué?
—Por lo que tú puedes hacer. Por lo que hiciste esta noche… predecir el
ataque Alameeda.
—¿Cómo lo descubrieron?
—Interceptaron todo lo que dijimos en los comunicadores… todo —dice.
—¡Pero, ni siquiera sé si puedo hacer algo de eso de nuevo!
—Lo sé —dice gentilmente, tratando de calmarme—. Ellos quieren
ayudarte a desarrollar tus habilidades…
— ¿Qué hay de Manus? —pregunto en confusión—. Soy su pupilo y su
consejera.
—Sí, y él luchará para mantenerte —acuerda Trey—. Él no querrá
renunciar a ti a los Cavars o a la Brigada Aérea.
—¿Los Cavars? ¿Quieres decir que seré alistada? Entonces, ¿puede que
tenga una oportunidad de estar contigo?
—Lo haremos funcionar para nuestra ventaja. Probablemente seas
asignada a una unidad especial… inteligencia —responde—. Eso te mantendrá
fuera de las líneas frontales.
—¿Seremos asignados a la misma base, juntos? —Me siento desesperada
de pronto.
—Si eres preparada para los Cavars, hay más de una oportunidad de que
eso suceda. Tengo gente trabajando en ello ahora mismo.
— ¿De verdad? —Él asiente—. ¿Cuándo lo sabrás?
—Pronto —responde, tratando de tranquilizarme, pero puedo ver que hay
más.
—¿Qué no me estás diciendo, Trey? —Busco en su rostro lo mejor que
puedo en la oscuridad.
—Manus ha ordenado nuestra re-asignación. Él quiere que todos los
Cavars se vayan en la mañana —dice Trey con tono tenso.
—¿QUÉ? —susurro casi grito, incapaz de controlar mi reacción.
—Manus ha asignado a su policía a que te cuide —responde Trey, tratando
de permanecer calmado—. Están abajo ahora… ellos no saben que yo estoy aquí.
Creen que estoy juntando mi equipo. Con Skye demandando que seas entregada a
ellos, Manus nos ve como una amenaza. Skye te quiere y ya no confía en nosotros.
Somos Cavars, seguimos órdenes de Skye. Él ve el conflicto de intereses y nos ha
reemplazado. Para la mañana, planea regresarte al palacio.
Retrocediendo un paso, envuelvo mis brazos alrededor de la cintura de
Trey, abrazándolo con fuerza.
—No me iré sin ti, Kricket. Iremos a Skye; encontraré una manera para que
permanezcamos juntos. Lo prometo.
Encontrando los labios de Trey, presiono los míos contra los suyos y lo que
empieza como un acto desesperado, lentamente se convierte en algo bastante
diferente. Regresando mis besos, sus manos se deslizan de mi cintura hacia abajo,
hacia mi espalda baja. Encajo contra él como si fuera hecha para estar ahí.
—No nos separarán, Kricket —promete—. No les dejaremos.
—¿Cómo los detendremos?
—Cuando Skye te enliste, ya no serás el pupilo del Regente… serás
emancipada con todos los derechos de cualquier ciudadano Rafe. —Trey me besa
tiernamente.
—¿Entonces… ya no necesitaré el permiso de Manus… para nada? —
pregunto. Calidez se expande a través de mi cuerpo mientras Trey corre sus labios
sobre la suave piel de mi hombro—. ¿Y si yo ya no soy su pupilo, entonces puedo
comprometerme con quien yo quiera?
—Amo la forma en que tu mente trabaja, Gatita. ¿Te he dicho eso? —Las
palabras de Trey causan temblores de deseo que bailen en mi piel—. Pero, solo hay
una persona con la que te comprometerás.
—¿Conozco a esa persona? —pregunto inocentemente, sintiendo la tira de
mi top deslizarse sobre mi hombro y recostarse contra mi antebrazo. Me muerdo el
labio inferior cuando el rastrojo áspero en su mejilla sigue el descenso de la tira,
causando que mi respiración se atrape ante el intenso deseo que crea.
—No creo que hayas sido formalmente presentada a él, pero él es muy
tolerante y comprensible… perfecto para un saer como tú.
—Él sí que suena perfecto —acuerdo, mis dedos entrelazándose con el
grueso y oscuro cabello de Trey—. Creo que conozco a este Etheriano… ¿viajó todo
el camino hacia otro mundo solo para encontrarme? —Muerdo su labio inferior
con mis dientes.
Trey gruñe y luego sonríe.
—Él llegaría mucho más lejos que eso por ti —dice Trey contra mis labios,
sosteniéndome y presionándome contra él.
—Él no tiene que hacerlo. —Trazo mi dedo por su pecho y veo la creciente
oscuridad de deseo en sus ojos violeta—. Estoy justo aquí.
Captura mi dedo en su mano grande, llevándola a sus labios, y besa lo alto
de esta.
—Tienes que cambiarte ahora. Nos deslizaremos por tu ventana. Tengo a
Drex y Fenton afuera. Wayra y Jax correrán interferencia.
Trey me lleva a mi ropero y yo busco por algo con lo que viajar. Me da la
espalda mientras yo rápidamente me pongo una sudadera sobre mi camiseta.
—Háblame Trey. Estoy empezando a enloquecer un poco —susurro.
—Haces honor a tu nombre, Kricket —dice suavemente.
—¿Me estás llamando un bicho? —Sonrío ante su ancha espalda.
—Tu padre definitivamente era un soldado… él entendía el poder de tu
nombre —murmura Trey—. Y toma otro soldado entender justo lo que eso
significa.
—¿Qué significa? —pregunto mientras me quito los botones de mi pijama
y me pongo pantalones oscuros.
—Pan conocía sobre la guerra. Pasó una vida fuera bajo las estrellas, en
trincheras o refugios subterráneos cuando los únicos sonidos en la noche que te
traían consuelo eran las canciones de los grillos.
—¿Por qué eso te traería consuelo? —pregunto, buscando
apresuradamente en mi ropero y encontrando botas negras con un tacón bajo. Me
siento en el suelo del ropero para ponérmelas.
—Cuando los grillos están cantando, su música ahoga todos los otros
sonidos en el cielo nocturno. Puedes tener fe que el enemigo no se está moviendo
porque ellos te advertirán —responde Trey—. Es cuando los grillos dejan de
cantar que sabes que el enemigo está cerca y la batalla está por empezar.
—Eres un filósofo. —Le sonrío, amarrando mis botas.
—No, solo reconozco lo que él estaba diciendo —susurra Trey.
— ¿Y qué decía? —A pesar de todo lo que ha sucedido esta noche, increíble
felicidad está subiendo hacia mi alma.
—Nos está diciendo que tu voz dará consuelo cuando la noche está en su
momento más negro —responde—. Y yo protegeré esa voz con mi cuerpo, mi
mente, y mi espíritu… porque sin esta, estoy a solas en la oscuridad.
—Trey —digo su nombre, sin darme cuenta de que tengo lágrimas en mis
ojos hasta que una se desliza por mi mejilla—. ¿Y si solo le digo a Manus que quiero
estar contigo? —pregunto.
—Kricket, él está obsesionado contigo —dice Trey. Se gira hacia mí y se
agacha para ayudarme a ponerme de pie. Ahuecando mi mentón, usa su pulgar
para limpiar mis lágrimas—. Él te quiere para sí mismo. No creo que jamás te dará
permiso para comprometerte con alguien, incluso con una pareja perfectamente
aceptable.
—Trey, todo eso no importa. Lo único que importa es cómo nos sentimos
por el otro. Te amo y eso nunca va a cambiar —le prometo, inclinándome hacia
adelante y colocando un beso gentil en su mejilla—. Soy tuya —susurro, moviendo
mis labios hacia su otra mejilla y besándola también—. Y tú eres mío —continúo,
mirando en sus ojos, antes de tocar sus labios con los míos.
Gruñendo y atrapándome en sus brazos, murmura:
—Rompería toda regla por ti —exhala Trey, observando una sonrisa
lentamente llenar mi rostro.
—Ese es un sentimiento bastante encantador, Trey —dice Ustus,
sorprendiéndome desde la puerta de mi habitación—. Pero, me temo que nunca a
vas a poder tenerla.
—¡Ustus! —jadeo, tensándome. Trey se mueve detrás de mí—. ¡Sal de mi
habitación! —ordeno, horrorizada de que haya escuchado mi conversación íntima
con Trey.
—Kesek Trey, tú y tus hombres han excedido su bienvenida aquí —dice
Ustus, mirando a Trey cautelosamente, mientras levanta su arma automática—.
Regresarás a tu base. Tengo instrucciones de informarte que no tendrás mayor
contacto con Fray Kricket. —Lo último es dicho con ninguna pequeña cantidad de
satisfacción.
—Ustus, no seas estúpido. —Le frunzo el ceño—. Hablaré con quién yo
quiera.
Trey camina hacia Ustus de forma amenazadora. Ustus, en su lugar, apunta
el arma hacia el pecho de Trey.
—No tendrás con nadie con quién hablar si Trey se sigue moviendo —
ladra Ustus, miedo trepando en su tono.
Agarrando la muñeca de Trey, intento dar un paso frente a él, pero él me
hace a un lado.
—¡Espera! —ruego, con miedo de que Ustus apriete el gatillo—. ¡Está bien
Trey! —Pero Trey no se detiene.
Ustus mueve el arma hacia mi dirección, apuntando el láser azul en mi
pecho. Trey se detiene en seco; se tensa.
—Baja el arma, Ustus.
—No hasta que ella baje esas escaleras conmigo y nos vayamos —dice
Ustus—. Tengo órdenes de llevarla de vuelta al palacio. No puedo dejar que te
vayas con ella Kesek. Ella puede sobrevivir una bala si eso la mantiene aquí.
—¡SEÑOR! —Wayra dice desde la puerta, apuntando su arma hacia Ustus.
—Dile que baje su arma —le ordena Ustus con sudor deslizándose desde
su rostro mientras continúa con su arma apuntada en mí.
—Wayra, tranquilo —dice Trey—. Baja el arma. —Wayra obedece
lentamente, sin hacer ningún movimiento rápido—. Vamos a permitir que Ustus
escolte a Kricket al esquife. Los llevará de vuelta al palacio sin incidente.
—Vamos —me dice Ustus, usando su cabeza para indicar las escaleras.
Mis ojos se mueven hacia Trey y lo veo asentir con la cabeza. Torciendo
mis manos, camino hacia adelante, moviéndome hacia las escaleras. Ustus está
detrás de mí, nunca dejando su arma oscilar de mí. Pasando a Jax y Hollis, ambos
buscan un arma antes de Trey les ordene de que se detengan. Salgo por la puerta
principal hacia el esquife cerniéndose. Varios policías del Regente nos rodean.
Silenciosamente, entro al auto flotante y permanezco muda todo el camino
al palacio. Me rehúso siquiera a mirar a Ustus. Cuando llegamos, Ustus no usa su
arma, pero apenas me hace un gesto para que lo siga desde el vehículo. Nos
dirigimos directo a la arcada personal de Manus al final norte del estado. Una vez
en el pasaje Amethyst, rápidamente llegamos al salón del Regente.
