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Viernes 17 de abril de 2015 EL UNIVERSAL á La UNAM invita a la 5° Expo de Autos Clásicos y de Colección 2015. “Vo lve r al pasado”, que se realizará mañana 18 de abril, a partir de las 11:00 horas, en “Las Islas” de Ciudad Universitaria. Durante ella también se llevará a cabo el 2° Certamen Universitario de Baile de Época. “Crinolinas, copetes y recuerdos. Los años 50, 60 y 70” y se presentarán varios entremeses teatrales. En el c a m pu s Juriquilla de la UNAM se inauguró el Laboratorio Interna- cional de Investigación sobre el Ge- noma Humano. Se dedicará al es- tudio, la docencia, la vinculación y la difusión del instructivo genético de los seres humanos en todos sus niveles, desde el acomodo de los ge- nes, la relación entre ellos y su en- cendido y apagado, asociado al me- dio ambiente en que se desarrolla cada individuo. Único en su tipo, es- tá ligado al Cold Spring Harbor La- boratory de Estados Unidos, uno de los más destacados en su área. Su jefe es el investigador emérito Rafael Palacios de la Lama. ó Arnulfo Martínez Dávalos y Merce- des Rodríguez Villafuerte, del Insti- tuto de Física, desarrollaron un mi- crotomógrafo computarizado de ra- yos X capaz de tomar cientos de fo- tografías para generar una sola ima- gen en tercera dimensión y así re- crear, con asombrosa precisión, la estructura de un insecto, un pez, una semilla o un nuevo material. La primera aplicación de este equipo no invasivo fue en un pequeño ám- bar de 2.5 centímetros de largo con el fósil de un milpiés cautivo en la resina hace 23 millones de años. Hoy se utiliza para estudiar tumores en cerebros de ratones de laboratorio. ú ñ í í í á partir del estudio de indicadores geo- químicos en estalagmitas (rocas calcá- reas en forma de cono con la punta ha- cia arriba, que surgen en el suelo de una cueva al gotear desde una estalac- tita agua con carbonato de calcio en di- solución), un grupo de investigadores del Centro de Geociencias (CGeo) de la UNAM —en colaboración con colegas de las uni- versidades de Nevada y de Nuevo México, en Es- tados Unidos— reconstruyó el clima de los últi- mos 2 mil 500 años en la parte central del país, en particular en la región del Valle de México. “Las estalagmitas conforman un archivo cli- mático de muy alta resolución temporal; ellas nos ofrecen la posibilidad de obtener informa- ción de la cantidad de lluvia que cayó año con año durante un periodo en una región”, dice Juan Pablo Bernal Uruchurtu, integrante de di- cho grupo del CGeo. Como resultado de las gotas de agua de lluvia que se percolan en los suelos kársticos, las esta- lagmitas crecen muy lentamente. Esa agua tiene una cierta composición isotópica de oxígeno, la cual está determinada por la cantidad de lluvia que cae. El oxígeno tiene dos isótopos: oxígeno-18 y oxí- geno-16. Si llueve poco, el oxígeno-18 se enriquece en el agua de lluvia; si llueve mucho, el oxígeno-18 se diluye en el agua de lluvia. Es una regla co- nocida como efecto de cantidad. Con ella en men- te, los investigadores observaron cómo se incor- pora el oxígeno-18 en la estructura del carbonato de calcio. Así, al medir en este compuesto químico la composición isotópica del oxígeno, es posible inferir la composición isotópica del agua que pre- cipitó ese carbonato de calcio y establecer si la lluvia fue abundante o escasa. “Para tener un registro cortamos a lo largo de una estalagmita de una cueva en Juxtlahuaca, Guerrero, muestras de carbonato de calcio de un milímetro de espesor, incluso más delgadas, de las que obtuvimos muestras de 500 microgramos que posteriormente analizamos por espectrome- tría de masas para ver cuánto oxígeno-18 y oxí- geno-16 contenían.” Las probables variaciones fueron interpretadas por los investigadores como cambios en la com- posición isotópica de la lluvia debido a factores tales como la ubicación de la estalagmita en la cueva, las condiciones ambientales y el efecto de cantidad, que podrían estar “f r a c c i o n a n d o” el oxí- geno-18 y el oxígeno-16. “Lo interesante es que, cuando la cortamos, esa estalagmita estaba creciendo por la precipitación del carbonato de calcio en la parte superior. Lo sabemos porque observamos el goteo y porque hicimos fechamientos muy precisos de la punta, que nos dieron una edad aproximada de 20 años, que son nada en cuanto a periodos geológicos se refiere. Esto nos permitió hacer algunas compa- racione s”, comenta Bernal Uruchurtu. En todo el mundo hay archivos de la cantidad de lluvia que cayó en los últimos 100 años. En Mé- xico, el más detallado es el del Servicio Meteo- rológico Nacional en su estación de Tacubaya. Al comparar el registro de cuánto llovió en Tacubaya en el pasado siglo con sus registros de isótopos de oxígeno, los investigadores encontraron una co- rrelación casi perfecta. “Estos resultados no sólo respaldan nuestro tra- bajo, sino también nos permiten hacer una ca- libración, pues nos dicen que lo que sucede en Juxtlahuaca, Guerrero, donde está la cueva de la que trajimos la estalagmita, ocurre también en la ciudad de México; que la cantidad de lluvia en esta ciudad es proporcional a la lluvia en Guerre- r o”, afirma Bernal Uruchurtu. Los investigadores