Sinopsis

Gael Santangelo, un shifter lobo que perdió a su familia durante la celebración de la ceremonia de su mayoría de edad, ha vivido con su hermana Ariana durante 10 años en la clandestinidad. Por la prematura muerte de sus padres, Gael no se preocupó de tener una relación seria ya que sus obligaciones eran para con su pequeña familia, al menos no hasta ahora.

Attis, un vampiro cuya vida no ha sido fácil desde la muerte misteriosa de su madre. Tiene que casarse con Dasha, una vampira elegida por su padre. Attis se reúsa a casarse con Dasha, ya que quiere cumplir el sueño de encontrarse a su pareja destinada. Pero su padre se reúsa a escuchar razones.

Una vez que Attis y Gael se encuentran, se dan cuenta de que son pareja. Pero la prometida de Attis no se quedará conforme con la situación. ¿Podrán Attis y Gael permanecer juntos? O ¿Attis tendrá que renunciar a Gael para cumplir con las órdenes de su padre?

Prólogo La luna estaba alta en el cielo. Una noche preciosa para cazar. Su lobo estaba ansioso por correr, por demostrar que era adulto, fuerte y digno de respeto y confianza. Esta noche era su primera cazaría en solitario. Sus padres estaban en el círculo sagrado esperando que el alfa diera su autorización para salir. Antes de salir de la casa esa noche y dejara Ariana su hermanita de 8 años con su abuela, su padre le entrego su amuleto, un muy antiguo colgante en oro blanco en forma de lobo, los ojos del lobo eran dos diamantes negros. El reverso del colgante tenía una serie de símbolos antiguos que su padre juraba era el mapa al más grande tesoro del mundo. Él lo llevaba colgando a su cuello con una cadena igual de antigua. - Gael – llamo el alfa – al centro. Con la adrenalina corriendo como ríos por sus venas, Gael apretó la mano de su madre y camino hasta el centro del círculo donde la manada se reunía, - Hoy es tu primera luna llena después de cumplir la mayoría de edad para los lobos, 16 años. ¿Quieres probar tu valía para la manada? - Sí, señor, quiero probarme. - ¿Quieres ser aceptado como un protector para la manada? - Sí, señor, quiero serlo. El alfa metió sus dedos en una vasija llena de una sustancia verdosa y pasó los dedos sobre la frente de Gael. - Con mi bendición y las marcas de la manada – decía mientras dibujaba símbolos en la frente y el pecho de Gael – adelante, pruébate. Gael inclinó la cabeza en señal de respeto, se quitó la cadena, la colocó en sus pantalones se quitó la ropa y comenzó a cambiar. Su piel picaba por la energía del cambio. Sintió como uno por uno de sus huesos se reacomodo, creció y ocupo su nuevo lugar. La piel se fue

cubriendo de un fino y suave pelo negro. Sus dientes crecieron dentro de la alargada mandíbula. Garras sustituyeron manos y pies. Minutos después la luna ilumino el cuerpo del pequeño lobo en el claro del bosque. El alfa se acercó y toco el cuello del lobo. Se arrodillo a su lado y acaricio su lomo suavemente, como si sintiera algún cariño especial por el lobo. - Estoy orgulloso de ti Gael – susurro el alfa- ahora a correr El alfa aun hablaba cuando un fuerte estruendo se escuchó en el claro. Pequeñas explosiones se veían por todas partes. Los miembros de la manada estaban cayendo al piso sangrando. Su padre abrazaba a su madre quien lo miraba sin verlo, sus ojos estaban vacíos, estaba muerta. El lobo negro corrió hacia donde estaban sus padres. El lobo empezó a aullar mientras movía con el hocico a su madre inerte. Una nueva ola de estruendo pasó, esta vez cayó el alfa. Los miembros de la manda corrían en todas direcciones, unos en forma de humanos otros en su forma de lobos y algunos en mitad del cambio. El ruido era intenso, humanos corrían con armas acribillando a los lobos. - Gael, hijo – dijo su padre – corre. Cuida a Ariana sácala de todo esto. Gael corrió sin mirar hacia atrás tal cual su padre le había dicho. Él sabía que su padre también moría, olio la sangre en él. La sangre de su padre olía a poder mientras que la de su madre olía dulce, aromas que jamás olvidaría. Corrió, corrió y corrió por lo que para él fueron horas. Atrás quedaban árboles y piedras. Corrió hasta que sus patas dolieron y su mente quedo en blanco. Corrió hasta ya no le quedaba más que dar. Y cuando sus pulmones ardían por el esfuerzo y la falta de oxígeno. Se derrumbó en el camino. Su manada ya no existía, sus padres, se habían ido. Solo le quedaba Ariana. Ariana, el solo recuerdo de su hermana hizo que recuperara sus fuerzas. Tenía que buscarla en casa de la abuela y llevarla fuera de aquí. Tenía que mantenerla a salvo.

Una hora después el lobo negro entraba en el patio trasero de su abuela. La casa estaba sospechosamente silenciosa. No había ni una sola luz dentro de la casa que indicara que había personas dentro. Sigilosamente rodeo la casa buscando el olor de su hermanita y su abuela, pero solo capto un olor a humo como en el claro del bosque. El corazón del lobo comenzó a latir rápida y erráticamente mientras una y otra vez volvía a recordar los ruidos del bosque. Un movimiento en los arboles llamo su atención. Ariana estaba en los arbustos apretando fuertemente un lobo de peluche. Estaba sucia y con hojas en el cabello. Ella no se asustó cuando vio a Gael en forma de lobo. -Eres igual a Papá – dijo ella en un susurro. Gael gruñó suavemente aceptando el cumplido, luego se acostó en la tierra para que Ariana lo montara. Con ella en el lomo corrieron al refugio del bosque. Muchas cosas pasaron esa noche y la vida como la conocían ya no existía. Esa noche no tuvo que cazar un ciervo solo para convertirse en hombre, esa noche tuvo que ver morir a sus padres y su manada, quedar a cargo de su hermana y aprender a vivir en el clandestinaje para probar su valía. No a la manada, sino a sí mismo.

Capítulo 1

Diez años después Un hermoso día para estar afuera, pero no. Attis tenía que estar encerrado dentro de una habitación y lo peor de todo es que tenía que estar con su padre, que lo único que hacía era hablar de su boda con Dasha, si solo su padre supiera que lo único que él quería era huir lo más lejos posibles de sus locos planes de boda. - …como te estaba diciendo, esta enlace nos va a beneficiar a todos Attis,…-dijo Teseo- Attis ¿Me estas prestando atención? sabe muy bien que detesto cuando no lo haces. Attis lo sabía. Estaba cansado de que se lo repitiera, lo hacía desde que podía recordar. - Si padre te estoy escuchando-él sabía que era mentira, pero no le interesaba, daba lo mismo lo que tuviera que decir, al gran Teseo líder del aquelarre del norte nunca le interesaba lo que su hijo tenía que decir. - Entonces ¿me podrías repetir que fue lo que te dije?-le preguntó Teseo de esa manera altiva que solo un líder sabía hacer. “¿Para qué repetirlo? Siempre es lo mismo” pensó Attis - ¿Es necesario?-preguntó Attis ya algo cansado de toda esta situación. - Sabes que si lo es…-le dijo su padre con algo de enfado en su voz. Lo que me dijiste fue que…Dasha era una buena chica y muy hermosa, además de ser una niña - en ese momento se dio cuenta de que se había equivocado, su padre nunca aceptaba que a su futura nuera se la llamara niña, Attis no entendía el porqué ella realmente era una niña consentida.-perdón, una señorita realmente muy dulce y educada, que cualquiera en este aquelarre y fuera de él estaría encantado de casarse con ella, que esta boda también va a ser un beneficio para todo. Attis suspiro y con ese suspiro se gano una mirada de su padre que haría que cualquiera

saliera corriendo más rápido que el mismo viento, pero el ya estaba acostumbrado a ese tipo de miradas. En ese momento llamaron a la puerta del despacho de su padre, por fin alguien lo venía a salvar de ese infierno de conversación. - Adelante - dijo Teseo desde su sillón detrás del escritorio. La puerta se abrió y una joven entró. - Señor, tiene en el teléfono una llamada del Señor Andrews.-anunció la muchacha y se quedó esperando a que le dieran permiso para retirarse. - Muy bien pásame la llamada y puedes retirarte.- le dijo Teseo. - Muy bien señor enseguida.-la muchacha hizo una elegante reverencia al líder de su aquelarre y se marchó cerrando la puerta. Attis se dio la vuelta mirando a su padre, quien lo miraba con una semi sonrisa en el rostro, el sabía que nada bueno podía resultar de eso. - Te puedes retirar Attis, seguiremos con nuestra conversación más tarde, ahora voy a tener una pequeña charla con tu futuro suegro. - Pero padre...-comenzó en un inútil intento de frenar toda esa locura. - Pero nada Attis, ahora vete, que tengo asuntos importantes que atender.- lo despidió su padre. - Si padre, con permiso.- se levantó, caminó hacia la puerta y salió del despacho, con un solo pensamiento en mente. “Como me gustaría que toda esta locura se termine, desearía que todo esto sea un sueño o mejor dicho una pesadilla, solo me gustaría despertarme y saber que nada de esto es verdad…” Y con ese único pensamiento recorrió el largo pasillo de altas paredes pintadas de color gris humo. A lo largo del pasillo se hallaban diferentes tipos de pinturas y cuadros, la alfombra era tan roja como la sangre, tenía un perfecto estado al igual que los demás objetos de la casa, pero esta vez Attis iba recorriendo el pasillo con la cabeza gacha, demasiado concentrado en la alfombra. O mejor dicho estaba perdido en sus propios pensamientos

como para ver nada más y así se dirigió hacia la parte trasera de la gran casa, atravesó la puerta que daba al patio trasero y bajo por la pequeña escalerita rumbo al jardín. En ese momento Attis siente que alguien lo toma del brazo. - haaa! - grito ya que no se esperaba que nadie lo agarre así cuando estaba tan perdido en la nada.- Ay por dios Caterina, ¿cuántas veces tengo que decirte que no me hagas eso? Un día de estos me vas a matar del susto. Su amiga lo miraba con expresión divertida. - ¡Hola Attis!-lo saludo ella con una gran sonrisa - ¿Hola Attis?, ¿es lo único que se te ocurre decirme?- él la miró preguntándose si enserio lo quería matar con ese susto. - Oye creo que estas de un humor un poco particular ¿verdad?-le dijo ella levantándole una ceja-eso para no decir que tu humor apesta. - Es verdad lo siento es que las charlas con mi padre son cada vez peores.-el estaba demasiado enojado y cansado de todo esto, lo único que quería era alejarse de esa locura. - ¿Oye que dices que dices si nos vamos a sentar un rato y cuentas que brillante idea se le ocurrió ahora a tu padre? - le preguntó Caterina. El solo asintió con un suave movimiento de cabeza. Quizás desahogarse con esa mujer que más que su mejor amiga, era su hermana le haría sentir mejor. Ellos eran amigos desde que podían recordar, Caterina o Cat como le gustaba llamarla a Attis, media 1.65 y no pesaba más de 50 kilos, tenía el pelo rubio y tan suave como la seda hasta los hombros, de sonrisa amable y unos ojos de color verdes grisáceos, que hacía que cualquiera confiara en ella, esa pequeña vampiro era una luchadora cuando se trataba de la gente que amaba y Attis era una de sus personas especiales

Se sentaron en un banco colocado debajo de un árbol frondoso con muchas flores de color violeta, junto a un estanque. Attis no sabía por dónde comenzar, guardo silencio hasta que vio que su amiga se comenzaba a impacientar. - Y bien, ¿me vas a contar que es lo que te tiene tan preocupado?-pregunto Caterina ya en su límite. - ¡Ay Cat!... ¿por dónde quieres que comience?, ya sabes que mi padre me quiere casar con esa niña…SI, SI ES UNA NIÑA, UNA MALCRIADA…- soltó Attis, últimamente se tenía que cuidar de lo que decía sobre Dasha, ya que su padre decía que no podía hablar si de su futura esposa. - Calma cariño todo va a estar bien, solo respira.- le dijo Caterina. No se había dado cuenta de que se estaba hiperventilando. Después de varias respiraciones se calmo y pudo volver a hablar. - ¿Como hago para parar todo esto Cat? Mi padre me dice que esta unión va a beneficiar al aquelarre, pero no lo veo así, lo veo como un negocio entre ellos, no quiero esta boda ridícula.-tenia tanto coraje y ganas de llorar por toda esta situación. ¡Era de su vida de la que estaban hablando! Se quedaron callados por un rato, cada uno perdidos en sus propios pensamientos, Attis por un lado no sabía como todo se había vuelto tan en su contra, buscando en sus propios recuerdos en que parte se había equivocado, porque no entendía como su propio padre le podía hacer eso. Por su parte Caterina trataba de buscar la forma de ayudar a su mejor amigo. Cuando de pronto Attis comenzó a hablar. - Sabes, Cat yo siempre soñé con algún día casarme con mi otra mitad, con mi compañero, ese que está destinado para mi.- Attis miro a Cat que lo miraba sorprendida.

- ¿Compañero?- le preguntó sorprendida-¿Un hombre?-le volvió a preguntar - Si Cat un hombre, siempre supe que mi compañero era un hombre. - Estás seguro ¿no?-le pregunto ella dubitativa. - ¿Me estas juzgando? ¿Pensé que éramos amigos Cat?-le dijo Attis con tristeza en la mirada, no soportaría que esa persona que consideraba su hermana lo juzgara de tal manera. - Cariño por supuesto que no te estoy juzgando ¿Cómo puedes pensar eso? claro que no, solo quiero estar segura de que es lo que sientes, no soportaría verte sufrir, Attis.-cuando Caterina termino de hablar lo rodeo con sus brazos haciéndole sentir que todo lo que decía era verdad, ella jamás lo abandonaría ni lo juzgaría, aparte el solo quería estar junto a su compañero, junto a su otra mitad. Estuvieron sentados bajo el árbol por horas, se despidieron y Cat le había hecho prometer que si necesitaba algo la llamaría. Al llegar a su habitación Attis se metió en el baño, necesitaba una ducha, el día había sido demasiado largo, y solo esperaba que el siguiente fuera mejor, pero últimamente eso parecía imposible, cada día que pasaba se hacía más duro que el anterior, ¿cómo podía ser posible? no lo sabía, y parecía que no había una solución a la vista, así que solo le quedaba resignarse, pero no sabía cómo hacerlo si lo único que su corazón le pedía era que busque a esa persona que lo podía hacer feliz, ¿pero dónde?. Se desnudó y reguló el agua de la ducha y se metió, se enjabonó y dejó que el agua lo hiciera suyo, como si la mano de un hombre recorriera su cuerpo, hasta el más recóndito rincón, comenzaba por su cuellos y empezaba a bajar por su pecho, esa mano no se detenía, comenzó a jugar con sus pezones, un ahogado gemido broto de sus labios, necesitaba más, así que colocó una mano alrededor de su eje y comenzó a bombear, dándose placer a sí mismo, el agua le golpeaba el cuellos y le bajaba por la espalda, a cada segundo que pasaba mas excitado se sentía, su manos cada vez subía y bajaba por su eje, comenzó a gemir más fuerte y cerró los ojos y en ese momento la imagen de un hombre los sorprendió, jaló un

poco un par de veces más y de pronto se vino muy duro en su mano, la sola imagen del hombre lo había excitado hasta niveles insospechados. Todavía con la respiración agitada por culpa de su orgasmo, Attis se enjabonó, se enjuagó y envuelto en una toalla salió del baño. Ya en la habitación dejo la toalla en la silla, y desnudo se metió en la cama, había sido un día demasiado cansado para Attis, pero ya a apunto de dormirse, volvió a pensar en ese hombre que vio en el baño. ¿Quién era? No lo sabía pero le encantaría descubrirlo, y con ese pensamiento rondándole en la cabeza se dejó arrastrar por el sueño y se quedó dormido esperando que a la mañana siguiente todo se haya solucionado.

Gael despertó agitado y más duro que una roca, en sueños había visto al espécimen de hombre más puro y hermoso que podía existir. Estaba en la ducha dándose place a sí mismo y mientras el líquido nacarado pintaba las paredes de la ducha, Gael quería enterrarse profundamente en él y morder su cuello para que todos supieran que es maravilloso espécimen le pertenecía. Pero todo era un sueño, uno que había tenido muchas veces. Podía aliviar la necesidad por sí mismo o conseguir un compañero de juegos, él sabía que tenía un buen físico y sabia como usarlo cuando de complacerse se trataba. Hacía mucho que no tenía un hombre en la cama, uno dispuesto a hacer todo cuanto el quisiera. Necesitaba un amante lupino pronto. Con los humanos se podía jugar y se pasaba muy bien, pero con un lobo no tenía que ser cuidadoso al extremo. Nunca tomaba los amantes cara a cara pues eso era muy personal, el ver a tu amante a los ojos mientras lo jodes se puede interpretar como que la persona te importa más allá de una simple jodida. Pero el tiempo pasaba y él se estaba cansando de joder a cuanto cuerpo caliente se le aparecía en el camino, él quería un compañero. Alguien a con quien acurrucarse todas las noches y

despertar cada mañana en sus brazos, alguien en quien encontrar calor y cariño, en quien poder confiar sus más secretos anhelos y que a la vez sea fuerte para enfrentársele. La única persona que Gael conocía y confiaba así era su hermana Ariana. Todavía recordaba esa fatídica noche de su primera casería. Lo peor de todo era el recuerdo del claro ensangrentado pero sin ningún cadáver. Recordaba como trato de orientarse para buscar el olor de la sangre de sus padres para solo encontrar un gran charco justo donde los vio por última vez. Y como si de una broma cruel del destino se tratara, ahí sobre el suelo los diamantes negros de los ojos de su amuleto brillaban. Lo tomó y salió de las tierras de su antigua manada sin rumbo, hasta que recordó lo que su padre por años le había enseñado. A poco más de 10 kilómetros de las tierras de la manada en lo alto de la montaña su padre tenía un refugio subterráneo. Parecía más bien un refugio antibombas que mostraban en las películas. Construido hacia unos 40 años. Cuando cumplió 14, su padre lo llevó y le dijo que si algo pasaba a su familia en este lugar estarían seguros. Le mostró como llegar al refugio y le dio las instrucciones para obtener ayuda en caso de que él y su madre faltaran. - Aquí hijo – dijo mientras señalaba una caja metálica- hay dinero suficiente para un año, también hay una pequeña libreta con un número de teléfono y las instrucciones para ponerte en contacto con alguien en caso de necesidad. Ya verás hijo cuando tengas a tu compañera y tus cachorros que el mantenerlos sanos y salvos será tu prioridad. - Papá, ¿y si no tengo compañera? – pregunto Gael a su padre en un susurro. - Todos tenemos una compañera, ella está ahí afuera solo necesitas encontrarla. - Papá, yo no sé si en mi destino hay una mujer – insistió Gael nuevamente. - Entonces, el hombre con el que compartas tu vida será el centro de tu universo – dijo su padre comprendiendo lo que su hijo quiso decir y aceptándolo – aun eres joven mi cachorro si es un hombre lo que hay en tu destino lo mejor será que te ame o si no lo despellejare – concluyo su padre con una sonrisa en sus labios. Gael lo abrazo sabiendo que su padre nunca lo rechazaría escogiera el lo que escogiera. Saliendo de sus recuerdos Gael salió de la cama. Se quitó el pesado amuleto del cuello y

cambió. Caminó por su casa en forma de lobo haciendo que la madera crujiera suavemente bajos su patas. Su lobo pesaba 100 kilos y medía 1.50 metros de hocico a cola, su altura era de 1.25 metros. “Era el maldito lobo más grande del planeta”, en palabras de Ariana. Recorrió las habitaciones hasta llegar a la puerta de su hermana. No sintió ni la respiración ni el olor de Ariana del otro lado de la puerta. Su lobo sonrió, no era el único que no podía dormir. Siguiendo el olor de Ariana la encontró en el despacho frente a la computadora. - Tu tampoco puedes dormir – dijo ella sin siquiera levantar los ojos de la pantalla. Gael cambio frente a ella para poder hablar. - Tuve un sueño extraño y me desperté. - Podrías por lo menos ponerte algo de ropa, Dios estoy tan cansada de verte desnudo. Sabes eso puede ser considerado como delito. - Ya – dijo Gael colocándose detrás del sofá en cuclillas, la maldita cosa no lo taparía lo suficiente. – para los lobos es normal. - Dahhh – dijo ella girando los ojos – para los que se crían en manadas sí, pero ver a mi hermano por muy guapetón que sea no es excitante para mí. Ya habían tenido esa conversación antes. Ariana repetía la palabra “guapetón” que había utilizado su maestra de historia para describir a Gael. Aun le causaba risa lo torpe que fue la maestra cuando se conocieron. Para citar nuevamente a su hermana “el cerebro de la maestra se volvió queso fundido” - Me vestiré. Diez minutos después Gael volvió a entrar en el despacho con una taza humeante en las manos. Quien viera al gran macho pensaría que podía tomar gasolina, pero a él le gustaba el té. Puso una taza cerca de Ariana y se reclinó en el sofá. - ¿En que trabajas? – preguntó. - Estoy haciendo un ensayo sobre tragedias griegas.

- ¿Y cómo va? - Aburrido, en serio Homero tenía muy poca imaginación todos terminan muertos. Prefiero los finales felices. Ariana era un caso extraño, pero refrescante. Gael no pudo evitar que la risa brotara de sí. Eran tragedias, no tenían finales felices pero si por Ariana fuera entonces todo se resolvería por arte de magia. La mente de Gael volvió al pasado. Justo cuando llegó a la entrada del refugio. Para cuando cerraron las pesadas cerraduras tras ellos, el sol estaba por salir. Gael estaba tan cansado que se derrumbó en el suelo con Ariana sobre el vientre. No fue consciente de cuanto durmieron, pero despertó por unos sollozos que provenían de sí mismo. Con dolor cambio a su forma humana y buscó la caja metálica. Marcó el número que vio en un papel amarillento. Del otro lado contestaron en un bar y él tenía que pedir una pizza. Fue una conversación extraña, si no la más extraña de su vida. Una hora más tarde un hombre llamado Sam se reunió con él en un parque y le dio todo lo que necesitaba para seguir su vida con Ariana en el anonimato hasta tener la edad adulta para los humanos y poder tener derecho en ley humana para cuidar a su hermanita. Ahora 10 años después de la muerte de sus padres y 8 de ser “adulto humano” ellos vivan en relativa paz. Claro nunca bajaban la guardia como para revelar su verdadera naturaleza ni confiaban plenamente en nadie pero dentro de todo tenían una buena vida. Solo faltaba encontrar a su media mitad. Si es que él existía. Sorbiendo el té, la imagen del hombre de la ducha volvió a su mente haciendo que su cuerpo cobrara vida propia. Moviéndose incómodamente trato de recuperar el control de sí. - Creo que saldré a correr un rato a ver si me da sueño. - Ujum – dijo Ariana sin dejar de mirar la pantalla de su ordenador. - No te quedes mucho mas despierta – le aconsejó antes de salir del estudio. - Gael – dijo ella mirándolo a los ojos

- ¿Sí? - El existe. Y sin una palabra más, regreso a su tarea.

Capítulo 2 Gael corría por el bosque con las palabras de Ariana repitiéndose en su cabeza una y otra vez. “El existe, el existe, el existe, el existe…” Gael sabía que existía lo había sentido por los pasados dos años. La primera vez que lo vio el estaba llorando, Gael sintió claramente su hambre y su dolor. El sabía que estaba herido y se sentía impotente por no poder ayudarlo. A los pocos meses sintió su miedo. Era tan fuerte el miedo que este misterioso hombre sentía que desgarraba a Gael y de pronto cuando sintió que no podía más un inmenso alivio inundó a este hombre. En muchas ocasiones sintió su lujuria y después su placer. Por muy vergonzoso que fuera una noche pudo sentirlo completamente y había acabado solo con los sentimientos de satisfacción de su hombre misterioso. En momentos como este extrañaba más a sus padres. Ellos seguro le podían explicar que estaba pasando. Pensó en llamar a Sam Pero esto no era una emergencia. Sam los había ayudado muchísimo después de aquella caótica noche. El hombre les había ayudado en todo. Les ayudo a recuperar el control de los bienes de sus padres y a establecerse en otro lugar. Después los encaminó hasta que Gael termino sus estudios y como llego, desapareció. Les dijo que siempre estaría ahí en las sombras para ellos. Gael contrató a un administrador para que llevara los negocios de la familia y se escondió en esta pequeña ciudad en las montañas donde su lobo era feliz corriendo y él como hombre administraba un pequeño café a una calle del ayuntamiento. Varias millas lejos de la casa, Gael fue consciente de que alguien lo vigilaba. Disminuyo la velocidad de la carrera captando el aroma del viento. El corazón empezó a bombear como loco. Los recuerdos de la muerte de sus padres surgían una y otra vez. El viento cambió y captó el aroma de uno de los suyos, un shifter lobo. Gael cambio a humano y subió a un árbol. Mantuvo total silencio hasta que el otro lobo apareció. Era más pequeño que él, pero no por mucho. Su pelaje era castaño rojizo. Lo estaba buscando, Gael sabía que no tenía mucha ventaja así que decidió aprovechar la que tenía. Salto del árbol cambiando en el aire y aterrizando sobre el lobo desconocido. Tuvo que reconocer que el lobo era fuerte pues pudo quitárselo de encima con bastante rapidez. Gael le gruño enseñando los dientes. El lobo miro a Gael por unos segundos antes de mostrar su cuello en señal de sumisión. Gael lo mordió con poca fuerza solo para probar su superioridad sobre el lobo. El lobo se quedo en el suelo gimoteando.

Gael caminó alrededor evaluando al contrincante. No lo considero una amenaza así que cambió. - Cambia – ordenó Gael Hacia 10 años que Gael no veía a un lobo cambiar, la belleza del acto lo sorprendió como la primera vez. Frente al el hombre desnudo también era un espectáculo para los ojos. Su tez era clara, su hombros anchos y fuertes, tenía el abdomen marcando la cintura estrecha, piernas torneadas. El cabello era oscuro y lucía un corte militar. Ojos café claro, pómulos altos, nariz pequeña y labios ligeramente llenos completaban el cuadro. Era un hombre atractivo. Tan pronto como ese pensamiento cruzó la mente de Gael, la imagen de su hombre misterioso en la ducha opacó la vista. - ¿Quién eres y que quieres? – preguntó Gael al desconocido con voz potente. - Alex Bianchi, señor. - ¿Qué haces en estas tierras? - Solo paseaba señor, mi lobo quería correr y cuando me di cuenta que no estaba solo quise ver quien compartía la carrera. - ¿De dónde eres? - De muy lejos señor, llevo días corriendo. Creo que estoy perdido. Gael no le creyó. Podía oler la mentira si ese hombre estaba cerca era porque quería estarlo.

- No me engañas, puedo oler la mentira en ti. Pero también puedo oler que no eres una amenaza así que dime ¿Quién eres y que haces en mis tierras? - Son tierras del parque estatal señor, y no le miento he corrido por días y estoy un poco desorientado mi nombre es autentico. - ¿Pero estas aquí por mí? - Tenía curiosidad por saber cómo eras. Te he visto correr otras veces. Esta vez estaba diciendo la verdad pero no toda. Tuvo el impulso de usar la frase de su padre para con los soldados de la manada. - Identifíquese soldado – instintivamente grito Gael - Teniente Coronel Alexander Bianchi, señor, Ejercito Real de los Lobos, señor – contesto Alex adquiriendo una posición de firme y saludando para la sorpresa de Gael. - Demonios – dijo Gael – baja las manos chico. ¿Qué haces aquí? - Me envió mi… Sam, dijo que con usted voy a estar bien. Gael estaba cada vez mas confundido, ¿por qué Sam enviaba a un soldado con él? ¿Acaso este soldado necesitaba mantenerse fuera del radar como él y Ariana? - Vamos a establecer unas cuantas reglas – comenzó Gael – si Sam te envía necesitas mi ayuda Gael levanto la mano cuando Alex lo empezó a interrumpir – déjame terminar. Te voy a ayudar pero debes saber que mi hermana vive conmigo y no voy a permitir que nada ni nadie le haga daño a ella, ¿entendido? - Sí, señor.

- Y deja de llamarme señor, soy Gael y ya. Creo que vas a tener que actuar como una persona normal. Nada de saludos ni de gritos. - Tienes actitudes de mando, alfa - ¡No soy un alfa! ¡Esto no es una manada! - Perdón, se….Gael. ¿Y cómo debo llamarte? - Ya te dije, Gael. Todos me llaman por mi nombre. - Trataré - ¿Mucho tiempo en el ejército? - Toda la vida. Mi padre me llevo a entrenar a los 16 después de mi primer cambio. - ¡Demonios! - Soy muy bueno en mi trabajo. - Eso no lo dudo, ¿entonces porque dejaste el ejercito real de lobos? ¿Es que hay un rey de los lobos? - Alex miró desconcertado a Gael. ¿Acaso este hombre no tenía idea del caos que había en el palacio? Gael debió ver la confusión de Alex y agregó – desde que mis padres fueron asesinados, estoy desconectado de todo lo relacionado a la jerarquía de los lobos, mi hermana y yo somos nuestra propia manada. - Sí, hay un rey de los lobos. El príncipe heredero pronto tomara el lugar del monarca actual. - ¿Y porque dejaste el ejército? - Hay cosas de las que mejor no se habla. – era mejor no hablar a que lo condenaran a una corte marcial por mentir.

- Bien, todos tenemos derecho a nuestros secretos. Sígueme. Ambos cambiaron y corrieron de regreso a la casa. Solo hicieron una pequeña parada para que Alex recogiera una mochila que tenía escondida en unas rocas. Al llegar, Gael podía sentir la respiración pausada de Ariana en el despacho e inmediatamente supo que su hermana dormía. Le indico a Alex que podía dormir en uno de los cuartos de encima del garaje y entró en la casa poniendo todas las alarmas.

Alex espero a estar solo y no sentir ningún movimiento en la casa. Abrió la mochila y tomó un aparato transmisor. Marcó una serie de códigos y esperó hasta que escuchó una voz del otro lado. - Informe - General, estoy dentro.

Attis abrió los ojos cuando sintió una luz que entraba por la venta y una voz que le decía que se levante. Estaba a punto de mandarla al infierno quien fuera solo quería que se largara y lo dejara seguir durmiendo, realmente lo necesitaba.

- Vamos levántate ojos de cielo, es un hermoso día para quedarse aquí adentro encerrado - cuando Attis escuchó que lo llamaban así, no necesito abrir los ojos para saber de quién se trataba, su querida amiga siempre hace alguna referencia sobre sus ojos, uno de sus favoritos era el famoso ojos de cielo. - Cat, ¿puedes cerrar la maldita cortina? - ¡Ay vamos levántate yo no me pienso quedar todo el día encerrada cuando afuera brilla el sol! - le dijo con una sonrisa. - No claro que no, pero solo quiero dormir, ¿es necesario todo esto?- Attis la amaba pero ¿enserio no lo podía dejar dormir un poco más? Attis miró el reloj que estaba colocado al lado de su cama y apenas marcaba las 8 de la mañana sabía que si se levantaba tenía que volver a enfrentar a su padre y era demasiado temprano para hacerlo. - Ay ya levántate, Attis.- le dijo Caterina. - ¿Enserio no tienes que ir al colegio a ayudar a alguien con sus problemas? ¡Déjame dormir un poco más! - le dijo Attis mientras que se tapaba la cabeza con el edredón. - Claro que no tengo que ir al colegio tonto, hoy es sábado.-ya algo harta de la situación lo miró con el seño fruncido- Bueno quédate yo me largo, si tu quieres quedarte a ver a tu noviecita allá tu.- le dijo mientras se dirigía hacia la puerta. Al escuchar esas palabras Attis casi salta de la cama. - ¿A dónde me dijiste que vamos? – le preguntó a su amiga haciéndola reír. - Sabía que te iba a interesar lo que te vine a decir.-le dijo Cat con el triunfo escrito en su cara. El sabía que cualquier cosa era mejor que quedarse en casa, con Dasha y su padre de compañía. De pronto cayó en la cuenta de que salir le iba a ser imposible y ese breve momento de dicha se esfumó.

- Te olvidas de mi padre, Cat - le dijo a su amiga, mientras que afuera el sol estaba en todo su resplandor, el sentía que el cielo estaba totalmente negro, desde que le dijeron que se tenía que casar con Dasha, siempre era así. Cuando miro a su amiga se dio cuenta que está todavía sonreía. - La verdad es que no le veo la parte cómica a todo esto.-le dijo ya con fastidio. - Sabes que si es gracioso, que siempre te tengo que estar salvando, y solo lo hago porque te amo, solo la vas a tener que soportar un rato, tu solo respira profundo y trata de no matar a la bruja.-el tono de Cat era bastante sospechoso y él sabía que eso nunca significaba nada bueno.- del resto me encargo yo cariño. Attis la miro desconfiado pero le dio el beneficio de la duda aunque sabía que solo perdía el tiempo. - Está bien Cat- le dijo con una media sonrisa.- Pero no me dejes mucho tiempo con ella. - Si claro-le dijo sonriéndole.- Tu tranquilízate, como ya te dije yo me encargo.-le dijo abriendo la puerta y antes de salir se giró y lo miró- Ha por cierto, tu padre me dijo que te apures en bajar-le dijo riendo mientras cerraba la puerta tras ella pero no se perdió de cómo un almohadón volaba en su dirección.

