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L as “pandillas” o agrupaciones juveniles son un tema que interesa al debate de la seguridad ciu- dadana en la medida que éstas pueden o no ve rse relacionadas con fenómenos violentos y/o delincuenciales y no tanto por la representación que se ha construido de estos grupos como “anti” socia- les, “enemigos” del bien común y agentes de la “inse- guridad”. Por otro lado, es necesario entender que estas agrupaciones pueden ser un reflejo de fenóme- nos de exclusión y violencia que afectan a los y las jóvenes que las integran y no sólo de las violencias que se ejercen desde y por los jóvenes. Con esto se pretende generar un diagnóstico preliminar que pro- mueva un debate más concienzudo sobre el tema, con el fin de aportar a la construcción de políticas públicas de seguridad más integrales y mejor estruc- turadas. En principio hago una descripción breve de los estudios existentes en el Ecuador sobre el tema, planteo interrogantes sobre la definición de “pandi- llas” y presento algunas clasificaciones aceptadas. Por último, presento algunas reflexiones sobre la relación entre pandillas y criminalidad, un análisis de las políti- cas públicas que se han generado en torno al tema y una reflexión final sobre las violencias en las cuales se enmarcan las vidas de los y las jóvenes del país. Estudios sobre pandillas en el Ecuador 1 A modo de introducción, se puede decir que el tema de las pandillas es un área de análisis que sufre de una profunda “incomprensión”, está teñido de estereoti- pos, y visiones moralistas, lo cual se agudiza por el hecho de que aún en el país la producción científica sobre el tema es fragmentaria y no existe un debate serio entre diferentes posturas y autores/as. La mayo- ría de las investigaciones se concentran en Guayaquil, mientras que en Quito y el resto de ciudades, donde estas agrupaciones también han tomado fuerza, los estudios son pocos si no inexistentes. No obstante, dentro de los estudios realizados se observan algunos esfuerzos por evadir miradas este- reotipadas sobre los y las jóvenes en general y sobre las pandillas en particular. Los trabajos de Mauro Cerbino (2000, 2004), por ejemplo, se abocan a “com- prender” a estos grupos, poniendo un especial énfasis en el análisis de sus “saberes”, consumos culturales, formas de expresión, etc. Por otro lado, existen estu- dios de corte cuantitativo realizados por organizacio- nes no gubernamentales con fines muy específicos, como la generación de acciones y programas concre- tos.Tal es el caso de una encuesta aplicada en Cuenca por la Fundación Paul Rivet y en Guayaquil por la cor- poración SERPAZ, en el año 2004 (no se encontró un estudio similar en Quito). Estos datos ayudan a carac- terizar cuantitativamente el fenómeno, aunque care- cen de la minucia del trabajo cualitativo. El trabajo investigativo de SERPAZ, y en particular de Nelsa Curbelo, se destaca por estar apoyado en la estrecha colaboración que existe entre la ONG y dis- tintos grupos juveniles de la ciudad de Guayaquil, por lo tanto constituye un trabajo valioso. También cabe destacar que aún no se estudia el g rado y la forma de participación de mujeres jóvenes en las pandillas ni las relaciones de género que se esta- blecen al interior de ellas, pues éstas aún son conside- radas principalmente como organizaciones masculinas. Un aporte importante de las investigaciones exis- tentes es que demuestran la necesidad de trascender las tendencias represivas y moralistas que predominan en el tratamiento del tema de las agrupaciones juve- niles. No obstante, representan esfuerzos aislados que no han sido incorporados al diseño de políticas por parte de los organismos del Estado, lo cual se refleja en el discurso oficial que manejan las instituciones encargadas de estos temas. ¿Qué es una pandilla? Es pertinente planterase esta pregunta pues, como afirma Nelsa Curbelo (2004), “[l]a aplicación del tér- mino “pandillas” tiene una connotación política que estigmatiza a sectores juveniles de estratos popula- res”. El término “pandillas” ha adquirido una connota- ción negativa, que es alimentada por los medios de comunicación y los organismos que se ocupan de su “control”. Entre los y las jóvenes que conforman estos grupos, el término tiene poca aceptación. El modo como se define lo que es una pandilla, entonces, tiene repercusiones políticas tangibles. Por ejemplo, la mayoría de las definiciones que circulan establecen una asociación automática entre pandillas y delincuencia. Por ejemplo,Torres Chávez (2003) defi- ne a la pandilla como “un grupo de tres o más indivi- duos con un interés común, un enlace o actividad caracterizada por conducta criminal o delincuente” y en el Diario la Hora se las definió como “organizacio- nes delincuenciales juveniles”. El organismo encargado del control y monitoreo de estos grupos, la Policía Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes (DINAPEN), define a las pandi- llas exclusivamente como agrupaciones juveniles que participan en algún campo delictivo. Operativamente, esto puede ocasionar que agrupaciones de jóvenes con ciertos rasgos “pandillescos” sean asociados auto- máticamente con acciones delictivas y se conviertan en “sospechosos”. Finalmente, la definición de una Flacso Sede Ecuador • Programa Estudios de la Ciudad 4 Pandillas y naciones en Ecuador: diagnóstico de situación Andreina Torres T E M A C E N T R A L

