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RES nº 20 (2013) pp. 63-103. ISSN: 1578-2824 RESUMEN Este artículo es una aproximación global a la obra del sociólogo Randall Collins, desde una perspectiva sistemático-descriptiva y no crítica. La intención fundamental es dar a conocer su sociología, con el objetivo de que sus aportaciones fundamentales sean integradas —para su discusión y debate— dentro de la sociología española. Para ello, el artículo se ha dividido en tres grandes partes: la primera se centra en la epistemología y metodología de la sociolo- gía Collins, poniendo de manifiesto su vocación explicativa e histórica. La segunda, la más central, trata de la ontología social, considerada como monista emergentista. Aquí se pone de manifiesto la conexión entre los niveles micro y macro, y se exponen las leyes que rigen tanto uno (los rituales de interacción) como otro (las dinámicas geopolíticas y de mercados). Finalmente, se desarrolla a modo de ejemplo de la integración de los diversos niveles, su sociología de la violencia meso, micro y macro. A lo largo del artículo se tratan de explicar, especialmente a pie de página, algunos de los ejes temáticos más característicos del sociólo- go norteamericano. Palabras clave: Randall Collins, microsociología, macrosociología, rituales de interacción, geopolítica, sociología histórica. Unificando micro y macro. Una aproximación global a la sociología de Randall Collins Unifying the micro and macro levels. A comprehensive introduction to the sociology of Randall Collins JESÚS ROMERO MOÑIVAS Universidad Complutense de Madrid [email protected]

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  • RES n 20 (2013) pp. 63-103. ISSN: 1578-2824

    RESUMEN

    Este artculo es una aproximacin global a la obra del socilogo Randall Collins, desde una perspectiva sistemtico-descriptiva y no crtica. La intencin fundamental es dar a conocer su sociologa, con el objetivo de que sus aportaciones fundamentales sean integradas para su discusin y debate dentro de la sociologa espaola. Para ello, el artculo se ha dividido en tres grandes partes: la primera se centra en la epistemologa y metodologa de la sociolo-ga Collins, poniendo de manifiesto su vocacin explicativa e histrica. La segunda, la ms central, trata de la ontologa social, considerada como monista emergentista. Aqu se pone de manifiesto la conexin entre los niveles micro y macro, y se exponen las leyes que rigen tanto uno (los rituales de interaccin) como otro (las dinmicas geopolticas y de mercados). Finalmente, se desarrolla a modo de ejemplo de la integracin de los diversos niveles, su sociologa de la violencia meso, micro y macro. A lo largo del artculo se tratan de explicar, especialmente a pie de pgina, algunos de los ejes temticos ms caractersticos del socilo-go norteamericano.

    Palabras clave: Randall Collins, microsociologa, macrosociologa, rituales de interaccin, geopoltica, sociologa histrica.

    Unificando micro y macro. Una aproximacin global a la sociologa de Randall Collins

    Unifying the micro and macro levels. A comprehensive introduction to the sociology

    of Randall Collins

    JESS ROMERO MOIVASUniversidad Complutense de Madrid

    [email protected]

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    ABSTRACT

    This article is a comprehensive approach a descriptive, not critical one to the work of sociologist Randall Collins. The basic aim is to present his sociology, in order to ensure that his contributions could be integrated for discussion and debate within the Spanish sociology. For this, the article is divided into three main parts: the first section focuses on the Collinss epistemology and methodology, showing its explanatory and historical voca-tion. The second and most central section focuses on his social ontology, which I consider as emergentist monism: the connection between micro and macro levels is showed, and the laws governing the interaction rituals and the geopolitical and market dynamics are identi-fied. Finally, his sociology of meso, micro and macro violence is developed as an example of the integration of the various levels. Throughout the article I will try to explain, especia-lly as footnotes, some of the most characteristic themes of American sociologist.

    Keywords: Randall Collins, micro-sociology, macro-sociology, interaction rituals, geopoli-tics, historical sociology.

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    INTRODUCCIN

    Randall Collins (1941) es uno de los socilogos vivos que recibe ms atencin en el mbito internacional. Su prolfica obra ha tenido ecos internacionales que han llegado a Espaa1, aun-que en nuestro pas Collins es citado solo por algunas de sus obras ms fundamentales, sin que se haya ofrecido una imagen global de su sociologa. Gran parte de la imagen actual de Collins deriva de su microsociologa de las cadenas de interaccin ritual y su sociologa de las filoso-fas, pero hay un desconocimiento de sus obras macro de geopoltica y sociologa econmica, poltica y militar de tendencia histrica2. l mismo reconoce (2000b: 3) que cuando era estu-diante se senta fascinado por los autores que eran de tendencia micro y por los que lo eran de macro. Como tratar de poner de manifiesto, la sociologa de Randall Collins solo puede entenderse dentro de ese intento de unin de ambos niveles que poseen leyes explicativas pro-pias, pero mutuamente reforzadas. Collins no solo es el socilogo durkhemiano y goffmiano (1986c) de los anlisis situacionales de los rituales de interaccin micro. Tambin es el soci-logo weberiano que, mostrando una erudicin histrica poco comn entre los socilogos, ha empleado el mtodo histrico comparativo para desentraar el funcionamiento de las socieda-des en un nivel macro, apoyndose en los megahistoriadores. La amplitud temtica de su obra es inabarcable e interdisciplinar (2000b: 10). Collins aplica su ojo sociolgico a todo, afir-mando con humor que ser un socilogo significa no aburrirse nunca (1998b: 3), y quiz sea esta cualidad la que ha hecho de su sociologa una fuente inagotable de ideas creativas.

    Pero, por esto mismo, son pocos los que han conseguido una visin de conjunto que inte-gre estas tendencias dispares dentro de un mismo socilogo. Este artculo pretende llenar ese vaco, y por ello se ha sacrificado la perspectiva crtica y de dilogo con Collins, a favor de una perspectiva sistemtico-descriptiva, como punto de partida para subsiguientes debates. Por lo mismo, algunos lectores podrn echar en falta el tratamiento ms exhaustivo de algunos temas clsicos del socilogo norteamericano: especialmente su sociologa de la educacin credencialista o su sociologa de las filosofas, que se explicarn en apenas un prrafo. No obstante, creo que ambas son bien conocidas en Espaa, y me ha parecido ms til dedicar los esfuerzos a una visin de conjunto, espero que esta eleccin haya podido ser la correcta.

    1 En la Revista Espaola de Sociologa 13 (2010) se recoge el debate entre Randall Collins y los espaoles Juan Manuel Iranzo, Miguel Beltrn y Jos Luis Moreno Pestaa, a propsito del libro Cadenas de rituales de interac-cin. Algunos de los libros han sido traducidos al castellano, y tambin ya en el ao 1991 podemos encontrar dos artculos de Collins en castellano: Implicaciones ontolgicas de la Teora del Conflicto: la energa emocional de los rituales de interaccin y el culto a la voluntad y Las cadenas rituales de interaccin y la produccin del orden social , en T. Gonzlez de la Fe (ed.), Sociologa. Unidad y diversidad. Madrid: Servicio de Publicaciones del Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, pp. 93-116 y 223-232.

    2 Es significativo que Kenneth Allan (2011) no hable del aspecto macro (ni de la geopoltica ni de la dinmica de los mercados), y ofrezca una visin de Collins como un terico de los intercambios sociales, insuficiente a lo tenor de lo que mostraremos en este artculo. Por el contrario, Dennis Smith (1991: 164-169) lo sita dentro de los socilogos histricos principales del siglo XX, entre (1) los que desarrollan posiciones tericas que combinan el distanciamiento con el pleno reconocimiento de la parte que juegan las percepciones, sentimientos y sentidos de los actores dentro de las situaciones sociales; (2) los que usan teora, generalizaciones empricas y exploraciones histricas; y (3) los que en sus teoras dan mucha importancia a la lgica interna de los imperios, estados-nacin, situaciones de clase, rdenes globales, etc.

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    El artculo se ha dividido en tres grandes partes: la primera se centra en la epistemologa y metodologa de Collins, poniendo de manifiesto su vocacin explicativa e histrica. La segunda, la ms central, trata de la ontologa social, considerada como monista emergentista. Aqu se pone de manifiesto la conexin entre los niveles micro y macro, y se exponen las leyes que rigen tanto uno (los rituales de interaccin) como otro (las dinmicas geopolticas y de mercados). Finalmente, a modo de ejemplo de la integracin de los diversos niveles, se desarrolla su sociologa de la violencia meso, micro y macro, que es su contribucin ms reciente.

    LA SOCIOLOGA COMO CIENCIA EXPLICATIVA: LA VOCACIN HISTRICA

    DE LA SOCIOLOGA

    La ciencia y la explicacin cientfica

    La epistemologa de Collins se caracteriza desde sus inicios por la defensa de una sociologa concebida como ciencia explicativa, es decir, como un sistema de generalizaciones cau-sales confirmadas por comprobacin emprica (1974a: 147). La ciencia es la imagen del mundo que se traduce en un cuerpo lgicamente coherente de principios (1975: 4), es un modo de hallar los principios comunes que trascienden las situaciones particulares (1975: 4), y la sociologa en su propio mbito de estudio debe perseguir ese objetivo, si quiere ser realmente cientfica3. Por ello, el mtodo propio de toda ciencia explicativa se basa en la comparacin controlada: Para comprender una cosa, debemos comparar dnde ocurre y dnde no ocurre, y notar la diferencia en las condiciones que lo acompaan (1975: 4). Este mtodo bsico tiene como objetivo fundamental la explicacin de un fenmeno, puesto que explicar cientficamente es relacionar variaciones en una cosa (o un conjunto de elementos)

    3 Los orgenes de una ciencia son explicados segn tres grandes condiciones (1966): (1) las ideas necesarias para la creacin de una nueva disciplina son usualmente disponibles durante un periodo de tiempo relativamente prolongado y en varios lugares; (2) solo unos pocos de estos comienzos potenciales lleva a un crecimiento; (3) este crecimiento ocurre dnde y cundo personas se interesan en la nueva idea, no solo como contenido intelectual sino tambin como medio potencial de establecer una nueva identidad intelectual y particularmente un nuevo rol ocupa-cional. Esta ltima condicin se explica por tres nuevas subcondiciones: (3.1.) que exista un rol y una red acadmica para los que comienzan a practicar la nueva disciplina, (3.2.) que haya una mejor posicin competitiva en la nueva disciplina que en la anterior (de aqu resulta la cuestin de las diversas hibridaciones de rol de aquellos intelectuales que se pasan de un campo a otro), y (3.3.) que los mtodos de la disciplina anterior y con mayor estatus se apliquen al campo de la nueva disciplina. La explicacin de Collins de la emergencia de las ciencias siempre obedece a condiciones estructurales (nmero de competidores, apertura de estructuras para hacer carrera, y estructuras orga-nizativas disponibles) y, por tanto, es una teora de corte materialista: La explicacin del nacimiento de la ciencia moderna, adems de su desarrollo subsiguiente, debera centrarse sobre las estructuras sociales especficas dentro de las cuales actan los hombres de ideas, y no sobre los valores culturales comunes a la sociedad (1968: 139). Por falta de espacio no es posible desarrollar los iluminadores anlisis estructurales e institucionales sobre la ciencia que Collins lleva a cabo en 1975 (cap. 9. The Organization of the Intellectual World), y que completan en un sentido real lo que dir desde otra perspectiva en Sociology of Philosophies (1998a). En todo caso, como base siempre se encuentran las redes de intelectuales y los juegos cambiantes de las estructuras de oportunidad. La explicacin del nacimiento de la sociologa obedece a los mismos criterios: cf. 1994b: 38-46.

