28
Iñaki Gabilondo Periodismo : lo que pasa y lo que queda

1. Inaki Gabilondo · 2019. 7. 12. · Gabilondo Periodismo: lo que pasa y lo que queda Sevilla, 19 de noviembre de 2015. 6 • Iñaki Gabilondo Diez años poniendo límites a la

  • Upload
    others

  • View
    4

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 1

    diálogos en el caa

    IñakiGabilondoPeriodismo: lo que pasa y lo que queda

  • En esta publicación se recoge el conte-

    nido del debate “Periodismo: lo que

    pasa y lo que queda”, celebrado el 19

    de noviembre de 2015 en Sevilla, en la sede del

    Consejo Audiovisual de Andalucía.

    En este debate, enmarcado en el ciclo de con-

    ferencias Diálogos en el CAA, participó el

    periodista Iñaki Gabilondo, cuyas reflexiones

    giraron en torno a la solvencia y la ética en la

    profesión periodística ante la crisis económica

    y el profundo cambio de modelo que atraviesa

    el sector de la comunicación, coincidiendo con

    el décimo aniversario de la creación del CAA.

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 3

    diálogos en el caa

    Presentación

  • 4 • Iñaki Gabilondo

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 5

    Tenemos la enorme satisfacción de contar hoy con la presencia de un referente de la comunicación audiovisual en este país, Iñaki Gabilondo, a quien quiero agradecer que haya respondido a nuestra llamada para protagonizar esta nueva sesión de nuestros Diálogos.

    Este encuentro cobra un signifi cado muy especial, ya que nos sirve para conmemo-rar el décimo aniversario del nacimiento del Consejo Audiovisual de Andalucía.

    Diez años llenos de experiencias fructí-feras y con un balance general enorme-mente positivo, si bien recientemente se

    ha visto ensombrecido por la muerte del consejero Isidro Cuberos. Este era su lugar de trabajo y quiero expresarles mi pesar, tanto a título personal como en nombre de todo el personal de esta institución, por la repentina pérdida de nuestro compañe-ro. Descanse en paz.

    Han sido diez años de lucha. Por el plura-lismo político, social, cultural y religioso. Por la igualdad de género. Una década de-fendiendo los derechos de los más vulne-rables -como los menores de edad- ante los mensajes que emiten las radios y tele-visiones de nuestra comunidad.

    Presentación

    IñakiGabilondoPeriodismo: lo que pasa y lo que queda

    Sevilla, 19 de noviembre de 2015

  • 6 • Iñaki Gabilondo

    Diez años poniendo límites a la pornogra-fía, la publicidad del juego o los productos milagro, vigilando para que se respeten los horarios protegidos o que la publicidad no sea sexista y discriminatoria.

    Ocasión habrá de hacer un balance por-menorizado de lo acontecido en la breve pero intensa historia de este órgano regu-lador, y no solo eso, aspiramos también a estimular el debate público, a proponer el análisis de cuestiones vitales para el sector audiovisual y ofrecer a todos los agentes del mismo las aportaciones de personas con una alta cualifi cación y trayectoria profesional de prestigio.

    Ahora -en apenas unos minutos- es el mo-mento de escuchar las opiniones de nues-tro invitado sobre un mundo complejo como el de la comunicación, pero que él conoce como pocos.

    Un invitado al que tengo el placer de pre-sentar aunque, mucho me temo, que mis palabras poco o nada puedan aportarles, ¿quién de ustedes no conoce a Iñaki Gabi-londo? ¿Quién no se ha levantado alguna vez oyendo las noticias en su voz? ¿Quién no ha escuchado sus opiniones en radio, televisión o, más recientemente, a través de internet?

    Lo ha sido todo en la radio en general y en la Ser en particular. Tiene una dilatada y brillante trayectoria que incluye desde los tiempos en los que fue director de los informativos de TVE -donde le tocó lidiar con los sucesos del 23-F- hasta su actual videoblog, donde tenemos el privilegio de seguir escuchando La voz de Iñaki.

    Por medio, decenas de programas, pre-mios, artículos, doctorados honoris causa,

    colaboraciones, entrevistas... incluido su paso por los informativos de Noticias Cua-tro, un canal recién nacido entonces y que celebra precisamente ahora, como noso-tros, su décimo aniversario.

    Una selección de sus editoriales en esta cadena se editó en aquellos años con mu-cho éxito bajo el título genérico de Verda-des como puños.

    Los cierto es que yo, más que con los pu-ños, asocio su quehacer periodístico con la imagen de unas manos tendidas y abier-tas, con verdades ‘estrechadas’ con una audiencia fi el en la que ya se integran va-rias generaciones.

    Algún experto ha comentado que la enor-me credibilidad que emana de Iñaki Gabi-londo se asienta, más que en lo categó-rico, en la duda y en el cuestionamiento constante de la realidad, lo que interpre-tamos como un signo inequívoco de mo-destia e inteligencia.

    Una duda que poco tiene que ver con la blandura, la nadería o la complacencia, porque su forma de hacer periodismo siempre ha tenido la enjundia y el gran aliento de los grandes profesionales.

    Es un practicante convencido de una for-ma de hacer periodismo que tiene en su centro al ser humano, que no se deja en-redar en la maraña de encuestas, estadís-ticas y sofi smas tejida por la peor versión de la política y los políticos.

    Digamos que Iñaki nos ha brindado todos estos años un periodismo, no del corazón, pero si con corazón, pleno de humanidad.

    Nos ha acostumbrado a una forma de comunicar solvente surgida siempre de

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 7

    diálogos en el caa

    Estamos en un mes muy simbólico, el próximo miércoles se celebra el Día Inter-nacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y no está de más recordar que los medios de comunicación deben jugar un papel protagonista en este gran reto colectivo.

    Son muchas, incontables, las distinciones que ha recibido Iñaki. Pero hoy quisiera poner el acento en una que también tie-ne que ver con el apego y defensa de unos valores: el Premio Tomás y Valiente que recibió en 2012 por su compromiso con la democracia y las libertades.

    Ese compromiso con nuestros valores cí-vicos de base, esa fi delidad activa con una propuesta de convivencia sin parangón en la historia de España, la desarrollada a lo largo de estas últimas cuatro décadas, creo que defi nen una parte esencial de nuestro protagonista.

    Porque ser un periodista honesto y riguro-so no signifi ca necesariamente ser un pe-riodista frío, desarraigado, desalmado al fi n y al cabo. Iñaki es creíble porque ‘lo que pasa’ le importa, porque le preocupa lo que esta sociedad pueda perder y ‘aquello que quedará’ para las generaciones que vengan.

    Su fi gura, y posiblemente la generación de grandes periodistas que él tan digna-mente encarna, constituye una magnífi co ejemplo para las nuevas hornadas de pro-fesionales que estos días ejercen la profe-sión en nuestros país.

    Eran y son periodistas apasionadamente objetivos, siempre con un sueño de Es-paña en la palabra. Un sueño de transpa-rencia, de justicia, de luz y taquígrafos que

    un altísimo nivel de esfuerzo, disciplina y exigencia, y sin embargo ha logrado que su palabra no se presentara nunca muer-ta o marcial, ni si siquiera áspera. Al revés, siempre hay algo palpitante y entrañable en sus mensajes, en el medio que utiliza, en él mismo.

    Un corazón el suyo que también guarda un rincón para Andalucía. Con esta tierra mantiene un fuerte vínculo que nació a co-mienzos de los años 70, cuando llegó a Ra-dio Sevilla para pasar unos años en los que supo crecer como profesional y hacer un buen puñado de amigos, dos logros que no siempre es sencillo combinar.

    Ya en el año 2000, recibió la Medalla de Andalucía como parte destacada de esa generación de periodistas que contribuyó a la renovación informativa de la transi-ción española. Desde los micrófonos de la radio apoyó el nacimiento del proceso autonómico con campañas tan decisivas como la que rezaba: «Siéntase orgulloso de ser andaluz».

    Y siéntete orgulloso tú, querido Iñaki, de ser un fi rme defensor de la igualdad entre hombres y mujeres desde hace mucho tiempo. Como demuestran tu trayectoria profesional, tus conferen-cias específi cas sobre esta cuestión y galardones tan signifi cativos como el Clara Campoamor o el Premio Meri-diana.

    Hoy por hoy, tres palabras que le resulta-rán familiares a nuestro invitado, la defen-sa de la igualdad y, muy especialmente, la lucha contra la violencia machista, siguen siendo asuntos pendientes para nuestra sociedad.