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    Las pandillas o agrupaciones juveniles son untema que interesa al debate de la seguridad ciu-dadana en la medida que stas pueden o nove rse relacionadas con fenmenos violentos y/odelincuenciales y no tanto por la representacin quese ha construido de estos grupos como anti socia-les, enemigos del bien comn y agentes de la inse-guridad. Por otro lado, es necesario entender queestas agrupaciones pueden ser un reflejo de fenme-nos de exclusin y violencia que afectan a los y lasjvenes que las integran y no slo de las violenciasque se ejercen desde y por los jvenes. Con esto sepretende generar un diagnstico preliminar que pro-mueva un debate ms concienzudo sobre el tema,con el fin de aportar a la construccin de polticaspblicas de seguridad ms integrales y mejor estruc-turadas. En principio hago una descripcin breve delos estudios existentes en el Ecuador sobre el tema,planteo interrogantes sobre la definicin de pandi-llas y presento algunas clasificaciones aceptadas. Porltimo, presento algunas reflexiones sobre la relacinentre pandillas y criminalidad, un anlisis de las polti-cas pblicas que se han generado en torno al tema yuna reflexin final sobre las violencias en las cuales seenmarcan las vidas de los y las jvenes del pas.

    Estudios sobre pandillas en el Ecuador1

    A modo de introduccin, se puede decir que el temade las pandillas es un rea de anlisis que sufre de unaprofunda incomprensin, est teido de estereoti-pos, y visiones moralistas, lo cual se agudiza por elhecho de que an en el pas la produccin cientficasobre el tema es fragmentaria y no existe un debateserio entre diferentes posturas y autores/as. La mayo-ra de las investigaciones se concentran en Guayaquil,mientras que en Quito y el resto de ciudades, dondeestas agrupaciones tambin han tomado fuerza, losestudios son pocos si no inexistentes.

    No obstante, dentro de los estudios realizados seobservan algunos esfuerzos por evadir miradas este-reotipadas sobre los y las jvenes en general y sobrelas pandillas en particular. Los trabajos de MauroCerbino (2000, 2004), por ejemplo, se abocan a com-prender a estos grupos, poniendo un especial nfasisen el anlisis de sus saberes, consumos culturales,formas de expresin, etc. Por otro lado, existen estu-dios de corte cuantitativo realizados por organizacio-nes no gubernamentales con fines muy especficos,como la generacin de acciones y programas concre-tos.Tal es el caso de una encuesta aplicada en Cuencapor la Fundacin Paul Rivet y en Guayaquil por la cor-poracin SERPAZ, en el ao 2004 (no se encontr un

    estudio similar en Quito). Estos datos ayudan a carac-terizar cuantitativamente el fenmeno, aunque care-cen de la minucia del trabajo cualitativo.

    El trabajo investigativo de SERPAZ, y en particularde Nelsa Curbelo, se destaca por estar apoyado en laestrecha colaboracin que existe entre la ONG y dis-tintos grupos juveniles de la ciudad de Guayaquil, porlo tanto constituye un trabajo valioso.

    Tambin cabe destacar que an no se estudia elg rado y la fo rma de participacin de mujeres jve n e sen las pandillas ni las relaciones de gnero que se esta-blecen al interior de ellas, pues stas an son conside-radas principalmente como organizaciones masculinas.