Ustus me deja con los asistentes, quienes me ofrecen una bebida de la
barra. Aceptando un vaso de agua, trato de no tragarlo de golpe. Camino alrededor
de la habitación y ausentemente toco la pequeña estatuilla en las mesas. Nunca me
he sentido más incómoda en mi vida.
—Me has puesto en desventaja, Kricket —la voz profunda de Manus suena
detrás de mí, sorprendiéndome porque no lo escuché venir.
—¿Cómo así? —pregunto, tratando de recuperar mi compostura. Alzando
la mirada, él está por la puerta de su habitación, vestido con una bata elegante y
negra. Su cabello está un poco menos meticuloso de lo usual y sus ojos violetas
están enfocados en los míos
—No estaba al tanto de que tú estabas tan… sola —responde, aceptando
una fazeria de su asistente y luego despidiéndolo con la mano.
—No estoy sola —digo, tratando de descubrir a qué se refiere.
—¿Entonces, por qué Kesek Trey estaba en tu habitación esta noche? —
pregunta, y estoy por atragantarme con mi bebida. La dejo en la mesa.
—Ha sido una noche atemorizante para mí, Manus. Tenía miedo, así que le
pedí que se quedara conmigo… que me hiciera guardia —miento, sabiendo que
debo proteger a Trey.
—Mmm —dice Manus con tono no comprometido—. ¿Entonces, no te
importará que te pongas estos por mí… solo para ver? —pregunta, sosteniendo un
par de gafas de abuela por mí. Sabiendo que el visor escaneará todo mi cuerpo,
aprieto mis dientes. Caminando hacia él, las tomo de su agarre. Colocándolas
brevemente en mis ojos, espero solo unos cuantos segundos antes de entregarlas
de vuelta.
Analiza la data que estoy segura le está diciendo que todo está todavía
“intacta”. Observo su expresión, viendo una pequeña sonrisa arrastrarse a las
esquinas de sus labios.
—¿Cuál fue el punto de eso? —pregunto.
—Sabes cuál es el punto. Necesito saber si todavía eres virgen —dice,
sonriendo.
—¿Por qué? —espeto—. Eso es personal. Es mi elección.
—No, Kricket, es mi elección —discute Manus, perdiendo un poco de la
satisfacción que estaba llevando—. Las cosas están cambiando rápidamente. Tengo
muchas decisiones que tomar y tú pareces ser el centro de todas ellas.
—¿Lo soy?
—Mmm. —Asiente con la cabeza—. Parece que con tu nueva habilidad
eres incluso más valiosa que antes. Desafortunadamente, no fui capaz de ocultar
esta habilidad de Skye, como lo he hecho con tu otra habilidad. No, esta es más…
abierta.
—No me gusta tampoco, si eso es lo que estás diciendo. —Tomo un sorbo
de mi bebida y camino hacia las puertas dobles de vidrio que llevan a la terraza
privada.
—¿Puedes ver el futuro? —pregunta, de golpe.
—No lo sé. Vi una versión de este que no llegó a suce…
—Porque lo cambiaste.
Me encojo de hombros.
—No lo sé. Todo sucedió demasiado rápido. Pero estoy segura de que
escuchaste la comunicación. ¿Qué piensas? —pregunto, curiosa de escuchar su
interpretación del evento.
—Creo que interceptaste un evento en el futuro y lo cambiaste.
—No tengo idea de cómo lo hice o si alguna vez puedo volverlo a hacer. No
puedo decirte qué lo inició o incluso cómo recrear el evento, así que… —Veo su
sonrisa ampliarse.
—Eres tan humilde… es un rasgo entrañable, Kricket. ¿Lo sabes? —Se
acerca a mí y levanta un pedazo de mi cabello, dejándolo deslizarse a través de sus
dedos.
—De acuerdo —digo, sintiéndome incómoda con él tan cerca, tocándome.
—Cuando recién llegaste aquí, estaba maravillado contigo —admite
Manus—. Eres tal belleza, pero es como si no estuvieras al tanto de ello. Y la forma
en que me hablas, como si fuéramos amigos, pero nunca te sobrepasas… y nunca te
restringes… solo te deslizas sin esfuerzo entre ello…
—¿Te gusta mi fluidez?
—Sí. —Me da una pequeña risa—, tu fluidez. Tienes tal lengua colorida, me
hace querer sentarme contigo durante horas solo para escuchar no solo lo que
dirás, sino cómo lo dirás. —Su mano cae ligeramente en mi hombro.
—Eres un amigo de “mejor comportamiento”, Manus —digo, apartándome
despreocupadamente—. Camino por una línea fina alrededor de ti porque tú tienes
la autoridad de afectar mi vida adversamente.
—Sí —acuerda—. Que lo puedas hacer sin problemas es lo que lo hace tan
intrigante, Kricket. La mayoría de mujeres de tu edad están jugando a la seducción
mientras tú no necesitas eso. Puedes luchar intelectualmente con mis consejeros
más altos y luego dejarlos atados de lengua al observar cómo te alejas.
—Tengo la ventaja de saber cuándo están mintiendo —trato de desviar su
cumplido porque me está poniendo cada vez más incómoda.
—Decidí darte a Kyon antes de conocerte. ¿Lo sabías?
Girándome para mirarlo, puedo ver que está siendo sincero.
—Cambiaste de idea.
—No al principio. Apenas quería ver solo lo mucho que podía ganar de
Kyon a cambio de ti. Pero entonces, no solo empecé a disfrutar la información que
tú podías sacar de cada conversación de la que mantenías en privado, también
disfrutaba estar contigo cada vez más en cada rotación.
—¿De una manera paternal? —pregunto con tono de esperanza.
—Apenas —responde, sonriendo—. Así que ahora tengo que tomar unas
decisiones.
—¿Las cuáles son? —pregunto, arqueando mi ceja.
—Estoy en una posición inconveniente. Por un lado, tengo a Alameeda
quién empezará a calumniarte si me rehúso a entregarte a ellos. He estado en
reuniones todas las noches con embajadores de Alameeda, Wurthem, Peney y
Comantre. Cada uno me está urgiendo a que te aleje para evitar una guerra.
—Lindo de su parte, déjame adivinar, ¿Em Sam está involucrado?
—Bastante —replica Manus—. Y por el otro lado, tengo a Skye, quien está
insistiendo que seas entregada a ellos para propósitos de inteligencia.
—¿Me estás pidiendo mi aporte? Porque yo soy de las de decir “hola” a
Skye —respondo, sabiendo que él realmente me está diciendo algo completamente
diferente.
—Sí, eso te haría una menor emancipada, ¿verdad? —Se acerca más a mí.
—¿Y eso te molesta? —Mantengo mi punto mientras se coloca frente a
mí—. Puedo cuidar de mí misma.
—Estoy seguro de que eres bastante capaz de ello, pero me he encariñado
contigo y no estoy dispuesto a partir —dice, tocando ligeramente mi mejilla—.
Había pensado hacerte mi inamorata después de que seas mayor de edad, por
supuesto, pero ahora todo eso ha cambiado.
—¿Qué ha cambiado? —pregunto, sintiendo temor arrastrándose sobre mí
tan rápido como el rojo en mis mejillas.
—Se expandirá el chisme sobre el ataque en nuestro suelo y cómo tú lo
frustraste —responde, viendo el sonrojo manchando mis mejillas y dándome una
sonrisa sensual.
—¿Entonces? —Trato de encogerme de hombros.
—Has elevado tu nivel. Eres un héroe.
—Solo por el momento —digo—. Cuando los Alameeda ataquen, seré la
mutante que trajo la guerra a su gente.
—No, serás mi consorte, la realeza que está intentando proteger a su
gente. —Toca mi cabello gentilmente.
—¿QUÉ? —Agarro su mano y la alejo de mi cabello—. ¿Estás loco? —
pregunto en sorpresa.
Frunciendo el ceño, Manus dice:
—Creo que estoy hablando razonablemente.
—No, no lo haces —respondo, cruzando mis brazos sobre mi pecho—.
¡Eres como mi padre!
—Nunca te he tratado como una hija… una mascota tal vez, pero nunca
una hija —responde Manus, sorprendido por mi reacción—. ¿Sabes que lo que te
estoy ofreciendo es un gran honor?
—Entonces, ¿es una oferta? ¿Puedo decir que no? —Veo su fruncido
profundizarse.
—No puedes rehusarte —dice, de alguna manera sorprendido de mi
reacción.
—Por supuesto que puedo hacerlo. ¡No estoy enamorada de ti!
—Eres joven, el amor puede venir…
—Y puede que no —respondo, caminando de un lado a otro.
—Cierto, pero eso es apenas relevante.
—¡Es relevante para mí! —argumento, deteniéndome en frente de él de
nuevo.
—Lo amas —dice Manus, de forma acusatoria, un fruncido empezando a
crecer en su rostro—. Kyon me advirtió de que te estabas enamorando de tu
guardia, pero pensé que eras demasiado inteligente para eso. Él ni siquiera es del
mismo nivel que tú.
—¿Qué SIGNIFICA eso? —pregunto, completamente disgustada—. Si por
nivel te refieres a honor, entonces sí, él tiene más de eso que cualquiera de
nosotros.
—Olvidarás a Kesek Trey. Él es lujuria, nada más. Tú serás mi consorte, y
juntos tomaremos Alameeda. Puedes trabajar con Skye, en calidad de consejera
nada más, pero al final del día, estarás aquí conmigo —afirma Manus con tono
determinado, como si estuviera discutiendo la forma en que espera que su mesa
sea puesta o su spix sea ensillado.
—No soy una cabezona, Manus. No voy a acordar comprometerme contigo
solo porque tú lo ordenas.
—Sí, lo harás —dice, con firmeza—, o destrozaré a Trey y su familia.
—¿Qué? —exhalo mientras mis rodillas se debilitan.
—No voy a dejarte ir Kricket. Te daré a la Hermandad antes de verte con
Kesek Trey.
—¿POR QUÉ? —pregunto, incapaz de detenerme.
—Porque no hay nada ahí para mí.
—Eso es tan asqueroso —respondo.
—Serás mi consorte. Por favor, evita usar palabras que degradan tu talla
—me advierte.
—¡Eres un knob-knocker! —le gruño. Inmediatamente, me golpea la boca
con el dorso de su mano haciendo que me caiga contra una pequeña mesa.
Equilibrándome antes de caer todo el camino al piso, me inclino contra esta
pesadamente. Luego, enderezándome, lo miro a los ojos viendo enojo mientras
toco mi boca con la mano y saboreo la sangre. Buscando en el bolsillo de su bata,
Manus saca un pañuelo y me lo entrega.
—Nuestra nueva relación está empezando rudamente —murmuro,
rehusándome a acobardarme mientras toco el lino contra mis labios.
—Mientras estés al tanto de que ha empezado —responde firmemente—.
Anunciaremos nuestro compromiso en tu swank. Será incómodo con Allairis ahí,
pero será un chiste si tu Cavar no está ahí para desearnos el bien. No me
avergüences, o él lo pagará por ti.
—Me estás haciendo daño —susurro, decidiendo que tal vez la honestidad
lo moverá.
Él toca mi cabello gentilmente, diciendo:
—Te lo recompensaré. Dame una hija y podrás hacer lo que plazcas.
Demasiado sorprendida para decir algo, solo miro en confusión.
