36
APROPIACIÓN DEL TERRITORIO Y PATRÓN DE ASENTAMIENTO EN UNA COMUNIDAD INDÍGENA DE CHIAPAS Dr. Octavio Ixtacuy López, Dra. Erin Estrada Lugo y Dr. Manuel Roberto Parra Vázquez Abstract Un fenómeno territorial y demográfico observado en Chiapas en el último cuarto del siglo pasado fue la proliferación de pequeñas localidades en toda la geografía estatal, contrastando con la variada concentración de población en los principales núcleos urbanos. Si bien es cierto que un porcentaje de la población rural abandona sus comunidades de origen, la mayor parte permanece en sus territorios originales, acomodándose espacialmente según los requerimientos de las dinámicas demográfica y económica. Las comunidades rurales y los individuos que las representan son auténticos gestores de sus recursos y de las relaciones sociales que el entorno regional ofrece. En este contexto de movimiento de población y poblamiento intracomunitario existe un proceso doméstico interno que genera la expulsión de individuos así como una estrategia migratoria. La movilidad de población en el territorio comunitario se ve afectada también por facilidades o restricciones ofrecidas por otras unidades domésticas y por otras instancias locales de toma

05-GT-Octavio-Ixtacuy-López-Erin-Estrada-Lugo-Manuel-Rober

Embed Size (px)

Citation preview

APROPIACIÓN DEL TERRITORIO Y PATRÓN DE ASENTAMIENTO EN UNA COMUNIDAD INDÍGENA DE CHIAPAS

Dr. Octavio Ixtacuy López, Dra. Erin Estrada Lugo y Dr. Manuel Roberto Parra Vázquez

Abstract

Un fenómeno territorial y demográfico observado en Chiapas en el último cuarto del siglo

pasado fue la proliferación de pequeñas localidades en toda la geografía estatal, contrastando

con la variada concentración de población en los principales núcleos urbanos.

Si bien es cierto que un porcentaje de la población rural abandona sus comunidades de

origen, la mayor parte permanece en sus territorios originales, acomodándose espacialmente

según los requerimientos de las dinámicas demográfica y económica. Las comunidades rurales y

los individuos que las representan son auténticos gestores de sus recursos y de las relaciones

sociales que el entorno regional ofrece.

En este contexto de movimiento de población y poblamiento intracomunitario existe un

proceso doméstico interno que genera la expulsión de individuos así como una estrategia

migratoria. La movilidad de población en el territorio comunitario se ve afectada también por

facilidades o restricciones ofrecidas por otras unidades domésticas y por otras instancias locales

de toma de decisiones relacionadas con el uso de la tierra y el territorio.

Varias comunidades indígenas adquirieron protagonismo social así como

reconocimiento a su existencia espacial, este proceso fue consecuencia de acciones agrarias

violentas llevadas a cabo por organizaciones de campesinos sin tierra en los años ochenta y

resultado del conflicto social y político hecho público en 1994 cuyo principal actor fue el

Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN. Aunque el movimiento zapatista motivó una

auténtica diáspora regional, la población de muchas comunidades optó por permanecer en su

territorio desarrollando estrategias de supervivencia y opciones para el desarrollo local.

En comunidades rurales originarias la tierra es el principal recurso productivo y,

paradójicamente, también el más escaso, en consecuencia, para acceder a ella sus pobladores

establecen una doble estrategia: apropiarse productivamente tanto de la que poseen como de

nuevos terrenos para la actividad agrícola.

Por su parte, en las dos últimas décadas del siglo pasado hubo un incremento en la densidad de

población en la región Altos de Chiapas. El índice de mortalidad disminuyó y el de natalidad

aumentó debido a la implementación de políticas de salud dirigidas a la población rural. El

aumento en la densidad de población, junto a la reducida extensión de los territorios,

contribuyó al incremento en el tamaño de las localidades o a un aumento del número de éstas.

Pretendemos analizar la relación que existe entre organizaciones e instituciones sociales y

el patrón de asentamiento de una comunidad indígena perteneciente a la región de Los Altos de

Chiapas. Dicha relación la hemos concretado en dos espacios: asentamiento que funciona como

centro ceremonial, y espacios productivos y de residencia transformados por una agricultura en

transición que parte de un patrón basado en el autoconsumo y camina sus pasos a otro de carácter

comercial. Se ofrece, aunado a lo anterior, una tipología de los asentamientos locales.

INTRODUCCIÓN

Un fenómeno territorial y demográfico observado en Chiapas en el último cuarto del siglo

pasado fue la proliferación de pequeñas localidades en toda la geografía estatal, contrastando

con la variada concentración de población en los principales núcleos urbanos.

Las migraciones campo-ciudad y campo-campo son las direcciones más conocidas de los

flujos de población rural. Estos desplazamientos de población presentan una variedad de

magnitudes, formas, ritmos, momentos y distancias, desde los que tienen puntos únicos de

salida y llegada hasta los que se dan por aproximaciones sucesivas o movimientos de retorno

periódicos.

Pero, la población rural no constituye un recipiente en el que todos los individuos

esperan la primera oportunidad para dirigirse a otros espacios que ofrecen mejores

oportunidades de desarrollo personal y familiar, sin embargo, es una sociedad con autonomía

económica, social y espacial relativas cuya dinámica obliga a sus miembros a manejar recursos,

habilidades y conocimientos locales para garantizar su reproducción social.

Si bien es cierto que un porcentaje de la población rural abandona sus comunidades de

origen, la mayor parte permanece en sus territorios originales, acomodándose espacialmente

según los requerimientos de las dinámicas demográfica y económica. Las comunidades rurales y

los individuos que las representan son auténticos gestores de sus recursos y de las relaciones

sociales que el entorno regional ofrece.

En este contexto de movimiento de población y poblamiento intracomunitario existe un

proceso doméstico interno que genera la expulsión de individuos así como una estrategia

migratoria. La movilidad de población en el territorio comunitario se ve afectada también por

facilidades o restricciones ofrecidas por otras unidades domésticas y por otras instancias locales

de toma de decisiones relacionadas con el uso de la tierra y el territorio.

Los censos de población y vivienda en México registraban ya a comienzos del siglo XX

localidades de menor tamaño que las cabeceras municipales, pero éstas figuraron hasta los años

setenta como un elemento del paisaje natural y cultural regional. Varios acontecimientos

económicos y políticos han llevado a que localidades de menor jerarquía económica o social que

las cabeceras municipales empezaran a tener reconocimiento y participación en el desarrollo

rural.

