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Cumbre de las Américas
Tema B: El Futuro del Libre Comercio en las Américas
HACIA Democracy XXIV Cumbre de las Américas
Directores: Julissa Higgins y Derek Lee
Directora de Comités en Español: Jocelyn Hernández Vázquez
El Tema en Contexto
Breve Historia del Libre Comercio
Antes de comenzar nuestro debate sobre el futuro del libre comercio en las Américas, es
importante familiarizarnos con el contexto teórico a partir del cual el largo debate sobre las
virtudes o defectos del libre comercio se ha desarrollado. En las palabras del economista
británico John Maynard Keynes:
“Las ideas de los economistas y los filósofos políticos son más poderosas de lo que suele
pensarse, ya sean correctas o incorrectas. De hecho, además de ellas, son pocas cosas
las que rigen el mundo. Los hombres prácticos, que se creen libres de toda influencia
intelectual, generalmente son esclavos de algún economista desparecido. Los locos que
ostentan el poder, que oyen voces en el aire, extraen su locura de las obras de algún
académico admirado de unos años atrás.”1
Más adelante tendremos la oportunidad de estudiar más a fondo quienes han sido los más
importantes “hombres prácticos” y “locos que ostentan el poder” (y también cuestionaremos
estos títulos) en las Américas y la postura que estos han tomado respecto al libre comercio, pero
por el momento nos enfocaremos en definir que es el libre comercio y cuál es la teoría base a
partir de la cual se justifica y se ha intentado implementar.
El libre comercio se define como la venta de productos entre países (ya sean bienes
físicos o servicios) sin aranceles ni barreras comerciales. En otras palabras, el libre comercio
significa la eliminación de intervenciones gubernamentales del comercio entre individuos y
empresas que radican en diferentes países.2
Como cualquier otra doctrina, el libre comercio surgió en reacción a otra doctrina: el
mercantilismo. Esta última fue una doctrina popular en Europa entre los siglos dieciséis y
2
dieciocho que promovía la regulación gubernamental de la economía de un país (y por ende su
comercio con otros países) con el objetivo de maximizar el poder del estado frente a otros países
rivales. Su popularidad estuvo estrechamente ligada al imperialismo europeo que floreció en esos
siglos. Por el contrario, el libre comercio como doctrina favorecía los derechos del individuo
sobre los del estado o la “nación” (un concepto que, al igual que el libre comercio se popularizó
en el siglo dieciocho).3
En sus orígenes, el libre comercio como doctrina se fundamentó en argumentos tanto
económicos como morales. Por el lado económico figura prominentemente la teoría de “ventaja
comparativa” presentada por el economista británico David Ricardo en 1817, quien argumentó
que los países tienden a especializarse en la producción y exportación de productos (ya sean
bienes físicos o servicios) que pueden fabricar a un costo relativamente más bajo que otros
países. Como consecuencia, si cada país se enfoca en la producción de aquello en lo que tiene
ventaja comparativa y después forma relaciones de libre comercio con otros países, esto debe
llevar a mayor prosperidad para todos los países, ya que a nivel global cada producto estaría
siendo producido al menor costo posible. La competencia entre todos los países productores
teóricamente lleva a productos de más alta calidad y a menor precio para los consumidores
alrededor del mundo. Esto es a diferencia del modelo mercantilista en el cuál cada país promueve
su propia industria domestica incluso cuando los costos de producción son altos, lo cual reduce la
dependencia en otros países sin embargo aumenta los costos de producción y por lo tanto reduce
el estándar de vida a nivel país y a nivel global.4 El contrargumento contra esta doctrina es que el
libre comercio, al intentar reducir los costos de producción como respuesta a la elevada
competencia internacional, también lleva a salarios más bajos para los trabajadores, lo cual
elimina el ahorro que es posible gracias a la reducción en costos de producción que este mismo
3
fenómeno facilitó, lo cual lleva a una peligrosa desaceleración en la economía; esta fue la
opinión de otro importante economista británico: John Maynard Keynes, quien vivió en el siglo
veinte y tuvo una gran influencia en la reconstrucción económica de Europa después de la
Segunda Guerra Mundial.
Por el lado de los argumentos morales, muchos argumentaron en ese entonces (siglo
dieciocho) que los individuos (y sus empresas) tienen el derecho de vender su propiedad a
personas o instituciones de cualquier otro lugar del mundo sin la intervención del estado. Este
grupo se conocía como los “liberales clásicos”. Para ellos, el control de la economía por parte
del estado representaba una violación de sus derechos individuales bajo la excusa de beneficiar al
“bien común”—un argumento utilitarista que los liberales rechazaran por presuntamente ser
violación de sus libertades como individuos; John Stuart Mill y Jeremy Bentham son ejemplos de
pensadores utilitaristas. Para ellos, el mérito moral de una acción depende de sus consecuencias:
lo que importa es aquello que lleva al máximo bien común de toda la sociedad, sin importar los
derechos humanos de un individuo. Aunque en sus orígenes la justificación de las políticas
mercantilistas que habían ofrecido los gobiernos europeos de los siglos diecisiete y dieciocho se
basaban en fundamentos de índole utilitario (el “bien común” del país), la teoría de ventaja
comparativa de David Ricardo llevo a un cambio en el campo que apoyaban los “utilitarios” ya
que ofreció un fuerte argumento sobre como el libre comercio puede llevar a un estándar de vida
más alto para los nacionales del país. Quizá el más grande triunfo para los liberales partidarios
del libre comercio fue la derogación de las “Corn Laws” (Leyes de Cereales) en Reino Unido en
1846 (aproximadamente veinte años después de que Ricardo presentó su teoría de ventaja
comparativa). Estudiar más a fondo el debate alrededor de las “Corn Laws”, así como las
corrientes de pensamiento ético del liberalismo y el utilitarismo, será esencial como preparación
4
para nuestro debate sobre el libre comercio. También es ampliamente recomendable
familiarizarse con el concepto del “nacionalismo romántico” ya que este está estrechamente
ligado a los argumentos en contra del libre comercio, incluso hoy en día.
Para principios del siglo veinte, el libre comercio se encontraba en su apogeo. De hecho,
las décadas que precedieron la Primera Guerra Mundial (1914-1918) son conocidas por muchos
como la primera era de la globalización (aunque esta definición ignora el libre comercio que ha
existido alrededor del mundo por siglos antes de la era moderna). Sin embargo, la catástrofe
económica y la beligerancia ocasionada por este conflicto internacional llevaron a este periodo a
su fin. La crisis económica mundial durante los años treinta (la Gran Depresión) y el alza de los
regímenes fascistas en Europa y Asia representaron una vuelva hacia el proteccionismo y el
mercantilismo en el nombre del “bien común” de la nación. Sin embargo, para el final de la
Segunda Guerra Mundial en 1945, un espíritu globalizador se alzó alrededor del mundo,
regresándole su popularidad al libre comercio. Este había cobrado un nuevo papel: como aval de
la paz. Cada vez más, el libre comercio fue propuesto como una manera de reducir el riesgo de
conflicto entre países, ya que estrechas relaciones comerciales entre ellas fomentarían el dialogo
y reducirían los incentivos de un conflicto armado (ignorando, por supuesto, como la primera era
de globalización hizo poco para detener a la Primera Guerra Mundial).5 Quizá el mayor triunfo
de esta corriente globalizadora y de libre comercio fue la creación de un mercado común en
Europa en 1957 y más delante de la Unión Europea en 1993. Otro momento importante fue la
creación del GATT (General Agreement on Tariffs and Trade) en 1947 que después se convirtió
en la WTO (World Trade Organization) en 1994, que es también conocida como OMC en
español (Organización Mundial del Comercio).