—Esperaba que quisieras quedarte conmigo en mi habitación para
celebrar nuestro compromiso, pero puedo ver que necesitarás algo de tiempo para
ajustarte a la idea. —Manus me observa. Presionando un botón en el remoto de la
mesa, invoca uno de sus asistentes—. Por favor, prepara la habitación al lado de la
mía para mi deseada consorte, Fay Kricket, y que todas sus cosas sean llevadas allí.
—Ya está listo. ¿La mudo a su habitación ahora mismo, Haut Manus?
—Sí. —Manus se gira hacia mí—. Necesitas descansar, Kricket. Te ves
cansada.
Enderezando mis hombros, asiento hacia Manus antes de seguir al
asistente. No veo nada mientras me llevan a la habitación que está adjunta a la de
Manus. Apenas estoy a solas, me acurruco en la cama enorme y lloro hasta
quedarme dormida.
Capítulo 20 Traducido por AlyssaV y Candy27 y Wan_TT18
Fiestas elegantes y Tanques
Permanezco en mi nueva habitación la mayoría de la siguiente rotación,
sintiéndome frágil y triste por culpa de mi compromiso forzado con Manus. Pero
esconderme no es mi estilo, así que la mañana siguiente me visto en un traje de
montar y le pido a Aella que cancele todas mis reuniones previstas. Caminando por
los pasillos del palacio, mis guardias siguiéndome, tengo que lidiar con los buenos
deseos y las felicitaciones del personal. Manus ya debería haberles anunciado sus
intenciones, así que aprieto los dientes y plasmo una sonrisa de cocodrilo en mi
cara. Me dirijo a los establos y el número veintidós está ensillado para mí,
montando con mis guardias, les ignoro, intentando concentrarme en encontrar una
estrategia para librarme del compromiso con Manus, numerosas opciones me
vienen a la mente, todo desde escabullirse y unirme a los Cavars hasta escapar de
vuelta a la Tierra, pero todas estas opciones tienen consecuencias desesperadas
para Trey.
—Ojalá supiera una forma de salir de esto—murmuro para mí misma.
— ¿Qué?—pregunta Ustus, cabalgando a mi lado.
—Nada—suspiro. Entonces un calor abrasador, como chispas de polvo
derretido de un sol blanco y caliente, cruzan mi piel. Miedo y dolor estallan en mí
mientras intento agarrar las riendas en mi mano apretada. Una parte de mí se
eleva en el aire mientras mi cuerpo resbala del spix y cae limpiamente al suelo.
Siguiendo adelante, viajo adelante en el tiempo mientras mis guardias se bajan de
sus spixes para apiñarse alrededor de mi cuerpo en el suelo.
***
Despertando en los brazos de Ustus, me aparto de él, sintiéndome
mortalmente fría en cuerpo y alma.
— ¡Fay Kricket! ¿Cómo te sientes?—pregunta ansiosamente.
Mis manos tiemblan junto con todo mi cuerpo mientras solo sacudo mi
cabeza sin decir una palabra. Su expresión cambia a una de determinación.
Levantándome, me lleva hasta Fex que me sostiene en su spix mientras da la vuelta
y me lleva de nuevo a los establos. Una vez allí, me transportan mediante skiff al
palacio.
Tofer y Yaser nos encuentran en la entrada, cerniéndose sobre mí
mientras insisto en irme a mi habitación.
Me hacen un examen completo, escuchando los detalles que aporta Ustus.
— ¿Ha sido un ataque epiléptico?—pregunta Tofer a Yasus, cavilando
sobre lo que acababa de ocurrir.
—No ha sido un ataque epiléptico—digo al fin, encontrando mi voz —.
Necesito hablar con Manus. Por favor solo… ¿Puede alguien traerle?—Mi garganta
se siente áspera.
Esperando impacientemente a que llegue Manus, trato de pensar que le
puedo decir sobre lo que he visto en el futuro. Tengo que hacer que me crea, o está
muerto.
— ¡Manus! —digo con prisa mientras él entra en mi habitación—. Tengo
que hablar contigo.
—Me han informado que te caíste de tu spix. ¿Estás bien?—pregunta.
Poniendo su brazo alrededor de mi hombro, Manus me tira a su lado.
Yaser se apresura a tranquilizarle.
—Ella está muy bien…
—Tengo que hablar contigo. A solas—digo, mis ojos yendo hacia Yaser y
Tofer y los presentes en la habitación.
—A mí también me gustaría hablar contigo. Dejadnos—ordena. Mirando a
toda la gente de la habitación irse, me alejo de Manus, retorciéndome las manos.
Cuando todos se han ido, Manus se sienta en la silla de respaldo alto junto a la
chimenea. Tomo la silla suave frente a ella. Manus frunce el ceño.
—He tenido tiempo para pensar sobre nuestra última conversación. Perdí
la calma… Contigo… No suelo tener a nadie que me diga que no y podría haber sido
más persuasivo cuando te dije que te comprometerás conmigo…
Sosteniendo mi respiración por su disertación de los acontecimientos de
nuestro último encuentro. Finalmente le interrumpo:
—No me importa nada de eso ahora mismo, Manus.
Sus cejas se alzan sorprendidas.
— ¿No?—pregunta, viéndome sacudir la cabeza en señal de negación—.
¿Entonces has decidido acatar voluntariamente mis deseos?—Su cara se ilumina
con placer.
—Manus, si obedezco tus deseos, Kyon te matará.
— ¿Cómo es eso posible si Kyon en este momento está en una prisión
militar cerca de la frontera de Comantre?—me pregunta suavemente, su cara
decayendo un poco.
—No lo sé, pero cuando llegue aquí, va a estar realmente molesto contigo.
— ¿Y cuándo va a ser eso?—pregunta en un tono calmado, mirando
fríamente.
—Mañana por la noche, en la fiesta. Él lo sabe, ha estado planeado desde el
primer día que llegué aquí—explico, mirándole a la cara.
— ¿Y él que hará? ¿Aparecer y matarme?—Manus suena dubitativo.
—Tú, tus guardias, tus amigos, tus enemigos, tus empleados… Todo el
mundo estará alrededor—respondo, recordando el terror sangriento del futuro.
— ¿Y tú? ¿Sobrevives?—se pregunta, alzando su ceja.
—Sí—Asiento—Tienes planes especiales para mí—Mi cara palidece.
—Kricket, de verdad, esto es absurdo. Sé que tienes un talento especial,
pero que trates de mentirme de este modo realmente está por debajo de ti—dice,
levantándose de su asiento.
— ¡No estoy mintiendo!
—Mañana por la mañana, Kyon será ejecutado por su intento de fuga y su
subversión contra Rafe —informa fríamente—. No puede matarme si está muerto.
—Aún no está muerto —señalo, sintiéndome enferma—. Tú y yo sabemos
que su fuga es posible. Casi ocurre la otra noche. Te ruego que pares esto.
Comprometerte conmigo te hace a ti y a todos a tu alrededor un objetivo.
—Eres muy convincente, Kricket, tanta pasión. No puedo esperar para
probarlo. —Sonríe, extendiendo la mano y ahuecando mí barbilla—. Adelantaré la
ejecución de Kyon. En cambio muere esta noche. ¿Te complace eso?
—No —respondo, mi voz rompiéndose mientras cubro su mano con la
mía—. Manus —suplico—. Él matará a todo el mundo, ninguno escapará. Tiene a
gente por todas partes. Es una invasión.
—Alameeda en ningún caso está preparada para invadir a Rafe.
—Están más que preparados. Peney debe de haberse unido a ellos, como
dijo Kyon.
—Peney no se ha unido a los Alameeda. Kyon estaba jugando contigo.
Entiende tu don.
— ¿Y si estás equivocado?
—Los acontecimientos no pueden ocurrir como tú has descrito porque
Kyon estará muerto—dice Manus, como si fuera inevitable.
—Eso es demasiado simple para una solución. Otra persona podría liderar
la invasión, no puedes perder esa oportunidad.
— ¿Esto es sobre mis planes de anunciar nuestro compromiso, no?—dice
Manus desagradablemente, dejando caer su mano de mi cara con rabia—. Ese plan
no va a cambiar, Kricket. Admiro tu habilidad de manipular a otros; la encuentro tu
cualidad más atractiva, pero no pienses nunca en manipularme.
Con mis manos en puños, por poco le gruño—. ¡No estoy intentando
manipularte! ¡Estoy intentando salvarte! Si haces este anuncio, estás muerto. Se
llama supervivencia, Manus, tuya y mía. Necesitamos informar a Skye para que
puedan proteger la ciudad…
—No voy a traer a Skye aquí. Esto es sobre tu Cavar —dice Manus, como si
todo tuviera sentido para él—. Ya te ha olvidado, Kricket. Sabes cómo son los
soldados, hace su trabajo y vuelven a casa… con sus familias. Quería decirte antes
de la fiesta que el nuestro no va a ser el único compromiso anunciado esta noche
—dice, mirándome a los ojos.
— ¿Qué quieres decir? ¿Quién es la otra afortunada pareja?
—Trey. Ha accedido a comprometerse con su amada después de todo.
Cómo se llama… ¿Charisma Foster? —pregunta, haciendo que mi corazón gire
dolorosamente porque no está mintiendo.
—Déjame hablar con el —exijo, tendiendo mi mano para su comunicador
—Déjale en paz —dice Manus suavemente—. Sólo le causarás dolor. —Ver
la verdad en esa declaración hace que mis ojos brillen con lágrimas, pero parpadeo
para retenerlas, negándome a llorar enfrente de Manus.
—No estés triste. Te daré el tipo de vida que no podrías haber soñado que
fuera posible. Este es tu hogar —dice, levantando sus manos e indicando el
opulento palacio.
—Haz solo una cosa por mí, Manus. —Alzo la mirada hacia él.
— ¿Qué?
—Asegúrate de que Trey y su hermano Victus no vienen mañana. No les
quiero aquí. ¿Harás eso por mí?
—Por supuesto —accede Manus, una sonrisa tocando sus labios—. No
quiero que esto sea doloroso para ti. Avisaré a mis empleados para que hagan las
llamadas apropiadas.
—Gracias —murmuro, sintiendo mi garganta cerrarse. Le doy la espalda y
camino hacia mi armario—. Ni siquiera he elegido nada para ponerme mañana.
¿No es eso estúpido por mi parte? —Miro por encima de mi hombro—. ¿Qué se
lleva en una invasión?
—Algo ya ha sido hecho para ti—contesta Manus secamente.
—¿Bonito? —pregunto a través de mis apretados dientes porque está
ignorando completamente mis advertencias.
—Exquisito —contesta, pero me doy cuenta de que no está hablando sobre
el vestido de noche.
—Bueno, estoy segura de que será perfecto para la masacre —respondo
sarcásticamente.
— ¡Kricket! —ladra mi nombre en advertencia.
Con mi espalda hacia él, digo desesperadamente:
—Tienes que creerme, Manus. No estoy jugando contigo. Esto es real.
Hay un gran silencio entre nosotros. Le miro por encima de mi hombro.
—Kyon muere esta noche. Iré a ser testigo de eso yo mismo —Manus
asiente con el ceño fruncido, acercándose a mi desde atrás y abrazándome contra
su pecho.
—Manus, no —digo, forcejeando para empujarle lejos de mí. Sus brazos se
apretan a mi alrededor.
