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La producción universitaria de La producción universitaria de televisión y vídeo educativos: entre la televisión y vídeo educativos: entre la coproducción y la cooperación coproducción y la cooperación Jesús M. Salinas Jesús M. Salinas Universidad de las Islas Baleares Universidad de las Islas Baleares M e gustaría presentar en este trabajo una serie de con- sideraciones sobre cómo puede canalizarse la acción relacionada con la producción videográfica en el marco universitario, apoyándome para ello en nuestra experiencia en el tema y en las líneas que consideramos hay que seguir. Cons- ciente de que el caso universitario es particular dentro de la pro- ducción de materiales educativos, analizamos cuáles son los ámbi- tos en los que creemos debe desarrollarse dicha producción y cuá- les pueden ser las formas de abordar la colaboración interinsti- tucional en este tema. Aunque no me ceñiré exclusivamente a los materiales de televisión educativa, ésta constituirá el punto de re- ferencia. Es diversa la relación existente entre instituciones universita- rias y televisión. Existen numerosas experiencias de televisión edu- cativa en la que han participado de una u otra forma universida- des. Encontramos numerosos ejemplos, sobre todo en Latinoamé- rica, donde las Universidades poseen, asociadas a los Departamen-

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La producción universitaria deLa producción universitaria detelevisión y vídeo educativos: entre latelevisión y vídeo educativos: entre lacoproducción y la cooperacióncoproducción y la cooperación

Jesús M. SalinasJesús M. SalinasUniversidad de las Islas BalearesUniversidad de las Islas Baleares

Me gustaría presentar en este trabajo una serie de con-sideraciones sobre cómo puede canalizarse la acciónrelacionada con la producción videográfica en el

marco universitario, apoyándome para ello en nuestra experienciaen el tema y en las líneas que consideramos hay que seguir. Cons-ciente de que el caso universitario es particular dentro de la pro-ducción de materiales educativos, analizamos cuáles son los ámbi-tos en los que creemos debe desarrollarse dicha producción y cuá-les pueden ser las formas de abordar la colaboración interinsti-tucional en este tema. Aunque no me ceñiré exclusivamente a losmateriales de televisión educativa, ésta constituirá el punto de re-f e r e n c i a .

Es diversa la relación existente entre instituciones universita-rias y televisión. Existen numerosas experiencias de televisión edu-cativa en la que han participado de una u otra forma universida-des. Encontramos numerosos ejemplos, sobre todo en Latinoamé-rica, donde las Universidades poseen, asociadas a los Departamen-

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tos de difusión educativa, verdaderas cadenas de televisión comer-cial («UNAM» de México, «Teleduc» de la Universidad Católica deChile...). También conocemos casos de instituciones universitariasdedicadas a la educación a distancia que han tenido experienciasde televisión educativa («UNED» de Costa Rica, «Universidad Abier-ta» de Venezuela...), o de casos en los que diversos campus sonintercomunicados vía satélite («Instituto Tecnológico» deMonterrey) o de proyectos para constituir verdaderas redes de co-operación (el Sistema Nacional Universitario de televisión y vídeoeducativo de Argentina, creado en 1987 por 21 de las universida-des nacionales). Paradójicamente, la Universidad española ha te-nido un escaso protagonismo en todo lo relacionado con la pro-ducción y distribución audiovisual de uso educativo.

Es poco probable que la actual situación, en un momento enel que las nuevas tecnologías cuestionan el modo de enseñar tradi-cional -no sólo en lo que atañe a vídeo y televisión-, pueda mante-nerse durante mucho tiempo. Es más, creemos que aquellas Uni-versidades que no contemplen cambios radicales en relación a losmedios didácticos y a los sistemas de distribución de la enseñanzapueden quedar fuera de la corriente innovadora que lleva a lasnuevas instituciones universitarias del futuro.

Pero si, además, las Universidades quieren convertirse en ele-mentos dinámicos en estas transformaciones, tendrían que aportarno sólo los conocimientos que van elaborando y organizando, sinotambién reflexión e investigación sobre las nuevas tecnologías, in-vestigaciones desde la Psicología y la Pedagogía sobre los efectosde estos nuevos medios en el terreno educativo, etc.