Varias comunidades indias adquirieron protagonismo social así como reconocimiento a

su existencia espacial, este proceso fue consecuencia de acciones agrarias violentas llevadas a

cabo por organizaciones de campesinos sin tierra en los años ochenta y resultado del conflicto

social y político hecho público en 1994 cuyo principal actor fue el Ejército Zapatista de

Liberación Nacional, EZLN. Aunque el movimiento zapatista motivó una auténtica diáspora

regional, la población de muchas comunidades optó por permanecer en su territorio

desarrollando estrategias de supervivencia y opciones para el desarrollo local.

La población india residente en una comunidad rural originaria busca alternativas para

mejorar su nivel de vida, es decir, aplica estrategias para obtener más tierra de cultivo, dónde

sembrar maíz, dónde vivir mejor. Al tener la actividad agrícola en la base de su subsistencia y

una incipiente y marginal relación con el mercado, la tierra es el principal recurso productivo y,

paradójicamente, también el más escaso, en consecuencia, para acceder a ella establece una

doble estrategia: apropiarse productivamente tanto de la que posee como de nuevos terrenos

para la actividad agrícola.

La introducción de nuevos cultivos también permitió reconocer la importancia de los

asentamientos rurales. El cambio más importante de los últimos 25 años en la agricultura de

subsistencia practicada en ciertos municipios de la región Altos de Chiapas fue la inserción de

productores que durante siglos cultivaron maíz en una nueva actividad productiva: la

cafeticultura. Este acontecimiento quizá no sea novedoso para otras regiones donde las

condiciones agrarias históricas y actuales son diferentes a las predominantes en Los Altos, aquí

la tierra escasea.

El aislamiento social, económico y cultural relativo en que se mantuvieron muchas

comunidades rurales de esta región no permitió un desarrollo agrícola y mucho menos de

actividades diferentes a la del sector. En un ambiente económico y social de mínima circulación

monetaria, de tecnología agrícola tradicional, la forma de apropiación de la tierra constituyó la

mejor estrategia para lograr el nuevo y complejo objetivo de la producción agrícola: garantizar

la supervivencia y emprender el ingreso de productores al mercado en condiciones competitivas.

Este reacomodo de cultivos y cambio en el uso de suelo tuvo implicaciones en la territorial

distribución de la población.

Por su parte, en las dos últimas décadas del siglo pasado hubo un incremento en la

densidad de población en la región Altos de Chiapas. El índice de mortalidad disminuyó y el de

natalidad aumentó debido a la implementación de políticas de salud dirigidas a la población

rural. El aumento en la densidad de población, junto a la reducida extensión de los territorios,

contribuyó al incremento en el tamaño de las localidades o a un aumento del número de éstas.

En países en desarrollo, donde un alto porcentaje de la población vive en áreas rurales,

los asentamientos están dispersos sobre los territorios. Los efectos de este proceso son

múltiples, no obstante destacan la pérdida de áreas boscosas y la dificultad de ofrecer servicios e

infraestructura públicos a ambos espacios, por sus consecuencias en el medio ambiente y en las

condiciones de vida de la población. Analistas relacionados con la gestión y la administración

pública señalan que este fenómeno provoca que a la población de muchos asentamientos no se

les pueda proporcionar servicios públicos o que el costo per capita de los mismos sea muy alto.

La información anterior es importante porque nos remite al fenómeno de dispersión de la

población y de asentamientos en la geografía de algunos estados del sur de México, tales como

Oaxaca y Chiapas. El último registró en el año 2000 un total de 19,453 asentamientos de dos o

más viviendas. No han sido pocos los programas de gobierno que se han esforzado por

concentrar a la población dispersa en “centros de población”, pero sus esfuerzos no han dado los

resultados previstos. La aparente anarquía en el establecimiento, la distribución y el tamaño

minúsculo de los asentamientos en las regiones montañosas no es cuestión de azar, está

asociado a la forma en que los productores se apropian de la tierra para fines productivos.

En el presente documento se describe y comenta el patrón de asentamiento del grupo

social que forma una comunidad agraria indígena localizada en la región de estudio, periodo

1900-1960, en donde predominó un sistema agrícola extensivo representado por el cultivo de

maíz; también se tratará el cómo evolucionó dicho patrón de asentamiento con la introducción y

el desarrollo de la cafeticultura a partir de los años setenta del siglo anterior.

2.1 Región Los Altos de Chiapas y la comunidad agraria Santa Martha.

La región de Los Altos de Chiapas1 se encuentra en la altiplanicie o bloque central del estado,

localizada al extremo sur de México, lindando con la frontera guatemalteca. La zona se ubica

entre los 16° 30’ y los 17° 00’ de latitud norte, y los 92° 00’- 93° 00’ de longitud oeste del

meridiano de Greenwich.

La cafeticultura se empieza a desarrollar en la región a mediados del siglo XX. Las

condiciones naturales propicias para el cultivo del café, presente en la parte media del alto

bloque central, inciden en la delimitación del área cafetalera. También el desarrollo de la

cafeticultura en este área sigue las pautas de la estrategia tecnológica mesoamericana basada en

el manejo de la biodiversidad, al adaptarse el café al manejo del huerto familiar; lógica contraria

al monocultivo del café característico de las grandes plantaciones comerciales.

La introducción del café en Los Altos se realizó por campesinos indígenas que

emigraban a las fincas cafetaleras desde otra región de Chiapas al Soconusco y que trabajaban

como peones en las extensas plantaciones del aromático, principalmente en la época de cosecha.

El gradual establecimiento de la cafeticultura paradójicamente ha permitido una mayor

estabilidad de la población indígena. De hecho, el café, producto agrícola de plantación,

cultivado en sus orígenes mexicanos por grandes finqueros, se ha convertido durante este siglo

en un producto campesino sembrado por minifundistas indígenas en varias partes del país, a

pesar de que su destino final es el mercado y no el autoconsumo, su lógica está marcada por la

economía campesina y la persistencia de prácticas agrícolas tradicionales.

1 La región Altos de Chiapas incluye a los municipios: Aldama, Altamirano, Amatenango del Valle, Chalchihuitán, Chamula, Chanal, Chenalhó, Huixtán, Larráinzar, Las Rosas, Mitontic, Oxchuc, Pantelhó, San Cristóbal, San Juan Cancuc, Santiago El Pinar, Tenejapa, Teopisca y Zinacantán.