Esa niña lo iba volver loco, pero ellos siempre se cuidaban. Como pudo, Attis se levanto de la cama y se dirigió hacia el baño a darse una ducha rápida, al entrar al baño no pudo evitar pensar en el extraño suceso de la noche anterior, de quien era esa mano que había

visto, él sabía muy bien de que se trataba de la mano de un hombre de eso no había duda pero ¿de quién? Decidió por el momento quitarse de encima ese pensamiento, no era una buena idea bajar a desayunar con su padre con una erección, y como no tenía tiempo se metió en la ducha y se duchó lo más rápido que pudo. Ya en la habitación decidió ponerse una camiseta de mangas larga, blanca con dibujos grises, y unos vaqueros, se miró al espejo y se arremangó la camisa, se calzó y salió de la habitación. Bajando las escaleras hacia la sala, escucho unas voces que conocía muy bien e hizo lo que Cat le había dicho, respiró profundo y cuando llego a las grandes puertas de roble de la sala sintió que se sofocaba y sintió unas ganas tremendas de salir huyendo de ese maldito lugar, y estuvo a punto de hacerlo hasta que oyó la voz de su padre. - ¿Por qué no entras Attis?-le dijo su padre con un tono bastante frió, bueno no es alguna vez allá sido un padre amoroso ni nada por el estilo, pero había a veces que le helaba la sangre. Attis con la mano en el pomo de la puerta, tomo un último respiro profundo y la abrió. Miró en el interior de la sala, se encontró de que allí ya estaban Dasha y su padre sentados esperándolo y por supuesto su padre con cara de muy poco amigos. - Buenos días, Attis.-le dijo su padre demasiado amable, el sabía que detrás de esa amabilidad había más que eso, pero por el momento no le interesó. - Buenos días, padre.- la verdad es que Attis estaba harto de todo este circo.-buenos días, señor-dijo mirando al padre de Dasha.- Dasha,- la saludo con una leve inclinación de cabeza, Attis simplemente quería correr muy lejos de ese lugar, todo eso apestaba.- siento el retraso, tuve un pequeño contratiempo. Cuando pensó que las cosas no podían empeorar vio que Dasha se levantaba de su lugar en el sillón. - Hay Attis ¿algo malo te sucedió?- le sonrió dulcemente Dasha- ¿te puedo ayudar en algo?- Attis solo la miro extrañado, pero no hizo nada y le contestó. - No Dasha, no me puedes ayudar solo si puedes atrapar a una mosca y aplastarla - le dijo irónicamente, realmente se le estaba agotando la paciencia.

Ella solo se dedico a sonreírle, sin saber cómo reaccionar. Dasha era todo lo que una princesita de papi tenía que ser, buena, educada, simpática y porque no, bonita, no media más de 1.60 con cabello rubio, largo hasta mitad de la espalda. Tenía un bonito par de ojos color grises, que particularmente Attis había observado que se le volvían más oscuros cuando se ponía de mal humor, pero como era una niña buena que le gustaba aparentar era raro que demuestre que estaba enfadada. Attis se había dado cuenta de que seguían de pie en el medio de la sala. - ¿Por qué no nos sentamos?- le dijo a Dasha. - Sí, claro, ¿quieres un poco de café?- le ofreció Dasha - No, gracias.-Attis realmente se estaba impacientando. En ese momento el señor Andrews, comenzó a hablar, Attis no podía creer lo que estaba escuchando. - Bueno, Attis, estuvimos hablando con tu padre y decidimos que lo mejor sería que la boda sea en dos meses, ¿qué dices?-le pregunto el señor Andrews como si hablara del tiempo. - ¿No le parece que es un poco pronto señor? - Attis empezaba a sentirse sofocado, esto tenía que ser una maldita broma, su padre no le podía hacer eso, mejor dicho, si podía es mas se lo estaba haciendo. - Creo que esa pregunta esta fuera de lugar, hijo.- lo reprendió Teseo. Attis miraba a su padre sin poder creerlo, ¿en verdad lo obligaría a casarse? ¿Lo condenaría a toda una eternidad de amargura? Porque si una cosa era segura era que Attis jamás sería feliz al lado de nadie más que no sea su pareja destinada. Cuando él estaba a punto de contestar, la puerta se abrió y mostró a una Caterina hecha un mar de lágrimas. El se levantó y ella se arrojó a sus brazos, mientras él la atrapaba, se dio cuenta de que Dasha los fulminaba con la mirada.

- Hey Cat ¿qué pasó?-le pregunto Attis sospechando de que no pasaba nada. Un mejor momento no pudo elegir para entrar. Le tendría que hacer un monumento a su amiga. - Ay Attis, me llamaron del hospital y me dijeron que una de las jóvenes a las que oriento en el colegio está internada, parece que se quiso suicidar, y me dijeron que tengo que ir allí.- le dijo Cat llorando. - ¿Y cómo involucra eso a mi hijo, si se puede saber Caterina? - La interrumpió Teseo, mirándola como si hubiera entrado a la sala era unos de los más grandes delitos. - Es que no me animo a ir sola, tío - le dijo Cat a Teseo, desde que era una niña le había dicho tío y Teseo estaba demasiado acostumbrado a que lo llamase así. - ¿Pero no te das cuenta de que es una reunión importante la que estamos teniendo? - se notaba que el líder del aquelarre estaba empezando a perder los estribos. Attis pensó que todo está perdido y que esta vez no iba a poder escapar, pero como si de un milagro se tratara el teléfono celular de señor Andrews comenzó a sonar. - Disculpen ustedes la interrupción - se disculpó el señor Andrews antes de salir de la sala Mientras que Caterina hacia todo lo posible por sacar a Attis de ese infierno, Attis observaba a Dasha como su color de ojo habían cambiado, eran de un color casi negros, y tenía la mirada fija en Cat que seguía tratando de convencer a Teseo de que deje ir a Attis con ella. - “Si las miradas mataran, mi pobre amiga ya estaría descuartizada”-pensó Attis En ese momento el señor Andrews volvió a entrar en la sala. - Lo siento, era una llama importante.- se disculpó.- pero me temo que tendremos que seguir con la reunión la próxima vez- Attis, al escuchar esto, casi grita de la dicha.- pero obviamente vamos a seguir en contacto, mi princesa está muy emocionada con esta acontecimiento, así que Attis puedes ir con tu amiga a ver a esa joven, bueno me retiro, Teseo, Attis, señorita- saludo a Cat- con permiso. Y salió del salón seguido de una bastante

enfadada Dasha que había dicho un casi inaudible adiós. - ¿Entonces tío puede Attis acompañarme?-le pregunto Cat a Teseo con carita de cachorro. Attis tenía demasiadas ganas de reír ante esa “lamentable situación”, pero vio que era su hora de intervenir. - Por favor, padre, no quiero dejarle ir sola, con lo mucho que le aterran los hospitales, aparte ya no hay nada más que hacer.- le dijo Attis esperando y rogando a los cielos que su padre lo deje ir sin más preguntas. - Está bien pueden ir, pero no vuelvan muy tarde- dicho eso Teseo se dio media vuelta y abandonó la sala y no muy contento por lo que se veía. Attis suspiro aliviado. - Está hecho vámonos, larguémonos de aquí.-le dijo Cat alegremente. Attis solo la abrazo. - Sabes que eres mi salvadora ¿verdad?-le dijo sonriendo - Si, lo sé. Pero me gusta que me lo digas.-le dijo Cat.-bueno ya vámonos- lo tomó del brazo y juntos se dirigieron hacia la entraba principal de la mansión.

Capítulo 3

El olor a café saco a Gael de su confortable sueño. La noche había sido muy agitada impidiéndole descansar apropiadamente. Y todavía le quedaba mucho por delante. Su inesperado huésped le debía algunas explicaciones. Tomando ropa limpia se duchó y afeitó y con los botas en la mano llego a la cocina. Ariana, como una fresca, flor le sonrió mientras le tendía una taza de café. - ¿Quién está en las habitaciones del garaje? - Tú no te andas por las ramas, mocosa. - ¿Para qué? Si quiero saber algo solo lo pregunto. - Buena filosofía – se la había enseñado él – es un lobo que encontré en el bosque. Por lo que entendí Sam lo envió conmigo. Creo que necesita que lo cuiden. Dice que es miembro del ejército real de los lobos. - ¿Los lobos tienen ejército? - Yo que sé, los más cerca que he estado de militar es cuando papá se ponía a jugar con nosotros y nos hacia los saludos. - Si, lo recuerdo- dijo Ariana con una sonrisa a la vez que se ponía de pie – recuerdas cuando nos enseño a disparar con los rifles de agua y nos hacia desfilar recitando el poema ese… ¿Cómo era que decía? - …Los lobos dentro de mí…Surgen en los brazos de la noche….A la luz de la luna llena…Se revelan con su resplandor…Expulsando de mí los sentimientos…Alejándose en el silencio de la noche… - Siendo uno con ella y con su amparo. – termino Alex de recitar. - Buenos días extraño, yo soy Ariana Santangelo.

- Buenos días, princesa – contesto Alex con una reverencia. - Guapo y educado – dijo Ariana con las mejillas sonrojadas – y no soy princesa soy Ariana. - Usted es mi princesa – repitió Alex con una nueva inclinación. - Con Arina me conformo – dijo ella con una sonrisilla. - Ya te dije, el ejercito le fundió el cerebro – dijo Gael riendo pero no sinceramente. Él sabia que Alex algo no le había dicho - ¿café? - Por favor. Después de servir el café, Gael comenzó a hablar. - ¿Por qué Sam te envió aquí? Hace mucho tiempo que no tenemos noticias suyas y de pronto me envía a alguien para que le de asilo. - El…Sam pensó que sería de ayuda para usted y la prin…Ariana. Dijo que me podrían necesitar y ya que no tengo lazos en la manada no se me extrañará. - ¿Sam te envió porque no tienes familia? – Gael pudo ver el dolor en el rostro de Alex, él sabía lo que era perder a quien amas.

- Si, mi familia murió hace tiempo lo único que me quedaba era mi hermana, mi princesita y murió a manos de uno de los nietos del rey. - Ariana se levanto y abrazo a Alex. - Ya no estás solo – dijo con voz cargada de emoción – ahora yo seré tu princesa y tú serás mi otro hermano. ¿Quieres que sea tu princesa y tu ser mi hermano? - Yo…yo…-Alex no pudo hablar, el nudo de emociones le cerró la garganta y con un movimiento de a cabeza acepto. - Bien – dijo Ariana abrazando a Alex y dándole un beso en la mejilla - ¿Qué te parece Gael, a que tenemos un nuevo hermano muy guapo? Gael sonrió ante las ocurrencias de Ariana. Sabía que Alex estaba diciendo la verdad nadie podía fingir el dolor en sus ojos, pero aun así y después de prácticamente aceptarlo como un hermano, aun sentía que él les ocultaba algo. Una hora más tarde su familia, ahora de tres miembros, llegaba al centro de la pequeña ciudad. Era sábado y el café no abría hasta las 10. Al llegar Ariana tomo las manos de Alex y le iba explicando el funcionamiento de la cafetería. Colocaron las mesas afuera y pusieron todas las maquinas a trabajar. En minutos el local tenía un delicioso aroma a café y panquesitos. Poco a poco los clientes fueron llegando y mientras Alex era un fiasco tomando pedidos, Gael se perdía en la rutina cotidiana. Amaba su negocio. El bullicio y el constante movimiento le daban a Gael una sensación de paz interior. - ¿Siempre es así? – pregunto Alex a una muy ocupada Ariana. - No, los sábados está tranquilo – contesto ella con una sonrisa y al ver la cara de desconcierto de Alex añadió – es broma. En general trabajamos 3 los sábados. Solo que Erick tiene más experiencia que tú manejando bandejas – concluyó ella con una carcajada.

- ¿Erick? - El mesero habitual, es un amigo nuestro…más bien de Gael. Por un tiempo pensé que salían juntos. Pero no creo Gael no mezcla las cosas y si Erick trabaja aquí no creo que duerman juntos. Alex casi deja caer la bandeja y miro con cara de total asombro a Ariana. - ¿Acabas de decir que tu hermano duerme con hombre? - Si – contesto ella - ¿No me digas que eres de esos ultras convencionales que creen que dos hombres no pueden amarse? Porque si es así eres un intolerante cerebro de mosquito. - Wow, para- dijo Alex – primero se pregunta y luego se dispara, ¿entendido? Me importa un bledo si tu hermano decide dormir con un ornitorrinco purpura o elefantes voladores. Lo que me sorprendió fue con la facilidad con la que lo comentas. En el reino los lobos con parejas homo no son comunes ni muy aceptados. - Mi hermano puede dormir con quien quiera, lo importante es que sea feliz. - Pienso igual. ¿Y hay mucho de donde escoger en esta ciudad?- le preguntó con una sonrisa traviesa. - ¿Tú también? – fue el turno de Ariana de quedar estupefacta - Ta te dije en el reino somos escasos – dicho esto ambos comenzaron a reír a carcajadas. - Y dime Alex, ¿Qué es el ejército real de lobos? - Princesa, ¿una loba y no sabes nada del reino de los lobos?

- No, la última vez que estuve en una manada tenía 8 años y el último recuerdo que tengo de la manada es a mi abuela diciendo que corra al bosque y no mire atrás. - Demonios, princesa lo siento mucho. - Eso fue hace tiempo – dijo ella encogiéndose de hombros como para quitarle importancia a sus palabras – gracias a los dioses tengo a mi hermano. Y él es todo lo que necesito. - ¿Nunca has imaginado que sería tener una familia que no conozcas? - Ya no, cuando recién mis padres murieron soñaba que un pariente desconocido y nos llevaran a un castillo – Miró a los ojos a Alex con una sonrisa triste –pero son sueños. - No creas. El heredero de los lobos está perdido. - Por favor, no bromees con eso – dijo ella acomodando las tazas en el mostrador. - Es cierto. El Rey Santino tuvo dos hijos. El mayor encontró a su pareja pero ella no era de la realeza. En eses entonces el rey no quiso aceptar la unión de su hijo con una plebeya por que el ya tenía planeada la unión de su primogénito con una loba de sociedad. El príncipe decidió renunciar a su estatus que a su compañera y ambos dejaron el palacio. El segundo hijo del rey se caso con la mujer escogida y tuvieron un hijo Damon. El hijo del rey y su esposa murieron, el rey está mayor pero se niega a dejar en el trono a Damon porque sabe que es un inepto y solo destruiría a los lobos. - ¿Y el primogénito del rey? – preguntó Gael desde la puerta de la cocina. - El príncipe heredero fue muy feliz con su pareja y tuvieron dos cachorros pero fueron asesinados cuando los cachorros eran pequeños. El ahora príncipe heredero al trono esta aquí afuera, sin la protección del reino. Pero

el ha crecido fuerte y es cuestión de días que llegue al palacio y reclame la corona negra. - ¿La corona negra? - Es que la gema principal en la corona es un diamante negro. La leyenda dice que el propio Zeus se la entregó al primer lobo. Pero como digo es una leyenda. Alex miraba fijamente los ojos de Gael. Era como si el lobo quisiera que Gael entendiera y creyera lo que él estaba contando. - Leyendas son leyendas – dijo Gael para salir del trance en el que estaba – vamos a trabajar. La mañana fue muy movida. A eso del medio día, los rollos de canela se acabaron. Como la ola clientes de la tarde por llegar, Gael dejó el negocio en manos de Alex y Ariana e hizo su viaje calle abajo a la panadería. El sol de afuera brillaba. Gael tenía los sentidos en alerta como si algo se acercara, como si algo que cambiaría su vida estaba por llegar.

- Cat, ¿me quieres decir adónde vamos?- le pregunto Attis a Caterina, mientras viajaban rumbo al centro de la cuidad. Ellos vivían a 35 minutos de la cuidad, rodeados de mucho campo. El aquelarre estaba alejado de todo, a su rey Teseo no le gustaba que humanos curiosos anden husmeando en su propiedad, por esa razón su seguridad era un círculo cerrado.

- Ya te dije al centro, a disfrutar del hermoso día.-le dijo Cat mientras le sonreía. - Eso ya lo sé. -le dijo Attis girando los ojos algo exasperado. - Vamos a ver a una chica a la que oriento en el colegio, tiene una cafetería junto con su hermano, en el centro de la cuidad - le dijo Cat viendo que el humor de su amigo se estaba agotando. Recorrieron los que le quedaban de camino en un completo silencio. Attis miraba por la ventana del coche, sin mirar nada en sí, perdidos en sus pensamiento no podía entender como en un lapso de tiempo tanto corto (demasiado corto para un vampiro que puede vivir por siempre), habían cambiado tanto las cosas y tan drásticamente, desde hacías dos años, ya nada era igual, ¿como había sucedido?, no lo entendía. La repentina muerte de su madre, él como su padre se había vuelto un ser casi despreciable, y como lo estaba obligando a arruinar su propia vida. - Ya llegamos.-le dijo Cat.- ¿estás bien?- le pregunto con cara preocupada, ella lo conocía demasiado bien. - Sí, estoy bien, o voy a estarlo.-le dijo Attis con una media sonrisa, que reflejaba cualquier sentimiento menos felicidad, y salió del coche. Cat lo miraba desde el estacionamiento como caminaba hacia la acera, algo tenía que hacer por su amigo, no podía permitir que tirase a la basura su vida por un capricho de su padre, y con ese pensamiento salió del auto y se reunió con él en la puerta de la cafetería. Attis entro junto a Caterina a la cafetería y se sorprendió por un delicioso aroma a comida que flotaba en el aire y de pronto se dio cuenta de que esa mañana no había desayunado y que se moría de hambre. Tomaron asiento en una mesa que estaba justo sobre uno de los ventanales. - Ha allí esta Ariana.- le dijo Cat y al ver que Attis la miraba algo confundido

ella le explico-una de las dueñas de la cafetería. - Ha sí, claro ve, yo te espero- le dijo Attis, cuando Cat se levanto él la siguió con la mirada y vio que saludaba a una jovencita de unos 18 años, su pelo era de color arena clara, que caía delicadamente sobre su piel de porcelana, su ojos almendrados color del musgo de la mañana, a Attis le hizo recordar a una pequeña muñeca, ya que no debía de medir más de 1.57 cm. Attis comenzó a recorrer con la mirada la cafetería, era un lugar muy agradable, por los grandes ventanales entraba mucha luz, las mesas tenían manteles blancos que hacías juego con las sillas, todas muy bien ubicadas, una de las paredes estaba solamente ocupada por la barra que estaba pulcramente limpia. Attis siguió recorriendo el lugar con la mirada, cuando algo le llamo poderosamente la atención, en una de las paredes había un cuadro de un lobo aullándole a la luna, no sabía porque pero, esa imagen le traía mucha paz. Simplemente le gustaría ser tan feroz como ese lobo y enfrentar a su padre. En ese momento que Cat había vuelto acompañada de la otra muchacha. - Attis, te presento a mí… ¿alumna?..-preguntó Cat algo dudosa. Y con una sonrisa contestó-bueno en fin ella esa Ariana, de quien te conté y una de las dueña del café. Attis s se levanto de su asiento, y el ofreció la mano. - Es un gusto conocerte, Ariana, Cat me hablo mucho de ti.- dijo Attis estrechándole la mano a Ariana. - Lo mismo digo, Attis.- le contesto ella con una gran sonrisa, sorprendida por la belleza de Attis, el no era muy alto no mediría mas de 1.70cm, tenía el cabello rubio corto, pero no demasiado y unos ojos tan celestes como el cielo en un día de verano. Attis se le quedó mirando fijamente, hubo algo que se le había pasado

desapercibido, quizás confundido por el olor que venía de la cocina, se dio cuenta de que en el aire había otro aroma, que nada tenía que ver con la comida, era un aroma salvaje, a tierra y a bosques, shifters, mejor dicho lobos. Attis se quedo mirando a Ariana, antes de preguntarle. - ¿Lobos?- la miro expectante esperando la respuesta. Miró el cuadro y volvió a mirar a Ariana que lo miraba con una sonrisa mientras asentía. - ¿Vampiros?-lo imitó Ariana mientras se reía, ya se notaba de que la niña era un caso perdido, pero le estaba empezando a caer bien.- ¿y qué van a pedir? - No hemos visto el menú todavía- le dijo Attis. No sabían que iban a pedir pero tenía demasiada hambre para andar leyendo un menú.- ¿Qué nos recomiendas? - El especial de hoy es Filete con ensalada.-le dijo como si estuviera satisfecha de sí misma.- ¿Les importa si los acompaño?-les preguntó Ariana algo dudosa mientras que miraba a Attis y a Cat. - No, para nada, sería un placer aparte tenemos un montón de que hablar.- le dijo Caterina. - Bien, le voy a decir a Alex si me haría el favor de traerme las ordenes.-les dijo Ariana yendo hacia la barra. Unos momentos después volvía a la mesa, para encontrar a Attis y Cat ya en sus lugares, ella tomó asiento en su lugar. - Y bien Attis cuéntame algo sobre ti.-le dijo Ariana llena de curiosidad. - Emm, no sé qué te puedo contar, tengo135 años, aunque siempre digo que tengo 24- le dijo sonrojándose, él sabía que no aparentaba más que eso. - ¿Tienes novia?-le pregunto Ariana.

Ella era muy curiosa, como todo cachorro. - No, no tengo novia, aunque me están obligando que me case con alguien que no quiero.- no sabía porque le estaba diciendo esas cosas a una persona que recién acababa de conocer, pero Ariana lo hacía sentir bien. Ese lugar lo hacía sentir seguro, como si estuviera en casa. - Nadie tendría que obligarte a hacer algo que no quieres.-le dijo ella como si se trata de la cosa más simple del mundo. - Ojala fuera así de fácil, no lo es cuando esa persona es tu propio padre, ¿tu le harías algo así a tu padre?-le preguntó Attis a Ariana viendo como Cat lo miraba fijamente. - Realmente no lo sé, yo perdí a mis padres, cuando tenía 8 años, los asesinaron sabes, pero mi padre nunca me abría obligado a nada así, pero tengo a mi hermano, que él sí que nunca me obligaría a hacer algo que no quiero.-le contestó ella con una sonrisa. Attis estaba estupefacto, esperando que por algún milagro la tierra se abriera y lo tragara, ¿Como había podido ser tan idiota? - Lo siento.- fue lo único que pudo decir. - Oye, no pasa nada. No sabía cómo pero esa niña tenía siempre una sonrisa dibujada en la cara. En ese momento un hombre apareció con el almuerzo, Attis se quedo sorprendido con el parecido que tenia con alguien que había conocido en el pasado, prefirió no hacer ningún comentario, no tenia porque hacerlo, ellos esas dos personas no tenían ninguna relación, el lo sabía, se notaba de que este hombre era un lobo, su olor lo delataba mientras que el otro hombre era un vampiro de su aquelarre.

Le agradeció al hombre cuando le dio la comida, y en silencio comenzó a comer, cuando levantó la cabeza, se dio cuenta de que Ariana lo miraba. - Muy guapo ¿eh?- le dijo con una risita. - Si es muy guapo.- le contesto él, era la verdad, el hombre era realmente muy guapo, pero no era esa la única razón por la que Attis se lo había quedando mirando, pero no lo iba a decir. El almuerzo transcurrió sin más contratiempo. Las chicas charlaban, hablaron de cosas sin importancia, y de pronto se dieron cuenta de que se tenían que marchar, ya hacía más de una hora desde habían llegado. - Cat, creo que es hora de que nos marchemos.- le dijo Attis a su amiga. - Si es verdad, pero volveremos pronto, Ari.- le dijo dándole un abrazo. - Eso espero, porque me fascino que hayan venido y espero que la próxima vez que vengan puedan conocer a mi hermano.- le dijo cuando Caterina la soltó.-bueno, hasta la próxima Attis. - Hasta la próxima, Ariana.- se despidió Attis. Salieron de la cafetería rumbo al estacionamiento. El no sabía porque pero mientras más se alejaba de ese lugar más extraño se sentía, sin decir una palabra subió al coche y emprendieron el viaje a la mansión.

Capítulo 4 La noche cual manta se extendía sobre las montañas. En la lejanía el mar se unía al cielo como amantes eternos. El rey Santino miraba por la ventana y se preguntaba una vez más si había tomado la mejor decisión. Si el revelaba la identidad de su heredero su vida estaría en riesgo antes incluso de darle la oportunidad de conocer su linaje. El reino necesitaba a su heredero. El rey necesitaba a su nieto.

Sam caminaba por la calle frente a la cafetería cuando vio a los dos vampiros dejar el local. Frunció el ceño con preocupación. Los vampiros del aquelarre local no se mezclaban con los humanos de la cuidad. Esa era una de las razones por las que convenció a Gael de establecerse aquí. El lugar era pequeño y tranquilo con mucho bosque alrededor para que tanto él como Ariana pudieran dejar a sus lobos correr libremente y con cero población paranormal. Y ahora hay vampiros visitando la cafetería. Sam no podía permitir que nada le pasara a Gael y Ariana. Le había prometido al padre de ambos que los protegería con su vida y justo eso planeaba hacer. Mientras el respirar nada ni nadie dañaría a los cachorros.

Gael entro por la puerta trasera a la cafetería. Algo en el aire hizo que su lobo se inquietara. No estaba seguro de que pero estaba alerta. Tardó más de lo normal en la panadería por culpa de Stuard, el encargado. A ellos les gustaba jugar de vez en cuando y Stuard era de los que no se quejaba de su brusquedad, pero hacía tiempo que Gael había decidido terminar con esto. Stuard ya estaba planeando como decorar la habitación y Gael solo quería un buen revolcón de vez en cuando. Solo que el hombre no entendía un NO cuando se lo decían. Al entrar en la panadería Stu le dijo que el pedido estaba en la trastienda y cuando Gael entro Stu estaba desnudo y extendido para él sobre los costales de harina. Unos meses atrás no habría rechazado la oferta, pero ahora ya estaba cansado de joder sin sentimientos. Quería más que correrse, quería que lo abrazaran después de hacer el amor, que pudieran estar horas en la cama hablando y acariciándose y quería tener sexo salvaje para después poder hacerlo tiernamente. Frotó las manos en la cara para calmar a su lobo y entró en el comedor. Ariana y Alex estaba acomodando tazas y charlando. La sensación de que Alex no era completamente sincero seguía ahí, mas algo en el también le instigaba a confiar en el lobo recién llegado. Un movimiento en la ventana captó la atención de Gael. Y justo al otro lado del vidrio un hombre le sonreía Sam, Gael corrió a la puerta para poder hablarle, pero cuando salió a la calle, Sam había desaparecido. ¿Este día podía ponerse más loco?

Ariana decretó que era su turno de hacer la cena. Gael sonrió sabiendo que cenarían pizza. Alex salió y dio varias vueltas por el perímetro de la casa. Gael estaba tan cansado que decidió comer, ducharse y dormir. Una vez en la cama recordó esa pizca de aroma que atrapo en la cafetería. Empezó a imaginar al hombre con tan delicioso aroma. Su pene se endureció en segundos. Pensó en Stu y en que el sabía que estaría dispuesto a jugar si Gael se lo pedía. Su mente conjuró la imagen del hombre de la ducha. Esos ojos azules estaban entre cerrados. Suavemente Gael bajo sus manos por el torso, deteniéndose a tocar los pequeños pezones rosados. La tentación de probarlos fue tan fuerte que no pudo resistirla, la lengua tocó la piel salada arrancándole un pequeño gemido a su hombre misterioso. Con los labios entreabiertos, el objeto de sus fantasías pedía más. Gael dio pequeños mordiscos a su piel, Subió hasta su cuello donde bebió el dulce olor de la piel. Tomo las caderas del hombre y frotó sus erecciones juntas. Una corriente eléctrica corrió por la columna de Gael enviándolo al borde, tomó posesión de la boca de su niño hermoso. El sabor del chico era pura ambrosia, su boca dulce y caliente lo succionaba como si quisiera unirse permanentemente a ella. Sus lenguas se entrelazaron batiéndose a duelo como sus cuerpos querían hacer. El hombre separó las piernas haciendo que Gael sintiera más cerca su dura erección. Con su mano derecha Gael tomó ambos penes y los masajeaba juntos. Un grito llenó la noche cuando tanto el hombre como Gael se corrían al unísono. Una sensación de paz y satisfacción envolvió el cuerpo de Gael. Para cuando abrió los ojos estaba solo en la cama con las sabanas echas un

manojo y su mano en su ahora flácido pene.

Attis despertó agitado y sudoroso y sobre todo satisfecho. Aun sentía los vestigios de uno de los mejores orgasmos de su vida. El calor del semen de su amante misterioso aun se sentía en su abdomen. Miró el área para encontrar semen sobre él. Se rió con fuerza, era tristemente cómico que el mejor sexo que había tenido en años fue en sueños. Retiró las sabanas para encaminarse al baño y limpiarse cuando vio otra mancha de semen aun tibio en las sábanas. Esa mancha era suya. Su olor era muy familiar. ¿Entonces de quien era el semen que tenía en el abdomen? Tomándolo con la mano lo llevó a su nariz. Su olor era dulce, embriagante, adictivo. Era imposible que alguien más hubiera estado con él en la cama. No hubiera tenido tiempo para salir de la habitación antes de que Attis despertara y mucho menos en el estado de agitación en el que ambos se encontraban. Una vez en el baño se limpio y tomó un par de pantalones de algodón de los que se ponía para hacer ejercicio y una camiseta con dibujos animados. Tenía que quemar energías, el orgasmo lo había relajado lo suficiente como para dormir pero el descubrimiento de ese semen que alocaba sus sentidos no le permitiría descansar.

Attis tenía el pomo de la puerta en las manos cuando un fuerte estruendo se escucho. Las paredes temblaron haciendo que fino polvo callera del techo. Attis se tambaleo cayendo a los pies de la cama golpeándose el hombro contra el poste de hierro que la sostenía. Los gritos no se hicieron esperar. Attis salió al pasillo lleno de confusión y aturdimientos. ¿Qué demonios había pasado? La gente corría en ambos sentidos en los pasillos. Humo cubría el espacio haciendo casi imposible ver contra quien chocabas en la carrera. Un fuerte olor a quemado y un calor asfixiante provenían de la sala donde su padre tenía relaciones con sus múltiples amantes. Attis entro corriendo en la sala buscando sobrevivientes. Había tres cadáveres en la entrada. Los vampiros son duros de matar pero hasta para ellos el desmembramiento múltiple es imposible de sobrevivir. - ¡Padre!- grito Attis por toda la sala mientras movía los muebles que impedían su avance - ¡Padre! – grito nuevamente sin recibir respuesta. El humo le hacía casi imposible respirar. Sin embargo, Attis seguía buscando. Un pequeño gemido proveniente de donde estaba el diván capto su atención. Attis se abrió paso pateando escombros. Una mano se asomaba debajo de lo que quedaba del mueble bar. Attis levanto la madera y saco a su padre. Un pedazo de madera estaba incrustado en el costado de Teseo. Attis lo arrastró hasta tenerlo a la vista. Su cabeza sangraba y tenía fracturadas ambas piernas. Una vez más Attis se preguntaba qué demonios pasó. - Padre – dijo Attis suavemente para hacer reaccionar a Teseo Teseo no se movía ni hacia ruido alguno. Los guardias llegaron en ese momento. Con ayuda de dos de ellos sacaron a padre e hijo. En el patio del castillo la gente había improvisado una clínica para atender a los heridos y reunir a los muertos. Teseo fue atendido. Attis solo quería saber que pasó.

- Aarón – llamó Attis al jefe de seguridad del castillo – ¿Puedes decirme que infiernos sucede aquí? - Señor, aparentemente una bomba fue puesta en el despacho de su padre. Si el amo hubiera estado en esa habitación en vez de en la sala adjunta hubiera muerto. - Quiero saber quien fue, y cuando lo encuentren quiero su cabeza en una estaca – dijo Attis, sus ojos azules se convirtieron rápidamente en dos posos de fuego, sus colmillos bajaron midiendo 8 centímetros, su manos pronto fueron garras que destrozarían hierro. Nadie se metía con su familia y salía impune. ¡Nadie!

Gael corría por el bosque en su forma de lobo a unos kilómetros de su casa, cuando sintió como si un ladrillo se le instalara en el estomago, eso no era algo bueno, enseguida freno enterrando las patas en la tierra. Algo no está bien, sentía como si una parte de él tuviera que estar en otro lado con otra persona, giró y volvió a correr en dirección a la casa. Seguramente algo le estaba pasando a Ariana, su hermana necesitaba su ayuda y con ese pensamiento siguió corriendo como si los perros del infierno lo persiguieran. Llego a la casa entrando por la puerta trasera y la escena que encontró lo desconcertó, lo alegro pero no dejo de desconcertarlo. Su hermana estaba tomando un café con Alex, riéndose de dios valla a saber qué cosa. Parece que ellos tampoco dormían.

- Gael, ¿estás bien?-le preguntó Ariana al ver la cara de su hermano. Gael no sabía que contestar, si su hermana estaba bien, ¿que era esa sensación de angustia y furia que sentía? No era la primera vez que la sentía, pero de donde venia, no lo sabía. - Emmm…si estoy bien, Ari- le dijo tratando de sonar lo más convincente que pudo.-voy a estar en mi habitación. - Está bien.-le dijo Ariana sabiendo que algo escondía.- ¿Te tomas un café con nosotros? Gael todo lo que pudo hacer fue negar con la cabeza y subió las escaleras rumbo a su habitación. Ya no sabía que pensar, primero las visiones de ese chico sexy que lo estaba volviendo loco, la repentina aparición de Alex y por ultimo estos presentimientos que no sabía a qué se debían. Nada podría estar más complicado en su vida. Ya no sabía que pensar, pero sabía que algo tenía que hacer. ¿Pero cómo resolverlo si no sabes qué es? Si su padre estuviera vivo el le ayudaría a resolver sus problemas, y ahí estaba el otro problema, ese nunca dejaba su cabeza, quien había matado a sus padres y a toda su manada. Por culpa de esos hijos de puta tuvo que vivir por más de 10 años en la clandestinidad, obligando también a su hermana. No pararía hasta saber la verdad y de descubrir quién estaba detrás de todo esto. Cuando llego a su habitación, se recostó en la cama y como si de pronto se sintiera demasiado cansado, se fue quedando dormido muy lentamente. A medida que el sueño lo reclamaba la imagen de ese ángel que aparecía con cada vez más frecuencia apareció manteniéndose solo un breve momento delante de él, para luego solo desaparecer.

Capítulo 5

Attis caminaba por la habitación de su padre mientras que el doctor terminaba de revisarlo, solo deseaba que toda esa locura se terminara de una vez. - Eh, joven.- escuchó que lo llamaba el doctor.-su padre está mucho mejor, pero aun así, necesita ciertos cuidados. Attis escuchaba atentamente al doctor, haría lo que sea para que su padre estuviera bien. Además tenía que averiguar qué era lo que había pasado. Era muy obvio que esto era un atentado contra la vida de su padre. - Se hará lo necesario, usted solo diga que es lo que tenemos que hacer para que se recupere y se hará.-le dijo Attis - No, joven se tiene que seguir haciendo lo que estaban haciendo hasta hora y en un par de días se va a recuperar completamente.-le informó el doctor.- bueno, señor, me retiro-dijo haciéndole una reverencia a su amo que estaba acostado en su cama. Cuando Attis y si padre quedaron solo en la habitación, Teseo le hizo a Attis una seña para que se acercara a su cama. - ¿Cómo te sientes, padre?-le preguntó Attis, cuando llego al lado de la cama. Bastante mejor que hace unos días.- Teseo hizo una pausa que a Attis no le gusto nada.-hijo, tenemos que hablar. Attis sabía que esto no podía ser nada bueno, la mirada de su padre se lo decía todo. - ¿Y de que quieres hablar?-le preguntó algo temeroso de la respuesta.