1. Perspectivas de la producción videográfica1. Perspectivas de la producción videográficauniversitariauniversitaria

En nuestra opinión, y ciñéndonos de nuevo al tema de la tele-visión y el vídeo educativos, la acción de la Universidad presentauna doble vertiente:

• Por una parte, posee un campo de intervención internorespecto a los propios Departamentos universitarios en rela-ción a la propia enseñanza e investigación.• Por otra parte, posee un campo externo representado porla sociedad, en general, y por los sistemas de educación for-

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mal, no formal e informal en particular, para el que ha deinvestigar, experimentar materiales y presentar modelos.

A partir de este doble eje, proponemos tres direcciones en lasque desarrollar esta actuación; direcciones que en algunos casospueden superponerse y desdibujar sus límites, pero que serviránpara clarificar lo que quiero decir:

a) Crear los canales adecuados para la difusión científica comocontribución al desarrollo de la sociedad en la que la Universidadestá enclavada. El vídeo -y su potencial emisión- actuaría aquí comoelemento de difusión de la actividad universitaria.

b) Producción de materiales videográficos para todo el siste-ma educativo:

• Materiales para la enseñanza no universitaria. Estas produc-ciones deben servir para llegar a prototipos de programasdidácticos de alto valor técnico y científico. Constituyen ver-daderas investigaciones sobre la estructura didáctica, queposibilitan por un lado, un mejor dominio de los resortes quehacen a un programa efectivo didácticamente; y por otra parte,adaptarlo verdaderamente a la situación real donde ha deser aplicado.• Vídeos didácticos para la propia Universidad. La creación derecursos en vídeo viene justificada por las apropiadas carac-terísticas que este medio presenta cara a la creación de recur-sos plenamente integrados en la docencia e investigaciónuniversitaria.

c) Crear las bases para que se desarrollen estudios diversosque permitan planificar y evaluar con rigor las acciones que enrelación a la televisión educativa se llevan a cabo en el ámbito edu-cativo. Esta actuación, si quiere ser efectiva, debe asociarse a laproducción de materiales, tanto para la enseñanza universitaria,como para la no universitaria. Pero sobre todo a esta última, expe-rimentando nuevas formas expresivas y de explotación didáctica yproporcionando modelos de tratamiento televisivo del currículumy para los ámbitos de educación no formal e informal.

No tendría sentido dedicar esfuerzos a la experimentación ybúsqueda de modelos al margen de la producción para el sistemaescolar.

En cualquiera de los tres casos, no es nuestra intención, ni nosconsideramos preparados para ello, tratar del «debe ser» en rela-ción a la televisión educativa o al vídeo educativo. Nuestra modes-

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ta aportación queremos que sea una reflexión sobre la práctica, so-bre la realidad, sobre nuestra propia experiencia. Esta reflexión quea nosotros nos ha ido ayudando a comprender mejor nuestro tra-bajo consideramos que puede ser clarificadora en algunos puntos.

2. La difusión científica2. La difusión científica

La comunicación de las investigaciones y descubrimientosuniversitarios ha sido realizada, y sigue realizándose en gran me-dida, a través de distintas aportaciones (ponencias, comunicacio-nes, etc.) en los congresos que cada especialidad celebra, o bien,publicados en las revistas especializadas. Este sistema que presen-ta claros aspectos positivos en relación con el intercambio y avancede las ideas científicas, no satisface a nuestro entender las exigen-cias de la sociedad actual que se interesa cada vez más por la acti-vidad científica y por las investigaciones que en su seno se desa-rrollan. Por ello, consideramos que es importante poner en funcio-namiento cauces alternativos de difusión de la actividad investiga-dora que se desarrolla en nuestras Universidades.

Conscientes de este reto, las Universidades han puesto enmarcha diversas experiencias de difusión de su actividad para co-municar al ciudadano los descubrimientos y las líneas de investi-gación que desarrolla su Universidad y la incidencia que ello tienepara el avance de la ciencia en general, y para la solución de losproblemas de su propia comunidad en particular, procurando nodesvirtuarlas con la vulgarización.

En cuanto a la producción videográfica relacionada con estadifusión, los programas tienen que ser el resultado de una estrechacolaboración de los Departamentos o Servicios de producciónaudiovisual de la Universidad con los miembros de cada uno delos equipos de investigación, y son fruto del convencimiento deestos investigadores de la importancia de la divulgación de sustrabajos.

También los medios de comunicación social han tomado con-ciencia del tema y apoyándose en los equipos de investigación paradocumentarse suelen ofrecer programas sobre temáticas de interésgeneral e incluso, mostrar los descubrimientos y trabajos de estosmismos equipos.