  • 8 • Iñaki Gabilondo

    poco tenía que ver con la penumbra de la que emergía nuestra sociedad. Hombres y mujeres de la radio y la televisión que nos enseñaron a vivir la democracia a tra-vés de micrófonos y pantallas. Porque la democracia, y esto a veces se olvida, se aprende.

    Todavía está reciente el terror vivido hace unos días en las calles de París. Un terror que se replica cada día en escenarios de guerra de todo el mundo. Occidente tie-ne ante sí un inmenso reto, un tremendo desafío que toca de lleno a los medios de comunicación. Necesitamos periodismo en el más noble sentido del término, pro-fesionales formados y democráticamente ambiciosos que sean capaces de contar una realidad compleja, que tengan el co-

    raje de soñar la paz en cada mensaje. Nos jugamos mucho, quizá todo.

    No me alargo más porque estarán de-seando escuchar a nuestro invitado. Solo volver a agradecerle su presencia aquí, ya que probablemente en este modo de vida que llevamos, sostenido en buena parte por la tecnología, sea más necesario que nunca un periodismo de carne y hueso, que aproveche las nuevas plataformas, claro, pero para ponerlas al servicio de las personas y no al revés. Ahora sí, les dejo con La voz de Iñaki.

    Emelina Fernández SorianoPresidenta

    Consejo Audiovisual de Andalucía

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 9

    diálogos en el caa

    Iñaki Gabilondo

  • 10 • Iñaki Gabilondo

    e siento aplastado por esta catarata de afecto con la que se me ha presentado y me ocurre muy a menudo que cuando oigo decir “me gus-taría conocer a ese señor”, a mí, en realidad, lo que me gustaría es llegar a ser como algunos creen que soy.

    En primer lugar quiero decir que estoy muy contento de estar aquí, porque además siem-pre que estoy en Sevilla estoy muy contento. Y esto es verdad, en cuanto llego y piso la ciudad me pongo contento, es un fenómeno bastante extraño pero tiene una verdad táctil, no es un tema puramente poético.

    En segundo lugar porque me permite también decir que un organismo como este, que cumple 10 años, tiene que ser señalado por la profesión como un organismo útil y lo digo porque sien-do obvio para todo el mundo que un organis-mo de este tipo es necesario, en nuestro país, por razones de muy distinta condición que no es momento ahora de analizar, pues ha tenido

    M

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 11

    diálogos en el caa

    siempre difi cultades para ser entendido como un organismo necesario.

    Hay muchas circunstancias que han juga-do en esta historia, pero creo que no está mal que para empezar diga que yo sí creo en la necesidad de órganos reguladores de esta naturaleza. Y no soy nada original porque a todo el mundo le parece lo mis-mo que a mí, salvo a un grupo de españo-les que decidieron iniciar una campaña de hostilidad que terminó cuajando bastante, hasta el punto de que muchos de ellos, incluso en ambientes políticos, miran con recelo algo que, repito, tiene una verda-dera consagración y reconocimiento in-ternacional sin la más mínima vacilación. Así que felicidades por el cumpleaños, que cumpla muchos más y que pase fi nalmen-te esta ola que terminó cuajando por razo-nes, para mí misteriosas, contra la opinión del mundo entero acerca de la utilidad de estos órganos.

    Quiero saludar a este grupo de colegas que están aquí a mi lado porque lo que yo voy a hacer hoy es una refl exión un poco a borbotón, un poco a corazón abierto, sobre el ofi cio y sobre sus momentos ac-tuales.

    Había tomado muchas notas, a lo mejor consulto alguna, pero en principio voy a olvidarlas, prefi ero hablar así “ex abun-dantia cordis”, como decían los clásicos, y contarles sinceramente como veo las cosas.

    Para enmarcar un poco la situación del pe-riodismo en apenas un instante, quisiera solo recordar el momento de estupor que el mundo está viviendo.

    El periodismo no fl ota separado del resto de las realidades humanas y vive en ellas,

    habita en ellas, y por tanto lo hace en un mundo que está viviendo un extraordina-rio momento de estupor. Se están produ-ciendo cambios a tal velocidad que no hay que insistir mucho en eso. La suma de la globalización más las nuevas tecnologías han hecho que de pronto todo esté esca-pándose de control, escapándose de la posibilidad de ser observado porque está todo yendo, y además a gran velocidad, de un sitio a otro.

    Al decir todo quiero decir que hoy, gracias a las nuevas tecnologías, está a nuestro al-cance por ejemplo, la Biblioteca de Alejan-dría y sus secretos o el último disco del úl-timo cantante aparecido, o la última cosa que esté pasando por ahí, todo es todo, lo bueno, lo malo, lo regular. Todo, como si el mundo, de pronto, hubiera dejado abier-tas de par en par todas sus puertas y sus ventanas y empezara batiendo por aquí todo lo que en el mundo hay delante de nuestras narices y además desplazándose a la velocidad de un clic, demasiadas cosas y a demasiada velocidad como para que no esté sumiendo al mundo en un profun-do estupor.

    Como decía muy bien Ignacio Ramonet, no es que estemos en una crisis, estamos en un haz de crisis, porque tenemos una crisis política, social, de modelo, crisis en el sentido de cambio profundo, el Eje At-lántico sustituido por el Eje Pacífi co, todo moviéndose. Prácticamente ninguna de las tradicionales certezas, o de lo que pa-saba por ser certidumbres hasta hace dos pestañeos, aguantan hoy como tales cer-tidumbres, todas están en cuestión y mo-viéndose a gran velocidad.

    Yo suelo decir en broma (aunque lo cierto es que el primer día que lo dije no fue en broma pero noto que la gente sí se lo toma

  • 12 • Iñaki Gabilondo

    a broma) que yo siempre he sabido que la tierra es como un bólido catapultado a una velocidad enorme alrededor del sol, lo sabía, pero es que ahora lo noto. Ahora tengo la impresión de que efectivamente estamos catapultados a gran velocidad, de un punto a otro, de forma que nos re-sulta muy desconcertante todo, esto es el tiempo de estupor.

    Me gusta también recordar una encues-ta que me impresionó mucho hace unos cuantos años hecha por un instituto socio-lógico de Francia de la que yo tuve noticia leyendo un artículo en el Nouvel Observa-teur, en el que se contaba que un centro sociológico con sede en París había reuni-do a una serie de personas con diferentes responsabilidades política, empresarial, educativa, etc., para someterles a un cues-tionario y ver cómo estaban observando este mundo, cómo cambiaba con las nue-vas tecnologías, las nuevas realidades y cómo estaban ellos adaptándose a esta nueva realidad. El trabajo de la revista no ofrecía detalles, pero sí una conclusión fi -nal que me pareció extremadamente inte-resante, decía que todos y cada uno de los consultados vinieron a decir aproximada-mente lo mismo, algo así como: “Me edu-caron para un mundo y vivo en otro, me enseñaron unas destrezas que no me sir-ven, me hacen falta unas destrezas que no tenía”. “Estoy teniendo a toda velocidad que incorporarme, como puedo, a las nue-vas realidades que muy justo y por los pe-los, pillo”. “No le agarro el rabo a la lagar-tija, corre mucho más que yo”. “Estoy muy apurado, me preparé para algo y tengo que vivir en otro mundo y aprendo, como puedo, todo, pero tengo la impresión de que es poco y de que voy a ser desenmas-carado de un momento a otro”. “Toda la gente que me rodea cree que me manejo

    mejor, nadie sabe lo mal que me manejo”. “Toda la gente cree que estoy realmente adaptado, no saben el punto de despiste y desconcierto en el que me muevo, Pa-rezco un pequeño impostor camufl ado en este mundo en el que vivo”. El informe de-cía: “Tranquilícense, todos y cada uno de los consultados dijeron lo mismo”.

    Todos y cada uno de los consultados vi-vían la misma sensación de atropello, de adaptación con difi cultades a las cosas y se iba poniendo de manifi esto en todo, no sabiendo con claridad qué se le dice ahora a los hijos, cómo se les educa, qué se les ha de transmitir, qué tipo de actitudes he-mos de adoptar en cada una de las cosas de nuestra vida, las personas con respon-sabilidad se sentían aturdidas. “Cálmense, nos pasa a todos”, decía el informe que resultaba extremadamente aportador, nos daba una fotografía interesante de la situación y nos tranquilizaba individual-mente. Nos ha tocado vivir un momento de transformación de tal calibre que lo que nos pasa es lo normal, carece de im-portancia, cálmense todos, estamos todos viviendo en un terremoto, que nadie pier-da los nervios porque juntos tendremos que salir, pero que nadie se crea que le está pasando algo especialmente extraño.

