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16 Fernando Martnez Heredia Investigador. Centro de Estudios sobre AmØrica (CEA). , no. 3: 16 - 27, julio-septiembre, 1995. Fernando Martnez Her ernando Martnez Her ernando Martnez Her ernando Martnez Her ernando Martnez Heredia edia edia edia edia E n medio de una nueva situacin que es muy complicada, la cultura cubana actual estÆ dando muestras de su vitalidad y su compleja madurez. Tratar el tema del marxismo es una de ellas. La comunicacin oral es la va mÆs utilizada en la actualidad, pero aparecen tambiØn opiniones y escritos sobre el marxismo; me ha vuelto a tocar a m participar en ese debate, de ambas maneras. 1 Al responder a la convocatoria de Temas tengo en cuenta mis publicaciones recientes, y escojo algunas otras cuestiones no tratadas en ellas que me parecen de interØs; no evito, sin embargo, repetirme las pocas veces que lo he entendido necesario. Por la amplitud de los temas, he escogido una forma sintØtica en el primer acÆpite es casi telegrÆfica, limitada por tanto a expresar puntos de vista personales tanto, que solo me cito a m mismo y a sugerir lugares de profundizacin y de debate. La izquierda y el marxismo en Cuba La historia poltica y de las ideas cubana de los œltimos 70 aæos registra una extraordinaria paradoja en lo tocante al tema de la izquierda. Los sentimientos e ideas de izquierda se arraigaron durante la Revolucin del 30; despuØs, la gran revolucin que triunf en 1959 legitim y multiplic esas ideas y sentimientos, y los lig a innumerables aspectos de la vida de las personas y del pas. Pero esa larga historia ha sido responsable, a la vez, del ensombrecimiento del tema de la izquierda, que comenz desde el fin de la Revolucin del 30. La gran revolucin que promovi avances inmensos de la cultura poltica cubana signados todos por la pertenencia de izquierda termin por agudizar al extremo esa paradoja. Se produjo un cerco progresivo a la elaboracin del pensamiento de izquierda, y sobrevino su asfixia, su separacin de los sentimientos y de la vida prÆctica, durante una larga etapa que fue muy negativa en ese campo. Sin habernos restablecido de ella, el pas se precipit en la crisis de los primeros 90, y hoy estamos en una situacin muy desfavorable, en la que las ideas y sentimientos de izquierda parecen retroceder. Me apresuro demasiado. MÆs valdra preguntar quØ es la izquierda, remontarse quizÆs al momento en que los partidos en la Convencin francesa se ubicaron en la geografa de la sala de sesiones, buscando unas identificaciones muy difciles inauguraban un sistema y una manera de hacer poltica y se valieron del lugar relativo que Izquier Izquier Izquier Izquier Izquierda y marxismo da y marxismo da y marxismo da y marxismo da y marxismo en Cuba en Cuba en Cuba en Cuba en Cuba

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CUBA, POESIA

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    Fernando Martnez Heredia

    Investigador. Centro de Estudios sobre Amrica (CEA).

    , no. 3: 16 - 27, julio-septiembre, 1995.

    FFFFFernando Martnez Herernando Martnez Herernando Martnez Herernando Martnez Herernando Martnez Herediaediaediaediaedia

    E n medio de una nueva situacin que es muycomplicada, la cultura cubana actual est dandomuestras de su vitalidad y su compleja madurez.Tratar el tema del marxismo es una de ellas. Lacomunicacin oral es la va ms utilizada en laactualidad, pero aparecen tambin opiniones yescritos sobre el marxismo; me ha vuelto a tocar a mparticipar en ese debate, de ambas maneras.1

    Al responder a la convocatoria de Temas tengo encuenta mis publicaciones recientes, y escojo algunasotras cuestiones no tratadas en ellas que me parecende inters; no evito, sin embargo, repetirme las pocasveces que lo he entendido necesario. Por la amplitudde los temas, he escogido una forma sinttica en elprimer acpite es casi telegrfica, limitada por tantoa expresar puntos de vista personales tanto, quesolo me cito a m mismo y a sugerir lugares deprofundizacin y de debate.

    La izquierda y el marxismo en Cuba

    La historia poltica y de las ideas cubana de losltimos 70 aos registra una extraordinaria paradojaen lo tocante al tema de la izquierda. Los sentimientose ideas de izquierda se arraigaron durante la

    Revolucin del 30; despus, la gran revolucin quetriunf en 1959 legitim y multiplic esas ideas ysentimientos, y los lig a innumerables aspectos dela vida de las personas y del pas. Pero esa largahistoria ha sido responsable, a la vez, delensombrecimiento del tema de la izquierda, quecomenz desde el fin de la Revolucin del 30. Lagran revolucin que promovi avances inmensos dela cultura poltica cubana signados todos por lapertenencia de izquierda termin por agudizar alextremo esa paradoja. Se produjo un cercoprogresivo a la elaboracin del pensamiento deizquierda, y sobrevino su asfixia, su separacin delos sentimientos y de la vida prctica, durante unalarga etapa que fue muy negativa en ese campo. Sinhabernos restablecido de ella, el pas se precipit enla crisis de los primeros 90, y hoy estamos en unasituacin muy desfavorable, en la que las ideas ysentimientos de izquierda parecen retroceder.

    Me apresuro demasiado. Ms valdra preguntarqu es la izquierda, remontarse quizs al momentoen que los partidos en la Convencin francesa seubicaron en la geografa de la sala de sesiones,buscando unas identificaciones muy difcilesinauguraban un sistema y una manera de hacerpoltica y se valieron del lugar relativo que

    IzquierIzquierIzquierIzquierIzquierda y marxismoda y marxismoda y marxismoda y marxismoda y marxismoen Cubaen Cubaen Cubaen Cubaen Cuba

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    ocupaban en ella. Despus de aquella legislaturaligada a las imgenes oratorias clsicas, y a la novedosaguillotina, los siglos XIX y XX han relacionado Laizquierda es una de esas denominaciones quesobreviven a todos los avatares durante una largapoca, y que guardan en su ambigedad y sus pluralessignificados una mayor riqueza respecto a lacomplejidad de los problemas a los que aluden.Cumple ms funciones de alusin que de concepto.Al acercarnos ms a ella distinguimos a las izquierdas,de la izquierda. Y las situamos, naturalmente, en eltiempo y el espacio. Estas dimensiones configuranuna acumulacin cultural que cobija a las prcticasde izquierda, los conceptos de izquierda y lasidentificaciones que se hacen de ella. Piensen soloun momento en lo que va de la Montaa jacobina aBrezhnev, o del joven Carlos Marx al joven AntonioGuiteras.

    El problema principal al que se refiere la izquierdaes el de las identificaciones de los dominados y lasluchas contra la dominacin. Datos muy remotos serefieren a sentimientos, pensamientos, actividadeshumanas opuestos a la dominacin; ellos parecen,por consiguiente, tan antiguos como las sociedadesde clase. Sus expresiones y su organizacin, elsentido y las funciones que han asumido, son muydiversos. Las expresiones coherentes adversas a ladominacin que han ganado ascendiente sobregrupos sociales pueden encontrarse entre los mitos,las religiones y las tradiciones ms dispares, en lasprotestas y rebeliones ms dismiles, entre las escuelasde pensamiento filosfico, poltico y social. Esasexpresiones pueden ser totalmente alternativas uopuestas a la dominacin, o serlo parcialmente, yhasta de maneras contradictorias consigo mismas. Sinolvidar esta cultura de resistencia y de rebelda,convengo en que izquierda se refiere a una pocahistrica, la del triunfo general del capitalismoeuropeo, la de la universalizacin de las prcticas,ideas y tendencias del capitalismo y de la culturapoltica europea de los siglos XIX y XX, hasta llegar alas realidades mundiales de hoy.

    Comienzo por la izquierda, y no por el marxismo,porque quiero enfatizar la rebelin como la actividadcultural ms relacionada con el tema del marxismo yla cultura cubana. No entrar en los problemas de lacultura en general. En el caso que trato, cultura serala acumulacin de actos, experiencias y saberesrelativos a los procesos polticos y sociales y suscampos ideolgicos; la acumulacin de rasgos de

    permanencia del consenso a la hegemona y detendencias a la rebelda contra el orden constituidoy las visiones o formulaciones de proyectos de futurosociales. Esta perspectiva no tiene un afnreduccionista, como se ver; pretende solo identificarlo esencial y partir de l. La izquierda, la presenciade rasgos suyos, ser un indicador respecto a larebelin, e izquierda y cultura sern un marco al cualreferir entre otros al marxismo.