- Estuve hablando con Aarón, y me dijo de cómo estuviste llevando las riendas de todo este caos y la verdad es que lo estuve pensando y dada las circunstancias, pienso que lo mejor es adelantar la boda. - ¿QUE?-dijo Attis mientras empezaba a caminar para atrás, esto no podía ser verdad, esto tenía que ser una broma, una demasiado cruel. - Sé que esto te tomó por sorpresa, pero ya lo hable con el Malcom Andrews y ambos estamos de acuerdo. - ¿Y no pensaron si yo estoy de acuerdo?- lo interrumpió Attis.- Yo no quiero esto y tú lo sabes, no quiero esta maldita boda. - Jovencito no me interrumpas.- le dijo Teseo sorprendentemente calmado - Escúchame Attis esto es lo mejor, si de algo estoy seguro es que esta no va a hacer la última vez que atenten contra mi vida. No te puedo asegurar que en algún momento no vallan a acertar y si algo me pasa necesito que alguien se quede en mi puesto y me pueda dar descendientes. Tu Attis eres mi heredero y es tu obligación proteger al aquelarre. Si Teseo supiera el grado en el que estaba destruyendo la vida de su hijo con eso. Aun así Attis sabía que su padre tenía razón, tenía que hacerlo aunque eso significara sacrificar todo lo que alguna vez había soñado. - ¿Y bien Attis, entiendes hijo?-le preguntó Teseo - Si padre, lo entiendo perfectamente. - Muy bien, no esperaba menos de ti. La boda se celebrara la semana entrante.-le informo Teseo. Attis estaba por replicar, ¿la semana entrante? Era demasiado pronto, pero sabía que discutir ya no valdría la pena, la decisión ya estaba tomada y solo le quedaba resignarse ante la idea.

Muy bien padre, ahora me retiro, con permiso.- y sin esperar salió de la habitación de su padre y se dirigió a la suya. Attis no se dio cuenta de que alguien lo llamaba, hasta que sintió una mano sobre su hombre, Cat lo había estado llamando desde que vio que salía de la habitación de Teseo. - ¿Oye, dulzura, está bien?-le preguntó cuando vio que los ojos de su mejor amigo estaban vidriosos. - Todo se acabo, Cat, en una semana seré un hombre casado.- y dicho eso se dio vuelta y se fue a su habitación, dejando allí a su amiga como si le hubieran tirado un balde de agua fría.

Era medio día cuando Gael se despertó. La sensación de desesperación, furia e impotencia era fuerte en su interior. Tan fuerte como hacia una semana atrás. Pero no comprendía el porqué de esos fuertes sentimientos. Usando solamente unos pantalones de deporte y el amuleto de su padre salió a la cocina. No vio a nadie en ella, así que tomó una taza del gabinete y se sirvió café. El sonido de voces se escuchaba en los cuartos del garaje. Sin ponerse una camisa o zapatos se encaminó al origen de las voces. Ariana reía como una niña mientras Alex contaba una historia. Gael se recostó en el marco de la puerta deleitándose con la sonrisa de su hermana. Por un momento volvió a ver a la niña con coletas que corría tras su padre en forma de lobo tratando de agarrarle la cola. Justo cuando Gael sonrió, Alex levanto la mirada viendo directamente al lobo colgando del en el pecho de

Gael. Alex cayó de rodillas mostrando su nuca a Gael. Decir que Gael estaba estupefacto fue poco. Pero su reacción ante el gesto fue más extraña aun. Como si un imán lo halara Gael se acercó, con su mano tocó la nuca de Alex y luego se inclinó y lo mordió. Cuando el sabor ocre golpeó su lengua, Gael sintió que todo estaba bien, se sintió poderoso, fuerte y a su vez sintió el peso de una responsabilidad desconocida. - ¿Qué demonios estas asiendo? – dé dijo Ariana a la vez que lo golpeaba en el hombre - ¡Suéltalo! Gael no era consiste del porque había mordido a Alex. El hombre no se levantaba, estaba en cuclillas con la cabeza agacha. - Te serviré siempre y daré mi vida por ti – dijo Alex levantando las manos. - Levántate – dijo Gael y Alex obedeció de inmediato – Perdóname Alex, no sé porque te ataque. - No me ataco, Señor, yo ofrecí mi lealtad y usted la tomó. - Pero…el te mordió – dijo Ariana. - Sí, yo ofrecí mi obediencia a mi Señor, y él la tomó mordiéndome. – y dirigiéndose a Gael – estas marcas demostraran a los otros lobos que yo estoy a su servicio mi señor. - No soy señor de nadie, Alex. Solo somos amigos. Soy Gael nada de señor, amo o alfa. ¿Entendido? - Sí, pero aun así acabo de jurar servirte, como amigo o como soldado. Es mi deber cuidar de ti. – la vista de Alex se desvió una vez más hacia el amuleto de lobo. -Mi vida por la tuya. Es mi honor servirte. Gael estaba muy impresionado. Y como siempre decidió quitarle hierro a la

situación con una broma. - Lo tendré en cuenta la próxima vez que alguien me quiera matar. Ariana se rio fuerte mientras Alex tomaba en serio las palabras de su rey.

El tiempo era su enemigo, y el reloj su arma mortal. Attis caminaba de un lado a otro en su habitación. Se sentía enjaulado. En unas horas seria llamado a contraer nupcias con Dasha. El no podía pensar un peor destino. Una vez hizo recuento de su vida, buscando ese mal tan grande que había hecho para merecer el castigo de tener a Dasha por esposa. Los rituales de preparación están terminados. Su vestimenta para el matrimonio colgaba en el armario burlándose de Attis. Lagrimas rodaban por sus mejillas ante el conocimiento que sus sueños serian reducidos a polvo en cuanto mordiera a Dasha. Le daba escalofrió el solo pensarlo, pero ya no había salida para esto, si tan solo pudiera ser más valiente y así poder enfrentar a su padre. Pero no, no podía, nunca que le había podido decirle que no a su padre y cuando lo había querido hacer. Por una cosa u otra Teseo lo terminaba manipulando y él terminaba aceptando. Esta vez no había sido diferente, pero esta vez había más cosas en juego. Su vida estaba en juego, no se quería enlazar a una persona como Dasha y menos si era ella. Pero lo peor es que a la larga o a la corta tendría que tener niños. Siempre había soñados en adoptar niños con su compañero dado que ambos eran hombres, pero nada de esto se iba a poder concretar.

Uno a uno sus sueños se estaban cayendo a pedazos. En ese momento Attis se miro al espejo colgado en la pared de su habitación y se dio cuenta de que estaba llorando. Ya no recordaba las veces que había terminado por las noches llorando dejando que toda la tristeza y furia que sentía fluyera a través de su cuerpo. Se secó las lágrimas que bajaban por su rostro y resignado caminó hasta la ropa que lo esperaba, sin mirarla la tomó. En ese momento oyó que alguien tocaba la puerta. Seguro que sería la maldita guardia diciéndole que por favor se apure porque tenía que bajar, que AL AMO TESEO no le iba a gustar que se las cosas se retrasen. - Me termino de vestir y bajo.-le dijo Attis a la persona detrás de la puerta. Pero la insistente persona tras ella tocaba sin parar. - NO ME ESCUCHO DECIR QUE YA VOY.-le dijo abriendo de golpe la puerta pero en vez de encontrarse con alguno de seguridad, se encontró con una muy sorprendida Cat.-¿Que quieres Cat?, me tengo que vestir.-le dijo fríamente, el sabia que ella no se merecía que la trate así, pero no podía evitarlo. - Sé que estás enfadado - le dijo ella cerrando la puerta. - ¿Enfadado? ¿Tú crees? No conoces el sentimiento de…-Cat lo abrazo callándolo, lo que rompió las barrera que estaba tratando desesperadamente de construir a su alrededor y sin poder evitarlo las lagrimas comenzaron a surcar su rostro. - shhh… tranquilo cariño.- lo consoló ella mientras que Attis negaba con la cabeza. ¿Como su amiga le podía pedir que se tranquilice cuando todo este infierno se estaba desatando mientras que el no podía hacer nada? - Si, te vas a tranquilizar y me vas a escuchar.-le dijo Cat firmemente.

Attis estaba sorprendido de la reacción de su amiga. Realmente lo que Cat le tenía que decir era muy importante para que emplee con el ese tono de mando, cosa que era raro en su apacible amiga. En ese momento Attis trato de calmarse y la miro con los ojos todavía húmedos. - Attis vete.-le dijo Cat. - ¿Perdón?- le preguntó Attis sin poder creer lo que estaba escuchando, definitivamente su amiga se había vuelto loca. - Si, Attis, vete.- le dijo Cat casi desesperada.- tú no quieres esto, tu no mereces esto. Attis la miro sorprendido, él sabía que su amiga tenía razón, pero ¿Qué más podía hacer? No tenía a donde ir, la única familia y los únicos amigos que tenían estaban en el aquelarre. Había solo un lugar pero no iría ahí por ahora. - Es una locura, Cat, convertiríamos esto en una gran telenovela.-le dijo Attis con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. - No, tienes que irte. Yo me quedare vigilando todo. No puedes casarte con esa perra, no puedes dejar que consiga lo que quiere, no pues sacrificar tu vida por ellos. - ¿Conseguir lo que quiere?- al ver la cara de su amiga Attis sabía que algo que no le estaba diciendo.- Cat, dime lo que sabes. Sabes muy buen que hay algo que no me gusta de la familia Andrews y tengo la sospecha que tu sabes algo que no me estás diciendo. - No es nada, Attis, es solo… está bien hace como una hora pasa por la puerta de la habitación donde Dasha se estaba preparando y la escuche hablar con su padre.

- Pero es común que estén hablando, ¿no?- le dijo Attis irónicamente, ya cansado de tantas vueltas. - Sí, pero no es común que estén hablando de cómo una vez que esté casada contigo se embarazaría lo más pronto posible y luego buscaría la forma de deshacerse de ti.- Caterina prácticamente le había escupido en la cara. - ¿Q…que?- esto no podía ser verdad, todo esto era una maldita pesadilla.- esto se lo tengo que informar a mi padre.-vio como Cat movía la cabeza negando. - ¿Tú crees que tu padre te creería? Eso era verdad por más que él le diga todo a su padre sabía que nunca le creería. Cuando le había dicho que no confiaba en la familia Andrews y que le parecían sospechosos, lo único que gano fue enfurecer a su padre y esta vez no sería diferente, no tenía pruebas pero creía plenamente en su amiga y sabía que era verdad. - ¿Y entonces que hago, Cat? - Toma.-simplemente le dijo entregándole la llave de su auto.-ve donde quieras, yo cuidare las cosas aquí por ti hasta que puedas volver. - Attis no sabía que pensar, pero si algo que sabía era que no podía quedarse en ese lugar a que además de su vida también le arrancaran sus sueños, decidido tomó las llaves que su amiga le ofrecía, donde su amiga le ofrecía la libertad, la abrazo ya que era lo único que podía decir. - Gracias.-le dijo al oído.

- En la parte trasera del auto tienes un bolso con lo que puedas llegar a necesitar. -Le dijo Cat en el medio del abrazo.-ahora vete.- le dijo empujándolo hacia la puerta - No puedo salir por ahí Cat, hay un millón de guardias apostados. - No – dijo ella con una sonrisa brillante – Una de las chicas de la cocina esta “sacrificándose” por nosotros.- En realidad no es sacrificio pero la convencí de esperar hasta ahora para venir por su amante. - Cat eres una diosa – dijo Attis abrazándola. - Recuérdalo a la hora de comprar mi regalo de cumpleaños. Cat vio a Attis salir y vigiló hasta que desapareció por el pasillo. Luego como si nada fuera de lo común pasara regreso a la fiesta.

Attis manejaba sin rumbo. Las lágrimas empañaban su visibilidad. No sabía qué hacer estaba perdido. Sabía que lo que estaba haciendo era una locura, pero no había nada que pudiera hacer en este momento. Su mente era un huracán con pensamientos que iban y venían y se chocaban entre sí, pero entre tanta locura solo pudo pensar en un solo lugar, en el único lugar en el que se había sentido seguros en años. Attis sabía que era una locura aparecer así de la nada en la cafetería de Ariana pero no tenia donde ir no sabía qué hacer. Bajo del auto y se encamino hacia la acera, en la puerta respiro profundo. Si no conseguía la ayuda de

Ariana no sabría qué hacer. No tenía a otro lugar a donde ir. Abrió la puerta, entrando en el café que por la hora del día no estaba muy lleno y fue algo que agradeció, la verdad que no necesitaba público extra. El fuerte olor a Café golpeó los sentidos de Attis y la sensación de paz lo llenó por completo al cruzar la entrada - ¿Te puedo ayudar? – preguntó un joven desde detrás del mostrador. - Estoy…estoy buscando a Ariana, ¿esta ella por aquí? - No realmente, pero llegara en un rato. Siéntate y espera te traeré algo fuerte para tomar, pareces necesitarlo. - Si gracias – Attis sintió que era una descortesía no presentarse – soy Attis. - Erick – y con un guiño se retiró. Unos minutos después Erick puso frente a Attis una humeante taza que a juzgar por el olor era una mezcla de chocolate, canela y algo de ron. -Esto te ayudara con la melancolía. Attis dio las gracias con una media sonrisa y probó la bebida. El sabor explotó en su lengua transportándolo a los días donde su madre lo cuidaba. Lo que estaba tomando le hizo recordar las tardes de lluvia donde se acurrucaba en la cama con ella y hablaban por horas, o cuando estaba enfermo y ella le daba la sopa cucharada a cucharada. Recordó su cumpleaños 16 cuando lo descubrió besando a uno de los mozos de cuadra y le dijo que tuviera cuidado que su padre no lo descubriera. Una lagrima solitaria se resbalo por su mejilla al pensar en su madre y en lo extraño de su muerte. Attis terminó su bebida justo cuando Erick ponía un pedazo de pastel de coco frente a él.

- Es el mejor complemento para lo que estas tomando – dijo Erick a modo de explicación mientras se sentaba con él. Attis miro alrededor, la cafetería estaba vacía. Por primera vez se permitió mirar a Erick completamente. Era un hombre guapo, con sus ojos color avellana y su piel ligeramente oscura, labios llenos y nariz refinada. Tenía hombros anchos que lucía con una camiseta, era apenas unos centímetros más alto que el. Tenía un tatuaje con símbolos antiguos en el interior de la muñeca, y si su interpretación no le fallaba decía trono. Si, era un espécimen digno de admirar. Attis sonrió ampliamente, era la primera vez en el día que se olvido del caos que era su vida. - Wow, Chico, me gustan tus colmillos, son sexis, pero de momento no estoy interesado. Si Erick le hubiera escupido en el rostro Attis no había estado tan sorprendido como con esa declaración. Oculto sus colmillos tan rápido como pudo y luego miro a Erick quien le devolvió la mirada tranquilamente. - Tu…que… yo – Attis tartamudeo unas cuantas palabras sin mostrar coherencia - Hey, tranquilo. Trabajo en esta cafetería hace 10 años, mi mejor amigo es un lobo, así que ya nada me puede impresionar – añadió Erick con un aire de suficiencia y una sonrisa cínica – ¿y tú que eres? - Vampiro. Erick se levanto como si tuviera un resorte y se alejo de Attis tirando la silla. - Vam…vam…vampiro, ¿Cómo Drácula? ¿De esos que te chupan y de dejan muerto? – Erick comenzó a hiperventilar y de pronto cayó al suelo. - Esto no puede estar pasando – dijo Attis mientras se acercaba a examinar a un muy desmayado Erick.

- ¡MIO! – escuchó Attis un gruñido proveniente de detrás de la barra y para su asombro Ariana y Alex estaban allí, Alex con una feroz expresión en el rostro y Ariana con la boca abierta de asombro mirando alternativamente a los tres hombres en la cafetería. Media hora después un muy despierto Erick, un muy excitado Alex y una muy divertida Ariana se sentaban junto a un muy confuso Attis. - ¿Cómo es que sabes de los lobos pero no de las demás criaturas paranormales? – pregunto Attis a Erick quien aun lo miraba con desconfianza pese a que Alex era una pared entre los dos hombres. - Vi a Gael transformarse hace algunos años. Y antes que lo preguntes tuve la misma reacción que contigo hoy – agregó sonrojándose – el estaba en la trastienda cambiándose de ropa y ese hombre es digno ver desnudo. – este comentario ganó un gruñido de Alex, Erick lo miro sorprendido pero continuo con la historia – conozco a Gael desde que tenía 15 año y el 18 y cuando me ofreció trabajo aquí acepte. Nos hicimos los tatuajes juntos claro yo me dibuje uno de los signos de su colgante y el tres lagrimas negras en el hombro izquierdo. Ese día vi como se quito la camisa y los pantalones – otro gruñido de Alex sorprendió a Erick – y entonces una luz lo iluminó y lo próximo que vi fue al más grande y amenazante lobo negro que existe. Y seguía siendo hermoso. – Alex Gruño mas fuerte esta vez - ¿puedes dejar de gruñir? A fin de cuentas, ¿Por qué gruñes tanto? - Porque eres mío. - Yo no soy de nadie. - ¿Qué tanto sabes del mundo paranormal? – pregunto Alex cuando una chispa de luz lo ilumino. - Sé que los hombres lobos y al parecer los vampiros existen. - Creo que vamos a tener una charla muy, muy, muy larga y muy entretenida

– dijo Alex con un suspiro- hay algunas cosas que debo explicarte, pequeño. - ¿Y tú que eres? – preguntó Erick asustado. - Yo soy un lobo y tú eres mi pareja.

Ariana y Attis decidieron que lo mejor era regresar a la casa de Ariana. Attis le contó todo sobre su fallida boda y su escape de esta, sin mencionar que llego a la cafetería porque era el único lugar donde se sentía seguro. Sorprendiendo a Attis, Ariana le ofreció refugio en su hogar. La chica dijo que con dos lobos muy grandes y fuertes él estaría seguro y tendría un lugar donde pensar las cosas hasta tomar la decisión de si debía regresar a su casa o permanecer en el clandestinaje. Ariana le contó a Attis una versión resumida de su propia historia y le dijo que su hermano estaba comprando suministros para la cafetería, que regresaría esa noche. Cuando Attis protestó por quedarse en la casa sin el consentimiento de su hermano, ella le dijo que la casa también era de ella y que su hermano entendería perfectamente la necesidad de un refugio. Eran solo las 6 de la tarde cuando el peso del día golpeo a Attis. Ariana le mostró una habitación donde descansar. Attis se quitó la ropa y apenas tocó la cama el sueño lo reclamó.

Capítulo 6 Gael estaba cansado, el día había sido muy largo y algo complicado. Los proveedores de la cafetería no tenían los productos que él acostumbraba comprar. Tuvo que llegar a un nuevo proveedor para conseguir lo que quería y necesitaba. Su negocio tenia éxito porque la calidad de sus productos. Y encima de todo, tragándose su orgullo, había llamado a Sam para preguntarle porque había enviado a Alex. Le contó lo extraño de la mordida. Todo lo que obtuvo de Sam fue una sonrisa y que el dijera “Alex esta a tu servicio ahora, puedes confiarle tu vida y no te traicionara.” Frustrado y agotado Gael entro en su casa. El olor le llego fuerte y poderoso. Un olor dulce y exquisito. Sus colmillos bajaron y sus ojos cambiaron a lupinos en un segundo. Su cuerpo reaccionó al olor de su compañero listo para reclamarlo. Guiado por el olor se encontró frente a la puerta de la habitación de invitados. Un hombre dormía. Las sabanas envolvían su cintura, su pierna izquierda y su pecho, de una blancura cremosa, estaban a la vista. Tenía los brazos sobre su cabeza y la boca ligeramente entreabierta. Gael se acerco lentamente bebiendo su olor embriagador. Un dedo tocó suavemente la mejilla de su pareja. Las ganas de tomarlo eran fuertes. El corazón de Gael se agitó sabiendo que ahora que su pareja estaba con él, bajo su techo nunca la dejaría ir. Acercó su cara un poco más al hombro de su pareja y con la lengua saboreo la sal en la piel. El hombre se agitó un poco - Más – susurro entre sueños. Gael casi pierde el control. Tocó un poco más el pecho de su hombre, trazando una línea hasta el ombligo. El hombre se movió ligeramente y abrió los ojos. Gael se perdió en las profundidades del mar azul en los ojos de Attis y sin más reclamó su boca. Las palabras de Ariana se repetían en su mente mientras su cuerpo lo reconocía, “el es real”.

Attis estaba teniendo el mejor sueño erótico de su vida. El hombre más sexy del mundo lo estaba seduciendo mientras él estaba en la cama. Sentía su lengua en el hombro y como tocaba su pecho. De pronto el contacto fue real, Attis entreabrió los ojos para encontrarse con el hombre perfecto frente a sí. El hombre lo besó. El beso fue salvaje y tierno a la vez. El misterioso desconocido asaltó todos sus sentidos. Para Attis era una montaña rusa de emociones, la lujuria, el cariño, el deseo y la necesidad luchaban por salir victoriosa en este duelo que sus lenguas jugaban. Las manos del desconocido se aferraron a las caderas de Attis, frotando sus erecciones como en tantos sueños había pasado. Attis separó las piernas para acomodar a su amante. El se separó ligeramente para quitarse la ropa y regresó a su posición encima de Attis. Las manos fuertes del hombre acariciaron el trasero desnudo de Attis mientras ligeramente lo apretaron. Un gemido de placer escapó de la garganta del hombre cuando Attis pasó sus uñas por la espalda y se aferro a los hombros. El hombre, igual que sus sueños anteriores tomó juntas sus erecciones y las comenzó a frotar. Attis gritó al sentir las manos en su pene, tomó una profunda respiración antes de volver a besar a su amante de ensueño. El olor picante y almizclado del hombre lo envió a una nueva corriente de emociones, su pareja le estaba haciendo el amor. Gael retomó el beso esta vez era un de necesidad pura, uno que no dejaba duda alguna de que se pertenecían. El clímax estaba cerca, Attis podía sentir sus testículos pegados a su cuerpo, sus colmillos dolían por morder a su pareja y justo en el momento que su cuerpo explotó en un mar de liquido nacarado enterró los colmillos en el cuello del hombre misterioso sintiendo los colmillos de su hombre en el.

El tornado de sentimientos los arrastro a ambos a un lugar desconocido donde solo las sensación de estar completos por primera vez.

Gael despertó sin abrir los ojos de lo que pensó que había sido el sueño más maravilloso de su vida. Se resistía a abrir los ojos ya que si los abría estaría solo en su cama, sin nada más que un recuerdo. En ese momento sintió un pequeño movimiento a su lado, abrió los ojos y vio al ser más hermosos que alguna vez hubiera visto, su compañero estaba desnudo a su lado y olor que emanada de su cuerpo era el mejor, sabía que después de su compañero no podía haber nada más hermoso. Gael le acarició la mejilla con el dorso de la mano, pudo sentir cuan suave era, si de algo sospechaba Gael en ese momento era de que ese pequeño hombre iba a ser capaz de llevarlo a la locura. Sin querer despertara a su pareja, Gael salió del cuarto, antes de cerrar la puerta le echó un último vistazo, el pequeño hombre se veía hermoso dormido, y estaba seguro como el infierno de que se vería mucho mejor en su cama. Con ese pensamiento y una gran sonrisa surcando su cara bajó por las escaleras y fue a la cocina a prepararse una taza de café.

Ariana y Alex entraron a la cocina ese mañana encontrando a un Gael con un humor particularmente alegre, sorprendidos se miraron. - ¿Se puede saber que te tiene tan feliz, hermano?-le preguntó Ariana sin poder tragarse su propia curiosidad. - Como te digo, hermanita… no creo que allá un hombre con más suerte que la mía.-le dijo con una gran sonrisa. - ¿Porque lo dice? - Encontré a mi compañero.- le dijo simplemente. - ¿De verdad? Eso es maravilloso hermano.- le dijo Ariana abrazándolo.- ¿Dime quien es el afortunado? ¿Cómo se llama?, ¿Dónde lo conociste? - No sé cómo se llama. Digamos que no tuvimos tiempo para formalidades, pero en un momento subo y le pregunto.-le dijo Gael a una bastante atónita Ariana. - ¿Lo trajiste?-le preguntó sin saber que pensar. Ella está feliz por su hermano, pero no sabía cómo reaccionar. - No, de hecho cuando llegué el ya estaba aquí.-le dijo, esperando que su hermana supiera de quien le hablaba ya que seguramente ella lo habría invitado. - ¿Attis?- le pregunto una muy sorprendida Ariana. - Attis- murmuro Gael, el nombre de su pareja era tan hermoso como él y lo sentía como miel en sus labios.

- Bueno te felicito hermano, pero no eres el único afortunado.-le dijo Ariana mientras que sorbía una taza de café para ella y para Alex. - ¿Porque lo dice?-le preguntó sin comprender a que se refería. - Es que este hermoso hombre de aquí también encontró a su pareja.-dijo Ariana señalando a Alex. Gael miro a Alex y se dio cuenta de que el hombre estaba en su propio mundo, feliz, Gael sabía muy bien como se sentía. - Te felicito, hermano.-le dijo Gael sinceramente.- ¿Y se puede saber quién es? - Erik- se limito a decir y con una sonrisa salió de la cocina. Gael se quedo pasmado, no podía entender como su mejor amigo terminó siendo la pareja de este soldado misterioso que le juraba lealtad, pero bueno el destino era una perra. - Bueno yo voy a ver si mi compañero despertó-le dijo Gael a su hermana que estaba muy entretenida con su celular haciendo valla a saber qué.

Capítulo 7 Cuando Gael entro a la habitación de huéspedes encontró la cama vacía, se acercó a la puerta del baño y escuchó la lluvia del agua, abrió la puerta y entró, atreves de la nube de vapor vio el cuerpo de pareja deliciosamente delineado, sin poder contenerse se desnudó y entró en la ducha.

Attis estaba tan perdido en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que alguien entraba en el baño, su mente seguía volviendo al hermoso sueño que había tenido, había sido tan real que por un momento creyó que había sido verdad. - ¿Sabes lo hermoso que eres? Sintió que dijeron a su espalda mientras que lo abrazaban por detrás. Al darse vuelta Attis se encontró con el hombre más hermoso que hubiera visto, de pie desnudo frente a él, como de 1.90, pelo negro como la noche sin luna, rosando su cuello, ojos grandes y redondos color caramelo, nariz perfilada, pómulos altos, labios llenos, hombros anchos y un abdomen muy bien definido y plano. Cintura y caderas estrechas, piernas largas y bien torneadas y con un pene largo y ancho hecho para que babera y adorar en cualquier momento. Se notaba que el hombre estaba listo para la acción. Attis creía que había muerto he ido directamente al cielo. El hombre bajó la cabeza y tomo sus labios en un dulce y abrazador beso. Attis no sabía si seguía durmiendo o si ese beso era de verdad. Si era un sueño

que lo dejen dormir, porque no quería que se acabe nunca. En ese momento sintió como el otro hombre lo tomaba por la cintura y lo pegaba a su cuerpo, sintiendo que sus piernas ya no soportaban el peso de su cuerpo Attis paso sus manos por los hombros del aquel sementales y se aferro a su cuello. - Tranquilo, bebé, te tengo.- le dijo aquel hombre que lo sujetaba fuerte pero delicadamente.- Ahora que te tengo no te voy a dejar ir jamás. Attis no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. - ¿Esto no es un sueño?- le preguntó Attis - No, dulzura esto es muy real y te lo voy a demostrar.- le dijo el hombre, pasándole suavemente la mano por la espalda, en busca de las pequeñas montañas que sabía que Attis poseía. Attis se sentía totalmente excitado, pero muy avergonzado a la vez. Este semental seguramente sería el activo y el no estaba seguro del comportamiento de un pasivo. Gael vio como las mejillas de Attis se tornaban de un rosa muy intenso, el chico estaba para comérselo entero. Con el agua cayendo por su rostro, se veía totalmente exquisito. - No sabes lo hermoso que te ves.-le dijo Gael mientras le daba un dulce beso en los labios ya hinchado por su beso anterior.- creo que todavía no te he dicho mi nombre.- le dijo Gael a Attis y vio como este negaba con la cabeza.- soy Gael, Attis – continuó Gael mientras buscaba con sus dedos el agujero de Attis bordeándolo tiernamente De pronto el rosa de las mejillas de Attis se volvió de un rojo intenso. - Yo… yo no…-Attis empezó a tartamudear.- yo nunca eh hecho esto antes. - ¿Hacer qué? – preguntó Gael. Su corazón comenzó a latir aceleradamente

ante la perspectiva de ser el único en tocar a su compañero. - Nadie…jamás ha estado dentro de mí. – y como si una compuerta se abriera se lanzó a dar una explicación – yo si he tenido algo de experiencia pero siempre era el dominante debido a la posición de mi padre en nuestro aquelarre cada vez que he tenido sexo ellos entienden que yo quiero penetrar y nadie ha sugerido lo contrario así que después de un tiempo decidí reservarme para mi compañero y… y eso es todo. Gael no sabía si reír por la prerrogativa de su compañero o por saber que sería el único en conocer como se sentía estar dentro del mismo. Lo beso con sed hasta que ninguno pudo respirar. - Está bien amor, yo te cuidare. Te prometo que lo hare bueno para ti. Y sin más lo envolvió en una toalla y lo llevo a la habitación. Gael depositó cuidadosamente a Attis en la cama. Retiró las sabanas manchadas por ambos y lo colocó en el centro. Mirándolo intensamente como queriendo memorizar cada detalle del delicado cuerpo. Attis tembló ante la intensidad de esa mirada. Gael se acercó depositando besos por toda la cara de Attis. Poco a poco descendió por su cuello hasta rosar la marca de apareamiento. Attis gimió suevamente, cuando la corriente de sensaciones despertó en su cuerpo. Cada beso, cada caricia hacía que Attis sintiera que podía tocar el sol. Gael tomó en sus labios el pequeño pezón lamiéndolo, mordisqueándolo hasta arrancar un gemido de la garganta de Attis. Primero un pezón luego el otro hasta que el Attis pensó colapsaría en la locura del placer. Gael continúo besando la piel de Attis. Una vez llego a su entrepierna la besó deliberadamente. El pene de Attis estaba totalmente duro, y de su ranura brotaban brillantes gotas de líquido pre seminal. Gael continuo besando los muslos de Attis haciendo que el rogara por atención. Attis doblo las rodillas a petición de su amante, mostrando su perfecto y

rosado agujero. Los colmillos de Gael bajaron queriendo morder cada glúteo y dejar su marca para que nadie, nunca dudara de a quién pertenecía. Acercándose más, Gael pasó la lengua por el agujero que tanto deseaba y necesitaba. Su sabor explotó en su lengua, deseando más y más. Attis temblaba al sentir la lengua de Gael en sí. Se sentía al borde de la locura. Necesitaba aferrarse a algo pues sentía que volaba, que estaba fuera de sí. Gael introdujo la lengua en Attis provocándole un fuerte escalofrió y una mayor necesidad de terminar. Attis apretó su pene fuertemente para evitar correrse en ese instante. Gael continuo torturando a su pareja hasta conseguir que estuviera lo suficiente estirado como para tomar sus dedos. Attis tenía los ojos vidriosos. Gael buscó en la mesa de noche su botella de lubricante solo para recordar que no era su habitación. - Quédate como estas-le dijo a Attis y caminó hacia la puerta, pero antes de salir vio en el piso del pasillo frente a la puerta lo que necesitaba, como llego no importaba – ¿Dónde lo dejamos? –le preguntó a Attis situándose entre sus piernas. Gael aspiro nuevamente el aroma de su pareja y si fuera posible se éxito aun mas. Tomó en las manos el saco de Attis y lo acaricio haciendo rodar los testículos dentro de él. Luego tomó la cabeza de su pene en la boca dándole una fuerte subidón. Attis grito fuerte por el esfuerzo para no correrse. Gael tomó algo de lubricante en los dedos. Poco a poco introdujo el primero. Attis saltó ante la intromisión. - Shhh, amor tranquilo, te ardera al principio pero se pondrá muy bueno lo prometo. Attis asintió sin palabras. Gael poco a poco comenzó un entra y sale del cuerpo de Attis. Cuando estuvo lo suficientemente flojo añadió un segundo dedo, poco después un tercero. Justo con su tercer dedo encontró el punto de placer de Attis, lo descubrió con un fuerte grito de su pareja. Rio para sí, por saberse capaz de complacer al hombre extendido para él.

- Ponte en tus manos y rodillas, por esta vez será más fácil para ti. - No – susurro Attis – quiero ver a mi pareja cuando me tome. - Amor, no quiero hacerte daño. - No lo hará. Tómame. Esas palabras sacaron de control a Gael. Tomando por asalto la boca de Attis, Gael retiró los dedos y posicionó su pene en la entrada de su amor. El anillo de músculos se resistió ante la invasión solo unos segundos antes de aceptarlo. Lentamente centímetro a centímetro Gael se fue empujándose cuidadosamente sin dejar de mirar a Attis a los ojos, buscando algún signo de dolor. Attis suspiró haciendo que Gael se detuviera. - Relájate amor, déjame entrar. Sé que es incomodo pero pasara y todo lo que tendrás será placer. Attis respiro y Gael continúo. Attis sentía el calor de su compañero. El deleite de sus besos lo enviaba a un lugar de felicidad donde nunca había estado antes. Solo había tenido dos amantes en su vida y el placer que con ellos experimentó no era ni una trillonésima parte de lo que Gael le estaba haciendo sentir. La felicidad era tanta que sentía que podía salirse de su piel. - Por favor dime que me puedo mover – dijo Gael con emoción apenas contenida. Attis no había sido consiente que Gael estaba totalmente dentro de él. - Si – dijo completamente entregado. Gael comenzó un suave vaivén. Enviando olas y olas de placer atreves del cuerpo de Attis. Era como si flotara en el aire. Attis no pudo aguantar más y pinto de blanco el espacio entre ellos. Gael sonrió y aumento el ritmo de sus embestidas. Un remolino se construía en si interior y de pronto con solo unos segundos de correrse Attis se comenzó a endurecer. Gael puso sobre su

cadera la pierna de Attis para llegar más profundamente en Attis. El remolino los envolvió a ambos haciendo que cada sensación, se sintiera más intensa y más fuerte. Con los colmillos totalmente extendidos Gael los hundió en la tierna carne del cuello de Attis tomando de él. El sabor de la sangre los llevo más alto haciendo que explotara dentro de su compañero, Attis también alcanzó el clímax una vez mas y mordió a Gael sellando así sus almas en una sola para toda la eternidad. Gael abrazo fuertemente a Attis, por primera vez en su vida se sintió completo, sabía que los problemas se avecinaban, lo sentía en el aire, pero eso no importaba con Attis en sus brazos no había nada que Gael no pudiera hacer.