    A la situación de desconcierto que hay ahora, que hace que veamos con difi cultad lo que hay detrás de la siguiente loma (no digo ya el horizonte), se añade el hecho de que un pensamiento político que ha ter-minado por imponerse y que ha impuesto unos comportamientos y unos dogmas políticos y económicos, ha terminado por dar por cerrado inexorablemente todo a cualquier tipo de posibilidad de novedad.

    El mundo que a partir de los años seten-ta consagró las nuevas teorías neolibera-

    dar por cerrado inexorablemente todo a cualquier tipo de posibilidad de novedad.

    El mundo que a partir de los años seten-ta consagró las nuevas teorías neolibera-

    da los nervios porque juntos tendremos que salir, pero que nadie se crea que le está pasando algo especialmente extraño.

    A la situación de desconcierto que hay ahora, que hace que veamos con difi cultad lo que hay detrás de la siguiente loma (no digo ya el horizonte), se añade el hecho de

    Todos y cada uno de los consultados vi-vían la misma sensación de atropello, de adaptación con difi cultades a las cosas y se iba poniendo de manifi esto en todo, no sabiendo con claridad qué se le dice ahora a los hijos, cómo se les educa, qué se les ha de transmitir, qué tipo de actitudes he-mos de adoptar en cada una de las cosas de nuestra vida, las personas con respon-sabilidad se sentían aturdidas. “Cálmense,

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 13

    diálogos en el caa

    les, de las cuales se derivó este mundo de grandes recortes, que a su vez ha produ-cido la gran precariedad, la gran desigual-dad que no para de crecer, etcétera, etcé-tera, etcétera, no está siendo vista por la sociedad como un tiempo que transita de un punto a otro, sino como un tiempo que ha quedado ya estabilizado para siempre, lo cual tapona un gran número de expecta-tivas. No hay gente que crea que estamos pasando una mala racha desde el punto de vista social y económico, sino que esto ha venido para quedarse, para instalarse, un modelo al que además del desconcierto que antes señalaba, se le añade una cer-teza que no nos gusta, la única certeza que hay: que esto ha venido para siempre y para quedarse.

    El último libro de Joaquín Estefanía subra-ya este aspecto como determinante, yo antes de seguir con esta historia quisiera, sobre todo para tranquilizar a los jóvenes, volver al fi nal a esta misma idea, porque para mí es la idea central de todo.

    A la gente más joven le parece siempre que el mundo viene cambiando, sabe que viene cambiando desde la prehistoria y que cambia, cambia, cambia… hasta aho-ra que ya ha llegado, cuenta que con mo-tivo de vuestro advenimiento al planeta, ese proceso que sabéis que se produce, se ha detenido y os cuesta creer que no se ha detenido sino también que continúa. Como creéis que se ha detenido, creéis que es lo que hay y lo que siempre habrá, y cuando tratáis de ver qué va a pasar, os basta imaginar lo que os pasa y proyecta-ros unos años más hacia delante: Error su-perlativo, porque lo que pasa también está cambiando.

    Pero como este pensamiento político que decía antes ha terminado por fi jar esta

    sensación de estabilidad de lo actual, no solo los jóvenes sino los más mayores, te-nemos una impresión de inexorabilidad, desconcierto para siempre, salidas tapo-nadas, lo que hay es lo que habrá, que me lleva a mí a discutir tanto con la política cuando se le olvida a la política su capaci-dad de transformar la sociedad. Cuando la política por ejemplo dice que dentro de cuarenta años las mujeres tendrán medio hijo cada una y los viejos serán el 80% de la población… yo me digo ¿pero qué están haciendo ustedes? es el mismo pecado de los jóvenes, tomar la realidad, proyectar-la cuarenta años después y decirnos qué va a pasar… ¿Ah pero no piensan ustedes hacer nada de aquí hasta dentro de cua-renta años? ¿Se les ha olvidado que las cosas que hagan ustedes pueden transfor-mar esta realidad? Pues sí, se ha olvidado como consecuencia de la imposición de este pensamiento dominante que parece haber situado lo que ocurre en un punto inamovible y no es verdad, está coloca-do en un punto movible, como siempre, como toda la vida.

    En el marco de este cuadro, así más o menos de fondo para que no se nos vaya a olvidar, aunque no se le olvida a nadie, aparece de pronto nuestro ofi cio, nues-tra profesión, nuestra actividad que vive inmersa en ella y que lo primero que está teniendo que hacer es defenderse del fan-tasma de que ya no hace falta. Hace siete u ocho años hubo una temporada durante la cual pareció imponerse el pensamiento de que el periodismo ya no era necesario, duró poco, ni un año, al cabo de un año se descubrió que no solo era necesario, sino que era más necesario que nunca.

    ¿Por qué se pensaba que ya no iba a ser necesario? Pues porque como conse-

  • 14 • Iñaki Gabilondo

    cuencia de las nuevas tecnologías y de la globalidad, al ver que cualquiera y desde cualquier lugar del planeta podía ya trans-mitir y hacer circular información, parecía condenar a muerte el viejo ofi cio en el que uno contaba las cosas con una cierta acreditación profesional. Duró poquísimo porque enseguida se entendió que lo pri-mero que escasea en las inundaciones es el agua potable, una idea que yo manejo muy a menudo y que además es cierta y que me ha ocurrido de verdad, cuando yo estaba haciendo programas de radio y han requerido la colaboración de la radio para solicitar ayuda internacional ante una inundación, lo primero que escaseaba era el agua potable, parece chocante pero es la verdad, lo primero que escasea en una inundación es el agua potable. Pues bien, lo primero que escasea en una inundación informativa es la información potable, lo más difícil que hay en el actual momento de aluvión en el que cualquiera, en efec-to, puede mandar información desde cualquier punto a cualquier otro, son ele-mentos que nos permitan identifi car las fuentes de agua potable, pero estas son imprescindibles puesto que escasea el agua potable porque estamos en medio de la inundación.

    Esto nos comunica que el periodismo no solo es necesario sino que es más nece-sario que nunca, aunque también nos comunica que no va a poder valer la vieja cartografía que nos permitía identifi car las fuentes de agua potable porque vamos a tener que trabajar para identifi carlas, por-que a lo mejor no van a valer las que esta-ban, porque a lo mejor vamos a construir otras. Pero el ofi cio como tal va a ser más imprescindible que nunca, la identifi ca-ción de los nuevos yacimientos es el pro-blema en el cual ahora nos encontramos y

    por ello cualquier cosa que tenga que ver con el futuro nos da igual, porque ahora ¿qué hacemos? Pues ahora estamos vi-viendo el viaje que va del mundo que se cae, que no se ha terminado de caer, al mundo que nace, que no ha terminado de nacer, y percibiendo unos estertores que además son difíciles de identifi car. Yo no lo sabía, pero un médico me lo contó un día, los estertores de la ago-nía se parecen mucho a los estertores del parto cuando el parto tiene estertor, oímos estertores que son a la vez de la agonía del mundo y del parto o alumbra-miento de otro.