Indudablemente, la divulgación científica puede afrontarse de

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ésta y de otras muy diversas maneras. Entre ellas, la producciónpor parte de los servicios de producción audiovisual de las Univer-sidades mediante una estrecha colaboración con los equipos y laparticipación activa de los investigadores en todo el proceso pre-senta en muchos casos sustanciosas ventajas frente a otros siste-mas.

Partiendo de estas premisas de colaboración y la participa-ción activa de nuestros investigadores ha habido, en nuestro caso,una serie de ideas marco, nacidas del intercambio con los profeso-res implicados, que han definido el modelo de programa que de-bíamos realizar. Entre ellas podemos señalar:

• La divulgación no ha de suponer distorsión del rigor cien-tífico. Divulgar no supone infantilizar o vulgarizar lo que secomunica de tal forma que se desvirtúe lo que se está presen-tando.• La divulgación no es un mero intercambio entre expertos,aunque a éstos no les ha de repugnar. No podemos mante-nernos en el nivel de los círculos de expertos, se ha de man-tener el grado de equilibrio entre la vulgarización y el cien-tifismo.• La presentación ha de ser lo suficientemente atractiva paraque el espectador se sienta interesado y valore estas investi-gaciones como algo cercano e importante.• El equipo investigador ha de sentir reflejado en el progra-ma su trabajo y sus ilusiones. Cada uno de los programas hade ser el resultado de una estrecha colaboración entre el equi-po investigador y el equipo de realización. No habríamosconseguido el objetivo si el equipo de investigación recelasedel contenido y de la presentación que de su trabajo se hace.

Éstas y otras ideas forman el marco de referencia de nuestrotrabajo en el campo de la difusión científica, donde hemos acome-tido distintos tipos de programas marcados todos ellos por estasideas.

Junto a esta necesaria colaboración entre el personal investi-gador y los equipos de producción, se requiere cada día más unacooperación interinstitucional. Y ello por dos motivos: por la nece-saria multidisciplinariedad de los equipos de investigación, queincluye personal dedicado a distintas especialidades y participan-tes de diversas instituciones, y por las ventajas de la coproduccióndel material audiovisual.

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Aunque la divulgación científica debe diferenciarse de losmateriales educativos propiamente dichos, a este tipo de produc-ciones puede dársele la forma de programas de televisión educati-va, dirigidos fundamentalmente a la sensibilización y a la intro-ducción en los temas tratados. Este es el caso de muchos de losmateriales susceptibles de utilizarse en la Televisión Educativa Ibe-roamericana, que producidos en origen para la difusión científicapueden muy bien servir para la introducción, de nivel universita-rio, a temas y conceptos verdaderamente actuales.

3. La producción de programas didácticos3. La producción de programas didácticos

Uno de los campos de actuación sobre el que concentrar es-fuerzos es sin duda el de los programas didácticos en vídeo para elsistema educativo. Este tipo de producciones nacen en las Univer-sidades -al menos así ha ocurrido en nuestro caso- de la preocupa-ción de los departamentos relacionados con la educación por inter-venir en los procesos de formación. Las realizaciones, los estudiosy las reflexiones en este campo han sido, en los últimos años, unaconstante, dirigiéndose fundamentalmente a la creación de proto-tipos de programas de vídeo más participativos y dinámicos y a labúsqueda de modelos de producción de medios didácticos en vídeo.

La oportunidad de estas experiencias se debe a una serie decaracterísticas observadas que presentaba -y, en muchos aspectos,aún presenta- la producción de materiales didácticos en vídeo. Elpanorama que en relación a este tema observamos empuja a labúsqueda de modelos alternativos de programas didácticos. Entrelas características a las que aludimos podemos señalar:

• Gran parte de los programas son producciones de y paracine didáctico que ahora se distribuyen en formato vídeo.• La mayoría de títulos ofertados son documentales y repor-tajes producidos para televisión, y en general responden aprogramas de carácter divulgativo o cultural destinado a unpúblico medio (de ahí la voluminosa oferta en los niveles deEnseñanza Secundaria, que corresponderían a este tipo depúblico).• La producción videográfica sigue siendo todavía muy po-bre. Junto a los condicionantes comerciales, parece que en

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este terreno no se ha llegado a unos esquemas de producciónespecíficamente videográficos y todavía se trabaja según loscánones cinematográficos, o mejor del cine documental.• Los pocos vídeos didácticos producidos, según esquemasde producción y realización televisiva, presentan por su par-te una serie de características específicas: necesidad de tec-nología de producción compleja y costosa; realizadores espe-cializados y profesionales (normalmente lo son en el aspectotécnico y no en el pedagógico); producto pensado y desarro-llado para dirigirlo a un amplio destinatario colectivo (impli-ca una adecuación al término medio, a un público estándar yen consecuencia, una falta de atención a los colectivos parti-culares), etc.