Attis pensaba que estaba en el paraíso. La forma en la que Gael le había hecho el amor era exorbitante y totalmente maravilloso. No sabía que algo tan magnífico pudiera existir, Gael le había hecho sentir cosas que nunca pensó en conocer. Cuando sintió que la mano de Gael paseaba por su pecho lo miró, esos ojos color caramelo le hacían sentir que podía caer en el más profundo de los abismos. Le sonrió. - Por dios bebé, ¿no sabes lo hermoso que te ves?-le dijo Gael. - Gracias-le contestó Attis sonrojándose. Attis no sabía nada de Gael excepto que era su compañero, pero si quería

saber la historia de su compañero creía más que justo que él le cuente la suya primero. - Te debes preguntar qué hago aquí ¿no?-le preguntó a Gael. Cuando vio que Gael asintió con la cabeza, sabía que era hora de contarle todo y también sabía que su compañero se estaba preguntando que hacía en su casa y le debía una respuesta. Attis respiró profundamente cerrando los ojos. Cuando los volvió a abrir vio algo que no sabía cómo describir bien, pero una de las cosas que sentía era seguridad. Se sentía seguro y protegido en esos fuertes brazos como hacía mucho tiempo que no se sentía. - Bien, mi nombre es Attis Dikoudis, único hijo de Teseo Dikoudis, líder del Aquelarre del norte y estoy huyendo de casa. Está bien, Attis sabía que no era la mejor explicación que le podría haber dado a Gael pero fue lo primero que le salió. Esperó mientras que Gael lo miraba, pensativo, cuando de pronto le preguntó. - ¿Y porque huyes?- simplemente le preguntó Gael. Attis no sabía si su pareja estaba enojado, confundido o solo esperando algo. - Es que…-como le podía explicar a su pareja lo que le había ocurrido, no quería que su Gael pensara que le estaba mintiendo.-mi padre, quería que me casara con una mujer que no era mi compañera, ¿bueno eso es obvio no?-le preguntó. - Claro que no era tu compañera, bebé, porque tú eres mío.-le dijo Gael presionándolo contra su cuerpo. - El quería que me case con ella y estuve a punto de hacerlo, pero en el último momento, me entere que todo era mentira, ella solo quería quedarse con mi posición en el aquelarre. Pensaba quedarse embarazada para luego deshacerse de mí. Conmigo fuera de su camino nadie podría negarle esa

posición.-le dijo Attis El revivir todo eso otra vez hizo que a Attis se le revolviera el estomago, en ese momento sintió como retumbaba un bajo gruñido en el pecho de Gael. - ¿Por qué no le contaste a tu padre?-le pregunto Gael, quien al ver la expresión de Attis corrigió rápidamente.- No me malentiendas, bebé, no podría de estar más feliz de tenerte aquí y doy gracias a los dioses por eso, pero no entiendo por qué dices que estas huyendo ¿y tu padre?. - El nunca me creería. Cuando le dije que la familia de Dasha, no me causaban buena impresión, que había algo de ellos que no me gustaba, me dio una cachetada, así que como crees que reaccionaría si le voy con esto. Attis volvió a sentir como un fuerte gruñido en el pecho de Gael y Attis se le quedó mirando. - Nadie, escúchame bien Attis, no voy a permitir que nadie, te ponga un dedo encima, porque lo van a lamentar.-le dijo Gael con una voz que resonaba profundamente en su pecho. - Gael, estoy bien.- le dijo Attis con una sonrisa, le encantaba que Gael se sintiera así de protector con él – pero me encanta esa faceta cavernícola tuya – dijo con una sonrisa pícara en los ojos. - Te daré tu cavernícola- dijo Gael haciéndole cosquillas La risa salió a borbotones de ambos. El futuro no podía ser tan malo.

Capítulo 8

Dos meses habían pasado desde que Attis y Gael se habían emparejado y habían sido los dos meses más felices de la vida de ambos. Después de su conversación el día que se acoplaron ambos habían abierto sus corazones y dejado salir todos sus miedos. Poco a poco se aclimataron a la rutina. Todas las mañanas hacían el amor en la cama y luego otra vez en la ducha, iban a la cafetería, trabajaban en el negocio todo el día en la noche cenaban en familia con Ariana, Alex y Erick quien era asiduo a visitar la casa de la familia, luego Attis se sentaba en el pórtico trasero con Erick y uno de sus maravillosos chocolates con canela y ron a esperar que Ariana, Alex y Gael regresaran de correr. Después hacían el amor tiernamente hasta dormirse uno en brazos del otro. Attis sonreía mientras observaba a Cat entrar en la cafetería. Attis preparó el café late que tanto le gustaba a su amiga y puso un rollo de canela en un plato y los acercó a mesa donde su amiga se sentó. Cat había sido una excelente amiga. Durante los pasados meses fue sacando poco a poco las cosas de Attis de la mansión Dikoudis sigilosamente. Cat visitaba una o dos veces por semana el café y se quedaba horas en el. No quería visitar a Attis en su casa por si alguien la seguía pero en la cafetería y lejos de las ventanas nadie podía verla con Attis. - Gracias hermoso – dijo Cat, mientras desde la cocina se escucho un gruñido, Cat se rio y grito en dirección de la cocina – Oh cállate Gael es todo tuyo, la marca en su cuello lo confirma. - Hace juego con la mía- contestó Gael uniéndose a ellos en el salón – Amor voy a una reunión con los proveedores. No dejes que esta mujer te manosee demasiado. Y antes que Attis pudiera contestar, Erick, Alex y Cat dijeran a coro.

- Si cariño, me quedare aquí. - No es gracioso chicos – dijo Gael medio enojado - ¿Qué pasaría si fuera su pareja? - Nada – dijo Erick- la mía me persigue como perrito. - Entonces dale lo que quiere – dijo Cat ganándose otro gruñido, pero esta vez de Alex- deja que te joda hasta desmayarte. Te aseguro que con un hombre como ese estarás muy feliz, no podrás caminar muy bien el día después pero los dos serán hombres muy felices.- concluyó con una carcajada al ver la cara de incredulidad de todos los hombres - ¿Quién dice que él será el de arriba?- dijo Erick con la cara muy roja. - ¿Ese es el problema? – preguntó Alex acercándose a Erick. - No vamos a hablar de esto delante de todos- dijo Erick altamente sonrojado. - De acuerdo, pero hablaremos. - Hombres – dijo Cat a la vez que Gael salía por la puerta principal y Erick y Alex se iban a la cocina. Una vez solo Cat continuó - ¿Eres feliz, realmente feliz Attis? - Si Cat lo soy. Es maravilloso. La única sombra en mi camino es el haber dejado a mi padre de la forma en que lo hice. - El tío está bien. En serio, hasta invento una mentira de una situación de emergencia en las tierras que pertenecían a tu madre y que como único heredero y último descendiente de su linaje necesitabas arreglar. El aquelarre cree que estas en Rumania y que regresaras en unos meses para casarte con Dasha.

- Mi padre tiene una gran imaginación. - No dulzura él piensa que sin su dinero no podrás sobrevivir y que regresaras con el rabo entre las patas. Lo que no sabe es que encontraste a un sexy dios del sexo que te hace gritar su nombre varias veces al día – dijo ella guiñándole el ojo. - ¡Caterina! – exclamo Attis algo avergonzado. - ¿Acaso vas a negarlo? El otro día andabas tan gracioso que hasta Erick se apiadó de ti y sirvió tus mesas. - De acuerdo mi vida sexual es maravillosa. ¿Ahora podemos cambiar el tema, por favor? - Aburrido. Si yo tuviera a un hombre así en la cama cada noche… - Y cada mañana. - Y cada mañana que el mundo se vaya al demonio, lo gritaría a los cuatro vientos. - Amiga tienes un serio problema – dijo Attis fingiendo preocupación. - Si se llama abstinencia – con esta última declaración Caterina le dio un sorbo a su taza de café y se despidió lanzando besos. Attis comenzó a limpiar la mesa riéndose de las ocurrencias de su amiga. Amaba a Cat, pero algunas veces quería agarrarla por el cuello y no soltarla hasta que se pusiera azul. La campana de la puerta sonó anunciando la llegada de alguien a la cafería. Attis volteó con una sonrisa en los labios para saludar al nuevo cliente. El calor abandonó su rostro y un miedo abrazador se abrió paso a través de su columna. Dasha luciendo su diabólica sonrisa estaba de pie en medio del comedor.

- Attis, tesoro, has sido un vampirito muy travieso –dijo ella contoneándose hacia él. - ¿Qué demonios haces aquí Dasha? ¿Cómo me encontraste? - Tu amiguita. La vi hace unas semanas sacar ropa de tu habitación y la seguí. No te vi nunca y el único sitio que visita más de una vez en la semana es esta mugrosa cafetería. Espere a que saliera y entré. Qué suerte la mía de encontrar a mi futuro esposo. - Siento arruinar tus planes Dasha, no me puedo casar contigo, estoy acoplado. A mi compañero no le gusta compartir. - ¿Compañero? – La furia transformó los ojos de Dasha en dos posos negros - ¿Eres un marica de mierda? - No, Dasha – dijo Attis con más calma de la que sentía- soy gay no un marica, maldita perra. - ¡Perra!, ¿me has llamado perra? – la furia trasformaba los bellos rasgos de niña mimada en la bruja que realmente era – Lo vas a lamentar. Dejarme te va a costar. - No puedes hacer nada ya he sido reclamado. - Tú tienes que casarte conmigo. - ¿Por qué Dasha? ¿Qué quieres de mí? - Yo te amo – dijo ella y el vinagre de la mentira envenenó el ambiente. - Me amas – Attis rio tan fuerte que lo oirían desde la calle – Dasha tu solo quieres embarazarte para poder reclamar el poder sobre el aquelarre como la madre del heredero – al ver como Dasha palidecía, Attis continuó - ¿De

verdad me crees tan tonto como para no saber tus planes? Dasha tengo un centenar y un poco mas de años, ¿no crees que haya aprendido un par de cosas? – Attis estaba tentando la suerte pero quería saber si la bruja había hecho algo mas.- Cariño – continuó él – Se dé todos tus planes. Ya nada de lo que hagas me sorprende. Dasha grito tirando la torre de tazas de la barra. Eso llamo la atención de Erick quien se asomo por la puerta de la cocina. - ¿Todo bien? – preguntó. - Si cariño- contesto Attis dándole una sonrisa tonta al ver la mirada que Erick le dirigió a Dasha. - Bien – dijo no del todo convencido – estoy aquí – dijo como apoyo. Dasha quería arrancarle la cabeza a Erick en una estaca. - ¿Quieres algo mas antes de irte Dasha? – preguntó Attis mientras se miraba las uñas en un gesto claro de desprecio por la rubia. - Voy a decirte un par de cosas Attis – dijo ella con los dientes apretados – Primero tú te casaras conmigo emparejado o no si no quieres que tu pareja corra la misma suerte que tu padre. Y maldita sea por no conocer de esa sala donde se revolcaba con sus putas. Una pequeña carga explosiva y mira todo el daño en ese gran palacio, imagina lo que pasaría en esta cafetería. Imaginas como quedaría ese sexi compañero tuyo – dijo ella señalando con la cabeza hacia la cocina. - ¿Si tanto quieres el poder porque no te casas con mi padre?

- Porque es tu sangre la que quiero. Contigo obtendría no solo el aquelarre de tu padre sino el poder de las tierras de tu madre en Europa. Eres mi gallina de los huevos de oro personal. - Lárgate ya Dasha. Cásate con papá y te regalo las tierras. Ya me canse de tus estupideces. – Attis apenas contenía sus emociones para no demostrarle a Dasha lo mucho que le afecto su confesión.- Vete antes que me olvide que eres una “dama” y te saque yo mismo. - Esto no es lo último que escuchas de mi Attis, tienes una semana para regresar a mi o veras las consecuencias. Y azotando la puerta salió, dejando a Attis hecho una bola de nervios.

Attis podía sentir su cuerpo temblar, eso no podía estar pasando, no cuando había encontrado a Gael. Tenía miedo de lo que Dasha podía hacerle a su nueva familia, había visto la verdad en sus ojos, ella no está jugando. La perra estaba desesperada e iba a hacer lo que sea por conseguir lo que quería. En ese momento sintió que alguien se dirigía hacia él. - Attis, ¿Quién era esa mujer?, ¿Qué paso?- le preguntó Erick cuando llegó a su lado. - No era nadie dulzura.- Attis sabía que debía mentir mejor que eso, sino Erick no le creería.

- ¿Cómo una clienta te puede poner ese estado? - ¿En qué estado, Erick? Esa mujer solo se puso un poco prepotente. Creo que estaba algo alterada, y se descargó conmigo.- Attis solo esperaba que Erick le creyera. Erick se le quedo viendo por un momento, y Attis creyó que lo seguiría interrogando. - Bien, pero quiero que la próxima me avises si algo va mal, ¿entendiste?- le dijo Erick muy seriamente. - Sí, claro, lo siento.- Attis suspiró de alivio.- ¿te molesta si me tomo un descanso?- le preguntó a Erick. - No, ve de todas formas no hay mucha gente. Yo me encargo.-le dijo Erick con una sonrisa. - Enseguida vuelvo, cualquier cosa estoy atrás.-le dijo devolviéndole la sonrisa. Attis salió al pequeño patio que tenían en la parte de atrás del café. A pesar de esta al aire libre, sentía que se ahogaba. Esto no le podía estar pasando, el no quería nada de eso, ni las tierras ni el liderazgo. Solo quería la vida que estaba teniendo, el solo quería a su compañero, Dasha no podía hacerle eso, no era justo. Se sentó en una banca que había en el patio, en ese momento sintiendo como una solitaria lagrima bajaba por su mejilla. Hacía tiempo que no sentía ese dolor y tenía miedo. Nunca se perdonaría si algo le pasaba a Ariana, Alex o a Erick y si algo le sucedía a Gael, Attis sabía que no sería capaz de seguir respirando y que el dolor lo mataría, miro al cielo y solo hizo un pedido. - Por favor no permitan que nada les pase, por favor.-susurró Attis su plegaria a quien sea que lo escuchara.

Gael volvió a la cafetería lo más rápido que sus piernas le permitieron. Estaba caminando de regreso a la cafetería cuando sintió que una mezcla dolor y miedo lo embargaba. Él sabía que ese sentimiento no era suyo. Desde que se había emparejado con Attis había aprendido a diferenciar de quienes eran los sentimientos y sabía que esos le pertenecían a Attis. Algo le estaba sucediendo a su pareja y el tenía que llegar a su lado. El entrar a la cafetería, no lo vio por ningún lado, entro a la cocina y tampoco estaba. - ¿Erick, has visto a Attis?-le preguntó Gael algo agitado. - Está en el patio, pero Gael no se qué pasó. Vino una mujer y parece que estaban discutiendo, cuando la mujer se fue, el estaba algo alterado. Eso fue lo último que Gael escuchó porque se dirigió como tromba hacia el patio. Cuando salió al patio, se encontró con un Attis bastante agitado y nervioso. - Mi amor, ¿Qué pasa?- le preguntó Gael. Attis se sobresalto al parecer no se había dado cuenta de la presencia de Gael.- Hey, tranquilo bebé. Cuando Gael no lo pudo resistir mas lo atrajo en un abrazo. No sabía porque pero su bebé esta temblando como una hoja. - Bebé, me estas preocupando. Erick me dijo lo que paso con esa mujer que vino, pero quiero que me digas tu qué es lo que sucedió.

- Nada, mi amor, ya se lo dije a Erick, la mujer estaba bastante alterada y se la tomo conmigo eso es todo.-le dijo tratando de tranquilizarlo. - ¿Entonces me quieres decir porque te siento tan alterado?- le pregunto Gael con el seño fruncido, subiéndolo a su regazo. - Es que esa mujer me hizo acordar a alguien de mi antiguo aquelarre y está pensando en cómo habrían sido las cosas de no habernos encontrado.- le dijo enterrando la cara en el cuello de Gael, su olor lo apaciguaba.- Por un momento me paso por la mente el horrible pensamiento de que haría yo si algo te pasara y llegué a la conclusión de que sin ti me moriría- terminó diciendo Attis. Cuando Gael sintió su cuello húmedo, hizo que su pareja lo mirara y efectivamente estaba llorando, Gael creyó que se le iba a romper el corazón. - Amor, no pienses en eso, estoy aquí, puedes sentirme, tócame.-le dijo Gael haciendo que Attis lo tocara.- nunca, escúchame bien nunca, me separare de tu lado, ¿entendiste?-le dijo secándole las lagrimas. - Te amo, Gael.- le dijo Attis todavía con los ojos empañados. - Yo mas, mi pequeño vampiro. Gael tomo la boca en un abrasador beso y sintió como su pareja se aferraba fuertemente a su camisa, lo sentía temblar en sus brazos. De pronto los besos se volvieron salvaje, tan intensos que Gael pensó que se iba a volver loco. Su lobo interno le pedía que volviera a reclamar a su pareja. Lo necesitaba más que el aire que respiraba. Pero sabía que debía para, por lo menos hasta que llegaran a su casa. Con un gran esfuerzo fue separándose poco a poco aunque su pareja mucho no cooperaba, rompió el beso pero al ver el puchero en los labios de Attis no puedo soportar la tentación y paso la lengua por ellos. - Bebé, debemos esperar llegar a casa y no me la está poniendo fácil.-dijo mientras que Attis le pasaba la lengua por el cuello.

- Pero te necesito, mi amor. Necesito sentirte.-le decía Attis mientras que seguía atormentándolo. - Y yo a ti. Juro que te jodería aquí mismo, pero no podemos Erick esta por aquí y mi hermana y Alex no tardan en llegar. Si te comportas cuando lleguemos a la casa te prometo recompensarte como te mereces.-le dijo Gael dándole un beso en los labios. - ¿Lo prometes?-le preguntó Attis con un brillo travieso en los ojos. - Lo prometo, bebé, ahora volvamos adentro antes de que no me pueda seguir controlando.- dijo Gael haciendo que Attis se levantara de sus piernas y abrazados volvieron a entrar al café. Al entrar a la cocina se encontraron con que Erick estaba ahí, los miró de forma extraña arqueando una ceja y una sonrisa muy traviesa en los labios apareció al ver el desorden que traía la pareja. - Oigan, ustedes no pensaran en atender a los clientes en ese estado ¿verdad? - ¿Y qué otra cosa podemos hacer?- le pregunto Attis - ¿Por qué no vuelven ahí atrás y terminan lo que empezaron?-le dijo Erick ya saliendo con un café en la bandeja, cuando se giro para mirarlos.-y por favor no hagan mucho ruido, no quiero que los clientes piensen que se están filmando películas porno hay atrás. Cuando Erick se fue, Gael tomo a Attis y lo llevó de vuelta al patio trasero, al cerrar la puerta lo empujó contra ella devorándole la boca en un beso que le quemaba la sangre. - Esto va a hacer rápido y muy sucio, bebe-le dijo Gael, mientras que lo llevaba en dirección a una mesa que estaba en el patio. Gael sentía la respiración errática de Attis, y eso lo excitaba aun más.

- Por favor, mi amor, te necesito en mí.- le dijo Attis con los ojos vidriosos de la necesidad. Gael comprobó si Attis seguía estirado, ya que esa mañana como siempre habían hecho el amor, al comprobar que estaba listo, se desabrochó los jeans y los dejo caer hasta los tobillos y de una sola estacada entró en Attis. Attis estaba doblado sobre la mesa presa de la lujuria por su pareja. - Siiii - dijo entre dientes cuando Gael comenzó a golpear fuertemente dentro de él. Su cuerpo se comenzó a calentar hasta que sus entrañas ardían por la necesidad. Gael lo tomó por el pecho acercándolo para besarlo. - Te amo - dijo Gael en un susurro. - Te amo - contestó Attis - Muérdeme – suplicó. Los colmillos de Gael bajaron y se incrustaron rápidamente en la tierna carne del hombro de Attis enviándolos a los dos a un clímax apoteósico. Los dos quedaron jadeantes y satisfechos. Gael saco su ahora flácido pene del calor de su pareja, utilizando el delantal de Attis los limpio a ambos, luego arrojó el delantal a uno de los botes de basura. Se acomodaron la ropa. - Gracia - dijo Attis - lo necesitaba. Gael lo beso tiernamente - Gracias a ti mi amor por entregarte siempre. Tomados de la mano entraron en la cocina. - Uff - dijo Erick abanicándose la cara - no sé que es peor si el remedio o la enfermedad. El olor a sexo llega hasta el ayuntamiento – concluyó con una sonrisa

Gael se rió ante el comentario de su amigo y el sonrojo de su pareja, y para complacer a Attis le dio una palmada juguetona a Erick en la nuca mientras pasaban hacia el comedor.

Después de la aparición de Dasha, Attis no volvió a escuchar nada de ella y llegó a la conclusión de era solo una amenaza, sabía que ella era una maldita perra pero no creía que fuera capaz de tanto. Ya había pasado una semana desde su aparición y a lo largo de esa semana los nervios de Attis fueron volviendo a la normalidad. Los primeros días se alteraba por cualquier cosa insignificante y sabía que Gael lo había estado observando y en varias ocasiones le había preguntado que le sucedía. Pero él se negó a contarle, solo había sido el susto. Esa mañana, el día estaba algo nublado y con bastante viento. Eran cerca de las siete cuando abrieron la cafetería. Solo fueron él, Erick y Alex, ya que Gael había ido a ver a un proveedor y Ariana se había quedado en la casa. La mañana había pasado tranquila, los clientes empezaron a llegar cerca de las ocho. Casi al mediodía vio que Erick estaba algo extraño como un poco pensativo. No tuvo tiempo de preguntarle que le sucedía, un momento después vio que Erick salía de la cafetería y se dirigía calle abajo. A los pocos minutos Attis vio un auto negro de vidrios polarizados que pasaba a toda velocidad por la calle. - Un día de esto, esos locos que manejan van hacer que ocurra una desgracia.-le dijo una señora que Attis estaba atendiendo en ese momento.

- Esperemos que no-le dijera Attis. Cuando terminó de atender a la clienta, Attis miró por la ventana y vio mucho movimiento en la calle. Fue corriendo hasta la cocina para informarle a Alex que iba a ver qué era lo que sucedía. - Ya vuelvo.- le dijo a Alex mientras que se dirigía a la puerta. Attis caminó calle abajo y a una cuadra de la cafetería había un tumulto de gente. - ¿Qué sucedió?-le preguntó Attis a un hombre que estaba parado ahí mirando. - Un auto atropelló a un muchacho. El no lo vio venir.- le dijo el hombre. Attis se abrió paso entre la multitud de gente y vio al hombre en el piso y pensó que estaba alucinando. - ¡ERICK!- grito y se arrodillo a su lado. - Erick estaba inconsciente y tenía un corte en la cabeza que sangraba bastante.- ¡Por favor que alguien llame a una ambulancia! - Ya la llamamos joven.- le dijo el mismo hombre de antes. No sabía qué hacer, su amigo estaba en el piso inconsciente, un momento después la ambulancia llego y se llevo a Erick al hospital central. - Señor quédese tranquilo. El va a estar bien cuidado, si lo desea puede venir con el.- le dijo el camillero. - No, le tengo que avisar a su pareja. Está en la cafetería de la próxima cuadra, pero iremos enseguida.-le dijo Attis y era verdad aunque Erick y Alex no se habían enlazado todavía, seguían siendo pareja. Attis vio como cargaban a Erick en la ambulancia y cuando vio que esta se alejaba, corrió hacia la cafetería. Cuando llegó vio a Alex detrás de la barra.

- ¿Oye todo bien?- le preguntó Alex.- ¿Alguien resulto herido? - Erick.-simplemente le contestó Attis. - ¿Qué? - Un auto atropello a Erick, Alex.- Attis estaba haciendo todo lo que podía para no entrar en un ataque de pánico. - ¿Qué demonios me estás diciendo, Attis?-le dijo Alex tomándolo por los hombros. Nadie se había percatado de la presencia de Gael. - ¿Se puede saber por qué demonios estas agarrando así a mi pareja, ALEX?-le preguntó Gael sintiendo como le hervía la sangre. - Tranquilo, Gael.- le dijo Attis.- Lo llevaron al hospital central - dijo dirigiéndose a Alex. En ese momento Alex salió corriendo de la cafetería. Attis se sentía mal, no quería estar ahí. Quería hacer lo que hizo Alex e ir al hospital a ver a su amigo. Pero sabía que Gael no lo dejaría irse sin una explicación. - Mi amor, ¿me quieres decir que pasa? ¿Por qué Alex se fue de esa forma?-le preguntó Gael, mientras notaba que su pareja estaba al borde de las lagrimas. - Atropellaron a Erick, por eso Alex reaccionó así.- le dijo Attis hecho una mar de nervio. - Tranquilo mi amor. Cerraremos aquí y vamos al hospital.- Gael no podía creer lo que su pareja le estaba diciendo. ¿Cómo era posible que su mejor amigo estuviera en el hospital porque lo había atropellado un auto? Cuando Attis y Gael llegaron al hospital, vieron a Alex sentado en la sala de espera

viéndose como si un camión lo hubiera atropellado. - Alex, ¿Cómo esta?-le preguntó Gael. - No lo sé, nadie me dice nada todavía.- le dijo casi al borde de las lagrimas- Si algo le llega a pasar no sé que voy a hacer, Gael, si algo le pasa yo me muero. - Hey, tranquilo hermano, nada le va a pasar. El hombre que está en esa camilla es más fuerte de lo que tú piensas.-le dijo Gael, mientras le daban un fuerte abrazo. En ese momento el doctor que había estado atendiendo a Erick se acercó para hablar con ellos. Alex casi salta de la silla cuando vio al médico dirigirse a ellos. - ¿Cómo esta doctor?-le preguntó Alex impacientemente. - El está bien, sigue inconsciente, pero calculamos que en unas horas ya va a despertar. Tiene fractura de una costilla y un brazo, un corte en la cabeza que requirió sutura. Lo dejaremos en observación por esta noche y si está bien mañana le daremos el alta. - le dijo el médico. - La verdad caballeros, es que ese muchacho tuvo suerte, por la velocidad que me dijeron que iba el auto, pudo haber muerto. Con permiso voy a ver como sigue. El médico volvió a entrar en la habitación de en la que se encontraba Erick. Gael miro a Alex el hombre estaba devastado pero se lo veía un poco mas aliviado. - Ya escuchaste al doctor, el está bien.-le dijo Attis, hablando por primera vez desde que habían llegado al hospital. - Si, lo sé. Pero no me voy a mover de aquí hasta que lo vea…mejor dicho no me iré hasta que lo pueda sacar de aquí.-dijo Alex con la mirada perdida en la puerta de la habitación de su pareja.

Attis todavía no podía creer todas las cosas que había sucedido en ese día, necesitaba estar en su hogar con su pareja. Ninguno de los dos hablo durante el camino de regreso. De pronto como si el peso de todo lo que había sucedido callera sobre él, comenzó a sentirse demasiado cansado, se acomodó en el asiento del pasajero y se quedó dormido. Lo siguiente que supo era que una par de fuertes brazos lo llevaban a la casa. - Mmm… ¿ya llegamos?- preguntó Attis mientras que se acomodaba en el pecho de Gael. - Si bebé, pero duerme, cuando este la cena te despierto para que comas y te sirvo un poco de sangre como a ti te gusta… - en ese momento Gael escucho un leve ronquido que provenía del hombre que estaba en sus brazos. Entraron en la casa y depositó a Attis en uno de los sofás, cuando entró en la cocina vio que Ariana estaba preparando la comida. - ¿Cómo esta Erick, hermano?- el preguntó Ariana cuando lo vio entrar. - Bien, al parecer mañana le van a dar el alta.- le contestó mientras le besaba la frente. - Qué bueno, me asuste mucho cuando Attis me llamó para contarme.-le dijo Ariana, mientras miraba atrás de Gael,-¿Y Attis? - Dormido en el sofá – dijo Gael con un brillo en los ojos que su hermana nunca había visto. - ¿Qué hay de comer?

- Sopa – dijo Ariana – algo ligero - Podrías llevarle un tazón a Attis, voy a correr. - Seguro hermano. No tardes él te necesita tanto como tú a él. Gael se desnudó en el pórtico y dejo en libertad a su lobo.

Capítulo 9 A tres horas de allí, Dasha entraba en su bar de motociclistas favorito. Siempre podía contar con un motero para una buena monta. Su cuerpo suplicaba por sexo. La adrenalina de un plan ejecutada era el mejor afrodisíaco. Vestida con una diminuta falda de vaquera, una blusa que llegaba bajo sus senos mostrando su abdomen y votas vaqueras de tacón alto, Dasha estaba vestida para matar. Todos los hombres en el bar lo sabían. Se acerco a la barra y el camarero le puso la bebida sin preguntar, indicativo claro de sus asiduas visitas al local. El corazón de Dasha comenzó a dar latidos erráticos cuando sintió el calor en su espalda. Con una sonrisa descarada giro en el banquillo hasta quedar frente al hombre. El era bastante alto, tenía la cabeza rapada, ojos marrones, casi amarillos que la miraban con lujuria y prometían una gran satisfacción, su cuerpo era firme y su postura indicaba que estaba al mando, una pequeña cicatriz a la derecha de la barbilla le daba un aura siniestra. Entre el pulgar y el índice tenía un tatuaje algo extraño, Dasha nunca había sido muy buena estudiante de idiomas antiguos así que no pudo interpretar el diagrama. Una mirada a la entrepierna del sujeto le dijo que él estaba igual de excitado que ella. El respiró hondo captando en el ambiente el fuerte olor a excitación. Se acerco mas, ella abrió las piernas para acomodarlo y las entrelazo en sobre la masculina cintura. El paso sus dedos sobre la húmeda ropa interior y sonrió. - ¿Sabes quién soy? - Se lo que eres, lobo. Eres quien me va a llevar al éxtasis, la pregunta es, ¿será sobre esta sucia barra o tienes a donde llevarme? El lobo se rió profundamente. Su risa sonó como una combinación perfecta entre una risa sensual y una demoniaca haciéndolo más atractivo a los ojos de Dasha. Sin soltarse de ella puso $20.00 sobre la barra paso sus manos las nalgas de Dasha levantándola y la saco del bar.

- “Oh, sí – pensó Dasha - nada como sexo salvaje después de cumplir sus metas” – y en voz alta - ¿Y qué nombre debo gritar cuando me corra? –pregunto descaradamente. - Damon, ¿y tú? - Dasha

Gael entró en la habitación después de su carrera nocturna. Por primera vez en dos meses Erick y Attis no estaban esperándolos en el pórtico al salir del bosque. Por primera vez en dos meses corrió solo. Gael tuvo mucho tiempo para pensar y poner en perspectiva sus prioridades. EL accidente de Erick y el ver la devastación en los ojos de Alex. Jamás pensó que en cuestión de horas su amigo un lobo fuerte, feroz e imponente se vería destruido ante la perspectiva de perder a su pareja sin reclamar. Por un momento imagino que pasaría si Attis le faltara. Un pozo negro se abrió en su pecho. Era imposible imaginar la vida sin Attis. Sonrió al pensar en su vida antes de Attis. Era como si hubiera vivido en un sótano sin luz desde la muerte de sus padres siendo Ariana una vela en esa oscuridad. Cuando Attis llego, fue como abrir todas las cortinas y que el sol entrara a raudales. Attis dormía tranquilamente. Como siempre estaba su rostro hacia el lado de la cama donde el dormía. Una sonrisa se formo en Gael. Aun recordaba el día que encontró a Attis de la misma forma que ahora, dormido. La satisfacción y orgullo que sentía al saber el único en conocer el calor del cuerpo calentaba su cuerpo cada vez que lo veía. Su compañero había confiado en él y se la había entregado sin

reservas ni miedo. El quería devolverle esa confianza. Quería que Attis fuera el único hombre en tenerlo bajo sí. Si eso era lo que quería. Gael silenciosamente camino hacia el baño, se ducho y se unió a su compañero en la cama. Attis siempre dormía desnudo. Eso facilitaba el acceso de Gael a él. Retirando las sabanas, Gael miró con atención una vez más el maravilloso cuerpo masculino a su lado. Gael tomó el semi erecto pene de su pareja en la mano dando suaves carisias. Le encantaba como se sentía la piel en sus manos, suave como la seda, pero fuerte como el acero. Tomó la bulbosa cabeza en sus labios apreciando el sabor del líquido pre seminal que ya escurría. Era adicto al sabor de su pareja. Attis gimió entre sueños. Gael tomó más de su compañero, haciendo que gimiera más fuerte. Gael llevo su mano hacia la entrada caliente de su compañero y mientras chupaba mas fuerte uno de sus dedos jugaba por entrar en Attis. Eso provocó que su amante despertara. - Eso se siente bien, muy bien – dijo Attis con voz adormilada – delicioso. Gael soltó el ahora duro pene de su compañero y subió para capturar sus labios compartiendo su esencia. -¿Alguna vez has pensado en hacerme el amor? – preguntó Gael mientras besaba la oreja - Siempre hacemos el amor – contestó Attis estremeciéndose por las caricias - Ya lo sé. Quiero que me penetres. Quiero sentirlo todo contigo. Confió en ti. Eres mi pareja y quiero que tú seas mi primero y mi único. - ¿Estás seguro de esto? – dijo Attis totalmente sorprendido y alagado por la confianza que Gael estaba depositando en el. - Si te amo y quiero esto. Attis se movió tan rápido que derribó a Gael en la cama acostándose sobre él.