    Y en este momento ¿qué señales perci-bimos? Percibimos que la estructura em-presarial que sostenía el periodismo se está viniendo abajo y vemos que se cae. Se entenderá muy fácil con este ejemplo: bovinas gigantescas de papel en camiones enormes atraviesan Europa para llevar fi -nalmente ese papel a una nave enorme en la que unos gigantescos artilugios des-embarcan estas bovinas y los llevan luego a unas máquinas grandes que se llaman rotativas, terminan después imprimien-do un producto que se llama periódico, lo acaban de imprimir a las 10 de la noche y al día siguiente, a las 9 de la mañana lo lee un señor en Logroño. Bueno, pues en la actual sociedad, en la que con un clic ve-mos lo que pasa, es fácil de entender que ese proceso industrial, esta aventura de maquinaria pesada, de industria pesada y aplicada a la actual realidad está natural-mente condenada a no poder sobrevivir y menos en el momento en que, puesto que esa era la estructura base de partida en la que se sostenía nuestra actividad, al irse esto desmoronando, percibimos el desmoronamiento. Evidentemente por-que no hay mucho que dejar de percibir,

    embarcan estas bovinas y los llevan luego a unas máquinas grandes que se llaman rotativas, terminan después imprimien-do un producto que se llama periódico, lo acaban de imprimir a las 10 de la noche y al día siguiente, a las 9 de la mañana lo lee un señor en Logroño. Bueno, pues en la actual sociedad, en la que con un clic ve-

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 15

    diálogos en el caa

    las ventas de los periódicos se vienen aba-jo, las difi cultades son extraordinarias en cualquier periódico de cualquier lugar de la tierra y todos andan tanteando para ver por dónde buscar la salida. Nadie ha dado todavía con la tecla pero todos se mueven para intentarlo y como además, los medios de comunicación operan actualmente de una manera bastante colegiada, pues aho-ra es muy fácil que un periódico, más una radio, más una televisión, etcétera, cons-tituyan un consorcio empresarial, el cual, aunque no le está afectando lo mismo a la radio o a la tele, pero le está afectando al papel, están viviendo en una crisis grande. Como a esa crisis se le añada además la cri-sis económica, pues ya se vive la situación que nos permite comprobar sin ninguna necesidad de ayuda, el desmoronamiento al que me refería, desmoronamiento de la estructura que sostenía la aventura perio-dística y que se manifi esta en desaparición de periódicos, despidos, paro galopante, salarios de miseria, contratos basura... no necesito dar muchas más explicaciones, estamos aquí ante gente absolutamente conocedora del tema.

    Esto nos comunica claramente que eso se muere o que eso está en fase crítica de re-fl exión porque nadie ha dicho todavía que de ahí no puedan brotar líneas nuevas, que se inventarán… Mientras tanto están tam-bién inventándose muchísimas cosas más porque aquí viene la buena noticia, mien-tras vemos que esto se cae y como era lo que teníamos, nos estremece, vemos me-nos todo lo que se está moviendo alrede-dor. Las puertas del “saloon” del Oeste son puertas batientes, se abren y se cierran a la vez, no hay ninguna puerta que solo se cierre, las puertas sirven para cerrar y para abrir, no hay ninguna cuesta que solo sea para subir, las cuestas son para subir y para

    bajar. Lo que estamos nosotros viendo es cómo se cae y vemos menos todo lo que se mueve porque criados en la cultura que amparaba nuestra actividad en aquello, eso es lo que básicamente vemos, como es natural que a la gente de nuestra edad, criada en la cultura de “hijo mío, a ver si consigues tener un trabajo en nómina”, pues tengamos de pronto un gran vértigo al comprobar que lo de trabajo y nómina ya no tiene para nada el valor de estabi-lizador que antes tenía. A la gente más o menos joven eso de “nómina” le suena a chino mandarín y por tanto carece para ellos de importancia, pero los que vamos viendo cómo se cae un mundo sí vemos bien cómo se cae, pero quiero comunica-ros que al mismo tiempo está moviéndose de una manera infi nita todo, tanteando también en la niebla.

    ¿Qué ocurrirá tras todo esto? No lo sé, es posible que no sobreviva el New York Times y es posible que tú que llevas el nú-mero 72, con cuatro amigos más constru-yas una unidad periodística de valor y de referencia universales. En este momento de las cien empresas más importantes del mundo, cincuenta no existían hace treinta años.

    Los expertos en prospectiva dicen que el 70% del trabajo que habrá en el mundo dentro de veinte años no se ha inventado todavía, por tanto las angustias derivadas de a dónde vamos puesto que esto es lo que hay, corregidlas con el principio de esto, que es lo que hay, está moviéndose en un terreno líquido y a tal velocidad que hace imposible cualquier principio de va-ticinio de vida. Por tanto no es ahí donde tenéis los jóvenes que depositar vuestras expectativas, porque ese dónde me co-loco mañana ya forma parte de un pen-

  • 16 • Iñaki Gabilondo

    samiento antiguo; cuando la gente joven me dice que lo más difícil que hay en el mundo es entrar en un medio de comuni-cación, siempre les digo que no, que eso es lo segundo más difícil que hay, porque lo primero es quedarse. Para entrar valen determinados tipos de habilidades, para quedarse hacen falta otras cosas, por tan-to también es interesante no caer en la hipnosis, cómo la vaca que se queda ciega ante la víbora, de que lo que hay ahora es lo que hay hoy y dentro de un tiempo no habrá esto y habrá otra cosa.

    Mientras tanto, lo que sí es seguro es que en esa corriente en la cual ahora nos esta-mos moviendo, la búsqueda de yacimien-tos de agua potable informativa que están las grandes empresas tratando de diseñar, o al menos lo están intentando, tendrán que ser inidentificadas a través de un úni-co elemento que es el de la solvencia, la gente buscará referencias de solvencia.

    ¿Qué es solvencia? Credibilidad, ¿Qué es credibilidad? Pues aceptadme la fórmula: credibilidad es decencia más tiempo. Solo con decencia no se puede porque hace falta tiempo para la que la gente se crea tu decencia, pero hace falta decencia y no solo tiempo, porque como no haya decen-cia, estás perdido. Si la hay, los muchos fallos que puedas cometer en el cami-no serán perdonados, con decencia más tiempo, más calidad. Ahora añadiremos, estabilizaremos posiciones de referencia, balizas de referencia y una de ellas pue-de ser el New York Times, otra puede ser La Ser, otra puede ser Carlos Boyero, o el chico del número 72, referencias a las que la gente otorgue su confianza para el pro-ducto de comunicación que sea, de la gran información internacional, de la pequeña información local, de la información espe-

    cífica de tal actividad, de lo que sea, toda ella marcada por la decencia y por la ca-lidad.

    Al decir la decencia quiero comunicaros que la ética, que hasta hace unos años era lo que decíamos al final de las conferen-cias para que se viera que éramos “gente de bien” y que era como lo que echa Carlos Arguiñano cuando termina de ofrecer el plato, un poquito de perejil para que que-de mono. Pues antes, cuando hablábamos de periodismo, al final siempre había que dedicar un ratito a la ética para que se vie-ra que éramos gente decente. Bueno pues la ética va a ser fundamental, central, en la miríada de señales que se va a encontrar cada ciudadano delante de sus narices, la ética va a ser de obligado cumplimiento, eso ni se cuestiona.

    Las travesuras que se han venido hacien-do en el periodismo desde tiempo inme-morial, en el nuevo tiempo tendrán posi-bilidad cero porque el viaje ya es al revés. Tú ya no irás por la mañana a hacer el es-fuerzo personal de dirigirte a comprar un periódico, eso se ha acabado. Tendrá que ser el viaje al revés, al encuentro de la gen-te y sin las cartas marcadas, ni haciendo trampas, eso se podrá un ratito, pero no mucho, porque en esa enorme inmensi-dad de agua, los pozos de agua potable estarán teniendo que acreditarse todos y cada uno de los días.

    Por tanto esa es, a mi juicio, una esperan-zadora noticia.

    Estuve el otro día en Barcelona en la Uni-versidad con los chicos y les decía que si lo que hay ahora, es lo que fuera a haber, mi consejo sería que se tirasen por la venta-na porque aprovechando que estamos en un piso alto y que no hay muchas posibili-

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 17

    diálogos en el caa

    dades de que alguien se quede lisiado, os vais a morir todos, así que ¡venga, fuera, un lío menos!. Sólo que lo que hay ahora no está estabilizado para siempre, ni mu-chísimo menos, y lo que viene detrás de lo que hay ahora, aunque está sin hacer, ad-mite inmensas y grandes oportunidades, para lo cual hay que comenzar desacti-vando los mecanismos argumentales que están haciéndonos dudar. Y ahí sí es donde yo tengo mucho interés en señalar tres o cuatro líneas de pensamiento que hay que desactivar, a base de gente de gran sol-vencia a la que quiero mucho.

    Una es de Daniel Innerarity: Ha termina-do la intermediación. Antes, la gente ne-cesitaba de una radio, una televisión, un periódico que actuaran de intermediarios entre lo que pasa y tú, que lo vas a consu-mir. Como ahora eso ya no es necesario, pues este ofi cio no tendrá mucha necesi-dad de existir puesto que ya no hace falta la intermediación (lo dejo aparcado por un momento porque ya vais a ver cómo sí hace falta).

    Otro pensamiento es de un coreano que nunca me acuerdo cómo se llama, pero que es muy famoso y que ustedes que se dedican a la teoría de la comunicación lo deben conocer de sobra y que trabaja en la Universidad de Viena, y que dice ya no va a hacer falta tampoco la confi anza, la gente de confi anza (y eso que nuestro ofi cio se apoya mucho en eso de “confíe usted en mí que le voy a contar lo qué ocu-rre”). Porque como ahora todos los datos están a disposición de todos, ya no va a ser necesaria la confi anza, va a ser necesario el control de los datos y la transparencia de los mismos y con ello desaparece la ne-cesidad de un mediador que inspire con-fi anza.