universitarios también ana- lizaron los isótopos de oxígeno en la lluvia de la ciudad de México. “Todos los días, durante cinco años, medimos la cantidad de lluvia que cayó, recogimos mues- tras de agua y registramos las temperaturas. Tam- bién en este caso encontramos el efecto de can- tidad perfectamente definido.” Como también encontraron una correlación entre las dos variables, hicieron una curva de calibración y de este modo extrapolaron hacia atrás y vieron más o menos cuánto ha llovido en la región del Valle de México durante los últimos 2 mil 500 años. “Con esta información observamos cuándo llo- vió más y cuándo menos, cuánto llovió y cuándo no llovió; luego hicimos una reconstrucción pa- leoclimática de los últimos 2 mil 500 años, que correlacionamos con los sucesos históricos y cul- turales más importantes de la región”, apunta Bernal Uruchurtu. Basados en sus registros climáticos, los investi- gadores establecieron los patrones de lluvia y de sequía en el momento aproximado en que se fun- dó la ciudad de Teotihuacan en el año 80, hasta su colapso entre el 550 y el 650. “Con esta información fue posible establecer con cierta precisión la evolución de esa ciudad, las condiciones climáticas en las que floreció y los años en que desapareció la cultura teotihuacana. Creemos que las condiciones de sequía, entre otros factores, sí pudieron haber influido en el co- lapso teotihuacano. Es realmente interesante ob- servar en la gráfica que en la época de la fundación de Teotihuacan había una sequía generalizada. Aunque poco a poco la cantidad de lluvia aumen- tó y esta ciudad empezó a crecer, a partir del año 200 aquélla disminuyó constantemente. Aunque se presentaron variaciones naturales en la can- tidad de lluvia, entre el 500 y el 700 hubo una extensa sequía, periodo que coincidió con el co- lapso teotihuacano.” El periodo que va de finales del siglo XIII a me- diados del siglo XV fue de lluvias extremas. Fueron 150 o 200 años con un pico de unos 50 años que coincidió con el florecimiento de Teno- chtitlan, así como de las culturas de la cuenca del Valle de México. “Nos llamó la atención un pico muy alto de llu- vias intensas en todo el Valle de México, que coin- cide en nuestra reconstrucción con las inunda- ciones de Tenochtitlan y con la construcción, en 1449, del albarradón de Nezahualcóyotl, un dique de poco más de 15 kilómetros destinado a evitar que la ciudad se inundara. Eso sucedió durante el periodo más húmedo de los últimos mil años.” Después de ese periodo, la intensidad de las llu- vias empezó a disminuir y, por lo tanto, las con- diciones fueron ligeramente más secas. Sin em- bargo, hacia 1600 hubo una sequía muy impor- tante y otra alrededor de 1800. “Se ha mencionado que durante la Indepen- dencia hubo condiciones de sequía, lo cual coin- cide con nuestros registros. Asimismo, se dice que la Revolución Mexicana coincidió con años de gran sequía, y nosotros lo tenemos aquí, registra- do. No creo que esto haya desatado el movimiento revolucionario, pero esta reconstrucción nos per- mite tener un escenario climático y relacionarlo con el escenario político y social”, indica Juan Pa- blo Bernal Uruchurtu. De una u otra manera, la migración hacia con- diciones de sequía puede causar ciertas tensio- nes sociales y éstas llevar al desequilibrio. En los mayas, por ejemplo, esto se encuentra bastante bien documentado. Antes de sacar una estalagmita de una cueva, los investigadores hacen un estudio muy detallado de las condiciones en que todas están creciendo. Eso les da información que pueden comparar con la de otros archivos climáticos actuales. Por lo ge- neral, seleccionan 20 estalagmitas de 20 sitios di- ferentes y las dejan marcadas “También analizamos el agua que está gotean- do sobre ellas, para ver si tiene información del clima, así como el agua de los charquitos dentro de la cueva, porque puede brindarnos informa- ción de todos los procesos que ocurren allí”, se- ñala Bernal Uruchurtu. Durante al menos 12 meses, los científicos mi- den la temperatura del lugar, la humedad relativa y la cantidad de dióxido de carbono. Gracias a la información obtenida a partir de estas tres varia- bles pueden saber, por ejemplo, si las estalagmitas están creciendo en un ambiente aislado de las va- riaciones en la temperatura del exterior, lo cual les permite hacer la correlación de isótopos de oxí- geno con la composición isotópica de la lluvia. “Si el ambiente está saturado de humedad, es un claro indicio de que el bicarbonato de calcio no se está precipitando por evaporación, sino por de sgasificación.” Una vez hecho lo anterior, sacan una estalag- mita y la llevan al laboratorio, la cortan longitu- dinalmente por la mitad, la fechan y extraen muestras de carbonato de calcio de una de las mi- tades (la otra la mantienen como testigo). “En ellas analizamos las variables geoquímicas, como el fechamiento, los isótopos de oxígeno y los elementos traza, y hacemos observaciones petro- gráficas, es decir, cómo están dispuestos los mi- nerales de carbonato de calcio, para garantizar que lo que tenemos son muestras que no han sido a l te r a d a s”, concluye el investigador. b í ó ó ó ” ñ í ó Texto: Leonardo Huerta Mendoza [email protected] Í