- Bien amor, entonces manos a la obra – dijo con una sonrisa maravillosa. Attis comenzó a besar a Gael con ternura. Sabía muy bien lo que era confiar en alguien lo suficiente como para entregar tu cuerpo. Gael estaba muy nervioso, Attis lo podía sentir. Besó y lamió cada parte de él, incluyendo las tres lágrimas negras tatuadas en su espalda que representaban a sus padres y a su abuela muerta. Cuando llegó al trasero, Attis beso uno a uno los redondos globos de Gael. Los separó para poder ver el tesoro que escondían. Al ver el pequeño agujero rosado, el corazón de Attis latió mas fuerte bombeando si era posible mas sangre hacia su pene. Sus colmillos bajaron y sus manos temblaron de anticipación. Acercó su cara probando a Gael. - Demonios – gritó Gael – eso se siente maravilloso, con razón te gusta tanto – concluyó con voz temblorosa Attis lamió una y otra vez el agujero bañándolo de saliva hasta que estuvo lo suficiente lubricado para colocar los dedos. El primer dedo entro sin mucho esfuerzo. Attis lo curvó ligeramente hasta rozar la próstata de Gael. - Siiiiii, delicioso, más – suplicaba Gael Attis sonrió y poco a poco coloco tres dedos de uno en uno. El no era tan grande como Gael pero era su primera vez y Attis no quería nada de dolor. Continuó jugando con Gael hasta que vio como sus testículos se pegaban a su cuerpo señal inequívoca de que Gael estaba por terminar. Attis alcanzo el lubricante de la mesa de noche puso mucho en sus dedos y volvió a su trabajo solo unas cuantas veces más, luego puso más lubricante en su propio pene. - Ponte de costado, sé que me querrás ver pero será más fácil para ti y lo sabes. Gael no protesto se colocó de costado mirando sobre su hombro el hermoso rostro de su amado. - ¿Preparado?

- Para ti siempre - No tienes que hacerlo si no quieres. - Lo sé pero quiero ser tuyo de todas las maneras posibles. Attis lo beso mientras se posicionaba en la entrada. Presionó un poco hasta que el cuerpo de Gael comenzó a ceder. Con un gemido de satisfacción, Gael hizo lo que tantas veces decía que hicieran se empujó hacia abajo mientras Attis empujaba hacia arriba. Una vez Attis estuvo enterrado completamente en Gael, esperó hasta que el cuerpo de este último se acostumbrara a la invasión. - Muévete por favor – rogó Gael - Pensé que nunca lo dirías. Con un suave movimiento Attis tomaba a Gael. La necesidad de moverse más rápido estaba matándolo, pero tenía que ser delicado con su compañero. El sudor perlaba la frente de Attis por el esfuerzo de contenerse. - Mas fuerte Attis, más fuerte – gritaba Gael – no soy de papel no me romperé, jódeme como te gusta. Attis no se contuvo más. Aferrándose fuertemente a las caderas de Gael comenzó a moverse con rápido y con fuerza provocando fuertes gemidos de compañero. Attis estaba en el cielo. El calor de Gael envolviéndolo y apretándolo era la mejor sensación del mundo. Después de unos minutos gloriosos, Attis tomo el pene de Gael en sus manos halándolo varias veces hasta que Gael estaba al punto de correrse. - Estoy cerca – dijo Gael – hagámoslo juntos. - Si- susurro Attis – te amo - Te amo Y uniéndose en un beso glorioso, Attis inundó el canal de Gael con caliente y

cremosa semilla y Gael derramando su esencia en las manos de Attis. - Eso…eso..fue…increíble- dijo Gael - Si - Tenemos que repetirlo. - Cuantas veces quieras mi amor. Se besaron otra vez, estaban muy cómodos como para salir de la cama y limpiarse. Se durmieron abrazados, con Attis aun dentro de Gael.

Attis se sentía algo extraño esa mañana pero feliz. Alex había llamado temprano diciendo que Erick saldría del hospital. La noche que paso con Gael fue mágica. Todas sus noches eran geniales, pero la noche anterior había sido especial. Gael se había entregado a él sin reservas demostrándole cuanto lo amaba y cuanto confiaba en el. Attis se metió al baño para ducharse y después ir con Gael para abrir la Cafetería. El simple pensamiento de su compañero le puso una enorme sonrisa en la cara. Se sentía como un adolecente enamorado, bueno, él lo estaba realmente de ese hermoso hombre que tenía por compañero, un hombre enamorado. De pronto la sonrisa se le borró y se arrojó al inodoro y volcó todo el contenido de su estomago en el. Cuando sintió que abrieron la puerta de la recamara pensó que era Gael al ver que nadie entraba pregunto quién era.

- ¿Quién es?- pregunto desde el baño. - Soy yo dulzura.- reconoció la voz de Ariana.- dijo Gael que cuando estés listo, que bajes que esta el desayuno listo. - Está bien en un minuto bajo. Cuando Attis sintió que la puerta se cerró se metió en la ducha. Su mente seguía pensando en lo que había pasado hacia un momento. No sabía porque de pronto se había sentido así, quizá el stress del día anterior le estaba pasando cuantas. Lo mejor era no darle importancia. Salió del baño, se cambio lo más rápido posible, se puso un par de Jeans medios gastado y una remera color roja, se colocó las zapatillas y salió de la habitación. Cuando llego entro a la cocina, se encontró con una Ariana muy contenta y con su pareja algo pensativo sentado en la mesa con una taza de café en la mano. - Buenos días.-saludo, pero por al lado de Ariana colocando un beso en la mejilla y fue a sentarse directamente en el regazo de Gael.- buenos días mi amor.-le dijo dándole un simple beso en los labios. - Buenos días, bebé - ¿Se puede saber porque no me despertaste? - le preguntó haciéndole un pucherito. - Te desperté, pero me dijiste que te dejara dormir.-le dijo Gael devolviéndole el beso. Attis realmente se sentía en el cielo, eso ojos color caramelo eran capaz de llevarlo a la locura. - Attis, tu desayuno está listo.- le dijo Ariana colocándole un plato con tocineta,

huevo frito y un vaso de sangre tibia. Cuando miro el desayuno, pensó que volvería a vomitar. Gael tuvo que haber notado algo en su cara. - Mi amor, ¿sucede algo?- le preguntó extrañado. - No, nada solo que no tengo hambre.- le dijo llevándose la mano al estomago.- creo que me cayó mal la cena de anoche por los nervio, pero estoy bien así que no te preocupes. Attis sabía de antemano que su pareja iba a empezar a delirar con que si estaba enfermo o quien sabe que. Por eso decidió no decirle lo que le había sucedido en la habitación. Attis sabía que Gael no se quedaría tranquilo, pero mejor y no le hacía caso. - Bien, mejor y nos vamos antes de que se haga tarde-le dijo Attis levantándose del regazo de Gael. - Si es mejor que nos demos prisa, bueno hermana nos vemos para la cena.-dijo Gael tomando la mano de Attis y arrastrándolo hacia fuera. Cuando llegaron a la cafetería la calle estaba desierta, pero Attis sabía que en pocos minutos se empezaría a llenar. Nunca se cansaría de esta vida que llevaba. No la cambiaría por nada y si de algo estaba seguro es que nada ni nadie lo iba a separar de su compañero. - Bien, vamos a empezar.-le dijo a Gael, mientras le regalaba su mejor sonrisa, hoy se encontraba de un ánimo envidiable, se sentía pleno, feliz como no se había sentido en mucho tiempo. La mañana pasó volando, como era de costumbre cerca del mediodía los rollitos de canela se estaban acabando. - Amor, voy a ir a buscar más antes de que se terminen.-les dijo Gael

- No, deja voy yo, tengo ganas de estirar las piernas.-le dijo Attis - el día estaba hermoso para caminar un rato.-le dijo mientras se paraba de puntitas y le daba un beso en los labios. Salió de la cafetería con una sonrisa en el rostro, por fin sentía un poco de paz. Erick salía ese día del hospital y tenia al hombre más maravilloso como pareja. Con eso en mente caminó hacia el local del proveedor. Por suerte el local estaba bastante vacío y pudo regresar enseguida a la cafetería y poder ayudar a Gael. Cuando caminaba hacia la cafetería perdido en sus pensamientos, se dio cuenta de que alguien se le cruzó en el camino al ver que la persona no se movía la miró. Cuando vio a la persona frente a él, sintió que todo lo bueno que había tenido ese día se había muerto totalmente. Dasha estaba parada frente a él con una sonrisa triunfante en el rostro. - Hola mi amor.- le dijo Dasha.-sabes creo haberte dado una maldita semana y dado que esa semana ya paso y no veo que hallas vuelto me vi obligada a tomar medidas drástica. - ¿Qué quieres decir?-Attis estaba totalmente paralizado. Ya no quería saber nada ni de esta mujer ni de su padre. - Que lo que le pasó a esa rata que tienes por pareja le paso porque tú no volviste a tiempo-mientras que Dasha le decía eso a Attis le empezaron a caer las fichas en su lugar. - Erick.- no era una pregunta Attis sabía que lo del “accidente” había sido culpa de Dasha.- fuiste tú, ¿Por qué? - ¿Por qué?-repitió ella.- porque tú eres mío, porque ese maldito humano no es más que un pedazo de carne y tú te fuiste a emparejar con alguien inferior. Ellos son las sobras, ni siquiera puedo entender como puedas joder con alguien tan inferior a nosotros.-Dasha está al punto de ponerse histérica y sabia que debía controlarse.- Mira, mi amor, esto es solo el principio si no vuelves la próxima vez tu pareja no va

tener tanta suerte. Attis estaba congelado no podía emitir un sonido, Dasha creía que Erick era su pareja, por un instante agradeció que no sepa de la existencia de Gael. - Así que, ya sabes, esta es mi última advertencia. Mejor que vuelvas porque en verdad lo vas a lamentar. Attis vio verdad en sus ojos, su voz destilaba veneno y sabia que no hablaba en vano. - Bueno, querido me voy. Tengo que probarme mi vestido de bodas.-le dijo con una risita demasiado chillona. - ¡Estás loca! - sentencio Attis - Puede ser, pero tu- le dijo señalándolo con el dedo.- vas a estar acabado y el muerto. Attis vio como Dasha desaparecía entre la gente. Sentía que no se podía mover, se sentía totalmente aterrado. Lo de Erick había sido su culpa. Por su culpa casi matan a su amigo y sabía que era él quien debía ponerle fin a todo esto. Cuando sintió que el cuerpo le empezó a responder comenzó a caminar en dirección a la cafetería. Sabía que debía controlar sus sentimientos. Sino Gael sabría que algo le sucedía y no se podía enterar. Una vez hiciera lo que tenía en mente ya tendría tiempo de lamer sus heridas. Pero por ahora Gael no se podía enterar de nada de lo que había pasado, era la mejor manera de protegerlo. Al llegar a la puerta de la cafetería sentía miedo y culpa como nunca antes, al menos sus sentimientos estaban bajo control. Entro y vio que Gael estaba en una mesa terminando de atender a un cliente. Sus piernas ya no soportaban el peso de su cuerpo y mientras se desplomaba sintió como algo golpeo en su cabeza, a la vez que alguien gritaba, en ese momento la oscuridad lo reclamo.

Capítulo 10 Damon caminaba por el pasillo de mármol negro rumbo a la cámara del trono. Su abuelo lo había llamado por tercera vez esta semana y no podía encontrar una excusa para no presentarse ante el viejo. Las botas repiqueteaban en el suelo mientras su camino era flanqueado por estatuas de sus estúpidos antepasados. Damon nunca le importo el porqué de las estatuas en el pasillo. La única que siempre soñó con destruir era la que estaba justo frente a las puestas dobles del salón del trono. Silvano. El amado hijo del rey que lo abandonó todo por amor. ¡Idiota! Su padre había sido igual de idiota, nunca se rebeló contra el abuelo y murió feliz defendiendo al maldito viejo que siempre lo trató como menos por ser el segundo en nacer. Los lobos nacían en camadas. Era extraño que solo naciera uno a la vez. Sin embargo en el caso del reino, la abuela de Damon había tenido solo dos embarazos y un solo niño en cada uno. Damon había nacido con tres compañeros de camada, pero al igual que su madre habían muerto. Eso también era culpa de su abuelo. Si no hubiera enviado a su padre en una misión diplomática el hubiera estado en el momento del parto y su madre no se habría desangrado. El maldito viejo le debía por quitarle a su madre, a su padre y a sus hermanos. Y encima de todo le quería quitar el derecho a reinar. Aun recordaba el día que descubrió que el desgraciado de Silvano estaba vivo y tenía dos crías. Eso no era de extrañar, la golfa con la que se apareo era medio humana. En ese entonces Damon tenía 20 años y su padre recién había muerto, vio como el abuelo no derramaba ni una lagrima cuando le entregaron la espada de Salvatore, su segundo hijo. La tomó de manos del comandante del ejército real como si fuera cualquier otro regalo. Era como si Salvatore solo fuera una pieza insignificante de mobiliario. Entonces el comandante le dijo “su majestad, es hora de que Silvano regrese a casa”. Ese fue el peor golpe que Damon pudo recibir, los ojos del viejo se iluminaron y su pecho se hinchó de orgullos cuando respondió al comandante “si, es hora de que mi primogénito tome el lugar que por derecho le corresponde” El odio lleno el corazón de

Damon ese día, su padre había muerto y su abuelo solo tenía pensamientos por el desgraciado que lo abandonó y le tiró la corona a la cara. Damon pago mucho dinero a algunos contactos y cobro algunos favores pero en cuestión de días encontró la residencia de su tío. Fue cuestión de dinero encontrar un grupo dispuesto a sacrificar a una manda completa. Aun recordaba con placer ver como la vida se escapaba de los ojos de su tío. Oír los gritos de su pareja cuando poco a poco se desangraba. Podía saborear la satisfacción de ver las lágrimas de su abuelo cuando una fuente anónima colocó en las afueras del palacio los cuerpos de sus adorado hijo su compañera y los dos mocosos. Ese fue un día glorioso. Ahora por derecho le pertenecía el trono. Damon se acercó a la puerta. El comandante estaba hablando con su abuelo. Damon se escabullo detrás de las cortinas donde se escondía siendo niño a ver las secciones de la corte. - Majestad, el príncipe se ha emparejado - “Príncipe” el corazón de Damon se helo al escuchar estas palabras. ¿Cómo lo sabrían? - ¡Qué felicidad! – dijo el rey y su rostro reflejaba la verdad de sus palabras. - No sé si sea una noticia feliz para usted o no. - ¿Y por qué no sería una noticia feliz para mí que mi nieto se empareje? - Porque su pareja es un hombre, majestad. ¿Un hombre? Maldita sea, el desgraciado de su primo no había muerto esa noche como Damon creía. Entonces una risa amenazo con salir de su garganta. Si el infeliz se había emparejado con un hombre no había

posibilidad de que el rey lo nombrara su sucesor. No importaba si estaba vivo, nunca le quitaría el trono. - ¿Está seguro de eso comandante? - Sí, señor. El guardián que tiene asignado me lo informó. También me dijo que su nieto es muy feliz desde que el hombre llegó a su vida. Su nieta está por terminar la escuela humana y quiere ir a una universidad humana para estudiar medicina. - Mi nieto se ha emparejado. ¿Sabes lo que eso significa comandante? - Sí señor, que bajo las leyes de los lobos ya está capacitado para reinar. - El trono le pertenece, por derecho y por ley. Hay que empezar a hacer los trámites para la transición. - ¿Va a entregarle el reino aun cuando este emparejado con un hombre? - Mi querido amigo, no voy a cometer el mismo error dos veces. Si no hubiera forzado a Silvano a dejar el palacio mi hijo estaría vivo y mis nietos hubieran crecido a mi lado. Contra el destino no se puede pelear. Si un hombre es la pareja de mi nieto, entonces que reine junto a él. - ¿Y el pueblo? -Se acostumbraran. Mi nieto es fuerte él sabrá hacer las cosas. - Muy bien alteza. - Retírate comandante, Damon llegara en cualquier momento y tengo que hablar seriamente con él. Ese muchacho necesita dirección. Damon estaba furioso. No solo sus malditos primos estaban vivos sino que el mal nacido se había emparejado con un hombre y su abuelo lo

había aceptado. Corrió de su escondite y se paro frente a las puertas justo a tiempo para ver al comandante salir. - Comandante – le saludo con total naturalidad como siempre. - Príncipe – contesto este añadiendo una reverencia – su abuelo lo espera. Damon entro en la sala. Su abuelo estaba sentado en el trono. Damon más por costumbre que por respeto se inclino ante él. - Majestad – saludó - ¿En qué le puedo servir en el día de hoy? - Damon, nieto mío, tenemos que hablar. Mientras el viejo decrepito se inspiraba en un monologo sobre sentar la cabeza y la responsabilidad para con el reino no podía faltar la típica frase “el reino te necesita”, Damon ya planeaba su próximo movimiento. No sería fácil ni barato pero encontraría a sus primos y esta vez los mataría con sus propias manos.

Gael vio como Attis se desplomaba en la entrada de la cafetería, sintió que su lobo estaba a punto de salir a la luz. Corrió hasta le lado de su pareja y vio que tenía un hilo de sangre en la cabeza producto del golpe que recibió con el filo de la silla contra la que se golpeó al caer. Gael marcó el número de Ariana y le dijo que se diera prisa en llegar ya

que ella tendría que llegar para el cambio de turno. Gael cortó la llamada antes de darle tiempo a Ariana de preguntar qué sucedía. En ese momento lo único que importaba era el hombre en sus brazos. Unos minutos después Ariana apareció en la cafetería algo preocupada sin saber bien que era lo que sucedía. Vio a su hermano con Attis acunado en su regazo, y se acerco hasta ellos. - ¿Hermano, que sucedió?-le dijo al ver la cara de angustia que tenía Gael y ver que Attis no se movía. Solo respiraba como si estuviera dormido. - No sé, se desmayo. Volvía de buscar rollitos de canela, entró y se desplomó en la puerta.- le dijo Gael sin apartar la mirada de su pareja.- me lo voy a llevar a la casa.- le informó. - Claro, ve.- le dijo haciéndose a un lado para dejar paso e iba a la puerta para abrirla y darle paso.- yo me encargo de todo por aquí. Llámame cuando despierte. Gael se alejó de la cafetería en dirección del estacionamiento donde se encontraba su camioneta. Abrió la puerta del pasajero y colocó a su preciosa carga en el asiento. Una vez acomodado, le abrochó el cinturón de seguridad, cerró la puerta y subió. Le dio una última mirada a Attis antes de encaminarse hasta su casa.

Damon salió furioso de la sala del trono. Su abuelo le acaba de informar que su nieto perdido estaba vivo. El anciano infeliz quería que Damon fuera el enlace para que el bastardo se aclimatara a vivir en el palacio. El vejestorio sonreía mientras hablaba de sus nietos perdidos. Damon no podía esperar para ver como se le borraba la estúpida sonrisa de la cara. La ira y el apetito de matar lo carcomían. Sus garras salieron queriendo enterrarse en carne tierna y ver desangrar a su presa. Sus ojos se volvieron lupinos mientras su bestia quería muerte. El tono de mensajes de su teléfono inundó la habitación. Damon leyó el mensaje “Misma hora, mismo lugar. Tengo mucho que celebrar. D.” Damon sonrió de manera cruel. La vampira venia por más. Y ese era un apetito que Damon podía satisfacer a corto plazo.

Attis despertó con un enorme dolor de cabeza, no sabía a dónde estaba. Lo último que recordaba era que se había encontrado con Dasha y después de su discusión volvió a la cafetería. Tenía una laguna pues lo demás era solo un borrón. En el momento en que trato de levantarse sintió que alguien lo retenía del hombro, por un momento casi entra en pánico. - Tranquilo mi amor, soy yo.- le dijo Gael, mientras que rodeaba el sofá.-

- Bebé no sabes el susto que me distes. - ¿Qué paso?-le preguntó Attis algo confundido. - Eso lo que me gustaría saber.-le preguntó con una notable preocupación en el rostro.- lo único que sé es que cuando volviste de buscar los rollitos de canela, te desmayaste en la entrada de la cafetería. ¿Qué sucedió? Hace más de una hora que estabas inconsciente. Me tenías realmente asustado. Attis sabía que tenía que mentirle a su pareja y eso le dolía más que cualquier otra cosa. Dasha había sido muy clara sería capaz de cualquier cosa por conseguir lo que estaba buscando, pero ella no sabía que el también era capaz de proteger a las personas que amaba y Gael significaba su mundo. - Lo siento. Pase por el lugar donde encontré a Erick y creo que eso me hizo mal.-mintió Attis. - ¿Estás seguro?- Gael no terminaba de creerle del todo.- Sabes que siempre, pero siempre voy a estar contigo ¿verdad? - Lo sé.- le dijo Attis con la culpa carcomiéndolo. Sentándose en el sofá, Attis le hizo señas a Gael para que se siente a su lado. El lobo se sentó acunando a Attis en su regazo, pasó los dedos por su frente. - ¿Te duele?- le preguntó. - ¿Qué?- le contestó algo confundido, y se llevo la mano a la frente. -¡Auch! Hasta ese momento no se había dado cuenta de que tenía un corte en la frente. Los dedos de Gael jamás abandonaron su frente y al sentir eso

Attis lo miró y se encontró la dulce mirada de amor de unos ojos color caramelo que pertenecían a su compañero. - Nunca olvides que te amo.-le dijo Attis después de mirarlo y perderse en su mirada. - Me siento algo mareado. Le dijo a Gael quien lo sujetaba de la cintura con una mano y con la otra delineaba su rostro - Quizá es porque desde anoche que no comes nada.-le dijo mientras que dejaba de acariciarlo y le ofrecía su muñeca. Attis lo miraba sorprendido. En estos dos meses y medio nunca se animo a pedirle a Gael que lo deje beber directamente de él. Claro lo había hecho un par de veces mientras tenían sexo, pero nunca así, nunca porque su pareja se ofreciera en una situación así. - ¿Seguro?-Attis no sabía cómo reaccionar. - Claro bebé.-le contestó simplemente Gael con una sonrisa. Attis tomo la muñeca de su pareja y hundió los colmillos en ella. La primera gota de sangre que tocó su lengua le hizo sentir que había muerto he ido directamente al cielo. La sangre del lobo era un afrodisíaco, no había nada que se le compare. - Bebé.- le dijo Gael jadeando. Attis sabía que esta duro. Podía sentir la dureza palpitante de Gael contra su culo. Attis siguió chupando mientras que lo miraba a los ojos y podía ver en ellos una clara y tranparente lujuria. Al ver el deseo escrito en los ojos de su compañero, Attis dejó la muñeca de su pareja y pasó la lengua por el lugar donde estaba la marca cerrando sin apartar la vista de su lobo. Comenzó a frotarse contra Gael. El lobo no hizo esperar su reacción tomándolo por la nuca uniendo sus labios en un beso que derretiría un

iceberg. Attis se separo del beso un breve instante mientras escuchaba una protesta de su compañero. Le sonrió y se volvía a sentar horcajadas sobre sus piernas, rodeó su cuello con los brazos y volvió a devorarle los labios, Attis sentía como las manos de Gael estaban una en su nuca, apresándolo para que no se vuelva a separar, y la otra recorriendo su espalda. Era increíble como un simple beso de ese hombre lo podía llevar hasta lo inconmensurable. Gael abandonó sus labios, ahora era su momento para quejarse, sintió como los labios del lobo viajan desde su boca haciendo todo un camino por su mandíbula y bajaban por su cuello. Sentía como el lobo besaba y lamia toda su piel, sacándole pequeños jadeos de placer. - Te necesito-le dijo Attis.- necesito que me hagas tuyo una vez más. - Será un placer.- le dijo Gael mientras se paraba del sofá todavía con Attis en su regazo. Attis enrosco las piernas y brazos alrededor de Gael. Se sujetaba a él como si de ellos dependiera su vida. Sintió como abrían la puerta de su habitación, entraron y de un golpe cerraron la puerta. Gael lo depositó en la cama como si algo precioso se tratara, él sabía que no merecía todo el amor que este hombre le daba, pero solo quería un poco más. - Mi amor…-fue lo único que pudo decir antes que Gael lo callase con un beso, su pareja sabía lo que le estaba pidiendo.- Gael. Sintió que Gael le levantaba la camisa. Se incorporó de la cama para darle mejor acceso a su pareja. Quería que esta vez fuera especial, lo quería todo. Al no poder aguantar más atacó a los labios de Gael en un necesitado beso. Una urgencia de transmitirle a su pareja lo mucho que el significaba para el recorrió con furia el cuerpo de Attis. Esta vez fue Gael quien se separo del beso. Attis quedo maravillado al ver que su compañero se desasía de su propia ropa. Jamás se cansaría de ver lo magnifico que su lobo esa. Imitándolo pero sin apartar la vista Gael se termino de deshacer de sus vaqueros.

Attis ya no podía soportar más estar separado de su compañero. Estaba a punto de quejarse, sintió como la cama se hundía y un cuerpo muchas más grande que el suyo lo cubría y volvió a besarlo. Attis enredó sus dedos en el cabellos de Gael mientras que este abandonaba una vez más su boca para volver a besar su cuello. Estaba vez no se quedo mucho tiempo en el. Paso sus dedos por sus pezones mientras Attis trataba de llenar sus pulmones con aire. Sintió como Gael rosaba su lengua por su cuellos haciendo un camino hasta uno de los pezones, por donde pasaba suavemente su lengua, para luego llevárselo a la boca y comenzar a chuparlo, hasta sentir que estaban duro. - Gael- le dijo Attis en medio de un jadeo.- por favor. Gael sabía lo que su bebé le estaba pidiendo. Cuando sintió que Attis arqueaba la espalda pidiendo por más, sonrió. - Tranquilo, bebé.-dijo mientras que iba descendiendo y dejando besos por el camino, hasta que sintió el pene de su pareja totalmente duro. Siguió con los besos, no sabía porque, pero quería que esta noche fuera especial. No quería algo rápido así que esquivó el pene de Attis y siguió besándole las piernas. Besó las pantorrillas y volvió a subir hasta llegar a la base del pene. A penas paso la lengua arrancándole un suave jadeo para alejarse sin más y repetir el procedimiento con la otra pierna. Sabía que estaba torturándolo demasiado. Sentía como Attis se retorcía bajo su toque. El cuerpo de Attis temblaba con los besos de Gael. Mas ya no aguantaba más. Halando a su compañero por los hombros. - Quiero que me beses mientras me hagas el amor, que tus labios no abandonen los míos jamás.

- Siempre. Gael tomo los labios con hambre como siempre, pero su pareja lo detuvo. Sustituyo el beso hambriento por uno suave, cálido y como donde permeaba todo el amor que se sentían. Attis se aferro a los hombros de Gael como si quisiera que el olor de su lobo lo impregnara para siempre. El sentir a Gael dentro de él no solo en su cuerpo sino en su corazón llenaba a Attis. Mientras la felicidad de tener a su pareja ahí, cerca, se fue construyéndose dentro de ambos. El sudor cubría sus cuerpos y mientras volaban a los confines del placer. Attis bebió el amor de Gael de sus ojos y le entregó todo el suyo. Y mientras el clímax se habría paso a través de ellos, una lagrima de felicidad se derramaba por la mejilla de Attis justo antes de gritar el nombre de Gael y caer en éxtasis. Pasaron del resto de la noche haciendo el amor como nunca antes. Attis puso cada uno de sus sentimientos a disposición de ese hombre que amaba, quería que una parte de Gael se quede en él para siempre, cada beso, cada caricia, cada palabra de amor dicha, todo se quedaría marcado a fuego en la piel, en la mente y en el corazón de Attis. - Te amo, mi pequeño vampiro-le dijo Gael mientras que lo abrazaba- no sabes lo feliz que me haces, Attis. - Yo también te amo.-le dijo mientras que le daba un beso.- vamos a dormir un rato ¿sí? - Si, descansemos que cuando despierte quiero hacerte el amor una vez más. Esta vez Attis no contestó Cada palabra de su compañero era como si una daga al rojo vivo se la pasaran por la piel. En ese momento sintió como la respiración de Gael se tranquilizaba y se volvía más pausada. - Por favor, perdóname.-le dijo mientras que las lagrimas le surcaban la cara.- Nunca olvides que te amo. Pero esto es por tu bien, moriría antes

de que algo te pase. Attis salió lentamente de la cama, fue hasta el armario y tomó una camiseta negra de mangas largas y un par de vaqueros. Se visitó y se puso un par de zapatillas deportivas. Con cada movimiento sentía que el corazón se le iba fracturando. Tomó una mochila para viaje y puso dentro de ella sus pertenencias. Caminó lentamente hasta el escritorio y se puso a escribir. En cada palabra sentía que las lágrimas bajaban más rápidamente, cuando terminó la dobló y la metió en un sobre con el nombre de Gael. Se dirigió a la cama donde su compañero descansaba, se le notaba en el rostro que estaba en paz, se acercó a su pareja, se inclinó y le depositó un dulce beso en los labios. - Nunca olvides que te amo.-le dijo en un susurro, mientras poco a poco se retiraba de la cama. Colocó la carta en la mesa de noche. Tomó la mochila que estaba a los pies de la cama y con mucho dolor caminó hasta la puerta, al tomar el pomo para abrir, se giró. - Adiós, mi amor. Prefiero que me odies y que sigas vivo, antes de que algo te suceda. Puedo vivir con tu odio aunque eso me destruya, pero jamás podría soportar que algo te pase por mi culpa.- y salió de la habitación, sabía que tenía que hacerlo antes de que terminara de romperse.

Gael despertó esa mañana, relajado y totalmente satisfecho. Sintió que el lado de la cama donde debería esta su pareja estaba vacío y frío. Se levantó y fue hasta el baño al ver que Attis no se encontraba allí, tomó una par de pantalones y salió de la habitación. Busco el olor de su pareja, pero los únicos olores que distinguía era el de Alex y el de Ariana. Volvió a su habitación para terminar de vestirse, no dejaba de preguntarse dónde demonios estaba su pareja. Estaba sentado en la cama colocándose las zapatillas, cuando notó un sobre con su nombre sobre la mesa de noche. La tomó algo extrañado, pero con un sentimiento de angustia que lo estaba matando, la abrió y la comenzó a leer. Gael: Si estás leyendo esta carta, es porque me fui. Sé que me amas, pero esto no es suficiente para mí. Sabes que me educaron para algo mejor y no para atender las mesas de una cafetería. Hablé con mi padre y le dije que volvería, que me di cuenta que no te amaba, perdóname, pero me di cuenta que esto no era más que un experimento. Quería probar que se sentía estar con otras especies. Lo que te conté era todo mentira. Me voy a casar con Dasha, solo le había pedido unos meses para poder explorar un poco más. Sabes muy bien que contigo nunca voy a poder formar una familia. Nunca voy a poder tener hijos, fue bueno mientras duró, pero ya no lo aguanto más, nunca te ame, Gael y ahora lo sabes y espero que lo entiendas. No me busques sería demasiado molesto tener que volver a verte. Sigue con tu vida y has de cuenta que nunca nos conocimos. Attis. Al terminar de leer sintió como su mundo se derrumbaba no podía creer lo que Attis le había dicho. El había vista la verdad y el amor en los ojos

del hombre, él sabía que no podía estar mintiéndole así, y, si le había mentido ¿por qué lo había hecho? Gael le había sido totalmente sincero cuando le había dicho que lo amaba y ¿cómo le había pagado?, haciéndole saber que el solo había sido un juego. Hizo una bola de la carta y la arrojo al suelo. No podía estar pasando esto, no podía ser cierto. Le había entregado todo lo que tenia al hombre, su corazón, su alma, su esencia. Y si se lo hubiera pedido le hubiera entregado su vida, pero ya era demasiado tarde, Attis se había marchado y lo había dejado atrás. Attis había decidido seguir adelante sin él. Gael miró la carta hecha un bollo en el piso. Gael se levantó alzó la carta y la alisó. Él no se daría por vencido. No hasta que encontrara a Attis. Necesitaba respuestas a sus porqués. Se lo debía y necesitaba que Attis le dijera en la cara que nunca lo amo y que no quería estar con él, que todo había sido un juego.

Capítulo 11 Seis semanas habían pasado desde que Attis desapareciera. Seis largas semanas, 42 días, 1,008 horas, 60,480 minutos, 3, 628,800 segundos y cada uno de ellos dolía como si un cactus se hubiera incrustado en su corazón. Su lobo está inquietó, triste, lloroso. Quería a su compañero. Una vez más Gael repasó su última noche con su pareja. Attis fue muy receptivo esa noche mientras hicieron el amor. Insistió en ir despacio apreciando cada pequeño gesto. Saboreando cada instante. Y como siempre Gael supo que Attis se estaba despidiendo. El hecho de que Attis planeara abandonarlo hería tanto a Gael como el abandono en sí. Gael era solo la cáscara del hombre que solía ser. Durante los primeros días de la huida Gael esperó a que Attis regresara. Llamó a Cat, quien juro no saber nada de su amigo y por extraño que pareciera Gael le creía. De una cosa si estaban seguros todos, esa sarta de mentiras que Attis había dejado, era solo eso, mentiras. Una pobre excusa para justificar su huida. La gran incógnita era, ¿De qué estaba huyendo ahora Attis? Cat le informó que en el aquelarre no estaba y que no se sabía nada de él desde la fallida boda. Teseo seguía alimentando la mentira que él estaba de viaje. Buscó en las cosas de Attis y no encontró nada que dijera dónde estaba. Cat mencionó una propiedad en Rumania y hasta allá llegaron 2 semanas después de la desaparición. La casa enclavada en lo alto de una montaña estaba sola, tan fría y abandonada como el propio Gael. De regreso en su hogar y con las manos vacías Gael se volcó en el trabajo. Pero aun con su cuerpo cansado, su mente no dejaba de invocar una y otra vez al fantasma de su amante. Sabía que Attis estaba vivo. Lo sentía. Sabía que tenía miedo y a la vez una leve felicidad lo

acompañaba. Esa felicidad era como un cuchillo en el alma de Gael, ¿Cómo podía ser Attis feliz cuando él estaba llorando por su ausencia? Una vez más Gael tomó la foto de Attis y su madre. Gael recordó que Attis le contó en una de sus conversaciones de almohada que ese era su paraíso secreto con su madre. Todos los años ellos tomaban dos semanas y viajaban a esas cuevas. Estos terrenos habían pertenecido a la familia de su madre desde siempre y ella se los había cedido el mismo día que tomaron la foto. Attis también le contó que ese había sido la última vez que tomo vacaciones secretas con su madre. En ella se mostraba a un Attis feliz, tenía la sonrisa fresca que tantas veces le vio lucir. Su pelo un poco más largo que el actual, flotaba al viento y sus ojos brillaban de alegría. Gael acercó la foto a su pecho y la apretó contra él. El dolor era tal que quería morir. El siempre creyó que el día en que murieron sus padres fue el más dura de su vida, pero en la mañana que despertó y Attis no estaba a su lado fue más negra y siniestra aun. Una lágrima resbaló por su mejilla al tiempo que levantaba la foto para mirarla una vez más. Attis vestido con un kilt1 se veía hermoso. Una luz inundó el cerebro de Gael. ¿Un kilt? Gael rió a carcajadas de felicidad. Las pistas habían estado frente a su nariz todo el tiempo y el estaba tan ciego que no las vio. De un salto se levantó caminó hasta su armario, tomó una mochila y puso en ella las cosas esenciales, después sacó de su caja fuerte su pasaporte y por ultimo llamó al administrador de las empresas de su padre. - Patrick, soy Gael Santangelo, necesito que el avión de la compañía me recoja en el aeropuerto en 1 hora. Vamos rumbo a Escocia.