    Un aporte importante de las investigaciones exis-tentes es que demuestran la necesidad de trascenderlas tendencias represivas y moralistas que predominanen el tratamiento del tema de las agrupaciones juve-niles. No obstante, representan esfuerzos aislados queno han sido incorporados al diseo de polticas porparte de los organismos del Estado, lo cual se reflejaen el discurso oficial que manejan las institucionesencargadas de estos temas.

    Qu es una pandilla?

    Es pertinente planterase esta pregunta pues, comoafirma Nelsa Curbelo (2004), [l]a aplicacin del tr-mino pandillas tiene una connotacin poltica queestigmatiza a sectores juveniles de estratos popula-res. El trmino pandillas ha adquirido una connota-cin negativa, que es alimentada por los medios decomunicacin y los organismos que se ocupan de sucontrol. Entre los y las jvenes que conforman estosgrupos, el trmino tiene poca aceptacin.

    El modo como se define lo que es una pandilla,entonces, tiene repercusiones polticas tangibles. Porejemplo, la mayora de las definiciones que circulanestablecen una asociacin automtica entre pandillas ydelincuencia. Por ejemplo,Torres Chvez (2003) defi-ne a la pandilla como un grupo de tres o ms indivi-duos con un inters comn, un enlace o actividadcaracterizada por conducta criminal o delincuente yen el Diario la Hora se las defini como organizacio-nes delincuenciales juveniles.

    El organismo encargado del control y monitoreode estos grupos, la Polica Especializada en Nios,Nias y Adolescentes (DINAPEN), define a las pandi-llas exclusivamente como agrupaciones juveniles queparticipan en algn campo delictivo. Operativamente,esto puede ocasionar que agrupaciones de jvenescon ciertos rasgos pandillescos sean asociados auto-mticamente con acciones delictivas y se conviertanen sospechosos. Finalmente, la definicin de una

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    Pandillas y naciones en Ecuador:diagnstico de situacinAndreina Torres

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    pandilla o un pandillero se convierte en un procesoaltamente visual, que se presta a la estigmatizacin yla confusin. Si bien no se puede ignorar las conexio-nes que existen entre el pandillerismo y acciones vio-lentas o delictivas, el nfasis o la importancia ontol-gica que se le otorga a dichas acciones debe ser rela-tivizada, es decir, existen tambin otras razones y finespor los cuales se forman estas agrupaciones juveniles.

    Pandillas y naciones

    Existe una dive rsidad de grupos (pandillas, c l a n e s , g a n g s ,n a c i o n e s , i m p e ri o s , e t c.) que son llamados de manerai n d i ferenciada p a n d i l l a s . No obstante, en el Ecuadordos definiciones han sido ms o menos aceptadas, e l l a splantean una distincin entre p a n d i l l a y n a c i n .

    Entre grupos como SERPAZ, la definicin deestos dos tipos de agrupaciones evade la asociacinentre agrupacin juvenil y delito. Nelsa Curbelo defi-ne a las pandillas como grupos de jvenes entre 20-30 integrantes con edades que van desde los 13 a los30 aos. Estn compuestas por jvenes de ambossexos, se renen en parques, para conversar, planearpaseos, echar cabeza o ver quien pasa (Curbelo,2004). Estos grupos son de un carcter ms efmeroy su conformacin puede estar ligada a procesos msbien improvisados. Generalmente, carecen de unaestructura de organizacin piramidal, presentan unagran diversidad en sus caractersticas y no tienen line-amientos claros. Por estas caractersticas se conocemuy poco de estas agrupaciones pues estn en cons-tante cambio. En Quito, existen pocas naciones perose conocen pandillas de una gran importancia num-rica como los Bayardos, Slimmers, MKS, Nenes Lindos,Hechiceros, Punto y Coma, etc En Guayaquil laspandillas ms notorias son Los Contras, La Muerte,Los intocables y Los Rusos, entre otras.