    Anoto solamente algunas cuestiones que meparecen ms importantes.

    1. Los comportamientos e ideas tendientes a larebelin, que pudieran ser de izquierda, formanparte de la construccin de realidades sociales degrandes grupos humanos. Su conocimiento nopuede ser sustituido por la historia delpensamiento de determinadas personas cultas,aunque ello tiene gran inters. Las expresionesde esos grandes grupos deben ser materia primadel conocimiento social; por ejemplo, los refranes,canciones y narraciones cumplen papeles notablesen la cultura poltica del pueblo. Y las actuaciones,naturalmente; por ejemplo, ser insurrecto en losaos 50 fue ser de izquierda, y su forma culturalms lograda fue el Movimiento 26 de Julio.

    2. La izquierda no ocupa ms que una parte delespacio en la cultura cubana. Aceptar esto relevade tratar de inclinar a ciertas personas destacadasdel pasado a posiciones y significados que notuvieron, para que formen parte de una supuestamarcha cubana progresiva. Ni olvidar a otros.La moderacin, el conservatismo e incluso lacontrarrevolucin, han tenido sus intelectuales,sus activistas, seguidores y organizaciones. El signoprincipal de la acumulacin histrica cubana es elradical, pero tambin registra rearticulacionessucesivas a la hegemona del capitalismo. Elautonomismo fue la primera poltica de masascubana antirrevolucionaria, y en la Repblica, elliberalismo miguelista, los abecedarios y elautenticismo grausista, son tres ejemplos deobtencin de simpatas o de verdadero apoyo demasas.

    3. La cuestin bsica de la rebelda en el procesohistrico cubano es la de las relaciones entre laindependencia nacional y la justicia social: ese esel contenido interno decisivo en nuestras luchas

    Quiero enfatizar la rebelin como la actividad cultural Quiero enfatizar la rebelin como la actividad cultural Quiero enfatizar la rebelin como la actividad cultural Quiero enfatizar la rebelin como la actividad cultural Quiero enfatizar la rebelin como la actividad culturalms relacionada con el tema del marxismo y la culturams relacionada con el tema del marxismo y la culturams relacionada con el tema del marxismo y la culturams relacionada con el tema del marxismo y la culturams relacionada con el tema del marxismo y la culturacubana.cubana.cubana.cubana.cubana.

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    de clases, que ha sido especfico en las diferentesetapas histricas. Su asociacin o no, el modocomo se han combinado, las acumulacionesculturales que fueron formando, constituyen unamateria histrica fundamental. Aqu, como en todolo dems, son cruciales las percepciones yrepresentaciones, las ideologas a travs de lascuales los actores han vivido y resuelto lo quedespus analizan los estudiosos. Los rasgosparticulares que tuvieron en Cuba la constituciny el desarrollo del pas, en relacin con elcapitalismo, el colonialismo y el neocolonialismo,tendieron a darle un lugar preponderante a laopcin del radicalismo poltico y, por tanto, unespacio potencial a las posiciones y soluciones deizquierda.

    4. La izquierda revolucionaria no ha sidonecesariamente marxista, ni cultivar el marxismoha significado obligadamente ser de izquierdarevolucionaria. Dentro de los movimientossubversivos del siglo pasado, las posiciones msavanzadas no se identificaban por ninguna relacincon el socialismo y el marxismo. En las luchassociales y polticas del siglo XX, las izquierdasfueron de orientaciones diversas, entre ellas lasde raz marxista. La rebelin, y no el marxismo, esel elemento que hay que buscar para saber si es ono, o dnde ha estado la izquierda en el procesohistrico cubano. Es despus del triunfo de 1959cuando comienza a predominar el marxismo,dentro del nuevo orden de transicin socialistaque vive el pas. La existencia del poderrevolucionario replantea a fondo los trminos dela cuestin, aunque no elimina el problema.

    5. Una cosa es utilizar el marxismo en el conocimientode los procesos histricos, y otra convertirlo enjuez (y parte) de las valoraciones que hacemos enesos procesos de conocimiento. Evitar ese errorayuda, en este caso, a ir contra la persecusinhistrica teleolgica de nuestras races, y contralos olvidos de los hechos y personasinconvenientes. Esa atinada posicin analticapodra mostrarnos, por ejemplo, que desde el finde la Revolucin del 30, el marxismo influymucho al pensamiento radical y a las prcticas derebelda.

    6. El marxismo es un cuerpo terico de pensamiento,a la vez que una ideologa teorizada.2 Los camposde pensamiento social tienen sus especificidades,su autonoma de produccin y de influencia, sussucesiones y contraposiciones intelectuales, suentidad propia. Son realidades ellos mismos, noson reflejo de la realidad. Como teora, tambinel marxismo goza de esa relativa autonoma, a pesarde su decidida vocacin originaria de constituirun instrumento del cambio social anticapitalista y

    de inspirar profundas transformaciones de losindividuos y la sociedad. Los innumerablesaportes, insuficiencias y problemas del marxismocomo teora deben ser objeto del debate y elconocimiento y no de avales, exhortaciones,acusaciones o justificaciones.

    Un comentario sobre el marxismo en Cubadespus de 1959

    El marxismo ha sido la teora anticapitalista msexitosa como tal, y como ideologa, y la que mspervivencia ha gozado durante el ltimo siglo y medio.En el primer tercio de ese tiempo no estaba muy extendidoni tena tanta fuerza social; pero durante el siglo XX seexpandi con altibajos por todo el mundo y ennumerosos mbitos culturales, y lleg a desempearmltiples papeles de la mayor importancia.

    La motivacin central del europeo Carlos Marx eraque su teora fuera la fundamentacin de la revolucinproletaria mundial no una regeneracin de laHumanidad ni una evolucin de la especie humana.Esto es, que fuera el basamento de una accin socialfutura, violentadora de todo el orden social, en vezde vocero o intrprete de un acto o donacin desdearriba referido a un pasado ideal, o de un resultadodel proceso natural presente (del siglo XIX europeo)que los humanos recibiran como progresocivilizatorio. Marx crey en la lucha social decidida yradical para obtener la libertad para todos, como losanarquistas, pero a diferencia de ellos crey en lanecesidad de constituir rganos polticos proletariosy hacer poltica proletaria, y en que hara falta unlargo ejercicio de poder proletario para que laspersonas se tornasen capaces de cambiarse a s mismasy a las sociedades clasistas, basadas ya nada menosque en el capitalismo. Ese proceso iniciado con unpoder liberador consistira en cambios tan profundosque llevaran al mundo entero y a la gente en todaspartes a lograr vivir sin clases sociales y sin Estado,sin enajenaciones o, en trmino ms actual, sindominaciones, en asociacin de productores libres,abierta al desarrollo pleno de los individuos.

    Marx desarroll toda una teora del capitalismo,aunque incompleta en varios aspectos, y de las luchas declases en las sociedades modernas; dej una teora delos fundamentos del conocimiento social. De ellas y detrabajos especficos suyos proceden reglas indispensablespara ayudar a estudiar formaciones sociales ymovimientos productores de cambios sociales. Suconcepcin general polemiz con el idealismo y elmaterialismo de los sistemas filosficos y tambin con elpositivismo. El conjunto de su produccin terica y suposicin ofrece un basamento determinado alpensamiento y a las prcticas cientficas sociales.

    Marx estimaba que las relaciones entre su posicin ysus valores comunistas por una parte, y su actividadintelectual y sus productos, por otra, incluan aspectos

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    que eran internos a la teora misma. Para l, que debehaber sentido gran estima por sus posibilidades comoterico, la teora del marxismo es posible solo porquese ha alcanzado en Europa un determinado estadiosocial y del pensamiento. Posible no es igual a hechoconsumado o predeterminado ya los griegosconocan la distancia entre la potencia y el acto yel marxismo tena por lo mismo que ser fruto de untrabajo. Pero la cuestin est llena de consecuenciasy problemas. Las formulaciones marxianas de losfundamentos de la ciencia social, o de aspectos deella, relacionan la produccin de conocimientossociales con sus condicionamientos sociales, lo queimplica un juicio acerca de la historia de estosconocimientos, y otro juicio acerca de las relacionesexistentes entre los valores y los conocimientos.