1 Kilt: El kilt es la prenda más típica de Escocia. Consiste en

una falda pero tiene la peculiaridad de que la visten los hombres.

(Si, San wikipedia) N de C.

Esperó la respuesta de Jasón antes de colgar el teléfono. Informó a Ariana y Alex de su paradero y luego envió un mensaje codificado a Cat, guardó la foto de Attis en el bolsillo de su chaqueta, montó en su Harley y salió de la casa. Finalmente tenía una pista solida de Attis y por los dioses se aferraría a ella con uñas y dientes. ¿O debía decir garras y colmillos?

Llovía cuando el piloto aterrizó en el aeropuerto de Edimburgo. No tuvo que esperar en la fila de inmigración para poncharle el pasaporte. En momentos como ese es bueno ser un Santangelo y que el prestigio del apellido hablara por él. Sin siquiera pedirlo a las afueras de la terminal había un auto esperándolo. La primera parada de Gael fue la oficina de turismo. En las 14 horas de vuelo, Gael había mantenido una conversación con su administrador quien usando sus contactos, había encontrado a un amigo de un amigo que trabajaba en el departamento de turismo. Su administrador le había informado que llegara a la oficina de turismo y preguntara por Johann. Dijo que esa mujer era muy inteligente y que solo con mostrarle la foto podría decirle donde había sido tomada. Su administrador también le dijo que programarían las coordenadas del edificio a donde tenía que ir. Justo como el administrador había dicho, se había hecho. Gael llegó al edificio donde se encontraría con Johann. Era un edificio antiguo de más 200 años. Gael podía oler claramente un sin fin de seres paranormales en su interior. Entrando en el edificio se dirigió al mostrador de recepción, donde un lobo lo miro con ojos desmesurados.

- Soy Gael Santangelo, estoy aquí para ver a Johann. No conozco el apellido. - Sssi sssuu – tartamudeo el lobo y como si de pronto recordara algo – Si señor – Dijo en voz potente – La Señorita McLean lo está esperando. Tercer piso oficina 316. - Gracias – dijo Gael a la vez que asentía con la cabeza. Una vez que Gael desapareció por las escaleras, el lobo tomó el teléfono. - Señor, está aquí. - Bien – contestó la voz del otro lado del teléfono – no lo pierdas de vista. Pero que no se dé cuenta que lo estas siguiendo.

Dasha era un caldero de ira y frustración. El marica de Attis se había escapado otra vez. Pensó que lo tenía todo resuelto cuando trató de matar a su pareja. Fue una idea brillante usar a su pareja para que Attis hiciera lo que ella quería. Pero la comadreja había sido más rápido que ella y se había escapado. Esta vez ni siquiera la furcia de Cat sabía dónde estaba. Lo había hecho seguir y ni siquiera así había logrado encontrar pistas del estúpido vampiro. Lo peor de todo era que Teseo ya estaba en plena forma y el muy estúpido había insinuado que como Attis se estaba

tardando en los negocios en la tomaría por esposa. Para los planes de Teseo eso era fabuloso porque le daría acceso a los bienes de la familia de Dasha pero para Dasha y su padre era la ruina. Dasha quería el aquelarre, la posición de poder y con Teseo no la obtendría. Para Teseo seria una puta mas con la que joder mientras con Attis era moldeable. Era un pelele fácil de manejar. Una vez que Attis estuviera muerto, Teseo no tendría poder sobre el aquelarre pues Dasha estaría esperando al heredero. Lo único que alegraba la vida de Dasha era esas horas que pasaba con Damon, teniendo sexo salvaje donde solo terminaba cuando las sabanas estaban llenas de semen, saliva y sangre. Damon la complacía como a nadie. Lástima que lo suyo no podría salir de la alcoba. Dasha seria líder de un aquelarre y Damon es rey de los lobos.

- Adelante – dijo la voz dulce desde el otro lado de la puerta - Buenos días, soy Gael Santangelo y estoy buscando a Johann - Mucho gusto señor Santangelo yo soy Johann – dijo la hermosa mujer del otro lado del escritorio mientras hacia una pequeña reverencia. - Solo Gael – dijo él con una sonrisa. La mujer era rubia, tanto, que su pelo parecía casi blanco. Su piel era de igual blancura que su cabello y

era pequeña. Su cabello largo enmarcaba su rostro en forma de corazón donde unos ojos verdes lo miraban con admiración, respeto y …miedo. - Soy Johann, entiendo que tiene usted una foto para mí – dijo ella con una sonrisa que no le llego a sus ojos - Si. Siempre he sido una persona que no se va por las ramas, señorita, así que voy a preguntar francamente. ¿Por qué me tienes miedo? Johann lo miró con la boca abierta. Su amigo le había dicho que Gael no era un lobo común en más de un sentido pero no menciono nada de que fuera un lobo tan directo. - Discúlpeme si lo ofendí - No dije eso. Simplemente me gustaría saber porque me tienes miedo. ¿No deberías conocerme primero antes de temerme? - Si. Solo no sé nada de usted y lo único que pensé es que es usted un lobo fuerte y yo una fay. - Una fay que por lo que recuerdo de las enseñanzas de mi padre son criaturas mágicas. Creo recordar que papá decía que un amigo suyo lanzaba rayos de luz en por sus manos que dejaban a cualquiera llorando en el suelo. También dijo que tienen poderes de sanación – concluyó Gael ganado una sonrisa de la fay. - Es usted sorprendente. - Trátame de tu. - Bien. Déjame ver esa foto. – dijo ella sentándose y ofreciéndole asiento a Gael con la mano. - Mi pareja desapareció hace 6 semanas. Siempre hablaba de ese lugar

donde pasaba las vacaciones con su madre, un lugar secreto donde ellos venían. - Viendo esta foto – dijo mientras sacaba la foto de la mochila – me di cuenta que usa vestimenta tradicional escocesa al pie de una cascada. Así que pensé que ese lugar podría ser en Escocia Gael puso la foto en la mesa donde Johann la tomó. Los ojos de ella se aguaron con sorpresa y reconocimiento. - ¿El es tu pareja? - Si. ¿Lo conoces? - Si, su nombre es Attis Kadei Dikoudis McLean. Ella es su madre, Ilinna McLean de Dikoudis. - ¿Y cómo es que los conoces? –preguntó Gael con recelo a la respuesta. - Ella era la mejor amiga de mi madre. Y Attis es el último fay alba que existe. - ¿Qué es un fay alba? - Un fay con una magia superior. Capaz de hacer cosas que para cualquier criatura, humana o sobrenatural sería imposible. - Pero Attis es un vampiro. - Sus características físicas dominantes son las de los vampiros. Pero él está lleno de magia. Solo tendrá que aprender a utilizarla. Y tu mí querido amigo eres el conductor de esa magia.

Capítulo 12 Gael estaba muy sorprendido de las revelaciones que le hacía Johann. ¿Attis parte fay? ¿Su dulce compañero tenia magia? Tenía que haber un error en todo esto. - ¿Qué sabes de los fay? – pregunto Johann. - Sé que son seres de una magia exquisita. Son almas puras no pueden ser corrompidas por la codicia, la envidia o la maldad. Pero defienden firmemente en lo que creen. Sé que el 90 por ciento de la población existente vive en Europa, tenía en tendido que en Rumania. Parece que me equivoque. - Muy bien. La mayoría de los fay vivimos en climas fríos, es por eso que preferimos estas partes del mundo. Aunque mi prima Ruby vive en Alaska. Tienes razón en todo. Somos seres fuertes y tenemos magia pero nuestra magia es para ayudar. Yo soy una facilitadora. Si necesitas ayuda encuentro la forma de dártela si tienes un problema soy capaz de ayudarte a ver la solución. Tenemos algunos poderes. Pero solo una familia, la familia original de los fay son fays albas. Ellos tienen magia fuerte pueden dominar los elementos, sanar las heridas, proyectar sus sentimientos y crear vida. Un fay normal solo tiene uno de los poderes los albas tienen todos. - Pero Attis no ha demostrado ninguno de esos poderes. Bueno excepto proyectar sus emociones. - Un alba desarrolla sus poderes una vez apareado. ¿Qué emociones has sentido de él? - Hambre, miedo, dolor, lujuria…amor.

- ¿El paso hambre contigo? – los ojos de la fay cambiaron a odio puro. - No. La primera vez que lo sentí fue 2 años antes de que nos emparejáramos. - ¿Qué? – Dijo ella totalmente anonadada – Eso es imposible. El puede proyectar lo que siente a su compañero después de aparearse. A menos que tu estuvieras sintiendo lo mismo. - Yo no he pasado hambre, no tanta ni tan fuerte que sienta que mi estomago se consumirá a sí mismo. - Demonios – dijo ella como si de pronto entendiera todo. - ¿Dos años dices? - Si - Tuvo que ser cuando su padre lo encerró en las mazmorras del castillo porque lo encontró besando a un hombre. Estuvo ahí por 10 días. Hasta que su madre regreso al palacio. Ella no sabía que estaba pasando. Creo que el trató de que su madre recibiera el mensaje y lo recibiste tu. - Maldito infeliz – contestó Gael iracundo.- ¿Sería muy malo si desgarro al padre de Attis con mis garras? – preguntó el fingiendo inocencia. - Amigo – dijo ella satisfecha con la reacción de Gael – eres un compañero maravillo. Te preocupas por lo que pasó. Te guiare hasta él. - Pero te advierto, hay cosas que te dije que solo los fay albas son capaces de hacer. Así que cuídalo mucho y sean una familia feliz – dijo ella a la vez que le entregaba un papel con una dirección. - Yo no puedo dejar a la oficina hasta que mi compañero venga por mí. En esta dirección te encontraras con un miembro de nuestro consejo de ancianos. El te llevará hasta Ynys Haunted. El guardia de la puerta te llevara a esa dirección y estará contigo en todo el camino

- Gracias por las indicaciones. Acepto que el guardia me guie hasta el concejo de ancianos, para el resto no lo necesito. Esto es entre Attis y yo. - No quiero ofenderte pero es por tu protección. - Lo agradezco, pero no la necesito. - Como gustes entonces. Gael agradeció una vez más y salió de la oficina. Una vez en recepción encontró al guardia allí parado esperándole. - Señor. - Vamos – las formalidades nunca fueron lo de Gael odiaba todo ese tono de respeto si no de miedo que tenían los subalternos, lo graciosos es que él no se consideraba en rango superior al guardia quien ahora lo escoltaba.

Habían pasado casi dos meses desde que Attis había dejado a Gael y no había un día que no pensara en él. Aunque moría por estar en sus brazos una vez más, sabía que había hecho lo correcto y lo único que podía hacer para protegerlo. Attis caminaba por la casa en busca de su abrigo. Aunque era julio las temperaturas en Escocia no pasaban los 17 grados. A pesar de que el día

estaba muy agradable y despejado, el viento no dejaba de estar frio, se coloco el abrigo y salió de la cabaña. Todavía pensaba en el día que llego a las tierras de los fays. “Solía visitarlos cuando iban de vacaciones con su madre, el día que Attis llegó a la aldea no se sentía muy bien. Sin darle importancia no le dijo nada a nadie, solo dedujo que era por el cansancio del viaje. Pero no pasó mucho tiempo cuando se desplomó en el medio del patio de la casa de sus amigos. Cuando Attis despertó estaba tendido en una de las camas de la casa. Miró a su alrededor y vio que su amigo Kendik estaba sentado a su lado. Attis y Kendik se habían conocido la primera vez que Attis había ido con su madre de vacaciones, aunque no se veían con tanta frecuencia como les gustaría. Attis lo quería mucho y sabia que en él podía encontrar a un hermano. El fay era realmente hermoso. Tenía los ojos color verde esmeralda y su cabello caía suelto como una cascada sobre la espalda, pero tan negro como la noche. - ¿Qué paso?-le preguntó Attis - Te desmayaste en el medio del jardín.-le dijo Kendik, siempre hablaba como si nada lo alterara. Cuando vio que Attis quiso levantarse de la cama lo tomó de los hombro obligándolo a permanecer acostado.- Voy a llamar al sanador, el dijo que te quería ver cuando hallas despertado. Kendik salió con una sonrisa en los labios. Unos minutos después Attis vio que volvió a entrar con el sanador siguiéndolo. El hombre tenía una gran sonrisa en el rostro y mucha sabiduría en los ojos. - ¿Como estas, muchacho?-le preguntó el sanador.

- Siento como si me hubieran subido a una montaña rusa durante horas. El anciano fay soltó una carcajada, mientras Attis lo miraba como si hubiera perdido la cabeza. - Me puede decir que es lo que está mal conmigo.-lo único que él estaba perdiendo era la paciencia. - Tranquilo muchacho, primero quiero que me digas cuanto hace que comenzaste con estos síntomas y desmayos. -le preguntó el sanador. - Cerca de 20 días, más o menos. - ¿No te ha pasado nada mas?-le preguntó el anciano con un brillo raro en la mirada. - Sí, he estado vomitando mucho, la comida me da asco, en especiales las mañanas.-Attis no entendía a donde quería llegar el anciano con todo ese interrogatorio.- Bueno ¿Me va a decir o no que es lo que me pasa? -le pregunto con los ojos llenos de lagrimas.- tengo algo malo ¿verdad?, ¿Qué tan grave es? Sintió como las lagrimas empezaron a mojar su rostro y sentía que no podía respirar. Cuando vio que tanto Kendik y el sanador empezaron a reírse los miró confundido - Tranquilo muchacho, que no tienes nada malo aparte los nervios no son nada bueno para alguien que está en tu estado.-le dijo el sanador. - ¿Estado?-le pregunto Attis confundido.- ¿Qué estado?

El sanador se quedo un momento en silencio, uno que estaba matando a Attis. En el momento que Attis le estaba por decir que hablase, el sanador lo miro con una alegre sonrisa. - Felicitaciones, Attis.- le dijo y al ver que Attis lo miraba extrañado al no saber de qué le hablaba.- tienes cinco semanas de embarazo. Attis podría jurar que estaba a punto de lograr de que sus ojos se le salieran de las orbitas. - ¿Qué?- sentía que no podía reaccionar.-eso es una locura, por si no se ha dado cuenta soy un hombre y los hombres no nos embarazamos. - Sé que tú conoces la leyenda, Attis. Sabes que si es posible. Sabes que los de mi raza pueden y sabes que tu madre era mitad Fay, por lo tanto tu también.-le contestó el anciano mientras que le tomaba las manos al ver que estaba temblando Attis no podía creer lo que el anciano le estaba diciendo, un bebé suyo y de Gael. El destino quería que al final de todo el se quedara con un pedacito de su pareja. Solo que en este momento lo necesita a su lado. - Un bebé- le dijo al sanador mientras que se cubría el rostro y se había puesto a llorar.- voy a tener un bebé de mi lobo.-dijo mientras que se descubría la cara e inconscientemente se llevaba una mano al vientre y la dejaba descansar allí.- Tengo miedo, pero estoy muy feliz al mismo tiempo. Un bebé, mío y de él, gracias a quien sea que este ahí arriba, gracias. Attis sabía que iba a agradecer de por vida el milagro que ahora estaba formando en su vientre. Ahora sabía la causa de sus desmayos y sus náuseas. Y era feliz por ellas. Se empezó a sentir demasiado cansado, no sabía cómo iba a hacerlo pero sabía que defendería a su hijo con su vida.”

Attis salió de la cabaña, caminó por la un pequeño pasillo de la cueva con una sonrisa en el rostro mientras que dejaba reposar una mano en su pequeño vientre. Mientras caminaba Attis disfrutaba del milagro de la naturaleza que era su escondite. Siempre recordaba la primera vez que vio ese hermoso lugar, la cabaña estaba dentro de la cueva y desde unos de sus ventanales se podía ver el mar. Solo había una par de personas que sabían llegar pero como pensaban que estaba embrujada no iban. Desde la parte trasera de la cabaña había un pasillo, que conducía a un pozo de aguar termales. El sabía que si seguía caminando por el mismo pasillo y tomaba una bifurcación a la izquierda al fondo de ese pasillo se encontraría con una cascada impresionante que desbocaba en el mar. Attis siguió caminando cuando llegó a la entrada de la cueva y se encontró con un mar fuerte e imponente y con el sol que le daba en la cara junto con el viento como una suave caricia. Decidió caminar un poco, se alejó unos cuantos pasos del mar y caminó hasta el claro que había a unos metros de la cueva. Se sentó en el pasto mientras pensaba en todo lo que había pasado en esos casi tres meses que llevaba lejos de Gael. Él sabía que si no fuese por su bebé, ya nada tendría ningún sentido para él. Sin embargo, él seguiría vivo por su compañero. Mientras que Attis estaba sentado sobre el césped, sintió como el suelo temblaba suavemente de bajo suyo, al levantar la vista vio como unos cinco caballos salvajes corrían por el claro. Era en espectáculo digno de admirar durante horas, se pararon a pastar a unos metros de donde estaba el. Attis no sabía cuánto tiempo estuvo en el claro perdido en sí mismo, pero ya había pasado una hora desde que estaba ahí, cuando sintió que el bebé hizo un pequeño movimiento. - Si mi amor, es mejor que regresemos-le dijo mientras que volvía a acariciarse el vientre. El anciano sanador le informó que era fundamental que él tenga un constante contacto con el bebe, que lo acaricie y que le hable ya que el

bebé podía percibir y sentir todo lo que le pasaba a él. Cuando llegó a la cueva, Attis fue directo a al pozo de aguas termales. Le encantaba sentir el calor del agua en su piel y sabía que el bebé también disfrutaba mucho de sus largos baños. Una vez llegó al lado del pozo, se despojó de su ropa y se metió, al instante empezó a relajarse, sentía que ahí podía dejar todas sus tristezas.

La cafetería no era lo que solía ser. Sí, la clientela seguía apareciendo y las ganancias eran buenas pero faltaba la chispa y el ambiente de familia y felicidad que siempre los rodeaba. Primero, Attis se lo había trabado la tierra y después, Gael se fue en su búsqueda. Ariana y Erick servían mesas mientras Alex se encargaba de la cocina. Cat se pasaba por ahí todos los días para saber las nuevas noticias. Tristemente no había ninguna. La congestión del almuerzo había pasado. El ultimo cliente de la hora pico había salido por la puerta justo cuando Cat entró. Erick la saludó y de dirigió a la cocina con los platos vacíos. - ¿Quieres un café u otra cosa? – preguntó Ariana con una triste sonrisa - ¿Qué tal uno de esos rollos de canela? Juro que me casaría con el repostero solo por tener esto en casa todos los días. - Dudo que él quiera casarse contigo. Como diría Stu, te sobra de arriba y te falta de abajo – dijo Ariana en una pícara broma que arranco una carcajada de Cat.

- Niña eres tremenda. La sonrisa de Cat murió en sus labios tan rápido como la campanilla anunció que un nuevo cliente entrando a la cafetería. Sus colmillos bajaron sorprendiendo a Ariana quien nunca había visto a Cat en posición defensiva. Por instinto Ariana cambió sus manos bajo el mostrador a garras. - ¿En qué le puedo servir? – preguntó Ariana con una falsa tranquilidad y cortesía. - ¿Puedes decirle a Attis que deje de esconderse? Me cansé de esperar y si no da la cara pronto su precioso humano pagara las consecuencias. - ¿De qué demonios hablas Dasha? - Del humano con el que Attis se emparejó. - Attis no está aquí – dijo Ariana – y no esta emparejado con ningún humano. Esta emparejado con mi hermano y nosotros somos lobos. Y para demostrar su punto Ariana mostró sus garras. Dasha levantó la nariz y capto el olor a lobo. Había dos en el local, un humano y la perra de Cat. - Eso no es posible. Cuando confronté a Attis el no negó su emparejamiento con el humano. Estas mintiendo. Ariana saltó sobre el mostrador cambiando en el aire. Su lobo era negro como Gael, solo que más pequeño. Mucho más pequeño. Era como un lobo normal de los que vez correr por los bosques. Lanzó a Dasha al suelo y sujetó en sus mandíbulas el cuello de la vampira. - Dasha, querida – dijo Cat con una dulzura que no sentía – no molestes a la lobita.

- Santo Dios que demonios pasa aquí – dijo Erick desde la puerta de la cocina – Alex ven de inmediato, Ariana se quiere comer a su presa viva. - Déjala – dijo Cat entre risas – se lo merece. Alex se acerco a la loba quien lo miro con recelo. Se inclino y toco su lomo susurrándole al oído - Princesa, suéltala. No merece que te manches por ella. Además piensa en el desastre que se formara aquí si le rompes el cuello. La sangre es difícil de limpiar. Si hubiera sido posible Ariana hubiera girado los ojos. Soltó a Dasha y parándose detrás de Alex cambió a su forma humana. - ¡Nunca pongas en duda la unión de mi hermano Gael Santangelo con Attis maldita desgraciada infeliz! Lárgate ya de mi negocio y no te aparezcas nunca más porque entonces sí que no me importará pintar mis paredes con tu sangre. - Esto no ha acabado – dijo Dasha antes de salir de la cafetería. Todos miraban a Ariana con la boca abierta. - ¿Qué? – Preguntó ella – Se metió con mi hermano, ¿Qué esperaban que hiciera? - Niña – dijo Cat – repito, eres tremenda. Ahora por favor ¿Puedes conseguir algo que ponerte? Cat no había terminado de hablar cuando la campanilla volvió a sonar. El hombre más impresionante que Cat hubiera visto estaba parado en la puerta. Su olor era picante para su nariz. Sabía que era un cambia formas felino, pero no podía definir la especie. El olor era caliente, denso

y enviciante. El olor de su compañero. - No sabía que era ese tipo de “comida” lo que se servía aquí – dijo el extraño a modo de broma justo cuando Alex se interponía entre Ariana y el extraño. Y dándole una mirada a Cat - ¡MIA! - Ni lo sueñes amiguito - dijo ella mientras corría a la cocina. El desconocido no la persiguió se limito a reír y grito en dirección de Cat. - Ya tengo tu olor, gineika mu, te encontraré. Y sin decir nada mas el desconocido salió de la cafetería dejando a todos pasmados.

Dasha estaba hecha una fiera, una estúpida loba la había sometido. En momentos como este odiaba que su padre la hubiera tratado como una princesa y no le hubiera enseñado a defenderse. Como vampiro era más fuerte que un humano, pero sin entrenamiento dependía de su astucia para vencer. Esa maldita loba la tomó desprevenida. Entró en el apartamento que mantenía para sus encuentros con Damon. Lanzó su bolso contra un sofá, envió un mensaje a Damon para que la viera ahí y se comenzó a desnudar. Quince minutos después Damon estaba en la puerta. Tiempo después recostado en la cama y complacido Damon comenzó la conversación.

- ¿Qué te tenía tan estresada hermosa? - Una loba me redujo – contestó sintiendo como la furia ardía en ella nuevamente. - ¿Quién se atrevió a tocarte? ¿Te hizo daño? - No. Solo me tomó desprevenida. Según ella, es la hermana de la pareja de Attis. - Pensé que habías dicho que Attis se había apareado con un humano. - Aparentemente me equivoqué. Ahora voy a tener que matar a esa perra - ¿Cómo se llaman? Puedo ayudarte con eso – dijo Damon con una sonrisa demoniaca. - Ella, no tengo ni idea, pero se le lleno la boca al decir el nombre de su hermano. Gael Santangelo – escupió ella con veneno. - Gael Santangelo – repitió Damon a la vez que se incorporaba. - ¿Estás segura que dijo Gael Santangelo? - Sí. ¿Quién es ese hombre? - Mi peor enemigo - Trabaja en una cafetería a una hora y media al norte de aquí, ¿Cómo puede ser una amenaza para ti? – dijo ella con diversión. - Cariño – dijo Damon sin contestar a su pregunta – tu problema se ha vuelto mío. Yo lo resolveré por ti.

Y dicho eso la arrastro bajo si mordiendo sus labios fuertemente hasta obtener sangre de ellos. Las piezas comenzaron a encajar en la mente de Damon. Que fácil sería todo.

Attis se sentía totalmente relajado, el agua lo hacía sentirse en paz y a su bebé lo hacía feliz. Si tan solo pudiera tener a su compañero a su lado, todo sería perfecto. Cuando sintió que los recuerdos lo comenzaban a abrumar se sumergió en el agua. Sabía que nada bueno podía salir de todos aquellos recuerdos, más que lágrimas, anhelo, amor y necesidad. Al salir notó los pasos de una persona a su espalda, se quedó petrificado, no sabía quién podía haber llegado a la isla y menos aun quien podía haber encontrado el Camino a su escondite.

Capítulo 13 Gael había llegado a aquella hermosa cueva. Había pasado junto a una cabaña, pero al ver que no había nadie allí, siguió caminando por una de los pasillos en busca del olor de su pareja. El olor lo llevó hasta un pozo de aguas termales, pensó que no había nadie allí y que se había equivocado. No se veía a ninguna persona por ningún lado. Estaba a punto de girarse para volver por el mismo pasillo por el que había llegado, cuando sintió un movimiento en el agua. Esperó para ver qué era lo que lo había generado. Vio al más hermoso de los seres. Alguien a quien él conocía bien, demasiado bien. Gael vio que Attis se quedó estático en su lugar cuando sintió que había alguien a su espalda. También se dio cuenta de que era momento de enfrentarlo. Sabía que tenía que hacerlo aunque su lobo le pidiera otra cosa totalmente diferente. Su lobo solo quería reclamar lo que le pertenecía, hacerlo suyo, hundirse una vez más en él. Mientras Gael caminaba hacia Attis, el pequeño vampiro nunca se giró. Gael estaba a pocos metros de su pareja cuando se percató de que este tenía el cabello un poco más largo. - Creo que es hora de que tu y yo hablemos -le dijo Gael esperando que Attis se girara y al ver que la única reacción fue una fuerte inspiración, prosiguió.-te estuve buscando durante casi dos meses, Attis. Lo único que consiguió como respuesta fue un leve temblor de su pareja. - ¿Qué quieres, Gael?- dijo Attis hablando por primera vez desde su llegada. - ¿Qué quiero? Quiero explicaciones, maldita sea. Quiero saber por qué demonios estas aquí.-le dijo mientras sentía como una furia se formaba

dentro suyo.- Quiero saber que significa esto-le dijo levantando la carta que Attis le había dejado cuando se había marchado. Después de unos minutos de total silencio, Gael estaba perdiendo la paciencia, notando como Attis se removía en su sitio. - Ya Attis, dime que significa todo esto, maldita sea-gritó Gael desesperado. - Creo que ya está todo dicho, Gael.-dijo Attis quien seguía de espalda. Attis quería que su voz sonara fuerte y segura mas no pudo evitar un pequeño quebrajo al decir el nombre de su pareja - ¿Y qué es lo que está dicho según tu Attis? Por qué yo no he dicho una palabra sobre todo esto. – dijo apenas conteniendo la furia y el dolor que tenia dentro.- Viaje más de 15 horas hasta aquí a buscar explicaciones y no me voy a ir sin ellas. - Terminemos esto ya, Gael, vete. Sigue con tu vida y pretendamos que nunca nos conocimos. - Pretender que nunca nos conocimos, maldita sea Attis, somos una pareja, compañeros. Nuestras vidas están unidas y tu solo dices que lo olvidemos.-Gael no podía creer lo que estaba escuchando de los labios del hombre que tantas veces le dijo que lo amaba. - Si, Gael ¿Para qué seguir con esto? No te amo y no soportaría estar a tu lado. Ve y sigue con tu vida.

Attis sintió como se le rompía el corazón con cada palabra que le decía a Gael, pero ahora había mucho en juego, si Dasha se enteraba de la verdad no solo la vida de Gael estaría en riesgo si no que la vida de su bebé también. - Me voy a ir. Pero quiero que me diga que no me amas mirándome a los ojos.-le dijo Gael, mientras sentía como lo tomaba de los hombros y lo giraba.-Dime que no me amas, dime que lo nuestro fue todo una mentira.-le dijo mientras que lo miraba a los ojos Attis sabía que estaba perdido, que no tenía salida. - No.- dijo Attis, bajando la cabeza. Sabía que estaba llorando. Sabía que ya no le podía mentir a Gael. No ahora que lo volvía a mirar a los ojos y veía el amor que todavía brillaba en sus ojos cuando lo miraba. - Mírame, dime que no me amas, Attis y te juro que ya no me volverás a ver nunca más.-le dijo Gael mientras que sentía que lo tomaba de su mentón, levantándole el rostro.- Sabes que es mentira, por eso es que no me dices nada.-le dijo mientras que le secaba el rostro que estaba surcado de lagrimas - Lo siento.-le dijo Attis mientas que se arrojaba a sus brazos y sentía como los brazos de Gael lo rodeaba. En ese momento se terminó de romper y lloro todas sus penas, por fin después de tanto tiempo una parte de su alma se sentía en paz. - Shhh, tranquilo ya estoy aquí. Aun que todavía quiero saber porque te fuiste así.-le dijo Gael. Gael tenía razón él tenía todo el derecho a saber la verdad. - El día que me desmaye en la cafetería me encontré con Dasha. Me amenazó y me confesó que fue ella la que causó que el accidente de Erick porque pensaba que él era mi pareja y me dijo que eso era solo el

comienzo, que era capaz de cualquier cosa. Solo quería protegerte y ahora estas aquí, no dejes que sepas que estás conmigo, por favor- Attis sabía que estaba rogado, mientras lloraba pero no le importaba, solo le importaba Gael y su bebé. - Maldita perra desgraciada. Que no se cruce en mi camino porque la mataría.-le dijo Gael, mientras que lo empujaba suavemente hacia atrás.- Estas más hermoso que la última vez. Attis le sonrió, sintiendo como sus mejillas subían varios tonos de color. - Creo que hay una razón para esa locura.- no sabía cómo era que le iba a decir a su pareja, porque al parecer su pareja no se había dado cuenta de que no estaban solos. Bueno para que seguir dando más vuelta. Attis miro a Gael a los ojos y luego bajo la mirada a la leve curva de su vientre, sintió como su pareja lo siguió con la mirada. - ¿Qué..?- Gael trató de decir algo pero no le salían las palabras. Attis le tomó la mano a Gael y se la colocó sobre su vientre, cuando sintió que el bebé se movía. - Mi amor, te presento a tu papá.-le dijo al bebe que se movió con más fuerza, Attis levantó la mirada y vio que Gael lo miraba estupefacto.- Gael, te presento a tu hijo. Attis sintió como le corría una solitaria lágrima por el rostro, pero esa era de felicidad. Mientras Gael reposaba la mano sobre el vientre de Attis, recordó lo que Johann le había dicho sobre que había una clase de Fays que podían crear vida. Él tenía delante de él la prueba. Ese bebé era su milagro y el de Attis.

- Un bebé.- no era una pregunta, no necesitaba que se lo confirme, solo vio como Attis le regalaba la más hermosa de las sonrisas y asintiendo con la cabeza, Gael no necesitó más, lo tomó de la cintura mientras que lo apretaba contra él, devorándole la boca en un beso que ambos necesitaban. Gael sentía como se consumían dentro del beso, nada se podía comparar a aquel amor que sentían. Antes de separarse, Gael sintió como Attis le mordía el labio inferior. - Te amo, bebé-le dijo Gael mientras lo miraba a los ojos.-No tienes ni idea de la falta que me hiciste en este tiempo. - Perdón. No quise hacerlo, pero tenía miedo y después de que llegue aquí y el sanador me dijo lo de nuestro bebé, no quería que Dasha jamás se enterara y que pudiera hacerme más daño. - le dijo Attis. Ellos sabían que si Dasha se enteraba de la existencia del bebé se volvería loca y sería capaz de todo.- No soportaría si ella le llega a hacer daño a mi bebé. - A nuestro bebé.-lo corrigió Gael. - A nuestro bebé.- repitió Attis con una sonrisa. Gael lo volvió a tomar de la Cintura mientras atacaba su cuello. No pasó mucho tiempo antes que Attis comenzara a gemir de placer. Attis comenzó a desabrochar el pantalón, mientras que Gael hacia todo lo posible por terminar de quitarse la ropa. Una vez estuvo totalmente desnudo, tomó a Attis en brazos y lo volvió a meter a las aguas termales, lo colocó sobre sus pies, volvió a besarle el cuello. Mientras iban descendiendo hasta su pecho y sus manos recorrían su espalda, dejo una mano descansando sobre su cintura, mientras que la otra seguía descendiendo sobre esas pequeñas montañas que tanto amaba.

- No sabes cuánto te necesito.-le dijo Gael, sin dejar de besarlo. - Soy tuyo. Yo también te necesito mi amor.-dijo Attis con desesperación. Gael comenzó a jugar con su entrada. Solo tentándolo. Sentía como Attis se retorcía bajo la necesidad de que entrara en él. - Gael, mi amor, por favor….hazme tuyo…por favor.- dijo Attis jadeando. -Haaa…mmm. -sintiendo como Gael se llevaba un pezón a la boca mientras seguía jugando con su entrada. Gael impaciente y seguro de que ya lo había torturado bastante, comenzó a introducir de poco a poco un dedo. Sentía como su pareja gemía, luego de unos minutos de meter y sacar su dígito, introdujo un segundo dedo e hizo lo mismo, hasta que le sumo un tercer dedo, Attis le rogaba que lo tomara. - Mi amor…por favor… te necesito dentro de mí una vez más.-le rogaba Attis quien se sentía más duro que una roca. - Tranquilo mi amor, ya falta poco bebé.-le dijo Gael.-no quiero hacerte daño. - No me harás daño, te lo prometo.-le dijo Attis. ¿Y quién era Gael para negarse a los deseos de su pareja? Lo llevó hasta la horilla del pozo. - Tranquilo, bebé.-le dijo.-sostente. Attis se sostuvo del la orilla del pozo, mientras sentía como Gael comenzaba a introducir nuevamente los dedos. Attis no dejaba de gemir

mientras luchaba para que entrara aire a sus pulmones. Sintió como Gael tocaba su punto dulce, como Gael retiraba los dedos y, cuando estaba a punto de protestar, sintió que los dedos eran sustituidos por ese pene que tanto amaba. Poco después Attis sintió la invasión, se sentía tan lleno y tan completo por primera vez en meses. - Muévete, Gael.-le pidió mientras luchaba para conseguir más aire. - Shhh, tranquilo mi impaciente compañero.- dijo Gael a la vez que empezaba a entrar y salir de su cuerpo. Attis sentía que iba a morir de una sobrecarga, se sentía maravilloso. Su piel hormigueaba por más. Nunca tenía suficiente de su compañero. Grito en éxtasis cuando sintió que Gael tocaba su punto dulce. Minutos después se corrió con el nombre de su compañero en los labios. Unas estocadas más y sintió como el hombre que amaba se corrió en lo más profundo de él. Gael sacó su flácido pene de dentro de su compañero a la vez que y tomaba en brazos. Attis sentía que todas sus fuerzas fueron drenadas. - Creo que es mejor que vallamos a descansar.- le dijo Gael mientras lo volvía a alzar en brazos. - Ujum.-fue lo único que le contestó Attis. Entraron a la cabaña y después de secarse fueron directo a la habitación. Desnudos como estaban se metieron en la cama. No querían que ninguna tela se interpusiera entre ellos. Ya habían estado demasiado tiempo separados. - Perdóname. – Attis no pudo evitar volver a pedirle perdón a Gael, mientras se aferraba a él como si fuera su salvavidas.