Por su parte, Santa Marta es una comunidad del municipio de Chenalhó habitada por

población de descendencia maya del grupo lingüístico tzotzil. Se localiza en la parte

norponiente del municipio de Chenalhó, a 37 kilómetros de San Cristóbal en Chiapas, México, y

tiene una extensión territorial de 41.71 Km2, 4,171 hectáreas. En el año 2000 tenía 2,023

habitantes.

El origen de Santa Marta se pierde en los tiempos precoloniales. Sus referencias más

importantes datan de la tercera década del siglo XVI. Los historiadores la ubican en la provincia

de Coronas y Chinampas, la cual a su vez pertenecía a la Alcaldía Mayor de Chiapas. La

delimitación espacial de esta Alcaldía fue establecida con el propósito de recaudar los tributos

provenientes de la población india. Dicha provincia estaba constituida por los pueblos de San

Pablo Chalchihuitán, San Pedro Chenalhó, María Magdalena Tenezacatlán, San Miguel

Mitontic, San Andrés Iztacostoc, Santiago Huixtán, Santa Catarina Zactán y Santa Marta

Xolotepec (Viqueira, 1997: 34-35).

La evolución de la población de Santa Marta Xolotepec durante el siglo XVI siguió las

fluctuaciones que se observaron en toda la provincia de la Alcaldía Mayor de Chiapas, es decir,

una fuerte disminución durante el segundo y tercer cuartos de siglo y una recuperación en el

último. En el siglo XVII, su población sufrió una drástica caída ya que en 1595 el número de

tributarios fue de 104, disminuyendo a 86, 61 y 29.5 en los años 1611, 1659 y 1667,

respectivamente. En 1712, año de la rebelión de Cancuc, su población se mantuvo estable en 30

personas.2 No se conoce con exactitud las causas de estas tendencias demográficas.

La población de Santa Marta mantenía ya a finales del siglo XV e inicios del XVI una

comunicación continua con poblados adyacentes como los de Chalchihuitán, Santiago Huixtán,

Magdalena Tenezacatlán; así también con Totolapa, San Lucas y Jitotol de la Guardianía de

Huitiupán. (Viqueira, 2002: 124)

Durante los primeros tres cuartos del siglo XX, la inexistencia de caminos y la lejanía

relativa de Santa Marta respecto a la cabecera municipal hizo que la relación económica con

ésta fuera débil, por lo que las relaciones comerciales se desarrollaron con los actuales

municipios de San Andrés Larráinzar, El Bosque, Aldama y Santiago El Pinar. A mediados de

los años 80 un camino comunicó a la comunidad con San Andrés Larráinzar y con la cabecera

municipal; a finales de 1990 la mayoría de sus parajes quedó comunicada por una red interna de

2 Cada tributario representaba a un adulto casado o a un adulto soltero mayor de quince años, quienes eran considerados como 1 o 0.5, respectivamente.

caminos, condición que actualmente permite la movilización de personas y mercancías hacia las

cabeceras municipales de San Pedro Chenalhó y San Cristóbal de Las Casas —cabecera

regional económica.

Instituciones comunitarias y territorio

En el sinuoso camino que recorren países o grupos sociales minoritarios para buscar el desarrollo

social y económico, las instituciones3 son agentes participantes estratégicos. Se han planteado

múltiples conceptos de éstas dependiendo del nivel de análisis o de la disciplina que lo emplee

(Goodin, R., 1996).

Para nuestro objetivo, el concepto de institución se aplica a una realidad social delimitada

espacial y culturalmente. “A nivel local, las instituciones se constituyen en instancias mediadoras

que vinculan las políticas macro con los agentes económicos y sociales a nivel de la comunidad,

así como en un marco en el cual, dadas las reformas estructurales, las personas se encuentran con

“reglas del juego cambiantes”, ya sea como individuos o colectivamente” (Appendini y Nuijten,

2002: 72).

Las instituciones y las organizaciones, como parte de una misma moneda, interactúan. “Las

prácticas organizativas pueden evolucionar para conformar patrones establecidos —procesos de

institucionalización— y de esta manera dar lugar a nuevas instituciones” (op. cit., 2002: 76).

La importancia del análisis de organizaciones e instituciones sociales comunitarias radica

en que cuando una organización social se transforma, también lo hacen el marco normativo y el

espacio en el cual la práctica social de las personas que la constituyen es realizada.

Si consideramos a las instituciones como órdenes negociados que son construidos,

mantenidos y transformados por la interacción social, entonces el parentesco es una de las

instituciones más importantes en el ámbito de lo familiar y comunitario (Appendini y Nuijten,

3 Las instituciones son “estructuras de tipo regulativo, normativo y cognoscitivo que dan estabilidad, coherencia y significado al comportamiento social” (Scott 1995:13). También son definidas como “…las reglas de juego en una sociedad, o más formalmente, son las restricciones que los humanos han concebido para dar forma a la interacción humana” (North, 1999: 5). Por su parte, organización es definida por varios autores y desde distinta disciplinas como un grupo de individuos con intenciones comunes para lograr determinados objetivos (McShane, 1995; Appendini, y Nuijten, 2002).

2002). El parentesco, entendido como conjunto de relaciones humanas que se establecen por

medio de la filiación y de la alianza, se fundamentan en las diferencias sociales y en los modelos

culturales. Para todas las sociedades, los vínculos entre parientes de sangre y los parientes por

matrimonio poseen una cierta relevancia legal, política y económica .

El término parentesco ha sido utilizado con múltiples propósitos los cuales no siempre

coinciden (Estrada, 2005; Robichaux, 2005). En el presente trabajo se abordan aspectos del

parentesco que tienen que ver con la asignación de derechos y su transmisión de una generación a

la siguiente. Estos derechos pueden incluir la membresía grupal, la sucesión de cargos, herencia

de propiedad, ubicación de residencia, el tipo de ocupación, y otros (Needham, 1971). Si bien las

relaciones de parentesco en las poblaciones indígenas de Chiapas permiten ver la formación de

unidades sociales como sna (Vogt, 1980), patrilinajes (Collier, 1976), y parajes (Miller, 1964); la

relación entre estas unidades sociales y su proyección en el espacio no ha sido suficientemente

abordada por la literatura antropológica.4

En el análisis de la organización espacial de comunidades agrarias indígenas del área

estudiada es de vital importancia la relación de parentesco. La literatura tanto de los años 70 como

de los 90 del siglo pasado así lo indica. Henri Favre, 1973, en su obra sobre los tzotziles y los

tzeltales de Los Altos de Chiapas, señala que el parentesco depende estrechamente de la

proximidad, y se reconoce, supone o niega en función de la distancia geográfica que separa a los

parientes. Cuando presenta las características de “familia patrilocal extensa” se evidencia, además

del principio agnaticio que subyace a su formación, la organización que en el espacio dicha

unidad conforma.