5
Hoy en día, nos encontramos en una situación parecida a los años que inmediatamente
precedieron a la Primera Guerra Mundial: los niveles de comercio internacionales son altos, sin
embargo, cada vez hay más resentimiento dirigido hacia este fenómeno (o ideología,
dependiendo del punto de vista de uno), ya que se le acusa de ser responsable de neo-
colonialismo y de promover el bienestar de las empresas multinacionales (la mayoría de ellas
occidentales) en vez de el de los trabajadores de distintos países (la mayoría de ellos de países
pobres). Esta reacción contra el libre comercio surgió en Latinoamérica desde principios del
siglo veintiuno con la llamada “vuelta a la izquierda” o “marea rosa” que comenzó con la
elección de Hugo Chávez en Venezuela en 1999. Hoy en día, la oposición al libre mercado
también se manifiesta en países de Norteamérica y Europa Occidental, con el voto a favor de
Brexit y a la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2016 siendo
ejemplos de esto. Alrededor del mundo, cada vez más partidos políticos (la mayoría de índole
populista) se pronuncian en contra del libre comercio. Sin embargo, muchos otros países (sobre
todo aquellos de Asia, pero también muchos en Latinoamérica) se pronuncian fuertemente a
favor. Por lo tanto, nuestro debate en Cumbre de las Américas en cierta forma representará un
microcosmo del debate global sobre este tema.
En la próxima sección examinaremos una vez más la historia del libre comercio, sin
embargo, esta vez con un énfasis en los países del continente americano. Discutiremos la
oscilación entre proteccionismo y libre comercio dentro del continente, los distintos tratados y
bloques que se han formado, además del papel de Cumbre de las Américas en dar forma a las
políticas de comercio de los países de la región. Aunque es de alta importancia que nuestro
debate se enfoque geográficamente en las Américas y temporalmente en el periodo actual, se les
implora a los delegados a hacer amplias referencias teóricas e históricas en sus intervenciones:
6
será importante aludir a David Ricardo y la ventaja comparativa, a los sistemas político-morales
del liberalismo y el utilitarismo, al debate alrededor de las “Corn Laws” en Inglaterra, a la
primera ola de globalización (antes de la Primera Guerra Mundial), al proteccionismo del
periodo entre las dos guerras mundiales y a las políticas comerciales de las régimenes fascistas.
De la misma forma, se recomienda leer los textos de Joseph Stiglitz, Naomi Klein, Jagdish
Bhagwati y Jeffrey Sachs—perspectivas contemporáneas en pro y en contra del libre comercio.
El Libre Comercio en las Américas
A finales de la Segunda Guerra Mundial, veintitrés países firmaron el GATT en 1947 y
seis de ellos fueron de las américas: Brasil, Canadá, Chile, Cuba, Estados Unidos y México.
Cincuenta años después, al fundarse la OMC en enero de 1995, los siguientes países americanos
fueron miembros fundadores: Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Belice, Brasil, Canadá,
Chile, Costa Rica, Dominica, Estados Unidos, Guyana, Honduras, México, Paraguay, Perú,
Santa Lucía, San Vicente y las Grenadinas, Surinam, Uruguay y Venezuela. En lo que resto a la
década de 1990, los siguientes países también se adhirieron: Trinidad y Tobago (1995), Jamaica
(1995), República Dominicana (1995), Cuba (1995), Colombia (1995), El Salvador (1995),
Guatemala (1995), Nicaragua (1995), Bolivia (1995), Ecuador (1996), Haití (1996), San
Cristóbal y Nieves (1996), Granada (1996) y Panamá (1997). Esto representa el continente
americano virtualmente en su totalidad.
Aunque la amplia participación de los países de las américas en la OMC sugiere que hay
amplio apoyo al libre comercio entre los miembros de este comité, esto no refleja la situación
actual. El reciente fracaso de las negociaciones de la Ronda de Doha promovida por la OMC y
la creciente debilitación de esta organización debido a la proliferación de tratados bilaterales
7
entre países sugiere que la membresía a la OMC ya no representa un compromiso al libre
comercio a nivel mundial, sino a nivel regional. En el continente americano, el primero de estos
tratados de libre comercio a nivel regional que fue formado fue el TLCAN (Tratado de Libre
Comercio de América del Norte) entre Canadá, Estados Unidos y México, firmado en 1994. En
los años siguientes, México también firmo un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea
en el año 2000 y un memorándum de entendimiento con Mercosur en 2006 (más adelante
hablaremos de Mercosur con mayor detalle). Junto con México, Chile ha sido el principal
proponente del libre comercio en la región. Hoy en día, los veintiún acuerdos que ha firmado
Chile le dan acceso a un mercado de 4.2 billones de consumidores.6 Costa Rica y Perú también
se han manifestado a favor del libre comercio, agregando dos piezas al llamado “Arco del
Pacifico”: una red de países americanos con litoral al Océano Pacifico que continúan buscando
más acuerdos de libre comercio como elemento central de su estrategia de desarrollo—sobre
todo acuerdos con países asiáticos.
La red de acuerdos de libre comercio que ha surgido desde la década de 1990
inevitablemente ha llevado a un alza en el comercio entre los varios países de la región. Por
ejemplo, el comercio internacional como porcentaje del producto interno bruto de la región
latinoamericana ha aumentado de 31.7% en 1988 a 44.7% en 2010, lo que sugiere
interconexiones económicas cada vez más fuertes dentro del continente americano. Sin embargo,
a diferencia de Europa (donde existe la Unión Europea), la situación actual en las américas se
caracteriza por una confusa red de acuerdos bilaterales y regionales entre países de la región y
con países de otros continentes. Esto no ha sido siempre así: de hecho, la primera Cumbre de las
Américas se celebró en Miami en 1994 con el objetivo de negociar un bloque de libre comercio
que cubriría todo el continente americano: ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).
8
Este proyecto se había demostrado fallido para la cuarta Cumbre, celebrada en Mar del Plata en
2005: la conferencia fue dominada por la retórica de países de la “vuelta a la izquierda”
(principalmente Venezuela) que se manifestaron en contra de acuerdos de libre comercio con
Estados Unidos, pero a favor de bloques regionales, como Mercosur y la Comunidad Andina.
