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(Jorgepor $5000 en dos cuotas es solo la últi - ma muestra de su pusilanimidad 1. Sin embargo, más allá de la coyun - tura, el gobierno de Macri es un fra - caso en gran medida

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José Luis Rojo

“El economista Carlos Melconian, quienaún mantiene un contacto regular conMacri, habló esta semana de ‘régimen detransición’. Es la misma expresión queutilizan las calificadoras del mercadopara referirse a la Argentina. Aluden alperíodo que va desde el reciente acuer-do con el FMI hasta las elecciones de2019, la brecha en que el país tienecubierta sus necesidades de financia-miento por los desembolsos que anun-ció Christine Lagarde (…) Emerge enton-ces una pregunta central (…) ¿qué diná-mica terminará dominando la realidadargentina durante el período de transi-ción? ¿La que propone el gobierno,basada en la paciente aceptación socialdel ajuste (…)? ¿O por el contrario pre-valecerá el malhumor creciente genera-do por el interminable círculo de subasde tarifas-inflación-recesión, que asfixiaa sectores importantes de la sociedad yque derivaría nuevamente en algunaforma de populismo económico” (JorgeLliotti, La Nación, 4/11/18)

El próximo 10 de diciembre secumplirá tres años de Macri enel gobierno. Como reza el título

de este texto, se tratará de la paradójicacontinuidad de un gobierno en granmedida fracasado, que este año pasópor el peor año de su gestión.

Lo que presentaremos a continua-ción es una minuta para el debatenacional de nuestro VIII CongresoNacional, mediante la cual queremoshacer parte a todos los simpatizantes yamigos de nuestro partido y que estáenfocado con la idea de, partiendo de lacoyuntura, y también a modo de “resu-men” o balance de lo actuado hastaaquí por Macri, poner como una espe-cie de “mira telescópica” que nos per-mita adelantar algunas de las tenden-cias que se vienen en el país.

Como es evidente, ninguno de losdesarrollos nacionales pueden serapreciados hoy sin tener en cuenta lareciente elección de Bolsonaro. LaArgentina no es Brasil, pero es eviden-te el impacto que ha tenido su elecciónpresidencial en toda la región. Razónde más para estudiar este documento acontinuación de los textos presentadossobre Brasil la semana pasada en estamisma prensa.

Introducción

El cambio de coyuntura que ha sig-nificado el triunfo de Bolsonaro enBrasil, sumado a la segura aprobacióndel presupuesto en senadores, adelan-tan el calendario electoral en laArgentina. Esto ocurrirá en medio dela profundización de la crisis económi-ca y social, y la eventualidad de luchasy desbordes.

El país se encamina así a un 2019

donde se vivirá una suerte de “coyun-tura mixta”: convivirán las tendenciasa la crisis económica y social subpro-ducto del ajuste impuesto mediante elacuerdo con el FMI, con el encamina-miento electoral. Todo esto sin descar-tar agudos conflictos sociales más alládel convicto y confeso rol de conten-ción de las direcciones sindicales buro-cráticas de todos los colores y de todaslas expresiones de la oposición política(incluyendo en esto a los K). El recienteacuerdo de la CGT para “levantar elparo” (¡un paro que en realidad noestuvieron nunca dispuestos a convo-car!) a cambio de un impreciso bonopor $5000 en dos cuotas es solo la últi-ma muestra de su pusilanimidad1.

Sin embargo, más allá de la coyun-tura, el gobierno de Macri es un fra-caso en gran medida. Ha reinstalado elpleno imperio de la ley del valor en laeconomía: es decir, la ha colocado bajoférreos criterios de ganancia empresa-ria: de ahí la eliminación de subsidios yla apelación a que se pague los serviciosy cualquier otra cosa “por lo que valen”.

Sin embargo, como tal, su gestióneconómico-social es un fracaso (almenos hasta esta parte), como lo afir-man incluso los propios empresarios.No ha logrado imponer grandestransformaciones estructurales: esdecir, contrarreformas legalizadasvía el Congreso Nacional. El gradode derrota y regresión social que exi-gen la burguesía y el imperialismopara “hacer competitivo” el país, seencontró permanentemente con lasrelaciones de fuerzas. En esto ladinámica Argentina ha sido divergen-te del Brasil2.

Entre esas relaciones de fuerzas ylas limitaciones de la economía nacio-nal e internacional, amén de las velei-dades reeleccionistas, fracasó el gra-dualismo3. Posteriormente, a partir dela interminable corrida contra el pesoiniciada en abril, se terminó imponien-do desordenadamente una “lógica deshock”: no solamente con un dramáti-co costo económico-social, sinoabriendo interrogantes sobre qué sal-drá de las elecciones del 2019 (un fac-tor evidente de imprevisibilidad).

Entre una base económica endebley las relaciones de fuerzas, como para

mediatizar los desarrollos, estuvo (¡yestá!) el rol de contención del peronis-mo, el kirchnerismo, las IglesiaCatólica (ya veremos más adelante elrol distintivo de los evangélicos) ytodas las alas de la burocracia sindical,amen de los medios de comunicaciónmasivos, cada uno siguiendo su libreto.Entre todos ellos, pero sobre todo laburocracia y los K (con sucampaña/justificación del “Hay 2019),se las arreglaron para evitar una sali-da anticipada de Macri. Salida antici-pada que parece una perspectiva cerra-da en estos momentos4.

Para el próximo año se viene unescenario electoral “tripartito”: elmacrismo y las dos alas del peronismo(PJ y los K), sin que se pueda saber poranticipado (aún falta muchísimo paralas elecciones), quien se impondrá;siquiera se puede adelantar quien dis-putará la segunda vuelta (al ir divididoel peronismo, Cambiemos podría man-tener aspiraciones hasta el final).

En cualquier caso, los desarrollos enel país dependerán también –aunquenunca mecánicamente- de lo que ocu-rra en el mundo y la región el próximoaño. La coyuntura regional se encuen-tra girada a la derecha. El triunfo deBolsonaro en Brasil parece consolidarestas tendencias.

Al mismo tiempo, la economíamundial no parece ir bien y se estáviviendo una renovada crisis de ladeuda externa en los países emergen-tes, lo que podría venir a desestabilizarlas cosas con resultados inciertos.

Así las cosas, de una coyunturaregional reaccionaria podríamosestar pasando a un ciclo derechista;ciclo derechista que, al menos enBrasil, coloca la eventualidad de undesborde de la democracia burguesapor derecha.

Con ser este un desplazamientograve de los acontecimientos, no es laúnica realidad: Argentina no es Brasil.Como hemos señalado muchas veces,un movimiento pendular que se des-plaza muy hacia la derecha puede rebo-tar más a la izquierda que el “reformis-mo descremado” que se vivió en la pri-mera década y media del siglo XXI enla región.

Un reformismo descremado y cre-tino de la institucionalidad, que es elprimer responsable del ascenso de los“Bolsonaros” que hay en la región y elmundo. Porque una inocultable clavede la votación a Bolsonaro de millonesde ex votantes petistas desengañadoses que después de 14 años en el poder,no se puede anotar una sola transfor-mación de fondo en Brasil5.

En la Argentina no hay por ahorahipótesis de una figura tipo Bolsonaro.Esto no quiere decir que las campañasde Cambiemos y el PJ no vayan a tocaracordes reaccionarios anti-inmigran-tes y represivos como se puede ver yaen declaraciones de Pichetto (“a losinmigrantes que delinquen hay queecharlos a patadas”), Bullrich (“el quequiere andar armado, que ande arma-do”), o Massa (“Bolsonaro puso prime-ro a Brasil”)…

En cualquier caso, las relaciones defuerzas y las tradiciones de lucha en elpaís, aun a pesar del criminal rol decontención de las direcciones, y tam-bién del impacto de lo que vaya a ocu-rrir en Brasil, adelantan un procesa-miento nacional de las tendenciasinternacionales menos corrido haciala derecha6.

No hay que olvidarse, tampoco, quecomo señalamos en nuestro documen-to internacional, el mundo vive uncorrimiento dominante hacia la dere-cha, pero también están en obra fuer-tes tendencias de “bipolaridad” desdela izquierda, tendencias que se expre-san en el movimiento de mujeres, elascenso de la juventud y las nuevasgeneraciones, así como toda suerte defenómenos políticos y políticos-electo-rales (ver ahora, por ejemplo, la elec-ción de Alexandria Ocasio-Cortez poradentro de los demócratas).

La izquierda revolucionaria tieneun lugar ganado de trascendencia ennuestro país. Su ubicación políticasigue estando en discordancia con supeso orgánico real: un auditorio políti-co y político-electoral de una franja

1 Adelantémonos a señalar que en tresaños de gestión de Macri, la CGT nunca sedecidió siquiera a pasar a la oposición algobierno.2 Es evidente que la historia de los dospaíses es una de influencias mutuas en unoy otro sentido; más adelante volveremossobre la cuestión. 3 Lo de las veleidades reeleccionistas esclave porque Macri quiso administrar elajuste como para garantizarse su continui-dad, pero desconoció las limitaciones bienconcretas que tiene la economía nacional(cosa que permanentemente le marcaronaquellos economistas amigos que bregaronsiempre por el shocK).