Brown, 1998, menciona la confusión que varios estudios han dejado sobre los mecanismos

de organización social y parentesco, y de comunidad, en la construcción del sistema social y el

territorio. Destaca que tanto la institución de familia o grupo de parentesco, como la de

comunidad o Estado, generan espacios abstractos y físicos. La óptica para entender esta relación

entre las dos unidades es “el estudio de la definición y proceso de construcción y mantenimiento

de estos dos tipos de espacios y la negociación espacial que implica”.

4 A pesar de que la relación entre parentesco y territorio ya se percibía desde las primeras etnografías de esta disciplina en México. Ralph Beals (1945) y Robert Redfield (1928), entre otros, describieron grupos locales de parentesco. Redfield (1928) describe los “barrios” de Tepoztlán como unidades territoriales que tendían a incluir a grupos de líneas familiares sin interrupción basadas en la filiación patrilineal.

El grupo doméstico y organización espacial

Al ubicarse un observador en el centro del territorio de Santa Marta, ante sus ojos se presentan

montañas de pronunciadas pendientes y, semiocultos entre cafetales, pequeños agregados de

viviendas denominados localmente paraje.

Cada vivienda es habitada por un grupo doméstico, el cual es definido en el presente estudio

como una unidad que se conforma por parientes primarios, generaciones de padres a hijos, con

residencia común hasta el crecimiento de toda la progenie. Un grupo doméstico generalmente

coincide con una familia nuclear o extendida. El agregado de grupos domésticos forma una

unidad multifamiliar donde generalmente dos, tres o más parejas de casados comparten un mismo

conjunto de viviendas, tienen vínculos generacionales, vínculos laterales y alianzas de

matrimonio. Estos agregados de grupos domésticos han sido denominados “patrilínea limitada

localizada” (Robichaux, 1996) para dar cuenta del grupo localizado de parentesco que consiste en

varios grupos domésticos contiguos, generalmente tres generaciones de lazo patrilineal; también

para destacar el principio patrilineal que rige la residencia y la herencia en la Mesoamérica actual.

Varios autores explican por qué a finales del siglo XX, en municipios como Zinacantán,

los grupos domésticos residentes en los parajes ya no constituyen estrictamente grupos de

parientes unidos por lazo patrilineal, pues, las fronteras entre tales grupos ya no son rígidas

(Burguete, 1998). Más bien, fue una ficción sociológica para dar respuesta a los reacomodos

necesarios que debieron hacerse para la redistribución de los derechos sobre el territorio lum

cuando muchos indígenas fueron liberados de las fincas y retornaron a sus comunidades en la

década de 1920 (Wasserstrom, 1992).

En Santa Marta no existen indicios del proceso que ocurrió en Zinacantán. Como se

evidenciará más adelante son precisamente los lazos patrilineales los que cohesionan la

convivencia social en los parajes marteños.

La formación de estos parajes ha seguido un proceso tradicional sustentado en el régimen de

propiedad comunal y en las relaciones de parentesco. Regino Álvarez, originario, explica cómo se

genera un paraje:

Santa Marta tiene aproximadamente 4 000 hectáreas, algo así. Toda esa cantidad de terreno

está dividido por nombres, tenga o no tenga habitantes. Una persona que vaya a vivir ahí

comienza a formar un paraje y comienza a formar su pequeño grupo, su familia, sus

descendientes. ¿Cómo adquieren ellos los terrenos? Buscan un lugar en la montaña, claro,

donde no tiene dueño, y llegan a posesionarse, a abrir parte de la montaña y comienzan a

hacer sus casas.5

En Santa Marta se identificó, año 2000, la existencia de patrilíneas limitadas localizadas tal

y como las definió Robichoux, se suma que tienen una identidad propia: “los Gómez”, “los

Hernández”, “los Álvarez”. Entre los principales objetivos de la acción social de estas patrilíneas

se cuentan, además de la preservación de espacios de cultivo y de residencia, apropiarse de

recursos naturales disponibles en el entorno físico inmediato para la supervivencia: fuentes de

agua y bosques; y practicar rituales.

Las patrilíneas limitadas localizadas también cumplen una función política. Es este

agregado de grupos domésticos el que nombra a uno o varios de sus miembros como

representante(s) del paraje para formar parte de la autoridad tradicional. De esta manera tanto los

grupos domésticos como los parajes se encuentran representados en el sistema de cargos.

La organización social, las instituciones y la configuración de un patrón de asentamiento

en la comunidad agraria indígena en el sureste mexicano.

El territorio en comunidades indígenas productoras de café localizadas en la zona norte de la

región Altos de Chiapas juega un papel estratégico en la reproducción social y económica. No

es únicamente la base espacial y material de los procesos sociales, sino también es un elemento

activo que influye en la estructuración de su economía y del grupo social. En este sentido, no

sólo es importante su extensión, sino también las condiciones ambientales – entre las que

sobresalen clima y disponibilidad de recursos naturales susceptibles de ser aprovechados con la

tecnología disponible – y su localización. Asimismo la forma en que el territorio es manejado

por los individuos o por el grupo social contribuye a que éste obtenga una configuración

específica. La acción social sobre el territorio y de éste sobre el grupo social determina de

manera conjunta un tipo específico de patrón de asentamiento.

5 Entrevista a Regino Álvarez, octubre de 2000.

Grupos domésticos y organización económica para la producción agrícola

La organización económica de la producción agrícola en la comunidad estudiada tiene

dos objetivos complementarios: la producción para la obtención de alimentos y la producción de

un bien comercial. Se trata de un sistema de producción agrícola en transición. La producción

de granos básicos y la producción de café constituyen un sistema de cultivos que se

complementan. Sin embargo, la volatilidad del precio del último no proporciona un horizonte de

largo plazo que permita a los productores prescindir de la producción de los granos básicos. A

lo anterior se agregan otras condiciones desventajosas para la producción agrícola como son las

reducidas extensiones cultivadas tanto de granos básicos como de café y la dispersión de los

sitios agrícolas, condiciones que hacen que el cultivo comercial no sea económicamente

rentable.