Hoy en día existen un numero de uniones aduaneras y áreas de libre comercio dentro del
continente americano. Una unión aduanera es un área de libre comercio que además establece
un arancel exterior común para cada producto: aquellos productos originarios de países externos
a la unión aduanera deben pagar las mismas tarifas sin importar a que país del bloque importen
sus productos; la Unión Europea es un ejemplo de una unión aduanera. Un área de libre
comercio, por el otro lado, permite el libre comercio entre los países miembros sin embargo cada
país mantiene el derecho de fijar sus propios aranceles a las importaciones provenientes de otros
países. Una unión aduanera representa un mayor nivel de integración económica que un área de
libre comercio. Hoy en día existen cuatro uniones aduaneras en el continente americano:
Comunidad Andina Miembros: Bolivia, Colombia, Ecuador, PerúAsociados: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay,
UruguayObservadores: España, México, Panamá
Comunidad del Caribe Miembros: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Grenadinas, Surinam, Montserrat, Trinidad y Tobago
Asociados: Anguila, Bermudas, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas
Mercado Común Centroamericano
Miembros: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua
Mercosur Miembros: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela (X)
Asociados: Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador,
9
PerúObservadores: México, Nueva Zelanda
Además de estas cuatro uniones comerciales, también existe un gran número de acuerdos
de libre comercio entre los varios estados del continente americano:
Alianza del Pacífico Chile, Colombia, México, Perú
Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana
El Salvador, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, República Dominicana
Tratado de Libre Comercio de América del Norte
Canadá, Estados Unidos, México
Además de estos acuerdos multinacionales, también existen una serie de acuerdos entre
estos bloques de libre comercio y países individuales. Por ejemplo, Mercosur ha firmado
acuerdos de libre comercio con Bolivia, Chile, Israel y Perú. La Comunidad del Caribe, por el
otro lado, los ha firmado con Costa Rica y República Dominicana. Además de esto, Costa Rica y
Panamá se unieron para firmar un acuerdo de libre comercio con la Asociación Europea de Libre
Comercio (AELC), con la cual también han firmado tratados Canadá, Chile, Colombia, México y
Perú. Para complicar la situación aún más, también existen tratados más inusuales como los de
Chile-Vietnam, Honduras-Taiwán, o Estados Unidos-Omán.
Como es posible observar, el sistema actual de los acuerdos de libre comercio es confuso
y poco eficiente. En muchos casos, un mismo país está asociado varios bloques comerciales al
mismo tiempo, lo cual puede llegar a generar dificultades en la regulación del comercio con
países fuera de estos bloques. De la misma manera, recientemente ha habido cambios
importantes en la composición de los bloques. Por ejemplo, Venezuela fue suspendida del
10
Mercado Común del Sur recientemente, mientras que Estados Unidos ha insistido en una
renegociación (y quizá disolución) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Nuestro objetivo en Cumbre de las Américas será reunir a los jefes de estado de todos los
países de las américas para discutir el posible futuro del libre comercio en el continente: ¿existe
la posibilidad de simplificar esta compleja red de acuerdos?, ¿este nuevo bloque incluiría a los
Estados Unidos o sería exclusivamente latinoamericano?, ¿cuál será la preferencia de las
naciones caribeñas?, ¿presenta el fin del “giro a la izquierda” una oportunidad para revivir el
libre comercio en aquellos países de Latinoamérica que le habían dado la espalda? Más allá de
estas preguntas, cabe reflexionar en la que quizá es la más importante: ¿hasta qué punto ha
beneficiado o perjudicado el libre comercio a los países de las américas y, como consecuencia, es
imperativo cambiar de rumbo? La política doméstica de cada uno de los países representados en
nuestro comité jugará un papel clave en determinar las respuestas a estas importantes preguntas.
La Esencia del Debate
Entre el 9 y el 11 de diciembre de 1994, se celebró en la ciudad de Miami, Estados
Unidos la primera Cumbre de las Américas. Los líderes de treintaicuatro naciones (todas las del
continente americano, excepto Cuba) se reunieron para discutir la posibilidad de un acuerdo de
libre comercio que incluiría a los treintaicuatro países del continente: el Área de Libre Comercio
de las Américas, también conocida como ALCA. Durante la Cumbre se acordó que todos los
países participantes promoverían la democracia y el derecho de los ciudadanos a participar en su
propio gobierno. También se acordó un compromiso común al libre mercado y al desarrollo
sustentado. El texto de la declaración emitida al terminar la conferencia recalca:
11
“Una clave para la prosperidad es el comercio sin barreras, sin subsidios, sin prácticas
desleales y con un creciente flujo de inversiones productivas. La eliminación de los
obstáculos para el acceso al mercado de los bienes y servicios entre nuestros países
promoverá nuestro crecimiento económico. Una economía mundial en crecimiento
aumentará también nuestra prosperidad interna. El libre comercio y una mayor
integración económica son factores clave para elevar el nivel de vida, mejorar las
condiciones de trabajo de los pueblos de las Américas y proteger mejor el media
ambiente.
Por consiguiente, decidimos iniciar de inmediato el establecimiento del “Área de Libre
Comercio de las Américas” en la que se eliminaran progresivamente las barreras al
comercio y la inversión. Asimismo, resolvemos concluir las negociaciones del “Área de
Libre Comercio de las Américas” a más tardar en el año 2005.”7
En el año 2005, cuando se celebró IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata,
Argentina, el proyecto de ALCA murió, cambiando la trayectoria del libre comercio en las
américas. Durante la conferencia, un grupo de países liderados por Estados Unidos y Canadá
promovieran energéticamente ALCA, encontrando una fuerte resistencia por parte de los
gobiernos de izquierda recientemente electos como parte de la “ola rosa”, incluyendo a Luiz
Inàcio Lula da Silva de Brasil, Néstor Kirchner de Argentina y Hugo Chávez de Venezuela. El
nivel de desacuerdo durante la conferencia fue tal que el acta final nunca fue firmada de manera
concluyente, demostrando el claro fracase de esta cumbre y el fin de ALCA.
Sin embargo, en los doce años que han pasado desde Mar del Plata, ha habido una serie
de desarrollos importantes en la política de los estados americanos que nos invitan a reflexionar
12
sobre el futuro del libre comercio en el continente. Por un lado, cada vez más países de la región
can abandonado a los gobiernos de la “ola rosa” y han electo a presidentes con puntos de vista
más neoliberales. Por ejemplo, Mauricio Macri en Argentina y Michel Temer en Brasil (que no
fue electo, sin embargo gobierna el país). En cambio, el actual gobierno de Estados Unidos bajo
el Presidente Trump ha sido hostil al libre comercio y ha acusado al fenómeno de crear
desempleo en Estados Unidos. Este revés a la postura que tenían los dos bloques en Mar del
Plata (el neoliberal del “Consenso de Washington” y el de izquierda popular de los
“Bolivarianos”) nos invita a tener una nueva discusión sobre cuál es el futuro del libre comercio
en el continente. Para este comité, se propone utilizar las siguientes tres preguntas como punto de
inicio para nuestra discusión. Sobra decir que los delegados de cada país en nuestro comité
tienen la libertad de incluir cualquier otra pregunta relacionada al tema que refleje las prioridades
o incertidumbres del país que representan.
Nota: detalles sobre los diferentes acuerdos a los que se hace referencia a las siguientes
secciones se pueden encontrar aquí en la página web http://www.sice.oas.org/agreements_e.asp.