    Me saldra del tema si desarrollo aqu mis criteriossobre los rasgos esenciales y distintivos de la teoramarxista. Advierto al menos que la concepcinmarxiana y los aportes y problemas de un siglo dehistoria intelectual del marxismo son tan diferentesde la corriente que con el apelativo de marxista-leninista ha sido dominante en Cuba despus de1971, que recuperar a Marx mismo y al marxismo esparte indispensable de todo ejercicio intelectualsobre este tema. Y no olvido una realidad socialmucho peor: el consumo obligado que durante 20 aosuna buena parte de la poblacin hizo del batiburrillo deretazos de variadsima calaa que en nombre delmarxismo apareca en los manuales al uso, de filosofamaterialista dialctica e histrica, economa ycomunismo cientfico.

    Al triunfo revolucionario de 1959 exista en Cuba,como es natural, un mundo espiritual inmenso y dentrode l un acumulado de ideas sociales, de prcticas y teorasde ciencias sociales, de ejercicios profesionales, de historiade todo esto. El conjunto constitua un enorme caudal, deuna frtil complejidad y diversidad. La revolucin fue unacontecimiento social tan tremendo, y realiz cambiostan profundos, que a veces no nos damos cuenta de queninguna revolucin es solo cambio, sino tambincontinuidades, y que expresa permanencias adems decambios.

    Poda el complejo cultural preexistente expresar lasnuevas realidades cubanas, y su pensamiento y cienciassociales plantear bien los nuevos problemas? Claro queparece imposible, pero si en la prctica las personas y las

    relaciones preexistentes fueron la base de la accinrevolucionaria, que las violent en toda la medidaque pudo hasta obtener relaciones y personasparcialmente nuevas, lo mismo deba suceder con elmundo espiritual anterior, que expresara al mundonuevo que se iniciaba, y se violentaba en la medidaque pudiera. La naturaleza de ambos procesos es,sin embargo, diferente.

    Durante los 60 aos que van de 1898 a 1959,prcticamente todas las orientaciones ideolgicas yla mayora de las ideas manejadas en Occidentefueron conocidas en Cuba y tuvieron practicantes yseguidores. Ellos sostuvieron relaciones complicadasy a veces angustiosas con la sociedad a la quepertenecan. Complejidad y angustia presentes entodos los medios que, como el cubano, han recibidolos impactos de la universalizacin de la modernidady el capitalismo. De la pugna magnfica contra ladominacin quedaron testimonios intelectualesdescollantes y otros no tan destacados, pero tambinvaliosos. Y tambin quedaron cierto nmero detrabajos valiossimos y otros que no lo eran tantodel pensamiento cubano adecuado en ltimainstancia al sistema, y a veces incluso obras deservidores directos de la dominacin.

    La acumulacin de cultura poltica radical fue elpotencial que, detonado por la vanguardia insurreccionaly asumido por el pueblo desatado, transform la polticaantidictatorial en una revolucin socialista de liberacinnacional. Entonces todo se politiz. Comoafortunadamente el saldo del proceso histrico de lasideas en Cuba era de tendencia avanzada en cuanto a laliberacin nacional y la justicia social, la Revolucinreivindic ser su heredera y continuadora. Pero asumirlorealmente y utilizar sus productos no fue nada fcil. Estees uno de la multitud de temas que esperan por estudiosserios. Apunto al menos que el viejo apotegma de Marxde 1846 las ideas de la clase dominante son las ideasdominantes en cada poca puede ayudar a guiar elinicio de ese estudio. Las ideas existentes al triunfo de laRevolucin, incluidas las marxistas, padecan de lasinsuficiencias, malformaciones y debilidades a las que lacondicin neocolonial y de mando burgus mezquinosometieron a toda la sociedad cubana durante aquellos60 aos.

    El poder revolucionario unido a la soberana popularimpusieron el nuevo orden. Que sucedi un tremendo

    La acumulacin de cultura poltica radical fue elLa acumulacin de cultura poltica radical fue elLa acumulacin de cultura poltica radical fue elLa acumulacin de cultura poltica radical fue elLa acumulacin de cultura poltica radical fue elpotencial que, detonado por la vanguardiapotencial que, detonado por la vanguardiapotencial que, detonado por la vanguardiapotencial que, detonado por la vanguardiapotencial que, detonado por la vanguardiainsurreccional y asumido por el pueblo desatado,insurreccional y asumido por el pueblo desatado,insurreccional y asumido por el pueblo desatado,insurreccional y asumido por el pueblo desatado,insurreccional y asumido por el pueblo desatado,transform la poltica antidictatorial en una revolucintransform la poltica antidictatorial en una revolucintransform la poltica antidictatorial en una revolucintransform la poltica antidictatorial en una revolucintransform la poltica antidictatorial en una revolucinsocialista de liberacin nacional. Entonces todo sesocialista de liberacin nacional. Entonces todo sesocialista de liberacin nacional. Entonces todo sesocialista de liberacin nacional. Entonces todo sesocialista de liberacin nacional. Entonces todo sepolitiz.politiz.politiz.politiz.politiz.

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    impacto doble sobre las personas y la sociedad,libertario y de poder revolucionario, y que amboscoincidieron durante todo un perodo, es un datofundamental de la Revolucin cubana.3 Adems, laideologa sobredetermin a las teoras y a las prcticasprofesionales e intelectuales en general. En pocotiempo quedaron fuera del juego las posicionesideolgicas y tericas opuestas al nuevo poder oconsideradas inaceptables por el ambiente reinante.Aunque el entusiasmo de unos y el dogmatismo deotros llev a creer que el proceso en su totalidad seinspiraba en el marxismo, eso era inexacto. Sera unerror creer que porque nos hicimos marxistas suceditodo, cuando la verdad es que nos hicimos marxistaspor todo lo que sucedi. Hubo una increblemultiplicacin de la actividad social y poltica en todoel pas y en muchas esferas de la vida. El marxismosolo comenz a adquirir peso masivo entre loscubanos en 1961, despus de la victoria de Girn yde la declaracin de que la Revolucin era socialista,cuando cien mil adolescentes estaban enseando aleer y a escribir a todos los analfabetos y aprendiendoa conocer a su pas y sus paisanos y cientos de milesse organizaban en las milicias para defender laRevolucin; cuando administradores improvisadosdirigan todos los centros econmicos nacionalizadosy puestos en manos de aquellos que no tenan nada,los sindicatos eran verdaderas agencias de la sociedaden revolucin, y tambin los CDR y la ANAP. Cuandose perfilaba el nuevo Estado nacido del EjrcitoRebelde y del INRA, se creaban sus instituciones y sedictaban mil leyes en los tres primeros aos de laRevolucin.

    En 1961 ser socialistas implicaba ser marxistas yserlo, aliados a los soviticos, inclua ser marxista-leninistas, aunque la mayora no conociera nada demarxismo. Este comenz entonces a formar parte dela instruccin sistemtica de las personas, aconsiderarse la manera acertada de ver al mundo y lagua de la poltica, y tambin un buen paradigmapara historiadores y economistas. Se crearoninstituciones especializadas para ensear marxismo.Pero lo caracterstico de esa etapa fue la fiesta dealfabetizacin general que se viva, el asalto de lasclases humildes a la cultura y una inigualadamovilidad social. Ser revolucionario inclua lavarselas manos antes de comer, hervir el agua, ensear alque no sabe, usar tractores y mquinas, etc. Hasta1967, las universidades tuvieron menos alumnos queen 1959. Todava en 1970 solo el 10% de los quematricularon el primer ao en ellas tena 18 aos omenos, y el 43% tena de 22 aos en adelante.

    El marxismo como fundamento terico generalestuvo asociado de inicio a una inmensa revolucinsocial, y fue ella quien lo legitim como ideologa.Tambin surgi asociado a la voracidad de asumir lacultura mundial desde Cuba. Ya en la primera etapadel proceso4 la que llega hasta inicios de los aos70 el marxismo fue campo de debates y pugnas que

    guardan relacin, aunque no inmediata nisimplificable, con la diferencia de visiones que existadentro del campo de la Revolucin, acerca delalcance del proceso, los modos de actuar y susfundamentos. El marxismo en Cuba haba tenidopreviamente influencia, diversidad e historia, ligadadurante dcadas a movimientos sociales y polticos,como apunt antes, y a actividades intelectuales; enmodo alguno haba fronteras delimitadas entre amboscampos. La situacin en el campo intelectual eramucho ms compleja y rica y con ms presencia delmarxismo de lo que se ha credo despus.