- ¿Por qué precioso? - Por todo lo que te dije en la carta. - En el fondo sabía que ninguna de esas palabras eran ciertas. Vi la verdad en tus ojos cuando me decías que me amabas.-le dijo Gael mientras le acariciaba la cabeza. Attis levantó la cabeza y quedó cara a cara con Gael. Vio que el hermoso hombre tenía una sonrisa dibujada en el rostro. - Nunca dudes de te amo.-le dijo con una sonrisa, repitiendo las palabras que le dijo la noche antes de marcharse. Le dio un casto beso para luego acomodarse sobre su pecho y dejar que la oscuridad lo reclamara. No tenía miedo ya que cuando despertara sabía que su maravilloso compañero estaría a su lado.

A la mañana siguiente cuando despertó Gael sintió que algo se aferraba a él. Estaba algo desorientado. De inmediato recordó los acontecimientos de la noche anterior y con una sonrisa miro al hombre que estaba dormido en sus brazos, Gael no recordaba como de hermoso se podía ver Attis mientras dormía. Con un beso en la frente a la vez que le colocaba la mano sobre el vientre, Gael sabía que no se cansaría jamás de colocar su mano ahí

donde, por ahora dormía su niño. Su hijo. - Hola hermoso, buen día.-dijo cuando vio que Attis abría los ojos. - Mmm, hola.-le dijo Attis mientras se restregaba sobre su costado. - ¿Cómo esta nuestro ángel?-le preguntó Gael mientras le acariciaba el vientre. - Muy bien, pero creo que tenemos algo de hambre.-le dijo Attis con una sonrisa.-Bueno el siempre tiene hambre.-dijo señalando al bebé. - Oye, no te metas con mi hijo.-le respondió Gael a la vez que le comenzaba a hacerle cosquillas. Después de unos minutos Gael lo dejó que se tranquilizara para que pudiera volver a recuperar el aliento. Aprovechó el momento para ir hasta la cocina a buscarle algo de comer a su pareja que seguía en la cama. Al volver a la habitación la imagen que lo recibió hizo que casi se derritiera por ese pequeño hombre. - ¿Estas contento, mi amor? - le preguntó al bebé mientras que se acariciaba y miraba su vientre.- Te dije que tu papá era un hombre maravilloso, el siempre nos va a cuidar, solo me gustaría que pudieras conocer al resto de la familia, pero por ahora no eso no va a poder ser posible. Gael no entendía a que se refería Attis con eso de no volver, ellos tenían que volver a casa y Gael no se iría sin Attis y su bebé. - ¿Qué quieres decir con eso de no volver, Attis?-le preguntó cuando entraba a la habitación. Vio como Attis lo miro sorprendido y bajo la mirada, quedándose mirando su vientre hinchado.

- No puedo volver.-le contestó Attis devastado- Es lo que más deseo, volver a estar con mi familia, pero no puedo permitir que Dasha sepa de mi bebé. No soportaría si algo le sucediera, si ella lo dañara, yo me moriría. - Oh, cariño- Gael se sentó en la cama y lo jalaba a su regazo.-escúchame bien Attis, jamás voy a permitir que esa perra se acerque ni a ti ni a mi hijo. Primero la destrozaría. - Pero tengo mucho miedo.-le dijo Attis mientras se hundía en su pecho. - Lo sé pero juntos lo vamos a afrontar. Y nuestra familia va a estar ahí para nosotros. Gael esperaba por una respuesta, que llegó poco después. - Está bien. Pero no voy a permitir que nadie lo haga daño a mi niño. Primero los mato. En los ojos de Attis refulgía un fuego que Gael jamás había visto en su pareja y lo hacía sentirse orgulloso de su pequeño vampiro. - No si antes los mato yo.-puntualizó Gael y lo besó.- Bueno mañana mismo volaremos de regreso a casa. Estoy seguro que todos están tan preocupados como lo estaba yo.-le dijo apretándolo contra su pecho. A los pocos minutos sintió como su pareja roncaba suavemente sobre su pecho. Al parecer el stress y el embarazo lo habían agotado. Esa misma tarde Gael llamó para que le tuvieran el avión listo y con todo lo que necesitaban para que su pareja viajara cómodo. Al día siguiente estaría volando de regreso a su hogar, con su familia, o mejor dicho lo que faltaba de ella.

Capítulo 14

Attis tomó una profunda respiración. Podía oler los rollitos de canela en el escaparate de la cafetería. Al mirar el edificio de ladrillo desde la calle, sintió una vez más la añoranza se su calor. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Attis mientras sentía la emoción del regreso a casa. Gael le sostenía de la mano. - ¿Listos para ver a la familia? – preguntó Gael a la vez que acariciaba la pequeña protuberancia en el abdomen de Attis. - Listos – contestó Attis con una sonrisa. Luego su alegría cayó en picada - ¿Estarán contentos de verme? Yo sé que me fui de mala manera y todo, pero tenía una buena razón no quería que nadie más resultara herido. Gael interrumpió el parloteo con un beso. - Mi amor, lo que pasó es pasado. Estarán tan felices de verte sano y salvo que lo demás ya ni lo recordarán. Además solo imagina la cara que pondrán cuando descubran lo del bebé. - Oh dioses, ¿Cómo les vamos a explicar lo del bebé? ¿No pensaran que soy un fenómeno? Gael comenzó a reír con unas carcajadas tan fuertes que sus ojos comenzaron a lagrimar.

- Amor, ya eres un fenómeno. Eres hermoso, tierno, amable, compasivo y desinteresado si a eso le sumamos que tomas sangre para vivir y que haces el amor con un lobo eres todo un fenómeno. Que vayas a tener un bebé es una gota en el océano. - Tienes razón – dijo Attis uniéndose a la risa. Tomados de la mano cruzaron la calle y entraron a la cafetería. Ariana estaba tomando pedidos mientras Erick lucha tras la barra para tener las bebidas preparadas. Ariana le dio una cálida sonrisa al igual que Erick pero con la mirada les suplico ayuda. Attis le dio un ligero beso a Gael, tomó un delantal y comenzó a tomar órdenes junto a Ariana mientras Gael se dirija a la cocina. Una hora después y con la cafetería despejada, Ariana tomó a Attis para un gran abrazo, después fue el turno de Erick y Alex solo le hizo una inclinación de cabeza. Attis se rio y corrió a darle un abrazo. Gael gruño mas por instinto que por celos y Attis sonrió feliz por estar de nuevo en casa. - ¿Dónde diablos estuviste? – Rompió el hielo Ariana con la pregunta - ¿Y por qué demonios te fuiste? ¿Sabes lo mal que lo pasamos todos buscándote? Juro por los dioses que Gael hizo de su habitación una piscina. Infiernos hasta Cat ha sido un maldito dolor en el culo. - Wow – dijo Attis sorprendido por la rápida boca que no le conocía a Ariana. - Le dije hace un tiempo que primero se pregunta y después se dispara- dijo Alex encogiéndose de hombros – pero no me hace caso. - Oh, cállate. Tu también quieres saber donde ha estado y por qué se fue. Attis tomó una profunda respiración y se acomodo en los brazos de Gael.

- Adelante cariño – lo apoyo su pareja. - Me fui porque, por mi culpa atropellaron a Erick y amenazaron a Gael. Ante la mirada atónita de todos Attis relató su historia familiar y conto sobre sus encuentros con Dasha. Ariana a su vez contó su propio encuentro con Dasha apenas unos días atrás. Gael estaba muy furioso porque esa mujer seguía apareciendo en sus vidas. El sabía que podía proteger a su familia pero con el bebé en camino no iba a arriesgarse. Sabía que la ayuda la obtendría de Sam. Así que tragándose su orgullo decidió llamarlo tan pronto terminaran esta conversación. - Aun hay algo más que deben saber – dijo Gael lleno de orgullo. - ¿Más problemas? –preguntó Alex. - No. Attis tiene sangre fay en su venas. Y no cualquier fay, si no un fay alba. - ¿Qué es un fay alba? –preguntó Erick quien hasta hace pocos meses pensaba que solo los lobos eran reales, ahora descubría que existían vampiros y fays. - Los fays son lo que comúnmente se le conoce como hadas. Los fays de Alba son extremadamente mágicos. Se llaman del alba por que se cree que su poder viene de la luz del día. - Bien – dijo Erick aparentando entender - ¿y eso como nos afecta? - Bueno entre los poderes que tengo puedo crear vida. – terminó Attis con una sonrisa. - ¿Puedes resucitar a los muertos? -Preguntó incrédulo Erick. - No – dijo mientras se levantaba la camisa para que todos vieran su

vientre – pero puedo gestar una vida dentro de mí. Hubiera sido gracioso si no fuera una situación seria. Erick, Alex y Ariana estaban en igualdad de condiciones. Con los ojos desorbitados y la boca abierta. Gael lanzó una carcajada que los sacó a todos de su estupefacción. - Debe ser una maldita broma. ¿Cómo jodidos en el mundo un hombre se puede embarazar? – Alex hablo por primera vez. - Soy el último de mi clase. Pero los fays del alba tenemos esa particularidad. Yo no sé bien como funciona, todos me lo intentaron explicar pero no preste mucha atención. Uno de los ancianos de mi consejo me dio toda la información para que la lea y si tengo alguna duda, lo puedo llamar. Sé que mi embarazo durara dos meses más que un embarazo humano, y que solo me puedo embarazar una vez al mes el día del aniversario de mi apareamiento. Si no quiero tener niños por un tiempo y si quiero tener sexo, voy a tener que ser…creativo esta noche – ese comentario le valió una sonrisa conocedora y muy brillante de Gael – y sé que tengo otros poderes que tengo que canalizar. - Malditamente maravilloso, ¡voy a ser tía! Un bebito que corra por la casa y le hale la cola a Gael, a quién montar en el lomo y llevar a correr por el bosque. – Mientras hablaba con felicidad una lágrima se deslizaba por su mejilla – un bebé para enseñarle todo lo que papá nos enseño. Ariana los abrazo a ambos y los beso llena de alegría. Erick y Alex, una vez superado el shock inicial también los abrazaron y los felicitaron. Gael se excuso de la conversación cuando Ariana tomó la libreta de pedidos y comenzó a anotar posibles nombres y a hacer planes para ir de compras y la decoración del cuarto del niño. A solas en su oficina Gael marcó el número telefónico que hacía 10 años no marcaba.

- Cooper Bar – contestó la voz al otro lado de la línea. - Quiero una pizza de queso, para entregar. - Bien, señor en 15 minutos. – dijo la voz y luego pasó a tono muerto.

Tal como lo prometió, Sam apareció 15 minutos después. Tan alto como Gael y con el pelo negro con corte militar ojos negros y tez tostada por el sol que hablaba de mucha horas bajo el mismo, su presencia imponente lleno el salón de la cafetería. Era la primera vez que veía a Sam con uniforme militar. En la etiqueta del nombre se leía “Grenger” en letras mayúsculas. No estaba solo, había dos soldados con él. Gael agradeció el buen tino de cerrar la cafetería antes de ir a llamar a Sam. - Gusto en saludarte nuevamente – dijo Gael a la vez que estrechaba la mano de Sam. - Lo mismo digo. ¿Dónde está la familia? - En el patio de atrás. Acabo de llegar. ¿Son necesarios los soldados? - Créeme, en este momento, si. Gael asintió con la cabeza. Después se paró en la puerta que comunicaba la trastienda con el comedor y llamó a todos. La primera en aparecer fue Ariana. Attis caminó detrás de ella. Erick entró y les dijo que Alex

vendría en unos minutos. Attis tembló por la presencia de los extraños en la cafetería. La perspectiva de lobos extraños que pudieran hacer daño a su hijo por nacer hacia que sus extrañas se encogieran de miedo. Gael les había informado a todos que había llamado a un amigo para que los ayudara con la situación de Dasha. Más aun la desconfianza anidaba en Attis, hasta no conocer mejor al hombre ahí de pie. Gael se quitó la chaqueta pensando que el temblor de Attis se debía a frio. El movimiento hizo que el medallón de Gael quedara a la vista. En el momento que los diamantes negros brillaron los soldados a espaldas de Sam cayeron de rodillas tal cual Alex la primera vez que lo vio. Nuevamente el instinto de Gael fue acercarse y tocar la nuca de los hombres, después descendió sobre el primero lo mordió, lamió la herida para sellarla y después repitió el proceso sobre el segundo. Los hombres levantaron las manos ofreciéndose a Gael - Te serviremos siempre y daremos nuestra vida por ti – dijeron los dos a coro. - Levántense – dijo Gael sintiéndose más estúpido que de costumbres. ¿Qué demonios les pasaba a los hombres que le mostraban la nuca? Alex entró en el salón. Al reconocer al ver a Sam se puso rígido e hizo un saludo militar. - Comandante – saludó - Teniente- devolvió el saludo Sam Alex tomo su lugar detrás de Gael. Los lobos que había traído Sam también se situaron detrás de Gael. - Pero Gael, ¿Qué te pasa? ¿Qué te ha dado a ti con morder a los lobos en el cuello? – increpó Ariana. – Y ustedes idiotas, ¿Por qué juran lealtad

a su atacante? - No nos ataco – dijo uno de los lobos – ofrecimos nuestra lealtad a nuestro soberano. - ¿Soberano? – preguntó Erick. - Creo que mejor hacemos las presentaciones y después les voy a dar todas las explicaciones que quieran – dijo Sam – ya es tiempo de que se acaben los secretos.

Dasha y Damon estaban en la cama después de tener sexo. Dasha había pasado más tiempo en brazos de Damon del que a su padre le gustaría. Su padre le recordaba constantemente que tenían una meta, pero cada vez se le hacía más difícil dejar a Damon. Él la comprendía y la complementaba. Por primera vez en su vida, Dasha se planteó desobedecer a su padre y vivir su propia vida. ¿Qué se sentiría tomar tu propia vida y vivirla como quisieras? Damon se movió a su costado, presionando su masculinidad en ella. El sexo era fantástico con Damon pero el poder que podría obtener era mucho mejor. Y podía tener ambos, el poder y seguir siendo la amante de Damon.

¿Soberano? – Preguntó una muy anonadada Ariana, todos los lobos de la sala a excepción de Gael asintieron - ¿Soberano, como rey? - Si, princesa - dijo Sam. - A ver, no entiendo nada de esto. – dijo Gael saliendo de su estupor. - Sentémonos – dijo Sam – esto será un poco largo de explicar – Ariana se sentó sobre la barra, Gael fue a uno de los bancos a la derecha de Ariana y haló a Attis a su regazo poniendo protectoramente ambas manos en el vientre de su pareja. Erick se sentó en un de las mesas y Alex y los dos lobos tomaron posiciones cubriendo las salidas. Sam tomó una silla, la giró y se sentó en ella recostando el pecho en el respaldo de esta. – Me conoces hace 10 años muchacho, sabes que conocía a tu padre, lo que no sabes es quién soy. Me llamo Samuel Nocholas Granger y soy el comandante del Ejercito Real de los Lobos y estoy a las órdenes del Rey Santino André Santangelo. Tu abuelo. - ¡Estás loco! – dijo Ariana. - No para nada – dijo Sam con una sonrisa – es verdad cada palabra. - ¿Entonces porque él no vino por nosotros cuando papá y mamá murieron? - Es un poco largo de explicar ya les dije. - Continua por favor – dijo Gael y le dio una dura mirada a Ariana una que decía que no interrumpiera más. - Su abuelo había arreglado el matrimonio de su padre con la hija de un alfa muy importante de Europa. Todo estaba arreglado para que se casaran. Tu padre no tenía compañera y aceptó. Dos días antes de la

boda se encontró con tu madre en una reunión en la manada en la que nacieron. Tu madre era medio humana y eso junto al hecho que su abuelo ya tenía todo arreglado para el matrimonio enfureció al rey. Su padre y el rey tuvieron una gran pelea. El rey le dio un ultimátum a su padre, la corona o su madre. Su padre prefirió a su madre y se fue del palacio. El segundo hijo del rey trató de razonar con el rey por un tiempo hasta que el rey aceptó que había hecho mal. Yo me mantenía en contacto con Silvano, pues él era mi príncipe pero principalmente mi amigo. Estuve allí para cada nacimiento de ustedes. Cuando Ariana nació el rey habló por primera vez con Silvano e hicieron las paces. Acordaron regresar al palacio el día después de tu primera casería, para darte la oportunidad de crecer con libertad sin el peso de que serias rey algún día. Entonces pasó aquella horrible matanza y los planes cambiaron. - ¿Por qué no vino por nosotros cuando murieron nuestros padres? – insistió Ariana. - Porque aquello no fue una matanza al azar. Los cazadores buscaban algo. A su familia. Yo tuve que salir a su auxilio, pero cuando regresé al palacio mi rey estaba destrozado. Dos meses antes que sus padres fueran asesinados, Salvatore el segundo hijo del rey, había muerto en una emboscada a manos de una manada de tigres rebeldes. Yo tuve que entregarle la espada de su hijo y créanme no fue bonito de ver. El rey casi se desmorona. Entonces dos meses después un grupo de cazadores humanos mata a Silvano y su manada. Dejaron los cadáveres de Silvano y Tessa en los límites de las tierras de palacio, también estaba el cadáver de su abuela y otros dos jóvenes. Asumimos que los asesinos creyeron que eran ustedes dos. Cuando regresé al palacio después de dejarlos en el refugio el rey estaba sucumbido en su dolor. Enterró los cadáveres de Silvano, Tessa y su abuela en la cripta familiar y los de los dos jóvenes los cremó y los puso en la cripta también. Para él su familia entera había muerto. Entonces llegué yo y le dije que ustedes estaban vivos. Por su seguridad el rey prefirió que vivieran en el clandestinaje a enfrentar otro atentado de muerte.

- ¿Entonces por qué vienes a mí ahora? ¿Por qué no nos dejas como hasta ahora? - Porque te has emparejado. - ¿Y eso qué? – dijo Ariana quien ya no podía guardar mas silencio. - Según las leyes de los lobos, una vez que el heredero al trono se empareja, se le debe entregar el poder. - ¿Estás diciendo que Gael, el tonto que quema las galletas es el rey de los lobos? ¿Estás seguro de eso?- dijo ella saltando de la barra y caminando hasta donde estaba Alex cerca de la ventana. - Si princesa – contestó Alex. - Imagino que lo de princesa no es de cariño. - También lo es mi princesa – dijo Alex abrazándola – eres mi princesa de todas las formas. - ¿Cómo estas tan seguro que él es el heredero al trono? – preguntó Ariana aun tratando de asimilar las palabras de Sam. - Aparte del hecho que los he visto nacer y crecer, el hecho que Gael es la viva imagen de Silvano, pues diría por que tiene el medallón del rey. - Por eso lo reconocimos nosotros – dijo uno de los lobos soldados. - Y la reacción de Gael a la sumisión lo termina de confirmar – dijo Alex. Instintivamente Gael llevó una mano a su pecho donde descansaba el medallón. Attis giró su rostro y le dio un beso en la mejilla. Eso le demostró a Gael que pasara lo que pasara, Attis estaría ahí para él.

- El medallón – continuó Sam – es entregado de padre a hijo el día de su primera casería. Los ojos del lobo son diamantes negros. Son pedazos de la piedra de la corona. Ariana comenzó a reír histéricamente. - La corona negra, el heredero perdido – decía entre risas – la leyenda que me contaste era la historia de Gael. - Y la tuya princesa – dijo Sam – tú también eres de sangre real. Dado que Gael se ha apareado con un hombre, cuando tu tengas un hijo, Gael le entregara el medallón para que el gobierne. En ese momento todos menos los lobos soldados y Sam estallaron en una carcajada. Gael tendría un hijo a quien heredar el medallón. - Eso no será necesario Sam – dijo Ariana – ya verás que no. Aun así hay algo que no entiendo. ¿Por qué ellos sienten la necesidad de jurar lealtad a Gael y tú no? - Porque yo jure lealtad al rey Santino. Cuando Gael tome el trono mi lealtad va con él. Ellos son ahora tu guardia privada darán la vida por ti o tu pareja. – Dijo Sam a Gael – a la princesa se le asignara una guardia cuando tú los dispongas. - ¿Mi guardia privada? - Cuando mordiste su nuca ellos te ofrecieron su ser. Su vida por la tuya. - Es mucho para procesar. La cara de Sam mostró remordimiento. Como si aun no lo hubiera dicho todo. Gael se levantó y coloco a Attis sobre la silla con mucho cuidado. Miró a Alex y sin palabras le dijo que lo cuidara. Alex se situó cerca de

Attis. Sam sonrió, su rey tenía poder y era respetado. - ¿Qué no me estás diciendo? – preguntó Gael - Bueno – dijo Sam suspirando – dos años después de la matanza encontré una información que indicaba que el hijo de Salvatore, Damon pudo tener algo que ver con la muerte de tu manada. Pero nunca encontré un indicio sólido. Hace unas cuantas semanas uno de mis informantes me dijo que Damon se está asociando con una vampira. Esa misma vampira ha sido vista merodeando por los alrededores de la ciudad y la cafetería. – El ácido en la palabra vampira no le paso desapercibido a ninguno de los presentes – Eso unido a que tu abuelo le informó que estás vivo, creo que Damon está planeando algo. Por eso traje a los soldados que son de mi entera confianza. - Dasha – escupió Ariana - ¿Por eso enviaste a Alex? - No. A Alex había que sacarlo de palacio o mataría a Damon en la primera oportunidad. Pero esa no es mi historia para contarla. - Y yo no voy hablar de eso – dijo Alex rápidamente. - Bien. Sam, ¿eres consciente que mi pareja es un vampiro? -Sam asintió con la cabeza apretando fuertemente los dientes. - Lo es y lo protegeré con mi vida, pero eso no significa que me guste. Tengo razones muy personales para que los vampiros no me agraden. Pero el es tu pareja y lo defenderé como si fueras tu. - El no es solo mi pareja Sam – Gael miró a Attis pidiendo su autorización para contarle, el consintió. – Antes de decir lo que tengo que decir, esta información no sale de esta habitación hasta que yo no lo diga ¿entendido?

- Si majestad – dijeron los dos lobos militares. Gael rodó los ojos. Nunca se acostumbraría a eso. - Attis es el amor de mi vida, mi pareja y en su vientre lleva a mi hijo.

Capítulo 15

Teseo caminaba por su oficina como un perro enjaulado. Attis no aparecía por ninguna parte. Era como si la tierra se lo hubiera tragado. El principio pensó en cancelarle sus tarjetas de crédito, pero pensó que estas serian una forma de localizarlo. El niño estaba haciendo un berrinche por que le gustaba jugar con hombres. ÉL no tenía ningún problema con que tuviera a un hombre como amante siempre y cuando se casara con Dasha y le diera acceso a los millones de Malcom. Demonios si el mismo había tenido uno que otro hombre debajo de él. Lo que si había enfurecido a Teseo fue encontrar a su hijo besando otro y que el otro le dijera que lo tomaría. El castigo que le dio fue poco en comparación con la humillación de saber a su hijo la mujercita de un mequetrefe como ese. Malcom era la mejor opción para los negocios. Si algo salía mal simplemente Malcom perdería y la fortuna de Teseo quedaría intacta. Y lo mejor de todo el dinero que su fenecida esposa dejo para sus nietos llegaría a manos de Teseo. Unos millones nunca le vienen mal a nadie. Pero el imbécil de Attis no solo no había utilizado las tarjetas de crédito que controlaba Teseo, sino que se las había ingeniado para esconderse tan bien que ni los rastreadores que contrató lo habían podido encontrar. Todos decían que el leopardo era el mejor rastreador, y como el mejor era costoso. Pero aun no tenía noticias de Attis . Cat por otra parte era muy buena actriz. Sabía que la pequeña bruja tenía conocimiento de donde estaba Attis pero había sido muy cuidadosa y no había cometido ni un error. El único lugar que frecuentaba aparte de esa estúpida escuela humana era una pocilga que llamaba cafetería. Aaron, uno de su soldados, la seguía a todas partes y solo había logrado averiguar que la pequeña monstruo tomaba un café late y un rollo de canela en el maldito lugar. Malcom le había dado una fecha límite. Quería que Dasha estuviera

casada antes del equinoccio de otoño. Teseo sonrió. Si Attis no aparecía tendría que ocupar su logar el mismo. La perspectiva de aparearse con Dasha no era desagradable. La niña tenía un pequeño caliente cuerpo y para Teseo sería la gloria poseerlo. Su sonrisa se hizo más ancha aun. Cuando Malcom llegara le propondría desposar a Dasha el mismo. Después de todo el era el líder del aquelarre, ¿Quién con mejor posición?

Malcom caminaba con paso firme hasta la oficina de Teseo. La situación estaba fuera de control. En su plan original, a estas fechas su muñequita tendría que estar embarazada y viuda. En cambio su preciosa bebé estaba revolcándose con ese lobo apestoso que la alejaba más y más de su principal objetivo; hacerse con el control del aquelarre y dar muerte a los Dikoudis. Presionando las puertas dobles recién instaladas en el despacho de Teseo, Malcom entró. Teseo estaba sentado tras su escritorio. AL ver a Malcom no se sorprendió en absoluto. Parecía como si lo hubiera estado esperando. - Te estaba esperando – dijo Teseo confirmando así los pensamientos de Malcom. - ¿Ya regreso tu hijo? – preguntó fríamente Malcom. - No. Pero tengo una solución mejor a nuestra situación. - ¿Y cuál sería esa solución?

- Yo desposaré a Dasha. - No – dijo tranquilamente Malcom mientras se encaminaba a la mesa donde estaban los licores. - ¿No? ¿Acabas de decir que no a mi unión con tu hija? - Correcto, no te casaras con Dasha. El trato era con tu hijo. Mi bebé está enamorada de ese hijo tuyo. Ella no va a aceptar el cambio – mientras hablaba Malcom le deslizo un vaso con licor en la mesa hacia Teseo. - Por favor – dijo Teseo riéndose a carcajadas – tu hija esta tan enamorada de mi muchacho como de mí. Ella al igual que tu solo quiere el prestigio de ser la pareja del líder – dijo Teseo mientras llevaba el vaso a los labios y bebía el contenido. - Si- dijo Malcom con total calma – al igual que tu solo quieres el dinero que viene del enlace de nuestros hijos. - Touche – dijo Teseo con una sonrisa. – entonces, ¿Por qué no puedo casarme con Dasha y todos felices? Mientras hablaba Teseo comenzó a toser. Su cara enrojecía levemente, y se veía que tenía problemas para respirar. - Porque - continúo Malcom – tú no eres tan fácil de matar como deberías. Dioses, deberías haber muerto en la explosión. Lástima que no supiera de esa habitación que tienes para tus zorras. – Malcom seguía hablando y a Teseo se le hacía cada vez más difícil respirar. – Si te hubieras muerto como se suponía hicieras, entonces mi hija ya estaría casada, embarazada y viuda. Y el aquelarre seria todo nuestro. - ¿Qué..que..me..hiciste? – preguntó Teseo con el poco aliento que le quedaba. Solo son algunas gotitas de plata pura. Esta vez solo añadí tres.

Con tu esposa puse demasiadas y se murió muy rápido. - ¿Mat...mataste a mí….a mi pa..pa…pareja? ¿Por..por qué? - Ella no era la indicada para ti. Tenía que morir. Mi hermana necesitaba ser vengada. – Malcom miró a Teseo para ver su reacción ante esas palabras – Veo que no me recuerdas. ¿Quizás el nombre Mac Andoresis te diga algo? – Malcom vio como los ojos de Teseo se iluminaron con el reconocimiento – Veo que si que te acuerdas del pequeño Mac corriendo por los jardines detrás de Zia. ¿Recuerdas a Zia verdad? ¿La dulce e inocente chica que te fue prometida al nacer y que dejaste unos meses antes de que cumpliera la edad para casarse contigo? Si mi hermana tenía 17 años cuando le dijiste que habías encontrado a tu pareja. Que te perdonara. ¿Recuerdas? Pero estoy seguro que lo que no recuerdas fue que la tomaste tres días antes de dejarla y que la embarazaste. Ella fue la que me enseñó los efectos de la plata. Se tomó un frasco completo de plata líquida el día que supo de tu matrimonio mientras ella estaba deshonrada y embarazada encerrada en una casa en los Alpes porque nuestro padre era tan orgulloso que nunca te diría que su hija estaba esperando un niño sin estar casada. Mi hermana nunca sería una de tus concubinas, nunca. Ella te amaba, te idolatraba y tu vas a y la cambias por una extranjera que conoces en unas vacaciones. – Malcom lanzo la copa contra la piedra de la chimenea haciendo que una lluvia de fino polvo de vidrio callera sobre un agonizante Teseo – no te preocupes lo que te di no te matara, solo te debilitara mucho. Después de la muerte de Zia mi padre cayó en desgracia total. Ya no tenía contactos y el negocio decayó. Mi padre se dejó morir. Yo tenía 14 años cuando tuve que empezar a trabajar en la cocina de la casa de uno de los amigos de mi padre después de su muerte para pagar mi sustento. Me trataron como basura por muchos años. Un día decidí que me devolverías todo lo que me quitaste. Yo perdí a mi hermana tú a tú mujer, yo perdí la vida como la conocía, así que lo justo que es que tú mueras. Malcom levantó a Teseo del suelo y lo recostó sobre la butaca.

- Me encantaría tener el crédito de tu muerte, pero no puedo hacer eso si me voy a quedar con tu puesto en el aquelarre. Te va a matar un lobo. Ya veo como llorare la muerte de mi amigo y culparé a los perros sarnosos por tu muerte y ataré los cabos para que todos vean que la bomba en tu oficina también fueron puestas por un sarnoso. Así mato dos pájaros de un tiro. A ti te mata el sarnoso y yo mato al sarnoso tratando de salvarte pero será muy tarde. Tendré que pensar en un gato aplastado para llorar en tu funeral. Malcom tomó a Teseo y casi arrastrándolo, lo sacó al pasillo y luego fuera de la casa. Había llegado la hora que Teseo Dikoudis pagara todos sus pecados.

El corazón de Gael latía tan rápido y tan fuerte que el bombeo zumbaba en sus oídos. Después de las revelaciones de Sam, o mejor dicho del Comandante Grenger, decidieron que lo mejor sería ir a hablar con el rey Santino. El palacio de los lobos estaba realmente cerca. Era una paradoja Gael se creía lejos de todo sin embargo estaba en el mismo centro de los territorios paranormales. Mientras avanzaba por el pasillo franqueado por Sam y Alex, los lobos que a su paso caían de rodillas al reconocer el medallón del heredero. Pronto estuvieron frente a las puertas de lo que Sam llamó el salón del trono. El guardia en la puerta cayó al suelo como los demás. - Anuncia que el príncipe Gael Silvano Santangelo, está aquí para ver al rey.

- Enseguida comandante – dijo el lobo pero su necesidad de estar de rodillas lo mantenía en el suelo. Con un gesto de cabeza Sam indicó a Gael que le diera permiso al lobo de levantarse. - Ve –dijo Gael y el lobo se incorporó y entró en la sala del trono. Las pesadas puertas se abrieron unos 15 segundos después. En medio del pasillo justo frente a un gran asiento en piedra negra y con pieles y cojines encima estaba un hombre. Tan alto como Gael y con los mismos ojos. No parecía un rey déspota como tanto el cómo Ariana imaginaban después de la conversación con Sam. Más bien parecía cansado y feliz. Su rostro mostraba los años vividos y sus manos aun fuertes mostraban que todavía podría con cualquier enemigo. Algo dentro de Gael se agitó. Su subconsciente lo reconoció como familia. Una parte de él quería correr y abrazar a su abuelo, sentir la calidez de los brazos amorosos que lo rodearan como en antaño lo rodeó su padre. Pero otra parte, la parte racional le decía que las demostraciones de afecto con un desconocido no serian bien recibidas. Nada más lejos de la verdad. Ante el asombro de la guardia, el rey Santino corrió y abrazo a su nieto. - Mi niño. No sabes lo feliz que me hace que estés aquí a mi lado. ¿Trajiste al resto de la familia? Quiero conocer a tu pareja y consorte real y también a mi nieta. - No los traje – y mirando a Sam en busca de la forma correcta de dirigirse a su abuelo dijo - ¿alteza? - Soy tu abuelo, muchacho, dime abuelo o Santino no me molesta. No soy tan recto como aparento.