En definitiva, que nos topamos con los mismos esquemas deproducción que se han seguido con los films didácticos clásicos (yen muchos casos, con estos mismos films en versión videográfica).La aparición de formas expresivas propias, diferenciadas, que parael lenguaje televisivo se han ido desarrollando en los mass-media,no ha conllevado una investigación en el mismo sentido en la pro-ducción de material didáctico en vídeo.

Otro aspecto de la producción detectado estos años, dejandode lado las ‘lecciones televisadas’ también denominada televisiónescolar, es que se ha pasado del programa que responde a esque-mas didácticos (del monoconceptual, del film didáctico clásico) auna insistente utilización del reportaje y el documental para su uti-lización en la enseñanza. Aun no desdeñando la técnica del docu-mental, que tiene verdaderos valores didácticos, creemos que nodebe generalizarse como técnica de producción de programas envídeo para la enseñanza. Ya Taddei (1979) señalaba como una equi-vocación de los autores de material didáctico audiovisual el defen-der la conveniencia de la presentación de éste como diario o dedocumental con la pretensión de que refleje el contacto con la rea-lidad y con la vida y sea verdaderamente formativo. Para dichoautor, el error consiste precisamente en que ese contacto no va acor-de con la realidad ni con la vida, sino con una interpretación, conuna visión filtrada (no siempre genuina) que es la de los autores deaquel material. Por consiguiente, queriendo evitar el filtro «inter-pretativo» de una enseñanza sistemática, caen en otro igual, delque podemos fiarnos menos aún por falta precisamente de postu-ra sistemática.

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Por otra parte, no existen modelos contrastados de progra-mas didácticos y los autores de vídeos didácticos van saliendo delpaso echando mano de los esquemas cinematográficos y/o de suoriginalidad y creatividad. Se requiere, en consecuencia, un marcode referencia respecto a la producción de vídeos didácticos. Estemarco de referencia debería surgir de las investigaciones y produc-ciones experimentales a desarrollar en el ámbito institucional, es-pecialmente, el universitario.

De acuerdo con estas reflexiones previas y según lo que seviene señalando como consideraciones para que un vídeo puedaser considerado didáctico (Cabero, 1989; Salinas, 1992; Martínez,1992; Cebrián, 1994), se le ha de poder exigir una definición estrictade los objetivos a alcanzar, un análisis de la materia enseñada, pro-porcionar instrumentos de evaluación, etc. (adaptarse a un proyec-to didáctico previo, en suma); estar dotado de una estructura equi-librada y ajustada a los condicionantes de la situación en la que seva a aplicar; respetar una serie de criterios técnicos mínimos res-pecto a la producción de materiales en vídeo, y por último, ir acom-pañado de una guía didáctica de calidad que sea operativa para elprofesor-usuario.

Todo ello, contrastado con la necesaria reflexión sobre nues-tras propias producciones nos lleva a proponer una serie de exi-gencias que los programas videográficos elaborados para usarsecomo medios didácticos tendrían que cumplir y que pasamos adescribir (Salinas y Sureda, 1987):

1. Deberían estimular en el alumno la actividad intelectual yel deseo de acudir a otros recursos. Los programas no debenlimitar el esfuerzo de reflexión del alumno, para ello debe-rían proponer problemas sin resolver, elecciones, etc.2. Deberían explicar lo abstracto por lo concreto, ocupándosede aspectos de la realidad que son difícilmente accesibles parael profesor en el aula.3. Deberían tener en cuenta que la eficacia del mensaje de-pende tanto del contenido como de la presentación de esecontenido.4. Deberían permitir cierta flexibilidad de utilización.5. Deberían presentar contenidos que, surgidos de loscurrícula en vigor, se integren en el medio social y culturaldel alumno destinatario.6. Deberían tener clara la delimitación de la audiencia que,

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amoldada a los distintos estadios de madurez, se adapte a laestructura de ciclos del sistema educativo.7. Deberían contemplar la posibilidad de utilización en situa-ciones didácticas que no sean solamente grupales.