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    con variaciones en otra cosa (otro conjunto de elementos) por medio de un conjunto de prin-cipios que se aplican en un nmero de situaciones diferentes (1975: 4).

    Aunque reconoce que el primer paso en la sofisticacin profesional de un socilogo es mostrar que las cosas son complicadas, esta complejidad no puede terminar enturbiando nuestra imagen del mundo hasta la ininteligibilidad. Y por ello, defiende que el ms alto logro de la ciencia es sealar un hilo que nos gue a travs del laberinto (1986a: 8), sin quedarse en la pura descripcin anecdtica de la complejidad.

    La sociologa cientfica como sociolgica histrica

    Esta concepcin epistemolgica fundamenta la metodologa histrica de su sociologa, tanto en sus aspectos micro como en los macro. Cualquiera de sus trabajos se basa en la compa-racin histrica, porque solo desde una visin amplia del fenmeno pueden conseguirse formulaciones tericas explicativas. La sociologa de Collins es una sociologa histrica, no porque se ocupe de fenmenos pasados con el inters arqueolgico de un historiador, sino porque el mtodo comparativo tiene sentido cientfico para la sociologa cuando se ampla el lapso temporal de las comparaciones. Por ello, asumiendo la formulacin de Durkheim, dir que la historia debera de ser el microscopio de la sociologa, es decir, el instrumen-to por el que se descubren las estructuras invisibles para el ojo desnudo (1999: 1). No hay sociologa cientfica si no es a la vez sociologa histrica.

    Esta, sin embargo, no puede identificarse con el historicismo y el postmodernismo, con el que Collins polemiza habitualmente; orientacin que considera un enfoque esttico o romntico pero no cientfico. Los ataques del historicismo a las macrohistorias provienen, precisamente, de esta romantizacin de la contextualidad y el particularismo (1999: 12), prohibiendo generalizaciones causales o leyes explicativas. No obstante, la teora sociol-gica histrica no debe quedar atrapada en lo puramente eventual. Los procesos sociales e histricos tienen una estructura reconocible y potencialmente explicable: Una sociologa general fundada sobre esta perspectiva ciertamente no dispensa de la historia ni rechaza la visin de la particularidad, unicidad, secuencia, conflicto u concatenacin causal que ofrece. Lo que hace es distinguir dos niveles de anlisis. Uno es la visin de la historia concreta tal cual es; la otra es la esfera de las generalizaciones analticas, principios causales que son testables a travs de una multitud de casos particulares (1975: 37).

    La sociologa pretende explicar a travs de proposiciones generales, y para ello es nece-sario trascender lo particular y profundizar bajo la superficie de los hechos particulares. En todo caso, es importante no confundir esta dicotoma entre lo particular y las proposiciones generales, con la dicotoma entre micro y macro. En Collins las explicaciones son siempre estructurales4, tanto en lo micro (la estructura de la situacin explica el comportamiento

    4 Es significativo a este respecto la insistencia de Collins en reinterpretar la tesis de Max Weber sobre el origen del capitalismo, alejndola de la visin sesgada y unilateral que la considera el contrapunto idealista del materialismo de Marx. De ah la significativa visin que Collins nos da de l, alejada de las interpretaciones sesgadas que se han he-cho del socilogo alemn (1985b). Por este motivo, insiste en que la tesis inicial de Weber sobre la tica calvinista no

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    del individuo) como en lo macro (la estructura geopoltica explica los procesos intra e inter-estatales). Es precisamente el microscopio de la historia el mtodo histrico comparati-vo el que permite formular las leyes que rigen esas estructuras micro y macro, que no son estticas y fijas, sino fluctuantes e histricamente cambiantes. Por ello, no hay una identifica-cin entre sociologa histrica y macrosociologa, puesto que la primera tambin es microso-ciologa.

    Una sociologa predictiva libre de interferencias ideolgicas

    El hecho de que Collins considere que la sociologa debe aportar claves tericas que ayuden a comprender cmo funciona el mundo, que nos digan por qu las cosas ocurren de unas maneras ms que de otras, yendo ms all de la superficie de la creencia ordinaria (1982: vi), le aleja del relativismo, pero solo de una forma dbil. Su rechazo del relativismo no puede ser total, puesto que l parte de la aceptacin de las premisas de la sociologa del conocimien-to, camino que una vez abierto por Marx nunca jams ha sido retractado (1972: 6). Las explicaciones de Collins nunca son culturalistas ni tampoco utiliza las ideas o ideologas como variables independientes5: estas ltimas son siempre explicables por las estructuras microsituacionales o macrogeopolticas, y su sociologa del conflicto explica las culturas de clase como resultado de las posiciones ocupacionales (1975: 61-87)6. En realidad, cuando Collins polemiza con el relativismo lo hace contra la interferencia de los compromisos pol-ticos y morales en las teoras de los socilogos, es decir, l rechaza las distorsiones ideo-lgicas deliberadas, asumiendo en todo caso que somos seres profundamente constituidos por lo social (2004: 372) y, por lo tanto, nuestro pensamiento tambin (cf. 1982: 159; 2004

    puede ser considerada como una unidad independiente de sus obras sobre las grandes religiones del mundo. Adems, encontramos en la ltima obra de Weber Historia General Econmica una nueva forma de explicar el origen del capitalismo dentro de un modelo institucional, en que plantea una serie de condiciones estructurales necesarias: condiciones intermedias, de fondo y ltimas. El modelo weberiano se hace ms complejo y nada idealista, consideran-do en este caso el protestantismo como un requisito necesario ltimo para el impulso tico; pero ya no aparece nada sobre la predestinacin. De hecho, el propio Collins defiende que el origen de todas esas condiciones institucionales y estructurales que posibilitaron el capitalismo se dieron mucho antes en la Edad Media europea y china, gracias al desarrollo de los monasterios cistercienses en Europa y a los monasterios budistas en China. De este modo, quiz los ciclos capitalistas son mucho ms amplios de lo que se defiende habitualmente (cf. 1986a: 19-142).

    5 Su concepcin no-idealista se refleja muy bien en su micro-sociologa de la religin (2010a), segn la cual las prcticas religiosas determinan la doctrina, y no a la inversa, oponindose aqu incluso a Weber. En general, el tratamiento de la religin en Collins tambin mantiene el doble nivel micro y macro. Mientras que la perspectiva macro trata sobre todo de la organizacin poltica y econmica de la religin y su papel geopoltico (1986a), el enfo-que micro utiliza su modelo de los rituales de interaccin para analizar las prcticas religiosas como rituales (que no se diferencian de los rituales profanos e, incluso compiten entre ellos), y la prctica de la meditacin es considerada, como el pensamiento en general, como un dilogo social interior cargado con la energa emocional conseguida en los rituales religiosos pblicos (2010a).

    6 En Collins la estratificacin no atiende tanto a la clase en un sentido econmico, sino a la dimensin dar rdenes-recibir rdenes propuesta por Darhendorf. De hecho, esta temprana forma de comprender la estratifica-cin, presente ya en (1975), concuerda mejor con su desarrollo posterior de la estratificacin situacional, ya que no ser tanto el dinero o los recursos materiales los que supongan desigualdades, sino ms bien el poder de deferencia o el poder de eficiencia que un sujeto posee en situaciones concretas y contextos determinados.

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    The social process of thinking; 1998a: 43-56). No existe el ser humano idealizado de la epis-temologa clsica, un observador o pensador puro sin ninguna traba social que pueda distor-sionar la pureza de la verdad. En realidad, un individuo as aislado sera difcilmente conec-tado a un supuesto mundo exterior que debe conocer (1998: 7).

    Su radical ontologa microsituacional, que prohbe afirmar que haya existido jams algo humano fuera de una situacin local (1998a: 20), tiene consecuencias epistemolgicas, pues-to que todas nuestras visiones del mundo, toda la recoleccin de datos, viene de ah (ibd.). Por ello, en Collins la cuestin del rechazo del relativismo total se reduce en la prctica a la diferenciacin weberiana entre hechos y valores, y entre sociologa pura y aplicada. El sesgo ideolgico en las ideas sociales no puede olvidarse, pero no debe llevarnos a la desesperacin, puesto que el sesgo puede ser poco a poco minimizado gracias a un esfuerzo continuo de examen de nuestras ideas, tratando de separar los hechos de los juicios de valor o de nuestras preferencias, distinguiendo la necesidad de las presuposiciones intelectuales, pero no de las polticas y morales (1972: 4-8). Su epistemologa es pragmatista y construc-tivista y tiene en cuenta la profunda historicidad de las teoras sociales, por lo que el crite-rio para la verdad est en el mtodo y en la direccin de este movimiento, no en los resulta-dos de algn punto de parada particular a lo largo del camino (1975: 23). El criterio de verdad no es una realidad externa no-contingente y eterna (1988b: 690), puesto que la propia concepcin de la verdad y los criterios para reconocerla se ha desarrollado histricamente dentro de redes de intelectuales (1998a: 877)7. Objetividad no implica un tipo de conoci-miento asocial. Por ello, para Collins la construccin social del conocimiento es ms realis-ta y un mtodo ms seguro de defender el realismo, que la defensa de una realidad objetiva ms all de lo social, puesto que las redes sociales dentro de las que surge el conocimiento pertenecen ellas mismas al mundo natural (1998a: 878)8.