- Abuelo. Ariana mi hermana y Attis mi pareja se quedaron en la cafetería junto a dos de mis nuevos guardias. Hay algunas cosas que quiero discutir antes de traerlos aquí. - Entiendo, muchacho. Vamos a mi sala privada. A la derecha del trono había una puerta que lo llevó a una sala privada muy parecida al estudio que Gael tenía en su casa. El rey se recostó en uno de los sofás que de cuero negro que había cerca a la chimenea. Gael hizo lo mismo frente al rey y Sam y Alex hicieron guardia en la puerta. Gael miró a ambos hombre notando por primera vez el parecido físico entre ellos. Tenían la misma altura, color de piel y ojos inquisitivos. Se preguntó si tenían lazos familiares. Su abuelo debió ver la pregunta en sus ojos porque de forma misteriosa le dijo. - Todo a su tiempo, hijo. Pero no estás lejos de la verdad. Gael asintió. - Hay mucho que decir – continuó Santino – y lo más difícil de todo es saber que tu propio primo es el responsable de mucho de tu dolor. - ¿Lo sabe usted alteza? – preguntó Sam algo azorado. - Yo también tengo mis espías. Cuando Milena murió hubo un gran revuelo y me di a la tarea de investigar a Damon. Lamento mucho su pérdida Teniente Coronel Bianchi. Alex apretó la mandíbula tan fuerte que Gael juraría que la oyó crujir. - Mi nieto esta en descontrol, pero prometo poner remedio a esto. Sé que nada le devolverá a su hermana pero su muerte no quedara sin castigo. - Gracias alteza - dijo Alex. - No voy a traer a mi pareja ni a mi hermana aquí si con eso los pongo

en peligro. - Damon no es un peligro para ti. El pronto será apresado y exiliado a una de las prisiones para lobos en Rusia o Siberia. Es mi nieto y lo amo, pero no puedo permitir que haga más daño. – el dolor se reflejo en el rostro del rey al saber que su nieto era un alma negra. - Hasta que no sea seguro para Ariana, Attis y mi hijo, no los voy a traer. - ¿Tu hijo? – Dijo el rey muy emocionado saltando del asiento donde estaba – No tenía conocimiento de un pequeño. - Sera mejor que te sientes. Lo que te voy a decir puede ser un poco impactante. Luego de contarle todo sobre Attis y su ascendencia, Gael vio con alegría como el rostro de su abuelo se llenaba de orgullo al escuchar sobre su bisnieto no nato. Juro que lo protegería y que Damon ni nadie le haría daño a ningún miembro más de la familia. La conversación divagó a otros temas y se planteo la coronación de Gael. Hubo momentos de pánico pues Gael no se creía apto para el cargo. El rey lo tranquilizo y le hizo recordar como sacó adelante a Ariana durante todos esos años, también le hizo recordar las lecciones enseñadas por su padre y lo más importante le dijo lo orgulloso que estaba del hombre en que se había convertido. Unas horas después Gael se encaminaba a su casa para compartir con su familia lo que recién había descubierto. Justo a la salida de los terrenos de palacio un peso se instaló en el corazón de Gael, y a lo lejos en su mente escucho los gritos de Attis pidiendo su ayuda.

Attis estaba en la cafetería tomando algo con Ariana, Cat y Erick mientras hablaban del bebé. Ese día había decidido no abrir la cafetería. Sam había convencido a Gael a ir a ver al rey y como sabían que Dasha y Damon estaban al acecho no querían correr riesgo y menos con Attis y el bebé. - Estoy muy emocionada con la llegada de mi primera sobrinita.-dijo Cat, con una enorme sonrisa. - O sobrinito.-la corrigió Ariana. - No importa lo que sea mientras que él esté bien, nosotros lo vamos a amar sobre toda las cosas.-intervino Erick por primera vez desde que había comenzado la conversación. Attis estaba tan concentrado en sus pensamientos que no sabía de lo que estaban hablando sus amigos. Había algo que lo tenía muy inquieto como un mal presentimiento que le decía que corriera lejos. Sabía que sonaba cobarde, pero tenía miedo. Desvió su mirada a los guardias que estaban apostados en cada puerta de la cafetería. Todo esto parecía una locura, el solo quería estar con su pareja y alejar todos esos pensamientos de su mente. - ¿Y Attis cuáles son?-le preguntó Ariana- ¿Sucede algo? - Perdona no estaba prestando atención- le dijo sonrojándose.

- Te estaba preguntando si ya habían pensado algún nombre para el bebé. - La verdad es que aun no lo hemos pensado. En ese momento sintió como los vidrios de la cafetería estallaban mientras que un grupo de unos diez hombres entraban. Lo único que vio antes de que la batalla se desatara fue como los dos guardias y Ariana cambiaban a su forma de lobo. Attis no entendía que era lo que estaba sucediendo. Una batalla se estaba desatando delante de él, Attis podía ayudar, su madre lo había entrenado muy bien. Pero cuando había dado un paso hacia adelante, el lobo de Ariana se le interpuso en el camino gruñéndole. Sabía que esa advertencia que le estaba dando era seria, la niña lo estaba protegiendo y a su bebé. En ese momento Attis vio como uno de los guardias se desplomaba en el piso y se dio cuenta de que el grupo de atacantes estaban muy bien armados. No mucho después sintió como si algo se le clavaba en el cuello. - Tengan cuidado con él. La señorita lo quiere vivo. Sintió como alguien gritaba las órdenes. Con esas palabras supo que el objetivo era él. Momentos después sintió como alguien lo levantaba del suelo y un solo nombre se le cruzo por la cabeza. -Gael.- susurró antes de perder el conocimiento.

Gael sentía a su lobo muy inquiero, casi no podía retenerlo. Le estaba exigiendo el cambio, cosa en la que él estaba de acuerdo. - Tenemos que apurarnos, algo le está sucediendo a Attis.-les dijo mientras que sentía que estaba al punto de la desesperación. -Apúrate maldita sea. - Enseguida.-le dijo Sam acelerando la camioneta. Unos minutos más tarde al llegar a la cafetería, Gael sintió como su mundo comenzaba desmoronarse. En la puerta de la cafetería había una ambulancia, un camión de bomberos y dos patrullas policiacas. No esperó a que Sam apagara el motor para salir de la camioneta. A cada paso que daba hacia la cafetería era como si el peso en su pecho fuera mayor. Ya cerca de la ambulancia vio a unos de los soldados que habían estados custodiando el lugar y a su pareja. - Señor, no puede pasar.-le dijo uno de los policías que estaba cerca de la puerta de entrada. - Soy el dueño del lugar y me gustaría saber que fue lo que sucedió. - Muy bien. Recibimos una llamada de unos de sus vecinos diciendo que en el lugar había fuego, pero que al parecer no había nadie dentro. Gael sabía que había algo que no estaba bien, pero no se lo podía decir a la policía, pero tenía que averiguar cosas. - ¿Cómo que no había nadie? Bueno nosotros vinimos con ese pensamiento, pero cuando los bomberos llegaron encontraron a esos dos hombres de allí, que milagrosamente estaban ilesos-le dijo señalando a la ambulancia.- ¿Los conoce? - Sí, claro, son dos amigos.-les dijo Gael, sabía que tenía que librarse de

ese oficial, para saber lo que realmente había pasado. - Me dijeron que sus nombres eran, Rick y André. ¿Ustedes podría decirme si es cierto? - No sabía porque pero había algo en ese oficial que a Gael, no le gustaba. El no sabía los nombres de los dos soldados pero algo le decía que esos no eran sus verdaderos nombres. Así que miro hacia donde se encontraban los dos soldados y Sam y vio que ellos asentían, mas tarde buscaría explicaciones. - Si, así se llaman. ¿Por qué la desconfianza, señor?-le preguntó Gael, ya perdiendo la paciencia. No tenía que tiempo que perder con ese tipo. - No es desconfianza, señor, pero como ellos no tenían identificaciones solo quería confirmar que ellos sean amigos y no ladrones o algo por el estilo.-le dijo el oficial - Se lo agradezco oficial. Si me permite, voy a ver como están, Mi administrados llegara en unos momentos. El se hará cargo de todo este desastre. Quiero ir a ver cómo están mis amigos. Dicho eso Gael se fue hacia la ambulancia, marcando el número de Patrick, su administrador y amigo quien se podría hacer cargo de todo eso. Le explico muy brevemente lo que sucedía y le dijo que Attis había desaparecido y no tenía tiempo para perder con esos idiotas. - ¿Cómo están?-les preguntó Gael a los dos soldados. - Bien, su alteza. - ¿Qué sucedió? ¿Dónde está mi pareja?-Gael sabía que estaba a punto de perder el control, pero no se podía quedar tranquilo sin saber donde

estaban su pareja, su hermana y sus amigos. - No sabemos muy bien, su alteza. El lugar estaba todo muy tranquilo, y de pronto las ventanas explotaron. Unas diez personas entraron y empezaron a disparar, nos defendimos y eliminamos a un par de ellos pero nos dispararon con tranquilizantes. Lo último que sabemos es que se llevaban al príncipe Attis y a la princesa Ariana y a sus amigos. Cuando el soldado terminó de relatar los hechos Gael, sintió como a su lado Alex gruñía. - Tranquilo amigo los vamos a encontrar y los vamos a matar.-le prometió Gael. - ¡Esto no se queda así! En ese momento vio como Patrick se acercaba dándole la señal para que se pudieran ir. Él se encargaría de todo. Se dirigieron en silencio a la orilla del bosque, Gael no sabía lo que le depararía el destino. Lo único que quería era volver a tener a su familia junto a él. Gael se volvió a replantear si seria capas que sobrellevar todo esto si alguno de los que amaba le sucedía algo malo. Sabía que moriría si algo le sucediera a su pareja o a su hijo. Miró a las cuatro personas que tenía a su alrededor y se dio cuenta que no quería pelear junto a un grupo de soldados; él prefería pelear junto a amigos. - Dígame su nombre soldado-le dijo Gael a uno de los soldados. - Soldado Ryan Silver, primera división de las fuerzas especiales, su majestad.-le contestó el soldado a Gael con una reverencia. - Te pregunte tu nombre, no tu rango Ryan.-lo corrigió Gael y sonrió al ver como el soldado se sonrojaba, se giró para quedar de cara al otro soldado. Gael no se había percatado del gran parecido entre los dos soldados.

- Su nombre soldado. -volvió a repetir Gael. El soldado dubitativo miro a Sam esperando su aprobación y al ver que este se la daba contesto. - Max Silver, su majestad.-le dijo el soldado - ¿Son parientes? - Si, su majestad, somos hermanos.-le contestó Max. - Muy bien, pero dejen eso de su majestad. Me incomoda bastante. Todavía no me acostumbro a ese título, hoy solo soy Gael. No sabemos que nos depara esta batalla, y quiero pelear junto a mis amigos. Vio como Sam lo miraba con orgullo como hacía mucho que no veía. La última vez que había recibido esa mirada, fue de su padre la noche en que lo mataron. Gael nunca se quejaba, pero había veces en las que quería poder dejar salir todos sus sentimientos, más, sabía que no podía. Si lo hubiera hecho, ¿quién hubiera protegido a Ariana? Además, ahora también estaban su pareja y su hijo en juego. - Pongámonos en marcha.-dijo entrando en el bosque. Decidieron seguir en su forma humana, ya que llevaban armas encima. Las habían tomado de la SUV de Sam antes de partir. Cuando llevaban una gran cantidad del camino recorrido, Gael percibió un aroma. Un shifter. Un felino. Gael vio como se acercaba una persona hacia ellos, y era de él de quien provenía el olor. - ¿Quién eres?-le preguntó Gael, aunque tranquilo estaba preparado para una pelea si el gatito quería. - ¿Están buscando a alguien no es así?-le preguntó el felino.

- Si. ¿Tú que sabes?-le preguntó Gael a la vez que se le acercaba y le gruñía. - Tranquilo lobo. No es a mí a quien debes despedazar. Yo también estoy buscándolos. Ellos tienen a mi compañera y por lo que olí no están muy lejos de aquí.-le dijo el felino-Soy Austin. Gael miró como el Felino le extendía la mano. - Soy Gael, ¿Qué tipo de felino eres?-le preguntó a la vez que le estrechaba la mano. - Soy un leopardo de las nieves. Voy en camino a rescatar a mi compañera, ¿vamos juntos o no? Creo que nos vamos a poder ayudar mutuamente. - Me parece una buena idea. Espero que no seas un estorbo.-le dijo Gael a la vez que comenzaba a caminar. - Lo mismo digo.-le contestó Austin, poniéndose también en marcha. Los cinco lobos y un leopardo corrían por los bosques sigilosamente. La lúgubre mansión escondida entre dos sauces se asomaba en la lejanía.

Capítulo 16

- ¿Qué hiciste niña estúpida? – dijo Malcom a Dasha y compañía cuando la vio entrar en el sótano con sus 4 rehenes. - ¿Qué haces aquí? – contestó ella viendo a su alrededor hasta localizar el cuerpo al fondo en la oscuridad. - Es mi casa. - Y la mía. Malcom hervía de rabia. Años de planear su venganza y por el capricho de su hija había terminado en la basura sus detallados planes. Ahora en el penumbroso y frio sótano de su casa estaba en juego su futuro. - ¿Quiénes son? –le preguntó a Dasha. Había que conocer la situación total para tomar acción. Malcom reconoció a Attis entre los amordazados. - Attis, Cat, una loba y un humano. La loba es la hermana del compañero de Attis y el humano es daño colateral. - ¿Qué planeas hacer? – preguntó Malcom. - Matarlos por supuesto. – Habló Damon por primera vez – Y cuando el desgraciado de Gael venga por su pareja entonces yo le sacare el corazón. - ¿De qué demonios estás hablando? - Gael, la pareja de ese vampiro – comentó Damon señalando a Attis – es el heredero al trono de los lobos. Con el muerto yo seré el heredero y mi venganza estará completa.

- ¿Tu venganza? ¿Eso es lo que te motiva? Una venganza - ¿No es lo que te motiva a ti Malcom, una venganza? – habló Teseo por primera vez desde la esquina donde estaba. - ¡Papá! – gritó Attis lo que le valió una cachetada de Damon. La sangre salpicó la pared y cayó por la camisa de Attis. - No lo toques perro sarnoso – dijo Malcom con los dientes apretados – no vez que él es la clave para que este plan salga correctamente. - Se todos los detalles de su plan – continuó Damon – y estoy de acuerdo siempre y cuando pueda matar a mis amados primos – concluyó él con una risa sarcástica. Las cosas se estaban saliendo de control. En un momento solo era Teseo a quien había que matar y en el siguiente tenía su sótano lleno de testigos. Cabos sueltos que atar. Habían 12 soldados entre lobos y vampiros, 5 rehenes, Dasha, el perro sarnoso de su amante y Malcom. Y de pronto la solución apareció en su mente. En una de las esquinas del sótano había unas granadas de gas sedante. El sarnoso tenía que morir, y los soldados también. Nadie podía saber que él era el artífice de este plan. Caminado despreocupadamente en dirección de las granadas, tomó la máscara antigás justo en el momento en que las ventanas explotaron. Malcom vio como 5 lobos y un leopardo, irrumpían en su sótano. Las balas empezaron a volar indiscriminadamente. El lobo negro más grande que Malcom había visto acabó con facilidad con dos de los vampiros soldados. El guepardo empujó a Dasha golpeándose la cabeza contra una caja de madera y cayendo inconsciente. El guepardo cambió y un muy desnudo hombre apareció en su lugar, corrió hacia los 4 rehenes que Dasha trajo y los comenzó a liberar. Damon cambió a su forma de lobo y

ataco al lobo negro. Era un caos, había ruido de garras contra garras, carne desgarrándose y sangre salpicando por todas partes. Vio como los recién llegados exterminaban a los soldados de Dasha y Damon. Malcom sabía que su única salida era sedarlos a todos y matarlos después. Y el primero que moriría seria el sarnoso perro amante de su hija. Mientras que el último vampiro caía decapitado en las fauces de un lobo, Malcom se puso su máscara antigás y lanzo tres granadas. El humo lleno rápidamente el cuarto haciendo que una sensación de asfixia se apoderara de los presentes. Uno a uno fueron cayendo desmayados. Malcom se acercó a Damon quien luchaba por mantener la conciencia y tomando una espada la incrustó en el pecho del libo. Damon trató de defenderse, pero entre el sedante de las granadas y el dolor del ataque, solo pudo dar una mirada a Dasha desmayada y despedirse del amor de su vida.

Dasha despertó en un mar de confusión. Le dolía la cabeza, tocó el área afectada y la encontró pegajosa por la sangre seca. Lentamente se incorporo hasta reconocer el área donde estaba. A su alrededor los cuerpos se apiñaban. Algunos solo desmayados otros sin vidas y otros totalmente desmembrados. De pronto un dolor inmenso se situó en su corazón. Dasha corrió hasta donde Damon estaba. El calor había abandonado su cuerpo. La vida ya no residía en él. Dasha grito desesperada. Arranco la daga del pecho de su amado. Con ella en la mano se levantó del suelo bañada en la sangre de Damon y rugió nuevamente. Solo rogaba que quien mato a Damon estuviera vivo para ser ella quien le arrancara el corazón.

Malcom estaba recuperando la conciencia, o al menos lo fingía frente a su hija. Al ver a Dasha con los colmillos y las garras expandidas tuvo miedo por primera vez de ella. Su dulce aunque desobediente niñita era ahora un demonio dispuesto a matar. Había sacado la daga que el incrusto en Damon y la sostenía en sus manos. Podía ver claramente las intenciones en sus ahora rojos ojos. - Pequeña – habló entrecortadamente Malcom - ¿estás bien mi niña? - No – rugió ella – El era mi compañero destinado. Mío y alguien lo mato. Yo le devolveré el favor. Poco a poco las personas que quedaban vivas despertaron. Sam, Alex, Erick, Ryan, Max, Cat, Ariana, Erick, Austin, Attis y Gael estaban bien, un poco aturdidos. Teseo también estaba en buenas condiciones sin mencionar los golpes que Malcom le había dado. - Fue él – dijo Malcom señalando a Gael quien empezaba a incorporarse. Dasha corrió hacia Gael, golpeándolo por las costillas haciendo que él se tambaleara. - Tu desgraciado. ¿Por qué tenias que matarlo? El solo quería ser rey y gobernar. ¿Acaso es tan malo? - Mujer, ¿de qué estás hablando? – Gael controlaba a Dasha evitando

que le hiciera daño, pero sin lastimarla, pues a pesar de todo era una dama. - Damon. ¿Quién eres? Quiero saber el nombre del asesino de mi compañero. - Me llamo Gael, pero yo no lo maté. Luchamos, eso sí, pero no lo maté. - Claro que lo mataste, infeliz pedazo de mierda. Hay testigos – y diciendo eso giró la mirada hacia Malcom quien ya estaba totalmente incorporado. - Yo no lo mate. – respondió Gael, pero merecía morir. Dasha se incorporo rápidamente y pateo el abdomen de Gael dejándolo sin aire. - Compañero por compañero.- dijo ella dando otras tres patadas en el abdomen. Gael cayó al suelo luchando para que el aire entrara en sus pulmones. Dasha se encamino hacia Attis y lo levantó del suelo halando sus cabellos. - Tu tomaste la vida del mío – dijo mirando a Gael – yo tomaré la del tuyo. Lo que sucedió luego fue como un borrón. Gael se incorporó con la rapidez de un lobo, extendió sus garras y corto la garganta de Dasha bañando con su sangre no solo a sí mismo si no a Attis y a Malcom. El cuerpo sin vida de Dasha cayó a los pies de su padre. Malcom viendo como su muñequita moría fue tras Gael que estaba de espaldas a él. - Animal – gritó Malcom mientras sus dedos se transferían en garras y las clavaba en el hombro derecho de Gael.

Sangre corría como ríos el suelo de piedra. Los lobos saltaron cambiando en el aire para defender a su líder. Erick también quiso ayudar pero en su intento por acercarse a defender a sus amigos, una de las garras de Malcom rasgo su costado desde la axila hasta la cintura. Erick quedó tendido en el suelo con dificultad para respirar. - Erick – gritó Alex y Ariana al mismo tiempo mientras corrían a ayudarlo. Cat quiso ayudar pero Austin la aprisionó entre su cuerpo y la pared. - No vas a ponerte en peligro - dijo a su oído – eres mía y te voy a proteger hasta de ti misma. De pronto un grito de Attis pareció acallar todas las voces. Attis tenía sus garras totalmente extendidas. La garra izquierda del pequeño vampiro traspasaba el cuerpo agonizante de Malcom. Attis retractó la garra y en el proceso arranco el corazón del pecho. EL cuerpo de Malcom se desplomó en la fría piedra y Attis arrojó el corazón al piso. - Amor – dijo Attis arrodillándose frente a Gael. – te pondrás bien te lo prometo. - Estoy bien bebé, mis genes lobo me ayudan a sanar más rápido. - Erick – se escuchó a Alex sollozar – te pondrás bien te lo prometo. Necesitamos llevarlo a un hospital. – y dirigiéndose de nuevo a Erick – no me dejes amor por favor, no me dejes eres todo lo que me queda. Attis se acerco a Erick. Recordando lo que le habían dicho en Escocia, tomó una gran respiración y puso sus manos sobre la herida de Erick. El calor comenzó a recorrer su cuerpo hasta convertirse en luz saliendo de sus manos. Erick respiraba cada vez con más dificultad. La luz que

emanaba de Attis envolvía poco a poco a Erick. Era como si los rayos del sol tocaran la delicada piel. Ariana y Sam se abrazaron a Alex para evitar que este de abalanzara sobre Attis una vez que Erick comenzó a hacer movimientos espasmódicos. Segundos después, que parecieron horas Erick abrió los ojos y la boca en un grito silencioso y la luz que lo envolvía fue regresando poco a poco a Attis. Attis cayó al piso cansado, casi desmayado y Erick quedó inconsciente. Ariana y Sam soltaron a Alex quien inmediatamente cayó de rodillas al lado de su compañero. - Amor – susurró suavemente a su oído. Lágrimas corrían por sus mejillas al ver que solo estaba dormido. - ¿Qué paso aquí? - Lo he sanado. – dijo Attis en apenas un susurro. - ¿A qué costo? – preguntó un preocupado y casi totalmente curado Gael. - Estoy bien. Estamos bien. Solo voy a necesitar sangre y descanso. Es lo que hace un fay alba. - Puedes tomar toda la sangre que necesites de mi – dijo Alex- te debo la vida. - Aunque agradezco la oferta, creo que la voy a declinar. Soy un vampiro apareado solo puedo tomar sangre de mi compañero. - Aliméntate – dijo Gael extendiendo su cuello para que Attis tomara. - En un rato – dijo Attis con un giño. - Aun quiero saber que pasó aquí – dijo Alex. - Y nosotros también – dijo Cat quien ya había sido liberada por el leopardo.

- Como fay de alba tengo poderes curativos. Realmente no estoy seguro de como lo hice pero me concentré en Erick y en que quería que estuviera sano y feliz. Eso se llevó parte de mi energía pero el bebé y yo estamos bien. Solo algo cansados. - Me alegro mi amor – dijo Gael besándolo. - ¿El bebé? – dijo Teseo de quien todos se habían olvidado estaba en el sótano. – ¿De qué bebé hablas hijo? - Padre – dijo Attis fríamente, luego miro a Gael quien con una inclinación de cabeza ordeno a Ryan desamarrar a Teseo – quiero que conozcas mi compañero el Príncipe Gael Santangelo, monarca de los lobos. Y si padre, como parte de mi herencia fay, estoy gestando a nuestro primogénito. - Hijo… - Teseo estaba totalmente anonadado con la noticia. Sabía muy bien de la sangre fay de su hijo pero jamás pensó que se manifestaría de esta forma – no sé qué decirte. - ¿Por qué mejor no salimos de aquí y hablamos en un lugar que tenga mejor ventilación? – dijo Austin a quien todos miraron con desconcierto – No se ustedes pero el olor a sangre no es mi aroma favorito. Todos estuvieron de acuerdo. Alex tomó en brazos a un desmayado Erick y poco a poco todos fueron saliendo del frío y apestoso sótano. Una vez fuera Teseo pidió un teléfono y llamó a su guardia para que lo recogieran y se hicieran cargo de los muertos. Sam pidió permiso a Gael para regresar con el rey de los lobos. Después de todo tenía que informar de la muerte de uno de su nieto. Gael accedió y Sam corrió por los bosques en forma de lobo. - Attis hijo, espero que entiendas que yo solo quería tu bienestar y felicidad. Si insistí en que te casaras con Dasha era porque pensé que ella

era buena para ti. Por lo visto estaba muy equivocado. - ¿Tú crees Padre? – Attis no pudo evitar el sarcasmo en su voz. - Malcom y Dasha tenían una agenda oculta – dijo Teseo ignorando las palabras de Attis – Ahora sé que solo se acercaron a nosotros como parte de una venganza.- después de eso Teseo le contó como Malcom había confesado haber matado a la madre de Attis y la historia de su hermana rechazada. – Nadie es perfecto hijo mío, como vez nadie es perfecto. - Padre yo solo quiero ser feliz con mi compañero. He aprendido el valor de las cosas en estos meses. Mi pareja y yo empezaremos una nueva vida con nuestro hijo si quieres ser parte de ella entonces está bien pero si no, en este instante me olvidaré de que existes y nunca tendré otro pensamiento para ti. ¿Qué decides? Teseo quedo estupefacto antes la palabras de su hijo. ¿En qué momento el niño tonto y consentido que hacia todo lo que se le ordenaba se había convertido en ese hombre fuerte y feroz que tenía en frente? Una sonrisa cruzó el rostro de Teseo, Attis era idéntico a su madre, sumiso en apariencia pero una fiera en realidad. - Quiero estar en tu vida y ganarme tu perdón. Attis y Teseo se abrazaron justo en el momento en que tres camionetas negras entraban en los terrenos de la mansión. - Señor – saludó Aaron uno de los guardias de confianza de su padre - ¿Qué hacemos? Teseo comenzó a dar órdenes sobre la disposición de los cuerpos del sótano. Los lobos y Damon serian enviados al rey Santino para que el dispusiera de ellos. Los vampiros serian cremados como era la tradición. Una de las camionetas les fue entregada a Gael y Attis para que su grupo regresara a su hogar. Gael le dio las gracias a Teseo por el vehículo y a

Austin por su ayuda. EL leopardo le dijo que no era la última vez que se verían y caminó hacia los bosques después de dejar a Cat dentro de la camioneta. - Te veré pronto picola – le dijo al oído – procura estar lista para mí. Ya me dirás porque tienes miedo a que este cerca. Después de eso Gael se montó en el vehículo y salió de la propiedad. - Aun me debe $500,000.000 por rastrear a su hijo – dijo Austin a Teseo - Lo sé – Teseo hizo un gesto a Aaron con la mano y este se acerco cargando un portafolios negro que saco de la cajuela de una de las camionetas.-Tu pago. Gracias por tus servicios. Austin asintió con la cabeza y desapareció en los bosques. - Señor, todo está listo – dijo otro de los guardias. - Bien. Su hijo estaba a salvo, bien valía la pena haberle pagado a un rastreador para encontrarlo.

Capítulo 17 Attis se estiraba perezosamente en la cama, cinco días habían pasado desde los horribles acontecimientos en la casa Andrews. Poco a poco todo comenzó a caer en su lugar. Erick se había recuperado totalmente de las heridas. Y si la marca que apareció en su cuello el día después del ataque parecía que las cosas con Alex por fin se habían arreglado. Cat había decidido tomarse un tiempo de vacaciones y se fue a viajar. Ariana decidió matricularse en una universidad cercana al castillo de los lobos para pasar tiempo con su abuelo y conocerlo mejor. Gael y el rey tuvieron una larga conversación y decidieron que Gael ascendería al trono después del nacimiento de su hijo. El quería disfrutar del embarazo de Attis y sabía que como monarca no podría hacerlo. Además Attis quería regresar a Escocia por unos meses para aprender de sus poderes de fay y cómo usarlos para el bien. Después de todas las revelaciones de esa noche, Attis sabía que viajar no era un problema. Su pareja era asquerosamente rico de por sí y si a eso sumaban las arcas de los lobos y su propio fideicomiso, no tendrían que trabajar en su vida si no querían. Riendo por sus tonterías Attis salió de la cama. Sabía perfectamente que Gael estaba en la cocina preparándose el desayuno. Podía sentir también a Ariana, Ryan y Max. Después de una ducha caliente, Attis se unió a ellos. Nada más entrar en la cocina y besar a Gael, este le entregó una taza con sangre tibia. Gael se toma en serio todo lo relacionado a la alimentación de Attis, claro nada era tan bueno y tan excitante como beber de la fuente para Attis, solo que eso los llevaría por otro camino y por mas que le fascinara terminar con su compañero dentro, o dentro de su compañero eso no era un espectáculo público. - Buenos días – saludó a los demás. Todos rodearon la mesa y

comenzaron a distribuir el desayuno. Attis miró a todos en la mesa. Su amado Gael, la díscola Ariana, el serio Alex, el introvertido Erick y los discretos Ryan y Max. Todos miembros de su nueva y alocada familia. Attis sonrió para sí mismo, esa vida era mejor de lo que él había soñado. El desayuno terminó y después de arreglar la cocina, todos se presentaron en la terraza. Había muchas decisiones que tomar. El timbre de la casa anuncio la llegada de un nuevo invitado. Patrick entró con su maletín acuestas. Después del atentado a la cafetería. Él seguro que estaba gestionando los pagos que había que hacer y los planes para la reapertura. Patrick le informó que el departamento de bomberos y la policía catalogaron el incidente como uno de vandalismo. Y dado que en el pueblo no existían casi crímenes, todos lo tomaron como un lamentable suceso. - Alteza – saludó Patrick. - Patrick, ¿Cuántas veces te voy a decir que soy solo Gael? - Lo siento señor un poco difícil.- dijo este con una sonrisa. - Adelante. – dijo Gael restándole importancia con un gesto de mano Todos tomaron asiento alrededor de la mesa para el café. Attis se sentó en el regazo de Gael, Erick se sentó recostando la espalda en el pecho de Alex, los dos guardias tomaron pociones de vigilancia, Ariana se sentó al lado de Gael y Patrick permaneció de pie tomando unos documentos del portafolio.

- La cafetería esta casi lista para reabrirla. Solo faltan algunos detalles. Asumo que querrán mantener el negocio no solo por las ganancias sino por el bien del pueblo. - Si – dijo Gael, la cafetería era una fuente de ingresos no solo para el sino también para las pocas personas a quienes empleaba – no quiero afectar a este pueblo. - Bien. ¿Quién va a administrarla? - De momento se la voy a dejar a Erick y Alex. Ryan y Max los ayudaran. Cuando regresemos de nuestro viaje entonces buscaremos una solución más permanente. - Muy bien. El próximo asunto es un poco más complicado. Con la muerte de los Andrews su patrimonio pasó a ser suyo príncipe Attis. - No entiendo por qué. - En realidad paso a ser parte del patrimonio de su padre y el aquelarre pero el señor Teseo, dijo que no quería nada de ellos.- Attis abrió la boca para hablar pero Patrick prosiguió – también dijo que tu sabrías darle un buen uso a ese dinero y lo usarías para el bien. - Puedes abrir una casa que acoja jóvenes abusados o que hayan huido de sus hogares. – dijo Erick ganándose un beso en la sien de su compañero. - Es una muy buena idea – dijo Ariana – así el dinero será para algo bueno. - Sí, me gusta la idea – dijo Attis - ¿Qué tengo que hacer para convertir la casa en un refugio? – preguntó a nadie en especifico. - Me encargare de eso. – Dijo Patrick – voy a necesitar que me firme

algunos papeles para hacer esto legal y tener el poder para disponer del dinero. - ¿Tiene una hoja en blanco? – preguntó Attis. Attis firmo la hoja en blanco al final y se la devolvió a Patrick. - Redacte un poder general en esta hoja. Ahora es usted mi administrador también. Patrick estaba impactado por la confianza que Attis depositaba en él y mentalmente se hizo la promesa de no defraudarlos a ninguno de los dos. - Bien si hemos terminado – dijo Gael – nosotros tenemos que empacar. Salimos a Escocia esta noche. - Todo concluido – sonrió Patrick. De pronto Ryan y Max comenzaron a gruñir. Alex se levanto de un salto y coloco a Erick tras de sí. Ariana y Gael tomaron posición defendiendo a Attis. De los bosques una figura caminaba hacia ellos. Gael capto el olor de un felino, un leopardo. Austin - Calma – dijo Gael a la vez que caminaba hacia Austin – Gato, ¿Qué necesitas? - Busco a mi compañera – Gael miro hacia Ariana quien le dio una mirada de sorpresa, ella tenía 18 años si él fuera su compañero ella reconocería el olor – No, ella es muy hermosa pero no es mi compañera. Gael recordó que la otra mujer en el sótano, aparte de la maldita de Dasha y Ariana era Cat.

- Cat- rio Gael al imaginarse a la traviesa Cat con el gato2 - ella no está aquí. - Lo sé – respondió Austin – solo necesitaba refrescar su olor. La encontraré. - Cuídala cuando la encuentres – sentencio Erick, para la sorpresa de todos – ella no es todo lo que parece. Austin acepto el concejo con un asentimiento de cabeza y luego se dirigió de nuevo a Gael - Como monarca de los lobos y dueño de este espacio, pido tu permiso para rondar la ciudad. Mi pareja parece gustarle estar por aquí cuando no huye de mi. - Tienes mi permiso. Austin, también tengo que darte las gracias por ayúdame a rescatar a mi pareja. Así que también te ofrezco mi amistad. - Tomo ambas ofertas. – Austin puso su puño sobre el corazón e hizo una reverencia y se fue por donde mismo había llegado. - Wow – dijo Patrick – vas a ser un excelente rey. - ¿Por qué dices eso? –pregunto Attis. - Un leopardo, el peor y más despiadado asesino te acaba de jurar lealtad. Si ese es el efecto que tienes sobre otros cambia formas no quiero ver el que tendrás sobre los de tu clase. 2 juego de palabras Cat en ingles significa gato

- ¿Cuando me juro lealtad Austin? - La reverencia que hizo, en su especie es un signo de lealtad. - Bueno – dijo Ariana con una carcajada – si que tenemos una manada de lo más loca. Lobos, vampiros, gatos y humanos. Todos se reían a carcajadas. La vida era dulce. Sí, su manada, su familia era única y amaba a cada uno de ellos con locura.

Epílogo.

El fuego crepitaba en la chimenea, haciendo que sombras doradas bailaran sobre la piel desnuda de Attis y Gael. Estaban abrazados después de pasar horas haciendo el amor. Llevaban 12 días en Escocia y habían sido 12 días maravillosos. Attis había tomado algunas clases con los ancianos para aprender a canalizar sus poderes. Uno de los ancianos le dijo que tenía que tener cuidado cuando curaba, porque al hacerlo si no tenía cuidado podía pasar algo de si en el momento. Le enseñaron sobre la energía que lo rodeaba y de como “recargar” su energía con la luz. Los ancianos eran un mar de conocimientos. Le dijeron que aprendería con el tiempo y si tenía alguna duda podía llamar o visitar cuando quisiera. También le hablaron del momento del nacimiento, el bebé no nacería de manera natural por razones obvias, pero enviarían a uno de ellos con Attis hasta que el bebé naciera. Le dijeron que solo podía concebir una vez al mes el día de su aniversario de emparejamiento y que tres años después de tener al bebe su cuerpo estaría listo para un segundo embarazo. Durante esos tres años no se embarazaría. Attis estaba feliz por su hijo, pero tampoco era que quería estar permanentemente embarazado. Gael se movió más cerca de Attis, haciendo que su pene rozara el agujero muy bien usado de Attis y a la vez ansioso por más. - Buenos días mi amor –dijo Gael algo adormilado - Buenos días tesoro- contestó Attis dándole un beso travieso – ¿Listo para la próxima ronda? - Para ti siempre. Te amo

FIN