    Mi pregunta es ¿cómo confío yo en el que ha elaborado los datos y cómo confío yo en la transparencia? No desaparece la antigua confi anza, necesitamos otra con-fi anza, pero siempre una confi anza, la confi anza de la solvencia va a ser impres-cindible, no es verdad, por muchos datos que se den, que se pueda pasar sin alguien que nos inspire confi anza.

    Hay también algún otro mito relacionado con internet, este dedicado a los jóvenes, yo no sé por qué, pero parece que a los jóvenes les debe hacer bastante gracia tener cerca a una persona que ha visto a los dinosaurios o que pueda traer noticias de la primera glaciación. Pero me invitan mucho los jóvenes a sus reuniones y yo voy con mucho gusto y durante bastante tiempo he tenido que fajar mucho con los jóvenes con la copla esa de que internet va a hacer desaparecer a los medios de comunicación como grandes referencias comprometidas con ideologías y con pun-tos de vista, porque este es un territorio de gran libertad y yo quiero que me diga la gente lo que me tenga que decir, sin ne-cesidad de tener que pasar por gente con posiciones y con ideología, o sea, el anoni-mato como fuente de libertad.

    Bien, pues pocos disparates son más gran-des.

    El anonimato no es nunca una fuente de libertad. Si yo vengo diciendo aquí que el Sevilla Club de Fútbol ha fi chado a Cris-tiano Ronaldo porque me lo ha dicho un señor que estaba borracho en la puerta según pasaba lo he visto y según vomita-ba, entre arcada y arcada me ha dicho que Ronaldo se iba al Sevilla, pues yo lo pondré en duda. Entonces ¿no era igual quién lo diga? o ¿hubiera sido diferente si quien me lo dijo era el presidente del Sevilla?

  • 18 • Iñaki Gabilondo

    La certifi cación del que avala los hechos es absolutamente imprescindible, los hechos sin padre ni madre, circulando por el es-pacio no serán aceptados por la gente en defensa propia y más cuando la sociedad cada vez reclama más datos en defensa propia. Sobre el fi lete de ternera que vas a comer, cada día vas a necesitar más saber de qué ternera era, donde pastó, cuándo la mataron, si vino en camión y quién lo trajo y desde cuando está colgado ahí y si no, no te comes el fi lete. Entonces es del género tonto pretender tener tanta nece-sidad de garantía respecto a lo que nos va-mos a comer y ninguna respecto a lo que nos vayan a contar, cuando lo que nos han de contar naturalmente va a tener que ve-nir avalado por los principios.

    Y diréis que cada referencia, yo, o la del chi-co con el número 72, o la del New York Times, tenemos un pensamiento y una ideología y alguien le ha dicho a la sociedad de pron-to, que tener una ideología es malo o que tener una ideología hace completamen-te turbia la comunicación y esto no es así. Todo medio de comunicación es un pro-yecto ideológico, nadie dice vamos a hacer un periódico que nos queremos forrar, no, vamos a hacer un periódico porque quere-mos compartir con la sociedad una mirada sobre la vida, una mirada sobre la realidad o una mirada sobre mi manera de entender el cine, o una mirada sobre mi manera de entender el fútbol. Se parte de una mirada, no es en absoluto nada de particular que haya una mirada, solo en España este tipo de cosas parece que son sospechosas, en Francia todo el mundo sabe que Le Monde es un periódico de izquierdas y que Le Figa-ro es un periódico de derechas y a nadie la parece nada de raro que haya un periódico de izquierdas y un periódico de derechas, lo que les parece es normal.

    Aquí en España estamos muy espanta-dos con los comentarios que hacen los comentaristas, cuando lo que nos hace falta es que haya seriedad en la informa-ción que nos cuentan los periódicos. Lue-go con la opinión que cada cual diga lo quiera, si el Betis ha ganado 2-1, ha gana-do 2-1, y ahora tú me dirás que ha jugado mal y yo te diré que ha jugado bien, pero no me falsees el resultado para que se coloque a favor de tu tesis… Bueno, pues mientras en España estamos todo el rato mirando lo que dicen los comentaristas y tragándonos como imbéciles la cantidad de trampas que nos hacen con los datos, en el resto del mundo se acostumbra a mi-rar con mucha atención qué se hace con los datos, y les importa muy poco qué di-cen los que tienen que decir lo que les dé la gana. Por tanto, quiero decir con esto que las referencias de solvencia y de au-toridad van a estar muy avaladas y van a estar muy necesitadas de la decencia del juego del comentario.

    El señor que decía que no va a hacer falta una interlocución de confi anza puesto que los datos están ahí, se equivoca. Hará fal-ta que tengamos referencia de confi anza, tú tienes una visión del cine que me gusta, cuando tú hablas del cine, yo te sigo, he llegado a creer que tus puntos de vista son honestos, tienen una mirada sobre el cine que me resultan aportadora y eres para mí una referencia de valor. Este es un ejem-plo del futuro que nos aguarda, podrá ser del New York Times, de la Cadena Ser, o del chico número 72, pero tendremos necesi-dad de una referencia y ya no valdrán otro tipo de cosas.

    Otra de las cosas que han terminado por formar parte también de la mitología a eliminar es la que me llevó a mí, cuando

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 19

    diálogos en el caa

    estaba en Canal+, a discutir bastante con mi empresa cuando utilizaba aquel slogan “Lo estás viendo, está pasando” y salía una imagen sin palabras, se veía solo la ima-gen y Canal+ consideraba que aquello era lo máximo; ¿Se pude jugar más limpio? ¿Se puede hacer algo más indiscutible? ¿Puede haber algo menos sospechoso que lo que estás viendo?

    Así que esa era su bandera: “Lo estás viendo, está pasando”, pero yo añadía, sí, pero puedes no estar entendiendo nada. Y les decía, estás viendo como llueve y no saber si es el vigésimo cuarto día de lluvia en una tierra en la que las inundaciones se han cobrado ya quinientas víctimas, o es el primer día de lluvia en una tierra que lleva diez años esperando como tierra sedien-ta que llueva. Estás viendo, está pasando, pero necesitarás de un periodista para po-derlo entender. Si no lo puedes entender, es igual que estés viendo lo que estés vien-do porque el periodismo tiene por objeto ayudarle a la gente a entender y por tanto, todas estas mitologías de que sea anóni-mo, lo estás viendo, no hace falta el hom-bre de confi anza… han quedado práctica-mente descartadas ya, valen mucho como material para la discusión teórica, son extremadamente interesantes, pero en modo alguno tienen que valer para desa-nimarnos respecto a la necesidad de una actividad que es imprescindible para ayu-dar a jerarquizar, para ayudar a valorar, para ayudar a contextualizar y para ayudar a entender, es importantísimo.

    El día de los papeles del wikileaks, se des-cargó sobre las mesas de Europa todo el material documental de miles y miles de hojas de la diplomacia norteamericana ¿Se dejan allí todos los datos y ya no se ne-cesita a nadie que le otorgue confi anza?

    Alguien tendrá que ordenar todos esos datos, empaquetarlos, destacar lo que tie-ne más o menos valor de lo que no lo tie-ne, así que al cabo de cinco minutos, y con ello acabó la gran disputa sobre el futuro del periodismo, cinco periódicos del mun-do se agruparon para trabajar ese mate-rial y convertirlo en algo que se pudiera entender, si no era una montaña de datos que no tenían la más mínima posibilidad de servir de nada a nadie.

    Desactivadas por tanto, desde mi punto de vista, algunas de las argumentaciones que ponen más en cuestión nuestro ofi cio, creo que tenemos que colocarnos senci-llamente ante el futuro con una mentali-dad muy abierta, “open mind”, para tratar de ver cómo nos acercamos a esto con confi anza, la confi anza que yo he tenido que conquistar contra mi natural descon-fi anza. Yo, por ejemplo, ante todos estos fenómenos he pasado por las etapas en las que yo creía que esto ya no tiene segu-ridad, esto ya no tiene razón de ser, he pa-sado por todo el proceso en paralelo a lo que iba averiguando que me iba sacando a otra colación. Yo, por ejemplo, os he de decir que cuando terminé de hacer el pro-grama Hoy por hoy, tuve el convencimien-to de que la vida me apartaba con toda cabeza, puesto que yo estaba teniendo una profunda crisis de mi ofi cio, decía que no se puede contar la complejidad, o que vivimos en un mundo que va a tal veloci-dad, ocurre todo tan aprisa, necesitamos contarlo de una manera tan breve, está empujándonos todo al lenguaje del sopt, al lenguaje del fl ash, al lenguaje del tuit.