    El criterio que permite hablar de una sociologa cientfica, ms all de la eventualidad de lo efmero y de la sesgada sociologa aplicada e ideolgicamente comprometida, es la capa-cidad predictiva de sus teoras. Esta capacidad es un signo de madurez cientfica y terica, y solo es posible cuando se fundamenta en un desarrollo acumulativo de teora e investigacin. La prediccin no es lo mismo que la adivinacin y los deseos e ilusiones de que algo ocurra. Para que haya una prediccin cientfica deben darse dos condiciones necesarias (1999: 57): (i) que est basada en una teora que explique las condiciones bajo las cuales

    7 Precisamente por ello, Collins identifica creatividad con reputacin, puesto que un intelectual creativo ser aquel que ha propuesto unas ideas que han interesado a generaciones de intelectuales posteriores. No existe ninguna esfera trans-histrica en la que su logro pueda ser medido ms all de las propias redes de intelectuales. Si los intelectuales de su generacin y de las posteriores no han considerado que sus ideas tengan inters, no cabe la concepcin de que es injustamente infravalorado, porque no hay nada ms all de esas redes intelectuales contra la que valorar una teora creativa (1998a: 58-61).

    8 Adems de su sociologa del conocimiento que sera interesante estudiar en profundidad, Collins ha abogado por una filosofa sociolgica. En la poca de la transformacin de la filosofa, Collins opina que los soci-logos pueden aportar valiosas contribuciones sobre temticas tradicionalmente filosficas, no solo ticas tambin metafsicas: relacin mente-cuerpo, cuestiones ontolgicas sobre realismo-anti-realismo, materialismo-idealismo, etc. El problema es que los filsofos, dice Collins, no han completado la transicin desde lo social a lo sociolgico, y aunque han comenzado a asumir los aspectos sociales dentro de sus teoras filosficas, su uso de las teoras socio-lgicas no suele ser muy informado y es demasiado sesgado (1988b).

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    varias cosas ocurren o no ocurren; es decir, un modelo que culmine con proposiciones del tipo si-entonces. Si no hay una teora previa, no hay prediccin, sino extrapolacin emp-rica; (ii) debe haber informacin emprica disponible sobre los puntos de partida, sobre las condiciones en el comienzo de la afirmacin si-entonces. Las obras de Collins estn pla-gadas de predicciones, tanto en el nivel micro (desde la teora de los rituales de interaccin) como en el macro (desde la teora geopoltica o la dinmica de los mercados), rasgo que se encuentra desde sus primeras publicaciones.

    El carcter verbal-cualitativo de la sociologa

    El subdesarrollo de la sociologa como una ciencia explicativa obedece a la falta de aplicacin sistemtica de este mtodo de comparacin controlada9. En su lugar, la sociologa especial-mente la norteamericana ha sufrido una obsesiva preocupacin por la medicin exhaustiva y el refinamiento de las herramientas de medicin, sobre todo las estadsticas, lo que ha limi-tado su capacidad para crear generalizaciones explicativas en favor de una progresiva parce-lacin simplemente descriptiva de la realidad social, que no explica nada10. Por ello, Collins reconoce que el estudio comparativo dirigido a la formulacin de las causas generales de variaciones es ms valioso para el avance de la ciencia social, incluso si est basado sobre datos imprecisos, que las medidas precisas que no son usadas para desarrollar principios explicativos (1975: 5). En realidad, para el socilogo norteamericano (1984) la estadstica no solo ha sufrido una ilegtima inflacin dentro de la sociologa, sino que se ha dado por supuesto la falacia de que es un mtodo neutral de validacin objetiva, mientras que l considera que la mayor utilidad de la estadstica se encuentra en su carcter de teora sustan-tiva. Los rgidos criterios estadsticos para la consideracin cientfica de una teora son producto de la desconfianza que la comunidad cientfica tiene sobre los investigadores, ms que de su real utilidad metodolgica. Por ello, Collins defiende que los mayores progresos en sociologa han sido llevados a cabo usando mtodos cualitativos y no estadsticos11. De hecho,

    9 Segn Collins, hay tres grandes orientaciones de la sociologa que no son propiamente cientficas: la aplicada, la ideolgica y la esttica (1975: 14-37). En varias de sus publicaciones de los aos ochenta Collins es combativo contra aquellos que pretenden negar la cientificidad de la sociologa o que rechazan que la sociologa haya hecho progresos tericos importantes. Por ejemplo: 1986b y 1989.

    10 Junto a la clsica explicacin de que el uso de la estadstica en sociologa obedece sobre todo a un intento de positivizar a las ciencias sociales, tambin hay otra razn que explicara su progresiva inflacin. Est en relacin directa con las condiciones estructurales de una ciencia y la ley de los pequeos nmeros tpica de Collins, e implica que puesto que son pocos los autores que pueden llegar a hacer aportaciones sustantivas en la esfera terica y en la produccin de principios generales explicativos, la mayor parte de los socilogos se ha centrado en anlisis descrip-tivos estadsticos y en el progresivo refinamiento de las tcnicas como modo de sobrevivir intelectualmente en la estructura acadmica competitiva (1969: 133-135).

    11 En realidad, las que l llama ciencias de descubrimiento rpido (las ciencias naturales) y que se caracteri-zan especialmente por su alto grado de consenso y su transgresin de la ley de los pequeos nmeros, no se explican ni por su empirismo, ni por su matematizacin, ni por el uso de mtodo experimental, sino por la apropiacin de genealogas de tecnologas de investigacin, en torno a las cuales se organizan las redes de cientficos. Por ello, si la sociologa quiere llegar a ser una de ciencia de este tipo, lo fundamental no ser la matematizacin estadstica, sino la creacin de tecnologas de investigacin (cf. 1994a).

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    ese mtodo histrico comparativo ha resultado ser ms til para establecer leyes generales explicativas, que las puras descripciones estadsticas. De ah que se pueda decir que el modo ms importante de establecer la validez de una teora es mostrar la coherencia de sus princi-pios explicativos con otras teoras bien asentadas. [] En definitiva, las teoras de altos niveles macro pueden ser ms fortalecidas si se pueden vincular a teoras de un nivel de anlisis ms pequeo [meso y micro] (1984: 343)12.

    Este es el camino que seguir Collins a lo largo de su produccin sociolgica, uniendo principios generales macro, meso y micro, reforzndose mutuamente, y con una exclusin prcticamente total del uso de estadstica. Por todo ello, su sociologa es una ciencia de palabras y no tanto de nmeros, porque no son solo intelectualmente ms fundamentales y primarias que los nmeros; adems, son un modo de expresin ms abierto, con ms capa-cidad para conectar varios mbitos de argumento y experiencia, y tiene mayor potencial para alcanzar a mayores audiencias (1984: 353).

    La sociologa de Collins es una ciencia con vocacin explicativa, mediante el uso del mtodo histrico comparativo que, a travs de palabras y no de nmeros, establece conexio-nes entre los principios o leyes generales de los niveles micro, meso y macro. Pero si esta es su epistemologa-metodologa, cul es la ontologa social que defiende? Cul es el objeto de estudio de la sociologa?

    EL OBJETO (MICRO-MACRO) DE LA SOCIOLOGA: MONISMO ONTOLGICO

    EMERGENTISTA

    La estrategia de microtraduccin de las estructuras macro

    La sociologa de Collins es automticamente situada dentro de la microsociologa, por su nfasis en los anlisis de los rituales de interaccin, influidos directamente por Goffman y Durkheim. Es verdad que desde sus primeras publicaciones de orientacin ms ontolgica y epistemolgica ha hecho un esfuerzo consciente por desarrollar la sociologa dentro de una estructura micro. Sin embargo, una gran parte de su produccin terico-emprica es esencialmente macro, deudora sobre todo de Weber y de los megahistoriadores, como Braudel o McNeill (cf. 1985c). A decir verdad, aunque la propuesta de su modelo de cade-nas de interaccin ritual es muy temprana, sin embargo no la ha aplicado suficientemente en sus estudios empricos, quiz hasta la publicacin de Interaction Ritual Chains y de Violence13.

    12 Uno de los ms impresionantes libros de Collins es su temprana Conflict Sociology, un esfuerzo monumental por sistematizar una teora del conflicto en unas cuatrocientas proposiciones, susceptibles de verificacin emprica, que unen los diversos niveles micro, meso y macro, y que construye una comprehensiva sociologa de las organiza-ciones desde esta misma perspectiva.

    13 En este mismo sentido, Moreno Pestaa (2010) considera que hay un desequilibrio dentro de la obra magna de Collins Sociology of philosophies, precisamente porque no se centra en los micro-rituales de interaccin, sino en las largas cadenas generacionales. El propio Collins parece advertir esta traicin a su propio propsito justificndola por la falta de datos en el micro-nivel (1998a: 53).

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    Por ello, me veo inclinado a considerar la ontologa de Collins como una ontologa monista emergentista, en un sentido muy semejante a otro socilogo histrico como Norbert Elias (Romero Moivas, 2013: 47-57), es decir, no hay dos mbitos ontolgicos diferentes, sino dos aspectos de la misma y nica realidad social que es, esencial y primariamente micro, pero que no puede quedar reducida a encuentros y situaciones, puesto que lo macro emerge como una realidad agregada que se extiende temporal y espacialmente. De ah que aunque la traduccin de la realidad macrosocial a microencuentros y microsituaciones se consti-tuye en la estrategia epistemolgica bsica, hay agregados a gran escala que siguen reglas explicativas diferentes. Esta ontologa monista emergentista supone que la traduccin micro-macro muestra que todo lo macro est compuesto a partir de lo micro. Inversamente, todo lo micro es parte de la composicin de lo macro; existe en un contexto macro (1988a: 244). Lo importante es no olvidar que el mundo social est constituido de eventos, rodeados temporal y espacialmente por otros eventos (1988a: 243).

