07/02/09© All rights reserved

Santiago Hernández Sánchez.Taysa Hernández Pérez.

Desde muy lejos se nos hacía visible el majestuoso Teide.

Cuanto más nos acercábamos, más imponente y bello se nos mostraba.

La imagen nos invitó a deleitarnos durante un largo tiempo.

Aquí caímos rendidos ante tanto esplendor.

El Parque, como por arte de magia, se había puesto sus mejores joyas de gala.

Para deleite de aquellos que acudían a visitarle.

Aquí quisimos inmortalizar el momento.

Un primer plano antes de llegar extasiados a sus pies en Montaña Blanca

El maravilloso manto blanco adornó parte del circo de Las Cañadas.

En nuestra subida a Montaña Blanca miramos el recorrido realizado.

Y un capricho más que la naturaleza nos ofreció ese día.

La altura de la nieve no nos deja ver el camino a su paso por las bombas de Montaña Blanca

A nuestras espaldas la no menos majestuosa Fortaleza. La tarde comienza su declive.

Ya anocheciendo, volvemos sobre nuestros pasos.

El último rayo de Sol se refleja en las paredes de Las Cañadas.

De nuevo Guajara nos da la despedida hasta una nueva visita.

Unos minutos más tarde, la Luna nos guía de nuevo a casa con una promesa. ¡ volver pronto de

nuevo!