    ¿Cómo se cuenta la complejidad? Estamos teniendo que convertir todo en mercancía con el lenguaje de la publicidad, que sea aparatoso, espectacular, que capte pronto

  • 20 • Iñaki Gabilondo

    y que cierre rápidamente cualquier tipo de interrogante ¿y esto cómo se hace? Si la vida es a veces más compleja y el mundo global es más y más lleno de matices, si es un poliedro en tecnicolor, por lo que yo es-toy condenado a ser aquí un elemento pe-ligrosísimo para la sociedad, un “tío” que dispara balazos cuando estamos hablando de temas de una extraordinaria compleji-dad, no puede ser, encima además, la gen-te nos oye sin dedicarnos tiempo porque vive a tal velocidad, que ahora una vida normal es la mía, que me he cogido un AVE en Madrid, he venido aquí a Sevilla, luego me voy de nuevo esta tarde y a lo mejor esta noche me voy a la Ópera, yo que sé”.

    En ese tipo de ritmo de vida en el que se vive, no solo es que nuestro mensaje tenga que ir a gran velocidad, como decía, sino que además, nuestro destinatario no está para concedernos a nosotros la mayor atención, de manera que esto está conde-nado a vivir en el territorio de la superfi cia-lidad, la banalidad, la imposibilidad absolu-ta de llegar a ningún tipo de profundidad y esto no tiene ni pies, ni cabeza.

    Entonces fui dándome cuenta de muchas cosas a medida que iba avanzando el tiem-po. Primero me di cuenta de que lo que me pasaba no le pasaba al mundo, me pasaba a mí, yo era el que me estaba haciendo vie-jo, pero el mundo no, el viejo era yo, y el mundo empezaba a encontrar respuestas para un problema que yo no tenía muy cla-ro. Yo decía pero es que en un tuit no cabe nada, y efectivamente, en uno no, pero es que tú luego puedes hacer otro, y cuando se acaba el segundo, haces el tercero y luego el cuarto… pues es verdad, y luego el duodécimo… y me decía ¿cómo no se me ha ocurrido a mí eso solo? En la radio haces una cosa, la radio vive la vida como un fl ui-

    do que circula y está constantemente con-tando lo que pasa y dibujas la complejidad, no en tu relato, sino en un relato integrado en el paso del tiempo.

    Por otro lado, veía como las nuevas solu-ciones visuales que se le dan a los temas para mí eran muy chocantes (y todavía lo son), estás viendo un partido de balonces-to, pero de paso te bajan las cotizaciones de bolsa, a la derecha un infograma en el que te cuentan cómo han bajado en ese momento a la sima de no sé dónde…

    Están en este momento dibujándose nue-vas realidades y yo me coloqué en una posición humilde ante el tema y lo vi con mucha claridad un día que estaba con la reina Sofía en un espectáculo en el cual había niños y los niños estaban viendo una película de dibujos animados, que no me acuerdo ahora cómo se llama, y había un personaje que cada medio segundo se disfrazaba ocho veces, al medio minuto saqué la bandera blanca y eché cuerpo a tierra incapaz de seguir aquel proceso que iba a una velocidad tal, que yo no te-nía capacidad de entender. El cine estaba lleno de niños de 6 años y todos ellos lo entendían estupendamente y entonces me di cuenta de que el problema lo tenía yo. Igual que cuando un día vi a un niño de 10 años hacer en 40 segundos el cubo de Rubik delante de mis ojos, un hijo mío me dijo “mira este chico sabe hacer el cubo de Rubik en 40 segundos” y así fue, lo hizo, a mí me meten en una celda y me dan 30 años de cárcel y no lo hago… Quiero decir, que empecé a entender que algunas de las difi cultades que observamos están mucho más relacionadas con nuestra manera de haber vivido, que con las cosas que van a pasar y que están pasando ya, y que aun-que por el momento no resuelvan nuestras

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 21

    diálogos en el caa

    cosas, nos anuncian la posibilidad de que tengamos que corregir nuestra mirada no vaya a ser que tengamos una mirada muy antigua sobre las cosas porque todo el mundo inventará mecanismos para contar la complejidad.

    Y cuando defi nitivamente supe que no te-nía razón, fue cuando me di cuenta de que además de La Ser había más cosas. Bueno, no es que no lo supiera antes, pero claro, cuando en este inmenso montón de seña-les que llegan, hay una que es el chico del número 72 con sus películas, hay otra que es el New York Times, pero hay otra que hace análisis de fondo perfectos, con todo tipo de detalle, de los temas más complejos de la actualidad y así los he descubierto, ten-go una fi la así de grande; ahora no solo es que a través de internet oigo tuits y picos que apuntan, ahora, a través de internet tengo contenidos de una gran calidad, de un gran interés, de una gran complejidad.

    Realmente están pasando muchísimas co-sas extraordinarias, pero muchísimas, por ejemplo está teniendo un desarrollo ex-traordinario el llamado periodismo sin áni-mo de lucro, hay un montón de organiza-ciones que hacen periódicos soberbios sin ánimo de lucro. O gentes que se han reuni-do y hacen un producto de comunicación como es el New Yorker, que ahí lo tenéis, explicando temas con una gran cantidad de detalles.

    Entonces, cuando me di cuenta de que la difi cultad que vamos a tener va a ser cómo organizar nuestro tiempo para vivir y po-der vivir todas esas ofertas, en vez de estar como hasta el momento estábamos, sien-do pastoreados de una manera muy sen-cilla, por dos o tres referentes que llevan nuestras vidas.

    Aprender a vivir en la nueva realidad es un gran problema para la gente de mi edad, pero para todo el mundo va a ser una asignatura pendiente.

    Mi hijo el mayor, que ya es una perso-na muy mayor, cuando tenía 15 años fue conmigo un día a un hotel, era la primera vez que iba a un hotel y vio el bufé que te ponen para desayunar y se puso enfermo porque se lo comió todo, empezó a comer bollos suizos y pasteles y huevos fritos, hasta que se dio cuenta de que aquello era para elegir.

    Pues vivimos en esta sociedad y también las setenta ofertas de los canales de tele-visión son para elegir, pero hemos decidi-do vivir en el zapping y esto es un asunto muy interesante, a propósito, cuando los observadores de los productos televisivos comentan los contenidos televisivos con la vieja mentalidad y dicen “¿cómo se puede poner esta película a esta hora con los ni-ños viendo la televisión?” Es que todavía manejan el viejo mecanismo según el cual, la gente veía una película en la televisión y entonces se dedican a analizar el efecto que tal película puede hacer en los niños, pero nadie analizó todavía el efecto que produce la verdadera papilla que se llevan a la cama los espectadores, pensando que se llevan una película que es la que maña-na comentan los periódicos diciendo que tal y que cual… Y no, no, se han llevado el gol, la chica, el niño negro con veinte mos-cas muriéndose de hambre en Guinea, un segundo después el gol desde otro lado, un coche, una chica guapísima, un rato de una película, un crimen, otra vez el gol desde otro lado, otra vez la chica, otra vez el negro… Eso es lo que se lleva la gente a la cama y eso no está estudiado, está estu-diado el efecto de la película, pero es que

  • 22 • Iñaki Gabilondo

    ya nadie vive así y la gente está viviendo en el interior de este manicomio de una manera nueva, pues tendremos que ver el efecto de esta manera nueva de vivir que por el momento está inédito.