    Segn SERPAZ (2003) las naciones, clanes o aso-ciaciones, son grupos juveniles ms extensos y orga-nizados que obedecen a una cadena de mando segnla antigedad y mritos obtenidos. Cuentan con unmnimo de 100 integrantes y se dividen en clulassegn la ley de las calles; su extensin territorial tras-ciende el espacio del barrio pues abarcan el mbitonacional y hasta global. Se conoce adems que lasnaciones cuentan con una organizacin jerrquica ypiramidal, similar a la de un ejrcito u organizacinmilitar, pues cuentan tambin con un sistema de cas-tigos y retribuciones. Adems, practican una serie derituales que constituyen procesos iniciticos en losque deben superar algunas pruebas tendientes ademostrar la lealtad y respeto de los y las aspiranteshacia sus lderes y hacia la nacin (estos rituales vandesde el robo de la insignia de un vehculo hasta elasesinato de un miembro de un grupo rival).

    La pertenencia a la nacin tambin supone elpago de una cuota mensual que puede ser de 5 a 20dlares, dinero que es destinado a la organizacin defiestas, graffitis y compra de armas. Segn SERPAZ,suprincipal objetivo es el poder y el dominio sobre elterritorio y el reconocimiento de las dems agrupa-ciones. Parte de este poder se mide en base alnmero de adeptos, por lo que el reclutamiento deotros jvenes es importante.

    Otro rasgo que define ms claramente a lasnaciones son sus lazos trasnacionales. En Quito, lasnaciones ms conocidas son la de los Latin Kings y losVatos Locos, que estn en guerra entre s, y enGuayaquil se distinguen los etas y los Latin Kings,tambin agrupaciones rivales en esa ciudad, aunqueexisten muchas otras (Masters, Rebel People, Hierro,Big Clan, New People, Nmesis, etc.). Sus orgenes seconectan con el surgimiento de las gangs latinas enEstados Unidos como resultado de fenmenos migra-torios de larga data.

    Por ejemplo, segn Feixa y Muoz (2004), losLatin Kings se originaron en Chicago, a finales de losaos 40, poca en que confluyen diversas gangs depuertorriqueos, dominicanos, cubanos, etc., pero suapogeo ocurre a finales de los ochenta en NuevaYork. En 1996, bajo un nuevo liderazgo, adquieren ras-gos ms polticos enunciados alrededor de la reivindi-cacin de la identidad latina.Adopta entonces el nom-bre de Almighty Latin King Nation (todopoderosanacin de los reyes latinos) y luego se adhieren lasLatin Queens. Se generan entonces una serie de pro-ducciones culturales que luego pasan a conformar laBiblia LK. Poseen rasgos my distintivos, que son adop-tados a nivel internacional, por ejemplo, en su vestua-rio priman los colores negro y dorado o amarillo y sesaludan mostrando tres dedos en forma de corona(su smbolo).

    Naciones como la de los Latin Kings y etas sedifundieron nacionalmente en Estados Unidos y luegoen algunos pases de A m rica Latina y Europa, r e f l e j a n-do un proceso de globalizacin y confo rmando lo queH e d g e h o rn (2001) denomina bandas postindustri a-l e s , es decir, ya no se trata de grupos estri c t a m e n t et e rri t o riales sino de identidades h b ri d a s que mezclana la manera de bricolaje- elementos culturales de losr e s p e c t i vos pases de ori g e n , de los pases de adopciny de estilos trasnacionales que circulan por intern e t (Feixa y Muoz, 2 0 0 4 ) . A s , en Ecuador se han genera-do mitologas locales sobre el orgen de estos gru p o sy tambin de sus ri a s . En Quito, el orgen de los LatinKings se asocia con un joven ecuatoriano que vivi enel Bronx de Nueva Yo rk y traslad su experi e n c i acomo miembro de la pandilla a su pas de ori g e n .

    En Ecuador, el fenmeno de las pandillas en gene-ral surge alrededor de los aos ochenta. Aunque seconoce poco sobre sus orgenes se presume que fue-

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    ron agrupaciones a travs de las cuales los/as jvenescompartan intereses artsticos, como el baile, los graf -fitis y otras expresiones asociadas a la cultura del hip-hop. Pero a medida que estas organizaciones se fue-ron fortaleciendo surge una lucha por el reconoci-miento entre estos grupos (SERPAZ, 2003). En todocaso, la aparicin de estos grupos no parece tener lasconnotaciones tnicas (producto de procesos migra-torios internacionales) que se observan en la expe-riencia estadounidense. No obstante, es posible quetengan relacin con procesos de migracin internacomo lo demuestra el caso de los Bayardos enQuito, conocidos como un grupo de jvenes prove-nientes de Cayambe que se dedican a actividades enel rea de la construccin y son altamente temidosentre los vecinos de sectores como El Inca.