    Esa etapa de los 60 fue de expansin y florecimientodel marxismo. La filosofa goz de existencia autnoma,y ella y el pensamiento social avanzaron en el ambientecreado por la Revolucin. La hereja cubana les dio alas,contra la visin dogmtica y sectaria que tambin tratde imponerse en Cuba desde entonces. El medio exigainstrumentos intelectuales propios y capaces. Sesostuvieron fuertes polmicas sobre los ms variadostemas, en los que las cuestiones tericas se ventilabanal calor de divergencias concretas, sin temor a que laRevolucin resultara perjudicada. Al contrario, seaceptaba que el aire del debate era indispensable a sudesarrollo. En cuanto al marxismo, podemos discernirahora entonces estaban muy unidas tres tareasprincipales de aquel perodo: la divulgacin masiva, lapreparacin de especialistas y su inclusin en lainstruccin de los dems tcnicos y cientficos, y unarco muy dismil de intervenciones eninvestigaciones, ayudas a la produccin, servicios yotras tareas o trabajo directo en ellas, algo quese denominaba genricamente participar en la vidadel pas.

    La influencia cultural sovitica, de otros pases de suentorno y de China, as como del movimiento comunistainternacional, fue notable en la primera mitad de ladcada. Sus publicaciones sirvieron como literatura deadoctrinamiento, nueva lectura para los que en granproporcin eran nuevos lectores. Hoy miro conasombro lo que entonces vivimos con naturalidad: a pesarde todos los peligros y escaseces, de la ignorancia,inexperiencia y heterogeneidad de los actores y de lanecesidad de rpida concientizacin socialista, Cuba supolimitar aquella influencia y sujetarla al predominio de sucultura revolucionaria. En el campo del marxismo sefueron abriendo paso enfoques propios basados en lasnecesidades cubanas y en el ansia de fundamentartericamente nuestras convicciones socialistas. En esascondiciones se produjo una vuelta a Marx diferente a laque tena lugar en la Europa pos XX Congreso del PCUSy de los primeros sesenta.5

    La hereja cubana reclamaba tambin un pensamientopropio y tuvo un marxismo que quiso ponerse a la alturade la Revolucin cubana. Su posicin: es condicininexcusable partir de la Revolucin y participar en ella,en la defensa y la produccin y a travs del trabajointelectual especfico, tan digno como los dems;proponerse conocer a Marx, Engels, Lenin, a Trotsky,

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    Gramsci, Mao, el Che, a todo el pensamiento marxista,a todo el pensamiento no marxista que fuera posible,y a la historia de las luchas de clases y nacionales;pensar con cabeza propia, no aceptar dogmas,someterlo todo a anlisis, argumentar en vez de citaro de acusar; comunicarse lo ms posible con todos,divulgar, debatir. Ser antidogmtico y por sermilitante, no a pesar de serlo; por tanto, ser ajenos ala dicotoma dogmticos vs liberales de la que sehablaba entonces. Este marxismo chocforzosamente con la ideologa teorizada sovitica ycon posiciones cubanas afines o prximas a aquella.

    Tal marxismo consideraba necesarios y de intersun sinnmero de temas: filosficos, sociolgicos,econmicos, histricos, pedaggicos, de cienciaspolticas, de psicologa social, antropolgicos. Elproceso que se viva, la historia de Cuba, los sucesosde Amrica y el mundo, las nuevas ideas, le eranimprescindibles. El auge de las ciencias sociales y losespacios creados por la reforma universitaria lefavorecieron mucho. Investigar problemas se volviuna fiebre nacional en los aos 60. Se incorporaroncontingentes de jvenes al estudio y la prctica de lasdisciplinas sociales; el entusiasmo general y lasnecesidades de la sociedad y sus institucionespromovieron notables resultados, algunos de ellos muyimportantes. Con el auspicio directo de numerososorganismos del Estado y el Partido, y de la mximadireccin del pas, se desarroll mucho la investigacinconcreta y la utilizacin de una gran variedad demedios auxiliares. La proliferacin de lasinvestigaciones estuvo relacionada con los intentosde hacer teora, e incluso que investigaciones y teorasmarcharan juntos y se relacionaran de manera msgeneral con el marxismo.

    En el terreno institucional, adems del sistemanacional de Escuelas de Instruccin Revolucionariadel Partido que enseaban e investigaban marxismoy otras materias y de un Instituto de Filosofa en laAcademia de Ciencias, se crearon departamentos deFilosofa en las universidades, ya que la Reforma de 1962estableca el estudio de la filosofa marxista en todas lascarreras. Todas las organizaciones fueron creandoescuelas polticas de inspiracin marxista, y las clases,charlas y crculos de estudios de marxismo eran comunesen ellas, en la mayora de los planteles de enseanza y enlos organismos estatales y dems instituciones. Pero eranel deseo, el entusiasmo y las convicciones los regidoresde las motivaciones y trabajos marxistas; los planes yorganizaciones eran sus instrumentos. La historia de loque efectivamente sucedi en el campo de la filosofa, el

    pensamiento y las ciencias sociales en esa larga dcadaespera por estudiosos que posean rigor analtico, amorpor la verdad y pasin.

    Unas palabras sobre una experiencia personal deentonces, solo a modo de ilustracin. Compart elesfuerzo colectivo de un numeroso grupo de jvenescubanos partcipes del proceso revolucionarioagrupados en el Departamento de Filosofa de laUniversidad de La Habana, expresado en nueve aos dedocencia a muchos miles de alumnos universitarios yde otras diversas instituciones, con nuevos programasde estudio desde 1965; en un gran nmero deinvestigaciones tericas y de campo; de divulgaciones yde edicin de publicaciones; en estudios internosrigurosamente planeados y ejecutados y en una grancantidad de otras actividades muy distintas. La edicinde materiales y libros de texto y de la revista mensualPensamiento Crtico, fueron realizaciones de aquel grupo.Su actividad de conjunto influy en el marxismo deaquellos tiempos. No es este el lugar para desarrollar estetema, que por otra parte fue satanizado primero, yconcienzudamente sepultado despus en el olvido,durante dos dcadas.6

    Al inicio de los aos 70 se vio claro que fallaban dospremisas bsicas del proyecto revolucionario cubano: 1)el triunfo de revoluciones en Amrica Latina,imprescindible para formar una nueva alianza en el campoeconmico, poltico, militar y cultural que permitiera laexpansin y, por tanto, la vida del proyecto; 2) el logro delo que se llam desarrollo econmico socialista acelerado,esto es, un grado suficiente de independencia econmica.Terminaba entonces la primera etapa del proceso abiertocon el triunfo revolucionario de enero de 1959.

    Aunque el proyecto cubano no desapareci en laprctica, s se proclam bastante su abandono; esdecir, en la prctica se renunci menos a l de lo quese proclam. Se difundi que habamos sidoidealistas, que habamos querido ser demasiadooriginales en vez de aprender modestamente de lasexperiencias de los pases hermanos que habanconstruido el socialismo antes. Cuba se sujetideolgicamente a la URSS y consider antisovietismo ydiversionismo ideolgico todo lo que se diferenciara deesa sujecin. El pensamiento social recibi un golpeabrumador. Se cerr de tal manera el espacio, que lascorrientes no marxistas fueron malditas y se trat deerradicarlas, se consider incorrecto conocerlas y anms tratar de utilizarlas. Dentro de las corrientesmarxistas se afirm que solo la sovitica era la acertada yla correcta esa unin perversa de la verdad y la virtud, por lo que se redujo el marxismo al llamado materialismo

    Sera un error creer que porque nos hicimos marxistasSera un error creer que porque nos hicimos marxistasSera un error creer que porque nos hicimos marxistasSera un error creer que porque nos hicimos marxistasSera un error creer que porque nos hicimos marxistassucedi todo, cuando la verdad es que nos hicimossucedi todo, cuando la verdad es que nos hicimossucedi todo, cuando la verdad es que nos hicimossucedi todo, cuando la verdad es que nos hicimossucedi todo, cuando la verdad es que nos hicimosmarxistas por todo lo que sucedi.marxistas por todo lo que sucedi.marxistas por todo lo que sucedi.marxistas por todo lo que sucedi.marxistas por todo lo que sucedi.