    Todo esto forma parte de los elementos que están viajando de un mundo a otro a gran velocidad y tendremos que aceptar esta manera de vivir. La gente joven, que como digo, me honra a mí con su afecto y estoy muy agradecido, cuando habla-mos de todas estas cosas les digo tened en cuenta que entre las cosas que van a cam-biar hay una que es extraordinaria, que son los paradigmas de los comportamientos humanos ¿Cómo sabemos qué va a hacer la gente con su tiempo? Porque todo ha cambiado mucho, pero la vida sigue siendo vivida en días de 24 horas, sí ha cambiado todo mucho, pero los días no han tenido ni un segundo más, tienen 24 horas como en el pleistoceno y además, cierto que todo ha cambiado mucho, pero el ritmo del corazón no, el ritmo del corazón de un amigo mío perseguido por el dinosaurio se movía en una longitud aproximadamente parecida a la de una persona que se le está escapando el metro. No ha habido grandes oscilacio-nes por ese lado y por tanto el bicho hu-mano ante todas estas realidades, todavía no sabemos cómo va a reaccionar, usted puede ver la película a la hora que quiera y puede grabarla y puede hacer muchas co-sas, pero todavía no sabemos qué va a de-cidir hacer, porque ahora estamos viviendo el primer minuto del partido. A vosotros os parece que el partido ya está prácticamen-te jugado y que el resultado ya se ve venir, pero estamos en el primer minuto del parti-do y por tanto todavía no sabemos.

    ¿Cómo usted, Iñaki, no tiene twitter, siendo un hombre que defiende tanto las nuevas

    tecnologías y está viviendo en ellas? Pues porque he tomado una decisión respecto a mi tiempo de mi vida; tengo viejas tra-diciones, me gusta leer y también tengo un número limitado de horas, igual que tú, solo que yo lo veo con más claridad porque soy mayor y entonces administro mis días de una manera nueva y al administrar mis días he seleccionado lo que puedo y pierdo cosas que sé que son buenas, porque ten-go que controlar mis días.

    No sabemos qué hará finalmente la gente con las inmensas posibilidades que ahora se brindan. No sabemos tampoco si voso-tros dentro de 15 años habréis cambiado vuestra mentalidad, ya no estaréis atrapa-dos por las seducciones que nos seducían y habréis organizado vuestra vida de una manera completamente diferente ¿Quién lo sabe? Yo no lo sé, en todo caso, todo esto forma parte de las cosas que están en circulación y diréis bueno, y mientras tan-to ¿qué hacemos? ¿Se puede aprovechar el tiempo de alguna manera? ¿Hay algún elemento estable? Habida cuenta de que si todo lo que ahora está pasando, está pa-sando y por tanto es un poco tonto quedar-se hipnotizado ahí ¿qué hacemos? porque en efecto, no hay nada más ingenuo que ver a la gente muy joven diciendo no, yo solo quiero hacer prácticas y se harán con cacharritos que dentro de tres meses ya no valdrán, porque habrá otros cacharritos y dentro de tres años, otros, y cuando den-tro de esos tres años veáis los cacharritos que ahora creéis que tenéis que aprender os moriréis de la risa y claro que tenéis que aprender pero ese no es el momento esta-ble, es el momento “en viaje”.

    Entonces ¿cuáles son los elementos esta-bles? ¿Qué pude hacer una persona? ¿Qué consejo nos puede dar usted, que es una

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 23

    diálogos en el caa

    persona mayor, que tiene cincuenta años de experiencia en este ofi cio si ante todo este tipo de cambio le pregunta una perso-na joven qué hacer, dados los enormes inte-rrogantes que nos cercan? ¿Dónde me co-loco de manera razonablemente estable?

    Pues yo creo que es importante aprove-char el tiempo para varias cosas: una, des-de luego, para prepararse lo mejor posible y prepararse lo mejor posible es tener la mayor riqueza mental, cultural, expresiva para enfrentarse a lo que haya que ocurrir, eso es fundamental.

    Quiero decir, y se lo digo siempre a los jóve-nes (al resto también les puede valer): co-noced a los demás, habéis vivido siempre en vuestro barrio desde que empezasteis en el colegio, os habéis ido haciendo ma-yores con vuestros mismos compañeros, habéis pasado la universidad casi con los mismos compañeros. Pero hay otros ba-rrios en vuestra ciudad, hay hospitales en los que dejan entrar, hay audiencias públi-cas en los juicios que también dejan entrar. Ved cómo viven los demás, leed para saber cómo vivían antes, para ser más de lo que sois, porque si sois hombres, no podéis ser mujeres, pero si leéis podéis saber cómo piensan las mujeres. Porque vivís hoy, pero si leéis podéis saber cómo se vivía hace nueve siglos, porque vivís aquí, pero si leéis podéis saber cómo es Australia. Enrique-ceos, esponjad vuestro cerebro, preparaos mejor para el entendimiento de nuestro ofi cio cuya materia prima es la gente, para entender a la gente, para comprender lo que le pasa, para saber por dónde respira hay que hacer gimnasia de cerebro y gim-nasia de corazón y eso se hace viendo, via-jando, mirando, conociendo los mundos que uno no conoce, yendo a lugares a los que uno se cree que no dejan entrar, yendo

    en los libros a mundos, territorios, lugares, situaciones que nunca viviréis y os haréis así de grandes. Y tendréis de pronto una capacidad enorme, un taco nuevo para co-nocer las cosas en la realidad, aprended a conocer a los otros porque lo que os tengo que comunicar, como elemento absoluta-mente garantizado para siempre, es que el periodismo tiene que ver con los derechos de la gente.

    Somos nosotros militantes de la libertad porque necesitamos clientes y nuestros clientes solo se dan en libertad, y si no hay libertad tenemos que luchar por la libertad para tener clientes. Nuestro ofi cio consiste en ayudarle a la gente a entender y si me permitís una levísima digresión, hago el siguiente viaje: durante muchísimos siglos, cuando los seres humanos eran una masa borrosa, estaban por una parte los que mandaban y luego estaba la masa borrosa. Después, con motivo de muchos procesos de la historia de la tolerancia, desde Loc-ke, Voltaire, la Revolución Francesa, Rous-seau… (lo que queráis), llegó un día en el cual se hace un descubrimiento formida-ble, la Declaración de los Estados Unidos y luego la Declaración de los Derechos Humanos. Y las personas pasan a ser seres individuales con derechos y es reconocida la dignidad individual como ser humano y con derechos, y a partir de ese reconoci-miento se comunica que nada de lo que te afecte se va a poder hacer sin contar con-tigo, y por ello había que inventar una he-rramienta, la que sea, para que cada cual pueda tener algo que decir en las cosas que nos afecten y como son muchos, no van a poder venir todos a la vez y se nece-sitará a alguien que los represente, pero lo cierto es que nada de lo que ocurra se va a poder hacer sin contar con cada cual. Y en-tonces la siguiente refl exión fue que para

  • 24 • Iñaki Gabilondo24 • Iñaki Gabilondo

    saber cuáles son todas las cosas que me afectan, tendré que saber primero todo lo que pasa, y ahí aparece el periodismo: tenemos que contarte qué pasa para que tú sepas qué ocurre en el mundo, en el que tú tienes derecho a participar porque nada se puede hacer sin contar contigo. Y para que tú tengas opinión, tienes que entender y para que tú puedas entender, tienes que saber qué pasa y además entenderlo.

    Esa es la naturaleza profunda de nuestra actividad, con lo cual nuestra actividad está conectada con lo público de saque, de nacimiento. Uno puede trabajar en una empresa del OPUS, del Partido Comunis-ta, una empresa pública, privada, medio pensionista, pero si es periodista tiene de saque un compromiso con la sociedad. Como un médico, de saque tiene un com-promiso con la salud de los pacientes tanto si trabaja en un hospital público, privado, rico, pobre, que ahorra, que gasta, pero como médico tiene un compromiso con la sociedad. Un cirujano tiene la obliga-ción de cuidar a la persona que está en su mesa de operaciones y un periodista tiene un compromiso con la sociedad. Os lo digo porque aunque esto pueda parecer ahora muy raro, seguramente no hay nadie en el ofi cio que se acuerde de que tenemos un compromiso con la sociedad, se cree solo del tramo de periodismo que opera en los territorios de la vida pública pero tenemos un compromiso con la sociedad todos y cada uno de nosotros. Se haga lo que se haga, aunque sea la crítica de cine, tene-mos un compromiso con la verdad, con su verdad, con la decencia, tenemos un com-promiso con todo ello impepinablemente y prepararse para eso es no perder el tiem-po. Así como una mujer que va a dar a luz dentro de seis meses sabe que tiene que hacer ejercicios que le ayuden a fortalecer

    la parte de su anatomía que va a ser reque-rida por un esfuerzo violentísimo en unos meses, vosotros tendréis que prepararos para hacer frente a ese gran desafío que es el compromiso con la sociedad y con las herramientas del ofi cio, porque resulta que el manejo del idioma es imprescindi-ble para esta comunicación.