4 Sobre el final de este texto plantearemosuna suerte de “reajuste” de nuestra políticaen función de este dato central. 5 Este dato es tan grande que incluso enmuchos balances de publicaciones y perio-distas progresistas no se oculta la cuestión:

“Supo haber en nuestra región gestionesde gobierno encabezadas por fuerzas polí-ticas de base popular que, de un modo uotro, identificaron la política con lacorrupción. Esta identificación era tal por-que, supuestamente, sin corrupción, lapolítica, el gobierno de los hombres y losintereses, la cooperación de y entre losactores, la perpetuación del grupo políticodominante, eran imposibles (…) la base delasunto, estriba en esta concepción: el quequiere el fin quiere los medios, el quequiere política que aprenda a corromper”(Vicente Palermo, El Diplo, noviembre2018). 6 No hay en la Argentina ninguna hipóte-sis de ruptura del régimen político. Otracosa es la sistemática campaña del gobier-no (acompañada por personajes comoPichetto), de girar el régimen de la demo-cracia burguesa a una versión más dere-chista. Pero esto es otra cosa y nos sirvecomo para parar la campaña histérica quese va a desatar de parte de los K para justi-ficar cualquier cosa, para cuestionar laindependencia de clase de la izquierdarevolucionaria, para insistir con la campa-ña contra el voto en blanco en el 2015,para defender al indefendible Scioli queacaba de hacer declaraciones afirmandoque lo hecho por Macri “ya está”, que “nose puede andar cambiando permanente-mente las medidas tomadas por un gobier-no saliente”…

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Documento Nacional

La paradójica continuidad de un gobierno fracasado

Suplemento VIII Congreso del Nuevo MAS

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Socialismo o BarbarieAño XVII | Suplemento VIII Congreso del Nuevo MAS | 08/11/18 | | 3

minoritaria de masas, y un peso orgá-nico de amplia vanguardia.

Sin embargo, en un escenario gene-ral donde las cosas tienden a extremar-se, donde se va al experimento de ungobierno de extrema derecha en Brasil,la izquierda debe prepararse paradesafíos mayores. No solamente hayque sacudirse la “modorra” de años deactuación bajo condiciones más omenos normales de la democracia bur-guesa; también hay que madurar paraestar listos para una eventual onda deradicalización política como hacedécadas no se vive en la región.

La unidad de acción contra los zar-pazos reaccionarios y derechistas debeser reafirmada. Lo mismo que la máscompleta independencia política detodo sector patronal. Si debemos sos-tener la exigencia y la denuncia sobrelas direcciones tradicionales así comola acción unitaria cuando se deciden amovilizar, al mismo tiempo hay quepugnar por desbordarlas reafirmandoel polo independiente, de clase: defen-demos las conquistas democráticas ysociales frente al acecho derechista;pero no aceptamos el chantaje de losreformistas responsables últimos delascenso de los “bolsonaro”.

Se viene un año de tareas mixtas:la campaña electoral que se adelantaserá de enorme importancia para elcurso del ciclo político más general delpaís, con impacto y / o contrapesosobre la región, lo mismo que habráque ir viendo como se procesa la crisiseconómica y social por abajo alentan-do la salida a luchar contra el ajuste.

No vemos muchos escenarios deunidad de acción dada la política cri-minar de la burocracia sindical ymismo los k; una política criminalexpresada a lo largo de este año en el“Hay 2019” y que garantizó la conti-nuidad de Macri. Los mismo hicieronel PT y la CUT el año pasado enBrasil: “Hay 2018” decían y les salióun Bolsonaro…

Estaremos en la primera fila uni-taria cuando se trate de salir a la peleaefectiva, lo mismo que alentaremos eldesborde. En el terreno electoralnuestra orientación será un implaca-ble ni-ni: ¡ni Macri, ni Pichetto (ocualquier otra variante pejotista),Ni Cristina: vamos por la unidad dela izquierda clasista!

Nuestro partido está recorriendoun nuevo salto en sus filas. Nuestrobalance del último años es extraordi-nario. Vamos a encarar las tareas del2019 para hacer del Nuevo MAS unode los principales partidos de laizquierda argentina.

La coyuntura se da vuelta

En las últimas semanas la coyuntu-ra nacional se ha dado vuelta. Lamayoría de los elementos que la cons-tituyen siguen presentes, pero hancomenzado a ordenarse de unamanera diferente. Es lo habitual:cuando una coyuntura no terminasiendo explotada por la izquierda,comienza a rebotar hacia la derecha.La realidad es dinámica; nunca sequeda quieta marcando el paso.

Los factores de este giro son bas-tante claros. El primero y determinan-te, es el triunfo de Bolsonaro en Brasil,un país de dimensiones continentales,la principal potencia Latinoamericana.

Entre Brasil y la Argentina siempre hahabido relaciones de mutua interde-pendencia; en algunos casos es nues-tro país el que marca cierta tónica enBrasil; en otros casos es al revés. Loque nunca ocurre es que los aconteci-mientos en uno pasen desapercibidosen el otro.

Cuando el impacto del Argen-tinazo en Brasil, la burguesía encon-tró como mejor alternativa ungobierno preventivo de Lula, quecumplió su tarea y evitó una radicali-zación en el país hermano: en Brasilno hubo rebelión popular.

Ahora la presión se ejerce en el sen-tido inverso: todo el año Macri estuvoen la cuerda floja. Y, si no cayó, fue porla exclusiva responsabilidad del PJ, losK y la burocracia, enseguida volvere-mos sobre esto. Pero llegando a fin deaño, Macri se ha sostenido.

Y ahora le ha llegado la buena noti-cia del triunfo de Bolsonaro: “JairBolsonaro es una pregunta sin res-puesta para el mundo, pero no deja deser una buena noticia para Macri. Laotra opción era peor, no por el candi-dato Fernando Haddad, un intelectualal que el presidente argentino frecuen-tó cuando era alcalde de la ciudad deSan Pablo. Pero el triunfo del PThubiera sido leído por el kirchnerismocomo una victoria propia. Como elcomienzo del regreso, tal vez, de unacorriente afín en el sur de América”(Joaquín Morales Solá, “Bolsonaro,una buena noticia para Macri”, LaNación, 31/10/18).

Al inevitable impacto de Bolsonarose le suman elementos nacionales.Primero, la aprobación del presupues-to nacional para el año que viene, quecon idas y vueltas y tironéos, cuentacon el apoyo de la mayoría de losgobernadores del PJ. Patrocinado porTrump, el FMI, y toda la patronal, elpresupuesto es parte de un plan deajuste mayor: el giro al déficit ceropara evitar que el país caiga en cesa-ción de pagos (al menos hasta finalesdel año que viene)7.

La burocracia se encargó de“vaciar” las calles para la sesión del 24de octubre. En realidad, se congrega-ron decenas de miles de personas. Perono alcanzó frente al sólido acuerdo porarriba para que el presupuesto pase.“Sólido” acuerdo fundado en necesida-des mutuas, y en concesiones de Macria los gobernadores (que le abrieronuna crisis con Vidal).

Hubieran hecho falta un millón depersonas para derrotarlo. Y podríahaber habido ese millón si se trabajabaen ese sentido. Pero cuando la buro-cracia se avivó de lo que podía venirse,de que podría ocurrir un escenariotipo diciembre, en conjunto con laIglesia Católica inventaron unamaniobra distractora.

Convocaron para el sábado 20 deoctubre un acto “político-religioso”en Lujan, al cual llevaron la base tra-bajadora a hacer nada: solo paraadormecer su conciencia política yluchadora. Al mismo tiempo, suman-do vergüenza al bochorno, la CGT

declaró que “el jueves 25/10 le pon-dría fecha a un paro general de 36horas con movilización” en …noviembre; un verso que ahora nego-cian “levantar” por chirolas.

El kirchnerismo hizo un show endiputados ese día, y movilizó algo desu base política. Pero se cuidó de novolcar peso social real en las calles;calles que igualmente estuvieron“calientes” aunque no alcanzó. Aquíhay que tomar nota entre otras cosasque incluso los K, que vendrían a seralgo así como la oposición burguesamás “radicalizada” están por “renego-ciar el acuerdo con el FMI”, no porromper con el mismo.

El criterio de gobernabilidad(capitalista), está por encima de todaslas cosas: ningún actor de los dearriba saca los pies de ese plato. Porlo menos, ningún de los actores queresponde a los criterios del “progre-sismo” o de la oposición burguesanormal. Otra historia es el caso de laextrema derecha tipo Bolsonaro, quesí cuestiona –¡y de manera estriden-te!- las “reglas de juego”, lo que hacemás repugnante aun la pleitesía quele rinden al juego institucional los“reformistas”.

En todo caso, y como hemos mar-cado en nuestro documento interna-cional, la izquierda revolucionariaobviamente no cuestiona toda demo-cracia –como sí lo hace la extremaderecha-: defiende la superación de lademocracia burguesa por parte de lademocracia obrera ejercida en lascalles y lugares de trabajo.

Para el cambio de coyuntura debe-mos sumar un tercer elemento: el fre-nazo en senadores de la ley del dere-cho al aborto. Las jornadas del 13J y el8A fueron históricas y se logró unamayoría social a favor de este derechoelemental. El movimiento por el dere-cho al aborto se hizo de masas simbo-lizado en la marea de pañuelos verdes.

Sin embargo, cuando la cosa ame-nazaba con desbordarse y conquistarseel derecho al aborto, el gobierno serearmó y montó una contraofensiva:pasó un acuerdo con las iglesias católi-cas y evangélicas, la burocracia sindi-cal traidora, la CTEP y con porcionesenteras del peronismo; así frenaron lacosa en el senado.

La “derrota” del derecho al abortoen el Congreso, una “jugada” de todasmaneras estúpida de Macri, que termi-nó instalando el debate por el abortoen el escenario nacional, está dandolugar ahora a una “contra ola reaccio-naria” motorizada sobre todo desde elBrasil, pero que ha encontrado puntosde apoyo aquí entre los sectores másreaccionarios8.

Las cosas en la Argentina este añohan estado como “invertidas”: el polomás dinámico fue el de la crisis y laeventual salida anticipada de Macri, yel “bi-polo” ha sido el de su sosteni-

miento, el ajuste brutal y la contrao-fensiva reaccionaria y oscurantista dela campaña contra la “ideología degenero”. Lo concreto es que en estosmomentos, estas dinámicas podrían“normalizarse”. Aunque atención quela Argentina es la Argentina: un paíscuyas relaciones de fuerzas siguensin estar resueltas.

A duras penas, el gobierno pareceestar recuperando algo parecido auna “iniciativa” (exánime por cierto).Y en el terreno de los derechos de lasmujeres se vive, repetimos, una ciertacontraofensiva de los sectores másoscurantistas.