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    dialctico e histrico, o filosofa marxista-leninista,o al llamado marxismo-leninismo compuesto por lafilosofa, la economa y el comunismo cientfico.

    Desde 1971 se cancelaron, de una u otra forma, valiososesfuerzos diversos que se realizaban en el pas, dirigidosal desarrollo de un pensamiento correspondiente con elproyecto original de la Revolucin cubana y con losrequerimientos que a ella presentaban Amrica Latina yel mundo. Un pensamiento que fuera por tanto capaz departicipar en un proceso tan original y tan ajeno a laespontaneidad como es la creacin de nuevas personas ynuevas realidades sociales. El cierre aquel ao del citadoDepartamento de Filosofa y de la revista PensamientoCrtico determin la disolucin de ese grupo marxistay el fin de sus actividades. La maduracin del grupo, queya comenzaba a expresarse en obras, no continu.

    El mundo de la segunda etapa del proceso tambintiene su historia, que es imprescindible recuperar ycomprender para enfrentar con ms posibilidades de xitola etapa en que estamos adentrndonos. No es fcil, nosolo por tratarse de un pasado inmediato, sino porquesiguen presentes muchos de sus resultados. En lo que a mtoca, desde 1987 he escrito sobre aspectos y hechos deaquella etapa, que he calificado de contradictoria. Durante15 aos se registraron notables avances en la economa,en la poltica social, en los servicios de salud y educacin,en el bienestar material, en el tipo de organizacininstitucional que se adopt, como resultado delordenado trabajo realizado en esos aos, de los frutosde los enormes esfuerzos de la primera etapa ytambin de la parte positiva de las relacioneseconmicas anudadas con la URSS y el bloque queella diriga, relaciones que obtuvo Cuba por el valorque haba logrado darse a s misma y por el papelgeopoltico que tena. Pero tambin se hicieron fuertesen esa etapa la burocratizacin generalizada, laformalizacin y ritualizacin, el autoritarismo, elseguidismo, la formacin de grupos privilegiados, lasupresin de todo criterio diferente al considerado oficial,el reino de la autocensura, la simulacin, el unanimismoy otros males.

    Un marxismo-leninismo trgico uso delnombre de uno de los ms grandes luchadores por lalibertad del siglo XX dogmtico, empobrecedor,dominante, autoritario, exclusivista, fue impuesto ydifundido sistemticamente, en el preciso momentoen que creca tan bruscamente el nivel de preparacinde los nios y jvenes cubanos, que es difcil encontraren el mundo un ejemplo igual obtenido en el plazode una generacin. Las maneras soberbias y laaparente ocupacin absoluta del lugar de la ideologapor aquel tipo de marxismo fueron engaosas; en esosaos se echaron las bases de la futura indiferencia oaversin que tena que provocar esta situacin.

    Casi se lleg a liquidar prcticamente laspublicaciones de ciencias sociales; las sobrevivientesy alguna nueva fueron sujetas a limitaciones yesquemas muy rgidos. Al suprimirse el debate se acabla razn de ser de esas publicaciones, al dogmatizarse el

    pensamiento social perdieron las publicaciones laposibilidad de expresar sus problemas y sus logros.Se estableci la prctica de la censura, y al volversetan crnica esta se convirti en autocensura,muchsimo ms castradora que aquella y de efectosperniciosos ms prolongados en el tiempo.

    A pesar del quebranto de estos aos las investigacionesde asuntos concretos continuaron, solicitadas pororganismos estatales y polticos, y se ampliaron conel crecimiento de las estructuras y de los nivelestcnicos generales. Pero se excluyeron temas deinvestigacin imprescindibles, se dificult la asuncinde otros mtodos e ideas, se presion en cuanto aresultados de investigacin que se estimaraninconvenientes, se cre una absurda cultura delsecreto y de la sospecha, y se rompi la relacin entrelas investigaciones de ciencias sociales concretas y elcampo terico de esas ciencias. La carrera universitariade Sociologa fue simple y torpemente eliminada. Elpredominio del marxismo sovitico ejerci un efectofunesto. En la prctica de cada disciplina hubo gradosdiferentes de dificultades. Por otra parte, muchasveces no haba una relacin estrecha entre las teorasy las prcticas profesionales, o las prcticasencontraban su asidero ms inmediato en mtodosimplcitamente relacionados con teoras diversas,aunque en general todos se declaraban marxista-leninistas.

    Los sistemas de enseanza han creado muynumerosos contingentes de graduados de filosofa yeconoma y tambin de algunas ciencias sociales. Ladocencia ha sido una de las ms socorridas fuentesde empleo. Aunque lo usual ha sido que losorganismos se interesen por las investigaciones decorte emprico, a la vez se desarroll un enormecampo de eventos, instituciones y actividades pblicasen nuestra sociedad, en los cuales lo terico haencontrado espacio y dedicaciones permanentes.Tambin es cierto que se ha denominadoinvestigaciones tericas a ejercicios que distanmucho de serlo. Desgraciadamente, lasinvestigaciones tericas se subdesarrollaron en trminosgenerales. Durante una etapa bastante larga predominuna fraseologa singularmente vaca que se convirti entema, rbitro y lenguaje de la elaboracin terica; ella fueimpuesta e incluso reclamada en muchos mediosacadmicos y de cientficos sociales y nunca faltaba enlos eventos. Ese mundo, que est hoy completamentedesgastado, ocup una vida de formacin y de prcticasde gran parte de los profesionales existentes.

    En el espacio complejo y contradictorio de los 70-80se fue creando un nuevo escenario nacional, conpredominio numrico y de alta escolarizacin de lapoblacin joven, nacida despus pero protagonista deotros eventos y con nuevas vivencias y preocupaciones;otra vez permanencias y cambios son materia de lacomprensin posible y necesaria del perodo, aunqueentonces sus modos de suceder y expresarse eran muydiferentes.7 Cuando en 1986 se hizo pblico el llamado a

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    iniciar un proceso de rectificacin de errores ytendencias negativas, precoz toma de distancia cubanadel socialismo real, comenzaron a cuestionarse losfundamentos de aquella segunda etapa.

    Las tensiones y dificultades que afront el proceso derectificacin son sumamente importantes para quien deseecomprender el proceso histrico 1986-1991, y por endecada uno de sus aspectos, incluido el del marxismo. Encuanto al necesario abandono de la ideologa delmarxismo-leninismo se produjo una situacin que,quizs por evitar ser dramtica, result totalmenteineficaz. Como resultado de ella no hubo un debate abiertonacional, capaz de motivar una renovacin del interssobre bases nuevas que ayudaran a la recuperacin delmarxismo y que franqueara un perodo de transicin eficazpara un nuevo florecimiento ideolgico y terico. Faltun campo alternativo de publicacin de criterios diversos,de educacin, de debates, en el cual otros temas, otrosprocedimientos y otras posiciones marxistas pudieranabrirse paso. Adems, el funcionariado a cargo de las reasideolgica y de educacin del marxismo-leninismohaba sido formado intelectualmente, en general, enel sistema de la ideologa sovitica y estaba habituadoa sus modos de pensar y actuar y tambin a los rasgosnegativos nuestros. Una multitud de profesores y deotros tcnicos laboriosos y responsables quedsumida en una situacin profundamente desventajosay desconcertante. Al faltar una ruptura y un avance,la confusin y el desaliento fueron crecientes.