    En los jóvenes es especialmente necesa-rio hacerlo destacar porque ahora está de moda hablar mal. No es que se hable mal, que se habla de pena, sino que ahora es que está de moda hacerlo, hasta el punto de que si alguno de vosotros incurriera en el gravísimo pecado de querer hablar bien, tendría que ser seguramente alguien que se escondiera algo porque el resto de la tropa se reiría de quien tratara de ser muy fi no al hablar. Si os queréis dedicar a esto tendréis que hacer grupos de resistencia y aunque sea entre vosotros, blindaros para el cuidado del idioma y de la herramienta que vais a tener que manejar. Porque la vais a tener que manejar, y como ahora re-sulta que eso a la gente se le ha olvidado, porque para cualquier trabajo se requiere “inglés”, pero en ningún sitio he visto que se requiera “castellano”, pues oyendo la radio y leyendo los periódicos se descubre que sería bastante necesario que se hubie-ra requerido conocimiento del castellano.

    En el tiempo no perdido al que me estoy re-fi riendo, en ese en el que tenéis que forta-lecer vuestra convicción, mi ofi cio consiste en ayudarle a la gente a entender para que pueda ejercer su derecho de ser humano digno, lo que un día fue una conquista de la sociedad y que antes no era. Yo tengo además que contarle lo que pasa y para contarle lo mejor posible lo que pasa, ten-go que tener capacidad de descripción, de detalle, tengo que tener capacidad de co-

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 25

    diálogos en el caa

    municación, tengo que tener, por tanto, co-sas que decir y tengo que saber decirlas y el aprendizaje de eso es no perder el tiempo. Todavía no sabéis qué vais a hacer, pero ya sabéis que si os vais a dedicar al periodismo vais a tener a la gente como vuestra razón de ser y a la herramienta de la comunica-ción como vuestro mecanismo de expre-sión. Y me parece muy chocante que los jóvenes tengan ahora tanto interés en sa-ber cómo se maneja este cacharrito y que eso le parezca muy práctico y no le importe nada olvidarse de que el sujeto concuerda con el verbo, cuando es seguro que eso le hará falta a través de los soportes que fue-ran, pero eso les va a ser imprescindible.

    El otro día en un libro que han escrito Emi-lio Lledó y Manuel Cruz (Pensar es conver-sar: diálogo entre fi lósofos), uno muy mayor y otro más joven que hablan sobre esto y sobre aquello y es muy interesante porque al acabar me sentí muy complacido (yo adoro a Lledó, bueno, todos adoramos a Lledó) cuando vi que terminaban el libro como yo suelo muchas veces terminar mis charlas, y es que decían: después de todo lo que he visto y aprendido, estudiado y pensado, voy a decir lo que dijo Aristóteles, que escribió un montón de libros y que al fi nal como conclusión de todo lo que sabía dijo que “lo más importante es ser decen-te” Y resulta que yo muchas veces termino mis charlas diciendo que después de todo lo que he aprendido a lo largo de mi vida, como trato de ayudar a la gente a enten-der las cosas y le pueda servir lo estable (os va a parecer lo que me parecía a mí cuan-do me lo decía mi madre) cuando descubrí que de todo el pensamiento de Aristóteles al fi nal, sacándole zumo, lo que decía es “sé decente” y cuando Emilio Lledó decía “sé decente”, me di cuenta de que esta-mos ante uno de esos elementos campana

    como ocurre un poco con los diez manda-mientos para los creyentes, que son diez pero que perfectamente podrían ser solo uno, “no molestes”. Porque en realidad todos son distintos grados de “molestar”, pues esta especie de “no molestes” es lo que decía de “sé decente” y aprender a ser decente no es fácil, es casi tan difícil como aprender a escuchar y ¿por qué he querido que esta reunión se llamara Lo que pasa y lo que queda? Porque si os habéis fi jado lo que yo he pretendido hacer es decir que lo que está pasando lo estamos viendo y nos angustia, lo que está pasando nos llena de dudas, tratemos de combatir las dudas o de refl exionar en torno a ellas. Discutamos al respecto, veamos qué trampas técnicas nos plantea la nueva realidad, qué herra-mientas ya no nos valen, cómo resolvemos las difi cultades derivadas de una manera de vivir que es atropellada, en la cual todo es muy rápido, todo hay que concentrarlo en 40 segundos. Si el consejero de Trans-porte de la Junta de Andalucía, con su equi-po, ha estado tres años elaborando el libro blanco del transporte en Granada, tiene 40 segundos en el telediario y si tuviera todo el tiempo que él quisiera, no lo oiría ni él mismo, porque todos se irían, hasta él, y todos los que lo han hecho porque no ten-drían tiempo… Resolvamos las difi cultades técnicas, estudiemos esas difi cultades.

    ¿Y qué es lo que queda? Lo que es seguro es que, pase lo que pase dentro de treinta años, cuando hayan pasado tantas cosas que no podemos ni imaginar, cuando vivi-mos en un mundo que no podemos ahora mismo ni concebir, va a aquedar un ofi cio que a lo mejor hasta cambia su nombre pero que será el periodismo. Va a pasar que ese periodismo tendrá sentido para la gen-te en la medida en que ayude a entender para que pueda cumplir con dignidad su

  • 26 • Iñaki GabilondoGabilondo

    papel de ser humano, lleno de derechos y que además tendrá que ser servido con de-cencia, que la decencia en última instancia, para mí, en la comunicación es saber dejar muy claro si lo que dices lo sabes, si lo que dices lo crees o si lo que dices te gustaría. Esa es para mí la decencia de la comunica-ción: “Esto que te digo es así y como es así, créetelo porque es así”, “esto que te digo no sé si así, yo creo que es así”, “esto que te digo, me gustaría que fuese así”. Es de-cir, el juego limpio con la gente forma parte del arsenal que cuando pasen muchos años seguro que os ha servido y nos hace falta a todos creer que esto es un poco así.

    Finalmente el último asunto del que quiero hablar, sobre todo porque veo gente joven, y bueno, si no hubiera gente joven también lo diría, es que me fastidia muchísimo que entre el pensamiento “neonosequé” que ha construido un mundo que además afi r-ma que no tiene alternativa, que todo lo demás es ensoñación, que esto es lo único que hay, que además nos obliga a aceptar la vida del precariado o la vida de la des-igualdad como un elemento impepinable. Como además creemos que el mundo es así, porque es un instinto del ser humano creerse que el mundo es como es cuando yo he llegado ahora, me parece un men-saje extraordinariamente aportador decir que lo que está pasando, está pasando, muy importante ¿y qué

  • Periodismo: lo que pasa y lo que queda • 27

    diálogos en el caa

    cómo no será, y es difícil de imaginar. Hay un libro que a mí es de los que más me han gustado, aunque no me acuerdo del título, pero eran seis historiadores españoles a cada uno de los cuales le encomendaron que se colocara en el fi n de un siglo, para que desde esa posición hiciera un vaticinio de cómo veía la sociedad española que iba a ser el futuro y todos pensaban que iba a ser pues como era más o menos, ninguno se podía imaginar que iban a pasar cosas, que iban a cambiar tantas cosas. Era muy didáctico, pero lo que era más didáctico es que no podían acertar ni los que acerta-ban, es decir, ni en el siglo XVIII, cuando la gente tenía la conciencia clarísima de que estaba en el mundo de las invenciones, de que así como yo he dicho ahora que tengo la seguridad de que van a pasar muchas cosas, aquel siglo XVIII parece que la gen-te también tenía mucha seguridad de que iban a pasar muchas cosas. Era el tiempo de las invenciones y decía el historiador

    pero hasta los más certeros, los que tenían más claro que el mundo lo iban a cambiar las invenciones, no se podían imaginar qué iba a signifi car la luz eléctrica, no se podían imaginar qué iba a signifi car el automóvil aunque supieran que las invenciones lo iban a transformar todo. Por tanto, ahora que el mundo va a gran velocidad, dispon-gámonos a afrontar nuevas realidades, no caigamos en la trampa del desánimo de lo actual, sino preparémonos desde el actual para lo que seguro que nos valdrá, sean cuales sean las transformaciones venide-ras. Yo, repito, me moriré creyendo que mi ofi cio tiene un compromiso público, yo me moriré creyendo que tiene sentido en relación con los otros y con la gente, y yo me moriré creyendo que sirve para que los seres humanos puedan llevar a la práctica el sueño de su dignidad y de sus derechos tan durísimamente conquistados en una enorme cadeneta de esfuerzos de genera-ciones y generaciones.

  • 28 • Iñaki Gabilondo