    Discrepancia en los datos

    Dadas estas dificultades de definicin, existen pro-blemas para cuantificar el nmero de pandillas queexisten en el pas. Se observa grandes discrepancias

    de los datos provenientes de distintas fuentes. Porejemplo, SERPAZ afirma que slo en Guayaquil exis-ten alrededor de 1.200 a 2.000 agrupaciones. Porejemplo, en ocho bloques del barrio Bastin Popularse han identificado 84 grupos distintos. En estas cifrasse incluye un clculo de 50 naciones. En total se cal-cula que alrededor de 65.000 jvenes participan enpandillas, lo cual constituye un 7% de la poblacinentre 12 y 20 aos de la ciudad.

    Por otro lado, segn datos de la DINAPEN seregistran 1368 pandillas en el pas, sin plantear un esti-mado del nmero total de miembros (ver grfico 1).En la provincia del Guayas se calcula 750 grupos, datoque difiere notablemente del estimado de SERPAZ.Estas limitaciones presentan retos al momento demedir y cualificar el fenmeno en el pas.

    La relacin pandillas-delitos

    Esta es una relacin que debe ser problematizada puesno todo pandillero es delincuente, aunque no se puedeo bviar la relacin entre pandillas y violencia. C o m ovimos anteri o rm e n t e, existen ciertos ritos y exigencias(cuotas) que implican actos violentos y hasta delictivo s(robos) y cri m i n a l e s . Por ejemplo, segn el testimoniode un jove n , se le otorga un t r o fe o a quien mata a unmiembro de la pandilla enemiga. Entre los Vatos Locosel mero mero (lder principal) debe ser un joven queh aya obtenido muchos trofeos (en Herr e ra y Guzmn,2 0 0 5 ) . Segn SERPAZ (2003) las agrupaciones tambini n c u rsionan en el delito como una fo rma de genera rmedios de subsistencia.

    Xavier Andrade advierte que no se puede enten-der el problema [de las pandillas] desde su supuestaactuacin como ejrcitos callejeros al servicio del nar-cotrfico y de mafias organizadas. En relacin a lasnaciones aade que todava queda por determinarhasta qu punto este nuevo tipo de formacin socialopera efectivamente como una forma delincuencialms sofisticada, o si es en gran parte una imagenmeditica que ha sido importada como parte de laretrica de la globalizacin (Andrade, 2004: 91).

    Hasta el momento las estadsticas y los registrosexistentes no permiten establecer una relacin claraentre los distintos tipos de agrupaciones urbanas y losniveles de inseguridad que se viven en distintas ciuda-des del pas ni los diversos delitos que se cometen anivel nacional. Los datos estadsticos que ofrece SER-PAZ sobre la conexin entre pandillas y delitos estnbasados en un anlisis de los medios de comunicacin;por tanto, son poco confiables y nos dicen poco de laincidencia real que tienen las pandillas en fenmenosdelictivos. Por ejemplo, en el siguiente cuadro, la infor-macin que se presenta slo sirve para identificar alos Latin Kings como el grupo ms violento, en rela-cin a otras pandillas, mas no se presentan datos ofi-ciales de la participacin que tienen las pandillas en latasa de homicidios de la ciudad.

    Las estadsticas sobre adolescentes aprehendidospor la DINAPEN, slo nos indican algunas tendenciassobre los delitos y contravenciones por los que estnsiendo detenidos los y las menores de edad, ms nose puede establecer si estos/as jvenes estn vincula-dos a agrupaciones juveniles. En todo caso, los datosdejan entrever que la cantidad de adolescentes apre-

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    Grfico 1: Porcentaje de pandillas por provincia

    Fuente: DINAPEN

    Grfico 2: Porcentaje de muertes atribuidas a diferentes pandillas en la ciudad de Guayaquil

    Fuentes: SERPAZ (2003), datos obtenidos de los Diarios El Universo y El Comercio.