Dos condiciones hacen que este sistema agrícola funcione y otorgue un tipo de

sustentabilidad productiva con bajos rendimientos. El grupo doméstico es el que proporciona los

trabajadores para las actividades agrícolas y la tierra es un bien que los grupos domésticos no

valorizan en términos de costos de producción ya que las dos formas de apropiarse de la tierra

(herencia y desmonte) no obligan al productor realizar un pago monetario para adquirirla. Por

ello, tanto la extensión cultivada como el volumen de producción anual dependen de los

trabajadores ofertados por el grupo doméstico (Boserup, 1979).

La relación trabajadores disponibles en el grupo doméstico y extensión total cultivada es

directamente proporcional. Cuando el ciclo de desarrollo del grupo doméstico avanza la

extensión de tierra apropiada se incrementa, notándose una disminución de ésta cuando el grupo

doméstico entra a la fase de escisión.

La intensificación de la agricultura en comunidades agrarias está asociada o a un

aumento en la densidad de población o a incentivos provenientes del mercado. Al incrementarse

la densidad se requiere intensificar la producción para garantizar alimentos al contingente de

población que se agrega. Al abrirse opciones mercantiles para la producción agrícola, a la par de

la intensificación de la agricultura se da también la apertura de frontera agrícola para cubrir los

requerimientos de tierra para la producción de alimentos derivado de la ocupación de ésta última

por el cultivo comercial. La mayor valoración, en términos de tiempo y esfuerzo físico para

acceder cotidianamente a ella, que se otorga a los terrenos aptos para la producción comercial

hace que surja una competencia por apropiarse de estos espacios agrícolas escasos, lo cual lleva

a buscar formas de delimitación física de los terrenos (todo tipo de cercos). Ciertos grupos

domésticos empiezan a concentrar mayores extensiones de tierra que el resto.

En comunidades agrarias donde únicamente existe un producto comercial la tecnología

utilizada en promedio por los pequeños productores es muy similar. Existe un efecto

demostración no planeado proveniente de la continua comunicación y la relación cara a cara

entre los residentes. Cualquier innovación incremental o radical exitosa por productores

individuales es asimilada y adaptada en un plazo corto. Sin embargo, estas innovaciones no son

frecuentes y están más asociadas a “fuertes” programas gubernamentales y a nichos de

producción agrícolas abandonados por formas de producción capitalistas que se han trasladado a

otras ramas del sector o a otro sector de la economía.

En 1998, veintiocho pequeños productores fundaron la cooperativa Santa Marta. El

objetivo de ésta fue incrementar la producción y tomar control de la comercialización del café

implementando una organización económica que permitiera aplicar principios básicos de

pequeñas empresas rurales y los principios de las organizaciones familiares campesinas

indígenas. Como estrategias para alcanzar dichos objetivos se desarrollaron intensas actividades

de gestión y asesoría institucional. La cooperativa como organización económica que aglutina

actualmente a dos decenas de socios ha contribuido a configurar espacialmente a la comunidad.

El paraje en que se localiza la cooperativa ha adquirido protagonismo económico al haberse

construido en él infraestructura para el acopio de café y una pequeña nave agroindustrial

campesina. La consolidación económica y organizacional de la cooperativa está contribuyendo a

que el paraje en el que localiza empiece a ejercer centralidad económica hacia el resto de

parajes.

Grupos domésticos y superficie cultivada en los asentamientos

La extensión de tierra cultiva en un asentamiento varía directamente proporcional al

número de grupos domésticos residentes en él. Sin embargo, cuando se llega a un número

determinado de grupos domésticos se revierte la tendencia. Esta proposición empírica es una

extensión de la relación número de trabajadores – extensión de tierra cultivada observada a nivel

de los grupos domésticos. Esta relación, en el presente caso, empieza a debilitarse cuando el

asentamiento alcanza un total de veinte grupos domésticos. La aglomeración de población y de

grupos domésticos ofrece oportunidades para el surgimiento de actividades económicas

diferentes a las agrícolas, lo que a su vez hace que la demanda promedio por grupo doméstico

disminuya.

Organización social y espacial de los parajes

En el presente documento se concluye que los grupos domésticos, las patrilineas

limitadas localizadas y la autoridad tradicional como principales organizaciones sociales al

aplicar con rigidez en determinadas circunstancias y con flexibilidad en otras la normatividad

no escrita vigente relacionadas con la apropiación, uso y transmisión generacional de la tierra y

la gestión del territorio respectivamente estructuran los asentamientos espacialmente dando

origen a un patrón de asentamiento comunitario.

Un primer tipo de paraje está formado por una patrilínea limitada localizada, – el paraje

Tichen por ejemplo –. Está constituido por grupos domésticos de primera, segunda y tercera

generación. Los primeros apuntalan ramificaciones de grupos de parentesco. Estas

ramificaciones de parientes pueden ser simples o compuestas dependiendo si el grupo doméstico

de primera generación es monógamo o bígamo. Los grupos domésticos de primera generación

en este tipo de paraje por lo general practican la poliginia. En los grupos domésticos de 2ª

generación se repite el patrón de poliginia en aquellos grupos que han alcanzado la fase de

escisión.

Los grupos domésticos de primera generación pueden ser dirigidos por un varón originario del

paraje, por un varón originario de otro paraje o por mujeres originarias o no del paraje. El

primer caso se da por la práctica de los principios de herencia patrilineal y el de residencia

patrilocal, el segundo ocurre cuando varones originarios de otro paraje cuyo grupo doméstico

paterno posee terrenos en el paraje de la esposa. Esto ocurre debido al carácter fragmentario de

las parcelas agrícolas que permite a ciertos grupos domésticos disponer de parcelas agrícolas en

varios parajes de la comunidad; y el tercer y cuarto casos ocurren cuando la mujer queda viuda

y ésta asume la posesión de la tierra y el liderazgo del grupo doméstico sustituyendo al esposo

ya sea que éste haya sido originario o no del paraje.