Todos estos aspectos que hemos ido desarrollando, más quesurgir del debate teórico, son fruto -y guía, al mismo tiempo- denuestra trayectoria en el terreno de la producción de materialesdidácticos. Nuestra preocupación ha sido en todo momento lograrmodelos de producción que lograran una mayor participaciónmental y emocional del alumno en el programa. En esta direcciónse han desarrollado los programas de nuestra colección «Aula 2»,destinada al antiguo Ciclo Medio y que entre sus característicaspodemos señalar: programas pensados para un uso exclusivamenteescolar (su adecuada utilización demanda la continuada interven-ción del profesor; el vídeo como un medio didáctico más a usar enun determinado entorno de enseñanza-aprendizaje); programasdivididos en bloques o módulos; requieren la participación activade los alumnos; para la selección y estructuración del contenido setuvo en cuenta las orientaciones del currículum oficial.

La producción se realiza desde la perspectiva de los mediosdidácticos; no nos consideramos tanto productores como educado-res. Nuestras producciones por lo tanto se han de considerar, portanto, como un proceso de investigación y desarrollo. En esta mis-ma línea de búsqueda de nuevos modelos de programas didácticos,puede encontrarse, por ejemplo, la colección de «Consumo» de laIraskasle Eskola de Eskoriatza.

4. La producción de materiales universitarios4. La producción de materiales universitarios

Aunque teóricamente puede diferenciarse entre materialespara la enseñanza presencial y materiales para la enseñanza a dis-tancia, la producción específica para el primer caso es francamenteescasa.

Los modelos usuales consideran los programas de televisióneducativa como parte de paquetes instruccionales, que contienenseries de cintas de vídeo de unos treinta minutos, un manual, unaserie de tests de auto-evaluación para el estudiante y un folletodestinado al personal de las distintas Facultades.

Los cursos televisados, sin minusvalorar los objetivos relacio-

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nados con el acceso generalizado a la instrucción universitaria, queson socialmente loables, son el producto de una concepción peda-gógica discutible. Si nos limitamos a observar la utilización de laimagen, nos daremos cuenta de que los cursos televisados, al adop-tar un enfoque puramente disciplinar, se encuentran abocados amanejar conceptos generales, nociones abstractas y definiciones queno pueden ser presentadas más que a través de comentarios muydensos y de entrevistas a expertos. Suelen resultar una especie demanual ilustrado, con imágenes más o menos bellas, cuya finali-dad es animar la atención y aligerar el texto.

Los avances en las tecnologías de la información logrados enlos últimos años nos empujan irremediablemente a la búsqueda denuevos modelos adecuados al nivel tecnológico del siglo XXI.

En relación al tema que nos ocupa, esto supone, a nuestroentender, la reconsideración del papel de la televisión educativa.La existencia de tecnologías interactivas a distancia (videotex, tele-visión cable, televisión interactiva, distribución de materialtelevisivo por redes informáticas...), la irrupción de los satélites dedifusión directa y la proliferación de tecnologías cada vez más con-troladas por el usuario, nos lleva a una televisión educativa inte-grada en paquetes didácticos multimedia de «aprendizaje abier-to». Entendido como concepto que engloba ambos modelos: la en-señanza a distancia y la presencial.

En definitiva, nos lleva a sistemas apoyados en una fuerteinfraestructura de telecomunicaciones que permitan a los estudian-tes interaccionar con recursos ricos intelectualmente, incluyendoprofesores a distancia, bibliotecas y museos, y diversos serviciosde información e intercambio. Pero se requiere al mismo tiemponuevas organizaciones que reúnan las mejores cualidades de lasinstituciones convencionales de enseñanza. Ello supone romperalgunas de las actuales estructuras que provocan el aislamientoinstitucional. Para ello habría que potenciar equipos que, desdeconcepciones de la educación a distancia como paralela a la pre-sencial, conjuguen por una parte, la calidad docente en sistemaspresenciales con la interacción a través de las redes y que por otra,lleven a la cooperación en el diseño y a la distribución en el marcode consorcios de instituciones, dando lugar a verdaderas redes deaprendizaje.

Los materiales didácticos universitarios -y los programas devídeo entre ellos- formarán aquí verdaderos paquetes didácticos

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integrados por audio, vídeo, diapositivas, textos, software y mate-riales multimedia. Estos materiales deben ser diseñados para undoble uso: tanto los estudiantes presenciales, como aquéllos queno pueden estar físicamente presentes, conseguirán el acceso alaprendizaje a través de una variedad de medios y con la posibili-dad de clases tutoriales y entrevistas personales (Romiszowski,1986; Lewis, 1988).