¿Hasta qué punto ha beneficiado o perjudicado el libre comercio a los países de las Américas?
La discusión central para este comité es la utilidad del libre comercio. Al final del día, si
los representantes de las naciones americanas determinan que el libre comercio es mayor causa
de daños y dolor que de beneficios y progreso, entonces eso representa un enfático rechazo a la
posibilidad de simplificar o expandir la red de acuerdos comerciales que existen en el continente.
Sin embargo, a pesar de que distintos grupos políticos suelen tomar la postura de favorecer o
rechazar al libre comercio en su totalidad, la investigación académica revela que tiene tanto
ventajas como desventajas. Por lo tanto, en vez de escoger una solución sencilla pero simplista
13
de absolutismo (ya sea a favor o en contra), lo que es necesario es la moderación: el esfuerzo
colectivo por encontrar el nivel idóneo de libre comercio para en verdad mejorar las condiciones
de vida de los pueblos de las américas, pero con las restricciones necesarias para evitar sus
excesos. Esta es una tarea difícil y requiere un conocimiento serio de la investigación que se ha
realizado en este tema, ya que esta revela las principales ventajas y desafíos del libre comercio.
A continuación, se presenta un breve resumen de lo que algunos de los pensadores más
importantes en este tema han argumentado.
El famoso economista indio y profesor de Columbia, Jagdish Bhagwati, argumenta que el
libre comercio no solo aumenta la riqueza total (eficiencia económica) sino también su
distribución, lo cual el interpreta como un argumento moral a su favor. Usando como ejemplo el
rápido desarrollo de India y China tras remover una serie de políticas proteccionistas a finales de
la década de 1980 y principios de la de 1990, Bhagwati postula que el crecimiento económico
que ocurrió como resultado de esta apertura ha sacado a más de 200 millones de personas de
personas de la pobreza en India, así como a más de 300 millones en China. De la misma manera,
Bhagwati propone que el libre comercio también beneficia a aquellos países más desarrollados al
fomentar su crecimiento económico. A pesar de que algunos economistas argumentan que el
libre comercio ha llevado a pérdidas de empleos en el sector manufactura en países como
Estados Unidos, Bhagwati cree que estas pérdidas han ocurrido como resultado de avances
tecnológicos y de la automatización, más que de la mano de obra barata a la cual el libre
comercio da acceso a empresas basadas en países desarrollados (el llamado outsourcing o
tercerización).8
El economista estadounidense Joseph Stiglitz, también profesor de Columbia, argumenta
lo opuesto a su colega Bhagwati. Según Stiglitz, el libre comercio en sí mismo no es dañino, sino
14
la manera en la que se implementan los acuerdos, los cuales tienen muy pocas protecciones
medioambientales, de salud y de seguridad para los trabajadores. Stiglitz es de la opinión que los
acuerdos de libre comercio facilitan el movimiento de la producción a países con menores
regulaciones, lo que empuja a países competidores a también reducir sus propias regulaciones, lo
cual lleva a una “carrera al fondo” en la que cada vez existen menos protecciones al medio
ambiente, a los consumidores y a los trabajadores. Esto se debe a que, a nivel nacional, es
posible para cada gobierno implementar el nivel de regulación deseado, apoyándose en el peso
de la ley, la cual el estado tiene todo el derecho de implementar. Por el otro lado, la falta de un
“gobierno mundial” impide que esto ocurra a nivel mundial.9 Incluso cuando varios países
firman tratados comprometiéndose a respetar los derechos humanos o el cuidado al
medioambiente, en muchos casos los estados no siguen sus promesas y los demás países tienen
muy pocos recursos para obligarlos a hacerlo. Según Stiglitz, el problema central con los
acuerdos de libre comercio no es la reducción de tarifas—esto puede llevar a crecimiento
económico, como postuló Bhagwati—sino la reducción colectiva de estándares de cuidado al
medioambiente y de los derechos de los trabajadores.10 Este será un punto importante para
considerar en nuestro comité.
La activista social y cineasta canadiense Naomi Klein concuerda con Stiglitz de que el
tema del medioambiente es central a cualquier discusión sobre el libre comercio. Así es como
Klein describe (en inglés) las consecuencias del libre comercio:
The brutal economic model advanced by the World Trade Organization is itself a form of
war. War because privatization and deregulation kill-by pushing up prices on necessities
like water and medicines and pushing down prices on raw commodities like coffee,
15
making small farms unsustainable. War because those who resist and "refuse to
disappear," as the Zapatistas say, are routinely arrested, beaten and even killed.11
Klein argumenta que el libre comercio ha sido dañino principalmente porque la
privatización y regulación de las que va de la mano han llevado al alza de los precios de bienes
esenciales para la supervivencia de seres humanos, como el agua y las medicinas. Por el otro
lado, ha suprimido los precios de productos agrícolas como el café, lo cual ha beneficiado a
consumidores en las grandes ciudades, pero ha perjudicado a campesinos en países en desarrollo.
La referencia de Klein as los “Zapatistas” se refiere al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional,
un grupo armado principalmente indígena en el estado mexicano de Chiapas que se alzó contra el
gobierno mexicano en 1994 tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN). El Ejercito protestaba la agenda neoliberal del gobierno de Carlos Salinas de Gortari
ya que estas afectaron de forma desproporcionalmente negativa a la población indígena de
México. El levantamiento fue suprimido de forma brutal a través de grupos paramilitares
armados por el gobierno mexicano, que buscaba “salvar cara” frente al mundo.12
Jeffrey Sachs, otro economista estadounidense de Columbia, concuerda con Stiglitz,
argumentando que el libre comercio en si es bueno, pero no cuando se manifiesta en acuerdos
que reducen la protección a los trabajadores y al medio ambiente. Los puntos de vista de Stiglitz
y Sachs representan un punto medio en un agresivo debate en el cual Bhagwati y Klein
representan ejemplos de los dos polos que existen. Sachs agrega su contribución propia al debate
al señalar que un importante problema con los acuerdos de libre comercio que se han acordado
en años recientes es la protección que le otorgo a inversionistas extranjeros a costa del estado.
Esto se refiere a casos en los cuales el gobierno de un país (generalmente uno en desarrollo) y un
grupo de inversionistas extranjeros (generalmente de un país desarrollado) forman un acuerdo
16
para invertir en cierto proyecto. El marco legal del contrato suele establecer condiciones sobre
cómo se podría llegar a resolver una posible disputa entre el gobierno y los inversionistas. Según
Sachs, el problema con algunos de estos acuerdos es que lo otorgan una cantidad de poder y
derechos desproporcionadamente altos a los inversionistas extranjeros, lo cual suele perjudicar a
los gobiernos de países en desarrollo. Esto, sin embargo, no representa un ataque al libre
comercio como tal, sino a acuerdos que no establecen un nivel justo y adecuado de protecciones
tanto para los inversionistas como para los gobiernos.13
Se recomienda enérgicamente que los delegados investiguen a fondo las posturas del
gobierno del país que representan frente a estos argumentos. No solo es importante conocer la
posición de los líderes actuales del país (y de sus partidos) sino también las de sus predecesores.