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��� ������ Viernes 17 de abril de 2015 EL UNIVERSAL

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���� �� ��� ��á �� �� ��La UNAM invita a la 5° Expo de Autos Clásicos y de Colección 2015. “Vo lve ral pasado”, que se realizará mañana 18 de abril, a partir de las 11:00 horas, en“Las Islas” de Ciudad Universitaria. Durante ella también se llevará a cabo el2° Certamen Universitario de Baile de Época. “Crinolinas, copetes y recuerdos.Los años 50, 60 y 70” y se presentarán varios entremeses teatrales.

�� ������� ������������� � ������ ����En el c a m pu s Juriquilla de la UNAMse inauguró el Laboratorio Interna-cional de Investigación sobre el Ge-noma Humano. Se dedicará al es-tudio, la docencia, la vinculación yla difusión del instructivo genéticode los seres humanos en todos susniveles, desde el acomodo de los ge-nes, la relación entre ellos y su en-cendido y apagado, asociado al me-dio ambiente en que se desarrollacada individuo. Único en su tipo, es-tá ligado al Cold Spring Harbor La-boratory de Estados Unidos, uno delos más destacados en su área. Sujefe es el investigador emérito RafaelPalacios de la Lama.

� �����ó������������ ������ ���� �Arnulfo Martínez Dávalos y Merce-des Rodríguez Villafuerte, del Insti-tuto de Física, desarrollaron un mi-crotomógrafo computarizado de ra-yos X capaz de tomar cientos de fo-tografías para generar una sola ima-gen en tercera dimensión y así re-crear, con asombrosa precisión, laestructura de un insecto, un pez,una semilla o un nuevo material. Laprimera aplicación de este equipono invasivo fue en un pequeño ám-bar de 2.5 centímetros de largo conel fósil de un milpiés cautivo en laresina hace 23 millones de años. Hoyse utiliza para estudiar tumores encerebros de ratones de laboratorio.