—Pelea conmigo, Kricket, y me aseguraré de que Trey venga mañana por
la noche. Haré todo un show anunciando su compromiso. Puedes conocer a su
prometida.
Me tranquilizo y el sonido de mi pesada respiración se oye alto en mis
oídos. Manus aparta mi pelo a un lado y besa mi nuca.
—Estoy dolorida por la caída de mi spix —murmuro.
—Esto va a pasar, Kricket. ¿Sabes eso, no?—pregunta Manus—. Te daré
hasta mañana por la noche, pero será mía.
—Mañana por la noche, entonces —murmuro, mientras me encojo sobre
los dos posibles escenarios para mi futuro.
Dándome la vuelta en sus brazos para que pueda veme la cara, dice:
—Hasta entonces. —Me tenso mientras Manus me besa tiernamente en los
labios. No le beso de vuelta, no puedo. No parece que se dé cuenta de mi falta de
reacción mientras atrapo el resplandor en sus ojos cuando me aparta—. Dejaré que
descanses. Si necesitas algo, ¿me llamarás? —Todo lo que consigo es asentir
mientras miro hacia abajo. Manus levanta mi barbilla con su dedo—. Seremos
felices juntos. Te haré feliz, Kricket —promete, creyendo en cada palabra que dice.
Solo asiento, sintiéndome vacía y asustada. Después de ver a Manus irse,
sujeto mi cabeza con mis manos. No tiene sentido que haya cambiado nada con
respecto a los acontecimientos que están a punto de desarrollarse. Vuelvo a caer
en la cama, mirando fijamente al adornado techo tallado. Al menos he salvado a
Trey, pienso, sintiendo dolor en mi pecho al pensar en él. Ahora tengo que
encontrar una manera de salvarme a mí misma.
No hubo mucho tiempo para que me calmara en la mañana siguiente. Aella
me escoltó fuera de la cama temprano, yendo directamente a trabajar en
convertirme en una debutante para el swank. Para cuando el vestido llegó, estaba
preparada para que Aella se fuera.
— Ahora, cuando terminemos aquí, ¿me prometes que vas a coger a
Sergen e irte para toda la noche? — le pregunto por centésima vez.
— Si — dice Aella. Puedo ver como rueda los ojos en el espejo delante de
mí, así que intento un rumbo diferente.
—He escuchado que hay un club caliente fuera de la ciudad que tiene
música punzante, — digo manteniéndome quieta mientras Aella ataba los
intrincados ganchos de detrás de mi vestido lavanda hasta el suelo sin tirantes.
—Escuchaste eso de mí —dice sonriéndome a través del espejo.
— Cierto, así que todo está preparado. Ni siquiera pienses en volver esta
noche. Puedo manejarlo sin ti.
—Apuesto que puedes — responde Aella con una sonrisa petulante—.
Haut Manus se asegurará de que este vestido salga esta noche.
— Sí, bueno… simplemente asegúrate de que no vuelves esta noche —digo
evasivamente, con mis mejillas enrojeciendo con vergüenza—. Tengo algo para ti,
— digo cuando termina el último gancho que ata la larga cola del vestido—. Está en
el vestidor.
Yendo al vestidor, Aella coge un sobre. Lo abre y sus ojos se abren y su
boca cae abierta.
— ¿Qué es esto? —ella mira fijamente el fajo de fardrooms que había
metido dentro.
—Un bonus —digo—. Quiero que lo celebres esta noche. Compra una
botella del mejor fazeria e invita a tantos de tus amigos del palacio como puedas.
—Pero… esto comprará más de una botella de fazeria, — aspira. —El resto
es para ti — digo suavemente, quedándome sin palabras.
— ¿Por qué?
—Porque eres la mejor liaison que he tenido —repondo sintiendo que mis
ojos se empañaban con lágrimas.
—Bueno, gracias, Kricket, —dice con una sonrisa llorosa.
—De nada — limpio la humedad de mis ojos con un pañuelo—. Creo que
estoy preparada.
—Estás despampanante. —Aella exhala la palabra, sus ojos fueron hacia la
tiara enredada en mi pelo.
—Tan diferente del mono que solía llevar. Si simplemente mi amigo
Enrique pudiera verme ahora. Estaría tan celoso de mi tiara.
—Probablemente no podría llevarla como tú —Aella me guiña un ojo,
dándome el monedero enjoyado—. ¡Oh! Deberías irte. ¡El Regente estará
esperándote en la gran escalera en el salón de baile! Recuerda, vas a entrar por la
tercera planta como practicamos.
—Lo sé, son como ciento cincuenta escalones o más. Creo que
simplemente debería deslizarme por la barandilla.
Sus ojos se abren de golpe y levanta ambas manos.
— ¡No! ¡No hagas eso! — me advirte Aella, pareciendo en shock.
—No será lo peor que pase esta noche — murmuro sombríamente.
— ¿Qué?
— Nada.
— Bueno, al menos Haut Nim no estará aquí —dice Aella ausente.
— ¿Perdona?
—Oh, no se suponía que lo mencionara… iban a ejecutarle la pasada noche,
pero en vez de eso se suicidó —dice Aella con un escalofrío—. ¿Puedes creerlo? No
parecía de ese tipo, ¿sabes?
— ¿Se suicidó?
— Sí.
— ¿Kyon? — digo incrédula.
— Sí.
— ¿Están seguros de que está muerto?
— Bueno, si… eso creo — dice, encogiéndose de hombros.
— ¿Cómo lo saben… han hecho una autopsia de… están seguros de que es
él, verdad? — pregunto, aferrándome a su antebrazo e inspeccionando su cara.
— Sí, estoy segura de que lo han comprobado… escuché que el cuerpo se
quemó bastante mal, pero era su capsula así que… Lo siento, no debería haberte
dicho esto justo antes del swank. Munus pensó que no deberíamos decirte nada
acerca de eso…
—No, está bien. Estoy bien. Deberías irte ahora, diviértete — respondo,
sintiendo el frio dentro mientras dejo ir su brazo.
Asintiendo, camina conmigo hacia la sala de estar donde Ustus y unos
cuantos otros agentes estaban esperando para escoltarme hacia el salón de baile.
Mis manos están temblando para el momento que llegoa la escalera del salón de
baile. Está virtualmente vacío aquí arriba en la tercera planta, desde que había sido
acordonada para que pudiera hacer mi debut con gran estilo. Pero ahora que
estaba aquí, el miedo tenía a mis brazos sintiéndose pesados y mis rodillas débiles.
Respirando pesadamente, estaba encontrando difícil coger aliento. Ustus,
viendo mi miedo, pregunta:
— ¿Nerviosa?
— Me siento como si estuviera caminando hacia una ejecución —
respondo, intentando respirar profundamente.
— Simplemente haz lo que se te ha dicho y no habrá problemas.
— ¿Hará alguna diferencia si te digo que va a ser tu ejecución?
Ustus considera lo que digo por un momento.
—Kyon está muerto. Lo que sea que viste, o que pienses que viste, no
puede pasar.
— ¿Qué pasa si estás equivocado? Se siente igual, Ustus. —Retuerzo
manos porque sé que no lo he intentado lo suficiente o esto no hubiera pasado —.
¿Qué pasa si nada ha cambiado? Si me haces ir allí abajo, la gente morirá.
—Tenemos órdenes de arrastrarte escaleras abajo si fuera necesario —
responde Ustus, pero palidece mientras mira sobre el balcón hacia el área de
recepción debajo.
— ¡Ustus! — digo su nombre como una plegaria y lo veo ponerse rígido.
— Manus está esperando por ti. —Dirige su mano hacia las escaleras—. No
le gustará si te retrasas. ¿Vas a ir por tu cuenta o necesito guiarte hacia abajo?
Tomo una profunda respiración y me tranquilizo a mí misma.
— Iré por mi cuenta, pero si no te veo de nuevo, disfruta de tu vuelo. Baw-
da-baw. —Enderezando mis hombros, camino más allá de las amplias cortinas
hacia lo alto de la escalera.
La escena de debajo me recorda a la elaborada miniatura del salón de baile
que había visto en una de las vidrieras pintadas en la Torre del Agua en Chicago.
Habían regias figuras exhibidas que brillaban sobre un exquisito suelo, bailando en
círculos gracias a los imanes mecanizados de debajo mientras la corte los miraba
con admiración.
Música encantadora empieza a sonar y mientras miro fijamente a los
cientos de personas elegantemente atareadas abajo, me doy cuenta de que esto es
real. Ahora estoy atrapada en la reproducción y no había lugar para salir.
Tranquilizándome a mi misma por un momento; veo a Manus parado en el final de
la escalera, esperándome.
Descendiendo con las piernas tambaleantes, examino la corte y el balcón
superior. Una terrorífica sensación de deja vu se estaba asentando, porque ya he
experimentado todo esto hace poca más de un día con nefastas consecuencias. Sin
embargo una cosa era diferente, pienso, tomando los últimos pasos para
encontrarme con Manus. No puedo encontrar a Trey entre la corte, como lo hice
antes. Agarrándome a esa diferencia como un salvavidas, me encuentro con Manus
con un asentimiento formal. Extendiendo su mano hacia mí, la tomo, caminado con
él hasta el centro de la habitación mientras se despeja para nosotros.
Lanzando una mirada alrededor, Manus anuncia hacia la asamblea:
—Debo presentar a Fay Kricket, Corinesa de Rafe, Sacerdotisa de
Alameeda, y en menos de una noche, mi consorte. — Los aplausos estallan desde la
asamblea y el calor mancha mis mejillas ante el trago amargo que tengo que tragar.
Reuniendo la cola de mi vestido, lo recojo bajo mi brazo.
—Quitas el aliento —me elogia Manus, sujetándome con su brazo mientras
la música vuelve a sonar. Dirigiéndome dentro del baile que se parece al vals que
había practicado con Tofer, me siento entumecida, como si todavía siguiera en el
futuro, no en el presente.
—Gracias — respondo suavemente. Mis ojos se encuentran con los suyos
brevemente antes de volver al suelo bajo nosotros.
—Pareces preocupada, no deberías estarlo —me reconforta Manus. La
mano en mi espalda me presiona más cerca de él en la danza.
— ¿De verdad? ¿Parezco preocupada? — pregunto, encontrándome con
sus ojos de nuevo—. Porque me siento aterrorizada… así que creo que preocupada
en un paso adelante.
— ¿Por qué? — pregunta Manus, con sus ojos ampliándose con sorpresa.
— Te lo dije… te vi morir aquí —respondo frunciéndole el ceño porque no
se tomara esto seriamente.
—Si, pero también dijiste que Kyon me mataba —argumentó con una
sonrisa, deslizándose fácilmente conmigo alrededor de la planta.
—Lo hice. Así es como lo vi… cuando estuve aquí antes —respondo,
sintiéndome descentrada porque incluso su esencia era la misma que recordaba.
—Me he ocupado de eso… no hay nada de qué preocuparse. Quiero que
disfrutes esta noche. ¡Es nuestra celebración! —dice Manus disfrutando del
momento mientras gira conmigo más cerca de la escalera de nuevo.
—Si, ya dijiste eso, pero todo se siente igual para mi —respondo
tensándome cuando pasamos los escalones.
— ¿Cómo fui asesinado? —pregunta Manus sonando entretenido—. Antes,
quiero decir.