    No obstante, esta aparente circularidad no descansa en una simetra ontolgica entre ambas dimensiones, puesto que as como necesariamente toda macroestructura est com-puesta de microsituaciones, no toda situacin microparticular est vinculada a todos los lugares y tiempos donde las interacciones tienen lugar. Por ello, no hay dualismo, no hay dos niveles ontolgicos simtricos, sino que el nivel bsico es el micro: lo empricamente dado son seres humanos interactuando en situaciones (1988a: 245). Lo macro no es otra cosa que una repeticin de esos encuentros a lo largo del tiempo y del espacio, con ramificaciones a gran escala, pero lo macro tiene sus propios principios (la geopoltica y el mercado) que constrie las posibilidades de accin y desarrollo de determinados encuentros situacionales. El macronivel emergente tiene un estatuto ontolgico ambiguo: as como el micronivel es una realidad emprica, el macronivel tiene y no tiene consistencia ontolgica. Por un lado, existe en tanto que agregado emergente de microencuentros y por ello tiene principios pro-pios, pero por otro es simplemente un modo de hablar de ese carcter repetitivo de las microinteracciones (2010d: 130). En este sentido, Collins prefiere hablar de lo macro como el despliegue [unfurling] del rollo de las microsituaciones (1998a: 21), es decir, como la dinmica de las redes o el entretejido (meshing) de las cadenas de encuentros locales. En realidad, su preocupacin es evitar la reificacin de lo macro y negar que tenga el mismo estatuto ontolgico que lo micro. Pero una vez se ha tomado esa precaucin no cae en la tentacin de afirmar que solo lo microlocal, que solo los encuentros cara a cara tienen exis-tencia y que, por ello, habra que dejar de utilizar conceptos macro. Al contrario, como cla-ramente afirma: es verdad que no existe nada que no sea en el fondo local; si no existe localmente, dnde podra encontrarse? Pero ninguna situacin permanece sola; las situacio-nes envuelven unas a otras en el tiempo y el espacio (1998a: 21). El aqu y el ahora de los microencuentros depende de lo que ocurri en el all y el entonces de otros microencuentros, es decir, de macropatrones. Por esto mismo, me parece acertada la visin de Baehr (2007: 55) para quien la relacin micro-macro en Collins no es de jerarqua, sino de smosis.

    Creo que la relacin ontolgica que existe, para Collins, entre lo micro y lo macro se aseme-ja mucho a la relacin que existe entre la microfsica y la macrofsica. El sustrato subyacente de toda la materia est compuesto de dos tipos de partculas: fermiones (leptones y quarks) y boso-nes. Pero los progresivos conglomerados de esas partculas primordiales resultan en estructuras

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    emergentes que siguen sus leyes y dinmicas propias, pero que no pueden transgredir las leyes microfsicas de sus partculas constituyentes. Por ello, se puede traducir lo macro a lo micro, pero no reducir sus dinmicas emergentes propias a los niveles inferiores. Collins pretende mostrar que las teoras macro tienen siempre una conexin con las teoras micro, sin que eso suponga que las dinmicas estructurales de lo macro queden reducidas a puras y simples inte-racciones locales y cara a cara, debido a que existen variables irreducibles en el nivel superior. Los principios micro siempre constrien el contenido de las teoras macro (1988a: 246).

    Ahora bien, aunque no hay simetra ontolgica entre lo macro y lo micro, s que existe cier-ta circularidad dialctica causal entre ambas. Por ello, adems del constreimiento de lo micro sobre lo macro, tambin se da una causalidad descendente, que en el caso de la geopoltica, por ejemplo, Collins suele denominar causalidad fuera-adentro (outside-in) (cf. infra). Por ello, en realidad la teora analtica macro tiene que ver con cmo microprocesos locales afectan a otros microprocesos locales, a travs de varias macro configuraciones y agregados (1988a: 251). Aunque en algunos aspectos Collins ha traducido teoras tradicionalmente macro en otras de corte micro como es el caso, por ejemplo, de la estratificacin, la estructura sexual y fami-liar, y la violencia en su nivel situacional, o del nivel meso, por ejemplo, en el caso de la socio-loga de las organizaciones, no obstante, en las publicaciones estrictamente macro, Collins se centra en la explicacin de ese nivel segn sus leyes propias sin hacer la traduccin. En todo caso, esta estrategia de traduccin tiene dos implicaciones fundamentales:

    a) Los conceptos sociolgicos pueden ser completamente transformados empricamente solo fundamentndolos en una muestra de los microeventos tpicos que lo constituyen (1981: 988). Collins ha insistido en que los conceptos macro como clase, organiza-cin, cultura, estado, etc., pueden y deben ser traducidos a los procesos interaccionales que los constituyen (1981: 995). En una perspectiva directamente emanada de Goff-man o Garfinkel, puede decirse que la perdurabilidad de la sociedad y de sus estruc-turas descansa en la repeticin continua de rituales de interaccin que si fueran puestos en cuestin (como ocurre en periodos revolucionarios) pondran de manifiesto que no hay estructuras macro al margen de su traduccin microinteraccional.

    b) La dinmica, adems de la inercia, en cualquier explicacin causal de la estructura social debe ser microsituacional; todas las macrocondiciones tienen sus efectos al incidir sobre las motivaciones situacionales de las personas (1981: 990). As, pues, los agentes activos en las explicaciones sociolgicas no pueden ser instituciones u organizaciones, puesto que estos son entidades abstractas que resumen comportamien-tos humanos repetitivos del mbito microsocial, aunque tengan propiedades emergen-tes reales. Estas abstracciones y resmenes no hacen nada; si ellas parecen indicar una realidad continua es debido a que los individuos que las constituyen repiten sus micro-comportamientos muchas veces, y si las estructuras cambian es debido a que los individuos que las representan cambian sus microcomportamientos, aunque estos cambios micro no son casuales e inexplicables, sino que se encuentran dentro de una lgica estructural (1981: 989); de ah su rechazo de los puntos de inflexin como transformadores repentinos de los acontecimientos histricos (2007). En realidad, la microsociologa de Collins no defiende que un individuo (sea un lder religioso, poltico,

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    militar, etc.) o algn factor social aislado (como la tecnologa) pueda cambiar repenti-namente el curso de la historia. Aunque el curso de los acontecimientos del macronivel est microsituacionalmente constituido, esto no significa que el discurrir de la historia no siga unos procesos de mbito macro, y que estos pudieran ser drsticamente cam-biados por hechos concretos particulares.

    Aunque en esta forma de hablar Collins parece encontrarse dentro del individualismo metodolgico, en realidad el individuo como tal no es el centro de la explicacin sociolgi-ca, sino ms bien las interacciones o situaciones rituales que los individuos repiten cotidia-namente (cf. infra).

    Qu es la sociedad? Solidaridad y conflicto

    Sociedad es solo un modo abstracto de hablar sobre personas que se encuentran unas con otras.

    Determinismo social, entonces, significa que los individuos son influidos por otros con los que se

    encuentran (1975: 54).

    Esta cita refleja su concepcin microontolgica de la sociedad. Precisamente porque la sociedad no es ms que personas interactuando unas con otras, debe ser considerada como un proceso no como una cosa (1982: 159). La sociedad es una red de interrelaciones de diversos tipos y duraciones, de interacciones con diversas estructuras en las que los sujetos entran una y otra vez, cotidianamente, creando una figura interrelacionada de encuentros:

    Imagina la visin de la sociedad humana desde el punto de vista de un aeroplano. Lo que podemos

    observar son edificios, carreteras, vehculos, y [] personas movindose hacia atrs y adelante y

    hablando unos con otros. Literalmente, esto es todo; todas nuestras explicaciones y todos nuestros

    temas que queremos explicar deben estar fundados en tales observaciones. La estructura social

    podra ser incluida en esta imagen si comprendemos que las personas viven anticipando encuentros

    futuros y recordando los pasados. Una imaginaria fotografa area temporal, entonces, reproducira la

    estructura social como un conjunto de rayas de luz mostrando la densidad del trfico social. Si conti-

    nuamos imaginando diferentes rayas de colores que corresponden a la cualidad emocional de los

    contactos quiz gris para relaciones puramente formales, marrn para relaciones organizacionales

    mezcladas con compromisos ms personales, amarillo para relaciones sociables, y rojo para amistades

    personales ms cercanas tendramos una mapa incluso ms significativo. [] Esta imagen no inclu-

    ye todos los contactos relevantes, por supuesto. Comunicaciones escritas (tambin telfonos y otras

    tecnologas de largas distancia) tendran que ser aadidas de algn modo (1975: 56).

    Puesto que la sociedad est constituida de encuentros y situaciones entre personas, necesariamente la imagen de la sociedad estar atravesada no solo por el consenso y la solida-ridad, sino tambin por el conflicto, ya que cada persona tratar de ser dominante en cada situacin, no solo en las ms estrictamente formalizadas, como por ejemplo en organizaciones, sino tambin en las interacciones cotidianas dentro de la familia o en el grupo de amigos. En

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    la entera produccin terico-emprica de Collins aparecen dos claves hermenuticas sobre las que se asienta su explicacin de la sociedad: la solidaridad no-racional y el conflicto. Aunque pueden parecer contradictorios, en realidad uno se fundamenta en el otro: el conflicto y la dominacin mismos son posible solo porque los grupos estn integrados en el micronivel (1982: 8). El con-flicto es precisamente consecuencia del carcter profundamente social del ser humano, hipersin-tonizado con sus semejantes: por ello, la teora sobre el conflicto y sobre la solidaridad no son dos teoras distintas, sino una con dos facetas (2012: 1). Por ello, Collins dir que incluso en los enfrentamientos violentos existe una sintonizacin (entrainment) peculiar, aunque llamarla solidaridad pueda sonar irnico (cf. infra). No obstante, como Simmel, nuestro autor opina que el conflicto no es lo opuesto a la solidaridad (2000b: 5). Veamos ambos por separado.