En algunos aspectos el gobiernoha debido soltar lastre (lo cual tam-bién es una medida de las cosas): porejemplo, “mediatizando” en parte elajuste del gasto por la vía de aumen-tos en los impuestos o convalidandoaumentos paritarios del 40% como enlos casos de Camioneros y Judiciales(que no quita que los salarios realespromedios caigan este año en algo entorno al 10%; volveremos más ade-lante sobre esto).

El gobierno ha sacrificado popula-ridad para parar la corrida con undurísimo ajuste pactado con el FMI.Ha debido hacerlo al costo, incluso,de crecientes desavenencias inter-nas no solo en Cambiemos, sino en elPRO (ver las peleas crecientes entreMacri y Vidal).

En síntesis: la coyuntura se hadado vuelta (al menos, en lo inmedia-to). Si el presupuesto se aprueba en elsenado, aun con todo lo que de “for-mal” tendrá (es decir: sujeto a tironéosen las legislaturas provinciales y loslugares de trabajo), significará un cos-toso triunfo político para Macri (unacierta “institucionalización” de la polí-tica de shocK).

Además, el G-20 significará una“militarización” del país por algunasjornadas; un palco privilegiado paraque Macri se muestre con las principa-les autoridades del mundo.

Pero ni aun así las “bombas” estántodas desactivadas: diciembre rondapor el imaginario popular como unmes en el que podrían haber estallidossociales conforme muchas familiastrabajadoras no tengan nada que ponersobre la mesa.

Y, sobre todo, a pesar de “factoresestabilizadores” como el encamina-miento electoral, la crisis económica-social está comenzando recién ahora ahacer impacto pleno, lo que augurameses de “malaria”, descontento yeventuales desbordes sociales9 (deahí las reiteradas advertencias de laIglesia Católica10).

7 Atención que crecen las criticas a la“inutilidad” de Macri entre la patronal.Ahí estuvo el bocón de Ratazzi diciendoque “los mercados no le creen más aMacri”. Sin embargo, por su clara lógicade clase igual lo apoyan. El mismo Ratazziadelanta que lo volvería a votar.

8 El paso de los evangélicos a la acciónpolítica directa es un dato nuevo en nues-tro país. Apoyándose en los sectores másplebeyos y “desheredados” y siguiendo suinvolucramiento en Brasil, Perú, EstadosUnidos, etcétera, se trata de un movimien-to reaccionario hasta la médula, que es elque está motorizando ahora campañascomo “con mis hijos no te metas”, metién-dose en las escuelas, etcétera, un elementoque apunta a radicalizar los dos polos dela lucha por los derechos de las mujeres ylas minorías.

9 Aquí nos referimos no tanto a los secto-res populares desocupados y los barrioscontenidos por un acuerdo del gobierno,la Iglesia y la CTEP (aunque para nadapueda descartarse eventos en este terreno,sobre todo sobre finales del año), sinosobre todo aquellos sectores comoAstilleros, mineros de Río Turbio, Luz yfuerza Córdoba, Hospital Posadas, etcéte-ra, que recibiendo en pleno el ajuste pre-supuestario profundicen su curso lucha-dor. 10 Es evidente que Radrizzani no actuósin la autorización del papa Bergogliocuando decidió presidir esa misma al airelibre con Moyano: los tipos son maestrosen la contención, aunque hayan quedado“chamuscados” por su posición oscuran-tista en relación al derecho al aborto.

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Suplemento VIII Congreso del Nuevo MASAunque la coyuntura puede haber-

se dado vuelta transitoriamente, elbalance del gobierno es un fracaso.Un fracaso que visto el contexto eco-nómico internacional deteriorado quese avecina (así como los potencialescuestionamientos de Bolsonaro alMercosur; principal destino de lasexportaciones argentinas), abre inte-rrogantes sobre cómo será 2019.

En todo caso nuestra apreciación esque se abre una coyuntura mixtadonde el encaminamiento electoralconvivirá con fuertes “ramalazos” decrisis económica, social y política.

Un gobierno “fracasado”

Dediquémonos ahora a poner aprueba la definición que titula estepunto. Cuando ponemos comillas a lapalabra “fracasado” no es porque que-ramos negarla, sino simplemente paradar cuenta de un fenómeno algo máscontradictorio, pero que evidenciasin duda un fracaso11.

Macri logró avances en el sentidode una redistribución regresiva de losingresos, pero el efecto final de estostres años de gestión ha sido una deses-tabilización de la situación económica,social y política del país; un fracaso enllevarla a un puerto seguro.

El elemento clave aquí se organizaalrededor de la idea que la aguda crisisvivida este año ha sido una “crisisauto-inducida”. Veamos qué quere-mos decir con esto.

Al llegar Macri al gobierno a finalesdel 2015 comenzó a aplicar un modeloeconómico neoliberal casi “demanual” (demasiado de manual podríadecirse12). Desde el vamos nuestropartido lo definió marcando una rup-tura respecto del kirchnerismo: ungobierno burgués normal y hastareaccionario por oposición a ungobierno burgués de mediación.

Esta ruptura venía a marcar tam-bién una inflexión regional, inflexiónque se confirmaría –¡y con creces!-con el “golpe parlamentario” duranteel 2016 contra Dilma Rousseff, y laasunción del gobierno espurioMichael Temer.

Macri tomó la decisión de unificarel mercado del dólar (aun sin contarcon las reservas suficientes); pocosmeses después el Congreso Nacional levotó en pleno (salvo los K) el pago de10.000 millones de dólares a los fon-dos buitre; eliminó las retenciones alas exportaciones agrarias, mineras eindustriales; comenzó un plan dereducción de las retenciones a la soja(única retención agraria mantenida);también un aumento gradual de lastarifas de los servicios públicos; etcéte-ra: medidas todas caracterizadas poruna transferencia regresiva derecursos13.

Sin embargo, le costó endosar latotalidad del ajuste a las masas. Elclima político se corrió a centrodere-cha: abundaron los reflejos reaccio-narios entre los sectores medios y lostrabajadores (las clases medias arras-trando a los trabajadores), reflejos deltipo de rechazar el “sostener a losvagos que no trabajan”, seguridad,corrupción, etcétera.

El gobierno fogoneó en distintasoportunidades estas motivaciones –caso Santiago Maldonado o ahoramismo los ataques a los inmigrantes-,alentó la campaña “anticorrupción”,etcétera, pero por dos veces consecuti-vas hizo campañas con globos de colo-res: no dijo lo que pretendía hacer enel terreno económico-social.

Su posicionamiento pro-mercadohizo que vinieran al país sumas sidera-les de “capitales golondrina” (a hacersela América con el “carry trade”): llega-da de dólares financieros, cambiadospor pesos, colocados a altas tasas porun plazo x, posteriormente retiro delos bancos, compra de dólares y salidadel país con una ganancia extraordina-ria… También sumó fondos con elblanqueo de capitales. Todo muy“lindo” pero artificial.

Hacia finales del 2016 las circuns-tancias internacionales comenzaron acambiar. Muchos analistas alertaron algobierno que las tasas de interés ten-derían a aumentar.

Sin embargo, por razones diversas(desde veleidades reeleccionistashasta las relaciones de fuerzas), elgobierno fue postergando el ajustepuro y duro hasta después de las elec-ciones de medio termino: la divisafue el “gradualismo”14.

Para cubrir el “descalce” entreingresos que dejaron de entrar yegresos crecientes, el gobiernocomenzó a endeudarse de manerasideral. El kirchnerismo había deja-do las arcas vacías en materia de divi-sas (¡siempre hay que recordar que“compro soberanía” pagando 200.000millones de dólares15!); pero el paísno estaba en bancarrota.

Llegado diciembre del año pasado,el país explotó en las jornadas dediciembre cuando Macri intentóimponer una reforma laboral fracasa-da; impuso un cambio jubilatorio a labaja pero no la cirugía mayor quenecesitaba: un “triunfo” pírrico.

Para ese momento, el país ya sehabía endeudado por algo en torno a100.000 millones de dólares nuevos ycomenzaba a sospecharse cómo haríaMacri para pagar16…

Esa es la base de la crisis cambiariaque se desató a partir de abril: unasangría adicional por algo en torno alos 50.000 millones de dólares que sefugaron del país y que requirió de dosacuerdos con el FMI para evitar un

nuevo default. Corrida imparable que dejó por el

piso el prestigio de Macri: “El merca-do no le cree más a Macri’ afirmóCristiano Rattazzi (…) El empresario(…) definió como ‘ingenuo’ al gobiernopor la corrida cambiaria de abril (…) ala vez que cuestionó el gradualismo yexplicó que es el momento de unareforma laboral (…) también habló delalto nivel de las tasas de interés, queconsideró ‘absolutamente absurdo”(Clarín on line).

Macri logró reestablecer el criteriode ganancia empresarial para todaslas actividades (incluyendo las naftasdolarizadas y los servicios estatalesprestados por empresas privadas);logró quitar las concesiones impuestaspor el kirchnerismo -en materia deimpuestos y rentas- a los sectores capi-talistas más concentrados; y se revelóclaramente como lo que es: un agentedirecto de los mercados, los capita-listas, los negocios y el imperialismo.En eso es “exitoso”.

Pero, al mismo tiempo, su planeconómico ha sido un fracaso rotun-do: a finales del 2019 dejará el país alborde de la bancarrota. El préstamoacordado con el fondo, por 57.000millones de dólares, es una especie de“by-pass” para que este año y el queviene no haya default. A partir del2020, nadie sabe qué ocurrirá.

De ahí que los mercados hablen delgobierno como una suerte de “régimende transición”; pero una transiciónmuy característica porque no se sabe adónde va…

El fracaso de Macri es que el kirch-nerismo dejó el país en gran medidaestabilizado. Un país capitalista quehabía “honrado deuda” a troche ymoche, pero que quedó “desendeuda-do”. Un país sin divisas como subpro-ducto de la baja productividad de laeconomía capitalista argentina.

Macri no solamente vino a multi-plicar los males estructurales del país,sino que ha creado nueva deuda quenadie sabe realmente cómo se afronta-ra: esta es la esencia de su fracaso; su“legado” para el que le siga.