Pero no sólo los medios didácticos se ven afectados por laevolución tecnológica. La actual sociedad exige ya nuevos objeti-vos a la educación, gran parte de los cuales caen dentro del campode actuación de la Universidad (Williams, 1988). Este nuevo ordende la educación se propone objetivos relacionados con el empleo(necesidad de fuerza de trabajo versátil, capaz de responder a lasnecesidades de una economía y una sociedad vertiginosamentecambiantes) con la vida (entender el mundo y entenderse uno mis-mo), con el mundo (el impacto de la ciencia y la tecnología), con elautodesarrollo y el ocio.

La Universidad debe sensibilizarse respecto de estos nuevosretos y proporcionar alternativas; algunas de las cuales considera-mos que pueden desarrollarse según modalidades de aprendizajeabierto, donde se hace necesaria la existencia de centros de recur-sos de aprendizaje que proporcionen acceso a los materiales y cur-sos tanto a los estudiantes presenciales que acuden a sus instala-ciones, como a los alumnos a distancia, cuyo acceso se realiza utili-zando las cada día más versátiles telecomunicaciones.

Éstas posibilitan, por otra parte, el intercambio y el acceso alos materiales de otras instituciones. Ello hace necesaria la creaciónde redes de aprendizaje cuyas instituciones integrantes compartensus recursos y cooperan en el diseño y la producción de nuevosmateriales.

La versatilidad de los materiales que propugnábamos másarriba, nos ha de llevar a programas educativos en los que se con-temple el uso de las instalaciones de la Universidad, la explotaciónde los sistemas de cable, ya sea televisión, teléfono, videotex, la tele-visión convencional o el satélite de difusión directa.

Y esta versatilidad ha de permitir que todos los medios seancomplementarios. Las posibilidades de interacción con el materialque el videotex o la televisión por cable ofrecen, pueden comple-mentarse por la universalidad de acceso a través de los satélites.

La existencia de estas posibilidades no presupone que pue-

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dan -y deban- explotarse inmediatamente. Se requiere, además, dela disponibilidad tecnológica, un proceso de reflexión. Aunquepuedan aportar valiosas ideas, no sirve trasplantar experienciasforáneas. No caer en el espejismo tecnológico, requiere un análisisprevio de las ventajas que estos medios aportarán, un proceso deinvestigación sobre la efectividad de sus posibles aplicaciones y eldiseño de suficientes programas instruccionales que rentabilicensu explotación.

Pero lo realmente necesario es abrir un proceso de discusiónsobre el futuro de la televisión educativa en nuestro país, de formaque llegado el momento de plantear su introducción en aquellassituaciones didácticas que se consideran adecuadas, podamos te-ner los suficientes elementos de juicio basados en investigacionesy experiencias propias.

En este terreno, uno de los aspectos cruciales a los que nosenfrentamos es la compresión y el alcance de lo que entendemospor televisión educativa, las distintas modalidades de producciónde estos materiales, la coexistencia de materiales para la educaciónformal, no formal e informal bajo la etiqueta de televisión educati-va que puede provocar cierta confusión.

Sin embargo, no siempre hablar de televisión educativa suelesignificar lo mismo. Dentro de lo que podemos entender comoaplicaciones educativas de la televisión o, también, televisión edu-cativa, suelen diferenciarse: la televisión cultural, con objetivos dedivulgación y entretenimiento, la televisión educativa propiamen-te dicha, de contenidos extracurriculares, pero con objetivos rela-cionados con la formación, y la televisión escolar, con contenidos yobjetivos propios del sistema educativo; y cada uno de estos tiposrequiere modalidades distintas de producción, y cada uno de ellosofrece posibilidades distintas para las instituciones universitarias.

Los cambios que se están dando, tanto en el terreno de lastelecomunicaciones, como en el campo de la formación, y de queantes hablábamos, están haciendo que no pueda entenderse en losmismos términos estos tipos de televisión educativa, como tampo-co puede entenderse de igual manera la televisión comercial, enrelación a la cual se ha definido.