    1. Respecto a la solidaridad no racional, Collins se opone a la tradicin terica que consi-dera que la sociedad se mantiene unida por contratos racionales entre sus miembros. Por el contrario, la sociedad misma est basada en el fondo no sobre el razonamiento o el acuerdo racional sino sobre un fundamento no-racional (1982: 4). La influencia de la solidaridad precontractual es obvia. Las interacciones sociales no dejan de fundarse en una confianza previa, que sirve de cemento a las subsiguientes relaciones contractuales racionales. Esta ten-dencia a la solidaridad est implicada en la propia estructura del ser humano, y es la que expli-ca la misma existencia de la sociedad y la sociabilidad de la especie humana (2004: 228). De hecho, el propio Collins en un intento de crear una sociologa de la inteligencia artificial, explica que si los socilogos pueden aportar algo a la robtica y a la investigacin en inteligen-cia artificial es precisamente la visin del ser humano como ms que mera racionalidad egos-ta e individual. Un ordenador que pretendiera simular el comportamiento humano, debera incluir esta faceta emocional de solidaridad bsica no racional: una AI con xito tiene que ser emocional! Hemos cometido un error al intentar hacerla demasiado racional, una superinteli-gencia, sin la cualidad humana ms esencial. [...] Si un ordenador inteligente quiere ser capaz de hacer lo que hacen las personas, tendr que ser un ordenador con emociones (1982: 156). Sera un ordenador capaz de establecer rituales de interaccin y no solo un procesador de informacin (1998a: 50). Esta tendencia a la solidaridad interpersonal como rasgo antropol-gico constitutivo juega un papel fundamental en la teora de las cadenas de interaccin ritual, porque es la complejidad emocional implicada en las sucesivas interacciones la que invalida cualquier consideracin puramente egosta y racional de las personas:

    Los seres humanos han evolucionado para tener sensibilidades particularmente altas a las seales

    de microinteraccin emitidas por otros seres humanos. Las personas estn programadas (hard-wired)

    para entrar en un foco mutuo de atencin intersubjetiva, y para resonar emociones de un cuerpo a otro

    en ritmos comunes. Esta es una inclinacin biolgica evolutiva. [...] Hemos evolucionado para estar

    hper sintonizados (hyper-attuned) unos a otros emocionalmente, y por lo tanto ser especialmente sus-

    ceptibles a la dinmica de situaciones interaccionales (2008: 27).

    Esta sintonizacin responde a la predisposicin para entrar en una comunin o arrastre mutuo (entrainment) de emociones entre personas. Ahora bien, del mismo modo que en nuestra estructura biolgica existe una tendencia a la solidaridad, no es menos cierto que

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    existe una dimensin del conflicto y lucha de intereses contrapuestos en la sociedad: para la teora del conflicto, la intuicin fundamental es que los seres humanos son animales socia-bles pero con tendencia al conflicto (1975: 59).

    2. De hecho, la dimensin del conflicto ha sido clave en la obra de Collins desde sus inicios. La combinacin de grupos dentro de una sociedad est llena de conflicto, ya que los individuos y los grupos se empujan y tiran unos a otros buscando preeminencia econmica y poder social, tratando de imponer sus propias ideas morales y simblicas al resto (1982: 187). La gran obra de sntesis, Conflict Sociology, es un esfuerzo sistemtico por construir una sociologa del conflicto, compuesto de ms de cuatrocientas proposiciones susceptibles de verificacin emprica. Ms modernamente, ha resumido en cuatro principios la teora del conflicto (1993c), que tambin esta-rn en la base de su ms refinado modelo de las dinmicas temporales de la violencia (cf. infra): 1. La distribucin desigual de cada producto escaso produce conflicto potencial entre aquellos que lo controlan y los que no: los recursos se agrupan en tres grandes categoras: econmicos (recursos materiales), de poder (posiciones sociales de control en redes organizativas) y de estatus y cultu-rales (control sobre los rituales que producen solidaridad y smbolos de grupo). 2. Los conflictos potenciales solo se convierten en conflictos reales en la medida en que los grupos en conflicto se movilizan: segn Collins la movilizacin se produce esencialmente en dos reas diferentes: (i) En los rituales colectivos: los grupos necesitan bienes emocionales y simblicos, que se logran a travs de exitosos rituales de interaccin. Por ello, aunque suene paradjico, el conflicto y la solidaridad est unidos an a otro nivel: la solidaridad interna de un grupo es un arma de batalla en los con-flictos con otros grupos (1982: 26; 2012: 1). (ii) Junto a esos bienes simblicos, son necesarios tambin los recursos materiales para la movilizacin; es decir: tecnologas de comunicacin y transporte, suministros monetarios y materiales, armas y un elevado nmero de miembros. 3. Los conflictos engendran subsiguientes conflictos: para activar a travs de la movilizacin los conflic-tos potenciales, cada grupo debe poseer un sentido interno de rectitud moral, un sentido de supe-rioridad moral que legitime el conflicto y justifique las atrocidades que se producen entre los grupos en conflictos altamente movilizados. Este tipo de violencia es lo que Collins llama feroci-dad (cf. infra). 4. Los conflictos disminuyen cuando los recursos para la movilizacin se agotan: el agotamiento puede ser tanto de los recursos puramente materiales, como de los simblicos (debido a que se pierde la solidaridad ritual). Que los conflictos se acaben o se suavicen tiene consecuencias sociales fundamentales: el resultado del conflicto no es nunca la utopa prevista en los momentos de intensa movilizacin ideolgica (1993a: 296).

    En cualquier caso, el conflicto es junto a la solidaridad uno de los rasgos constitutivos de la sociedad. Se produce en lo micro (luchas micrositucionales por controlar el ritmo de las interacciones cotidianas, sean pacficas o violentas), en lo meso (en las familias, orga-nizaciones, en las comunidades cientficas, etc.14) y en lo macro (conflictos geopolticos entre estados o estratificaciones intraestatales).

    14 Me he limitado a exponer los principios micro y macro por ser los dos extremos ontolgicos. No obstante, otra gran parte de la obra de Collins se desarrolla en el nivel meso, especialmente en el estudio de las organizaciones, de las comunidades de intelectuales o de las familias. El meso-nivel conecta lo micro con lo macro, aunque estricta-mente no tienen leyes propias, puesto que queda constreido, por un lado, por los micro-rituales y, por otro, por los principios de la geopoltica y la dinmica de los mercados.

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    La ontologa microsociolgica: el ser humano en situaciones

    La microsociologa estudia los encuentros e interacciones cotidianos (ms o menos sujetos a reglas formales o patrones repetitivos) entre personas, es decir, lo que las personas hacen, dicen y piensan en el flujo real de la experiencia momentnea (1981: 984). La sociologa micro es una sociologa del mundo de tamao humano, no una sociologa de lo infinitamen-te pequeo e infrahumano. Aunque Collins se doctor en psicologa, pronto vir a la socio-loga, rechazando explicaciones de ese mbito, precisamente porque muchas de las explica-ciones de la psicologa se han centrado en una serie de elementos aislados al margen de la interaccin, dejando de lado lo esencial en la esfera humana (1975: 545, 1998a: 242-244). Collins opina que la parte ms slida de lo que conocemos sobre el mundo social se refiere precisamente a lo microsociolgico, a cmo los individuos interactan en situaciones con-cretas cada da, a cmo las personas interactan como cuerpos humanos, viendo, oyendo y oliendo a las otras personas (1988a: 242; 1975: 90). Por ello, antes de analizar la situacin, que es el verdadero tomo de la sociologa de Collins, puede ser til hacer unas breves precisiones sobre lo subatmico de su sociologa: el ser humano.

    a) La antropologa de Collins

    Aunque nunca ha publicado una antropologa sistemtica hay algunos puntos fundamentales:

    1. Animalidad, corporalidad y capacidad simblica. A pesar de que Collins ha ido pro-gresivamente alejndose de la incorporacin de presupuestos biolgicos en sus explicaciones sociolgicas, y a pesar de las crticas continuas a la sociobiologa y a una parte de la biologa evolutiva, ha seguido manteniendo un principio bsico: los seres humanos son animales y estn sujetos a procesos que compartimos con otras especies (1983: 315). Por ello, en sus inicios se apoyaba mucho en la etologa animal para explicar las variables de interaccin social, incluso la estratificacin sexual (1975: 90-103, 228-234)15, siempre teniendo en cuen-ta el sustrato biolgico-animal de los diversos tipos de seales para las relaciones interhuma-nas (1975: 153). Aunque el papel de lo biolgico ha ido minimizndose en el Collins madu-ro, aun as su teora de los rituales de interaccin se apoya fuertemente en la evolucin fisiolgica de los humanos hacia la solidaridad y el conflicto como una predisposicin gentica y neurolgica, en la importancia de la corporalidad y copresencia fsica para aumen-tar la efervescencia colectiva, y en la capacidad simblica del animal humano para invocar el pasado, el futuro y la conversacin interiorizada como pensamiento.

    2. Evolucin hacia la solidaridad. Quiz este sea el rasgo antropolgico ms esencial, y se fundamenta en la evolucin biolgica como una tendencia progresiva hacia la hiper-sintonizacin mutua. En efecto, mientras que una corriente importante dentro de la biologa

    15 Aunque no puedo entrar aqu, es significativo comprobar el diferente modo en que Collins usa el aspecto bio-lgico en sus explicaciones de la estratificacin sexual en 1975 y en la explicacin de las conductas y la interaccin sexuales en 2004 (pp. 223-257). Es sintomtico que sus explicaciones ms recientes se apoyan mucho menos en los aspectos biolgicos.

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    evolutiva habla a menudo del egosmo como el rasgo bsico, el socilogo norteamericano ha mantenido desde sus inicios que las sociedades humanas se mantienen unidas por una tendencia precontractual hacia la solidaridad (2004: 227, 2008: 26-27). Por este motivo, las recientes explicaciones sobre la sexualidad se centran ms en la bsqueda de una interac-cin y sincronizacin placentera, que en un puro impulso fsico-sexual egosta (2004: 227-228). Collins utiliza investigaciones neuronales que evidencian que la sincronizacin de unos seres humanos con otros es tan afinada, que cuando se entra en una sincronizacin conversacional exitosa no solo se ajustan los turnos de palabra o los gestos a nivel incons-ciente, sino que incluso los electroencefalogramas muestran un ajuste de las ondas cerebra-les entre adultos conversando, o entre nios neonatos con sus padres, antes de que aprendan siquiera a hablar (2004: 75).

    3. Emociones y afectos. Como ya indiqu antes, Collins ha puesto el acento en una antro-pologa no tanto de un ser humano racional, sino especialmente emotivo y afectivo. No solo es un rasgo ms del ser humano, sino que la emocin implcitamente ocupa una posicin crucial en la teora sociolgica general (2004: 102). Tanto lo que mantiene unida a la socie-dad como lo que moviliza el conflicto son emociones, de ah la importancia de que los anlisis micro de los rituales de interaccin permitan explicar la transformacin de las emo-ciones en los rituales.