—Los francotiradores de Kyon estaba allí arriba —digo, señalando la
segunda y la tercera planta con un movimiento de mi cabeza—. Él estaba allí arriba
también.
—Así que, ¿me dispara desde arriba? —pregunta Manus, mirando
alrededor hacia las plantas por encima nuestra, con diversión en sus cejas
elevadas.
—No. —Sacudo mi cabeza lentamente—. Primero mató a tus agentes,
pero no supimos que estaban muertos hasta que lanzó a Ustus sobre la barandilla.
Su cabeza se hizo añicos como el cristal en el suelo delante de nosotros —me
pongo pálida, sintiéndome enferma—. Después Kyon bajó las escaleras de manera
informal, disparando indiscriminadamente a la corte con proyectiles de calibre
cuarenta que rasgó a alguno de ellos por la mitad.
Viendo como los ojos de Manus se entrecierran, dice:
—Kricket…
— Cuando Kyon llegó a nosotros, todo el mundo que pudo correr lo hizo,
pero no fueron muy lejos porque Alameeda se habían infiltrado en el palacio y
fueron habitación por habitación, masacrando a cualquiera que pudieran
encontrar, así que correr realmente no era una opción. Pero, tú no corriste… a lo
mejor pensaste que no te mataría, pero estabas equivocado. Kyon metió la pistola
en tu boca y cuando apretó el gatillo… —me fui apagando, incapaz de continuar.
Un ceño fruncido tocó la cara de Manus brevemente.
—Siento no haberte tomado más en serio. Veo ahora que ha debido ser
aterrador ser testigo de algo como eso, pero no necesitas tener miedo. Te
protegeré. Kyon está muerto.
Antes de que pueda responderle, el cuerpo de Ustus golpea el suelo justo
delante de nosotros; la sangre de su esqueleto aplastado salpica patrones
escarlatas en la parte baja de mi vestido. Vacilando cerca de su cuerpo, la mirada
de shock en la cara de Manus es tan inquietante como los gritos y los disparos que
estallan alrededor de nosotros.
—Debes tratar de correr esta vez… —digo, viendo su cara perder color.
Cuando no reacciona, grito—: ¡AHORA! ¡VETE AHORA! — Empujándolo con fuerza
en el pecho, trato de hacer que se mueva. Él solamente se queda allí con la mirada
de incredulidad todavía en su rostro, así que le doy un revés en la mejilla—:
¡CORRE HACIA EL JARDÍN! —le grito, señalando hacia adentro de donde sé que los
hombres armados estarán.
Manus empieza a alejarse de mí, como si yo fuera el diablo. Luego, se da la
vuelta y corre hacia las puertas laterales, dejándome ver a Kyon descender la gran
escalera, el cañón de su pistola encendiéndose mientras arroja balas como gotas de
lluvia sobre la multitud delante de él.
Al verlo venir hacia mí, espero pacientemente al fondo de los escalones
por él. Él deja de disparar cuando se acerca a mí, pero el sonido del tintineo de las
tripas vacías rodando por las escaleras sigue a su paso. Los disparos continúan
alrededor de nosotros. Se irradia desde las habitaciones lejos y cerca. Forester y
Lecto están matando todo lo que ven moverse a nuestro alrededor.
Atrapandome con sus ojos, Kyon busca mi cara cuando encuentro su
mirada azul. Una lenta sonrisa se arrastra sobre sus labios. Extiende un brazo y me
toca la mejilla.
—Sabías que iba a venir, ¿no? —Pregunta suavemente—. Ni siquiera te
estremeciste cuando su cuerpo golpeó el suelo.
—Lo sabía —respondo, sintiéndome helada mientras el olor del cañon
caliente de su arma me asalta las fosas nasales.
—¿No te creyeron? —La comprensión crece en sus ojos junto con una
sensación de satisfacción. Sacudiendo la cabeza, añade—. No tienen visión, Kricket.
¡Ellos no pueden ver, incluso cuando se les dice! —Mira a su alrededor la carnicería
que ha creado, pero me niego a mirar, manteniendo mis ojos sobre él en su lugar.
Las cejas de Kyon se unen sin piedad mientras dispara contra un cuerpo
no muy lejano que todavía se mueve.
—Has vuelto todo mi mundo al revés, ¿lo sabes? —Me pregunta Kyon con
una voz tensa—. ¡Vine aquí para matarte!
—Lo sé... pero no lo harás. —Lo observo rígido—. Creo que tus palabras
exactas la última vez que estuve aquí fueron… “Vine aquí para matarte... pero
¿dónde está la pasión en eso?”
Kyon suelta su arma, dejándola colgar libremente a su lado por la correa
alrededor de su pecho. Se inclina hacia delante y me agarra por la nuca,
atrayéndome hacia él. Baja su boca a la mía y me besa tan despiadadamente que
hiere mis labios.
—Esperé demasiado tiempo para hacerlo —respira contra mi boca—.
Saber que eres mía y tenerlos a ellos alejándote de mí… —Me besa de nuevo—.
¿Sabes lo especial que eres? —Sus ojos prácticamente brillan—. Puedes ver el
futuro…
—Puedo afectar el futuro — lo corrijo suavemente, observándolo levantar
sus cejas.
—Sí, y lo usaste para frustrar mi intento de rescate —responde con las
cejas frunciéndose.
—Eso fue sólo una oportunidad para demostrar tu resistencia, Kyon —le
digo y luego me tenso, sabiendo lo que viene.
En el instante siguiente, Kyon me golpea con fuerza en la cara, enviándome
al suelo por el tortuoso pasamano de mármol de la escalera. Estiro la mano y
empuño la empuñadura de metal debajo de mi vestido antes de apretar el cuchillo
en la mano que había escondido allí cuando practicaba mi entrada.
—¿Por qué todos insisten en golpearme en la cara? —pregunto mientras
miro los labios retorcidos de Kyon—. Hazme un favor la próxima vez, golpéame en
el estómago o algo así porque es muy difícil ocultar moretones en mi cara. —Le
extiendo la mano para que me ayude.
Una lenta sonrisa se extiende hasta los ángulos de los labios de Kyon. Él
murmura: —Es difícil no respetarte, Kricket —mientras se agacha para ayudarme
a levantarme. Cerrando las manos con las suyas y usando el impulso de su propia
fuerza, me levanto mientras lanzo el cuchillo con la otra mano en dirección a su
pecho con todas mis fuerzas.
Sintiendo el cuchillo incrustarse en el lado izquierdo del pecho de Kyon,
observo sus ojos azules ensancharse de sorpresa mientras se tambalea hacia atrás.
Me tropiezo lejos de él sobre mis piernas temblorosas mientras que mi mente grita
que corra. En lugar de eso, sigo observando con horror cómo Kyon agarra el mango
del cuchillo, tirándolo fuera de su pecho. Éste se agita en el suelo de mármol,
mientras hace una mueca.
—Kricket —dice mi nombre severamente, jadeando y levantando su arma,
señalándome—. Me disculpo si esto te decepciona, pero no soy humano... soy
Ethariano. Mi corazón está en el lado derecho de mi pecho.
—Qué estúpido de mí parte —le contesto, poniendo en puños mis manos
mientras espero que me dispare.
Me estremezco y aprieto los ojos cerrados mientras los disparos pinchan
el aire. Mis rodillas se debilitan, esperando sentir el dolor de mi cuerpo siendo
desgarrado por balas. Cuando abro los ojos, veo a Forester bailar como una
marioneta mientras lo proyectiles lo acribillan. Otra explosión corta de una
automática y Lecto está en el suelo también.
Mirando hacia los amplios arcos del salón de baile, Trey entra en la
habitación con furtiva gracia militar, su arma automática colgando de su hombro y
apuntando a Kyon. Jax y Wayra lo flanquean, mientras que Hollis, Fenton y Drex
entran por los lados, rodeando nuestra posición. Todos están gritando a Kyon que
se detenga y baje su arma. Pero Kyon no se ha movido, el haz azul de su automático
está apuntándome.
Gigantescos estallidos, como el sonido de las explosiones mortales de
afuera, hacen temblar el suelo y los candelabros colgantes tintinear y balancearse
por encima de nosotros. Miro hacia arriba, pensando que el techo puede caer en
cualquier momento.
—¡SUELTA TU ARMA! —Trey grita otra vez a Kyon sobre el estruendo de
la guerra desatada en el exterior.
Kyon parpadea unas cuantas veces, balanceándose sobre sus pies; Parece
que está tratando de mantener su concentración en mí mientras la sangre sigue
saliendo de su herida en el pecho. Estrechando los ojos, los dedos de Kyon se
tensan en el gatillo de su arma, pero luego se relajan de nuevo. Respirando
pesadamente, el sudor corre por el lado de su cara.
—Ella está destinada para mí —dice Kyon en un tono tranquilo—. ¿Crees
que es tuya, Trey? Ni siquiera pudiste mantenerla lejos de Manus.
—¡Pon tu arma en el suelo! — Trey replica, pero Kyon no se mueve.
—¿Por qué? —Kyon sonríe—. Ella será nuestra muerte. Te estaría
haciendo un favor apretando el gatillo. ¿No sabes que deberías eliminar lo que no
puedes tener? Es una sacerdotisa. Está en tu cabeza, Trey.
—En mi cabeza, mi corazón, mi sangre —responde Trey de inmediato.
—Eso es desafortunado para ti, porque ella me pertenece. Soy su dueño.
Puedo terminar con ella ahora —dice Kyon, el haz azul de luz se balancea un poco
mientras lo hace Kyon.
—Arriésgate para ganar, Kyon. Mátala ahora y pierdes —responde Trey,
sus ojos se estrechan mientras sus dedos se tensan en el gatillo de su automática.
—¿Está diciendo la verdad, Kricket? —me pregunta Kyon con una suave
sonrisa—. ¿Voy a perder más si te mato ahora o más si no lo hago?
—No lo sé —susurro.
—¿No lo sabes? —La cara de Kyon se retuerce en ira—. Presta atención,
mi amor, porque estoy cansado de repetirme. Si no estás conmigo, entonces no
estarás con nadie —dice, su voz sonaba un poco torcida—. ¿Cuál será?
—Kyon, por favor… —respiro, sintiendo que estoy ahogándome.
Otra conmovedora capa de mortero sacude el suelo justo cuando el techo
empieza a astillarse. Estruendosas grietas crujen a lo largo del yeso, que lucen
como oscuras viñas en un crecimiento desenfrenado. Grandes y gruesos trozos de
techo caen alrededor de nosotros, mientras que los pilares de mármol chocan
contra el suelo, fracturándose y enviando nubes de polvo al aire. Las luces
parpadean y llevo mis manos a mis oídos para bloquear el tremendo ruido.
—ESTÁN EXTRAYENDOLOS —grita Trey a Jax y a Wayra, mientras las
luces mueren a nuestro alrededor.
La única iluminación ahora es el láser en mi pecho y los reflectores,
arremolinándose encima mientras el techo del salón de baile es arrancado,
exponiendo un contorno sombrío de un E-One en el cielo estrellado. En el siguiente
instante, brillantes círculos blancos de luz se cierran sobre Kyon y yo desde el
vientre del helicóptero que se cierne sobre nosotros, cegándome. La sangre en mis
pies se siente como si fuera forzada a subir a mi cabeza. Mi tiara vuela de mi pelo y
hace un rápido ascenso hacia el vehículo negro metálico de arriba. Empiezo a
seguirla mientras soy levantada del suelo al aire.