Es una idea aceptada que el fenómeno de la televisióngeneralista está dejando paso a una televisión más especializada, yesto es interesante para la televisión educativa, y lo será más en elmomento en que se vaya generalizando el uso del segmento espa-

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cial y comiencen a desarrollarse experiencias de televisión por ca-ble. La televisión educativa tiene un público, una audiencia o au-diencias muy concretas, y la televisión comercial, las emisoras detelevisión por cable, las distintas Administraciones, comprendenque hay que satisfacer estas demandas.

Pero en el fondo, lo que en este momento se ve con fuerza esla necesidad de abordar producciones en colaboración, la necesi-dad de asociarse los productores de materiales educativos, de in-tercambio de experiencias, de abrir frentes comunes tanto desdela perspectiva de la producción, como desde el ámbito de la utiliza-ción, buscando fórmulas creativas de explotación de los materia-les.

En este sentido, pueden constituir un primer paso las expe-riencias de los servicios relacionados con los audiovisuales de losDepartamentos de Educación de distintas Autonomías, o el casode algunas Universidades que están produciendo conjuntamenteproductos de televisión educativa.

5. La coproducción y la cooperación5. La coproducción y la cooperación

Es indudable que, con lo dicho hasta ahora, estamos abogan-do por la colaboración interinstitucional en el ámbito de la produc-ción de televisión educativa y de la producción de los medios engeneral.

Esta colaboración puede tomar diversas formas, desde la sim-ple coproducción de materiales a la cooperación en proyectos quelleva al establecimiento de redes estables de aprendizaje.

Hablar de coproducción sugiere trasladar conceptos y proce-dimientos del mundo de los grandes medios a la producción detipo educativo. Ya es importante plantearse el tema de la copro-ducción, porque como dice Wilson (1992), en el mundo crecien-temente complejo y competitivo de los media, y en medio de limita-ciones financieras, los pocos practicantes de los medios educativosnos necesitamos los unos a los otros. Necesitamos, al menos, escu-char a los otros, qué son y qué tratan de hacer, hablar y planificarjuntos y ser capaces de responder de esta manera, a las respectivasaudiencias.

Pero hablar de coproducción lo mismo puede reducirse a te-

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mas estrictamente económicos, como a una coproducción de tipoaltruista. A este respecto pueden servirnos como guía los modelosde coproducción que establece Fleisher (1992):

• Coproducción de series de programas donde cada socioproduce uno o más programas de acuerdo a objetivos de pla-nificación previos.• Cofinanciación de uno o más programas, donde la respon-sabilidad de producción queda bajo un único productor oequipo de producción, mientras que otros socios contribu-yen a la financiación.• Trabajo colaborativo entre distintos productores, quienesdeciden la producción y el intercambio de material de archi-vo, de apoyo y de diversas partes del material para una seriede programas. Este intercambio puede incluir el uso de equi-pos de producción y post-producción.

Cualquiera de estos tres tipos de coproducción, aparece confrecuencia en proyectos internacionales en los que varias Universi-dades se plantean trabajar en un tema de interés común o, partici-pando en programas y proyectos, se plantean sacar adelante algúnmaterial común. A veces la idea de partida suele considerar la co-producción en lugar del proyecto: Se dice «la coproducción es unagran idea, vamos a ver qué podemos coproducir», en lugar de «ten-go una gran idea que no puedo realizar solo y creo que puede inte-resarle». Es importante preguntarse, y más en nuestro terreno, porlos motivos de la coproducción: ¿Se tienen en cuenta las necesida-des de la audiencia?, o ¿nos ocupan por el contrario temas como elpresupuesto u otras razones? Frecuentemente, coproducir no essinónimo de trabajar juntos sobre un problema común.

Entre una coproducción reducida al aspecto financiero y unacoproducción altruista, las instituciones universitarias deberíamosencontrar el equilibrio para la cooperación, para el desarrollo deproyectos de interés común aportando cada uno aquellos recursos-personales, técnicos y financieros- de que pueda disponerse paraabordar proyectos dirigidos a la mejora de la educación. Esto en elámbito iberoamericano debe ser considerado como un asunto prio-ritario.

Tal como decíamos anteriormente, los avances tecnológicosnos están empujando a la creación de auténticas redes de aprendi-zaje donde los recursos propios y los de las otras instituciones de lared se pongan verdaderamente al servicio de los alumnos de todas

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las instituciones participantes. Y esto, no puede lograrse sin unaverdadera colaboración que implica proyectos de cooperacióninterinstitucional, en los que la coproducción es necesaria, pero noresulta suficiente.