    4. Fluidez del ser humano. Hay otra cuestin bsica que es realmente ontolgica. Para Collins el ser humano individual es un flujo casi permanente y casi transitorio en el espa-cio y el tiempo (2004: 4). Lo que supone poner en cuestin la idea comn de que los individuos son constantes a travs de las situaciones cambiantes. Por ello, en una formula-cin ontolgica radicalmente relacional afirmar: En un sentido fuerte, el individuo es la cadena de ritual de interaccin (ibd.: 5). La unicidad y peculiaridad de cada ser humano es el resultado de su peculiar camino a travs de multitud de situaciones diferentes en ritua-les de interaccin. Si reificamos al individuo, tenemos una ideologa, una versin secular de la doctrina cristiana del alma eterna (2004: 4). En el Collins maduro el individuo se fluidifica, aunque ya aos antes haba puesto de manifiesto que el yo individual no es un concepto micro, sino macro o meso, un concepto abstracto que el investigador solidifica extrayndolo del flujo de sus encuentros cotidianos: Los momentos reales de la vida coti-diana no dan necesariamente un yo; lo que dan son tpicamente encuentros sociales, a partir de los cuales despus abstraemos un yo, como algo que no solo es parte de cada encuentro sino que tambin atraviesa (cut across) muchos encuentros (1986a: 260, tam-bin 1998a: 3). En realidad, el yo no es una entidad emprica inmediata, y por ello en su sociologa de los intelectuales el objeto de estudio son las redes o comunidades intra e intergeneracionales.

    5. La individualidad y la interioridad del yo. En ese mismo sentido, Collins como gran parte de la sociologa histrica y la antropologa ha venido repitiendo que la concepcin del individuo como yo, como sujeto nico es una construccin social e ideolgica moderna. El ltimo captulo de Interaction Ritual Chains (2004: 345-374) es un intento de poner de manifiesto la produccin social de la individualidad y la introversin, junto con el moderno culto al individuo. Lo cierto es que somos seres profundamente constituidos por lo social, desde el momento en que como bebs comenzamos a hacer ruidos y gestos en sincrona con

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    nuestros padres, hasta las redes de adultos que nos inducen en cultos de experiencia que elaboramos en nuestras vidas interiores. Los smbolos constituyen la propia estructura de nuestra conciencia. Los smbolos son las lentes a travs de la cuales miramos (2004: 373-374). Incluso nuestro bastin de experiencias estticas incomunicables son posibles si nues-tras biografas nos han abierto la puerta para poder ser capaces de experimentarlas.

    b) La situacin como unidad bsica

    Sera un error, sin embargo, detenerse en el ser humano aislado. La microsociologa de Collins no es un individualismo metodolgico, sino una sociologa situacional de los rituales de interaccin: su punto de partida no es el individuo sino la situacin (2004: 3-6), porque el individuo es una abstraccin de esos flujos continuos de interaccin que crean y recrean a la persona. Una situacin local es la interaccin de cuerpos humanos conscientes, duran-te unas pocas horas, minutos o, incluso, microsegundos (1998a: 20). Paradjicamente el individuo es a la vez ms y menos que una situacin: ms, en tanto que el individuo trascien-de las situaciones locales particulares enlazando unas con otras; pero tambin lo es menos, porque el individuo est sujeto y condicionado por la estructura de cada situacin, constri-ndole, penetrndole, condicionando las subsiguientes situaciones. La situacin tiene cierto carcter de emergencia o impredecibilidad desde el punto de vista de la persona que est inmersa en l, pero sin embargo es predecible por el socilogo si conoce los recursos simb-licos y emocionales que cada persona trae a la situacin (2004: 142).

    En todo caso, la microontologa de Collis afirma que el conjunto de la historia humana est constituida de situaciones (1998a: 20), y que no ha existido jams nada humano fuera de una situacin local. La situacin de algn modo se asemeja al concepto de figuracin de Norbert Elias (cf. Romero Moivas 2013: 176-182), puesto que siempre implica una tensin entre solidaridad y conflicto, un equilibrio de fuerzas entre las personas implicadas en la situacin. Aunque en el caso de Elias una figuracin no tiene porqu ser microlocal ni de interaccin directa, de ah que l considerara ms adecuado hablar de interdependencias en vez de interacciones. En Collins, en cambio, la situacin siempre es una interaccin, y son precisamente los encadenamientos de situaciones locales las que constituyen el mbito macro.

    c) El esquema bsico de las cadenas de interaccin ritual

    Las personas tienen multitud de estas interacciones a lo largo de su da y de su vida entera, unas influyendo en otras, en una cadena continua que se retroalimenta. Desde los aos ochenta, Collins ha ido elaborando una teora de las cadenas de rituales de interaccin (RI), que en su forma ms acabada puede resumirse en cuatro ingredientes o condiciones iniciales (1-4), y cuatro resultados (4-8) (2004: 47-49). Los ingredientes: (1) reunin fsica de parti-cipantes, (2) barreras que excluyen a los outsiders, (3) foco mutuo de atencin y (4) un tomo emocional compartido. Los resultados: (5) sentimientos de afiliacin al grupo, (6) objetos sagrados o emblemas simblicos, (7) energa emocional y (8) sentimientos morales de lo correcto e incorrecto.

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    Por lo tanto, un ritual de interaccin es una reunin fsica de personas que desarrollan un foco mutuo de atencin y que entran en un ajuste mutuo de microrritmos corporales y emocio-nes. Existen dos grandes tipos de rituales: por un lado, los rituales naturales en los que no hay procedimientos estereotipados, y por otro, los rituales formales, que se inician con un comple-jo de procedimientos ceremoniales. Mientras que los primeros ofrecen un sentido ms fluido de pertenencia al grupo, los segundos son especialmente apropiados para delimitar las fronteras del grupo, afirmndolo de modo ms rgido. En todo caso, tanto los rituales formales como los naturales pueden ser, a su vez, rituales exitosos o fracasados; los ltimos han fracasado por ser rituales vacos o forzados (2004: 49-53). Todos estos tipos y subtipos de rituales juegan con los mismos ingredientes, aunque a menudos los resultados desemboquen en fracaso.

    En cualquier caso, hay dos elementos bsicos para comprender la aplicacin sociolgica de los rituales de interaccin:

    1. Para Collins la corporalidad y el foco mutuo de atencin en la sintonizacin (entrain-ment) es un requisito indispensable para un ritual, puesto que aumenta la intensidad de las emociones compartidas y el ajuste de los microrritmos de la interaccin, y seala y confirma el foco mutuo de atencin. De nuevo, nuestro autor se basa en su visin de la evolucin biol-gica del ser humano como un progresivo desarrollo de la sintonizacin interhumana. Por ello, los diversos encuentros fsicos tanto en rituales de diversin como de condolencia, as como las celebraciones deportivas e, incluso, la transmisin de la cultura o la enseanza en la forma-cin oficial, son esencialmente rituales que requieren copresencia fsica, aunque los nuevos medios electrnicos hagan posible la ritualizacin a distancia, pero con resultados de menor nivel de intensidad, solidaridad y sacralidad de los smbolos (2004: 64). La corporalidad, en definitiva, facilita la hipersintonizacin de los ritmos corporales y emocionales entre las perso-nas, y su atencin en un foco comn compartido (cf. 2004: 65-81). De este modo, la comuni-cacin (simblica y emocional) es fundamental dentro de los rituales, y en concreto, la conver-sacin como eje central. Pero no es tanto el contenido de la conversacin, sino la capacidad que tienen los participantes de mantener la charla sobre diferentes tpicos16.

    2. Las emociones son el otro gran elemento dentro de los rituales de interaccin. Pueden ser consideradas un ingrediente previo pero tambin un resultado del ritual. En efecto, el punto de partida de un ritual es que las personas comparten una emocin comn (sea enojo, amistad,

    16 Es necesario matizar esto. Ciertamente, en trminos del ritual lo fundamental es el propio hecho bruto de la conversacin, puesto que es este intercambio en copresencia fsica el que produce el rito y la sincronizacin. Sin em-bargo, Collins da importancia al hecho de que cada individuo dispone de un stock de smbolos o capital cultural, es decir, de recursos conversacionales diferentes que le pueden hacer ms o menos competitivo en los diversos rituales conversacionales, producindose, pues, una estratificacin a travs de los temas de los que uno es capaz de hablar. En realidad, mucho antes de Sociology of Philosphies y Interaction Ritual Chains, Collins ya defenda la predecibilidad de las conversaciones y cmo estas son productoras de estratificacin dentro de un mercado conversacional. Es posible predecir quin va a decir qu a quin, si se conocen los recursos de cada sujeto y la situacin en la que se encuentran. Por ello, Collins considera las organizaciones una continua red de diversos tipos de conversaciones, formales e in-formales, en los que se negocia qu tipo de relaciones se permite o se permitir, y qu tipo de realidad se representa. En todo caso, aunque no de modo exhaustivo, hace una categorizacin y anlisis de seis grandes tipologas de con-versacin: conversacin prctica, ideolgica, discusin intelectual, charla de entretenimiento, cotilleo y conversacin personal (1975: 114-131).

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    entusiasmo, miedo, dolor, etc.). Se supone que debido a la copresencia fsica, el ritual acta como una suerte de crisol donde se van fortaleciendo esas emociones previas y contagindose entre las personas agrupadas. De hecho, a medida que se produce ese contagio emocional en medio de la copresencia fsica, los participantes entran con ms facilidad en la sintonizacin de los ritmos mutuos, incluso anticipndolos, produciendo (o no, segn el xito) una efervescen-cia colectiva compartida. As, existen dos tipos de emociones: (i) las energas transitorias o de corto plazo son los ingredientes del ritual, que deben ser transformadas en (ii) las energas a largo plazo, como el sentimiento de pertenencia al grupo, que son emociones consideradas resultado del ritual. Para Collins estos resultados a largo plazo son lo que denomina energa emocional (EE), y que debe distinguirse de la efervescencia colectiva. La ltima es la energa generada en la colectividad durante un ritual exitoso, mientras que la EE es la emocin indivi-dual que cada sujeto siente despus del ritual, y que debe ser almacenada en smbolos que puedan ser recreados peridicamente17. Es esta EE precisamente el criterio fundamental de estratificacin para Collins. Permtaseme la siguiente cita por su carcter crucial:

    Podemos visualizar la estratificacin de la sociedad, no como una cuestin de quien posee qu

    recursos materiales, u ocupa qu posicin abstracta en una estructura social, sino como una distribucin

    desigual de energa emocional. Las posiciones en una estructura social son abstracciones de macronivel.