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partir del estudio de indicadores geo-químicos en estalagmitas (rocas calcá-reas en forma de cono con la punta ha-cia arriba, que surgen en el suelo deuna cueva al gotear desde una estalac-tita agua con carbonato de calcio en di-solución), un grupo de investigadoresdel Centro de Geociencias (CGeo) de la

UNAM —en colaboración con colegas de las uni-versidades de Nevada y de Nuevo México, en Es-tados Unidos— reconstruyó el clima de los últi-mos 2 mil 500 años en la parte central del país, enparticular en la región del Valle de México.

“Las estalagmitas conforman un archivo cli-mático de muy alta resolución temporal; ellasnos ofrecen la posibilidad de obtener informa-ción de la cantidad de lluvia que cayó año conaño durante un periodo en una región”, diceJuan Pablo Bernal Uruchurtu, integrante de di-cho grupo del CGeo.

Como resultado de las gotas de agua de lluviaque se percolan en los suelos kársticos, las esta-lagmitas crecen muy lentamente. Esa agua tieneuna cierta composición isotópica de oxígeno, lacual está determinada por la cantidad de lluviaque cae.

El oxígeno tiene dos isótopos: oxígeno-18 y oxí-geno-16. Si llueve poco, el oxígeno-18 se enriqueceen el agua de lluvia; si llueve mucho, el oxígeno-18se diluye en el agua de lluvia. Es una regla co-nocida como efecto de cantidad. Con ella en men-te, los investigadores observaron cómo se incor-pora el oxígeno-18 en la estructura del carbonatode calcio. Así, al medir en este compuesto químicola composición isotópica del oxígeno, es posibleinferir la composición isotópica del agua que pre-cipitó ese carbonato de calcio y establecer si lalluvia fue abundante o escasa.

“Para tener un registro cortamos a lo largo deuna estalagmita de una cueva en Juxtlahuaca,Guerrero, muestras de carbonato de calcio de unmilímetro de espesor, incluso más delgadas, de lasque obtuvimos muestras de 500 microgramosque posteriormente analizamos por espectrome-tría de masas para ver cuánto oxígeno-18 y oxí-geno-16 contenían.”

Las probables variaciones fueron interpretadaspor los investigadores como cambios en la com-posición isotópica de la lluvia debido a factorestales como la ubicación de la estalagmita en lacueva, las condiciones ambientales y el efecto decantidad, que podrían estar “f r a c c i o n a n d o”el oxí-geno-18 y el oxígeno-16.

“Lo interesante es que, cuando la cortamos, esaestalagmita estaba creciendo por la precipitacióndel carbonato de calcio en la parte superior. Losabemos porque observamos el goteo y porquehicimos fechamientos muy precisos de la punta,que nos dieron una edad aproximada de 20 años,que son nada en cuanto a periodos geológicos serefiere. Esto nos permitió hacer algunas compa-racione s”, comenta Bernal Uruchurtu.

��� �� �� �� ���� �En todo el mundo hay archivos de la cantidad delluvia que cayó en los últimos 100 años. En Mé-xico, el más detallado es el del Servicio Meteo-rológico Nacional en su estación de Tacubaya. Alcomparar el registro de cuánto llovió en Tacubayaen el pasado siglo con sus registros de isótopos deoxígeno, los investigadores encontraron una co-rrelación casi perfecta.

“Estos resultados no sólo respaldan nuestro tra-bajo, sino también nos permiten hacer una ca-libración, pues nos dicen que lo que sucede enJuxtlahuaca, Guerrero, donde está la cueva de laque trajimos la estalagmita, ocurre también en laciudad de México; que la cantidad de lluvia enesta ciudad es proporcional a la lluvia en Guerre-r o”, afirma Bernal Uruchurtu.

Los investigadores universitarios también ana-lizaron los isótopos de oxígeno en la lluvia de laciudad de México.

“Todos los días, durante cinco años, medimosla cantidad de lluvia que cayó, recogimos mues-tras de agua y registramos las temperaturas. Tam-bién en este caso encontramos el efecto de can-tidad perfectamente definido.”

Como también encontraron una correlaciónentre las dos variables, hicieron una curva de

calibración y de este modo extrapolaron haciaatrás y vieron más o menos cuánto ha llovido enla región del Valle de México durante los últimos2 mil 500 años.

“Con esta información observamos cuándo llo-vió más y cuándo menos, cuánto llovió y cuándono llovió; luego hicimos una reconstrucción pa-leoclimática de los últimos 2 mil 500 años, quecorrelacionamos con los sucesos históricos y cul-turales más importantes de la región”, apuntaBernal Uruchurtu.