Antes de terminar este punto,refirámonos someramente al balan-ce de su agenda derechista. Tambiénen este terreno el “tanteo” de Macrituvo marchas y contramarchas;dificultades marcadas por las rela-ciones de fuerzas.

Instaló el debate por el derecho alaborto, sólo para girar luego enredondo a su verdadera posición: elrechazo reaccionario a este derechoelemental de las mujeres.

En materia de derechos humanos,su acción fue algo más “consistente”(lo que no quiere decir exitosa).Primero fracasó en establecer el 2 x 1a los genocidas. Pero luego lanzó unacacería de brujas contra el pueblomapuche y el buen nombre deSantiago Maldonado (al que laGendarmería asesinó y desapareciópor dos meses para luego montar elbochornoso espectáculo de que sehabría “ahogado”).

Tuvo la crisis del submarino.Submarino que sigue sin aparecerpero que fue utilizado para forzar suagenda derechista en materia de pre-supuesto militar e involucramientode las fuerzas armadas en tareas derepresión interna.

Ahora mismo está involucrado enuna renovada cruzada para crimina-lizar a los inmigrantes: una políticaque Bullrich afirma “es previa a losresultados electorales en Brasil”…Dado el efecto Bolsonaro, se puedeesperar una nueva vuelta de tuercaderechista en la materia.

Aunque ahora no está en el centrode la escena, no nos olvidemos que conla historia de los Cuadernos que des-nudó elementos de corrupción real delos k, pero escondió la propia (papáMacri dixit entre otras cosas), se puedeesperar que el tema corrupción estépresente durante todo el 2019.

Y ahora pretende imponer unareforma reaccionaria del Código Penalque incluye la criminalización de laprotesta social, así como su defensacerrada de Chocobar.

Las pulsiones derechistas delgobierno son categóricas: tiene unpúblico favorable en esta materia. Perocompiten con el malhumor social de lapoblación, que es la primera preocu-pación en las encuestas.

Hasta ahora, el límite para el giroreaccionario han sido las relacionesde fuerzas. Macri no ha logradoresultados categóricos en su búsque-da de llevar la sociedad hacia la dere-cha; las coyunturas en la materia hanido y venido.

En síntesis: el gobierno sobrevivea su fracaso. Y en la medida que sobre-vive, la dinámica no está saldada. Peroel diagnóstico global no está menosclaro: el gobierno llegará a los tum-bos a las elecciones, elecciones de lascuales hoy no se puede adelantarresultado alguno.

La crisis estructural del capitalismodependiente

Profundicemos en la coyunturaeconómica. Los números globales deMacri son pésimos. Este año la infla-ción alcanzaría el 47.5%, una cifrarecord desde el 2002 (cuando alcanzóel 80%). La devaluación de este año,algo en torno al 122%, también ha sidorecord desde el 200217.

Por lo demás, el país quedó alborde de la cesación de pagos porprimera vez desde 2001. No es cual-quier cosa que la economía haya lle-gado a un punto tan bajo, y, paracolmo, de manera auto-inducida, Lamala praxis del “mejor equipo en 50años” ha sido dramática.

Si revisamos otros números, elbalance se muestra igualmente malo.Este año el PBI caerá un 2.4%, y en2019 un 1.0% como mínimo. Habríaque esperar a 2020 para un módicocrecimiento del 2%. En materia de cre-cimiento el país no solamente nolevantó el amperímetro: la gestión hasido completamente deficitaria.

La “lluvia de inversiones” y los“segundo semestre” de crecimientoquedaron en puras palabras. Lasúnicas “inversiones” que llegaronfueron las que fueron a la timba de lastasas (antes de la corrida y nueva-mente ahora).

Alguna inversión real se está verifi-cando en materia petrolera (a costa deconvenios laborales a la baja donde se

11 La propia continuidad del gobierno enmedio de su fracaso adelanta algún tipo demediatización en una definición que cree-mos, sin embargo, justa, y que compartenmuchos analistas e, incluso, sectoresempresarios y hasta el propio FMI. 12 Muchos analistas acusan al gobierno de“ingenuo” a este respecto. 13 El pasaje de toda la economía a crite-rios de ganancia empresaria y / o defensaincondicional de los derechos propietariosy acreedores podemos verlo también, porejemplo, en la eliminación del futbol paratodos, entre otros tantos rubros.

14 Los economistas llamados en sumomento “liberalotes” le exigieron unshock en cuanto asumió, pero la realidades que una transición que se vivió sin cri-sis de Cristina a Macri, y una campañacon globos de colores, no parecía unabuena plataforma política para dar seme-jante giro. 15 “Pagadora serial” se auto-titulóCristina. 16 Es interesante destacar aquí como lahistoria no es más que la historia de lalucha de clases: ¡fueron las históricas jor-nadas de diciembre las que hicieronestallar el plan de Macri por los aires!

17 Semejante inflación ha sido todo unrecord mundial este año si descartamossituaciones catastróficas como Venezuelay alguna otra.

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Socialismo o BarbarieAño XVII | Suplemento VIII Congreso del Nuevo MAS | 08/11/18 | | 5

condiciona, incluso, el derecho consti-tucional a la huelga), y también en pro-ducción agrícola, donde la competiti-vidad del país siempre fueimportante18.

La obra pública está paralizada, ycon el presupuesto de déficit cerosólo se puede esperar un mayordeterioro de la infraestructura19.El país atrasa 50 años en esta materia,lo que remite a la incapacidad de laburguesía para garantizar lo queMarx llamaba “las condiciones gene-rales de la acumulación capitalista”:ferrocarriles, autopistas, puentes,túneles, represas, electricidad, conec-tividad, gas, energía nuclear, etcétera;todo un índice de su fracaso.

Inflación y tasas por el techo y pro-ducción, inversión y salarios por elpiso, es el balance económico deMacri. Y sumándole a esto, otra vueltade tuerca en la transnacionalizacióneconómica, la desindustrialización delpaís y la multiplicación del endeuda-miento: ni la “burguesía nacional” delos k, ni el liberalismo económico delos mercados funcionan.

Esto muestra los límites del capi-talismo dependiente argentino: unpaís en crisis. Esta idea de laArgentina como “país en crisis per-manente” alude a una base social asa-lariada moderna concomitante conuna industrialización relativamenteimportante pero sobre la base de unaproductividad muy baja, un déficit eninfraestructura histórico, falta deindustrias de medios de producción,etcétera, lo cual remite a la incapa-cidad de la burguesía para sacaradelante el país20.

El déficit de la balanza comercialse ha equilibrado (sobre una basemiserable, por cierto) no tanto por elaumento de las exportaciones sino,más bien, por la caída de las importa-ciones (por la crisis). Además, se haabierto un signo de interrogaciónsobre el futuro de los intercambioscomerciales a partir del triunfo deBolsonaro. Paulo Guedes, su candi-dato a súper Ministro de Economía,declaró que “el Mercosur no es prio-ridad” y sólo se desdijo parcialmenteposteriormente…

Otra historia es la “balanza depagos”, totalmente desbalanceada. Conun “superávit comercial” miserable, yun crecimiento sideral de la deudaexterna, la balanza de pagos es, eviden-temente, ampliamente deficitaria.

Se sabe que el déficit cero es déficitcero en materia de gastos corrientes:sin contabilizar pagos de deuda. Si setoma el déficit total, el mismo está enalgo en torno al 3 o 4% del PBI: alrede-dor de 30.000 millones de dólares al

año que se cubren con deuda. La adversidad de estos números es

lo que se expresó en la inédita corridacambiaria comenzada en abril ymediatizada ahora, una corrida que nose sabe sino se reemprenderá en cuan-to bajen las tasas.

La base real del problema es laseñalada: el país no tiene la suficienteproductividad como para generar lasdivisas que requieren su funciona-miento (una proporción enorme de loscomponentes de la producción sonimportados). Esto en un ambiente eco-nómico internacional que, por losdemás, se puso más adverso para lospaíses emergentes.

La suma de la caída de los preciosde las materias primas, la profundarecesión en Brasil, el aumento de lastasas de interés en los Estados Unidosy el acelerado endeudamiento externo,son los factores que generaron lacorrida, esto sobre la base real de lainsuficiente generación de divisas, unfenómeno estructural recurrente en laArgentina21.

Continuemos con el diagnósticoeconómico. Vayamos a la economía delos trabajadores. Este año se esperauna caída del salario real, algo en tornoal 10%, sino más. Detrás de la caída delsalario, viene la del consumo. Ya en2016 había caído el salario real (cercadel 6%). Pero este año la cosa es cuali-tativa: la caída del salario real máselevada desde el 200222.

La devaluación hizo lo suyo paraderrumbar el salario en dólares: afinales de este año el promedio de lostrabajadores ganará la mitad en dóla-res que un año atrás. Pero incluso enpesos el salario real viene cayendorotundamente y la noticia es que loseguirá haciendo el año próximo.

Todos los precios de la economía -precios liberados por el macrismo-pugnan por recuperar su valor endólares. Pero el único precio controla-do de la economía es, no casualidad, elsalario, que se mueve mucho más len-tamente porque su indexación no es nipor “clausula gatillo”, ni por indexa-ción automática, sino por las famosas“clausulas de revisión”, que implican elpesado mecanismo administrativo delas paritarias: que los sindicatos sesienten con el gobierno y las cámarasempresarias a negociar.

El salario es así el único precio“institucionalizado” de la economíade mercado de Macri; un precio ins-titucionalizado que depende del“poder de fuego” de cada gremio. Yeso si es que el trabajadores no está

lisa y llanamente en negro, lo queatañe al 40% de la fuerzas de trabajo,fuerza de trabajo no registrada que esla más desguarnecida.

El minué de algunas paritariascomo Camioneros o Judiciales, o lanegociación de un bono de fin de año,no alcanzan para tapar la estafa a lostrabajadores que significa la negocia-ción sector por sector: el hecho quelos precios y el dólar sean libres y elsalario no23.

Luego está el problema de las sus-pensiones, los despidos y el cierre deempresas. La tasa de desempleo másalta del país está en una zona estratégi-ca: el gran Buenos Aires, el principalnúcleo industrial de la Argentina. Enesta región el desempleo alcanza el12.4% y el subempleo el 12.5% (DiarioPopular, 23/09/18); tres puntos porencima de la media nacional.