    [] Los recursos materiales son a menudo repetitivamente disponibles de una situacin interaccional

    a otra, pero lo que las convierte en recursos depende de las microinteracciones que permite a alguien

    apropiarse de ellas; y esta es una cuestin de quin toma la iniciativa de tomarlas y usarlas, y quin

    pasivamente acepta que estos objetos materiales son as usados. La propiedad material, como es repre-

    sentada en las situaciones, es realmente la EE que personas particulares tienen de actuar sobre estos

    objetos (2004: 132-133).

    Las personas con mayor energa emocional son las que se pueden imponer a otras en situaciones concretas. No significa esto, por supuesto, que la estratificacin no tenga un componente material o de poder. Lo tiene, pero es la estratificacin de la EE la que solidifi-ca esas estratificaciones materiales18. Por ello, una persona con elevada EE tiene el senti-miento de fuerza, confianza e iniciativa, mientras que una persona con bajo nivel de EE tiene el sentimiento de debilidad, pasividad, expectativa de fracaso y depresin. Es fcil compren-der que para Collins la tipologa de personas pesimistas u optimistas, no tiene que ver con

    17 El concepto de energa emocional en una primera lectura es siempre percibido con sospecha por casi todos los que nos hemos asomado a la obra de Collins, porque parece un concepto demasiado etreo y ambiguo, casi metafsi-co o de New Age (cf. Iranzo 2010). Sin embargo, Collins trata de mostrar que es un concepto susceptible de anlisis emprico, y que puede ser empricamente analizado no solo con la introspeccin de uno mismo, tambin atendiendo a los movimientos y posturas corporales, el contacto visual, la voz, el nivel hormonal y la expresin facial de las personas (2004: 133-140). A fin de cuentas, a pesar de la posible ambigedad del trmino, casi cualquier persona es capaz de reconocer a travs de esas manifestaciones fsicas, si alguien tiene elevada EE o no.

    18 Hay cuatro dimensiones fundamentales a tener en cuenta: (a) la intensidad del ritual, (b) la participacin central o perifrica del individuo dentro del ritual, (c) la densidad social o la cantidad de rituales sociales en los que participa el individuo, y (d) la diversidad social o dimensin localismo/cosmopolitismo, es decir, la variedad de personas con las que el sujeto entra en contacto ritualizado (2004: 116-117). Cada persona, dependiendo de cmo se encuentra dentro de cada una de esas dimensiones, poseer un modo distinto de percibir el mundo.

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    procesos psicolgicos autnomos, sino con las trayectorias de cada una de esas personas a lo largo de sus vidas en diversos rituales: aquellos que han tenido xito se han alimentado de ms energa emocional y la han reinvertido en nuevas situaciones, creando un ciclo ptimo que ha generado una personalidad optimista; por el contrario, aquellas personas que han fracasado o se han sentido marginadas en determinados rituales y han perdido niveles de EE, han entrado en una espiral descendente dando lugar a una personalidad pesimista19.

    Esta concepcin tan fundamental en la microsociologa de Collins es el criterio esencial que utiliza para describir a los seres humanos como buscadores de energa emocional (EE-seekers). En realidad, esta bsqueda de EE es la clave de bveda de la comprensin de la sociedad: la vida social es un gran mercado en el que cada sujeto busca maximizar su energa emocional buscando aquellas situaciones y rituales que aumenten sus niveles y evitando aquellas situaciones o rituales en las que al carecer de los recursos apropiados (stock de smbolos o capital cultural), uno pueda sentirse sometido y no como el que toma la iniciativa, perdiendo EE. Aqu la conexin micro-macro es explcitamente visible, pues-to que las personas estn inmersas en grandes cadenas espacio-temporales de rituales de interaccin que influyen en sus presentes y futuros comportamientos20. Esta idea de maxi-mizar beneficios de EE minimizando costes, le sita cerca de la teora de la accin racional. No obstante, Collins apunta que su teora no hace del clculo racional el criterio de las elecciones, sino las emociones, lo que solucionara algunas de las aporas de la teora de la eleccin racional (2004: 174-182, 1993a, 1993b). De hecho, auque utiliza los trminos de decisin y eleccin, en realidad lo hace en un sentido metafrico, puesto que el compor-tamiento humano puede ser caracterizado como tropismo de energa emocional. Los recur-sos sociales de EE directamente energizan el comportamiento; las situaciones ms fuerte-mente energizantes ejercen la atraccin ms fuerte. [] Cuando la EE es fuerte, ellos per-ciben inmediatamente lo que quieren hacer sin un clculo racional y consciente (2004: 181-182). As, todas las actividades humanas son un modo de obtener EE, aunque en el plano consciente uno afirme otras cosas: estrictamente no somos evitadores de penas (pain-avoiders), ni buscadores de poder (power-seekers), ni buscadores de recompensas materia-les (reward-seekers), no somos buscadores del amor (love-seekers), ni buscadores de ideas (ideas-seekers). O mejor, s somos todo eso, pero porque cuando evitamos penas, buscamos poder, recompensas, amor o ideas, lo que subrepticiamente estamos buscando es aumentar nuestros niveles de EE. Por ello, los polticos, los financieros, los romnticos o los intelec-tuales persiguen aquello que aumenta su EE y les hace confiados, activos y fuertes en sus contextos situacionales (2004: 373).

    Es precisamente en este contexto donde se inserta la iluminadora concepcin de la estra-tificacin situacional (2000a). Esta es caracterstica de las sociedades modernas occidentales,

    19 Aunque sin negar los componentes hormonales y fisiolgicos de las personas con depresin (especialmente lo que llamaramos depresiones endgenas por oposicin a las reactivas), Collins opina que los procesos fisiolgicos no estn nicamente determinados por qumica y genes, sino que tambin intervienen decisivamente los fracasos en los rituales cotidianos de interaccin, secando los niveles de EE (2004: 387, nota 12).

    20 Esta circunstancia se refleja explcitamente en el hecho de la legitimidad de los gobernantes. Su Energa Emocional es alta en perodos de alta legitimidad, pero esta legitimidad depende a su vez de las cadenas geopolticas macro (cf. infra).

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    en las que las identidades categoriales y los rituales de deferencia asociados a ellos han ido difuminndose, quiz solo sobreviviendo en contextos sociales reducidos como el cdigo de la calle en los barrios negros de Estados Unidos21. En las sociedades modernas, las iden-tidades categoriales unidas a los grupos de estatus cerrados, fundados en comunidades socia-les expresadas repetitivamente con rituales pblicamente visibles, han sido ahora reempla-zados por puras reputaciones personales en redes donde uno es conocido (2004: 284). El paisaje social est ampliamente representado por una indiferencia motivada hacia los dems, que aumenta la igualdad. Las cadenas de interaccin no son estrictamente jerrqui-cas, sino horizontales, a travs de las cuales los individuos se desplazan hacia aquellas situaciones donde pueden obtener un mayor poder de deferencia poder para ser recono-cido a travs de poses de estatus dentro de redes locales de reputacin y reconocimiento, aumentando su nivel de EE. Ya no es vlida la imagen de un estratificacin transituacional en la que las personas de un estatus superior son reconocidas as en cualquier contexto o ritual en el que se encuentran. Por el contrario, en las sociedades modernas cada sujeto tiene unos recursos apropiados para redes locales que no son vlidos en otras redes locales. Esto mismo se aplica a los credenciales educativos, que deberan ser considerados como un tipo particular de mercanca Zelizer, vlida en circuitos especficos de intercambio, pero no fuera de estos circuitos (2004: 261)22. Por ello, el intelectual que disfruta de un poder de deferencia

    21 Ya en Conflict Sociology, junto a Joan Annett, analiz con atencin la historia de los comportamientos de deferencia y sus sucesivas transformaciones a lo largo de las distintas etapas histricas, hasta su progresiva desapa-ricin en las sociedades modernas (cf 1975: 161-224). Aunque posiblemente Collins an no haba ledo El proceso de civilizacin de Elias (traducido el primer volumen al ingls en 1969) es sorprendente la convergencia temtica de ese captulo con el libro del socilogo alemn.

    22 Es sabido que una de las ms conocidas facetas de Collins es su sociologa de la educacin, desarrollada muy temprano en su obra desde su tesis doctoral Education and Employment (1969) y su influente artculo de 1971a, dentro de la lnea credencialista, aunque su opinin al respecto no ha cambiado desde entonces (cf. 2000b y 2002b). Collins rechaza la tesis tecnocrtica segn la cual la educacin prepara a los estudiantes en las habilidades necesarias para el trabajo, y estas capacidades son el determinantes principal del xito ocupacional. Es decir, se asume que la jerarqua del logro educacional es una jerarqua de habilidades, y se asume que la jerarqua de trabajos es otra jerarqua de habilidad. Por lo tanto, la educacin determina el xito, y tanto ms cuanto que la economa moderna pretendidamente cambia hacia un predominio cada vez mayor de ocupaciones altamente cualificadas (1979: 7). Esta tesis tecnocrtica se despliega en una educacin-cracia desglosada en dos grandes proposiciones que normalmen-te se asumen como ciertas (1979: 12-21). El esfuerzo emprico del socilogo norteamericano apunta precisamente a desenmascarar las tres proposiciones. Collins afirma que los grados estn vinculados al xito ocupacional primaria-mente debido a su valor de certificacin ms que por las habilidades (a menudo insignificantes) que puedan aportar. Por ello, las escuelas tienen relativamente poco efecto sobre el aprendizaje, excepto en tanto que moldean aquellos estilos culturales disciplinados prominentes entre las clases sociales ms altas. Son barreras culturales estratifica-doras, y no acreditaciones de aptitudes en destrezas tcnicas y laborales. En realidad, la formacin especficamente profesional parece derivar primariamente de la experiencia en el trabajo ms que de la educacin escolar formal. Collins, de hecho, afirma que los grados simplemente recompensan y certifican manifestaciones de autodisciplina de clase media; y por ello en contextos situacionales como en los ghettos negros, estudiar supone una ilegtima ex-presin de estatus y un insulto hacia aquellos miembros del ghetto que no los poseen (2004: 281). En este sentido, los cambios en las proporciones de trabajos ms o menos cualificados no explican el incremento observado en el nivel educacional de la fuerza de trabajo americano. La evidencia econmica no indica claras contribuciones de la educacin al desarrollo econmico ms all del alfabetismo masivo. La educacin es a menudo irrelevante a la pro-ductividad en el puesto de trabajo y algunas veces es contraproducente (1979: 20-21). La consecuencia fundamental de esto son los procesos de inflacin y deflacin ceredencialista, que no se basan en la demanda, sino que se ofertan como estrategia como en cualquier otro tipo de mercado.