  • hendidos ha experimentado un aumento del 115, 2%entre 1999 y 2005 (alcanzando la cifra de 7.772 apre-hensiones en el 2005).

    Al observar la informacin sobre los delitos mscomunes cometidos por menores de edad destacanlos robos con un 36,4%, les siguen los asaltos y roboscon 13,7% y en tercer lugar se ubica la tenencia dearmas de fuego (6,7%). Llama la atencin la cantidadde menores detenidos por tenencia de drogas, quedeben ser ms bien casos de consumo, y las detencio-nes por violaciones (ver tabla 1).

    En relacin a los datos de aprehensiones por contra-venciones que registra la DINAPEN sorprende quelos escndalos (28,6%) y los operativos policiales(22,2%) representan el grueso de detenciones, esdecir, que las aprehensiones de menores estn sujetasa una alta discrecionalidad (o arbitrariedad) de losagentes policiales. En resumen, no se observan enestos datos los delitos ms dainos que comnmen-te son asociados a las pandillas (trfico de drogas, sica-riato, asesinatos, etc.) y el robo puede ser visto comouna respuesta a procesos sociales excluyentes y unaforma de supervivencia socioeconmica no exclusivade los jvenes que pertenecen a pandillas.

    Tambin se observa en estos datos que el grue-so de las detenciones corresponden a la provincia delGuayas, lo cual podra ser considerado como un indi-cativo preliminar de una asociacin con el fenmenode las pandillas, dada la visibilidad del fenmeno prin-cipalmente en Guayaquil. Para el caso de jvenesmayores de 18 aos, los datos son de difcil acceso.

    Un fenmeno que empieza a visualizarse y es unclaro indicativo de la relacin entre pandillas y violen-cia es el porte de armas entre jvenes pandilleros.Segn SERPAZ (2003), solamente en Guayaquil secalcula que de los 65000 jvenes que se estima par-ticipan en agrupaciones juveniles, el 15-20% portaarmas (9750 jvenes). Los motivos del uso de armasson: defensa (59%), problemas con otras organizacio-nes (17%), robo (8%) y asalto-robo-defensa (8%). Sediagnostic tambin que la edad de inicio ms fre-cuente en el porte y manejo de armas es de 14 aos.El arma ms comn es el revlver (o fuego de un pro-yectil que se puede adquirir por un precio de 20 dla-res), le siguen las cartucheras y armas blancas. Existentambin una variedad de armas artesanales cuyosmateriales son de fcil adquisicin. Muchas veces, el

    acceso a las armas se facilita en el hogar. SERPAZ esti-ma que si las tendencias actuales persisten, en el ao2007, el 82% de los jvenes que participan en estasagrupaciones portar un arma y un 54% estar vincu-lado a actividades delictivas como robo y asaltos.

    Otra asociacin comn es la que se estableceentre jvenes-pandillas-consumo de drogas-delito.Nuevamente, estas asociaciones deben ser manejadascon mayor cuidado. En el caso de las pandillas, se esti-ma que alrededor de un 20% de miembros/as consu-men drogas y, en este sentido, se puede afirmar queel consumo es mayor en relacin a los datos naciona-les, aunque no se cuenta con datos exactos sobre qutipo de drogas se consumen con mayor frecuencia.Cabe mencionar que algunas pandillas incluso tienenrestricciones y normas sobre el consumo de drogas,lo cual choca fuertemente con la idea generalizada delas pandillas como espacios a los que acuden los y lasjvenes para drogarse. La relacin entre el consumode drogas y el delito tambin suele ser una afirmacinque parte del sentido comn.

    Polticas pblicas en torno a las pandillas

    Las acciones que se han tomado frente al tema seubican en un amplio espectro que incluye visionesaltamente represivas, generalmente provenientes delsector pblico y enfoques alternativos que repre-sentan, en su mayora, iniciativas privadas que no pue-den atender a todos los y las jvenes que participanen estas agrupaciones. Guayaquil ofrece, tal vez, elejemplo ms claro de esta escicin, pues por unlado encontramos las duras polticas represivas, cuyoactor principal lo constituye la polica y por otro tene-mos las iniciativas de pacificacin y reconocimien-to que llevan a cabo organizaciones como SERPAZ yCEFOCINE.