Este índice no configura todavía un“apocalipsis”, pero es grave. En datosde junio pasado (evidentemente desfa-sados ya por la dinámica de la crisis), eldesempleo en el Conurbano Norteestaba en 9.5%, Conurbano Oeste 11%,Conurbano Sur 13.2% y el Interior dela provincia 7.3% (iprofesional.com).

Al mismo tiempo, las suspensio-nes atañen a amplias porciones de laclase obrera industrial como las auto-motrices. En la FORD Pacheco seespera la discontinuidad del Focus yno se sabe que ocurrirá con un turnoentero de trabajo. Es evidente que setrata de una maniobra de la patronalpara precarizar las condiciones detrabajo, lograr retiros “voluntarios” ylargar posteriormente un nuevomodelo con condiciones de trabajo ala baja (el sindicato, con sus campa-ñas de miedo, colabora con laempresa en estos objetivos).

Se trata de un fenómeno universal:la patronal utiliza la crisis para daruna nueva vuelta de tuerca en laexplotación obrera.

En cualquier caso, la tasa de desem-pleo comenzó a aumentar y evolucio-nará conforme el desarrollo de la crisiseconómica (se están verificando yaconflictos por despidos y cierres enempresas medianas varias).

No se vive un estallido de despidostodavía. Quizás estén operando algu-nos mecanismos de cuidado delgobierno y las patronales, al menoshasta ahora: cierta prevención a queuna ola de despidos genere circuns-tancias como las vividas quince añosatrás (Argentinazo mediante).

Esto no es algo “samaritano” de losgobiernos, la patronal, la Iglesia, sinouna “realidad de dos caras”: los despi-dos debilitan estructuralmente a lostrabajadores, pero también generanreacciones políticas. Algo que refleja,quizás, las relaciones de fuerzas24.

Otra cosa es que sí estamos frente auna ola de despidos y cierres en elEstado (por razones políticas y deplantilla): el Hospital Posadas, losmineros de Río Turbio, la PIAP,Agroindustria, el caso del Astillero RíoSantiago, el INTI, etcétera, donde seha luchado todo el año pero los ata-ques continúan25.

La mala situación económica es laprimera preocupación de la poblacióntrabajadora y no solamente es la basematerial del deterioro social crecienteque se vive bajo Macri: será el motorde la conflictividad y el desbordesocial en el próximo período.

Esto amén de una pésima noticiapara las perspectivas electorales de ungobierno que considera retiene en susmanos algo en torno al 25% del electo-rado (sobre todo entre las clasesmedias y medias altas), pero en la opo-sición a todo el resto.

La coyuntura a la que vamos serásin duda alguna mixta: con luchas yelecciones entrelazándose.

Una bronca creciente entre los de abajo

La contracara de la crisis económi-ca es la tremenda bronca por abajo:salarios miserables a razón de 15.000pesos por mes; despidos y cierres deservicios como el de cirugía cardiovas-cular infantil en el Hospital Posadas; lasituación edilicia en las escuelas conSandra y Rubén muertos en Moreno,ritmos de trabajo incrementados;millones de trabajadores y trabajado-ras en negro; los desocupados con lamiseria de los planes sociales. Esta esla Argentina de Macri, ¡la Argentinade los capitalistas incluyendo en esto alos “progresistas” también!.

En estas condiciones, la mayoría delos trabajadores y sobre todo las gene-raciones más jóvenes, han pasado a laoposición: han roto con el gobierno.Todavía se mantiene un sector conser-vador de trabajadores; pero son losmenos. La mayoría se siente desenga-ñada; siente que se equivocó al votar,aunque la campaña de la corrupción Kpesa en todo un sector.

Es obvio que a nadie le cae bien losque se han enriquecido en el poder;esto independientemente que la“Justicia” y los medios manejen lascosas para que caiga solamente sobrelos K (y que rechacemos su utilizaciónpara proscribir políticamente aCristina Kirchner).

La “corruptora campaña de lacorrupción” pega por olas sobre lapoblación trabajadora; pero no pareceque tenga aquí el mismo impacto anti-político que en Brasil, cuyo electoradoes más despolitizado. De cualquiermanera, con el cambio de la coyunturaesto podría variar.

Entre los trabajadores hay disposi-ción para luchar; una disposicióndilapidada por las direcciones sindica-les. Cada vez que se abrió un poco la“tranquera”, amplios sectores salierona manifestarse: aquí están las históri-cas jornadas de diciembre pasado,pero también la masividad de losparos general.

Sumémosle a esto las expresiones

18 El campo es uno de los sectores capita-listas más desarrollados del país. Esto ocu-rre por una combinación de factores, den-tro de los cuales no es menor la fertilidaddel suelo en la pampa húmeda. 19 El subterráneo en San Pablo es dos otres veces más caro que en la Argentinapero su regularidad es religiosa: pasa cada20 segundos. Y aunque haya una multituden las horas pico, se puede viajar. Acá elgobierno aumenta las tarifas pero el trans-porte urbano es deplorable, la luz se cortacon cada pico de calor y así de seguido. 20 Al respecto son clásicos los análisis deTrotsky, Nahuel Moreno y MilcíadesPeña.

21 El mecanismo es el conocido “stop andgo”: crisis, reducción de importaciones,recuperación de la producción, aumentode las exportaciones, ingresos de dólares,producción que sigue en aumento ydemanda más dólares para importar par-tes, estrangulamiento del ingreso de divi-sas y reinicio de todo el ciclo, un ciclomarcado siempre por la recurrentecarencia de divisas. 22 Últimamente no se ha escuchado máshablar a Macri de “pobreza cero”. En rea-lidad, se trataba de una maniobra estadís-tica para justificar el ajuste antiinflaciona-rio que “bajara” el costo de la canastafamiliar mientras no se resolvía ningunode los problemas estructurales de lapobreza: vivienda, cloacas, alcantarilladode lluvias, etcétera. Sin embargo, el desca-labro económico del gobierno ha sido tal,que ni ese verso le queda.

23 Que se entienda que las paritarias sonuna conquista que plantea la negociacióncolectiva de los trabajadores. Pero enmanos de la burocracia, sin consulta a lasbases, se transforma en un pesado meca-nismo institucional donde el gobierno,dirigentes sindicales y empresarios se lasarreglan para que pague la clase obrera:los precios suben en ascensor, los sala-rios por la escalera… 24 La evaluación sobre el papel de los des-pidos es muy compleja: debe ser hecha encada caso concreto. En todo caso, Macrino se decidió aun a ir a una escalada enla materia, como si ensayó Menem enlos años ’90.

25 El rol de vanguardia de estos sectoresadelante la necesidad de convocar paracomienzos del año que viene algún tipo deencuentro de luchadores; de avanzar en lacoordinación de estos sectores.

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6 | Socialismo o Barbarie |Año XVII | Suplemento VIII Congreso del Nuevo MAS | 08/11/18 |

Suplemento VIII Congreso del Nuevo MASde vanguardia de los trabajadores:Astilleros Río Santiago, Luz y Fuerzade Córdoba, Mineros de Río Turbio,molinos Minetti también en Córdoba,Télam, Agroindustria, el HospitalPosadas, el INTI, los petroleros enChubut, etcétera. Otras tantas expre-siones de sectores que salieron a lucharde manera más o menos independien-te: sectores de vanguardia de los tra-bajadores que no se veían en estaescala años atrás y que recuperanhistóricos métodos de lucha.

Se trata de un conjunto de elemen-tos que dan una medida de las relacio-nes de fuerzas en el país: las dificulta-des del gobierno para consagrarhasta el final sus políticas.

Sectores que plantean, repetimos,una coordinación que se esbozó enalgunos momentos del año (encuentrodel Posadas en febrero, acampe mineroen septiembre, etcétera), coordinaciónpor la cual el Nuevo MAS se jugó, peropor reflejos electoralistas o “fosilizacio-nes” de aparato en las demás corrientes,no se logró avanzar del todo.

Sobre la base de esta experiencia,nuestro partido lanzó la CorrienteSindical 18 de Diciembre, con éxitocreciente. Una experiencia que estámadurando y fortaleciéndose habien-do realizado dos plenarios nacionaleseste año, y con la idea de realizar el ter-cero en febrero próximo.

Pero junto con los trabajadores, elaño expresó la vitalidad de dos movi-mientos que son parte de la actual ole-ada mundial de luchas (bipolaridad): elmovimiento de mujeres y la juventud;movimientos en los cuales nuestropartido tuvo un rol de vanguardiadesde Las Rojas y el Ya Basta.

Este 2018 que está terminando,ha sido un año histórico para elmovimiento de mujeres.Independientemente que no se con-quistó el derecho al aborto, y queahora estamos viviendo una con-traofensiva de los sectores másrecalcitrantes, la masividad quealcanzó la pelea por el derecho alaborto elevó al movimiento demujeres como un movimiento demasa político, cosa que anterior-mente no era.

No es lo mismo que el #Ni unamenos; aunque ese movimiento ultra-progresivo creó las bases materialespara este. Es decir: el reclamo por elderecho al aborto es más “urticante” ymás político; y aun así escaló a unámbito de masas expresado en las his-tóricas jornadas del 13J y el 8A, jorna-das de impacto mundial.

Ya sabemos que el movimiento demujeres de la Argentina es uno delos más importantes del mundo; unode los más politizados y organiza-dos. Incluso últimamente se ha veri-ficado estas características expresa-das en una intensa “polarizaciónideológica” entre los que defende-mos los derechos de las mujeres y lasminorías, y las corrientes oscuran-tistas defensoras de lo establecido.

El desafío ahora es que al recha-zar el senado el derecho al aborto, yal vivirse esta contratendencia, másque nunca el movimiento de mujeresdeberá “dialogar” con el resto de losmovimientos de trabajadores, conel resto de los explorados y oprimi-dos: “subirse a la ola” de una próxi-ma ofensiva de estos contra el

gobierno y los poderes establecidos. La otra novedad del año, sobre todo a

comienzos del segundo semestre, fue laentrada en escena del movimientoestudiantil terciario, universitario ysecundario, contra la UNICABA y el pre-supuesto de déficit cero del gobierno.