��� ������Basados en sus registros climáticos, los investi-gadores establecieron los patrones de lluvia y desequía en el momento aproximado en que se fun-dó la ciudad de Teotihuacan en el año 80, hastasu colapso entre el 550 y el 650.

“Con esta información fue posible establecercon cierta precisión la evolución de esa ciudad, lascondiciones climáticas en las que floreció y losaños en que desapareció la cultura teotihuacana.Creemos que las condiciones de sequía, entreotros factores, sí pudieron haber influido en el co-lapso teotihuacano. Es realmente interesante ob-servar en la gráfica que en la época de la fundaciónde Teotihuacan había una sequía generalizada.Aunque poco a poco la cantidad de lluvia aumen-tó y esta ciudad empezó a crecer, a partir del año200 aquélla disminuyó constantemente. Aunquese presentaron variaciones naturales en la can-tidad de lluvia, entre el 500 y el 700 hubo unaextensa sequía, periodo que coincidió con el co-lapso teotihuacano.”

El periodo que va de finales del siglo XIII a me-diados del siglo XV fue de lluvias extremas.Fueron 150 o 200 años con un pico de unos 50años que coincidió con el florecimiento de Teno-chtitlan, así como de las culturas de la cuenca delValle de México.

“Nos llamó la atención un pico muy alto de llu-vias intensas en todo el Valle de México, que coin-cide en nuestra reconstrucción con las inunda-ciones de Tenochtitlan y con la construcción,en 1449, del albarradón de Nezahualcóyotl, un

dique de poco más de 15 kilómetros destinadoa evitar que la ciudad se inundara. Eso sucediódurante el periodo más húmedo de los últimosmil años.”

Después de ese periodo, la intensidad de las llu-vias empezó a disminuir y, por lo tanto, las con-diciones fueron ligeramente más secas. Sin em-bargo, hacia 1600 hubo una sequía muy impor-tante y otra alrededor de 1800.

“Se ha mencionado que durante la Indepen-dencia hubo condiciones de sequía, lo cual coin-cide con nuestros registros. Asimismo, se dice quela Revolución Mexicana coincidió con años degran sequía, y nosotros lo tenemos aquí, registra-do. No creo que esto haya desatado el movimientorevolucionario, pero esta reconstrucción nos per-mite tener un escenario climático y relacionarlocon el escenario político y social”, indica Juan Pa-blo Bernal Uruchurtu.

De una u otra manera, la migración hacia con-diciones de sequía puede causar ciertas tensio-nes sociales y éstas llevar al desequilibrio. En losmayas, por ejemplo, esto se encuentra bastantebien documentado.

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“También analizamos el agua que está gotean-do sobre ellas, para ver si tiene información delclima, así como el agua de los charquitos dentrode la cueva, porque puede brindarnos informa-ción de todos los procesos que ocurren allí”, se-ñala Bernal Uruchurtu.

Durante al menos 12 meses, los científicos mi-den la temperatura del lugar, la humedad relativay la cantidad de dióxido de carbono. Gracias a lainformación obtenida a partir de estas tres varia-bles pueden saber, por ejemplo, si las estalagmitasestán creciendo en un ambiente aislado de las va-riaciones en la temperatura del exterior, lo cual lespermite hacer la correlación de isótopos de oxí-geno con la composición isotópica de la lluvia.

“Si el ambiente está saturado de humedad, esun claro indicio de que el bicarbonato de calcio nose está precipitando por evaporación, sino porde sgasificación.”

Una vez hecho lo anterior, sacan una estalag-mita y la llevan al laboratorio, la cortan longitu-dinalmente por la mitad, la fechan y extraenmuestras de carbonato de calcio de una de las mi-tades (la otra la mantienen como testigo).

“En ellas analizamos las variables geoquímicas,como el fechamiento, los isótopos de oxígeno y loselementos traza, y hacemos observaciones petro-gráficas, es decir, cómo están dispuestos los mi-nerales de carbonato de calcio, para garantizarque lo que tenemos son muestras que no han sidoa l te r a d a s”, concluye el investigador. b

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Texto: Leonardo Huerta Mendoza sabina0210 @hotmail.com

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