En este tipo de paraje se observa una tendencia a la patrilocalidad, es decir, la mayoría

de los grupos domésticos de segunda y tercera generaciones residen en el paraje de origen. Sin

embargo, también ocurre que grupos domésticos de segunda y terceras generaciones tienden a

establecer su residencia en parajes distintos del que nacieron al tener aquellos terrenos o

parientes en otros parajes,

Se observa también que en la última fase del grupo doméstico de primera generación los

hijos más pequeños tienden a acompañar a los padres cuando la mayoría de hermanos ha

formado su grupo doméstico propio transformando al grupo doméstico de primera generación

en una familia extensa.

Los parajes formados por más de una patrilínea limitada localizada – el paraje Pajaltoj,

por ejemplo – debido a su mayor complejidad organizativa y a su mayor población presentan,

además de las características de parentesco y de residencia señaladas en los parajes formados

por una patrilínea limitada localizada, otras de relevancia que se señalan a continuación. En

primer lugar, la bigamia está presente en el asentamiento, principalmente en los grupos

domésticos en fase de desarrollo avanzado. En las patrilineas limitadas localizadas de reciente

formación predomina la monogamia. En segundo lugar, se observa también la migración de

grupos domésticos a otros parajes de la comunidad pero además una migración que rebasa las

fronteras comunitarias y municipales. Esto ocurre debido a que ciertos grupos domésticos

obtienen ingresos monetarios que superan los gastos de consumo lo que les permite enviar a

hijos varones a estudiar a escuelas localizadas en otros municipios. En tercer lugar, existen

patrilíneas limitadas localizadas de reciente formación. Estas tienen únicamente dos

generaciones sucesivas y están formadas por dos grupos domésticos. La parentela de esta

patrilínea limitada localizada reside en un paraje diferente. La convivencia de varias patrilíneas

limitadas localizadas en un mismo paraje genera presión sobre la tierra. Ésta obliga a los grupos

domésticos implementar estrategias para optimizar el uso de la tierra y a buscar alternativas de

movilidad espacial de sus miembros. Por ejemplo, una mujer viuda residente en una patrilínea

limitada localizada asumió el control de los terrenos agrícolas, heredó terrenos a hijos que

residen con ella, tiene hijos que han formado grupos domésticos que viven fuera del municipio y

tiene hermanos que residen fuera del municipio de Chenalhó. Es una estrategia que combina la

apropiación de terrenos en la comunidad, la inducción para que algunos de sus miembros de la

segunda generación busquen mejores horizontes en los centros urbanos y la disponibilidad de

parientes de primera generación quienes residen en otros parajes de la comunidad.

Relación de los grupos domésticos y la autoridad tradicional con la apropiación de los

terrenos agrícolas y el territorio respectivamente.

La interacción social y espacial de los grupos domésticos y de las patrilíneas limitadas

localizadas como organizaciones se expresa con mayor claridad en las unidades de producción

agrícola y en los parajes. Sin embargo, la influencia de éstas en las dinámicas social y espacial

se extiende a todo el territorio y en ocasiones fuera de los límites comunitarios a través de una

forma organizacional e institucional más compleja que representa a aquellas: la autoridad

tradicional.

Los miembros de los grupos domésticos residentes en los parajes tienen oportunidades

diferenciales de participar en el sistema tradicional de cargos. Mientras mayor es el número de

patrilineas limitadas localizadas existentes en un paraje mayor oportunidad de que éste tenga

representantes ante el sistema tradicional de cargos. La composición del sistema tradicional de

cargos según el origen espacial de sus miembros afecta las oportunidades que tienen los grupos

domésticos para apropiarse de terrenos agrícolas. Mientras mayor es el número acumulado de

representantes que un asentamiento ha tenido ante el sistema tradicional de cargos mayor es la

extensión total de tierra apropiada por los grupos residentes en él 6.

La apropiación del territorio y el ritual

La tierra y el territorio son recursos naturales estratégicos para la reproducción social y

económica de los habitantes de Santa Marta. El primero es básico para la producción agrícola y

6 El número de cargos acumulado promedio asumidos por representes de un determinado paraje corresponde a los año 2000, 2001, 2002 y 2003 (entrevista hecha a Miguel Ruiz Gómez en diciembre 8 del 2002) mientras que la extensión total cultivada por los grupos domésticos residentes en los parajes corresponde a 1996 (Ecosur, 1996). Las diferencias temporales entre ambas variable no permite aceptar que la relación es robusta. Sin embargo, si se acepta como válida la relación directa entre número de trabajadores y extensión de tierra cultivada por un grupo doméstico, y la relación directa entre el número de patrilineas limitadas localizadas y número de representantes ante el sistema tradicional de cargos, al realizar una proyección al año 2003 de las superficies cultivadas, las curvas de superficie total, de café y de maíz cultivadas únicamente se desplazarían hacia la parte superior de la ilustración manteniéndose la relación positiva entre número de cargos acumulados promedio y extensión total promedio cultivada por los grupos domésticos residentes en los parajes.

el segundo como espacio que otorga identidad colectiva y ofrece condiciones para la

implementación de la estrategia de “uso múltiple de recursos y del espacio” (Toledo, 1991).

Los marteños han dedicado esfuerzos individuales y colectivos históricos para

apropiarse jurídica y económicamente del territorio, pero ellos no se consideran dueños o

propietarios absolutos de territorio. Los mayas tzotziles de la Región Altos de Chiapas perciben

los recursos naturales como parte de un todo lo que constituye una diferencia con la cultura

occidental. Asimismo, para los mayas contemporáneos existe un universo distinto que no es

tangible sino que está en el mas allá. Se considera que los dueños de los recursos naturales

tienen su hogar en una cueva, en un árbol, en una profundidad y por influencia del cristianismo

también viven el cielo. En esta fusión de cosmogonía maya y catolicismo tradicional los

marteños reconocen a Santa Marta y a seres espirituales como “dueños” de los recursos

naturales incluyendo al territorio que ocupan.

Por lo anterior, los marteños basan sus decisiones relacionadas con la actividad agrícola

en creencias, valores y tradiciones más que por medios y fines. Aquí cobra importancia el ritual

que los marteños ofrecen a Santa Marta en el que de manera implícita le “solicitan” protección y

reconocimiento del territorio. Cosa similar ocurre en rituales dirigidos a “ángeles” o “espíritus”

guardianes de recursos naturales estratégicos tales como agua y bosques. La celebración de

rituales a Santa Marta o a otros espíritus contribuye a que los marteños tengan certidumbre en la

posesión del territorio y contribuyen a regular el uso de los recursos naturales disponibles.