Cuando me levanto rápidamente hacia el techo, de repente cambió de
dirección cuando alguien me empuja al suelo, sacando el aire de mis pulmones.
Tumbada en el suelo y demasiado aturdida para moverme, soy arrastrada por
debajo de la escalera arqueada y envuelta en los brazos de alguien mientras el
extraño zumbido del E-One aún irradia sobre nosotros.
Luchando por respirar, estoy siendo suavemente balanceada contra un
pecho que me protege mientras alguien me acaricia el pelo. Más gritos y disparos
estallan alrededor de nosotros, pero pronto se desvanecen. Entonces todo está
tranquilo. Pequeños rayos de luz, de linternas montadas en cañones, golpean las
paredes y los pisos, cuando Jax grita:
—¿SEÑOR?
—Aquí —dice la voz de Trey detrás de mí con su brazo aflojándose un
poco alrededor de mi cintura. Las linternas se balancean hacia nosotros y me
hacen mirar a los Cavars en acción.
—¿Ella está bien? —Pregunta Wayra en un tono ansioso.
—Gatita, ¿estás herida? —pregunta Trey suavemente en mi oído, antes de
besarme la sien, mientras pasa sus manos sobre mí para ver si puede localizar
cualquier lesión obvia.
Entumecida, sacudo la cabeza antes de dar vuelta y enterrar mi cara contra
su pecho, tratando de sujetar firmemente el frente de su uniforme, pero mis manos
se sienten débiles. Al acercarnos, Jax y Wayra se agachan y me extienden las
manos. Jax apoya suavemente una mano en mi hombro, mientras que la mano de
Wayra va a mi espalda. Hollis, Fenton y Drex siguen su ejemplo, tocándome
suavemente durante varios segundos antes de apartarse.
Trey susurra en mi oído:
—Es una señal de respeto, Kricket. Hacemos eso después de una batalla si
alguien muestra un valor particular. —Él me aprieta más fuerte. Levantándose
desde el suelo conmigo en sus brazos, le pregunta a Wayra: —¿Alguien ha marcado
a Kyon?
—Lo marcamos, sin embargo lo sacaron por el techo — informa Wayra,
sonando frustrado.
—¿Podrá ser regenerado? —pregunta Trey a Jax.
—Posiblemente... necesitará varias sesiones... por lo menos medio floan,
en el mejor caso —responde Jax—. Si sobrevive al transporte. Tenemos
ascendentes rápidos en ruta para cortar su trayectoria —informa Jax. Mirándome,
frunce el ceño—. Tenemos que echarle un vistazo. Está muy pálida. —
Trey ordena:
—Hollis, Drex, Fenton, asegúrate de que el perímetro esté seguro antes de
que vayamos por el transporte. Que nadie se nos acerque, ni siquiera el Regente.
Trata a todos como hostiles hasta que tengamos a Kricket asegurada.
Todo el mundo se encaja en una formación alrededor de Trey y yo, armas
enganchadas a sus hombros mientras exploran los balcones circundantes. En
minutos, estamos en los jardines geométricos. Las grandes máquinas se ciernen
con cañones sobre nosotros en forma de tanque, causando estragos en la aeronave
que está arriba, empujando enormes rayos de luz hacia el cielo y fracturando a los
ALV que extraen tropas blindadas de Alameeda del palacio.
Trey se mueve hacia varios vehículos que parecen motocicletas
sobredimensionadas sin ruedas. Están fuera de la vista por una escalera cubierta
de hiedra y cuando llegamos a ellos, me doy cuenta de que tienen elegantes, balas
como exteriores. Dirigiéndose a una de ellas, Trey dice: —Desmontar
compartimiento, ignición. —La tapa se abre para revelar un asiento largo, al
levantarse del suelo con un zumbido suave. Poniéndome suavemente sobre el
asiento, Trey saca mis brazos de su cuello y monta la moto frente a mí.
—Agárrate a mi cintura —dice Trey suavemente poniendo mis manos en
sus caderas. Asintiendo con la cabeza, descanso mi mejilla contra su espalda,
olfateando su aroma a través de su uniforme de combate blindado.
—Espera —dice Jax, acercándose detrás de mí y arrancando la cola de mi
vestido de lavanda con una mueca—. Perdóname — dice, pero yo no respondo, mis
brazos solamente aprietan a Trey.
—Formación diamante. Permanezca en los coms, cualquier estática y nos
dispersamos en equipos. Jax y Wayra conmigo —ordena Trey antes de inclinarse
hacia adelante mientras la puerta del compartimiento nos encierra en el estrecho
espacio.
Utilizando su mano para cubrir mis manos apretadas alrededor de su
cintura, Trey murmura, —Kricket ... Debería haber estado aquí antes.
Apretándolo más fuerte, mi voz es débil cuando susurro.
—Me has salvado la vida.
La voz de Trey es menos que benigna cuando dice: — No. Eligió no
matarte. Kyon estaba ganando tiempo para que pudieran intentar sacarlos a los
dos.
El miedo corta mi sensación de entumecimiento.
—¿Qué quieres decir?
Trey se tensa mientras dice:
—Kyon quería una sacerdotisa... eso era todo lo que tú eras cuando él fue a
buscarte. Pero ahora no estará satisfecho con nadie más. Sólo te querrá a ti,
Kricket. — Trey gira el motor del vehículo y éste ronronea debajo de nosotros—.
Estoy seguro de que estaba bajo las órdenes de matarte si no podía extraerte. Tuvo
la oportunidad de hacerlo, pero no lo hizo.
—¿Qué estás diciendo? —
—Estoy diciendo que no lo maté —gruñe con arrepentimiento—. Se
regenerará.
El sabor del miedo en mi lengua me hace difícil preguntar:
—¿Y entonces vendrá a buscarme?
—Y luego lo mataré — promete Trey.
—¿A dónde vamos ahora? — Puedo sentir el cohete de la moto acelerarse
a una velocidad vertiginosa.
—A algún lugar seguro.
—¿Dónde está eso? — pregunto, sin levantar la mejilla de su espalda.
—Nuestro nuevo hogar. Skye.
Algo como esperanza se enciende dentro de mí por un breve instante. Mis
brazos enroscados alrededor de la cintura de Trey se aflojan un poco mientras
levanto mi mejilla de su espalda e, incapaz de detenerme, susurro la palabra:
—Hogar.
Capítulo 21 Traducido por Wan_TT18
NUNCA ES SUFICIENTE
Como un rayo atravesando la noche en la parte trasera del aerodeslizador
de Trey, evitamos a las tropas de Rafe mientras corren para derrotar la extracción
de Alameeda. Pronto cambiamos el caos de los terrenos del palacio por el
misterioso silencio muerto de las calles apagadas de la ciudad de la Isla de Skye.
Habiendo estado aquí solamente para mi aparición en la corte, encontraba
desalentador ver la ausencia de cualquier persona en las calles mientras las
cruzabamos. Estaban en modo de apagón total, pero la ciudad se encendía con
ráfagas de luz colorida mientras el tiroteo se sostenía cerca del palacio.
A esta velocidad acelerada, el aire frío que fluye por las aberturas de las
branquias de la capucha protectora es como agua sobre mi piel expuesta. Cuanto
más lejos del palacio estamos, más oscuro se vuelve todo. Con la única luz
procedente de los faros azulados montados en la moto, podríamos estar en un
submarino en el fondo del océano explorando los restos prístinos de una ciudad
sumergida. Acerados y vacilantes edificios llenos de hierba húmeda se rigen fuera
de la oscuridad y nos obligan a evadirlos. Alrededor de cada esquina espero que
alguna nave Alameeda nos intercepte. Perdí mi sentido de la dirección a medida
que viajamos en esta metrópoli e intentamos aferrarnos al tiempo en su lugar:
hago una estimación de una veintena o ciertos minutos desde que dejamos los
terrenos del palacio.
Disminuimos cuando nos acercamos a una pared de láser azul; muy alta
sobre nuestras cabezas, todo el camino hasta una cúpula, una pantalla protectora
que cubre la ciudad. Apreto mi agarre en Trey. La luz de la pantalla del cycle
ilumina su rostro con sombras fantasmagóricas que se reflejan en la capucha.
—No tengas miedo, es sólo un punto de control, Kricket —murmura—.
Tenemos autorización. —La moto de Trey emite un pulso de luz que desconecta las
vigas azules. Un arco de entrada se abre directamente frente a nosotros. Trey sirige
la moto por el camino. Miro por encima del hombro a los Cavars con nosotros. Nos
siguen de cerca.
Pasando más allá de la pared, la moto cambia, desplegando alas a cada
lado. Nos elevamos más lejos del suelo, subiendo y serpenteando a través de los
edificios altísimos hasta que estamos nadando en una oscura piscina de estrellas.
Volando a través de los bancos de nubes cubiertas de blancos por encima de la
ciudad, el contorno sombreado del casco de una fortaleza flotante borra la luna.
Corta a través de la luz de la luna sin el beneficio de las velas y la vista de ella
aprieta mi garganta con el sabor de agua salada.
Nos desviamos a través de la corriente de aire oscura de la Isla de Skye,
pesa su ancla, y al principio parece solo una sombra planetaria contra la noche. A
medida que nos acercamos, la sombra se pixela. Los bloques de negros y grises de
diferentes colores ocultan las estrellas detrás de ellos como una censura
intencional de una imagen de película pervertida. El vehículo envía un pulso de luz;
Ilumina la sombra. Entonces, un pulso de luz del desaturado cielo nocturno nos
engulle. El cycle reacciona, dando tumbos mientras es atraído hacia adelante.
Doy un chillido de miedo y Trey inmediatamente me tranquiliza.
—Shh, está bien. —Me frota las manos con las suyas. —Es un rayo tractor.
Nos están ingresando.
Una línea resplandeciente se desliza en el cielo; esculpe una elaborada
apertura de ojo de cerradura victoriana. Al pasar a través del ojo de la cerradura y
más allá del escudo, el camuflaje se desvanece y el rayo tractor se desacopla. La luz
de un paisaje urbano masivo es visible encima de una base elíptica, metálica. Trey
nos acerca más y está claro que el cuartel general de Skye es un mundo por sí
mismo, un mundo envuelto en una burbuja transparente y flotante. Dentro de este
escudo, la luna de Ethar es visible y tan cerca que puedo ver los cráteres azul
oscuro en su superficie.
Mientras Trey nos acerca a la parte inferior de la fortaleza, somos
eclipsados por los jeroglíficos grabados de guerreros de apariencia moderna. Estos
enormes soldados tallados con numerosas armas mortales ocultan las puertas muy
reales de carga, con rendijas de armas, y otras armas de defensa que nos rastrean
mientras pasamos.
Mi cabeza gira a medida que viajamos hacia arriba y pasamos elaboradas
terrazas cubiertas de viñas con viviendas, y aún más cánones cuyos cañones
podrían tragarnos por completo. Por último, llegamos a la cima de este enorme
orbe, volando sobre una ciudad de rascacielos saltones con calzadas que van entre
las estructuras altas. Naves de todos los tamaños y formas se acercan a nosotros a
velocidades peligrosas. El desconocimiento de todo esto no hace nada para aliviar
el impacto de esta noche.