Hace varios años que no entraba enescena el movimiento estudiantil. Ya elproceso de cierre de profesoradosexpresado en el UNICABA había des-atado un movimiento de los estudian-tes terciarios en CABA, movimientoque aun no se ha cerrado.

Pero la pelea se generalizó al estu-diantado universitario en todo el país apropósito del rechazo al presupuestode déficit cero del gobierno; de la polí-tica oficialista de desfinanciar la uni-versidad pública.

Este movimiento se expresó a lolargo y ancho de la geografía nacio-nal asumiendo características más omenos radicalizadas con la ocupa-ción de facultades y universidades(proceso de lucha en el cual, repeti-mos, nuestra juventud cumplió unrol de vanguardia a diferencia decierta ubicación “retardataria” deotras corrientes de la izquierda).

En realidad, más que el presu-puesto su disparador fue la lucha delos docentes universitarios naciona-les, conflicto que fue preparándosedurante las vacaciones de inviernopara estallar plenamente a comien-zos de agosto.

Sin embargo, una vez que losdocentes cerraron su paritaria, muchasfacultades y universidades siguieronpor algunas semanas la pelea, concen-trándose en el tema presupuestario, asícomo dándose experiencias de uni-dad obrero estudiantil (perfil queempujamos desde el Ya Basta).

Surgió una nueva camada de estu-diantes independientes en generalexpresándose por la izquierda; unacamada que participó de manera varia-da en las elecciones estudiantiles,experiencia que alentamos desde nues-tra agrupación estudiantil muchasveces en contra de la lógica de aparatosde las corrientes vinculadas al FIT.

No es este el lugar para hacer undesarrollo pormenorizado del proce-so. Y, menos que menos, para haceruna evaluación de su expresión electo-ral en materia de centros de estudian-tes o federaciones estudiantiles.

En todo caso, la emergencia delestudiantado este año, colocada en elcontexto de los reflejos derechistas quepuedan venir desde Brasil y la polari-zación de la lucha de clases y de losmovimientos de las mujeres y la juven-tud, pueden politizar a toda una nuevacamada de activistas, así como elingreso a la militancia de todo unnuevo sector, una nueva camadacomo la que está expresándose en lajuventud de nuestro partido.

El rol de contención del PJ, la burocracia, los k, la CTEP y la Iglesia

Sobre el rol de contención de estosaparatos hemos venido hablando eneste documento. Es hora sin embargode detenernos en ello de manera máspormenorizada.

El caso del PJ no K es bastante sim-ple: lo suyo es una “oposición” algobierno que, en realidad, no esbozaun curso demasiado alternativo.

Ante el fracaso de Macri, y recogiendolos “aires” que vienen del mundo,Massa, Pichetto, Urtubey y Schiarettiparecen esbozar la idea de un “pero-nismo centroderechista” alejado de lasveleidades “progresistas” de los K.

Sin que podamos introducirnos aquíen demasiados detalles, lo suyo es pre-sentarse como un recambio confiableal macrismo, en caso que este “capote”.

Partiendo del punto de apoyo de sucontrol de una parte del peronismo asícomo de los sindicatos (léase, en pri-mer lugar, la CGT), a lo largo de toda lagestión de Macri cuidaron la gober-nabilidad, expresado esto desde lavotación favorable a los fondos buitreshasta el apoyo al presupuesto acorda-do con el FMI.

Se trata de la versión peronista deun gobierno burgués normal concondimentos seguramente reaccio-narios. Pero como se trata de oportu-nistas consumados, es todavía pre-maturo adelantar sus perfiles más alláde lo evidente: su “proyecto” no es elde un gobierno de mediación, sinoalguna variante de un gobierno agen-te directo de los capitalistas (aunquequizás no abiertamente empresarialcomo Macri).

Luego tenemos el caso del kirchne-rismo. Al parecer en las últimasencuestas Cristina habría aparecido,por primera vez, encima de Macri enmateria de popularidad. Claro queambas son también las figuras quemayor rechazo generan.

En cualquier caso, no nos interesaaquí algún pronóstico electoral, sinoentender qué expresa hoy el kirchne-rismo: su vocación es recuperar losfavores de la burguesía algo que, por lodemás, parece lejano26.

En Brasil, la campaña contra el PTfue brutal (encarnada en la prisión deLula); y las tendencias regionales vanmás bien hacia la derecha. Esto sinolvidarnos que al frente de los EEUU,está Trump (un Trump que acaba derecibir un “llamado de atención” en laselecciones de medio término yanquis,pero que parece firme en su puesto).

De momento, no se ve que ningúnsector burgués los vea como unaopción salvo, claro está, que la crisiseconómico, social y política se profun-dice; sea por la gestión Bolsonaro enBrasil, o por un salto cualitativo en lacrisis económica mundial; se verá.

Por su cretinismo institucional, elkirchnerismo supone también peli-gros para los explotados y oprimi-dos. No se trata solamente del balancede 12 años de gestión sin ningún cam-bio estructural (recordemos que losesposos K repitieron hasta el hartazgoque eran “100% capitalistas”).

Nos referimos a que son unamediación a la hora de salir a luchar:una y otra vez cumplieron un papelde contención en el momento que sepodía derrotar a Macri.

Cuando comenzaba a arreciar lacorrida cambiaria y se realizaba unnuevo paro general exitoso, salieron apleno con la campaña del “Hay 2019”:la idea de que, pase lo que pase, la sali-da sólo puede ser institucional. Elmandato presidencial sería “sagrado”,aunque en eso se les vaya la vida a los

trabajadores, las mujeres y la juventud. El cretinismo institucional se hace

más grave cuando la extrema derechano tiene esos pruritos: desafía desde laderecha el régimen democrático-burgués mientras los progresistas yreformistas se quedan gritando sinmover un dedo.

Es verdad que el caso del PT parecemás vergonzoso que el de los K: Lulano movió un dedo contra su encarcela-miento; se entregó afirmando que“confiaba en la justicia”… Igual criteriotuvieron ante la segunda vuelta enBrasil, negándose a convocar a la mul-titudinaria movilización del EleNaocon la excusa de que ir a las callespodía “espantar los votos”…

El kirchnerismo parece más píca-ro: en la última sesión parlamentaria(al igual que en diciembre pasado),montó un show de magnitud endiputados en contra del presupuesto.Pero sus amigos sindicales se nega-ron a movilizar; se dieron cita enLujan el sábado anterior.

En fin: el kirchnerismo es unacorriente burguesa caracterizada porel posibilismo. No se puede esperarque sea otra cosa como quieren creersectores que vienen evolucionandohacia la derecha (sea la CCC, PatriaGrande o lo que sea); organizacionesestas últimas caracterizadas por la faltade todos criterio independiente.

Los K se van a jugar a montar unsupuesto “Frente Patriótico” y busca-rán presionar a la izquierda desde él.También vienen machacando con lacampaña del supuesto “crimen” de laizquierda de que hayamos votado enblanco; Macri sería como Bolsonaro…

Pero esta es una payasada totalque no resiste el menor análisis.Macri configura un gobierno en cri-sis, que puede ser reaccionario perono tiene planteado desafiar la demo-cracia patronal.

Por lo demás Scioli, el candidato pre-sidencial de los K en el 2015, acaba dehacer unas declaraciones escandalosasdonde afirmó para quien quisiera oírlo,que “no se puede andar cambiando lorealizado por los gobiernos todo eltiempo”; que si él fuera presidente “nomodificaría lo actuado por Macri”…

Pero si de perfidia queremoshablar, nada más pérfido que lasdirecciones sindicales tradicionales.El triunvirato cegetista, hoy transfor-mado en duunvirato, jamás estuvo dis-puesto a pasarse a la oposición: jugósiempre a la gobernabilidad de Macri.

En realidad, nació como unamaniobra del propio Moyano (ademásde los gordos), que en el 2015 llamó avotar abiertamente por Macri, paraluego correrse de la escena para nocargar con la responsabilidad de posi-cionarse abiertamente con el gobierno.

Moyano dirige Camioneros; lodemás no le importa nada o, más bien,puede endosárselo tramposamente alresto de los dirigentes.

El hecho es que los gremios queintegran los “gordos”, son los que vie-nen dirigiendo la CGT; una CGT queno teme ni el bochorno ni la ver-güenza con tal de evitar cualquierdesborde.

Su desprestigio es mayúsculo, talcomo se expresó cuando en marzo delaño pasado perdió el atril del propioacto que había convocado. Tuvo tam-bién un comportamiento fallido el 18

26 Debería desencadenarse una crisis muyprofunda para que la patronal vuelva arecurrir a ellos, algo contradictorio con susimultaneo rol de contención.

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de diciembre del año pasado, cuandoconvocó a un paro general formal quede una u otra forma le dio cobertura ala pelea de la plaza.

Este año se cuidaron más.Convocaron a un par de paros genera-les controlados, siempre domingueros.Y ahora entregarían el último paro delaño por un bono miserable de $5000en cuotas (y sin carácter obligatoriopara los empresarios).

En este escenario, ante el quemode la CGT, Moyano, que es máspícaro, junto con Palazzo y las CTAde Yasky y Micheli, escenifican un“polo opositor”.

Es verdad que, en cierto modo,son oposición política: de ahí su vin-culación con los K. Pero esto no quitaque jueguen de igual manera a lagobernabilidad. Luego de las jorna-das de diciembre Moyano convocó alvergonzoso 21F donde dijo que “esta-ría dispuesto a dar la vida por los tra-bajadores”; todo un verso para termi-nar llamando a “votar bien en el2019”, sin olvidarnos de una escenifi-cación similar el mes pasado enLuján. Los tipos son maestros paraanular el inmenso poder social queanida entre los trabajadores.

Nada de esto excluye la eventuali-dad de la unidad de acción cuando laburocracia no tiene más remedio queconvocar. Pero la línea de desarrolloprincipal de nuestra política es eldesborde (claro que sin perder de vistalas proporciones, ni pensar que laizquierda pueda convocar a medidasde lucha de conjunto27).