Diversificación de las organizaciones e instituciones sociales y económicas, y la

transformación del patrón de asentamiento.

Mientras mayor es la diversificación de la organización social en un asentamiento mayor

es la flexibilidad del marco normativo que regula el derecho de residencia en el mismo. En la

comunidad estudiada existe un asentamiento que ha eliminado la restricción para que grupos

domésticos sin relación de parentesco con las patrilíneas limitadas localizadas puedan asentarse

en él. Ello ocurrió debido a la forma en que un grupo de residentes de diversos parajes se

apropio de un área del territorio y se asentó en él. Este grupo estaba conformado principalmente

por individuos que profesaban la religión evangélica. La norma comunitaria que señalaba que

las únicas formas de apropiarse de terrenos agrícolas eran por herencia o por el esfuerzo que

implica el desmonte de áreas boscosas fue trastocada. Ahora había surgido una tercera forma de

apropiarse de terrenos: por ocupación colectiva. Este hecho cambió también la estructura social

de este paraje: ahora además de patrilineas limitadas localizadas podían residir en él grupos

domésticos aislados y sin relaciones de parentesco con éstas. Actualmente, este paraje es sede

del templo evangélico más importante en la comunidad. Por otro lado, las ventajas de

localización de este paraje, al ubicarse en el centro de la zona productora de café, contar con

vías de comunicación terrestre hacia otras zonas productoras de café y hacia los mercados

regionales del aromático, ha motivado a sus pobladores a gestionar infraestructuras educativa y

de salud, factores que le han otorgado al paraje fuerza centrípeta hacia la población circundante,

lo que a su vez ha contribuido a diversificar las actividades económicas. Este paraje es el centro

económico de la comunidad.

Instituciones comunitarias y apropiación de las parcelas agrícolas y el territorio.

En la comunidad estudiada no existe un derecho positivo que otorgue certidumbre a los

grupos domésticos en la posesión de sus terrenos. Los grupos domésticos se apoyan en la fuerza

de sus instituciones y en las acciones que pueden realizar como grupo social para garantizar la

posesión y uso de sus parcelas agrícolas. Son precisamente las reglas y normas no escritas que

constituyen sus instituciones locales las que garantizan un reconocimiento del territorio para la

colectividad y de los terrenos para los individuos. La vigencia de una normatividad con

reconocimiento local proporciona un acuerdo implícito respecto de la defensa del territorio y

sobre el reconocimiento del derecho de posesión de los terrenos individuales. El derecho de

posesión continua deviniendo de la capacidad de cultivar la tierra, pero al introducirse un

cultivo comercial de plantación surgen condiciones para que los productores pioneros,

conocedores de las ventajas económicas del cultivo comercial se apropien de mayores

extensiones tierra aprovechando su mayor conocimiento en técnicas agronómicas y el dominio

de redes comerciales.

Las normas y reglas relacionadas con la posesión de la tierra se van transformado lenta,

silenciosa e imperceptiblemente a favor del grupo social que ocupa los principales cargos de

representación y que aplica la normatividad comunitaria.

El gobierno local y sus instituciones velan por la posesión de los terrenos de los productores

individuales y del territorio de la comunidad. La autoridad tradicional utiliza varios mecanismos

para garantizar la posesión del territorio. En primer lugar, existe un decreto presidencial que

reconoce la posesión del territorio. En segundo lugar el gobierno local a través de sus

instituciones y su organización social mantiene una serie de relaciones políticas, sociales y

religiosas con varias comunidades y municipios del entorno que le ha permitido recibir el

reconocimiento implícito y explicito de la posesión y merecimiento de su territorio; en

“respuesta” la comunidad también otorga reconocimiento del territorio de sus vecinos. En tercer

lugar la organización social permite convocar y reunir a todos los productores residentes en la

comunidad así como movilizarlos en caso de existir algún problema de límites y colindancias o

para tomar decisiones que potencialmente pudieran poner en riesgo el territorio.

Finalmente, existe un tipo de apropiación subjetiva o simbólica misma que es impulsada y

coordinada por el gobierno local y sus instituciones. La identidad comunitaria pasa por el

territorio y su nombre. El nombre de la comunidad y de su territorio se basa en una deidad

católica y todos los residentes se identifican con este nombre y con el territorio. Su identidad

personal y colectiva no encuentra otro sustento: soy marteño. Es así como todos los rituales

católicos tradicionales son mediados por la imagen de Santa Marta. Existe una estrecha relación

entre protección divina, la imagen de la virgen, autoridades tradicionales e identidad territorial.

La certidumbre en la ocupación del territorio está garantizada por la solidez de sus

instituciones, la eficiencia de su organización social respecto su capacidad de movilización de

personas, y la práctica de rituales que configuran representaciones del territorio.

Cambio del patrón de asentamiento en un contexto de conflicto o estabilidad social frágil.

Las organizaciones sociales, unas más pequeñas o complejas que otras, son espacios en

que interactúan individuos en búsqueda de satisfactores de necesidades individuales o

colectivas. Las organizaciones al demostrar eficiencia en el largo plazo generan una

normatividad implícita o explícita, formal o informal que garantiza la reproducción del grupo.

Pero, ¿qué sucede cuando dos organizaciones imponen a sus miembros normas diferentes y en

ocasiones opuestas respecto de la apropiación de terrenos comunales potencialmente aptos para

ser utilizados como lugar de residencia o para la producción agrícola? Este es el caso de las

organizaciones que representan las iglesias católica tradicional y la evangélica. Los miembros

de estas organizaciones religiosas entraron, en el pasado inmediato, en serias contradicciones y

conflictos al empezar algunos miembros de grupos domésticos adscritos a la iglesia evangélica a

guiar su comportamiento por normas diferentes a las practicadas en las épocas en que la religión

católica mantuvo el monopolio religioso. Un primer efecto de la práctica de normas paralelas

emanadas de organizaciones religiosas diferentes, como ha ocurrido en varias comunidades

rurales indígenas en la región Altos de Chiapas, fue la expulsión de los grupos disidentes de la

normatividad que emana de la autoridad tradicional. En el caso de Santa Marta, hubo

expulsiones de familias evangélicas en el periodo 1979-1985 (Pérez, M. 1998: 58-63)

motivadas por el rechazo a cooperar económicamente en la celebración de las fiestas