Rodeando esta ciudad en la cima del mundo, bajamos al otro lado de la
elipse. La superficie de la cubierta de aterrizaje redonda se ilumina a medida que
nos acercamos a ella. Trey abre rápidamente la escotilla de la motonave. Mientras
se levanta, me toma en sus brazos y me sostiene por un momento. Luego me besa
la sien antes de que me aplaste de nuevo contra él. Estoy agradecida por sus brazos
a mi alrededor porque él es lo único que me impide caer.
—Kricket —Trey dice mi nombre y lo traiciona su emoción en estado puro.
Me toca el rostro mientras descansa contra el hueco de su cuello. La parte de atrás
de sus dedos acaricia mi mejilla antes de que su gran mano se deslice detrás de mi
cuello, tirando de mí hacia él para que nuestros labios se encuentren. Sus besos son
pura emoción, llenos de una urgencia salvaje que es provocada por la ira y el
miedo. Me hablan con una verdad desenfrenada: no puedo perderte.
Mi corazón, que tan duro he tratado de hacerlo de piedra, late
furiosamente. Todo lo que quiero es estar en tus brazos, mis labios transmiten como
una respuesta a la suya. Me aferro a él como si alguien pudiera intentar
separarnos.
El sonido de las otro motonave llegando hacen que Trey levante sus labios
de los míos.
—Te amo —susurra rápidamente antes de que sus hombres se acerquen.
No dispuesto a dejar que me vaya, me recoge. Avanza por la terraza hasta un
pórtico arqueado con Jax y Wayra cerca de nosotros. Al final del pasillo, puertas
elegantes, con paneles de vidrio desaparecen en el techo delante de nosotros
cuando entramos en un recinto de cristal. Una cuadrícula con patrones de luz
brillan sobre mí desde arriba, escaneando cada centímetro de mi cuerpo. A
continuación, la pared de vidrio opaca en frente de nosotros se desmaterializa.
Esto me permite tener una vista de la bulliciosa multitud de Cavars dentro de la
ciudad flotante.
Jax y Wayra hablan con los armados Cavars estacionados cerca de la
entrada mientras Trey me baja dejándome sobre mis pies. Mirando alrededor,
estoy asombrada por la inmensidad de la fortaleza. Es como una especie de
elegante centro comercial con pasillos interconectados por encima y vehículos con
forma de capullo que se mueven a través de tubos transparentes lo
suficientemente rápido como para hacerlos simplemente un borrón de color.
—Esto es…
—Skye —termina Trey por mí.
—Debería haberlo sabido.
—¿Por qué? —pregunta Trey.
—Porque ustedes son siempre tan literales.
Una sonrisa toca sus labios, la primera que he visto esta noche. Hace que
sus cejas se levante un poco. —Sí. ¿Es algo malo?
—Depende.
—¿De qué?
—De lo que quieren de mí.
—De acuerdo. Estoy trabajando en alinear esas estrellas de las que
hablamos, pero por el momento, las estrellas todavía están lo suficientemente
calientes como para quemarnos —responde Trey, guiándome por los tenebrosos
pasillos luminosos.
Ya estoy perdida en este laberinto.
—¿Adónde vamos? — Cada pasadizo se parece exactamente al último.
—Mis aposentos —responde, y mi corazón golpea en mi pecho,
anticipándose a ver dónde vive.
Los pasillos abruptamente se vuelven de lujo con portales más amplios,
alcobas y una iluminación suave. Llegando a enormes puertas dobles al final de un
pasillo elegante, Trey dice:
—Gennet Allairis.
Inmediatamente las puertas se levantan, permitiéndonos entrar antes de
que se cierren otra vez. Mi boca se abre al ver una pared entera de cristal al otro
lado de la habitación con una vista sin obstáculos de la brillante luna. Sostengo la
mano de Trey mientras camino por el suelo de mármol negro. Descendiendo unas
cuantas escaleras a una zona de reposo hundida delante del cristal, observo los
rascacielos de abajo.
—¿Qué es gennet? —Pregunto distraídamente, no del todo preparada para
mirarlo todavía.
—Es un rango parecido a general —responde, extendiendo su mano para
tocar mi mejilla.
— ¿Te ascendieron? ¿No más Kesek?
—Sí, eso es correcto. Significa que puedo decidir las misiones que dirijo.
—Así que, esta noche fue…
—Mi primera misión oficial como Gennet —respondie—.Recibí tu
mensaje.
—¿Mensaje? No te envié ningún mensaje —Frunzo el ceño, mirando sus
ojos violeta.
Me quita el pelo de la cara y me sonríe.
—No fui invitado a tu swank... Manus me hizo saber que por tu insistencia
no asistiría. No habrías hecho eso a menos que algo realmente malo fuera a
suceder. —Sus dedos recorren mi mejilla y bajan hasta mi cuello, haciéndome
temblar.
—¿Cómo lo sabías? —Pregunto sin aliento con mis ojos en sus labios.
Apoyándose cerca de mi oído, dice:
—Te conozco.
—¿En serio?
—Sí.
—Entonces, ¿qué estoy pensando? —Trato de detener las lágrimas que
nublan mis ojos.
—Hice que Victus le mintiera a Manus, no estoy comprometido con
Charisma.
—¿No?
Él sacude la cabeza.
—No, ya no. Sabía que las cosas eran malas para ti. Sabía que Manus te
estaba obligando a comprometerte. Estaba tratando de hacer las cosas más fáciles
para ti, haciéndole creer que todavía estaba comprometido hasta que pudiera
encontrar una manera de sacarte. ¿No creías que me alejaría de ti después de todo
lo que hemos pasado, después de las promesas que te hice cuando estuvimos
juntos por última vez?
—No sabía…
—Puedes confiar en mí con tu corazón, Kricket —dice Trey como si
estuviera hablando directamente al órgano en cuestión—. No permitiré que Manus
esté cerca de ti. Ni siquiera toda la riqueza del mundo nos mantendrá separados, te
lo prometo —dice Trey. Me toma en sus brazos y me abraza de nuevo.
— ¿Qué hay de tu familia? Manus me dijo que te aplastaría a ti y a ellos si
no aceptaba ser su consorte — explico, sintiéndome desesperada.
—Soy un Gennet de Skye. Lo aplastaré si lo intenta.
—¿De Skye? ¿No de los Cavars? —Pregunto, con mis ojos abiertos de par
en par.
—Todavía soy un Cavar. Siempre seré un Cavar, pero ahora también soy
un miembro de Skye. Skye controla todas las ramas del ejército Rafe: los Cavars, la
Armada, la Brigada Aérea, la Infantería y todas las ramas de inteligencia.
—¿Como un departamento de defensa? —pregunto.
—Así es. Me han asignado dirigir el Comando de Operaciones Especiales
en nuestro departamento de defensa, en Skye.
—Entonces, ¿qué implicará tu trabajo?
—Operaciones secretas, Kricket, pero como es parte de Skye, tendré a mi
disposición todas las ramas de la comunidad militar y de inteligencia, no sólo
Cavars, sino el mando de componentes conjuntos.
—¿Inter-coordinación de servicios? —pregunto.
—Sí.
— ¿Dónde cabría una sacerdotisa Alameeda en todo eso?
—Reconocimiento especial, lucha contra el terrorismo, guerra no
convencional.
—Lo cual es…
—Comando de Operaciones Especiales.
— ¿La cuál ayudas guiar?
—La cual ayudo a guiar —afirma Trey.
Un poco del miedo que he estado albergando se disipa por un momento
hasta que recuerdo a Kyon. Sus ojos se habían llenado de pura malicia después de
apuñalarlo. Conozco esa mirada, prometía venganza.
—¿No crees que Kyon está muerto? ¿Estás seguro de que no lo maté?
—No lo mataste. —Trey contesta lentamente—. Fuiste tan valiente, al
tratar de enfrentarte a él por tu cuenta con un cuchillo. ¿En qué estabas pensando,
Kricket? —La cara de Trey es una mezcla de orgullo y angustia.
—Vi lo que iba a pasar. Traté de advertirles, Trey, pero Manus no me creyó
—expliqué, con voz quebrada—. Él pensó que le estaba mintiendo cuando le dije
que Kyon vendría esa noche para matarlo.
—Shh, está bien. — Trey frota mi espalda suavemente.
Mi garganta se siente en carne viva.
—¡No, no lo está! Esa gente murió esta noche por mi culpa.
—No, ellos murieron porque los Alameeda quieren comenzar una guerra e
irán a cualquier extremo para hacerlo. —Trey limpia las lágrimas de mi cara con
sus pulgares—. Quedaste atrapada en el medio de eso y el valor de tus acciones
dice mucho.
—No, lo hice todo mal —susurro.
—Aella nos contó lo que le dijiste, cómo le rogaste prácticamente que se
fuera toda la noche y que llevará consigo a la mayor cantidad de gente del palacio.
—¿Aella dijo eso? ¿Cuándo?
—Seguimos a Aella y ella nos contó lo que le dijiste. Esa información
justificó la inmediata movilización de tropas, armas mecanizadas y vigilancia
constante del palacio, así como del espacio aéreo que la rodeaba.
—¿Cómo atravesaron tus defensas? —pregunto, abrumada por lo que me
está diciendo.
—Tienen sacerdotisas, Kricket —dice suavemente Trey—. Pueden
encontrar agujeros y hacer agujeros con la dirección equivocada y el poder de la
persuasión. Pero, no se dieron cuenta de que sabíamos que estarían allí. Fuimos
capaces de comprometer sus tropas en el momento en que llegaron al suelo. De lo
contrario, habría sido una masacre completa.
Viendo que estoy al borde de un colapso emocional, Trey me recoge de
nuevo. Se mueve hacia una puerta en el extremo izquierdo de la habitación.
—Necesito que digas tu nombre —Trey murmura en mi oído.
—¿Por qué?
—Porque no puedo abrir esta puerta a tu habitación, solo tú puedes hacer
eso —responde, besándome la frente.
Frunzo el ceño en confusión.
—¿Esta es mi habitación?
—Sí — sonríe.
—Está unida a tu apartamento —declaro lo obvio.
—Así es —su sonrisa se amplía—. Espero que no te importe, pero te di mis
habitaciones de enlace personal. Te quiero cerca de mí.
El pensamiento de que él me quiere cerca se lleva un poco del frío que
siento por dentro.
—Kricket Hollowell —digo con voz tensa. La puerta se abre
inmediatamente para nosotros. Al entrar en la otra habitación, se ve casi
exactamente como el que acabamos de dejar, sólo en una escala más pequeña.
Volviéndose hacia una escalera de metal, Trey me lleva hasta el desván; tiene un
balcón con vistas a la luna como el piso de abajo. Acostado en la enorme cama,
Trey se acurruca a mi lado, tirando de mi rostro contra su pecho y dejándome
llorar con todo mi corazón hacia él.
***
Despertando en la cama, miro y veo a Trey dormido en la almohada al lado
de la mía. Mi latido del corazón se acumula al memorizar su rostro perfecto, tan
tranquilo. Lo observo durante mucho tiempo. Al primer rubor del amanecer, me
inclino hacia adelante, rozando mis labios suavemente contra los suyos.