Se recomienda también seguir las noticias de estos países y estar atentos al tono con el que se
tratan temas relacionados al libre comercio: ¿cuál es el punto de vista de los diferentes grupos de
interés que existen en el país? ¿hay profundos desacuerdos sobre el libre comercio, o existe el
consenso? Estas son preguntas importantes que formarán los cimientos de los documentos de
posición de los delegados.
¿Cómo se podría simplificar y optimizar la compleja red de acuerdos de libre comercio y
uniones aduaneras que coexisten tensamente en el continente americano?
Queda claro que el sistema actual de áreas de libre comercio y uniones aduaneras es
altamente confuso y crea enormes costos legales y burocráticos para gobiernos y empresas que
deben asegurarse de que no están violando ninguna de las reglas contenidas en los varios
acuerdos que ha firmado cada país. Esto es especialmente importante en lo que respecta a las
reglas de origen, que son los requisitos que debe cumplir un producto para ser considerado
17
originario de cierto país y por lo tanto beneficiario de los acuerdos de libre comercio que son de
relevancia. Hay diferentes tipos de régimenes: por ejemplo, la mercancía de materiales
originarios es aquella que no utiliza ninguna matera prima proveniente de otros países. La
mercancía de materiales no originarios, por el otro lado, es aquella en la cual materia prima de
origen extranjero ha sido modificada de manera sustancial; el requisito de “sustancial” puede ser
definido de diversas formas (generalmente por valor agregado en términos monetarios), lo cual
frecuentemente es el tema al centro de las negociaciones sobre libre comercio.14 La dificultad de
definir conceptos como valor agregado o reglas de origen ha permitido en muchas ocasiones
casos de importaciones que son vulnerables a acusaciones de fraude, ya que un país alega que el
verdadero país productor ha usado a un tercer país con el cual ambos tienen acuerdo de libre
comercio para evitar pagar los aranceles que corresponden. Una unión monetaria a nivel
continental permitiría eliminar este problema, ya que productores de origen no-americano
tendrían menos incentivos de intentar violar las reglas de origen con complejos procesos de
triangulación.
La Alianza del Pacifico, por ejemplo, cuenta con Chile, Colombia, México y Perú como
miembros. México, por su lado, también es parte del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte junto con Canadá y Estados Unidos. Además de estos dos acuerdos, los países de Chile,
Colombia y Perú todos han firmado acuerdos de libre comercio bilaterales tanto con Canadá
como con Estados Unidos, lo cual representa seis acuerdos más. En total, existen ocho acuerdos
de libre comercio, los cuales rigen los intercambios comerciales entre seis países, todos los
cuales tienen acuerdos entre ellos. Por lo tanto, la pregunta es: ¿por qué no fusionar a la Alianza
del Pacifico con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte? Esto crearía un área de
18
libre comercio que incorporaría casi toda la costa del Océano Pacífico del continente americano
(Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Perú, Chile).
Sin embargo, esto nos invita a pensar sobre la Comunidad Andina, cuyos miembros son
Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú: ¿si Colombia y Perú se unen a una fusión de la Alianza del
Pacífico y el TLCAN, entonces que ocurriría con Bolivia y Ecuador? Bolivia cuenta con un
acuerdo de libre comercio con México y con un acuerdo de tarifas preferenciales con Chile,
pero no con Canadá, o Estados Unidos. Ecuador, de manera similar, no cuenta con acuerdos de
libre comercio con Canadá ni Estados Unidos, sin embargo ha firmado acuerdos de tarifas
preferenciales con Chile y México. Por lo tanto, otra pregunta importante es: ¿estarían dispuestos
los gobiernos de Bolivia y Ecuador a formar acuerdos de libre comercio con los de Canadá y
Estados Unidos? De la misma manera, ¿estarían dispuestos Canadá y Estados Unidos a formar
un acuerdo con estos países? Incluso si la respuesta fuera afirmativa, aún habría un tema que
tratar: la Comunidad Andina es una unión aduanera, mientras que la Alianza del Pacífico y el
TLCAN son simplemente tratados de libre comercio. Por lo tanto, una fusión de estos grupos
podría ser una unión aduanera incorporando a ocho países, o simplemente un acuerdo de libre
comercio entre la Alianza del Pacífico-TLCAN y la Comunidad Andina.
En este caso en particular, Colombia y Perú son los únicos países de estos ocho que
cuentan con acuerdos formales con todos los demás, así que están en una posición de demonstrar
liderazgo regional al invitar a sus socios comerciales a unirse bajo un mismo acuerdo; Chile y
México también podrían encontrarse en una posición de moderadores. Esto sería un reto, ya que
implica traer a países tan distantes políticamente como Bolivia y Estados Unidos bajo un mismo
techo. Cabe mencionar ahora que este juego hipotético no es lo que se espera que los delegados
hagan en nuestro comité: es simplemente un ejemplo del juego de negociaciones geopolíticas
19
que ocurrirán en nuestro comité como parte de la renegociación de la compleja red de acuerdos
del continente.
También es importante considerar a Mercosur, cuyos miembros son Argentina, Brasil,
Paraguay y Uruguay; la membresía de Venezuela se encuentra actualmente suspendida.
Actualmente, Bolivia es un miembro asociado que se encuentra en el proceso de unión a
Mercosur y dentro de poco será miembro oficial. Otros miembros asociados de Mercosur son
Chile, Colombia, Ecuador y Perú, mientras que México es un miembro asociado. Por lo tanto,
esto invita la consideración de otro escenario hipotético: si el gobierno de Donald Trump en
Estados Unidos decidiera terminar el TLCAN, una vez concluidas las negociaciones de salida
con sus socios, esto dejaría a México en la posición de empujar por una fusión de la Alianza del
Pacífico (Chile, Colombia, México, Perú) con la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia,
Ecuador, Perú) y con Mercosur, cuyos miembros oficiales son Argentina, Bolivia (pronto),
Brasil, Paraguay y Uruguay, pero que también cuenta con Colombia, Chile, Ecuador y Perú
como miembros asociados y con México como observador. Una vez eliminado el compromiso de
México con Canadá y Estados Unidos, el país quedaría libre de unirse a una unión aduanera
como la Comunidad Andina o Mercosur—o quizá una fusión de ambas. Esto podría crear una
unión aduanera (o quizá solo un área de libre comercio) que incorporaría a Argentina, Bolivia,
Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú y Uruguay. El principal dilema en
este caso sería decidir si es conveniente fusionar a dos uniones monetarias de naturaleza regional
(como la Comunidad Andina y Mercosur) o si es mejor mantenerlas separadas, pero con un
acuerdo de libre comercio entre ellas.