Un sector clave ligado a los K es laCTEP, que gracias al control del apara-to de Estado del kirchnerismo durantetantos años, terminó acaparando yestatizando la inmensa mayoría delmovimiento de desocupados.

Esta coordinación integrada por elMovimiento Evita, la CCC y Barriosde Pie tiene íntimas relaciones tantocon la Iglesia Católica como con elpropio gobierno en la persona de laministra de Desarrollo Social, Stanley.

Su rol ha sido “pasivizar” y estati-zar los movimientos sociales; cum-plir un papel de contención social acambio de la manutención de losfavores del Estado en materia de pla-nes sociales, cuestión frente a la cualel macrismo devolvió favores sindemasiados conflictos.

Ya el papel de la Iglesia Católicacomo tal es uno de importancia mayor,lo que no ha excluido contradiccionesy conflictos con el gobierno. Franciscono debe haber estado muy contentocuando la apertura del debate sobre elderecho aborto, un paso en falso deMacri que tensó relaciones que nuncafueron del todo satisfactorias.

Existen estos y otros problemas. LaIglesia Católica es una instituciónmilenaria, y bajo Francisco aggiornó superfil en ciertos aspectos como paramejor cumplir su papel de contenciónmientras el mundo gira hacia la dere-cha; no vaya a ser que posteriormentese de lugar a un rebote fuertemente aizquierda28…

De ahí que sea peligroso aceptaracuerdos de mediación como los de laIglesia en Astilleros; acuerdos que si entodo caso la base no rechaza, desde laizquierda debemos alertar siempresobre su carácter29.

Frente a este papel contenedor delos distintos partidos burgueses y delas direcciones sindicales burocráti-cas, lo significativo es que se apre-cia disposición desde abajo parasalir a luchar.

Este es un elemento de contrasteque puede ser un punto de apoyo parala acción; una potencialidad a desarro-llarse en el próximo período, potencia-lidad que ha venido teniendo expre-sión a lo largo del gobierno de Macri, yseguramente estará presente en 2019.

Coyuntura y ciclo derechista. Las relaciones de fuerzas

Es hora de colocar los desarrollosnacionales en el contexto regional. Lohacemos recién acá porque hace a lasperspectivas; a si los desarrollos regio-nales serán más hacia la derecha, ohacia un rebote por la izquierda (y quéimpacto podrían tener esas alternati-vas en nuestro país).

La cuestión es la siguiente: el pén-dulo regional se ha desplazado del pro-gresismo hacia la derecha. Desde el2015 viene ocurriendo este rebote y,en la medida que se consolideBolsonaro, tendería a constituirsetodo un ciclo derechista regional.

No se trata solamente de tenden-cias más o menos generales: se trata decuestiones que eventualmente entra-ñan modificaciones en el régimenpolítico. Desde los años ‘80, grosomodo, al menos en los países másimportantes de la región, viene rigien-do alguna forma de democracia bur-guesa. Esa democracia burguesaadquirió rasgos diversos dependiendode los países y sus gobiernos.

Es verdad que estos regímenesvariaron: gobiernos como los deMenem en la Argentina y FernandoHenrique Cardoso en Brasil en losaños 1990 fueron gobiernos neolibe-rales bastante normales en materiade régimen político.

En el documento sobre Brasil seña-lamos que luego del autogolpe de1992, Fujimori viró a un gobiernobonapartista de derecha: dejó de seruna democracia burguesa30. Y en laColombia de Uribe, Santos y ahoraDuque, el péndulo viene oscilandoentre alguna variante más o menosbonapartista, más o menos democráti-co burguesa conservadora según elmomento.

En la década del 2000 tuvimos enLatinoamérica un giro a izquierda(subproducto de la rebelión popular):un gobierno progresista de mediaciónmás o menos normal con los K; ungobierno burgués anormal preventivoen el caso de Lula; un gobierno nacio-nalista burgués “radicalizado” (bona-

partista de izquierda) en el caso delchavismo; una suerte de “frente popu-lar” de base plebeya/campesina enBolivia; todos gobiernos capitalistaspor lo demás.

En cualquier caso, en la Argentina yBrasil el péndulo hacia el autoritaris-mo no estuvo planteado en las últimasdécadas. ¿Qué novedad introduceBolsonaro? La eventualidad de ungobierno semibonapartista, que aun-que conserve a priori las formas parla-mentarias, termine cuestionando lademocracia burguesa (el peligro esreal, pero no seguro).

Pasaríamos así a una nueva formade gobierno; un nuevo régimen distin-to al imperante desde la salida de losmilitares en Brasil a mediados de losaños ‘80. Esto tiene su importanciapara la Argentina por el peso regionalde Brasil.

Sin embargo, aunque Macri evolu-cione algo más hacia la derecha, novemos en nuestro país un escenariosimilar al de Brasil (el menos no en elpróximo período).

Las relaciones de fuerzas son aquímás favorables. Las tradiciones polí-ticas y de lucha son otras; lo mismoque el grado de conciencia relativa delas masas.

En la Argentina los militares fueronechados por una suerte de rebeliónpopular (luego de la derrota enMalvinas). Alfonsín cayó en un con-texto de saqueos e hiperinflación. Y enel 2001 hubo una rebelión popular enregla, que nunca terminó de ser reab-sorbida del todo (aunque atención queha sido reabsorbida31).

Aquí no se ve candidato aBolsonaro liso y llano, aunque muchosvan a adquirir seguramente rasgos“bolsonarísticos” (Pichetto, Bullrich,Massa, etcétera).

De cualquier manera, si Brasil con-suma su evolución a extrema derecha(algo que no ocurrirá sin luchas y ele-mentos de radicalización), eso impac-tará en la Argentina. Pero si incluso enBrasil podemos esperar una dura resis-tencia, en la Argentina este pronósticodebe multiplicarse; insistimos que novemos un escenario así en lo inmedia-to (más allá que los K van a salir a llo-rar lágrimas de cocodrilo para intentarcortar el desarrollo independiente dela izquierda).

La región puede consolidar hoy unciclo reaccionario que lleve el péndulohacia la derecha (lo que es sin duda unpeligro); mañana puede rebotar demanera decidida hacia la izquierda.

En la Argentina vivimos un nuevocambio de coyuntura cuyos alcancesson aun imprecisos. Quizás el gobier-no vuelva a ensayar manotazos reac-cionarios. Pero el régimen político noestá cuestionado, ni se ve que lo puedaestar en el corto plazo (aunque seintroduzcan, repetimos, pulsionesderechistas).

Eso no quiere decir que no hayasectores de la burguesía que no pue-dan pensar en eso. ¿Cómo se gobier-na un país como la Argentina? En lasúltimas décadas sólo funcionó el

arbitraje hecho por el peronismo ylas fuerzas armadas siguen con suprestigio por el piso.

Lo más probable es, entonces, elretorno de algún tipo de peronismo afinales del 2019. El escenario electoralse adelanta tripartito: Cambiemosresolviendo de alguna forma su cre-ciente interna (sobre todo la crisisentre Macri y Vidal; aunque tambiénlas peleas con Carrió), el PJ dePichetto, Massa, Urtubey y los gober-nadores, y el “Frente Patriotico” de losK y adláteres.

Como señalamos en otra parte deeste documento, el hecho que las tresfuerzas puedan andar en algo en tornoal 30% de los votos deja abiertas lascosas: el que pase al balotaje puedehacerse “millonario”; incluso todavíapodría imponerse Macri…

Pero para las elecciones falta dema-siado aún. Esta escenificación la colo-camos a los solos efectos de nuestroargumento: de momento no vemosninguna posibilidad de giro a la dere-cha categórico en el país; aunque eltriunfo de Bolsonaro dificulta unretorno sencillo del progresismo.

En todo caso, será la lucha de clasesla que defina los desarrollos incluyen-do en esto, un fortalecimiento ulte-rior de la izquierda revolucionaria.

El lugar de la izquierda y el salto constructivo del Nuevo MAS

Veamos ahora el lugar de laizquierda en estos desarrollos. Lamisma se ha venido fortaleciendo; ins-talándose como un actor político realdentro del concierto de las fuerzaspolíticas.

Sobre todo en el terreno políticogeneral es donde ha logrado un papeldestacado, lo que es una inmensa con-quista porque ha logrado una coloca-ción como de una “cuarta voz” en eldebate nacional.

Si resumimos las fuerzas patronalesen tres (Cambiemos, el PJ en todas susexpresiones y los K), la cuarta fuerzapolítica es la izquierda, aunque dentrode la izquierda no se discriminemucho cada partido.

En las elecciones el monopoliorelativo lo viene acaparando el FIT,sobre todo una vez que terminan lasPASO. Pero a nivel de las figuras, sonvarias las que tallan: Del Caño,Bregman, Pitrola, nuestra compañeraManuela Castañeira y no muchas más.

Este lugar de la izquierda está encierto modo en “disputa” en su seno;nadie tiene consagrada la hegemonía,aunque el carácter de cooperativa elec-toral del FIT le viene asegurando unacierta preeminencia dado el mecanis-mo proscriptivo: con la cooperativapasan el filtro y se apoderan de losvotos del resto.

Este ubicación política de laizquierda revolucionaria en nuestropaís expresa progresos acumulados alo largo de años de esfuerzos; asícomo ciertas tradiciones. La claseobrera, las mujeres y la juventud tie-nen en la Argentina una fuerte tradi-ción de lucha y la corriente trotskista,cimentada a la largo de décadas endistintas expresiones, un lugar depreeminencia política frente a lascorrientes populistas.

Claro que si su ubicación política ypolítica-electoral ha alcanzado una

27 Nos referimos al caso del PO quemuchas veces pretende manejarse como“desconociendo” que, nos guste o no, laburocracia sigue dirigiendo los sectores demasas de los trabajadores. 28 La Iglesia Evangélica, más que un rolde contención, es uno de los arietes hoy

en el giro a la derecha; lo que es un datorelativamente reciente en nuestro país delcual hay que tomar nota. 29 El caso del PTS en el Astillero RioSantiago nos viene a la memoria comoíndice de esta falta. 30 Esto no quiere decir que se deje deapelar a mecanismos plebiscitarios comoocurrió en los casos del Bonapartismo clá-sico.