La situación actual exige de nuestras Universidades que com-partan sus recursos educativos utilizando aquellas tecnologías detelecomunicaciones disponibles en cada caso y cooperen en el di-seño y la producción de nuevos materiales. Exigen, en definitiva,que se estructuren consorcios o redes de aprendizaje en las que lasdistintas instituciones interesadas se incorporen a verdaderos pro-yectos de cooperación.

6. Consideraciones finales6. Consideraciones finales

Como apunte final y apoyándonos en lo que hemos venidodiciendo, proponemos una relación -totalmente abierta y asis-temática- de puntos sobre los que consideramos debe reflexionarsey , en su caso, comenzar a tomar medidas:

• La urgente necesidad para las Universidades españolas decolaborar en experiencias de producción internacional de materia-les educativos. Esto significa cooperar con instituciones de distin-tos países interesadas en llevar a cabo experiencias en el campo dela formación para llegar a formar verdaderas redes de aprendizaje,verdaderas redes de cooperación. La cultura de la cooperación noes espontánea y por ello, es una de las tareas que urge poner enmarcha en este terreno.

• Las posibilidades de la existencia de la Televisión EducativaIberoamericana y de otras experiencias similares no ha de hacer-nos caer en el proyectismo. Esto es, en la elaboración de ambicio-sos planes fuera de toda proporción respecto a los recursos dispo-nibles para llevarlos a cabo.

• Si se pretende la participación de diversas Universidadesen un proyecto de televisión educativa o de otro tipo de medios,habrá que considerar algunos aspectos jurídicos y administrativos,como pueden ser: la homologación de créditos, el sistema de cola-boración entre las instituciones, etc. Aspectos que aún no siendode nuestra incumbencia, afectarán seguramente a nuestras futurasexperiencias en el campo de la televisión educativa.

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• En cuanto a la producción de programas, y teniendo en cuen-ta los aspectos anteriores, deben consensuarse una serie de puntosbásicos que sirvan como guía para la producción de programasdidácticos en vídeo. En nuestra opinión, el modelo de produccióndebería contemplar los siguientes elementos básicos:

- Estar basado en unidades o módulos de aprendizaje.- Establecer un sistema de créditos para superar dichos mó-dulos.- Permitir la transferencia de créditos entre las distintas insti-tuciones.- Facilitar el acceso y la igualdad mediante sistemas de guía yorientación.

• Parece conveniente, a la vista del panorama que ofrece laproducción videográfica de carácter didáctico, promover distintostipos de colaboración institucional respecto a la producción de pro-gramas. Esta colaboración consideramos que debe referirse a vídeosdidácticos para todo el sistema educativo -no universitario y uni-versitario- y debería afectar a las diversas instituciones interesadasen el campo (léase Administración educativa, Universidades y cual-quier otro tipo de institución relacionada con la educación).

• También creemos necesario el diseño de materialesdidácticos de carácter experimental para el aprendizaje abierto queconduzcan a modelos válidos para una eventual generalización.En este sentido, conviene no olvidar el esfuerzo que se ha realiza-do hasta el momento.

• La producción videográfica de ámbito universitario debeacoger diversas modalidades todas ellas combinables y comple-mentarias. Son necesarios medios en vídeo para la enseñanza pre-sencial tanto como para la educación a distancia. Desde el concep-to de aprendizaje abierto que hemos estado manejando, deben crear-se medios que sirvan a los estudiantes universitarios para seguirsus clases, deben servir además para la formación continua de acuer-do con los nuevos objetivos de la educación que señalábamos másarriba, y deben servir para el intercambio entre las distintas institu-ciones universitarias de sus peculiaridades educativas y de inves-tigación.

En definitiva, se trata de afrontar las formas futuras de televi-sión educativa con ilusión. Pero también y sobre todo, desde pos-turas realistas. Las aportaciones que en este trabajo hemos presen-tado, consideramos que surgen del sentido común y de la reflexión

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Educación y Medios de Comunicación en el contexto iberoamericano 119

sobre la experiencia cotidiana que en el campo de la creación y pro-ducción de vídeos didácticos venimos desarrollando.

En todo caso, creemos que arrojan alguna luz -al menos esaha sido nuestra intención- en aquella triple dirección en la que de-sarrollar la actuación universitaria en el campo del vídeo didácti-co: la difusión e intercambio científico, la producción de materia-les videográficos para la enseñanza universitaria y no universita-ria, y los estudios que permitan planificar y evaluar las accionesque en relación a la televisión educativa se llevan a cabo en el ám-bito educativo.

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