La situación de Chile y México también es importante: deberían estos países unirse a la
Comunidad Andina o Mercosur (o a una fusión de ambas) o simplemente firmar acuerdos de
20
libre comercio con ellos. Aunque México se encuentra más aislado de todos estos países por su
ubicación en Norteamérica, Chile es país vecino de los miembros de Mercosur y la transición a
gobiernos de centro-derecha en dos miembros clave (Argentina y Brasil) podría facilitar una
posible unión de Chile a Mercosur. Así mismo, en caso de desbandarse el TLCAN como
resultado de la administración de Donald Trump, ¿qué opciones tendría Canadá? Por un lado,
una posibilidad lógica es la unión de Canadá a la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México,
Perú) ya que actualmente cuenta con acuerdos de libre comercio con sus cuatro miembros. Sin
embargo, también se podría explorar la posibilidad de que Canadá forjara acuerdos de libre
comercio tanto con la Comunidad Andina (ya cuenta con acuerdos con dos de sus cuatro
miembros) como con Mercosur, con cuyos miembros no tiene ningún acuerdo actualmente, sin
embargo, existe la posibilidad de cooperación gracias al giro de los nuevos gobiernos que hay en
Argentina y Brasil.
También es importante discutir la situación de Centroamérica. Actualmente el Mercado Común
Centroamericano (MCCA) cuenta como sus miembros a Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras y Nicaragua; esto significa, todos los países de Centroamérica excepto Belice y
Panamá. Sin embargo, existe un acuerdo de libre comercio entre el MCAA y Panamá, lo cual
complementa a los acuerdos de libre comercio que han firmado Chile y México con el MCAA.
Esto nos invita a pensar en la posibilidad de unir a la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia,
México, Perú) con el MCCA (más Panamá). En este caso, uno de los principales temas a tratar es
que actualmente no existen tratados de libre comercio entre el MCAA por un lado y Colombia y
Perú por el otro lado. Sin embargo, si se toma en cuenta que tanto Colombia como Perú han
logrado posicionarse como miembros de una unión aduanera (Comunidad Andina), estados
21
asociados de otra unión aduanera (Mercosur) y miembros de un acuerdo de libre comercio
multinacional (Alianza del Pacifico), entonces existe una buena probabilidad de que tendrán
buena voluntad de cooperar con los países del MCAA.
Además del Mercado Común Centroamericano, también existe el Tratado de Libre
Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica (incluyendo a los cinco miembros del MCCA) y
República Dominicana (conocido como DR-CAFTA). Aunque en este caso es poco probable que
se forme una unión aduanera, existe la posibilidad de incorporar a Panamá a este acuerdo de libre
comercio, ya tanto Estados Unidos como el MCCA tienen acuerdos de libre comercio con
Panamá; la única nueva relación de libre comercio sería entre Panamá y República Dominicana.
Estas son opciones de consolidación de tratados más modestas en sus ambiciones pero que sin
embargo podrían simplificar la compleja red de acuerdos que existen.
La Comunidad del Caribe, por su lado, tan solo ha firmado acuerdos de libre comercio con Costa
Rica y la República Dominicana, además de acuerdos de tarifas preferenciales con Colombia y
Venezuela. En este caso, Costa Rica podría actuar como un puente que podría unir al Mercado
Común de Centroamérica con la Comunidad del Caribe, creando una unión aduanera de gran
tamaño. Aunque la República Dominicana no es miembro de ninguna de estas dos uniones que
existen actualmente, ha firmado acuerdos de libre comercio con ambas, incluyendo el DR-
CAFTA que incluye a los cinco países del MCCA, Estados Unidos y República Dominicana. En
el caso de que hubiera una fusión de la Comunidad del Caribe con el MCCA y República
Dominica, uno de los principales retos sería que las últimas dos cuentan con acuerdos de libre
comercio con Estados Unidos, mientras que la Comunidad del Caribe no. Por lo tanto, sería
22
necesario ver el nivel de cooperación comercial que los Estados Unidos desean tener con los
países miembros de la Comunidad del Caribe.
De igual manera, será importante discutir el caso de Venezuela. Dada la tensa situación
política que existe ahora en el país, ¿será incluido en estas posibles fusiones de las áreas de libre
comercio, o será censurado? Hasta hace poco, Venezuela fue un miembro activo de Mercosur
(junto con Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, además de Bolivia, que se unirá en los
próximos meses) sin embargo fue suspendido por los demás miembros de Mercosur como
condena a la represión del gobierno de Nicolás Maduro. Los demás países miembros de la unión
aduanera demandan que Maduro permita la restitución de la democracia en Venezuela, lo cual
requiere la inmediata liberación de presos políticos y líderes opositores.15 Fuera de Mercosur,
Venezuela no forma parte de ninguna otra área de libre comercio, sin embargo, cuenta con
acuerdos de tarifas preferenciales con la Comunidad del Caribe, Chile, Colombia, Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicaragua y Perú. Será importante que los delegados
de cada país en nuestro comité clarifiquen la postura de su país frente a la continuidad o
suspensión de relaciones comerciales con Venezuela en vista de la actual situación política. De la
misma manera, también merece la pena discutir la situación de Cuba, que hoy en día es el único
país que se mantiene aliado al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Aunque Cuba no
participo en la primera Cumbre de las Américas en Miami en 1994, ha sido invitado a
subsecuentes cumbres (principalmente gracias a la presión que puso Venezuela) y participará en
nuestro comité. Aunque Cuba no ha firmado ningún acuerdo de libre comercio, existe la
posibilidad de que el aislamiento actual de Venezuela podría llevar a los dos países a negociar
una más estrecha relación comercial. De ser este el caso, será importante observar las reacciones
de dos de sus aliados de izquierda en años recientes: Bolivia y Nicaragua.
23
¿Tiene sentido crear acuerdos de libre comercio o uniones aduanera entre países en distintos
niveles de desarrollo, o es preferible que los países miembros se encuentren en un nivel similar
de desarrollo?
En nuestro escenario hipotético sobre la posible disolución del TLCAN, el futuro de
Canadá y sus acuerdos comerciales fue postulado como un tema importante a tratar. Algunas
posibilidades son nuevos acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y México (por
separado), así como un posible acuerdo con los países de la Alianza del Pacífico (Chile,
Colombia, México, Perú) ya que Canadá actualmente ya cuenta con acuerdos de libre comercio
con estos cuatro países (cada uno por separado). Estas posibilidades existen ya que el gobierno
actual de Canadá se ha manifestado a favor del libre comercio, a diferencia del gobierno actual
de Estados Unidos. Por lo tanto, es posible concebir un escenario en el que Estados Unidos sigue
la guía del aislamiento comercial y el proteccionismo, mientras que Canadá busca seguir
formando acuerdos de libre comercio con los países de las américas.
Sin embargo, es importante recordar una de las principales razones por la cual el TLCAN
se encuentra amenazado: la asimetría en el nivel de desarrollo económico de los países
miembros, principalmente Canadá y Estados Unidos por un lado y México por el otro. Dado que
el costo de vida y de la mano de obra es considerablemente más bajo en México que en Estados
Unidos, un número considerable de empresas estadounidenses han trasladado su producción a
México, creando resentimiento político en Estados Unidos. Un ejemplo de esto es la empresa de
aires acondicionados Carrier, que fue señalada y chantajeada por el gobierno de Trump al
intentar trasladar una de sus plantas a Monterrey, México.16 Por el otro lado, la riqueza del
gobierno de Estados Unidos le permite subsidiar generosamente a sus productores agrícolas, lo
24
que ha llevado a un “dumping” de productos del campo estadounidense en México, obligando a
miles de campesinos mexicanos a abandonar su tierra y migrar a las ciudades del país. Este
fenómeno no ha ocurrido entre Canadá y Estados Unidos ya que ambos países tienen niveles
similares de desarrollo y de riqueza nacional. Por lo tanto, esto nos invita a preguntarnos si es
preferible formar acuerdos de libre comercio solo entre naciones en niveles similares de
desarrollo.