    El marxismo hoy: crisis y perspectivas

    Cuando estall el gran desprestigio del socialismoy el final tan bochornoso del bloque de EuropaOriental se torn un siniestro Midas del fango, lasituacin de Cuba se volvi crtica en la economa ypeligrosa en la seguridad nacional. Una nueva etapaha comenzado con la reinsercin en la economa mundialy con las transformaciones econmicas y sociales en curso.En medio de problemas enormes y acuciantes, no creoque el que analizamos sea objeto de mayor inters en losaltos niveles institucionales. Pero sigue ah, acumulandoahora sobre s viejas y nuevas complejidades. No tengodatos suficientes, pero mi impresin es que el viejomarxismo-leninismo an funciona, como una ruedacada vez ms suelta, en unos casos desvado y en otrosligeramente remozado y mezclado con ingredientes

    occidentales. En los planteles educacionales se haatemperado su imperio y recortado su alcance.Adems, en los instrumentos de reproduccinideolgica son cada vez ms escasas las referencias alsocialismo y al marxismo como un requerimientoideolgico. No subestimo la esterilidad vigente desectores ideolgicos burocratizados que siguenfuncionando e imponiendo su arbitrio o su inaccin.Pero lo ms visible es una suerte de vaco ideolgicoaparente. Me preocupa mucho que la agonavergonzante del marxismo-leninismo, que durantecasi 20 aos fue confundido con todo el marxismo,aumente el desaliento y la confusin actuales. Hayque evitar que esa ideologa arrastre en su cada atodo marxismo posible.

    La magnitud del desastre ideolgico es enorme einfluye a todos, aunque los comportamientos seandismiles. La ruina del llamado socialismo real fueaparentemente sbita, pero se estuvo incubandodurante mucho tiempo. Los impactos tan grandesrecibidos como consecuencia de los sucesos deEuropa Oriental nos aclararon finalmente doscuestiones: qu decisivo era el exterior para nosotros;y qu necesidad tan vital tenamos de reconocernosy revisarnos en busca de nuestra propia fuerza eidentidad. Fuimos muy dependientes de un centrode poder e ideolgico que nos era ajeno y que ensu discurso y sus ritos esconda un sistema dedominacin en descomposicin. Sin embargo, noestamos solos ahora. Nuestro destino no incluye lasoledad. Ni estamos satisfaciendo bien la necesidadtan vital de autoidentificarnos y buscar nuestraspropias fuerzas. El trabajo intelectual tiene entoncesque contribuir, dentro de su especificidad y sumodesto alcance, a esa tarea tan bsica.

    El marxismo vive una crisis que tiene races muyhondas y se fue gestando durante dcadas. La liquidacinde regmenes que se llamaban a s mismos socialistas y elfinal aparente del supuesto conflicto a escala mundialentre el capitalismo y el socialismo, con el triunfo delprimero, no nos dispensa del deber de conocer y valorarel proceso histrico implicado. Es urgente eimprescindible recuperar y comprender toda la larga ycompleja historia del marxismo en el siglo XX. Examinarsus procesos intelectuales: aparicin de nuevos temas yampliacin de su objeto, asuncin de otras teoras ymtodos, los nuevos aportes, contracciones de sucontenido y su eficiencia, contraposiciones con otros

    Me preocupa mucho que la agona vergonzante delmarxismo-leninismo, que durante casi 20 aos fueconfundido con todo el marxismo, aumente el desaliento y laconfusin actuales. Hay que evitar que esa ideologa arrastreen su cada a todo marxismo posible.

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    cuerpos de pensamiento, divulgacin para grupos ypara millones, formacin y existencia de gruposprofesionales dedicados al marxismo, entre otros.Analizar la historia de sus relaciones con las luchasde clases y con las luchas por la independencia opor la liberacin nacionales, con las esperanzas y lasluchas de mujeres, de etnias, de creyentes religiososy de otras comunidades, en todo el mundo, de estesiglo. Estudiar sus relaciones tan complejas con launiversalizacin tantas veces colonial y neocolonial,hoy transnacional del capitalismo imperialista y delos campos culturales ligados o influidos por l.Entender sus nexos con las grandes revoluciones delsiglo, de Rusia, China, Cuba, Viet Nam, y con lasdems, as como con los poderes y estados que lohan invocado como ideologa y teora oficiales y conlas instituciones que lo han reconocido como su gua.

    Todo ese universo interactu con la teoramarxista y la puso a prueba, a ella y a las prcticasanticapitalistas. Recuperarlo y comprenderlo,conocerlo, me parece esencial para la formacin denuestros estudiosos de ciencias sociales, aunque metemo que es un camino en el que falta mucho porandar. Para los intelectuales cubanos la cuestin esinexcusable. Siempre estamos obligados a partir delo existente, ya pretendamos llegar muy lejos o no.Para ejercitar ese deber de conocer y valorar al queme refiero, todos en Cuba estamos en una situacindifcil, con los gravmenes y remanentes de una etapamuy nefasta que dur muchos aos.

    Un ejemplo muy claro es la gran reluctancia aaceptar la existencia de una crisis. En vez de discutirsu naturaleza y las posibles vas de superacin, muchosse han conformado durante aos con el torneo verbalalrededor de la pregunta hay crisis en el marxismo?.Solo la cruda realidad los va acallando. Lo cierto esque, en casos como el cubano, el marxismo puedeespecificarse en cinco aspectos: a) teora de larevolucin y del proyecto socialista-comunista queinforma a las instituciones, las relaciones socialesfundamentales y las conductas individuales atinentesa ellas; b) parte de las concepciones e imgenes delmundo que aspiran a regir las vidas y conductas enuna direccin determinada; c) ideologa oficial; d)cuerpo terico profesional: disciplina, filosofa,profesin, campo de investigacin y estudios, dedocencia y de divulgacin; y e) influencia sobrecampos culturales definidos, como seran losartsticos, de las ciencias y otros. En mi opinin, elmarxismo en Cuba atraviesa hoy una crisis en todosesos aspectos, aunque ms aguda en unos que enotros.

    La crisis del marxismo en Cuba puede analizarsedesde varias dimensiones. Forma parte de la peorcrisis del marxismo como ideologa en toda suhistoria, a la que hemos aludido. Las ntimasrelaciones sostenidas con el campo sovitico hacenms sensible esa dimensin, porque el desastre arrastodo el prestigio de la teora sovitica. En la dimensin

    nacional, factores sociales importantes de laactualidad influyen muy negativamente en lavaloracin que se tenga del marxismo; su abandonoforma parte, para muchos, de cambios msabarcadores. En cierta medida, el descrdito odesahucio del marxismo como teora y comoideologa es tambin una expresin de la modalidadde lucha cultural que asume una parte de la polticaactual. Desde otro ngulo, exacerba la crisis eldefensismo remanente del marxismo-leninismo querigi, estril y contraproducente, porque se presentacomo defensor de la ideologa de la Revolucin. Poruna u otra causa, se suman el abandono del marxismoy el prejuicio contra su examen y su utilidad. Laprofesin pierde terreno en su utilizacin y supresencia social. Y la teora marxista misma pasa poruno de esos momentos en que se necesita revisin,recuperacin, puesta al da y bsqueda de eficaciaconceptual, frente a la falta de realizacin en elmovimiento histrico y al reto tan radical que hoy lepresentan los problemas, las percepciones y lasperspectivas de los individuos y las sociedades. Estaltima dimensin de crisis no es privativa delmarxismo; la comparte con las direccionesfundamentales del pensamiento social actual.

    La situacin es muy difcil: el marxismo se conocemuy mal y muy poco; se conoce ms la vulgarizacinque tom el nombre del marxismo, se le despreciabastante y se le asocia al autoritarismo, a la ineficaciay a muchos males atribuidos al socialismo, unos conrazn y otros sin ella. El punto de partida de esedesprecio es peligrossimo, forma parte de una olaconservadora que se extiende por el pas y que afectatambin a sectores intelectuales. Tenemos numerososprofesionales preparados y con prctica, pero confuertes deficiencias de informacin y formacinterica e influidos por la situacin que he descrito.Los problemas y la situacin acumulada afectanmucho las posibilidades generales de desarrollo dela filosofa y los campos tericos de las cienciassociales, afirmacin que relativizo cuando considerodiferentes disciplinas e individualidades. Laburocratizacin tambin afect duramente a laadministracin de las ciencias. No creo que en elcaso de las ciencias sociales los llamados poloscientficos resuelvan mucho. En Cuba algunas cienciastienen un gran desarrollo y all s son vlidos losinstrumentos de coordinacin y de racionalizacinde esfuerzos y recursos. Pero lo que necesitan lasciencias y el pensamiento sociales son estmulos alas iniciativas, la diversidad, la informacin y elintercambio y no esquemas administrativos quepudieran tornarse camisas de fuerza.

