01 Clifford

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    Desde mediados del siglo XIX un gran nmero de fot-grafos europeos, mayoritariamente franceses e ingle-ses, se propusieron recoger en imgenes expedicionesa pases lejanos o bien realizar viajes dentro de su pro-pio continente por lugares inditos para la fotografacomo era Espaa.

    Las primeras fotografas que se conservan de vilafueron realizadas hacia 1860 por uno de los pioneros dela fotografa en Espaa: Charles Clifford (1819-1863).

    La obra de este ingls no es muy amplia, solamen-te realiz alrededor de ochocientas placas, pero sus tra-

    bajos son de una excelente calidad para los medios conque se contaba en la poca. En 1850 se traslad aMadrid, en buena medida porque entonces no haba enEspaa profesionales que contasen con los equiposque l tenia a su disposicin. Favorito de la Reina IsabelII, fue nombrado fotgrafo real acompaando a la corteen sus viajes por Espaa. De este modo fue obtenien-do instantneas por encargo que resultaran ser, enmuchos casos, la ltima visin de una crnica a puntode desaparecer. Esto fue lo que ocurri por ejemplo,con la conocida fotografa del Mercado Grande, carac-

    Clifford

    Puerta del Alczar.Foto: Charles Clifford, h. 1860. Archivo: Harry Ranson. The University of Texas at Austin.

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    terizada por esos rsticos soportales, que no volveran a ser captados en suestado primitivo por ningn otro fotgrafo.

    Investigador, daguerotipista, calotipista, instructor de mtodos fotogrfi-cos y aficionado a la aeronutica, Clifford utilizaba todos los medios a sualcance. Antes de que el famoso Nadar subiese en globo con una cmara enPars, ya lo haba hecho l en Inglaterra y poco despus realizara ascensionestambin en Espaa, tomando vistas areas de ciudades, paisajes y aconteci-mientos; posea esa valiosa cualidad del hombre que prevee la tecnologafutura y sabe cmo perfeccionarla.

    Desplazada sobre un carro tirado por animales, la cmara de Cliffordpesaba ms de 300 Kilos. En unos apuntes de A photographic ScrambleThrough Spain describe algunas situaciones con las que sola enfrentarseen 1862:

    Los problemas que encuentra un fotgrafo en su trabajo no son pocos via-jando por un pas como Espaa en el que se desconocen las comodidades

    del transporte; en el que las temperaturas llegan a alcanzar hasta los 40 gra-

    dos a la sombra; en el que el agua es tan difcil de encontrar como en el

    Shara, y en el que, debido a la extrema sequedad del suelo, el polvo es la

    regla y no la excepcin. Adase a esto el hecho de que, por el imperativodel considerable tamao de las fotografas (30x40cm), el equipo debe ser

    necesariamente grande, y puede pesar 300 kilos... Con esta impedimenta

    debidamente equilibrada y sujeta a lomos de mula, y hasta nuestra animosa

    persona cargada de similar manera, iniciamos nuestras expediciones a las

    cuatro de la maana. Imagnense ustedes nuestra desesperacin y desaso-

    siego a cada tropiezo de estos orejudos animales, que amenazaban con

    destruir nuestras frgiles lentes, placas y cubetas.Su campo no se limit, sin embargo, a recopilar imgenes. Investig conti-

    nuamente como lograr mejores resultados en el laboratorio. En principio utiliznegativos de papel, ms tarde pas a ensayar en placas de cristal que ofrecanuna sustancial mejora de la calidad. Sac provecho de todas las posibilidades

    que el progreso le fue ofreciendo y por si esto fuese poco, su esposa Jane erauna valiosa profesional que le ayudaba ocasionalmente en sus trabajos.

    En la primera fotografa, la muralla y la alhndiga sirven de fondo a unaplaza, que vio pasar a lo largo de su historia glorias esplndidas y negrossucesos. El lugar, aun desheredado de todo fasto, conservaba en el siglo XIXla presencia de un noble escenario. Captada con una luz clara y tamizada,Clifford busca un encuadre en el que edificios y monumentos se integren enun conjunto armnico. Para realzar la monumentalidad de la muralla, situ lacmara lo ms baja posible, prxima al suelo; de ese modo consigui magni-ficar las dimensiones de los edificios y captar al tiempo con todo detalle elempedrado del pavimento. Las guas del adoquinado convergen al final de superspectiva en el arco de la muralla, centrando la imagen en el monumentoprincipal. Aunque realiz retratos y algunos tipos del pas, Clifford no era muydado a incluir personajes en sus tomas, el riesgo del movimiento durante laexposicin, poda deslucir en ocasiones los minuciosos preparativos de unaplaca. Sin una sola figura que transite por la escena, la mirada termina por fijar-se en esa solitaria carretilla que parece haber sido abandonada, como si laciudad acabase de quedar vaca y a las piedras slo les quedase ya extin-guirse con el paso del tiempo.

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    Catedral, bside.Foto: Charles Clifford, h. 1860. Archivo: Harry Ranson. The University of Texas at Austin.

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    El riesgo y las dificultades que entraaba la profe-sin eran en parte compensados por los beneficios queestos fotgrafos forneos saban obtener. Aprove-chaban sus viajes de trabajo para encontrar distribuido-res que vendiesen sus fotografas, que luego se podanadquirir en las propias localidades, por medio de sus-cripciones o directamente en su estudio que se anun-ciaba en la prensa. En ocasiones Clifford daba a cono-cer sus carpetas en Londres o Pars donde encontrabacoleccionistas y entidades interesadas en la inslitaEspaa.

    En 1862 la Reina Isabel II le encarg la que sera suobra ms antolgica, que tardara 10 aos en realizar:171 fotografas de 27 ciudades del pas. Clifford realizal menos cuatro vistas de vila en esa poca: la delArco del Alczar, mencionada anteriormente; una vista

    general desde los Cuatro Postes; otra de la portada dela Catedral, y esta que reproduce el bside fortificadode la misma iglesia, con la Alhndiga de nuevo alfondo. Aunque el motivo principal es el cimorro, huyede retratar el monumento aislado; lejos de eso, prefie-re integrar las sucesivas construcciones que surgierona su alrededor a lo largo del tiempo, desde las msregias a las ms humildes. Como observa el nortea-mericano Lee Fontanella a Clifford parecen interesarlelos distintos estilos arquitectnicos presentes, ascomo las diferentes etapas del crecimiento. Un con-cepto que no siempre se ha entendido por quienestendran que velar por estos conjuntos. Fjense por lti-mo, en el edificio de las carniceras, sus nicos dospisos estn rematados por una balaustrada que serrepuesta prximamente.