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    elevado en una reunin de profesores o en un aula con sus alumnos (en este sentido, situn-dose en una escala alta en la estratificacin), puede ser ridiculizado y excluido en otros contextos situacionales como en una fiesta ruidosa con alcohol y drogas (cayendo, pues, a lo ms bajo de la escala estratificadora). Una persona con xito sexual en una red situacional en la que el fsico es la cualidad que se vende y se compra, no obtendra ningn reconoci-miento de deferencia dentro de una red en la que sus miembros valoran los mritos espiri-tuales o de castidad de los sujetos. As, pues, mientras que el poder de eficacia (poder para conseguir que determinados resultados ocurran) est vinculado a lo macro y es transituacio-nal y de alguna forma sigue vigente, el poder de deferencia es situacional, micro y solo tiene sentido en microrredes locales. Esta concepcin de la estratificacin quiz sea una de las ms fundamentales aplicaciones microsociolgicas actuales de la teora de las cadenas de rituales de interaccin (2004: 258-296)23.

    No obstante, la ms conocida y omnicomprensiva de las aplicaciones de su teora ms all de los rituales del tabaco y de la interaccin sexual se encuentra varios aos antes, en su sociologa de los intelectuales, tanto cientficos como filsofos24. Aunque la obra magna de Collins a este respecto es Sociology of Philosophies (1998a), no siempre es sabi-do que los anlisis de las redes de intelectuales y del conflicto en el mundo intelectual se remontan a sus aos de estudiante, y se reflejan en dos de sus primeras publicaciones (1966 y 1968), de influencia directa de Joseph Ben-David, del que fue asistente de investigacin en Berkeley (2000b: 3). Los elementos bsicos de su sociologa de los intelectuales, tras analizar las redes histricas de los filsofos de Grecia, China, India, Japn y Occidente, son los siguientes: (1) La dinmica de la creacin intelectual es siempre el conflicto y la com-peticin. (2) La unidad de anlisis no es el individuo aislado, sino las redes de intelectuales (tanto verticales, de maestro a discpulo, como horizontales, entre colegas de rangos simi-lares). (3) Estas redes personales son fundamentales porque a travs de ellas circulan tres mercancas: energa emocional, capital cultural y conocimiento de la estructura de oportu-nidad del campo intelectual. Estos elementos tienen consecuencias importantes: (1) la alta creatividad y produccin intelectual es rara y, por ello, funciona la ley de los pequeos nmeros, que indica que solo entre tres y seis intelectuales y escuelas pueden recibir algo de atencin en la comunidad acadmica. (2) Cuando los intelectuales se encuentran en rituales de interaccin exitosos aumentan su energa emocional y a la inversa. (3) A pesar de la importancia de los rituales de copresencia fsica, el intelectual dedica muchas horas al trabajo solitario, posibilitado por la carga de EE que ha ganado en los rituales, generando

    23 En otro lugar (Romero Moivas 2013b) me he permitido sugerir para una prxima publicacin, que esta concepcin de la estratificacin situacional puede ser un desarrollo muy til de la visin de Elias de la libertad figu-racional. De alguna forma, la teora de Collins permite desarrollar una verdadera teora sociolgica de la libertad situacional (por tanto micro-macro y emprica), profundizando las intuiciones ms filosficas de Sartre o de Simon de Bouvier.

    24 He optado finalmente por resumir en un pequeo prrafo la estructura general de la sociologa de los intelec-tuales, puesto que en Espaa es sobradamente conocida y, adems, cuenta con importantes socilogos de la filosofa que lo han utilizado ampliamente, como el socilogo y filsofo Jos Luis Moreno Pestaa, quien, no obstante, tambin le ha planteado crticas epistemolgicas y metodolgicas fundamentales. Pueden leerse con provecho sus siguientes textos: Moreno Pestaa, 20013, 2012, 2010, 2008 y 2007.

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    coaliciones en la mente, como una forma de pensar en dilogo con compaeros y competi-dores. Este juego de conflicto a travs de redes y rituales de interaccin hace del mbito intelectual uno de los ms estratificados y competitivos.

    La ontologa macrosociolgica: geopoltica y mercados

    El otro nivel de la ontologa social de Collins es la dimensin emergente de la macrosocio-loga, que a pesar de estar enraizada en lo micro posee estructuras y leyes propias y, por ello, principios explicativos sui generis. Entre estos figuran la demografa y las presiones ecol-gicas, pero especialmente la geopoltica y la dinmica de los mercados (1999: 177). Es imposible resumir siquiera los numerosos estudios histricos que Collins ha desarrollado en sus publicaciones, mostrando una extraordinaria erudicin histrica y temtica, similar a la de su admirado Max Weber. Por ello, me centrar en los principios bsicos que caracterizan la dinmica geopoltica y la dinmica de los mercados.

    a) Los principios de la teora geopoltica del poder del Estado

    En Conflict Socioloy (1975: 348-413), siguiendo la estela weberiana, comenzaba ya a unir la temtica de la organizacin y la tecnologa de la violencia militar a lo largo de la historia con las diversas configuraciones estatales y las ideologas, debido a que la estructura militar es el esqueleto bsico de cada Estado. No es lo mismo que las sociedades se organicen en torno a ejrcitos con armas caras operadas individualmente (mayor estratificacin), baratas operadas individualmente (mayor democratizacin y descentralizacin), baratas pero ope-radas en grupo (mayor conflicto potencial intragrupal), caras operadas en grupo (ejrcito jerrquico y soldados subordinados, estado centralizado). Otras dimensiones que hay que tener en cuenta son cmo se suple el ejrcito o cmo se administran los territorios conquis-tados (1975: 357-362).

    En realidad, el joven Collins comenzaba ya a intuir que una teora comprensiva del estado incluira condiciones geogrficas, junto con la organizacin de las fuerzas milita-res y la maquinara administrativa, y debera aadir algunas limitaciones temporales sobre los varios tipos de estabilidad y cambio poltico (1975: 408). Poco despus (1978) resuma en un largo artculo los principios bsicos de la geopoltica, que ha mantenido hasta ahora:

    1. El tamao y la ventaja en recursos favorece la expansin territorial. Este principio implica que, siendo las dems cosas igual, los estados ms grandes, ms poblados y ms ricos en recursos se expandirn militarmente a expensas de los ms pequeos, menos poblados y con menos recursos. De hecho, esta expansin aumentar acumu-lativamente el poder de los estados ms grandes, al incluir los recursos y la poblacin de los estados pequeos que ha conquistado.

    2. La ventaja geopoltica (o marchland) favorece la expansin territorial. En este caso, los estados que tienen enemigos en menos frentes se expanden a expensas de los

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    estados que tienen ms enemigos a lo largo de sus fronteras. Por ello, los estados que en algunos de sus lmites tienen barreras naturales (mares, altas cordilleras, desiertos, etc.) disfrutan de una posicin geopoltica ms ventajosa.

    3. Fragmentacin de los estados interiores. Este principio es una extensin del ante-rior, e implica que, con el tiempo, los estados situados en medio de una regin geogrfica tienden a romperse en unidades ms pequeas. Los estados localizados interiormente estn bloqueados para un crecimiento acumulativo de sus recursos, debido a que tienen enemigos potenciales o aliados en varios frentes diferentes, entrando en un juego de equilibrio de poder diplomtico. Los conflictos entre estos estados suelen estancarse; por ello, las prdidas militares son ms altas que las ganancias geopolticas que puedan conseguir. Estos estados se debilitan militar-mente, siendo incapaces de controlar las tensiones internas, y por ello acaban fragmentndose.

    4. Procesos acumulativos producen simplificaciones peridicas a largo plazo, con carreras de armas masivas y guerras de confrontacin entre unos pocos conten-dientes. Los principios anteriores implican que los estados ms poderosos destrui-rn a los ms pequeos o los forzarn a establecer alianzas. Por ello, con el paso del tiempo la situacin geopoltica se simplificar drsticamente. Esto puede ocu-rrir de tres modos: (i) un nico estado fuerte sufre un crecimiento acelerado con-quistando estados interiores; (ii) dos estados poderosos rivales se expanden desde direcciones opuestas hasta una regin central estancada; (iii) una regin se conso-lida en dos grandes bloques de poder, uno localizado centralmente y otro en la periferia. En cualquier caso se produce un periodo de alta tensin con intensas carreras armamentsticas y polarizacin diplomtica. Puede ocurrir que ambos bloques se destruyan mutuamente o que se estanquen en una guerra y acaben desin-tegrndose, bien por perdidas masivas en los conflictos, bien por gastos excesivos en armamento.

    4a. Guerras de confrontacin generan el ms alto nivel de ferocidad. Como corolario del principio anterior, Collins pone de manifiesto que es precisamente en esos momentos de polarizacin ideolgica y emocional donde se desarrollan los conflic-tos ms feroces, con masacres militares y exterminio de poblaciones civiles. Al contrario, los periodos de equilibrios de poder entre estados interiores se caracteri-zan por cdigos de honor y diplomacia, que limitan y restringen los daos.

    5. La sobreextensin produce presin de recursos y desintegracin del estado. Cuanto ms se proyecta el poder militar de un estado lejos de su base territorial, ms altos sern los costes. En un momento calculable, la mayora de los recursos se agotan, produciendo adems presiones de recursos en la base del estado y aumentado la vulnerabilidad militar.

    Estos principios geopolticos son leyes generales abstradas de comparaciones entre los estados agrarios, a travs de la interpretacin de los atlas histricos, a los que Collins da una gran importancia terico-emprica. No obstante, Collins afirma que estos mismos principios se mantienen en las condiciones actuales de nuevas tecnologas militares. Ni la

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    tecnologa de mar ni de aire ha invalidado los principios subyacentes de la poltica militar internacional (1986a: 167-185)25.

    En todo caso, lo fundamental para la sociologa de Collins es que estos principios que delinean la estructura de la situacin geopoltica tienen una capacidad explicativa y predic-tiva fundamental de fenmenos estatales como los colapsos de los estados, las revoluciones, la prdida