    Tantos factores negativos pueden ser ms gravespara el marxismo, al reforzarse unos a otros encondiciones propicias. Y ellas son advertiblesactualmente. La sociedad constituida a partir de laRevolucin el complejo cultural de transicinsocialista de sus instituciones, conductas, costumbres,

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    ideas, expectativas, proyectos est siendo sometidaa un conjunto de procesos e influencias que ladesafan en muchos terrenos bsicos.8 Esas nuevasrealidades favorecen el aumento de actitudes defatiga, de alejamiento o de disenso en unos; y en otros,generan grandes modificaciones del modo de vidarespecto al modelo que predomin durante dcadas,con la consiguiente necesidad de justificacionesideolgicas y, si es posible, legitimacin. Seraerrneo, sin embargo, subestimar la fuerza y lascapacidades existentes en Cuba a favor de unacontinuidad del rgimen de justicia social y soberananacional que hemos tenido. Dentro de ese marco, larenovacin del inters por el marxismo a que merefera al inicio puede ser un buen sntoma.

    A su favor operan la acumulacin de culturapoltica y sentimientos socialistas y orgullo nacional,que persisten. Es apasionante la claridad ideolgica,la profundidad de crtica, la sagacidad poltica y lacapacidad cultural y tcnica con que se expresanmultitud de personas en cualquier institucin, eventoo lugar del pas, por iniciativa y preocupacin propias,sin haber recibido orientaciones. Tambin es notable lagran expansin de las capacidades de investigar lasrealidades sociales y la sensibilidad para identificar losverdaderos problemas. Y no es desdeable el nmerode los que tienen conocimientos tericos tiles y losutilizan. Que esos factores favorables lo sean o nopara una recuperacin crtica del marxismodepender de este, naturalmente, y no de ellos. Locierto es que ha habido esfuerzos e iniciativas desdeque comenz a aflojar el frreo control que exista.Pero el caso es que en el campo del marxismo yno solo en l el dinamismo de individuos y gruposde la sociedad es mayor que el de las institucionesfacultadas y estas tienen en Cuba un peso muchasveces decisivo.

    No creo que el problema actual del marxismo seatener un modelo a seguir, o de autoridad de clsicos, o deexistencia de consensos. S que es muy difcil norepresentarse aquello a que se pertenece como un poder,o al menos como una parcela que representa ciertacantidad de poder. Pero es vital negarse a eso. Si elmarxismo en un pas en transicin socialista se reduce

    a ser el marxismo desde el poder, el poder vence alproyecto y otra vez se pierde la batalla del socialismo.Y a escala mundial ni siquiera es pensable esa actitud.Para m, ser marxista hoy no es asumir y encuadrarse.Es tomar parte en la creacin de un rumbo, de unproyecto de vida y actuacin ajeno y enfrentado alcapitalismo, que incluya prcticas de pensamientosocial rigurosas y crticas, relacionadas profundamentecon unas posiciones ideolgicas y una participacinen la formacin del campo cultural que seansocialistas, y por tanto participantes en la contiendacultural en curso.

    El capitalismo trata de ganar la guerra cultural dela vida cotidiana. Esto es, usted puede decir lo quele parezca y le pueden gustar o no las telenovelas, elanarquismo, la ecologa, Lezama Lima, laposmodernidad o los comunistas, pero atngase a quela nica cultura posible de la vida cotidiana es la delcapitalismo. Los centros fundamentales delcapitalismo mundial tienen dos cartas formidables asu favor: un poder inmenso en muchos terrenos y elhecho de que la naturaleza de la cultura delcapitalismo es universalizante. La reproduccineconmica de esos centros solo necesita abarcar unaparte de la poblacin mundial; el resto, enorme, essobrante. La reproduccin cultural universal de sudominacin le es bsica, entonces, para suplir loslmites de su alcance real y dominar a todos losexcluidos mediante su consenso. Para ganar su guerracultural, al capitalismo le es preciso eliminar larebelda y prevenir las rebeliones; homogeneizar lossentimientos y las ideas, igualar los sueos. Si lasmayoras del mundo, oprimidas, explotadas osupeditadas al capitalismo mundial, no elaboran sualternativa diferente y opuesta a l, llegaremos a unconsenso suicida, porque para nosotros no hay lugarfuturo. Y en vez de proyectos y esperanzas soloquedara el recurso de apreciar el sosiego de nuestraresignacin.

    Es necesario que haya una alternativa y que estaincluya una recuperacin y utilizacin del marxismo.Pero, qu marxismo recuperaremos?, en qu consisterealmente recuperarlo? Hoy esto est ligadontimamente a la recreacin del concepto de

    A su favor operan la acumulacin de cultura poltica yA su favor operan la acumulacin de cultura poltica yA su favor operan la acumulacin de cultura poltica yA su favor operan la acumulacin de cultura poltica yA su favor operan la acumulacin de cultura poltica ysentimientos socialistas y orgullo nacional, quesentimientos socialistas y orgullo nacional, quesentimientos socialistas y orgullo nacional, quesentimientos socialistas y orgullo nacional, quesentimientos socialistas y orgullo nacional, quepersisten. Es apasionante la claridad ideolgica, lapersisten. Es apasionante la claridad ideolgica, lapersisten. Es apasionante la claridad ideolgica, lapersisten. Es apasionante la claridad ideolgica, lapersisten. Es apasionante la claridad ideolgica, laprofundidad de crtica, la sagacidad poltica y laprofundidad de crtica, la sagacidad poltica y laprofundidad de crtica, la sagacidad poltica y laprofundidad de crtica, la sagacidad poltica y laprofundidad de crtica, la sagacidad poltica y lacapacidad cultural y tcnica con que se expresancapacidad cultural y tcnica con que se expresancapacidad cultural y tcnica con que se expresancapacidad cultural y tcnica con que se expresancapacidad cultural y tcnica con que se expresanmultitud de personas en cualquier institucin, eventomultitud de personas en cualquier institucin, eventomultitud de personas en cualquier institucin, eventomultitud de personas en cualquier institucin, eventomultitud de personas en cualquier institucin, eventoo lugar del pas, por iniciativa y preocupacin propias,o lugar del pas, por iniciativa y preocupacin propias,o lugar del pas, por iniciativa y preocupacin propias,o lugar del pas, por iniciativa y preocupacin propias,o lugar del pas, por iniciativa y preocupacin propias,sin haber recibido orientaciones.sin haber recibido orientaciones.sin haber recibido orientaciones.sin haber recibido orientaciones.sin haber recibido orientaciones.

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    proyecto, las clases sociales en Cuba hoy y susrelaciones con los aspectos de la formacin social,son dos de esos temas. El impulso eficaz al desarrollode la teora y los mtodos suele venir del trabajoserio con problemas bsicos. La dimensin histricade ellos, por ejemplo, exigir abordar problemasfundamentales de la historia de Cuba a partir delmarxismo, esto es, de la teora de las luchas de clases.Otro tema necesario es el de la naturaleza y losmecanismos de la dominacin capitalista en laactualidad.

    La recuperacin y avance del marxismo tendr queincluir otra vuelta a Marx. Esta vez lo exige la situacincreada por la bancarrota de los regmenes, organizacionese ideologa que utilizaron su nombre y el obligadodeslinde entre ellos y Marx. Pero tambin lo reclama laproximidad creciente entre el mundo del capitalismotransnacional de hoy y el formulado tericamentepor Marx hace siglo y medio como primera premisade la liberacin humana. Puede ser que su teoracomience a entrar apenas en la fase de su verdaderaaplicacin mundial. Y a mi juicio su concepcin esadems la ms apropiada para volver a impulsar losfundamentos de la ciencia social, al darles paradigma,algunos puntos de apoyo vlidos y una adecuadarelacin ciencia-conciencia. Claro est que de nadaservira la vuelta si se convierte a Marx en un fetiche:sus errores y exageraciones, sus ausencias, lo que yaenvejeci, pueden ayudarnos solo a buscar mejor;su mtodo y sus aportes tericos y ms especficos,su actitud intelectual, sern inapreciables si solo losusamos como puntos de partida, o de inspiracin,como instrumentos, o para interrogarlos. Y poner aMarx y a la historia del marxismo ya sin exclusionesni tergiversaciones en relacin permanente con elrico y complejo desarrollo de las ciencias sociales yde los procesos sociales del siglo XX.