Cuando abre los ojos, me acerca. Se inclina para besarme, y mi corazón late
contra la pared de mi pecho. Sus labios se encuentran con los míos, burlándose de
mi labio inferior con el suyo. Un suave jadeo viene de mí cuando sus dedos se
deslizan por la piel desnuda cerca de la curva de mi pecho. Mi vientre se calienta
ante su suave caricia.
—¿Cómo es que estoy desnuda y tú tienes ropa? —murmuro contra sus
labios, sonriendo a pesar de mi desventaja.
—Tu vestido parecía incómodo, así que te lo quité de encima. — Trey está
completamente sin remordimientos.
— ¿Cómo lo conseguiste sin despertarme? —miro sus ojos violetas—.
Había como cien broches en él.
Su gran mano sube para acariciar mi mejilla, acariciándola con su pulgar.
—Me di cuenta... así que lo corté —responde, sus labios profundizan
nuestro beso.
—¿Fue sexy? —pregunto entre besos—. ¿Cortarlo para quitarmelo? —Le
acaricio su mejilla áspera con la mano, sintiendo el crecimiento de las últimas
horas.
—¿Sexy? —pregunta, con las cejas juntas como si estuviera confundido. —
No lo describiría así... fue... peligroso y delicado... He tenido momentos más fáciles
desarmando explosivos… —Se movió en un segundo, me besa y hace que un calor
emocionante se arrastre a través de todo mi cuerpo—. Todo ese encaje y... piel… —
murmura en mi cuello, en un gemido torturado.
—¿No te gustan las prendas interiores que pedí? Mi sonrisa crece cada
segundo—. Debes saber que tratar de describir ligas y medias a alguien es
realmente difícil y los sostenes son casi imposibles…
—Ropa interior... ¿es así como llamas esos pequeños monstruos polares?
—Él mordisquea mi lóbulo de la oreja.
—Mmm —asiento con la cabeza, más para cubrir mi escalofrío de placer
causado por sus labios rozando mi hombro que para responder a su pregunta.
—Son crueles, gatita. Se meten en el alma de su víctima y hacen que sea
casi imposible para él descansar... sólo recordando lo que parecían, ocuparán
rotaciones enteras de mí tiempo.
— ¿Antes de cortarlos? Porque tenían ganchos...
—Sí... los estudié después... debemos enviar por tus otras prendas
interiores... para más tarde y luego puedes mostrarme cómo funcionan —dice Trey
pensativo, su dedo trazando mi clavícula.
—¿Una instrucción?
—Aplicación práctica —responde, su sonrisa creciendo.
—Eso suena como un trabajo peligroso —mordisqueo su labio inferior—.
Podrías pagar un alto riesgo por ello —sonrío.
—Podría... Algo para después de nuestra ceremonia de compromiso... Baw-
da-baw.
Una voz femenina autómata me sorprende desde arriba, haciendo que me
estremezca un poco cuando dice:
—Kricket Hollowell, su presencia es solicitada por Skye en la Arena del
Consejo Superior.
—¿Qué fue eso? —le pregunto a Trey, mis ojos se estrechan mientras miro
alrededor de la habitación para ver camaras ocultas.
Trey gime y se frota la cara.
—Di: asistiré. Tiempo estimado de llegada: un part.
Repitiendo lo que Trey me dijo que dijera, le pregunto:
—¿A qué estoy de acuerdo?
—Le di al consejo un informe parcial anoche después de que estuviste
dormida, pero tenemos preguntas que responder antes de que podamos seguir
adelante.
Envolviendo la sábana alrededor de mí, pregunto:
—¿Cuál es el plan?
Frunciendo el ceño, Trey dice: —Necesitamos asegurarnos de que Skye te
permita unirte a mi unidad, porque todas las diferentes ramas del ejército están
clamando por tu servicio.
—Así que... ¿podrían ponerme en la Brigada Aérea o en la Armada?
Una mirada de disgusto cruza sus labios antes de que él diga: —Voy a
asegurarme de que eso no suceda. Voy a negociar para que te asignen a mí
permanentemente.
—¿Y entonces podemos estar juntos?
—Esa es una forma. Pude explicar a Skye la amistad y la confianza que
existe entre nosotros. Es la razón por la que se te permitió tener habitación junto a
la mía temporalmente. Quieren que te ayude a aclimatarte en este entorno.
—¿Ellos saben sobre nosotros?
—No —dice Trey con sus cejas bajando—. Mantuve esa parte en secreto.
No sé qué harán con esa información y no quiero que tengan una razón para
separarnos.
—¿Crees que harían eso?
—Una vez emancipada, tienes derecho a elegir un consorte. Nadie puede
interferir con esa decisión. — Me acaricia la mejilla.
—Bueno. ¿A quién tengo que convencer, entonces? —le pregunto, viendo
sus labios contraerse con una sonrisa.
—Esa es la pregunta, Kricket —suspira Trey.
Él se levanta de la cama y camina a través del suelo de mármol negro a un
panel automatizado. Al tocarlo, un holograma virtual de ropa aparece delante de él.
A medida que chasquea la mano, la ropa se mueve, cambiando rápidamente de
color y estilo. Trey presiona los botones virtuales en la pantalla del holograma.
Pronto una larga chaqueta negra con polainas negras aparece en el armario virtual.
Presionando más botones, un paquete cae de una rampa cerca del panel
automatizado.
—Aquí — dice Trey, entregándome el paquete. —Estos deben quedarte.
Vístete y ven conmigo a mi habitación.
—¿Vas a enseñarme cómo usar el centro comercial instantáneo? — Me
levanto de la cama con la sábana blanca envuelta con seguridad alrededor de mí—.
¿Necesito una tarjeta de crédito o...?
—Es pedido de adquisición y tendrás acceso a lo que quieras bajo mi
rango —contesta divertido, antes de inclinarse y besarme suavemente.
—Ah, gracias, cariño —murmuro bajo mi respiración, observándolo
retroceder y caminar hacia las escaleras.
Localizando el lavare, me lavo y me visto rápidamente. La ropa que me
regaló Trey es elegante, de una manera muy urbana, militar. El paquete viene
completo con botas negras largas que me dan más altura.
Caminando hacia las escaleras, las llevo al nivel principal. Paso la ventana,
mirando la vista asombrosa del sol que se levanta cerca de los rascacielos abajo.
Cuando llego a la puerta contigua entre mis aposentos y la de Trey, digo:
—Kricket Hollowell.
Una voz femenina automata anuncia:
—Kricket Hollowell solicita la admisión de Gennet Allairis.
Un momento después, la puerta se abre y veo a Trey con Jax y Wayra.
—¡Kricket! —Wayra dice cuando entro a la habitación—. ¿Un cuchillo, un
cuchillo de cena? —me pregunta, sin esperar a que vaya a él sino que me encuentra
a medio camino y me levanta, balanceándome—. Voy a contar esa historia a cada
git nuevo que se aliste en los Cavars. Ese es un tipo de coraje con el que tienes que
nacer; no se puede enseñar.
—Aunque no lo maté — le digo, mirando a Wayra con los ojos violetas
sonrientes.
—La próxima vez —dice Wayra con la seguridad de que habrá una
próxima vez—. Me aseguraré de que tengas un cuchillo más grande. Ah, pero
salvaste el Regente... al menos la mayor parte de él. Él fue alcanzado unas pocas
veces por los calibradores de cuarenta y recibió quemaduras de un amplificador de
sanctum mal lanzado. No lo veremos por unos cuantos specks mientras lo
regeneran.
Después de que Wayra me pone sobre mis pies, Jax me recoge.
—Necesitas una clase de anatomía. Somos diferentes a los humanos —
dice, sonriendo y dándome un abrazo gigante.
— ¿Tú crees? —pregunto, sonriendo a regañadientes—. Bueno, sólo
añádelo a la creciente lista de cosas que Trey tendrá que enseñarme. Natación,
escalada, armas, anatomía...
—Te enseñaré anatomía —Jax me pone de pie.
—Con calma, Kesek —Trey frunce el ceño ante Jax.
— ¿Kesek? — Le pregunto a Jax, mi boca abierta—. ¿Te has vuelto un
Kesek?
—Sí — Jax sonríe más—. Trabajar contigo es como una vía rápida para la
buena fortuna. Incluso Wayra fue promovido a Venteur. Uh, eso es como Capitán, y
con su habilidad para la insubordinación sabemos que tiene que ser nuestro
encanto de buena suerte la que influyó en la decisión.
—No tengo mucha suerte, Jax.
—Te equivocas —interrumpe Wayra—. Nos vas a dar el filo que
necesitamos para ganar esta guerra que Alameeda nos está trayendo. Los
derrotamos anoche. Destruimos casi todos sus ALVs debido a ti.
—No fui yo... Trey —tartamudeo, sintiéndome ansiosa porque están
poniendo su fe en habilidades que no puedo controlar—. Yo solo hice un desastre.
—Si lo que hiciste anoche fue un desastre, Kricket, entonces quiero estar
cerca cuando lo hagas bien —responde Trey con una sonrisa lenta.
—Eso, eso —Jax está de acuerdo.
—Es un mundo totalmente diferente cuando sabemos dónde estarán y
cuándo, como lo hacen ellos con nosotros —dice Wayra con satisfacción—. Esto
iguala el campo... bueno, los pone en desventaja. Sus tropas son descuidadas,
porque nunca han necesitado mucha habilidad para encargarse de nosotros
cuando tienen la sorpresa de su lado. Fue como sacar gits anoche.
—No siempre será así, Wayra. Se adaptarán —dice Jax, con los ojos fijos en
mí.
—Y Kyon me conoce. Él sabe lo que puedo hacer —digo suavemente, con
hielo en mis venas.
—Tendrán que volver a regenerarlo primero —responde Trey en tono
neutro.
— ¿Cuánto tiempo se tarda en hacer eso?
Trey frunce el ceño.
—La mitad de un floan.
—Seis meses —digo distraídamente—. Entonces estará repuesto.
—Y estaremos listos. Caballeros, tenemos nuestra ruta para nuestra
siguiente misión. Vamos a asegurarnos de que ella vuelva a casa a salvo.
—Baw-da-baw —dicen Wayra y Jax al unísono.
—Casa —murmuro suavemente, antes de caminar junto a Trey hacia la
puerta para enfrentar a Skye juntos.
Continuará…
Sea Of Stars (Kricket #2)
Kricket Hollowell, de 18 años, buscaba su lugar en el mundo cuando
descubrió que el universo era más grande y más peligroso de lo que
había soñado. Ahora,
transportada a través del
espacio al planeta Ethar,
Kricket aprende que su
capacidad genética para ver el
futuro la convierte en una
mercancía muy apreciada... y el
catalizador de la guerra entre
los clanes de sus
desafortunados padres. Según
la profecía de Alameedan, una
casa se elevará al poder y la
otra será completamente
destruida, y se cree que la
precognición de Kricket es el
arma que hará que se incline la
balanza.
Considerada como un objetivo
tanto para los Rafe como de las
casas de Alameeda, Kricket
encuentra protección, y un
hogar, en los brazos de Trey, su
guardaespaldas ethariano,
convertido en novio. Pero sus visiones de lo que está por venir la
molestan profundamente, sobre todo porque debe descubrir si el don de
la premonición le permitirá reescribir el futuro o si su destino es tan
inamovible como las estrellas.