31 La dialéctica de las cosas hace que aquíse aprecien las cosas desde ángulos distin-tos: el Argentinazo dejó colocadas unasrelaciones de fuerzas generales que toda-vía siguen presentes; el ciclo de la rebeliónpopular como tal evidentemente que haceaños se cerró.

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Page 8: (Jorgepor $5000 en dos cuotas es solo la últi - ma muestra de su pusilanimidad 1. Sin embargo, más allá de la coyun - tura, el gobierno de Macri es un fra - caso en gran medida

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expresión minoritaria de masas, supeso orgánico sigue siendo de ampliavanguardia.

Con marchas y contramarchas, seha venido avanzando. Pero traduciren peso orgánico el peso político ypolítico electoral, no es tan fácil.Este peso es una palanca de enormeimportancia que sólo un cretinoinfantilista podría despreciar. Peroentre los trabajadores existen diver-sos tipos de organizaciones, como esel caso de los sindicatos, habitual-mente más conservadores, monopo-lizados por la burocracia, y que sonun hueso duro de roer.

También pesa que muchos traba-jadores eventualmente simpatizancon la izquierda, pero no se recono-cen de izquierda. En esto se da unfenómeno mundial: entre la juven-tud, el movimiento de mujeres y lavanguardia obrera está ese reconoci-miento a la izquierda; pero la claseobrera de conjunto está un poco“perdida” políticamente en la actualcoyuntura.

Lo mismo se expresa electoral-mente, cuando los votos de laizquierda provienen centralmentede los centros urbanos.

En cualquier caso, la ubicación dela izquierda en nuestro país ha teni-do una importante progresión en laúltima década y media; progresiónque no se ha cortado, aunque sí esdinámica la ubicación relativa de lasdistintas corrientes.

No es en este texto donde vamosa desarrollar pormenorizadamenteeste tema. Sí dejar sentado quehabiendo sido dejados expresamentefuera del FIT, es visible como nues-tro partido viene progresando,decantando una identidad propiacon mucha fuerza política que seestá transformando a ojos vista enconstrucción constante y sonante.

No escondemos las dificultadesobjetivas y subjetivas. La clase obreraarrastra muchísimos problemas; la cri-sis de alternativa socialista no ha sidosuperada. Y muchas veces los trabaja-dores son arrastrados por los discursosextremistas desde la derecha.

Sin embargo, como hemos dichoen los textos de este congreso, unpéndulo que se inclina muy hacia laderecha puede rebotar más hacia laizquierda y abrir un proceso deradicalización política.

El ascenso de los “Bolsonaro”plantea multiplicar en nuestro diálo-go los elementos de “propagandapolítica” como la denuncia del capi-talismo, el rechazo al patriarcado, elenfrentamiento a los discursosxenóbofos, la explicación sobre que

la salida sólo puede venir de la manode los trabajadores, revitalizar eldiscurso socialista.

Como parte del desarrollo de laizquierda revolucionaria, nuestropartido se viene fortaleciendo. Noscaracteriza una nueva generaciónpartidaria que tiene muchísimo poraprender, pero que posee un entu-siasmo y criterio militante enormeexpresado en las jornadas del 14 y 18de diciembre pasado, en el 13J y el8A, en el acampe minero en septiem-bre, en la jornada contra el presu-puesto el 24 de octubre y en multi-tud de luchas de los trabajadores, lasmujeres y la juventud.

La coyuntura mixta que se aveci-na la encararemos con igual entu-siasmo, lo mismo que las tareasestratégicas para hacer de la izquier-da y de nuestro partido una fuerzamás orgánica entre los trabajadores:en las luchas y en las elecciones.

La política para el próximo periodo

A lo largo de esta minuta hemosido dejando sentados “mojones” alre-dedor de los ejes de la política para elpróximo período.

De momento, la salida anticipadade Macri parece haber salido de laescena. La consigna con la cual expre-samos este planteo a lo largo del añofue que “Macri no se aguanta más”.

Una y otra vez en los medios y porabajo nos encontramos con sectoresque cuestionaban esto; que plantea-ban la espera al 2019 porque eso es loque manda la institucionalidad.

Sin embargo, conforme la corridacambiaria no paraba y el gobiernoentraba en crisis; así conforme acor-daba con el FMI de espaldas al puebloy comenzaba a pegar el ajuste y la cri-sis económica y social, más trabaja-dores comenzaron a expresar surepudio visceral al gobierno.

En realidad, fuimos la primeracorriente que desde mayo pasadocomenzamos a plantear que “El pueblotiene que decidir”; que no podía hacer-se política revolucionaria sin partir delproblema político de cuestionar, deuna u otra forma, pedagógicamente, lacontinuidad del gobierno.

Ese cuestionamiento debía vehi-culizarse por alguna forma democrá-tica. Por un corto período plantea-mos el adelantamiento electoral, locombinamos con el criterio de revo-cabilidad y luego, en pleno desarrollode la crisis, empezamos a plantear laAsamblea Constituyente como salida.

Durante todo el año, el elementodemocrático estuvo sobre la mesa.Pero no como un planteo defensivo

sino ofensivo: cuestionando la legiti-midad de un gobierno que pretendeimponer su voluntad sobre todos ydecidir todo –por ejemplo, la vueltaal FMI- entre cuatro paredes, sinconsultar a nadie.

Mientras otros sectores de laizquierda estaban con planteos par-ciales como las tarifas o el paro gene-ral en abstracto (PTS y PO), nuestropartido salió claramente a plantear,siempre pedagógicamente, la salidaanticipada de Macri; a enfrentar eloperativo K del “Hay 2019” como haquedado registrado en las interven-ciones de Manuela Castañeira en tan-tos programas de TV.

Incluso nos opusimos también alplanteo de la Constituyente desligadode la necesidad de la salida de Macri(nuevamente, el caso del PTS).

Entiéndase que este no es un“capricho” izquierdista: la temporali-dad abstracta del calendario electorales uno de los mecanismos por exce-lencia de la gobernabilidad; encon-trar las formas de cuestionarlo expli-cativamente, cuando correspondehacerlo y hay condiciones para ello,es un aspecto clave de la políticarevolucionaria; política revoluciona-ria que enfrenta no solamente algobierno de turno, sino al régimende conjunto y sus mecanismos32.

En todo caso, en estos momentosla coyuntura parece haber cambia-do. No parece que esté planeada lasalida anticipada de Macri, por lo queordenar la política alrededor de esosería equivocado.

Más que “Macri no se aguantamás” (aunque se puede mantener estaexpresión como algo general), quizássirva el planteo que “El gobierno deMacri fracasó”.

En todo caso, habrá que ir viendo laevolución de los desarrollos, siempresabiendo que no se trata de lo que ledecimos a la vanguardia, sino de lo quenuestras figuras presentan como polí-tica revolucionaria frente a las masas(el Nuevo MAS no se caracteriza por eldoble estándar de otras corrientes).

De cualquier manera, hay quereafirmar el planteo de AsambleaConstituyente. Colocar que lo quedebería ocurrir no es una simpleelección presidencial según el calen-dario del régimen, sino poner sobrela mesa un cuestionamiento de con-junto donde el pueblo decida sobre

los asuntos del país.Claro que este planteo político se

debe combinar con otra cosa muyimportante: un programa alterna-tivo por la positiva que comiencepor el rechazo al acuerdo con elFMI; que plantee el no pago de ladeuda externa; el llamado a enfren-tar en las Legislaturas provincialeslos presupuestos, lo mismo que encada lugar de trabajo; alentar unajornada nacional de lucha anticapi-talista contra el G-20 a finales dediciembre y contra la militarizaciónque pretende montar el gobierno;reclamar paritarias indexadas auto-máticamente según la inflación yuna ley que prohíba los despidos; laeliminación del impuesto a lasganancias a la cuarta categoría; porel derecho al aborto y la educaciónsexual y en contra de la campañareaccionaria de “con nuestros hijosno te metas”; por presupuesto parasalud y educación; rechazar la cri-minalización de los inmigrantes ydefenderlos incondicionalmentecontra las campañas xenófobas; lomismo que enfrentar la políticarepresiva del gobierno; así comonuestra solidaridad incondicionalcon los trabajadores, las mujeres y lajuventud de Brasil contra el gobier-no neofascista de Bolsonaro.

Ya con respecto a las tácticas novemos demasiado terreno para la uni-dad de acción. Los K están ya de cabe-za en la campaña electoral; y en ella laclave de la izquierda es separar aguasa partir de un criterio clasista.

Claro que cuando la burocracia omismo los K convoquen a luchas rea-les, ahí vamos a estar con el planteoque la lucha debe generalizarse enjornadas nacionales, en paros genera-les activos; lo mismo que planteare-mos golpear unificadamente antecualquier zarpazo reaccionario.

Pero seguramente la línea de des-arrollo principal pasará por impulsarlas luchas y la organización por abajoen un escenario que, con el eventualadelantamiento anticipado de lacarrea electoral, deberemos simultá-neamente empezar a poner en pie unacampaña electoral clasista.

Nuestro llamado a ir a las callesse mantendrá e incluso multiplicaráen la “coyuntura mixta” que se abre,sin dejar de poner en pie paralela-mente, y de manera progresiva,nuestra campaña electoral.

En este sentido nuestro VIIICongreso Nacional discutirá lanzarun llamado al FIT y Luis Zamorapara hacer esfuerzos conjuntos porla unidad poniendo en pie una alter-nativa de independencia de clase.

32 No podemos dejar de subrayar aquí elbochorno de que las organizaciones delFIT no se hayan caracterizado por cues-tionar el mecanismos proscriptivo de lasPAS, sino más bien utilizarlo contra elresto de la izquierda, algo que esperamosno se repita el próximo año.

Suplemento VIII Congreso del Nuevo MAS