    Reivindico a Marx, que estudiaba las circunstanciassociales condicionantes del pensamiento social yreclamaba a la vez que el pensamiento sea una palancaeficaz para cambiar las circunstancias sociales. No melimito a declarar soy marxista, pues no soy una piezade museo ni quiero serlo. El marxismo es una buenabrjula para encontrar el camino en una situacintan complicada como la actual. Pero ser marxistacomo una profesin de fe me parece estpido: elmarxismo no es un talismn ni da buena suerte.

    Ser marxista sera una de las formas de construirel desarrollo de las ciencias sociales cubanas, derecuperar los procesos histricos y los saberesacumulados en su sociedad, de conocer sucircunstancia actual y sus opciones de futuro. Seraparticipar en la asimilacin crtica de todos los camposde conocimiento estructurados como teoras y comoprofesiones, como tcnicas y como resultado deinvestigaciones, en las ciencias sociales cubanas y delmundo de hoy. Y tanto esfuerzo, naturalmente, no paraconvertirnos en bellos almacenes de erudicin, sino pararealizar trabajos intelectuales concretos sobre temas

    socialismo, porque si no lo hacemos seremos tandbiles que la tarea sera imposible. Si el socialismoentre nosotros es solo una referencia al pasado, estperdido. Solo avanzaremos si es una referencia desdeel presente hacia el futuro y tratamos de elaborarloentre todos.

    En estas circunstancias y ante las necesidades delfuturo cercano, el pensamiento social cubano tieneque volver a tener peso. Los niveles intelectuales quese lograron, tan superiores a escala masiva, no sernforzosamente una fuerza positiva: en la sociedad queescogimos nada importante es espontneo ni esotorgado por el destino. Ya es un teatro de esa tensinel de la reasuncin de nuestra historia y lareinterpretacin de sus procesos, entre ellos elpensamiento social, sus productos y suscondicionamientos. Reaparecen algunos autoresMaach es un ejemplo y se ensayanrevaloraciones, de trminos, de adscripcionestericas, o de posiciones acerca del decursar histricoo el destino de Cuba. El denominador comn deestos temas es haber sido abandonados, poco tratadoso maltratados por lo menos durante 25 aos.

    Me parece muy positivo lo que sucede: de algunamanera ha de ponerse en movimiento otra vez elpensamiento cubano. Solo llamo la atencin acercade tres puntos: a) cualquiera que sea la opinin sobre eltiempo transcurrido, ahora estamos en uno de esosmomentos de obligada reasuncin y revaloracin deun pas: la nacin cubana, la historia, las ideas, losvalores, los proyectos de futuro; y no ha sido pordecisin de los intelectuales, lo estn exigiendo lasnecesidades de la sociedad, aunque ellas no fueranexpresadas; b) nunca han sido neutrales esasperidicas reasunciones y revaloraciones de un pas;con todas las mediaciones, debidas precisamente asu entidad y autonoma intelectuales, ellas expresantambin su condicionamiento por los distintosintereses y visiones sociales que existen y, por tanto,implican posiciones diferentes y discordes; y c) lasnegativas consecuencias del gran desnivel que se creentre la cultura adquirida por la poblacin en losltimos 20 aos y los lamentables atributos que hantenido los fundamentos del conocimiento social, asu vez confundidos con la ideologa oficial.

    Me pregunto entonces, desde mi posicin deintelectual socialista opuesto al funesto controlburocrtico del trabajo intelectual: qu funcionescumplirn las ideas, pensadores y proyectos de pasrevalorizados en los aos noventa, respecto a lasnecesidades, estados de nimo, expectativas yproyectos actuales? En las condiciones queatravesamos, habr suficiente independencia decriterio, formacin terica y presupuestosideolgicos socialistas al realizar estas actividadesintelectuales?

    Ese problema nos ilustra una realidad: ciertos temasson principales hoy, y ellos sern cruciales para eldesarrollo de la teora. La nacin cubana actual y su

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    necesarios y con medios apropiados. Ser marxista noes tanto un asunto de paradigma, ms bien es delucha y angustia, de estudio y creacin.

    El pas est cambiando, desde el lugar magnfico,dual, menguado y aventurado al que hemos podidollegar. Ese cambio no est regido por un destinoinexorable: puede cambiar por rumbos diferentes,tener sus cambios sentidos dispares. No le toca altrabajo intelectual papel alguno en esto, despus delos esfuerzos grandiosos realizados, que elevarontanto las capacidades de millones de personas? Esimposible entender que lo ms fuerte y avanzado quetiene Cuba es el nivel de los sentimientos y la culturasolidaria de su gente?

    De qu servirn estos trabajos? Sern solo, comotantas otras situaciones de hoy, para el fastidio dealgunos y la impotencia de los otros, fastidio eimpotencia a veces, por momentos, permutados?Habr que esperar a que venga el tiempo de losjuicios terribles? Y que despus, los historiadores demaana queden perplejos ante la vez aquella en queenormes capacidades de percepcin y lucidez no secorrespondan con ninguna actuacin. No puede sertan estril el trabajo intelectual. Yo confo en lanecesidad, que segn nos record una vez FedericoEngels, puede ms que las universidades, y en lasreservas prodigiosas de este pas.

    Notas

    1. He publicado en La Habana este ao Un comentario cubanosobre atesmo y marxismo, en Caminos, La Habana, 1(1), enero-marzo, 1995: 6-10.; Marxismo y cultura nacional,Contracorriente, La Habana, 1(1), julio-septiembre, 1995: 109-14; e Historia y marxismo, La Gaceta de Cuba, (4), julio-agosto,1995: 9-15; y participado oralmente en numerosas actividadesen las que se aborda el marxismo.

    Para m, ser marxista hoy no es asumir y encuadrarse. Es tomarparte en la creacin de un rumbo, de un proyecto de vida yactuacin ajeno y enfrentado al capitalismo, que incluyaprcticas de pensamiento social rigurosas y crticas,relacionadas profundamente con unas posiciones ideolgicasy una participacin en la formacin del campo culturalsocialistas, y por tanto participantes en la contienda culturalen curso.

    ' , 1995.

    2. He ido dando mis criterios sobre esta cuestin y sobre elmarxismo en general, durante los ltimos 30 aos; desde laPresentacin del libro Lecturas de filosofa , La Habana:Universidad de La Habana, Departamento de Filosofa, 1966; Elejercicio de pensar, El Caimn Barbudo , La Habana, (11),febrero, 1967; o Marx y el origen del marxismo, PensamientoCrtico, La Habana, (41), junio, 1970: 10-46; hasta Historia ymarxismo, Op. cit.

    3. Me he referido a l en varios trabajos, entre ellos: Che, elsocialismo y el comunismo, Casa de las Amricas, La Habana,1989; Cuba: problemas de la liberacin, el socialismo, lademocracia, Cuadernos de Nuestra Amrica , La Habana, (17),julio-diciembre, 1991: 124-48; en Marxismo y cultura nacional,Op. cit.; y en Comentarios a Girn: la fuerza del pueblo,[ponencia], Taller sobre Playa Girn, CEASEN, abril, 1995.

    4. He expuesto mi criterio sobre etapas de la Revolucin a partirde 1959 en Desafos del socialismo cubano , La Habana: Centrode Estudios sobre Amrica, 1988; en El socialismo cubano:perspectivas y desafos, La Habana, Cuadernos de NuestraAmrica, 7(15), julio-diciembre, 1990: 27-52; en Cuba:problemas de la liberacin, el socialismo, la democracia, Op.cit.: 131 y ss.; y otros.

    5. Vase Fernando Martnez, Nota: sobre el estudio del jovenMarx, en: Lecturas de filosofa , t 1. Ob. cit.: 127.

    6. He tocado en alguna medida el tema en Cuba y elpensamiento crtico, entrevista realizada por Nstor Kohan,Dialktica, Buenos Aires, (3-4), octubre, 1993, reproducida enAmrica Libre, Buenos Aires, (5), 1994: 63-76.

    7. He examinado este cuadro de datos y de comportamientossociales, sobre todo en Cuba: problemas de la liberacin, elsocialismo, la democracia, Ob. cit.: 133-40.

    8. He tratado esta cuestin, entre otros, en Desconexin,reinsercin y socialismo en Cuba, Cuadernos de NuestraAmrica, La Habana, 10(20), julio-diciembre, 1993: 46-64; en laconferencia Nacin y sociedad en Cuba, UNAM, Mxico, D.F.,28 de septiembre de 1994; y en Marxismo y cultura nacional,Ob. cit.