tradicionales, a desempeñar cargos tradicionales o realizar trabajos comunitarios. Sin embargo,

después de 1986 (fecha en que coincide con el inicio del cultivo del café con orientación

comercial) hubo un acuerdo entre autoridades tradicionales y los grupos domésticos que

continuaron profesando la religión evangélica. El acuerdo consistió en que las familias

evangélicas continuarían colaborando económicamente para cubrir los gastos de celebración de

las fiestas tradicionales, colaborando en trabajos comunitarios, no así a participar en el sistema

tradicional de cargos. La presencia y funcionamiento de una organización religiosa diferente a la

católica tradicional fue aceptada por la autoridad tradicional en la medida en que la

normatividad a la que están sujetos los miembros de la iglesia evangélica no afectara sus

funciones sustantivas como son la celebración de los rituales y fiestas de la iglesia católica

tradicional, que el sistema tradicional de cargos continuara siendo el representante de la

comunidad ante las instituciones gubernamentales y ante organizaciones sociales del entorno

micro regional, y sobre todo que continuara siendo la instancia que legitima, regula y vigila el

territorio y los recursos naturales existentes en él. Los grupos domésticos evangélicos aceptaron

estas condiciones porque en principio les garantizó la práctica religiosa sin ser reprimidos

físicamente por la comunidad o sus autoridades, al mismo tiempo el número reducido de

grupos domésticos protestantes no podían sustituir en el corto plazo a una institución

comunitaria con presencia histórica y con funciones estratégicas en la reproducción social y

económica. Al garantizar la autoridad tradicional el uso de parcelas en posesión de los grupos

domésticos evangélicos, éstas reconocen la legitimidad de la primera y adoptan una actitud

mesurada en cuanto a las críticas hacia el sistema tradicional de cargos y hacia la religión

católica tradicional. Pero, ¿cuál es el catalizador en esta transformación de instituciones y

organizaciones religiosas? Hipotéticamente se puede señalar que es el desarrollo del cultivo de

café con fines comerciales. Por ser el café un cultivo perenne los grupos domésticos, tanto

católicos tradicionales como evangélicos, se han apropiado de los terrenos agrícolas en los que

se desarrollan las microplantaciones. Se ha desarrollado un tipo de “propiedad comunal

personalizada de la tierra” que otorga exclusividad de uso a los grupos domésticos que la

cultivan. Pero, ¿cuál es la base legal de esta apropiación individual de los terrenos? No existe un

documento jurídico que avale esta posesión. La autoridad tradicional es la única institución que

avala la legítima posesión de los terrenos agrícolas a favor de los grupos domésticos ya sean

estos católicos tradicionales o evangelistas.

La estabilidad social que hoy se observa en Santa Marta podrá continuar mientras la

densidad de grupos domésticos no se incremente significativamente, mientras exista la

posibilidad real de continuar abriendo frontera agrícola, o mientras no surja una transformación

drástica en las normas comunitarias que regulan la apropiación de los terrenos agrícolas.

Eliminar la restricción actual de compra-venta de terrenos permitiría el desarrollo de la

propiedad privada, lo que permitiría que un número reducido de grupos domésticos concentrara

terrenos agrícolas en detrimento de aquellos que no tengan recursos económicos para

adquirirlos, o a favor de personas externa a la comunidad.

Literatura citada

__________, Familia y parentesco en México y Mesoamérica. Unas miradas

antropológicas, México, Universidad Iberoamericana, 2005.

__________, The Stem Family, Residence Rules and Ultimogeniture in Tlaxcala and

Mesoamerica, Ethnology, vol. 36 (2): 149-171, 1997.

Appendini, K. y M. Nuijten. 2002. El papel de las instituciones en contextos locales. Revista de la

CEPAL, núm. 76, México.

Beals, Ralph L., Ethnology of the Western Mixe, Berkeley, University of California Press,

1945. Redfield, Robert, The Calpulli-Barrio in a Present-day Mexican Pueblo, American

Anthropologist, Vol. 30, 1928, pp. 282-294.

Boserup, E. “El impacto del crecimiento de la población en la producción agrícola”, en

Urquidi, Víctor y J. Morelos (comp.) Crecimiento de la población y cambio agrario. El

Colegio de México. México. 1979.

Brown, Denise F., “La relación espacial entre familia y comunidad”, ponencia en extenso,

Simposio: Familia y Parentesco en México y Mesoamérica: unas Miradas Antropológicas,

México, Universidad Iberoamericana, 1998.

Burguete Cal y Mayor, Araceli. 1998. Sistemas normativos indígenas y disputas por el agua en

Chamula y Zinacantán, Altos de Chiapas. Tesis de maestría, Universidad Autónoma de

Chapingo, México.

Collier, George A. 1976. Planos de interacción del mundo tzotzil. Bases ecológicas de la

tradición en los Altos de Chiapas. INI y SEP, México.

Estrada Lugo, Erin I. J., Grupo Doméstico y Usos del Parentesco entre los Mayas

Macehuales del Centro de Quintana Roo: El caso del Ejido Xhazil y Anexos, Tesis de Doctorado

en Antropología Social. Universidad Iberoamericana, México D. F., 2005, pp. 279.

Favre, Henri, Cambio y continuidad entre los Mayas de México. Contribución al estudio de

la situación colonial en América Latina, México, Ini, 1973.

Miller, Frank, Tzotzil Domestic Groups, Journal of the Royal Anthropological Institute, vol.

94: 172-182, 1964.

Needham, Rodney, “Introduction” in Rodney Needham ed., Rethinking Kinship and

Marriage, Tavistock Publications, 1971.

Robichaux, David, Problemas metodológicos en el estudio del grupo doméstico en México,

Ponencia en extenso, IV Encuentro Nacional de Investigadores sobre Familia, Tlaxcala, México,

agosto 1996.

Toledo, V. 1991. El Juego de la superviviencia. Unam, México.

Viqueira, J. P., y H. Ruz (edit.). [1995] 2002. “Las causas de una rebelión india: Chiapas,

1712”. En: Chiapas. Los rumbos de otra historia. Unam/Ciesas, México.

Viqueira, Juan Pedro. 1997. Indios rebeldes e idólatras. Dos ensayos históricos sobre la

rebelión india de Cancuc, Chiapas, acaecida en el año de 1712. SEP, México.

Vogt, Evon Z. [1966] 1980. Los zinacantecos. Instituto Nacional Indigenista, México.