La Comunidad Andina, Mercosur, la Comunidad del Caribe y el Mercado Común
Centroamericano son cuatro ejemplos de acuerdos entre países en niveles generalmente similares
de desarrollo. De hecho, una de las razones por la que estos tratados fueron acordados fue
garantizar un desarrollo relativamente similar entre los distintos países de una región (la zona
andina, por ejemplo, o el Cono Sur), lo cual evitaría grandes diferencias de riqueza o bienestar en
países vecinos. Este modelo parece ser bastante más sustentable desde un punto de vista político
que el del TLCAN, cuyo objetivo inicial era reducir el desbalance de desarrollo en Norteamérica.
Algo similar ha pasado en Europa, donde cada vez existe más resentimiento en los países de
Europa del norte (generalmente más desarrollados) hacia aquellos del sur de Europa (como
Grecia o Portugal) y viceversa. Gran parte de la causa de esto fue la unión de dos regiones con
economías en niveles de desarrollo muy diferentes. Por lo tanto, en caso de una posible
renegociación o disolución del TLCAN, será necesario para México reflexionar sobre si desea
continuar el actual modelo de libre comercio con Canadá y Estados Unidos o si seria de mayor
beneficio buscar formar parte de una unión aduanera como la Comunidad Andina (o quizá una
posible unión monetaria basada en la Alianza del Pacífico) a través de la cual podría negociar
acuerdos con países no latinoamericanos.
25
Como en todos estos escenarios, es importante recordar que países como México tienen
más peso al negociar con Estados Unidos (o China, la Unión Europea, etc.) cuando trabajan en
conjunto con aliados como Chile o Colombia que cuando se sientan solos en su lado de la mesa
de negociación. Este es un factor importante a considerar para los delegados de cada país,
además de un fuerte incentivo para formar coaliciones con otros países.
Poderes del Comité para Abordar el Tema
Dado que la Cumbre de las Américas es una reunión de los líderes de cada país del
continente, el comité cuenta con la máxima cantidad de poder ejecutivo. Aunque cada país
detalla en su propia constitución los límites del poder de sus mandatarios, en la mayor parte de
los casos recae en el poder ejecutivo la habilidad para conducir la política exterior, formar
relaciones comerciales y firmar acuerdos de libre comercio. En algunos casos, la constitución de
un país estipulará que el congreso (u órgano legislativo equivalente) debe de ratificar estos
acuerdos antes de que entren en validez, sin embargo, la negociación de estos corresponde
exclusivamente al poder ejecutivo. Cualquier resolución (o resoluciones) que adopte este comité
tendrán completa validez legal—este comité no es para recomendaciones, sino para acciones
directamente efectivas.
Cabe mencionar, por supuesto, que ningún país o grupo de países puede imponer su
voluntad sobre otros países: para que un país entre (o salga) de cualquier acuerdo de libre
comercio, el país en cuestión debe acceder a hacerlo. Además de esto, la adopción de una
resolución (o de resoluciones) al final de este comité no se hará por mayoría: solo aquellos países
que firmen la resolución pasarán a ser parte de ese convenio. Dado que una resolución
representará en efecto la firma de un nuevo acuerdo de libre comercio o de una unión aduanera
26
(o de su disolución), será posible que se adopten múltiples resoluciones, ya que es
completamente posible que coexistan diferentes acuerdos dentro del mismo continente—como
hemos visto, esta es la situación actual. Sin embargo, lo ideal será reducir al máximo el número
de acuerdos, buscando siempre simplificar el complejo régimen de comercio que existe en el
continente. Ya sea que los delegados elijan abandonar o adoptar el libre comercio como meta, la
meta es reducir la complejidad y confusión del sistema actual.
Preguntas que una Resolución Debe Contestar
¿Hasta qué punto ha beneficiado o perjudicado el libre comercio a los países de las
américas?
¿Cómo se podría simplificar y optimizar la compleja red de acuerdos de libre comercio y
uniones aduaneras que coexisten tensamente en el continente americano?
¿Tiene sentido crear acuerdos de libre comercio o uniones aduanera entre países en
distintos niveles de desarrollo, o es preferible que los países miembros se encuentren en
un nivel similar de desarrollo?
Documentos de Posición
Los documentos de posición deben ser enviados por todos los delegados al menos tres
semanas antes del comienzo de la reunión. Los delegados serán contactados directamente con
más detalles cuando la fecha se encuentre más cercana y el Co-Director queda a sus órdenes para
cualquier duda o aclaración que pueda surgir. En los documentos de posición, los delegados
deben presentar la postura del gobierno actual del país al que representan respecto al libre
27
comercio, incluyendo declaraciones recientes y promesas de campaña. Así mismo se les pide a
los delegados describir el papel que ocupa el libre comercio dentro de la estrategia de desarrollo
a largo plazo de su país, así como la volatilidad de las posturas de sus gobiernos en este tema—
¿ha habido una política pública constante respecto al libre comercio a pesar de la alternancia de
gobiernos en las últimas décadas, o esta ha sido volátil?
Así mismo, se les pide a los delegados describir las relaciones internaciones de su país
con otros estados del continente americano: ¿cuáles son sus más cercanos aliados? ¿con que
países existen tensiones? ¿estas alianzas y/o tensiones han sido duraderas o son un desarrollo
reciente? Además de esto, dado la importancia de la actual crisis política en Venezuela, se les
pide a los delegados expresar su opinión sobre el tema y definir claramente su postura respecto al
comercio con Venezuela durante estos tiempos difíciles. Por último, se les pide a los delegados
especular sobre las posibles alianzas o fusiones que sus países estarían dispuestos a negociar en
nuestro comité: ¿a que alianzas están abiertos? ¿qué posibles maneras sugieren los diferentes
delegados de simplificar la compleja red de acuerdos comerciales que existen hoy en día en la
región?
Cabe mencionar que se espera que los delegados se adhieran a la realidad política actual
del país que representan. Será su criterio definir durante la conferencia qué tan flexible podría ser
la postura del país frente a varios acuerdos hipotéticos, pero su documento de posición servirá
como guía de que limites han fijado. Por lo tanto, es de particular importancia definir cuáles son
las metas del país en nuestro comité, así como las áreas que no está dispuesto a negociar.