    Las acciones del sector pblico en torno a laspandillas en Guayaquil han tendido a ser de corterepresivo. En 1986, surgen instancias de vigilancia enbarrios marginales como el denominado escuadrnvolante con el objetivo de monitorear y reprimir lasya evidentes actividades de asociacin entre jvenes;en 1987, se confo rma el GEA, G rupo EspecialAntipandillas; en 1997, se instaura un toque dequeda para menores de edad a partir de las 10 de la

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    Grfico 3:Adolescentes aprehendidos (delitos y contravenciones) 1999-2005

    Fuentes: DINAPEN

    Tabla 1Adolescentes aprehendidos por delitos a nivel nacional (2005)

    Delitos No. %Robo 1478 36,4Asalto y robo 555 13,7Tenencia de armas de fuego 273 6,7Tenencia de drogas 227 5,6Daos a la propiedad 221 5,4Violacin 171 4,2Agresin fsica 147 3,6Hurto 111 2,7Otros 875 21,6Total 4058 100

    Fuente: DIANPEN. Elaboracin propia.

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    noche, el cual fue abolido por presiones de la socie-dad civil y retomado en 2001; y en el 2002, en unesfuerzo interinstitucional se disea un plan antipan-dillas que fracasa al poco tiempo, pues la propuestase limit a la accin represiva de detencin de adoles-centes (SERPAZ, 2003).

    Segn SERPAZ uno de los efectos ms claros deestas acciones represivas ha sido el surgimiento de lasnaciones, que constituyen agrupaciones que garanti-zan la clandestinidad de sus miembros.

    La internacin en centros para menores infracto-res y en crceles (en el caso de mayores de 18 aos)tambin ha surgido como una respuesta que presen-ta sus propias dificultades, que no pueden ser desliga-das de las carencias generales que sufre el sistema derehabilitacin del pas. Adems, los procesos deinternacin refuerzan la estigmatizacin y exclusinde estos jvenes y los expone a las ya conocidasescuelas del delito.

    Por otro lado, las intervenciones privadas, alterna-tivas y/o pacificadoras (que incluyen actividades comoel desarme, creacin de empresas productivas, abrirespacios para actividades culturales y reconocimientopblico, etc...) resultan experiencias altamente valiosasque se contraponen a las iniciativas oficiales. En febre-ro de 2006, alrededor de 240 jvenes miembros deagrupaciones urbanas que han venido trabajando conSERPAZ, entregaron voluntariamente alrededor de 60armas que fueron destruidas en un acto pblico2,constituyndose en uno de los mltiples logros alcan-zados por la ONG en sus distintos programas. Noobstante, estas iniciativas slo pueden cubrir a unnmero limitado de jvenes (se calcula que el trabajode SERPAZ llega a 5000 jvenes) y estn expuestas ala inestabilidad de las fuentes de financiamiento.

    Por tanto, se evidencia la necesidad de plantearuna poltica pblica de alcance global que vaya msall de intervenciones puntuales de corto plazo, quetrasciendan el enfoque represivo, recuperen la expe-riencia de instituciones como SERPAZ y CEFOCINE yque logre afectar los patrones culturales y las condi-ciones estructurales que generan un contexto regidopor dinmicas de violencia y conflicto, en las cualesemergen pandillas que cier tamente se involucran enacciones violentas y delictivas.

    Jvenes como vctimas de mltiples violencias

    A modo de conclusin es necesario afirmar que uncambio de enfoque tambin sugiere ver a los y lasjvenes como sujetos/as que estn inmersos en rela-ciones sociales violentas. A este respecto Bourgois(2005), establece un continuum entre distintos tiposde violencias: poltica (represin militar, tortura poli-cial, resistencia armada, etc); estructural (desigual-dad social, precarizacin del trabajo, etc); simblica(internalizacin de las desigualdades, consentimientoinconsciente de los dominados); cotidiana/interperso-nal (generan un sentido comn o ethos de la violen-cia).

    Esto quiere decir, por ejemplo, que la desestruc-turacin familiar debe ser entendida dentro de uncontexto ms amplio, que incluye otros tipos de vio-lencias que afectan tanto a los jvenes como a sus

    familias. La familia es frecuentemente consideradacomo la panacea y la respuesta principal al problemade las pandillas, sin tomar en cuenta que no es una ins-titucin exenta de conflictos y que contiene condicio-nes que la hacen un espacio privilegiado para el ejer-cicio de la violencia. El maltrato infantil y la violenciaintrafamiliar constituyen problemticas agudas y vela-das sobre cuya incidencia se sabe poco dado que ape-nas se comienza a desarrollar una cultura de denunciade estas situaciones. Otras instituciones reproducto-ras de violencias como la escuela, tambin necesitanrevisin.

    En trminos de la violencia estructural existendiversos estudios que dan cuenta de las precariascondiciones de vida y limitados prospectos de futurode los y las jvenes, a pesar de que el Ecuador es unpas eminentemente joven. Por ejemplo, en el censodel ao 2001 se logr diagnosticar que: [l]a pobrezarepresenta la mayor forma de exclusin que afrontanlos y las jvenes en el Ecuador. Segn la medicin dela pobreza por NBI, aproximadamente 3 de cada 5jvenes son pobres en el pas (...) Los adolescentesentre 15 y 18 aos son afectados en mayor propor-cin por la pobreza que los jvenes entre 20 y 24 yentre 25-29 aos (Indice 7- SIISE, s/f: 6). Asimismo,tres de cada diez jvenes viven en condiciones deextrema pobreza. Otras condiciones (brechas salaria-les, tasas de desempleo y subempleo, acceso restringi-do a la educacin), a pesar de presentar diferenciacio-nes de gnero y etnia, determinan las experiencias deexclusin que afectan al grueso de la poblacin jovenecuatoriana.

    En este contexto no debera sorprender enton-ces que los y las jvenes se aboquen a las agrupacio-nes juveniles en bsqueda del poder, respeto, recono-cimiento, afecto y procesos de identificacin que deotro modo les son negados. En una sociedad regidapor fuertes desigualdades en las relaciones de gnero,la masculinidad, definida en base a ciertos valores yactitudes (agresividad, valenta, poder, riesgo, dinero,etc), encuentra en las pandillas un medio de realiza-cin, mientras que queda por definir cmo negociansu feminidad y cual es la situacin/posicin de lasmujeres que forman parte de estas agrupaciones. Lacreacin de nuevas familias donde se encuentranhermanos y hermanas y el amor de corazn o ver-dadero responde a necesidades de los y las jvenesque derivan de sus situaciones y posicionamientos enla sociedad en general

    Notas:

    1 Basado en Torres (2005). La seguridad ciudadana enEcuador, un concepto en construccin. Estado del artede investigaciones producidas sobre el tema entre losaos 2000 y 2004. Informe de investigacin no publica-do.

    2 Segn un joven que ha colaborado con estas iniciativas,a diferencia del trabajo de SERPAZ, la Polica demuestrauna gran torpeza al momento de generar procesos denegociacin pues relata que la Asociacin eta estabadispuesta a iniciar un dilogo con los agentes hasta quedetuvieron a su lder.

    Flacso Sede Ecuador Programa Estudios de la Ciudad8

  • 11Ciudad Segura 3 - marzo 2006 9

    E N C I F R A S

    Segn una encuesta realizada por el departamento dejusticia de Estados Unidos en el ao 2001, el 100% de lasciudades con poblacin mayor o igual a 250.000 habitan-tes report actividades de pandillas.

    Segn la polica espaola entre el 3 y 5% de los jveneslatinoamericanos residentes legales en su pas son miem-bros de una pandilla.

    En valencia, el 08 de febrero del presente ao, se captu-ro a uno de los lderes de los Latin King en Madrid, elecuatoriano Romel Vinicio, alias King Jordan por unasupuesta relacin con dos homicidios.

    Se calcula que en 1999, el 47% de los miembros de laspandillas en Estados Unidos era de origen hispano, 31%afroamericanos, 13% blancos y 7 % eran asiticos. Estosporcentajes parecen permanecer estables en el tiempo.

    C O R T O S

    Comparacin de jvenes armados a nivel internacional