Conclusión y Recomendaciones para Investigación Futura
28
Este boletín es el punto de partida para la investigación de cada delegado en preparación
para la conferencia. Se recomienda hacer una investigación exhaustiva de la historia del país al
que representan en lo que se refiere al libre comercio, así como del panorama político actual
dentro del país (incluyendo el de la oposición). Ya que nuestro comité será un espacio de
negociación, también será de vital importancia entender las prioridades y preocupaciones de
otros países, sobre todo aquellos que podrían ser posibles socios. Por lo tanto, se recomienda que
los delegados también investiguen la historia de estos países en lo que se refiere al libre
comercio. Además del contexto contemporáneo, se les recuerda a los delegados de la
importancia del contexto teórico e histórico que se introdujo al comienzo de esta guía y se les
recomienda mucho intentar leer artículos (o incluso libros, si tienen un fuerte interés personal en
el tema) de economistas como Jagdish Bhagwati, Joseph Stiglitz o Jeffrey Sachs, así como de la
activista Naomi Klein. También se recomienda mucho el libro “Open World: The Truth About
Globalization” del economista Philippe Legrain de la London School of Economics (LSE).
El tema del libre comercio puede ser muy complejo y requiere cierta comprensión de la
materia de economía, sobre todo la economía del desarrollo. Se les recomienda mucho a los
estudiantes leer resúmenes sobre el tema si no han tenido la oportunidad de estudiar economía
dentro de su plan de estudios. Este artículo es altamente recomendable:
http://www.bbc.com/news/business-38209407. Además de esto, se recomiendan ampliamente los
recursos de Tutor2U en temas de libre comercio:
https://www.tutor2u.net/economics/reference/international-trade. En lo que refiere al contexto
político actual de las américas, se recomienda leer regularmente los principales periódicos de la
región, incluyendo New York Times de Estados Unidos, El Clarín de Argentina, El Espectador
de Colombia, The Globe and Mail de Canadá, La Nación de Chile, El Universal de México, entre
29
otros. Una buena estrategia es suscribirse a recibir correos electrónicos diarios (gratuitos) de
estas publicaciones con resúmenes de las noticias del día. El objetivo de hacer esto no es saber de
memoria que ha ocurrido cada día, sino desarrollar gradualmente un conocimiento cada vez más
firme de la dinámica política de la región.
Glosario
Acuerdo de libre comercio: Un acuerdo comercial regional o bilateral que busca ampliar el mercado de bienes y servicios entre los países participantes a través de la eliminación o rebaja sustancial de los aranceles para los bienes entre las partes, y acuerdos en materia de servicios.17
Acuerdo de tarifas preferenciales: Similar a un acuerdo de libre comercio, excepto que representa un menor nivel de integración económica y no tiene como meta la eventual eliminación de los aranceles/tarifas; solo busca reducirlas a países socios.18
Aranceles: Cualquier impuesto o cargo de cualquier tipo aplicado en relación a la importación de bienes. Pueden ser ad valorem (un porcentaje del valor) o específicos (por ejemplo, 7 dólares por 100 kg).
Bolivarianismo: Una ideología política que se basa en las ideas del Libertador Simón Bolívar, principalmente su concepción de justicia social, incluyendo la educación pública gratuita y obligatoria, evitar la intromisión extranjera en Latinoamérica y la unión de los países latinoamericanos.19
Consenso de Washington: Una orientación política-económica en favor de la democracia y del neoliberalismo al estilo estadounidense; el termino surgió durante la Primera Cumbre de las Américas, cuando todos los países reunidos se manifestaban en pos del libre comercio.
Corn Laws: Una serie de aranceles impuestos en Reino Unido durante el siglo diecinueve para proteger a los agricultores británicos de la competencia extranjera; eran apoyadas principalmente por la aristocracia, así que su abolición en 1846 representó un triunfo para la clase capitalista urbana y para el libre comercio.
Dumping: La práctica de vender un producto de exportación por debajo del costo de producción con el objetivo de eliminar a la competencia; el ilegal, pero aun ocurre debido a lagunas en la ley.
General Agreement on Trade and Tariffs (GATT): Una serie de acuerdos entre países de todo el mundo que se comprometen a negociar la reducción de aranceles basándose en el principio de reciprocidad.
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Liberalismo clásico: Ideología política que propone darle prioridad a la libertad personal y limitar el rol del estado en la vida privada de las personas y en el comercio entre las empresas, ya sea dentro del mismo país o de forma internacional.
Marea Rosa: El movimiento de varios países democráticos latinoamericanos hacia el socialismo y las políticas de izquierda, abandonando el neoliberalismo y el Consenso de Washington.
Mercantilismo: Sistema económico caracterizado por una fuerte intervención gubernamental en la economía, facilitado por su coexistencia con régimenes tipo monarquía y con el imperialismo europeo.
Neocolonialismo: La práctica geopolítica de países desarrollados de utilizar el libre comercio, la globalización y el imperialismo cultural para influir sobre las elites de los países en desarrollo y obtener de ellas los permisos necesarios para la explotación de los recursos del país, ya sean naturales o humanos.
Neoliberalismo: Ideología política contemporánea basada en el liberalismo clásico que busca promover el libre comercio, la privatización de las empresas del estado, además de una reducción al gasto público y a la intervención del gobierno en la economía.
Organización Mundial del Comercio (OMC): Organización internacional enfocada en aclarar e implementar las reglas que rigen el comercio entre los países; busca promover el libre comercio.
Outsourcing: La práctica empresarial de transferir la producción (o parte de la producción) a un fabricante externo, frecuentemente en otro país, que es capaz de ofrecer costos de producción más bajos, pero a costa de los trabajadores originales de la empresa.
Populismo: La estrategia política de buscar el apoyo de las clases populares; no es tanto una ideología sino una estrategia; sus proponentes suelen atacar a las elites del país (o del mundo) utilizando el carisma y el oportunismo para obtener votos.
Proteccionismo: Una categoría de políticas económicas que busca proteger a los productores domésticos a través de la imposición de altos aranceles y regulaciones a productos de importación que tienen el efecto de inflar sus costos hasta el punto de no ser competitivos.
Reglas de origen: Disposiciones específicas aplicadas por un país para determinar el origen de un producto y por lo tanto al arancel que se le cobrará.20
Ronda de Doha: Una serie de negociaciones promovidas por la Organización Mundial del Comercio desde 2001 con el objetivo de negociar nuevos acuerdos de libre comercio a nivel global; las negociaciones han fracasado, dando lugar a una tendencia de formar acuerdos a nivel regional en vez de acuerdos a nivel mundial.
Unión aduanera: Un área de libre comercio que además establece aranceles comunes para todas las importaciones originarias de países fuera del área.
31
Utilitarismo: Una filosofía ética que propone que la mejor acción es la que trae el mayor nivel de bienestar a la mayor cantidad de personas, sin importar si los derechos individuales de algunos son violados en el proceso.
Valor agregado: El valor que se le agrega a un producto en cada etapa de su producción; es importante como métrica para determinar las reglas de origen que aplican a un producto.
Ventaja comparativa: Teoría económica de David Ricardo que establece que el modelo más eficiente de comercio internacional es cuando cada país se especializa en producir aquello que puede producir con un costo más bajo (a comparación de otros países) e importa lo demás de otros países; es el principal cimiento teórico del libre comercio.
32
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34
Fuentes Citadas
35
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